La Ciudadela de Jaca, baluarte de la historia

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LA CIUDADELA DE JACA, baluarte de la historia

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N-240 A-1205

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ISBN 978-84-8321-922-5

9 788483 219225

Realiza:

www.prames.com


LA CIUDADELA DE JACA,

baluarte de la historia Diego Fernández García Andrés Lloret Vargas


Primera edición: marzo 2017 © Textos: Diego Fernández García y Andrés Lloret Vargas © Fotografías: Archivo Prames, excepto Archivo Ciudadela (pág. 8 inf., 15, 25, 40, 42, 43 y 45) © Ilustración: Prames © Para esta edición: Prames, SA Camino de los Molinos, 32 50015 Zaragoza Tel.: 976 106 170 • Fax: 976 106 171 www.prames.com • publicaciones@prames.com ISBN: 978-84-8321-922-5 Depósito Legal: Z-1705-2016 Impresión: INO Reproducciones, SA

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índice

El contexto de finales del siglo XVI............. 10 ~ ¿Por qué un castillo moderno en Jaca? ~ La idea de fortificación moderna ~ El constructor ~ La construcción ~ De la Ciudadela y Jaca Las partes de la Ciudadela......................................... 20 ~ Entrada al recinto ~ Camino cubierto ~ Baluartes y lienzos ~ Casamatas ~ Polvorín ~ Foso, escarpa, contraescarpa y poternas ~ Construcciones no defensivas

Presentación............................................... 5 ~ Pentagonal ~ Conservación

El papel de la Ciudadela........................................... 32 ~ Hechos de armas ~ El éxito de la Ciudadela Museo de las miniaturas militares............................. 37 ~ Orígenes del museo ~ El espacio expositivo ~ La visita ~ Funciones del museo ~ Las colecciones Datos de interés........................................................ 47

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Presentación El castillo de San Pedro, conocido popularmente como la Ciudadela de Jaca, es el ejemplo mejor conservado en Europa de fortificación pentagonal del siglo XVI. Se colocó la primera piedra en el año 1592, por orden del rey Felipe II1 2 y siguiendo los planos del arquitecto italiano Tiburcio Spanoqui. La fortificación se levantó para defender y controlar la principal vía de penetración desde Francia por el Pirineo central, previniendo así los ataques de los hugonotes franceses, protestantes que en ese país libraban una guerra de religión contra el poder católico. Estamos en el estratégico paso de Somport, practicable casi todo el año. Por ello, al tiempo que se construía la Ciudadela se levantaban y reforzaban el castillo de Canfranc, y las torres de Espelunca y Santa Elena. Jaca sería el punto central de la defensa y suministro logístico de los valles pirenaicos de Ansó, Echo, Aragón y Tena. Archivo General de Simancas. Guerra Antigua. Legs 252. Folio 81. Cartas de Spanoqui al rey. DEL ARCO, R. La Ciudadela de Jaca. Archivo Esp. de Arte, n. 71. FALTAN FECHAS Y LUGARES DE EDICIÓN

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Pentagonal La Ciudadela de Jaca se construyó en base al uso eficaz de la artillería, tanto de forma defensiva como ofensiva. Así, su planta perfectamente regular es de líneas rectas y ángulos que permiten enfilar las armas para una mejor defensa, ángulos que también dificultan al enemigo su ataque. La pólvora y la rápida evolución de la artillería cambiaron la forma de construir las defensas. De las mentes de ingenieros militares y matemáticos como Sangallo, Vitelli, Francesco de Marchi, Niccolo Tartaglia3, Pedro Luis Escrivá o el mismo Spanoqui salieron formas geométricas que buscaban la perfección defensiva; la traza pentagonal fue la mejor opción. Así, la Ciudadela se levantó con cinco baluartes, su característica principal. Una fortificación de estas formidables características respondía a la necesidad de defender firmemente un territorio estratégico. Al mismo tiempo, un edificio con estas prestaciones necesitaba un llano del que obtener recursos y con el que poderse defender. Jaca era la localización idónea al hallarse en una planicie del valle del Aragón: desde esta estratégica posición se podían obtener recursos, controlar los pasos y ofrecer una gran resistencia.

ALBORNOZ Y GABEÑO, Juan Carrillo. La fortificación abaluartada de la frontera. III Jornadas del CESEDEN. Universidad de Salamanca, 2007. Pág. 15.

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Conservación La Ciudadela destaca entre el patrimonio militar español por el excelente estado de conservación de sus elementos principales, llegando su estructura intacta a nuestros días como consecuencia de la ocupación y uso continuado por parte de diferentes unidades del Ejército que han asumido el compromiso de su cuidado y mejora permanente. No en vano fue galardonada con el premio Europa Nostra en 1985, concedido por la Comisión Europea. Así, además de haberse conservado sus cinco baluartes y diez casamatas, mantiene sus cuarteles, fosos, camino cubierto y glacis intactos, ofreciendo a los jaqueses un gran espacio con suave pendiente de césped para usos lúdicos.

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Pรกgina anterior. Traza del castillo de San Pedro, Spanochi (1592) Archivo General de Simancas

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El contexto de finales del siglo XVI ¿Por qué un castillo moderno en Jaca? Las tesis de Martín Lutero habían provocado la aparición de una iglesia reformada y una separación religiosa en la Europa del XVI; la violencia y la guerra fueron la consecuencia de estas nuevas ideas. Entre 1562 y 1595, el reino de Francia sufrió ocho guerras de religión4 alentadas por el fanatismo y los diferentes grupos de poder. Los protestantes franceses, hugonotes, se enfrentaron a los católicos, mientras que el poder real se encontraba entre ambos. Durante estas guerras la frontera se cerró y, con ello, el comercio y el paso de peregrinos por las rutas jacobeas. Hay que añadir que la principal zona de asentamiento de los hugonotes se encontraba en el sur de Francia. Para Felipe II los sucesos en el país vecino suponían un foco de problemas tanto por el peligro de contagio de las ideas, como por el de una invasión en toda regla, como ya se habían producido en Flandes5. Por si fuera poco, el asunto de Antonio Pérez provocó inestabilidad en Aragón6; como consecuencia de ello, Felipe II envió un ejército al mando de Alonso de Vargas y las revueltas fueron frenadas tras la ejecución de Juan de Lanuza el Mozo, Justicia de Aragón. Mientras tanto, Antonio Pérez huía a Francia e intentaba, con apoyo hugonote, invadir España por el valle del Tena, siendo derrotado por Alonso de Vargas. En definitiva, la frontera entre Francia y España a finales del siglo XVI era un foco de problemas para Felipe II, que decidió resolver mediante la fortificación de los pasos del Pirineo, de los cuales la Ciudadela sería la más importante7.

HUXTABLE ELLIOT, John. La Europa dividida, 1559-1598. Ed. Siglo XXI. Madrid, 2005. PARKER, Geoffrey. España y la Rebelión de Flandes. Ed. Nerea. Madrid, 1989. Págs. 124-125 6 GASCÓN PÉREZ, Jesús. Alzar banderas contra su rey. La rebelión aragonesa de 1591 contra Felipe II, Mélanges de la Casa de Velázquez, 41-2. 2011. Págs. 245-246. FALTA FECHA Y LUGAR DE EDICIÓN 7 VALENZUELA FUERTES, María del Carmen. La defensa del pirineo aragonés durante los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II. Pág. 274. FALTA FECHA Y LUGAR DE EDICIÓN 4 5

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La idea de fortificación moderna Los castillos medievales se construían en zonas elevadas, de buena visibilidad y dificultad de acceso, con muros y torres muy altos. A partir del siglo XV, la aparición de la artillería obliga a edificar un nuevo tipo de defensas, situadas en llano para el aprovisionamiento de agua, víveres y forrajes, e impedir al enemigo tener una posición alta desde la que atacar. Con muros bajos y anchos, resguardados tras el montículo artificial del glacis, para ofrecer menos blanco a la artillería enemiga y dar una plataforma sobre la que disparar la propia. Con fosos para ofrecer más obstáculo, al haber bajado el muro, y lo más importante: con formas geométricas para el cruce de fuegos. La Ciudadela es un pentágono perfecto, tiene cinco baluartes, cada uno con dos caras que apuntan al exterior. A ambos lados de cada uno se encuentran las casamatas. Los lados del baluarte disparan al exterior, las casamatas hacen fuego cruzado sobre el foso y la muralla8. Desde cualquier parte del adarve (camino de ronda) un soldado podía disparar a cubierto. De igual manera la defensa se hacía desde el camino cubierto, teniendo una línea de tiro clara gracias al glacis.

Defensa de una posición abaluartada. Dibujo de Agustín García de Madariaga

Como apunte histórico, decir que los primeros en construir este tipo de castillos, tanto en Europa como en América, fueron los italianos y los españoles en el siglo XVI. Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XVII, el ingeniero del Rey Sol, el marqués de Vauban, perfecciona la manera de construirlas y tomarlas, creando distintos niveles de defensas que dificultaban la toma de la fortificación y estandarizando las fases y recursos para su conquista9. Su escuela se mantendrá el siglo siguiente, convirtiéndose los ingenieros militares en un cuerpo más dentro del ejército y profesionalizándose. Hoy día, al hablar de fortificación abaluartada siempre se recuerda a Vauban, pero él no inventó este tipo de construcción, fueron los arquitectos militares italianos y españoles que décadas antes construyeron las fortificaciones hispanas de los Países Bajos, Italia y los territorios descubiertos en América, de las que Vauban, en las guerras contra España, aprendió10.

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8 PARKER, Geoffrey. Historia de la Guerra. VI. La Revolución de la Pólvora. Ed. Akal. Madrid, 2010. Págs. 112-115. 9 GRIFFITH, Paddy. The Vauban fortifications of France. Osprey Publishing. Oxford, 2006. Págs. 36-37 y 47. 10 Ibídem. Pág. 34. Vauban desarrolló su carrera antes de tener fama en las guerras de su rey en el teatro de operaciones de Flandes, contra fortificaciones españolas.

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El constructor Se hacía por tanto necesario levantar una fortificación moderna, capaz de defenderse sin depender de la ciudad, que sirviera como base para organizar la defensa de los valles y como disuasión ante cualquier enemigo que intentase su conquista. El hombre elegido fue el ingeniero favorito de Felipe II, Tiburcio Spanoqui. De las distintas opciones estudiadas para construirlo se decidió utilizar los terrenos adyacentes al barrio del Burnao, que ofrecían la mejor ubicación estratégica de la zona. El barrio había florecido por el paso de peregrinos a Santiago y se encontraba fuera de las murallas de la ciudad. Tras una epidemia de peste y décadas de guerra con Francia, el barrio era una sombra de lo que fue; se decidió enajenar los terrenos –la mayoría, tierras de labor– y levantar el castillo11. En aquella época, los ingenieros militares no eran parte del ejército, se consideraban expertos en el arte de fortificar, pero el arma de ingenieros como la conocemos hoy no existía. La Monarquía Hispánica se nutría de ingenieros militares de Italia y los Países Bajos ante la escasez de peninsulares con cualificación similar. Será precisamente Spanoqui, junto con el arquitecto Juan de Herrera, quienes funden en Madrid la cátedra de Matemáticas y Arquitectura Militar en 158212 para tratar de formar ingenieros en España. Hablar de Tiburcio Spanoqui (1541-1606) es adentrarnos en la figura de un ingeniero militar del siglo XVI al servicio de la Monarquía Hispánica. Un noble de Siena, caballero de San Juan, que por méritos entró en la corte del virrey de Sicilia y que, de ahí, fue mandado al servicio de Felipe II. A fines de este siglo se hace patente la necesidad de conservar lo adquirido por parte del rey y, en consecuencia, se disparan los proyectos para fortificar puntos estratégicos, fronteras y puertos. Spanoqui será uno de los ingenieros que levanten trazas para esas necesidades. Lo encontramos en las defensas de Cádiz, La Coruña, en distintos puntos del Caribe, en la frontera con Francia; también inspecciona y hace informes del estado de las ciudades y defensas del reino. Por toda una vida de trabajo fue finalmente recompensado con el título de Ingeniero Mayor de los Reinos de España por Felipe III13. Ibídem. Pág. 275. MORA PIRIS, Pedro. Tratados y Tratadistas de Fortificación: Siglos XVI-XVIII. Biblioteca Universidad de Sevilla. Pág. 17. 13 Op. Cit. “Tratados y tratadistas…”. Pág. 19. 11 12

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Traza de la portada del castillo de San Pedro, Jorge Sorbis (1613) Archivo General de Simancas

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La construcción Las obras se iniciaron en 159214. En 1649 no hay constancia de que el castillo se encuentre en estado de defensa, tenía algunos tramos de foso por excavar y no tenía acabados los parapetos15. Habría que esperar a 1670 para ver la Ciudadela terminada. La construcción contó por un pequeño ejército de profesionales (canteros, carpinteros, herreros) dirigidos por un ingeniero, acompañado por un maestro mayor y cuadrillas de obreros y jornaleros con salarios pagados por el rey. Tras ellos había personal de la Corona que administraba los salarios, materiales y provisiones16. El modo de construcción

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de estos edificios es similar entre ellos, pues obedecían a las mismas necesidades defensivas17. Así, la Ciudadela se construyó con un grueso muro de piedra, de cuatro metros en la base y dos y medio en la cima. Este muro contenía un gran volumen de tierra prensada que había sido extraído al cavar el foso18. La tierra siempre absorbe mejor el impacto de la artillería que la piedra, de forma que si el enemigo lograba romper el muro tendría que lograr desmontar la tierra para poder hacer brecha y asaltar el castillo. Op. Cit. “Cartas de Spanoqui...”. Archivo General Simancas. MPD, 16, 142, plano de 1642. Le faltan los parapetos. En el plano MPD, 19, 216 de 1649 siguen sin estar completos. 16 OSSET MORENO, Enrique. El castillo de San Pedro de Jaca. IberCaja. Zaragoza, 1992. Págs. 49-51. 17 MAROLOIS, Samuel. Fortification ou Architecture militaire… Ámsterdam, 1627. Págs. 211-212. 18 Archivo General de Simancas. MPD, 38,092. Alzada de la Ciudadela hecha por Spanoqui, 1592. 14 15

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De la Ciudadela y Jaca La construcción del castillo obedece como primera razón a la defensa de los territorios de Aragón frente al creciente poder francés. Estamos en una época en la que se crean las fronteras modernas y es necesario también su control. Derivadas de la construcción, las autoridades de la ciudad de Jaca enviaron quejas al rey; no estaban a favor de que la Corona tuviese un poder tan cercano al suyo19. De los testimonios se desprende que la Ciudadela se edificó sobre tierras de labor, no sobre un barrio, y que la demolición de las casas del Burnao se debió a la necesidad de terreno despejado alrededor del castillo una vez que empezó la construcción de éste. Se compraron así la iglesia, siete casas y los terrenos de labor, tasándose en 13.229 libras jaquesas20.

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Desde estas líneas queremos rebatir la tesis de la construcción de la Ciudadela como castigo contra rebeliones forales en Aragón o en Jaca. La documentación existente y el esfuerzo de la Corona por defender los pasos de Ansó, Hecho, Canfranc y Santa Elena, nos dice que el castillo se construyó como centro desde el que organizar y reforzar la defensa de los mismos, no para reprimir a los aragoneses. Naturalmente su construcción tuvo un carácter de reforzamiento del poder real frente al municipal, y se registraron algunos incidentes entre los soldados y la población; cosa que por otra parte era normal en la época.

19 VALENZUELA FUERTES, María del Carmen. La defensa del Pirineo aragonés durante los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II. Pág. 275. “Hubo un motín, en el que resultó muerto un soldado y heridos otros por “gente de la tierra”, y decían “que habían de asolar el castillo y volver a sembrar en él como se acostumbraba”. 20 Op. Cit. “El castillo de San Pedro…”. Pág. 67.

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Las partes de la Ciudadela Entrada al recinto La Ciudadela dispone de un único acceso, un puente con una parte fija y otra levadiza. Actualmente, se conserva el sistema de poleas del siglo XIX, pero inicialmente funcionaba con dos grandes palancas de madera que levantaban el puente mediante un sistema de contrapesos. Hoy en día el puente está fijo. La portada –bóveda, segunda puerta y cuerpo de guardia incluidos– fue un diseño de 1613, copiada de la existente en Pamplona21, y en ella figuraba el escudo de la Monarquía Hispánica, incluido Portugal. Antes de su construcción, simplemente había un corte en la muralla con una pequeña puerta y un puente de madera que era fijo22. La espadaña cumplía la función de sostener una o varias campanas, necesarias para la transmisión de información y órdenes a los ocupantes de la fortificación, y también a los que encontrándose fuera de ella pudieran escuchar los tañidos de dicha campana. La que actualmente luce esta Ciudadela fue construida en 1703.

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Archivo General Simancas. MPD 47,053. Plano de la portada ejecutado en 1613 por Jorge Sorbís. Archivo General Simancas. MPD 16, 142.

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Camino cubierto También llamado contrafoso, era la primera zona de combate de la Ciudadela. Consiste en un parapeto continuo entre el foso y el glacis, con plazas de armas en cada ángulo interior, donde las tropas accedían desde el foso mediante rampas. El glacis ofrecía un terreno despejado para disparar. A ambos lados de cada plaza hay un través, que permite defender mejor la posición en caso de que el enemigo llegue al camino cubierto y además protege de los tiros de rebote23. La entrada al recinto se hace por un camino aspillerado que cubre ambos lados del glacis y desemboca en una plaza de armas también aspillerada. Contaba con tres puertas en su recorrido y se abrió una tronera –la única que se coloca en el lienzo– para enfilar un cañón sobre ese acceso. 23

Op. Cit. “The Vauban Fortifications…”. Pág. 36-37.

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Baluartes y lienzos El baluarte nace con la idea de ofrecer un ángulo saliente al enemigo y para dificultar el mejor encare de sus armas. Además, son verdaderos reductos que concentran la artillería para defender los lienzos de muralla que los unen entre sí. Cada baluarte tiene cuatro troneras apuntando al exterior y otras cuatro al foso, camino cubierto y glacis. Es la construcción más representativa de la traza italiana y el nuevo estilo de fortificar24. En la cima de estas obras se situaban las banquetas, merlones y parapetos que permiten disparar desde cualquier punto del adarve. La fábrica de estas construcciones consiste en un grueso muro de 4 metros de espesor en la base y 2,5 en la cima, que contiene un gran volumen de tierra prensada, extraída al cavar el foso. La táctica para asaltar estas fortificaciones era mediante una gran cantidad de disparos de cañón a los muros, con intención de derribarlos y que la tierra hiciera una rampa por la que poder subir.

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AGRIFFITH, Paddy. The Vauban fortifications of France. Osprey Publishing. Oxford, 2006.

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Casamatas En cada baluarte se construyen dos casamatas adosadas a la unión de cada lienzo con el baluarte. Eran puestos de combate totalmente a cubierto del tiro rasante enemigo por el propio baluarte, también conocidos como “baterías bajas”25. Esto permite que no sean cubiertas. Además, contaban con una pieza de artillería de menor calibre que las utilizadas en los baluartes y aspilleras para hacer fuego, y proteger el muro contiguo y el flanco del baluarte de enfrente. Dichas casamatas disponían de una pequeña reserva de munición para uso inmediato en las hornacinas, que con toda seguridad contarían con puertas de madera. En caso de necesidad podían subir municiones al baluarte mediante un sistema de poleas. Las casamatas permitían una total defensa y vigilancia de todos los muros de la Ciudadela, además del foso y glacis a su alcance.

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Op. Cit. “La fortificación abaluartada de la frontera”. Pág. 33.

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Polvorín Spanoqui proyectó un espacio donde guardar la pólvora y municiones al abrigo del lienzo de la muralla norte. Está dividido en seis cámaras abovedadas, cuenta con dos puertas y está separado de la muralla por un corredor. Éste permite que, en caso de explosión, la fuerza de la misma

no destruya la muralla, ya que saldría proyectada hacia arriba. El polvorín y su patio adyacente se emplearon como caballerizas tras la pérdida de su uso original (posiblemente ya en el siglo XIX) y, gracias a la restauración de 1968, se recuperó su fisonomía original.

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Foso, escarpa, contraescarpa y poternas El foso es el principal obstáculo defensivo de la fortaleza. Consiste en una gran zanja, con la contraescarpa en el lado exterior y la escarpa –es decir, el muro de la Ciudadela– en el interior. El foso suponía un obstáculo físico y también estratégico, ya que desde los baluartes y casamatas se disponía de una línea de tiro clara para batir a cualquier asaltante. Para la comunicación entre el recinto interior y el camino cubierto a través del foso había tres poternas (dos de infantería y una de caballería) y dos rampas de acceso al camino cubierto por cada plaza de armas26.

Planos de Spanoqui ya citados, 1592.

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Construcciones no defensivas La Ciudadela disponía de todo lo necesario para alojar a su guarnición. Lo primero en construirse fueron los cuarteles y almacenes. Spanoqui proyectó cinco cuarteles paralelos a los lienzos de muralla, de dos plantas y buhardilla, con pórticos y entradas laterales, que en 1642 ya estaban construidos27. El aspecto actual data de 1870 aproximadamente28. Una vez construidas las uniones entre los cuarteles29, quedaba cerrada la plaza de armas principal, salvo por el cuartel adyacente a la entrada30. La Ciudadela contaba además con tres pozos para el suministro de agua potable, dos grandes galerías bajo uno de los cuarteles, de 40 metros de largo y 5 de ancho cada una, que funcionaban como almacenes. En el edificio de al lado se encontraba la tahona para moler el grano, dos molinos que funcionaban con la fuerza de bestias de carga. Con el devenir histórico, se hizo necesario construir dos nuevos hornos de pan para 500 raciones en 185431, que actualmente están paralelas al lienzo suroeste. Otra construcción no defensiva es el cuartel que servía como palacio al Maestre de Campo y gobernador de la plaza. Se diferencia en altura y diseño de los otros cuarteles. A su lado se edificó, cumpliendo el diseño de Spanoqui, una capilla dedicada a san Pedro, patrón de la ciudad, en la que se celebró la eucaristía por primera vez el 12 de enero de 1675.

Archivo General Simancas. MPD 16, 142. Serv. Histórico Militar. (foto de cronología de obras de la ciudadela plan interventor) 29 Serv. Histórico Militar. HU-06-06. 30 Archivo General Simancas. MPD 54, 048. 31 Serv. Histórico Militar. HU-06-03. Proyecto de horno para 500 raciones 1854. 27 28

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La capilla En su interior cabe destacar el enterramiento de varios maestres de campo, entre los que se encuentra el sarcófago de Juan de Velasco, que lo fue hasta su muerte en 1597. Así mismo, podemos admirar una extraordinaria pila bautismal de estilo románico, tallada en una única pieza de piedra, y el retablo del siglo XVIII que contiene una pintura de la Inmaculada Concepción como patrona del Arma de

Infantería.

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El papel de la Ciudadela Hechos de armas Podemos afirmar que la Ciudadela se encontraba en estado de defensa a finales del siglo XVII; desde ese momento Jaca fue considerada como plaza fuerte. La primera guerra en la que se vio envuelta fue la de Sucesión; en ella la plaza de Jaca se mantuvo fiel a Felipe V y fue atacada por los partidarios del archiduque Carlos. Socorrida a tiempo por el marqués de Salucio, los austracistas se retiraron al bosque, siendo derrotados. El siglo XVIII transcurrió sin guerras entre dos países que compartían dinastía reinante, hasta la Revolución. Pese a ello, durante la Guerra de la Convención, Jaca no sufrió violencia, pues el teatro de operaciones fue en la zona del Rosellón y de Navarra. Habría que esperar a la Guerra de la Independencia, cuando tras la toma de Zaragoza, en 1809, Napoleón ordena tomar Jaca para mejorar sus comunicaciones en el Pirineo central. Así, tropas enviadas por Junot desde Pamplona toman Jaca el 22 de marzo de 1809. La Ciudadela capitula tras una escaramuza con los franceses, ya que habían desertado en los días previos 200 de sus 240 defensores, la mayoría, milicias, al negarse Palafox a enviar tropas de línea a la plaza. Con 40 soldados –muchos enfermos de tifus que algunos de ellos habrían traído del Sitio de Zaragoza–, la defensa fue imposible y la Ciudadela capituló32. Durante cinco años los franceses ocuparon Jaca. En verano de 1813, las tropas españolas, mandadas por el coronel Oro, inician diversas escaramuzas y comienzan a rodear el entorno de Jaca. El 5 de diciembre se recupera la ciudad tras un preciso asalto de 15 min y con pocas bajas; pero no la Ciudadela. Ante la falta de artillería capaz de derribar sus muros por parte de los españoles, las tropas de Napoleón mantienen la fortificación.

LARRAÑAGA GUIRAO, Ramón. Jaca y la Jacetania durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814). Ed. Asociación Cultural Jacetania, 2010. Pág. 95. Ibídem. Págs: 267-276.

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Habría que esperar hasta el 17 de febrero de 1814, tras un exitoso cerco por parte de las tropas de Mina y la imposibilidad de recibir refuerzos, para que los franceses capitulen. El resto de siglo XIX transcurrió sin incidentes, parejo a la pérdida de efectividad de la Ciudadela, que comenzaba a quedarse obsoleta ante los nuevos cañones y tácticas de combate. Así, durante las Guerras Carlistas tampoco tenemos constancia de hechos de armas relevantes en Jaca. Es la gran paradoja de la Ciudadela: el único gran hecho de armas donde tuvo un papel una defensa pensada contra los franceses fue precisamente con ellos dentro de sus muros y los españoles fuera33.

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El éxito de la Ciudadela Esta fortificación, concebida, diseñada y construida con una finalidad defensiva y disuasoria ha cumplido sobradamente esa misión sin prácticamente llegar a combatir dentro y fuera de ella, de ahí su éxito: cumplir la misión de garantizar la seguridad y la defensa de España solo con su propia existencia. Su construcción no fue un gasto inútil. Siguiendo las teorías de los grandes pensadores militares, según las cuales la mejor victoria es la que se obtiene sin esfuerzo ni pérdidas, podemos afirmar que la Ciudadela es el ejemplo del éxito defensivo sin necesidad de víctimas, ahorrando sangre con el pico y la pala34. Esto es debido a que en la época, las fortificaciones de este tipo funcionaban como defensas preventivas; para tomarlas hacía falta un enorme gasto en hombres, tiempo y dineros, y por consiguiente, en muchas ocasiones, el enemigo directamente no las atacaba, como así fue. Éste es el gran éxito de la Ciudadela; sin entrar en combate, cumplió la función defensiva que Felipe II quería y Spanoqui proyectó hace más de cuatro siglos35.

TZU, Tsun. El Arte de la Guerra. Estrategia de Ataque. “Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla”. 35 PARKER, Geoffrey. Historia de la Guerra. VI. La revolución de la pólvora. Ed. Akal. Madrid 2010. 34

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El museo de miniaturas militares Orígenes del Museo Durante los años 60, el coleccionista de figuras de plomo D. Carlos Royo-Villanova comenzó una colección que continuó durante casi 20 años, en los que recopiló más de 35.000 piezas adquiridas, en su gran mayoría, en la fábrica valenciana de Burjassot llamada Alymer. Con ilusión y paciencia formó ejércitos de todo el mundo y todas las épocas a una misma escala: 1:87, también llamada escala HO. Cada pieza mide unos 2 cm de altura, con lo que podemos ya hacernos una idea del tamaño de las mismas. En 1984, la colección fue adquirida por el Ayuntamiento de Jaca, que la expuso en el fuerte de Rapitán, una antigua fortaleza de finales del siglo XIX en desuso, situada en lo más alto del monte del mismo nombre y desde el que se domina la entrada al valle de Canfranc y toda la ciudad de Jaca. Se realizó un montaje, en su momento, sencillo, adaptado a las condiciones de las distintas estancias del fuerte. Debido a las condiciones medioambientales del lugar y la falta de medios técnicos adecuados de las vitrinas utilizadas para su exposición, las piezas comenzaron un proceso de deterioro que obligó al cierre de las instalaciones ya en los años 90 del pasado siglo.

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Durante el año 2001, se propone el traslado de la colección a la Ciudadela de Jaca, firmándose un acuerdo entre el Ayuntamiento (propietario de las piezas) y el Ministerio de Defensa (propietario de las instalaciones). Durante el mes de agosto de 2003, comenzaron los trabajos del traslado de las 35.000 piezas, su inventariado y posterior restauración. Al mismo tiempo se llevaron a cabo los trabajos de creación del nuevo museo con la confección de un moderno proyecto museístico, la adaptación del local previsto para su ubicación, la creación de todos los escenarios que albergarían las piezas y los medios técnicos que ofrecerían los servicios complementarios a la visita. Para ello se contó, además de las empresas contratadas, con un reducido equipo de personas especialistas en distintas disciplinas como la pintura, la museología, el miniaturismo, la didáctica de museos, el montaje de exposiciones, etc., que dirigió el proyecto hasta su inauguración en abril de 2007.

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El espacio expositivo Una de las zonas de esta Ciudadela, dedicada antiguamente a dormitorios de tropa, es la que se recuperó para albergar este singular museo, ocupando una superficie de 692 metros cuadrados. Se realizó un estudio muy cuidado para crear un espacio acogedor, moderno y acorde a las nuevas tendencias expositivas, en el cual el público disfrutara paseando por cada una de sus salas, descubriendo la colección de más de 32.000 figuras de plomo que se exhiben en 24 escenarios históricos. Se quiso aprovechar la colección de figuras para potenciar su carácter educativo, desarrollando un guion que, escenificado en los dioramas, fuese capaz de enseñar a todo tipo de público parte de la historia de los pueblos desde la óptica de sus ejércitos, así como la evolución tecnológica de la humanidad aplicada al concepto del dominio y defensa de los imperios, reinos y estados que han tenido siempre objetivos como el territorio, la economía, los ideales religiosos, el expansionismo…, que tantos conflictos armados han generado desde el principio de la historia conocida.

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La visita La visita al museo se realiza a través de un recorrido único y serpenteante en el que los dioramas se presentan ordenados cronológicamente. El visitante puede contemplar la recreación de batallas y ejércitos del mundo, desde el antiguo Egipto, la Grecia clásica o el Imperio Romano hasta la época de las Cruzadas, la Corona de Aragón, los tercios españoles y la época napoleónica, sin olvidarse de las grandes guerras del siglo XX, las actuales unidades de montaña y el Ejército español desplegado en misiones humanitarias. El visitante tiene la oportunidad de recorrer de forma libre el museo, recreándose en la contemplación y el descubrimiento de multitud de pequeños detalles y sorpresas que encierran cada una de las maquetas. Se le entrega a cada visitante un folleto de mano con información detallada de cada diorama y se le ofrece la posibilidad de alquilar audioguías que, en distintos idiomas, ofrecen una visita “dramatizada” en la que personajes de todas las épocas narran las peculiaridades de los ejércitos de cada imperio, estado o nación y de los conflictos armados que se desarrollan en cada diorama. Dicha visita audioguiada puede ser escuchada en la página web del museo o descargada directamente a través de códigos QR que se encuentran junto a las vitrinas que albergan los dioramas.

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El equipo de trabajo se permitió la licencia de incluir, en algunos dioramas, piezas singulares que representan personajes históricos o de ficción y que permiten provocar en el público la sonrisa y la sorpresa, y generar actividades de búsqueda por parte de los más pequeños dentro de una actividad organizada al efecto titulada “juega con nosotros”, en la que los niños, ayudados por algún adulto, han de resolver también las preguntas del cuestionario en las que se pide averiguar, por ejemplo, cuántos elefantes llevaba Aníbal, en qué diorama aparecen los primeros cañones de artillería o cuantas plantas tiene el edificio de oficinas de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York y que está reproducido en este museo. Entre los personajes más “interesantes” que se han incluido a lo largo de los 24 dioramas se encuentran Agustina de Aragón, Obelix, Mary Poppins, Napoleón o el famoso Wally, al que hay que buscar entre las 35.000 figurillas del museo. Se han dispuesto también en algunas maquetas, piezas con movimiento como el tren blindado del ejército alemán de la II Guerra Mundial, el helicóptero UH del Ejército español de los años 70 o el molino del siglo XVII.

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Dado que vivimos en la era de la imagen y la tecnología multimedia, este museo también incorpora algunos elementos complementarios. Se ha instalado una pantalla táctil en la que se puede consultar información relativa a la colección y al proceso de creación de figuras de plomo, y un proyector retransmite de forma continua un vídeo explicativo del proceso de creación de este museo con las técnicas utilizadas en la elaboración de cada uno de los dioramas, en el que se puede valorar el minucioso trabajo que se ha realizado para conseguir la sensación de realidad, profundidad y naturalidad en los escenarios.

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Funciones del museo El mundo del miniaturismo está en constante auge y ha despertado desde siempre un gran interés a todo tipo de público. Las aficiones relacionadas con la colección de figuras de plomo, el maquetismo en todas sus vertientes (naval, ferrocarril, figuras, dioramas, etc.) o los novedosos juegos de rol, wargames, junto a los más tradicionales de recreación de batallas históricas, han calado hondo entre los jóvenes. El museo pretende dar satisfacción a este tipo de público interesado en el miniaturismo en general. Pero al mismo tiempo y aprovechando este atractivo, se pretende incentivar el descubrimiento de la historia, la evolución de los ejércitos, sus uniformes, cómo han evolucionado las armas y las tácticas de combate, cómo muchos de los inventos que han hecho evolucionar al hombre han partido de ingenios creados en un principio para superar los del potencial enemigo en ese equilibrio casi constante entre el ataque y la defensa: la espada y el escudo, el cañón y la muralla. Por otro lado se pretende entretener y divertir, en definitiva, ser una opción válida de ocio y disfrute, un museo familiar donde padres e hijos comparten la visita de igual manera: divirtiéndose y aprendiendo.

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Este concepto une lo lúdico a lo empírico, el arte y la historia al comic y el juego, entremezclando unos y otros, haciendo digerir nuevos conocimientos que de esta manera son incorporados a nuestro bagaje cultural sin esfuerzo alguno. El Museo de Miniaturas Militares es sin duda un museo sorprendente. Lo es desde su concepción moderna y atractiva, por su discurso expositivo y por su recorrido cronológico. El visitante que se acerca y no lo conoce espera siempre mucho menos de lo que en realidad ofrece y sale en la mayoría de las ocasiones sorprendido gratamente. Esta es la más importante función del museo y por la que los que trabajamos en él nos sentimos mejor recompensados: el alto grado de satisfacción del visitante. Este es, en definitiva, el museo que abre sus puertas al público, un museo único en España por sus características, claro ejemplo de colaboración entre instituciones, un museo para niños y mayores, que amplía la oferta cultural y de ocio de la ciudad de Jaca, en el que las figuritas de plomo como atractivo principal nos enseñarán la historia de las guerras y el camino hacia la paz.

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Las colecciones Además de la colección de Carlos Royo, desde su inauguración, el museo ha seguido creciendo con la incorporación de nuevas colecciones como la de soldados de corcho y papel construidos artesanalmente por D. Martín Nicolás, que cuenta con más de 3.500 piezas que representan soldados desde la edad Media hasta finales del siglo XX. También se expone la magnífica colección de piezas galardonadas con los Premios Ejército en su sección de miniaturas, obras exclusivas de gran calidad artística y del que se ha celebrado ya más de 30 ediciones. La propia Ciudadela de Jaca se ve construida a escala como escenario de un nuevo diorama que incluye 1.200 figuras que representan el famoso Tercio de Lombardía. Asimismo se puede contemplar una impresionante maqueta que representa la batalla de Waterloo. Más de 7.000 figuras en un escenario de 15 metros cuadrados nos dan idea de cómo se desarrolló una de las más importantes batallas de la Europa del siglo XIX.

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Datos de interés

Dónde estamos: en Jaca, avda. Primer Viernes de Mayo, s/n a 30 min de la frontera francesa y de las estaciones de Candanchú y Astún a 1 hora de Huesca a 1 hora y 20 min de Pamplona a 1 hora y 30 min de Zaragoza • Servicio de audioguías • Alquiler de espacios para congresos, banquetes de bodas, conciertos, exposiciones, etc. • Teléfono de información y reservas: 974 357 157 • Más información, visitas virtuales y datos de horarios y precios en www.ciudadeladejaca.es y www.museominiaturasjaca.es

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