Más allá de la afición Nicolás y Elías Viñuales
Más allá de la afición Nicolás y Elías Viñuales
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El baúl de la travesía de la Nevería José de la Gándara Martínez de Velasco
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Nicolás y Elías Viñuales: una mirada elegante y fascinada en la encrucijada de la modernidad Bernardo Riego Amézaga
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Fondo Hermanos Viñuales: historia de su agrupación y su concepto como fondo único M.ª Fernanda Gómez Lanuza
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Nicolás y Elías Viñuales: vidas y fotografía M.ª Fernanda Gómez Lanuza
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Más allá de la afición: Nicolás y Elías Viñuales Obarra Nagore Estabén
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Obra en catálogo
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Bibliografía y funetes
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Fotografías de los hermanos Viñuales publicadas
El baúl de la travesía de la Nevería José de la Gándara Martínez de Velasco
Fueron razones de índole familiar, a finales de la década de los setenta, las que me ofrecieron la ocasión de entrar por primera vez en el edificio situado en la travesía de la Nevería, 12, de Huesca. Se trataba de un inmueble construido unos cien años antes, antiguo pero bastante bien conservado, con fachada al Coso Bajo. En la segunda planta del edificio había vivido la familia Viñuales desde finales del siglo xIx hasta los años sesenta del xx. La impresión que causaba la casa al entrar era la de una vivienda fuera de época, de la que sin embargo parecía que los habitantes habían salido solo unas pocas horas antes, quién sabe si para volver en cualquier momento. Quizá un poco de polvo y un característico olor a cerrado podían llevarnos a pensar que probablemente habían salido hacía largo tiempo. Allí estaban los muebles y los cuadros, los libros, los papeles y todo tipo de utensilios de principio del siglo pasado. Entre todos ellos finalmente llamó mi atención un baúl que reposaba en un rincón de la sala. [Nicolás Viñuales Viñuales] El tostador de café. 1914 Archivo Viñuales
Al abrir el baúl la primera sorpresa fue encontrar que estaba repleto de pequeñas cajitas de cartón de aspecto desconocido para mí. Las cajas a su vez contenían plaquitas de cristal envueltas en fino papel, con extrañas y oscuras imágenes que se revelaban con nitidez al mirar a través de ellas apuntando hacia la bombilla. A los pocos minutos la excitación me fue invadiendo al advertir que acababa de dar con un tesoro. En algunas placas se indicaba con primorosa caligrafía el motivo y la fecha: «Paisaje en el Isuela, 1906»; «Mi tío Úrbez Viñuales, 1907»; «Alberca de Loreto, 1912»; «Señorita Palacín, 1915»; «Paisaje de Alquézar, 1922»; etcétera. ¿Qué era todo aquello? ¿Quién había tomado esas sorprendentes imágenes? ¿Por qué estaban allí? Inmediatamente una idea fue creciendo hasta convertirse en una poderosa certidumbre: aquel tesoro no podía permanecer oculto; era necesario darlo a conocer, difundirlo. Sí, aquella emoción debía ser compartida, pero ¿cómo? Mi desconocimiento sobre lo que era y significaba la fotografía antigua era absoluto; nada sabía de técnicas fotográficas sobre cristal o de las formas de revelado que se habían utilizado en el primer tercio de siglo. Mucho mayor era mi ignorancia sobre la historia de la fotografía o las escuelas fotográficas que podían estar en boga hacía casi cien años. Sin embargo, aquellas plaquitas oscuras de cristal miradas a través de la luz de una débil bombilla me devolvían imágenes insólitas de coches antiguos, asombrosos aviones biplanos despegando o estrellados en el suelo, bucólicos paisajes y montañas o calles y tapias
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de pueblos y ciudades. Pero sobre todo ello destacaban fantásticos personajes con atuendo de principios de siglo xx, muchachas hermosas retratadas en un jardín, grupos sonrientes y circunspectos caballeros con sombrero y bigote que posaban frente al objetivo. El baúl contenía centenares de placas fotográficas, algunas perfectamente envueltas en papel, otras sueltas. Lo primero era protegerlas y tratar de hacer un primer inventario, sin saber muy bien qué era cada imagen. Lo lógico parecía empezar por la recuperación de aquel archivo. Después se podría pensar en su conservación y su difusión. Armado de paciencia y bastante inconsciente, con un bloc Centauro y un lápiz, el listado fue creciendo trabajosamente: un número, una breve descripción de la imagen (la cual podía ser un negativo o un positivo), el tamaño de la placa, el tipo de formato, etcétera. Al mismo tiempo, las placas que no estaban protegidas se envolvían en papel manila blanco. También fui conociendo quiénes eran los autores de aquellas fotografías, Nicolás y Elías Viñuales, al tiempo que sus biografías empezaban a tomar forma. Allí iban apareciendo también sus revistas, sus libros, sus escritos, etcétera, los cuales iban componiendo un perfil de esos autores cada vez más claro. Nicolás había sido un reconocido fotógrafo en su época, había publicado sus imágenes y participado en concursos y certámenes, en los que había sido ampliamente reconocido. Cuando fallece, su hermano Elías toma el relevo y comienza una fecunda época de producción fotográfica. Sin embargo, más tarde sus figuras se van difuminando y únicamente en el ámbito familiar y quizá en algunos círculos muy especializados queda algún recuerdo de su valía como fotógrafos. Debemos agradecer el buen estado de conservación de todos aquellos recuerdos y materiales a dos personas que cuidaron de los últimos miembros de la familia Viñuales en el final de su vida y después mantuvieron todo aquel legado con esmero y cariño: María Cruz Loscertales Carmen y Santiago Villanueva Gracia. Conocían el valor de aquel baúl, las historias sobre quién era el fotógrafo Nicolás Viñuales, que había recibido algunos premios en vida, y sobre cómo su hermano Elías continuó la labor fotográfica, etcétera. Y, así, fueron aportando gran cantidad de información que me permitió ir encajando fechas, datos, personas y lugares. Desde entonces, a lo largo de muchos años la catalogación del archivo fue creciendo hasta superar los 3200 registros. Hoy en día todas las plaquitas que dormían en el baúl están digitalizadas y forman parte de la base de datos del Archivo Viñuales. Junto a ellas hay que considerar las 2000 que se conservan en la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca. Todo en el archivo es excepcional, no solo su tamaño. La calidad de las imágenes, la variada temática, los diferentes formatos utilizados, el amplio periodo de historia que reflejan (más de treinta años) y el estado de conservación son aspectos que tomados de forma individual convertirían el archivo en una joya, tanto más considerados en conjunto.
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[Nicolás Viñuales Viñuales] Señorita Palacín. 1915 Archivo Viñuales
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En todos estos años, sin perder de vista el objetivo final, la difusión de este excepcional archivo, no cabe duda de que los cambios tecnológicos y la popularización de herramientas digitales han sido una ayuda sin la cual no habría sido posible llegar a la meta. La tecnología digital, al servicio de la recuperación, la conservación y la difusión de la fotografía tradicional, analógica, ha permitido una simbiosis fructífera. Más allá de la aparición de las potentes hojas de cálculo que permiten manejar las bases de datos con agilidad, la tecnología digital nos proporciona herramientas para la reproducción de imágenes (escáneres, cámaras digitales), el almacenamiento (discos duros, memorias flash) y la difusión (Internet, redes sociales) que hacen accesible, fácil y barato ese objetivo de mantener vivo un pedacito de la historia de la fotografía. Cierto es que la fotografía digital ha eliminado del uso mayoritario a su antecesora, la fotografía analógica. Sin embargo, permite su recuperación, su conservación y su difusión como nunca antes se podría haber imaginado y a unos costes practicables. Llegó así el momento de abordar el reto de dar a conocer el archivo. En la actualidad este cuenta con una página de Internet1 en la que se muestra una parte representativa de la colección, se describe el contexto histórico de la vida en la sociedad de comienzos del siglo xx, se incluye una breve crónica de la aparición de la fotografía en Europa, en España y en Aragón que sirve para enmarcar la llegada de la fotografía a Huesca, se ofrecen datos sobre los materiales del archivo (cámaras, tipos de placas, viradores, procesos fotográficos, visores, etcétera) y se incorporan unas breves biografías de Nicolás y Elías Viñuales, además de algunas curiosidades. El archivo cuenta asimismo con presencia en redes sociales, principalmente en Facebook.2 Descubrimos aquí otro de los fenómenos novedosos de este diálogo entre fotografía y nuevas tecnologías: la publicación de imágenes en redes sociales provoca el comentario, la puntualización y la participación de cientos de personas que identifican lugares, escenas y personas, enriqueciendo el archivo y su significado. Por último, y como consecuencia de todo ello, la última aventura fue abordar la autoedición de libros en papel. Actualmente contamos con dos libros dedicados a Nicolás Viñuales y su obra.3 El primero de ellos, además, tuvo como colofón la primera exposición monográfica sobre el fotógrafo, organizada por el Ayuntamiento de Huesca en enero de 2015. Hoy, gracias a la colaboración y el trabajo de la Fototeca de la DPH, damos un enorme y definitivo paso adelante en la difusión de la labor fotográfica de Nicolás y Elías Viñuales con la organización de una extraordinaria exposición y la publicación de un magnífico libro,
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www.archivovinuales.com
2
https://www.facebook.com/archivovinuales
José de la Gándara, Nicolás Viñuales (1882-1927), Valencia, Pasionporloslibros (vol. 1: Fotógrafo de la sociedad oscense del comienzo del s. xx, 2014; vol. 2: Huesca, 2015). 3
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en los que se refleja el inmenso valor de su obra. Con ellos los dos fotógrafos entran por la puerta grande a formar parte de la historia de la fotografía aragonesa. Los archivos fotográficos, como el buen vino, al pasar los años adquieren mayor valor en sus dimensiones costumbrista e histórica. Ahora bien, en las fotografías de Nicolás y Elías Viñuales encontramos algo más, algo que trasciende la labor de los fotógrafos amateurs: técnica depurada, sensibilidad artística, belleza y, sobre todo ello, pasión por la fotografía, por los paisajes, los retratos, las escenas y las arboledas. Los temas y las imágenes que hoy podemos contemplar nos asombran, nos seducen y finalmente nos enamoran. No son necesarios ni un gran escenario ni descollantes actores para representar una sobresaliente obra de teatro. De la misma forma, Nicolás y Elías despliegan principalmente su sensibilidad alrededor de la minúscula capital oscense y su exuberante provincia, las cuales les sirven para dar cumplida muestra de su capacidad artística. El baúl que a finales de los setenta esperaba guardando celosamente miles de imágenes bellas e inéditas pudo al fin revelar el tesoro que en él se ocultaba.
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En el huerto
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[Nicolás Viñuales Viñuales]. Sin título. [Ca. 1920-1927]
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[Nicolás Viñuales Viñuales]. Sin título. [Ca. 1925-1927]
124
[Nicolás Viñuales Viñuales]. Sin título. [Ca. 1925-1927]
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Escenas en el campo
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Nicolás Viñuales Viñuales. Don León y sus dos hijas. Noviembre de 1909
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Nicolás Viñuales Viñuales. Paisaje con Capella. Isuela. [Ca. 1910-1915]
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Nicolás Viñuales Viñuales. Paisaje del Isuela. [Ca. 1910-1915]
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Huesca en movimiento
[Nicolás Viñuales Viñuales]. Al fondo, el edificio del Portazgo. [Ca. 1913-1918]
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[Nicolás Viñuales Viñuales]. Grupo en un automóvil Piccard-Pictet. [Ca. 1913-1918]
[Nicolás Viñuales Viñuales]. Elías y el coche. [Ca. 1913-1918]
[Nicolás Viñuales Viñuales]. Grupo. [Ca. 1913-1918]
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Hermanos ViĂąuales. Barrendero en el Coso Bajo. [Ca. 1920-1929]
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Hermanos ViĂąuales. Calle Zaragoza. [Ca. 1920-1929]
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Paisaje
Nicolás Viñuales Viñuales. Paisaje del puente de la Granja. Enero de 1910
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[Nicolás Viñuales Viñuales]. [Isuela]. [Ca. 1915-1925]
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[Nicolás Viñuales Viñuales]. Sin título. [Ca. 1915-1925]
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Monumental y pintoresco
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Nicolás Viñuales Viñuales. Salto de Roldán. Ca. 1907-1911
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Hechos de actualidad
Nicolás Viñuales Viñuales. Exhibición de Jules Védrines en la Fiesta de la Aviación. Saso de Loreto. Huesca. 9 y 10 de agosto de 1912
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Elías Viñuales Viñuales. Bendición de la talla de san Cristóbal y desfile de coches engalanados. [10 de julio de 1929]
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Viajes
Nicolás Viñuales Viñuales. Transbordador aéreo del monte Ulía. San Sebastián. [Ca. 1908-1915]
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Hermanos Viñuales. Ópera. París. [1925-1935]
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Hermanos Viñuales. El Carrusel y el Louvre. París. [1925-1935]
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