“Tu mundo alrededor” (número 2)

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Nº2 Marzo 2015

El periódico escolar de mayor tirada del barrio Alameda de Osuna

CocaCola el cierre

Nuestras mascotas: los perros guia

Nacen los premios Yago

Entrevista: El objetivo es la insercion

La red, un nuevo mundo

Recuperar el criterio Paula Juan, 2º de Bachillerato

En los últimos años, el incremento de la importancia del dinero y el consumo han provocado que las personas nos centremos más en aquello material y “efímero” que tenemos o podemos llegar a tener, y en consecuencia, que las industrias, incluidas aquellas relacionadas con las materias artísticas, sólo se preocupen en vender en grandes cantidades sin importar aquello que venden. En el caso de las industrias relacionadas con las materias artísticas, esta situación ha logrado que lleguen al punto de adaptar a sus trabajadores, artistas, y productos, al tipo de sociedad consumista en la que nos estamos convirtiendo o nos hemos convertido. A día de hoy, si uno se acerca a una librería y se dispone a ver qué libros han sido publicados recientemente o qué libros son o han sido best seller, se va a encontrar con un tipo de literatura muy diferente a la que se escribía hace solo décadas. El escritor, hoy, escribe o es conducido a escribir libros sin fondo, orientados a filmar una película más tarde, que al igual que el libro, genere grandes cantidades de dinero. Se escriben sagas de libros alargando una

misma historia lo máximo posible, para así poder producir más de una película. Este hecho genera principalmente el desinterés del lector puesto que ve innecesario leerse el libro si al poco tiempo, podrá ver la historia en los cines. Además provoca libros vacios, sin mensaje, que simplemente contienen sensacionalismo o buscan el morbo del lector para conseguir fácilmente su atención, siendo, pues, obras superfluas. Pero como se ha dicho al comienzo, ésta situación no solo nos la encontramos en la literatura sino en todo el arte en general. Por ejemplo, en la música nos encontramos siempre con los mismos prototipos de grupo, y una vez más, artistas que usan el morbo para vender. En este caso, llegando inclusive al escándalo como medio para atraer la atención del público. En cuanto a las artes escénicas, el teatro ya apenas tiene importancia, abundan los musicales y las obras de teatro que apenas duran en cartel y el cine que triunfa es absolutamente comercial. El artista ha perdido importancia, el poeta ya no es considerado, no se conocen o no interesan los nombres de los escritores que escriben la obra en la que está inspirada nuestra película favorita, se

HERNÁN PIÑEIRA/El hombre de la multitud

ha perdido el interés por conseguir la discografía de los cantantes o grupos, se ha orientado el arte al entretenimiento. Apenas podemos encontrar obras que nos transmitan o inclusive nos marquen, no son más que obras pasajeras. Es cierto, que hay artistas que publican sus obras por su propia cuenta, los artistas independientes. Pero no tienen la facilidad de promocionarse que tienen aquellos que se encuentran en el mercado, por ello, si se quiere llegar a ellos,

hay que tener un interés, algo que últimamente nos es falto. Realmente, el problema es por qué aceptamos esta situación. No cuestionamos lo que nos venden. Aceptamos aquello que nos ofrecen sin establecer criterio alguno, pues apenas nos queda cultura con la que crearlo. Una mente ignorante no es que solo vaya a aceptar todo aquello que se encuentre, sino que también se dejará influir fácilmente, pues no tiene criterio, su personalidad se va formando por los estereotipos

que le venden, su criterio es nulo pues no conoce más que todo aquello que se encuentra a su alcance, que no es poco, pero no es “racional”. Debemos alejarnos de todo esto, abrir los ojos y la mente e intentar hacer igual con los demás, dejar de ser una sociedad marioneta y recuperar el criterio, fijarnos en que todo aquello que nos venden no es bueno o “de calidad” y exigir que lo que nos vendan nos aporte algo más que entretenimiento, recuperar la cultura y crearla.


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