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Cuando una escuela desaparece, un pueblo muere

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Normativa

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CUANDO UNA ESCUELA DESAPARECE, UN PUEBLO MUERE Reflexiones desde la “escuela rural”.

JUAN JOSÉ RUIZ GONZÁLEZ

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Juan José Ruiz González, nacido en Peñas de San Pedro (Albacete) en 1985 es Diplomado en Magisterio en la Especialidad de Educación Musical por la Universidad de Castilla-La Macha. Graduado en Educación Primaria y Máster UNED en Inspección y Supervisión de Centros Educativos. Tras iniciar su andadura en la enseñanza en una de las épocas de crisis económica más dura de nuestro país, decide trasladarse a Andalucía en persecución de su sueño para acceder como maestro a la Escuela Pública por la especialidad a la que tantos años de mi vida había dedicado, la música. En 2012 obtiene destino definitivo en el CPR Alto Guadalquivir, de las localidades de Coto Ríos y Arroyo Frío. En el curso escolar 2013/2014, asume la Dirección del Centro Educativo hasta nuestros días. Ligado a la formación, ha participado como Presidente en Procesos Selectivos para el Acceso al Cuerpo de Maestros/as, tutorizado a alumnado prácticas de Magisterio durante varios cursos escolares, tanto en Castilla La Mancha, como en Jaén. Ha mentorizado y tutelado de funcionarios/as en prácticas.

Su inquietud por la actualización, de formación y de exploración de diversos campos educativos ha conllevado que su formación esté siendo continua anualmente en los CEP y otros organismos. Ha coordinado los Planes TIC, Proyecto Lingüístico de Centro, Plan de Lectura y Bibliotecas, y Educación Compensatoria entre otros. Suena el despertador. Es lunes y son las 5:30 horas de la mañana. Me levanto pensativo, pero también un poco exaltado, porque algo, ronda mi cabeza. Corriendo, enciendo la pequeña lámpara que hay sobre la mesa del salón, miro la chimenea y le “atizo” para recuperar la llama. Le pongo un poco de leña para que aguante hasta la hora en la que marche a la escuela. Pongo al fuego la molienda de café natural, tan puro, como las gentes de la sierra. Mientras hierve, miro por la ventana.

Parece que hoy, como casi toda esta semana, vuelven los fríos húmedos e intensos de primera hora de la mañana. La tenue luz de la leña ardiendo en la chimenea, se proyecta sobre los cristales del ventanal. Mi cara, con expresión “adormilada” y ojeras, también. Mezcla de calidez del hogar y de la bella crudeza del invierno. En la calle, la luz de la luna que se refleja en la copa de los pinos, hace relucir el blancor de la “escarcha” que ha dejado el raso cielo de la noche. Atisbo a ver una manada de ciervos que parecen bajar en busca de comida. Sus sombras de cornamentas y débiles destellos de luz en su pelaje, adornan el camino. Mientras el café termina de salir, enciendo el ordenador, reviso el teléfono móvil, contesto a algunos mensajes tardíos y miro las cuentas de correo electrónico. Cojo el café humeante, lo endulzo y con su particular aroma, me dispongo a abrir una hoja de texto en mi portátil, para redactar estas líneas.

Quizás, cuando alguien lea este “introito” como decimos los músicos, le suene a película, a un amanecer de revista, o a un maquillaje, engrosamiento y carga de florituras, de cualquier levantar hogareño en una casa de campo. Pero quizás también, alguien hoy, se sienta identificado/a, escuchado/a y empoderado/a por aquello que, de estas líneas, se desprende.

Valle del Guadalquivir donde se ubica el Centro

Mi nombre es Juan José Ruiz González, soy maestro, director de escuela, y esta, es mi película. No quisiera parecer un dramático empedernido. Pero esta película, inicia triste y parece que, si nadie lo remedia, algo que, a día de hoy, con toda sinceridad dudo, termina triste.

Imagínense que, a las continuas trabas de ser maestro de educación pública, le añadimos el apellido “rural”, sinónimo en el actual planteamiento educativo y social del Siglo XXI, de final o extinción. Dos palabras estas, público y rural, que desgraciadamente copan los medios, carteles y opinión pública, con contrariedades, pero que parecen unirse, para complementar la representación de la catástrofe y debacle, de la hasta ahora, única demostrada educación, capaz de sostener los necesarios principios de gratuidad, calidad y universalidad para todos y para todas. Llámenme tremendista, negativista o incluso, alarmante. Pero esta situación es tan clarividente, como lo es, la crisis de valores, social o la emergencia climática que adolece nuestro Planeta. Hoy podría dedicar este artículo, este espacio que se me brinda, a “regalar” el oído a todos y a todas, a poner mi labor en el ejercicio de la dirección por las nubes. A mostrar las bondades de mi escuela, de las gentes con las que trabajo, en la cima de la opinión pública. Plasmar lo maravilloso que supone este trabajo, a pesar de sentirse obligado a ejercer con aulas mixtas y con equipos docentes jóvenes, cambiantes, pero con ilusión y ganas por bandera. Podría con ello, llenarme de aliento y llenar a mis gentes y a mi centro de orgullo. Y es que como en todo, ventajas las hay, soy consciente. Pero las desventajas, también son muchas, y quiero que queden plasmadas en estas líneas.

Emplazaré para otra invitación a escribir, si la hubiera, el contar las benevolencias de una escuela rural. Mientras tanto, como se dice popularmente, no puedo mantenerme iluso e irreal, sin aprovechar este espacio para contar la realidad “de lo que está cayendo” y peor de todo, “lo que nos puede caer”.

Hace casi ocho años, asumía la dirección del Colegio Público Rural “Alto Guadalquivir” de las localidades de Coto Ríos y Arroyo Frío (Jaén),

Apadrinamiento Lector

en el corazón del espacio protegido más grande de nuestro país, el P.N. de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. A pesar de mi juventud, y por qué no decir, inexperiencia, era conocedor y consciente a lo que me enfrentaba. Tenía entre mis manos, una escuela de difícil desempeño, con carácter rural claramente marcado, con un ISC de 0,78, que luchaba por sostenerse como cualquier aldea, viva, por los negativos y aplastantes datos demográficos. Sabía de los males endémicos que me afecta- TDL en el Centro Fluvial del Borosa. ban, entre ellos, la usencia de estímulos culturales los y las jóvenes, es la educación pública. Ese traen el entorno, la inestabilidad de la plantilla do- bajo desinteresado y altruista, cuya moneda de cente que me obligaría a literalmente a “arrancar” cambio, es la intención de poder ofrecer oportunide nuevo cada curso, o cuestiones como incomu- dades, se llama escuela pública. Y déjenme añadir nicaciones por adversidades climatológicas de llu- el apellido, se llama, “escuela pública rural” con vias y nieves, que obligaban a pasarse noches en- todas sus letras. teras sin dormir, pensando si los maltrechos edificios, sobrevivirían a las embestidas por crecidas, A veces pienso que vivo en una utopía de de aquel aparente y tranquilo Río Guadalquivir, positivismo, que se desmorona cuando miro a mi cuyas aguas en su curso inicial, se enfrentan con alrededor y veo que lejos de tener soluciones, mi centro. O si, por el contrario, debía de activar el cada ejecutivo de gobierno que pasa, sea del color protocolo de llamadas para suspender las rutas de que sea, no aporta soluciones. Cuando me doy transporte. cuenta, de que lo público y mucho menos, lo rural, parece no ser rentable ante los ojos de los goberA pesar de ello, decidí con 26 años, sin nantes. Cuando miro a mi alrededor y veo que presión y con decisión, dedicarme a estos niños y esto, a pesar de tanta lucha para que no desapaniñas, a estas familias, a estas localidades y sus ha- rezca, tiene tintes de final trágico. Cuando veo bitantes. No sé, si tal vez consciente, de que al- tanta desidia, dejadez e incultura, a sabiendas de guien debía sacrificar o desarrollar su carrera para que la educación es la base de todo, en una sociedotar de oportunidades a aquellos y aquellas, pe- dad marcada por lo económico, en lo que poco imqueños y pequeñas, olvidados por un sistema, que portan los valores que se imprimen en la juventud. en la actualidad se jacta de hablar de “la España vaciada”, sin poner una mínima enmienda y mu- Cada mañana, me levanto y me acuesto cho mejor, sin conocer “in situ”, la realidad que buscando en prensa y en las redes sociales, aquenos envuelve, o porque como mi madre dice con llas cuestiones que nos afectan. Últimamente, me cariño y respeto, “tengo un punto de locura”. siento como un “detective” que investiga todo aquello que puede pasarle factura. Nos han acosSeñoras y señores, hoy, con estas líneas, tumbrado a la ausencia de información y lo peor me pongo en el lugar de cientos de docentes, di- de todo, parecemos habernos resignado. ¿Imagirectivos y directivas de escuelas andaluzas, porque nan ustedes que el trabajador de una empresa se esa mal llamada “locura”, es parte de lo que nos viera afectado por un ERE y se enterara por la une. Esa mal llamada “locura” de compromiso con prensa? ¿Hasta dónde vamos a llegar?

TDL en Ed. Infantil. Sede Arroyo Frío

Recientemente, leía los informes de un dirigente de educación en nuestra Provincia volcado en la red social Twitter, diciendo habían aumentado las plantillas docentes y la inversión económica en educación. Que existía un mayor apoyo a la escuela rural y un compromiso mayor, con esta. Desde luego, yo no voy a cuestionar los números que hacen desde esos pomposos gabinetes en los despachos del centro de las ciudades, pero sí puedo decir, que debo tener mala fortuna, porque aquí debe de ser que esas medidas, nunca llegan. Como dijo Ronald Coase, "si torturas los números lo suficiente, la naturaleza lo confesará todo". Ayúdennos a trabajar más y mejor, dialoguen y apuesten por la educación pública todos los lugares. parte de las líneas estratégicas de la Consejería en los próximos años? “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, por las tuyas a remojar”. Yo veo las mías cortar.

Por último, en prensa, nos venden lo opuestamente y contrario, los famosos CEIPSO. Una propuesta desconocida, carente de un significado y propósito claro, que salta a la actualidad educativa, sin el conocimiento de los trabajadores de campo. Una propuesta contradictoria, como otras tantas. ¿De qué va todo esto? ¿Eliminamos etapas en centros SemiD, o les damos una etapa completa? ¿No se dan cuenta de que nos están volviendo locos y locas? No quisiera ser mal pensado, pero esto suena a improvisación. Piensen, dialoguen, busquen consenso y a partir de ahí, actúen. Mientras tanto, déjennos crecer en la medida de nuestras posibilidades.

Así pues, podría seguir hablando de despropósitos tales como las famosas Instrucciones de 27 de junio 2019 y las consecuencias de deterioro de autonomía pedagógica en los centros, y el trastoque en aquellos que tenemos varios niveles educativos en una misma aula. La crisis de los comedores que ha mantenido a más de dos millares de alumnos y alumnas sin este servicio durante va-

Mientras tanto, de forma paralela y contradictoria, la vecina Provincia de Granada y sus 51 centros con carácter de SemiD, salían a la calle, a protestar por el anuncio de la eliminación de los primeros cursos de la ESO y desprestigio social asociado de los y las maestros y maestras, que el ya exdelegado de Educación, hacía con sus convulsas declaraciones. Afortunadamente, el Sr. Consejero de Educación y Deporte, daba marcha atrás, paralizando el ímpetu de la movilización, pero, sobre todo, en un intento de mantener la paz social y educativa. ¿Quién nos dice que eso no será

rios meses en 40 comedores escolares de la provincia de Jaén, la supresión de puestos específicos que dotaban de estabilidad a centros rurales de difícil desempeño, las demoras producidas en coberturas por el famosos Sistema de Provisión de Interinidades, el famoso Pin parental, o el fracasado programa de Refuerzo Estival.

Porque cuando una escuela se cierra, un pueblo muere. Esa es la realidad en la que trabajamos, mientras otros y otras, miran para otro lado. Y permítanme añadir, que doy gracias por ser un simple superviviente que, a duras penas, sale adelante con su centro. Porque la garantía de desarrollo de todas las personas en un estado de derecho, de una Autonomía, no debe fundamentarse en acciones que generen desigualdad entre las diversas realidades que existen en Andalucía, entre ellas la rural. Porque al hablar de escuelas rurales, no pueden existir generalismos, deben de conocerse cada una de las realidades que la envuelve. Por ello, aquellos dirigentes, actuales y futuros, deben mirar detalladamente los contextos en que se desempeñan y dotar de medios para no caer en la debacle. Pero, sobre todo, porque el sistema educativo, lejos de

Día de la Paz 2019 alejarse de las garantías y derechos, debe potenciar la educación pública como único baúl, que atesora a los mismos. Compañeras y compañeros de profesión, madres y padres, alumnos y alumnas, gentes de esta maravillosa región que por nombre tiene Andalucía. No podemos resignarnos, declarar en peligro de auto-extinción, lo mejor que hemos logrado. Demostremos, si no lo hemos hecho ya, que es mucho más rentable una buena educación, que unas simples monedas que conllevan diferencias y segregación. Sin educación no hay desarrollo y la escuela pública, y dentro de ella la rural, ha estado y debe estar presente en la punta de lanza y no en el vagón de cola. Dirigentes, dejen de mirarse su ombligo y miren a países vecinos, copien su modelo y su visión. Quizás sólo así, logremos que una Comunidad, garante de uno de los sistemas públicos educativos más grandes y un País entero, no involucione hasta límites insospechados.

Por las noches, aunque me acuesto convencido de lo que hago, orgulloso de ser docente y directivo de la escuela pública rural, he de confesar, que, en muchas ocasiones, a duras penas concibo el sueño sólo de pensar en lo que pudo ser y por desgracia, no es. ¿Esto sólo me ocurre a mí?

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