Viviana Casanova

preguntamos a Viviana Casanova qué hace especial a su hogar...

Nací en Santiago de Chile y en el año 2004 nos mudamos con mi familia a vivir a España, concretamente el primer lugar al que llegué fue Banyoles, pero al cabo de unos años acabé instalándome en Girona, lugar que me enamoró desde el primer momento. Considero que tiene todo lo necesario para tener una buena calidad de vida: es bastante segura y muy tranquila, pero a la vez animada si sabes por dónde moverte. Está cerca de todo: Barcelona, Francia, la Costa Brava… ¡Y además tiene mucha historia, cultura, arte y una gran oferta gastronómica! Como decimos aquí: “Girona m’enamora”.

Durante la pandemia tuve el honor de grabar diferentes sesiones en algunos de mis lugares favoritos de la ciudad, como fue en el cine (Ocine), en una cafetería (La Fábrica), en una cervecería (El Doll) o en uno de los restaurantes más importantes a nivel mundial como fue la propia cocina de “El Celler de Can Roca”. (Escanea el QR para poder ver el set)

Mi estudio es donde paso la mayor parte del tiempo siempre que puedo y no estoy de gira. Tengo mi propio ritual para inspirarme: salgo a pasear un poco, me llevo un café con leche por el camino y una vez me siento, ya no me levanto. Mi espacio de trabajo por ahora es modesto a nivel técnico. Me concentro sobre todo en la parte de producción. No necesito gran cosa más que mi ordenador para hacer música. Creo que cada uno tiene su sistema de trabajo y en mi caso me acostumbré a producir con los auriculares, algo que me facilita mucho la vida cuando paso mucho tiempo fuera. Así puedo ir acabando proyectos o empezar nuevas ideas.

Girona es una ciudad ideal para salir a pasear y desconectar. El barrio antiguo o, como aquí dicen, el “Barri Vell”, es precioso ya que abarca el casco antiguo de la ciudad con escaleras de piedra, dando paso a la famosa Catedral de Girona y la muralla medieval —donde han grabado varias películas y series como “El Perfume” o “Juego de tronos”.

Una de mis pasiones es el café y tengo la suerte de vivir en una ciudad rodeada de cafeterías con muy buena calidad de producto. También son lugares que están preparados para que puedas ir a trabajar con tu portátil y, de hecho, hasta que no tuve la suerte de tener un espacio propio para montar mi estudio me pasé varios años trabajando e incluso haciendo música en esas cafeterías, por lo que guardo un especial cariño a esos lugares.