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Según Naciones Unidas, España es uno de los principales países de destino de la trata con fines de explotación sexual; además de ser un país de tránsito.
La trata de personas constituye un negocio muy lucrativo acentuado por la globalización y las restricciones a los flujos migratorios. La UE estima en cerca de diez millones de euros anuales los beneficios. Los traficantes obtienen ganancias comparables a las conseguidas con el tráfico de drogas.