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TOUR-MAUBOURG
from DJ Mag ES #145
Tour-Maubourg publicó su segundo álbum a finales de enero para reafirmarse como un auténtico connoisseur de finura y clase en clave de música electrónica. Belga de nacimiento y asentado en la escena parisina, se encerró durante un año en casa de sus abuelos construyendo sus nuevos temas para ignorar un pitido constante en sus oídos amparado en la melancolía de sus recuerdos de infancia.
Este álbum supone un paso más hacia la madurez en la carrera de un artista que ha decidido no adscribirse a ninguna corriente de género. Pierre consigue vincular sus producciones a un adjetivo que tiene una relación directa con el perfeccionamiento musical: la atemporalidad.
Se intuyen ciertas piezas de hardware más o menos reconocibles. Se intuye una predilección por hallar un punto de encuentro equidistante entre el house y el jazz. Se intuye que prima la elegancia y la simplicidad en la producción. Esa sospecha ingenua aparta a Tour-Maubourg de la ansia generalizada de ser amiga del algoritmo. Probablemente tendrá que publicar algún reel que otro en las redes sociales para no hacer enfadar a su manager. En una época en la que se seduce al público portando el talante más hardcore y se abulta el currículum sonando igual que el siguiente de la playlist, se agradece la sobriedad y la apuesta por dejar que la música haga todo el trabajo.
¿Qué tal Pierre? Encantado de saber un poco más de ti y tu proceso de creación a través de esta entrevista.
Uno de los titulares que más llaman la atención en tu prensa para este nuevo álbum es que padeces tinnitus –también llamados acúfenos. Personalmente llevo 8 o 9 años conviviendo con ello y, más o menos, ya me he acostumbrado. Lo que me parece realmente molesto es que va acompañado de hiperacusia, una sensibilidad especialmente punzante en las frecuencias muy agudas. ¿Cómo lo llevas tú?
Llevo experimentando este zumbido desde 2018, así que ya llevo un tiempo. Es permanente. Lo oigo por la noche cuando me voy a la cama y cada mañana cuando me despierto. A veces me resulta especialmente desalentador si pienso en tener que lidiar con ello durante el resto de mi vida y me agobio un poco pensando en qué pasaría si los síntomas siguen empeorando. Otras veces acepto que es algo que me va a acompañar siempre y soy consciente de que no hay nada que pueda hacer al respecto, así que lo único que me queda es ignorarlo en la medida de lo posible y ser precavido con los decibelios a los que me expongo.
Los primeros meses fueron difíciles porque no conocía personalmente a nadie que también tuviese este problema. Incluso me resultaba complicado encontrar información específica acerca de cómo tratar el asunto en cuanto a protección auditiva para hacer música y pinchar en clubs. A lo largo del tiempo, desgraciadamente, he ido enterándome de que conocidos míos han desarrollado el mismo problema durante los últimos años. En cierto modo me reconforta no ser el único y poder hablar con alguien que también sufre de esta dolencia, pero definitivamente me parece un bajón que tengamos que estar pasando por esto.
Me gustaría hacer énfasis y recordar a los músicos más jóvenes lo importante que es utilizar protección auditiva en conciertos o pinchando. Vale la pena. Aunque tengas que subir un poco el volumen de los auriculares para oír lo que estás haciendo, es lo mejor que puedes hacer. Al principio es un poco raro pero en cuanto te acostumbras agradeces irte para casa sin ningún tipo de molestia y pudiendo disfrutar del silencio más absoluto.
En tus anteriores lanzamientos has usado muchas texturas de vinilos y sus característicos crujidos. Ahora diría que utilizas más bien un sonido blanco o incluso lo sustituyes por los platillos tan propios del jazz de forma constante a lo largo de un tema. ¿Se trata de un truquillo anti-tinnitus?
Siempre me ha gustado mucho añadir distintos tipos de textura a mis producciones, un poco al estilo ‘Loop Finding Jazz Record’ de Jan Jelinek. Al principio lo utilizaba para darle un carácter distintivo a mis tracks, pero ahora lo veo como una parte inherente a mi proceso compositivo. En cuanto me meto en el estudio, el silencio enfatizado por el tratamiento acústico hace que perciba el tinnitus con más intensidad, así que añadir grabaciones de campo, silbidos de cinta o incluso el propio sonido de la mesa de mezcla me ayuda a olvidar las molestias auditivas y también me resulta útil para crear moods en los que sumirme.
‘Spaces Of Silence’ rompe con el uso constante de un mismo ritmo a lo largo de un tema. En este álbum la percusión es mucho más selectiva y varía según lo que pide el resto de elementos de la obra. ¿Ha sido esto una evolución natural? ¿O se debe más a una ruptura premeditada con el workflow al que estabas acostumbrado?
Me hace muy feliz que te hayas dado cuenta de eso. Lo que ha pasado es que me he forzado a mí mismo a cambiar la forma en la que trabajo el groove. Es una historia un poco larga pero es importante ya que representa un cambio en mi forma de componer música.
Durante el 2020 sucedieron dos cosas de forma simultánea. Por un lado, decidí estudiar el groove de una forma más teórica. Estuve mirando muchas cosas por internet y me leí varios libros en busca de la definición de lo que realmente es el groove. ¿Cuál es la clave para hacer que un tema sea groovy? Desafortunadamente, descubrí que es un término difícil de definir, así que me decanté por estudiar el asunto mediante la práctica y me puse a transcribir música de Masters At Work, Ron Trent y Joe Claussell, entre otros, para tratar de entender cómo trabajan el ritmo los masters. La conclusión fue que el groove toma parte de diversos elementos que, a veces, se separan y para luego unirse en distintos momentos, secuencias y tonos.
Para aquellos que más o menos están empezando a utilizar DAWs o secuenciadores, que no os engañen los presets de swing o shuffle. Si bien es cierto que agregan un ritmo más cadencioso a la secuencia, no aseguran que automáticamente se convierta en un ritmo con toque. Hay muchos ritmos que no tienen ni una pizca de shuffle y, sin embargo, tienen un groove tremendo.
Otra cosa que hice durante ese año fue empezar a samplear una cantidad ingente de bucles de batería de muchos álbumes distintos –nada de librerías de samples–con el propósito de construir mi propia librería de sonidos para extraer loops o añadir percusiones a mis temas.
Me preguntabas por si ideé mis percusiones de forma que encajasen con los temas que estaba haciendo. Pues lo que pasó fue justamente lo contrario. Como ya tenía bien interiorizado todo eso de que el groove se crea mediante la colisión y separación de diferentes elementos, y ya había recolectado todos los samples y bucles que necesitaba, me dediqué a encajar todos los elementos armónicos de cada tema con ciertos elementos de percusión en el momento adecuado.
Sueles utilizar muchos samples de y baterías de jazz. Es algo poco común y diría que es tu mayor rasgo distintivo. Incluso, te tomas la molestia de editar un Club Mix y un Jazz Mix para temas como ‘Duophonie’. ¿Qué significa para ti el jazz?
Cuando pienso en el jazz, mi mente ubica rápidamente álbumes como ‘The Summer Knows’ de Art Pepper, ‘Flamenco Sketches’ de Miles Davis o el ‘B Minor Waltz’ de Bill Evans. Instantáneamente pienso en cepillos de tambor, pianos impecables y contrabajos. Soy consciente de que el jazz no se define por esos elementos y que la improvisación y experimentación son características imprescindibles del jazz, pero eso es lo que realmente adoro del género.
¿Qué maquinita o instrumento te llevarías contigo hasta el fin de los tiempos?
Me encanta el proceso creativo. Empezar a moldear una idea de forma que se convierta en un tema es lo que más me gusta del mundo. Es por eso que se trataría de una muy difícil elección ya que me encanta todo mi gear, pero si me tengo que quedar con algo sería mi MPC y un cable para poder samplear cosas de mi ordenador.
Para hacer este álbum te mudaste a casa de tus abuelos en Bélgica, con todo el lío que conlleva para llevar el material de un estudio a otro. ¿Cómo te lo montaste en el aspecto logístico y qué influencia tuvo en tu forma de componer?
Desde aquí tengo que agradecer a mis padres todo lo que me ayudaron para mudarme de París a Bruselas. No tengo carnet de conducir, así que hubiese sido imposible hacerlo yo solo. Conseguí llevarme la mayoría de piezas de hardware imprescindibles a casa de mis abuelos. Lo bueno es que al ahorrarme el alquiler, y aprovechando que los precios en Bélgica son mucho menores que en París, conseguí comprar bastantes piezas nuevas a un buen precio. Tengo un grabador de cinta (reel to reel), un Prophet REV2, algunos compresores y un spring reverb de Davoli.
El cambio real que noté fue sentir todo el tiempo una mezcla de soledad junto con un aluvión de recuerdos con un gran valor emotivo por el hecho de estar haciendo música en esa casa. De alguna forma fue como entrar en una máquina del tiempo y volver a mi niñez.
‘A Little Bit Of Help’ se basa en un sample de un tema que solías escuchar de niño cuando estabas de vacaciones por el sur de Francia con tu madre. ¿Cómo encuentras el balance para tratar de mantener una versión actualizada de ti mismo sin desatender esos sentimientos y recuerdos de juventud?
Hay un momento grabado a fuego en mi memoria que siempre tengo presente cuando hago música. Cuando era bastante más joven, recuerdo que mi novia de aquel entonces me tildaba de soñador por creer que en un futuro podría llegar a vivir de la música. Lo cierto es que era una chica sensata y no le faltaba ninguna razón. Soy un soñador y eso es algo que no puedo evitar. Casi de una forma infantil, estoy obsesionado con perseguir mis sueños sin importar lo que cueste y tener el privilegio de perderme en la música es por lo que lucho diariamente.
Durante el 2022 publicaste mucho material nuevo. Dos EPs, singles, colaboraciones, remixes… Eso es, básicamente, echar muchas horas en el estudio. ¿Desde cuando te dedicas exclusivamente a hacer música?
Tengo la gran suerte de poder dedicarme a la música a tiempo completo desde el primer confinamiento, en marzo de 2020. Me pilló en Francia y me centré en aprender y mejorar mis habilidades musicales durante los 7 días de la semana y empezar a trabajar con más personas, lo que me implicó en más proyectos y se originó una bola que sigue creciendo hasta hoy.
¿Dónde y cómo te quieres ver dentro de unos años?
Ojalá pueda seguir dedicándome 100% a hacer música y, con suerte, tener mis propios sellos discográficos –ya tengo los nombres pensados– y girar por el mundo haciendo bolos. También tengo pensado publicar mi tercer álbum que, de momento, quiero que sea mucho más instrumental. Aunque puede que no tarde en cambiar de opinión en esto último.