Ecos del centenario 6

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Animal Dañero

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ADOLFO LÓPEZ MATEOS ¿HÉROE O VILLANO? Primera parte. LO HISTÓRICAMENTE IMPERDONABLE.

Es 1962. Adolfo López Mateos gobierna el país. En Morelos, el líder campesino, Rubén Jaramillo, ha sido amenazado de muerte. Su único delito: defender a los hombres pobres del campo. Luego de días solicitando audiencia, López Mateos lo recibe en Palacio. Y el Presidente de la República le garantiza protección. Seguridad. Incluso, amnistía.

Fuente: http://www.elpinerodelacuenca.com.mx/ epc/index.php/noticias-veracruz/51480

Muchas notas de prensa constatan la garantía de protección. Y luego los clics y los flashes de los reporteros. Las fotos de primera plana, con las que los gobernantes buscan legitimarse, más si se trata de salir en la foto con un opositor. Pero en el mes de mayo de 1962, un destacamento de soldados, encabezados por el capitán José Martínez,


viaja a Morelos. Es la "Operación Xochicalco" con 5 pelotones de soldados, por lo menos 55 hombres armados con fusiles y ametralladoras. Al llegar, rodearon la vieja casa y frente a su domicilio, el capitán grita: "Si no sale Jaramillo, ¡ametrallamos la casa!" Una nuera abre la puerta, los soldados entran como estampida de bestias tras su presa. Cortan cartucho. Apuntan a Rubén Jaramillo. Era un martes, al filo de las dos de la tarde. Entonces, su suegra, Rosa García, sale corriendo desesperada a la Presidencia Municipal. Y ahí, el alcalde revira: "No puedo hacer nada. Traen órdenes de la Procuraduría General de la República. Pero nomás lo van a detener." "Nomás lo iban a detener" ¡Cuánta crueldad! ¡Cuánta cobardía! Horas después, el saldo es el siguiente: 1.-Rubén Jaramillo, de 62 años, asesinado. Su cuerpo presentaba 9 tiros, dos de ellos en la cabeza.

2.-Su esposa Epifanía, embarazada, asesinada. 3-.Su hijo asesinado.

Ricardo,

de

22

años,

4.-Su segundo hijo, Filemón, de 18 años, asesinado.


5.-Su tercer hijo, Enrique, de 16 años, asesinado. 48 horas después sus cuerpos son encontrados.

"Olían muy mal." Filemón, desfigurado y con la boca llena de tierra. A la esposa le dieron 12 tiros. Uno en la frente. "Su rebozo, su vestido, estaban desgarrados manchados de sangre" contó la suegra de Rubén Jaramillo al escritor y reportero, Fernando Benítez, director, entonces, del suplemento cultural de la revista Siempre! Era aquel el Morelos de las grandes haciendas azucareras, de los guardias rurales, los peones perseguidos, las haciendas incendiadas, y los federales atacando a los campesinos. Incluso, Adolfo López Mateos había ofrecido a Rubén Jaramillo la gerencia del Ingenio Zacatepec, sólo para doblegarlo. Pero la rechazó. Su lado estaba con los campesinos "para combatir a los gobernantes aliados de los pudientes propietarios de las factorías azucareras." Nunca, jamás, Rubén Jaramillo pidió un centavo a los campesinos. Se mantenía de una parcelita sembrada con jitomatito, maicito y arrocito, decían los que a su lado luchaban. Sus hijos lo ayudaban en el campo. Su esposa, cosía vestidos y los vendía, recuerda la suegra. López Mateos guardó silencio. Calló, pues Rubén Jaramillo sólo era uno más de los líderes agrarios ejecutados en Morelos y en el país durante su sexenio. Y aquellas fotos de López Mateos con Rubén Jaramillo, jamás se volvieron a ver. Con saña inaudita ejecutaron a Jaramillo y familia. Crimen horrendo, históricamente imperdonable, de

indescriptible maldad, acto propio de bestias. NO DEBEMOS CALLARLO, NI OCULTARLO, ¡JAMÁS! EL DEDO. Adolfo López Mateos fue presidente de la República de 1958 a 1964. ¿Cómo llegó a ese cargo? Eran los tiempos del "dedazo" presidencial. Realizado el ritual, todo estaba decidido. Si el dedo te apuntaba ¡ya eras el Presidente de la República! Con Ruíz Cortines (1952-1958), se detuvo el reparto de tierras; e incluso, comenzó el despojo de las anteriormente entregadas. Eso explica por qué los campesinos montaron en cólera, y se lanzaran a la recuperación y toma de tierras. En ese marco, fue destacando la resistencia jaramillista, que ya comenzaba a extenderse más allá del Estado de Morelos. A quien señalara el dedo, tenía por tarea frenar esa lucha creciente por la tierra. Pero había un extra. Además del despojo de tierras, el sexenio de Ruíz Cortines, “fue marcado por el retroceso brutal de los derechos obreros y la política antisindical de represión inmediata a toda protesta obrera, destituyendo además a direcciones democráticas o corrompiéndolas.” (Ver Alzaga, Oscar, y Cortés, Gpe. “Las jornada ferrocarrileras de 1958 y 1959” p. 110.) En 1958 sucedió el ritual. Guiado por su odio enfermo contra la clase obrera, Adolfo Ruíz Cortines escudriñó recorriendo una larga lista de nombres, hasta que su dedo índice se detuvo en Adolfo López Mateos, quien tenía la cualidad requerida:


“La postulación de López Mateos fue además un premio a su gestión como Secretario del Trabajo, ya que con sus atinadas intervenciones en los conflictos obreros, ayudó a aumentar el control estatal sobre ellos.” (Fernández, Iñigo. "Historia de México." Panorama Editorial. p. 106. El subrayado es mío) Por sus “sus atinadas intervenciones" el dedo lo escogió. EL CHARRO. El 28 de agosto de 1948, un ridículo tipejo, que se disfrazaba de charro, con todo y pistola, llamado Jesús Díaz de León, apoyado por el ejército y la policía, tomó por asalto las oficinas generales del Sindicato Ferrocarrilero. Usurpó la Secretaría General por 10 años; periodo en el cual, impuso un régimen de terror a todo trabajador que osara pedir mejores condiciones de trabajo o aumento de salario. Desde entonces, charrismo se le llamó a esa práctica, y charro al impostor. De 1952 a 1958, Adolfo Ruíz Cortines y su Secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos, se encargaron de perseguir a obreros en lucha; de imponer violentamente a lideres cómodos e inofensivos a los patrones, mediante el ejército o golpeadores; de controlar a sindicatos con la cooptación de dirigentes; de imponer la afiliación forzosa al PRI; y de "maicear" a otros con puestos públicos, senadurías y diputaciones. O sea, los Adolfos hicieron del “charrismo” su doctrina y la aplicaron contra maestros, petroleros, electricistas, mineros, telefonistas y muchos contingentes obreros.

LOS ADOLFOS EN 3 ACTOS. 1.- Mes de abril, año 1956. Los charros de la Secc. IX del magisterio, entran en pugna por el control del SNTE, por el jineteo de las cuotas y los huesos que el PRI les daba para ambas Cámaras. En la búsqueda de fuerza; unos y otros, convocaron a la movilización de las bases, y hasta llegaron a entregar un pliego petitorio a la SEP para ganar adeptos. ¡Grave error! Los mandos charros jugaban con fuego. Convocaron al monstruo de las mil cabezas, generaron expectativas favorables a sus demandas; hasta que, al percibir que podían ser rebasados, los jefes de las mafias en pugna, llegaron a un acuerdo y pactaron con las autoridades de la SEP raquíticas prestaciones, y un salario que no llegaba ni a la mitad de lo solicitado. Demasiado tarde. El 3 de julio de 1956, en un mitin en los patios de la SEP, los capos son rebasados. Othón Salazar y otros destacados maestros comandan la lucha contra el charrismo sindical e inician la travesía por democratizar la Secc. IX. El movimiento iba creciendo, hasta que… “En agosto de 1958 los maestros del D.F. eligieron a Othón como su legítimo representante, pero ante este gesto de autonomía sindical, la posición del gobierno se fue endureciendo. La manifestación del 8 de septiembre fue reprimida, y Othón, aprehendido. Las autoridades llegaron temprano a su casa, lo amarraron y lo vendaron. Lo sometieron después a violentos interrogatorios y le exigieron que confesara cuántos rublos recibía de la Unión Soviética. Lo mantuvieron secuestrado nueve días antes de procesarlo. Acusado de disolución social, fue encerrado en Lecumberri.” (La Jornada, jueves 15 de mayo, 2008.)


2.- Ahora es abril de 1958. En la industria petrolera estalla un poderoso movimiento sindical. Las secciones 34 y 35 del D.F. vivieron varios meses de una intensa agitación. Un capo sindical, de nombre Felipe Mortera, Secretario General del STPRM, acordó con la empresa una prorroga de 14 meses (¡nada más!) para la revisión del CCT, lo que provocó un gran malestar y rechazo entre los trabajadores. Entonces, los petroleros realizan asambleas, desconocen a los Comités Locales alineados al charro, llevan a cabo una huelga de hambre y estalla un paro en la refinería de Azcapotzalco. Comienzan a recibir apoyo de otros sectores obreros. Pero el gobierno respalda a los charros (los "naranjas" de aquellos años) para que le hagan frente a los comités democráticos de petroleros; y luego, viene el signo que marcaría al régimen de Adolfo López Mateos:

“Más tarde el ejército tomó violentamente las instalaciones petroleras, encarcelando a los principales dirigentes, golpeando con ello la insurgencia petrolera.” (“Las 100 luchas obreras del siglo XX.” Trabajo y democracia hoy. p. 78) 3.- 2 de agosto de 1958. Habla Demetrio Vallejo: “Lo cierto es que esta vez no se trataba de una lucha por un beneficio económico, sino por una cuestión de principio y en defensa de un derecho: el de elegir y deponer a sus dirigentes.” (Vallejo, D. “Las luchas ferrocarrileras que conmovieron a México.” Tomado de “50 años Movimiento Ferrocarrilero” Editado por el SME. 2008. p. 3)

LOS FERROCARRILEROS LÓPEZ MATEOS.

Y

ADOLFO

Corría el año de 1958, la VI Convención Nacional Sindical Extraordinaria de los ferrocarrileros, designó a un nuevo Comité encabezado por Demetrio Vallejo. Y ya desde entonces, se tenía que notificar al Sindicato, o sea, al disfrazado de charro sostenido por militares; a la empresa, es decir, al patrón; y a la Secretaria del Trabajo, con la gente de Adolfo López Mateos al frente. Y, sucedió lo de siempre; que charro, gobierno y patrón se negaron a reconocer la decisión soberana de la Convención. El 1 de agosto de 1958, la Secretaría del Trabajo les negó el registro. Pero era tal el empuje de la locomotora democratizadora, que a pesar de que no les “tomaran nota”, sostuvieron a Vallejo y comienza una serie de paros que exigen respeto a la decisión obrera. Hasta parecía que el paro avanzaba por los rieles, pues en cuestión de horas, más y más secciones del interior del país, se iban sumando al paro. Para el 4 de agosto una multitudinaria manifestación es brutalmente reprimida, con saldo de 3 ferrocarrileros asesinados: Andrés Montaño, Rafael Alday y Leopoldo Álvarez; 200 detenidos y las secciones del D.F. tomadas por la policía y el ejército al igual que varios centros de trabajo. (Ver Alzaga y Cortés. p. 116.) Pero el movimiento no cede ante la represión. En poco tiempo, el paro ferroviario es total, e incluso, se extendía hasta abarcar a maestros del D.F y a los telegrafistas, que se sumaban al paro en solidaridad con los ferrocarrileros.


El gobierno retrocede, y sin reconocer a Vallejo, la Secretaría del Trabajo propone la celebración de nuevas elecciones, pero organizadas y supervisadas por sus inspectores y utilizando como padrón la última nómina de pago. Era el 22 de agosto de 1958, los sabuesos de López Mateos, con el pretexto de supervisar las votaciones, buscaban meterse en el proceso; pero a su vez, ellos mismos estaban siendo vigilados por miles de ferrocarrileros para evitar que hicieran sus marrullerías. Fue una elección de Estado contra los ferrocarrileros. Se votó en todas las secciones, las horas parecían eternas, hasta que por la noche se dio a conocer el resultado. Un periodista escribió: “Vi a varios viejos rieleros llorar como niños. Hasta los gendarmes uniformados y supervisores se conmovieron.”

“El 22 de agosto de 1958, la planilla de Vallejo inflinge la derrota más contundente a los charros de la historia sindical: 59,759 votos a favor contra 9 del candidato del grupo charro de Díaz de León, ejercicio democrático sin precedente en la historia obrera.” (“50 años del...” p. 4) Y cayó el charro después de 10 años. EL IMPACTO.

"A partir del 22 de agosto había cambiado el panorama sindical y político en México. El día 27 en un acto de 10 mil trabajadores de varios sindicatos en la Arena México, festejan el triunfo del Sindicato ferrocarrilero y confirman el cambio: el sindicalismo independiente era un hecho nuevo que abría perspectivas democráticas a los

sindicatos y a la sociedad." (Alzaga y Cortés. p. 117 El subrayado es mío.) Maestros, ferrocarrileros, tranviarios, telefonistas, electricistas, y varios gremios más, festejaban el triunfo, ya que la victoria ferrocarrilera demostraba que los charros no eran invencibles y se alentaba a la lucha porque había posibilidades reales de triunfo. Los charros habían visto caer a su padre fundador, y lo festejaba el trabajador. ¡Tiemblen charros! se gritaba en aquellos años. "En ese marco, toma posesión el gobierno de Adolfo López Mateos el 1 de diciembre de 1958, que de hecho tenía al frente y en su equipo a varios de los principales colaboradores del gobierno anterior. Más que un quiebre o cambio de política, el nuevo gobierno representaba la continuidad del anterior, pero con nuevos bríos, presiones y experiencias aprendidas." (Alzaga y Cortés. p. 118. El subrayado es mío) López Mateos ahora es Presidente. Para febrero de 1959, ya con una dirección auténtica, los ferrocarrileros estallan la huelga. La Junta la declaró “inexistente”, pero ellos no entienden de eso y la sostuvieron. “¿Cómo que la huelgo no existe si los vagones no se mueven?” decían. Los patrones, sin el auxilio de su charro, sintieron lo que es una huelga de verdad; y en un sector estratégico, ya que el ferrocarril era uno de los medios de transporte más importante para el traslado de personas, pero sobretodo de sus mercancías, que era lo que más les afectaba. El gobierno de López Mateos y los patrones, no aguantaron más de 3 días de huelga y aflojaron un incremento salarial, el 10% de fondo de ahorro, la construcción de casas


habitación, y además el servicio médico. Esta derrota patronal, se traducía en aliento para los trabajadores de otras empresas. Charro, gobierno y patrón habían recibido una gran lección. Pero desgraciadamente las cosas no quedaron aquí. Ya era demasiado el "mal ejemplo" que los ferrocarrileros estaban dando a los trabajadores de México. Había que contenerlos. Entonces, la victoria salarial y de prestaciones no se hizo extensiva. Para marzo de 1959, estalla la huelga en otras empresas del ramo, por negarse a responder a la exigencia de otorgar lo que a nivel nacional se había logrado. La respuesta del Gobierno fue brutal: miles de militares salieron de sus cuarteles para imponer un virtual estado de sitio en todos los centros de trabajo; detuvieron a miles de ferrocarrileros y los llevaron a campos militares de concentración; varios fueron sacados de sus casas violentamente; y, a pesar de todo eso, el ejército no pudo restablecer el servicio hasta después de 7 días. ¿De qué magnitud sería la represión? O más bien, ¿de qué tamaño sería la resistencia? Esta historia continuará…

¡POR UN CENTENARIO VIVO Y COMBATIVO! ¡NI PERDÓN NI OLVIDO! ¡LAS LECCIONES DEL PASADO NOS HARÁN MÁS FUERTES EN EL PRESENTE! ¡POR EL DERECHO Y LA JUSTICIA DEL TRABAJADOR! ¡VIVA EL SME! ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! Atentamente: El Animal Dañero. Agosto del 2014. Responsable de la publicación: Mario Benítez. 75327.


Demetrio Vallejo detenido por militares.


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