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EDITORIAL
La publicación de Antropología: cuadernos de investigación hace realidad la aspiración de profesores, estudiantes y egresados del Departamento de Antropología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador de contar con un medio de difusión de sus investigaciones, cuya importancia trasciende el ámbito universitario, para inscribirse en las corrientes contemporáneas del debate de nuestra realidad nacional. El propósito de Antropología es dar a conocer los resultados de las investigaciones bibliográficas y de campo realizadas semestralmente en cada una de las áreas de la carrera de Antropología de nuestro Departamento: Antropología General, Teoría Etnológica, Metodología y Técnicas de Investigación y Estudios Diversificados sobre las siguientes temáticas: problemas agrarios, estudios urbanos, sociedades de foresta tropical, socio - etnolingüística y cultura popular. En íntima relación con nuestras preocupaciones académicas y pedagógicas por el debate de los temas, enfoques, orientaciones y logros de la Antropología en el Ecuador, nuestro objetivo fundamental es devolver al país y compartir con su gente, en especial con las clases populares, con cuyos intereses, necesidades y angustias pretendemos identificarnos, nuestra reflexión y análisis sobre la sociedad ecuatoriana. El paulatino reconocimiento del carácter clasista, multinacional, multilingüe y pluricultural de nuestro país, ha significado que los ecuatorianos nos interesemos, de una u otra forma, por la Antropología, en general, y por la cultura, en particular, más allá de las fronteras de lo estrictamente académico y universitario. Este interés generalizado, en diferentes niveles, compromete nuestra decisión irrenunciable de compartir nuestro quehacer investigativo, por medio de la publicación de los resultados de nuestros trabajos, y conlleva la inapelable responsabilidad de contribuir con nuestro análisis al planteamiento de soluciones a los problemas que confrontan nuestros pueblos. Pero es evidente que dichas soluciones, si queremos que sean válidas no pueden ni deben prescindir de la participación directa de los sectores hacia quienes éstas van dirigidas. Por ello consideramos importante y necesario dedicar en Antropología un espacio importante para dar a conocer los problemas, reivindicaciones y soluciones 6
propuestas por las clases populares. Esperamos que éstas se conviertan también en materia de reflexión y análisis para enriquecer el debate sobre nuestra realidad nacional al que invitamos a todos nuestros lectores. Confiamos sinceramente que las proposiciones, como las críticas y sugerencias constructivas, que esperamos recibir, se constituirán en una parte significativa y trascendental del material que aspiramos publicar –semestralmente en los cuadernos de investigación de Antropología. Estamos plenamente conscientes de que solamente, en la medida en que como ecuatorianos y latinoamericanos seamos capaces de recoger y proyectar en sus verdaderas dimensiones los planteamientos de las clases populares, podremos inscribir nuestras tareas antropológicas en el ámbito de la realidad social, en la verdadera perspectiva de la especiñdad metodológica y técnica de la “ciencia del hombre”, y en el desarrollo de las ciencias sociales y humanas en Latinoamérica. De no lograrlo, corremos el riesgo de convertir las investigaciones y nuestra práctica antropológica, en general, en un ejercicio académico irrelevante y en el discurso intrascendente y vacío, ahondando la brecha ya existente entre las ciencias sociales y el pueblo.
Quito, 30 de Junio de 1983
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EL DESARROLLO HISTORICO DE LA ECOLOGIA CULTURAL
Ursula Poeschel
INTRODUCCION El primer objetivo del presente trabajo consiste en aclarar importantes conceptos como “naturaleza” y “cultura”, cuyo significado ha ido cambiando según las realidades del hombre, según sus progresos y logros históricos, según las distintas concepciones que los teóricos les han otorgado. Describo como se ha ido transformando la historia de la relación hombre-naturaleza durante las diferentes épocas hasta el presente, cuando a nivel mundial las culturas están conscientes del problema ecológico. También revelo que existe una “frontera” entre naturaleza y cultura. Así: la naturaleza es todo lo que surgió y existe por sí mismo, por vía natural, independiente de la voluntad y de los deseos del hombre. Cultura en cambio es aquello que ha sido creado, elaborado, perfeccionado por el hombre, acomodado por él para sus nacesidades y exigencias. Constato que la transformación del conocimiento teórico está íntimamente relacionada con el desarrollo cultural y que durante largas épocas tuvo un ritmo lento, mientras que en otros momentos históricos este proceso sufrió verdaderas rupturas y, a través de violentas luchas de ideas, nacieron nuevas teorías. Después de haber aclarado los conceptos y su transformación, entro en la discusión de la corriente denominada “Ecología Cultural”. El segundo objetivo consiste en sintetizar a los primeros antropólogos pertenecientes a esta nueva disciplina de siglo XX, presentando las teorías principales que proponen Gordon Childe, Karl Wittfogel y Julian Steward. A continuación resumo las diversas corrientes que han surgido de la „Ecología Cultural‟ como la neofuncionalista, la etno-ciencia, la neo-evolucionista y dentro de un enfoque económico los substantivistas y los formalistas, así como la corriente que estudia la relación sociedad-naturaleza bajo un enfoque marxista. En este trabajo, a propósito, no integro los valiosos aportes científicos del antropólogo Leslie White, reconocido como uno de los importantes iniciadores de la corriente „Ecología Cultural‟, por el hecho de que me limito a presentar a los primeros antropólogos por su común interés en las evidencias arqueológicas. No obstante quiero subrayar los interesantes impulsos que Leslie White dio a la antropología. El mismo en forma clara ha definido su posición al decir que: “La función de toda cultura particular estará, por supuesto, sujeta a las condiciones ambientales locales. Pero, considerando la cultura en conjunto, podemos promediar todos los ambientes para formar un factor constante que puede ser excluído de nuestra formulación del desarrollo cultural.” (L. 8
White en R. Beals y H. Hoijer, 1978:683) Sólo quiero destacar de esta cita -debido al marco limitado del trabajo- el enfoque ecológico de White al estudiar el problema de la evolución cultural y subrayar su modelo evolutivo de caracter macroscópico. El tercer objetivo es aclarar cómo las diversas corrientes enfocan el problema de la relación hombre-naturaleza en cuanto a los problemas concernientes a los recursos, a la energía, a la alimentación y al entorno, o sea a la ecología como tal. Indico como se desarrolla la lucha de ideas en torno a la ecología en nuestros días. Dentro de estas corrientes trato la tendencia “pesimista” comentando -entre otros- al “Club de Roma” que integra a varias autoridades científicas. Analizo la corriente de los „optimistastecnócratas‟ tomando en cuenta -entre otros- al Instituto Hudson y su director H. Kahn, quien pretende ser optimista, apoyado en los avances tecnológicos contemporáneos. Reviso los planteamientos de los „alternativos‟ y por último trato de indicar el enfoque marxista-leninista que sin ser pesimista plantea el problema dentro de un sistema interrelacionado y complejo como es el social y económico, englobando el problema en una perspectiva dialéctica entre lo general o mundial y lo particular o nacional de cada país. Concluyo mi trabajo dando algunos comentarios a título de resumen. La bibliografía consta al final de trabajo.
CAPITULO I ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA ECOLOGIA A. Hombre y naturaleza.- El hombre ha estado interesado en la ecología desde su historia muy temprana, mucho antes de que existiera el concepto de la ecología.1 La humanidad, desde que surgió del proceso evolutivo de las especies biológicas hasta el momento actual, se ha constituido en un proceso de interrelaciones con su medio ambiente, común a todos los seres vivos. El análisis de las relaciones entre el hombre y la naturaleza es un problema que debe ser estudiado esfera por esfera en el proceso de subsistencia, como categoría política y como categoría ideológico-religiosa. Desde un punto de vista práctico, o sea de subsistencia y de producción, en la sociedades primitivas, cada individuo para sobrevivir, necesitaba tener conocimientos definidos de su ambiente, es decir de las fuerzas naturales, de las plantas y de los animales que le rodeaban. Cada individuo, dentro de su grupo, coexistía junto a las poblaciones animal y vegetal en un sistema de interrelaciones biológicas. Aunque el hombre no se encontraba adecuadamente adaptado para sobrevivir en un medio ambiente particular cualquiera, con defensas corpóreas inferiores a las que poseen la mayor parte de los animales para enfrentarse a un conjunto específico de condiciones, por medio de sus invenciones pudo y puede vivir, prosperar y multiplicarse con más 9
rapidez que cualquier otro de sus parientes entre los mamíferos superiores. Lo que generalmente se llama “civilización”, comenzó cuando el nombre aprendió a utilizar el fuego y las herramientas para modificar su ambiente. Todos sus inventos, desde el control del fuego hasta la tecnología moderna, significan una habilidad -al principio necesaria para sobrevivir- que es parte de su herencia social. Es el resultado de una tradición acumulada y transmitida por muchas generaciones. Son, como plantea Childe “las revoluciones económicas que reaccionan sobre la actitud del hombre ante la naturaleza y promueven el desenvolvimiento de la civilización en su significación más general.” (Childe, 1952 : 50) En la etapa actual de la humanidad, es más necesario que nunca poseer un conocimiento de su potencialidad de alteración de la naturaleza y del hombre, puesto que las “leyes fundamentales de la naturaleza” han sufrido cambios a medida que ha ido aumentando la población del mundo, por la excesiva explotación de los recursos naturales y por el deterioro del medio ambiente causado por el irracional modo de producción capitalista. Sabemos que en la historia de nuestro planeta se abrió una fase nueva cuando el hombre empezó a interferir en el equilibrio de la naturaleza previamente establecido de un modo esencialmente diferente al de los demás organismos. Los ejemplos de cazadores-recolectores, de pastores-nómadas, de agricultores de roza y quema, de agricultores intensivos, manifiestan compulsiones de reproducción cada vez más específicas y distintas de los sistemas sociales a través de los cuales, los citados precivilizados estaban primitivamente adaptados. Como cazador, y todavía más como campesino -al principio en forma inconsciente y a pequeña escala, más tarde en forma consciente y a mayor escala para abarcar todo el planeta- el hombre ha intentado modificar en su favor el equilibrio natural. El éxito obtenido desde el principio se demuetra en la multiplicación y difusión de la especie humana, que sigue aumentando a ritmo creciente. En los primeros estadios el ser humano carecía de una comprensión adecuada de lo que estaba haciendo y ocasionalmente producía efectos indeseados, como el exterminio de los animales y plantas que, le servían de alimento o el agotamiento de los terrenos de cultivo, pero las reducidas dimensiones de sus actitudes impedían que éstos resultaran en un perjuicio permanente de los recursos terrestres. Sin embargo, la sociedad humana, se distingue de las demás comunidades bióticas a partir del momento en que produce excedentes económicos y se constituye en una sociedad de clases y por el hecho de que su articulación con el medio ambiente no está regida por las leyes biológicas que norman los procesos evolutivos. En la actualidad la situación es diferente. No faltan conocimientos ni poder, pero los éxitos en la moderna agricultura mecanizada y en la explotación de los bosques se obtienen, por el precio de arruinar a medida alarmante la tierra, las aguas y la atmósfera, y de causar cambios de clima con los consiguientes perjuicios para todas las formas de vida. El pensamiento práctico, o sea la categoría ideológico-religiosa acerca de la naturaleza es parte de las condiciones culturales humanas. Según la realidad que conocemos, la naturaleza tanto como la cultura son históricas, son complejas y se 10
transforman. Desde el punto de vista de la concepción primitiva del mundo disponemos de muy pocos datos concretos. Paul Radin sostiene la teoría según la cual ya en las sociedades pre-civilizadas existía algún pensamiento reflexivo, crítico y creador de la naturaleza. (Radin, P. en Redfield, 1963 : 142). Malinowski expone que dentro del mundo tradicional de la cultura aborigen podemos encontrar al naturalista, paciente y laborioso en sus observaciones, capaz de hacer generalizaciones y de conectar largas cadenas de acontecimientos de la vida de los animales así como en el mundo marino o en la selva. Basta con percatarse, escribe Malinowski, de lo mucho que los naturalistas europeos han aprendido a menudo de sus colegas salvajes para apreciar este interés del nativo por la naturaleza. (Malinowski en Redfield, 1963 : 143). Para Redfield, el movimiento creador y la acción reformadora resulta de épocas de grandes crisis por medio de la visión, del sueño de un futuro modificado y seguido de un programa para alcanzarlos. (Redfield, 1963). Boas expone que “los conceptos mitológicos son las concepciones fundamentales acerca de la constitución del mundo y de su origen” (Boas en Redfield, 1963 : 154). La visión del hombre primitivo coincide en muchos aspectos con la percepción totalizante del mundo y de la relación hombre-naturaleza de la cultura griega. Este pensamiento occidental de la unidad hombre-naturaleza en el primer siglo D.C. retomó las teorías de los filósofos griegos y se inspiró en la teología. Al reemplazar el pensamiento neoplatónico por la filosofía aristotélica y más tarde por la escolástica medieval seguida por las teorías de Descartes, la visión occidental de unidad poco a poco se transformó hacia una visión de multiplicidad. Las concepciones griega y bíblica de que el hombre es la imagen de Dios y por consiguiente una especie estática, se ven fuertemente afectadas por los descubrimientos de Galileo. Con todos los descubrimientos en los campos de biología, zoología, etnología, etc. hechos entre los Siglos XVI y XIX junto con el cambio social de las sociedades occidentales, la visión de la unidad hombre-naturaleza se rompe definitivamente. Se rechazó la visión teológica acerca de la situación del hombre dentro del cosmos y el hombre ya no es visto como la imagen de Dios sino la evolución de la especie humana es considerada como resultado de una energía interior al igual que en el caso de cualquier otra especie. Al mismo tiempo las ciencias de la naturaleza. (física, biología, matemática, etc.) se separan de las ciencias sociales y de las ciencias psicológicas. En 1869 por vez primera fue pronunciada la palabra “ecología” por el biólogo alemán Ernst Haeckel. La inmediata revolución industrial del Siglo XIX fue posible por los descubrimientos en las ciencias naturales, especialmente en la Física y su disciplina central, la „teoría de los cuantos‟ la cual constituye una crítica a la descripción de Descartes sobre las relaciones entre sujeto y objeto del conocimiento. La teoría dominante en la mitad del Siglo XIX, es decir la teoría de la evolución biológica, fue formulada por Charles Darwin y sus colegas Thomas Henry Huxley, Alfred R. Wallace y seguidores como Herbert Spencer. Estos evolucionistas ya no entendieron al ser humano como algo privilegiado dentro del cosmos, sino como parte 11
de la naturaleza. Los citados evolucionistas, dentro de la evolución aceptaron sólo fuerzas naturales, de ningún modo fuerzas sobrenaturales. Interpreto que intentaron superar la separación entre el hombre y la naturaleza, basándose en una teoría armonicista y valiéndose de los conceptos y de los métodos seudo-Biológicos -muchas veces desfigurados, deformados, siguiendo un darwinismo fraseológico- como instrumento adecuado para la lucha en contra de la concepción del progreso. El rasgo fundamental es el concepto de equilibrio, la tendencia a reducir los fenómenos sociales a una aparente sujeción a “leyes de la naturaleza”, partiendo de la identidad y de la coincidencia cualitativa de los procesos operados en la naturaleza y en la sociedad. El planteamiento biológico de estos evoluclonistas aplica a los mundos culturales por analogía, las fases de la vida biológica del hombre, desgarrando discursivamente la concepción de una historia universal unitaria de la humanidad. George Lukács dice al respecto que las doctrinas de la igualdad del proceso natural son contrarias a la naturaleza humana. Es una primitiva construcción biologística de la historia que lleva a la concepción de una lucha de razas regida por una ley natural comprendiendo un fuerte propósito antidemocrático que lleva a la concepción fascista de la historia. (G. Lukács, 1976 : 559). Este supuesto científico-natural, no implica el análisis de categorías económicas, de la división de clases, de la opresión y de la explotación, de la desigualdad, de la lucha de clases, ni tampoco de la deformación del hombre a través de la civilización, sino estos fenómenos son considerados como “hechos naturales” y por lo tanto, inevitables e inalterables y, desde el punto de vista biológico, justificados por estar conformes a la naturaleza. En cambio los etnólogos como Lewis H. Morgan, Sir John Phear, Sir Henry Sumner Maine, Sir John Lubbeck así como también Carlos Marx, coincidieron en el supuesto de que el hombre “se hace a sí mismo” y que la humanidad es el producto de su propio esfuerzo. Las corrientes evolucionistas al final del Siglo XIX, aceptaron el desarrollo humano con una noción optimista. Ni los seguidores de Darwin, ni los etnólogos evolucionistas aceptaron la idea de un „estado final‟ de la evolución, puesto por Dios. Mientras que los positivistas como Comte y sus seguidores se centraron en un verdadero culto del progreso, no les fue posible ni a T.H. Huxley, ni a Lubbock, Maine, Morgan, Phear o Kovalewsky, combatir este afán de proreso puesto de que no encontraron el camino para transmitir del ambiente natural los mecanismos de la selección y de la lucha por la subsistencia a la organización cultural-social. Retomando las teorías de Hegel y contastándolas, Marx elaboró la dialéctica de la separación entre hombre y naturaleza, dando el paso de una antropología filosófica a una etnología empírica, al mismo tiempo evolucionista y revolucionaria para su época. Basándose en los estudios de Darwin y sus discípulos así como en los trabajos de Morgan y Maine, Marx criticó las teorías positivistas de A. Comte al igual que las doctrinas utilitaristas Jeremy Bentham y John Steward Miller así como los conceptos del socialista utópico Saint Simon y sus seguidores por las deficiencias en los análisis de las relaciones sociedad - naturaleza y sus transformaciones desde los puntos de vista diacrónico y sincrónico. 12
Con la revolución industrial se inició la destrucción de la unidad en la que las familias, clanes, pueblos y naciones vivían junto con su medio ambiente y de la unidad que el hombre formó con la naturaleza. Sin duda alguna, la revolución industrial fue la base para un enorme aumento de conocimientos para la humanidad, sin embargo este aumento de conocimientos y posibilidades así como el desarrollo técnico - económico son ambivalentes. B. Naturaleza y cultura.- Antes de entrar en el estudio de la ecología cultural propiamente, veo necesario, aclarar ciertos conceptos y categorías que se han ido encontrando en las lecturas para el trabajo y que son fundamentalmente dos: el de „naturaleza‟ y el de „cultura‟. A primera vista, la frontera entre naturaleza y cultura puede ser observada directamente, como algo demasiado evidente y comprensible para cada uno de nosotros: naturaleza es todo lo que surgió y existe por sí mismo, por vía natural, independientemente de la voluntad y deseos de los hombres; cultura es aquello que ha sido creado, elaborado, perfeccionado por el hombre, acomodado por él para sus necesidades y exigencias. La diferencia entre naturaleza y cultura es la diferencia entre lo crecido naturalmente y lo artificialmente formado, entre los frutos de la tierra ( y más ampliamente del mundo material) y los resultados de la actividad humana. Trato de definir con mayor precisión estos dos conceptos tomando un texto de Marx donde anota que: “los hombres comienzan a diferenciarse de los animales desde el momento en que empiezan a producir sus medios de vida (...) al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su vida material. El modo de producir los medios de vida con que se encuentran y que hay que reproducir (...) los individuos son tal y como manifiestan su vida. Lo que son, coincide por consiguiente, con su producción, tanto lo que producen como con el modo de como producen. Lo que los individuos son, depende por tanto, de las condiciones materiales de su producción”. (Marx, 1966 : 16) Lo que quiero decir con esta cita es que el concepto de „naturaleza‟ se lo ha confundido, se le ha dado otro carácter que no es el propio. Creo que el progreso científico del materialismo histórico y antropológico de Marx respecto de todo idealismo o cualquier materialismo burgués, consiste en llamar „materia‟ más que naturaleza muda, muerta, o a lo sumo biológicamente animada. Para él, la naturaleza física no interviene directamente en la historia universal, sino mediatamente, como proceso de producción material que desde su origen mismo procede no sólo entre hombre y naturaleza, sino al mismo tiempo también entre hombre y hombre. Vale decir, en lugar de, la pura naturaleza presupuesta a toda actividad humana (advertencia que no está por demás para algunos „ecologistas culturales‟ que toman como punto de partida a 13
la naturaleza), en la ciencia rigurosamente social de Marx aparece siempre como „materia‟ social la naturaleza como producción material mediada y transformada por actividad humana social, y por lo tanto, también mudable y transformable en el presente y en el futuro. Esta „naturaleza social‟ tiene como tal en las diferentes épocas un carácter específicamente distinto, y, ante todo, como naturaleza „social‟, tiene en cada clase un carácter de clase, porque como bien ejemplifica Marx: “...el agujero en que vive el hombre moderno pobre no es, como la caverna del animal o del troglodita primitivo, „su‟ caverna, es un „elemento natural que se ofrece espontáneamente para protección y disfrute‟, en el que se siente como pez en el agua, sino un lugar ajeno del que puede ser expulsado si no paga el alquiler.” (Marx, 1968: 135 - 136). En este párrafo de Marx nos queda muy clara la diferencia entre naturaleza y cultura, sin embargo, la constatación de una sola diferencia entre naturaleza y cultura nos fija sólo el resultado general del desarrollo histórico, desatendiendo su propio proceso durante el cual surgió esta diferencia. Estoy de acuerdo con los editores de la revista „Antropologia y Marxismo‟ cuando afirman que en nuestra época la antropología, con su enfoque global, sincrónico y diacrónico y su afán por la investigación de campo debe contribuir a estudiar la relación naturaleza - cultura no sólo a través del proceso de la producción, sino, además, de toda la complejidad del fenómeno, incluyendo aspectos tradicionalmente abordados por ella, como son el parentesco, la magia o la religión. En estos términos, quizá, pueda plantearse -sobre bases más firmes- el retorno creador a la antropología, construyendo una alternativa teórica y política integradora y comprensiva de la riqueza de la polémica y los quehaceres del marxismo y la antropologia, en una perspectiva siempre crítica. (varios autores, 1980 : 7-9). Uno de los aportes de las diversas corrientes ecologistas de la antropología, adoptando un enfoque de clases para abordar el esclarecimiento de la problemática ecológica, como parte del proceso de erradicación de la opresión humana y de la depredación de la naturaleza, es el estudio de Joseph B. Casagrande. En su artículo „Estrategias para sobrevivir: Los indígenas de la sierra‟ expone que: Las respuestas o estrategias prácticas a las que individuos o grupos tienen que acogerse en situaciones sociales difíciles con el fin de sobrevivir en una sociedad opresiva o cerrada a ellos mismos, están ampliamente determinadas o al menos fuertemente influídas por las circunstancias ecológicas que rodean a cada grupo (...). Bajo estas circunstancias ecológicas (...) en su más abstracto nivel, las formas en las cuales el poder emanado del sector dominante mestizo - blanco es implantado en la comunidad indígena en distintas esferas; económico, político, social y religioso.” (Casagrande, 1977 : 81). Para este autor, las principales dimensiones de la situación ecológica de los grupos humanos son: 1.) el grado en que se manifiesta su relación y dependencia de la 14
sociedad global. 2.) La naturaleza de los bienes y servicios intercambiados con la sociedad externa y 3.) el grado en que un grupo tiene control sobre los recursos básicos como tierra, agua y economía. Cerroni insiste en un análisis del cambio y apunta que “la interrelación naturaleza - sociedad puede desarrollarse como naturaleza - sociedad naturaleza, es decir como totalidad naturalista articulada por determinaciones histórico sociales, en la que así desaparece tanto una naturaleza del hombre como postulado naturalista (ya que aquella siempre es un determinado nivel histórico social) como una sociedad como ente ideal que no sea conglomerado naturalista de hombres productores.” (Cerroni en Sandoval, 1980 : 24). Esta conceptualización funciona tanto para evidenciar las tendencias histórico - culturales de la relación natural del hombre, como para estructurar naturalistamente los tipos de agregación social y cultural y, por lo tanto, para aclarar la unidad contradictoria de la relación naturaleza - sociedad naturaleza. Aclaro que el enfoque metodológico para un análisis en antropología ecológica debería ser el estudio de las relaciones del hombre con su medio ambiente, como una actividad moldeada por la cultura de su propia sociedad así como el estudio de la actividad productiva y de la producción material visto en términos históricos. Sobre este punto, los latinoamericanos, habiendo discutido al respecto en los últimos años, tienen ideas claras. Los estudios pertinentes, especialmente de México, Perú y Brasil, conocieron en el citado periodo un considerable avance en el tratamiento de la problemática del hombre, la sociedad y la naturaleza, no sólo en una perspectiva académica sino insertándola en la discusión y acción política. A pesar de las dificultades que se interponen para su institucionalización, el papel crítico de estas disciplinas ha ido afirmándose progresivamente junto con un interesante avance en la metodología científica que tiene por objeto principalmente el examen de las relaciones entre el capitalismo y el llamado subdesarrollo (los pueblos indios frente a la expansión de la frontera del capital), la reinterpretación de la propia historia, la defensa de su identidad cultural y las tradiciones nacionales, así como el análisis global del medio ambiente y su enlace con el resto de la cultura dentro de la realidad nacional. El debate en contra de la arbitrariedad científica y a favor del “compromiso político” ha surgido relativamente tarde. A pesar de que se apoya en bases teóricas que en gran parte utilizan propósitos de la antropología ecológica cultural, el debate culmina adquiriendo mayor credibiliqad por un mayor análisis materialista objetivo. Esta mayor madurez político - científica de la nueva antropología latinoamericana es condicionada por la presencia de la realidad de la problemática de etnia y lucha de clases. Es de esperar para el futuro de la antropología, que esta nueva esperanza no sea eliminada por intervención política. En cuanto a la cultura, anteriormente decía que la constatación de la sola diferencia entre naturaleza y cultura fijaba sólo el resultado general del desarrollo histórico, desatendiendo su propio proceso durante el cual surgió esta diferencia. En los 15
marcos de tal interpretación esa diferencia solamente es postulada y no es explicada, no se la deduce de la causa que la engendró. Esto quedaría sin resolver si antes no tomamos en consideración el nexo entre naturaleza y cultura, su determinada unidad. Pues la cultura no solamente se diferencia de la naturaleza, sino que la presupone, se encuentra en determinada interrelación con ella. La naturaleza no sólo antecede a la cultura en el tiempo, sino constituye condición permanente y necesaria de su existencia posterior y su desarrollo. En otras palabras, se puede definir a la cultura como el producto de la acumulación histórica de los resultados de las experiencias de un pueblo, de sus prácticas sociales y sus vicisitudes a lo largo del tiempo, producto que se nos manifiesta como un conjunto relativamente sistemático de costumbres, conocimientos, creencias, gustos, hábitos, habilidades, etc., constituyentes de lo que podríamos calificar como fisonomía o personalidad colectiva, característica de ese pueblo. En pocas palabras, es su complexión espiritual, cuyos contenidos “reflejan” el modo y condiciones de vida de ese pueblo en los siglos precedentes y la actualidad. Se puede constatar que el mundo cultural se superpone a la naturaleza, e independientemente de las diversas interpretaciones que puedan darse de esta superposición, ella introduce una neta distinción respecto del contexto natural que el hombre comparte con el animal, pues el hombre posee otros intereses por encima de los psicovitales, y otras capacidades adecuadas a los mismos, que lo impelen y le permiten salir de su „caverna‟ vital subjetiva, objetivar cognoscitivamente los datos y elementos de esa esfera, y crear, a su vez, otros objetos dotados específicamente de significaciones y valores. Por eso, el ambiente ecológico del animal se reduce al habitat, y el del hombre congrega, en cambio, este dominio natural y el entorno objetivo construído por él mismo, inédito y cualitativamente diverso del primero. Boas asimismo subraya que el ambiente actúa siempre sobre un cultura preexistente, no sobre un hipotético grupo privado de cultura, porque el medio geográfico o sea la naturaleza dada, no determina las culturas, sino opera sobre ella condicionando tan solo su desarrollo. (Boas en Redfield, 1978 : 192).
CAPITULO II PRIMEROS TEORICOS DE LA ECOLOGIA CULTURAL DEL SIGLO XX En este capítulo voy a describir resumidamente las teorías principales de tres representantes de nuestro Siglo, pertenecientes a la corriente de la „Ecología Cultural‟, quienes al mismo tiempo son sus iniciadores. Elegí en primer lugar a Gordon Childe por sus valiosos aportes dentro de la 16
arqueología y la relación que estableció con la ecología cultural. Después voy a presentar la teoría de Karl Wittfogel, quien también intentó conectar la arqueología con la etnología, tomando como punto de referencia aspectos ecológicos y, a continuación, trato de destacar la manera en que Julian Steward utilizó los datos arqueológicos y los lazos que él estableció entre la arqueología y la antropología. Opté por los citados científicos por su común interés en la arqueología, tomando en cuenta que dicha materia ha ido adquiriendo más y más importancia y que sus resultados posibilitan generar hipótesis explicativas que pueden someterse a prueba de la investigación etnográfica. Estoy convencida de que el antropólogo que usa las evidencias arqueológicas al estudiar y explicar el pasado y al analizar el presente con el fin de poder encontrar alternativas de mejora para el futuro, puede ayudar a que se forme una consciencia y una identidad nacionales. Sobre todo en este país, la antropología actual debería contribuir a la reestructuración de la historia para llegar a una cultura nacional auténtica. A. Gordon Childe (1892 - 1957).- Para Childe, un teórico marxista -aunque independiente y crítico- el conocimiento científico siempre significó una guía para la acción. Childe subrayó la utilidad de la arqueología en cuanto al conocimiento adquirido que sirve para transformar el mundo. Al mismo tiempo siempre expuso con claridad su concepto político. Childe se manifestó decididamente en contra del racismo y del nacionalismo, que según su criterio son antihistóricos y anticientíficos. Asimismo, atacó el delirio nazi alemán de superioridad racial de los „arios‟ que se basó en distorsiones de la evidencia arqueológica. Sus múltiples obras, junto con una gran cantidad de artículos publicados en revistas especializadas se pueden considerar como un intento para sintetizar la enorme cantidad de información arqueológica con el fin de entender la evolución social. Sus obras no pueden ser entendidas sino como un conjunto, como el desarrollo de una temática de investigación a lo largo de su vida. Gordon Childe fue el primer arqueólogo que habló del concepto de la „unidad cultural‟ y éste es el „nuevo punto de partida‟ de la arqueología para la construcción de las secuencias culturales locales y las relaciones históricas entre estas culturas, analizadas en términos de migración, difusión y desarrollo interno. A esta „unidad cultural‟ (o „grupo cultural‟ o „la cultura‟) la define como „el complejo de rasgos‟ (vasijas, implementos, ornamentos, ritos fúnebres, viviendas, etc.) asociado con regularidad. Este conjunto es la expresión material de un pueblo que se localiza en un área amplia. Para describir lo que entendió por „cultura‟ tomó de Marx el concepto de la economía como fuerza integradora de la sociedad, dando una visión histórica del desarrollo económico en cuanto trata de hallar una significación económica a las divisiones arqueológicas que le permitió superar las periodificaciones en boga. Malinowski le influyó en su intento de ubicar los rasgos arqueológicos con referencia a 17
su posible papel dentro de un organismo funcionante. De Morgan adoptó los términos “salvajismo”, “barbarie” y “civilización” para denominar sus estadios: el paleolítico y mesolítico corresponden al salvajismo, el neolítico es la barbarie y la Edad de Bronce coincide con la civilización. Es la Revolución Neolítica que marca el paso del salvajismo a la barbarie, y la Revolución Urbana, el de la barbarie a la civilización. Cabe destacar que para Childe, la evolución no es la explicación del “por qué” cambian las culturas, sino del “cómo” cambian mediante un proceso racional e inteligible. Tenía un particular interés por dejar de lado toda explicación histórica que fuera “metafísica” y demostró una gran confianza en el progreso. Como punto de partida, Childe toma la secuencia cultural y los criterios tecnológicos previos que son necesarios para reconocer la posición de cualquier sociedad. Estos últimos son idénticos a los objetos de la investigación arqueológica. Concluyó entonces que el conocimiento artesanal, mucho antes que se inventara la escritura, había hecho importantes aportes a las ciencias naturales modernas. Comprendió, de la misma manera, el papel dominante que Marx otorga al modo de producción. Destacó la acumulación del excedente social como una necesidad para que se realizara la Revolución Urbana, toda vez que reconoció la racionalidad del totalitarismo político religioso. Es decir que para Childe, la prehistoria demuestra que la civilización es el producto de la tradición colectiva, a la cual han contribuído todos los pueblos. Según estos conceptos, el registro arqueológico documenta un proceso en el cual los hombres, al aplicar la ciencia, aumentaron el control sobre la naturaleza, de manera que la especie humana pudo multiplicarse y producir leyes, instituciones políticas, religión y arte. Aunque Gordon Childe estuvo familiarizado con la importancia del regadío en Mesopotamia y en Egipto, tanto desde la perspectiva de la productividad como desde las exigencias de organización y control, fue KARL WITTFOGEL, quien intentó someter a prueba la hipótesis hidráulica a través de una nueva estrategia de investigación arqueológica. Como sinólogo e historiador, Wittfogel empezó en 1926 a elaborar la explicación de las peculiaridades de las sociedades asiáticas, dando especial importancia al aspecto ecológico para la comprensión de los sistemas sociales. Antes de las investigaciones de Wittfogel, se sabía muy poco sobre la importancia de la irrigación en la formación de las civilizaciones de los antiguos Estados de China, India y Egipto. Estudiando las interrelaciones entre el medio físico (los centros áridos y semi - áridos) y la producción (agricultura con regadío artificial) así como tomando en cuenta los descubrimientos arqueológicos, Wittfogel llegó a la conclusión de que las citadas sociedades asiáticas fueron controladas por “una poderosa burocracia hidráulica”, dentro de la cual la clase dominante ejercía un despótico control enraizado en las exigencias tecnoecológiocas del regadío a gran escala y en otras formas de control del agua. 18
En todas sus obras y con el fin de demostrar la evolución multilineal, Wittfogel defendió el desarrollo en secuencias, como característica de las sociedades de regadío (civilizaciones hidráulicas). Obviamente, Wittfogel no llegó a establecer una correlación entre el paso de la agricultura de secano a la de regadío, el rápido crecimiento de la población y la estratificación social. No obstante, la hipótesis de un Estado burocrático, despótico y centralizado a través de la interacción recíproca entre la economía y el medio físico, sigue siendo una cuestión importante. Al disponer hoy día de una mayor cantidad de datos arqueológicos adecuados, y de un conocimiento más profundo y científico de la prehistoria, no podemos excluir que hubo un crecimiento de las obras hidráulicas coordinado con el poder gubernamental y la consiguiente aparición del tipo despótico oriental de Wittfogel. Julian Steward coincide con las teorías de Karl Wittfogel en cuanto expresa que “...en las áreas de regadío, el medio físico, la producción y las pautas sociales presentan interrelaciones funcionales y evolutivas similares.” (Steward 1949b : 17 en Harris, 1981 : 582). La hipótesis central de Steward en su libro “Cultural causality and law”, está tomada íntegramente de Wittfogel. Hanis (1981 : 584) opina al respecto que Steward al parecer ha logrado una unión entre la antropología y la estrategia materialista, -en cuya elaboración Marx ha sido el pionero- la misma que ayudó a Wittfogel a elaborar su teoría hidráulica. Por lo tanto, la ecología cultural de Steward recibió la influencia de la obra de Wittfogel, quien, a su vez, tomó de Marx lo elementos del materialismo histórico. Sabemos que Wittfogel presentó su „teoría hidráulica‟ en 1926. En 1948, Julian Steward con motivo de una conferencia sobre arqueología peruana en Nueva York, dictó una ponencia demostrando secuencias de desarrollo paralelo en 5 centros antiguos de civilizaciones de regadío o civilizaciones hidráulicas. Es un aspecto interesante que en la misma conferencia, Pedro Armillas expuso las ideas de Gordon Childe en torno al regadío, aunque al contrario de Steward, no aplicó las teorías de Wittfogel a la secuencia mesoamericana. A título de resumen podemos constatar que Steward y Wittfogel, ambos ecólogos culturales y evolucionistas multilineales, han sostenido que las sociedades del tipo hidráulico, donde quiera que se presenten, tienden a evolucionar a través de una serie similar de estadios. Childe en cambio ha opinado que en los más antiguos centros de la civilización, las diferencias ecológicas son demasiado grandes para poder encontrar secuencias paralelas. (Harris, 1981 : 591-92) Julian Steward es reconocido como el iniciador de la Ecología Cultural. Fue un materialista de la cultura que inauguró una corriente antropológica en base al análisis ecológico de las bandas de cazadores y recolectores por medio del análisis de 19
correlaciones sincrónicas. En la década de los años 30, Steward expresó el alcance que podía tener la ecología como parte integrante de la antropología. Lo más importante de su método de ecología cultural es haber establecido la existencia de una interrelación dialéctica entre el entorno natural y la cultura humana. Esto significa que analizó los factores materiales del medio ambiente y de las necesidades físicas del hombre para tratar de demostrar de que modo están interrelacionados funcionalmente los factores culturales y los medios ambientales; y para demostrar además que la misma relación se da en áreas históricamente distintas. Según Sandoval, Steward pensaba que algunos sectores de la cultura son más susceptibles a una fuerte relación con el medio ambiente que otros y que el análisis ecológico podría ser utilizado para explicar las similitudes transculturales únicamente en su núcleo cultural. Con el materialismo cultural Steward se propone centrar su atención en la integración entre la conducta y el entorno físico, establecido a través del organismo humano y de su aparato cultural. Al proceder de esta manera, queda ajustada su teoría a la expectación de la estructura del grupo y la ideología que guardarían correspondencia con las condiciones materiales. La respuesta de esa teoría, implicaba para Steward formular una serie de categorías y conceptos y uno de ellos -quizá el más polémico para la época- es el del mencionado „núcleo cultural‟. Este núcleo cultural según Steward está formado del sector económico de la sociedad, cuyos factores están “más estrechamente relacionados con las actividades de subsistencia y con las disposiciones económicas”. (Steward en Sandoval, 1980 : 14) Este concepto no incluye muchos aspectos de la estructura social y casi ninguno de la conducta ritual, ni tampoco factores ideológicos, pues Steward no consideró estos aspectos como ligados al entorno en forma significativa. Además, excluyó el estudio de la biología de la ecología cultural considerando al „núcleo cultural‟ como si únicamente abarcara la tecnología y argumentando que es la cultura la que explica nuestra vida y no el potencial genético. Interpreto que de esta manera Steward, al igual que Wittfogel, intentó divorciar al materialismo cultural del materialismo histórico, tal vez con el fin de criticar al marxismo. Sucesores.- A partir de los trabajos de Gordon Childe, Karl Wittfogel, Julian Steward y sus colegas de aquella época, numerosos antropólogos subrayaron la necesidad y la urgencia de estudiar con atención las bases materiales de las sociedades y de reinterpretar todas las culturas humanas considerándolas como procesos específicos de adaptación a medios físicos determinados. Basándose en los primeros planteamientos antropológicos con un enfoque ecológico, han surgido varias corrientes como: la neo-funcionalista, la etno-ciencia o etno-ecología, la neo-evolucionista y dentro de un enfoque económico y de subsistencia los substantivistas y los formalistas. 20
Los límites que veo en algunos de estos estudios dentro de la ecología cultural proceden de una concepción reduccionista de las complejas relaciones que existen cada vez más entre economía y relaciones sociales; además la complejidad de las prácticas ideológicas nunca es del todo reconocida como tal. Algunos autores como Vayda, Rappaport y otros, enfatizan los procesos de autorregulación y con una visión estática niegan los procesos que alteran los sistemas y que causan el cambio evolutivo. La búsqueda de un equilibrio, de un balance armónico entre hombre y naturaleza implica que no puede haber contradicciones en un sistema; sino que cualquier institución social tiene por función esencial asegurar la adaptación al medio ambiente. Otros autores se quedan fácilmente en un nivel taxonómico, o no abarcan a la historia en su análisis, así como se basan en un cierto empiricismo y en una formación ideológica institucionalizada como una ciencia burguesa que es el producto de la ideología teórica del positivismo, que en última instancia es la doctrina filosófica en la que se basa el sistema capitalista. (Ver también Sandoval. pgs. 15 - 18). Las corrientes en economía en cambio hacen énfasis especial en la existencia objetiva de bienes y servicios que tienen el carácter especial de escasez o bien conciben a la economía como una ciencia de la conducta. Estas definiciones más bien generales, las ideas abstractas acerca del significado de la economía, no se prestan para el análisis de la problemática interior de las economías “primitivas” de los pueblos no sometidos al industrialismo o al capitalismo. Estoy de acuerdo con Godelier cuando sostiene que: “No se trata de negar que, en numerosas sociedades, la tierra y el trabajo no son escasos y que, por esta razón, el uso de los recursos es distinto del que se practica dentro de un sistema capitalista, e incluso puede ser considerado como irracional a los ojos de un economista de este sistema.” (Godelier, 1976 : 20) En otra palabras, para las sociedades pre - capitalistas y de tecnología simple, otros fenómenos económicos, factores propios de situaciones particulares y específicas a las que se debe tratar bajo conceptos y teorías más antropológicas. Una concepción de la economía que corresponde más o menos a la estructura de las sociedades capitalistas industriales y de mercado impide reconocer la lógica original de las sociedades no capitalistas. Para estudiar las formas en que se dan los mecanismos económicos en el seno de otras sociedades, hay que partir de las realidades en las sociedades pre - capitalistas reconociendo que la economía de estas sociedades no ocupa el mismo lugar y, como consecuencia, no reviste las mismas formas y el mismo modo de desarrollo. Puede ser que las relaciones de parentesco pueden funcionar en el interior como relaciones sociales que organizan el proceso de producción (vea el estudio de Enrique Mayer “Un carnero por un saco de maíz”, 1971), o bien en otros casos puede asumir este rol la religión o la política. Entre otras investigaciones de la escuela de ecología cultural encontramos también los que se consideran marxistas, y que estudian la relación sociedad naturaleza bajo los enfoques marxista - funcionalista y marxista - estructuralista. Resumiendo los análisis que se realizaron considero que de las diferentes 21
concepciones las más importantes son -desde mi punto de vista- aquellas que se aproximan a una visión marxista renovada y que prestan una atención especial a los roles de la economía en la lógica interna de la adaptación de las sociedades a su medio natural y a la lógica de su evolución, ya que el problema planteado debe ser el análisis de las condiciones de reproducción (y de no-reproducción) de los sistemas sociales, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por sus estructuras internas y su medio ecológico. Pienso que nuestro análisis de la relación hombre - naturaleza debe ser visto también desde el punto de vista de la lucha de clases, para llegar a proponer una política y, por consiguiente, una alternativa a la actual relación hombre-naturaleza que se da en la sociedad actual capitalista. Para decirlo con las palabras de Mao Tse-Tung quien expresó que “sólo la praxis social del hombre (producción material y lucha de clases) es el criterio de la verdad de su conocimiento del mundo externo”. (Mao Tse-Tung en Sandoval, 1980 : 14). De ahí afirmo que será necesario plantear las bases teóricas para desarrollar un método alternativo que se base en una epistemología materialista, es decir, en el materialismo histórico y su relación con la praxis social. De esta manera las relaciones actuales entre la sociedad capitalista y el medio ambiente sólo pueden entenderse -como expresa E. Leff muy claramente- a partir de las determinaciones históricas que nos permiten conocer las prácticas que se han implantado en los diferentes ecosistemas. (Leff, 1980 : 68). El desarrollo y la transformación de las formaciones sociales no es el resultado de un proceso de adaptación, asimilación y evolución de los diferentes grupos humanos a un medio ambiente exhuberante u hostil; sino por el contrario, la explotación de unos individuos por otros y más tarde de pueblos enteros por las naciones más poderosas, es el resultado de las relaciones sociales de producción. Las interrelaciones entre sociedad y medio ambiente por lo tanto sólo pueden analizarse como una articulación entre las leyes ecológicas y las leyes sociohistóricas que en última instancia determinan la evolución la estructuración o la destrucción de los ecosistemas.
CAPITULO III ECOLOGIA Y DEBATE DE NUEVAS TENDENCIAS Partiendo del hecho que los recursos naturales son limitados y la productividad de la naturaleza tiene límites, la expansión del capitalismo salvaje y el fortalecimiento del sector empresarial monopolista, asociado a la transnacionalización de las empresas ha llevado al agotamiento de algunos recursos y al desequilibrio de la dinámica de los ecosistemas naturales, para satisfacer su necesidad de extracción de plusvalía, el sistema capitalista se ha visto obligado a extender la explotación de los recursos naturales en todo nuestro planeta, y a intensificar la explotación del trabajo, incorporando el modo de producción capitalista a las formaciones sociales “subdesarrolladas” y a sus ecosistemas particulares. 22
Como resultado de este proceso, la humanidad se ve enfrentada hoy día a una serie de problemas cardinales que afectan a toda la población mundial. Estos problemas están relacionados: 1.
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Con el peligro de una guerra termonuclear. (A cada ser humano en la tierra corresponden 60 TNT de fuerza de explosión del arsenal total disponible en este momento). Con las dificultades para satisfacer las crecientes necesidades de producción. (En el momento actual, el efecto negativo de la naturaleza frente al capital aparece como una limitación de su potencia expansiva, no sólo en cuanto a la dotación física de recursos, sino también en lo referente a las limitaciones tecnológicas de su reproducción y recirculación.) Con la desigualdad del desarrollo de las distintas regiones del planeta. (Sobre todo en las periferias del capitalismo que todavía no están plenamente integradas en la ideología del “desarrollo”, pero sí afectadas por el “proceso”). Con el peligro que amenaza a la humanidad y que parte de la alteración, cada vez en mayor escala, del equilibrio ecológico.
La reducción de los recursos renovables, su utilización racional, la polución del medio ambiente (atmósfera, hiurósfera, el suelo); estos problemas aparentemente no son tan dramáticos por carecer de consecuencias inmediatas como es el peligro de la guerra termonuclear, pero a largo plazo pueden influir de manera esencial y en forma negativa en el futuro de la humanidad. Creo que en la actualidad, los citados problemas son esfera de una lucha ideológica, ya que afectan a toda la humanidad y en particular al desarrollo de la cultura. Esta aguda lucha ideológica se puede perfilar en dos ámbitos generales: el uno, la interpretación de los problemas ecológicos que realizan los ideólogos de los distintos sectores de la burguesía y, el otro, la interpretación realizada por antropólogos que intentan construir una alternativa teórica y política con una perspectiva marxista crítica. 1. La interpretación de los problemas ecológicos por los representantes ideológicos de los distintos sectores de la burguesía es muy diversa. Si bien es cierto que algunas de las investigaciones de científicos occidentales contribuyeron objetivamente a realizar discusiones para señalar las posibilidades de resolver los problemas actuales del medio ambiente, sin embargo, frecuentemente los elementos científicos de muchos trabajos en los que se investigan sus causas, son sólo un camuflaje para velar el verdadero sentido y la finalidad de las construcciones teóricas mecanicistas de sus autores. En dichos estudios deja de lado la cuestión esencial de la existencia de antagonismos de clase entre los explotados y los explotadores del medio ambiente y de los hombres. 23
a) Los Pesimistas (“No future”).- En el último informe del “Club de Roma”, los científicos trataron en primer lugar de presentar la situación ecológica que se ha creado como si no dependiera de las causas sociales y no estuviera relacionada con las particularidades del desarrollo industrial y científico - técnico. Ninguno de estos científicos explica la alteración del equilibrio ecológico del sistema capitalista tomando en cuenta la descomposición del sistema colonial, la independencia de las ex-colonias, la política antiimperialista de muchos Estados del „Tercer Mundo‟ y las resistencias indígenas en América Latina, Africa y Asia todo lo cual ha influído de manera esencial sobre las situaciones económicas y políticas del mundo capitalista. Ninguno de estos expertos considera al capitalismo como un modo de producción colonizador, sino tan solo especulan con el temor y el pánico de la gente ante la existencia de una alteración del equinbrio ecológico, que amenazan con la destrucción total de la civilización humana. Ante las descripciones de posibles catástrofes, en el hemisferio occidental aumentó el pesimismo social y algunos científicos incluso llegaron a teorizar sobre los fenómenos negativos del capitalismo. b) Los Alternativos (“Una nueva ética para sobrevivir”).- Uno de los teóricos más destacados dentro del “Club Roma” es el presidente A. Peccei quien en su libro “La calidad humana” trató de trasladar la solución del problema al plano antropológico argumentando que es necesario modificar la calidad del hombre, es decir; que son necesarios cambios en la conciencia y en la moral del hombre. Según Peccei deberá crearse un “nuevo humanismo” que integre tres aspectos fundamentales: 1. el carácter global que constituirá la “esencia de nuestro mundo”, 2. un amor a la justicia y 3. la repulsión de la violencia. A. Peccei, en este discurso lírico hasta delirante, lamentablemente no demuestra cómo podría ser realizada concretamente esta modificación, lo cual a mi criterio constituye el gran defecto en todos los razonamientos del presidente del Club de Roma. Algunos otros autores (Entre otros E. Fromm, C. Améry, Ch. Anderson, etc.) con sus publicaciones crearon verdaderas campañas científicas acerca de la necesidad de la reestructuración o el cambio de valores como estrategia para la supervivencia. Las discusiones no se quedaron a nivel científico, sino muy pronto participó la población en ellas, sea a favor o en contra. Por ejemplo, en la RFA (República Federal de Alemania) más de 5 millones de personas entretanto integran organizaciones que tienen el propósito de salvar el medio ambiente, dispuestas inclusive a cambiar su estilo de vida, para lograr estos propósitos. Buscan otros valores y alternativas y hacen públicas sus fuertes críticas al sistema capitalista que califican de inhumano y responsable de la destrucción del ecosistema. Esta minoría se ve atacada por la mayoría que defiende sus privilegios y comodidades. En casi todos los países de Europa, así como también en EE.UU., la situación es muy similar, se dan luchas abiertas entre los que consideran más importante una economía sana y aquellos que prefieren a una ecología sana. Es considerable el aumento de los movimientos de los ecologistas, también denominados como „alternativos‟, debido a lo cual hasta los jefes de gobierno se vieron obligados a tomar medidas urgentes. Así p. ej. 24
la protección del ambiente en EE.UU. fue declarada objetivo nacional en los años de la década de los 70. El ex-presidente de Francia, Giscard d‟Estaing, declaró que “la destrucción de la ecología nos lleva al desastre” cuando dió a conocer la aprobación de nuevas leyes al respecto. Lo mismo ocurrió en la RFA donde además en los últimos 10 años se gastó la notable suma de 120 millones de Marcos (ca. 50 millones US$) en la restauración, protección y conservación de flora y fauna, de los bosques, las aguas, la tierra y el aire. Estoy convencida de que se está formando una conciencia al respecto en los países sobre - industrializados, debido a las múltiples experiencias negativas de cada día que son elementales. Puede ser que el „slogan‟ “regresión para evolución” resulte verdaderamente revolucionario, pero igualmente es posible que la resistencia que se nota tan a menudo no tenga mayor efecto que un movimiento hacia lo irracional, hacia lo idílico, hacia lo utópico. Si la conciencia ecológica busca una interrelación con la naturaleza y no una unidad mística veo una oportunidad de que se logre resolver el problema hombre - naturaleza. Se deberá tomar muy en cuenta que cualquier movimiento dentro de una sociedad no cambia nada si no se consigue transformarlo en poder político. c) Los optimistas („Coraje para el futuro‟).- Se inició y se renovó un „optimismo‟ que incluye lo tecnológico como contrapartida al pesimismo socio-cultural de las distintas teorías ecológicas. Con libros como “Los próximos doscientos años” de Hermann Kahn y otros surgió una ruidosa campaña propagandística para tratar de disminuir el creciente pánico de la clase media y el pesimismo en el pensamiento de la intelectualidad de occidente. Las interpretaciones optimistas del Instituto Hudson, cuyo portavoz oficial es H. Kahn, señalan que las posibilidades que ofrece la naturaleza en el plano de la futura utilización de sus recursos, son lo suficientemente grandes de modo que en la etapa actual del uso capitalista de la naturaleza no hay motivo para dudar de sus potencias. Los representantes de esta línea opinan que el hombre moderno es capaz de predecir futuras dificultades lo que le permite tomar las precauciones correspondientes para el futuro antes de que se conviertan en realidad. Por este motivo no hay razón para dejarse afectar de un “espanto al futuro” ya que el ser humano es flexible, puede reaccionar rápido, no es desprevenido ni le faltan los conocimientos necesarios. Superando el mito de “ser inevitable” podemos superar -dicen- cualquier dificultad ahora y en el futuro puesto que los seres humanos somos libres de desarrollar nuestra evolución social. Este optimismo - pienso- no es más que un optimismo tendencioso, porque sus investigadores no quieren reconocer el grado actual de intervención capitalista imperialista en los procesos de explotación de la naturaleza, el saqueo rapaz de los recursos naturales que realizan en los países que forman parte del llamado „Tercer Mundo‟ las empresas multinacionales. Estos investigadores con sus concepciones y 25
modelos de explotación y desarrollo universal mas bien apoyan procesos no reales en las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, y están al servicio de los intereses políticos del imperialismo. Además pretenden presentar la situación como si nada hubiera cambiado en este mundo. Buscan paliar pero no solucionar de raíz el problema pues ello supondría destruir las mismas bases de la producción capitalista. La crisis ecológica y el desarrollo económico al mostramos contradicciones, enfrentamientos y una búsqueda de alternativa en todos los niveles del complejo social ponen claramente en evidencia una profunda fractura de la sociedad contemporánea. Y en lo que se refiere al futuro -para tranquilizar a la burguesía- afirman cínicamente que: ...en los países industrializados muchas personas seguirán yendo en grandes automóviles si esto les agrada, viviendo en grandes casas, con calefacción utilizando sin ninguna medida acondicionadores de aire, empleando en gran escala anuncios luminosos y el alumbrado público y utilizando otras actividades relacionadas con un gran consumo de energía: (H. Kahn 1977 : 59) En lo que se refiere al futuro, estos científicos tecnólogos optimistas intentan señalar los caminos hacia el futuro bajo la manía de una agresión global y una confianza absoluta en el constante y creciente aumento productivo que va a llevar a la autodestrucción. 2. El enfoque marxista.- Por lo antes expuesto, las teorías en torno a la problemática ecológica son bastante contradictorias, aunque todas se derivan de la defensa de la naturaleza. Pienso que no es suficiente solamente la denuncia por muy fundamentada que ésta sea, como en el caso del documento -“Manifiesto Ecológico” de José A. Lutzenberger (1978) en el cual el autor, describe detalladamente las causas y los efectos del desequilibrio en la relación hombre - naturaleza. Son los antropólogos marxistas de la corriente ecológico - cultural que buscan una respuesta política a la imposición del dominio y a la explotación irracional capitalista de la naturaleza y del hombre. Desde este punto de vista ven la necesidad de formular programas para la defensa ecológica que responden a la elemental aspiración del hombre por preservar su medio ambiente. El enfoque marxista - leninista, que se basa en la visión dialéctico - materialista del mundo y su conocimiento, permite revelar la esencia y la significación de los problemas globales en su contradicción interna en interacción con las realidades fundamentales de la sociedad contemporánea. A diferencia de la concepción reformista burguesa, que, por lo general, parte de que los problemas globales tienen, supuestamente, carácter extraclasista, o “suprasocial”; la concepción marxista se basa en el análisis de la interconexión dialéctica de lo general y de lo particular, de los aspectos internacionales (en este sentido globales) y nacionales, concernientes a toda la humanidad del desarrollo mundial. 26
Teniendo en cuenta lo anterior, destacan los siguientes grupos de problemas globales, cuyos carácteres y formas de solución están ligados con: a)
b)
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las relaciones entre las principales comunidades sociales de la humanidad contemporánea (los sistemas socioeconómicos y los Estados que forman parte de los mismos), a las que en forma convencional se puede llamar “intersociales”. Aquí están comprometidos los problemas de la paz y del desarme, del desarrollo social y del crecimiento económico; las relaciones hombre - naturaleza, que implican los problemas concernientes a los recursos, a la energética, a la alimentación, al entorno, o sea a la ecología como tal. Este grupo de problemas no está aislado de los factores sociales, sino al contrario, sólo teniendo en cuenta dichos factores es posible comprender y resolver acertadamente dichos problemas; la relación hombre - sociedad que contiene los problemas del progreso científico - técnico, la instrucción y la cultura, el crecimiento demográfico, la sanidad, el desarrollo y la adaptación del hombre así como su futuro.
La problemática global aguda de carácter social es lo ecológico, que está estrechamente vinculado por relaciones de causa - efecto con el crecimiento económico, el progreso científico - técnico, los recursos naturales, la energética y la alimentación. Considero difícil la comprensión de esta temática por su aspecto profundamente social que sólo puede resolverse como resultado de los cambios socio - culturales, económico - productivos, científico - técnicos y axiológicos fundamentales, necesarios para eliminar las peligrosas infracciones en las relaciones entre hombre y naturaleza. Los problemas ambientales existen también en los países socialistas pero desconocemos su magnitud por carecer de información exacta al respecto. Sin embargo, el concepto marxista no consiste solamente en la promesa de resolver esta crisis, sino en la participación directa del pueblo en las decisiones en general y por consiguiente en todo lo referente a la relación sociedad - naturaleza.
SUMARIO Del contenido de este trabajo se desprende como el hombre desde su origen ha estado en contacto directo con la naturaleza, vale decir, ha sido parte de ella. Sus actividades esencialmente han consistido en aplacar sus necesidades y buscada protección de su entorno. 27
En esta participación poco a poco llegó a dominar a la naturaleza y a sí mismo a través de una dialéctica que igualmente le permitió descubrir su esencia y darse cuenta de la diferenciación que existe entre él y su medio ambiente. Esta superación que al mismo tiempo es una distinción, le permitió al hombre realizar sus actividades y prácticas en el transcurso de los siglos cuyo fruto son las diferentes culturas. El desarrollo de las culturas, como sabemos, también es el desarrollo de las sociedades, pues abarcan todas las relaciones y lazos sociales entre los hombres como sujetos de actividad. El desarrollo del individuo en la actividad cada día fue un logro histórico y convirtió al hombre en un ser llamado “civilizado”, es decir que el ser humano adquirió características científicas. Esta capacidad científica de tomar conciencia de los hechos y de su medio ambiente, le permitió perfeccionarse en el dominio racional de la naturaleza; pero en este dominio o en lo que se llama explotación, el hombre se olvidó de la armonía que tenía con ella. Su irrespeto a las leyes de la naturaleza, su arbitrariedad en el comportamiento con ella, especialmente en lo que se refiere a su entorno, le ha conducido a una catástrofe ecológica. Muchas son las razones para que ello ocurriera: primero, el crecimiento desmedido de la población y la falta de alimentos; segundo, la no-preservación y la noretribución de los recursos naturales; tercero, las dificultades creadas por la creciente producción, y, cuarto, la permanente amenaza nuclear. En cuanto a estos problemas, que muchos teóricos plantearon en diversas formas, sea como investigación, en forma de polémica o intentando encontrar soluciones; en la práctica nos damos cuenta que la mayoría de los seres humanos aún no tenemos conciencia plena de los mismos ya que toda información que se emite es mediatizada. Esta mediatización es causada por el hecho de que frecuentemente nuestros medios de información son desinformantes y, a través de revistas y periódicos (con fotografías muchas veces pavorosas) llegan a deformar las realidades y crean hasta un ambiente de pánico. Al dar plena fé a dichas informaciones estaríamos cayendo en un ilusorio optimismo de protección de los ecosistemas. Por esta razón, todas aquellas donaciones de personas angustiadas por la destrucción de la naturaleza, son únicamente meros alivios a un gravísimo problema aún sin solución. Como ejemplo podemos tomar el caso de la actriz francesa Brigitte Bardot que hace campaña para evitar el exterminio de las focas, mientras que se encuentra seriamente amenazada la existencia de etnias humanas en la tierra. Además existen instituciones fundadas por gente pseudo optimista que administra millones de dólares obtenidos a través de donaciones espontáneas y voluntarias de amigos de la naturaleza como es el caso de la fundación “World Wildlife Fund”.2 Considero difícil que tales instituciones3 por más que estén apoyadas por personas de mucha voluntad y dinero, puedan resolver un problema tan profundamente social, cuya solución está supeditada a cambios socio - culturales, 28
económico - productivos, científico - técnicos y axiológicos, necesarios para eliminar las peligrosas infracciones en las relaciones entre hombre y naturaleza. A pesar de que la sociedad capitalista -aún en constante crisis- como sistema perdurará todavía por largo tiempo, revelo mi convencimiento optimista que el uso de los avances tecnológicos en favor de la liberación del hombre y de la preservación de la naturaleza podría ser posible también dentro de dicha sociedad, no obstante resta mi pesimismo que la condición previa -el cambio de conciencia- no será realidad. En este contexto me parece preciso citar a Antonio Gramsci según el cual el problema ecológico se concentra en: “Pesimismo de la inteligencia y optimismo de la voluntad”. (Gramsci en: Enzensberger, 1981). NOTAS 1. Por Ecología entiendo la ciencia de la supervivencia. Es decir, el hombre estuvo, sin pensarlo, haciendo ecología al ir racionalizando su supervivencia. 2. El “World Wildlife Fund” cuya meta es el financiamiento de proyectos dedicados a la preservación de la naturaleza, hasta la fecha gastó la suma de 2.500 millones de sucres, desde su fundación en 1961. Para fines de comparación: el presupuesto estatal ecuatoriano de este año asciende aprox. a 80.000 millones de sucres. 3. Existen entre otras instituciones la “International Union for Conservation of Nature and natural resources” y una organización denominada “Traffic”, la cual quiere llegar al control del comercio con animales salvajes y que ya dispone de 27 organizaciones nacionales en todas partes del mundo.
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EXPLOTACION DEL ORO EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO DURANTE EL SIGLO XVI
Patricia Argüello y Loreto Rebolledo
INTRODUCCION Para los españoles la extracción de oro y metales preciosos de sus colonias fue un objetivo de suma importancia en los priméros Siglos de la colonización de América, ya que a través de ellos pudieron expandir el comercio, monetizar su economía por medio de la expansión de los medios de pago y atesorar metales preciosos lo que contribuyó a una acumulación de capital mercantil. Por otra parte, el oro de las colonias americanas jugó un papel importante en el proceso de acumulación originaria de capital en los países europeos. En un primer momento los conquistadores no tuvieron necesidad de trabajar para buscar el oro en las colonias americanas, ya que éste estaba a la mano en los centros ceremoniales indígenas y en las “huacas”. Una vez agotadas éstas debieron buscarlo y extraerlo, para lo cual fue necesaria la mano de obra indígena, conocedora de la zona y poseedora de algunas técnicas rudimentarias para la extracción de oro. La forma de reclutamiento de trabajadores para las minas de oro fue paralelamente la encomienda, la esclavitud de negros y la mita; que implicaron una destrucción rápida de esta fuerza de trabajo. Al acabarse la riqueza de las minas los españoles encontraron otra fuente de riqueza en la mano de obra indígena, la que fue utilizada para el trabajo agrícola y en los obrajes textiles. El objetivo de este trabajo es mostrar como se dió la explotación del oro en la Real Audiencia de Quito desde mediados del Siglo XVI hasta fines de éste. Con este fin se ha revisado las Relaciones Geográficas de Indias -Perú, Tomos II y III, Compiladas por Marcos Jimenes de la Espada. El material encontrado allí sobre oro es abundante, lo que se explica por el evidente interés del Consejo de Indias de tener la información más completa posible respecto a los lugares, formas de extracción del oro y cantidad y tipo de trabajadores que había en cada mina. 31
ANTECEDENTES GENERALES 1.- ACUMULACION ORIGINARIA DE CAPITAL EN EUROPA A fines del Siglo XV Europa venía saliendo del feudalismo y estaba en una etapa de transición al capitalismo caracterizada por el auge de la actividad mercantil, el crecimiento de las ciudades y el surgimiento de una nueva clase: la burguesía. La metrópoli [España] a fines del Siglo XV a más de una agricultura en continuo crecimiento, basada en una explotación sistemática de este recurso se caracterizaba por un considerable desarrollo de la base y el espíritu capitalista (Jácome, 1974:49) Dentro de esta etapa, de transición de un modo de producción a otro en Europa, se da el descubrimiento de América y su conquista, determinado por la necesidad de expansión del comercio marítimo de España y Portugal. Europa había comenzado una etapa de acumulación originaria de capital (1) y España y Portugal estaban a la cabeza del comercio marítimo. La fuente más fecunda del capitalismo moderno radica, sin duda en los grandes descubrimientos marítimos que principiaron con las expediciones de los portugueses en el Océano Indico... vino después el descubrimiento de América y su conquista, principalmente por España que era con Portugal la mayor potencia marítima de los pueblos del Atlántico en el Siglo XVI... (Seé, 1974:42) Los metales preciosos extraídos de América comenzaron a inundar los mercados europeos desde el comienzo del descubrimiento de América “pero el acontecimiento decisivo en esta materia fue la conquista de México (1519-1521) y de Perú (15321541)” (Seé, 1974:42). A mediados del Siglo XVI la afluencia de oro y plata de las colonias americanas de México y Perú, fundamentalmente, fueron otro factor importante en la expansión del capitalismo europeo, “las cuatro quintas partes del oro y de la plata de entonces procedían de la América Española” (Seé, 1974:42). Esta repentina inundación de oro y metales preciosos provocó un alza de precios en los mercados europeos. En el S XVI, a consecuencias del descubrimiento en América de minas más ricas y más fáciles de explotar, aumentó el volumen de oro y plata que circulaba en Europa. El valor del oro y la plata bajó, por tanto, en relación con las demás 32
mercancías. Los obreros seguían cobrando por su trabajo la misma cantidad de plata acuñada. El precio de su dinero en trabajo seguía siendo el mismo y, sin embargo, su salario había disminuido, pues, a cambio de esta cantidad de plata, obtenían ahora una cantidad menor de otras mercancías. Fue ésta una de las circunstancias que fomentaron el incremento del capital y el auge de la burguesía en el S XVI. (Marx en Vilar, 1972 :44-45). España por las mismas características de su colonización y por los sectores que aprovecharon de ella no desarrolló una industria manufacturera lo que la convirtió en una intermediaria en el tránsito del oro y la plata de sus colonias hacia otros países europeos que habían desarrollado más la industria. Los metales que enriquecieron parásitamente a España (y que por ello al final la arruinaron) fluyeron a aquellos países con un poder adquisitivo más elevado. Pero las relaciones entre el costo de producción de los metales y el de los otros bienes fueron expresados en términos del tipo de cambio. (Vilar, 1972:55).
1.2. EXTRACCION DE ORO: ETAPAS Y FORMAS DE TRABAJO En una primera etápa no se podría hablar de extracción de oro sino de saqueo y pillaje de las “huacas” indígenas. ...al iniciarse la conquista de una región existía la posibilidad, ciertamente, de adquirir oro por medio del trueque con los aborígenes o el saqueo. Los habitantes de la América precolombina sabían extraer y labrar el oro para hacerse adornos o con finalidades de culto, pero el metal acumulado en esta forma por ellos a lo largo de los siglos cayó pronto totalmente, o en su mayor parte, en manos de los españoles. (Konetzker, 1971: 184-185). Una vez agotadas las “huacas” los españoles debieron ocuparse de la ubicación y extracción del oro para lo que utilizaron a los indígenas, primero, para que los llevaran a los lugares donde se suponía había oro y luego para trabajar en las minas en la extracción de éste. Primeramente los conquistadores se dedicaron a la búsqueda de pepitas de oro en los ríos, lo extraían por la técnica de lavado conocida por los indígenas. Luego, utilizando la técnica indígena comenzaron a trabajar las vetas más visibles de las minas abriendo socavones. Para el trabajo en las minas los españoles utilizaron originalmente indios repartidos en encomiendas de servicios personales, la misma que era una forma de trabajo forzado permanente. 33
...los europeos que pretendían adquirir rápidamente las mayores riquezas posibles, se apoderaban de tantos indios como necesitaban para los trabajos en las casas, campos y minas. Los aborígenes de culturas primitivas no estaban habituados a una modalidad laboral regular y fatigosa, y por tanto no se dejaban tomar voluntariamente para los trabajos que se les exigía. Conquistadores y pobladores europeos entendían que tal proceder era simple holgazanería y justificaban la coerción laboral como medio de sacar a esas poblaciones primitivas de la ociosidad, que los empujaba a la embriaguez y otros vicios. (Konetzke, 1971:161). En vista de los abusos y de la drástica disminución de la población indígena, especialmente en las Antillas, este tipo de encomienda fue abolida, y creada, en 1536 la encomienda clásica, que no consistía ya en el repartimiento forzado de trabajadores indígenas. “Esta encomienda en un principio fue vitalicia y para el primer heredero, después de cuya muerte recaía en la Corona”. (Konetzke, 1971:170). La organización social basada en la encomienda, demostró ser eficaz en las regiones en que la población indígena era relativamente densa y había alcanzado ciertos niveles de desarrollo material y estratificación social. La existencia de una clase dirigente local, que tradicionalmente se apropiaba de un excedente y estaba en condiciones de financiar guerras y obras públicas, facilitó la implantación del sistema de encomiendas. (Furtado, 1970:26). En 1542 por la presión de los dominicos y especialmente de Las Casas, ante la disminución de indígenas, se prohibió transformar el pago de tributos en prestaciones personales, pero “la encomienda de servicio personal se mantuvo hasta el S XVIII en las provincias de Chile, Paraguay, Tucumán, Río de la Plata, y, en particular en la Audiencia de Quito” (Konetzke, 1971:1979). Paralelamente a esta forma de trabajo los españoles utilizaron la mita. Consistía ésta en la adjudicación coactiva de fuerzas laborales al Inca y era conocida ya en el período preincaico. Tras la conquista, los españoles adoptaron esta vieja institución americana para proporcionar al encomendero, durante cierto tiempo, las necesarias prestaciones de los indios. La mita alcanzó luego una importancia especial merced a la explotación de las ricas minas de plata en el Alto Perú (Konetzke 1971: 184-185). Esta prohibición de prestación de servicios personales la dictó la Corona como una forma de preservar la fuerza de trabajo indígena que cada vez disminuía más ante los abusos de los encomenderos. Además de los mitayos y los indios encomendados se utilizó mano de obra 34
esclava negra para el trabajo en las minas, especialmente en las zonas tropicales en que se suponía que los negros podían adaptarse mejor al clima que los indígenas acostumbrados a zonas frías.
II UBICACION GEOGRAFICA DEL ORO DENTRO DE LA REAL AUDIENCIA DE QUITO A MEDIADOS Y FINES DEL SIGLO XVI
La Real Audiencia de Quito no destacó entre las colonias de España en América como poseedora de grandes minas de oro. Si bien es importante la producción de oro de las Minas de Zaruma, Zamora, Nambiza y de la Gobernación de Popayán dentro de los límites de esta Audiencia, este volumen de producción es más bien insignificante si se lo compara con la producción de oro de México, por ejemplo. Según información del pacificador de la Provincia de Esmeraldas, Andrés Contero, en las provincias de Bunigando, Mainono, Siligua, Gampala, Combi, Mollo, Longocaco, Amboyo, Hondonama Pucama y Ohongo existían dos que llevaban oro. Además lo habría en la provincia de Colimé. Por otra parte, en la provincia de Tacama se sacaba oro que era vendido por los indígenas en la feria de Ciscala. (Jimenes de la Espada, 1965 III:88). En la ciudad de Cuenca hubo minas de oro bajo, sobre plata y azogue. A doce leguas de Cuenca, en el río Santa Bárbara hubo oro que fue explotado durante algunos años con cuadrillas de indios. (Jimenes de la Espada, 1965 II:174). En 1582 el vecino de Cuenca Hernando Pablos informaba que a una legua de esa ciudad estaba el Cerro Todos los Santos del que se había sacado grandes cantidades de oro sobre plata. (Jimenes de la Espada, 1965 II:269). Diez leguas al Sur de la ciudad de Cuenca, en la provincia de Cañaribamba también se había sacado gran cantidad de oro “... y al presente no se labran (1582) porque se entiende que no son muy ricas” (Jimenes de la Espada, 1965 II:265). En 1586 el Capitán Rodrigo de Arcos anotaba que había descubierto en esa provincia quince vetas de oro que llamó Nuestra Señora del Rosario. (Jimenes de la Espada, 1965 III:82). En el pueblo de Gualaceo, cerca del cual pasaba el río Santa Bárbara se sacaba oro y se podía dar cata. (Jimenes de la Espada, 1965 II:290). 35
En la Gobernación de los Quixos había oro en las ciudades de Avila, Baeza y Archidona, lo mismo en la Gobernación de Salinas de donde se sacaba oro de las minas de la ciudad de Jaén. (Jimenes de la Espada, 1965 II:175). En la ciudad de Zamora, en los términos de la ciudad había minas de oro en diversas partes y todas estaban en producción. (Jimenes de la Espada, 1965 II:309). El Licenciado Diego de Ortegón, informante de estas minas ante el Consejo de Indias decía de ellas: “la ciudad de Zamora y minas de Zambiza estan lastradas de oro, como hierro de Vizcaya, es de más de 22 quilates” (Jimenes de la Espada, 1965 II:309). Pedro González de Mendoza anotaba lo siguiente sobre estas minas: ...en cuanto a las minas hay muchas y muy de seguir, de oro de vetas encajadas en piedra (una) más anchas que otras y el metal duro pizarra, la riqueza sería mucha si se sacase y moliese mucho metal... en el tiempo que yo estuve en la dicha ciudad de Zamora, era la más rica de oro que había en todo el Perú... certifico mi fe que es tanta la grandeza de riqueza de aquellas minas, que entiendo, especialmente, que con algunas minas que después acá se han descubierto que en tiempos de los Ingas eran suyas y las labraban por ellos y para ellos de donde dicen que la mayor cantidad de oro que a los Ingas les llevaban y ellos tenían, eran destas minas; y que al tiempo que los españoles que entraron en Caxamalca, y los indios conocieron que buscaban oro y plata, les cegaron por ser tan ricas. (Jimenes de la Espada, 1965 II:332). En la Gobernación de Yaguarsongo y Pacamoros en los dos Chupanamá Pacoranga existía oro (Jimenes de la Espada; 1965 III:139), lo mismo en los ríos Cangaza e Irambiza cercanos a la ciudad de Santiago de las Montañas de donde se sacaba oro de 23 quilates. También en las cercanías de la ciudad de Loyora había oro en minas que se encontraban en los cerros. (Jimenes de la Espada, 1965 III:145). Había oro en los ríos cercanos a la ciudad de Valladolid y en Sevilla el Oro en las Macas, aunque en esta última no se sacaba por la imposibiliad de ordenar cuadrillas de indios, ya que éstos no estaban domesticados. En Logroño de los Caballeros en el primer año se sacaron casi 30.000 pesos en oro. (Jimenes de la Espada, 1965 III:153). En las quebradas del corregimiento de Otavalo se encontraba algo de oro pero era difícil de seguir y de labrar, (Jimenes de la Espada, 1965 II:239). A quince leguas del pueblo de Quilca los indios utubíes tenían minas de este metal. (Jimenes de la Espada, 1965 II:246). El río Mira pasaba por el pueblo de Pimampiro trayendo oro de seguir y era sacado por unos indios de Almaguer que vivían allí. También en el río Cambi que bajaba del pueblo de Tuza y entraba en el Mira se podía encontrar este metal. (Jimenes 36
de la Espada, 1965 II:249). A catorce leguas de la ciudad de Laja estaban las minas de Zaruma. El Licenciado Diego de Ortegón decía de ellas: ...el asiento destas minas es un pedazo de tierra de la mejor y más rica que hay hasta llegar al cerro de Potosí, por ser riquísimas las vetas de oro que corren y van a cuatro y seis leguas más o menos, y está cruzado y atravesado dellas, de donde se ha sacado y se puede sacar en millones de años grandísima cantidad de oro... está sobre plata y será de 17 o 18 quilates. (Jimenes de la Espada, 1965 II:315). Según informes de 1576 en la Gobernación de Popayán había minas de oro en San Juan de Pasto, Almaguer, Villa Chapamchica, San Juan de Trujillo, Agreda y Guadalajara de Buga. (Jimenes de la Espada, 1965 II:175-176). ...en Cali hay muchas minas de oro en la montaña hacia la Buenaventura... Popayán tiene muchas minas de oro en sus términos y comarca, porque en la provincia de Chisquío hay muchas minas y mucho oro y en Goaunia y en lo que llaman Calota y en Jelima y en otras partes y hay mucho y sacan mucho... en todos los demás pueblos y sus comarcas hay minas de oro y los mas sacan oro, y si Timaná y La Plata no lo sacan, es porque los indios pijaos les estorban... de manera que este Gobierno es de muy muchas y muy ricas minas de oro... (Jimenes de la Espada, 1965 II:333). Encerma en sus términos tenía las minas de Quiebralomo donde el oro se sacaba de vetas que llamaban “nascimientos”, había otras minas que llamaban de Mapura, cuyo oro era agrio y amicalado lo que hacía que las barras de este metal se quebraran con facilidad. También estaban allí las minas de Loayssa de donde se sacaba oro menudo sobre plata (medio oro en su ley). En esta Gobernación de Popayán había también unas minas llamadas de Velázquez de donde se sacaba oro suelto que era labrado por los del pueblo de Armas. (Jimenes de la Espada, 1965 II:333).
III TECNICAS USADAS PARA LA EXPLOTACION DE LAS MINAS DE ORO En un primer momento los españoles no requirieron de ninguna técnica para conseguir oro en las colonias americanas, ya que se dedicaron al trueque o al saqueo de los enterramientos indígenas. 37
Cuanta riqueza los señores podían haber de oro, plata, esmeraldas chaquira y otras cosas ofrecían en sus entierros y guacas. Algunas dellas han hallado los españoles y sacado valor de cantidad de pesos de oro, de lo cual pagan a Su Magestad el quinto y se aprovechan de lo restante... se ha permitido que los españoles que de las guacas tuvieren noticias, las saquen, con que ante todas cosas, pidan un fator, para que se halle presente y vea lo que se saca; de manera que no haya fraude en los quintos y derechos reales. Los mercados está respondido el modo que tienen en hacerse, y sin embargo se halle todo lo que quieren, lo común y mas ordinario entre los naturales es trocar una cosa por otra. (Jimenes de la Espada, 1965 II:228). Terminadas las “huacas” los españoles tuvieron que trabajar para conseguir más oro. Para ello usaron la técnica indígena de lavado de oro en los ríos. En una artesa se depositaba el limo aurífero, se echaba agua encima y ésta arrastraba la arena dejando al fondo de la artesa el oro. Más tarde comenzaron la explotación de minas en los cerros, siguiendo las vetas se iban abriendo socavones sin ningún orden o medida de seguridad. Para este trabajo los españoles complementaron la técnica indígena incorporando herramientas de metal. Para abrir la roca, se utilizaba la técnica precolombina que consistía en llenar con agua los huecos abiertos en la roca y luego la helada nocturna hacía saltar las masas de piedra dejando las vetas al descubierto. (Konetzke, 1971:279-280). En 1573 el Virrey Toledo introduce una técnica diferente para la molienda de los metales en Potosí, que también fue usada pra el oro. Se aumentó la hondura de los minas y se instaló un complejo de moliendas con algunos ingenios movidos por fuerza hidráulica. (Sempat Assadoúrian, 1977:121). Esta técnica fue usada especialmente en las minas de Zaruma. Traése el agua al dicho cerro para que muelan el oro los ingenios y se desmonten y limpien las minas y vetas, por acequias dos y cuatro leguas, según el peso y comodidad de cada uno, que aunque es verdad que junto al cerro pasa un río caudaloso y otras quebradas de agua, está muy alto y ellas van muy bajas y no pueden subir arriba. (Jimenes de la Espada, 1965 II:3). En Zaruma había treinta ingenios para moler los metales de oro que se sacaban de esas minas. Cada uno de los ingenios tenía nueve u ocho mazos de hierro que subían y bajaban, al dar el golpe en ellas el metal se molía. Estos ingenios funcionaban por la acción de una rueda grande movida hidráulicamente a manera de batán. (Jimenes de la Espada, 1965 II:3)... Pedro de Veraza, residente en los cerros en las minas de Zaruma, en 1586 da 38
noticias de una nueva forma de beneficiar estas minas, inventada por él, que serviría para sacar más oro del que hasta esa fecha se conseguía. La nueva técnica se llamó de frezadillas. …dio origen en esencia al mito del vellocino de oro o Toisón, como las zaleas sumergidas en los ríos auríferos de la antigua Cólquire, servían las frezadillas para retener y entrampar las arenas y pepitas de oro arrastradas por las aguas naturales o artificiales. (Jimenes de la Espada, 1965 III:83). Este sistema de frezadillas era similar al empleado en el beneficio de las platas por amalgamación conocido como relave o relavillo. Un individuo iba echando a puñados tierra, arena y minerales en las canaletas, pequeñas acequias que se hacían de acuerdo al ancho de los canales, que estaban forradas en jergas y frazadas viejas. Luego se echaba a correr el agua por las canaletas quedando la plata y arena pegado a las frazadas por ser más pesados. Luego, en un pozo, se lavaban las jergas y frazadas y el metal quedaba al fondo. (Jimenes de la Espada, 1965 III:83). El sistema de frezadillas consistía en lo siguiente: Desde el mismo mortero que dan los mazos en el metal por donde sale el oro molido que lo echa el agua, tienen puestos unos paños o frazadas más de veinte pasos a lo largo para que pase por encima, y como el oro es pesado el oro quédase en éllas, y pasa delante el agua y tiene arena que del ha salido. Cogen estos paños cada tarde y en grandes bateas lo meten y lavan y en el hondón dellas queda el oro, el cual se saca, junta y limpia con el azogue. Cáusalo esto el, no ser amoroso como otros oros. (Jimenes de la Espada, 1965 III:83). Sobre las técnicas usadas para la fundición del oro no se encontraron datos ya que una vez extraído y molido el metal en el asiento de las minas de Zaruma era enviado a las Cajas Reales de Cuenca y Loja para ser contado y fundido en tejas sin marca. Lo mismo sucedía con el oro extraído de Zamora, ya que allí se quitó la Caja Real y era llevado a Loja para ser contado. Las Cajas de Cuenca y Loja estaban sujetas a las Cajas Reales de San Francisco de Quito, lo mismo la Caja de Jaén. En la Gobernación de Yaguarsongo y Pacamoros había dos Cajas Reales, la Gobernación de Popayán tenía tesorero y casa de fundición en Calí, pero el oro extraído allí se marcaba y fundía en Quito. El oro sacado de las minas particulares y de las minas asignadas al Rey de España con cada descubrimiento era llevado a Quito, donde se lo contaba, fundía y 39
marcaba. En el caso de las minas de particulares se descontaba el quinto real. ...el Audiencia por provisiones envía por ello. Hácense cargo los oficiales reales dello y de allí se lleva todo a Guayaquil, adonde se registra por cuenta de Su Magestad hasta Panamá. (Jimenes de la Espada, 1965 II:308) IV FORMAS DE RECLUTAMIENTO DE TRABAJADORES PARA EL TRABAJO EN LAS MINAS DE ORO Las formas predominantes de reclutamiento de trabajadores para el trabajo en las minas fueron la encomienda y la mita, que en algunos casos se dieron simultáneamente, y paralelo a ellas hubo trabajo de esclavos negros.(2) IV. 2. ESCLAVITUD El trabajo de esclavos negros no fue ajeno a la explotación de las minas de oro en la Real Audiencia de Quito. En las minas de Zamora es donde más se utilizó la esclavitud. Juan de Salinas Loyola anotaba: Hay cantidad de negros en la labor de las minas, ...que en las minas donde ellos residen, entre las demas ordenanzas que hay para los dichos, hay también para el buen tratamiento de los dichos negros esclavos, conque están domésticos. (Jimenes de la Espada, 1965 III:135). La mano de obra esclava se utilizaba paralelamente a la mano de obra indígena. No se encontraron antecedentes que indiquen la existencia de alguna mina trabajada sólo por esclavos negros. Así, el Licenciado Diego de Ortegón en su informe ante el Consejo de Indias en 1592 habla sobre la creación de una población indígena en el asiento de las minas de Zaruma y pide: ...se les haga merced de enviarles quinientos o seiscientos esclavos fiados a un tiempo moderado, con gravamen de que sólo se han de ocupar en la labor y beneficio destas minas, los cuales esclavos, pueden muy bien pagar los señores de ingenios... (Jimenes de la Espada, 1965 II:313). Pedro González de Mendoza hace un pedido similar, referido esta vez a las minas de Zamora. 40
Paréceme que si se metiesen quinientos... y estos negros se vendiesen a los vecinos de Zamora fiados por cinco años y Su Magestad mandase a los vecinos de dicha ciudad le volviesen a poblar y poner Caja de oficiales Reales y fundición serían la mayor riqueza que allá se hubiese visto. (Jimenes de la Espada, 1965 II:332). El Virrey del Perú, Marqués de Montesclaros, en carta al Rey de España en 1607 refiriéndose a una carta escrita por el Presidente de la Real Audiencia de Quito, Lcdo Miguel de Ibarra, informaba de un nuevo modo de beneficiar las minas, el sistema de frezadillas solicitaba “dar orden cómo se llevasen negros al asiento de minas”. (Jimenes de la Espada, 1965 III:82). En la respuesta del Rey, del dos de marzo de 1608, se plantea la conveniencia de que se las proveyera de negros: ...y en cuanto a los negros que decís se podrían proveer para trabajar en la labor de las dichas minas, supuesto que ni por mi cuenta ni la de particulares se pueden enviar hasta allí para darlos al fiado, y que lo que se puede hacer conforme al asiento sobre la provisión general de negros para las Indias, es que el asentista envíe negros a Puertobelo donde los vecinos y mineros de Zaruma o otros mercaderes particulares se provean dellos allí pagándoselos de contado. (Jimenes de la Espada, 1965 III:83). Por los antecedentes encontrados en las Relaciones Geográficas de Indias-Perú, podemos suponer que en Zaruma algunos particulares tal vez hayan utilizado esclavos negros, pero, en cualquier caso, ésta no habría sido la forma dominante de reclutamiento de trabajadores en la Real Audiencia de Quito para el trabajo en las minas de oro. IV. 2. ENCOMIENDA En las primeras etapas de la explotación de las minas de oro, la forma de reclutamiento de trabajadores predominante fue la encomienda de servicios, repartimiento forzado de trabajadores indígenas en forma permanente. Así, en Almaguer: “el mayor repartimiento será de quinientos indios de tasa, y están todos tasados en indios de minas” (Jimenes de la Espada, 1965 II:188). En Pimampiro, al parecer, también sacaban el oro indios encomendados, Estos indios eran de Almaguer donde “hay pocos naturales” (Jimenes de la Espada, 1965 II: 188) y era un pueblo en que se sacaba oro. Esto hace pensar que estos indios no podían ser mitayos sino repartidos a algún encomendero de Pimampiro. En la Gobernación de Yaguarsongo y Pacamaros también se sacaba oro con indios repartidos en encomienda. Así, Juan de Alderete, visitador de las minas de esa 41
región informaba que en Santiago de las Montañas los indios debían dar de seis varones, entre los catorce y veinticinco años, uno, para que trabajara en la extracción de oro durante siete meses A estos indios se les llamaba “curicamayos”. Todos los indígenas juntados así formaban cuadrillas cuyo tamaño dependía de la cantidad de indios que tuviera cada encomendero. El encomendero debía darles dos mantas, dos camisetas y la comida durante su permanencia en las minas. (Jimenes de la Espada, 1965 III: 149). En la ciudad de LoyoLa, el encomendero sacaba uno de cinco indios entre los catorce y veinticinco años para la labranza de las minas de oro. Los indígenas que no iban a las minas estaban obligados a producir maíz y otros alimentos para el sustento de los “curicamayos”. (Jimenes de la Espada, 1965 III:150). Pedro de Valverde y Juan Rodríguez informaban que en 1544 en el río Santa Bárbara se sacaron trescientos y tantos mil pesos “con dieciocho o veinte cuadrillas de indios, cada una dellas con cincuenta a ochenta indios”. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 174). El trabajo forzado permanente que implicaba la encomienda de indios para el trabajo en las minas se produjo un rápido exterminio de la poblacióh indígena en la Gobernación de Yaguarsongo y Pacamoros, especialmente. Diego de Ortegón en 1592 informaba ante el Consejo de Indias: Aquí era todo minas, los indios se han acabado, no ha habido en todo el Pirú mayores crueldades hechas a los naturales quen esta Gobernación. Los encomenderos tendrán al presente siete, once, quince y veinte y treinta indios de encomienda y mas o menos, y no habrá en esta Gobernación quinientos indios de todas edades. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 313). En Zamora sucedió algo similar. Los indios encomendados para el trabajo en las minas se extinguieron masivamente. ...y como los encomenderos han consumido en estas minas mas de veinte mill indios que había y por pecados de todos. Dios les ha enviado de tanto a tanto tiempo viruela y sarampión y cámaras de sangre, los ha consumido y no debe haber quinientos indios de todas edades... y está la ciudad, casi despoblada... y lo mismo ha corrido en las Gobernaciones de Popaian y Yaguarsongo... (Jimenes de la Espada, 1965 II: 309). IV. 3. MITA En 1549 se dictan las “Leyes Nuevas” que prohibían transformar en prestaciones personales el pago de tributos que debían pagar los indígenas a su encomenderos. Esta prohibición era aún cuando los indios estuvieran dispuestos a cambiar servicios 42
personales por tributo. Como solución para abastecer de mano de obra a las minas de oro se instaura la mita, una forma de trabajo obligatorio temporal que se realizaba por turnos, y que en los hechos fue tan nefasta para la población indígena como la encomienda. Los mitayos debían recorrer grandes distancias desde sus pueblos hasta los centros mineros. En 1582 el vecino de Cuenca Hernando Pablos planteaba como solución al problema de escasez de fuerza de trabajo para sacar oro del río Santa Bárbara y minas cercanas a Cuenca “traer de la provincia de los puruáes veinte, y treinta leguas de la ciudad y minas, por haber como hay cantidad de indios en los dichos pueblos”. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 269). El Virrey Toledo viendo la grandeza de las minas de Zamora envió órdenes sobre los indios que debían acudir a esos cerros y minas y el jornal que debían ganar. ... mandó fuesen para el servicio dellas de las provincias de Los Paltas, término de Loxa, y de la de Pacaibamba y Cañaribamba y términos de Cuenca y otros pueblos circunvecinos, que distan destas ciudades y de las minas a diez, doce y catorce leguas. (Jimenes de la Espada, 1965 II:309). Los encargados de hacer la repartición de indios eran dos: uno estaba en Los Paltas y el otro en Cañaribamba, mandaban aproximadamente setecientos indios a las minas, allí servían dos meses por año en dos etapas, un mes cada una, luego venían otros y al año siguiente tenían que trabajar nuevamente dos meses. Diego de Ortegón plantea algunos de los inconvenientes de la mita: Como la disminución de los indios por el trabajo mitayo aumentaba el Licenciado Diego de Ortegón y posteriormente el Doctor Mesa, visitador del cerro de Zamora revocaron las anteriores ordenanzas e hicieron unas nuevas en que se prohibía el trabajo en los cerros de Zamora en los meses de invierno. Además, los vecinos de Loja y Cuenca, de donde se sacaban ciento cincuenta indios para el trabajo en las minas se oponían al trabajo mitayo, ... pero las tales personas y caciques han sido tan malos que por reservar a muchos de ir a las minas han consentido que se corrompiese este orden y enviasen muchas veces a los que ya habían cumplido y hecho su mita dos meses, y los del cerro los detuvieron hasta que viniesen otros en su lugar, de que han resultado muertes con el excesivo trabajo, y otros inconvenientes... (Jimenes de la Espada, 1965 II: 309). ... y los de Laxa y Cuenca traen pleito con los del Cerro y los del cerro con estas 43
ciudades, sobre que quieren que estos pocos indios que han quedado sirvan de leña y hierba a los vecinos dellas y no en las minas; porque también hallan ellos esta falta respecto a la disminución, y sus encomenderos acuden a ello, porque sienten de su parte el morírseles sus tributarios con el trabajo de ir a las minas y quieren mas sirvan en la ciudad. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 310). El Licenciado Diego de Ortegón buscando preservar mano de obra para esos cerros, cuestión que se hacía difícil por la cantidad de mitayos que moría, tanto en el camino hacia las minas, como en el trabajo en ellas; en 1592 pide autorización al Consejo de Indias para crear una población de dos mil indios en las zonas aledañas a los cerros de Zamora. ... para reparo de tanto daño y que los pocos indios que han quedado se puedan conservar en sus pueblos y no se acaben de todo punto y la grandeza destas minas se conserve... sería el Rey, Nuestro Señor muy servido, si en el dicho cerro o valles y riberas del se poblaren uno o dos pueblos de más de dos mil indios vagabundos que hay en Quito y su, comarca hasta Cuenca, holgazanes advenedizos que llaman Peinadillos. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 310). De Ortegón pide que estos indios sean sacados de Otavalo y sus anejos, de Latacunga y sus anejos, de Riobamba y todo el camino hasta Cuenca. Estos indios no debían ser tributarios puestos en tasa de sus encomenderos desde Pasto hasta Loja. En un comienzo, los indios que se instalarían en dicha población no tributarían hasta que se acostumbraran. Además del trabajo en las minas se dedicarían a sus labranzas y crianzas, “se les repartirían tierras para sus chacras, y si algunos españoles del Cerro tuviesen demasiadas se les limite y den a los indios para sus sementeras pues han de ser preferidos en todo” (Jimenes de la Espada, 1965 II: 310). Hasta llegar a la nueva población los indígenas serían alimentados por sus comunidades, ganarían un jornal de tomín y medio de oro corriente cada día por el trabajo en las minas, y deberían ser apremiados para comer carne “y así andaran gordos y recios”. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 310). El trabajo en las minas sería de seis a diez de la mañana y de dos a cinco de la tarde, saldrían a servir “de cinco en uno, en de siete en uno, por semanas o meses o como mejor pareciese, para que mejor se conserven”. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 312). Antes de que los indios entraran al socavón de las minas, éste debía ser revisado por la justicia para evitar derrumbes que los mataran, lo mismo debía hacerse con los puentes por los que los indios debían pasar para llegar a las minas. Por otra parte, se pedía se prohibiera cargar a los indios con los metales que se llevaban a los ingenios.(3) 44
En 1592 el Licenciado Francisco de Anuncibay señalaba en su informe sobre las minas de Zaruma que los audiencias y gobernadores daban más o menos trecientos indios mitayos de las Provincias de Paicabamba, Cañaribamba, Amboca, Malacatos, Paltas y Garruchambas para el trabajo en esas minas de oro. Allí se refiere también a la Cédula del Real Consejo de Indias que ordenaba se fundara un pueblo allí y se le avecindaran dos mil indios desde los quillasingas hasta los Puruáes. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 324). La instalación de este pueblo se veía como necesaria por las dificultades que implicaba traer indios mitayos desde pueblos distantes. ... y hay una dificultad, que los indios que allí se llevaren y habían de gastar quince días en ir y otros tantos en volver y cuales al doble, porque el indio no anda cada día más de tres a cuatro leguas, pues esta ida y vuelta se le había de pagar, y no sufren por ahora la naturaleza de las minas tanta costa, pues para veinte y seis jornales son menester cuatro mill porque la labor no cese; porque unos han de ir y otros de volver juntamente, más que aún estos dos mill indios o tres sacados así por dos meses, o por seis, han de estorbar a los mitayos de Quito y Cuenca y Loxa y Del Villar y ha de haber estorbo en todo... (Jimenes de la Espada, 1965 II: 325). Don Pedro González de Mendoza concordaba con este juicio, crear una población enlugar de traer mitayos para el trabajo en los cerros. ... para que haya estos jornaleros no me parece que se use el remedio de mitayos, como en Potosí, por algunos inconvenientes que son claros a los que allá los vemos, como son el tiempo que se pierde en ir y volver a sus casas, las pérdidas de sus haciendillas, y lo demás que por su ausencia se les recrece en sus gallinas y chacarillas y ovejuelas... (Jimenes la Espada, 1965 II: 330). Jimenes de la Espada duda que aquella población llegara a fundarse, al menos en las proporciones que la Real Cédula disponía. (Jimenes de la Espada, 1965 II: 324).
CONCLUSIONES -
La extracción de oro y metales preciosos en la Real Audiencia de Quito, si bien no fue determinante, ayudó al proceso de acumulación originaria de capital en Europa expandiendo el comercio y aportando a la monetización de la economía.
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Aunque se destaca la producción de las minas de oro de Zamora y Zaruma, dentro de la Real Audiencia de Quito, su aporte es menos significativo comparado al de otras colonias americanas de España, como por ejemplo la 45
producción aurífera de México o la argentífera de Potosí. -
El relativo valor de la riqueza de las minas que había en la Real Audiencia de Quito y su pronto agotamiento, determinaron una reorientación de la fuerza de trabajo hacia otros sectores de la economía, corría la producción agrícola y la producción obrajera textil, destinadas a los grandes centros mineros de Potosí.
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En la Real Audiencia de Quito desde el Siglo XVII y de ahí en adelante son más importantes los centros de producción agrícola y textil que los centros mineros.
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Pese a que la producción de oro en la Real Audiencia de Quito no fue tan importante una gran cantidad de indígenas y negros murieron en sus minas, ya sea como esclavos, encomendados o mitayos; provocando una seria crisis demográfica en zonas como Yaguarsongo, Zamora y Zaruma, que posteriormente debieron ser repoblados.
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La esclavitud no fue la forma dominante de reclutamiento de trabajadores para las minas de oro, ya que había abundante mano de obra indígena de menor costo. Porque en el caso de los encomendados y mitayos la comunidad a que pertenecían los mantenía, además por ellos no era necesario pagar un precio inicial.
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Las leyes y ordenanzas dictadas por el Consejo de Indias para la protección de la población indígena que trabajaba en las minas de oro, que a menudo eran desobedecidas, fueron dictadas más que por afán humanitario por la necesidad de preservar la mano de obra indígena para la labor de las minas.
A medida que el derrumbe de la población indígena se aceleraba, la defensa de la mano de obra (en particular contra esa insaciable devoradora de hombre que era la mina) se hacía más urgente, y antes de llenar -con entera justicia- uno de los pasajes más negros de la llamada leyenda negra, la mita -El selvicio obligatorio en las minas y obrajes textiles- había ganado una sólida antipatía entre señores territoriales y administradores laicos y eclesiásticos de las zonas en que los mitayos debían ser reclutados. (Halperin, 1977: 14).
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NOTAS 1. “El proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad de las condiciones de su trabajo, proceso que de una parte, convierte en capital los medios sociales de vida y de producción mientras que, de otra parte, convierte a los productores directos en productores asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se llama “originaria” porque forma la prehistoria del capital y del modo capitalista de producción (Marx, 1972: 4-5). 2. Richard Konetzke en su historia sobre la época colonial de América Latina plantea que en un primer momento el trabajo en las minas fue trabajo de esclavos, ya que los conquistadores reclamaban como recompensa para sus servicios que se les dejara tener esclavos aborígenes. En las Relaciones Geográficas de Indias - Perú, por ser posteriores a 1542 en que se prohibió la esclavización de indios, no se encontró antecedentes sobre trabajo esclavo indígena en las minas. 3. Nos parece confuso el lugar donde se fundaría dicha población si en los cerros de Zamora o Zaruma, ya que en la página 309, de donde se ha extraído esta información, el Licenciado Diego de Ortegón está refiriéndose claramento a Zamora, pero a finales del primer párrafo de la página 310 dice “y el cumplimiento habrá gran dilación porque hay desde Zaruma a Lima de ida y vuelta seiscientas leguas”. En todo caso, lo más probable es que se pidiera formar una población en Zamora y otra en Zaruma, ya que se suponía que ambas eran ricas y las dos tenían el mismo problema de carencia de mano de obra.
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BIBLIOGRAFIA ASSADOURIAN, Carlos S., “La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano en el Siglo XVI”, en Revista De Ciencias Sociales 3-4, Vol. I Quito: Universidad Central del Ecuador, 1977. FURTADO, Celso, La economía latinoamericana desde la Conquista Ibérica hasta la Revolución Cubana, Santiago: Editorial Universitaria, 1970. HALPERIN, Tulio, Historia Contemporánea de América Latina, Madrid: Alianza Editorial, 1977. JACOME, Nicanor, “La tributación indígena como un mecanismo de explotación durante la Colonia y primeros años del independencia”, en Economía 60, Revista del Instituto de Investigaciones Económicas y Financieras, Quito: Universidad Central del Ecuador, 1974. JIMENES DE LA ESPADA, Marcos, compilador, Relaciones Geográficas de IndiasPerú, Madrid: Ediciones Atlas, 1965, Tomos II-III. KONETZKE, Richard, América Latina II, La época colonial, México: Siglo XXI Editores, 1971. SEE, Henri, Orígenes del Capitalismo Moderno, México: Fondo de Cultura Económica, 1974. VILAR, Pierre et al, “Problemas sobre la formación del Capitalismo”, en Estudios sobre el nacimiento y desarrollo del Capitalismo, Madrid: Editorial Ayuso, 1972.
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LA INDUSTRIA A DOMICILIO EN LAS AREAS RURALES: EL CASO DE PASA
Cecilia Banda y Hernán Carrasco
INTRODUCCION
A lo largo de la Sierra ecuatoriana se constata la presencia de numerosos pueblos en los cuales se combina la actividad agrícola con actividades artesanales. Ambos tipos de producción son, por lo general, llevados a cabo por unidades domésticas de producción - consumo en las que lo fundamental, cuando no la totalidad, del proceso de trabajo es realizado por los miembros de la unidad familiar. A diferencia de la actividad agrícola, orientada tanto a la subsistencia como al mercado, la producción artesanal está destinada exclusivamen al mercado. Debido a esto los pueblos artesanales presentan una fuerte dependencia respecto a los centros urbanos regionales que se manifiesta no sólo a través de la venta de productos agropecuarios y de la inserción temporal del campesinado en el mercado laboral urbano, sino también, y principalmente, a través del desarrollo de las actividades artesanales. Si bien los pueblos artesanales muestran características comunes, como son la combinación agricultura - artesanías, el predominio de unidades domésticas de producción y una mayor dependencia en relación a los centros urbanos que aquella que presentan las comunidades agrícolas, las diversas modalidades de comercialización de las artesanías establecen caracteres diferenciales entre ellos. En efecto, se pueden distinguir cuando menos tres formas de comercialización de la producción artesanal. En primer lugar, aquella en que productores se vinculan directamente a los consumidores, siendo propia esta modalidad la circulación del producto en un mercado caracterizado por relaciones personales. En segundo lugar, encontramos el caso en el que los productos son comprados por comerciantes locales (o regionales) quienes se encargan de llevarlos a mercados más amplios. Finalmente se presenta también el sistema llamado de industria a domicilio, es decir el encargo de realizar una determinada fase de la producción de un artículo por parte de un industrial que es quien centraliza el proceso global. Cada una de las formas anteriores de comercialización expresa procesos de trabajo diferenciados, en particular por lo que se refiere a su vinculación con distintas 49
formas del capital. Por otro lado, numerosos autores conciben dichas modalidades como fases sucesivas del desarrollo capitalista en relación a la pequeña producción. Pasa, pueblo ubicado en la provincia de Tungurahua, es representativo del sistema de industria a domicilio. Una gran mayoría de las familias del centro poblado realiza una o varias fases de la elaboración de camisas, por encargo de industriales comerciantes que efectúan las restantes operaciones de la producción en sus propios talleres o, en forma de encargo, en talleres familiares situados en otros pueblos o ciudades. En el presente trabajo examinaremos la industria a domicilio del pueblo de Pasa. Para ello utilizaremos y discutiremos algunos elementos teóricos en relación a dicho sistema, enfatizando la necesidad de priorizar el análisis de los procesos de producción y de reproducción de las unidades domésticas subordinadas al capital industrial, por sobre el análisis de los mecanismos de la circulación, nivel en el cual tienden a centrarse numerosos estudios. En este sentido, la industria a domicilio aparece como una modalidad de proletarización de los productores artesanales, la que, asociada a las actividades agrícolas que paralelamente realizan los miembros de la unidad doméstica, permite una super explotación del trabajo. La metodología utilizada en el trabajo de campo, realizado en los meses de Marzo, Abril y Mayo de 1982, consistió en entrevistas a informantes calificados, así como también en la elaboración de historias de vida de algunos artesanos. Al mismo tiempo revisamos trabajos monográficos sobre el pueblo y los datos estadísticos existentes (población, producción, tenencia de la tierra, vivienda, etc.).
1.- ANTECEDENTES GENERALES El pueblo de Pasa se encuentra ubicado en la provincia de Tungurahua, a unos 16 kilómetros hacia el occidente de la ciudad de Ambato, capital provincial. La cabecera parroquial se halla situada a una altura aproximada de 3 100 metros sobre el nivel del mar. El centro poblado se encuentra rodeado de pequeñas propiedades agrícolas; prácticamente no se encuentran en la parroquia grandes extensiones de tierra constituyendo unidades de producción, de tal modo que Pasa puede ser caracterizado por el predominio de la propiedad parcelaria en lo que a tenencia de la tierra se refiere. La población total de la parroquia era en 1974 de 3.975 habitantes, de los cuales 893 pertenecían a la cabecera parroquial. Se observa que la población ha disminuido en relación a los censos anteriores; en 1950 la parroquia de Pasa contaba con 4.824 habitantes. 50
La producción artesanal de camisas se inició significativamente a comienzos de siglo. Con anterioridad algunos habitantes del centro poblado ejercían el oficio de sastre otorgando ya al pueblo cierto carácter artesanal. A comienzos del presente siglo existían talleres familiares dedicados a la confección de camisas, algunos de los cuales lograron acumular pequeños capitales y costituirse en pequeñas industrias artesanales. Los propietarios de tales industrias abandonaron el pueblo ya en la década de 1910 para instalar sus empresas en los centros urbanos (Quito, Ambato y Guayaquil, principalmente). A partir de entonces, operarios y aprendices de esos primeros talleres comienzan a producir, por encargo, utilizando la fuerza de trabajo de sus respectivas unidades familiares. Así, la confección de camisas se convierte pronto en la principal actividad de los habitantes de la cabecera parroquial. En la década del 50 la gran mayoría de las familias del centro poblado se dedican a dicha actividad, que establece una clara diferenciación entre estos pobladores y los de las zonas aledañas. En la medida que en el centro poblado se asienta principalmente una población mestiza, mientras que las zonas aledañas son ocupadas por campesinado indígena parcelario, la diferenciación a que aludimos no es simplemente económica sino que reviste además contenidos étnicos culturales. Para los pobladores de la parroquia de Pasa la confección de camisas otorga a sus oficiantes un cierto status diferenciador. Los indígenas de las comunidades cercanas al centro parroquial (Quindibana, Mogato, Siguitag Pucaucho, Tilín, Cuatro Esquinas, El Lirio y Llullaló) trabajan sus tierras dedicándolas especialmente al cultivo de papas, maíz, bailas y cebada y a la crianza de animales domésticos. Muchachas indígenas van a trabajar en el pueblo desempeñando labores domésticas en las casas de la población mestiza, varones jóvenes trabajan también temporalmente en el poblado, algunos de ellos como aprendices en los talleres de confección de camisas a cambio de una mínima remuneración y de alimentación. El dominio poilítico ejercido por la minoría mestiza, fundado más en el status que en condiciones económicas altamente diferenciadoras, sumado a una creciente presión demográfica sobre las tierras de cultivo sin perspecitvas de solución por la inexistencia de grandes haciendas, genera un conflicto interétnico latente que culmina en un serio levantamiento de las comunidades indígenas con ocasión del Censo de Población de 1962. Dicho levantamiento se expresó en el asedio al centro poblado por parte de los indígenas a finales de Marzo del 62, quienes se negaban a ser censados, y culminó con el asesinato del señor Alquilino Fernández, habitante del centro parroquial y promotor del censo en la parroquia. A raíz de este suceso, culminación de un proceso de conflictos interétnicos, se 51
produjo la emigración de numerosas familias mestizas del centro poblado, las cuales vendieron sus propiedades a familias indígenas de las comunidades aledañas. Los indígenas compran a bajos precios, casas y parcelas pertenecientes a los migrantes mestizos, generándose un reemplazo parcial de la población del centro parroquial. El reemplazo poblacional ocurrido en la década del 60 se tradujo, en términos de la confección artesanal de camisas, en la incorporación de familias indígenas, provenientes de las comunidades, a tal actividad. La población indígena que se desplaza al centro parroquial sufre una paulatina mestización, la que se manifiesta en la participación en las festividades del pueblo, en aspectos culturales tales como la vestimenta, en la asistencia de los niños a establecimientos educacionales, etc., todo lo cual se sustenta en la realización de la nueva actividad y en el acceso a un status tradicional asociado a ella. Sin embargo, simultáneamente, las familias indígenas de la cabecera parroquial mantienen la propiedad sobre pequeñas parcelas, las que generalmente son cultivadas “al partir” con otras familias indígenas que permanecen en las comunidades.
2.- LA INDUSTRIA A DOMICILIO: ASPECTOS TEORICOS El término “producción artesanal” ha sido utilizado para designar un conjunto de formas de producción que, estrictamente, presentan notables diferencias. Al no especificarse la forma de producción artesanal concreta a la que se hace referencia, ciertos análisis incurren en generalizaciones que, siendo válidas para algunas, no lo son para otras. Concretamente, se suele incluir en una misma categoría al artesano individual, rural o urbano, que produce para un mercado reducido, a unidades domésticas de producción que combinan la producción de artesanías con la producción agrícola, a aquellas propiamente urbanas con dedicación exclusiva a una actividad artesanal, al pequeño productor de mercancías que contrata un reducido número de operarios, etc., todo lo cual dificulta seriamente cualquier análisis. La superación de estas dificultades exige, cuando menos, la precisión de ciertos elementos básicos: - caracterización del tipo de relaciones de producción que se presenta al interior de cada una de las formas de producción. - definición del carácter que asume la vinculación de las diferentes unidades productivas no capitalistas con el sector capitalista de la economía; - vinculación de las unidades de producción con otras actividades distintas a la 52
artesanal, en particular con la producción agrícola (lo que muy esquemáticamente podría hacer referencia al carácter rural o urbano de las unidades); - análisis de las modalidades de comercialización del producto que posibilitan su circulación. Los tres primeros aspectos se refieren fundamentalmente a los procesos de producción y de reproducción de las unidades productivas. El último elemento enfatiza el análisis en el nivel de la circulación. Desde otra perspectiva, y asumiendo que un elemento común a todas las formas de producción artesanal es el carácter no - capitalista de las relaciones de producción al interior de las unidades productivas, lo que representa una definición respecto al primer factor que considerábamos necesario precisar, se plantea la cuestión de la persistencia de tales unidades en el contexto de una economía capitalista. A partir de este planteamiento surge la interpretación de la funcionaliad que para la acumulación capitalista representa la preservación de un sector no - capitalista (o doméstico) de producción, lo que abre una interesante polémica a nivel teórico respecto a los mecanismos específicos a través de los cuales se realiza tal funcionalización. Lo anterior ha sido enfocado desde dos puntos de vista. Para algunos autores la funcionalidad del sector doméstico para el sector capitalista se explica fundamentalmente por la implantación de relaciones de intercambio desigual, la cual opera a través de la ampliación de mercados, y se realiza, al nivel de la circulación, como transferencia de excedentes. Este enfoque admite, implícitamente, que el intercambio crea valor (Meillassoux, 1977) e ignora la función que cumple el sector doméstico como proveedor de mano de obra barata para el sector capitalista. El enfoque alternativo parte de la consideración de que la acumulación capitalista sólo puede provenir de la explotación del trabajo. De lo que sigue que la funcionalidad que puede tener el preservar un sector doméstico se revela en el análisis de las relaciones de producción y de las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo. Aquí, la transferencia entre los dos sectores no es de excedentes, sino de mano de obra barata, en la medida en que la reproducción de la fuerza de trabajo se efectúa, en gran parte, en el marco de relaciones sociales de tipo doméstico, lo que hace posible la explotación capitalista. El problema de la explotación capitalista se plantea en los términos generales de la producción y de la reproducción de la fuerza de trabajo. La explotación del trabajo se realiza en condiciones diferentes según que al ser el capitalismo el modo de producción exclusivo, la economía de mercado fija la totalidad de las transacciones o según el capitalismo domine formas de producción nocapitalistas, explotando entonces no sólo a los trabajadores libres sino a células 53
organizadas. (Meillassoux, 1977: 141) Las consideraciones teóricas que preceden sirven para abordar el análisis de la actividad artesanal desarrolladas por unidades domésticas de producción que combinan dicha actividad con la producción agrícola. Centraremos la atención, además, en una forma particular de vinculación que se da entre la actividad artesanal del sector doméstico rural y el sector capitalista, cual es la subcontratación o industria a domicilio. Según Lenin, la producción artesanal rural presenta varias fases de acuerdo al carácter de su vinculación con el sector capitalista. En un primer momento, “el pequeño productor se limita a la venta de los artículos en el reducido mercado local, venta que a veces se hace directamente al consumidor” (Lenin, 1973 : 374). En la medida en que se amplía el mercado se presenta una incompatibilidad entre la necesidad de una venta masiva y las cantidades relativamente ínfimas producidas por cada unidad de producción aislada, de lo que resulta la concentración de la venta en manos de unos pocos mayoristas: “esa superioridad puramente económica de la venta en grande condujo de manera inevitable a que el pequeño productor se viera separado del mercado e indefenso ante el poderío del Capital Comercial” (Lenin, 1973 : 374). Así aparecen mayoristas locales que adquieren los artículos a los pequeños productores: en la generalidad de los casos el mayorista local es la única persona a quien los campesinos pueden vender siempre los artículos, y entonces el mayorista se aprovecha de esta situación de monopolio para rebajar a voluntad el precio que paga al productor. (Lenin, 1973 : 381). Además del simple mecanismo de la adquisición de artículos a bajo precio, los representantes del capital comercial utilizan otros como el préstamo a cambio de mercancías, el pago en artículos y finalmente el pago en materias primas. La relación entre el productor artesanal y los representantes del capital comercial aparece en Lenin expresada en términos de mercado y de precios. Son las condiciones del intercambio, resultantes de la expansión de la economía mercantil, las que por sí mismas explicarían el bajo precio recibido por los productores. Sin embargo, esto admite discusión en cuanto se están obviando las condiciones de la producción y de la reproducción de la fuerza de trabajo que son las que precisamente sustentan la implantación de bajos precios; es decir, se obvia el hecho de que ocurre una transferencia entre sectores que funcionan sobre la base de relaciones de producción diferentes e igualmente el que “la reproducción y el mantenimiento de la fuerza de trabajo no están asegurados en la esfera de la producción capitalista, sino remitidos, necesariamente, a otro modo de producción” (Meillassoux, 1977 : 147). En otras palabras el productor doméstico produce un valor, parte del cual es transferido al sector capitalista, a través del capital comercial, en virtud de que parte de la reproducción de la fuerza de trabajo de la unidad doméstica se carga al sector no-capitalista de la 54
economía. En el planteamiento de Lenin, al dominio ejercido por el capital comercial sobre los pequeños productores sucede la industria a domicilio: Cuando el mayorista empieza a pagar con las materias primas que kustar necesita, ello constituye un gran paso en el desarrollo de las relaciones capitalistas... sólo queda un paso a la forma superior del capital comercial, en la que el mayorista distribuye directamente los materiales a los kustares para que trabajen a cambio de determinada suma. El kustar se transforma en la práctica en obrero asalariado que trabaja en su casa para el capitalista; el capital comercial del mayorista se convierte aquí en capital industrial. Surge el trabajo a domicilio capitalista (Lenin, 1973 : 382). La sucesión de fases postuladas por Lenin no constituye sino un modelo ideal pues, de hecho, las fases pueden presentarse independientemente unas de otras. Sin embargo, el esquema planteado por el autor permite diferenciar con claridad tres modalidades básicas de vinculación entre las unidades domésticas de producción y el sector capitalista de la economía. De estas tres modalidades la que aparece mejor caracterizada es la llamada industria a domicilio, pues aquí sí Lenin recurre al análisis del proceso de trabajo y define con rigor las condiciones de la producción. De acuerdo con Lenin, cuando las unidades domésticas de producción son subordinadas al capital industrial, el pequeño productor es reducido a la situación de obrero asalariado. Se convierte prácticamente en un proletario (Lenin, 1973 : 398). En términos estrictos, el sistema de subcontratación o de industria a domicilio no implica una extracción directa de plusvalía, ni una subsunción formal del trabajo al capital, ni una proletarización de los miembros de la unidad doméstica. Sin embargo, en términos latos, es posible caracterizar dicho sistema como uno en el que coexisten relaciones de producción domésticas al interior de la unidad de producción (entre los miembros de la familia) y relaciones de producción capitalistas entre el subcontratante y los miembros de la unidad doméstica. Así, la industria a domicilio presenta, más o menos, el carácter de la producción manufacturera, y podría plantearse tentativamente que es la forma que asume ésta en el contexto del subdesarrollo capitalista. En este sentido la producción a domicilio representa una situación intermedia entre la producción doméstica y la producción capitalista, a la vez que una forma particular de vinculación del sector no-capitalista con el sector capitalista. El sistema de subcontratación implica el uso de tiempo de trabajo, directo y acumulado, de un pequeño productor por otro mayor, en la producción de una o varias fases de un artículo consumido por terceras partes. El que contrata provee todas o parte 55
de las materias primas, aprovecha otros medios de producción que son propiedad del pequeño productor y utiliza la fuerza de trabajo de la unidad doméstica a cambio de un pago a destajo (o por piezas). Los miembros de la unidad doméstica se aproximan a la condición de obreros asalariados en lo que se refiere a sus actividades artesanales, si bien se mantienen en los términos del sector no-capitalista en lo que refiere a la producción agrícola (cuando realizan ésta). Se señalan varias características más en relación al proceso de trabajo de las unidades domésticas insertas en un sistema de subcontratación. El industrial-comerciante que subcontrata además de proveer al pequeño productor de una parte o de todas las materias primas necesarias para la producción y de intentar reducir al máximo el pago a destajo (que es, en realidad, una remuneración a la fuerza de trabajo), especifica los detalles del producto terminado antes de que el trabajo comience. Lenin señala además que cuando las operaciones de venta de materias primas y compra de artículos se unen, “el gran manufacturero obtiene de capital ganancias como nunca conseguiría de los obreros asalariados” (Lenin, 1973 : 452) Habría que agregar a esto que cuando se trata de unidades domésticas de producción que se asientan en el sector rural y que combinan la actividad artesanal con la producción agrícola, es fundamental considerar el hecho de que esta última se realiza en los términos del sector no-capitalista, y que está orientada a la autosubsistencia (y en alguna medida al mercado), siendo precisamente este hecho la condición para que la industria a domicilio resulte en una explotación del trabajo del pequeño productor cualitativamente distinta a la que se somete a los obreros asalariados (estrictamente) y más cuantiosa que ésta. En otras palabras, las condiciones concretas de la reproducción de la fuerza de trabajo hacen posible una superexplotación del trabajo, en la medida en que una parte de aquella es asumida por el sector doméstico (Meiilassoux, 1977). Otros rasgos característicos de la industria a domicilio, señalados por Lenin, son “la abundancia de intermediarios entre el capitalista y el trabajador en el trabajo a domicilio” (Lenin, 1973 : 455), fenómeno que surge por la dispersión de los pequeños productores y por el hecho de que éstos habitan en aldeas rurales alejadas, generalmente, del taller capitalista; “condicionse de trabajo en extremo insalubres” (ibid : 456), y “disminución del nivel de vida del trabajador” (ibid: 457). Lenin señala de paso un aspecto que a lo largo del texto hemos señalado como fundamental “... el vínculo con la tierra permite trabajar por un jornal insignificante” (Lenin, 1973 : 457)
3. LA INDUSTRIA A DOMICILIO EN EL PUEBLO DE PASA 56
Como señalamos, anteriormente la mayoría de las familias que viven en la cabecera parroquial de Pasa se dedican actualmente a la confección de camisas. Se trata de unidades domésticas de producción fundadas básicamente en el trabajo de los miembros de la unidad familiar, que combinan la actividad artesanal con la producción agrícola, realizando esta última ya sea directamente o dando sus pequeñas parcelas “al partir” a familias campesinas indígenas de las zonas aledañas. Prácticamente la totalidad de estas unidades domésticas se insertan en un régimen de subcontratación en lo que se refiere a la confección de camisas. Este trabajo se realiza en las casas de vivienda de la localidad, generalmente en talleres improvisados, y con una participación de casi toda la familia. En ocasiones las unidades domésticas reclutan operarios en condiciones que tienden a mantener el carácter doméstico de las relaciones de producción. La obtención de los medios de producción, lo que puede denominar el “entrelazamiento hacia atrás” de las unidades domésticas (Middleton, 1982), muestra las características típicas del sistema de industria a domicilio. Parte de las materias primas, la tela ya cortada, es proporcionada por subcontratante, determinando así, en gran medida, la especificidad del artículo encargado; otra parte, los hilos, debe ser comprada por los propios productores. Ambas operaciones se realizan fundamentalmente en la ciudad de Ambato, donde también se efectúa la entrega de los encargos acabados. El traslado de los productores a la ciudad mencionada permite a los industrialescomerciantes, que operan como sub-contratantes, resolver el problema que plantea la dispersión de los productores y evitar, de esta forma extender en demasía la cadena de intermediarios; en otra perspectiva, este mecanismo reviste un traspaso de costos de producción desde el sector industrial hacia el sector doméstico. Otro tipo de medios de producción, la máquina de coser, ha sido adquirida por los productores acudiendo, en muchos casos, al endeudamiento; en una minoría de casos han sido compradas directamente por los productores en el mercado; otra forma importante de adquisición, fue la venta de máquinas efectuada conjuntamente con la venta de viviendas y parcelas resultantes de la migración de un importante contingente de población mestiza. En todos los casos es posible detectar un grado mayor o menor de dependencia con los subcontratantes, especialmente cuando la compra se realiza a través del endeudamiento, relación en la que aquellos aparecen como acreedores. En consecuencia, el entrelazamiento hacia atrás implica una fuerte dependencia de los productores en relación a los subcontratantes, y en términos más amplios, en relación al centro urbano regional. Las máquinas de coser son, en su gran mayoría, máquinas de pie (o “a pedal”) Desde 1964 Pasa dispone de una red de energía eléctrica, lo que hizo posible la utilización de máquinas de motor. Sin embargo, son muy pocos los productores que han 57
adquirido este tipo de máquinas porque, a pesar de que la producción puede ser mayor, el consumo de energía eléctrica implica un costo adicional relativamente elevado. Los productores que utilizan máquinas a pedal manifestaron, en todos los casos, que las prefieren porque no gasta electricidad. El “entrelazamiento hacia adelante” (Middleton, 1982) del pequeño productor artesanal inserto en el régimen de industria a domicilio se da exclusivamente con el subcontratante. Así, tanto en lo que se refiere a la obtención de los medios de producción como a la venta de los productos, el pequeño productor depende casi completamente del subcontratante. La relación directa con el mercado es mínima y la dependencia respecto a los centros urbanos puede ser prácticamente personificada. El trabajo concreto que efectúan los pequeños productores de Pasa es la costura recta de camisas. Reciben de los subcontratantes la tela cortada, realizan la costura y entregan el artículo aún sin terminar. Se puede afirmar que, como promedio, una unidad doméstica cose una docena y media de camisas al día, trabajando desde las 7,30 hasta las 20,00 horas. En general la jornada de trabajo es extremadamente prolongada. Por una docena de camisas el productor recibe 120 sucres, por lo que se puede estimar que el ingreso promedio semanal es de 900 sucres (alrededor de 4.000 sucres mensuales), tomando en consideración que la actividad productiva se realiza durante toda la semana. La mayor parte de las unidades familiares dedicadas a la confección de camisas poseen pequeñas parcelas, sin embargo, lo prolongado de la jornada artesanal impide que sean ellos mismos los cultivadores. Los terrenos de propiedad de los pequeños productores artesanales son trabajados “al partir” por familias indígenas de las comunidades; así, los artesanos consiguen proveerse parte de sus subsistencias mediante la utilización del trabajo indígena. De acuerdo a los elementos teóricos desarrollados anteriormente es posible afirmar que los pequeños productores paseños son prácticamente obreros asalariados (aunque no lo sean en términos estrictos) en la medida en que están vendiendo su fuerza de trabajo más que una producción libre y autónoma. La gestión del subcontratante es claramente empresarial, y las condiciones específicas en las que se realiza la confección de camisas le permiten obtener una ganancia mayor que aquella que resultaría de las relaciones plenamente salariales. La superexplotación de la unidad doméstica de producción es posible porque ésta asegura parte de la reproducción de su fuerza de trabajo en el ámbito propiamente doméstico. Parece evidente que, en el caso de la industria a domicilio, tanto como otras modalidades de vinculación de las unidades domésticas con el capital, el exclusivo análisis del nivel de la circulación, es decir de los entrelazamientos hacia atrás y hacia 58
adelante de los pequeños productores, reduce la comprensión del problema a transferencias de valor entre el sector doméstico y el sector capitalista de la economía, o, en otros términos, a la apropiación de excedentes producidos en el primero por parte del último. Este enfoque parcial no tiene en cuenta un punto fundamental: estamos hablando de dos sectores que se constituyen sobre la base de relación de producción diferentes. En relación a esto, el análisis del intercambio pasa por alto el análisis de los procesos de trabajo y de las condiciones específicas que permiten la reproducción de la fuerza de trabajo doméstica. La consideración de estos aspectos, obviados por los estudios que centran su atención en el nivel de la circulación (intercambio desigual, articulación a través del mercado, etc.) permite comprender que la transferencia de excedentes es la expresión de condiciones materiales de la producción doméstica, las mismas que posibilitan una superexplotación de la fuerza de trabajo de las unidades familiares, cualquiera sea la modalidad de vinculación con el sector capitalista. Los pueblos que, como Pasa, muestran un carácter predominantemente artesanal, y en los que las unidades domésticas de producción están insertas en un sistema de industria a domicilio, pueden ser visualizados como un gran taller manufacturero subordinado al capital industrial. La existencia simultánea de unidades domésticas dedicadas exclusivamente a la producción agrícola, que en este caso son familias indígenas, y la eventual emergencia de pequeños productores del mismo pueblo que logran algún nivel de acumulación y comienzan a trabajar con capital propio, asumiendo probablemente el rol de subcontratantes, otorga a estos pueblos una dinámica particular en lo que se refiere a las relaciones sociales, a las relaciones interétnicas, desarrollo de nuevas formas culturales e ideológicas, a la estructura del poder político local, a las características de los procesos migratorios, y a la distribución espacial de la población, elementos todos ligados entre sí y vinculados estrechamente a los mecanismos de la subcontratación y, consecuentemente, a la fuerte dependencia de un sector de la población con respecto a los centros urbanos regionales.
BIBLIOGRAFIA Lenin, V. Ilich, El Desarrollo del capitalismo en Rusia, Buenos Aires: Ediciones Estudio, 1973. Meillassoux, Claude, Mujeres graneros y capitales, México: Siglo XXI Editores, 1977. 59
Middleton, Allan, Peque帽a industria y producci贸n capitalista en el sector manufacturero del Ecuador, (mimeografiado), 1982.
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VISION HISTORICA DEL URBANISMO EN AMERICA LATINA
Rocío Vaca
1. INTRODUCCION Si se coincide con Castells en que “… el estudio de la historia del proceso de urbanización parece la forma más adecuada de abordar la cuestión urbana” (Castells, 1980 : 13), nos encontramos con que en el desarrollo del urbanismo en América Latina se está reflejando una formación económico-social específica y distinta, abundante de hechos característicos y únicos; el campo de investigación teórico-histórico está pues, sujeto a múltiples interpretaciones, desde aquellas que se limitan a una simple descripción de las ciudades hasta otras que entienden todo un proceso urbano con una serie de determinaciones. Lo que se persigue con este trabajo puede sintetizarse en tres proposiciones básicas: 1. 2.
3.
Que el fenómeno urbano es un efecto social, no un hecho “en” la sociedad sino “de” la sociedad (Quijano, 1975 : 110-114). Que los factores “internos” del continente han tenido gran repercusión en la especificación socio-económica y, por ende, en la explicitación urbana -por ser una producción social- hasta la actualidad. Que a partir de la Colonia el factor “dependencia” ha jugado un papel preponderante en las sociedades latinoamericanas y de hecho en el proceso urbano.(1)
Con objeto de explicitar lo expuesto sería conveniente desarrollar ciertos aspectos. En primer lugar, un estudio aislado de la urbanización como tal sólo enmascararía su carácter de proceso multidimensional -económico demográfico, socio-cultural, político, etc.- resultante del conjunto social, es decir que el eje de la urbanización puede variar de acuerdo al momento histórico-social -lo ecológico en un principio, lo religioso, etc- pero la realización de ésta sólo es posible en cuanto las condiciones materiales de trabajo y producción lo permitan de ahí que si, por ejemplo, el urbanismo es un producto de la ideología, esta ideología sólo puede surgir bajo ciertas condiciones materiales básicas previas.(2) Como segundo aspecto, se trata de demostrar que América Latina no fue una región en la que el urbanismo se implantó solamente con la llegada de los europeos, o sea que el proceso no sería tal como lo plantea Hardoy: 61
…el enfrentamiento de una cultura con una antigua tradición urbana, una tecnología comparativamente avanzada para la época y un gobierno formal con otras que poseían una agricultura y tecnología incipientes, carecían de tradición urbana y estaban fragmentadas en cacicazgos con intereses frecuentemente encontrados. (subrayado mío) (Hardoy, 1975b 99). Como se verá, si bien el urbanismo no fue un rasgo generalizado en el continente, es imposible desconocer la trascendencia de dos culturas que logrando una forma política avanzada, dominaron su medio ambiente a través de grandes obras de infraestructura, obteniendo un excedente que motivó el surgimiento de verdaderos -y monumentales- complejos urbanos. Es decir que tuvo lugar un desarrollo endógeno del urbanismo que al contrario de desaparecer, repercutida en las formas implantadas más tarde. Otro aspecto a considerarse es el componente poblacional étnico, elemento que se inscribe en la globalidad creando una problemática propia; las expresiones ideológicoculturales superviven a pesar de la nueva condición de las relaciones sociales.(3) No se trata, evidentemente, de supervalorar lo autóctono sino de dar su justa dimensión al proceso urbano precolombino, lo cual es rechazado por algunos autores para quienes el urbanismo empezaría por la Colonia. (Yujnovsky, 1975; Germani, 1976b; etc.). El tercer aspecto a tomarse en cuenta viene a ser el de la dependencia, no en el sentido inexacto y vago de “factor externo” únicamente, sino como inscrito íntimamente en la dinámica de conformación de las sociedades latinoamericanas, cada una de éstas conservando su especificidad. En realidad, parece más correcto hablar de una interdependencia asimétrica que se va tejiendo en la relación de países dominantescentrales, industrializados- a países dominados -periféricos, subdesarrollados-, de acuerdo al avance histórico de un mismo fenómeno: el capitalismo. Las sociedades que partipan en la internacionalización de la división del trabajo y las relaciones sociales de producción, presentan internamente mayores o menores grados de desarrollo capitalista correspondientes a su situación particular; la balanza tiene más pesas en el lado dominante pero puede recibir impactos también desde el sector dominado. Vale decir que no es una expresión de dependencia únicamente en términos económicos sino de sociedades y un sistema social globalmente considerados, en la interacción de todas sus instancias, o, remitiéndose a Quijano (1973), una “dependencia histórica” que va alcanzando a todas las esferas sociales. Por lo que hace relación a lo metodológico-didáctico, se ha creído conveniente diferenciar tres momentos: el precolombino, el colonial y el capitalista en todo su desarrollo. Lo anterior se plantea de acuerdo a las proposiciones previas en la que se considera que hubo un período de urbanismo desarrollado sin influencias extracontinentales que influiría en la determinación social y urbana posterior junto a lo específico de la expansión de los imperios coloniales: un capitalismo comercial en formación. A la sujeción real de las colonias a esas metrópolis sigue una dependencia no en términos legales sino prácticos respecto al capitalismo industrial ya 62
definitivamente conformado que progresivamente se va expandiendo. Estos aspectos serán convenientemente desarrollados a lo largo del trabajo. Ciertamente los países latinoamericanos guardan muchas coincidencias entre sí, pero también presentan hondas divergencias; aunque a efectos de este trabajo América Latina se tome como un todo, en su generalidad, hay que tener presente la singularidad de los diversos procesos que la constituyen.
2. EL PROCESO PRECOLOMBINO
DE
URBANIZACION
DURANTE
EL
PERIODO
El surgimiento de la agricultura que permitiera una producción mayor que la necesaria para la simple subsistencia y por lo tanto la capacidad potencial para una nueva organización social, podría haberse dado unos 5.000 años A. C. en Mesoamérica y algo más tardíamente en Sudamérica. Una vez resuelto el problema de la subsistencia y satisfechas necesidades básicas y secundarias, el hombre pudo disponer de tiempo para la creación cultural. Un nuevo sistema productivo propiciaba el surgimiento de estructuras socio-políticas e ideológicas también nuevas que en un momento dado, como conjunto, se convirtieron en la premisa de la constitución de verdaderas ciudades unos 2.000 años A. C., centros que, aunque pequeños, albergaban a una población en permanente crecimiento. Este primer desarrollo urbano en América se realizó en total independencia de influencias externas, fue un total proceso endógeno que aprovechó recursos propios, explotando el sistema ecológico para lograr el mayor beneficio posible, por lo tanto, fue una lucha entre el hombre y la naturaleza, una socio-cultura(4) contra lo ecológico. Estos centros agrícolas se agruparán, más tarde (1.500 A.C.) alrededor de centros religiosos, lo cual indica la consolidación del poder de esta instancia. De acuerdo con Schaedel y Bonavia (Schaedel y Bonavia, 1977 : 20) las primeras formas de urbanización, sobre todo para el área andina serían: - centro ceremonial autónomo - santuario encerrado como se ejemplifica en Wankarani y Chiripa; se habría dado una nucleación cíclica o residencial entre quienes habitaban en el templo y quienes lo sostenían, lo cual supone el control de una fuerza de trabajo corporativa. Este modelo es también característico de San Lorenzo y la Venta, Cerro de Tepalcate y Cuicuilco, Monte Albán y Dzibilchatún, todos en Mesoamérica; Chavín y Kotosh y Las Haldas en Perú. La Venta es una creación de la cultura Olmeca, sin ser precisamente un centro de actividades urbanas, presenta el concepto urbanístico monumental que duraría hasta el arribo de los 63
españoles. En el valle de Lurin se encuentran patrones da asentamiento de hace 5.000 años, pero la introducción de la agricultura sería posterior y traerá como consecuencias: sedentarización y concentración de las poblaciones, aumento demográfico, mejoramiento de la producción y el intercambio. Aparecen los centros ceremoniales de Chuquitanta y Collique y los templos en forma de U (como Mina Perdida), en el área central peruana. En Mesoamérica, el período clásico, de mayor florecimiento cultural se sitúa entre los 300 y 900 D.C. Las diferentes culturas disfrutaron de formas características de producción, organización social y arte, lo que se reflejó en las ciudades construidas pues cada cultura podría reconocerse por las características físicas de sus centros urbanos. Un centro como Teotihuacán, urbanísticamente, es totalmente diferente de centros mayas como Palenque y Piedras Negras o de Tikal en el Petén (Hardoy, 1975 : 5). Teotihuacán fue ya un verdadero centro urbano que agrupaba unas 85.000 personas en aproximadamente veinte km2; su concepción urbanística -dos enormes ejes en forma de cruz, los principales edificios bordeando la avenida de los Muertos-, es sin duda, dentro de la historia urbana, una de las más brillantes realizaciones monumentales, como en cierta medida también lo son los centros mayas de Xochicalco y Monte Albán. La importancia de lo religioso se manifiesta en la grandiosidad de las construcciones rituales. En el área andina el fenómeno urbano fue menos monumental y menos elaborado, su más importante centro es Tiahuanaco con unos 20.000 habitantes ocupando cuatro km2 de extensión. Hay que señalar que la población total de esta zona era bastante menor que en Mesoamérica, además que las condiciones ecológicas favorecían la dispersión en la sierra y la nucleación de la población en las costas (Schaedel y Bonavia, 1977 : 21-22; Hardoy, 1975 : 9), por lo cual los asentamientos urbanos predominaban en la costa; Chan Chan fue un centro de control de varios valles adyacentes pero sin un planeamiento general albergaba unos cien mil habitantes. Con la expansión del Tahuantinsuyo que llegó a abarcar una superficie de un millón y medio de km2 y una población estimada en más de seis millones y tuvo como ciudad principal al Cuzco, los incas implantaron un sistema de comunicaciones que enlazaba centros regionales como Quito, Túmbez, Tomebamba, Cajamarca, Chan Chan, etc. El Cuzco presentaba una gran plaza central rodeada por los más importantes edificios, su plano no se repite en otra ciudad incaica, la forma de puma que allí se da es exclusiva (Bonavia, 1972 : 85). Un ejemplo de planeamiento urbano es Ollantaytambo que consiste en un perfecto reticulado (grid) (Hardoy, 1975 : 15); contra la suposición general Macchu Picchu no se ciñe a las características de una ciudad, su población se estima en mil personas. Cuando Teotihuacán declinó y fue abandonada hacia el 700 D.C., el lugar de ciudad principal de México Central lo tomó Tula hasta la consolidación de Tenochtitlán 64
y Tlatelolco que dominaron las esferas poilítica, comercial y cultural hasta la llegada de los españoles. En Tenochtitlán los roles político y religioso se diferenciaban agudamente en la arquitectura en la mayor prominencia e independencia del palacio con respecto a las estructuras ceremoniales; la ciudad comprendía cuatro grandes partes que a su vez se subdividían en barrios o tlaxillacallis. Más tarde Tenochtitlán se anexó Tlatelolco y así se constituyó, la unidad urbana precolombina más compleja (Calneck, 1972 : 352-353). En síntesis, podría decirse que el mayor desarrollo urbano estuvo concentrado en Mesoamérica, los incas no fueron verdaderos constructores de ciudades pues aunque construyeron núcleos urbanos no se encuentra un plano base de uso repetido, sin desconocer que elementos como la plaza, palacio, el templo del sol, etc., se repiten (Bonavia, 1972 : 80), los accidentes naturales, la topografía, condicionaron un trazado urbano irregular, no hay que olvidar que en Mesoamérica las condiciones de cultivo eran mucho más propicias, lo que necesariamente tuvo que influir en el crecimiento demográfico y en el distinto destino que tomaría el excedente producido(5). Una caracterización de la formación social-económica, sobre todo para los incas, incluiría: formas comunitarias más lo que se llama el modo de producción asiático o estado despótico y gérmenes de servidumbre(6). Es necesario recalcar que la principal actividad no dejó de ser la agricultura, por lo cual los centros urbanos dependieron del sector rural, se relacionaron estrechamente con su zona productiva inmediata; de hecho, las ciudades dependían del campo y era en éste en que se desenvolvía la mayor parte de la vida social del Incario.
3. FORMAS DE URBANIZACION EN LA AMERICA COLONIAL Esta gran época de conquista, colonización y urbanización en América Latina puede subdividirse en dos etapas propias y una adicional que deviene lógicamente: 1. Proceso de reconocimiento 2. Proceso de consolidación 3. “Independencia” y período Post-colonial En este largo período la ciudad latinoamericana se fundó y desarrolló bajo la influencia de un naciente capitalismo comercial ibérico y en gran medida vino a ser una parte constituyente del Imperio. La colonización urbana hispanoamericana difiere notoriamente del proceso que se dio en la América Portuguesa, en parte quizá porque el portugués era más bien un colonizador que buscaba los beneficios del comercio y el español un conquistador a quien le interesaba el prestigio y el poder. Lo básico de la estructuración urbana actual en el continente es en buena parte un reflejo de la formación de las sociedades latinoamericanas en el proceso de dominación colonial. 65
3.1. PROCESO DE RECONOCIMIENTO O CIRCUNCARIBE (1492 - 1520) Los primeros asentamientos españoles eran simples factorías fortificadas emplazadas en sectores costaneros, de las cuales muchas desaparecieron o debieron ser trasladadas; estas fortalezas temporales eran propias de una etapa de reconocimiento e intentos de intercambio con los indígenas, además que por su ubicación en las costas aseguraban eventual protección y repliegue en caso de ataque. El segundo tipo de aglomeración humana fundada por los españoles fueron los centros de conquista, los sitios fueron escogidos apresuradamente, muchos asentamientos desaparecieron por no tener una base económica sólida, es así que sólo dos de éstos subsisten en sus localizaciones originales: Santo Domingo y Santiago de Cuba; la construcción del primero en 1502 supuso la aplicación de un plan regular pero no cuadrado que no permitía vislumbrar aún el trazado general que se seguiría décadas más tarde. Esta ciudad sería, hasta la fundación de México; la capital de España en América (Hardoy, 1975 : 17); aún el contacto había sido únicamente con pueblos sin cultura urbana principalmente de la región Caribe. La única ordenanza española de planificación urbana para este período señalaba que debían haber 300 vecinos, una iglesia, una plaza, un hospital y calles, además de una casa grande para el cacique (De Solano, 1972 : 91-92). La proximidad de asentamientos indígenas empezó a ser tomada en cuenta para la utilización de aquellos en tareas agrícolas, domésticas o de otra índole, de este modo, empezó a darse el fenómeno urbano de la ciudad de españoles por un lado y el pueblo de indios por el otro, lo cual era además, un reflejo de la ideología medieval traída por los españoles que suponía la necesaria separación de los estratos sociales. El pueblo de indios era el complemento rural, organizado en torno al núcleo medular español que proveía de mano de obra, alimentos, servicios, renta, etc., un ejemplo de esta situación lo ofrece claramente Santa María la Antigua del Darién.
3.2. PROCESO DE CONSOLIDACION COLONIAL Dada la amplitud del momento a considerarse, se podría perder la especificidad de sus diferentes etapas, por lo tanto sería conveniente tener claro que aquí se incluirán dos procesos: el español y el portugués, siendo el primero más complejo que el segundo. Una vez internados los españoles en el continente, toman contacto con las altas culturas prehispánicas que poseían, como se ha visto, una tradición urbana que influirá en la fundación de ciudades ya que se tomará en cuenta, o la existencia de ciudades indígenas en un lugar o, la existencia de densas concentraciones de población indígena 66
rural. Dentro del primer criterio inscriben la ciudad de México (Tenochtitlán), Santiago de los Caballeros en Guatemala y Quetzaltenango en lo que sería la Nueva España y, Cuzco, Quito, Cuenca, Cajamarca en lo que fue el Virreinato del Perú, de acuerdo al segundo criterio se fundaron Puebla, Lima, Trujillo, Arequipa. Al mismo tiempo se crean otros centros sin tradición prehispánica que servirían para la relación y el intercambio con la metrópoli, tal es el caso Veracruz y Cartagena; o para asegurarse rutas económicas terrestres o marítimas: Buenaventura, Coro, Cumaná. Todas estas ciudades coloniales, en mismas, tenía un papel económico esencialmente estéril ya que el objetivo básico del sistema urbano creado en Latinoamérica era sustentar el sistema de explotación colonial y por ello, servir de puente o enlace con las metrópolis. Se propendía a la aculturación y al adoctrinamiento como bases para concentración indígena y la urbanización. La fundación de ciudades tiene como fin la explotación de los recursos naturales y humanos de la región y supone ya, la transición de la conquista a la colonización. La forma urbanística que fueron implantando los españoles reflejaba en buena parte la estructura de esa metrópoli aglomeración de la población en las ciudades, un proceso reciente de acumulación originaria del capital, es decir, una sociedad en transición con rezagos semi-feudales de mucho peso. Ya en este período quedó establecido el modelo urbanístico definitivo que se implantaría en las sucesivas fundaciones españolas; no está bien establecido qué determinaciones dieron lugar a la consecución de éste: un „damero‟ de calles y ángulos rectos con una “Plaza Mayor” en cuyo derredor se asentaban los principales edificios. Se señala mucho parecido con el trazado romano o los modelos italianos de la „ciudad ideal‟, lo cierto parece ser que el modelo surgió de tres consideraciones concretas: (Borah, 1972 : 47). 1. Práctica de las culturas precolombinas 2. Idea general proveniente de Europa 3. Desarrollo local en las primeras décadas de asentamiento La plaza mayor, infaltable en cualquier ciudad latinoamericana, estaba ya presente en el trazado precolombino pero pudo haber sido redefinida con la influencia europea que también contempla este elemento. Lo importante y característico sería el afinamiento y perfeccionamiento del modelo en las influencias mutuas de las dos culturas, en la realidad que se fue generando en su interrelación. En general, por una parte y citando a Hardoy: …siendo la conquista y la colonización de América eminentemente práctica para los países europeos interesados en ella, las ciudades fundadas respondieron a necesidades puramente funcionales (Hardoy, 1972 : 160) 67
Pero por otro lado hay que tener en cuenta las prácticas anteriores, insistiendo en que el factor endógeno no fue borrado con el aparecimiento de los conquistadores. Dado que las ciudades respondían a una ideología de funcionalidad extractiva y comercial, pues primaba el interés económico en un excedente comercializable y además se presentaba una necesidad de afirmación política del imperio colonial, no se buscaba la estética ni la expresión artística, siendo entonces las ciudades-mercado o las ciudadespuerto las que primaban y empezaban a configurar el cinturón costanero de asentamiento. Este planteamiento urbano riguroso y monótono tuvo dos excepciones, la primera donde no hubo un reconocimiento previo del lugar y se dieron aglomeraciones casuales de calles irregulares, caso típico de Valparaíso; y la segunda en los centros mineros, donde las calles seguían los contornos del terreno montañoso y por lo mismo eran irregulares: Potosí, Taxco, Guanajuato se incluyen en esta categoría. Teniendo en cuenta que la extracción de minerales fue el eje alrededor del cual giró la economía colonial, conformada además por la producción de trigo de Chile, los textiles norteandinos y los centros agrícolas y ganaderos de Córdova y Tucumán, era ciertamente necesario que la población se concentrase alrededor de los sitios en que se desarrollaban las actividades mineras; pero puesto que la explotación era intensiva tanto de las minas como de los hombres-, la población de estos centros sufría drásticos altibajos; claro es el ejemplo de Cerro de Potosí que de 140.000 habitantes que llegó a tener en 1630, declinó hasta 30.000 en 1775. En palabras de Galeano, Potosí, “era una de las ciudades más grandes y más ricas del mundo, diez veces más habitada que Bostan, en tiempos en que Nueva York ni siquiera había empezado a llamarse así” (Galeano, 1971 : 30), pero con el auge de la plata venido a menos, también terminó el auge de Potosí y el de Sucre, ciudades que significaban la fastuosidad, lujo y el derroche de una riqueza que se disfrutaba y,acumulaba del otro lado del océano. Al comenzar el siglo XVII, se hizo patente un dramático decrecimiento de la población indígena en millones de individuos que fueron cayendo ante las terribles condiciones de trabajo que les fueron impuestas en las mitas, los obrajes, las encomiendas, bajo el supuesto ideológico de que el indio no tenía alma. La urbanización del Brasil -como colonia portuguesa tuvo características bastante diversas a las de las colonias españolas. En principio, las culturas anteriores allí asentadas no eran sedentarias ni densas y no pudieron ser aprovechadas para trabajos agrícolas, de construcción, etc.; es más, en Portugal las ciudades no presentaban un trazado regular cuya implantación pudiera intentarse traspasar a la colonia. Antes de 1540, se construyó una serie de puertos entre los cual el más relevante llegaría a ser Olinda; el fin generador de estos asentamientos era la exportación de colorantes, madera, algodón y esclavos indios. En 1549 fue fundada Bahía, ciudad que a 1600 llegaría a ser la más próspera y populosa del Brasil con 8.000 habitantes. 68
Sucesivamente, el crecimiento y la importancia pasarían a Recife, Sao Paulo, Río de Janeiro; sin embargo los portugueses no lograrían regularizar su modelo urbano aunque se visualizaba la tendencia a dar un sentido monumental a las iglesias, las cuales se ubicaban sobre elevaciones en una continuación de la acrópolis de los griegos. Hacia 1711, se erigiría como ciudad Villa Rica de Ouro Preto, la “Potosí de Oro” como se la dio en llamar, ambas ciudades representanban urbanísticamente lo que fue el motor central de la conquista: la búsqueda de oro y plata; la peculiaridad de Ouro Preto era la gran cantidad de templos edificados. La incursión holandesa en Recife -Mauricia- hizo de ésta una ciudad compacta y regular que seguía un plan rectílíneo a semejanza de las prácticas urbanas holandesas derivadas de la necesidad de drenar por medio de canales, sin embargo, esta fue una fallida experiencia urbana que hizo constatable la necesidad de ajustarse a las condiciones ecológicas y demográficas propias. Otra diferencia importante entre la urbanización colonial española y la portuguesa, estaría dada por las formas de explotación de la tierra, grandes latifundios que constituirían las haciendas y las plantaciones respectivamente, y aquí entra de nuevo el componente poblacional ya que en las primeras se utilizó la mano de obra nativa -indios conciertos- y en las plantaciones se requirió de esclavos negros africanos. La importancia de las explotaciones rurales es que en las colonias españolas la población siguió siendo eminentemente rural por las ataduras formales de los peones al terrateniente; la plantación era una explotación más avanzada dentro del capitalismo pues era una empresa movida por el afán de ganancia de su propietario, pero la propiedad sobre los esclavos produjo un fenómeno similar: la concentración de la población en el campo y la función puramente administravia de las ciudades, la relación campo-ciudad era entonces favorable a ésta. En síntesis, hacia 1630, las principales aglomeraciones eran: Mexico, Lima, Potosí, Cuzco, Quito, Puebla, Bogotá, Cartagena, La Habana y La Plata (Chacras), muchas de estas ciudades se encontraban en el interior del continente lo que refleja la dinámica del sistema imperante impulsada por la extracción intensiva de minerales. Progresivamente se iría haciendo notario el fuerte predominio de asentamientos de los núcleos urbanos sobre las costas, en los siglos XVI y XVII, comparativamente, el desarrollo urbano de la costa atlántica era mucho menor que el de la costa pacífica, lo cual se explica por la mayor relevencia de las colonias españolas durante esta etapa. Las ciudades propiamente dichas cumplían funciones administrativo-políticas que las vinculaban a la potencia colonial; se dio un fenómeno de relación bipolar -centro administrativo-puerto- muy repetitivo: Santiago-Valparaíso, México-Veracruz, QuitoGuayaquil, etc. Los distintos núcleos urbanos no funcionan como una red a escala continental pues tienen más vinculación con España y Portugal que entre sí; el fin como se ha visto fue proveer a la metrópoli de recursos naturales explotados y recibir a 69
cambio bienes manufacturados. Hacia 1800 en que comienza la declinación de este período América Latina era un continente rural pues sólo el 10% de su población estaba viviendo en centros urbanos; la población total del continente era de 18.9 millones de habitantes. Durante el siglo XVIII, el proceso urbano en la América española seguía un curso „natural‟, sin innovaciones relevantes siendo fundadas sólo dos ciudades importantes: Montevideo y Medellín.
3.3 PERIODO POST-COLONIAL O DE TRANSICION Las guerras civiles por la independencia caracterizaron la historia política de la mayoría de las naciones latinoamericanas entre 1810-1850. Para este momento las ciudades más populosas eran: México, Bahía, Río de Janeiro, La Habana, Lima, Buenos Aires, Santiago, Recife, Caracas, Montevideo. La “Independencia” es el período durante el cual las naciones se organizan legalmente como estados autónomos; económicamente, sin embargo, los lazos formales de dependencia adquieren nuevas formas, persisten y aun se incrementan pues las nuevas repúblicas se ligan paulatinamente al poder industrial europeo y de los Estados Unidos. En la política interna se dio un momento de anarquía e indefinición que luego se fue encauzando por el tipo de Estado burgués oligárquico de acuerdo al dominio económico ejercido por los sectores agroextractivos (Quijano, 1973 : 26-28). En el caso ecuatoriano, por ejemplo, para 1900, el cacao (la “pepa de oro”) representaba el 90% de las exportaciones, emergiendo la burguesía costeña como clase dominante con expresión en el poder central (Guerrero, 1980). En cuanto a estructura espacial esta etapa independentista acarreó pocos cambios, se consolidó la faja costanera de asentamientos y se hizo más notoria la macrocrefalia urbana por la enorme importancia de una sola ciudad en cada nación, que subsumía en sí el poder económico y político, las finanzas, las actividades culturales y comerciales. En cuanto al predominio de los centros costaneros hubo un cambio importante y fue que el predominio ejercido por Lima y la costa pacífica se vio relegado a un segundo plano cuando por razones comerciales con las nuevas metrópolis Inglaterra y en menor medida Francia-, fueron los centros urbanos de la costa atlántica como Buenos Aires y Río de Janeiro los que acrecentaron su desarrollo y su primacía y de este modo, la incorporación del área atlántica al sistema mundial de dependencia fue más directo y consistente, tal como lo expodría Quijano (Quijano, 1973 : 34). Así, mientras un sector de América Latina progresivamente sufre un proceso de modernización y desarrollo dependiente, otro, sotre todo en el área andina, ve estancada 70
su economía y su crecimiento urbano permaneciendo “…casi al margen de la nueva estructura económica, con una sociedad dominada por la oligarquía terrateniente y, consiguientemente, un sistema urbano reducido a la herencia municipal de la colonización española” (Castells, 1980 : 74) En definitiva esta etapa se caracteriza por la transición desde el capitalismo comercial hasta el capitalismo financiero e industrial en las funciones de dominación de las antiguas colonias, los países latinoamericanos se van insertando en el mercado mundial y en la división internacional del trabajo, consecuencia de la Revolución Industrial. Si bien no se incrementa significativamente el número de los centros urbanos (excepción de ciudades como Rosario), los ya fundados aumentan su densidad, su tamaño e importancia. Muchos de los cambios demográficos de este período se deben a una oleada de inmigración -italiana, holandesa, alemana, inglesa, etc.- en la segunda mitad del siglo XIX, que trae consigo nuevos intereses económicos, nuevas concepciones culturales, nuevas ideas urbanísticas y nuevas prácticas citadinas. El hecho de que estos inmigrantes llegasen básicamente a Argentina, Uruguay, Brasil y Chile, no es coincidental, puesto que estos países son los que exhiben mayor modernización y europeización a ese entonces. Un hecho que puede destacarse en este período es la guerra de la Triple Alianza prepetrada contra el Paraguay, país que por no tener acceso a las costas había desarrollado un proceso autónomo e independiente de las potencias extranjeras, siendo para ese tiempo uno de los países más avanzados de América del Sur; después del brutal genocidio de cinco años que duró la guerra, quedó aniquilada la única experiencia regional de desarrollo independiente (Galeano, 1971 : 308).
4. EL PROCESO URBANO EN LA DINAMICA EXPANSIONISTA DEL CAPITALISMO Como fecha tentativa para el inicio de este período podría tomarse a 1914 1915, cuando tiene lugar la primera guerra mundial y América Latina puede presentar un desarrollo capitalista interno, procesos de producción internos o autónomos que fueron posibilitados por un debilitamiento de las relaciones centro-periferia y la desorganización del mercado mundial que permite a estos países un desarrollo industrial, por sustitución de importaciones básicamente, a niveles de la capacidad interna de acumulación; este proceso se presenta a mayor escala en los países australes: Uruguay, Chile, Brasil y en México que, anteriormente habían sido los protagonistas del mayor desarrollo dependiente de la región. Estos países en la ciriris de 1930, que fue el segundo momento en que se dieron las condiciones para un desarrollo nacional 71
latinoamericano de la industria y la burguesía, junto con Cuba, figuraban entre los países más urbanizados del mundo; a la par, la población rural se lanzó a las ciudades creando la problemática creciente de la marginalidad explícita en las villas miseria, favelas o callampas (shacks y shantytowns) (Hardoy, 1975 : 53); los marginados vienen a constituir un verdadero estrato social que no encuentra asidero en la estructura económica vigente y no, como parece insinuarlo Castells, una simple contradicción del sistema (Castells, 1980 : 71). Cuando a partir de 1945 se vuelve a integrar el mercado mundial, se modifican las inversiones y se tiende a una industrialización subsidiaria de los países centrales que permite a éstos la extracción de plusvalía y capitales. El capitalismo entonces, deja de ser una fuerza externa para interiorizarse definitivamente en la reproducción de las sociedades latinoamericanas, provocando a más de la subordinación, una especialización deformante, una orientación centrífuga e inestabilidad; se propenderá únicamente al desarrollo de ramas, países y regiones que coincidan con un esquema predeterminado de división internacional del trabajo (Kaplan, 1972 : 235). El crecimiento urbano es necesariamente un crecimiento dependiente, sin parangón histórico pues no coincide con la relación -no exclusiva por cierto- entre la industrialización y la urbanización que se había dado en los países desarrollados, además que por esta situación de dependencia, conjugada con otros factores como la inmigración, se fue creando una enorme distancia socio-cultural entre las aglomeraciones urbanas y las regiones rurales (Castells, 1980 : 59-71), siendo ésta una de las expresiones del colonialismo interno que reproduce a nivel nacional las relaciones internacionales de dominación. En América Latina no sólo se manifiestan las contradicciones inherentes al capitalismo, sino que a éstas se suman las de la dependencia como parte del polo desventajado: acumulación dependiente y a baja escala, subsistencia de modos de producción anteriores funcionalizados al capitalismo, imposibilidad de una organización adecuada -política y económica- para eficaz aprovechamiento de los recursos, etc., por lo que la problemática urbana y social adquiere una complejidad creciente. Algunos países han desarrollado una industria pesada y semipesada que sólo ha venido a reforzar las estructuras ya definidas ahondando la dependencia, otros, incorporados a la industrialización tardíamente y en condiciones aún más desventajosas -pues fue un momento de acentuación y consolidación de las relaciones asimétricas internacionales en que se asiste a una modificación de la orientación de la dependencia puesto que se presenta ya una cierta industrialización subsidiaria de monopolios y transnacionales-, tales como Ecuador y Perú, no han logrado desarrollar suficientemente sus fuerzas productivas, haciéndose mucho más notoria su situación subordinada respecto al capital extranjero.
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En realidad, debido a lo anterior, hay una gran variación entre las tasas de urbanización actuales y el potencial urbanístico de ciertos países: Uruguay, Argentina, Chile, Cuba, presentan bajas tasas -comparativamente- de crecimiento demográfico, la mayor parte de su población vive en centros urbanos, el Brasil tiene una tasa altísima de crecimiento demográfico que supone un incremento de más de tres millones de habitantes por año, en caso de Ecuador, Paraguay, Bolivia y Centroamérica, predominantemente rurales, su potencial urbanístico, en creciente desarrollo, podría incluso superar al de Brasil y al de México. Hay que considerar que el crecimiento de las ciudades no es solamente vegetativo sino que está agravado por la migración desde sectores rurales cuyas estructuras están en descomposición; el problema está en que la ciudad no puede absorber toda la fuerza de trabajo expulsada del campo la que entonces queda desempleada o subempleada, a veces en “actividades” como el escarbe y recolección de basura que, a más de degradantes y humillantes, en nada aseguran la subsistencia de quienes están involucrados en ellas; en las ciudades latinoamericanas se van originando así, nuevas y específicas prácticas urbanas. Las sociedades latinoamericanas se siguen caracterizando por un sistema urbano macrocéfalo, con excepción de Colombia, que es un caso único, y en cierta medida Brasil y Ecuador, el tan promocionado crecimiento de las ciudades intermedias en realidad no ha llegado a darse. Asimismo, tienen un ritmo acelerado de urbanización y una población urbana que supera el correspondiente nivel productivo del país dentro del sistema; por ejemplo, Asunción y Montevideo aglutinan más de las 4/5 partes de la población total de sus respectivos países. Un avance desordenado hacia la “sociedad moderna” y una agudización de los problemas propios de las ciudades -servicios, transporte, higiene, vivienda, empleo, etc.es lo que está siendo notorio en este período que aún no ha llegado a su fin. Casi nueve millones de personas se incorporan a las ciudades latinoamericanas cada año y no se vislumbran soluciones para los problemas básicos de la mayoría de la población. Concomitantemente, la política es inestable y la cultura e ideología de las ciudades reciben múltiples influencias del exterior, esta ideología progresivamente domina a todas las esferas nacionales, difundiéndose entre las poblaciones rurales. Lo característico viene a ser que, se manifieste en el planeamiento urbano la ideología propia del sistema dominante, es decir, la maximización de la ganancia, a costa por supuesto, de un gran sector social que no es sujeto sino mero objeto de esta ideología. Así, por ejemplo, proliferan los condominios o los barrios “populares” en que se concentran, a veces con pésimas condiciones en los servicios urbanos, millares de personas que no pueden acceder en condiciones más ventajosas al sistema.
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5. CONCLUSIONES En realidad, este trabajo aborda a América Latina como un todo, lo cual metodológicamente no parece tan conveniente como tomar las diferentes regiones y etapas por separado y de acuerdo a intereses más concretos, puesto que las coyunturas que se incluyen han ido adquiriendo su especificidad a través del tiempo. Se hace evidente que distintas formaciones sociales conllevan distintos ordenamientos urbanos, distintas necesidades, requieren distintas soluciones. Comparativamente, el Incario tenía una actividad básicamente agrícola de cuyo excedente se mantenían las ciudades, lo cual ha llevado a algunos autores quizá precipitadamente, a calificar a éstas de parásitas; la Colonia se valió de la explotación intensiva de recursos naturales y humanos que debían procurar el mantenimiento de las estructuras tanto metropolitanas como coloniales, el fin práctico de este hecho sólo podía ser adecuado a un plan regular y monótono; el capitalismo industrial suscita una aguda diferenciación -social, económica, política, cultural- entre el campo atrasado y la metrópolis que concentran las principales actividades; los problemas surgidos son pues, de índole muy distinta en cada etapa. Las proposiciones iniciales podrían así, quedar demostradas en parte pues para su total sustentación se requiere de una argumentación basada en más datos históricos relativos al conjunto social y a cada una de sus instancias, estudiando los casos particulares de cada nación conformante de América Latina, lo que aclararía el proceso urbano en sí. Se ha visto que cualquier periodización es en cierta medida arbitraria, pues además de que está sujeta a los intereses iniciales que se persiguen, cada país latinoamericano ha tenido experiencias propias no siempre coincidentes, sustancial y temporalmente con las del resto, de ahí la necesidad de llevar a cabo investigaciones de la realidad de cada situación, comprendiendo su problemática especial y procurando soluciones a problemas concretos aunque tal vez valiéndose de los mismos recursos naturales, financieros humanos, etc. Así pues, Argentina y Ecuador, por ejemplo, difícilmente pueden encasillarse en un mismo proceso y en una misma ubicación dentro de la internacionalización de las relaciones sociales capitalistas; son países dependientes sí, pero no por ello idénticos ni subordinados en la misma medida. Mientras América Latina esté enfrentada a la misma situación socioeconómica presente, no se vislumbra solución a sus problemas no solamente urbanos sino de lo social en su conjunto, no se requiere de una simple planificación sino de un cambio en la base misma de las estructuras sociales.
6. NOTAS 74
1. Cuando se habla de dependenda a partir de la Colonia no se trata de negar que en el período precolombino, ésta también pudo haberse dado desde las Altas Culturas, -hegemonizantes- hacia aquellas otras a las que subsumieron en su estructura, se habría dado también una dependencia o intercambio cultural entre las culturas mayas y azteca e inca; sin embargo ésta fue una dependencia intracontinental a diferencia de aquella en que América Latina se integró al sistema mundial. De este modo, el término dependencia se toma en un sentido particular. 2. Lo urbano se entiende aquí como un proceso del cual forma parte la urbanización como uno de sus momentos culminantes del que la ciudad viene a ser la plasmación física. “Urbanismo” se refiere a todo lo palpable y lo concreto de ese proceso. 3. Si bien la formación social precolombina fue subordinada a intereses extracontinentales en la Colonia, elementos como etnicidad, cosmovisión, etc., perduraron a través del tiempo y conformaron lo peculiar de América Latina. 4. Por socio-cultura entiendo un grupo humano organizado de tal modo que logra desarrollar un sistema particular de vida. 5. En referencia al concepto de no-trabajo explicado por Castells en la Cuestión Urbana, p.280. 6. Godelier (1969), ha desarrollado una hipótesis muy interesante según la cual el Modo de Producción Asiático sería un momento de transición entre las sociedades sin clases y las clasistas puesto que en él conviven el Estado despótico y las sociedades agrarias, comunitarias.
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INVITACION AL DEBATE
Tratando de cumplir con los objetivos enunciados, ANTROPOLOGIA “Cuadernos de Investigación”, ha decidido dejar un espacio abierto a discusión de los problemas nacionales y latinoamericanos de mayor vigencia. Para ello, invitamos a todas las instituciones y personas interesadas a enviar colaboraciones referidas a los problemas de mayor actualidad. Las características peculiares de la formación socioeconómica ecuatoriana y la dinámica de su desarrollo han generado una serie de problemas aún no resueltos, que requieren de una profunda reflexión y discusión en cual participen ampliamente todos los sectores. En este caso estarían los temas relativos al problema étnico, la cuestión de las nacionalidades indígenas, la cultura nacional, la situación de la investigación social, entre otros. Pensamos que en este debate deberían tener una participación activa, no sólo los intelectuales e investigadores sociales, sino también los sectores directamente involucrados como las organizaciones indígenas y clasistas. Para iniciar el Debate, incluimos en este número un pequeño artículo sobre el problema étnico, a más del documento sobre investigación elaborado por el Centro de Investigación, Difusión y Documentación del Departamento de Antropología (CIDDA). Nos parece de especial importancia para el quehacer de la investigación social en el país, el discutir sobre la situación de los centros de investigación social -tanto universitarios como privados-, sobre el estatus del investigador social, sobre problemas de financiamiento, etc.
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LA ETNICIDAD: ¿UN NUEVO FENOMENO O UNA VIGENCIA CONSTANTE?
José Almeida
“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas con las que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado, La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas... conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.” (Carlos Marx: “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”)
El Ecuador contemporáneo experimenta un proceso de integración económica, centralización política y homogenización cultural sin precedentes. Los sectores dominantes se encuentran empeñados en definir el espacio geográfico, integrar el mercado interno, consolidar la estructura productiva y disciplinar a los sectores laborales bajo los parámetros del capitalismo dependiente; paralelamente, ejerciendo dominio sobre un modernizado aparato de Estado, han desplegado renovados mecanismos de control político e ideológico sobre las clases populares a efectos de hacerlas confluír en un proyecto de “unificación Nacional” que, hegemonizado por aquellos, encubra satisfactoriamente la remozada estructura de domino y explotación. Evidentemente, nada permite descartar que este impulso modernizante se encuentre profundamente marcado por la preocupación de los sectores dominantes en dar respuesta a la creciente politización de las demandas populares con alternativas que neutralicen su dinamia. En efecto, en la medida de que el “desarrollo nacional” implica un proceso global y bivalente que concentra sus esfuerzos en la consolidación de las fronteras externas y la disolución de las internas en beneficio del capital nacional y transnacional, las grandes mayorías populares observan como se violentan las condiciones básicas de su subsistencia “tradicional”, en la perspectiva de ser arrojadas “límpidamente” a las garras del capital, aspecto que, sin embargo, les ha significado asumir conciencia de que se experimenta una situación común; y que la alternativa debe 81
ser igualmente común y contrapuesta a dichos intereses hegemónicos. En tanto esta alternativa ha empezado a operativizarse en la realidad, las clases dominantes han reajustado sus mecanismos de control con el obleto de acoger aquellas demandas populares que, “refuncionalizadas” dentro de su proyecto económico, no pongan en riesgo su ulterior cristalización. Dentro de este orden de problemas, lo que se ha venido denominando “lucha ideológica” tiene, indudablemente, incidencial fundamental: cuando las estructuras de la sociedad se resquebrajan, las ideas de los hombres adquieren sensibles repercusiones que, a su vez, son revertidas a su contexto de origen con fuerza renovadora; sin embargo, cuando las fuerzas sociales potenciadoras de una transformación real logran ser ideologizadas por los representantes del statu quo, caen en prácticas que a la larga bloquean su vitalidad. Esta es una de las razones por las cuales resulta pertinente atender el elemento ideológico inserto en los diferentes frentes de la contradicción social. En este artículo se aborda el problema de la etnicidad insistiendo precisamente en el sentido ya mencionado y relevando su creciente incidencia al interior del movimiento campesino ecuatoriano. En efecto, el movimiento campesino de nuestro país, aglutinado fundamentalmente en torno a una política sindical clasista, observa en la actualidad el resurgimiento de reinvindicaciones étnicas al interior de vastos sectores sociales que en determinado momento buscó representar y, paralelamente, la pertinaz incursión de instituciones privadas y estatales que precisamente al detectar las potencialidades de la “cuestión indígena” han entrado a disputar la conducción de un proceso de cambios detonado por el deterioro de esta situación. Ante ésto, una respuesta sindical típica ha consistido en reafirmar el carácter clasista de la lucha campesina y correlativamente mantener una posición que desecha, por “erróneos”, “divisionistas” o sencillamente “extemporáneos”, los postulados de etnicidad aparecidos en su interior. Esta particular apreciación, delineada por cierto en función de consideraciones unitarias de la clase trabajadora, persigue consolidar una estrategia común en torno a tareas prioritarias de transformación social (reforma agraria, derogatoria de leyes antipopulares, conformación de un poder obrero y campesino) que dejan en el plano de lo secundario reinvindicaciones tan complejas como la defensa de un heterogéneo patrimonio cultural afincado en formas productivas y organizacionales “precapitalistas”, la afirmación de un conjunto de identidades étnicas frente a una situación generalizada de violencia y discriminación racial y, en suma, la conformación de una sociedad alternativa de carácter multilingüe y plurinacional. Esta problemática, si bien ha sido contemplada tangencialmente dentro de la plataforma política agrarista no ha sido entendida suficientemente por las fuerzas progresistas y poco se ha hecho por dilucidar su inserción real en el contexto de las reinvindicaciones populares. Por el contrario, este desfase ha generado la posibilidad de que su resolución sea instrumentalizada por sectores políticos contrapuestos a los 82
intereses de los trabajadores a través de un neo-indigenismo tan “oportuno” como los desplegados a partir de la década de los años treinta por los ideólogos del “integracionismo”. En este sentido, el reto está planteado: ante el reflujo de un fenómeno real y manifiestamente estratégico, la lucha ideológica por aprehenderlo se ha desencadenado en unos casos para vaciarlo de sus contenidos originales y articularlo a la lógica del Capital y, en otros, para reinsertarlo dentro de la estrategia de liberación popular. Siendo ésta la disyuntiva, en consecuencia, nada es más pertinente que entrar a disputar en todos los terrenos el intento burgués de manipular a su favor la resurgencia de los elementos étnicos en nuestro panorama político nacional. La “cuestión étnica” no puede ser entendida aparte de una relación de interetnicidad. Esta es una aseveración que conviene mantener siempre en consideración, sobre todo para entender la situación que atraviesan o atravesaron las sociedades indígenas del Ecuador. La etnicidad, en sí, es un acto de adscripción e identificación individual y colectiva dentro de una situación de diversidad socio-cultural y económica. Se guía por un principio ordenador marcado profundamente por los distintivos del lenguaje, el parentesco y una tradición particular, aspectos que, dentro del proceso adaptativo de una agrupación humana a un medio ecológico y social específico, han conferido a sus miembros un marco de cultura material y espiritual al cual referirse en el transcurso de la vida cotidiana y en las interrelaciones con las sociedades circundantes conceptuadas como diferentes. La importancia de la etnicidad radica, en consecuencia, en la autoadscripción, conciente o no, de un conjunto humano a un determinado origen, así como en el status arrogado por las sociedades circundantes sobre dicha colectividad, constituyéndose en clave de esta situación el carácter de la estructura de intermediación generada entre una y otra agrupación. Si los conjuntos sociales multiétnicos comparten una lógica adaptativa similar, generarán estructuras de interacción relativamente funcionales, así como ideologías adecuadas que mediaticen dicha vinculación. Por el contrario, si un grupo étnico tiende a subordinar a otro u otros bajo imperativos socioeconómicos de corte “etnocéntrico”, procurará hacerlo en base a la usurpación y violentación de sus fuentes de subsistencia y construyendo paralelamente estructuras asimétricas de intermediación y un sistema de ideas que justifique dicha subordinación. La trayectoria de las etnias americanas pasó de una situación relativamente compartida y hondamente heterogénea y original a un homologamiento fraudulento marcado por el hecho colonial. Sus miembros fueron convertidos arbitrariamente en “indios genéricos” (Ribeiro) y ubicados en el último estrato de un escalonamiento social construído para explotar y acumular, sin mayor cabida para otra lógica social. Siendo éste un estructuramiento de clases, el indio fue localizado en el estamento de los explotados y la intermediación habría de reducirse a la extracción de valor amparada en 83
la supuesta inferioridad racial de los nativos americanos. Desde esta perspectiva global, la conversión hubo de proyectarse hacia el futuro “la explotación de las masas indígenas respondió, en definitiva, a las exigencias de acumulación originaria del capital... (y) son las propias exigencias de la explotación -lo cual define, como es obvio, relaciones de clase- las que determinan la permanencia de los indígenas como un grupo culturalmente distinto y subordinado dentro de la sociedad... Así, la discriminación étnica, la dependencia política, la inferioridad social, la sujeción económica y la incapacidad jurídica de los indígenas fueron consecuencia del establecimiento de determinadas relaciones de explotación y, al mismo tiempo, al constituírse en elemento vigente de la estructura social, contribuyen a la reproducción de esta situación de explotación.” (Velasco, 1979 : 153). Sin embargo, si bien desde la óptica global es perfectamente entendible la subordinación estructural del indigenado como grupo explotado, no está demás incursionar, aunque sea brevemente, por los derroteros internos de aquellas etnicidades aparentemente bloqueadas. Para nadie es desconocido que, precisamente para soportar la situación de explotación, las etnias indígenas han readecuado históricamente sus estructuras de intermediación, aún en condiciones difíciles de soportar, a efectos de preservar su identidad, su pertinaz indianidad. Esta actitud, que en algún momento puede ser vista como excesivamente “acomodaticia” y tradicional, evidentemente, entrega connotaciones de profundo significado: aquella etnicidad es una latencia ideológica susceptible de ser potenciada dentro de un proyecto que impulse la total superación de las condiciones que sustentan la estructura de explotación y discriminación. Las posibilidades de esta latencia no pueden ser ejemplificadas mejor que con los mismos acontecimientos históricos de rebelión indígena que atraviesan nuestra historia nacional, sin que con ésto se pierda de vista situaciones en que sus virtualidades en ocasiones se han diluído por vertederos lejanos a los verdaderos intereses de estos sectores populares. En este sentido, no deja de ser sintomático el que en la actual coyuntura aparezcan polémicamente las banderas étnicas dentro del Ecuador. Si bien éstas son en gran medida el resultado justo y lógico de los movimientos indígenas de la región oriental desencadenados en respuesta a la creciente usurpación de sus territorios tradicionales por parte de las trasnacionales, su dinamismo ha irradiado influencia sobre otros grupos indígenas del país. Legítimas o no, las reinvindicaciones étnicas, arraigadas en la estructura de explotación, continúan despertando espectativas dentro del contexto político nacional y las respuestas “interesadas” no se han dejado esperar. Basta recordar la forma como una reinvindacación, la “autogestión indígena”, causó impacto en nuestra sociedad. La “autogestión” es sin lugar a dudas una aspiración que subyace en casi todos los documentos indígenas de América. Es, hasta cierto punto, un concepto formal que adquiere contenido una vez que se inscribe en la realidad; puede ser así “revolucionaria” 84
o “reformista”, según el grupo que la sustente y de acuerdo con la circunstancia en que opere. Su formulación más explícita fue realizada por un grupo de antropólogos y científico sociales reunidos en Barbados (1971) para analizar la “fricción interétnica en América del Sur”. En ese entonces se examinó la situación de los indígenas y se determinó las responsabilidades de cada uno de los agentes de la sociedad nacional involucrados en los hechos (los Estados, las misiones religiosas y los científicos sociales). A todos ellos se recomendió propiciar la “liberación del indígena” y, en cuanto a la participación de éstos, se insistía en su conversión en “protagonista de su propio destino” y se reafirmaba “el derecho que tienen las poblaciones indígenas de experimentar sus propios esquemas de autogobierno, desarrollo y defensa, sin que estas experiencias tengan que adaptarse o someterse a los esquemas económicos y sociopolíticos que predominen en un determinado momento.” (Barbados I, 1971). La visión de este grupo de antropólogos “progresistas” derivaba de una actividad profesional que se había centrado en el análisis de la práctica aculturativa; como alternativa se proponía trabajar por la “autogestión indígena”, la cual, incluso, para otros autores surgía como una vía que se distinguiría coyunturalmente de las luchas políticas proletarias demasiado afectadas por la “occidentalización”. Tácticamente se proponía la vinculación a tales movimientos, pero se insistía en la necesidad de mantener la especificidad militante. “Entre la uniformización ciega y la especificidad defendida a ultranza -se decía- hay un camino intermedio: el de la autogestión, que implica una interculturación y una participación activa en la sociedad global” (Colombres, 1977: 23). Este conjunto de sugerencias y formulaciones provocaron repercusiones inmediatas en la práctica concreta de los movimientos indígenas sudamericanos: a nivel institucional, el efecto más relevante se encuentra en el seno de la misma reunión de Barbados: la Declaración No. 2 (1977) la hacen los propios dirigentes indígenas, quienes reafirman la voluntad de trabajar por la autogestión y la unidad de todos los indígenas; a nivel teórico, repercute en el despunte culturalista de la visión de los mismos intelectuales indígenas; y, por último, a nivel político, incide en la desarticulación de algunos movimientos indígenas en relación a las luchas de los demás sectores explotados. Si bien se había tocado una veta importante y se había planteado la necesidad de mantener y consolidar los contactos entre todas las etnias americanas, estos planteamientos generaban el riesgo de atomizar las ricas posibilidades de transformación subyacentes al continente americano al sugerir su segmentación de las propuestas de los demás sectores explotados. Si los movimientos indígenas que postulan la autogestión dentro de sus reinvindicacones no la insertan dentro un proyecto de liberación general, no pueden redundar más que en el fraccionamiento y desviación del 85
proceso de cambios, en una franca actitud ideologizada frente a la realidad. En este sentido; resulta central para los sectores populares el estrechar nexos en cuanto partes de una clase oprimida y explotada procurando establecer el peso específico y la potencialidad coyuntural de sus diversos componentes; igualmente, constituye de fundamental importancia distinguir donde está el obstáculo principal que impide el desarrollo y la determinación de las grandes mayorías nacionales, el cual, ciertamente, no se halla en el seno de las clases subordinadas sino en aquellos sectores depositarios del capitalismo dependiente: La claridad en cuanto objetivos comunes y una solidaridad afincada en una situación estructural compartida y en una trayectoria histórica completamente nutrida de elementos enraizados en nuestra indianidad, permiten mantener viva la búsqueda de una sociedad alternativa que construya una intermediación interétnica justa, equilibrante y profundamente original.
BIBLIOGRAFIA Declaración de Barbados I: “Por la liberación del indígena”, Departamento de Antropología, PUCE, Quito 1971 (mimeo). Declaración de Barbados II: “Hermanos Indios, ¡Unámonos!, En: Rev. Tercer Mundo, No. 16, México, 1977. Colombres, Adolfo, “Hacia la autogestión Indígena”, En: Rev. Bufanda del Sol, Nos. 11 - 12, Ed. Universitaria, Quito, 1977. Velasco Fernando, Reforma Agraria y Movimiento Campesino Indígena de la Sierra, E. El Conejo, Quito, 1979.
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DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGIA DOCUMENTO RELATIVO A LA ORGANIZACION DEL AREA DE INVESTIGACIONES, DOCUMENTACION Y PUBLICACIONES
1. CONSIDERACIONES GENERALES
En la actual estructura universitaria, al Departamento de Antropología se lo define como una unidad académica cuyo quehacer específico se enmarca en el contexto de la Facultad de Ciencias Humanas. Desde el punto de vista orgánico-funcional, la Dirección del Departamento asume la responsabilidad de su manejo interno, como unidad departamental y, a la vez, el de las interrelaciones previstas con otras instancias académicas y administrativas de la Universidad. Sin embargo, pese a que la Dirección centraliza todas las funciones académicas y administrativas, lo ocurrido en los últimos años muestra que la dinámica de las investigaciones tiende a consolidar un área específica al interior del Departamento. Esto se debe, en parte, al hecho de que la investigación se constituye en un elemento fundamental de la formación académica de los estudiantes (lo cual diferencia sustancialmente al Departamento de otras unidades académicas) y, en parte, al hecho de que la conducción de las investigaciones, dada su complejidad, requiere de una instancia particular al interior del Departamento. Partiendo de la constatación anterior y considerando la necesidad actual de estructurar y consolidar de manera coherente y sistemática, el Area de Investigaciones del Departamento, se ha formulado el presente documento que recoge algunos lineamientos básicos referidos a las tres instancias que articulan el área investigativa: una, la política general de investigaciones del Departamento; dos, la organización del CIDDA (Centro de Investigaciones, Documentación y Difusión de Antropología) como instancia que formula y aplica tal política; y tres, la definición de los talleres y otras modalidades de investigación que está en capacidad de impulsar el Departamento.
2. LA POLITICA DE INVESTIGACION La definición del Plan General de Investigación, según los términos de este documento, corresponde al CIDDA. De allí que se considere importante organizar y 87
consolidar adecuadamente dicha instancia para contar con este instrumento clave para la racionalización del manejo académico del Departamento. De todas maneras, se ha estimado oportuno sentar algunos criterios generales con respecto a la definición de la política de investigación, con miras a establecer algunas características fundamentales de las investigaciones del Departamento.
A. CRITERIOS GENERALES EN CUANTO A SU CONTENIDO a) Es importante y urgente proceder al examen de la política general de investigación de la Universidad y el asumir una posición que permita defender la modalidad específica de la formación académica antropológica, sustentada en gran parte en la investigación práctica, señalar la necesidad de una cierta autonomía académica y administrativa del Area de Investigación; y puntualizar los requerimientos financieros que permitan consolidar tal área. b) Es necesario considerar que el Plan General de Investigaciones debe diseñarse sobre la base de la comprensión de los procesos que ocurren a nivel de la sociedad ecuatoriana y que determinan aquellos sectores sociales prioritarios a los cuales debe orientarse el quehacer investigativo de la Antropología. c) Por otra parte, dicho Plan busca establecer el espacio adecuado para integrar una perspectiva global en la investigación, de manera que las áreas diversificadas (Arqueología, Etnohistoria, Campesinado, Etnolinguística, Selváticas, Urbana) puedan aportar sistemática y coherentemente al avance del conocimiento, en los términos antes expresados. d) La constatación de que, en nuestro medio, gran parte del conocimiento antropológico se constituye en base a los aportes de escuelas y corrientes de pensamiento ajenas a la realidad nacional evidencia la necesidad de dinamizar tendencias en el quehacer investigativo del Departamento, orientadas a la interpretación de los problemas fundamentales de nuestra sociedad, sobre nuevas bases. e) Lo anterior exige que en los proyectos particulares que integran el Plan General de Investigaciones se cuente con la más amplia participación, en todas sus fases, de los sectores sociales interesados a quienes finalmente deben revertir los resultados obtenidos.
B. CRITERIOS OPERATIVOS a) Asumiendo el hecho de que, parte de las investigaciones pueden realizarse por 88
iniciativa o auspicio de las instituciones estatales y otras en sus diversas instancias (regionales, seccionales), o de instituciones particulares, la formulación del Plan General de Investigaciones debe recoger algunos criterios para determinar los límites en los cuales se debe asumir o no tal colaboración y las condiciones en las cuales se define la participación del Departamento. b) En relación al financiamiento, por una parte, bien cabe sustentar y defender la cuota que corresponde cubrir a la propia Universidad. Sin embargo, en consideración a lo restringida que ésta se presenta, es imprescindible crear las condiciones para obtener una necesaria capacidad operativa para buscar fuentes financieras dentro de los límites que pudieran determinarse para los convenios con las instituciones descritas. c) Otra posibilidad operativa que puede implantarse es la cogestión de proyectos, lo cual es posible únicamente a nivel de institutos universitarios o centros privados de investigación o los gremios profesionales de Antropólogos y Lingüistas.
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C.E.P.P. CENTRO DE EDUCACION Y PROMOCION POPULAR Av. 10 de Agosto 3.600 y M. de Jesús, 3o. piso, Dpto. C-1. Actualmente este Centro, conformado en 1979 y que reune a varios profesionales de las Ciencias Sociales: Antropólogos, Comunicadores, Educadores, etc. se encuentra llevando adelante dos investigaciones: 1) Sobre las Políticas de Promoción Popular en los Organismos Estatales. Pretende hacer una evaluación a nivel nacional de las mencionadas políticas para proponer nuevas líneas alternativas. Está dentro del marco de un Convenio realizado con el Ministerio de Bienestar Social y Promoción Popular, tiene una duración de seis meses, a partir de enero de 1983, y ocupa a seis investigadores. El coordinador de la investigación es Teodoro Bustamante. 2) Elaboración de Manuales Populares de Comunicación Constituye una actividad de apoyo al proyecto de CIESPAL denominado Talleres de Comunicación Educativa en zonas rurales de América Latina. Para el cual el Ecuador ha sido elegido como piloto, y actualmente se viene trabajando en ocho comunidades rurales de Chimborazo, Cotopaxi y Pichincha. La tarea que desarrolla el CEPP es la de utilizar el material generado por los talleres para elaborar manuales populares de comunicación para el aprendizaje y funcionamiento de técnicas comunicativas tales como el mimeógrafo artesanal, el periódico comunitario, la elaboración de audiovisuales y otros. El proyecto dura cuatro meses, existiendo la posibilidad de prorrogarle, y es llevado adelante por tres miembros del CEPP.
CEPLAES CENTRO DE PLANIFICACION Y ESTUDIOS SOCIALES Cordero 654, Edificio Gabriela Mistral, Oficina 503
Este centro, constituído en 1977, orienta sus actividades de investigación al sector agrario, fundamentalmente, ocupándose de los problemas de migración, doble empleo, planificación agraria y agro-industria. Hasta el momento ha publicado seis libros donde se recogen las mencionadas temáticas, ha publicado también cinco “Cuadernos” sobre agro y planificación y cinco “Documentos de trabajo” orientados hacia la misma problemática. Las investigaciones actualmente en curso, son las siguientes: 91
1. Proyecto Formas Asociativas Campesinas y Desarrollo Rural Objetivos: - Estudiar y comparar diversas formas de organización campesina existentes, determinando en qué circunstancias y bajo que condiciones resultan exitosas o fracasan; - Sugerir políticas que apoyen el desarrollo y la implementación de las organizaciones campesinas en el agro. Duración: 15 meses, a partir del 15 de marzo de 1982. Personal: 3 investigadores 2 ayudantes.
2. Proyecto de Organización y Promoción Integral de la Mujer en Barrios Populares de Quito Objetivos: - Conocimiento sobre la problemática de la mujer de barrios populares y determinación de sus áreas de interés. - Formulación de formas organizativas adecuadas para la mujer de barrios populares; - Elaboración de una metodología de investigación-acción para la promoción y organización de mujeres de barrios populares. Duración: 18 meses, a partir de agosto de 1982. Personal: 3 investigadores. 1 experto en educación popular.
3. Convenio Cornell -INIAP -CEPLAES (1o. fase). Objetivos: - Investigar la producción de fréjol en medianos y pequeños productores de la provincia de Imbabura; - Apoyar el programa de investigación en producción (PIP) de INIAP; - CEPLAES es responsable de la administración y de otorgar asesoría técnica al proyecto. Duración: 1 año, a partir de septiembre de 1982. Personal: 4 investigadores 2 ayudantes. 4. Estudios de Factibilidad de Empresas Autogestionarias de Servicios Comunales. Objetivos: - Ubicar, factibilizar y localizar proyectos autogestionarios en sectores populares de Quito y Guayaquil; - Capacitación a los pequeños empresarios, en base a los resultados de los estudios. 92
Duración: 6 meses, a partir de enero de 1983. Personal: 3 investigadores 5 ayudantes.
CENTRO DE ESTUDIOS AFRO ECUATORIANOS Veintimilla y Avda. 6 de diciembre (Edificio Galería Artes) El Centro de Estudios Afro-Ecuatorianos, constituído el 28 de abril de 1981, es una institución que contempla entre los fines de su creación y los objetivos fundamentales a lograrse, entre otros, los siguientes: -
La investigación y el estudio científico en las diferentes ramas del conocimiento humano que permitan dilucidar los aportes realizados por los grupos negros del Ecuador en el desarrollo socio-cultural y político del país.
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Rescatar las manifestaciones culturales ancestrales que se hallan en vías de extinción (las múltiples causas para ello serán analizadas en otra oportunidad).
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La divulgación permanente de los estudios e investigaciones realizados, sobre las problemáticas vitales por las que atraviesan las comunidades negras ecuatorianas.
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La cooperación y coordinación científica con otras entidades afines, nacionales o extranjeras en estudios e investigaciones conjuntas o complementarias, que tengan relación con los fines sociales de este Centro.
Para el logro de éstos y otros fines proyectados, se contempla la creación de Sub-Centros en los diferentes asentamientos principales de negros en el Ecuador, a través de los cuales se canalizarán las investigaciones y ayuda para el mejoramiento sociocultural de los grupos afro-ecuatorianos. Considerando que el acervo cultural de los grupos afro-ecuatorianos se halla contenido en el extenso campo de la tradición oral cuidadosa y celosamente guardado y transmitido de generación en generación, la recopilación de la cultura oral y material de los grupos negros se hace un imperativo que prioriza el campo de acción del Centro de Estudios Afro-Ecuatorianos. Al carácter oral de la cultura afro se agrega la inexistencia de material escrito que haga referencia a la problemática del negro ecuatoriano. Las razones precitadas, llevan al Centro de Estudios Afro-Ecuatorianos a plantearse la necesidad de emprender acciones de rescate cultural que permitan a la postre mencionar los aportes realizados por la cultura negra en su justo significado y valía, dentro del contexto de la formación socio-económica ecuatoriana. En esta tarea y 93
con fines puramente operacionales, se ha visto la pertinencia de dividir los principales asentamientos de negros que existen en el Ecuador en zonas y éstas a su vez se hallan subdivididas en áreas. Así, la zona de Esmeraldas contiene tres áreas (Sur, Centro y Norte) la del Chota dos áreas según la distribución de las comunidades en las provincias de Imbabura y Carchi. Utilizando técnicas investigativas como son la entrevista directa, la investigación participante y la elaboración de historias de vida, los investigadores Juan García, Oscar Chalá y otros miembros y colaboradores del Centro de Estudios Afro-Ecuatorianos, ayudantes de campo, han logrado hasta el momento grabar alrededor de cuatrocientas (400) horas de información en casettes, recopilar material fotográfico y utensilios de la cultura material afro, además del material consultado en Archivos de la Nación. El material descrito, en la actualidad se halla en un proceso de transcripción, clasificación y sistematización de la información lograda. En una segunda etapa del proyecto de investigación, se contempla la realización de estudios en asentamientos urbanos del país, formados especialmente por procesos migratorios que permitirán tener un conocimiento cabal y coherente de la situación del negro en el Ecuador. Finalmente, el material recopilado servirá para la creación de un Banco de Información y un Museo Etnográfico (o varios), que serán puestos a disposición de personas o instituciones que requieran de su consulta y conocimiento. Cabe mencionar además que las etapas de difusión y publicación han sido mínimos, inclusive, la investigación en si se halla trunca por la falta de recursos económicos y la total ausencia de ayuda estatal, lo que repercute en el lento desarrollo y es condicionante para la no realización óptima de los fines y objetivos del Centro de Estudios AfroEcuatorianos.
CAAP CENTRO DE ARTE Y ACCION POPULAR Las Casas 1026 y Obispo Arias de Ugarte El CAAP es una institución dirigida básicamente hacia la promoción, es decir hacia la implementación de programas concretos de salud, capacitación, desarrollo agropecuario y fortalecimiento de la organización popular en general. La propuesta metodológica de la que parten estos programas es un intento de interpretación de la realidad investigada en todos sus aspectos: poder interno, población, economía, ritualidad, formas internas de conocimiento, organización para la producción, etc. Se piensa que históricamente y a la luz de la circunstancia actual, el pueblo tiene 94
una propuesta programática, explícita o implícitamente, una versión de lo que quiere hacer, un proyecto o expresión política y una lógica productiva de estrategias de supervivencia junto a una lógica de vida y organización interna informal para reproducir la existencia de esa estrategia. Junto a lo anterior se encuentra un manejo del medio ecológico y unas técnicas productivas adaptadas a ese medio. El papel del CAAP sería desarrollar la propuesta del pueblo, sistematizándola y explicitándola, aportando en puntos críticos de toda vida popular (p. ej. la tecnología). Se busca la posibilidad de impulsar un modelo endógeno de desarrollo a partir de la cosmovisión interna que debe ser criticada y racionalizada. El requerimiento principal para la investigación es la sistematización y profundización del conocimiento concreto popular; de hecho se estudiará la Economía Campesina, Salud Tradicional, ritualidad, vivienda, tecnologías locales existentes, etc. Por lo anterior, el equipo del CAAP está constituido por ingenieros agrónomos, civiles, médicos, arquitectos, promotores de campo y científicos sociales. Metodológicamente se trata de convivir con la gente con acciones concretas, redescubriendo la formación campesina en un proceso sostenido y de largo alcance, por lo cual no hay un determinado momento de conclusión de la investigación, realizándose solamente avances que se van publicando. Dentro de los temas de investigación al CAAP le interesa el estudio del lenguaje, simbolismo, signos, para extraer de la propia versión de la gente la posibilidad de intercambio o transferencia de conocimientos. La institución trabaja básicamente en el campo, aunque actualmente se lleva adelante un pequeño estudio urbano. Las zonas en las que se trabaja actualmente son Ilumán y Egas, el sector occidental del Lago San Pablo y, las comunidades indígenas del cantón Cotacachi, en la provincia de Imbabura; las parroquias de Cangahua y Juan Montalvo en Pichincha (y las comunidades bajas del Cantón Tabacundo); el cantón Pujilí, Guangage, Isinliví en Cotopaxi. Dentro de Quito, en San Carlos Alto, se estudia las estrategias de sobrevivencia de los habitantes marginados. Dado que el CAAP es una institución privada de recursos limitados que funciona en base a donaciones y que sus trabajos son de “largo aliento”, no se ha pensado en la implementación de programas en la Costa y el Oriente aunque sí se apoya teóricamente a grupos de trabajo en distintas regiones del país. Las conclusiones teóricas a las que se va arribando se traslucen en las tres series de publicaciones que el CAAP mantiene y son: 1. Cuadernos de Educación Popular: en número de 12; es una publicación que recupera la experiencia y la historia popular. 95
2. Cuadernos de Capacitación Popular: en número de 7, se trata de generalizar y transferir las destrezas acumulativas de los campesinos. 3. Cuadernos de Discusión Popular: se intenta la racionalización de experiencias de trabajo o téorico-políticas que sean relevantes. Además se ha dado inicio a la serie Ecuador-Debate que en forma cuatrimensual abordará problemas de la Comunidad Andina, políticas de salud, educación, etc. Está por publicarse en este año un estudio sobre la Comunidad Andina que tope aspectos referentes a las estrategias de sobrevivencia, poder político interno y espacio andino.
CIESE CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOCIO ECONOMICOS Carrion 555 - B Este Centro, constituido en 1975, hasta el momento ha realizado más de diez investigaciones cuyas temáticas son básicamente agrarias. Además publica la Revista “La Nariz del Diablo” y el Boletín Agrario “Acción”; ha editado también cinco libros referidos a problemas agrarios. En la actualidad este Centro de estudios está llevando adelante las siguientes investigaciones: 1.- Diagnóstico de la situación de las organizaciones populares. Responsable: Hernán Ibarra y un equipo de encuestadores. Objetivo: establecer la situación actual de las organizaciones populares atendiendo a la participación, gestión y logro de objetivos. Cobertura: a nivel nacional. Bajo el concepto de organización popular se engloban únicamente aquellas “formalmente” o “legalmente” reconocidas: comités, cooperativas, comunas, asociaciones, etc. 2.- Análisis del sistema cooperativo en el Ecuador. Responsable: Rafael Guerrero y un equipo de encuestadores. Objetivo: análisis del movimiento cooperativo en sus distintas ramas y de las políticas estatales vinculadas a éste. Cobertura: a nivel nacional; se ha previsto el estudio de las organizaciones cooperativas en todas sus modalidades. 3.- Migrantes pobres de origen rural. Responsables: Simón Pachano y Raúl Egas, más dos equipos de asistentes de investigación. Objetivo: estudio del sector de trabajadores eventuales en las ciudades, desde el 96
punto de vista de las condiciones del mantenimiento y reproducción de la fuerza de trabajo. Cobertura: Ciudades de Quito y Guayaquil y campesinado de Guayas, Chimborazo y Cotopaxi. 4.- Políticas y procesos de colonización. Responsables: Fernando Guerrero, Lucy Ruíz, Jorge Trujillo. Objetivo: Estudio de los procesos colonizadores y las políticas estatales con especial énfasis en la situación de los pueblos indígenas. Cobertura: Esmeraldas y Bolívar, los Ríos en la Costa; Lago Agrio, Coca, Tena y Puyo en la Amazonía.
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INFORME TALLER BOLIVAR
Fernando García
El informe final que reposa en el CIDDA contiene los primeros resultados del Taller de Investigación: “Explotación campesina y Sistemas Agrícolas: el caso de la Cuenca del Río Chimbo en los Andes de Páramo (Ecuador)”, que es parte del programa de investigaciones que lleva adelante el Departamento de Antropología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, por medio de su Centro de Investigaciones, Documentación y Difusión de Antropología (CIDDA). Desde el inicio de la investigación, en el mes de Febrero de 1979, hasta su finalización, en el mes de Septiembre de 1982, los estudiantes del Taller establecieron residencia durante un año en comunidades rurales de las diversas zonas de la Cuenca del río Chimbo. Muchas fueron las ideas que determinaron la seleccion del tema y del área de estudio, del enfoque teórico y de la metodología del grupo de trabajo. En el desarrollo mismo de la investigación, muchos planteamientos sociales se modificaron y ajustaron de acuerdo con los hallazgos personales las discusiones colectivas. Sin embargo, puede resultar valioso un intento de construcción de las motivaciones iniciales para mejor evaluar lo que hoy se ofrece. El campesino, como tema de estudio de la Antropología, tiene una historia reciente: se formaliza como tal apenas unos 30 años atrás. Esto no implica que los campesinos no fueran estudiados antes por los antropólogos sino que habían sido considerados como “primitivos”, en el sentido que le dio a este concepto el capitalismo colonialista. Para el caso de los Andes, son los trabajos de John Murra, a partir de 1946, los que van a abrir una amplia perspectiva etnohistórica y etnográfica para el estudio de los campesinos andinos. Más específicamente, para los Andes ecuatorianos, es el inicio de la producción académica del Departamento de Antropología de la PUCE que se interesa por este tema, que no había merecido la suficiente atención por parte de las otras disciplinas de las Ciencias Sociales ecuatorianas. No fueron ni la novedad del tema ni su legitimación los que motivaron su selección por parte de nuestro Taller, aunque sí influyeron las investigaciones recientes a él dedicadas. Resulta innecesario señalar la importancia del campesinado en el Ecuador, ya sea en su acción histórica o en su presencia actual, como el grupo mayoritario de la población del país y que no está, ciertamente, en una posición de privilegio. Tomarlo como tema obedeció a esta importancia y a la creencia de que la Antropología como disciplina social no solo puede documentar la subordinación de este 99
sector económico al desarrollo del modo capitalista de producción sino que sobre todo puede aportar a un mejor conocimiento del problema campesino andino con su tradición de elaboración en el campo del cambio cultural, ideológico y de organización social, factores todos estos de gran importancia para obtener una visión no distorsionada de la compleja realidad presente y futura de los campesinos andinos. En América Latina, y también en Ecuador, se ha hecho mucha Antropología de lo intrascendente y periférico; no por los temas estudiados sino por la actitud de ver a los grupos investigados, como simples objetos y no como sujetos de su propio destino y transformación. De ahí, se ha derivado la imagen del antropólogo como diletante profesional, a la que tantas veces tenemos que enfrentarnos. También creemos que el antropólogo no solo se debe ocupar de lo que eufemísticamente se llama patrimonio cultural, sino fundamentalmente de las condiciones de vida y de la producción cultural de los grupos humanos que integran nuestras naciones. Interpretar esta producción, transmitir su contenido a la sociedad mayor, lograr políticas estatales para garantizar no solo la supervivencia física -o la mejoría de sus condiciones materiales de vida- sino fundamentalmente aportar para la realización de las potencialidades culturales de cada etnia. En este sentido, la Antropología en América Latina ha abandonado el estrecho enfoque tradicional expresado en ciertos conceptos y modelos (tribu, aculturación, primitivos, etc.) para enfrentar directamente y en forma integral la compleja realidad contemporánea. Se trata de trabajar desde “adentro” de nuestras sociedades y no “frente” a ellas para dar curso al interés antropológico de abarcar la entera realidad social y cultural. Como ciencia social, es partícipe y espejo de procesos sociales a los que se incorpora con conciencia crítica e instrumento potencial para un desarrollo autónomo y positivo de nuestras sociedades. Esto implica la recuperación de la dimensión histórica como parámetro básico para la comprensión del presente y futuro. De allí por ejemplo, la Arqueología y la Etnohistoria, dejan de ser el estudio fragmentario de un pasado fosilizado, para convertirse en raíz y causa de fenómenos vigentes, así como en instrumentos para la construcción de una verdadera conciencia histórica y étnica, siendo la recuperación y protección del patrimonio material, uno de los aspectos de esta tarea. Por consiguiente, la Antropología como ciencia social, se encuentra profundamente comprometida con los procesos sociales, económicos y políticos que, caracterizan tanto las circunstancias históricas mundiales, como aquellos específicos a cada uno de los países en donde se realiza su práctica. No puede, por lo tanto, permanecer ajena como disciplina a la consideración de esos problemas, con independencia de las posiciones ideológicas de sus practicantes. Por otro lado, tampoco creemos en la Antropología mesiánica y redentora que ofrece soluciones. Iniciamos el trabajo pensando aprender algo significativo sobre un problema al que estamos vitalmente ligados, no por compromiso verbal, sino como 100
integrantes de un mismo sistema de explotación. Tratamos, hasta donde esto fue posible, de investigar, y de colaborar con esto al mejor entendimiento de los problemas campesinos en una región concreta de los Andes de Páramo. La selección de la región de estudio estuvo influida por distintos criterios. La Cuenca del Río Chimbo, es una de las quince cuencas que forman los dos ramales de la Cordillera de Los Andes y a su paso por Ecuador. Su superficie abarca alrededor de 4.000 kms. cuadrados, y comprende desde tierras frías ubicadas sobre los 4.000 m.s.n.m hasta tierras subtropicales situadas a 500 m.s.n.m. En este espacio se produce una variedad de adaptaciones y transformaciones a un medio físico diverso. En las tierras frías se cultivan tubérculos y cereales y se explotan los pastos naturales (páramo) con ganado mayor y menor. En las tierras templadas se desarrollan los cereales (especialmente el maíz), legumbres y frutales, además, su explotación pecuaria es variada. En la tierra caliente el complejo productivo más utilizado es café, cacao, caña de azúcar, cítricos junto con la explotación pecuaria de ganado bovino de carne y leche que se ve favorecida por la fertilidad de los pastos. También la gente cambia en ese espacio. En la tierra fría se ha mantenido la comunidad y la cultura indígena, que en algunos pueblos de los valles se perdieron dos o tres generaciones atrás, en cambio, en la tierra caliente, la población es fundamentalmente migrante de la sierra y de la parte alta de la costa con ascendencia indígena igualmente en proceso de extinción y cambio. La variedad en la adaptación y transformación característica de los Andes en general, fue parte importante del método de trabajo, ya que permitía probar las categorías analíticas establecidas en una región en concreto. Pero las distintas adaptaciones-transformaciones se dieron históricamente en un marco unitario. Toda esta zona fue parte del Corregimiento de Chimbo durante la Colonia y de la Provincia de Bolívar ya avanzada la República. Estuvo caracterizada por la presencia de señoríos étnicos pre-incas (Chimbus) y por grupos mitmas venidos del norte del actual Perú. Luego es parte del proceso de explotación colonial a través de las encomiendas, mitas y obrajes y sobre todo se constituye en la principal zona de paso sierra-costa, generando con esto una larga tradición comercial caracterizada por la figura tradicional del arriero. La tierra, elemento vital de la agricultura en la región, fue despojada de manos de las comunidades indígenas por el proceso de formación y consolidación de las haciendas iniciado en la Colonia y fundamentado en la República. Así surgen grandes haciendas cuyos límites se desconocían, cuya extensión atravesaba todas las zonas ecológicas de la región. La fuerza de trabajo campesina se sujeta por un lado a los requerimientos de la hacienda y, por otro, migra hacia abajo, tratando de ampliar la frontera agrícola de explotación, e incorporarse de esta manera al mercado de agro-exportación. Finalmente, influyó de modo sensible en la selección del área la tradición 101
iniciada por el trabajo de Frank Salomon en 1978, de la necesidad de hacer estudios regionales en profundidad, con el fin de realizar análisis comparativos con otras regiones de los Andes de Páramo, que nos permita entender el proceso tanto regional como local. Desde esta perspectiva la Cuenya del Río Chimbo creemos que representa, no solo por su situación estratégica, sino también por su función dentro del sistema económico, otro ejemplo de como los campesinos andinos han logrado adaptar y transformar la relación hombre-naturaleza. El enfoque teórico de nuestro trabajo se originó en la corriente que ve al campesino como un representante de una forma de producción no estrictamente capitalista pero subordinada a su lógica de producción y reproducción. Para comprender el problema campesino dentro del problema agrario, nos proponemos partir del proceso de trabajo, es decir, de la conexión entre productor directo y los medios de producción, y analizar las formas particulares de subordinación que adopta en el contexto “campesino” y que ocurre dentro del modo capitalista de producción. La consiguiente polarización de posiciones a partir del artículo de Feder sobre “campesinistas” y “descampesinistas” alrededor del desarrollo del capitalismo en el agro y su incidencia sobre el campesinado ha llevado la discusión a un supuesto callejón sin salida. Nos parece que una de las causas de este hecho es que las opiniones de Marx sobre el campesinado están muy revueltas por distintos enfoques y cada uno busca echarle agua a su molino. Por eso creemos que para plantear una discusión provechosa y fértil debemos partir de una serie de precisiones sobre el manejo de las categorías marxistas respecto al campesinado, ya que muchos de los autores que se dedican al problema demuestran una escasa aplicación del método dialéctico y una poca rigurosidad en el manejo de las categorías teóricas. Por lo tanto, el trabajo presentado no pretende inscribirse en el estrecho marco de campesinistas y descampesinistas sino que trata de plantear nuevas perspectivas que orienten la investigación y el entendimiento de los problemas campesinos teniendo presente las consecuencias que en términos políticos lleva consigo una correcta comprensión de la participación de este sector en el proceso productivo capitalista. Teniendo como referencia particular el caso de la sierra ecuatoriana, tratamos de abordar el problema de la condición de posibilidad de existencia del campesinado dentro del capitalismo a partir de la teoría de la renta de la tierra interpretada de manera semejante a como lo hace Vergopoulos y del esclarecimiento de los mecanismos por los cuales se desarrolla la explotación capitalista del trabajo campesino, tal como lo plantea A. Bartra. Dentro de los cuales cumple papel fundamental la situación ecológica y los sistemas agrícolas tradicionales característicos de los campesinos de los Andes de Páramo. Queremos dejar muy en claro que, conforme avanzaba la investigación, 102
encontrábamos nuevos elementos que iban definiendo al campesino analizado, la diferenciación que se da en su interior, la privatización de las tierras comunales, la venta de fuerza de trabajo dentro y fuera de la comunidad, etc., lo cual planteó al Taller una tarea que implicaba no solo la aplicación de un modelo teórico sino su revisión crítica y, por supuesto, su transformación. De estas preocupaciones, apenas enunciadas, derivó el método de trabajo. Se han hecho muchos estudios sobre el agro ecuatoriano, sin embargo, la mayoría de ellos utiliza como datos cifras estadísticas, elaboraciones económicas, derivadas de muestreos, o, las cifras formales sobre tenencia de la tierra, tecnología o productividad. Este material nos parecía insuficiente por dos razones principales. Las cifras, sean precios, salarios o producción, son índices establecidos por el sector dominante y son parte integrante del sistema de dominio. Este hecho es reflejo de una acción de dominio que deprime a un sector en beneficio de otro para transferir más intensamente un excedente, así las cifras son un buen disfraz para un incremento en las tasas de explotación, además de consolidar la imagen del campesino como abúlico y conservador frente a un capitalismo dinámico y eficiente. La otra razón que nos parece limitadora del estudio del campesino a través de datos cuantitativos es que éstos reflejan, con todas las reservas, resultados finales, pero ignoran los procesos de los que se derivan. Creíamos que sería precisamente en el estudio de los procesos donde aparecerían la racionalidad y complejidad del sistema de organización del campesino, que cuando menos le permiten sobrevivir cuando las cifras sugieren que no debería hacerlo. Para estudiar procesos y tratar de establecer categorías analíticas no distorsionadas por la relación de dominio y confrontar los datos cuantitativos, era necesario el uso de un método básicamente cualitativo. Escogimos el de la observación participante. No nos hicimos ninguna ilusión respecto a sus límites. Ni nos convertiría en campesinos ni nos haría pasar por tales; en cambio permitiría recoger información en su contexto significativo. Para esto el requisito fundamental era de intensidad, de persistencia, de tiempo. La residencia en las comunidades campesinas no se concibe como un remedio infalible frente a las deficiencias que criticábamos, sino apenas una condición elemental para pretender el registro de un proceso y su explica ción, a partir de su propia lógica. Lo demás sería lo de costumbre: recorridos de área, diarios de campo, entrevistas abiertas, búsqueda en archivos, uso de mapas, fichas clasificadas, redacciones previas y fallidas, discusiones y vuelta a empezar. Esperamos igualmente hacer la entrega de las elaboraciones realizadas a las organizaciones populares de la región, para que en coordinación con ellas podamos realizar aportes prácticos y concretos a las necesidades y problemas que actualmente viven. Además para la divulgación de ese material hemos adelantado conversaciones con el Centro de Publicaciones de la Universidad. Por otro lado, todos los miembros del Taller se encuentran realizando sus respectivas tesis de grado que les permitirá alcanzar 103
la licenciatura en Antropología. Cabe también mencionar, en esta ocasión, las limitaciones que hemos sentido en el desarrollo del Taller. Creemos que lo principal y más importante está representado por la necesidad de que la investigación que realizamos no tendría ningún sentido si no nos obligamos a pensar en la generación de soluciones concretas a problemas prácticos que viven los sectores sociales con los cuales trabajamos. No podemos quedarnos solamente en la discusión teórica de un problema “interesante”, es necesario, desde nuestra óptica de no compromiso con las políticas estatales, proponer, en colaboración con los sectores organizados, estrategias de organización productivas y políticas, que incorporen los intereses y las potencialidades del campesinado dentro de un proyecto popular para el desarrollo de nuestro campo y de nuestra sociedad en general. Los trabajos que incluye este informe son una introducción ecológica e histórica sobre la región y la precisión del marco conceptual que nos ha servido para el desarrollo de la investigación, elaborada por el director del Taller. Todo el material censal, estadístico, histórico y de notas de campo que se refiere a la Cuenca del Río Chimbo en estos trabajos, fue recogido en el campo y en las fuentes por los integrantes del Taller. La información recogida fue fichada y clasificada conforme a la Guía para la clasificación de los datos culturales, más conocida como la Guía de Murdock en alrededor de 5.000 fichas. Constituyen también parte del arsenal investigativo del Taller, los siguientes materiales, un fichero bibliográfico sobre los estudios hechos en la región y en el agro ecuatoriano en general, en los últimos años; un fichero bibliográfico similar sobre los principales trabajos sobre campesinos y sistemas agrícolas en los Andes; una colección de hojas cartográficas y cartacroquis planimétrico censales de la región. Respecto al material histórico recogido sobre la región disponemos de información sobre el funcionamiento del Corregimiento de Chimbo en la Colonia obtenido del Archivo Nacional de Historia en la serie de cacicazgos, tributos, indígenas, obrajes, gobierno, religiosos, criminales, alcabalas, cascarilla, diezmos, estancos, Real Audiencia, minas, tierra, milicias, censos y capellanías; transcritos por Ximena de Oviedo y cedidos gentilmente para consulta del Taller por el P. Juan Botasso, editor de la obra; del sistema de tenencia de la tierra obtenido en el Registro de la propiedad del Cantón Guaranda a partir de 1870; igualmente el obtenido a través de los catastros de la contribución predial del antiguo Ministerio de Hacienda a partir de 1886, y también el consultado en el Archivo de la Curia, de Riobamba a partir de 1914. En cuanto a información de carácter histórico general sobre la región hemos consultado también el Archivo de la Función Legislativa, los informes de los ministros al Congreso Nacional a partir de 1884 y las solicitudes a las Cámaras de Senadores y Diputados desde 1830. Por último, disponemos de una colección de 700 diapositivas sobre la región que documentan los aspectos ecológicos, de cultivos, mercados, artesanías, industrias 104
domésticas, patrones de asentamiento y servicios que están siendo motivo de sendos audiovisuales sobre la zona. Estos trabajos son, en muchos sentidos, el resultado de una experiencia colectiva. Quisiera agradecer a todos los que en ella participaron, así como a quienes con su apoyo lo hicieron posible. En las dos categorías están los campesinos de la Cuenca del Río Chimbo, que nos acogieron, ayudaron y, sobre todo nos enseñaron. Queda la expectativa de que nuestro trabajo juegue un papel, ciertamente modesto y limitado, en el conocimiento de que hay otras alternativas para el desarrollo futuro de la sociedad campesina. Igualmente quisiera agradecer a las autoridades de la PUCE que hicieron posible la realización y culminación de este Taller de Investigación. Especial agradecimiento merecen los estudiantes que desde el inicio del Taller colaboraron fielmente al desarrollo del mismo. Para aquellos que empezaron y que por diferentes motivos tuvieron que desligarse reciban mi reconocimiento por su aporte, tal es el caso de Rosa Sálazar, Carmen de Anhalzer, María Fernanda Dávila, Ana Mercedes Negrón, Ana María Maldonado, Martha Vaca, Rossana Falconí y Pamela Spence. Para los estudiantes: Martha Freire, Susana Andrade, Ramiro Moncayo, Alicia Torres, Marcelo Córdova, Marcelo Pantoja y Gustavo Yánez que, a través de tres años de trabajo constante han culminado el Taller, gracias por compartir una experiencia de aprendizaje, de vida y solidalidad. Para Carlos Arcos y Roque Espinosa, amigos y profesores del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de esta universidad nuestro agradecimiento por haber podido vivir una experiencia común de enriquecimiento en el campo y en la discusión teórica. Igual gratitud guardamos para Eulalia Flor, egresada de Sociología, que también compartió con nosotros la experiencia de campo. Agradecemos también al CIESE (Centro de Investigaciones y Estudios Socioeconómicos), por habernos permitido el acceso a información contenida en los catastros de la contribución predial del Ministerio de Hacienda y en el Archivo de la Tenencia Política de Simiatug. Por último, merecen nuestro reconocimiento por el apoyo humano y material durante nuestra permanencia en el campo, Mercedes Frías, Julio Ballesteros y Walter Sartoretto, que desde sus respectivos puestos de trabajo en la región siempre estuvieron listos para brindarnos su incondicional colaboración.
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EL PROYECTO ARQUEOLOGICO DE COTOCOLLAO Y EL FORMATIVO EN LA SIERRA NORTE ECUATORIANA
Marcelo Villalba
Fue en la década pasada que la investigación arqueológica retomó el camino que había perdido luego de la muerte de Emilio Estrada. Este reencuentro nos ha permitido valorar aún más la riqueza material de nuestro pasado aborigen, y sobre todo, resaltar el creciente prestigio que asume ante nuestros ojos, el mundo casi olvidado de los orígenes de la nacionalidad ecuatoriana. Comprendemos que el mayor peligro que se afronta en estos momentos es la amnesia cultural en que nos hemos sumido, al no ver la originalidad de nuestra Pretérita Historia. Ciegos ante nuestra realidad, aceptamos pasivamente el trágico cuento que convierte esa originalidad en producto de importación. Precisamente, cuando en un pueblito de pescadores, allá en la Provincia del Guayas se encontró la cerámica más antigua del Continente, se inició un frenético baile de proposiciones difusionistas encaminadas a distorsionar el ritmo de nuestra presente historia. Así, de esta manera, han trascurrido más de 25 años desde que comenzaron las investigaciones en torno a la Cultura Valdivia y del Formativo costeño en especial. Sin embargo, en la Región Andina, apenas si conocemos referencias muy vagas sobre este importante período, en el que se hunden profundamente nuestras primeras raíces de identidad cultural. Por tener este informe un carácter de avance preliminar no ahondaremos nuestras premisas teóricas; sin embargo, dejamos sentada nuestra posición que no pretende mantener o sostener una “actitud, científica” por el sólo hecho de que así lo exige la investigación y el hallazgo de importantes datos arqueológicos. Tampoco queremos presentar o usar dichos datos por la suerte de haberlos encontrado y valernos de ellos para decir que “hacemos” Arqueología. Uno de los objetivos que nos mueve en la investigación arqueológica, es la explicación del funcionamiento y desarrollo de las sociedades extintas, a través de sus restos materiales -que como concreciones tangibles y reflejo de procesos tecnológicos, sociales y culturales, son cristalizados por dichos grupos como productos singulares en sus relaciones con el medio a través de un proceso de producción concreto- con el único fin de contribuir al análisis y comprensión de la problemática social actual y prever un 106
futuro real, en la medida que nuestro pasado no sea imaginario. Desgraciadamente cuando nos adentramos en ese mundo casi mágico que significa rastrear nuestro pasado, nos encontramos con sociedades cuyas historias han sido amputadas, disecadas, y peor aún, inventadas, al concebirlas y englobarlas gratuitamente en el etnocéntrico concepto de Prehistoria. De esta manera no solo que se confunde “primeros” con “primitivos”, sino también cronología con historia. Para evitar posibles confusiones conceptuales en relación a términos tan discutidos y ambiguos como los de Fase, Cultura, Area Cultural, Tradición, Horizonte, etc.; proponemos la denominación de Forma Socio-económica Cotocollao para el sitio Formativo que analizamos y, el de Formación Social Cotocollao para la manifestación espacial en esta zona. Una Forma Socio-económica será definida o diagnosticada por el proceso material de producción, es decir, por la forma concreta de producción, que será la determinante y las otras o formas de producción las complementarias, forma determinante que conjuga al conjunto dialéctico entre fuerzas productivas y relaciones de producción, la base o estructura económica, que a su vez determinará el proceso de la vida social, política y espiritual de esta Forma Socio-económica. En otras palabras una Forma Socio-económica es como realidad tangible o unidad concreta de análisis, lo que es la noción de Modo de Producción en cuanto generalización abstracta, teórica. No debemos olvidar que en una Forma Socio-económica, la estructura económica es la determinante en última instancia, pero, no siempre es pensada como tal, sino que, en el Modo de Producción Sociedad Primitiva (Neolítico), el parentesco, que aparece con distintos tintes (religiosos, económicos, sociales y políticos) adquiere el carácter de dominante. Una Forma Socio-económica no es estática, podemos aislarla (metodológicamente) en forma sincrónica, pero su realidad evolutiva, su transformación a través del tiempo adquiere características singulares merced a su propio dinamismo interno (relaciones entre hombre-sociedad-naturaleza; el hombre se relaciona con la naturaleza por medio de la producción, a través del trabajo; de esta manera, los grupos o sociedades se reproducen a través del modo como se relacionan con la naturaleza y de las formas en que sus integrantes se han relacionado entre sí, durante el proceso de producción), y sobre todo por sus vinculaciones con otras Formas Socio-económicas. Estas relacicnes o vínculos que se establecen entre determinadas Formas Socioeconómicas, con sus propios rangos, importancia y “pesos específicos” definirán una Formación Social concreta. En otras palabras, una Formación Social será definida por la manera específica en que se relacionan o articulan, social, económica e históricamente las distintas Formas Socio-económicas entre sí. A continuación ofreceremos un avance de la investigación arqueológica de 107
Cotocollao, resaltando desde ya el carácter exclusivamente informático de este informe. En realidad se trata de un extenso poblado del Formativo, organizado a orillas de una laguna, con una ocupación continua de aproximadamente mil años (1.500-500 A.C.), y un patrón de asentamiento con zonificación entre las quebradas existentes en el sector, desarrollando una agricultura intensiva. Estilísticamente hablando, mantiene relaciones con ciertos elementos Valdivianos, con la cerámica tipo Machalilla y Chorrera; sin embargo de ello, podemos afirmar categóricamente que se trata de una formación aldeana con personalidad propia. Las excavaciones en el sitio fueron realizadas luego de un minucioso examen, especialmente a partir de los análisis estratigráficos de los cortes realizados para abrir las calles de la urbanización, procediéndose inmediatamente a la excavación controlada en área, es decir, amplios cortes o trincheras que proporcionaron una invalorable información sobre actividades concretas (vivienda, enterramientos, almacenamiento, etc.): complementamos luego con numerosos pozos de 3x3 mtrs. en distintos sectores del poblado, buscando determinar límites y relaciones espaciales. Adicionalmente se agregó una gran cantidad de cortes de sondeo del 1x1 mtrs., sin estratigrafía artificial, estrategia que respondió a nuestra inquietud de recuperar el máximo de información posible en tan vasto asentamiento (aproximadamente un kilómetro de extensión). Mediante capas artificiales de 10 cms., dentro de los respectivos estratos naturales, se recuperó una cantidad impresionante de material cerámico (aproximadamente 300.000 fragmentos); de lítica (144.589 piezas); huesos de animales; carbón, semillas, etc. El poblado fue cubierto aproximadamente 500 A.C. por una capa de erupción volcánica, preservando de esta manera las evidencias culturales hasta hoy recuperadas, e incluso conservando en perfecto estado los casi doscientos esqueletos que constituyen el cementerio Y, demás enterramientos humanos del poblado. Había ya mencionado que el poblado se asentó a orillas de una laguna hoy desaparecida en cuya dirección corren las quebradas existentes en el sector. Este hecho nos permite remarcar, entre otros, algunos factores que condicionaron la permanencia del poblado por mil años consecutivos. Justamente los mejores campos de cultivo se encuentran junto a las orillas de la laguna, suelos que anualmente pudieron ser “renovados” con tierras aluviales; de esta manera, la “preparación” de estas zonas para la siembra no requiere mucho esfuerzo y su productividad pudo mantenerse e incluso aumentar cada año. Cultivaron el maíz (Zea maíz); papa (Solanum tuberosum); quinua (Chenopodium); oca (oxalis tuberosum); porotos (Phaceolus sp); y otras especies cultivadas que aún están siendo identificadas. Complementaron su dieta con la caza: Venado (Odocoileus virginianus); conejo (Sylvilagus brasiliensis andinus); guanta 108
(Cuniculus paca); chucuri (Mustela frenata aureoventris); raposa (Didelphis); puma (Felis Concolor); lobo (Dusiccyon culpaeus), también se ha identificado huesos de cuy (cavi porcellius); llama (lama glama); loro (Amazona); ratón (Phylloty sp); tórtola (Columbidae Zenaida) y variedad de aves. A diferencia de la organización espacial de los grandes asentamientos Formativos de la Costa, caracterizados por la existencia de un espacio públicoceremonial, alrededor del cual se alinean las viviendas, en Cotocollao las áreas de habitación se hallan conformadas por grupos de cinco a siete casas, asentadas indistintamente sobre la ladera y junto a las quebradas, pero siempre “rodeando” al cementerio. No existe una “planificación” formal y simétrica del poblado, pero sí encontramos una intencionalidad organizativa, en función del área de enterramientos que siempre fue considerada como punto central, no en el sentido equidistante, sino más bien en el ceremonial y/o ritual. La forma de las casas está directamente relacionada con el material empleado; así, los largos y pesados maderos que imponen una forma rectangular y rectilínea delimitan un área de 6x8 mtrs. aproximadamente. Casas de bahareque, techo de paja construído a dos aguas. Fogones, huecos de almacenamiento (en forma de campana), manos y metates, núcleos de obsidiana, percutores y demás utensilios líticos se hallaron al interior de las casas. Grandes huecos de almacenamiento se encuentran también al exterior de las habitaciones y fueron compartidos por cada grupo de casas, contando cada vivienda, por lo menos con dos o tres de ellos. La variedad de formas, decoraciones y motivos en la cerámica revela una gran capacidad creativa y estética de los alfareros, lo mismo que una tradición tecnológica con características propias. Cabe destacarse, por ejemplo, la presencia de botellas con asa de estribo, botellas con pico y asa plana tipo Chorrera, y una variante local que ha sido denominada Cotocollao. Nuestra metodología de clasificación no se basó exclusivamente en el sistema tipológico Fordiano. Hemos intentado superarlo, a partir de una discusión conceptual de los criterios que la sustentan, adoptando una visión global, totalizante, que se refleja en la noción de “Clase formal de recipiente cerámico”, considerando que todo recipiente ha sido elaborado por el hombre para cumplir determinadas funciones, integrando, al mismo tiempo ciertos conceptos formales y decorativos. Ahora bien, las combinaciones de estos rasgos formales y decorativos sobre un recipiente, al lado de los cambios estilísticos de los rasgos individuales, son los que proporcionan los elementos más confiables para establecer cronologías. De esta manera, hemos distinguido 34 clases formales; 18 técnicas decorativas; 57 motivos; tres criterios para identificar el acabado de la superficie con 10 variaciones; y 10 criterios para identificar la pasta; en vista de la importancia que reviste la localización de las fuentes de arcilla.
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Desarrollaron una verdadera industria lítica, destacándose los recipientes de piedra decorados, únicos en su género en el Formativo Ecuatoriano, a más de una impresionante cantidad de instrumentos y lascas de obsidiana, entre los que se destacan las raederas, raspadores, piezas con escotadura (s), perforadores, pulidores, etc. Por análisis de Rayos X y Activación de Neutrones practicados en estos artefactos de obsidiana, y de otros provenientes de la Costa (La Tolita, La Ponga, Guangala); de la Cueva de Chobshi (Azuay), podemos afirmar que todos proceden de las grandes fuentes de Mullumica, localizadas a poca distancia de Quito, junto al abra que conduce a la Región Oriental. El estudio de los esqueletos determinó la existencia de niños, jóvenes y adultos de ambos sexos, algunos de los cuales presentan deformación craneal occipital. Fueron enterrados en tumbas cavadas en la cangahua dura, siendo éstos los más tempranos, y sobre ellos, se encontró un conjunto de esqueletos, compuestos por enterramientos primarios y secundarios algunos con ofrendas ceremoniales. Hacia 1.500 A.C. este asentamiento, el más temprano hasta hoy descubierto en la zona, constituyó un importante poblado y fue sin duda el centro a partir del cual se estableció toda una red de organización socio-económica que superó el ámbito local. En realidad, su posición estratigráfica le permitió “controlar” uno de los pasos más bajos de la Cordillera Occidental; de éstos se inician las rutas hacia la Costa (Cotocollao, Nono, Nanegal, Tulipe, Los Bancos, etc.), vías que sirvieron a su vez para comunicar y complementar de productos esta zona andina con los recursos de la selva tropical, enmarcados en un sistema de intercambio permanente. Esta continuidad, por el momento desde 1.500 A.C. hasta nuestros días, es decir, 4.000 años, se hace aún más aparente cuando revisamos los datos arqueológicos y etnohistóricos recientemente presentados en relación al Proyecto de Tulipe. Junto a este complejo ceremonial, se ha reportado la presencia de cerámica tipo Cotocollao, lo mismo que en la zona de Los Bancos. Además el sitio de Cotocollao está en la ruta que comunica -de igual manera por los pisos más bajos- hacia el Oriente, en dirección a Papallacta, Baeza, Lumbaquí, Lago Agrio, etc., lugar en donde se ha detectado también varios sitios formativos directamente relacionados con Cotocollao. He aquí una ruta de articulación transversal que desde épocas tan tempranas pone en contacto las tres grandes zonas ecológicamente complementarias: costa-sierra y selva dentro de un proceso que está por investigarse. Así, nuestro interés está encaminado a llamar la atención, sobre el nuevo capítulo que se abre en la investigación del Formativo Andino, a partir de la Sierra Norte Ecuatoriana, no sólo resaltando el sitio de Cotocollao, sino también la riqueza y 110
potencialidad para la explicación de procesos económicos, sociales y tecnológicos que se advierten en esta zona, a la luz de los últimos descubrimientos. Justamente, hacia la búsqueda de esas huellas, de esa historia real que fue, es y aún podemos hacer, es que dirigimos nuestro esfuerzo. El futuro ya no será más incierto, porque hemos dejado de ser huérfanos de nuestra propia identidad cultural.
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SEPULVEDA, Cristián y otros. Estructuras Agrarias y Reproducción campesina, Quito: Instituto de Investigaciones Económicas, PUCE, 1982, 294 pp. Desde inicios de la década del sesenta, se hace evidente un acelerado desarrollo capitalista en el agro que da lugar a que se implementen nuevas estrategias económicas y políticas en el campo. Cómo han afectado estas transformaciones al campesinado y a sus estrategias de reproducción social son los problemas que ocupan a los autores de esta compilación, quienes en sus artículos nos traen a discusión tanto política como académica tres temáticas en torno a la problemática agraria del Ecuador: el significado y limitaciones que la aplicación de la Reforma Agraria supone y que lejos de ser una solución real a la crisis del agro, la ha agudizado; la diferenciación socio-económica y campesina que se ha incrementado desde la Reforma Agraria, ha dado lugar a que la subsistencia del campesinado se vea amenazada frente al avance del mercado lo que ha conducido a que este sector adopte nuevas estrategias de reproducción; la articulación de la producción campesina al mercado debido a la expansión capitalista, lo cual ha producido un cambio en la racionalidad de la economía campesina, acogiéndose ésta a las determinaciones que el capitalismo no requiere. De los artículos presentados merecen especial atención los escritos por Cristián Sepúlveda que presentan un estricto tratamiento teórico sobre las políticas de desarrollo que el Estado implementa para transformar y ceñir la economía campesina a las necesidades del capital a través de la reestructuración del sistema productivo. Fernando Rosero por su parte, se preocupa por esclarecer la relación que con el desarrollo capitalista tiene la hacienda tradicional serrana, y como ante la nueva estrategia terrateniente la “economía campesino –comunal”, se convierte en la típica forma de producción campesina, desplazándose esta forma hacia las Cabeceras Parroquiales, como es el caso de las comunas de San Pablo del Lago en donde se realiza el estudio. No cabe duda que los artículos tanto los que hacen formulaciones teóricas como los que dedican su atención a análisis interpretativos en base a estudios de caso, contribuyen a la explicación y discusión académica y política de nuestra realidad agraria.
ECUADOR DEBATE, Número 1, Quito: Centro de Arte y Acción Popular, 1982, 167 pp. ECUADOR DEBATE, No. 1, Editado por el C.A.A.P.; se centra en el análisis y discusión sobre los problemas campesinos, es pues bajo esta óptica que se presentan disertaciones como: Ideología y desarrollo rural, Una visión sobre la reforma agraria, Los proyectos DRI, etc; enmarcados dentro de los lineamientos de una discusión sobre las políticas estatales, la acumulación capitalista, la maximización de la producción 113
campesina, etc. ECUADOR DEBATE, es un publicación que abre el diálogo sobre los problemas campesinos en el Ecuador, es también la denuncia en forma clara de las políticas estatales supuestamente de ayuda al campesino. En resumen es un libro que llama a la reflexión y a la lucha. Por otro lado, hace una acotación al problema de los salarios, el desarrollo, etc, lo cual nos permite entender en mejores términos el debate de la incorporación de diferentes grupos a la economía nacional, no tan sólo en términos económicos, sino sociales y políticos. Es también muy importante el análisis que se hace de la Reforma Agraria con el cual nos remite a la problemática de la tierra y su tenencia, problema que día a día enfrentan los campesinos y otros sectores. Finalmente, si bien es un cuestionamiento a todo lo anteriormente dicho, y dado que el título del libro es “Campesinado y desarrollo rural”, deja de lado temas de otros sectores agrarios del país, como es el caso de la sociedades de “foresta tropical”, lo cual esperamos sea retomado en otra publicación.
CARRASCO, Eulalia, La organización social y el Alcalde en Salasaca, Quito: Ediciones Mundo Andino, 1981, 185 pp. En este trabajo se plantea un análisis al interior de la Comunidad Salasaca (Pelileo-Tungurahua) insistiendo en su racionalidad y cosmovisión propia. Toma en cuenta la articulación económica, política, ideológica a través del Alcalde; asunto que se desarrolla como punto central. El trabajo gira alrededor de lo religioso relacionándolo con la organización total de la comunidad, su sistema de cargos, el parentesco y la fiesta. Abre una línea de aproximación al estudio de la Cultura Popular pues su énfasis está en el conocimiento histórico del presente, oponiéndose conceptualmente a las nociones de asimilación e integración. Queda para futuras elaboraciones la referencia a lo simbólico y a la precisión detenida de la base estructural y superestructural de los fenómenos religiosos campesinos.
GUERRERO, Andrés, Haciendas, Capital y Lucha de Clases Andina, Quito: Editorial El Conejo, 1983, 148 pp. Luego de la publicación de sus libros “La Hacienda Tradicional y la clase Terrateniente”, aparecida en 1976, y “Los Oligarcas del cacao” en 1980; Andrés 114
Guerrero nos presenta ahora su última obra, “Hacienda, Capital y Lucha de Clases Andina”, publicada por la editorial El Conejo y que trata, como reza su subtítulo, sobre la disolución de la Hacienda serrana y la lucha política en los años 1960 - 1964. En esta obra se profundizan aspectos mencionados ya por Fernando Velasco y por Guerrero, aunque nada más de una “manera intuitiva”, y que habrían de despertar el interés de otros estudiosos de esta clase de problemáticas, el identificar las causales y tendencias de esta transformación; esto, según el autor como una necesidad de conocer mejor la coyuntura de la década del 60 para poder explicar con mayor apego a la realidad, los problemas actuales tales como los cambios sufridos en la hacienda, en la clase terrateniente, nuevas estructuraciones del poder, etc. En este libro son rescatables varios aspectos, uno en el que se discuten los planteamientos hechos por Barsky y Murmis, quienes sostienen que las transformaciones agrarias se debieron a la “iniciativa” de un sector de los terratenientes, ante los incentivos del mercado y que supuestamente habrían modificado el proceso económico en la hacienda, se habrían cristalizado en fracciones de clase, provocando el desarrollo de las fuerzas productivas, siendo además los promotores de la Reforma Agraria. A estos planteamientos Andrés Guerrero contesta con que los cambios suscitados en aquella década se originaron por dos factores: la coyuntura política tanto a nivel nacional como internacional, y por una serie de movimientos campesinos que se dieron en esos años, ya que fue un período de serios antagonismos y conflictos sociales. Este libro constituye un verdadero aporte no solo en cuanto al enfoque que se da al análisis de la problemática sino también por los nuevos elementos que presenta y que permitirán, a partir de la lectura de este trabajo, conocer más a fondo ese período.
IBARRA, Hernán, Ecuador, Bibliografía Analítica Agraria: 1900-1982. Quito: Ediciones CIESE, 1982, 419 pp. Una bibliografía tiene como finalidad mostrar lo que se ha escrito sobre determinado tema, con el objeto de aligerar el trabajo de búsqueda de información. Ciertamente en el Ecuador se han realizado bibliografías sobre historia, economía, y otras, dedicadas parcialmente o accidentalmente al problema agrario. No obstante, existía un vacío en cuanto a un panorama general de la bibliografía sobre el agro ecuatoriano. Este vacío viene a ser llenado con la recopilación bibliográfica realizada por Hernán Ibarra que cubre sistemáticamente lo que se ha escrito en torno al agro en lo que va del Siglo XX. La utilidad de esta bibliografía se encuentra en la realización de breves 115
resúmenes que informan sobre el contenido de libros o artículos, así como las bibliotecas de Quito donde se puede localizar el material. Por otra parte una clasificación temática simple, incluye aspectos tales como historia agraria, migraciones, movimientos campesinos, reforma agraria, etc., que ayudan a buscar lo que interesa al lector. Aunque puede dar la sensación de que es un libro para especialistas, está dirigida al lector común, que sabrá a qué atenerse cuando quiera realizar consultas; y los especialistas o estudiantes que tratan problemas agrarios, tendrán referencias que ayudarán en su actividad cotidiana y evitarán repeticiones o búsqueda infructuosas. La Bibliografía Analítica Agraria es el resultado de la investigación sistemática que el CIESE ha efectuado en los últimos años sobre la estructura agraria y el campesinado ecuatoriano. De más de dos mil libros consultados, se han seleccionado aproximadamente mil títulos y cuatrocientos autores. Es sin duda la más completa y rigurosa bibliografía sobre el problema agrario, aún cuando se podrá decir “no son todos los que están, ni están todos los que son”.
FOLADORI, Guillermo, Polémica en torno a las teorías del campesinado, México: Instituto Nacional de Antropología e Historia y Escuela Nacional de Antropología e Historia, Colección Cuicuilco, 1981, 166 pp. En los últimos años se ha desarrollado entre los analistas del sector agrario -fuera y dentro del marxismo- una polémica acerca del destino de los campesinos y su papel en la transformación radical de la sociedad capitalista dependiente. De campesinistas y descampesinistas han sido calificados los autores que se inscriben en una u otra corriente y es mediante la discusión con unos y otros que Foladori establece su propia posición. Con el recurso de los censos de población, y teorizando sobre el fenómeno de la transformación de las relaciones de producción desde el interior de la economía campesina, el autor se adscribe dentro de la corriente descampesinista. Este libro es una contribución fundamental a la polémica entre campesinistas y descampesinistas, polémica que en alguna manera continúa planteada dentro de la Antropología Social Latinoamericana. Esta obra constituye un interesante esfuerzo de sistematizar la discusión generada al interior de la Antropología, sobre el desarrollo del capitalismo y su incidencia sobre el campesinado, desarrollado desde 1930. Sin embargo, la discusión parece caer en un callejón sin salida, seguir siendo campesino o convertirse en proletario no es la única alternativa que queda en el campo. Desde esta perspectiva, creemos que es válido profundizar en las formas de subordinación del trabajo campesino al capital, como la posible manera de desentrampar la polémica. 116
TRUJILLO, Jorge, Los obscuros designios de Dios y del Imperio: El Instituto Lingüístico de Verano en el Ecuador, Quito, Publicaciones CIESE, Centro de Investigaciones y Estudios Socio-económicos, 1981, 138 pp. En este estudio se reunen una serie de documentos que denuncian las actividades del Instituto Lingüístico de Verano/Wycliffe Bible Translators, en nuestro país, encubiertas en supuestos trabajos científicos de investigación lingüística y de la cultura de los pueblos indígenas, pero que significaron la conquista y conversión de los grupos étnicos a la maquinaria ideológico-religiosa de los misioneros, la que no puede entenderse, según el autor, dejando de lado los fundamentos económicos y políticos de los intereses del capital nacional y extranjero. La llegada de los misioneros del Instituto desde el año de 1953 estuvo auspiciada también por el Estado ecuatoriano que en todo momento estuvo dispuesto a entregar dinero y otras prebendas -hasta territorio (de Limoncocha)- para que libren de la ignorancia, atraso y barbarie a los grupos indígenas y poder incorporados a la sociedad nacional. Este trabajo aparte de dar una visión de esta gran empresa multinacional da los lineamientos más importantes para analizar no solamente esta organización sino todas las agencias de penetración y misiones religiosas que tienen su principal órbita de acción en los países del Tercer Mundo.
RUEDA, Marco Vinicio, La Fiesta Religiosa Campesina, Quito, Ediciones de la Universidad Católica, 1982, 395 páginas, 50 fotografías. El texto en cuestión es el resultado de una investigación realizada a partir de 1974 con la participación de un grupo de estudiantes del Departamento de Antropología. Partiendo de una reflexión teórica centrada en la religiosidad popular y andina como un momento importante de la cultura, se llega a la recopilación etnográfica referida a varias comunidades de la Sierra ecuatoriana en sus más significativas celebraciones, lográndose elaborar un calendario crono-geográfico de las principales fiestas campesinas de la región. Es de destacar que se logra el principal objetivo señalado cual es la sistematización de datos a nivel etnográfico, siendo éste el primer paso para una posterior explicación teórica de los fenómenos religiosos y culturales, que queda aún por hacerse.
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DAVIS, Shelton, Victims of the Miracle, London: Cambridge University Press, 1979, 205 pp. Un excelente trabajo para los interesados en la problemática de la amazonía en épocas contemporáneas. En un estilo poco ortodoxo, el autor nos hace un análisis de la Historia Económica del Brasil a partir de la Segunda Guerra Mundial, fundamentalmente poniendo énfasis en todos los procesos que se han venido dando en la región amazónica a partir de la política indígena brasilera y las consecuencias de la misma. Se analiza en forma muy detallada el impacto que la construcción de la carretera trans amazónica ha tenido y tiene para las poblaciones nativas. En este mismo contexto se expone el papel etnicida que ha jugado la FUNAI en relación con los pueblos amazónicos. El profesor Davis nos explica clara y muy documentadamente los intereses de las transnacionales para el “desarrollo” agrícola y ganadero de la amazonía de manera especial en los productos de exportación. El autor nos explica el tremendo costo social y ecológico que estos programas traen consigo y, paralelamente a ellos, la ninguna importancia que las poblaciones indígenas tienen para el gobierno brasileño. Del discurso del autor se desprende en forma clara y concluyente que todas las acciones que se dan en la amazonía no son casuales -como muchas veces se ha pretendido explicar- sino que ellas están íntimamente ligadas a procesos imperialistas de dominio. Concluye el autor del libro exponiendo las implicaciones de la política exterior norteamericana en torno a la amazonía. Como se dijo al inicio, un excelente trabajo el cual sin estar alineado en el discurso académico antropológico, no ha caído en el panfleto. Los documentos y las estadísticas que expone el autor le dan mucha seriedad y credibilidad a su libro.
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CONCLUSIONES DEL SEGUNDO CONGRESO DE NACIONALIDADES INDIGENAS DE LA AMAZONIA ECUATORIANA REALIZADO EN PUYO PASTAZA DEL 19 AL 21 DE NOVIEMBRE DE 1982
I.- FRENTE A LA COLONIZACION EN LA REGION AMAZONICA: El Segundo Congreso de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, considerando que la tierra es la base fundamental para la supervivencia de las Nacionalidades Indígenas que garantiza el desarrollo social, económico, político y cultural de los pueblos, resuelve: a) En vista de que no hay tierras que colonizar en la Región Amazónica por estar ocupadas desde tiempos inmemoriales por las nacionalidades Achuar, Shuar, Quichuas, Secoyas, Sionas, Cofanes, Huaoranis, etc. rechazamos todo proyecto de colonización programado por el Gobierno a través del IERAC, CREA, INCRAE, PREDESUR y otros organismos del Estado; por lo tanto exigimos al Gobierno Nacional la derogatoria de la Ley de Colonización en la Amazonía Ecuatoriana, porque con ello se pretende frenar la Reforma Agraria en la Sierra y volcar los problemas sociales y de tenencia de tierras a nuestra selva. b) Exigimos al Gobierno Nacional y a la Cámara Nacional de Representantes, la Derogatoria del Decreto 31,34-A del 4 de Enero de 1979, expedido por la Dictadura Militar, cuyo decreto faculta al CREA, para ejecutar programas de colonización en tierras habitadas desde siglos atrás por las nacionalidades Shuar y Achuar. c) Exigimos al Gobierno y al IERAC, que las posesiones de tierras indígenas desde tiempo ancestrales en la Amazonía Ecuatoriana sean legalizadas con prioridad en forma comunitaria, respetando sus límites tradicionales marcados por las mismas organizaciones indígenas, y sin costo de linderación por los derechos que nos asiste por tradición. d) Que el Gobierno Nacional derogue la ley de Seguridad Nacional; Ley de Fomento y Desarrollo Agropecuarios por atentar contra los intereses más caros del pueblo ecuatoriano y sus derechos legítimos e inalienables. e)
Rechazamos la política de colonización de las llamadas fronteras vivas que en definitiva desconoce totalmente la existencia de Nacionalidades indígenas que vivimos por siglos en la Amazonía del Ecuador, y además con esa política el Gobierno está aceptando tácitamente los límites impuestos por el ilícito Protocolo de Río de Janeiro.
f)
Que el Gobierno Nacional legalice en forma inmediata las tierras comunales de las 120
Nacionalidades indígenas, antes de dar concesiones a compañías multinacionales y transnacionales, ya sean éstas petroleras, madereras, compañías de palma africana, etc.; que destruyen la ecología de la Amazonía Ecuatoriana, contaminando el medio ambiente, ríos, atmósfera, provocando la extinción de animales y la riqueza forestal. Ello está causando graves enfermedades que afectan principalmente a los Secoyas, Sionas, Cofanes y Quichuas. g)
Exigimos al Gobierno Nacional que garantice la linderación y la legalización de tierras de comunidades indígenas que se encuentran en el sector fronterizo, ya que actualmente no se puede hacer ese trabajo por oposición de las fuerzas armadas, aduciendo zona de seguridad nacional.
II.- EDUCACION BILINGÜE INTERCULTURAL: a) Las Nacionalidades de la Amazonía Ecuatoriana, respaldamos las resoluciones tomadas en el Encuentro Nacional de Organizaciones Indígenas sobre Educación Rural, realizada en Cuenca, Sayausí del 6 al 10 de octubre de 1982. En cuyo evento entre otros aspectos se exige al Gobierno Nacional que el Ministerio de Educación y Cultura dé por terminado el Convenio existente con el Instituto de Lenguas y Lingüística -CIEI-, de la Universidad Católica y que los fondos destinados a ese Instituto mediante el Convenio pasen al Departamento de Educación Rural para la educación indígena. b) Que la Educación bilingüe intercultural esté directamente en manos de la CONFENIAE en coordinación con el Consejo Nacional de Coordinación Indígena CONACNIE, previo acuerdo y/o convenios con el Ministerio de Educación. c) Que en el Departamento de Educación Rural trabajen representantes de indígenas nombrados por la CONFENIAE, de igual forma en las Direcciones Provinciales de Educación. d) Que la Educación bilingüe intercultural, desde su iniciación sea laica y gratuita con carácter fiscal, sin que intervengan instituciones intermediarias. e) Que las Organizaciones Indígenas a través de la CONFENIAE, participen en la educación bilingüe en forma directa, en todas las instancias del proceso educativo con decisión política al más alto nivel. f) Los profesores bilingües deben ser preferentemente indígenas, también pueden ser no indígenas que tengan interés y compromiso con la causa indígena. g) Que el Ministerio de Educación atienda las solicitudes de creación de escuelas 121
primarias de enseñanza directa cuando los Shuaras lo soliciten. h) Que el Gobierno Nacional oficialice los idiomas de las diferentes nacionalidades indígenas y que lo ponga en práctica de acuerdo a la Constitución ecuatoriana.
III.- LA CONFENIAE FRENTE A LAS MISIONES RELIGIOSAS: ANTECEDENTES: En vista de que las Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, actualmente se encuentran sometidas a una evangelización domesticadora y conformista, que en definitiva ha causado el resquebrajamiento de las comunidades, el Segundo Congreso de la CONFENIAE, luego de un profundo análisis resuelve: a)
Que las misiones religiosas no utilicen la religión como un instrumento de control ideológico sobre los indígenas y se abstengan de crear organizaciones indígenas con membretes católico y protestante porque definitivamente deterioran la unidad indígena.
b)
Que las misiones religiosas hagan conocer previamente todos los convenios y acuerdos que tienen con el Estado Ecuatoriano que tengan relación con asuntos indígenas, como también de las ayudas financieras internacionales, pues a pretexto de evangelizar y civilizar tribus salvajes reciben cuantiosas sumas de dinero.
c)
Que las misiones religiosas deben salir de sus conventos para realizar trabajos de campo conjuntamente con las organizaciones, porque allí está el templo de Dios. Por lo tanto los misioneros deben preocuparse por entender a cabalidad la problemática socio-cultural de los indígenas y a partir de ese trabajo orientar la evangelización.
d)
Que las misiones religiosas cambien la metodología de trabajo de evangelización orientada únicamente a la parte espiritual aislándose de los problemas más importantes y sentidos de los indígenas como son el aspecto social, económico y cultural, para lo cual es necesario la participación directa de las mismas organizaciones en toda acción planificadora y programadora que efectúen los misioneros religiosos.
e)
Exigimos a las misiones no constituirse en especuladores de sus tierras, negociando a favor de colonos, desoyendo el clamor permanente de los dueños de la tierra.
f)
Que las misiones religiosas entreguen sus tierras a la brevedad posible a las comunidades y organizaciones indígenas. 122
g)
Que las misiones religiosas han suscrito un acuerdo intermisional con relación a los indígenas; exigimos que cumplan siempre y cuando no se opongan a las resoluciones tomadas por la CONFENIAE en el presente Congreso. Para lo cual es necesario que las misiones religiosas no miren y actúen con actitud paternalista creyendo aún de que los indígenas son incapaces, inmaduros e irresponsables, sino en términos horizontales de diálogo permanente con mira a que los mismos indígenas sean generadores de su propio cambio socio-económico, cultural y político.
h)
Que las misiones religiosas se inhiban de atacar a las organizaciones y a sus dirigentes tildándoles de comunistas sin ningún fundamento creando confusión en el pueblo indígena; actitud no digna de un misionero.
i)
Exigimos a las misiones católicas y protestantes no seguir publicando revistas, folletos, postales, con exhibiciones de los indígenas con fines propagandísticos y comerciales, ya que en la práctica esto constituye una forma de explotación y burla de la cultura indígena.
j)
Que las misiones religiosas se pronuncien clara y concretamente por el cumplimiento del Decreto 1159, que da por terminado el Convenio existente entre el Gobierno Nacional y el Instituto Lingüístico de Verano, como gesto solidario, justo y cristiano al clamor de las organizaciones populares del país.
IV.- LA CONFENIAE ANTE LAS COMPAÑÍAS MULTINACIONALES: En la Amazonía Ecuatoriana debemos destacar la presencia destructiva de las compañías petroleras encabezadas por TEXACO, los cultivadores de palma africana, principalmente “Palma Oriente” y “Empresa Shushufindi”; las compañías madereras; los productores de té; las empresas de turismo, etc. La acción de estas empresas ha significado: -
Despojo de tierra de los indígenas, como en el caso de las comunidades de San Pablo Huataraco, pertenecientes a UNAE,
-
Contaminación de los ríos como en el caso del Aguarico, cuyas aguas se han vuelto intomables, afectando principalmente a las comunidades Cofanes, Secoyas, Sionas, Quichuas,
-
Destrucción de la selva, mediante la tala indiscriminada de bosques y la formación de grandes latifundios, especialmente para la explotación de palma africana, 123
-
Reducción de los indígenas a la condición de peones asalariados,
-
Agresión cultural y corrupción de las comunidades indígenas por el dinero como incentivo a través del salario que ofrecen las Compañías lo que finalmente determina el abandono de la agricultura y de la familia por parte de muchos indígenas,
-
Aumento de enfermedades conocidas y presencia de otras nuevas,
-
Desertización del suelo, especialmente por la tala de las selvas, a fin de favorecer a las empresas cultivadoras de palma africana, con grave deterioro de la flora y fauna,
-
División de las comunidades y de las organizaciones indígenas.
Además las compañías han desatado activa propaganda acerca de que los pueblos indígenas son “salvajes”, “ignorantes” y “atrasados” para justificar su destrucción cultural, políticas de colonización adecuadas a sus intereses y finalmente el exterminio de los pueblos indígenas. El Segundo Congreso de la CONFENIAE ha llegado a las siguientes conclusiones en relación con lo que se debe afrontar como tareas más urgentes e inmediatas: 1. Promover a través de CONFENIAE la unidad y consolidación de las nacionalidades indígenas de la región, para lo cual deberá realizar seminarios específicos. 2. Promover la instrucción y en lo posible capacitación a través de las Federaciones integrantes de la CONFENIAE para la elaboración de proyectos, mejoramiento de programas de desarrollo comunitario. 3. Exigimos al Gobierno Nacional la publicación de los mapas y proyectos de Contratos Mineros y Petroleros. 4. Exigimos al Gobierno Nacional la participación de la CONFENIAE, en la adopción de proyectos, programas y políticas regionales en relación con tierras, hidrocarburos, minerales, explotación forestal, turismo, salud, etc. desde la proyección hasta la ejecución y evaluación. 5. Demandar la supresión de instituciones nacionales e internacionales que aplican la política de las multinacionales, como en el caso del CREA, PREDESUR, INCRAE. 6. Exigir del Gobierno la legalización de tierras comunitarias a comunidades 124
indígenas, antes de dar concesiones a multinacionales o poner en marcha planes de colonización. 7. Aplicar el principio de que en las tierras legalizadas solo se permitirá explotar recursos naturales, previa condición relativa a la asignación de fondos para proyectos de desarrollo en los campos de la producción, salud y educación. 8. Demandar del Gobierno la adopción de medidas concretas y urgentes a fin de combatir la contaminación ambiental, donde ésta se ha vuelto ya un problema grave. 9. Exigir de las autoridades correspondientes la aplicación de la obligatoriedad que tienen las empresas madereras y colonos de reforestar las áreas explotadas. 10. Rechazamos enérgicamente a DITURIS, otras empresas turísticas y toda planificación de turismo orientado a las nacionalidades indígenas, toda vez que atentan contra la dignidad y personalidad de las nacionalidades indígenas, mostrándonos como objeto de turismo, por lo que nos oponemos y nos mantendremos vigilantes al respecto.
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DECLARACION DE SAN JOSE SOBRE EL ETNOCIDIO Y EL ETNODESARROLLO Desde hace algunos años se viene denunciando en forma creciente en distintos foros internacionales, la problemática de la pérdida de la identidad cultural de las poblaciones indias de América Latina. Este proceso complejo, que tiene raíces históricas, sociales, políticas y económicas, ha sido calificado de etnocidio. El etnocidio significa que a un grupo étnico, colectiva o individualmente, se le niega su derecho de disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura y su propia lengua. Eso implica una forma extrema de violación masiva de los derechos humanos, particularmente del derecho de los grupos étnicos al respeto de su identidad cultural, tal como lo establecen numerosas declaraciones, pactos y convenios de las Naciones Unidas y sus organismos especializados, así como diversos organismos regionales intergubernamentales y numerosas organizaciones no gubernamentales. En forma cada vez más insistente las organizaciones representativas de diversos grupos indígenas en América Latina y los especialistas en el tema de que tratamos, han proclamado la necesidad de contrarrestar el etnocidio y de poner en marcha un proceso de auténtico etnodesarrollo, es decir, el establecimiento y la aplicación de políticas tendientes a garantizar a los grupos étnicos el libre ejercicio de su propia cultura. Respondiendo a esta demanda, la UNESCO convocó a una reunión internacional sobre etnocidio y etnodesarrollo en América Latina que, con la colaboración de FLACSO, se celebró en diciembre de 1981 en San José, Costa Rica. Los participantes en la reunión, indios y otros expertos, por tanto: 1)
Declaramos que el etnocidio, es decir el genocidio cultural, es un delito de derecho internacional al igual que el genocidio condenado por la Convención de las Naciones Unidas para la prevención y la sanción del delito del genocidio de 1948.
2)
Afirmamos que el etnodesarrollo es un derecho inalienable de los grupos indios.
3)
Entendemos por etnodesarrollo la ampliación y consolidación de los ámbitos de cultura propia, mediante el fortalecimiento de la capacidad autónoma de decisión de una sociedad culturalmente diferenciada para guiar su propio desarrollo y el ejercicio de la autodeterminación, cualquiera que sea el nivel que considere, e implican una organización equitativa y propia del poder. Esto significa que el grupo étnico es unidad político-administrativa con autoridad sobre su propio territorio y capacidad de decisión en los ámbitos que constituyen su proyecto de desarrollo dentro de un proceso de creciente autonomía y autogestión. 126
4)
Desde la invasión europea los pueblos indios de América han visto negada o distorsionada su historia, a pesar de sus grandes contribuciones al progreso de la humanidad, lo que ha llegado a significar la negación de su existencia. Rechazamos esta inaceptable falsificación.
5)
Como creadores, portadores y reproductores de una dimensión civilizatoria propia, como rostros únicos y específicos del patrimonio de la humanidad, los pueblos, naciones y etnias indias de América son titulares colectiva e individualmente de todos los darechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, hoy amenazados. Nosotros los participantes en esta Reunión exigimos el reconocimiento universal de todos estos derechos.
6)
Para los pueblos indios la tierra no es sólo un objeto de posesión y de producción. Constituye la base de su existencia en los aspectos físico y espiritual en tanto que entidad autónoma. El espacio territorial es el fundamento y la razón de su relación con el universo y el sustento de su cosmovisión.
7)
Estos pueblos tienen derecho natural e inalienable a los territorios que poseen y a reivindicar las tierras de las cuales han sido despojados. Lo anterior implica el derecho al patrimonio natural y cultural que el territorio contiene y a determinar libremente su uso y aprovechamiento.
8)
Constituyen parte esencial del patrimonio cultural de estos pueblos su filosofía de la vida y sus experiencias, conocimientos y logros acumulados históricamente en las esferas culturales, sociales, políticas, jurídicas, científicas y tecnológicas y, por ello, tienen derecho al acceso, la utilización, la difusión y la transmisión de todo este patrimonio.
9)
El respeto a las formas de autonomía requeridas por estos pueblos es la condición imprescindible para garantizar y realizar estos derechos.
10)
Además, las formas propias de organización interna de estos pueblos hacen parte de su acervo cultural y jurídico que ha contribuído a su cohesión y el mantenimiento de su tradición socio-cultural.
11)
El desconocimiento de estos principios constituye una violación flagrante del derecho de todos los individuos y los pueblos a ser diferentes, y a considerarse, y a ser considerados como tales, derecho reconocido en la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales adoptada por la Conferencia General de la UNESCO en 1978 y por ello debe ser condenado, sobre todo cuando crea un riesgo de etnocidio.
12)
Además crea desequilibrio y falta de armonía en el seno de la sociedad y puede llevar a los pueblos al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión y a poner en peligro la paz mundial y, consecuentemente, es contrario a 127
la Carta de las Naciones Unidas y al Acta Constitutiva de la UNESCO. Como resultado de sus reflexiones, los participantes hacen un llamamiento a las Naciones Unidas, la UNESCO, la OIT, la OMS y la FAO así como a la Organización de los Estados Americanos y al Instituto Indigenista Interamericano, a que tomen todas las medidas necesarias para la plena vigencia de los principios precedentes. Los participantes dirigen este llamamiento a los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a los Organismos especializados arriba mencionados, para que vigilen con especial atención el cumplimiento de estos principios; asimismo, para que colaboren con las organizaciones internacionales, intergubernamentales, no gubernamentales, de carácter universal y regional, incluyendo en particular a las organizaciones indígenas, para facilitar la realización de los derechos fundamentales de los pueblos indios de América. Este llamamiento se hace extensivo también a los responsables de los poderes legislativo, ejecutivo, administrativo y judicial, y a todos los funcionarios pertinentes de los países americanos, para que en la vida diaria procedan siempre en confonnidad con los principos enunciados. Los participantes apelan a la conciencia de la comunidad científica, y de los individuos que la conforman, sobre la responsabilidad moral que tienen a fin de que sus investigaciones, trabajo y prácticas, así como las conclusiones a que lleguen, no puedan servir de pretexto para falsificación e interpretaciones que perjudiquen a los pueblos, naciones y etnias indias y, Finalmente, señalan a este respecto la necesidad de dar la participación debida a los representantes auténticos de los pueblos, naciones y etnias indias en todo lo que pueda afectar su destino.
San José, 11 de diciembre de 1981
Siguen firmas de los participantes
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Quito, Junio 14 de 1983 Señor Dr. Alvaro Pérez Intriago PRESIDENTE DEL TRIBUNAL DE GARANTIAS CONSTITUCIONALES Quito.-
Señor Presidente: La Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana CONFENIAE, de conformidad a las indicaciones dadas por el Tribunal de Garantías Constitucionales mediante Oficio No. 151-TGC-P y No. 160-TGC-P del 27 de Mayo y 7 de Junio del año en curso, por este intermedio formaliza la denuncia que con anterioridad lo ha venido haciendo ante el Tribunal sobre la ocupación realizada por el ejército de la Brigada No. 20 Pastaza a las comunidades Indígenas de la Provincia de Pastaza. Denunciamos en forma concreta que el día 18 de Mayo de 1983, varios camiones del Ejército trasladaron, aproximadamente a las 7 a.m. cerca de un centenar de militares armados de metralletas pertenecientes a la Brigada No. 20 Pastaza, quienes procedieron a ocupar en forma violenta a las comunidades indígenas de Playas, Amazonas y Santa Ana, acto seguido irrumpieron en casas indígenas iniciando los interrogatorios a niños, mujeres y hombres sobre supuestos cargamentos de armas existentes en la Zona y de grupos guerrilleros indígenas supuestamente ligados a la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza OPIP. Practicaron allanamientos de casas a altas horas de la noche sorprendiendo a mujeres indígenas con preguntas antes señaladas, mantuvieron estricta vigilancia a los indígenas cuyas familias soportaron dificultades de aprovisionamiento de alimentos de las chacras. La presencia militar duró cerca de 15 días. Es preocupante la situación por cuanto dirigentes de la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza siguen siendo objeto de hostigamiento y persecución de parte de la inteligencia militar. Denunciamos que el día lunes 30 de Mayo, agentes militares llegaron a la Comunidad de Santa Ana donde sus habitantes se encontraban haciendo minga de la comunidad, luego de algunos actos provocativos, cuando la gente reaccionó alarmada, hicieron algunos disparos de armas de fuego poniendo en grave peligro vidas indígenas, y luego dichos agentes retornaron a la Brigada. Los agentes militares responsables de 129
estos hechos son los señores Mauricio Mosquera y Pedro Salán. Frente a tal situación, el Compañero Oswaldo Guatatuca, miembro de la comunidad de Santa Ana salió a la ciudad del Puyo para poner en conocimiento del Señor Gobernador de Pastaza lo acontecido, y cuando se disponía a retornar a su comunidad el día 31 de Mayo, cerca a la 1 p.m. de la tarde, fue detenido por miembros de la inteligencia militar, quienes luego de maltratarlo lo condujeron al Cuartel de la Brigada 20 Pastaza, donde le torturaron salvajemente para luego el día 1 de Junio encarcelarlo como si fuera un vulgar delincuente en la cárcel del Distrito 16 de Policía Pastaza, por disposición del Comandante de la Brigada No. 20 Pastaza, Coronel de Estado Mayor Leonardo Guzmán. Ante estos hechos que carecen de fundamento, se ha podido obtener la libertad del compañero Oswaldo Guatatuca mediante Recurso de Habeas Corpus. Actualmente pesa sobre el Compañero Guatatuca la amenaza de muerte advertido por los agentes militares si él hacía declaraciones en torno a la tortura que fue sometido. Las torturas realizadas al compañero Guatatuca fueron con el objeto de investigar sobre la supuesta existencia de guerrilleros indígenas y cargamento de armas. Como antecedentes que agravan esta situación, tenemos algunas denuncias realizadas en contra de la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza y, acusándoles sin fundamento alguno, como grupos subversivos y traficantes de armas para supuestos guerrilleros indígenas. Entre estos denunciantes están el Sr. Agrónomo Antonio Salazar, exgobernador de la Provincia quien mediante oficio del 21 de Abril de 1983 y como presidente del Centro Agrícola Pastaza, manifiesta al Sr. Gobernador que dirigentes de OPIP y miembros de las comunidades indígenas son portadores de armas de fuego incluído “fusiles”. Esta afirmación la hace al denunciar una situación intrascendente que fue solucionada sin problemas ante la Jefatura Zonal del IERAC de Pastaza. Por otro lado, podemos notar el Oficio No. 64 TPMT, enviado por el Sr. Carlos Garrido Teniente Político de la Parroquia Madre Tierra donde hace conocer al Sr. Gobernador con fecha 18 de Mayo, sobre supuesto tráfico de armas en canoa por parte de shuaras, también implica a dirigentes de OPIP, compañeros Hernán Flores y Héctor Villamil como supuestos promotores de propiciar la subversión en la zona, en ese mismo comunicado manifiesta claramente que el señor Representante de la Provincia, es decir el Diputado Guillermo Kubes, envió unos oficios para que firmen los colonos con el fin de pedir protección al Ministerio de Gobierno y al de Defensa, también el señor Luis Cárdenas, Teniente político de Madre Tierra hace denuncias ante el Gobernador sobre supuestos movimientos guerrilleros indígenas en Pastaza. Estos son los antecedentes previos a la ocupación militar a las comunidades indígenas antes señaladas.
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Copias de dichos documentos lo hemos pedido en la Gobernación de Pastaza y lo adjuntamos al presente para su conocimiento y estudio. Como Ud. verá Sr. Presidente, las acusaciones que se hace al pueblo indígena de Pastaza son graves, y va dejando como saldo lo denunciado ante Ud. y son profundamente preocupantes cuando estos hechos responden a calumnias y denuncias sin fundamento realizadas con el solo propósito de destruir a las organizaciones indígenas de la Región, especialmente a la OPIP, base de la CONFENIAE, por lo que constituye una abierta violación de los derechos humanos, atentatorio a la supervivencia individual y colectiva del pueblo indio y al derecho de organizarnos libremente. Por todo le expuesto planteamos: La conformación urgente de una Comisión Investigadora de los hechos que esté integrada por delegados del Presidente de la República, Tribunal de Garantías Constitucionales, Cámara Nacional de Representantes, Ministerio de Defensa, Comisión de Derechos Humanos y organizaciones indígenas del País. Que la Comisión Investigadora se traslade al lugar de los hechos, es decir a las comunidades indígenas ocupadas por el Ejército y escuche de los indígenas la verdad de lo sucedido. Que la Comisión se entere de las declaraciones del Compañero Oswaldo Guatatuca, por voz propia, de la forma en que fue torturado por agentes militares de la Brigada 20 Pastaza, de igual forma que escuche al Sr. Eduardo Ulcuango quien también fue torturado barbaramente, por las mismas causas antedichas en el mismo cuartel. Planteamos que los denunciantes en contra de la Organización Indígena como son los señores Antonio Salazar, los Tenientes Políticos de Madre Tierra y de Veracruz, incluso el mismo Sr. Representante de Pastaza sean citados por la Comisión Investigadora para que demuestren con claridad aquello que acusan al pueblo indio de Pastaza en presencia de los dirigentes indígenas de Pastaza, de la misma manera que dicha Comisión cite a todas las personas implicadas en estos hechos y que los culpables sean sancionados ejemplarmente. El Pueblo indio de Pastaza, a su vez está dispuesto a demostrar públicamente que nada tiene que ver en aquello que se nos quiere inculpar maliciosamente, de la misma manera no permitiremos que atentados en contra de la integridad de nuestro Pueblo queden en la impunidad. Hechos como el de Pastaza jamás pueden darse en un régimen democrático, por cuanto tales actitudes constituyen una violación a la Carta Política del Estado. Para los trámites de Ley de la presente denuncia firmo y juntamente con el abogado respectivo. 131
Atentamente. Alfredo Vitery Cualinga PRESIDENTE DE LA CONFEDERACION DE NACIONALIDADES INDIGENAS DE LA AMAZONIA ECUATORIANA “CONFENIAE”
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LINCANGO ROMERO, Rosa, et. al., Ensayos de Historia publicados en homenaje al pueblo de Zámbiza en ocasión de su aniversario de 391 años de Parroquia, Zámbiza, Mimeo, Colección personal. Breve reseña de la Historia del pueblo de Zámbiza en la época previa a su declaración como parroquia del Cantón Quito. En lenguaje sencillo se dan una serie de datos históricos relacionados especialmente con la actividad de los obrajes que allí existieron. La parte sustancial de la publicación está a cargo de Frank Salomon quien hace una pequeña biografía de Don Pedro de Zámbiza.
GONZALEZ POZO, Arturo, Monografía de la Provincia de Bolívar, Quito: Talleres Gráficos Nacionales, 296 pp. Biblioteca del Banco Central del Ecuador. La primera parte del libro contiene algunos datos y referencias sobre los pobladores precoloniales de la Provincia de Bolívar: los Chimbus y las diferentes etnias que habitaban en esta región. Una parte bastante corta y sin sustentación etnohistórica. Se relata algunos aspectos del Corregimiento de Chimbo y luego de la época de la independencia. Hay un censo de población por “razas”. Se describe cada uno de los cantones y de las parroquias, con acentuación en aspectos particulares de personas o grupos de poder. La segunda parte sobre aspectos generales incluye temas sobre las vías de comunicación, telégrafo, agricultura, sobre industrias: el aguardiente, etc. Se describe a los hombres y mujeres ilustres de la Provincia y el libro acaba con poesías de autores bolivarenses.
PEREZ, Aquiles R., Los Chimbos, Quito, Editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1982, 164 pp. Biblioteca de la Casa de la Cultura, Quito. Este trabajo trata de llenar un vacío en la investigación histórica de los grupos étnicos de la Sierra, tal es el caso de los Chimbus, asentados en la Cuenca del Río Chimbo. Luego de la puntualización del hábitat ecológico, el autor hace un recorrido crítico de la suerte del territorio de Chimbo en la prehistoria, la protohistoria, colonia, independencia y república utilizando como fuentes a Alcedo, Vásquez de Espinosa, el P. Juan de Velasco y las Relaciones Geográficas de Indias. El aporte central de este libro está en la recolección de topónimos y antropónimos de los pueblos indígenas Chimbus obtenidos de documentos coloniales y su posterior análisis lingüístico por parte del autor.
BANCO CENTRAL DEL ECUADOR (FODERUMA), Proyecto de Desarrollo rural marginal Bolívar, Quito, Manuscritos: 3 tomos, 1982, 597 pp. 134
La primera parte del trabajo se refiere al origen y desarrollo del proyecto, resume, también, los criterios que han guiado la formulación del diagnóstico y el proyecto mismo. La segunda parte constituye el diagnóstico. Este estudio representa un trabajo preliminar para describir y analizar la situación socioeconómica de la población campesina comprendida en la zona del proyecto, el Cantón Guaranda de la provincia de Bolívar. Se plantea que este trabajo preliminar servirá de base para un continuo trabajo de análisis y reflexión conjunta con las organizaciones campesinas que se beneficiarán por las acciones del proyecto. La tercera parte detalla la forma en que se determinaron las acciones a realizarse y describe el contenido de cada una de ellas, la labor prevista no constituye una formulación definitiva de un proyecto de desarrollo integral -es un conjunto de acciones ampliatorias, en algunos sectores, e iniciales, en otros, que representan la fase actual de lo que será un proceso de planeación y ejecución permanentes-. Por último, en la parte cuarta, se reúnen como anexos los documentos e información pertinentes al proyecto Bolívar.
COBA ROBALINO, José María, Crónica de la Parroquia de San José de Minas, y en lo posible crónica general de toda la República del Ecuador, con algunas narraciones no publicadas ni en historias, ni en folletos, ni en periódicos. Abraza desde los tiempos prehistóricos de la Región Peruchana hasta nuestros días, Año 1924, Inédito, Iglesia de San José de Minas, 399 páginas manuscritas. Consta de 10 capítulos que comprenden aspectos de la historia regional desde la época de la conquista hasta 1912, relatos de tradiciones y fiestas, genealogías de personas y familias minenses, datos detallados sobre el desarrollo del pueblo. Destaca los conflictos entre la Iglesia y el liberalismo local durante la época de la revolución liberal.
CUEVA, Héctor, Apuntes monográficos de San José de Minas, Macas, mimeografiado, Colegio Nacional “Don Bosco”, 1970, Iglesia de San José de Minas. Utiliza como fuentes el trabajo de Coba Robalino, la Historia General de O. Efrén Reyes y la Historia del Ecuador de González Suárez. Consta de ocho capítulos en los que se destacan aspectos geográficos climáticos, división política, economía local, haciendas, vías de comunicación, personalidades locales, etc. 135
VITERI, Ramón, Monografía de la Parroquia de Puéllaro, Copia textual por el párroco Remigio Dávila, 1938, Casa Parroquial de la Iglesia de Puéllaro. Contiene información sobre la historia de la Parroquia: origen y fundación, familia primitiva, estado de civilización, primeros sacerdotes, terremotos y derrumbes, adelantos, etc.; geografía, geología, topografía, hidrografía, clima; cultivos, mineralogía comercio e industrias, oficios y profesiones; división política; propiedad de la tierra; producción agrícola e industrial. Contiene además un anexo bajo el título: Relación histórica del más curioso intento sericícola que el Dr. J. M. Rodríguez llevó a la práctica en Puéllaro.
BAZANTE, Rafael, El corregimiento de Chimbo, Guaranda, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Bolívar, 1979, 78 pp. Biblioteca de la Casa de la Cultura, Núcleo de Bolívar. Reedición de una publicación de carácter histórico realizada en 1934. Su autor, chimbeño de origen, intenta hacer una síntesis histórica del actual Cantón Chimbo, tomando como fuentes coloniales a la Historia de Juan de Velasco y González Suárez y los libros parroquiales a partir de 1628. El estudio hace referencia a la creación y evolución del Corregimiento de Chimbo, desde 1535, luego del Cantón Chimbo, desde 1855, y de la Provincia de Bolívar en 1884. Se presentan datos sobre agricultura, industrias, comercio y vías de comunicación.
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