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El sonido de records MoBlack

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Críticas | BREAKS

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Redacción: Kitty Amor

Traducción: Caterina Günther

Tras sumergirse en la escena afro house durante una década viviendo en Ghana, Mimmo Falcone lanzó MoBlack Records para ayudar a promover el sonido a nivel internacional. Tras casi 10 años y más de 500 lanzamientos, el sello es un punto de apoyo crucial para el sonido.

Nacido en Nápoles, Mimmi Falcone -más conocido ahora como MoBlack- deseaba desde muy joven compartir su pasión por la música y convertirse en DJ, pero no fue hasta un movimiento fortuito más adelante en su vida cuando acabó creando uno de los mayores puntos de venta de música afro house: su sello MoBlack Records.

Después de la universidad, consiguió un trabajo en una empresa de procesamiento de alimentos que le obligó a viajar a distintas partes del mundo. Al cabo de un año, en 2003, le ofrecieron una oportunidad que se convirtió en una estancia de 10 años en Ghana, donde conoció todo tipo de música africana. Mimmo aprovechó este nuevo capítulo de su vida para explorar la escena musical local y acabó consiguiendo un programa de 90 minutos en YFM Ghana, donde se reunió con varios artistas y productores, además de tocar en clubes nocturnos locales.

Con el paso de los años, Mimmo llegó a escuchar un nuevo sonido, muy diferente al de la música predominante en África Occidental. "Fue aquí donde escuché lo que ahora se identifica como afro house, ya que oía mucha de la música procedente de Angola y Sudáfrica. Inmediatamente me enamoré de ese sonido tan fresco y a la vez profundo que tanto me influyó para empezar a producir música yo mismo", explica.

En 2012, Mimmo empezó a enviar maquetas a sellos establecidos, pero no obtuvo respuesta alguna. Sin embargo, esto no hizo más que echar leña al fuego, inspirándole para crear su propio sello, MoBlack Records, en diciembre de 2013. "Quería crear una plataforma para mí y otros artistas porque viajé por Sudáfrica, Mali, Nigeria, Costa de Marfil y Senegal, y quedé impresionado por el increíble talento que había en estos países. Quería dar espacio a estos talentos para que sonaran no sólo en su propio continente, sino en todo el mundo", explica Mimmo.

Su afán personal por difundir la música que le apasiona le llevó a bautizar el sello con su propio nombre. “Sólo publico la música que realmente me gusta escuchar y pinchar como DJ. Mi método hacia el sello es exactamente el mismo que tengo como DJ cuando selecciono temas para un concierto".

En sus viajes absorbió mucha música que le inspiró para crear un sonido que fusionara instrumentos tradicionales africanos con música electrónica. Puso en marcha el sello con su propio trabajo, "The Ultimate Afro", un EP de seis temas que marcó la pauta de los sonidos tribales y profundos que han llegado a definir a MoBlack Records. Mimmo, que quería dominar mejor la producción y desarrollar auténticos elementos sonoros africanos, tardó tres meses en preparar el siguiente lanzamiento, "2 By 2", en el que colaboró con el artista sudafricano Young DJ. El lanzamiento llegó al top 10 de Traxsource, lo que atrajo la atención del sello. Mimmo empezó a recibir maquetas de productores, considerándose muy afortunado por haber recibido tan buenos temas de afro house desde el inicio.

Durante su estancia en África, Mimmo se enteró de cómo iba creciendo el afro house gracias a talentos africanos como Black Coffee, Culoe De Song y Mr Raoul K, que defendían el sonido en sus respectivos países. "Recuerdo que escuchaba muchos de los temas que pinchaban y me preguntaba por qué esta música no se escuchaba en Europa", explica. Esto le motivó para hacer de MoBlack Records un motor que impulsara la música electrónica africana más allá de sus fronteras.

Gracias a los primeros éxitos del sello, Mimmo se dio cuenta de que sus habilidades eran más adecuadas para dirigir el sello que para producir música él mismo. "Decidí dedicar más tiempo a dirigir el sello y apoyar las carreras musicales de otros artistas", dice Mimmo. "MoBlack Records está donde está gracias a los nuevos artistas que han pasado por el sello, como Enoo Napa y De Cave Man. La magia está en la juventud y me encantan los nuevos sonidos experimentales que no temen probar".

Otros artistas que han tenido éxito mezclando diferentes estilos en MoBlack son FNX Omar, Kususa, Sobek y DJ X-Trio, que mezclan sonidos techno y electrónicos con tambores tradicionales africanos. Con un gran volumen de música de primera calidad, Mimmo optó por publicar música nueva semanalmente, ya que no había ningún otro sello que distribuyera afro house con la frecuencia suficiente para crear un catálogo del género. Este calendario de lanzamientos llamó la atención de los distribuidores de música digital, en particular Traxsource.

"Me apoyaron mucho con lanzamientos, entrevistas y la plataforma de radio que me llevó a estar presente de manera regular en las listas de éxitos. Una vez que envié una propuesta a Traxsource sobre lo que podía hacer por el afro house trabajando con ellos, me pidieron que sería el music curator de la sección de afro house para la plataforma", explica.

En 2016, Mimmo se convirtió en el director de Afro house en Traxsource; sin embargo, con este nuevo movimiento llegaron retos que no ignoraba. Como dirigía su propio sello de afro house, sabía que podría haber reacciones negativas si dirigía la sección de afro house en el mayor sitio web de distribución del género. "Estuve a punto de rechazar la oferta de trabajo porque me preocupaba que la gente pensara que iba a favorecer a mi propio sello en el sitio web, y yo realmente quiero arrojar luz sobre el género en general, no sólo sobre mi sello", afirma. Para evitarlo, aceptó que otro curator revisara los lanzamientos de MoBlack y juzgara su ubicación en el sitio web. Con Traxsource compartiendo la misma misión de querer hacer crecer el género, la experiencia de Mimmo en la gestión de sellos contribuyó a un aumento del 50% en las ventas del género.

"Recuerdo que el remix de Enoo Napa de 'Black Queen' de De Cave Man se colocó en el Top 200 de pistas de Traxsource en 2016, y fue entonces cuando supe que la gente prestaría mucha atención al género en general", afirma.

Como importante creador de tendencias, Mimmo ha visto cómo el afro house evolucionaba y ganaba aceptación a nivel mundial con el tiempo. "Cuando fundé MoBlack Records, mi objetivo era ser el sello nº 1 de Afro house, y me alegro de haberlo conseguido. Durante años, ha sido el sello de Afro house número 1 en ventas y creo que esto se debe a la constancia que tengo a la hora de impulsar la música más allá del continente africano", comparte con orgullo.

Mimmo considera que 2017 fue un año crucial para la contribución de MoBlack Records al afro house, ya que lanzó "Amahloni" de Stones & Bones con Toshi, y la remezcla de Manoo cautivó los oídos de todo el mundo. Fue un tema rompedor para el sello, ya que traspasó los límites habituales del afro house y lo pinchó Dixon, una figura muy importante de la música electrónica", afirma. La exposición del género ese año "abrió nuevas puertas a los artistas implicados, así como al sello".

Un año después, Mimmo se unió a la distribuidora Innervisions, y la música de MoBlack Records fue editada por Muting The Noise para vinilo y digital, lo que ayudó a aumentar aún más su alcance. En 2022, MoBlack Records ha publicado más de 500 discos. El sello siempre ha tenido una presencia distintiva gracias a sus llamativas ilustraciones.

"Mi idea era presentar la belleza de África en la música, el arte y la moda. Tuve la suerte de trabajar con el artista nigeriano Erikan Ekefrey, que es quien más ha contribuido a dar imagen a mi sello, ya que el logotipo procede de sus pinturas", dice Mimmo. MoBlack cuenta ahora con una artista residente, Rachael D'Alessandro, que trabaja en la dirección artística del sello.

Impulsado por una mentalidad innovadora, Mimmo aprecia cómo los artistas están abiertos a seguir evolucionando el sonido afro house y cómo otros sellos están poniendo el mismo nivel de trabajo para exponer la buena música en todo el mundo. "Ahora veo que los productores de techno se ven influidos por los de afro house y viceversa, por lo que se está cerrando el margen entre la música de baile underground y la comercial. El afro house está alcanzando realmente todo su potencial en los espacios comerciales".

Para MoBlack Records siempre ha sido un objetivo llegar a gente que nunca ha tocado música electrónica africana, pero que es muy respetada a escala mundial, y Mimmo se enorgullece de la contribución del sello al ascenso constante del afro house. "Es asombroso ver que grandes artistas como Diplo y Carl Cox tocan ahora música del mundo afro house, y me reafirma en lo que imaginaba para nuestra música en los primeros años, antes incluso de que tuviera un nombre de género. Siempre creí que la gente querría esta música, porque está muy arraigada y te conmueve de verdad cuando la escuchas".

Sherard Ingram (DJ Stingray 313), alias Urban Tribe, publicó ‘The Collapse Of Modern Culture’ en 1998. Reclutador de cantidad de leyendas de Motor City y desasido de limitaciones de tempo y género, Ingram fue creador de una dosis de ambience imperturbable al paso del tiempo. Jack Anderson explora, a continuación, el hirientemente desconocido LP de Urban Tribe.

‘The Collapse Of Modern Culture’ es un trabajo comunal timoneado por Sherard Ingram (alias DJ Stingray). La paciencia y la escucha empática se premian en un álbum en el que los cronistas son bardos de Motor City: Anthony Shakir, Kenny Dixon Jr., y Carl Craig. Ingram y sus colegas de Detroit interpretan una meditación acerca de la melancolía consumista del fin del pasado milenio. ¿No pillaste de qué iba? Casi nadie lo hizo.

Incluso cuando aún era una novedad, la pura rareza de ‘The Collapse Of Modern Culture’ era una proposición demasiado inusual para la audiencia de masas. Para ser claros, la unión de tamaños artistas de Detroit debería haber supuesto un mayor impacto. Una síntesis de downtempo de Detroit y estilismo de Warp –los ritmos crujientes de Boards Of Canada y Autechre siempre presentes– se convirtieron en aullidos a la luna en un trabajo de época de Urban Tribe que se estrenó sin pena ni gloria.

Philip Sherburne lo erigió como una de los mejores álbumes de IDM. En Pitchfork, escribió esta anómala cabecera: “El álbum era demasiado lento para ser techno. Demasiado resquebrajado como para ser hip-hop y demasiado electrónico y falto de vocales para que el público lo pudiese reconocer como música soul…La tónica general es melancólica y elegíaca, con sintetizadores que repican a través de una percusión que cruje como árboles que se alzan en las ruinas de una ciudad fantasma.” Asimismo, junto a la mayor parte del catálogo del difunto M’Wax, ‘The Collapse Of Modern Culture’ nunca halló el camino hacia los servicios de streaming. Eso se traduce en que sigue suponiendo un suntuoso eslabón de música anacrónica relegada a los anales de los mitos y rarezas de Discogs.

Urban Tribe nació en 1990 con ‘Covert Action’, publicado en una recopilación de música seminal de Detroit ‘Equinox Chapter One’. El colectivo se desarrolló gradualmente a lo largo de los 90 en una comunidad fuertemente unida donde no había ningún problema en acoger a nuevos talentos. En una entrevista con The Wire, Ingram habló acerca de lo que suponía tener a Shakir, Craig, Rick Wilhite y a Dixon en el mismo equipo, siempre dispuestos a ofrecer consejos y ayuda. Aun siendo el concepto una creación de Ingram, su desarrollo fue cooperativo. “La inestimable asistencia en aspectos técnicos, anímicos y colaboración práctica” fue toda una lección de humildad para un Ingram que luchó obsesivamente para conseguir que el álbum cumpliese las expectativas que había creado en su cabeza. “La verdad es que estaba un poco atemorizado”, declaró Ingram. “Tenía la sensación de que me había adentrado en la confección de una tarea imposible de finalizar.”

‘The Collapse Of Modern Culture’ es, también, un producto de una singular confluencia de circunstancias. Tiene esa cualidad poco común propia de una auténtica obra maestra que solo sucede cuando un trabajo se alinea a la perfección con un determinado momento cultural y –a menudo, casualmente– le mira directamente a los ojos, sin arredrarse. El trabajo de Ingram ambicionaba un alcance grandioso. Asomado al borde del cambio de milenio, decidió poner un pie en cada lado: compuso el material suficiente como para hacer balance de lo que quería y lo que no, teniendo presente el pasado y el futuro. Emanando duelo y esperanza por el paso del tiempo y lo que quedaba por venir, el álbum se escribió con una sinceridad sin restricciones de un adulto que se sabe en la cúspide de algo grande y aun así no sucumbe a las prisas.

Durante esa etapa de su vida, Ingram se quedaba en la cama hasta el mediodía subsistiendo con comida rápida y viviendo de prestado. En la entrevista con The Wire se retrata a un chaval con los pies en la tierra, sobrio y sereno. “Es probable que haya malgastado un poco el dinero”, decía. “Pero bueno, eso ya fue. Me compré el material necesario, me lo gasté también en producción y demás –también hay que pagar las facturas, comprar ropa…– e igualmente estuve trabajando en varios lugares haciendo un poco de todo.”

Temas como ‘D 2000’ capturan esa faceta del álbum, con Dixon ciñéndose simplemente en un groove repetitivo mezclado con grabaciones de risas y conversaciones mistadas: un retrato epifánico de brumosos días de verano encerrado en el estudio. Ingram nunca dejó de tener la desagradable sensación de que una catástrofe acechaba a la vuelta de la esquina.

“También había una buena dosis de algo calamitoso todo el tiempo,” continuaba Ingram. “Pareciera que todo estaba al borde del caos […]. Era una época un poco en plan Gran Hermano.” Recuerda leer acerca de un cambio en el constructo cultural americano lo que le animó a, finalmente, ponerle al álbum un título apocalíptico. Los fugaces fragmentos de emisiones distorsionadas de programas de televisión son proféticos. ‘Daytime TV’, por ejemplo, da la sensación de ser un artefacto de la era del entretenimiento. Un impaciente sobreconsumo despachado en la parpadeante cacofonía de transmisiones televisivas empaquetadas. De igual forma, ‘Likewise’ contiene un llanto de batalla llevado a cabo por un bajo. Un retrato de una guerra blanqueada que subyace.

“Los momentos más destacables del álbum tienen un aura de un aprensivo misterio. Nunca demasiado oscuro a la vez que nunca deja de ser intrigante. El sentimiento es el de oír ecos del pasado que suenan familiares y, al mismo tiempo, parecen ritmos de una urbe futura que no queda demasiado lejos.”

‘The Collapse of Modern Culture’ es una mirada al futuro. Ingram siempre sintió interés por el avance de la tecnología y la era venidera de internet y cómo todo ello iba a cambiar el comportamiento del ser humano en una ciudad que, al tener solamente un millón de habitantes, es especialmente propensa a que las cosas cambien rápidamente.

En cuanto a sonido del álbum, Ingram era, y sigue siendo, un adelantado a su tiempo. Con frecuencias dub diseminadas a mitad de tempo, ‘The Collapse Of Modern Culture’ ejercita un gran interés por los sonidos futuristas. Ingram y Shakir consiguen retratar paisajes sonoros llenos de matices que llegarían al otro lado del Atlántico casi diez años más tarde, específicamente en Londres. Temas como ‘Cultural Nimrod’ y ‘Laptop’ fueron claros predecesores al dubstep que empezó a sonar a través de sellos como DMZ.

‘The Collapse Of Modern Culture’ es especialmente análoga a la ciudad de Londres, y en especial a Mo’ Wax, el sello de James Lavelle que acabaría publicando el álbum. De hecho, fue uno de los últimos releases de Mo’ Wax. Para muchos, ‘Endtroducing’ de DJ Shadow fue el punto álgido del sello. No obstante, ‘The Collapse Of Modern Culture’ da la sensación de ser más afín a lo que Lavelle trataba de alcanzar: la progresión de algo nuevo que siempre evoluciona, laboriosamente llevado a cabo con un ingente número de capas de profundidad.

Del mismo modo, es la conexión entre Mo’ Wax y Lavelle lo que nos conduce hacia el otro triunfo del álbum: la estética perfectamente conseguida del diseñador de cabecera del sello, Will Bankhead. Simple pero llamativa. Lo que en un principio parece una carátula con un mensaje directo, en realidad es un puzzle de los ecos y reverberaciones que acompañan al álbum. Las inserciones son fotografías que capturan el porvenir de una era de ansiedad consumista y enajenamiento tecnológico.

Pese a todas estas vedas que se abren, los momentos más destacables del álbum tienen un aura de un aprensivo misterio. Nunca demasiado oscuro a la vez que nunca deja de ser intrigante. El sentimiento es el de oír ecos del pasado que suenan familiares y, al mismo tiempo, parecen ritmos de una urbe futura que no queda demasiado lejos. En cortes como ‘Nebula’, ‘Low Berth’ y ‘Peacemakers’ oímos sonidos que hasta aquel momento nunca se habían reproducido y puede que, no se vuelva a hacer. La revista británica de música dance Musik describió, en aquel momento, ‘The Collapse Of Modern Culture’ como un álbum “apetitosamente triste a la vez que edificante, sobrecogedor y conmovedor”; The Wire apuntó que el álbum tiene “una calidad de otro mundo y una pátina de melancolía de la que carece el techno de Detroit.” Fue el disparo de salida de un renacimiento creativo de algo que realmente nunca sucedió.

‘The Collapse Of Modern Culture’ probablemente nunca llegue a tener el reconocimiento mundial que se merece. Algo que, en realidad, nunca buscó. Es un álbum modesto, moderno y repleto de significaciones. Hoy en día continúa reverberando fuera de cualquier tipo de alcance terrenal. Como el melodioso murmullo de los pasajeros de un tren. Como un silbido espontáneo que suena mientras paseas por la calle.

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