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Espacios jugables: lugares de éxito y encuentro

Encarna Alemañ, Alicia Ramos y Mª Cruz Arenas. AIJU, Instituto Tecnológico del producto infantil y ocio
El diseño de lugares y la creación de oportunidades para que la población infantil juegue en espacios públicos es clave para lograr comunidades y ciudades que motiven a sus niños, teniendo en cuenta sus necesidades y preferencias, y planteando retos que estimulen su desarrollo.

El concepto de espacio de juego y ocio ha cambiado completamente en los últimos tiempos. La generación de niños de los años ochenta y anteriores utilizaban cualquier espacio de la ciudad para jugar y pasar tiempo con sus amigos y amigas en la calle cerca de casa, pues en aquella época había menor presencia de equipamientos de juego y de actividades de j uego dirigido.

Está demostrado 2 que el juego favorece el desarrollo del niño, mejorando sus habilidades sociales, la participación en actividades físicas como escalar y saltar, la capacidad de explorar por sí mismos, y aprender, lo cual es determinante para su salud física y mental.

Además de los beneficios del juego a nivel físico, asumir riesgos es una parte esencial del juego. Este riesgo que denominamos “riesgo beneficioso” es fundamental para aprender a tomar decisiones y, principalmente, mejorar el bienestar del niño. Cuando gestionan “riesgos beneficiosos”, los niños están mejorando sus capacidades físicas, motoras y cognitivas, fundamental para su desarrollo. Por ello, es imprescindible crear lugares desafiantes para jugar, ya que estos incitan al juego y al movimiento, y satisfacen las necesidades de cada rango de edad.

Por otro lado, la naturaleza y el uso de elementos naturales verdes influyen en la salud, y pueden desempeñar distintas funciones en las zonas de juego.

Es importante elegir cuidadosamente las plantas en la fase de diseño, a fin de evitar riesgos inesperados para los niños o los ciudadanos en general.

Una mala planificación o la falta de mantenimiento en contextos urbanos pueden crear sensación de inseguridad o fomentar el vandalismo, lo que puede provocar una reducción del uso o la ocupación del espacio público.

Como conclusión, la creación de espacios sostenibles, jugables y desafiantes suponen retos imprescindibles durante la planificación de nuestros espacios de juego.

QUÉ ESTÁ OCURRIENDO EN LA ACTUALIDAD?

Desde AIJU 3 , como entidad de inspección acreditada por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación), se ha inspeccionado espacios de juego diferentes en España desde 2005, y se ha constatado que, a menudo, la mayoría de las áreas de juego fuera de las grandes ciudades no plantean desafíos para el usuario infantil, no se tienen en consideración ciertos aspectos clave en el diseño general o no existe una adecuada planificación o un mantenimiento adecuado. Existen poblaciones d onde casi el 90% de los espacios de juego no ofrecen variedad de juego y no cubren diferentes rangos de edades.

Diseñar lugares y crear oportunidades para que la población infantil juegue en los espacios públicos es clave para lograr ciudades y comunidades amigas de la infancia, que motiven a los niños y que satisfagan sus necesidades, teniendo en cuenta las preferencias de los usuarios en cada zona urbana.

Existen ciudades y poblaciones que tienen iniciativas y planes urbanísticos para la creación de espacios de juego desafiantes, que utilizan herramientas como la participación ciudadana como punto clave para poder evaluar cuales son las necesidades de su población y poder desarrollar en la medida de lo posible espacios que cubran sus expectativas. Estas necesidades van desde niños a jóvenes, ya que muchos de ellos se encuentran sin lugares de encuentro, de juego y/o deporte.

De ahí de la importancia en la creación de espacios jugables. Un buen diseño es esencial para crear lugares atractivos y acogedores, además de tener en cuenta la seguridad en su instalación y sus revisiones anuales durante todo su periodo de vida. Además, dentro de esa planificación, el mantenimiento de dicho espacio es vital, ya que reduce riesgos no beneficiosos y no previsibles por los niños y jóvenes, y provoca una visión que hace que los usuarios lo valoren y lo cuiden más.

Las primeras cuestiones que los responsables de los espacios de juego deberían p lantearse podrían ser: ¿los espacios para jugar y para la actividad física de mi municipio satisfacen las necesidades de mi población infantil? ¿hemos tenido en cuenta las preferencias de los niños y niñas de nuestro municipio a la hora de crear los espacios de juego?

En este aspecto, la Administración es clave para mejorar las competencias de su personal a la hora de planificar, crear, transformar sus espacios de juego y plantear nuevas iniciativas que promuevan el juego, la actividad física y la interacción al aire libre por parte de los niños que habitan en sus municipios. Es fundamental un compromiso por parte de la administración pública en cuanto a conocer a su p oblación infantil, escucharla, tener en cuenta sus necesidades y favorecer su participación en las políticas.

El Parlamento Europeo en su iniciativa 2022/2004(INI) “The impact of COVID19 closures of educational, cultural, youth and sports activities on children and young people in the EU” pone de manifiesto la necesidad, entre otras, de apoyar a las organizaciones (asociaciones locales, clubs deportivos, organizaciones juveniles) para llevar a cabo actividades de ocio y de aprendizaje no formal e informal, así como desarrollar la infraestructura deportiva y aumentar el tiempo d edicado a educación física y actividades físicas extraescolares previstas en las escuelas.

En definitiva, favorecer la creación de espacios “jugables” de acuerdo con las necesidades de la población infantil de los municipios, que promuevan su actividad física y su interacción es fundamental. Todo ello, involucrando a los niños en los procesos de creación y/o transformación de los espacios de juego.

Además de las pautas indicadas previamente que deben tenerse en consideración a la hora de crear espacios jugables y d esafiantes, se deberían considerar otras pautas, desde el punto de vista de AIJU como centro especializado en la seguridad de los productos infantiles y de ocio para crear un espacio jugable. Dichas pautas a considerar deberían ser:

  • Espacios compartidos por diferentes grupos de usuarios y capacidades.

  • Espacios lúdicos que a través del entorno estimulen el juego imaginativo, bien a través de las texturas de los materiales, plantas y arboleda, elementos naturales, sonidos, olores, mobiliario a uxiliar, equipamientos de juego, arquitectura, etc Todo ello estimula sus cinco sentidos y les permite explorar y motivarse durante el juego.

  • Accesibles y bien ubicados. El poder acceder al lugar de juego implica una mayor comunidad de usuarios compartiendo un mismo espacio, aumentando l as interacciones sociales y disminuyendo los actos vandálicos. Los e spacios de juego tienen también un valor social para los padres y o cuidadores, ya que son lugares de encuentro informal.

  • Inclusivos. La inclusividad es fundamental en los espacios de juego ya que p ermite una convivencia entre los niños y los jóvenes con diferentes capacidades.

  • Lugares de actividad física donde a los niños y los jóvenes se les permita vivir experiencias de juego energéticas y fortalecedoras, aumentando su actividad física y reduciendo problemas de sedentarismo.

  • Espacios que presenten desafíos, ya que a los niños les gusta experimentar oportunidades de juego emocionantes y desafiantes que pongan a prueba los límites de sus capacidades, como los juegos bruscos, los deportes y los juegos, y las oportunidades de trepar, etc.,

Todos los espacios deben ser diseñados de manera que se eliminen aquellos riesgos que no aporten un beneficio y evitando riesgos no previsibles por los niños, como, por ejemplo, la existencia de un saliente no protegido en una zona donde el niño se desliza, corre o trepa.

En definitiva, en un buen diseño y planificación de espacio de juego se debe pretender favorecer la creación de espacios “jugables” de acuerdo con las necesidades de la población infantil de los municipios, que promuevan su actividad física y su interacción. Todo ello, involucrando a los niños y jóvenes en los p rocesos de creación y/o transformación de los espacios de juego y respaldado siempre por una buena planificación para el mantenimiento de dichos espacios. 

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