SOCIOLOGÍA. Cuaderno Nº. 3

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PRESENTACIÓN Es muy grato para la Dirección de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador presentar el tercer número de su Revista Cuadernos Sociológicos. La propuesta de esta publicación se inscribe dentro de una clara política académica de nuestra Escuela, la misma que busca generar un espacio que cubra tres necesidades impostergables para nuestro desarrollo académico: l.- Promover la producción teórica al interior de la Escuela, tanto entre los profesores como entre los estudiantes. 2.- Construir una cultura de reflexión y debate acerca de temas teórico-sociales que preocupan a todos los que hacemos esta comunidad. 3.- Lograr que la Escuela tenga presencia teórica y académica en la sociedad ecuatoriana. Son estas tres tareas las que se quieren impulsar con este esfuerzo colectivo. Los trabajos publicados en esta edición intentan abrir un diálogo entre los autores y el público, acerca de varios temas de preocupación actual, cuyo ámbito de interés va desde reflexiones sociológicas ligadas a debates políticos y culturales hasta contenidos que tienen un carácter más bien de sociología filosófica. El abanico de preocupaciones presentes en este número muestra la riqueza intelectual que se gesta al interior de nuestra unidad académica, lo cual nos complace sobre manera. Estamos convencidos que el esfuerzo puesto en este proyecto editorial alimentará la vida académica e intelectual de nuestra Escuela, por tal motivo agradezco el trabajo colectivo que tanto profesores como alumnos han entregado en el afán de dar a luz esta publicación. Así también nuestros agradecimientos al Centro de Estudios Latinoamericanos y al Decanato de la Facultad por apoyar nuestros proyectos. Finalmente me permito invitar a todos los miembros de esta comunidad académica a contribuir con sus investigaciones para garantizar la continuidad de la revista Cuadernos Sociológicos.

Natalia Sierra Directora de la Escuela de Sociología

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PRESENTACIÓN COMITÉ

La revista de la Escuela de Sociología de la PUCE “Cuadernos Sociológicos” No.3 que en esta ocasión ponemos en consideración del lector es el resultado del trabajo de varios profesores y estudiantes de la escuela que desde distintas perspectivas investigativas se encuentran trabajando una diversidad de temáticas que van desde la migración internacional hasta los límites de la democracia y la crítica a los enfoques tradicionales del desarrollo en nuestros países. En el presente número de la Revista existen varios ejes temáticos que aglutinan los respectivos artículos. Uno de estos ejes muestra una clara preocupación por el análisis de los límites del enfoque tradicional del desarrollo y las distorsiones asociadas a las prácticas de “intervención” de las entidades encargadas de los programas y proyectos de desarrollo. En el estudio de dichas distorsiones se apela al análisis del discurso. En esta misma línea, aunque partiendo de conceptos diferentes, se critica el enfoque tradicional del desarrollo desde la perspectiva del “desarrollo local” y se introducen nuevas dimensiones de análisis, como la dinámica poblacional. En este caso se intenta enriquecer o, por lo menos, volver más explícita la relación entre desarrollo local y dinámica poblacional. Este último artículo se inscribe en el debate reciente sobre el desarrollo local y sus vínculos con la democracia y la descentralización. Un segundo eje agrupa artículos que abordan los límites de la democracia o, más precisamente, los límites de los procesos de democratización en nuestras sociedades. En esta línea uno de los artículos (“En busca de la democracia: la defensa como un bien público” de Bertha García G.) reflexiona en torno a las relaciones entre fuerzas armadas, sociedad y Estado. Se argumenta que en nuestro país “específicas relaciones civil-militares han llevado a que importantes espacios, especialmente aquellos que refieren a la seguridad y la defensa queden excluidas de la política, como dominio impersonal y soberano del ciudadano. Esta exclusión ha permitido el mantenimiento de rasgos del estado patrimonialoligárquico y corporativo e impedido el pleno funcionamiento del estado de derecho, constituyendo entre otras cosas la base de la crónica inestabilidad política del Ecuador”. En tercer lugar, un grupo de artículos de la Revista se relacionan con problemáticas “emergentes” y que llaman la atención en el contexto geopolítico y económico actual. En este sentido, problemáticas como la migración internacional, que en el pasado fue abordada únicamente desde la perspectiva demográfica o del funcionamiento del mercado de trabajo, en la actualidad es analizada desde la perspectiva de la sociología 8


de la cultura e incluso desde los enfoques de los derechos humanos y los movimientos sociales. La revista, en esta línea, recoge un artículo que además de examinar el tema de las trasnacionalización de las redes sociales de los migrantes, se ocupa del análisis de una de las principales organizaciones de migrantes en el Ecuador. Finalmente, en la perspectiva de abrir nuevos campos de investigación y dada la íntima relación entre, por una parte, la sociología y la filosofía y, por otra, entre sociología y cultura popular, se incluyen dos artículos novedosos: uno de ellos dedicado a la música popular y otro a los enfoques filosóficos de Marx y Wittgenstein.

Comité Editorial

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PROCESOS ORGANIZATIVOS DE LOS FAMILIARES DE MIGRANTES POR SUS DERECHOS: La Asociación Rumiñahui 1 “Un fantasma recorre el mundo y es el fantasma de la migración. Todas las potencias del mundo antiguo se han aliado en una despiadada operación para impedirla, pero el movimiento es irresistible. Antonio Negri y Michael Hardt2” Paola Moreno y María Sol Rodríguez

INTRODUCCIÓN Marcadas por el signo de lo inevitable se puede coincidir con Negri y Hardt (2002) que las migraciones transfronterizas contemporáneas nunca han tenido tanta importancia como en los últimos cinco años. Y es que en el Ecuador, desde finales de los 90, debido a la crisis política y económico - financiera, se vive una nueva fase migratoria, marcada por dos características: 1) el aumento de la migración a magnitudes sin precedentes (en el 2000 la migración neta fue la más alta de la historia: 148 367 personas3); y 2) el establecimiento de nuevas rutas: hacia España, Holanda e Italia, y a través del Océano Pacífico directamente a México y Centro América. Contexto global A pesar de que durante todo el siglo XX las migraciones fueron un fenómeno constante, se han convertido en las últimas décadas, en todo el planeta, en una realidad que ha asumido características nunca antes vistas. La migración internacional pasó a ser una forma de vida, transformando la economía, la cultura, la política de las sociedades que los migrantes y sus círculos cercanos ponen en contacto. Así, la migración contemporánea, inmersa en el juego de funcionalidades y disfuncionalidades de la globalización, ya no puede ser asumida solamente como un flujo de personas, sino que su complejidad demanda comprenderla también como un 1

El presente artículo está basado en la investigación titulada “Consecuencias de la migración transnacional en la calidad de vida de los familiares de migrantes: el caso de la Asociación Rumiñahui”, realizada por las autoras entre junio del 2001 y diciembre del 2003 para la obtención del título de licenciatura en sociología del desarrollo. Para efectos de este artículo se ha procurado centrar y profundizar el análisis en la Asociación Rumiñahui como parte de un movimiento social de defensa de los derechos de los migrantes. 2 Antonio Negri y Michael Hardt, Imperio, Buenos Aires, Editorial Paidos, 2002, p. 201. 3 Brad D Jokisch, “Desde Nueva York a Madrid: tendencias de la migración ecuatoriana” en Revista Ecuador Debate, #54, diciembre 2001, Quito, CAAP, p. 66.

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importante intercambio de bienes, materiales y simbólicos, de recursos económicos, culturales, sociales y políticos4; intercambio mediante el cual se consolidan nuevos espacios y relaciones sociales que superan las fronteras nacionales, y que devienen transnacionales. Por esto, la reflexión en torno a la migración ha planteado en los últimos años nuevas categorías para entender este proceso. Diversos estudios coinciden en referirse a la actual tendencia migratoria como transmigración, o migración transnacional5, definiéndola como el ...proceso por el cual migrantes forjan y sostienen múltiples relaciones sociales que unen sus sociedades de origen y asentamiento y crean campos que trascienden fronteras geográficas culturales y políticas.6 Y al referirse a la migración transnacional, es necesario incorporar al análisis la categoría de redes, misma que permite entender la dinámica de las relaciones interpersonales en las que están inmersos los migrantes y sus familias, así como las estrategias, alianzas, intercambios y flujos que se dan en los procesos migratorios. Las redes que se forman en los procesos de migración transnacional no sólo devienen estrategias que permiten al migrante enfrentar su situación de vulnerabilidad y, por tanto, adaptarse con mayor éxito a la nueva sociedad 7, sino que además transforman la realidad inmediata de las familias de los migrantes, pues éstas actúan en escenarios en los que se da la conjunción de realidades diversas. Y es en estos espacios -que generan su propia estructura de instituciones, identidades y actitudes- que se recrean los proyectos de vida, valoraciones y significados de dichas familias. PROCESOS ORGANIZATIVOS DE LOS FAMILIARES DE MIGRANTES: UN MOVIMIENTO SOCIAL EN AUGE. Es en el contexto global mencionado que la migración trasnacional y sus consecuencias cobran un auge inusitado en el país y se sitúa en el centro de las preocupaciones nacionales. Así, el presente artículo pretende contribuir al tratamiento del complejo tema de la migración transnacional y las transformaciones que la misma ha producido desde una perspectiva hasta ahora escasamente abordada, la de los familiares de 4

Alejandro Canales y Christian Zlolniski “Comunidades transnacionales y migración en la era de la globalización”, en Simposio sobre migración internacional en las Américas, San José, Costa Rica, 4 - 6 de septiembre 2000, OIM, CEPAL, pp. 6.3.3 - 6.3.4. 5 Confrontar Alejandro Canales y Christian Zlolniski, op. cit; Luis Guarnizo y Arturo Sánchez, “Emigración colombiana a los Estados Unidos: Transterritorialización de la participación política y socioeconómica”, en Estados Unidos Potencia y Prepotencia, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1998; 1998; Francisco Alba, “Migración internacional, integración y convergencia económica”, en Simposio sobre migración internacional en las Américas, San José, Costa Rica, 4 - 6 de septiembre 2000, OIM, CEPAL p. 6 Luis Guarnizo y Arturo Sánchez, op. cit., p. 297. 7 Cfr. Teófilo Altamirano, Éxodos peruanos en el exterior, Lima, Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 1992; Alejandro Canales y Christian Zlolniski, op. cit.; Stephen Castles. “La era inmigratoria. Cultura, incertidumbre y racismo”, en Revista Nueva Sociedad, N° 127, septiembre - octubre 1993, pp. 48 - 59.

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migrantes y su acción colectiva para enfrentar la vulnerabilidad producida por la partida de sus familiares. Así, se tratará a continuación el auge de un movimiento social que busca reivindicar los derechos de los migrantes, dando especial énfasis al estudio de la Asociación de Familiares de Migrantes “Rumiñahui - 9 de Enero” (a la que de aquí en adelante se referirá como Asociación Rumiñahui) por cuanto es una organización que ha logrado posicionar el tema de la migración como una preocupación central en el debate de organizaciones civiles y políticas a nivel nacional, además de que ha contribuido a lograr reivindicaciones para los migrantes y sus familias, en los temas de legalizaciones y derechos humanos. En el caso de la migración transnacional en el Ecuador, la conformación de redes ha generado espacios y procesos en los que se ven involucrados los familiares de migrantes, sobretodo en lo que respecta a procesos organizativos relacionados con las diversas reivindicaciones en torno al problema de la migración, los cuales han propiciado la reelaboración (y en muchos casos la producción) de conductas, relaciones e imaginarios relativos a la transmigración, que han permitido a los familiares afectados asumir su realidad de manera diferente. Y es que un movimiento social se conforma justamente donde las voluntades colectivas sobre el orden social no incluyen ni representan a todos los actores que conforman una sociedad, y donde se ha socializado la experiencia de exclusión y de pérdida de referentes, vivida individualmente. Al respecto, en la revisión de la producción teórica sobre movimientos sociales de esta década realizada por Augusto Barrera, se habla del surgimiento de una nueva oleada de movimientos sociales y acción colectiva como respuesta a la agudización de la exclusión económica, social política y cultural resultante del ajuste neoliberal, y al consecuente desencanto generalizado hacia las democracias existentes. Así, a diferencia de los movimientos sociales de los años 80 “democráticos, plurales y particularistas”, irrumpen movimientos como el Zapatista en México y los Sin Tierra de Brasil, entre otros, catalogados como movimientos antisistémicos de la globalización (Barrera, A; 2001; 44; 45), ya que “sus protestas comienzan a ser inmanejables intrasistémicamente en medio de un ciclo caracterizado por un indetenible proceso de polarización social.”8 Así, respondiendo a esta tendencia, a partir de que la problemática generada alrededor de la migración en nuestro país cobrara un protagonismo inusitado, se da lugar al fortalecimiento de los movimientos sociales, también ONG‟s y otras organizaciones sociales y de la iglesia vinculadas a los migrantes, así como al surgimiento de asociaciones de migrantes dedicadas a defender sus derechos y reivindicaciones y los de sus familiares, generando una red alrededor de la migración y de los actores 8

Fernández, 1995, citado en Augusto Barrera, Acción colectiva y crisis política, Quito, Centro de Investigaciones CIUDAD, 2001 ibíd., p. 51.

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directamente afectados por tal proceso. Es en este contexto de interacción de movimientos sociales que se enmarca la Asociación Rumiñahui, como un actor importante en el proceso de construcción de alternativas y propuestas frente al problema de la migración, como se verá más adelante. Además de las diversas asociaciones de migrantes y de familiares de migrantes existentes en el país9, se han institucionalizado espacios permanentes para la discusión y la colaboración conjunta sobre la temática de la migración, como el Taller Nacional de Migración y el “Plan Migración, Comunicación y Desarrollo”, mismo que está conformado -de inicio- por siete organizaciones, cuatro en el Ecuador: ALER, FEPP (Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio), ILDIS (Instituto Latinomericano de Investigaciones Sociales) y la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; y en España: Caritas, que apoya financieramente el proyecto, el Colectivo “Deuda Externa - Deuda Eterna” y Radios Comunitarias de España. La existencia de intereses y expectativas comunes en torno a los migrantes y sus familias, no sólo ha llevado a que entre los actores mencionados se delimiten objetivos de trabajo similares en torno al tema (tal como el Plan y el Taller, mencionados arriba), sino además a que se construyan referentes sobre la migración, con los cuales se identifican y en función de los que se movilizan. Sin embargo, el hecho de que en esta red se interrelacionen una multiplicidad de actores, y por ello entren en contacto diversas estrategias y dinámicas de movilización de recursos, implica que al interior de ésta se dé un complejo proceso de reelaboración de identidades, mismos que influyen y enriquecen las dinámicas y los discursos de los diversos actores partícipes de la red, en su particular modo de proceder. Por ello, optar por estudiar al conjunto de organizaciones que trabajan el tema de la migración desde la perspectiva de redes de movimientos sociales implica no sólo reconstruir la pluralidad de organizaciones, intereses e ideologías que se presentan y que suponen diversas formas de movilización (discursos, formas de acción, valores, comportamientos, etc.) y por ende culturas políticas propias, así como la complejidad de las relaciones y los lazos que se construyen entre las asociaciones de migrantes, organizaciones de derechos humanos, y otras instancias públicas y privadas, nacionales e internacionales; sino que por sobretodo, permite dar cuenta de los discursos, prácticas y estrategias de movilización que fluyen a través de las redes, de los que participa y se apropia la misma Asociación Rumiñahui.

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Además de la Asociación Rumiñahui, que como se verá más adelante se ha posicionado exitos amente en la opinión pública relativa a la migración, se puede mencionar a otras organizaciones como Llactacaru que agrupa sobre todo a migrantes ecuatorianos en Barcelona; a la Asociación Felipe II con sede en Guayaquil, misma que mantiene vínculos cercanos con la Asociación Rumiñahui, y a la Asociación Mundial de Ecuatorianos Residentes en el Exterior, que representa principalmente a los migrantes ecuatorianos de Estados Unidos, entre otras. Estas son las organizaciones que se ha podido identificar en este trabajo alrededor de la Asociación Rumiñahui. Si bien se conoce la existencia de muchas otras, la falta de difusión de la información al respecto hace imposible conocerlas a todas en detalle.

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Para autores como Arturo Escobar, Sonia Álvarez y Evelina Dagnino 10, el analizar los movimientos sociales desde la perspectiva de redes resulta muy fructífero pues permite dar cuenta, en primer lugar, de cómo los movimientos sociales se nutren y revitalizan de las prácticas culturales y redes interpersonales de la vida cotidiana, porque estas últimas constituyen marcos de significación que infunden nuevos significados culturales a las prácticas políticas y de acción colectiva; y, en segundo lugar, del proceso complejo de (re)elaboración de identidades, pues “las importantes instituciones sociales, culturales y políticas que atraviesan las redes moldean las dinámicas y discursos de los movimientos, y la manera como, a su vez, los movimientos dan forma a las dinámicas y discursos de las mismas instituciones” 11, tal como se mencionara arriba. La Asociación Rumiñahui. Enero del 2001 – Diciembre del 2002 La “Asociación de Familiares de Migrantes Rumiñahui 9 de Enero” está compuesta por aproximadamente 22 miembros, entre colaboradores eventuales, y miembros permanentemente vinculados. Se diferencia de la gran mayoría de las organizaciones que trabajan el tema de la migración en tanto que su línea de trabajo implica la participación directa de los involucrados en esta problemática. Así, los familiares de migrantes que pertenecen a la Asociación son, a la vez, agentes y beneficiarios de los procesos de cambio y desarrollo que la Asociación busca lograr para la población afectada por la migración en el país. Otra característica distintiva de la organización es que una gran mayoría de sus miembros más constantes y comprometidos de la Asociación son mujeres, madres, esposas e hijas de migrantes. Y yo lo veo como una fortaleza, aunque son pocas pero son mujeres; Usted les ve, les ha conocido, cómo están aquí permanentemente, están casi de cuerpo y alma ellas dedicadas a la Asociación. Eso realmente es invalorable, realmente una fortaleza increíble de que a más de que son mujeres, son madres de familia, son mayores en edad, y aún así tienen una voluntad inquebrantable. Pues yo veo que es la mayor fortaleza que las mujeres están haciendo la mayor parte de la Asociación12. El hecho de que la mayoría de los asociados sea mujeres es un elemento que contribuye a definir la identidad de la Rumiñahui, pero por sobre todo el elemento básico de identificación es su condición de madres, esposas e hijas de migrantes. Este perfil de género influye de forma decisiva en la forma que adoptan las relaciones entre los asociados, con otras organizaciones, y con la Asociación Hispano Ecuatoriana de migrantes Rumiñahui, su sede en Madrid. 10 Arturo Escobar, Sonia Álvarez Y Evelina Dagnino, “Introducción: lo cultural y lo político en los movimientos sociales latinoamericanos” en Política Cultural y Cultura Política, Bogotá, Ed. Taurus, 2001. 11 Ibid., p.38 12 Entrevista a Juan Carlos Manzanillas, realizada por las autoras para el trabajo de investigación.

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La Asociación de Familiares de Migrantes Rumiñahui surge a partir de una coyuntura muy especial de aproximadamente finales del año 2000, con hechos como el accidente de 12 ecuatorianos en Murcia el 3 de enero del 2001, la entrada en vigencia de una nueva Ley de Extranjería en España (Ley /8/2000) del 23 de enero -que pretendía endurecer el control a los migrantes sin documentos y a los empresarios que los contraten e incluso posibilitaba la expulsión de los migrantes indocumentados- y la firma del “Acuerdo de Regulación y Ordenación de los lujos Migratorios” entre España y Ecuador 13, que desataron diferentes formas de protestas de los migrantes ecuatorianos en España que llegaron a ser descritos como “un movimiento coordinado e intenso... [realizado por] los inmigrantes ecuatorianos en España y en el Ecuador a fin de conseguir la legalización de su permanencia en el país ibérico y el retorno a sus trabajos.” 14 Unos 1500 extranjeros recibieron ayer a los inmigrantes sin regularizar salieron la noche del martes de Lorca para recorrer a pie los 70 kilómetros distan hasta Murcia en la denominada Caminata por la Vida. Del millar comenzó la marcha para exigir al Gobierno permisos de trabajo para extranjeros, 300 llegaron andando tras 19 horas de camino...15

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La llamada Marcha por la Vida y otras iniciativas de protesta tuvieron el objetivo de exigir a los Delegados del Gobierno español la regularización de la situación de los migrantes indocumentados y así poder continuar trabajando en ese país 16 y generaron lo que la Asociación Rumiñahui Hispano Ecuatoriana había esperado: no solamente se propició el diálogo con el Gobierno, -dando lugar a posteriores negociaciones bilaterales entre Ecuador y España sobre el tema de la legalización- sino que además generó un proceso de toma de conciencia entre diversos grupos de la sociedad civil. Es, pues, a partir de los hechos mencionados, que la problemática generada alrededor de la migración cobra un protagonismo inusitado, logrando atraer la atención y la solidaridad de la opinión pública en España y en Ecuador y dando lugar al fortalecimiento de los movimientos sociales vinculados a los migrantes, dedicados a defender los derechos y las reivindicaciones de los mismos y de sus familiares. …al haber hecho esta medida que tomó gran respaldo y gran trascendencia en la opinión pública se desencadenaron otros hechos que casi nosotros denominamos el “Levantamiento de los Migrantes en España”, donde hubo marchas gigantescas que ni la misma España había tenido antes, después de la dictadura [...] Se dieron otras caminatas en otros sectores, se dieron tomas de iglesias, 13

Agencia de Cooperación Externa y Municipio Metropolitano de Quito, El Fenómeno Migratorio en el Ecuador: un enfoque general, Municipio Metropolitano de Quito, Quito, noviembre de 2001. p. 5. 14 Diario Hoy, “Inmigrantes endurecen medidas” en Diario Hoy, 18 de enero de 2001, p. A3. 15 Diario El País, Marcha Multitudinaria en Murcia, jueves 11 de enero de 2001, p. 14 16 Para más información ver Teresa Blanco, “Cientos de Migrantes concluyen en Murcia la Marcha por la Vida”, en Diario 16, España, 11 de Enero del 2001, p. 14 y El Faro, “El fin de una larga marcha” en “El Faro”, Lorca, 11 de enero de 2001, p. 7.

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tomas de instituciones, toma de monumentos. Es decir, hubo una especie de, eso, de levantamiento de los migrantes en España, pero no sólo de ecuatorianos sino de muchos migrantes más. 17 Así, si bien la Asociación Rumiñahui Hispano Ecuatoriana había nacido con una tarea muy clara e importante: asistir al migrante ecuatoriano que llegaba desorientado, en su inserción laboral, social y cultural, los procesos detallados marcaron -según Juan Carlos Manzanillas, ex delegado de la Asociación Hispano Ecuatoriana de Migrantes Rumiñahui 18- el paso de una organización de carácter asistencialista, a otra con una postura más política, que asumía un pronunciamiento frontal sobre los derechos de los migrantes, en la medida que se iba agravando su situación de vida en ese país. El correlato de tales acciones fue posicionar la defensa a los migrantes en el Ecuador y, así, la Asociación de familiares de Migrantes Rumiñahui nace y se fortalece como respuesta a posturas adversas hacia los derechos de los migrantes desde el gobierno de Gustavo Noboa Bejarano, y también desde ciertos sectores de la opinión pública. Juan Carlos Manzanillas regresó como delegado de la Asociación Hispano Ecuatoriana, y desde su llegada a Quito convocó a través de los medios de comunicación a los cientos de familiares de aquellos migrantes que no hubiesen legalizado su residencia en España. Las personas que acudieron conformaron de esta manera la Asociación de Familiares de Migrantes “Rumiñahui 9 de Enero”. Juan Carlos Manzanillas, describe el proceso: Tuvo una amplia convocatoria esto; al principio, ¡uh! se llenaba el Teatro Don Bosco sobre este problema, ...porque claro; muchos estaban en esa terrible dificultad de que los iban a deportar porque esas eran las pretensiones del Gobierno. Entonces, la organización de los familiares de migrantes nació justamente por esa necesidad inmediata de evitar que tanto esfuerzo de muchos migrantes allá, y de sueños, y deudas y todo eso, no vayan al piso. Entonces desde allí nació aquí, se constituyó justamente ese día mismo, el 12 que llegamos, los familiares dijeron “Aquí estamos para luchar”, y se dijo que aquí se haga la Rumiñahui, “9 de enero” que se le llamó, por la marcha que se hizo allá en Lorca.19 Por medio de múltiples actos simbólicos como marchas, tomas de monumentos públicos y entrega de claveles blancos, los familiares de los migrantes comenzaron a ejercer presión para que el Gobierno de Gustavo Noboa llegara a un acuerdo que lograra la legalización de los migrantes y evitara su deportación. La “Operación Ecuador”, como se llamó a este acuerdo, concedió permisos de trabajo y 17

Entrevista a Juan Carlos Manzanillas, realizada por las autoras para la investigación. Juan Carlos Manzanillas es actualmente Cónsul de Ecuador en Rom a. 19 Entrevista a Juan Carlos Manzanillas, realizada por las autoras para la investigación. 18

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residencia a los migrantes indocumentados que hubiesen llegado a España antes del 22 de enero de 2001, que se acogieran al programa de retorno voluntario al Ecuador para legalizar su situación. 24.884 ecuatorianos se inscribieron en dicho programa, de los cuales sólo regresaron 4.069220; en relación con el resto de migrantes indocumentados se decidió legalizar su residencia sin que regresaran al país. Aún así, los procesos de legalización resultaron inadecuados e insuficientes, pues la Asociación Rumiñahui estima que 100.000 ecuatorianos todavía residen ilegalmente en España. Si bien el “Acuerdo de Regulación y Ordenación de los Flujos Migratorios entre Ecuador y España” se firmó (a juicio de la Asociación) en detrimento de los migrantes ecuatorianos, tanto Juan Carlos Manzanillas como los asociados de la Rumiñahui reconocen que éste fue el primer gran logro de la Asociación, pues consiguieron que la deportación de ecuatorianos no fuera masiva. La legalización de miles de migrantes y el programa de Retorno Voluntario significó, sin embargo, que mucho del apoyo brindado a la recientemente creada Asociación de Familiares de Migrantes Rumiñahui se redujera a las 22 personas -en su mayoría mujeres amas de casa de edad madura- que habían suscrito el documento de conformación de la organización. No obstante, la Asociación siguió trabajando; y una de sus primeras iniciativas fue buscar apoyos locales. La Asociación Rumiñahui como parte de una red de movimientos sociales La evolución de la Asociación Rumiñahui ha sido un proceso complicado, pues la acción de un movimiento social no es inicialmente institucional, y más bien se desarrolla al margen de las instituciones sociales, creando su propio espacio y sin disponer -de inicio- de otro recurso que no sea la movilización y el apoyo de sus miembros. 21 Sin embargo, sobre la base del trabajo de sus asociados, y al insertarse en la red de movimientos sociales ya descrita, la Asociación entra en dinámicas de obtención de recursos políticos, sociales y económicos, que le permitieron fortalecerse como organización y adquirir un carácter más formal. En este marco de trabajo conjunto y de negociación de los diferentes intereses, se ha dado una producción de sentidos y significados en torno a la migración, que ha incidido en la construcción de la identidad colectiva de la Asociación. Un ejemplo significativo de ello constituye la réplica y reelaboración de los repertorios de acción de la Rumiñahui basándose en prácticas de movilización de organizaciones locales y de 20

Diario Hoy, “Repatriación, Única salida para los inmigrantes en España” en Diario Hoy, Quito, 26 de enero de 2001 y Diario Hoy “Moeller revela acta de regularización” en Diario Hoy, Quito, 31 de enero de 2001. 21 Mónica Revillo Blanco, “El concepto de movimiento social: acción, identidad y sentido”, en Revista Zona Abierta N°69, Madrid, 1994, p. 181.

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movimientos sociales con los cuales ha mantenido contacto y relaciones (por ejemplo, toma de monumentos, entrega de flores a figuras de la política nacional y marchas pacíficas). Empero, el proceso de construcción de la identidad de la Asociación Rumiñahui se ha dado en la acción colectiva desplegada por sus miembros, a la que éstos denominan “lucha”, en la que se conjugan las reelaboraciones de las prácticas descritas, con repertorios propios de los que la Asociación se ha armado para dar a conocer sus propuestas. Las posiciones recalcitrantes contra los migrantes tanto desde el gobierno de Gustavo Noboa como desde la sociedad en general, llevaron a que la Asociación Rumiñahui adoptara una línea de trabajo bastante particular, determinada sobre todo por el perfil de sus asociados, es decir, por su condición de mujeres y de familiares de migrantescaracterísticas que constituyen la base de su acción colectiva y de su cohesión e identificación interna. El perfil de estas mujeres, que son fortaleza de la Asociación, resulta atípico para el ámbito en el que se desenvuelven. Sus características -matizadas, ciertamente, por la particularidad de sus vivencias en tomo a la migración- dan cuenta de un grupo cuyas vidas se han desarrollado esencialmente en el espacio de lo privado (en torno a actividades del hogar y al cuidado de los hijos), más que en la esfera de lo público. Adicionalmente, en este marcado perfil de género de la Asociación intervienen las redes cotidianas de estas mujeres, puesto que las socias involucran a amigas, conocidas y vecinas que comparten la misma condición de familiares de migrantes. Así, la vivencia directa que los asociados tienen de la migración ha llevado a que el trabajo de la Rumiñahui esté siempre marcado por un principio fundamental: la necesidad de que en el proceso de reivindicación en torno a la migración participen siempre los involucrados, asumiendo lo que Juan Carlos Manzanillas delegado de la Asociación Rumiñahui Hispano Ecuatoriana de Migrantes y líder de la Asociación en el Ecuador- llama “nuestra vocería”, al referirse a la posesión por derecho que tienen los migrantes y sus familias de una voz, nacida de su entendimiento y vivencia del problema. De tal suerte, los asociados están movidos por un sentido de solidaridad con los migrantes en general, que se complementa con la responsabilidad de cumplir con un deber adquirido implícitamente al pertenecer a la Asociación, y obviamente con el cúmulo de sentimientos que conlleva el tener un esposo, un hijo, un hermano en condición de migrante. En estas actitudes de los asociados se evidencia cómo las metas y significados comunes responden a una particular identidad colectiva en torno al compromiso de defensa de los migrantes, que trasciende el interés en beneficios materiales o económicos, y que responde a un fuerte sentido de identificación, tal como 19


lo plantean diversos autores al referirse a los movimientos sociales. 22 Paradójicamente, en este espacio de las organizaciones públicas y privadas que trabajan el tema de la migración, las posturas de la Asociación son consideradas radicales, tal como lo menciona el director de la Casa del Migrante 23: Yo creo que es una de las pocas organizaciones que tiene una agilidad y capacidad de hacer propuestas; con todos los mecanismos que puedan haber, es decir, no siempre de agrado para las instituciones y autoridades en algunos casos.24 Esta particularidad ha logrado que la Asociación Rumiñahui sea considerada como un referente en el tema de la migración, aún cuando existan otras asociaciones de migrantes en el país. Sin embargo, dicha característica también ha sido uno de los elementos que ha trabado las relaciones con el Gobierno y con otros organismos y ONG‟s. Se evidencia de esta forma cómo a pesar de que las redes de movimientos sociales pueden fortalecer a las organizaciones que las conforman, y además ampliar su alcance político y su efectividad, reduciendo su tendencia a la fragmentación, las redes también pueden reproducir los prejuicios y jerarquías sociales obstaculizando la acción y los procesos de las organizaciones con menor poder y representatividad institucional. Sobre la base de sus relaciones con otras instituciones, inscritas en el contexto de redes, y de sus dinámicas internas, se desarrollan al interior de la Asociación percepciones sobre la migración. Dichas representaciones sobre la problemática migratoria son, entonces, tanto una expresión de la identidad colectiva de la Asociación, como también referentes que coadyuvan a alimentar dicha identidad. En la postura de los asociados frente al tema de la migración convergen dos realidades: la de familiares de migrantes -aspecto que les confiere una percepción más vivencial- y la resultante de su participación directa en la Asociación e indirecta en la red de movimientos sociales. De tal forma, la Asociación no emite un juicio de valor respecto a la migración; antes bien, el discurso que se maneja legitima el proceso migratorio, como una opción de vida que debería darse libremente, sin constreñimientos económicos ni limitaciones legales. Y aclara que en un proceso inevitable como el de la migración, los efectos deben ser encaminados, tanto a nivel de las microestructuras (familiar, comunitario), como a nivel macro, hacia lograr beneficios: 22

Tales como Pissorno. Touraine, Melucci. La Casa del Migrante es un proyecto de la Dirección de Desarrollo Humano y Sustentable del Municipio de Quito, que brinda apoyo de diversa índole a migrantes y sus familias. 24 Entrevista a Hermel Mendoza, director de la Casa del Migrante, elaborado por las autoras para la investigación. 23

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Entonces está en cómo se intervenga, políticas públicas, o está allí una asistencia no sólo del estado sino de organizaciones, de individuos de la familia que intervenga en potenciar esas nuevas modificaciones que se dan en la conciencia de la gente o en el comportamiento. 25 Entonces está en cómo se intervenga, políticas públicas, o está allí una asistencia no sólo del estado sino de organizaciones, de individuos de la familia que intervenga en potenciar esas nuevas modificaciones que se dan en la conciencia de la gente o en el comportamiento. Es tanto por sus discursos, como por las características de sus miembros, o por sus prácticas, que la Asociación Rumiñahui constituye en sí un espacio sui generis dentro del panorama institucional en torno a la migración en el país. Sin embargo, su particularidad también está dada por sus vinculaciones no sólo a redes nacionales de organizaciones que se ocupan del tema de la migración sino también a organismos y personas fuera del país. Por estas razones, la Asociación actúa en espacios transnacionales, y viene a ser parte de la infraestructura transnacional de instituciones que la migración en el contexto de la globalización (es decir la migración transnacional) ha conformado. Concretamente, la Asociación jugaría un papel importante en el sistema migratorio que a partir de la agudización de los flujos migratorios hacia España se habría constituido entre estos dos países, siguiendo a Stephen Castres (2000). Si se tiene en cuenta este razonamiento así como el hecho de que, como se dijo antes, los migrantes y familiares de migrantes actúan en escenarios transnacionales, la Asociación viene a ser un espacio en el cual „el intercambio de bienes, materiales y simbólicos, de recursos económicos, culturales, sociales y políticos‟26 -que para Canales y Zlolniski (2000) constituye la base de la migración transnacional- se concentra y fluye. Pues en los espacios de la Asociación entran en contacto personas, organizaciones sociales, autoridades gubernamentales, entre otros, de países como España y Ecuador. A través del intercambio intensivo de ideas, actitudes y valoraciones que se manifiesta al interior de estas redes, la migración transnacional y la Asociación -como parte de la red de movimientos sociales ya descrito y también como espacio transnacional conformado en tomo a la migración- permiten la resignificación y recreación de las prácticas cotidianas y de los proyectos de vida de los involucrados. En torno a la Asociación y su posición respecto a la migración se estarían constituyendo, entonces, nuevos referentes de pensamiento, acción y valoración en sus miembros.

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Entrevista a Juan Carlos Manzanillas, elaborado por las autoras para la investigación. Alejandro Canales y Christian Zlolniski. op. cit.

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CONSECUENCIAS DE LA PERTENENCIA A LA ASOCIACIÓN RUMIÑAHUI PARA SUS ASOCIADOS Es necesario, entonces, ahondar en las consecuencias que la pertenencia a la Asociación Rumiñahui ha tenido en la calidad de vida 27 de las mujeres asociadas28, pues para éstas los cambios más significativos -producto de la migración de sus familiares- están dados por su pertenencia a esta organización. Y es que si bien estas mujeres vieron alterada su vida familiar con la migración de sus esposos o hijos, al entrar a la Asociación Rumiñahui, tales transformaciones se ahondan aún más pues ésta al ser parte de una red de movimientos sociales constituida alrededor de la migración, tiene efectos profundos en la vida de las asociadas y sus familias. Las redes sociales permiten a las personas que las conforman enfrentar situaciones de vulnerabilidad -en palabras de Alejandro Portes29. Si bien en la coyuntura de conformación de la Asociación de enero del 2001, tal vulnerabilidad estaba asociada a la inestable situación de sus familiares migrantes en España, a largo plazo la Asociación ha permitido a sus miembros cubrir en parte otro tipo de necesidades y falencias (afectivas y psicológicas, principalmente) generadas por la partida de sus seres queridos. Así y siguiendo a Isidro Maya, por medio de la inserción de las redes constituidas alrededor de la Asociación Rumiñahui, los miembros de la misma no sólo que solventan en parte sus necesidades individuales y colectivas sino que también adquieren habilidades que les permite adaptarse a la nueva realidad generada por la migración y participar en la misma. Además, la Rumiñahui como parte de una red de movimientos sociales, estaría configurándose como marco de referencia de reinterpretación y comprensión de esa nueva realidad. A través de la inserción en redes de movimientos sociales y las actividades que en éstas se realizan, las asociadas han tenido un sinnúmero de contactos con personas e instancias nacionales e internacionales que les ha permitido acceder a conocimientos, prácticas y discursos a los que de otra manera no hubiesen tenido acceso. Por tanto, a partir de su vinculación a la Asociación, las asociadas participan de forma cotidiana y habitual en marchas, reuniones, preparación de documentos y declaraciones públicas y tienen contacto con las más diversas instancias alrededor de la migración como medios de comunicación, diferentes organismos de gobierno como la Cancillería, y múltiples organizaciones sociales y de iglesia.

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Se asume el concepto de calidad de vida planteado por el PNUD sistematizada en la categoría de desarrollo humano. 28 El trabajo de campo de la investigación realizada por las autoras se llevó a cabo exclusivamente con las mujeres de la Asociación, quienes en ese momento constituían prácticamente la totalidad de miembros. 29 Alejandro Portes citado en Canales y Zlolniski, op. Cit.

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...he llegado a conocer de leyes sin saber nada y sólo a veces porque escuchas o porque lees. También aprendes a relacionarte con más gente... 30 Por su vinculación a la Rumiñahui, entonces, las asociadas tienen un nivel de participación que les permite ejercer de mejor forma sus capacidades, incrementando las opciones entre las que ellas pueden elegir para lograr sus diferentes fines y metas de superación. 31 Como ya se mencionó antes, en esta dinámica se reelabora no sólo la identidad colectiva de la Asociación, sino además las identidades individuales, en las que se articulan los elementos nombrados, con nuevos significados y sentidos para la acción y la participación. Así, más allá de los objetivos explícitos de la Asociación de trabajar por los derechos de los migrantes y sus familias, ha logrado que sus miembros puedan no sólo apropiarse de conocimiento e información teórica (ya sea sobre leyes, sobre política, sobre economía) sino también a forjar actitudes y valoraciones diferentes, proceso dado en la dinámica de movimientos sociales. El adquirir conocimientos es una parte constitutiva y básica para el desarrollo humano completo pues posibilita el empoderamiento, de manera que las personas puedan tener influencia sobre las decisiones que afectan sus vidas -en gestar su propio desarrollo, en palabras del PNUD-. Siguiendo este razonamiento, es innegable que la pertenencia a la Asociación Rumiñahui y a la red de movimientos sociales en la que aquella está inmersa, amplía las opciones y potencia las capacidades de las asociadas tanto en relación con lo que tienen oportunidad de aprender, como sobre la base de la posesión de herramientas necesarias para sobrellevar su situación de dolor y abandono generado por la migración de su familiar. ...la Asociación Rumiñahui, esta institución, para mí ha sido el alimento, mi fortaleza porque desde que entré acá a la Asociación Rumiñahui me he hecho de amistades buenas de personas que valen la pena, he conocido instituciones, he hablado con gente muy importante. Entonces, esa ha sido mi fortaleza. [ ... ] Entonces, eso ha sido bastante para mí, la Asociación Rumiñahui, mis compañeras. [ ... ] Ahora yo me siento más joven de lo que estaba cuando estaba sola en la casa, metida en las cuatro paredes... 32 Para las asociadas, el asistir a la Asociación e imbuirse en sus actividades les ayuda a liberar parte el estrés, la preocupación y la depresión ocasionada por la separación de sus familias y agudizadas por estar solas en sus casas, por un lado; y les ha permitido 30

Entrevistas a miembros de la Asociación Rumiñahui, realizadas por las autoras para la investigación. La noción de calidad de vida del PNUD implica no sólo lo que cada persona logra sino las posibilidades entre las que pudo elegir. 32 Entrevista a miembros de la Asociación Ruminahui, realizadas por las autoras para la investigación. 31

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crear vínculos de solidaridad y afinidad con personas que se encuentran en la misma situación que ellas, por otro. ...y desde ahí yo dije, „No. Esta es una causa que me está involucrando a mí y a mis hijos. Entonces, yo puedo hacer algo y yo voy a seguir asistiendo‟... Y a la vez que me ha ayudado, cada quien nos ayudamos un poquito. 33 Por otra parte, el sentir que han podido hacer algo por contribuir a mejorar la situación de los migrantes y sus familias en general -especialmente respecto a la coyuntura de las deportaciones y legalizaciones de enero del 2001- les ha permitido valorarse a sí mismas por ser capaces de ayudar a otros. Entonces, existe en las asociadas un sentimiento de gratificación por el esfuerzo realizado para conseguir reivindicaciones para los migrantes. Considerando que lograr el auto respeto y la dignidad es considerado por el PNUD como parte fundamental del desarrollo humano, el valorarse positivamente a partir de los logros alcanzados implica mejoras significativas para la calidad de vida de las asociadas de la Rumiñahui. ...sí ha sido bueno para nosotros y para mí también porque uno se ha aprendido, se ha relacionado con gente; uno en lo poquito que se ha podido ayudar se ha ayudado, y más que todo a uno le ha sacado del estrés que uno también se vivía. Porque realmente uno pasaba viendo el cielo de la casa, uno era peor. Entonces lo que así uno se distribuye el tiempo, pero uno ya se ha relacionado y se ha valorado a uno mismo lo que uno también se puede ayudar. 34 Así, discrepando con los planteamientos de las teorías de la elección racional sobre movimiento sociales, lo anterior da cuenta de que la racionalidad que está detrás de la pertenencia a estos movimientos no se refiere únicamente a la obtención de beneficios de tipo material o económico individual, sino más bien a la realización personal que devienen de ser parte de éstos. En el caso de la Asociación esta premisa resulta muy acertada, puesto que a pesar de que las asociadas no reciban remuneraciones de ningún tipo, el sentirse capaces de defender los intereses de los migrantes no sólo constituye una motivación para seguir participando en la Asociación, sino que además es una consecuencia de su pertenencia a la misma. También es necesario agregar que se trata de mujeres cuya vida estaba basada primordialmente en su hogar, y que con la migración de sus seres queridos se ven llevadas a realizar otras actividades como trabajar fuera de éste, e incluso a la misma participación en la Asociación; consecuencias que son consideradas beneficiosas por las asociadas. Ya que para Amartya Sen, lo que la persona reconozca como satisfacciones o 33 34

Ibid. Entrevistas a miembros de la Asociación Rumiñahui, realizadas por las autoras para la investigación.

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lo que le cause bienestar constituyen parámetros válidos para medir su calidad de vida, es posible afirmar que el que los espacios de acción de las mujeres de la Rumiñahui se amplíen e incluyan nuevas prácticas, y que en muchos casos ellas puedan generar sus propios ingresos, son elementos que potencian sus capacidades. Y es que, como se mencionara antes, la participación política y social ha proporcionado satisfacciones a los miembros de la Asociación por las reivindicaciones alcanzadas en su „lucha‟ y además les ha permitido ser artífices de importantes procesos y decisiones colectivas. Resumiendo lo dicho, es claro que el perfil de los asociados (su edad, situación socio económica y ocupación) en circunstancias diferentes no les hubiera permitido acceder a los beneficios generados por la vinculación a la Asociación y a la red de movimientos sociales en la que ésta se inscribe. Es innegable, entonces que, por medio de la pertenencia a la Asociación Rumiñahui y en las redes de movimientos sociales en las que ésta se inscribe -espacios que resultan atípicos para el perfil de edad, género y condición socioeconómica de las asociadas- éstas obtienen beneficios tales como el acceso a conocimiento, la participación social y política y la consecuente autovaloración; constituyéndose así un marco de reinterpretación y de acción frente a su realidad inmediata permitiéndoles sobrellevar de mejor manera la migración de sus familiares.

LA ASOCIACIÓN RUMIÑAHUI: perspectivas a futuro Es importante señalar que el estudio de la Asociación Rumiñahui aquí realizado se refiere a un período específico: enero del 2001 a diciembre del 2002, en el cual la Asociación nace y se fortalece como respuesta a posturas adversas hacia los derechos de los migrantes desde el gobierno de Gustavo Noboa Bejarano, y también desde ciertos sectores de la opinión pública. Sin embargo, tal situación se ha modificado notablemente con el ascenso al poder de Lucio Gutiérrez, en alianza con sectores de la izquierda y movimientos sociales, por lo que la política exterior del actual régimen con relación a la migración difiere claramente del anterior y augura una mayor preocupación y defensa gubernamental de los intereses de los migrantes y sus familias. Si bien los nombramientos de Nina Pacari Vega dirigente indígena- como Ministra de Relaciones Exteriores, y de Juan Carlos Manzanillas -líder de la Asociación de Familiares de Migrantes “Rumiñahui 9 de Enero”- como Cónsul del Ecuador en Roma, parecen avalar las expectativas favorables para los migrantes, no se puede olvidar que el Gobierno actual mantiene alianzas con sectores e intereses contrapuestos entre sí, por lo que su posición respecto a la migración podría variar en el futuro. Además no se puede olvidar que la situación de 25


vulnerabilidad de los migrantes y sus familiares se agrava debido a las posturas inflexibles y extremas sobre inmigración de los gobiernos de la Unión Europea, especialmente de España, manifiestas especialmente con la imposición a los ecuatorianos del visado para ingresar a dichos países. Ante estas circunstancias, el trabajo de la Asociación se complejiza pues debe asumir nuevos retos y estrategias de acción.

CONCLUSIONES A pesar de lo dicho respecto a los efectos que ha tenido la pertenencia a la Asociación Rumiñahui sobre los familiares de migrantes que la integran, no se puede dejar de mencionar otras consecuencias de la migración transnacional en la calidad de vida de estas familias. Y es que, si hasta aquí se ha presentado los efectos positivos que ha tenido la migración en las familias de migrantes, producto de su vinculación a las redes de movimientos sociales que trabajan este problema, no ha sido con la intención de defender y promover la migración, sino con el único objetivo de contribuir a entender este complejo proceso en su verdadera dimensión. Esto implica que la migración transnacional no puede ser estigmatizada -al estilo de la prensa amarillista- ni sacralizada junto con los que piensan sólo en el ingreso de remesas millonarias al país, sino más bien considerada desde los efectos reales sobre los familiares de migrantes, y sobre los mismos migrantes. En efecto, si como sostiene Amartya Sen, la calidad de vida es en realidad una cuestión de valoraciones individuales de acuerdo a las aspiraciones y deseos, es difícil hablar de mejoras absolutas en la calidad de vida de familias que están sufriendo por la separación y por preocupación por la situación del migrante. Los afectos y sentimientos están tan ineludiblemente ligados a la noción de calidad de vida como lo están a la partida de un familiar migrante. Lo que quiere decir que incluso en casos de migración exitosa -si se considera lo económico- siempre se menciona lo doloroso de la separación y las consecuencias negativas son por lo general más palpables si el migrante es el esposo que deja a mujer e hijos en el país. En esos casos y según la percepción de los familiares, la vulnerabilidad y la inestabilidad afectiva les afectan más que la inestabilidad económica que ocasionó la migración. Resulta, así, que la preocupación por la situación de su ser querido en otro país y la percepción de la migración del familiar como un sacrificio, afectan negativamente la calidad de vida de estas familias. En suma, resulta paradójico como la migración se halla inmersa en un juego de funcionalidades y disfuncionalidades, pues, como se evidencia en el caso de la Asociación Rumiñahui, por una parte abre ciertas posibilidades y potencialidades a las 26


asociadas, en relación con su participación social y política, el acceso a conocimientos y al mantenimiento de niveles económicos estables; pero, por otro lado, ocasiona dolor y separación al interior de sus familias. No se puede olvidar que la migración transnacional es un proceso complejo y multifacético, inmerso en un contexto global de desprotección de los migrantes y es por estas razones que se requieren acciones decisivas por parte del gobierno para enfrentar la difícil situación de miles de migrantes, especialmente de los indocumentados, y la condición de inestabilidad de sus familias. Las intervenciones del Estado, entonces, no pueden ir dirigidas a aumentar la vulnerabilidad de sus ciudadanos residentes en el exterior, como fue el caso del convenio de Regulación de Flujos Migratorios firmado en el gobierno de Gustavo Noboa. Antes bien, los gobiernos deben implementar políticas por medio de las cuales se pueda encausar el proceso de la migración, para que sus consecuencias sean no sólo lo menos dramáticas y desestructurantes posibles, sino incluso benéficas para el desarrollo colectivo, y en especial para los involucrados directos: los migrantes y sus familias. Las consecuencias de la migración, entonces, dependerán de cómo las sociedades, y en especial, los gobiernos, puedan intervenir para canalizarla. Y esto puede lograrse, de manera más efectiva, apoyando y fortaleciendo espacios y organizaciones en los que los migrantes y sus familiares pueden configurarse en gestores y actores de sus propias iniciativas, por las que puedan defender sus derechos e impulsar proyectos que incidan en la mejora de su calidad de vida.

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA MÚSICA POPULAR: UNA MIRADA ETNOGRÁFICA A LAS PRÁCTICAS DE RECONOCIMIENTO DE LAS CLASES POPULARES. Alfredo Santillán C. 35

INTRODUCCIÓN En los últimos años el tema de la música popular ha alcanzado un sitial en la opinión pública como un espacio importante en donde se desarrollan procesos culturales significativos, especialmente en torno a pensar en la importancia que ha ido adquiriendo la música en la construcción de identidades y sensibilidades urbanas, y en el caso de la música calificada de “popular”, pensar en los procesos de identificación de las clases populares. Esta especie de “visibilización” ha provocado algunos debates académicos sobre el tema desde distintas perspectivas que han ampliado la mirada sobre el caso de la música rocolera como fenómeno social. Sin embargo el debate ha carecido de la presencia de la voz de los propios participantes de este género sean músicos, productores o llanamente públicos y en este sentido el trabajo académico ha buscado “objetos de estudio” antes que “sujetos de estudio”. El siguiente ensayo es un esfuerzo por ampliar la discusión sobre los procesos de identificación social que genera la música rocolera partiendo desde la etnografía como metodología que, a través de conjugar diferentes técnicas de investigación cualitativa permite adentrarse en los valores que guían las prácticas de gusto y consumo de esta música, haciendo un esfuerzo por recoger y mostrar los diferentes sentidos que tiene para los sujetos investigados el gusto por un tipo de música que ha sido des legitimada por otros actores culturales por considerarla “música de poco valor estético” o su calificativo como “música chichera” refiriéndose a la asociación de la música rocolera con prácticas como el consumo de alcohol o el machismo. En este sentido el objetivo es abrir una línea de interpretación antropológica que permita discutir las dinámicas de consumo de la música rocolera como prácticas significantes y de esta forma adentrarse en el juego entre las formas en que los sujetos expresan públicamente parte de una subjetividad que la misma música rocolera contribuye a su formación. Este esfuerzo interpretativo no busca “hablar a nombre de” los públicos de la rocola, pues en la investigación se ha observado un desinterés de estos públicos en “defender su gusto”, es decir disputar un estatus de reconocimiento a través de reivindicar este consumo dentro de las clasificaciones que genera el campo cultural de Quito en general, lo que evidencia una intención de mantenerse ajenos a las apologías y los estigmas que este campo 35

Sociólogo Especialista en Sociología de la Cultura

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genera. LINEAMIENTOS TEÓRICOS Primeramente es necesario hacer una definición del tipo de producción musical al que se refiere la investigación, en tanto no busca un análisis musicológico del tipo de música que es la rocola sino que despliega su interés en las prácticas de consumo de un circuito musical al que se puede denominar “campo rocolero” tomando la categoría de „campo‟ como espacio jerarquizado que estructura la acción social como lo plantea Bourdieu. La noción de „campo‟ permite entender las interacciones entre los actores individuales y las estructuras sociales en la medida en que los individuos actúan no en el vacío sino desde las posiciones que ocupan dentro de un campo y que los condiciona en mayor o menor grado, en tanto dichas acciones son estrategias por apropiarse o mantener determinadas formas de capitales materiales o simbólicos que están en disputa. Por tanto es el reconocimiento como valiosos que dan los individuos a los capitales en disputa lo que motiva la participación de los individuos en los juegos de poder que constituyen el campo. (Bourdieu, 1990: 135) Esta categoría es de gran utilidad para entender el funcionamiento del circuito de producción, circulación y consumo de la música rocolera, ya que la diversidad de géneros musicales que abarca muestra que no es lo musical en sí lo que constituye este campo sino la disputa de ciertos capitales 36, concretamente, está en juego una manera de legitimación del trabajo artístico bajo la auto definición como “la música del pueblo” ligada a un sentido de lo nacional-popular ambivalente: por un lado está el valor de interpretar y ser fiel a la música originaria del Ecuador vista como propietaria de raíces musicales distintivas; por otro lado está el sentido del valor de los “artistas nacionales” en donde no es el interpretar música propiamente ecuatoriana lo que les da el título de pertenencia a lo “ecuatoriano” sino justamente ser artistas locales que demuestran la capacidad de los “artistas propios del Ecuador” de estar acordes con las tendencias musicales de moda en otros países, principalmente Perú y Colombia. (Ver: Santillán 2002; Santillán A., Ramírez J., 2004) A pesar de esta ambivalencia, un sentido unificador en el discurso rocolero sobre “lo ecuatoriano” es la representación de la “música ecuatoriana” como “música propiamente sentimental” 37, en donde se asume como particularidad de lo ecuatoriano la exaltación de los sentimientos, y que por tanto, músicas muy variadas son reconocidas como propias por compartir este rasgo. Este elemento si bien aparece explícito en las 36

Los conciertos del campo rocolero se componen de una variedad de géneros o estilos musicales como son boleros, valses, pasillos del estilo rocolero clásico, la tecnocumbia actual, las versiones bailables de los temas tradicionales de la música ecuatoriana, grupos que interpretan la llamada “música del recuerdo” e incluso la considerada “música folklórica”. 37 La acepción del término „representación‟ usada aquí retoma la propuesta de Bourdieu de entender a las representaciones sociales como “estrategias interesadas de manipulación simbólica cuyo objeto es determinar la idea que los demás pueden hacerse de esas propiedades y de sus portadores” (Bourdieu: 1985, 87).

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entrevistas a artistas o productores del campo rocolero, en la relación con el público aparece de manera más performativa que discursiva. Si bien esta performatividad será detallada más adelante un dato valioso para entender esta asociación entre música ecuatoriana y sentimentalidad es la percepción del público asistente a estos conciertos que reconoce bajo la categoría de „música nacional‟ géneros como los pasillos, los boleros, los valses, las rancheras, entre otros, lo que evidencia que “la música nacional” que asume el público no es la música nacional de los musicólogos en términos de características musicales propias de alguna región y que por tanto la identificación que genera el campo rocolero se construye sobre una interacción entre artistas y públicos más que sobre la base de una supuesta identidad musical distintiva de la música ecuatoriana. Justamente para abordar esta dinámica de interacción en los conciertos es importante plantear otro eje teórico que es la idea de la etnografia como: “descripción densa” propuesta por Clifford Geertz. Esta propuesta de investigación enfoca el trabajo etnográfico como un acto eminentemente interpretativo, en donde no es posible hacer una descripción objetiva de la realidad como suponía la antropología funcionalista clásica sino que la descripción que proporciona el etnógrafo es una lectura de lo que se percibe, tomando como punto de partida entender los comportamientos de los individuos como acciones significantes, que se producen dentro de un marco establecido de significaciones en donde adquieren su(s) sentido(s). Este marco de significaciones es lo que constituye la cultura, que para Geertz consiste en “estructuras de significación socialmente establecidas en virtud de la cual la gente hace cosas...” y en este sentido se opone a las visiones que suponen a la cultura como realidad “súper orgánica” que existe por sí misma objetivadamente (Geertz, 2000: 24) En este sentido el análisis de la cultura implica “desentrañar las estructuras de significación ( ... ) y en determinar su campo social y su alcance” y esta es justamente la tarea de la etnografía y la razón por la cual Geertz utiliza el término “descripción densa”; por que implica adentrarse en los sentidos muchas veces contrapuestos que tienen las prácticas de los individuos, los desfases entre lo que se dice, se hace, o se piensa, en donde se superponen múltiples significaciones de las prácticas humanas; en palabras del propio Geertz: “lo que en realidad encara el etnógrafo es una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están superpuestas o enlazadas entre sí, estructuras que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas después”38 Este eje teórico aplicado a los conciertos del campo rocolero permite analizar la forma en que los significantes emitidos por los artistas y demás personas ubicadas arriba del 38

Geertz, Clifford, La interpretación de las culturas, Barcelona. Gedisa, 2000, Pág. 24.

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escenario se contrastan con los significados que el público les da a esos significantes expresados a través de sus formas de participación en dichos espectáculos, produciéndose un juego de interpretaciones, usos, y lenguajes que sobrepasan lo dicho con palabras y que se expresan en los gestos, las formas de bailar, las formas de sociabilidad que se producen, etc. En suma se trata de analizar las formas de interacción entre artistas y públicos en la medida en que esta interacción permite hacer una lectura crítica de cómo se produce la identificación de las personas con este campo de producción musical. Muchas interpretaciones de esta dinámica caen en suponer que el ambiente que se genera en torno a los temas de amor y desamor, es un ambiente homogéneamente compartido en donde la nostalgia, el desarraigo, el abandono, entre otros temas, adquieren sentidos sociales compartidos provocando así una especie de “catarsis colectiva” en torno al sufrimiento y el despecho (Salgado 1999, Michelena 1988) y esta dinámica puede ser vista como ventana para explorar un mundo de significaciones sobre cómo las clases populares representan sus condiciones de vida (Ibarra, 1998) De lo observado en la investigación de campo como contraejemplo a esta interpretación es que muchas actuaciones de los artistas populares fracasan en su afán de provocar esta catarsis colectiva y pese a que abordan en las canciones las temáticas de desamor, el desarraigo, etc, el público no responde a la insistencia de estos temas y esto ocasiona el final apresurado de la actuación del artista en cuestión, lo que provoca el aparecimiento de otro artista que logre “manejar al público” muchas veces con un repertorio de música más bailable aunque este recurso en determinados momentos del concierto también se agota, por tanto es importante pensar en porqué diferentes formatos de espectáculo generan aceptación o rechazo en determinados momentos y circunstancias, que códigos se comparten y son capaces de producir formas de reconocimiento e identidad social en el consumo de la producción del campo rocolero.39

UNA MIRADA ETNOGRÁFICA A LOS CONCIERTOS. Como se mencionó anteriormente en el trabajo de campo realizado es claro que la participación del público no se limita en actuar en carne viva las letras de despecho que componen las canciones sino que las interacciones que se despliegan entre artistas y públicos son las que conducen el desarrollo de los espectáculos. La participación del público en el campo rocolero, a diferencia de otros espacios de consumo musical, tiene un alto poder de conducir la manera en que se desenvuelve el espectáculo, en tanto la barrera entre artistas y públicos no implica una total separación sino que más bien se la 39

El énfasis con el que muchos de los actores del campo hablan de la importancia del carisma del artista para “meterse al que público en el bolsillo” sugiere una entrada analítica desde el concepto sociológico de carisma, es decir analizar la forma en que esa virtud excepcional propia del cantante se produce socialmente en tanto es reconocido por el público, pero en este ensayo dicha aproximación queda únicamente sugerida.e esas propiedades y de sus portadores” (Bourdieu: 1985, 87)

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actúa como una separación invisible en la medida en que los artistas del campo rocolero logran construir una representación de su carácter de “artistas populares” por estar “cercanos al pueblo” y de esta forma “compartir los sufrimientos y alegrías de la gente sencilla” de tal forma que el evento aparece como un acto de interlocución a través del cual los artistas interpretan el “sentir popular” en sus canciones y el público reconoce como suyas las vivencias que se narran en las letras. Si bien esta dinámica tiene matices dado que no siempre se produce esta interlocución y por tanto no se logra un proceso de identificación, el espectáculo se marca en gran medida por hacer aparecer la voluntad de la gente como condicionamiento para los artistas, la animación del concierto insiste en que la cartelera del evento es “lo que ustedes (refiriéndose al público) han pedido” y las intervenciones de los artistas ponen énfasis en señalar que las canciones que ellos hacen “son las que se han vuelto éxitos” gracias al público. En la dinámica del concierto la actitud del público determina no solo la duración de la presentación de cada artista (que puede ser de 20 minutos a casi una hora, justamente dependiendo de la respuesta de los asistentes) sino también la “elección” de las canciones que los artistas están “obligados” a cantar y en muchos casos a repetir varias veces dentro de un mismo concierto. 40

a) Lugares, ocasiones y asistentes. Para tener una idea más aproximada de cómo funcionan estos conciertos es importante ampliar algunos detalles de la parte organizativa. Los conciertos de música rocolera son eventos que congregan a gran cantidad de público dependiendo del lugar, la fecha, y la promoción: un concierto en lugares como el Coliseo Julio César Hidalgo o el Estadio del Aucas en una fecha especial como “San Valentín”, “Día de la madre”, etc. convocan a no menos de 10.000 personas y otros conciertos en canchas barriales o casas comunales convocan entre 500 y 2000 personas. Es característico también la variedad de personas que asisten, en los conciertos en zonas centrales se puede ver personas de distintas edades: niños, jóvenes, personas adultas, ancianos. Muchos tienen oficios manuales como obreros fabriles, albañiles carpinteros, guardias de seguridad, etc.; otras personas son profesionales libres como abogados, doctores, etc., a más de gran cantidad de personas jóvenes que son estudiantes secundarios y universitarios. 41 Según testimonios de locutores de radio y algunos artistas, a los conciertos asisten personas de “buena posición social” solo que les da vergüenza ser reconocidos en esos espacios 40

Este discurso de que los artistas rocoleros “se deben exclusivamente a la voluntad del público” logra un fuerte impacto de tal forma que oculta ciertas dinámicas comerciales que están detrás del éxito de una canción como el costo por “pasada” que cobran las radios por difundir una canción, por tanto lo que se escucha no son las “órdenes del público” sino el poder de las radios de hacer de una canción un éxito, y esto es justamente resultado de la performatividad que generan estos conciertos. 41 Estos datos de “profesión” no pretenden ser representativos del público rocolero sino que forman parte de las conversaciones informales realizadas a pocas personas en busca de información más cualitativa sobre el gusto por esta música.

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entremezclados con la gente popular y van vestidos “así no más” (se entiende sin ropa cara ni objetos valiosos) para que no les reconozcan. Estos conciertos son también un espacio de sociabilidad donde se va a “conocer gente”, a ver y ser visto, especialmente en el caso de los conciertos en espacios barriales en donde son una de las pocas, sino la única, oferta de espectáculos que llegan al barrio, por tanto se convierten en un evento especial dentro de la vida cotidiana del barrio sumado a que el motivo es en algunos casos una festividad general (“San Valentín”, “Fin de año”, etc.) o la mayoría de las veces estos conciertos se ofrecen en honor a celebraciones mucho más locales como fiestas parroquiales, finales de campeonatos deportivos, etc., y por tanto se involucran como motivo especial de las dinámicas de interacción entre personas que se conocen y son vecinos. La importancia de este circuito intermedio de los artistas del campo rocolero es que reafirma su condición de “artistas populares” en tanto muestran que son asequibles al participar y conducir las festividades locales lo que acentúa su “conocer a la gente” en los lugares propios e interactúan con el público realzando la pertenencia a tal o cual ciudad, parroquia, o barrio lo que a través de los últimos 30 años ha contribuido a consolidar el carácter “nacional” de estos artistas ya que el haber actuado en todo tipo de lugares, desde las ciudades grandes hasta los pueblos más alejados del Ecuador, logran ser reconocidos como artistas populares de alcance nacional, lo que ha sentado las bases para la exportación de la producción musical de este campo al exterior. La importancia que dan los artistas a la localidad se evidencia en la forma en que invitan la participación del público en el espectáculo en donde piden que la gente aplauda, silbe, levante las manos, etc. de acuerdo a un determinado lugar a lo que el público responde dependiendo del ambiente general. No es que la gente participe solo porque los artistas nombren un determinado lugar sino que constantemente promueve la identificación de las personas con su lugar de origen como una forma “natural” de reconocimiento lo que tiene sentido dentro de los imaginarios nacionales y regionales construidos desde otros ámbitos como puede ser la política o la economía. Sin embargo los artistas casi siempre impulsan un sentido de “unidad nacional” a través de la “música que une a los ecuatorianos” que es precisamente la de los artistas populares.

b) La circulación de los mensajes Como contexto general para analizar las formas de identificación que genera el campo rocolero a través del flujo de mensajes, es preciso anotar que los espectáculos actuales conjugan por un lado el formato tradicional de los festivales rocoleros caracterizados por la música que habla de tragedias, decepciones, y de amores frustrados, en donde los artistas “compiten” por quien arranca más lágrimas de las personas asistentes, y donde 36


el consumo de alcohol viabiliza las emociones desatadas creándose de esta forma el ambiente de “despecho colectivo” de cantinas a gran escala que describen algunos trabajos anteriores (Ibarra 1998, Salgado 1999, Michelena 1988) y por otro lado responde a un formato de “espectáculo moderno” en donde el despliegue escénico se liga a la idea de “entretenimiento” poniendo mayor énfasis en la música que se presta para bailar por ser más rítmica y en su composición es más “alegre” en el sentido de que tanto los instrumentos que se usan como las estructuras rítmicas y melódicas crean ritmos “pegajosos” que resultan provocativos para el baile. De esta forma los conciertos han dejado de ser únicamente cantinas a gran escala para convertirse en verdaderas fiestas populares. En este contexto general de los espectáculos rocoleros se entrecruzan una diversidad de circunstancias: la heterogeneidad de personas por lugar de origen, nivel socioeconómico, edad, y género; la multiplicidad de discursos explícitos y no explícitos que circulan sobre la importancia del “talento nacional” y el valor de los “artistas ecuatorianos”, la importancia de la identificación local en torno a elementos como el lugar que va desde las provincias hasta los barrios; las temáticas de las canciones y las formas de interpretarlas; los recursos de animación para motivar la participación del público a través de premios al “grupo más alegre”, a la “pareja que mejor baila”, la “gallada más chupadora”, o a elementos cotidianos como las relaciones de género a través de la pregunta “¿quién manda en la casa?” o la pertenencia a los equipos de fútbol locales. Esta diversidad de factores provoca una circulación de mensajes con diversas interpretaciones conformando un entramado de significados clave para entender los sentidos de pertenencia que genera el campo rocolero en su público. Para desarrollar el análisis de estos procesos de identificación creo pertinente describir algunos comportamientos observados que resultan significativos: En uno de los conciertos, mientras una artista de gran renombre interpretaba una selección de albazos y san juanitos tradicionales en versiones más rítmicas y bailables, entre ellos la canción “collar de lágrimas” que según los artistas del campo rocolero se ha convertido en el “nuevo himno nacional” por abordar el tema del desarraigo, invitaba al público a bailar de acuerdo a la forma tradicional de baile de la música mestiza, es decir los varones levantando y agitando un pañuelo y las mujeres con las manos juntadas atrás o cogiendo los costados de las faldas (pantalones ya que la mayoría de mujeres asistentes no usaban falda) en donde la cantante mismo demostraba en el escenario estas formas de bailar apelando al rescate de lo propio. Luego, aprovechando el recurso del pañuelo invitaba a la gente a hacer un gesto que simule la despedida a las personas que han emigrado en relación con el contenido de la letra de la canción a lo que la gente respondía con entusiasmo creándose una especie de euforia colectiva, y pese al papel central que cumplía el baile en el espectáculo se veía algunas personas consumiendo licor.

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c) Los procesos de identificación Este pasaje ilustra la forma en que el concierto rocolero trabaja en construir una representación de la “verdadera ecuatorianidad” ligada al “sentimiento del pueblo”, sus alegrías y tristezas que se reflejan en la música, y legitima este consumo cultural en la medida en que los artistas al “cantar las vivencias del pueblo” son vistos como individuos que son parte de esta idea del pueblo, no por ser ecuatorianos en términos de nacionalidad sino porque su condición de artistas en el momento actual han tenido la oportunidad en sus giras internacionales de haber visto personalmente la soledad, la tristeza de la partida y del abandono, en general los sufrimientos de las familias ecuatorianas afectadas por la migración tanto de los que parten como de los que se quedan y por lo tanto se convierten en interlocutores legítimos del sentir colectivo de este pueblo, lo que se refuerza por la forma de poner en escena lo local ya que los artistas trabajan mucho sobre su relación con el público en base a la especificidad de las audiencias frente a la indiferenciación del público que conlleva los circuitos de música transnacional, produciendo un sentido de pertenencia basado justamente en la localidad. Esta interrelación entre artistas y públicos es lo que genera distintas maneras de identificación y que se manifiestan en las formas en que el público vive estas canciones en los shows: en términos generales se ve a las personas cantar las canciones a gritos, en la mayoría de los casos llorando, con un vaso de licor en la mano levantada en dirección a los cantantes simulando un brindis como si se tratara de una persona conocida, luego la gente ovaciona al cantante pidiéndole otras canciones con las que se identifican y en algunos casos que repita la canción que ha despertado estos sentimientos, produciéndose una especie de catarsis colectiva en tanto la vivencia de la “tragedia” de la separación de la familia por la migración aparece no como una situación personal sino como una “tragedia compartida”, es decir que es el pueblo como actor colectivo el que vive esta tragedia de la separación y los cantantes aparecen como los encargados de dar forma a esta tragedia, de convertir estas vivencias en canciones y dárselas al público. De ahí la idea en el campo rocolero de que los artistas populares son fieles a los sentimientos de la gente y esta representación produce una interdependencia entre artistas y público, ya que éste se identifica con las canciones de los artistas en tanto son reconocidas como “sus propias vivencias” y esta interlocución es usada por los artistas para legitimar no solo su popularidad sino su profesión en sí. Entonces los artistas “le devuelven” (uso las comillas porque a fin de cuentas los artistas reconstruyen estas vivencias) al pueblo sus sufrimientos en forma de canciones y éste retribuye con ser fiel fanático y convierte a los cantantes en ídolos. Si bien esta interdependencia no se logra con todos los cantantes ya que en varios casos el show de los artistas con menor experiencia y reconocimiento no logra la intensidad de los artistas “triple A” (así se conoce en el campo rocolero a los artistas más cotizados) es el paradigma que guía las formas de reconocimiento de los artistas que disputan el 38


calificativo de “populares” y este reconocimiento es uno de los puntos de mayor controversia entre los artistas ya que para los cantantes de mayor trayectoria esta virtud de cautivar al público es un don con el que se nace y por tanto ven el trabajo de los artistas más jóvenes que apelan a elementos escénicos como las coreografías, sobre todo de bailarinas, como una manera menos auténtica de ganarse al público. Sin embargo esta catarsis colectiva sobre temas de nostalgia y desarraigo no tiene un significado único ni homogéneo. Para muchas personas asistentes no es el desarraigo en sí el motivo del sentimiento de nostalgia sino que asisten a los conciertos por diversos motivos: en algunos casos para recordar “años de juventud” con la llamada “música del recuerdo” (se refiere a las baladas de grupos como los Ángeles Negros, Los Iracundos, etc.) y en otras personas los recuerdos evocados tienen que ver con lugares o situaciones pasadas en que estaba presente cierto tipo de música o de canciones específicas. Esto se muestra en testimonios de personas recogidos durante la observación que afirman: “me gusta asistir a estos conciertos porque de joven iba con mi familia” o porque es “música con la que solíamos reunimos entre amigos”. Otras personas se identifican no tanto con el desamor en el que insisten gran parte de las canciones sino que se identifican con las letras más románticas y algunos testimonios coinciden en que es música que evoca diversos recuerdos de relaciones de pareja. De esta forma si bien la nostalgia en sí es un tema recurrente, es la forma en que se escenifica en el espectáculo lo que “sintoniza” con las experiencias y vivencias particulares de las personas del público creando un proceso de identificación Y reconocimiento de las clases populares en la producción del campo rocolero; por tanto es una generalización estereotipada el asumir que es el despecho o el desamor lo que provoca la principal emoción que se canaliza en estos conciertos y que sería el pilar del impacto masivo de esta música. Otros testimonios del público afirman que escuchan esta música en sus labores cotidianas como el trabajo y que “porque las letras hablan del trago uno no escucha solo para tomar”, lo que muestra que el gusto por esta música va más lejos que una identificación con las letras sino que la presencia de esta música de diferentes formas y en diferentes lugares muy ligados a lo cotidiano generan una práctica de consumo que no necesariamente conlleva un propósito explicito de identificación sino que puede interpretarse como una suerte de gusto internalizado.42 Otro impulso para el consumo de los conciertos del campo rocolero es la sociabilidad que estos generan. Muchas personas asisten no necesariamente porque se identifiquen con los discursos explícitos que circulan y en algunos tampoco son fanáticos de determinado-a cantante, sino que en tanto son espacios públicos de interacción social los jóvenes por ejemplo asisten por encontrarse con otros jóvenes y por ende su presencia no puede leerse como un consumo musical en el sentido de reconocerse en ciertos aspectos que la música trasmite explícita o implícitamente sino que puede 42

Algunas de estas ideas han sido propuestas por Ketty Wong en una conferencia en la Universidad Andina Simón Bolívar en torno al fenómeno social presente en la música

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interpretarse como consumo de un espacio de sociabilidad con diferentes propósitos. CONCLUSIÓN La música rocolera genera identificación y pertenencia en las clases populares no tanto por crear un discurso identitario que señale una frontera clara que delimita quienes pertenecen o no a esta condición de subalternidad como sucede en otros consumos musicales como el rock o el hip-hop, sino que se mueve en la ambigüedad de la misma idea de “pueblo” y de lo “ecuatoriano” tomado también en un sentido ambivalente. De esta forma los procesos de identificación que se despliegan tienen más que ver con la forma en que se performan los temas cotidianos como la pertenencia a localidades sean territoriales como los lugares de procedencia o más relacionadas con lo simbólico como los roles de género o la identificación como hinchas de los equipos de fútbol, pero fundamentalmente por la forma en que logra una interacción entre artistas y públicos en la que se canalizan diversas representaciones sobre lo nacional y lo popular ligadas al mundo de la vida cotidiana. Así la música rocolera ha logrado formar parte del repertorio cultural de las clases populares por ser flexible a los contextos sociales e incorporar temáticas, como es el caso de la migración en la actualidad, interpretadas como una nueva forma de vivenciar los contenidos tradicionales de esta música como la nostalgia y el desarraigo. Sin embargo interpretar estas prácticas como un consumo cultural entendido como un acto de autoafirmación explícita presenta una limitación básica que es justamente suponer un sentido de pertenencia que establezca claramente sus parámetros de inclusión y exclusión lo que en el campo rocolero no es su característica primordial. Por el contrario para el público rocolero el consumo de esta música sea en espacios privados o públicos se asume como “algo natural” en tanto según varias opiniones “es la música que se oye en todas partes” refiriéndose a las radios y los conciertos en localidades como barrios o casa comunales y por tanto es vista como “la música que siempre hemos escuchado” y no es excluyente de otras músicas que podrían interpretarse como opuestas a la “visión de la vida” que presenta la rocola. Muchos jóvenes asisten a los conciertos rocoleros pero afirman tener otros gustos musicales como el rock o el pop, de la misma forma varias personas adultas afirman que a más de la rocola también escuchan géneros como la salsa y hasta el pop. Así, los discursos de este campo de producción cultural que apelan a la importancia de lo nacional-popular tienen ante todo la función de legitimar al campo rocolero en sí, por tanto la identificación del público es un proceso que va mucho más allá de lo musical en sí mismo y del discursivo explícito que da legitimidad al campo sino que se construye en un procesos de interacción complejo en el que se entrecruzan los sentidos compartidos internalizados sobre temas como las relaciones de pareja, las fronteras de género, la pertenencia a un lugar y el desarraigo que provoca el estar lejos de ese lugar, 40


los imaginarios de familia, entre otros temas importantes, en donde esta misma interacción produce la sensación del público de tener protagonismo tanto en el espectáculo como en un tipo particular de producción cultural que “toma en cuenta sus vivencias” en la oferta cultural que propone. De esta forma la sociabilidad que se genera en estos espacios los identifica como “lugares propios” y por tanto se produce una sensación de confianza de los sectores populares al sentirse alejados de las espacios de conflictos sean de clase o étnicos y por tanto constituye un campo cultural diferenciado en el que los públicos reconocen la interlocución del “sentir del pueblo” a cargo de los artistas de tal forma que este consumo cultural constituye un espacio reconocimiento de las clases populares. BIBLIOGRAFÍA Bourdieu, Pierre, Cultura y sociedad, Ed. Grijalbo, México, 1990 Bourdieu, Pierre, ¿Qué significa hablar?, Akal, Madrid, 1985. Bailón, Jaime, La chicha no muere ni se destruye, sólo se transforma, en Revista Iconos No.18. Música, consumos culturales e identidad, Quito, 2004 De la Torre, Adrián, La tecnocumbia. Aproximación a la música popular contemporánea en la Sierra ecuatoriana, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2003. Ibarra, Hernán, La otra cultura. Imaginarios, mestizaje y modernización. Abya-Yala, Quito, 1998. Michelena, Esteban, “El swing de la rocola”, Revista Dinners No 71, Quito, 1988. Morales, Juan Carlos, Cómo voy a olvidarte, las siete vidas de Segundo Rosero. Pegasus. Quito, 2001. Quispe, Arturo, La tecnocumbia: ¿integración o discriminación solapada?, en Revista Quehacer No. 135, Lima, Desco. Santillán A, Ramírez J, Consumos culturales urbanos, el caso de la tecnocumbia en Quito, en Revista Iconos No. 18. Música, consumos culturales e identidad, Quito, 2004. Santillán, Alfredo, Cultura popular y globalización. El campo de la música rocolera: actores, instituciones y negociaciones culturales; Quito, Tesis, Puce, 2002. Salgado Pablo, Ecuador: paraíso rockolero, en revista Vistazo N° 771, Ecuador 1999. Zubieta, Ana María (directora), Cultura popular y cultura de masas: conceptos recorridos y polémicas, Piados, Buenos Aires, 2000. 41


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LOS LÍMITES DE LA DEMOCRACIA Henry Chávez Nancy Carrión Alejandra Santillana 43

La democracia moderna surge como concepción política en el proceso de construcción de una comunidad de destino fundamentada en el principio de libertad, desde donde el hombre se vuelve soberano. Posteriormente a éste se suman los principios de fraternidad e igualdad. Entre los siglos XIII y XVII surge en Europa una importante revolución, se conforma el proyecto renacentista cuya base central fue la existencia de un nuevo hombre, de sujetos como actores constituyentes de la historia ligados a un conocimiento crítico y a una conciencia dualista. La Reforma propuesta por Lutero implicó la difusión del proyecto renacentista por toda Europa y con la popularización de éste, hombres y mujeres se apropiaron de este proyecto, generando una transformación de la estructura social. En la esfera ideológica se produce una secularización generalizada de la sociedad, a la vez, la apropiación y transformación del mundo solo se hace a partir de un saber dominado por la ciencia y tecnología; en lo político surge el ideal de la democracia en donde posteriormente aparecerían como sujetos el “Estado nación” y el “individuo ciudadano” legitimados por un nuevo tipo de derecho; en lo económico el capitalismo se convierte en el modo de producción predominante y la propiedad privada individual en su fundamento. La Modernidad aparece en la historia como parte de este proyecto renacentista y, al tener en su interior un elemento de conflicto constituyente, se configurará como un proceso fundamentado en la crisis. Este proyecto moderno finalmente se consolida cuando Europa conoce su exterior, es decir cuando se produce en 1492 el “descubrimiento” de América y se concreta el sujeto moderno, es decir cuando se conforma el Yo autocentrado y eurocentrista. Se construye una identidad colonizadora sobre la negación del otro colonizado. En el siglo XVIII Rousseau plantea en su contrato social una posible solución a la nueva crisis de la modernidad que exigía nuevas estructuras políticas para hacer posible la realización del sujeto político que se desarrollaba en este Yo autocentrado. El contrato social de Rosseau planteaba la posibilidad de la realización de la voluntad general de la sociedad en la constitución de una nueva estructura política que garantizaba la unidad soberanía-sociedad. Esto inspiró más tarde el nacimiento de los Estados Nacionales y la democracia como sistema de organización de esta nueva 43

Estudiantes de la especialidad de Sociología Política de la Escuela de Sociología de la PUCE.

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estructura política. El proyecto de la modernidad y la soberanía moderna son entonces las formas como el modo de producción capitalista se legitima y reproduce. La soberanía moderna planteada en este contractualismo permite la constitución de un Estado de derecho basado y legitimado en la posibilidad del bien común expresado a través de la voluntad general. Este principio garantizaba el funcionamiento de la democracia a partir de la igualdad presente en la abstracción del concepto de ciudadano. El ciudadano es, finalmente, el propietario privado disciplinado por la soberanía moderna e igual ante el derecho. Es muy importante e incluso determinante el cambio en la estructura económica, pues a través del capitalismo se consigue un desarrollo que logra solucionar el problema de la escasez, sin embargo genera un conflicto tal vez más grave, el de la distribución de la riqueza. En tanto el hombre puede ser propietario privado de los medios de producción y de su fuerza de trabajo aparecen la burguesía y el proletariado como clases sociales antagónicas y se configuran nuevas formas de relaciones sociales, las de explotación. Las contradicciones económicas se traducen en conflictos políticos entre estas dos clases. La burguesía como clase hegemónica empieza a detentar no solo el poder económico sino también político. Entonces el Estado surge como la institución que hace posible la dirección de la nación por medio de este poder político que ya le pertenecía a la burguesía. La democracia pasa de ser directa a representativa y el sujeto político ya no es el pueblo sino el individuo. Todo este régimen político es legitimado por la idea de “nación”, cuyo elemento fundamental es la identidad, el sentido de pertenencia a una comunidad de destino. Fueron tres las características de la identidad nacional: la existencia de vínculos de sangre, una comunidad lingüística y un territorio, lo cual termina por configurar el “Estado-nación”. Éste utiliza su condición de depositario de la soberanía del pueblo para legitimar su poder político como poder físico y así eliminar cualquier posibilidad de conflicto y lucha y desaparecer cualquier forma de oposición al sistema. La soberanía se convierte en instrumento de los intereses de la burguesía para mantener la hegemonía política, económica e ideológica. De lo expuesto anteriormente, vale recalcar que la democracia se construye en medio de las contradicciones que desde su origen encuentra en la forma económica de la modernidad: el capitalismo. Pues es este modo de producción el que genera las contradicciones político-económicas que limitan la posibilidad de realización del hombre como Sujeto creador, que en su contacto con el mundo puede desarrollar todas sus capacidades, habilidades y un pensamiento que le permita apropiarse, transformar y crear mundo. Además, las contradicciones político-económicas inherentes a este sistema lo forman como un sistema sumamente excluyente. En este contexto la democracia en América Latina, no solo no constituye un sistema de organización política que permita la realización del proyecto modernizador a través del 44


Estado, sino que América Latina misma no constituye un sujeto moderno que pueda llevar a cabo tal modernización. Su descubrimiento marcó el inicio mismo de la modernidad, América Latina se convirtió en el espacio de realización del Ego occidental, es decir nunca se configuró como sujeto constructor de destino y mundo. Esto a su vez, explica que dentro de la formación social capitalista que configura la estructura de esta región, el nivel político de la misma, es decir el Estado y el derecho, no constituyen la expresión real de los conflictos de clase existentes dentro de la formación y modo de producción capitalista. Estos se vuelven meros instrumentos de la burguesía imperial transnacional que configuran la estructuración económica de esta región según sus intereses y necesidades de valorización del capital. Por esto, la democracia como sistema de organización del Estado y posibilidad de ejercicio mismo de la soberanía es inútil y carece de sentido. La soberanía de los estados latinoamericanos ha sido anulada y para ser más precisos nunca existió. Esto implica que los Estados Latinoamericanos no puedan configurarse como sujetos auto centrados realizadores del proyecto de modernización. De esta manera, los procesos revolucionarios aparecen como posibilidad de ruptura de este orden y constitución de un Otro diferente que pueda afirmarse contra el Yo occidental y realizar su propia modernización (la transmodernidad en términos de Dussel) desde la configuración de una nueva estructura política, económica e ideológica. Dichos procesos serían posibles a través de la configuración de un nuevo sujeto político, no individual sino colectivo, constituido con nuevos lazos de identidad ya no del tipo nacional sino de clase, configurando, lo que Negri, llama la Multitud. Los limites de la democracia en América Latina tienen entonces un doble sentido. Por un lado, la democracia como sistema de organización política del Estado que permita la modernización de nuestras sociedades no se da por la condición de no-sujeto de los Estados Latinoamericanos y su instrumentalización por parte del poder de la burguesía capitalista transnacional. Y por otro lado, la democracia como discurso y mecanismo de control imperial sobre la región, también encuentra su limite en la imposibilidad e infuncionalidad para contener procesos revolucionarios o de recuperación de los Estados como Centros de Poder (el caso de Venezuela y Brasil) y la constitución de un sujeto político que pueda emanciparse del poder capitalista y realizar su propia modernización. La configuración de los Estados en América latina, como consecuencia de su condición de No-Sujeto, tuvieron un proceso muy diferente al de Europa. Determinados y atados a los designios del Capital y sus necesidades de materia prima y mano de obra se convirtieron en meros instrumentos de transferencia de valor de la periferia hacia las metrópolis centrales. Esta sobredeterminación de lo económico, propia del modo de 45


producción capitalista, configuro a través del desarrollo del capital diferentes estructuras políticas en la región, estructuras instrumentalizadas que permitieran el control de estos territorios en función de sus necesidades de valorización del capital. En este sentido, la democracia en América Latina no surgió, como en el caso de Europa, como posibilidad de realización del sujeto político, sino más bien como instrumento de valorización del capital, como espacio de su realización. La democracia en Latinoamérica, consecuentemente, nunca constituyó la posibilidad de ejercer la soberanía nacional. Latinoamérica nunca tuvo soberanía, nunca fue sujeto. Los estados latinoamericanos no pudieron constituirse en estructuras que condensen las contradicciones de la formación social capitalista, es decir nunca fueron centros de poder, en el sentido que Poulantzas da a esta categoría. El Estado, en los países centrales, tiene una función de cohesión, es decir organiza y disciplina las distintas fuerzas de una sociedad, es allí donde confluyen las contradicciones existentes entre las distintas clases sociales. Sin embargo, en los países periféricos, Si bien el Estado mantiene sus funciones de control y disciplina, no se constituye como espacio de cohesión del conflicto de clases presente en la sociedad. Esto significaría que el objeto mismo de la lucha política de clases, es decir el Estado, esta vaciado de contenido en América Latina. La meta misma de una clase social, en tanto sujeto político, es conseguir el control del Estado y con ello tener la posibilidad de descifrar esa combinación específica de relaciones, esa articulación particular de las fuerzas de producción y transformar esta unidad. El Estado era entonces, para el proletariado, el espacio que fundamentaba la posibilidad de ruptura de esta unidad, es decir la abolición del Estado desde el Estado. Pero si afirmamos que esta estructura política, en América Latina, no se constituye como centro de poder la posibilidad de su ruptura y transformación queda anulada. Es decir, la lucha política del proletariado de la región por alcanzar el control del Estado carece de sentido. Los Estados latinoamericanos son solo uno de los instrumentos del capital imperial. El poder esta descentrado, ahora esta en todas partes, es inmóvil, y aparece como biopoder, es decir se encuentra en todas las instancias de nuestra vida; el tiempo del trabajo se equipara al tiempo de la vida, se anulan las fronteras, se vacían los límites. Los Estados se convierten en aparatos de control y represión, se vuelven panópticos. El capital imperial es autoritario, necesita una sociedad disciplinaria. El carácter público de las prácticas democráticas se desvanecen en pura exterioridad, la necesidad de control de la sociedad exige el desarrollo de tecnologías ocultas y sutiles sobre el cuerpo y la conciencia de los individuos que garanticen el mantenimiento del orden. La democracia es puro discurso. Este fenómeno, propio de América Latina desde su anexión a occidente, se vuelve cada vez más extendido no solo a los países de la periferia sino dentro de los mismos países centrales como resultado de la transnacionalización del capital financiero y la constitución del Imperio. El fenómeno de la Globalización desesctructura los Estados Nacionales en función de las nuevas necesidades de valorización del capital. La 46


democracia como discurso empieza a convertirse en un obstáculo para el mismo Imperio. Pero la globalización del capital empezó en 1492 con la colonización y destrucción de los pueblos ancestrales de América, Africa y Asia, es decir con el surgimiento y la realización del Ego europeo. Esta sería la causa entonces de la Constitución de los Estados periféricos como instrumentos y no como centros de poder. Si América Latina estuvo globalizada desde su origen, la misma estructura política de la región también lo estuvo. En otras palabras la estructura política de la formación social capitalista que se desarrollo en la región nunca fue nacional sino transnacional. Por tanto, las luchas políticas en la región, caracterizadas por su carácter nacional y dirigidas a conseguir el control de las estructuras políticas locales, nunca tuvieron posibilidad de constituirse en verdaderos procesos revolucionarios que configuren el nacimiento de un nuevo sujeto político latinoamericano que lleve a cabo el proyecto modernizador. El poder transnacional que ha controlado a la región desde sus orígenes se aseguró de mantener escindido el continente y fomentar las guerras internas que fragmentaron la posibilidad de la constitución de un verdadero Estado Nación latinoamericano. El resultado de esta fragmentación fue la invención de seudoestados nacionales separados por límites culturales difusos e impuestos exteriormente. En este contexto resulta fácil entender el fracaso de todos los proyectos nacionalistas y revolucionarios en la zona. Su carácter particularista y la determinación y predominio de la estructura económica (globalizada) dentro de esta formación social capitalista especifica limitaban de entrada todos estos intentos y los condenaban al fracaso. En este sentido, la posibilidad de superación de la condición actual de América latina y la afirmación de su ser como Otro diferente esta en la posibilidad de constituir un sujeto político también transnacional, la Multitud. Frente a este poder supranacional y la conformación de una organización imperial, el pueblo que aparece como categoría política en el contexto de la nación para eliminar cualquier posibilidad de antagonismo, se ve afectada y debe ampliarse a lo que Spinoza llama la multitud. La multitud es una totalidad activa de individualidades que no está sujeta a los límites de un Estado nacional, de un territorio específico, por lo tanto la multitud es ante todo creativa y libertaria basada en las identidades híbridas y las fronteras borrosas, como escribe Negri en Spinoza subversivo la multitud es “un mundo de entrelazamientos y combinaciones físicas, de asociaciones y disociaciones, de fluctuaciones y de materializaciones”. La multitud responde a los derechos determinados aún por los Estados en donde se encuentra, pero al mismo tiempo tiene la capacidad de crear otros derechos, otro derecho y consecuentemente otra ciudadanía. Esta multitud basada ya no en un fundamento nacional sino de clase, recupera y crea su propia soberanía de la cual ya no se disocia. La paradoja del contractualismo 47


rosseauniano que fundamentaba al sistema democrático como posibilidad de realización de la soberanía en busca del bien común encuentra en la Multitud la posibilidad de solución efectiva. La contradicción entre la voluntad general y las voluntades particulares, que Rosseau anulaba con la búsqueda del bien común, permanece latente en los Estados Nacionales Modernos. El bien común no existe en una sociedad de clases. La nación como constitutivo del estado suponía la unidad entre clases antagónicas sobre la base de una identidad cultural. Sin embargo, la posibilidad de sustituir el contenido nacional por uno de clase daría la posibilidad de constituir un todo con identidad propia que busque efectivamente su bien común desde su condición de clase. La Multitud, en este sentido, permite la conformación de un nuevo sujeto político también de carácter supranacional que cree y ejerza su propia soberanía sin separarla de los individuos que la conforman. La realización de este sujeto y el ejercicio de su soberanía, no tiene, sin embargo, cabida dentro de la formación social capitalista actual. La revolución de las estructuras económica, política e ideológica se vuelve condición necesaria de esta realización. La democracia, por tanto, encuentra su límite en las mismas estructuras de la formación social capitalista. La globalización económica, política e ideológica del modo de producción capitalista divide al mundo en clases sociales antagónicas. En este sentido, la propuesta rosseauniana se realiza efectivamente dentro de la Multitud, pero no entre esta y el Imperio. La democracia como posibilidad de superación de la contradicción fundamental de la modernidad capitalista queda anulada. América Latina puede configurarse como sujeto creador de su destino y realizar la transmodernidad solo si supera la modernidad capitalista a través de una revolución de sus estructuras, la cual no es posible desde de la democracia. La coyuntura actual del continente y el mundo en general plantean algunas cuestiones. Los procesos políticos en Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina y el mismo Ecuador se muestran como posibilidades de cambio social en la región. Sin embargo, el análisis precedente pone de manifiesto la necesidad de replantear las verdaderas posibilidades de dichos procesos. Los casos de Venezuela y Brasil, particularmente, más que mostrar las posibilidades democráticas de que el proletariado alcance el control del estado y adquiera poder político, muestran en realidad el resurgimiento de la clase proletaria como actor político y la configuración de este nuevo sujeto que poco a poco desborda el carácter nacional de su lucha y se esparce por la región tendiendo lazos de identidad entre sus iguales de clase. Es decir estamos asistiendo al nacimiento de una Multitud que es latinoamericana pero también tiene un carácter global. Los lazos de identidad entre los diferentes pueblos del mundo que son víctimas de la violencia del Imperio empiezan a configurar las redes de una Multitud mundial contra el Capital. Si bien en estos dos casos y otros como Bolivia y Ecuador, el peso político de los 48


movimientos sociales y agrupaciones proletarias, indígenas y marginadas, se pone de manifiesto y se expresa en las victorias electorales y democráticas y haría pensar en la posibilidad de realización de los intereses de clase proletaria como interese generales; las estructuras económica, política e ideológica de la formación social capitalista global que las sobredetermina elimina toda posibilidad de realización efectiva de los intereses proletarios. La clase proletaria puede acceder al control de los Estados nacionales a través de la democracia, pero mientras estos no sean centros de poder, nunca tendrá acceso al Poder real. El Poder real esta en manos de la burguesía transnacional que lo ejerce a través de una estructura política también transnacional, la cual no esta organizada desde la democracia sino desde el autoritarismo. Vivimos en un mundo vigilado y controlado. El imperio tiene el monopolio de la fuerza y es soberano absoluto. La tesis hobbsiana ha sido llevada efectivamente a cabo por el Imperio. El Leviatán controla el mundo. Los organismos transnacionales como el FMI, el Banco Mundial, el Consejo de seguridad de la ONU y demás, constituyen un aparato supraestatal que permiten el gobierno del mundo a la burguesía transnacional. El carácter autoritario de esta nueva estructura política anula por completo la democracia como posibilidad de realización de una transmodernidad desde un nuevo sujeto político latinoamericano. Este Supraestado es un Imperio no una democracia. No obstante, los procesos que vive actualmente Latinoamérica muestran al mismo tiempo otro sentido. El fortalecimiento político de las clases proletarias nacionales y el acceso al control del Estado vía democrática ponen de manifiesto la infuncionalidad de las estructuras políticas nacionales como instrumentos para el Imperio. La posibilidad de configuración de un nuevo sujeto político supranacional a partir de estos triunfos locales pone en riesgo al sistema capitalista lo que haría esperar una arremetida del imperio contra los conspiradores. La coyuntura internacional actual caracterizada por la tensión bélica en Medio Oriente y el fortalecimiento militar de los Estados Unidos, así como toda la retórica de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo que justifican la militarización de varias regiones entre ellas América Latina, no son más que la expansión del control y la disciplina autoritaria del Imperio. La democracia se muestra, entones, como limite en doble sentido tanto para la realización de un nuevo sujeto político que lleve a cabo la transmodernidad como para mantener el orden actual del capitalismo Imperial. El caso ecuatoriano si bien es expresión por un lado del surgimiento y fortalecimiento político de este nuevo sujeto encarnado en el movimiento indígena, muestra claramente la imposibilidad democrática de realizar los intereses de clase, es decir, la ausencia de poder real en el control del Estado. Las estructuras política, económica e ideológica impuestas desde el Supraestado imperial garantizan la realización de los intereses de la clase burguesa transnacional aunque sea la clase proletaria la que controle el Estado y 49


por tanto detente el “poder” político. La clase proletaria no tiene poder en democracia.

BIBLIOGRAFÍA: Amin, Samir 2001: “Capitalismo, imperialismo, mundialización”, en Resistencias Mundiales, Buenos Aires: CLACSO. Anderson, Perry 1996: “Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda” en Viento del Sur, No. 6, México, p. 44. Anderson, Perry 1999: “Neoliberalismo: balance provisorio”, en La Trama del neoliberalismo, Buenos Aires: CLACSO/EUDEBA Barth, Fredrik 1989: Los grupos étnicos y sus fronteras, la organización social de las diferencias culturales. (México: Fondo de Cultura Económica). Ceceña, Ana Esther 1997: “Neoliberalismo e insubordinación”, en Chiapas, México: ERA-Instituto de Investigaciones Económicas, N° 4 http://www.multimania.com/revistachiapas Informe SAPRI Ecuador: Los impactos neoliberales. Una lectura distinta desde la percepción y experiencia de los actores marzo 2002 Negri, Antonio “Marx más allá de Marx” en www.rebelion.org Negri, Antonio “Spinoza subversivo” en www.rebelion.org Unda, Mario 1992 “Las identidades entre Estado y sociedades” en Identidades y Sociedad (Quito:CELA). Weber, Max 1944: Economía y sociedad, tomo II, libro III: Comunidades étnicas. (México: Fondo de Cultura Económica) Zavaleta, René 1990 La Formación de la Conciencia Nacional (Cochabamba: Los Amigos del Libro)

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EN BUSCA DE LA DEMOCRACIA: LA DEFENSA COMO UN BIEN PÚBLICO. Bertha García Gallegos. PUCE 44

I. LA DEFENSA COMO POLÍTICA DEL ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO. El fin del conflicto con el Perú; los sucesos del 21 de enero cuyas consecuencias para la estabilidad política del país y para la propia institucionalidad de las fuerzas armadas, quedaron sin resolver; la urgencia de articular al país con eficacia y equidad en el nuevo sistema mundial, son tres factores que desde distintas perspectivas demandan cambios drásticos, tanto en las concepciones teóricas como en las prácticas, respecto de los temas de seguridad y defensa. Hemos constatado en estos últimos años, un conjunto de hechos derivados de los tres factores señalados, que nos están indicando claramente el deterioro de la institucionalidad y de la autoridad política en nuestro país, lo que es preciso corregir con la oportunidad que merece el desafío de construir un sistema democrático para nuestro país. Las ideas contenidas en este trabajo se enmarcan en las reflexiones realizadas por grupos civiles de trabajo; dentro del Proyecto “Relaciones Civil-Militares PUCE”; Programa de Administración democrática de las políticas de Defensa y Seguridad en el Ecuador”, desde noviembre de 2001 (1). Esas reflexiones se centraron en un punto que nos pareció fundamental para el Ecuador, esto es la necesidad de resolver de una manera adecuada la gestión y dirección política de la violencia legítima, esto es, del manejo civil democrático de las fuerzas armadas. El Estado nación que fue el gran motor de la modernidad, organizando el espacio nacional, construyendo ciudadanía y definiendo la soberanía, está sometido a rápidas transformaciones. Gran parte de las decisiones que le concernían, incluso muchas que tienen que ver con la seguridad y la defensa están siendo transferidas a fuerzas geopolíticas mayores, o a sistemas institucionales poco consolidados aún, dentro de un proceso de creciente mundialización de todos los espacios de la vida social. Sin embargo el Estado de derecho sigue siendo la única fuerza capaz de racionalizar la administración del poder y organizar la vida nacional; ser el referente por excelencia del cumplimiento de los derechos y deberes del ciudadano, productor y eje de todos los sentidos en el mundo moderno. Dado que no es posible competir con estados o alianzas estatales cada vez más poderosas económica, militar y tecnológicamente; en el plano de las ventajas comparativas, el poder de los estados pequeños, las pequeñas naciones, 44

Investigadora y Profesora Principal de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas, PUCE.

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estará en la eficiencia de su sistema de derecho y de su democracia. Por esa razón, perfeccionar y mantener el Estado de derecho debe ser el primero y más importante de nuestros objetivos nacionales permanentes. El argumento de esta ponencia es que en nuestro país específicas relaciones civilmilitares han llevado a que importantes espacios, especialmente aquellos que refieren a la seguridad y la defensa queden excluidas de la política, como dominio impersonal y soberano del ciudadano. Esta exclusión ha permitido el mantenimiento de rasgos del estado patrimonial-oligárquico y corporativo e impedido el pleno funcionamiento del estado de derecho, constituyendo entre otras cosas la base de la crónica inestabilidad política del Ecuador. (2) Seguridad y defensa siguen ajenas al dominio del ciudadano a partir de la política y constituyen un espacio patrimonial de un hábeas estatal, las Fuerzas Armadas. Para superar este desfase es necesario construir nuevos referentes en la relación civil-militar, lo que significa hacer política democrática de defensa. Entendemos las relaciones civil-militares como el conjunto de condiciones históricas y formas particulares de disputa por el acceso al poder del estado, (3) entre la clase política y la institución militar que permiten o impiden la subordinación objetiva (abstracta, institucional, a las normas constitucionales) y la subordinación subjetiva (legitimación de las normas y de la autoridad política por parte de militares). El potencial del poder militar se explica por su acceso directo al uso de las armas por mandato del estado para la seguridad y bienestar de sí mismo (del estado) y de los ciudadanos. (4) Las relaciones civil militares como concepto, tienen que ver con procesos permanentes de carácter inestable por su misma esencia. De allí que el control democrático de las fuerzas armadas sea fundamental para el funcionamiento del Estado de derecho. Para argumentar sobre estos puntos, es preciso analizar la particular estructura de las relaciones civil-militares que se conformó en Ecuador, a partir de las condiciones sociales internas de un país que a pesar de haberse convertido en una economía petrolera, conserva hasta hoy rasgos estamentales en su economía, sociedad y política; marcada heterogeneidad geográfica y social y notoria debilidad y falta de articulación nacional de las instituciones políticas y administrativas. Como condicionantes externos actuaron la disputa territorial con el Perú y nuestra posición estratégica subordinada a un país que se convirtió en la potencia mundial luego de la Segunda Guerra mundial. Más allá de la voluntad de los actores, civiles y militares, en las distintas coyunturas, son estas condiciones las que contribuyeron a imprimir el sentido a los sucesos históricos. (5)

II. ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES CIVIL-MILITARES EN EL ECUADOR. LOS MILITARES EN DISPUTA POR EL PODER POLÍTICO. 52


Según la tradición constitucional liberal y democrática, la fuerza armada no es un órgano político del Estado. Seguridad y defensa son competencias del gobierno constitucional, que las ejerce a través de un secretario de estado. Lo lógico es que se mencionen sus funciones dentro de los capítulos correspondientes a la dependencia ministerial correspondiente quien, a su vez, las representará ante los otros poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial. Sin embargo las prácticas constitucionales en nuestros países han asignado a las fuerzas armadas el carácter de “garantes del orden constitucional” lo que ha sobredimensionado su poder en el sistema político y ha legitimado su papel tutelar sobre la sociedad. Los militares en América latina se institucionalizaron en el trasfondo del Estado oligárquico. Los ejércitos se organizan y adquieren una moral y conciencia nacional, mucho antes que las instituciones civiles. A las tradiciones militares europeas que ayudaron a su instalación en la región a comienzos del siglo XX, se juntaron las experiencias nacionalistas, formándose tempranamente un sistema de representaciones de la nación y del estado, una ideología propia, desde la cual cuestionaron a las oligarquías criollas ensimismadas en su propio beneficio o se juntaron a ellas, según los casos. De modo que en la práctica, asumieron literalmente la “garantía constitucional”. En el Ecuador, esa función llevó a los militares a representarse como la única fuerza institucional frente a las actitudes de las oligarquías costeñas y serranas y frente al populismo velasquista que de diverso modo condujeron a una crónica desestabilización de las instituciones del país y se neutralizaron a sí mismos gracias a su propia inorganicidad. Asumieron entonces un papel claramente reformista institucionalista y antioligárquico. Ocuparon el vacío de poder dejado por la clase política y se constituyeron en un mecanismo multivalente y diverso que administró la crónica inestabilidad política a punta de golpes militares “presiones estratégicas” hacia los gobiernos civiles, exigiendo sucesivas reformas institucionales a través de las cuales, por su puesto, también consiguieron cada vez mayores atribuciones y ventajas para sí mismos. (6) Hay que reconocer que en el Ecuador, a través de los militares, fuerzas políticas reformistas, con pocas posibilidades electorales en una sociedad conservadora, pudieron introducir reformas institucionales importantes que tendieron a favorecer a los sectores populares. (7). Sin embargo, no siendo producto de un actor político, sino más bien de una visión corporativa del poder, las reformas que propiciaron los militares no alcanzaron tener un efecto transformador del conjunto del sistema político. Otros factores como los contenidos de las doctrinas de la Guerra Fría se sumaron a los anteriores y contribuyeron a distorsionar las representaciones militares sobre las condiciones nacionales y sobre su propio papel frente a ellas. Se introdujeron las ideas de la contrainsurgencia y del enemigo interno en las doctrinas militares criollas. (8) La Guerra Fría fue profundamente desestabilizadora del estado de derecho y la democracia en América latina. En nuestro país, a falta de un sector popular contestatario y de una izquierda organizada, los militares debieron hacer adecuaciones doctrinarias ad hoc para 53


señalar como “enemigo interno” a la oligarquía causante de las condiciones sociales de atraso y miseria, al populismo como un mal nacional. (9) Los “proyectos sociales contrainsurgentes” con base militar que se desarrollaron en América Latina como regímenes autoritarios, aquí aparecieron como proyectos tecnocráticos de modernización e industrialización que incorporaron la idea de la planificación estatal del desarrollo. Pero contradictoriamente con la intención militar, esos proyectos perdieron fuerza porque identificaron indefinidos sujetos de las reformas, tales como “las oligarquías” y el “pueblo”, manteniendo tan solo como sujeto definido a la corporación militar. Si el proceso de industrialización debía “producir” a los “productores”, a partir de una acción desde el estado, los militares ¿por qué no? también debían y podían hacerlo. (10) Es así como en el Ecuador la fuerza militar asumió en la práctica muchos otros roles, más allá de simples mediadores del poder, siendo la versión criolla de “garantes del orden” el más recurrente, conspicuo y controversial. Realmente fuerza de ocupación de un Estado en abandono por parte de la clase política. El papel de custodio y líder político directo y “lateral” del estado y de la sociedad como un “destino manifiesto de la institución militar”. El tema del control civil de los militares no se incorporó a la agenda de los partidos políticos ni siquiera en las reformas que llevaron a la entrega del poder a los civiles luego de los gobiernos militares de los años setenta. No hubo rendición de cuentas. Acuerdos por debajo de la mesa permitieron a los militares apartarse del poder llevando una importante herencia de representaciones en las instituciones del Estado, especialmente en las llamadas “zonas estratégicas” petróleo, electricidad y comunicaciones. Desde allí comenzaron a proyectar hacia la sociedad no solo una imagen sino una doctrina tutelar de seguridad. (11). Gracias a la acción política militar en el Ecuador el conflicto social no llegó a los niveles que en otros países; pero tampoco pudo debilitar a la oligarquía que se modernizó durante el boom petrolero, se volvió cada vez más pujante mostrando el esplendor de su poder de tanto en tanto. Tampoco pudo derrotar al populismo y más bien, como se verá más adelante, terminó por caer en él (12). Tampoco contribuyó a la institucionalización del país al afectar o neutralizar a los partidos políticos con vocación reformista. El movimiento sindical, intelectualidad progresista, que se fortalecieron desde los años setenta nunca lograron superar en sus objetivos a los proyectos militares reformistas; se plegaron al nacionalismo militar en defensa de los sectores estratégicos. También la izquierda doctrinaria fue rebasada por los proyectos militares. En la práctica la izquierda ha seguido legitimando la potencialidad “revolucionaria” militar, para alcanzar una “democracia efectiva” (refiriéndose a la política social redistributiva de los militares) aún a costa de sacrificar la legalidad y la institucionalidad democrática. (tal como se vio en los sucesos que derrocaron al Presidente Mahuad); La derecha desarrolló una oposición más definida hacia los militares, pero por “intereses 54


empresariales”; en la práctica ha estado siempre dispuesta a “utilizar” a las fuerzas armadas para servir a los fines de su autoritaria noción de orden social. (13) III. AUTONOMÍA, MILITAR.

CORPORATIVISMO

Y

“DESMILITARIZACIÓN”

La autonomía institucional es una consecuencia natural y positiva de la evolución profesional de cualquier organización, especialmente de la militar. Pero hablamos de la “autonomía política”, por medio de la cual los militares desarrollan una actitud como si estuvieran por encima de los conflictos políticos, poniendo a prueba su influencia sobre los gobiernos en torno a decisiones políticas cruciales. Hablamos también de la “autonomía corporativa” por la que actúan defensivamente (corporativamente) protegiendo sus límites de la interferencia de “extraños”. Estos conceptos desarrollados por Huntington, expresan el estado de las relaciones civil-militares en el Ecuador, desde los noventa. La autonomía política y corporativa de los militares se revitalizó durante el período democrático, porque los gobiernos y fuerzas políticas que se sucedieron en el poder no desarrollaron una política militar. Antes bien se desentendieron de ella tratando de mantener alejados a los militares de su entorno aunque respetando sus reglas institucionales o, por el contrario, pretendiendo manipularlos a su voluntad. (14) Los militares han decidido autónomamente en una amplia gama de asuntos: personal (ascensos, nombramientos); dimensiones de las fuerzas; educación y doctrina militares; adquisición de armas y tecnología. La información en manos militares se convirtió en tabú, bastión inexpugnable. El avance sobre las instituciones estatales en cambio ha sido incesante y se ha manifestado entre otras cosas en el mantenimiento del carácter militar de la ley de seguridad nacional, jurisdicciones específicas, fueros y tribunales propios. La no revisión de la legislación militar. Los reclamos de inmunidad y amnistías especiales. La composición militar del Consejo de seguridad nacional. El lobby ante los presidentes para arrancarles la firma a los “proyecto de Defensa”. Un sistema de educación profesional civil-militar no sometido a ningún control y evaluación. Mientras que el corporativismo se ha expresado en el desarrollo de toda una institucionalidad de soporte social propio (educativa, financiera, empresarial, seguridad social). En la tendencia a desarrollar proyectos autogestionados tanto para los proyectos institucionales como para los de beneficencia militar (15) Las consecuencias del fin de la Guerra Fría, el descrédito mundial de las conceptos militares de seguridad, en el Ecuador fue neutralizado por el aumento del prestigio y legitimidad de las fuerzas armadas por el éxito militar alcanzado en la Guerra del Cenepa, frente al Perú. Es posible que este mismo prestigio haya influido para llevar la autonomía y al corporativismo militar a puntos extremos. Dado que el concepto de seguridad en los noventa se expandió hasta incluir educación, 55


salud, medio ambiente, forestación desarrollo comunitario, desarrollo humano, tecnología, en el Ecuador se asumió que esas tareas eran también atribuciones militares, de modo que sus roles se extendieron a todos esos ámbitos y exacerbándose la competencia militar con organizaciones civiles de carácter social en el lobby en busca de recursos ante organismos internacionales. La competencia de intereses ha sido marcada y la imagen tutelar creció desmesuradamente. (16) Si lográramos hacer un detallado análisis de la dimensión de esa fuerza expansiva sobre el estado; de la legislación e indolencia civil que lo permitió; del desentendimiento de estos temas por parte de los partidos políticos que se han sucedido en el poder ejecutivo y legislativo; del papel jugado por instituciones como IAEN en la no adecuación de un pensamiento militar acorde con los tiempos, en el mantenimiento de falacias sobre la administración militar (17), en la influencia ejercida para retirar los controles ejercidos por el Congreso en la aprobación de los nombramientos de oficiales superiores, se hallarán las raíces de la crisis militar manifiesta con tanta fuerza en los últimos meses. Hasta el punto de alentar un populismo que brotó de filas militares el 21 de enero de 2001 alentado por sectores civiles con demandas políticas distorsionadas hacia los militares (pidiéndoles organizar la política y la democracia); de producir los comportamientos que hemos observado en los últimos meses y del peligro de entrar en una “desmilitarización” militar. El caso ecuatoriano nos demuestra que en algún momento como país caímos en un error de apreciación histórica. Terminamos con una institución débil y mal encajada en el Estado de derecho, que acabó sumándose al populismo, al clientelismo y al corporativismo que tanto quiso combatir contribuyendo también a la corporativización y desinstitucionalización en el campo civil. (hoy el Ecuador es un país con una política completamente corporativizada, con intereses sectoriales y estamentales). Las instituciones creadas para la modernización no terminan aún por articularse en una visión nacional. Estamos dentro de una rueda necia girando en torno a una sociedad estamental, corporativizada. De ninguna manera se trata de apuntar a la existencia de un “espíritu conspirador” por parte de las Fuerzas Armadas ni de desacreditar su importante y patriótico interés y vocación al servicio del país. No podemos desconocer el valor de militares que han honrado la historia pasada y reciente del Ecuador. Sólo intento mostrar que estas tendencias se han formado por sobre las buenas o malas voluntades individuales y son consecuencia de la falta de un control civil, institucional y político del ámbito de la seguridad y la defensa, que es urgente recuperar con firmeza en un momento que reclama la vigencia del estado de derecho como gestor del desarrollo social interno y de la vinculación del país con el sistema mundializado.

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IV. LA POLÍTICA DE DEFENSA EN EL ESTADO DE DERECHO. CAMBIOS NECESARIOS CON RESPONSABILIDAD CIVIL. Por lo anterior vemos que en el Ecuador es necesario construir un verdadero estado de derecho. Como bien lo afirma Rut Diamint en su reciente libro “Democracia y seguridad en América latina”, “los estudios sobre defensa y militares en América latina están en sus inicios”. “Los líderes de las nuevas democracias no desarrollaron un pensamiento sobre la defensa para un estado de derecho que tiene que lidiar con la globalización”. El problema es lograr un proceso nuevo tras comprobar el debilitamiento del Estado para gestionar la democracia, por el cual las fuerzas armadas deben encontrar su lugar en el conjunto de aparatos y funciones del Estado. Poner de pié el estado de derecho (18). Comprendemos que esta no es una tarea fácil ni para los gobiernos ni para las fuerzas armadas. Implica todo un proceso de readecuación de parámetros ideológicos, administrativos y técnicos. También implica resolver con lucidez las presiones que representan, especialmente por parte de la política norteamericana sobre el empleo de las fuerzas armadas de la región en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, así como la consolidación de un bloque económico continental. Al respecto es de esperar que los latinoamericanos logremos desarrollar nuestras propias perspectivas regionales de defensa cooperativa. En todo caso en Ecuador aparece con escasas posibilidades de autonomía. Mientras tanto creemos en la necesidad de formular una política de defensa como una mas de las políticas de Estado y organizar un Ministerio Civil de la defensa. El Ministro civil es el representante político y administrativo del área de la Defensa por delegación del gobierno. Distinguir los ámbitos de la Seguridad que compete al Estado en cuanto al bienestar y derechos de los ciudadanos a través de organismos administrativos que gestionan las políticas estatales de gobierno y orden interno, finanzas, salud, educación, relaciones exteriores; con los de la defensa que tiene que ver con su relación con otros estados y aquellos riesgos y amenazas en los que necesita el empleo de la fuerza militar. Por eso es una tarea interministerial que necesitaría crear un órgano de carácter consultivo civil (CONSEJO DE SEGURIDAD) que elabore y proponga políticas de seguridad. Puede ser muy importante distinguir la función de la defensa o seguridad externa con respecto a la de seguridad interior. Establecer con precisión qué misiones corresponden a las fuerzas armadas y cuales a la policía civil nacional. Regular por la ley las condiciones por las que las fuerzas armadas pueden participar en asuntos de seguridad interior y en otras misiones no militares, como el apoyo a la lucha contra el crimen organizado, narcotráfico, terrorismo y subversión. Dado que la Defensa es también un instrumento de la política exterior de un Estado, ésta 57


realidad debe ser reflejada en la relación entre el Ministerio de Defensa y el de Relaciones Exteriores y en la constitución de los demás mecanismos que regulan y manejan la defensa. Los roles militares fundamentales y no fundamentales, en general las tareas de los militares esenciales y temporales deben ser incluidas en la Política de defensa por el gobierno a través de su Ministerio de defensa, bajo el control del Congreso y sin interferencias con el poder judicial. Una segunda tarea puede ser el reordenamiento constitucional y legal. En primer lugar eliminar de la Constitución el fundamento de la connotación tutelar en el papel de garantes del orden constitucional del país que se atribuye a los militares, pues esa garantía debe ser jurídica y no militar. Requiere también la armonización de la legislación militar con la Constitución reformada. La sujeción de todas las instituciones incluyendo las fuerzas armadas a los organismos de control del estado de derecho; así como el respeto a la unidad jurisdiccional (eliminando fueron y cortes militares o incluyendo esas materias en una sala especial de las cortes civiles). Como lo afirma Jaime Garreta: es necesario construir un marco jurídico democrático apropiado tanto para tiempos de crisis como para tiempos de paz. (19) Aclarar y regular el papel del Congreso de la República implica responsabilizar a los partidos políticos para elaborar una política de defensa que pueda ser debatida en los organismos de representación política como una política de Estado. La instalación de una Comisión de Defensa nacional como un organismo importante y especializado para controlar la actividad del gobierno y del ministerio de Defensa, supervisar las operaciones y gastos militares, las acciones de los organismos de inteligencia. Una comisión especializada puede ser depositaria de la información confidencial del estado, bajo condiciones de responsabilidad, señaladas por la ley. Los militares deben prestar su importante contribución como consultores y asesores de los organismos del Estado (Ministerio civil de la defensa, Comisión de Defensa del Congreso, Consejo de Seguridad y otros que reclamen su aporte técnico y especializado). Pero la otra cara de la moneda es pensar en la necesidad de emprender cambios a nivel de la propia organización militar. Los ecuatorianos queremos tener unas fuerzas armadas sólidas y multivalentes, con un mando único y con liderazgo competente. Unas fuerzas armadas que resulten del equilibrio entre tres factores: la apreciación de los riesgos y amenazas que soporta el país y sus desarrollos potenciales en el tiempo y en el espacio; nuestra capacidad económica y la necesidad de resolver en primer lugar las necesidades básicas de salud, educación y empleo de nuestra población; el desarrollo de la tecnología en el campo militar. (19) Los militares deben tener absoluta autonomía en los campos de su saber especializado y en las decisiones y disciplinas asociadas con él: tácticas estrategias militares, desarrollo tecnológico, administración de personal y equipos militares. Asimismo la Constitución y la ley debe garantizar el pleno goce de 58


sus derechos ciudadanos: el derecho al voto, a su promoción justa, al bienestar suyo y de su familia. A la sociedad le importa que los mandos militares superiores sean los más idóneos; por tanto es importante que la Ley prescriba los mecanismos más adecuados para que se cumpla una selección objetiva y para una restituir al Congreso nacional la tarea de su control. Por último, hemos dicho que la defensa es un bien social, pero es el único bien social que se caracteriza porque lo produce el Estado. Su necesidad es notoria en tiempos de crisis pero no en tiempos de paz por lo que la sociedad tiende a no pensarla sistemáticamente. Como bien dice Luis Tibiletti en su Ponencia “La conducción política de los asuntos de defensa y el Presupuesto de las FF.AA.” las políticas de salud, de educación, etc. tienen una comunidad académica que se ocupa de ellas. Pero en América latina no tenemos aún comunidades académicas sobre la defensa. Si bien es cierto que todo ciudadano debe estar convenientemente informado sobre estos temas, es necesario entender que se trata de un campo especializado de reflexión sistemática. Los medios de comunicación tienen una rol importante en el mantenimiento de una cultura y educación política en defensa y seguridad. Realmente necesitamos una política de comunicación de la defensa. Necesitamos que las universidades, los centros de investigación, los partidos políticos se responsabilicen de esta tarea que no pueden cumplirla los institutos militares. Por supuesto necesitamos dialogar abiertamente con los militares. Ninguna reforma en el campo militar se puede hacer contra ellos, sino mas bien con ellos. El problema aquí es el relevo permanente de las generaciones de oficiales militares lo que dificulta el mantener contactos permanentes entre el campo civil y el militar. Los latinoamericanos estamos todavía lejos de tener las condiciones idóneas para lograr una comunidad académica de defensa; pero esto no nos exime de hacer todos los esfuerzos posibles con la ayuda de redes y centros especializados a los que pertenecemos o a los que podamos implementar. Debemos convencer a las instituciones creadas para este fin (educación de civiles en defensa) especialmente de los Estados Unidos que inviertan realmente en la relación civiles-civiles si no quieren reforzar aún más la autonomía militar. (20)

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V. NOTAS, REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA. 1. El Proyecto Relaciones Civil-Militares PUCE-ILDIS-NED tiene como objetivo fomentar una cultura política ciudadana y aumentar la capacitación de especialistas civiles en materia de defensa, seguridad y relaciones civil militares. Iniciado con estos referentes en noviembre de 2001, el Proyecto continúa los esfuerzos con los que arrancamos en los Diálogos Civil-Militares patrocinados por la PUCE, American University y las fuerzas armadas entre enero de 1996 y julio de 1998. El Proyecto organizó la Conferencia Internacional: “Pequeños Países frente a la globalización; Sociedad, Defensa y Seguridad” dentro de la cual se realizaron cinco Foros, con la participación de 20 especialistas internacionales y nacionales sobre los siguientes temas: “Perspectivas Estratégicas de Europa, OTAN y América latina”. “Relaciones Civil-Militares en América Latina”. “Pequeños Países, Nuevos conflictos: Propuestas Políticas y Estrategias regionales”. “Presupuestos y Gasto Militar: Alternativas para la formulación democrática y transparente de estos procesos”. “El poder militar en el Ecuador: Nuevos enfoques y propuestas desde la Sociedad Civil”. 2. En el sentido feudalización, escasa articulación de la política en el Ecuador donde los grupos de poder mantienen autonomía sobre vastos espacios de decisión política. La política corporativizada ha alcanzado también a las organizaciones populares donde los sindicatos estatales, los partidos políticos, las organizaciones indígena y campesinas luchan por intereses sectoriales y no nacionales. En esto radicaría gran parte de la situación de ingobernabilidad que padece el Ecuador. Las fuerzas armadas han entrado también en esta lógica. Ver al respecto: Bertha García Gallegos: “Gobernabilidad, Sistema Político y Control Civil sobre las Fuerzas Armadas”. Ser en el 2000. Bs. As. Conferencia Gobernabilidad, Seguridad y Fuerzas Armadas en América Latina. Abril de 2000. 3. Ver al respecto: Huntington Samuel: “El Soldado y el Estado; teoría y política de las relaciones civil-militares”, Bs. As. Grupo Editor Latinoamericano, 1995. López Ernesto y David Pion Berlin: “Democracia y Cuestión Militar” Bs. As. Univ. Nacional de Quilmes, 1996. Sain Marcelo Fabián: “Los levantamientos carapintada 1987-1991”, Bs. As. Centro Editor de América Latina, 1994. Quizá las interpretaciones sobre la “autonomía militar” han sido las más recurrentes especialmente para América latina. (Varios Autores: José Nunn; Felipe Agüero; Hernry Peace; Augusto Varas- CLACSO y Grupos de Trabajo. 4. En términos de la teoría contractualista liberal. La seguridad es en primer lugar del propio Estado. Sin él la seguridad de la sociedad es inexistente. 5. Los analistas tratamos de encontrar “racionalidades”, las tendencias y las 60


estructuras subyacentes a los fenómenos, ajenas a la sola voluntad de los actores en las distintas coyunturas. Los actores, en este caso los militares, pueden resistir esta crítica en términos personales. Hemos visto que esta relación se repite constantemente en los “diálogos civil-militares”. Esto es algo que debemos resolver con la práctica y el buen entendimiento de las cosas. 6. Tendencias observadas en todos los casos estudiados en América Latina. Ver: Quintana Juan Ramón: “Democracia y Relaciones Civil-Militares en Bolivia”; Foro Relaciones Civil Militares en América Latina. Conferencia Internacional “Pequeños Países frente a la Globalización; Sociedad, defensa y Seguridad”. PUCE ILDIS NED. Quito. Alegría Ciro: “Seguridad y Defensa en el Perú ¿Empezó el cambio?”, Documento Abril 2002. 7. Se adjudica a los militares ecuatorianos la viabilidad que alcanzaron un conjunto de reformas económicas, jurídicas y sociales que empujaron los procesos de modernización de la sociedad y economía ecuatorianas entre las décadas del veinte al setenta, siglo XX. 8. Si se examinan las Revistas Militares ecuatorianas correspondientes a las décadas del cincuenta y sesenta, siglo XX, se entenderá la fuerza que adquirieron los temas de la Guerra Fría. Estos dominan el contenido de las revistas. Sobre Ecuador tan solo existen temas referidos a las efemérides patrias. Esto ocurre incluso con la Revista del mes de febrero de 1972, fecha del Golpe Militar que inauguró el período de dictadura hasta 1979. Las siguientes revistas empiezan a tratar los temas del gobierno “Revolucionario y Nacionalista de las Fuerzas Armadas”. 9. Ver: Bertha García Gallegos: Militares Economía y Lucha Política; Ecuador en los años setenta. Capítulo III. 10. El desarrollo empresarial de los militares ecuatorianos se inició en 1973 en plena dictadura militar. Acorde con la política militar de favorecer los procesos de industrialización del país se constituyó DINE (Dirección de Industrias del Ejército) que ha crecido desde entonces hasta conformar un holding empresarial importante. 11. Para entender las connotaciones tutelares del concepto de seguridad producido por los militares, ver: Moncayo Gallegos Paco: Seguridad y Democracia. Quito, Corporación Editora nacional, 1995. 12. Se puede pensar que el esfuerzo de institucionalización y profesionalización que caracterizó a los militares ecuatorianos tuvo como referente al evidente desorden causado por las oligarquías y las pocas familias reinantes, dueñas del Estado 61


para su propio beneficio. Lo mismo ocurrió con el “velasquismo”, movimiento populista liderado por José María Velasco Ibarra que dominó la política ecuatoriana entre los años veinte hasta 1972 cuando los militares pusieron fin a su quinta presidencia. Militares y velasquismo se identificaron en su carácter antioligárquico, pero la “mediación política” que ejercieron tuvo diferencias. Los militares quisieron institucionalizar todo a su manera (desde la economía hasta los partidos políticos). El velasquismo fue profundamente inorgánico y debilitó cualquier intento institucionalizador. Velasco Ibarra era un político esencialmente “antipartidos”. 13. Por ejemplo en la “guerra del arancel”, Guayaquil 1964 para derrocar a la Dictadura de entonces. Detrás de la “lucha de las petroleras” en 1974 y 1975 acabando virtualmente con la dictadura nacionalista de Rodríguez Lara. Instalando la economía neoliberal en la administración Febres Cordero (1984). Detrás de la reforma financiera sin control político en el gobierno de Durán Ballén (1992). En la lucha antipartidos y pro independientes que terminó pulverizando al Congreso Nacional. Bajo su inspiración un ministro de finanzas cae cada dos meses en Ecuador y se frena cualquier intento de ordenamiento financiero. La oligarquía codiciosa emigró tras la crisis bancaria hacia paraísos más benévolos dejando tras de si su recuerdo en los desocupados palacios bancarios de Quito y Guayaquil. Otra parte se volvió más orgánica y moderna detrás del partido Social Cristiano desde el cual ha ensayado de cuando en cuando atisbos de un proyecto institucional, al cual le cae muy mal la competencia del “empresariado militar” al cual denomina “la oligarquía militar”. 14. García Gallegos Bertha: “De la Acción Cívica al Apoyo al desarrollo; la seguridad interna como doctrina de resolución de conflictos. 15. Diamint Rut: Democracia y Seguridad en América latina; Cap. VI “Nuevos Perfiles del Poder Militar”. Bs. As. Nuevohacer; 2002. 16. A este problema se refiere Samuel Fitch en su análisis sobre Ecuador: The Armed Forces and Democracy in Latin América. Cap. III “Military Role Beliefs in New Democracies: Ideology and Context in Argentina and Ecuador”. 17. El Comercio, domingo 12 de mayo, entrevista al General Oscar Isch, Jefe del Comando Conjunto de las FF.AA. se puede detectar algunas falacias del pensamiento militar: “El ministro civil debe ser formado en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN)”, institución dirigida por militares. “El ministro civil debe conocer de táctica y estrategia militares”. Consideramos que esto es un esfuerzo por “militarizar” al ministro civil cuando él debe mantener criterios esencialmente políticos. El papel del IAEN en la práctica ha sido “militarizar” a la burocracia del Estado, socializándola en las concepciones militares de 62


seguridad nacional. “El control por parte del Congreso respecto a los ascensos de oficiales superiores ya no se hace porque el asunto se politiza”. No solo en círculos militares encontramos este criterio peyorativo de la política que distorsiona la imagen del Estado de derecho. 18. Ver: Luis Tibiletti: “La conducción política de los asuntos de defensa y el Presupuesto de las FF.AA.” Gustavo Suárez Pertierra: “Las Perspectivas de la Defensa Europea y la Convergencia Española”. Conferencia Internacional “Pequeños Países Frente a la Globalización; Sociedad, Defensa Y Seguridad”. Quito PUCE, noviembre 2001- mayo 2002. Los autores insisten en la necesidad de recolocar a la institución militar en el conjunto de los aparatos e instituciones del estado de derecho. 19. Jaime Garreta: “Institucionalidad democrática y Relaciones Civil-Militares en la Argentina”. Foro: “Las Relaciones Civil-Militares en América latina”, enero 2002. Conferencia Internacional “Pequeños Países… El esfuerzo realizado por el Congreso argentino para dotar al país de un marco jurídico apropiado para la conducción de la defensa y la seguridad ha sido reconocido como el factor que está detrás del mantenimiento de las fuerzas armadas en sus roles democráticos frente a la grave crisis del país. 20. Es preciso señalar las contradicciones que pueden presentar para el Estado de derecho y la democracia, los proyectos autogestionados de las Fuerzas Armadas que escapan al control democrático de los gastos y presupuestos de la defensa. Las Fuerzas Armadas por su propia esencia de subordinación al Estado y al poder civil, no pueden ser autogestionarias. 21. Un novedoso tratamiento del tema de la formulación de políticas de defensa y el control democrático de las fuerzas armadas es desarrollado extensamente en reciente libro de Rut Diamint: “Democracia y Seguridad en América latina”. Bs. As. Nuevo Hacer, 2002.

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POBLACIÓN Y DESARROLLO LOCAL45 Fernando Guerrero C. 46

1. INTRODUCCIÓN Durante las últimas décadas se ha dado un avance significativo en la construcción y producción de datos sociodemográficos y, en general, sobre condiciones de vida de la población ecuatoriana. Además de los censos de población y de las encuestas especializadas en temas demográficos, ahora se cuenta con bases de información preparadas por instituciones estatales y ONG‟s que tienen como uno de sus objetivos aportar insumos demográficos para la adopción de políticas sociales. No obstante estos avances en la construcción y tratamiento de datos socioeconómicos, es poco lo que se ha logrado en lo referente a la integración de los indicadores sociales a la planificación del desarrollo. En gran parte, uno de los factores responsables de esta ausencia de integración tiene que ver con el divorcio entre los especialistas en la producción de información y de conocimientos sociodemográficos y aquellos que tienen la responsabilidad de la planificación del desarrollo económico y social. A este hecho se suma el divorcio entre estos dos últimos actores y los responsables de la adopción de políticas sociales. Sin duda alguna en el ámbito de las políticas de población es donde se presenta con mayor claridad esta ausencia de integración. A pesar de que una de las recomendaciones de la Conferencia Mundial de Población en Bucarest (1974) fue la búsqueda de una mayor integración entre las variables demográficas y desarrollo socio-económico, al cabo de 29 años muy poco es lo que se ha logrado dentro de este proceso de integración, quedando dicha recomendación en un mero propósito. De acuerdo con lo anterior uno de los desafíos de los investigadores y planificadores sigue constituyendo, no sólo la medición, estimación y la proyección de las variables demográficas, sino el análisis de los comportamientos demográficos y sus consecuencias en el ámbito del desarrollo. En el presente artículo se trata de visibilizar las variables sociodemográficas dentro de la planificación local con el propósito de disponer de una visión más completa de la 45

Este artículo forma parte de un trabajo más extenso preparado por el autor en el marco del programa de cooperación entre el UNFPA, ODEPLAN y AME, en el segundo semestre de 2003. 46 Profesor Principal de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la PUCE. Especialidad de Sociología del desarrollo.

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situación social de los cantones o microregiones, evitando considerar la dimensión demográfica como un hecho anecdótico o meramente complementario y, por otra parte, se identifican las variables demográficas más relevantes para la planificación del desarrollo local.

2. LA NECESIDAD DE INTEGRAR A LA PLANIFICACIÓN DESARROLLO LOCAL LOS CONOCIMIENTOS EN POBLACIÓN

DEL

Alrededor del tema poblacional y de la planificación del desarrollo local existe una diversidad de actividades que pueden ir desde la producción de conocimientos hasta la definición y ejecución de políticas públicas. Dentro de este conjunto de actividades interesa destacar las relacionadas con la planificación o, más concretamente, las que se refieren a la integración de la información sobre dinámica demográfica en la planificación económica y social en el ámbito local. Sin embargo, antes de detenerse en este tipo específico de actividades conviene tener presente el alcance de las actividades relacionadas con la investigación y la definición de políticas públicas. Se parte del supuesto de que, para poder integrar la información demográfica a la planificación del desarrollo local, es necesario conocer, previamente, cómo se presentan los fenómenos demográficos y, adicionalmente, es preciso conocer los conceptos y las categorías más relevantes que se utilizan para entender su dinámica y sus tendencias 47. En el ámbito de la dinámica poblacional es posible diferenciar por lo menos entre las actividades cuyo propósito es la producción de conocimientos; esto es la investigación sobre los factores determinantes y las consecuencias de la dinámica demográfica y aquéllas en donde la información sociodemográfica o los insumos aportados por los especialistas en población son utilizados dentro del proceso de planificación. Una tercera actividad, que se diferencia de las dos anteriores se orienta, en cambio, al diseño de programas y proyectos, es decir, a la definición de acciones y políticas que buscan explícitamente influir en la dinámica poblacional. 48 Cada una de estas actividades está comandada por actores diversos. En el caso de la producción de conocimientos generalmente intervienen especialistas en el ámbito de la demografía y la población y suelen estar acompañados por economistas, sociólogos, antropólogos e, incluso, expertos en medicina. En tanto que en el segundo tipo de actividades intervienen funcionarios públicos, expertos en planificación del desarrollo y, por último, las actividades orientadas a la definición de políticas públicas las mismas que están dirigidas por los “tomadores de decisiones políticas”, es decir aquellos que 47

En congruencia con esta idea en el presente módulo se contempla un acápite sobre el alcance y los límites de los principales conceptos (y sus respectivos indicadores) de la dinámica poblacional. 48 Omar Arguello, Presentación y fundamentación del curso Población y Desarrollo, CEPAL-CELADEUNFPA, Stgo. de Chile 1992.

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tienen la responsabilidad política de diseñar programas y proyectos cuyo objetivo último es incidir en la dinámica poblacional. Refiriéndonos al caso ecuatoriano y a la planificación local en concreto se puede observar que las actividades relacionadas con la dinámica poblacional son ejecutadas por diversos actores tanto individuales como institucionales 49. En la producción de conocimientos intervienen, por una parte, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, y otras entidades que forman parte del sistema nacional de planificación como la Secretaría Técnica del Frente Social a través del Sistema Integrado de Indicadores sociales del Ecuador SISE, y la Oficina de Planificación, mediante el sistema INFOPLAN y por otra, las ONG‟s y entidades que también producen información estadística a través de encuestas especializadas en temas sociodemográficos. A este último grupo también hay que añadir la información sobre empleo y subempleo elaborada por la FLACSO. En la producción de conocimientos sobre dinámica poblacional también juegan un papel destacado los investigadores sociales que utilizan en sus estudios los insumos (información estadística) aportados por las entidades señaladas anteriormente para analizar los determinantes de la dinámica poblacional y las consecuencias de ésta sobre el desarrollo económico y social. En el ámbito regional y local los planificadores y diseñadores de políticas serían los encargados de utilizar el conocimiento acumulado sobre las causas y las consecuencias de los comportamientos demográficos en los programas y proyectos de desarrollo. En este caso, los especialistas en población se ponen al servicio de los planificadores para “asegurar que la información demográfica sea integrada adecuadamente a los planes que se elaboran y ejecutan” 50. Dado que no siempre en el ámbito local es posible acudir a los especialistas en demografía, se trata de que los planificadores (en este caso los directores departamentales de los gobiernos locales y los equipos técnicos que asesoran a los gobiernos locales) cuenten con los conocimientos básicos sobre dinámica poblacional con el propósito de que se asegure la integración de las variables 49

Desafortunadamente en el ámbito de la planificación se constata una falta de integración entre las actividades y las funciones señaladas. Si bien gran parte del problema tiene que ver con la crisis de un estilo de planificación centralizada, no es menos cierto que la falta de estabilidad política y la ausencia de continuidad de los programas y proyectos de gobierno a gobierno tienen su parte. A lo anterior hay que agregar la débil formación de recursos humanos en población y desarrollo. En este caso las carreras universitarias de ciencias sociales tienen un gran reto y, en gran medida, éste tiene que ver con la superación de las relaciones difíciles entre Ciencias Humanas y la Estadística. En este campo se trataría de hacer efectiva la sugerencia del documento “Políticas de Población del Ecuador. Documento de Propuesta” (ODEPLAN-USAID, 1999) que plantea la necesidad de incluir a contenidos poblacionales en los programas de estudio de economía, sociología, periodismo o trabajo social. Nosotros añadiríamos a lo anterior la introducción de procedimientos de cálculo y estimación de las variables demográficas y, finalmente, la capacitación en el uso de dichas variables e indicadores en el proceso de investigación (Guerrero, F. 2003). 50 Arguello, Omar, Op. Cit., pág. 3.

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demográficas a la planificación del desarrollo local. En suma, dentro de la producción de conocimientos caben, de manera desagregada, un subtipo de actividades que se refieren a la medición, estimación y proyecciones de los comportamientos demográficos. En otras palabras se trata de establecer los niveles y tendencias de la dinámica poblacional, desagregada por grupos sociales, género, grupos de edad y áreas de residencia. Por su parte, en las actividades referidas a la integración de las variables demográficas a la planificación local las tareas claves giran en torno a los siguientes aspectos: a) Utilización y reelaboración de la información sociodemográfica que ha sido aportada por los investigadores y las entidades encargadas de producir información (censos, encuestas especializadas y estudios sobre variables demográficas); b) Ajustar la información a las necesidades de la planificación local y, c) Identificar de manera anticipada los cambios que se irán produciendo en la dinámica demográfica a consecuencia de las acciones previstas en los planes de desarrollo cantonal51. Cabe señalar que sin decisión política, en este caso de los que se encuentran a la cabeza de los gobiernos locales, no se puede asegurar la integración de las variables demográficas a la planificación del desarrollo económico y social. En este sentido dentro de las actividades relacionadas con la toma de decisiones políticas se trata de lograr que la dinámica poblacional se ajuste a los planes de desarrollo de largo plazo. En otras palabras, que el comportamiento de las variables demográficas guarde congruencia con los objetivos sociales, económicos y políticos de la sociedad local o regional.

3. POBLACIÓN, DESCENTRALIZACIÓN POLÍTICA-ADMINISTRATIVA

Y

DESCONCENTRACIÓN

En América Latina los procesos de descentralización han apuntado principalmente a los siguientes objetivos: la búsqueda de alternativas que garanticen una prestación de servicios eficiente y eficaz y mejoren la calidad de vida de la población; la democratización de la gestión pública; y, por último, el incremento de la gobernabilidad local. Existen evidencias de que la política de descentralización también ha contribuido a la redistribución espacial de la población. Con seguridad el caso más ilustrativo es el de 51

Arguello, Omar, Op. Cit. Pág. 3.

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México en donde se observa durante las dos últimas décadas un proceso de desconcentración de la capital del país a favor de las ciudades intermedias. Al mismo tiempo se constata cierta capacidad de retención de la población en algunos centros poblados después de la ejecución de medidas políticas orientadas a la desconcentración de la gestión pública. Otro ejemplo interesante de la relación entre política de descentralización y población es el caso boliviano en donde el volumen total de población de los municipios se ha constituido, a raíz de 1994, en uno de los indicadores para la asignación de recursos económicos desde el Estado. Este hecho por si mismo ha contribuido, no solo a que las sociedades locales puedan negociar la transferencia de recursos, sino también a conocer y evaluar el peso de la Población de las diferentes localidades en el contexto regional o microregional. A manera de hipótesis, en el caso ecuatoriano se espera que a partir del proceso de descentralización se vayan creando las condiciones para que los municipios y las provincias retengan mayores volúmenes de población. Sin embargo, la descentralización por sí sola no constituye el factor determinante de la redistribución y retención de la población de las pequeñas localidades, sino que es necesario otro proceso complementario, como por ejemplo las iniciativas de grupos sociales e instituciones en torno al desarrollo local. En este caso, la descentralización y la desconcentración política y administrativa pueden jugar un papel clave al crear el marco legal e institucional que coadyuven al desarrollo local. En términos generales, en el Ecuador se constata una tendencia hacia la concentración de la población de manera correlativa a la redistribución de las actividades económicas. En otros términos, hasta el momento el proceso de redistribución especial de la población ha estado condicionado por cambios económicos sociales y, de manera específica, por los diferenciales de salarios y la consolidación de nuevos mercados de trabajo. Para ilustrar lo anterior basta citar el caso de la explotación petrolera. En efecto, en el Ecuador de los años 70 y 80 las actividades de explotación petrolera se convirtieron en un poderoso imán para la redistribución espacial de la población. En dicho período las poblaciones de todas las provincias de la Región Amazónica crecieron no tanto por crecimiento natural como por las oleadas de colonos provenientes del resto de provincias de las Costa y la Sierra ecuatorianas. Al tiempo que se produjo este fenómeno poblacional, también se registró un proceso de concentración de la población en las grandes ciudades del país debido, sobre todo, a la inversión estatal en infraestructura y servicios en dichos centros poblacionales. En este contexto, la centralización de actividades político-administrativas, así como la confluencia de actividades económicas, se convirtió en un aliciente para la 69


concentración de la población en las ciudades metropolitanas. Sin embargo, el ámbito donde se puede observar una estrecha relación entre descentralización y población es el referido a la transferencia de competencias y responsabilidades desde el Estado a los gobiernos locales. En efecto, en el marco de la ley de descentralización vigente, los gobiernos locales pueden asumir competencias y responsabilidades una vez que éstos comprueben su capacidad operativa. Adicionalmente se señala que este proceso debe concertarse entre el Estado (o las instituciones que forman parte de su sistema administrativo) y los gobiernos locales. A renglón seguido se enfatiza que dicha transferencia tiene un carácter definitivo52. La asunción de áreas como las de salud necesariamente implica la identificación de los grupos poblacionales que ameritan tratamientos especiales como por ejemplo, mujeres embarazadas y lactantes y niños menores de cinco años. Dentro de los indicadores sociodemográficos vinculados a salud y derechos sexuales reproductivos, llama poderosamente la atención la problemática del embarazo adolescente, aspecto que en el ámbito local se verifica en mayor medida en los hogares de bajos ingresos y bajos niveles educativos. En este sentido ubicar la profundidad del problema desde la perspectiva demográfica es una tarea urgente dentro de la agenda de desarrollo. Desde el punto de vista del comportamiento de la fecundidad es posible encontrar, asimismo, localidades con altas tasas de fecundidad no deseada como en algunos cantones de la Costa, o bien, localidades con bajo índice de fecundidad no deseada. Asimismo, la asunción de competencias en áreas que pueden dinamizar la economía local (turismo con participación comunitaria, microempresas artesanales, producción agropecuaria, etc.) implica un conjunto de procedimientos para definir las características de la población económicamente activa, su nivel de escolaridad, sus destrezas y habilidades. En el caso ecuatoriano, dependiendo de factores socioeconómicos entre los que se cuenta la emigración internacional, es posible encontrar localidades con estructuras demográficas que llaman la atención sobre todo por la pérdida de población correspondiente a los grupos en edades productivas. Este es el caso de los municipios de las provincias de Loja, Azuay y en menor medida Manabí; en tanto que en áreas de 52

Cabe aclarar que si bien teóricamente los municipios pueden asumir las áreas relacionadas con la provisión de servicios, en los casos de salud y educación existe la oposición de los gremios y los sindicatos. Con excepción de Cotacachi y del notable trabajo del Municipio de Cuenca en materia de salud, hasta la fecha ningún municipio ha logrado asumir la provisión de servicios de salud. Tampoco existen experiencias en el ámbito de educación. A diferencia de estos sectores, en el caso de turismo y medio ambiente existen más avances.

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colonización y de crecimiento demográfico acelerado se encuentran localidades con estructura demográfica joven, con altos porcentajes de niños y de población comprendida en los grupos de edad de 20-24 a 30-34 años de edad. Por otra parte existen dos temas claves que deben ser considerados dentro de las relaciones entre descentralización y población. El primero tiene que ver con la visibilización de la población indígena en los planes de desarrollo cantonal con el propósito de impulsar programas y planes que tomen en cuenta la dimensión étnica. El segundo tiene que ver con la construcción de indicadores sociodemográficos que den cuenta de las diferencias en el acceso a educación, salud y empleo de hombres y mujeres53. Por último, debido a los continuos cambios y a las fronteras borrosas que en la actualidad se constatan en torno a las distinciones entre lo “urbano” y lo “rural” es necesario adoptar criterios demográficos y económicos que permitan distinguir a las diversas localidades de los cantones, más allá de los criterios político-administrativos. Lo anterior con el objetivo de desarrollar criterios más precisos que permitan a los municipios catalogar a sus asentamientos y dimensionar el peso de la población urbana y rural en el contexto provincial y regional. De acuerdo con lo señalado, en el proceso de planificación local hay que partir del principio de que las localidades presentan, desde el punto de vista demográfico, cierta heterogeneidad y, por otra parte, que no es posible actuar sobre la base de los promedios nacionales, procedimiento usualmente adoptado en el marco de los enfoques de la planificación centralizada. En este sentido las políticas orientadas a influir en el ámbito sociodemográfico serán distintas dependiendo de las características de las localidades. La información sociodemográfica en torno a los procesos señalados puede contribuir a configurar distintos escenarios para la definición de políticas públicas con participación decidida de los gobiernos locales, las organizaciones sociales y las instituciones de cooperación nacional e internacional 54.

4. RELACIONES ENTRE POBLACIÓN Y DESARROLLO LOCAL

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Cabe mencionar que no todas las diferencias que establecen los indicadores sociodemográficos según la variable sexo puede considerarse como diferencia de género. Este es el caso de algunos cantones en donde los niveles de escolaridad en el caso de las mujeres son superiores a los de los hombres. De ahí que la apreciación sobre las inequidades en cuanto al género deberían examinarse a partir de otras metodologías más allá de las diferencias que establecen los censos al tomar la variable sexo. 54 CELADE, Area de Población y Desarrollo, Población, descentralización y desarrollo local: una perspectiva sociodemográfica, LC/DEM/R.270, Serie B, No. 116, 30 de marzo de 1997.

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Entre población y desarrollo local existen diversas y complejas relaciones. En una primera aproximación, resulta evidente que la dinámica poblacional, al formar parte de la estructura social, constituye una subdimensión del desarrollo local. A su vez, esta subdimensión puede descomponerse en un conjunto de indicadores que se refieren a comportamientos sociodemográficos, como lo veremos en la operacionalización del concepto de desarrollo local. Desde otra perspectiva, existe consenso en torno a la influencia de la dinámica poblacional sobre el desarrollo local, esto es, las mayores o menores demandas de la población en términos de salud, empleo, vivienda, educación entre otras necesidades básicas. Dichas demandas, por otra parte, están mediadas por la estructura de la población (grupos de edad y sexo), los tipos de familias y los patrones de asentamiento poblacional. Dependiendo de la tendencia histórica y de los comportamientos demográficos a nivel local y regional, en algunos casos puede considerarse que la dinámica poblacional puede convertirse en un obstáculo para el desarrollo local (por ejemplo localidades con tendencias a la expulsión de mano de obra y bajos niveles de formación de recursos humanos); pero también existen casos en donde la población y su crecimiento pueden convertirse en factores de impulso al desarrollo local. Antes de precisar el alcance de conceptos como los de sociedad local y desarrollo local, es preciso referirse al significado de lo local y lo global.

4.1. Lo “local” y lo “global” En la literatura sobre desarrollo local un aspecto común de la discusión es la referencia lo “global”; en otros términos, la definición de lo “local” no tiene sentido sin que se refiera simultáneamente a los espacios y los procesos que se producen en la escala “global”. Desde este punto de vista lo local influye en lo global y, en su defecto, lo global influye en lo local. Sin embargo, la cuestión no resulta tan fácil cuando la relación se plantea en un lenguaje en donde lo global determina lo local. En este ca so estamos frente a una relación en donde los procesos sociales que tienen lugar en lo local (llámese comunal, cantonal, provincial o regional) están determinados o, si se quiere, son explicados por las acciones o decisiones que toman ciertos actores o grupos sociales ubicados fuera de lo local y que, sin embargo, tienen intereses a nivel de lo local. La anterior explicación resulta muy determinista y olvida ciertas dinámicas locales que pueden actuar con “niveles de autonomía relativa” en el ámbito local. En otros términos parecería exagerada aquella imagen de que los actores locales son marionetas teledirigidas desde afuera. Mantener esta posición sería restarles a los actores locales un margen de iniciativa y de acción propios o, por decir lo menos, cierto margen de 72


respuesta a las “determinaciones de carácter estructural”55. De ahí que cuando se reflexiona en torno a las sociedades locales del Ecuador parecería más adecuado considerarlas como un conjunto heterogéneo de sociedades locales que, manteniendo múltiples relaciones con su entorno regional y nacional, tienen un margen de acción propio y que dicho margen de iniciativa puede estar dirigido o impulsado, en unos casos, por los gobiernos locales y, en otros, por las organizaciones sociales de carácter territorial o bien por las organizaciones con poderosos intereses fincados en el comercio, el transporte, los gremios de artesanos y profesionales e, incluso, por las organizaciones de desarrollo local asentadas en los espacios cantonales o provinciales. Toda la discusión anterior nos remite a la necesidad de definir con mayor precisión qué se concibe como sociedad local. Para autores como Arocena (1995, 20) “para que el término sociedad local pueda aplicarse, es necesario plantearse un cierto número de condiciones que se expresan en dos niveles fundamentales: el socioeconómico y el cultural” 56. El nivel socio-económico hace referencia a la producción de riqueza (por mínima que sea) generada en el territorio y que es objeto de negociación entre los grupos socioeconómicos convirtiéndose en el estructurante principal del sistema local de las relaciones de poder. En tanto que el nivel cultural se expresa en términos de identidad colectiva. Esto quiere decir que los individuos y los grupos constituyen una sociedad local cuando muestran una “manera de ser” determinada que los distingue de otros individuos y grupos (Arocena, 1995; 20).

4.2 Desarrollo local: ¿conjunto de iniciativas negociadas o procesos de cambio social? Una vez que se tiene una aproximación a los conceptos de espacio, territorio y sociedad local, parecería fácil elaborar una definición de desarrollo local en la medida en que dentro de este concepto quedarían comprendidas las dimensiones siguientes: un conjunto de iniciativas de desarrollo impulsadas por individuos o grupos, la existencia de espacios territorialmente organizados y, finalmente, la presencia de un nivel cultural que alude principalmente a una identidad colectiva. Sin embargo no existe consenso en torno a una definición precisa de desarrollo local en la medida en que dicho concepto tiene implicaciones no sólo de carácter económico, 55

Norman Long, “Globalización y localización: nuevos retos para la investigación rural” en La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio, Sara Maria Lara Flores y Michelle Chauvet Comp. INAH, México, 1996. 56 José Arocena, El desarrollo local: un desafío contemporáneo, CLAEH, Nueva Sociedad, Montevideo, 1995

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sino también políticas. Por otro lado, dependiendo de la definición operativa que se adopte, se tendrá tales o cuales consecuencias desde el punto de vista de las acciones (llámense estrategias, programas o proyectos) de desarrollo en el ámbito local. Con seguridad una definición muy extendida es aquella que coloca el acento en el conjunto de factores, recursos y capacidades de una localidad, región o territorio. Desde este punto de vista se entiende el desarrollo local como un “... proceso de crecimiento y cambio estructural que mediante la utilización del potencial de desarrollo existente en el territorio conduce a la mejora del bienestar de la población de una localidad...”57 Dado que la anterior definición deja de lado el tema de las relaciones de poder, se han venido formulando conceptos alternativos que, sin dejar de lado el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, colocan el acento en el cambio de las relaciones de poder a nivel local. Desde este punto de vista, el sólo hecho de potenciar las capacidades endógenas no es garantía del desarrollo local, sino que esta potenciación debe anclarse en transformaciones de las relaciones de poder. Para sustentar esta definición se apela a los ejemplos de las sociedades locales en donde se han venido produciendo cambios en las relaciones de poder como producto de las políticas de reparto agrario (ver el caso de Guamote) desde los años sesentas. Otro ejemplo es el de Cotacachi en donde la principal organización indígena en alianza con algunos sectores blanco-mestizos ha impulsado, primero, cambios en las relaciones interétnicas y, luego, cambios en las formas de participación social en el espacio cantonal. Sin embargo, al mismo tiempo que se consolidan procesos de participación ciudadana en espacios locales y a medida que se visibilizan actores sociales, no sólo institucionales, sino de carne y hueso (mujeres, indios, jóvenes, adultos mayores, niños, etc.), también han ido ganando terreno las iniciativas de desarrollo de estos individuos o grupos. A este conjunto de acciones se les ha denominado iniciativas locales. Desde esta perspectiva, parecería que una definición adecuada y a tono con la emergencia de nuevos actores y nuevos escenarios es aquella que considera al desarrollo local como un conjunto de iniciativas de individuos o grupos, orientadas al mejoramiento de las condiciones de vida de la población y que se inscriben en un marco de negociación concreto. En esta definición es necesario distinguir varios aspectos: en primer término que las iniciativas locales sean capaces de producir efectos de desarrollo local; por otra parte, que los portadores de dichas iniciativas son actores individuales, grupales o bien institucionales y, finalmente, que dichas propuestas de desarrollo se produzcan en 57

Vasquez Barquero Antonio, “Desarrollo económico local y descentralización: aproximación a un marco conceptual”, Taller de Trabajo sobre Desarrollo económico local y descentralización en América Latina, 1998, Stgo. de Chile, CEPAL-GTZ, citado por Marco Velasco en “Democracia y Desarrollo Local en Ecuador” en Conflictos y limitaciones de la democracia en condiciones de pobreza, Hans-Ulrich Bünger y Rafael Quintero Editores, Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador -ILDIS, Quito, 2001.

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espacios de concertación o negociación permanente (Arocena, 1995; 23). El aspecto rescatable de esta definición es la constatación de que en los espacios locales existen actores con intereses y racionalidades diferentes y que en un momento determinado, cuando existen propuestas de cambio social, es necesario establecer procesos de concertación. Por otra parte, se rescata la idea, de que a partir de un conjunto de potencialidades, entre las que se cuenta la identidad local, el desarrollo local es el resultado de iniciativas que pueden partir de actores tanto institucionales como individuales (Municipio, líderes, personalidades con prestigio y ejecutorias a nivel local). En otros términos, la potencialidad del desarrollo local deriva de las iniciativas de los actores, es decir, de “todos aquellos agentes que en el campo político, económico, social y cultural son portadores de propuestas que tienden a capitalizar mejor las potencialidades locales” (Arocena, 1995; 26).

4.3. Dinámica demográfica y territorio En el entendido de que una de las debilidades de la planificación local es la falta de comprensión de conceptos tales como espacio y territorio, es necesario, en primer término, partir de una breve explicación del alcance de estos conceptos y, en segundo término, precisar la importancia -tanto teórica como práctica- del concepto de dinámica demográfica dentro del territorio58. Sin duda alguna, uno de los problemas de la ciencia económica convencional ha sido considerar el espacio como mero “soporte geográfico en el que se desenvuelven las actividades socioeconómicas” (Alburquerque, 1997). Dentro de este enfoque ha sido común la construcción de agregados sociales a partir de criterios estadísticos en donde lo más relevante son las tendencias o los promedios, sin considerar la heterogeneidad de dichos espacios, ni aspectos de carácter cultural o histórico. Resulta más sugerente contraponer al concepto de espacio el de territorio por las siguientes razones: 1) “El territorio comprende la heterogeneidad y complejidad del mundo real, sus características ambientales específicas, los actores sociales y su movilización en torno a diversas estrategias y proyectos, así como la existencia de recursos 58

En el enfoque de la planificación centralizada se ponía énfasis en los espacios urbanos de los municipios. En la actualidad como resultado de la influencia de las propuestas de desarrollo local se tiende a poner énfasis en territorios urbanos y rurales de los cantones. No obstante, todavía sub siste cierta ambigüedad dado que el impulso de las áreas rurales también se encuentran bajo la competencia de los Consejos Provinciales. Por otra parte no siempre queda claro si en la noción de territorio y desarrollo quedan comprendidas las áreas rurales de los cantones.

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estratégicos para el desarrollo productivo...” (Alburquerque; 1997, 62). 2) El concepto de territorio toma en cuenta la diversidad de actores sociales e institucionales (entidades del Estado, ONG‟s, organizaciones sociales, etc.) que tienen que ver con las iniciativas de desarrollo local y, por último, 3) La existencia de actores territoriales socialmente organizados. De acuerdo con lo anterior, la noción de territorio es aplicable tanto a los espacios provinciales como cantonales y parroquiales, en la medida en que cada uno de estos involucra heterogéneos espacios compuestos por diversos actores sociales con expresiones territoriales también diversas. Pero, por otra parte, dichos territorios son fruto de una construcción histórica a lo largo de la cual se ha venido tejiendo una red de relaciones con el entorno regional e institucional 59. En otros términos, constituyen sociedades locales que, por una parte, generan riqueza local (por mínima que sea) y que, por otro lado, reproducen una identidad colectiva (Arocena, 1995). En una primera aproximación al tema de la integración entre población y planificación del desarrollo local cabe señalar que los territorios (provinciales o cantonales) están compuestos por poblaciones concretas que experimentan cambios en su tamaño y composición a lo largo del tiempo. En las diferentes fases de la planificación del desarrollo local a menudo se deja en segundo plano el tema de la dinámica demográfica o poblacional. Los indicadores sociodemográficos son tratados en forma casi anecdótica, como si se tratara de información vacía de contenido. En unos casos el tamaño de la población sólo es utilizado como un indicador de la importancia y jerarquía que van adquiriendo los centros poblacionales en el contexto provincial o regional. En otros casos la información demográfica sirve de complemento a los aspectos relacionados con educación, salud, bienestar social y desarrollo agropecuario. Desde esta particular forma de abordar los temas sociodemográficos se olvida, que los cambios del tamaño y composición de la población forman parte de un proceso social y que, por otra parte, el comportamiento de los indicadores de salud, educación y empleo, están estrechamente relacionados con las variables demográficas.

59

No todas las unidades político-administrativas en el Ecuador se ajustan en estricto sentido a los conceptos de territorio o sociedad local. Un ejemplo es el de los territorios de reciente colonización en donde, por lo general, la construcción de una identidad colectiva es incipiente. Sin embargo, la necesidad de organizarse para demandar al Estado obras de infraestructura (salud, educación, vialidad, etc.) conduce a la conformación de entidades sociales territorialmente organizadas que pueden transitar de formas de participación comunitaria a formas de participación política.

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De acuerdo con lo señalado hasta aquí, desde las comunas y parroquias hasta los cantones y provincias poseen una dinámica demográfica que es preciso describir y analizar de cara a la planificación del desarrollo local. La dinámica demográfica alude, en términos generales, a los cambios en las variables demográficas básicas (mortalidad, fecundidad y migración) y sus consecuencias sobre la magnitud y estructura de la población (PROLAP-CELADE, 1997). Para ilustrar lo anterior basta una mirada panorámica a los cambios en el tamaño y la composición de la población de la gran mayoría de cantones de las provincias del sur del país. En efecto, los estudios sobre migraciones internacionales muestran que, gracias a la migración internacional, las pirámides poblacionales de los cantones expulsores de población han cambiado significativamente. Una observación rápida de los grupos de edad de dichas pirámides muestra un achicamiento de los grupos de edad desde los 2529 hasta 45-49. Este fenómeno que era más evidente en los hombres, comienza a tener un comportamiento similar en el caso de las mujeres. Un cambio tan significativo como el relacionado con la emigración de hombres y mujeres en edad productiva y reproductiva conduce, a reglón seguido, a pensar en varias hipótesis plausibles. En el ámbito local, una de ellas tiene que ver con el descenso de la tasa de fecundidad global en la medida en que los hombres y mujeres migrantes por efecto del cambio de residencia se inhiben de contraer matrimonio (o bien lo postergan). Y como consecuencia de la acción de los comportamientos demográficos señalados, otra hipótesis plausible es una tendencia decreciente de las tasas de crecimiento natural de la población. En suma, un cambio en las tendencias de la mortalidad, la fecundidad o la migración (interna o internacional) influyen en el tamaño y la composición de la población. De ahí que junto al concepto de dinámica demográfica otro concepto central en el estudio de las relaciones entre población y desarrollo es el de estructura de la población. Este último alude a la composición de la población según diferentes rasgos tales como edad, sexo, estado civil, condición de actividad económica, localización espacial, entre otros aspectos. De estos últimos atributos son importantes los de edad y sexo. Al respecto cabe señalar que si bien la estructura de población de la mayoría de los cantones se caracteriza por el predominio de los grupos de edad jóvenes (de 10-14 y 15-19) existen cantones en donde los grupos de edad de más de 65 años comienzan a ser importantes por factores vinculados a la movilización espacial de la población. Desde esta perspectiva, así como el predominio de grupos de edades jóvenes obliga a redoblar los esfuerzos a favor de la educación y la atención a los niños, la existencia de importantes grupos de adultos mayores, obliga a idear políticas para atender la necesidad de estos grupos en materia de salud y seguridad social. 77


A lo largo de las últimas décadas varios fenómenos llaman la atención. Por una parte la disminución de las tasas de mortalidad de los(as) niños menores de uno y cinco años. Asimismo, un aspecto destacable es la reducción de las tasas de fecundidad global urbana y rural. Por último, llama poderosamente la atención la salida de ecuatorianos (hombres y mujeres) al exterior. A esto se suman los cambios en los patrones de asentamiento de la población en el interior del país a tal punto que las distinciones entre lo que considerábamos como “urbano” y “rural” se han vuelto categorías ambiguas. Todos los aspectos señalados anteriormente dan cuenta de la complejidad de la dinámica poblacional en el ámbito local. En este sentido, cambios en las tendencias de la migración (interna e internacional), así como reorientaciones en los comportamientos reproductivos influirán, necesariamente, en la estructura y la composición de la pirámide de edad. Una visión panorámica de los cambios en la estructura poblacional, de esta forma, puede convertirse en un instrumento útil para identificar las tendencias del crecimiento y composición de la población con el propósito, no sólo de caracterizar la población, sino de identificar posibles líneas de acción desde la perspectiva de las políticas municipales.

5. INTEGRACIÓN DE LAS VARIABLES E SOCIODEMOGRÁFICOS EN LA PLANIFICACIÓN LOCAL

INDICADORES

5.1. Los indicadores sociodemográficos como parte de la operacionalización del concepto de desarrollo local En la sección anterior hemos dejado en claro que existen estrechas relaciones entre desarrollo local y territorio. Asimismo, se ha destacado que el territorio (en este caso los cantones o las microregiones) manifiestan ciertas particularidades entre las que se cuentan el hecho de poseer una dinámica poblacional propia. Sin embargo, conviene aclarar que dicha dinámica está estrechamente ligada a aspectos socioeconómicos y culturales de los territorios y, por otra parte, es producto de un proceso histórico de larga duración. Si bien interesa enfatizar las dimensiones sociodemográficas del desarrollo local, cabe resaltar que el desarrollo local, tanto desde la perspectiva teórica como desde las acciones orientadas a impulsar planes y programas, es un concepto multidimensional. De ahí que algunos autores enfaticen la dimensión relacionada con las iniciativas de los actores locales en espacios de concertación; otros, la dimensión productiva y, finalmente, que unos terceros coloquen el acento en las relaciones de poder local. De acuerdo con lo anterior, la operacionalización del concepto de desarrollo local toma 78


en cuenta dimensiones e indicadores que van desde aspectos ligados al “ambiente productivo” hasta la estructura social y las dimensiones históricas y culturales de las localidades. En el Cuadro 1 se presenta un esquema de la operacionalización del concepto desarrollo local.

CUADRO 1: Desarrollo local: concepto, dimensiones e indicadores CONCEPTO

DIMENSIONES Territorio

SUBDIMENSIONES - Potencial endógeno del territorio - Rasgos socio culturales e históricos

INDICADORES - Existencia de recursos para el desarrollo productivo - Existencia de actores territoriales socialmente organizados

- Potencial de Recursos

- Ambiente productivo

- Cantidad y características de los establecimientos productivos - Eslabonamientos productivos - Mercado de trabajo local - Sistema educativo y formación de recursos humanos - Instituciones de capacitación (Microempresarios) - Inventario de recursos naturales - Vínculos con el sistema de investigación y desarrollo

- Estructura social

- Homogeneidad y/o heterogeneidad de la estructura social - Grado de segmentación y/o integración social

- Existencia de actores territoriales socialmente organizados - Existencia de mecanismos de concertación. - Existencia de procedimientos para manejar conflictos sociales.

- Dinámica poblacional

- Mortalidad, Fecundidad, Migración - Estructura de la población (edad, sexo, condición de actividad, etc.) - Ubicación de la localidad en el continum rural-urbano.

Desarrollo Local

Adaptación propia a partir del trabajo del CELADE, LC/DEM/R.270, 1997.

Con respecto al cuadro anterior caben algunas consideraciones: a) Al concepto de desarrollo local mencionado líneas arriba se puede agregar otras dimensiones, subdimensiones e indicadores (tanto cualitativos como cuantitativos). En este caso se trata de establecer, a manera de ejemplo, las dimensiones más importantes y, entre éstas, la referida a la dinámica poblacional; b) Un indicador puede guardar correspondencia, al mismo tiempo, con más de una 79


dimensión o subdimensión. Así, por ejemplo, la existencia de actores territoriales socialmente organizados, puede ser al mismo tiempo un indicador de las dimensiones territorio y estructura social de la localidad en cuestión. c) Hasta este momento hemos estado utilizando de manera intercambiable los términos variable demográfica e indicador sociodemográfico. Sin embargo, desde la perspectiva de la investigación y de la planificación estos dos términos tienen significados diferentes. En este sentido conviene aclarar que los componentes de la dinámica poblacional pueden ser utilizados como indicadores o bien como variables dependiendo de la función que estos desempeñen en las tareas de investigación o planificación. En efecto, si asumimos, como en el caso referido en el cuadro 1, que los componentes de la dinámica poblacional forman parte de un proceso social más complejo e integral como el de desarrollo local, podemos designarlos como indicadores60. Lo anterior debido a que la migración, la fecundidad y la estructura y composición de la población son referentes empíricos de la estructura social. Sin embargo, cuando intentamos explicar, por ejemplo, los determinantes de la mortalidad o la fecundidad, éstas últimas pueden concebirse como variables61 y, desde esta perspectiva, pueden formar parte de una ecuación ya sea como variables dependientes o independientes, o bien pueden usarse como relaciones dentro del lenguaje de las ciencias sociales. Corresponde a los investigadores o bien a los planificadores la tarea de establecer las relaciones pertinentes. En este sentido se puede plantear a manera de hipótesis que el desarrollo local depende de las variables “potencial endógeno del territorio” y “ambiente productivo”. Sin embargo, una hipótesis plausible sostendría que las acciones de desarrollo local dependen, no solamente del potencial de recursos (institucionales, económicos y culturales), sino también de aspectos sociodemográficos tales como la estructura y composición de la población, los índices de dependencia demográfica, el tipo de actividad laboral, los niveles de escolaridad de los recursos humanos y, entre otros aspectos, de las características de la movilización espacial de la población.

5.2. Identificación de los indicadores sociodemográficos La identificación de los indicadores demográficos en el marco de la planificación local 60

En el anexo No.1 se cita a manera de ejemplo varios conceptos de indicadores. En el proceso de investigación social el fin último de la operacionalización es arri bar a un conjunto de indicadores y variables, sin embargo, en el caso de la integración de los componentes sociodemográficos a la planificación el desafío tiene que ver con la formulación de indicadores de tal manera que posibiliten las tareas relacionadas con las fases de diagnóstico, seguimiento o evaluación de planes y programas en el ámbito local. 61

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puede desarrollarse siguiendo diversos criterios. Uno de ellos, quizá el más importante, tiene que ver con la caracterización sociodemográfica de la población de los cantones y/o microregiones con el fin de formular planes o iniciativas de desarrollo o bien, con el propósito de focalizar la inversión social. Otro criterio tiene que ver con la ubicación de las brechas entre diversos grupos sociales. En este caso son claves los indicadores sociodemográficos que tienen que ver con salud, educación, empleo, derechos ciudadanos, entre otros. Dentro de este último criterio hay que considerar las brechas entre hombres y mujeres, grupos indígenas y no indígenas y las diferencias entre categorías poblacionales según el ciclo de vida (niños, jóvenes y adultos mayores). Atendiendo al proceso de planificación local, se considera clave la incorporación de los indicadores sociodemográficos en las fases de diagnóstico (preparación previa e información local), en la de seguimiento y en la fase de evaluación o impacto de los planes62. En el siguiente cuadro se enumeran según su propósito los principales indicadores de la dinámica poblacional. CUADRO 2. Identificación de los Indicadores sociodemográficos más relevantes DINÁMICA POBLACIONAL (Componentes)

INDICADOR Edad Sexo Grupos de edad Distribución de la población por área (urbana/rural) Indice de masculinidad

PROPÓSITO Aproximación a la evolución y tamaño de la población

Fecundidad

Tasa de natalidad Tasa general de fecundidad Tasa global de fecundidad Maternidad adolescente

Estimación de niveles y tendencias de la fecundad

Mortalidad

Tasa de mortalidad Tasa de mortalidad por edad Tasa de mortalidad por causas Tasa de mortalidad infantil Tasa de mortalidad materna adolescente

Estimación de niveles y tendencias de la mortalidad

Estructura y composición de la población

DINÁMICA POBLACIONAL 62

En el presente módulo de integración de variables poblacionales a la planificación se pondrá énfasis en la fase de diagnóstico y en menor medida en las de seguimiento y evaluación. En el anexo No. 3 se cita un ejemplo de impacto de políticas sociales tomando en cuenta indicadores sociodemográficos.

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(Componentes) Migración

INDICADOR Tendencias migratorias Tasa de inmigración Tasa de emigración Migración neta

PROPÓSITO Caracterización de las tendencias migratorias de la población local

Distribución espacial de la población

Grado de concentración de la población en áreas urbanas (porcentaje urbano) Densidad de la población

Descripción de las tendencias de asentamientos poblacionales en las áreas urbanas y rurales

Educación

Alfabetismo Asistencia escolar Niveles y años de instrucción

Identificar las potencialidades y deficiencias de la formación de los recursos humanos.

Características socio-económicas

Condición de actividad Inserción laboral (ocupación y rama) Características de los ocupados (sexo, educación).

Caracterización socioeconómica de los grupos poblacionales e identificación de brechas.

Caracterización sociodemográfica de grupos indígenas y afrodescendientes

Sexo, grupos de edad, asentamientos y variables demográficas principales (mortalidad, fecundidad y migración).

Caracterización de grupos sociales según su pertenencia a grupos indígenas y no indígenas con el propósito de visibilizarlos dentro del territorio y de las políticas de desarrollo

Características socio-económicas y sociodemográficas

Fuente: Elaboración propia a partir de Welti, Carlos, 1997 y Guía Rápida de Población del Population Reference Bureau, 1991

Como se podrá notar, en el cuadro anterior están incluidos los indicadores más representativos que corresponden a los principales componentes de la dinámica poblacional, esto es, la mortalidad, la fecundidad y la migración. Adicionalmente se incluyen los indicadores socioeconómicos que se encuentran ligados directa o indirectamente al perfil demográfico de la población. En la práctica, la selección de los indicadores sociodemográficos depende de dos aspectos. Por una parte, de la disponibilidad y calidad de los datos y, por otra, de las orientaciones generales y de los objetivos contemplados en planes de desarrollo local. No obstante, cabe una explicación más detallada en torno a la sugerencia de incluir los indicadores sociodemográficos del cuadro No.2 en los planes de desarrollo local. En primer lugar se incluyen todas las variables de la dinámica poblacional y las 82


referidas a la estructura de la población (edad y sexo) partiendo del supuesto de que entre ellas existen diversas interacciones; es decir que las variaciones que se establecen en la mortalidad, la fecundidad y la migración influyen, a su vez, en la estructura y la composición de la población según el sexo y la edad (R. Corona, 1986). De acuerdo con lo anterior, si bien puede ser un procedimiento válido analizar específicamente uno de los componentes de la dinámica poblacional, no se puede desconocer la interacción de dicho componente con otras variables e indicadores sociodemográficos. En segundo lugar los territorios o microregiones tienen una “historia demográfica” particular. En este sentido, el comportamiento y las tendencias de los componentes demográficos se expresan de manera específica en cada uno de los territorios. Para capturar esta especificidad se suele comparar las tendencias demográficas del territorio en cuestión con las tendencias de otros territorios o localidades. En tercer lugar hay que destacar que existen indicadores más “sensibles” o con una mayor capacidad de descripción o explicación que otros indicadores. Contrariando el principio anterior, en los diagnósticos y análisis se suelen incluir indicadores demográficos que no dan cuenta de la complejidad de la dinámica poblacional, lo que generalmente conduce a interpretaciones sociodemográficas poco consistentes.

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BIBLIOGRAFÍA José Arocena, El desarrollo local: un desafío contemporáneo, CLAEH, Nueva Sociedad, Montevideo, 1995. CEPAL-Area de Población del CELADE, Población, Descentralización y desarrollo local: una perspectiva sociodemográfica, LC/DEM/R.270, Serie B, No. 116, 30 de marzo de 1997. CEPAL-División de Población del CELADE, Insumos sociodemográficos en la gestión de políticas sectoriales, Luis Rivadeneira, Serie Población y Desarrollo, Stgo. de Chile, diciembre de 2000. CEPAL-CELADE, Población y Desarrollo para América Latina y El Caribe: un desafío para las políticas públicas, Reynaldo F. Bajraj, Miguel Villa y Jorge Rodríguez, Serie Población y Desarrollo, Stgo. de Chile, 2000. Corona v., Rodolfo, “Problemas en el uso de indicadores de la dinámica demográfica dentro del análisis social: notas metodológicas para la investigación” en Problemas metodológicos en la investigación sociodemográfica, Rodolfo Corona y otros, PISPALCüLMEX, México, 1986. García M. Carlos, “Los estudios de morbi-mortalidad. Una visión socio-demográfica” en Welti, Carlos, Coordinador, Dinámica Demográfica y Cambio Social, XX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, UNFPA, The John D. and Catherine T. MacArtur Fundation, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México,1996. Guerrero C., Fernando, “Universidades: retos en la formación de recursos en población y desarrollo” en Población y Desarrollo. Pasado y Presente en el Ecuador, UNFPA, 25 años, Quito, julio de 2003. Haupt Artur y Thomas T. Kane, Guía Rápida de Población del Population Reference Bureau, Inc. Segunda Edición, Washington, D.C. 1991. INFOPLAN, ODEPLAN, Presidencia de la República, Secretaria General de la Presidencia, 2003. Lattes, Alfredo, “Urbanización, Movilidad Territorial y Desarrollo Humano Sustentable” en Welti, Carlos, Coordinador, Población y desarrollo: una perspectiva latinoamericana después de El Cairo-94 , PROLAP, The John D. and Catherine T. MacArtur Fundation, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México, 1997. Long, Norman, “Globalización y localización: nuevos retos para la investigación rural” en La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio, Sara Maria Lara Flores y 84


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POLÍTICAS PÚBLICAS: UNA INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE SU FORMACIÓN Y ANÁLISIS EN EL CASO ECUATORIANO63

Orazio J. Bellettini C 64

I. INTRODUCCIÓN Las políticas públicas se han convertido en el principal instrumento de las democracias modernas para enfrentar los problemas de sus, cada vez más, complejas sociedades. Sin embargo, la mayoría de los países latinoamericanos no han desarrollado la capacidad de pensar las acciones gubernamentales en función de políticas públicas65. Por ello, no es extraño que en Ecuador sea todavía reducido el análisis y el debate sobre las políticas implementadas (u omitidas) por el gobierno central y local frente a los problemas públicos. A continuación, presento una descripción de los más importantes cuerpos teóricos e estudian el “funcionamiento” de las políticas públicas, los que se complementan con algunos de los modelos de análisis más importantes acompañados de ejemplos aplicados a la realidad ecuatoriana. Con esto aspiro brindar algunas pautas teórico - metodológicas que puedan ser útiles tanto a estudiosos como a hacedores de políticas públicas en el Ecuador. II. HACIA UNA DEFINICIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS Precisar el significado de políticas públicas es una tarea sumamente difícil, tanto que no existe un consenso sobre el contenido y elementos mínimos que deberían incluirse en una definición. Esta dificultad se profundiza en países como los latinoamericanos donde, a diferencia de los anglosajones, no es posible realizar la distinción lingüística entre la noción de politics de la de policies, entendiendo que el primer término se refiere a la política como el estudio y la práctica del poder, mientras que el segundo ha sido utilizado para definir las actividades más concretas que los gobiernos eligen para enfrentar problemas en áreas específicas (e.g. defensa, la salud, etc.). 63

Este texto proviene en su mayoría de las reflexiones y debates llevados adelante durante el curso de Políticas Públicas, dictado por el autor en la Maestría de Ciencias Políticas y Administración Pública de la PUCE entre junio y julio del 2001. 64 Consultor en políticas y proyectos de desarrollo. 65 La novedad del estudio de las políticas públicas no es exclusiva en América Latina pues en Europa el estudio de políticas públicas remite solamente a tres décadas atrás (Ver la introducción al libro de Charles E. Lindblom, El proceso de elaboración de Políticas Públicas, realizada por Joan Subirats en 1991 donde se destaca la novedad del tema en España).

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Además, la noción de políticas ha sido utilizada de forma amplísima. Así, se utiliza para referirse a un campo de actividad específico (e.g. la política social o la política laboral), a una decisión gubernamental (e.g., la decisión de apoyar a los empresarios endeudados), un programa de acción (e.g., el plan de prevención del fenómeno del niño), el resultado de una ley (e.g., la decisión legislativa de privatizar una empresa determinada) o incluso la aplicación de un proyecto gubernamental. Otra de las razones por las cuales se dificulta la definición de políticas públicas es que en ella confluyen múltiples disciplinas, lógicas y saberes. Por tanto, los diferentes autores han privilegiado aquellos componentes que le son más próximos a su disciplina o especialización. A continuación se mencionan algunos de las principales ciencias que, de una u otra forma, estudian el fenómeno de las políticas públicas:

CUADRO NO. 1: Ciencias que confluyen en el estudio de Políticas Públicas DISCIPLINA

DESCRIPCION

ENFOQUE EN ESTUDIO DE POLITICAS PUBLICAS Estudia el impacto del poder en la formación, ejecución y evaluación de políticas públicas

Ciencias Políticas

Estudia las relaciones de poder y los mecanismos aceptados para su distribución

Sociología

Es el estudio de la vida en sociedad y de los cambios sociales.

Analiza el papel de la comunidad y las actividades de grupos en la elaboración de políticas públicas

Economía

Estudia la producción y distribución de recursos en una comunidad definida. Se estudian la demanda y oferta de bienes públicos y privados

En los últimos tiempos ha influido fuertemente el análisis de políticas públicas; de hecho el policy analysis se ha vuelto una ciencia autónoma.

Administración Pública

Estudia la administración del gobierno, sus procesos y objetivos dentro de procesos democráticos

La administración de programas públicos es una parte integral de políticas públicas.

Economía política

El análisis de los mecanismos o instituciones políticas a través de los cuales se estudian la demanda y oferta de los bienes públicos

Estudia la interrelación entre procesos políticos y económicos en la capacidad del gobierno para ofertar bienes públicos

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Políticas públicas

El estudio de lo que hace o no hace el gobierno desde la perspectiva de sus acciones concretas políticas públicas.

Se suele agrupar en esta ciencia todos los estudios interdisciplinarios que intervienen en el proceso de políticas públicas

Fuente: Textos diversos / Elaboración: El Autor

Por todas esas razones, la definición de políticas públicas es cuando menos ambigua. Se han presentando diferentes aspectos del concepto, tanto que autores como Wildawsky (1979) han señalado que es más provechoso pasar inmediatamente a la práctica de las políticas públicas que invertir tiempo y energías en procurar “una” definición66. Como muestra de la amplitud de concepto y definiciones que se han manejado sobre políticas públicas, a continuación se presenta un cuadro con algunas de las más importantes:

CUADRO NO. 2: Definiciones de políticas públicas ofrecidas por diversos autores DEFINICIÓN El término política pública siempre se refiere a las acciones del gobierno y las intenciones involucradas con dicha acción Política pública es el producto final resultante de las pugnas existentes al interior del gobierno democrático … es lo que decide hacer o no hacer el gobierno Política pública es la suma de la actividad del gobierno, realizada directamente o a través de otros agentes buscando influenciar en la vida de los ciudadanos. La Política pública se presenta como un programa de acción gubernamental en un sector de la sociedad o en un espacio geográfico. Políticas son mensajes enviados por el gobierno utilizando textos, prácticas, símbolos y discursos que definen y emanan valores, bienes y servicios… La políticas públicas consisten en una decisión política de implementar determinados programas o alcanzar ciertas metas sociales

AUTOR Clarke E. Cochram, et al Clarke E. Cochram, et al Thomas Dye Guy Peters

Ives Meny y Jean-Claude Thoening Anne Schneider Helen Ingram Charles L. Cochram Eloise F. Malone

Fuente : Textos diversos / Elaboración : El autor

66

Ver A Wildawsky : The Politics of Budgetary Process, Little Brown, Boston 1979-Speaking Truth to the Power. The Art and Craft of Policy Analisys. Transaction Books, New Brunswick, 1987, en Miguel Camival Badia (Coordinador), Manual de Ciencia Política, Editorial Tecnos, Madrid, 1996.

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y


A partir de algunas de las definiciones presentadas y con la aspiración de plantear un intento de definir de políticas públicas que responda a nuestra realidad, propongo una definición que procure incluir algunos de los elementos que considero más importantes; por ahora defino políticas públicas como “el conjunto de acciones que ejecutan los gobiernos buscando el cumplimiento de determinados objetivos en la sociedad”. A. Algunos elementos sugeridos para incluir en una definición de políticas públicas A continuación se realiza una explicación breve de los elementos incluidos en la definición presentada anteriormente: Acciones, las políticas públicas se caracterizan por incluir acciones explícitas o implícitas del gobierno 67. Gobierno, las políticas públicas son instrumentos de exclusiva potestad del gobierno. Todas las empresas (aún las públicas) tienen también políticas que rigen sus procedimientos y direccionan su accionar; sin embargo, el ámbito de su accionar no es necesariamente vinculante para la colectividad. Objetivos que responden a un proyecto político, las políticas públicas, aunque a primera vista parezcan serlo, no son únicamente instrumentos técnicos que buscan la solución neutral de problemas presentes en la sociedad. También se las define como mecanismos que se conciben, diseñan y ejecutan en el marco de una dinámica política determinada que promueven el cumplimiento de objetivos políticos e ideológicos en la sociedad en la que actúan. Debido a su capacidad de buscar la realización de un proyecto político en la sociedad las políticas no pueden ser entendidas como un acto concreto considerado aisladamente (e.g. lo que hace un ministro en un día determinado) sino como aquellas acciones articuladas en torno a uno o algunos ejes específicos (explícitos o implícitos) que forman un denominador común68 que lejos de ser neutrales persiguen el establecimiento de determinados valores y proyecto social 69. Sociedad, por último las políticas públicas no actúan en la nada sino que se dirigen a un conglomerado humano específico y concreto que es la sociedad 70. Este conglomerado 67

Entiendo por acciones a aquellas que se encuentran implícitas (fuera del debate público) y aún ausentes (omisiones con intencionalidad definida). 68 Ver Ives Meny & Jean-Claude Thoenig. Las Políticas Públicas, Versión española a cargo de Francisco Morata, Ariel Ciencia Política, Barcelona, 1992. 69 Con neutral me estoy refiriendo a la búsqueda de las políticas públicas de la maximización de los beneficios y a la minimización de los costos en la sociedad. 70 Este conglomerado tiene también sus propias perspectivas sobre el tipo de intervención que debe realizar el gobierno y en esa medida será escuchado y tomado en cuenta para lograr los denominados objetivos políticos.

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tiene también una evolución histórica determinada así como sus propias perspectivas sobre el tipo de intervención que debe realizar el gobierno y en esa medida será escuchado y tomado en cuenta para lograr los denominados objetivos políticos. B. La definición, sus componentes y algunas pautas para el debate 71 A continuación se presentan algunos aspectos que conforman el debate existente sobre la definición de políticas públicas72. En lo que tiene que ver con acciones, existiría la discusión si sólo es política pública lo realizado o ejecutado o también lo son las omisiones gubernamentales (i.e., lo no ejecutado). Según Meny y Thoening “es fácil descubrir lo que la autoridad pública hace, pero resulta mucho más difícil descubrir lo que se niegan a hacer y por tanto es posible caer en el error de atribuir al actor no-actos que jamás ha elegido ni considerado”73. Pese a esta dificultad, queda planteado el debate sobre la necesidad de estar conscientes que existen acciones del gobierno que se pueden manifestar como una omisión. La política pública ¿es un acto gubernamental (exclusivamente)? o ¿puede ser también estatal? o ¿ambos? ¿Qué implicaciones tiene esta diferenciación en la comprensión de las políticas públicas en el caso ecuatoriano? En primer lugar es importante definir cómo conceptualizaremos la noción de gobierno? En nuestra tradición presidencialista normalmente entendemos gobierno como el poder ejecutivo, es decir a la Presidencia de la República y sus Ministerios. Sin embargo, las nuevas tendencias de análisis de ciencias políticas nos permiten ver que no sólo en los regímenes parlamentarios sino también -y quizás con mayor razón- en los presidencialistas debe considerarse como gobierno al Ejecutivo y al Legislativo. Sin embargo, allí no se termina la definición de gobierno, pues debe tomarse en cuenta que ahora -a diferencia de lo que ocurría en el pasado- el gobierno no es sólo aquellas partes del Estado que tenían autoridad a nivel nacional sino que es necesario incluir a los gobiernos locales (provinciales y municipales especialmente pero también parroquiales). Por otra parte, y aunque en la definición propuesta no se incluye -de forma explícita- en 71

Mi gratitud a Gustavo Bedón, María de Lourdes Muñoz, Remigio Rivera, Josefina Aguilar, Winston Bolaños, Hugo Moreno, Patricio Larrea, Cecilia Lescano, Elena Vasco, Kai Grunauer, Homero López, Johanna Pesantez, Angel Medina, Jaime Ruiz y Gustavo Vallejo, estudiantes de la Segunda Promoción de la Maestría en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) cuyos comentarios y reflexiones contribuyeron a enriquecer el debate sobre una definición más aplicada de políticas públicas. 72 Se sugiere reflexionar sobre ellos para avanzar en la construcción de una definición aplicada a la realidad ecuatoriana. 73 Ver Ives Meny & Jean-Claude Thoenig, Las Políticas Públicas, Versión española a cargo de Francisco Morata, Ariel Ciencia Política, Barcelona, 1992.

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el debate sobre la naturaleza de la política pública existen autores que sugieren que las políticas públicas deben ser vistas como procesos (motivaciones, negociaciones), otros sostienen en que éstas deben ser analizadas como productos (leyes, regulaciones, programas) y habría un tercer grupo que consideran ambos aspectos. Dentro del tercer grupo, algunos autores sostienen que existen políticas públicas en las leyes (como actos legislativos), en sentencias (como actos judiciales) y en decretos, programas, o decisiones concretas (como actos ejecutivos) mientras que otros piden limitar los productos de las políticas públicas a los programas de acción del ejecutivo en los cuales se incluyan objetivos, recursos y productos. Se debe recalcar que tanto quienes las consideran procesos como quienes las consideran productos concretos, coinciden en que, a pesar que las políticas públicas tengan fin, sus consecuencias no se agotan al momento que finaliza su acción formal. Es necesario evaluar los efectos que las acciones públicas siguen ejerciendo en su entorno aún después de su desaparición74. En todo caso, en todas las definiciones queda claro que las políticas públicas llevan en sí misma la perspectiva de largo plazo; es decir que difícilmente puede ser considerada como política pública un acto concreto analizado aisladamente. Sin embargo, sí un acto concreto se articula con otro y comienza a determinar un proceso, entonces sí debe ser vista como política pública 75.

III. UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA: INTERVENCIÓN DEL ESTADO

LAS

RAZONES

DE

LA

Cuando se estudian las políticas públicas realmente se está estudiando la forma más concreta de intervención del gobierno en la sociedad. Por ello es necesario analizar las razones que justifican o dificultan la intervención del Estado. A. Estado vs. Mercado: Estado del Debate Como se ha señalado, los argumentos a favor y en contra de la intervención del Estado en la sociedad han estado en el centro del debate de los últimos tiempos. Esta discusión no sólo reunió gran parte de la confrontación ideológica -en la cual los actores políticos se alineaban con la izquierda cuando promovían la intervención del gobierno en la economía y con la derecha cuando proclaman la reducción de dicha intervención- sino que promovió modelos de desarrollo como el de “sustitución de importaciones” en 74

Un buen ejemplo sería la política presupuestaria de un año 2001 determinado o la privatización de una empresa pública específica. 75 Por esto es tan difícil determinar si un proyecto determinado (por puntual que sea) puede ser considerado política pública… y que no existe una sola respuesta sino la habilidad del analista para determinar si es un hecho aislado o responde a un objetivo de mayor plazo.

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América Latina o el del “estado del bienestar europeo” que se caracterizaban por una elevada intervención estatal a diferencia de modelos neoconservadores como el “Consenso de Washington”76. Actualmente, existe más consenso sobre la esencia de la intervención estatal puesto que las experiencias comienzan a demostrar que en ciertos sectores hay demasiada presencia estatal (e.g., empresas públicas), mientras que en otros hay muy poca (e.g., educación e I+D) y por tanto es necesario apoyar allí su crecimiento. Sin embargo, no se puede, ni de lejos, aseverar que el debate ha desaparecido, y por ello, a continuación se colocan las principales razones expuestas en el debate 77. Por una parte, los neoliberales han llevado la batuta de la discusión en los últimos 20 años (promovido por los gobiernos de Teatcher y Reagan) planteando la primacía del mercado sobre el estado como asignador de recursos y como gestionador de las principales mecanismos de resolución de conflictos sociales. Ellos respaldan este modelo en razones económicas pero también morales78 pues afirman que el mercado puede constituir una sociedad más justa, y más benéfica, sí se le encargara la organización de la mayor parte de las interacciones humanas Por otra parte, existen corrientes que enfrentan a la propuesta neoliberal indicando que estos pretenden convertir a la colectividad en una sociedad de mercado, es decir aplicando principios del mercado al conjunto de las relaciones humanas. Muestra de estas posturas es el libro de John Gray (2000), “Falso Amanecer”, en el que propone que el libre mercado, no es como supone hoy la filosofía económica neoliberal, el estado natural que toman las cosas cuando la política no interfiere en los intercambios del mercado. Según Gray, la idea de que el libre mercado es igual a la no intervención estatal (que es la ecuación de la Nueva Derecha), puede ser rechazada por la evidencia empírica que cuando los mercados funcionan “libremente” tienden a autoeliminare por su tendencia a la formación de monopolios. Más regulación -y no menos- es la única forma de garantizar auténtica libertad y competencia en los mercados, concluye el autor. Más allá de estos argumentos, parece existir cierto consenso en que el mercado no puede proveer todos los bienes públicos necesarios (ni las cantidades suficientes) para que una sociedad funcione. 76

El Consenso de Washignton consistió en el conjunto de medidas tomadas por organismos multilaterales de crédito, y los presidentes de los veinte bancos más importantes del mundo para impulsar medidas a favor de los países en desarrollo. Ver J. Wlliamson. What Washington Means by Policy Reform . En Bresser Pereira, L. Miravall, J. & Przworski. A. 1995. Las reformas económicas en las democracias. Un enfoque socialdemócrata. 77 Es interesante destacar que con respecto a la intervención del Estado en la sociedad post -industrial existe un debate quizás menos encarnizado que durante la Guerra Fría; pero desde mi perspectiva más complejo y lleno de matices. Un ejemplo de ello es que el mínimo consenso que se estableció acerca de que las parte de las empresas públicas pasen al sector privado, ha colapsado ante las desastrosas experiencias de privatizaciones vividas en algunos países de América Latina. 78 Delgado-Gal, Alvaro, en edición on line Diario El País, Madrid-España, 2001.

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B. El Mercado 1. Definición, el mercado es un conjunto de instituciones que promueven la producción e intercambio de bienes y servicios procurando la reducción de costos de transacción. Sin embargo, según Delgado Gal, existen ideologías que conciben “al mercado más que como a un grupo de instituciones, como un principio moral en cuya presencia se producen asignaciones de recursos de forma más equitativa y eficiente”79. 2. Precondiciones, existe un profundo debate sobre las precondiciones que se requieren para que exista el mercado. Muchos economistas pregonan que éste puede producirse de forma espontánea y desde esa perspectiva se fortalece con la reducción del Estado en los procesos económicos. Existe, sin embargo, la postura de aquellos quienes sugieren las siguientes condiciones mínimas para su aparición: -

-

Diversidad de preferencias en los consumidores de modo que pueda existir diversidad de productos y de productores Diversidad de recursos materiales y de habilidades entre los productores (que permita estimular la competencia) y un mínimo de igualdad de acceso a los recursos que les permiten aplicar sus habilidades para producir 80. Costos decrecientes conforme se incremente la producción (economías de escala) Costos decrecientes cuando se produce la especialización de un producto.

3. Funcionamiento, realmente la dinámica de funcionamiento del mercado es en mucho de sus aspectos, todavía un misterio. Lo cierto es que el mercado funciona generando información (precios) para que los agentes económicos puedan tomar decisiones sobre el volumen, calidad y tipos de productos que intercambiarán. ¿Cómo se genera esta información? Por las llamadas leyes de oferta y demanda que muestran cuánto está dispuesto a pagar un consumidor por un producto determinado o cuánta cantidad de dicho producto estará dispuesto a generar un productor a un precio determinado. Además, los mercados funcionan generando incentivos, tal como lo describía Adam Smith cuando alegaba que cada agente económico, buscando satisfacer su propio interés, se esfuerza por producir de la mejor manera y por ende aporta de forma importante a la sociedad. En resumen, los mercados dan a miles y miles de personas la información y los incentivos para generar de forma más eficiente muchos de los productos que requiere la sociedad. 79

Alvaro Delgado -Gal, versión digital, Diario El País, 7 de Junio del 2001, Madrid. Como vimos en la tesis de Gray (1999), garantizar esta condición es una de las principales justificaciones para la intervención del Estado. 80

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4. Beneficios, existen tres beneficios por la existencia del mercado: -

-

-

Ganancias del intercambio, pues está demostrado que para un agente económico es más conveniente producir lo que le resulte más efectivo e intercambiarlo por otros bienes, en lugar de producir todos los bienes y servicios. Ganancias por la eficiencia, el mercado estimula la competencia y por tanto la reducción de costos de producción de bienes lograda por los incentivos con que cuentan los productores para ofertar cada vez precios más bajos. Reducción en costos de transacción, por la utilización de información gratuita y espontánea producida por el mercado. Es necesario imaginar la cantidad de información requerida para calcular precios que además deben actualizarse a cada momento.

C. El Estado 1. Definición.- El Estado es la máxima instancia de organización política dentro de una sociedad. Posee el monopolio del ejercicio de la violencia legítima en nombre de la preservación de la convivencia y el bienestar humano. Por ahora no me detendré analizando los aspectos más relevantes del funcionamiento del estado, ni de las principales limitaciones de su accionar pues este debate se ampliará más adelante. A continuación señalo algunas de las principales razones para justificar la intervención estatal en la sociedad. D. Las razones a favor de la intervención del Estado Las políticas públicas constituyen la mejor forma de evidenciar la acción del Estado en la sociedad. Sin embargo, este artículo no se enfocará únicamente en determinar cómo actúa el Estado sino que plantea la discusión sobre la conveniencia - o inconvenienciade la intervención estatal, no sólo desde un punto de vista técnico sino además político y ético. Existen varias razones a favor de la intervención del Estado en la economía; naciendo las principales del antiguo debate que coloca al Estado y al mercado como unidades dicotómicas. Además, existen otro tipo de argumentos entre los que destacan que el mercado no puede solucionar todos los problemas de la economía, entre otras razones se citan a continuación las principales: 1. Fallas de la competencia.- Adam Smith tenía razón: la mano invisible funciona cuando la competencia por satisfacer su propia utilidad entre ofertantes y demandantes genere mayor bienestar a la sociedad como un todo. Sin embargo, no siempre es posible generar un ambiente de competencia; de hecho algunas tesis argumentan, con mucha evidencia empírica por detrás, que en ausencia de un ente regulador las fuerzas 94


económicas tienden al monopolio (o por lo menos a los oligopolios) en lugar de hacia la “competencia perfecta” 81. ¿Por qué es tan difícil que exista la competencia? Bueno existen varias razones entre ellas las más importante tienen que ver con las barreras de entrada existentes en determinados sectores para el ingreso de los productores. Por otra parte, existen negocios en que las utilidades se producen con economías de escala tendiendo así a la formación de “monopolios naturales” (e.g. como las telecomunicaciones, electricidad, etc.). 2. La Teoría de los Bienes Públicos.- Según Stiglitz existen determinados bienes que no pueden ser suministrados por el mercado o por lo menos no de forma satisfactoria y suficiente (e.g., la defensa nacional o la preservación ambiental). En economía pública se los denomina bienes públicos puros porque i) no cuesta nada que una persona más disfrute de su utilización y ii) es difícil, sino imposible, impedir que alguien más acceda a su beneficio. Desde esa perspectiva, la defensa nacional es un bien público puro porque habría que asignar el mismo presupuesto de defensa para Ecuador de 10 millones de habitantes que cuando la población alcance los 12 millones. Además no es posible excluir a los últimos 100 mil individuos de la defensa nacional, es decir, las estrategias de defensa de ataques extranjeros no pueden excluir a ningún habitante. Por esta razón básicamente, el mercado no suministra (o lo hace en cantidades insuficientes) los bienes públicos porque dado que es imposible privar a alguien de un bien como un ambiente limpio, se vuelve sumamente difícil cobrar al público una tasa por su mantenimiento. ¿Cómo se vincula la teoría de los bienes puros con la intervención del Estado? O más bien, ¿es posible que el mercado oferte bienes públicos puros? Pues bien, para responder a esta preocupación analicemos un caso. Una gran compañía naviera que tiene muchos barcos seguramente tendrá la necesidad de utilizar un faro continuamente. Sin embargo, cuando la compañía analiza la instalación de faros para sus embarcaciones elaborará un análisis de costo /beneficio y no sería sorprendente que llegue a la conclusión que sí bien el faro tiene beneficios que superan sus costos (dependiendo del número de embarcaciones que lo utilicen) no resultará conveniente la instalación porque así como barcos de otras compañías disfrutarían de la luz de sus faros, sus propios barcos podrían utilizar faros que instalen otras compañías. Por tanto, probablemente decidirán esperar a que otras compañías (o el estado) sean los que instalen los faros. Como vimos, por la naturaleza de los bienes públicos puros, no es posible cobrar por su utilización y por tanto las empresas (en un sentido más amplio, el mercado) no estarían interesadas en su provisión.

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Es decir aquel estado en que ningún comprador/vendedor tiene capacidad de influir en el precio.

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Aquí se encuentra una disyuntiva entre los científicos sociales (sobre todo economistas) sobre la inmutabilidad de los bienes puros, es decir sí existen bienes públicos que no son posibles volverlos privados o por lo menos semiprivados. Existen propuestas -sobre todo desde la línea neoclásica- que han planteado la intervención del mercado en el tema de la contaminación del ambiente por medio de la imposición de impuestos para las empresas que contaminen a través del cálculo del costo de limpiar una Tm de este C02; con este tipo de propuestas observamos que los límites Estado- Mercado no son tan claros como a veces se supone. En resumen, se propone introducir mecanismos para que el Mercado oferte un bien público que antes sólo era ofertado por el Estado (ambiente sin contaminación) pero además nos permite evidenciar lo que se denominan “las externalidades” las cuales se analizarán a continuación 82. 3. Las Externalidades.- Cuando el mercado funciona correctamente, genera lógicas por medio de las cuales las empresas contabilizan entre sus costos aquellos que han devengado de forma directa, efectiva 83 y en el corto plazo. Por ello, una empresa tiende a no contabilizar entre sus costos aquellos vinculados con las emanaciones de C02 o el costo de reforestar los árboles que, debido a su actividad, ha talado; tampoco toma en cuenta los beneficios al incrementar la productividad del país cuando aumenta la producción de su empresa. En definitiva, se consideran externalidades negativas cuando los actos de una persona o empresa afectan a otras y por tanto imponen un costo sin extender una compensación. Así mismo, se llaman externalidades positivas cuando una persona o empresa genera beneficios a otras, sin recibir ninguna retribución a cambio. Por ejemplo, si se planta un hermoso jardín en una casa se genera un beneficio en el barrio o la ciudad en la que está localizada (muy probablemente reflejada en la plusvalía que adquieren los terrenos). Sin embargo, ¿es posible que dicha ciudad o barrio recompense a la persona que ha sembrado el árbol por ello? ...probablemente no, y por tanto se constituye en una externalidad positiva. ¿Cuáles son las consecuencias de las externalidades en la intervención del Estado? El punto es que mientras haya actividades que produzcan externalidades (y al parecer siempre las habrá), el mercado no realizará asignaciones eficientes ¿Por qué? Pues porque al no recaer sobre los individuos los costos totales (producto de las externalidades negativas) se fija un precio más bajo del que debería ser socialmente óptimo y por tanto se produce este bien en exceso. Por el contrario, al no percibir los beneficios totales (producto de las externalidades positivas) entonces se determina un precio menor al óptimo y la sociedad produce una 82

El Ecuador (como el resto de países en vías de desarrollo) tiene una gran oportunidad en la creación del mercado de compra certificados de captura de C02. Así organizaciones ecuatorianas podrán vender a empresas de países en vías de desarrollo los “servicios ambientales” generados por la captura del C02 emitidos por ellos a través de nuestros bosques. 83 Una de las pocas excepciones a este punto lo constituyen el costo de oportunidad.

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cantidad menor de este bien del que sería socialmente óptimo. En ese sentido se legitima la idea que sí el Estado no interviene entonces se producirían cantidades inadecuadas de determinados bienes (mucho de los que no tienen costos internalizados y poco de los que no tienen beneficios contabilizados). Los gobiernos responden a las externalidades de varias formas. En algunos casos se intenta regular la actividad en cuestión; por ejemplo se determina un monto máximo de producción camaronera o, como es el caso en Ecuador, se prohibe la tala de manglares. También tratan de utilizar el sistema de precios imponiendo sanciones (multas) por las externalidades negativas84 y retribuyendo las externalidades positivas (e.g., reduciendo impuestos a las empresas que invierten en educación). Cuando se cobra un peaje en una carretera (sobre todo cuando se lo hace como en los EE.UU con tarifa diferenciada según la hora) se está tratando de cobrar a los usuarios por el coste de congestión que imponen a los demás. El objetivo de todas las estrategias que se señalaron anteriormente es internalizar las externalidades, es decir hacer que se incluyan en los costos reales que debe asumir cada empresa aquellos que impusieron a la sociedad. De todas formas, dista mucho el día en que los mercados, por si mismos, puedan internalizar los costos y beneficios, así que será el Estado quien tendrá que seguirlo haciendo. 4. Los mercados incompletos.- Sin embargo, los bienes y servicios públicos puros no son los únicos que los mercados administran inadecuadamente. Existen bienes privados que tampoco son ofertados de forma adecuada por el mercado, fundamentalmente porque el costo de suministro es mayor que el precio que los consumidores estarían dispuestos a pagar. Por ejemplo, los economistas han llegado a un cierto consenso sobre el hecho que los mercados privados han funcionado especialmente mal en el suministro de seguros de productos no convencionales y préstamos educativos. Así, en el tema de seguros, los mercados han tenido un fallo muy notorio en ofrecer riesgos para cubrir determinados eventualidades a las que la gente está sometida. Por esta razón, una de las principales formas como se justifica la intervención en la agricultura es porque los productores no pueden acceder a un mercado de seguro contra contingencias (e.g. sequías, caída de precios, etc.). A esto se suman, los sistemas de protección de precios que han establecido los países desarrollados y los problemas que tenemos en nuestro país para garantizar un mínimo de estabilidad (sobre todo de productos agrícolas). Por otro lado, la seguridad social es una cuestión que ha interesado en la última década al mercado, aunque en países como Ecuador principios como la solidaridad intergeneracional lo hacen menos interesante para el sector privado. Así mismo, el Estado ha tenido que ofrecer créditos (i.e., para educación) que en otras circunstancias

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El Estado Ecuatoriano para aminorar las externalidades negativas causadas por la tala de manglar intentó cobrar USD. 1000 para la legalización de cada ha. de camaronera. A través de este mecanismo pretendió cobrar a los camaroneros los daños ambientales imputados por este sector al resto de la sociedad.

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no eran de interés del mercado 85. 5. Fallas en la distribución de la información.- Por otra parte, se justifica la acción del Estado cuando los consumidores no reciben la información necesaria para tomar mejores decisiones. Así por ejemplo, los gobiernos suelen exigir que los prestamistas den información completa sobre la tasa de interés real. Además, son los Estados los encargados de legislar para que en las etiquetas se provea de información sobre los contenidos nutricionales y fecha de caducidad (en el caso de alimentos) y de los peligros para la salud humana (en el caso de medicamentos y drogas blandas como el alcohol y el cigarrillo). La intervención del Estado para remediar los fallos en la información van más allá de sencillas medidas de protección al consumidor; como el bien público que es, se requiere velar porque se suministre información de forma eficiente y transparente. La información no sólo justifica la intervención económica sino también la intervención política del Estado. Así, sólo mediante su intervención se aseguran elecciones competitivas donde las propuestas de los candidatos y sus agendas de gobierno sean lo más conocidas posible por los ciudadanos y, por tanto, éstos puedan tomar una mejor decisión. Por ello, es imprescindible que existan organismos electorales limpios e independientes por medio de los cuales se pueda generar un proceso eleccionario más democrático, en el que existan amplios debates que permitan formar políticas públicas más libres y pluralistas. El objetivo de este mecanismo de participación es precisamente evitar lo sucedido en México donde la mayoría de los miembros de los organismos electorales eran elegidos por el ejecutivo, restando posibilidad de que se produzca un proceso limpio y neutral. En resumen, se requiere de la intervención estatal para asegurar que exista información oportuna, cierta y clara que garanticen el funcionamiento de la democracia. 6. El paro, la inflación y el desequilibrio.- Una de las razones económicas más fuertes para la intervención del Estado radica en la existencia del desempleo. El hecho de que los mercados no sean capaces de generar pleno empleo se constituye en una de las principales razones para la intervención del Estado siendo esta muy importante para legitimar la política. 7. La redistribución y los bienes preferentes.- Los estudiosos guardan cierta coincidencia en admitir que aunque la economía orientada por el mercado tiende a funcionar de forma eficiente (con las restricciones anteriormente señaladas), hay dos razones que siguen justificando la intervención del Estado en la economía: 85

Como ejemplo de esto tenemos el Crédito Educativo ofrecido por el IECE proveniente de la necesidad de solventar una inversión de largo plazo como es la educación. Así se legitima la intervención del Estado en créditos para actividades- supuestamente poco rentables- como la agricultura y por eso la necesidad de la creación de una institución de la naturaleza del Banco Nacional de Fomento (BNF).

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i. La redistribución de la renta, pues aún los mercados competitivos generan desigualdad entre los agentes económicos. Por ello, es necesaria la intervención del estado con políticas sociales que promuevan salud, educación entre los más pobres y a la vez que estas políticas respondan al interés estatal de promover condiciones sociales más equitativas. Es tan importante este objetivo estatal, que muchas veces la mayoría de las decisiones relacionadas con un cambio de política dependen de la pugna entre equidad y eficiencia. La economía del bienestar se dedica a ello y por tanto es necesario tener en cuenta qué herramientas - como el uso de la función de bienestar- son útiles para determinar las consecuencias de distintas políticas para enfrentar un problema socio económico determinado. ii. La otra razón se vincula con la idea de que el consumidor no siempre actúa optimizando su propio interés, por ejemplo compra cigarrillos aunque sepa que es malo para su salud o bien no aprovecha la educación aún sabiendo lo importante que es para su vida. Por ello, se considera necesario tener en cuenta que el Estado debe ofertar lo que se denominan “bienes preferentes” (e.g. haciendo campañas a favor de la educación), aunque existan detractores de este tipo de intervención del Estado a la que acusan de paternalista ya que resta la libertad e individualidad de las personas. 8. Dar sentido a la Sociedad.- Además de las razones técnicas que hemos analizado para la intervención del Estado, es necesario analizar algunas de las razones políticas que existen para su intervención en la sociedad. Siendo el Estado el depositario del poder y de la política en la sociedad, debe argumentarse que a su vez se convierte en una especie de depositario y guardián de “lo político” y de sus fines. Uno de los principales fines de la política y especialmente de lo político se vincula con la capacidad de dar sentido a la sociedad, de unificar intereses y necesidades disgregados, y de aglutinarlos en un sistema que dictamine acciones orientadas al desarrollo de la comunidad lo cual, entre otras, hace posible la sociedad. Cuando falla la política y la noción de “lo público” que normalmente la acompaña, se suele observar un deterioro del capital social causando problemas que dificultad la viabilidad de la sociedad.86 9. Razones éticas/humanitarias para la intervención del Estado.- Por último cabe señalar que además de las razones que hemos citado, existen razones éticas o humanitarias para la intervención del Estado. Cuando Anker (2000) señala las razones 86

Un artículo de Robert Putnam (2000) menciona que desde los años 60‟s los norteamericanos participan 50% menos en política y labores de voluntariado ; para citar un ejemplo hace 20 anos asistía n a por lo menos a doce reuniones al año actualmente solo asisten a seis. Esto seria la consecuencia de un deterioro de su confianza en las instituciones públicas estatales, y repercute en la reducción de la confianza o capital social.

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por las cuales es necesario eliminar el trabajo infantil, cita razones económicas pero termina diciendo que también serían las razones éticas (humanitarias y morales) las que determinarían la intervención del Estado87 para evitar la “falta moral” que constituye permitir el trabajo riesgoso de los menores de edad. Un comentario final. Aunque se han analizado las principales razones para la intervención del estado en la sociedad, es importante destacar que pese al creciente consenso sobre la importancia de mayor presencia estatal en ciertas áreas (i.e. regulación, educación, etc.) hay también mayor claridad en los enormes daños que podría provocar el exceso de intervención, sobre todo, de un estado gobernado con irresponsabilidad y discrecionalidad, de lo cual la hiperinflación y los crímenes de estado son sólo una muestra tangible.

IV. POLÍTICAS PÚBLICAS: ENTRE LA TECNICA Y LA POLÍTICA88 A. Desafíos de las Políticas Públicas: o más bien las Políticas en su encrucijada En general, las políticas públicas tienen la doble misión de ser: i) Eficaces, para resolver los problemas sociales que se propone enfrentar, y por otro lado deben ser ii) Legítimas y sujetas a control popular en el sentido que la comunidad política vigile por la adopción de decisiones socialmente adecuadas. 1) La eficacia, en gran parte debido a los nuevos problemas sociales (escasez de energía, degradación del ambiente, peligros atómicos -deshechos tóxicos-) cada vez se necesita una mejor intervención del gobierno para procurar su solución. En ese sentido, se requiere un gran contingente de técnicas con información y metodologías que permitan detectar los problemas en el momento de su ocurrencia y al menor costo posible. Por ello, desde la perspectiva de la eficacia se pretende que la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas sea lo más técnica posible y por ello entre más neutral, objetiva, científica sea la opción elegida, mayores serían las probabilidades de éxito. 2) La legitimidad y el control popular emerge de la sociedad democrática y de su imperativo de que la mayoría de los ciudadanos sean escuchados en las opciones de políticas públicas a elegir. La mayoría de ellos al menos querrían votar en las elecciones y por tanto influir en las políticas públicas que se formularán eligiendo el programa de gobierno que normará las políticas. Siguiendo las teorías pluralistas, la reunión de los intereses sectoriales, clasistas, políticos de diferentes grupos sociales logran políticas 87

Ver Anker, R. 2000. “La economía del trabajo infantil”, en Revista Internacional del Trabajo. Vol. 199 No. 3 (edición en internet) 88 Ver CharLes E. Lindblom, El proceso de elaboración de Políticas Públicas, Ministerio para las Administraciones Públicas-Instituto Nacional de Admnistración Pública, Madrid, 1991.

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más centradas y una mejor forma de solución que enfrente al menos determinadas porciones de la problemática. En resumen, existe un profundo conflicto en las actitudes normales hacia la formulación de políticas públicas. Por un lado, los ciudadanos quieren que las políticas públicas sean democráticas y necesariamente “políticas” y por el otro, quiere que las políticas se produzcan en un proceso altamente informado y técnico; es decir científico. Para esto cabe la pregunta ¿El proceso de formación de las políticas públicas, debe ser político o técnico? y si combinara ambas lógicas ¿en qué proporciones deberían aparecer? Anticipo que existe la gran tentación de votar por la tercera opción sin embargo a lo largo del artículo, trataré de demostrar que si bien ésta sería la salida perfecta, su aplicación tiene mucho problemas y desafíos. B. El Análisis ¿En qué medida se integran los datos, la lógica, las discusiones racionales en la formulación de políticas públicas? Ante la complejidad de los problemas que aparecen cada vez más se exige a los tomadores de decisión que se basen en información amplia y objetiva sobre las causas y principales consecuencias de dichos problemas. A manera de ejemplo, hace diez años al tomar una decisión de un tema como el vinculado con el calentamiento global no era importante manejar variables biológicas, químicas, geológicas, económicas, sociales, ambientales como lo es en la actualidad. Incluso frente a temas normalmente trabajados en el pasado, hoy es necesario tener en cuenta una serie de análisis técnicos con los cuales antes no se contaba. Un problema tan antiguo como el de la inestabilidad de precios del maíz hoy nos obliga a preguntamos: ¿por qué desciende el precio del maíz? ¿cuánto debería ser el precio óptimo y ¿cuánto debería ser el subsidio necesario para asegurar rentabilidad para los agricultores? ¿cómo asegurar políticas post-cosecha que reduzcan las fluctuaciones en el precio? Para responder a estas inquietudes, en la actualidad es necesario tener la asistencia de herramientas técnicas y científicas para formular políticas más adecuadas a la realidad. 1. La evaluación profesional de las políticas .- Con la creciente necesidad de contar con información y metodologías científicas para la formación de políticas públicas adecuadas, cada vez existe más demanda de analistas de políticas (policy makers) que asesoren a los políticos para la toma de decisiones más acertadas. ¿Qué es lo que hace la evaluación profesional de políticas? Pues bien, entre las características de la racionalidad en la evaluación profesional están: a. La racionalidad, la cual es necesaria para realizar análisis basados en información comprobable. En suma, lo que pretende el análisis de las políticas públicas es dotarles de la fiabilidad y neutralidad que la incorporación de los datos empíricos le proporciona. 101


Esta característica se resume en una frase de uno de los más importantes pensadores del presente siglo, Bertrand Russell, en la que afirma que, “el hábito de basar las convicciones en la prueba y darles sólo el grado de seguridad que la prueba autoriza, si se generalizase, curaría la mayoría de los males que padece actualmente el mundo”. b. La sistematicidad, que evita que el proceso de formación de políticas públicas no sea fragmentado, disperso y coyuntural. Esto permite, según los defensores de la técnica, realizar procesos acumulativos que no desperdicien experiencias pasadas y se alimenten de los logros obtenidos. Así, se evitaría el enorme coyunturalismo que padece nuestra sociedad, la falta de políticas de estado, la escasa continuidad en los procesos existentes, la falta de aprendizaje de lo que hicieron organizaciones anteriores89. c. La objetividad, que libraría las políticas públicas del análisis partidista y proselitista y por tanto de los vaivenes políticos que suponen las alianzas permanentes que deben hacer los partidos políticos para mantenerse en el poder. Además, la objetividad permite buscar soluciones que traten de optimizar la función de bienestar común que debería lograr que el analista se abstraiga de su posición (económica, política y social) para favorecer no a su grupo ni a sus intereses sino aquello que, en términos de los utilitaristas, produzca la mayor cantidad de bienestar para la mayor cantidad de personas. Es importante señalar, que muchas de las políticas públicas están orientadas por estos principios técnicos que además están basados en fundamentos filosóficos, como el utilitarismo liberal de Stuart Mill o de Bentham, pero además hoy existen filósofos modernos que han influido mucho en la toma de decisión. Por ejemplo, John Rawls que con su “teoría de la justicia” plantea que para lograr políticas justas es necesario recurrir al imaginario de la “situación o posición original”, la cual parte del supuesto de que los seres humanos distribuyen las condiciones en las que vivían antes de que sepan que papel o situación les va tocar desempeñar en la sociedad. Por ello cuando les toca distribuir las riquezas individuales, tenderán a darle condiciones que le permitan vivir dignamente al más desdichado de todos los seres humanos por la evidente posibilidad de que a ellos les toque estar en ese lugar en algún momento 90. Los aportes de Rawls han influenciado la concepción de las políticas sociales sobre todo aquellas que promueven la redistribución de la riqueza y la dotación de condiciones mínimas de vida91. C. Los límites del análisis en la formación de políticas públicas Para comprender los límites del análisis en la formación de las políticas públicas, es necesario imaginarse cómo sería un mundo donde las decisiones se tomarían utilizando 89

Como ejemplo de este caso podemos citar el asombroso ciclo de nacimientos y muertes de organizaciones que han realizado, muchas veces de forma simultánea, las mismas funciones. 90 John Rawls , Teoría de la Justicia, Fondo de Cultura Ecónomica, México DF, México, 1995 91 E.g. la utilización de salarios mínimos, seguros para el desempleo, etc.

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únicamente el análisis; es decir sin tomar en cuenta la política como método alternativo o complementario. Por supuesto, existen algunas dificultades para que el análisis (y no la política) se convierta en el método privilegiado de toma de decisiones públicas, entre las que destacan: 1. Solución inequívoca.- En primer lugar, es necesario tener en cuenta que sí partimos del supuesto de que todas las decisiones se tomaran únicamente en función del análisis deberíamos esperar que todos los técnicos lleguen por consenso a la misma decisión. Entonces, los miembros del gobierno más técnico que nos podamos imaginar, e.g. el que proponía Platón en su República, después de haber realizado diversos análisis, diagnósticos, determinación de causas y efectos deberían llegar a la misma solución, a la misma propuesta de política. Suponiendo que esto es posible, a nivel teórico, se debe asumir que ninguno de ellos cometerá ningún error que le lleve a una conclusión diferente a la decisión óptima. ¿Qué pasa si no es así? Normalmente se tendría que recurrir a un método político; es decir, votar entre las alternativas propuestas para ver cuál de ellas resulta la elegida. 2. Detectable de forma analítica.- Otra de las condiciones necesarias para que se pueda producir políticas públicas en ausencia de “la política” es que los problemas sean detectables y explicables únicamente desde el análisis sin importar los valores, las creencias, la cultura, en general la cosmovisión. Así, lo que para un gobierno determinado es un problema de inequidad quizás para otro no sea más que una condición natural de la sociedad humana. Luego, el primer gobierno formará políticas públicas tendientes a la redistribución mientras que el otro quizás no las incluya en su agenda. En suma, lo que para algunos es una condición que amerita intervención estatal para otros no lo es, o siéndolo la harán atacando otras causas del problema. Por ello las políticas públicas no pueden surgir únicamente de la detección neutral, sino que emergen de los valores, cultura de quienes se encargan de formuladas. Como ejemplo, sí los gobiernos locales se encuentran con el incremento de violencia en las calles, será necesario ver sí es posible determinar de forma analítica cuál sería la causa del verdadero problema, ¿un deterioro de la ley y el orden?, ¿un producto de la discriminación racial?, ¿la baja renta de sus pobladores?, ¿el desorden urbano?... En suma, esta decisión no puede ser objetiva, y en mayor o menor grado, dependerá de la cultura y valores de quien decida priorizar las causas. 3. Legítima.- Ahora bien, supongamos que se llega a la decisión óptima y que todos están de acuerdo en dicha solución. Antes de proclamar la victoria de la técnica es necesario tener en cuenta que esta solución debe estar legitimada entre los afectados por dicha política. Sí la propuesta no es aceptada, no podría ser implementada en el sector hacia donde va dirigida y entonces de nada habrá servido una política técnicamente 103


diseñada si no puede llegar a concretarse en la práctica. 4. Rapidez. Adicionalmente, el análisis no podría reemplazar fácilmente a la política pues muchas veces se requieren soluciones rápidas a un problema y el análisis o la técnica no están diseñados para dar ese tipo de respuestas. En este sentido, la política tiene la ventaja de aproximar respuestas veloces a problemas complejos, pues utiliza la negociación antes que un complejo método analítico. 5. La captación de las instituciones democráticas.- Desde mi punto de vista, uno de los principales problemas de utilizar únicamente el análisis como método para generar políticas públicas es la tendencia a restar transparencia al proceso de formulación de problemas y soluciones públicos además de la captación de las instituciones democráticas. Antonio Camou, en un artículo sobre el papel de los expertos en las reformas económicas de América Latina, afirma que la introducción de grupos tecnocráticos en las decisiones de políticas públicas distorsionan el proceso deliberativo democrático porque hace que las políticas sean decididas por unos pocos -los técnicosque se aislan de la opinión pública y por tanto tienden a introducir sus valores, intereses y objetivos. 92 Nadie duda que tomar decisiones en materia de política económica es asunto de expertos. Por ello, la tendencia en la mayor parte (si no en todos los países) de América Latina ha sido la emergencia de grupos de profesionales de altísimo nivel académico para poder llevar adelante los procesos de reforma económica. Tanto es así, que autores como Feinberg y Williamson han popularizado el término de tecnopolíticos para definir al grupo de políticos/técnicos que han llevado adelante el proceso de reforma económica en nuestra región93. Cuando se da por cierto el hecho de que las reformas económicas han sido llevado a cabo por grupos relativamente autónomos de los diferentes ámbitos de la política, surge la pregunta sobre ¿qué tan democráticas resultan ser estas políticas? Esta pregunta no tiene una sola respuesta, de hecho existe una gran pugna sobre el impacto de la formación de políticas desde una élite ilustrada. Exiten autores como Domínguez, que señala que los tecnopolíticos favorecen la profundización de la democracia en la medida que pueden ser catalizadores de consensos pues contribuyen a relativizar los desacuerdos y a servir de puentes entre posturas ideológicamente dispares 94. Para sostener este argumento, Domínguez analiza el desempeño de algunos célebres técnicos y políticos latinoamericanos, de entre los que destaca la labor del ex ministro de finanzas y ahora ex-presidente brasileño Fernando H. 92

Ver Antonio Camou, Los Consejeros del Principe, Revista Nueva Sociedad, # 52,Caracas, Venezuela, 2000 93 Autores como Jorge Domínguez han utilizado este término en sus análisis sobre la consolidación del proceso en América Latina. Ver Domínguez, J. 1998. Democratic Politics in Latin America and the Caribbean p. 100. 94 Domínguez, J. Ob. cit. p. 129. Una visión cercana a este enfoque ver en Camou, A. Ob. cit. p. 67

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Cardoso, quien impulsó reformas económicas logrando consensos entre las diferentes posturas ideológicas y de grupos de interés en el Brasil de mediados de los 80‟s. Para lograr zanjar este debate, es necesario tener en cuenta, la diferenciación que realizará el propio Domínguez entre tecnócratas y tecnopolíticos. Según este autor, ambos tienen una elevada formación académica que les sirven como herramienta básica para tomar decisiones en organizaciones complejas, sean estas públicas o privadas, pues como tales privilegian las decisiones racionales. Sin embargo, los tecnopolíticos, son una variante de los tecnócratas, pues además de las características antes mencionadas son líderes políticos que: a) han estado cerca de la práctica política b) tienen “expertise” en varios campos del conocimiento (no son especialistas), c) tienen vigorosa participación política d) participan en la concepción de políticas adecuadas que no deben ser solamente técnicamente correctas sino además viables políticamente, por tanto temen a la política mucho menos que los tecnócratas. V. LAS POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL ECUADOR: ¿Dilema entre técnica y política? Con los antecedentes señalados a lo largo del presente ensayo, es importante preguntarse si la noción y, sobre todo, la práctica de las políticas públicas en Ecuador han sufrido la “tensión” existente entre técnica y política 95. Para responder a estas interrogantes, a continuación presento dos estudios de caso que presentan el debate técnica vs. política en el proceso de elaboración de reformas y políticas públicas en el Ecuador. A. La transición democrática: El Gobierno de Roldós y Hurtado (1979-1984). El Ecuador de fines de los años 70‟s enfrentó de repente dos retos de igual e incontestable dificultad: el proceso de reforma económica y la transición a un régimen democrático de gobierno. Desde entonces, un fenómeno que comienza a evidenciarse es el que tiene que ver con el fortalecimiento del Ejecutivo para tomar decisiones económicas, lo cual está acompañado de un debilitamiento institucional del Parlamento. Según el ex- presidente Hurtado, existió un estilo de toma de decisiones muy particular durante los primeros años de la democracia: “Nosotros cuatro tomamos todas las decisiones. No discutimos los problemas con nadie más, ni consultamos a nadie... No consultamos ni a los ministros, ni a 95

Quizás es necesario formularse una pregunta que antecede a la aquí presentada. Una que cuestione en primer lugar si, en un sistema político institucional como el ecuatoriano, se puede hablar de la existencia de políticas públicas. Lastimosamente, ese es otro debate que el presente ensayo no ha pretendido cubrir.

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los partidos, ni a los diputados. Para mantener confidencialidad, les informábamos las medidas que íbamos a tomar horas antes de anunciarlas. ¿Por qué hicimos esto? Porque mis esfuerzos iniciales de formar un consenso fueron un completo fracaso”96. Tomando en cuenta que se trataba de una democracia recién inaugurada es posible que este tipo de fenómenos sean resultado de un proceso de adaptación de los decisores políticos al nuevo régimen de gobierno, por ello cabría preguntarse, ¿se habrá mantenido el mismo estilo en la fase de consolidación democrática? De ser así, ¿qué consecuencias trajo esto sobre la evolución misma de las principales instituciones democráticas? B. Antecedentes de las reformas económicas llevadas adelante por el Gobierno del Ing. León Febres-Cordero El Ing. Febres-Cordero inició su gobierno con una serie de reformas tendientes a liberalizar la economía. Al ser dirigente de las cámaras de producción del Guayas, Febres-Cordero ingresaba con el apoyo de los empresarios agroexportadores costeños, lo cual le hacia tomar posturas opuestas al gobierno anterior el cual llevó adelante propuestas identificables con el centro-izquierda. Por tanto, no es de extrañarse que su propuesta estuviera enfocada en la liberalización de la economía especialmente del mercado cambiario el cual había estado anclado por tantos años y que a la vez se había convertido en un serio lastre para el sector exportador. Según Grindle y Thoumi “en agosto y septiembre de 1984 la administración intentó aumentar el control del ejecutivo sobre las políticas, desafiando el poder del Congreso” 97 De esa manera colocando como causa las deterioradas relaciones con el Parlamento procedió a desmantelar su capacidad legislativa. Esto permitió incorporar un estilo de implementación de los procesos de reformas económicas caracterizadas por la formulación de legislación y políticas generadas por decretos ejecutivos 98. El decretismo económico de la Administración de Febres-Cordero El gobierno del Ing. Febres -Cordero fue uno de los que más utilizó la capacidad del Ejecutivo para realizar reformas económicas por decreto. Según Sánchez-Parga (1997) en este gobierno más de la mitad de los proyectos de ley presentados por el Ejecutivo al 96

Entrevista, Quito, 25 de mayo de 1990. En : Grindle, M & Thoumi, F. La política de la economía del ajuste. Flacso, Quito, Ecuador. p. 40. Cuando menciona a Las cuatro personas que tomaban decisiones, Hurtado se refiere a él como presidente de la República, el ministro de Finanzas, el gerente del Banco Central y el presidente de la Junta Monetaria. 97 Grindle, M. & Thoumi,F. ob. cit. p. 55 98 Conaghan, C. Dreams of Orthodoxy, Tales of Heterodoxy: Leon Febres Cordero and Economic Policymaking in Ecuador, 1984-1988. Ensayo. En: Grindle, M. & Thoumi,F. ob. cit. p. 55

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Congreso eran de materia económica 99. En una investigación realizada por Roldós (1996) sobre el estilo con que FebresCordero llevó adelante las reformas económicas se analiza los decretos de ley económicos urgentes sancionados sin la aprobación del Congreso para lo cual utilizó un precepto constitucional que fue incluido en el gobierno de Hurtado. Según este artículo constitucional, el presidente podía aprobar un Decreto de Ley enviado al Congreso si luego de quince días este no era discutido. Aprovechando esta facilidad constitucional entre 1984 y 1986 se enviaron 26 proyectos de ley con características de económico-urgente, cada uno de los cuales sucedió al otro, en un plazo que dejaba al Congreso sin posibilidad de discutirlo a profundidad. En tales circunstancias los quince días estipulados como plazo máximo pasaban y el Presidente podía sancionarlos sin necesidad del Parlamento100. C. Las políticas públicas en el Ecuador: ¿sin técnica ni democracia? Los breves estudios de caso mostrados anteriormente muestran evidencia que desde su reinauguración, la democracia ecuatoriana ha impregnado el proceso de formulación de políticas (especialmente económicas) de un estilo poco “democrático” que no necesariamente fue complementado por un mayor nivel técnico. A diferencia de países como Chile donde las decisiones públicas fueron tomadas por una élite tecnocrática afincada en organizaciones aisladas de la dinámica política democrática 101, en Ecuador las decisiones se tomaron sin la participación democrática de una diversidad de grupos socio-económicos políticos pero tampoco sin la participación de un equipo de diseño (design team) 102 que invocara e introdujera complejas herramientas teórico-metodológicas que justifiquen el diseño e implementación de tal o cual política. ¿Cuál es la explicación para ello? Los casos presentados sobre el estilo de toma de decisiones en dos gobiernos de inicio del último periodo democrático ecuatoriano permiten sugerir que este fenómeno podría deberse básicamente a que en el Ecuador convive una doble condicionalidad. Por un lado, la casi total inexistencia de instituciones verdaderamente “públicas” pues éstas han sido cooptadas por grupos de presión que introducen sus temas en la agenda sin incluir la “pluralidad” que la democracia normalmente se encarga de asegurar. Por otra parte, es evidente la escasa capacidad gubernamental para proponer alternativas de políticas públicas técnicamente viables que, además de tener un fuerte elemento técnico de 99

Ver Sánchez Parga, 1997. La Pugna de Poderes, Ed. Abya Yala, Quito, Ecuador, 220 p. Roldós, L. 1996. El abuso del poder. Los decretos-leyes económicos urgentes aprobados por el gobierno del Ing. León Febres-Cordero. Ed. El Conejo, Quito, Ecuador. 101 Basta recordar el equipo de “Chicago Boys” que, desde varios “think tanks”, diseñaron e implementaron la mayoría de las reformas económicas y sociales implementadas en Chile por el gobierno de Pinochet desde inicios de los 80‟s. 102 Grindle, M. 2001, Audacious Reforms, John Hopkins University Press, Baltimore EEUU. 100

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respaldo, permitan enfrentar las presiones de grupos con intereses concretos que no necesariamente contribuyen al bienestar público.

VII. CONCLUSIONES El análisis y, sobre todo, la discusión pública, objetiva y participativa de las políticas públicas no se han desarrollado suficientemente en el Ecuador. Normalmente las decisiones públicas no han respondido a una evaluación de alternativas, de las cuales se conozcan sus costos y beneficios sociales; prueba de ello es que las políticas públicas más importantes de los últimos años: las de ajuste estructural de inicio de la década del 80, el bono solidario, las nuevas leyes educativa y de seguridad social y la misma dolarización no respondieron a rigurosos análisis que posibilitaran su discusión y decisión, y tampoco se han hecho suficientes esfuerzos por realizar estudios que evalúen sus efectos actuales. La formación de las políticas públicas tampoco ha permitido la consolidación de las diferentes instituciones democráticas ni de los grupos afectados por estas. Más bien, parece haberse producido el efecto contrario. Ahora bien, ¿qué nos enseña el estudio de las políticas públicas? En primer lugar, nos brinda una perspectiva diferente para entender el funcionamiento del Estado, según la cual sus decisiones no se producen de la nada sino que responden a una compleja red de intereses, relaciones de poder y, por tanto, de tensión entre actores políticos y, entre éstos y los portadores del saber técnico. Por otra parte, el estudio de las políticas públicas nos muestran que en la actualidad es imposible enfrentar una problemática determinada sin comprender que en ella interactúan diversas disciplinas; por tanto, la solución de los más apremiantes problemas sociales actuales necesitan un enfoque holístico y multidisciplinario. Ni la ciencia política ni la sociología política pueden avanzar en su comprensión del funcionamiento del Estado sin comprender que es vital permitir la participación de otras disciplinas para lograr políticas más eficaces y, por tanto, con mayor legitimidad en la ciudadanía. Es importante destacar que parte del desafío de la reforma y modernización del Estado Ecuatoriano es la incorporación de la lógica de las políticas públicas en su gestión. Sin embargo, la creciente complejidad de los problemas que enfrenta nuestra sociedad, hace imprescindible trabajar, desde la academia, desde el propio Estado y de las organizaciones no gubernamentales, en reconceptualizar la noción misma de las políticas públicas. En cuanto políticas, es importante comprender que la acción del gobierno debe evolucionar desde la lógica vigente caracterizada por una acción puntual y 108


excesivamente focalizada, hacia la introducción de procesos articulados y de mediano o largo plazo, que promuevan auténticos cambios en las variables que afectan de forma crítica la calidad de vida de la población. Por otra parte, es importante entender que lo público ya no se limita a la esfera estatal y, en tanto tal, hay que fortalecer la capacidad de organizaciones de la sociedad civil para constituir un nuevo y más vigoroso espacio público, en el cual ellas también participen formulando y ejecutando políticas públicas. Otro de los importantes cambios en la concepción de políticas públicas se vincula con su ámbito de acción: hasta ahora sólo hemos percibido el ámbito nacional de las políticas. Sin embargo, es cada vez más importante pensar que es vital para la reforma del estado y para el fortalecimiento de la democracia, que las instancias de gobiernos locales (provinciales, cantonales y parroquiales) fortalezcan su capacidad de formular y ejecutar políticas locales. Con ello se estructuraría una nueva generación de políticas públicas caracterizadas por la introducción de procesos de largo plazo, con nuevos actores en un espacio público redimensionado y con énfasis en lo local, posibilitarán una real participación de los ciudadanos lo cual contribuye con un proceso más eficaz de formulación de alternativas, la toma de decisiones y el control permanente sobre la acción pública. Las nuevas políticas públicas promoverán, por tanto, el desarrollo de políticas más democráticas y pluralistas a la vez que más adecuadas a las necesidades y dinámicas socio-culturales de los beneficiarios. Finalmente, es imprescindible la unificación de esfuerzos de universidades centros de investigación, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para incorporar la noción de políticas públicas en su accionar. Esto no sólo se lo debe hacer como un instrumento técnico que seguramente harán más eficaz y racional su desempeño, sino como una forma de acercar a los ciudadanos a la discusión y solución de los problemas que les aquejan, con lo cual probablemente se logre que las políticas públicas puedan contribuir no sólo con soluciones más eficaces, eficientes y sostenibles de los problemas públicos sino además con la re legitimación de la política y de lo político.

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UNA LECTURA DECONSTRUCTIVA DE LA CATEGORÍA DESARROLLO

Pabel Muñoz López Si las ideologías hay que medirlas por sus resultados, el gran fraude de nuestro tiempo ha sido el que han ofrecido las llamadas ideologías del desarrollo. Fernando Mires, El discurso de la Miseria.

1. INTRODUCCIÓN El texto Orientalism (1979) de Edwad Said es uno de los mejores ejemplos para analizar la influencia del pensamiento posestructuralista y particularmente de la propuesta de Michel Foucault. La perspectiva ensayada por Said dio lugar al desarrollo de un conjunto de investigaciones que cuestionan la forma en la que el saber “occidental” construye, a partir de claras relaciones de poder, sus propios objetos de estudio. Así, a partir de los años setenta importantes estudios empiezan a desnudar las “formas de colonización de la realidad” y a determinar en qué medida los propios discursos, sus dispositivos y sus prácticas construyen el objeto del cual nos están hablando. En definitiva, buena parte de estos trabajos (muchos de ellos llamados “poscoloniales”) procuran estudiar las distintas representaciones a partir de las cuales se construye y etiqueta al mundo “no occidental”. Bajo esta perspectiva, los planteamientos poscoloniales de Said, Bhabha, Spivak, Mohanty y otros/as centran su atención en el análisis de los efectos de poder que desatan los dispositivos disciplinarios a partir de los cuales se ha construido a lo “no occidental” como objeto de conocimiento. Para estos/as autores/as la “historia del imperialismo” se encuentra marcada por una violencia epistémica en nombre de la cual las diferencias y las heterogeneidades se encuentran subsumidas en un lenguaje de poder que resalta lo homogéneo. En esta medida, propuestas como la de Bhabha plantean que los discursos, por ejemplo los identitarios, son generados a partir de prácticas institucionales de control y dominio que producen narrativamente al otro como un todo homogéneo (Castro-Gómez, 1996, pp.: 146). En el fondo de estas posturas se encuentra una necesidad fundamental de denunciar y desmontar los efectos perversos de un colonialismo epistemológico que mediante ciertas prácticas de poder construye específicas representaciones de “lo otro”.

Sociólogo. Profesor de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la PUCE y de la Universidad Andina Simón Bolívar.

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Es bajo este escenario que aparecen distintas iniciativas teóricas que buscan deconstruir las categorías con las cuales los países “centrales” y “civilizados” construyen a sus contrarios “bárbaros” y “periféricos”. De esta manera, una de las categorías que ha sido interpelada fuertemente desde nuevas posturas antropológicas, sociológicas y los estudios culturales es la de desarrollo. Un importante número de lecturas deconstructivas sobre el desarrollo se realizan en los años ochenta, en gran medida influenciadas por el trabajo “pos colonial” de E. Said al describir los “regímenes de representación” a partir de los cuales se construye a Oriente como objeto de conocimiento y de dominación. Bajo esa línea, un conjunto de trabajos antropológicos, culturales y sociológicos empiezan a deconstruir la idea de desarrollo, sobre todo desde el análisis de los efectos de poder provocados por su discurso y sus formas de intervención. Trabajos como el de Ferguson (1990), Sachs (1992), Morandé (1984), Slater (1993), Muller (1991), Crush (1994), Escobar (1996) y otros, denuncian en el desarrollo la existencia de un exclusivo sistema de conocimiento propio del mundo occidental moderno. La denuncia centra su atención en la idea de que este sistema de conocimiento ha operado la marginación y descalificación de otros sistemas de conocimiento que no sean “los occidentales”. En este sentido, buena parte de la deconstrucción de la categoría de desarrollo se ha basado en el análisis del funcionamiento de su discurso, sus prácticas y sus efectos, tratando de develar la “imaginación geopolítica” que ha dominado el significado del desarrollo desde la segunda posguerra. En este trabajo se recrea esta línea de estudio y se ensaya un análisis en el que el desarrollo es interrogado desde distintas perspectivas, las mismas que apuntan a clarificar las “racionalidades políticas” que pone en juego el desarrollo, en tanto “conjunto de reflexiones discursivas e intervenciones prácticas para la administración y el gobierno de individuos y poblaciones” (Ver Escobar, 1996). Al igual que propuestas como la de Arturo Escobar, se toma a “los regímenes de representación como principio teórico y metodológico para examinar los mecanismos y consecuencias de la construcción del Tercer Mundo (y el subdesarrollo) a través de la representación”. Así, se trata de dar cuenta de un “régimen objetivizante de visualidad que introdujo la modernidad” (Jay, 1993, citado por Escobar, 1996: 297), el mismo que en el caso del desarrollo funciona a partir de los dispositivos 103 discursivos del Aparato y la Institución Desarrollista104. Finalmente, en los últimos párrafos de este artículo se apuntan algunos efectos políticos 103

El término dispositivo en Deleuze representa un mecanismo abstracto que visibiliza, es decir, une en el discurso lo visible y lo expresable. 104 En su momento definiremos a la categoría de desarrollo como un aparato (en el sentido foucaultiano de un “elaborado artefacto que hace algo”) y una institución social (retornando el concepto sociológico de institución).

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provocados por el despliegue del discurso del desarrollo, sus dispositivos y sus mecanismos de funcionamiento, los mismos que ponen en evidencia la conexión entre las relaciones geopolíticas de poder y la “economía discursiva” de las visibilidades. 2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS (...para analizar al Desarrollo) En este punto se trabajan dos ejes de consideraciones conceptuales que tienen la intención de construir un cuerpo teórico que busca ir de lo general (las rupturas epistémicas) a lo particular (la crítica del desarrollo). En este sentido, se describe el contexto y la influencia de los discursos posmodernos en el pensamiento latinoamericano, a nivel general, y, en lo particular, se recupera la deconstrucción teórica de la categoría de desarrollo ensayada por algunos autores. Discursos Posmodernos en América Latina En amplio consenso las distintas definiciones de lo posmoderno han rehuido a la idea de considerarla como una etapa posterior a la modernidad y mas bien han coincidido en mirarla como una actitud crítica, un estado de ánimo deconstructivo y un momento de desencanto, ya sea con el reino de la razón instrumental, el capitalismo como sistema de producción de la vida social el mundo “occidental” como referente de progreso y desarrollo o con las pretensiones universalistas de la modernidad. A partir de este “consenso” algunos autores interesados en seguir el rastro de la posmodernidad en América Latina creen encontrar esta actitud crítica de forma paralela y incluso anterior a su aparecimiento en los países centrales (como ejemplo ver: F. Calderón, 1988, H. Herlinghaus y M. Walker, 1994). El problema evidentemente no está en establecer el espacio y el tiempo en el que surgieron las propuestas posmodernas, sino tan solo en señalar un momento a patir del cual se pueda construir una línea argumentativa para determinar en qué medida las críticas al proyecto civilizatorio y desarrollista de la modernidad nos han llevado a considerar nuevas realidades, nuevos discursos y nuevas categorías que remarcan la centralidad de lo diverso, lo heterogéneo y lo discontinuo. Creemos pertinente definir la posmodernidad tomando como referente al propio proyecto civilizatorio de la europa-moderna-occidental. Para definir la modernidad, Castro-Gómez recupera en su libro Crítica de la razón Latinoamericana las ideas y los fundamentos clásicos que permiten describirla. En realidad el autor no se refiere explícitamente a la modernidad, por el contrario, su definición y sus rasgos más característicos están contenidos en las ideas que recupera de la crítica latinoamericana a la posmodernidad. Según el autor, las críticas modernas a la posmodernidad describen a ésta última como una ideología cultural del capitalismo tardío (Lozano); como una legitimación ideológica del sistema; como una propuesta sin potencial emancipatorio y que inmoviliza a la sociedad; como un anarquismo institucional incapaz de proponer 112


proyecto político alguno (Hinkelammert); y como una renuncia a la sospecha y a la denuncia (Roig). Para Castro-Gómez lo fundamental de estas críticas es que en el fondo de ellas mismas se pueden encontrar los fundamentos de la modernidad latinoamericana, por ello, asume a la modernidad (sin mencionarlo) como un proceso de secularización y racionalización, como el reino de la razón instrumental como un sistema de producción (capitalista) que estructura la propia vida social, como el referente y el modelo universalista del progreso y el desarrollo. En el caso específico de la posmodernidad, Castro-Gómez considera que ésta constituye una oportunidad y un desafío que surge a partir del desencanto ideológico que provocó el desvanecimiento de la imagen de la “revolución próxima” en los años 80. En esta línea, la posmodernidad permite “pensar lo impensado”, permite pensar desde “los intersticios” y los márgenes, permite, en fin desarrollar una “arqueología del saber” que procura descubrir aquello que quedo oculto por el clásico paradigma europeo-modernooccidental. La posmodernidad aparece entonces como un estado de ánimo que permite mostrar las prácticas discursivas y los dispositivos disciplinarios sobre los que se han levantado los discursos sobre Latinoamérica y lo latinoamericano (ver Castro-Gómez, 1996). Tomando en consideración lo anotado por este autor, es importante señalar que las ciencias sociales, a nivel general, han experimentado la disolución de las unidades últimas de análisis que habían caracterizado su saber, ello nos posibilita analizar los fenómenos sociales, ya no desde relaciones naturales y deterministas, sino desde relaciones de sentido en las que se reconoce la centralidad de las formas específicas de discursividad en el conocimiento de lo real. Es así que para Laclau se evidencia una revolución intelectual cuyo epicentro constituye una reevaluación del papel del lenguaje en el análisis y la explicación de los procesos sociales. Esta valorización del terreno discursivo nos lleva a la aceptación de una pluralidad de “sujetos-teorías” del conocimiento. En sí, nos encontramos frente a un nuevo espacio epistemológico de discontinuidad, deconstrucción, heterogeneidad y ruptura que se presenta como condición para la ampliación del campo del sentido y del discurso 105. Desde este espacio se posibilita un análisis diferencial que subraya lo discontinuo y lo específico. Así, el discurso no es ni una superestructura ni un campo social específico, sino la forma misma de la construcción de lo social 106. Las nuevas discursividades rompen con las pretensiones totalitarias de explicar la realidad y determinan nuevas formas de entender las heterogeneidades de lo social. Es allí donde las grandes categorías de análisis entran en crisis, se desvanece el enfoque en términos de actores sociales en lucha por orientar el sentido de la historia. Así por ejemplo, “Touraine (1987) sustituye la noción de clase por la de movimientos sociales; 105

El discurso es analizado como un sistema de relación entre objetos que liga sus términos por relaciones de sentido. 106 La lógica esencialista y la naturalización de los procesos sociales tienden a presentamos el orden dado como necesario y a ocultar el proceso de construcción discursiva de la realidad social.

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Lechner (1987) transita por la necesidad de recuperar el sentido subjetivo de la política y no de sujeto alguno; Laclau (1986) reivindica la inestabilidad profunda de las identidades desde un supuesto contingente no determinable” (Guido y Fernández, s/r: 63). En este cambio de episteme autores como Laclau y Mouffe llevan esta centralidad de lo discursivo a su plano más elevado llegando incluso a establecer un nuevo idealismo del discurso que conduce a una hegemonía sin sujeto (Cfr. Muñoz, 1999). Ahora bien, en este nuevo escenario epistemológico autores como los vinculados al Grupo Latinoamericano de Estudios Subalternos -GLES- consideran que la posmodernidad expresa un estado generalizado de la cultura que rompe con los referentes ilustrados de la filosofía. De ahí que en su defensa a los posmodernos latinoamericanos señale que éstos no son intelectuales “nihilistas” y “deprimidos”, sino cientistas sociales que buscan superar el “síndrome de las venas abiertas”. En este sentido, el GLES considera que la posmodernidad no es una nueva copia intelectual sino una lectura crítica de la propia modernidad y sus crisis en el continente. A partir de lo anotado podemos señalar que la posmodernidad ha permitido consolidar un paradigma de las prácticas y los discursos que nos ha llevado a teorizar un nuevo modo de producción social con sus específicas eficacias: el de las identidades. (Sánchez-Parga, 1992). Junto a ello, el fenómeno de la interdependencia y el proceso de globalización también han posibilitado el reconocimiento tanto de los procesos globales como locales, así como de elementos culturales emergentes y tradicionales. El resultado de todo lo anterior ha posibilitado que uno de los temas de gran desarrollo en la actualidad sea el referido a las identidades y a los movimientos de des-territorialización y re-territorialización de la cultura. Así, una buena parte de los productos de la Ciencia Social en América Latina han venido apuntando en dos direcciones: Por un lado están aquellas críticas al proceso de racionalización de la modernidad que se encaminan en la búsqueda de un fundamento último a partir del cual se pueda encontrar la esencia de nuestra identidad cultural (como ejemplo podemos señalar los trabajos de Morandé y Parker que plantean que en Améria Latina existe un ethos cultural que se presenta como la antípoda de la racionalidad europea occidental, un ethos que no tiene la racionalidad europea pues privilegia un sujeto mestizo más cercano a la racionalidad del rito que a la del logos). por otro lado aparecen las criticas a las posturas que absolutizan una identidad y un nosotros que se construye en la exterioridad de la modernidad (por ejemplo Castro-Gómez se pregunta donde quedarían ese tipo de propuesta si se llegara a determinar que la modernidad no es solo el despliegue de una razón instrumental unidireccional). Como parte del encuentro de ambas posturas en el terreno de la posmodernidad se han dado avances en los que se rompe con la unidireccionalidad y el teleologismo de la 114


modernidad y se le devuelve cierta centralidad al ámbito cultural e identitario. Finalmente, es importante señalar que estas evaluaciones de las posibilidades de la posmodernidad se han logrado en buena medida a partir de la consideración de la noción de episteme trabajada por Foucault. El concepto foucaultiano de episteme hace referencia a “un conjunto de relaciones de poder, normas sociales, reglas de jurisprudencia y procedimientos de exclusión que hacen posible el ejercicio de una práctica discursiva en una época determinada”. De esta manera, la episteme deviene en un “a priori histórico” donde se definen los “códigos fundamentales de una cultura, los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores y la jerarquía de sus prácticas”. En esta medida la noción de episteme se constituye en un orden empírico a partir del cual las palabras son enunciadas, los gestos son comprendidos y los discursos filosóficos y científicos son articulados (Cfr: CastroGómez, 1996). Este concepto tiene gran importancia en tanto nos permite ubicar el discurso posmoderno como una estrategia de deconstrucción de la episteme moderna. En este sentido, un mejor entendimiento de propuestas deconstructivas como la posmodernidad, el poscolonialismo, el posoccidentalismo o el posdesarrollo podría darse si se analizan los quiebres epistémicos que buscan romper con formas de conocimiento intrumentalistas y deterministas y, por el contrario, dan paso a nuevas relaciones de sentido en las que se reconoce la centralidad de las formas específicas de discursividad en el conocimiento de lo real. En este escenario los esfuerzos se encaminan en la dirección de criticar y desmontar los pilares sobre los que se levanta y se ha mantenido la episteme moderna. Es en un escenario crítico de la episteme moderna en el que se pueden desarrollar ejercicios deconstructivos de las categorías fundantes de la modernidad (por ejemplo el desarrollo) y también es el espacio en el que se reconoce la centralidad de los múltiples discursos que explican “la realidad” y es desde allí de donde surge la necesidad de desenterrar un conjunto de “saberes sujetos” que nos muestren lo discontinuo, lo diverso y lo heterogéneo.

Un ejercicio deconstructivo de la categoría desarrollo Desde los años cuarenta el desarrollo se ha constituido en una empresa mundial, en una industria global, en la principal institución abanderada de lo que muchos llaman neo colonialismo. Hasta hace unos cuarenta años no existían "países en desarrollo” y tampoco “subdesarrollo”. Estos conceptos surgieron entonces tímidamente en el lenguaje político y la literatura de los Estados Unidos, pero fueron difundidos por las organizaciones internacionales (como BM, las Naciones Unidas, la UNESCO) y por las disciplinas correspondientes que surgieron de inmediato para entregar sus servicios a la nueva práctica. Tan solo a partir de estas construcciones discursivas aparecieron 115


expresiones como “subdesarrollo” y “países subdesarrollados”, que transformaron las condiciones fácticas en una anomalía que debía ser corregida rápidamente, estigmatizando así a los afectados, cuestión que se trató de aliviar posteriormente a través de una nueva regulación idiomática, la de “países en desarrollo”. (Tenburck, 1999). El desarrollo se ha institucionalizado en la modernidad definiendo como ámbito de acción el espacio de “lo social”107. Tal institucionalización aparece como efecto de la ampliación del estado moderno. En este sentido, las construcciones discursivas del desarrollo, como institución 108, nacen desde la esfera de “lo social” para definir como su objetivo el hecho de garantizar el bienestar de la población por sobre las inestabilidades políticas o los desajustes económicos. Según Foucault es con el aparecimiento de la población, como sujeto de necesidades pero también como objeto de intervención, como se desbloquea el arte de gobierno que funcionó bajo el modelo soberano del siglo XVII. La constitución de la población como sujeto de necesidades la convierte en un espacio de intervención sobre el que se despliega toda una gama de relaciones de poder, las mismas que hacen del control, la disciplina, la obediencia y la regulación elementos esenciales en el desarrollo de la sociedad. Foucault reconoce que junto con el advenimiento de la población emerge una nueva forma de poder que toma por cargo la vida, y que modifica el viejo derecho de la soberanía de hacer morir y dejar vivir, por un nuevo derecho del bio-poder que consiste en hacer vivir y dejar morir. Esta tecnología del bio-poder, de biopolítica, trata con la población y se encarga de la vida, de “optimizar un estado de vida”. “El problema es tomar en gestión la vida, los procesos biológicos del hombre-especie, y asegurar no tanto su disciplina como su regulación”. (Cfr: Foucault, 1981). Esta es una nueva tecnología de poder que interviene para hacer vivir y que procura el disciplinamiento de los individuos y la regulación de los eventos aleatorio s que están tras la población. Así, uno de los elementos de mayor importancia, que se desprende de la emergencia del bio-poder, es la idea de una “sociedad de la normalización” que se mueve entre la disciplina y la regulación; espacios diferenciados que solo son cruzados de forma 107

La institucionalización del desarrollo es el resultado de un proceso histórico de Occidente: la esfera de “lo social” pasó de ser entendida como el problema de la pobreza, el problema de los otros, a su definición actual en términos de solidaridad general y producción de un estilo de vida. Al respecto cabe analizar el estudio que Donzelot hace sobre la construcción de lo social en: Donzelot, jaques, The policing of families, Pantheon Books, New York, 1979. 108 Una institución social es una red de relaciones sociales, con sus correspondientes normas y creencias en tomo a una función social determinada. Encontramos una institución donde intereses y posiciones de valor en relación con una determinada esfera de la vida social, generan o están acompañadas de modalidades distintas de interacción social. Las instituciones representan y escenifican las demandas de conformidad y pertenencia colectiva; representan un principio totalitario implícito en la vida colectiva. Cada institución se centra alrededor de una función social, tiene su particular cultura y discurso legitimador y sus técnicas a través de las cuales estructura la interacción. (Carrión, 1990: 5).

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transversal por la norma 109. En síntesis, con el aparecimiento de la población, como espacio de intervención se posibilita que surja un bio-poder que toma a cargo la vida y que opera sobre el cuerpo individualizado y el cuerpo en tanto masificación (población); de esta manera actúa con dos claros dispositivos que son atravesados por la norma. El disciplinamiento del cuerpo y la regularización de la población son los rasgos esenciales de una sociedad normalizada. Bajo esta perspectiva podemos ver cómo desde un enfoque teórico foucaultiano son varios los autores que, desde distintas posturas, han problematizado al desarrollo en el sentido de verlo como un aparato que construye su propio objeto de intervención. Podemos mencionar los aportes de Arturo Escobar, James Ferguson, Peter Berger, Majid Rahnema, entre otros. Para estos autores el Desarrollo es una institución, un aparato, que funciona en los países “pobres” y “tercer mundistas” desde los años cuarenta y que ha fracasado en sus objetivos de mejorar las condiciones de vida y superar la pobreza; por ello, cierto tipo de suspicacia sociológica les hace preguntarse sobre la funcionalidad del desarrollo dentro del orden del sistema. Como los principales postulados de estos teóricos podemos citar varios: el desarrollo es un valor tan arraigado en nuestros días que resulta casi imposible cuestionarlo, peor aún superarlo; el desarrollo como invento creado por la arrogancia de la ciencia occidental (Francisco Carrión); el desarrollo se filtra y funciona con la lógica del Mito (Peter Berger); desarrollo igual SIDA (Majid Rahnema); el desarrollo procura llevar a una sociedad disciplinaria (Arturo Escobar); desarrollo como una máquina anti política (James Ferguson). Los autores mencionados sospechan que el desarrollo es algo más que un problema ideológico y por ello hay que preguntarse ¿qué efectos produce que no ocurrirán sin él?. Así, el desarrollo pasa a ser visto como un aparato que genera su propio discurso, construye un objeto de intervención y una estructura de conocimiento que funciona alrededor de él. Por lo tanto, las intervenciones se organizan sobre la base de esa estructura de conocimiento que, mientras fracasa, tiene efectos reguladores como la representación de la economía y la vida social que niega lo político. En todo el tercer mundo encontramos instituciones de desarrollo análogas; un discurso común un conjunto de expertos comunes; un stock de experiencia común; la misma forma de plantear problemas e incluso la misma regularidad de fracaso. En fin, la industria del desarrollo es un fenómeno global.

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...se puede decir que el elemento que circulará de lo disciplinario a lo regulador, que se aplicará al cuerpo y a la población y que permitirá controlar el orden disciplinario del cuerpo y los hechos aleatorios de una multiplicidad, será la norma. La norma es lo que quiere aplicarse tanto al cuerpo que se quiere disciplinar como a la población que se quiere regularizar. (Foucault, 1993: 181).

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Para analizar esta industria se ha trabajado una entrada antropológica que degrada los planes e intenciones, de incluso los más poderosos intereses, al status de un problema interesante, pues, sus estructuras pueden cobrar vida y rápidamente sobrepasar las prácticas intencionales. (Ver Ferguson, 1990). Desde este enfoque, el discurso del desarrollo es considerado más importante que el propio aparato, pues, como Foucault lo demuestra, “el discurso es una práctica, está estructurado y tiene efectos mucho más reales que una simple mistificación”. Las investigaciones que parten de una estrategia como la señalada coinciden en señalar que al desarrollo le interesa visibilizar problemas que necesitan ser tratados para su posterior superación. En este sentido, el supuesto que subyace a esta afirmación es que el Aparato del Desarrollo construye, desde el poder encerrado en su discurso, sus objetos de conocimiento y sus sujetos de intervención: los pobres, los campesinos, las mujeres, entre otros/as. 3. EL DESARROLLO COMO INSTITUCIÓN SOCIAL DE LA MODERNIDAD Y SU LÓGICA DE FUNCIONAMIENTO. En el escenario geopolítico la identidad de Occidente ha sido construida desde una serie de oposiciones que dan forma a lo no-occidental (ejemplo: civilización - barbarie, pueblos con historia - pueblos sin historia, desarrollo - subdesarrollo); es decir, ha existido la necesidad de configurar un otro no-Occidente a fin de establecer una identidad positiva para Occidente. (Slater, 1994: 34). Durante los primeros veinte años del 1900 la idea del desarrollo no aparece en el terreno discursivo de los países centrales, la oposición predominante que marco el ritmo de intervenciones en los pueblos sin historia fue la de civilización vs. barbarie. Los proyectos vinculados con la modernización del mundo fueron planes civilizatorios de tipo colonizador. Así, en las primeras décadas de este siglo, la fidelidad a un “sentimiento de misión”, hizo que las relaciones Norte-Sur se caracterizaran por intervenciones estadounidenses en territorio sudamericano con la intención de mantener el orden y desarrollar la sociedad desde un plan civilizatorio anglosajón. Por ello, desarrollar otro país significaba gobernarlo y restaurar el orden como parte de un proyecto para modernizarcivilizar el sur. De esta forma, la teoría de la modernización en América Latina se desarrolló en torno a tres componentes interrelacionados: una visión acrítica de Occidente basada principalmente en una lectura selectiva de la historia de EEUU y Gran Bretaña; una perspectiva de las sociedades no-occidentales o tradicionales que ignoraba sus historias y medía su valor intrínseco en términos de su nivel de occidentalización; y una interpretación del encuentro entre Occidente y el no-Occidente basada en la suposición 118


dominante de que el no-Occidente solo podía progresar, deshacerse de su atraso y tradiciones, adoptando relaciones con Occidente. (Slater, ibid: 34). Siguiendo esta perspectiva se puede determinar cómo al finalizar la Segunda Guerra Mundial Occidente va a recrear su identidad, en un nuevo marco geopolítico, a partir de una nueva oposición: la dicotomía desarrollo - subdesarrollo. A partir de este proceso de generación de pares antagónicos se han desarrollado los distintos ámbitos de la vida social latinoamericana. Desde el lema “civilización o barbarie”, respaldo por Domingo Faustino Sarmiento, fundador de la “modernidad argentina”, hasta la oposición entre lo moderno y lo tradicional, difundida por la sociología de Gino Germani, la realidad de la región ha estado marcada por un criterio evolucionista representado por el discurso desarrollista el mismo que ha funcionado por la perenne existencia de una capa marginal de la sociedad para la cual se piensan y destinan programas de desarrollo. En la actualidad, la única diferencia entre los postulados del siglo anterior y los actuales consiste en la transposición del concepto civilización por los de desarrollo, progreso, integración, formalización, etc.; y el de barbarie por los de subdesarrollo, atraso, anomia, marginalidad, informalidad, etc. (Mires, 1994: 29). A partir del funcionamiento de esta serie de parejas de contrarios se ha previsto que el desarrollo de las culturas folk, de los pueblos primitivos y tradicionales esté determinado por un proyecto de modernización que pretende reproducir los avances de los países industrializados en todas las regiones no tocados por el progreso y la opulencia de la modernidad, regiones que, por cierto, han vivido historias y procesos culturales diversos. De esta manera, desde el período de posguerra entran en ejecución una serie de programas de asistencia hacia los sectores subdesarrollados de la población mundial. Desde la reconstrucción de Europa hasta la capitalización de las economías de los países pobres, Occidente ha desatado, en forma de utopía, una profunda verbalización sobre el mundo deseado. Esta verbalización utópica de la sociedad del progreso ha consolidado un tipo de discurso, apegado a los parámetros de occidentalización y modernización del mundo, que se ha mantenido y perfeccionado por la institucionalización del desarrollo. En este sentido, conviene problematizar al desarrollo como una institución y analizar su discurso en la práctica con los efectos de poder que ello implica: la construcción de objetos de intervención y la consolidación de una serie de sujetos cuya función es interlocutar este discurso. Como lo habíamos anotado, una institución social es una red de relaciones sociales con sus correspondientes normas y creencias en torno a una función social determinada. Encontramos una institución donde intereses y posiciones de valor, en relación con una 119


determinada esfera de la vida social, generan o están acompañadas de modalidades distintas de interacción social. Cada institución se centra alrededor de una función social, tiene su particular cultura y discurso legitimador y sus técnicas a través de las cuales estructura la interacción. (Carrión, 1990: 5). La institución del desarrollo ha demostrado su profundo carácter intervencionista sobre las fronteras de “lo social” con la intención de asegurar el beneficio de la población a pesar de inestabilidades políticas o económicas. Así, “lo social” resulta producto de una mutación, donde la pobreza pasa de ser entendida como el problema de los otros a términos de solidaridad y producción de un estilo de vida 110. De esta forma, la institucionalidad del desarrollo busca y planifica inducir cambios sobre los comportamientos y las conductas de los sujetos constituidos y así ejercer control sobre las poblaciones que se desarrollan. Al analizar en la práctica el discurso de la institución del desarrollo nos enfrentamos a dos efectos de poder: la construcción de un objeto de intervención y la creación de una serie de sujetos que funcionan como interlocutores del discurso desarrollista por intermediación de una identidad específica. Es así que para analizar como el desarrollo construye su objeto de intervención es necesario describirlo como un aparato (siguiendo a Foucault, “en el sentido de un elaborado artefacto que hace algo”), y para analizar los sujetos que el desarrollo construye toma especial interés las prácticas discursivas; es decir, el discurso del aparato en su funcionamiento (los efectos de las palabras). Desde esta perspectiva de análisis, varios autores coinciden en ver al desarrollo como una institución que funciona en los países “pobres” y “tercer mundistas” desde el período de postguerra y que ha fracasado rotundamente en sus objetivos de mejorar las condiciones de vida y superar la pobreza. Por ello, surge la necesidad de problematizar el Aparato del Desarrollo a partir de varias preguntas relacionadas con su funcionamiento en la práctica y los efectos que produce. Autores como Arturo Escobar y James Ferguson, por ejemplo, sospechan que el desarrollo es algo más que un problema ideológico y por ello hay que preguntarse ¿qué efectos produce que no ocurrirían sin él? En este sentido, necesitamos estudiar al desarrollo desde su funcionamiento descender hasta sus prácticas.

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La pobreza aparece en la lógica de la beneficencia bilateral como una construcción discursiva, solo en tanto es consecuencia de la racionalización compulsiva de la sociedad con el fin de satisfacer las necesidades del desarrollo de la producción capitalista. La escasez y la pobreza son propias únicamente de las sociedades económicas en las que los deseos materiales se presentan como ilimitados haciendo que sus satisfactores devengan escasos. “La gente se ve golpeada por la pobreza cuando su ingreso, aunque sea adecuado para la sobrevivencia, se encuentra marcadamente por debajo de la comunidad. Entonces, no pueden tener lo que la comunidad considera como el mínimo necesario para llevar una vida digna y no pueden escapar, por lo tanto, al ju icio de la comunidad con respecto a su marginalidad”. (Galbraith, en Grillo, 1993).

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El desarrollo es un aparato que genera su propio discurso, construye un objeto de intervención y una estructura de conocimiento que funciona alrededor de él. Por lo tanto, las intervenciones se organizan sobre la base de esa estructura de conocimiento que mientras fracasa, tiene efectos reguladores como la representación de la economía y la vida social que niega lo político. En el Aparato del Desarrollo encontramos la producción institucionalizada de cierto tipo de ideas. Lo interesante es entonces preguntarse, siguiendo la línea interpretativa de Ferguson, ¿qué tipo de reales efectos sociales producen estas ideas?. No importa si estas ideas son verdaderas, sino, ¿qué efectos producen y cómo están implicadas en los procesos sociales? El enfoque que Ferguson nos propone, en su libro Anti-politics machine, nos brinda una entrada antropológica que degrada los planes e intenciones de incluso los más poderosos intereses, al status de un problema interesante, pues sus estructuras pueden cobrar vida y rápidamente sobrepasar las prácticas intencionales. Desde este enfoque, el discurso del desarrollo es considerado más importante que el propio aparato; pues, como Foucault lo sugiere, “el discurso es una práctica, está estructurado y tiene efectos mucho más reales que una simple mistificación”. En este caso, expresa verdaderos intereses o, por lo general, proporciona una pantalla ideológica para otras ocultas intenciones (Cf. Ferguson, 1990). En consecuencia, las intenciones del discurso del desarrollo se convierten en una mera retórica que solo sirve de función mistificadora. Algunas posturas incluso llegan a plantear que el discurso del desarrollo fue capaz de formar sistemáticamente los objetos de los cuales hablaba, fue capaz de agruparlos y organizarlos de maneras específicas para darles una unidad propia: el subdesarrollo. Así, el despliegue del desarrollo ha funcionado desde tres reductos: en primer lugar, a través de una progresiva incorporación de problemas; es decir, el desarrollo ha estado precedido por una constante creación de anormalidades que han merecido la atención y la intención de reformarlas; en segundo lugar, se ha impulsado una profesionalización del desarrollo cuyo tecnicismo ha permitido que los expertos del desarrollo remuevan problemas políticos para convertirlos en deficiencias técnicas, aparentemente neutras; el discurso utilizado por esta profesionalización da a la intervención una racionalidad específica. que transforma un problema social en un problema técnico; finalmente, una exitosa institucionalización del desarrollo ha tenido lugar desde organismos internacionales (Banco Mundial, USAID, PNUD) hasta agencias locales de desarrollo, tal institucionalización ha logrado consolidar un aparato de control normativo y regulatorio que ha operado sobre los sujetos “beneficiarios” de las intervenciones desarrollistas. En consecuencia, si el desarrollo ha fracasado en resolver los problemas del subdesarrollo, se puede decir también que ha sido exitoso en crear un tipo de subdesarrollo que hasta ahora es políticamente y económicamente manejable. (Ver 121


Escobar, 1984: 389). Según Escobar, el discurso del desarrollo muestra la presencia inasible de la modernidad en acción, pues como algunos afirman, la modernidad introdujo un régimen de visualidad que dictó la forma en que los campesinos, las mujeres y el medio ambiente serán aprehendidos y constituidos como sujetos de la intervención de los objetivos desarrollistas. Desde esta perspectiva, el desarrollo nos presenta el orden actual como algo dado y tiende a ocultarnos el proceso de construcción discursiva de su realidad. Como lo hemos planteado, el desarrollo se muestra como una institución un aparato de carácter intervencionista que opera sobre las poblaciones beneficiarías con la intención de crear, de forma discursiva, un conjunto de sujetos “dóciles” que puedan interlocutar su discurso. Francisco Carrión reconoce que el desarrollo ha sido una épica moderna de intervención social. “Combina en una misma figura discursos y tecnologías, regulaciones normativas y proposiciones científicas, efectos sociales reales y utopías grandilocuentes, programas para corregir la desigualdad social y mecanismos que la refuerzan. No es una práctica que le pertenece a la población que se “desarrolla”; es una relación social establecida por agentes externos”. (Carrión, 1990: 1). Esta intervención genera en los beneficiarios un proceso de autocomprensión, de creación de identidades. Así, el discurso del desarrollo puesto en práctica por sus instituciones y sus proyectos, define, al menos en alguna medida, las identidades sociales de las poblaciones intervenidas. En la práctica, el Aparto del Desarrollo genera un conjunto de efectos políticos relacionados con la construcción de sus objetos de intervención y los sujetos beneficiarios de su acción. Estos sujetos funcionan como interlocutores del discurso mediante una particular identidad: la de beneficiarios. En este punto es necesario reconocer que si bien por un lado esta identidad sirve para interlocutar el discurso oficial, también posibilita el aprovechamiento personal y particular de las acciones desarrollistas por parte de los individuos intervenidos. Es decir, la identidad de beneficiarios es estratégica y cumple una doble función: 1) permite el funcionamiento del desarrollo y 2) aprovecha para sí las intervenciones desarrollistas. En esta medida, tal identidad se constituye en un elemento altamente funcional para la institución del desarrollo. Otro efecto político se relaciona con el dispositivo de la participación social (de los beneficiarios). En el modelo actual de desarrollo la participación de los beneficiarios tiene especial importancia ya que nos permite estructurar un espacio de “gobernabilidad del desarrollo”; es decir, abre un terreno propicio para la conjunción entre “tecnologías 122


de poder”, contenidas en el discurso desarrollista, y “tecnologías del yo”, desatadas por la participación. En este sentido, y siguiendo a Foucault, ambas tecnologías producen los efectos de la masificación y la individualización propios de la modernidad. Finalmente, si prestamos atención política a lo que nos propone el paradigma actual del desarrollo, encontraremos que a partir de la fragmentación de sus iniciativas (proyectos puntuales y concretos) la idea misma de desarrollo ha sido abandonada. Es decir, la descomposición de los procesos globales del desarrollo hace que política, social y culturalmente no se tome en cuenta la noción de desarrollo como modelo global. En la actualidad, la dinámica está dada por el desarrollo personal e individual y no aquel de tipo estructural ligado a procesos culturales y productivos de carácter nacional. En este sentido, es necesario repensar el desarrollo de tipo global, re interpretar el papel del estado y evaluar la desmesurada importancia prestada a la sociedad civil. Como en su momento lo reconocía Touraine, lo interesante sería que las ciencias sociales (la sociología por ejemplo) vuelvan la mirada al desarrollo nacional, donde este signifique la capacidad de una sociedad de autoabastecerse y relacionarse internacionalmente a partir de un crecimiento interno que abandone el mito de lo racional y postule el respeto cultural al sujeto. Para ello es necesario pensar en la alternativa de consolidar una sociedad que exprese libertad cultural, política, religiosa, etc.; en síntesis, construir una sociedad que posibilite la superación de mecanismos de control social y en la que exista la capacidad de inventarse como sujeto.

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MARX Y WITTGENSTEIN: ¿TRABAJO O COMUNICACIÓN?111

Wladimir Sierra Die Sprache in der Philosophie Wittgensteins übernimmt eine der Arbeit bei Marx und der an ihn anknüpfenden Tradition vergleichbare Funktion. Christoph Demmerling

Mucho se ha dicho y escrito sobre las diferencias existentes entre las así llamadas Filosofía de la Conciencia y Filosofía del Lenguaje, tanto así que se ha constituido un punto nodal en el desarrollo del pensamiento filosófico: el giro lingüístico. Giro que debería separar estos dos momentos capitales de la filosofía. Momentos que juntos con un tercero: la Filosofía del Ser, constituirían los tres grandes periodos del pensamiento filosófico occidental. Nuestra intención en las siguientes páginas trata de establecer un puente comunicativo no entre estos dos períodos teóricos de la filosofía, sino entre dos insignes pensadores que supuestamente se encuentran a los dos lados del Giro Lingüístico: Karl Marx -como representante de la filosofía de la conciencia- y Ludwig Wittgenstein -como representante de la filosofía del lenguaje. A pesar de un sinnúmero de diferencias, las proximidades que creemos ver entre estos dos filósofos nos hacen dudar de su supuesta pertenencia a horizontes reflexivos distintos. Muchos ejes estructurales dan cuenta del sustrato epistémico en el que se ancla la producción filosófica de estos pensadores. A pesar de que El Capital es el trabajo menos filosófico de Marx, creemos encontrar en sus formulaciones, sobre todo en las que refieren la teoría del valor, líneas argumentativas que podrían conectar, sino directamente por lo menos epistemológicamente, con la teoría de la significación en el Wittgenstein de las Investigaciones Filosóficas. Estas conexiones, a nuestro parecer, nos hablan de la pertenencia del pensamiento de Marx como el de Wittgenstein a un campo de significación único que, sospechamos, nace con la disolución del último de los sistemas metafísicos: la filosofía hegeliana.

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Este texto fue escrito en el año de 1998 para el Coloquio sobre Marxismo organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Libre de Berlín. He decidido mantener su estructura argumentativa original por tratarse de inquietudes motivadas por lecturas y preocupaciones de aquellos años. A pesar de no pocos reparos, sigo creyendo en su argumento central: entre la Filosofía del Ser y la Filosofía del Lenguaje son más sus proximidades que sus diferencias epistemológicas. No se justifica, pues, su separación tajante.  Sociólogo. Doctor en Filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Coordinador del Programa de Gobernabilidad de la PUCE. Profesor de la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la PUCE.

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Valor de uso y valor de cambio Al inicio del primer libro de El Capital, y tratando de desentrañar la organización constitutiva de las mercancías, Marx propone una estructura dual que permite entenderlas: ser por un lado valor de uso y por otro valor de cambio. Doble existencia formal determinada por los dos modos que en ellas se contienen en el trabajo humano, tanto como trabajo humano concreto cuanto como trabajo humano abstracto. Esta doble estructura formal de las mercancías, anclada en dos instancias del trabajo humano, no representa en sí misma propiedades de las mercancías, es decir, propiedades que le son inherentes al solo objeto-mercancía, sino, como veremos más adelante, relaciones históricas –espacio-temporales- que establecen los hombres entre sí en los distintos proceso productivos. A estos procesos hay que entenderlos en su amplio sentido, es decir, como praxis vital humana. Pues bien, dejemos al propio Marx que nos defina estos dos conceptos específicos de la economía política: el valor de uso de una mercancía -afirma- es la relación entre las propiedades del objeto y las demandas de la sociedad o necesidades del hombre, mientras que: el valor es una relación social y productiva especial entre los productores de mercancías. Si bien en la conceptualización del valor de uso o trabajo concreto de una mercancía la afirmación propiedades del objeto nos podría llevar a pensar que el valor de uso está determinado por la materialidad de las mercancías, su verdadero fundamento lo encontramos en las relaciones que establecen los hombres en la producción y reproducción de sus vidas. Vale decir, el valor de uso o trabajo concreto no es de ningún modo una propiedad de la cosa, de la materialidad solamente, sino una relación social establecida históricamente entre esta materialidad -socialmente determinada- y las necesidades humanas. Esta última afirmación se evidencia cuando al ser cambiadas las relaciones sociales -demanda- desaparece el valor de uso de la mercancía, aunque ésta conserve sus propiedades. A título de ejemplo anotemos que: el carbón, en la combustión de las locomotoras, perdió su valor de uso al aparecer las locomotoras eléctricas, sin haber perdido en lo más mínimo sus características combustibles. Marx al respecto anota: “El valor de uso se realiza solo en el uso o en el consumo.” (Marx, 1960: 50) Fuera de su uso, es decir fuera de toda actividad humanopráctica, es irrisorio pensar en la existencia de valores de uso. El trabajo concreto solo puede existir como conexión cooperativa humana. La segunda definición, la que da cuenta del valor de cambio, es mucho más clara para nuestros propósitos. Que el valor sea una relación social entre productores, permite, según el mismo autor, sacar dos conclusiones importantes, a saber: 1) al contrario de lo que sucede respecto a la grosera objetividad material del cuerpo de la mercancía, no se halla en la objetividad de su valor ni un átomo de sustancia natural, a lo que añade 2) 127


la objetividad de su valor es puramente social, y así se comprenderá que esta objetividad solo podrá aparecer en la relación social de mercancía a mercancía (Marx, 1960: 62). El valor de una mercancía, como se ha señalado anteriormente, no tiene nada que ver con la materialidad de los objetos sino con relaciones que establecen los hombres en sus procesos reproductivos vitales o en palabras de Marx: es puramente social. Una mercancía se vuelve tal, solo en el momento en que los hombres la intercalan en sus relaciones, es decir, en el momento del intercambio de trabajo social privado, fuera de este momento la mercancía deja de existir. La mercancía es la forma material abstracta que -adquiere el intercambio de trabajo social privado.

Wittgenstein y la Teoría de la Significación En el parágrafo 43 de sus Investigaciones Filosóficas Wittgenstein nos legó su más radical definición de significación: El significado de una palabra -es su uso en el lenguaje. Si la significación de una palabra, como él quiere, tiene que ver específicamente con su uso en la praxis comunicativa la relación que se establece entre signo y significación y/o entre significante y significado queda puesta en cuestión. No existe, es pertinente decir una conexión necesaria, absoluta, entre una palabra y su significación, sino: muy por el contrario, la significación de la palabra se constituye una y otra vez en la praxis del lenguaje (Praxis der Sprache), es decir, en las diferentes situaciones lingüísticas-existenciales en las que los hablantes la utilizan. A estas situaciones existenciales llama Wittgenstein: Lebensform (forma de Vida): imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida112 (Wittgestein, 1997: 19). Para establecer el significado de cualquier palabra, según Wittgenstein, tenemos que recurrir a dos instancias exteriores a la misma palabra. En primera instancia, a una estructura comunicativa más amplia que él llama juegos del lenguaje (Sprachspiele) Nosotros podemos imaginar que todo el proceso del uso de las palabras... es una suerte de juego, y en última instancia, para decido con Apel, a una práctica de comportamiento humano (menschliche Verhaltenspraxis) que se establece al interior de una comunidad de hablantes en los cuales cobran vida los juegos del lenguaje y que Wittgenstein llama forma de vida (Lebensform). Forma de vida que determinada por su estructura históricocontextual dota de significación a las palabras, o como lo dijera Wittgenstein solo en el río de la vida tienen las palabras su significación afirmación que no tan poéticamente sentencia: solo en la praxis de un lenguaje puede tener significación una palabra (Wittgestein, 1997: 23). Los dos conceptos fundamentales de la Teoría de la significación basada en el uso (Sprachspielen y Lebensformen) se encuentran íntimamente relacionados: Las palabras 112

Las citas textuales corresponden a las traducciones libres del autor del original en alemán: Wittgenstein Ludwig, Werkausgabe in 8 Bänden, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1997 (Nota de los editores).

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juego del lenguaje deben expresar aquí que el habla de un lenguaje es una parte de una actividad o de una forma de vida (Wittgestein, 1997: 7). Para Wittgenstein, podemos inferir de sus postulados, los actos comunicativos son solo una de las partes constitutivas de las actividades humanas, quedando en claro que estos actos no saturan la praxis social, sino que constituye uno de los puntos inseparables de su esquema tripartito: uso del lenguaje o comunicación humana, formas de vida o práctica de comportamiento humano y estructura del mundo o reglas del lenguaje. A esta estructura tripartita Wittgenstein llama genéricamente juegos del lenguaje (Sprachspielen): Yo llamaré al todo -el lenguaje y la actividad en la cual está implicado- juego del lenguaje. (Wittgestein, 1997: 7) Para terminar esta primera parte referente a la Gebrauchstheorie der Bedeutung queremos referimos a la estructura que hace posible la interrelación de los hablantes al interior de los juegos del lenguaje y de las formas de vida. Las reglas que articulan la comunicación práctica humana, es decir, los Sprachspiele, no deben ser entendidas como condicionantes exteriores al uso de las palabras, ni como estructuras regulativas que permiten su apropiación externa, sino que son constantes práxicas que se establecen en el momento mismo de la comunicación y que no existe fuera de este proceso. Los hombres aprendemos las reglas en el momento en que jugamos y no en -o desde- la exterioridad del juego. Wittgenstein asegura que: el uso de una palabra es aquello que está definido a través de una regla (Wittgestein, 1997: 206), que supone decir: el uso de una palabra es definido a través de una regla. Las reglas se establecen solo en el momento de la utilización de las palabras, fuera de la praxis comunicativa éstas son impensables. Las reglas al igual que la materialidad y significación misma de la palabra fuera de un juego del lenguaje son pura abstracción carente de sentido: Las reglas del ajedrez se relacionan con el rey del ajedrez pero no con la figura de madera o de marfil (Wittgestein, 1997: 200).

Teoría del valor y teoría de la significación Nuestro propósito a continuación, no pretende establecer un desarrollo filosófico que nos lleve desde el Materialismo Histórico de Marx y un posible materialismo filosóficolingüístico wittgenstiano, como algunos han pretendido hacer. Lo que si creemos encontrar, en las formulaciones de estos dos importantes pensadores, es su pertenencia a un episteme filosófico común. Tanto las tesis sostenidas por Marx, cuanto los postulados formulados por Wittgenstein pueden ser leídos al interior de un pensamiento práxico, histórico, interactivo, contextual y constructivo. Muchas de las afirmaciones hechas por estos dos filósofos solo pueden ser comprendidas como producto de una época, cuyo horizonte de significación se articula sobre cinco ejes: el práctico el histórico el comunicativo, el contextual y el constructivo. 129


EL PRÁXICO Es interesante notar que tanto para Marx como para Wittgenstein, donde realmente se resuelven los enigmas del conocimiento es en la praxis vital de los hombres, fuera de esta praxis -comunicativa o productiva- el pensamiento deviene abstracción o sinsentido. A continuación veremos como Marx y Wittgenstein enfrenta los problemas filosóficos desde la vida cotidiana de los hombres, es decir, desde su praxis existencial. En la octava tesis sobre Feuerbach Marx afirma que: Toda la vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que la teoría ha reducido al misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la conceptualización de esa práctica (Marx, 1969: 7). El amplio concepto de menschliche Praxis no solo hace relación al trabajo asalariado capitalista -como han mal interpretado algunos pensadores-, sino a toda las actividades humanas, vale decir, a la amplia experiencia vital. La categoría trabajo la introduce Marx posteriormente para, en su manera específica, emplearla en el análisis de la principal actividad humana en la sociedad moderna capitalista. El trabajo, como la praxis histórica moderna por excelencia, no es sino las relaciones que establecen los hombres en el proceso de producción de su mundo, relaciones que en las sociedades capitalistas enfrenta a los hombres como compradores y vendedores de una mercancía muy especial: la fuerza de trabajo. De ahí que en El Capital, el inicio de sus investigaciones parta con el estudio de las mercancías en general para terminar con el estudio de una mercancía en particular: la fuerza de trabajo. El objeto de estudio, en Marx, son desde donde se lo vea las relaciones que establecen los hombres en los procesos productivos. Solo desentrañando la práctica más común de los hombres en la sociedad capitalista -el trabajo asalariadopodemos tener una aproximación no abstracta de ese mundo. Por su parte, el Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas cree ver en la praxis comunicativa cotidiana el lugar donde se desentraña la metafísica del conocimiento. Su crítica a la filosofía tiene que ver con el uso que hace esta de palabras -conceptos, categorías- extraídas de la praxis comunicativa o del tránsito lingüístico (sprachliche Verkehr), y elevadas a verdades absolutas: Los filósofos hablan comúnmente del análisis o de la investigación del significado de las palabras, pero no olvidemos que una palabra no tiene significación que le sea dada por una fuerza independiente de uno de nosotros. Esta fuerza independiente no es otra cosa que la comunicación cotidiana como proceso social que se genera independiente de las voluntades individuales. Las palabras desprendidas de esta comunicación se vuelven abstractas y carentes de sentido, su solución solo la encuentran al volver a ser ubicadas en los usos que éstas tiene en la praxis comunicativa. Cuando los filósofos usan una palabra – “conocimiento”, “Ser”, “objeto”, “yo” “proposición”, “nombre”- y tratan de captar la esencia de la cosa, 130


siempre se ha de preguntar: ¿Se usa efectivamente esta palabra de este modo en el lenguaje que tiene su tierra natal? De su crítica a la extracción de palabras hecha por los filósofos nace su nueva interpretación del quehecer filosófico: Nosotros llevamos a las palabras desde su uso metafísico de regreso a su uso cotidiano (Wittgestein, 1997: 116). Los términos filosóficos mitificados solo recuperan su dimensión concreta y su significación en la praxis humana. Para Marx en las relaciones productivas que establecen los hombres y que bajo un velo místico aparecen recubiertas en conceptos como dinero, mercancía, trabajo, ganancia, etc., para Wittgenstein en las relaciones comunicativas que en un sinnúmero de contextos integran a los hablantes. Contextos vitales donde las categorías filosóficas encuentras sus múltiples significados o usos. En fin, para ambos en las diversas formas de vida que adquiere la existencia social de los hombres.

EL COMUNICATIVO Otra tesis importante sobre la que se construye el pensamiento de nuestros filósofos, es aquella que ubica lo existente en la red de conexiones prácticas que establecen los hombres. La existencia de una cosa-en-sí, de un mundo-en-sí de las palabras-en-sí o de las oraciones-en-sí, vale decir, de un algo más allá de lo comunicativo-humano-social propio de la metafísica- es puesto en cuestión tanto por Marx como por Wittgenstein. En Marx, los objetos solo existen en tanto formas abstractas que adquieren las relaciones sociales de producción en los proceso históricos; fuera de estos procesos hablar de objetos pierde todo sentido. En su análisis de las mercancías deja en claro que éstas, son tales, por ser trabajo humano confrontado en las relaciones de compra y venta que integra a los hombres en el proceso productivo. Fuera de estas relaciones la mercancía deja de ser tal: el valor -asegura- es una relación social y productiva especial entre los productores de mercancías. Esta tesis central del pensamiento de Marx sugiere además que, los objetos mismos fuera de la praxis vital de los hombres carecen de sentido: el valor de uso de una mercancía es la relación entre las propiedades del objeto y las demandas de la sociedad o necesidades del hombre. Los objetos (medio de satisfacción de las necesidades humanas) pierden su existencia social al ser excluidos del ciclo reproductivo de la vida de los hombres, no existen objetos fuera de las praxis vitales de los hombres, pensar en estos supone pensar metafísicamente: El valor de uso se realiza (verwircklicht sich) solo en el uso o en el consumo. (Marx, 1966: 50). En Wittgenstein, las palabras, fuera de su uso en contextos sociales determinados es decir, fuera de los juegos del lenguaje o de las distintas formas de vida que adquiere la praxis humana, también dejan de existir o no pueden existir: Mi intención fue dejar en 131


claro que nuestro uso de esa palabra (yo) se deduce a través de determinadas experiencias invariables, que el uso acostumbrado de la palabra, si nosotros nos imaginamos cambiadas esas experiencias, desaparece, y que la notación con (yo) no es la única utilizable (Wittgestein, 1997: 48). Las palabras tienen sentido solo al interior del proceso comunicativo que establecen los hombres en los distintos juegos del lenguaje, fuera de estos procesos las palabras no tienen sentido, son prácticamente inexistentes: Todo signo perece por sí solo muerto. ¿Qué le da a él vida? En el uso vive él. (Wittgestein, 1997: 432) La afirmación marxista de que no se halla en la objetividad de su valor ni un átomo de sustancia natural es muy similar a la de Wittgenstein cuando, luego de explicar que las piezas del ajedrez no guardan ninguna relación con el material ni con su forma, asegura que: La pregunta: ¿Qué es en realidad una palabra? Es análoga a aquella ¿qué es una figura del ajedrez? (Wittgestein, 1997: 108) Una palabra no fundamenta su significación ni en su materialidad -sea ésta fonética o gráfica-, ni en el objeto material al que se refiere sino en reglas -Gepflogenheltenque los hombres establecen en los procesos comunicativos. Concluimos, pues, que estos pensadores consideran lo real en dependencia de las prácticas humanas, sean éstas comunicativas o productivas. Fuera del mundo interactivo humano no existe nada, no puede existir ningún mundo exterior que haga posible una metafísica. El antropocentrismo filosófico de Marx y Wittgenstein, basados el principio del uso -Gebrauchsprinzip-, nos parece uno de los postulados capitales de estos dos pensadores. Más adelante volveremos sobre el tema.

EL CONTEXTUAL La contextualidad como eje de diferenciación de las praxis humanas y fundamento de sus existencias concretas está también presente den estos dos filósofos. Bajo el concepto de trabajo concreto o trabajo necesario (nützliche Arbeit), es decir, aquel trabajo que determina el valor de uso de las mercancías, Marx cree ver el momento específico y diferencial en las actividades humanas. La actividad práctica de un zapatero es esencialmete diferente de la actividad que realiza un carpintero y éstas dos, a su vez, de la que realiza un obrero de la construcción. Estas actividades están determinadas por su objetivo, operacionalidad, objeto, medio y resultado. La diferenciación en la esencia, en la calidad concreta del desgaste físico -trabajo concretotrae como resultado la producción de distintos objetos para la satisfacción de distintas necesidades humanas, por esto los trabajos concretos no son intercambiables sino que se agotan en su consumo particular, en su contexto de producción-consumo. Marx afirma al respecto: Del mismo modo que la levita y el lienzo son valores de uso 132


cualitativamente distintos, los trabajos a que deben su existencia -o sea el trabajo del sastre del tejedor- son también trabajos cualitativamente distintos. Por tanto: la costura y el tejido son trabajos cualitativamente distintos. (Marx, 1966: 56) Por otro lado, los procesos mismos son para Marx determinados por la contextualidad; un mismo trabajo -actividad humana-, dependiendo del contexto en el cual se le ubique, puede aparecer a veces como productivo y otras como consuntivo, el proceso de consumo de la fuerza de trabajo -afirma Marx- es al mismo tiempo proceso de producción de la mercancía. (Marx, ibid: 208) Se diferencia por el contexto en el cual se presenta esta actividad: consumo de mercancía o producción de mercancías. Del mismo modo, los diferentes objetos que integran el proceso de trabajo no son entidades fijas sino que están sometidas a la contextualidad: Como se ve, el que un valor de uso represente el papel de materia prima, medio de trabajo o producto, depende única y exclusivamente de las funciones concretas que ese valor de uso desempeña en el proceso de trabajo, del lugar que en él ocupa; al cambiar este lugar, cambia su destino y su función. (Marx, ibid: l97) La contextualidad es una de las tesis principales en el pensamiento de Wittgenstein. Las palabras y oraciones no tienen sentido al interior de un supuesto lenguaje general, sino que, dependiendo del contexto social en donde se utilizan, adquieren sentido. La existencia de distintos contextos hace posible que una misma palabra actúe de distintas formas en dependencia del lugar y momento de su uso: “La diferencia (de la misma palabra) se encuentra en su uso.” (Wittgestein, 1997: 21) A lo largo de sus Investigaciones, Wittgenstein insiste una y otra vez en la imposibilidad de definir palabras de una vez y para siempre. Entender, poder, leer, etc. son palabras que tienen tantos significados cuantos usos contextuales se les dé. Sobre la palabra leer, por ejemplo, Wittgenstein asegura que: La palabra leer es utilizada de otro modo, cuando nosotros hablamos de aprendices o de experimentados. (Wittgestein, 1997: 156) El contexto comunicativo determina la significación de la palabra, es decir, su comprensión y su utilización diferenciada al interior de familias contextuales: Y así también utilizamos la palabra leer para una familia de caso. Y bajo diferentes circunstancias aplicamos diferentes criterios para decir que alguien lee. (Wittgestein, 1997: 164) Apoyados en la tesis de los contextos, estos dos pensadores pretenden resolver la cosificación o el sinsentido que tienen las palabras en el pensamiento académico. Marx con la diferenciación de las distintas formas que adquiere el trabajo humano en su praxis concreta desentraña la cosificación a que han sido llevados términos como trabajo, valor, ganancia etc., a los cuales la economía tradicional los entiende como verdades absolutas. Por su parte Wittgenstein argumenta que el pensamiento filosófico responde también a momentos contextuales -juegos del lenguaje- donde las palabras han perdido su sentido por la separación que han sufrido de las prácticas de utilización, volviéndose 133


de este modo simples abstracciones. Su crítica al pensamiento filosófico se resume en la generalización absolutizante de los conceptos: Nosotros (los filósofos) preguntamos: ¿Qué es el lenguaje? ¿Que es la proposición? Y la respuesta a esa pregunta es dada de modo definitivo e independientemente de toda experiencia posterior. (Wittgestein, 1997: 82) Abstrayendo lo que para el hablante cotidiano es claro: que nosotros en distintos casos decimos distintas cosas. (Wittgestein, 1997: 181)

EL HISTÓRICO La perdida de una esencia trascendente -una más allá atemporal- sobre el que se fundamenten los procesos praxo-comunicativos es común a estos dos pensadores. Todo proceso en su totalidad, desde esta perspectiva, solo puede ser entendido como temporalidad finita; lo esencial de cada acontecimiento se agota en su existencia temporal. En Marx el hombre se define principalmente como un ente histórico. Un ser que formula su esencia en las relaciones productivas que caracterizan a su tiempo: ...la esencia humana no es un abstracto que habita en un individuo particular. Es en su realidad el conjunto de relaciones sociales. (MARX, 1969: 6) Y como las relaciones sociales de producción se modifican con el paso del tiempo la esencia del hombre también se modifica. El hombre, entonces, no posee una esencia, sino que se constituye en los procesos históricos que a su vez son resultado de su propia actividad práctica. Las condiciones hacen tanto al hombre como el hombre a las condiciones. La suma de las fuerzas productivas, de los capitales y de las formas de comunicación social, las cuales cada individuo y cada generación las encuentra ya dadas, es el fundamento real de lo que los filósofos se imaginan como la sustancia y la esencia del hombre... (MARX: 1966, 38) Es su análisis sobre las mercancías, Marx subraya el carácter histórico de éstas. Las mercancías no son existencias ahistóricas, sino que fundamentan su condición en determinadas relaciones que establecen los hombres en su praxis productiva: Los productos del trabajo -señala Marx- destinados a satisfacer las necesidades personales de quien los crea son, indudablemente, valores de uso, pero no mercancías. Para producir mercancías no basta producir valores de uso, sino que es menester producir valores de uso para otros, valores de uso sociales (..) Para ser mercancía, el producto ha de pasar a manos de otro, del que lo consume, por medio de un acto de cambio. (MARX: 1966, 55) Como se ve las mercancías constituyen su existencia en relaciones de intercambio social de productos, fuera de estas condiciones históricas mal se podría hablar de mercancías. Para Wittgenstein, el uso de las palabras -o su significado- no solo que depende 134


estructuralmente de los contextos o juegos de lenguaje, sino que también está en relación con la existencia histórica de las formas de vida. Toda palabra fuera de su contexto pierde su sentido y ninguna significación puede existir fuera de un juego de lenguaje, cuando éste envejece y desaparece, envejece y desaparece conjuntamente la significación y el uso de talo cual palabra. El carácter histórico-temporal de la significación presente en el filósofo vienés prohíbe las definiciones conceptuales atemporales, sometiendo toda significación a cambios e incluso a procesos de aparición y desaparición ligados al desenvolvimiento histórico de las formas de vida o de los juegos de lenguaje. Wittgenstein lo señala de este modo: Hay innumerables géneros: innumerables géneros diferentes de empleo de todo lo que llamamos “signo”, “'palabras”, “oraciones”. Y esta multiplicidad no es algo fijo, dado de una vez por todas; sino que nuevos tipos de lenguaje, nuevos juegos de lenguaje, como podemos decir, nacen y otros envejecen y se olvidan. (Wittgestein, 1997: 23) Tanto para Marx como para Wittgenstein cualquier existente solo es posible al interior de un momento espacio-temporal, fuera de esta ubicación histórica nada tiene sentido, volviéndose un mero abstracto. Wittgenstein lo explica claramente: Nosotros hablamos de fenómenos lingüísticos espaciales y temporales, no de una no-cosa inespacial e intemporal (..) y justo por eso no hay una aclaración última. (Wittgestein, 1997: 29, 108) La traba ahistorica en la que caen los filósofos es denunciada por Wittgenstein como sigue: Nosotros preguntamos: ¿qué es un lenguaje?, ¿qué es un enunciado? y la respuesta a esa pregunta es dada de una vez por todas e independientemente de todo fenómeno futuro. (Wittgestein, 1997: 92)

EL CONSTRUCTIVO Nuestro último supuesto, un resumen general si se quiere, tiene que ver con dos consecuencias que, creemos, sale de las formulaciones de estos dos filósofos y que constituyen los límites históricos de significación de todo un horizonte de sentido. Primero: el mundo esta condicionado por la relacionalidad comunicativa de los hombres y, segundo: la praxis humana es una actividad plural pero indisoluble. El primer supuesto alude a la disolución de cualquier existencia exterior y absoluta a la existencia praxo-comunicativa de los hombres. Para estos filósofos, el mundo o los mundos -que no son sino las relaciones que establecemos en nuestras vidas- constituyen nuestros horizontes de reflexión y existencia. Cualquier pregunta que inquiera sobre la externalidad de estos mundos carece de sentido práctico. El desconocimiento categórico de algo externo -contextual e histórico- a los mundos práctico-humanos es fundamento del pensamiento tanto de Marx como Wittgenstein. 135


A esta tesis central se debe añadir dos aportes que por separado nuestros filósofos lo hace. De Marx podemos anexar la idea de que los hombres producen su propia historiaantropologismo activo-, de Wittgenstein podemos agregar la tesis de la imposibilidad de una mirada externa, antropologismo introspectivo-: No conocemos los límites porque no hay ninguno trazado. (Wittgestein, 1997: 69) El segundo supuesto, tal vez el más importante, nos advierte de la existencia de prácticas sociales indisolubles, a saber los juegos del lenguaje y los modos de producción. La dificultad que en Wittgenstein no permite diferenciar claramente entre discursividad y actividad, tiene que ver con la negativa de este filósofo para separar, como hasta hace poco se hacia, conciencia y realidad; esencia-apariencia; ser-ente; ideamateria, etc. Las categorías juegos de lenguaje o formas de vida proponen la disolución de esta existencia bipolar de lo humano: mundo subjetivo y mundo objetivo, idea y materia, etc. Para Wittgenstein estos dos mundos son un solo proceso que él lo define como juegos de lenguaje o formas de vida. El momento objetivo y el momento subjetivo son permeables y hasta transmutables. Entender una oración significa entender un lenguaje, entender un lenguaje significa dominar una técnica. (Wittgestein, 1997: 99) Es decir, entender un lenguaje o dominar una técnica son dos maneras de describir un mismo fenómeno. La actividad práctica humana -desdoblada analíticamente, a veces en su existencia lingüística y otras en su existencia extra lingüística- solo existen como una monada. Seguir una regla, realizar una comunicación, dar una orden, jugar una partida de ajedrez son costumbres (instituciones de uso). (Wittgestein, 1997: 199) El hombre práctico constituye estos campos existenciales donde sus actos vitales adquieren una pluralidad de formas. Es por eso que la discursividad no pueden ser entendidas como opuestas a la actividad, ambos fenómenos son constitutivos necesarios de la praxis humana. Yo quiero solo llamar “nombre” a lo que no puede estar en combinación “x existe”... mejor: si “x existe” a de querer decir tanto como: “x” tiene significado -entonces no es una proposición que trate de “x”, sino una proposición sobre nuestro uso lingüístico, a saber, el uso de la palabra “x”. (Wittgestein, 1997: 58) Juegos de lenguaje, formas de vida y reglas de uso, creemos, son formas distintas para referirse a un mismo proceso; por eso Wittgenstein no las define claramente y las utiliza indistintamente: Dónde se efectúa la conexión entre el sentido de las palabras “¡juguemos una partida de ajedrez!” y todas las reglas del juego?- Bueno, en el catálogo de reglas del juego, en la instrucción ajedrecística, en la práctica cotidiana del juego. (Wittgestein, 1997: 197)

CONCLUSIÓN La visión histórico-contextual-práctico-comunicativa que caracteriza -no de manera 136


excluyente- tanto a Marx como a Wittgenstein, funda un nuevo campo praxoepistémico, en el que habita el hombre contemporáneo. Este nuevo campo, excluye de su discusión a todo absoluto -diacrónicos y sincrónicos- y funda, en la praxis comunicativa de los hombres, la estructura de lo existente, estructura que se reconstituye permanentemente impulsada por la misma práctica que la organiza. Las distintas formas relacionativas -juegos del lenguaje o totalidades concretas- que incesantemente en su vida cotidiana construyen y deconstruyen los hombres funda de principio a fin los diversos tipos de existencias. Por todos estos supuestos, nosotros creemos que la historia de la filosofía occidental debe ser separada en dos grandes etapas: una metafísica -que arranca con Platón y termina con Hegel- y otra praxo-histórico-comunicativa -que inicia con Marx se complementa con Wittgenstein y aún no termina de cerrarse-. Cada una de estas etapas están caracterizadas por soportes epistemológicos propios que justifican su separación. Dar algunas líneas argumentativas para su dilucidación fue la única intención de este texto.

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BIBLIOGRAFÍA Marx Karl, Das Kapital, Dietz Verlag, Berlin, 1966. Marx Karl, Marx Engels Werke, band 3, Dietz Verlag, Berlin, 1969. Wittgenstein Ludwig, Werkausgabe in 8 Bänden, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1997.

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ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL LIBRO “EL PODER LA COMUNIDAD AJUSTE ESTRUCTURAL Y MOVIMIENTO INDÍGENA EN LOS ANDES ECUATORIANOS” DE FERNANDO GUERRERO C. Y PABLO OSPINA P. José María Egas R.

Es importante insistir, como antecedente histórico, en la trascendencia del período desarrollista (años 50, 60 y 70 del siglo XX), no sólo como un molde puramente economicista -animado regional mente por la CEPAL y luego completado por Alianza para el Progreso, a principios de los 60-, que perseguía ingenua o calculadamente la relación entre mayores índices de producción industrial y agrícola en un marco de modernización distributiva y la práctica de la democracia política. Si bien, a través de diversos programas de desarrollo, se daba prioridad a las necesidades del mundo urbano, se insistía complementariamente en el imperativo de superar las formas tradicionales de explotación de la tierra, mediante la práctica debidamente planificada- de afección de las propiedades latifundistas, no suficientemente cultivadas. El Ecuador vivió esta conceptualización de lo moderno en los años 60, con el Gobierno dictatorial de la Junta Militar (1963-66), que hizo suyas incondicionalmente las recomendaciones de la Administración Kennedy. La Ley de la Reforma Agraria de 1964 fue la expresión mercantilista del manejo de la propiedad de la tierra, a favor de los grandes propietarios y garantizada por el IERAC, como entidad ejecutiva del proceso. Y ante las perspectivas reales o supuestas de su generalización en la Sierra (centro-norte), se acelera un fenómeno de reinversión de capitales en los nuevos centros 140


modernos de industrialización (principalmente de la construcción y textileros) y de la banca, al mismo tiempo que se inicia, en sectores importantes, la desaparición o debilitamiento del viejo sistema de renta de la tierra. En el mismo instrumento legal de Reforma Agraria no se destaca la importancia de las organizaciones indias (comunas, cabildos), como protagonistas eficientes de su propio desarrollo humano y social; y , por el contrario, se prioriza el intervencionismo asistencial del Estado con fórmulas ajenas a la cultura laboral de los indios y al significado mítico que, para ellos, tiene la tierra. Este fue uno de los detonantes de la desintegración irreversible de la práctica comunitaria de los indios que se venía arrastrando desde la Colonia, y más acentuadamente desde mediados del siglo XVIII y durante la República, en el sistema de relaciones semifeudales de la Hacienda. Valdría la pena profundizar en los temas relativos al significado de las formas de organización campesina, tomando en consideración además el fenómeno de que hasta 1964 ya existía una larga experiencia de invasión de tierras en varias provincias de la Sierra, por las presiones demográficas en tierras incultivadas. ¿Los sentimientos y convivencias de solidaridad en varias de las comunidades indias revelaban simplemente la realidad de un mundo limitado a las prácticas ancestrales, sin ninguna perspectiva de liberación vinculada a acciones políticas de luchas reivindicativas, o a la cimentación, aunque se parcial, de identidades étnicas. Hay que recordar los efectos negativos que se fueron produciendo desde 1964 y agravándose en los años petroleros de los 70: disolución de las unidades familiares, debilitamiento del trabajo comunal-comunitario, emigración de jóvenes campesinos a Quito y otros centro urbanos intermedios, nuevas modalidades de trabajo proletario y de vivencias informales en las ciudades, al mismo tiempo que se acelere el proceso minifundista, auspiciado legalmente por el Estado y promovido políticamente por diversos gobiernos que tendían estratégicas por modalidades populistas. Es interesante la brecha que se establece entre los períodos desarrollistas, hasta comienzos del Triunvirato Militar, y neoliberal, desde 1976-77 hasta nuestros días, en relación a la viabilidad de un proyecto de identidad étnica generalizado, en cada uno de dichos períodos. Los mismos autores del libro facilitan la comprensión de las ideologías y estrategias que venían aplicando el Partido Comunista -con la FEI-, varias ONG‟s y la Misión Andina y, además sectores importantes de la Iglesia Católica. Por lo mismo, dos líneas de acción sobresalen: la que mantiene una “concepción clasista”, de tipo político-partidista, enmarcada en una praxis de solidaridad en torno a la defensa de la tierra y del trabajo campesino; y, por otro lado, la que sustenta la promoción humana e integral, tanto del indio-campesino, como de su comunidad de trabajo, para robustecerse una “conciencia autónoma de desarrollo”, sin desenraizarse de sus tradiciones culturales y abriendo 141


nuevas perspectivas de superación en la nueva coyuntura de modernización (2ª. Mitad de los cuarenta hasta los años 60). En ambos casos se presentaron éxitos y frustraciones, pero también caminos diferentes hacia el futuro. En efecto mientras la FEI se iba debilitando hasta prácticamente desaparecer, es un proceso paralelo a la desintegración del Partido Comunista; algunas ONG‟s y, especialmente, el Obispo Leonidas Proaño de la Diócesis de Riobamba continuaron poniendo las bases parciales, para que más tarde aparecieran organizaciones regionales mayores como la COFENIAE, la ECUARUNARI, la CONAIE (y luego su brazo político PACHAKUTIK), y otras entidades medianas y menores. Este arco iris de posiciones inéditas reflejaban una tendencia irreversible hacia la consolidación de la “plurinacionalidad de los pueblos indios”, traducida en el Proyecto de Constitución del Estado Plurinacional del Ecuador (noviembre y diciembre de 1997), y que fuera presentado a la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por el Presidente Interino Fabián Alarcón sin ser acogido en la mayoría de sus planteamientos por la nueva Constitución Política de 1998. En este punto hay que abrir un debate más serio y objetivo sobre la relación de dichos planteamientos de la Asamblea Nacional Constituyente del Pueblo, con la evolución del neo liberalismo en el país, sin dejar de aclarar que los términos “Globalización” y “Neoliberalismo” no son sinónimos, sino que cada uno de ellos contiene connotaciones específicas que los diferencias pero también los complementan. Así, por ejemplo, el segundo de los términos se distingue por se un patrimonio histórico de principios e ideologías que se basan especialmente en las ideas del liberalismo económico clásico de origen anglosajón, de la 2ª. Mitad del siglo XVIII, cuando Inglaterra comienza a constituirse en la primera potencia industrial de Europa, hasta la 2ª Guerra Mundial. Pocas décadas más tarde, desde el término de la 2ª Guerra Mundial, comienzan a imponerse las ideas keynesianas en la reconstrucción de Europa y el Japón y luego en América Latina y países del Extremo Oriente; en EE.UU., por iniciativa de F.D. Roosevelt, se impuso el New Deal desde la segunda mitad de los 30, que en cierta manera inaugura la era del “Estado de Bienestar”, conocido en Latinoamérica como “Desarrollismo”, y cuyas características ya las vimos más arriba. Vale la pena insistir, de todos modos, que en esas dos formas de capitalismo el Estado adopta atribuciones protagonistas y excluyentes en el ámbito de la economía, Sin embargo, desde la 2ª mitad de los 70 del siglo XX, los intelectuales y los ejecutivos de las burguesías internacionales “rescatan arbitraria y satánicamente” aquellos principios del liberalismo clásico para aplicarlos a realidades estructurales diferentes de un nuevo mundo capitalista, totalmente internacionalizado (globalizado) , por la expansión de nuevas tecnologías sofisticadas y de nuevas modalidades del intercambio comercial. De esta manera, se viene tratando de legitimar subjetivamente el actual mundo de intereses y poderes de dominación. 142


Por lo mismo, el otro término de la relación, la Globalización, si bien ha tenido una evolución cada vez más amplia, por etapas parciales, se convierte en un complejo de relaciones estructurales múltiples y diversificadas en la realidad del capitalismo contemporáneo, a través del comercio, de las transnacionales -dueñas de la tecnología-, de la Banca Pública y privada internacionales; y también de inéditos “poderes políticos”, múltiples o unipolares, en los países centrales, tal como se presentan en los “8 Grandes”, que definen la suerte del Mundo desarrollado y subdesarrollado, por encima inclusive de las Naciones Unidas y de las entidades regionales. Estas ideas nos conducen necesariamente, en el caso ecuatoriano, a reubicar y profundizar la relación dialéctica que se establece entre los siguientes hechos: “los efectos negativos de las acciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, así como de las transnacionales”, desde 1981; el “proceso inicial del fenómeno conceptual y práctico de las identidades étnicas, que más adelante va sumando una conciencia política crítica, con aspiraciones a la toma del poder nacional o regional; la vinculación estratégica (alianzas electorales o de oposición política) con los movimientos sociales y ONG‟s internacionales y nacionales de raíz cultural urbana, blanco-mestiza”; la “justificación histórica del partido Pachakutik (brazo político de la CONAIE), y su relación con la aventura golpista del 21 de enero, en la que un grupo de dirigentes indios fueron manipulados ingenuamente”. Si bien los autores abordan con suficiencia crítica estos hechos, no es menos cierto que aparecen interrogantes valiosas, más concretas, que se han ido derivando de cambios coyunturales en el transcurso de caso dos décadas, en donde encontramos características inéditas que merecen una atención especial, desde diversas perspectivas conceptuales. 1. Cuando hablamos de etnicidades ampliadas en su práctica histórica, sobre todo desde las dos últimas décadas del siglo XX, estamos reconociendo, en primer lugar, las valiosas contribuciones concienciales de “vivencias comunitarias” de tiempos anteriores a los años 70, en las dos formas que se han puntualizado más arriba; y, en segundo lugar, estamos confirmando el hecho singular de que el impacto de las “medidas de ajuste” iniciales y de otras políticas económicas generales de la Globalización, en 1981, sobre todo en los sectores rurales, pueden haber dinamizado una tendencia irreversible de defensa y robustecimiento de los valores y culturas ancestrales. Pero habría que anotar una consideración complementaria: ¿los efectos negativos y dramáticos” provocados por la Globalización hicieron perder la “memoria histórica” -o por lo menos debilitarla- de largos siglos de toral “deshumanización” en las relaciones socioeconómicas semifeudales y también esclavistas? 2. Quizás habría que señalar, respecto a estas interrogante, la “naturaleza expansiva” de los medios de comunicación neoliberales, que fueron haciendo posible el rompimiento de las “cadenas aislantes”, imperantes todavía en el 143


mundo tradicional indio, para abrir las puertas a un conocimiento y a una conciencia más lúcida de realidades inéditas de explotación humana. Al respecto, recordemos como una paradoja, que durante el Gobierno de Osvaldo Hurtado, los agoreros del tradicionalismo político de izquierda comenzaron a plantear la hipótesis de que el nuevo mundo globalizado iba a ser el escenario de una radical y definitiva “lucha de clases”, entre “el imperialismo norteamericano y el proletariado latinoamericano”, a expensas de la marginación de las burguesías nacionales. En el fondo, dicha hipótesis nunca ha podido ser confirmada, por las debilidades científicas de la “Teoría de la Revolución”, de Marx, y por las diferencias estructurales y políticas de Latinoamérica respecto a Europa y EE. UU. 3. Si se acepta que las primeras demandas reivindicativas de las federaciones mayores de indios se enmarcaron en las realidades étnico-culturales durante las primeras décadas de los 80, está claro que, posteriormente, se convirtieron en la “matriz” de una “conciencia y praxis política”, cuando se trataba de consolidar “cuotas de poder” dentro de un complejo panorama de contradicciones desatadas por las mayorías blanco-mestizas, que ya estaban ubicadas -desde años atrás- en el institucionalismo del Estado Nacional” y en el dinamismo de la “modernidad urbana”. Inclusive, los mismos “movimientos sociales”, encerrados muchas veces en una amalgama de tendencias disonantes, y algunas ONG‟s, que financiaban en parte las “luchas por la unidad”, se vieron en apuros con las demandas “excluyentes”, de “pureza ideológica”, planteadas por Pachakutik, bajo la presión de la CONAIE. 4. Esta limitación del “diálogo político”, que de parte y parte se traducía en una presentación de “paquetes ideológicos irrenunciables” -que revelaban la injerencia en fórmulas “reformistas y progresistas” de “entendimientos electorales, pero fuertemente contradictorias” -desembocó en las últimas elecciones presidenciales, en donde la figura de Lucio Gutiérrez acaparó incomprensiblemente la simpatía y apoyo de un numeroso concurso de la plataforma del Centro - Izquierda, sobre todo en la segunda vuelta electoral, frente al candidato Álvaro Noboa. La candidatura -igualmente de Centro Izquierda- de León Roldós A., había sido desechada en la primera vuelta, aunque en el tercer puesto de la votación nacional. Por qué afirmo que el respaldo de las organizaciones indias y de los movimientos sociales, particularmente, fue “incomprensible” Los antecedentes son claros: la facilidad con que los coroneles permitieron la entrada al Palacio Legislativo y luego al Palacio de Gobierno de dirigentes y grupos de la CONAIE, cuando ya el Presidente Mahuad carecía del respaldo del Alto Mando Militar, 144


el 21 de enero del 2000, el “protagonismo personal” que el Crnel. Lucio Gutiérrez se iba construyendo con sus actos y discursos, respaldado por los coroneles presentes, que no correspondían a la “ortodoxia radical” de las demandas indias, la entrega del poder al Vicepresidente Gustavo Novoa y el posterior apresamiento de los coroneles comprometidos en la asonada golpista, indentifícase todos ellos como víctimas la traición; la presentación del proyecto de “Amnistía” por el Presidente Novoa Bejarano al Congreso Nacional y su correspondiente aprobación definitiva, librando de toda responsabilidad a los coroneles en las acciones del 21 de enero; comienzo temprano de la campaña electoral para la candidatura Presidencial de Lucio Gutiérrez en Pichincha y otras provincias del país, pasando por alto, inclusive, los “diálogos políticos” que se iniciarían, al respecto en el seno de la Centro Izquierda (la conducta y los discursos de claros tintes “populistas”, estaban ya presentes en la naciente plataforma electoral; el apoyo precipitado, después de algunos meses, de Pachakutik-CONAIE y otras entidades indias, así como de la mayoría de movimientos sociales comprometidos, a la candidatura de León Roldós A., revelaba claramente una extrema confianza al “programa de cambios”, que pretendían sustentar el coronel “golpista”; la posesión presidencial en el Congreso Nacional y la composición del nuevo Gabinete Ministerial con representantes de la “intelectualidad india” y de Pachakutik, además de valiosos dirigentes de movimientos sociales en altas funciones administrativas del Estado, provocó un alto grado de “optimismo político”, que no duró mucho tiempo. Por desgracia, en su visita a la Casa Blanca, el Presidente Gutiérrez –acompañado por la Canciller Nina Pacari y otros funcionarios del Gobierno- expresó al Presidente Bush su “incondicional respaldo a la política exterior de los EE.UU.”, incluyendo sus planes antiterroristas; de ahí en adelante, hasta estos días. Lucio Gutiérrez viene experimentando un “giro ideológico” hacia la derecha política -social cristianismo y el PRIMA ¿por intereses políticos dentro del Congreso Nacional, ante la inoperancia legislativa de Sociedad Patriótica?, ¿por los condicionamientos del BM y del FMI?, o ¿por propia convicción neoliberal”, resultante de sus variaciones “reformistaspragmáticas y populistas”, y de sus “vacíos” en su formación cultural? El rompimiento de la alianza con los Movimientos Sociales; y el escenario nacional se completa con el respaldo inquebrantable de Lucio Gutiérrez a su Ministro de Economía, Mauricio Pozo (paradigma de la ideología fondo-monetarista), el olvido irresponsable de las “políticas sociales” (educación, salud, vivienda y seguridad social) y una expansión incontenible de la corrupción, en todos los niveles.

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LA MEMORIA113 Presentación del libro: Los dos máximos sistemas del Mundo. Las matemática del viejo y nuevo mundo, ensayo epistemológico de Marcos Guerrero Ureña Milton Benítez 114

La recuperación de la memoria no va únicamente por el lado del relato, la fábula de lo que un día fuimos, la rememoración de lo pasado. Desde el punto de vista de la cultura esto es sin lugar a dudas de suma importancia para el desarrollo de los pueblos, al hacer posible la distribución del ser en el tiempo la memoria permite la ubicación de la vida en las coordenadas de la existencia. Es preciso conocer de dónde se viene para saber a dónde se va. Pero la memoria es más que eso. Desde el punto de vista del presente la memoria es la urdimbre en la que el hombre teje su laborioso obrar en la vida. La conquista, la colonia, la dependencia, momentos de la historia de occidente que hicieron posible el surgimiento y desarrollo de la modernidad capitalista, no solo buscaron borrar de la memoria de los pueblos conquistados sus relatos propios para mejor poder dominados, buscaron también suprimir su urdimbre para obligados a tejer a favor de otros. Sin posibilidad de ubicarse en el tiempo, sin posibilidad de ubicarse en el mundo, enfrentados a la incertidumbre y al sin sentido de la existencia, la historia en estos lugares se abre como un largo proceso de servidumbre. En el plano del pensamiento, esa servidumbre tiene que ver con la dependencia cultural. No solo los signos, no solo los símbolos, no solo los relatos nos llegan de allende la mar para 113

Texto con el que el Centro de Estudios Latinoamericanos, CELA, presentó el segundo libro de Marcos Guerrero Ureña, Los dos máximos sistemas del Mundo. Las matemática del viejo y nuevo mundo, ensayo epistemológico, PUCE-CELA, Abyayala, Quito, 2004. 114 Sociólogo. Director del Centro de Estudios Latinoamericanos, CELA. Profesor Escuela de Sociología y Ciencias Políticas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

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decirnos lo que somos. Nos llegan también las estructuras básicas del pensar, los sistemas de representación y los contenidos de la conciencia. El resultado es que terminamos convirtiéndonos en un eco, en una mentira viviente, como habría de denunciar en su momento Sartre, el filósofo de la descolonización. Se trata por supuesto de la honda expansiva de la civilización que hizo posible la universalización del espíritu de occidente. Universalización unilateral, autoritaria, excluyente, que barrió con la memoria de los otros pueblos. De ese modo, el saber de culturas milenarias como las mesoamericanas o las andinas dejaron de existir para convertirse en objeto de la mirada arqueológica de ese mundo al que quedamos enlazados. Con su libro, La Verdadera Historia del Tiempo, concebido como diálogo universal de las cuatro culturas fundamentales que han dado forma a la humanidad, asistimos al empeño por la resurrección de lo olvidado para que la escena se complete. El libro nos abre hacia la contemplación de un mundo formado por lo diverso en su unidad. Con este segundo libro del mismo autor, Marcos Guerrero Ureña, asistimos en cambio a la puesta en escena del diálogo omitido, que en el contexto de la dependencia cultural no pudo ser, entre la cultura occidental y la cultura andina. Con intuición clara y profundidad analítica, el autor ubica el centro de este acontecer intelectual en el campo de las matemáticas. Aritmética y geometría convergen para hacer posible el espacio de la representación matemática como unidad de cuerpo y pensamiento abstracto. De esta unidad surge lo que Hegel, el filósofo alemán, síntesis de la modernidad occidental, llama espíritu. Y del espíritu, según este propio pensador, se desprende el mundo. Esta operación habría estado ausente en el espacio histórico social de los pueblos colonizados. De allí su imposibilidad de contar con elementos propios del pensar que hicieran posible una lectura no sesgada de la realidad. Al restituir este espacio, el autor nos abre la posibilidad de superar esta ausencia y restituir el vínculo entre el cuerpo del mundo (la geometría precolombina) y el pensamiento abstracto (sus matemáticas). Empieza por establecer que el espacio matemático de representación desarrollado por el Viejo Mundo, está constituido por puntos límite, esto es, de dimensión cero; mientras que en la América precolombina el espacio de representación desarrollado está constituido por segmentos, hilos, de dimensión uno. Es esta la gran diferencia no contemplada hasta ahora. Mientras el primero es trascendente y abstracto, el segundo es sensible y concreto. El primero es deductivo, mientras que el segundo es inductivo. De este modo, lo que la dependencia cultural basada en la centralidad occidental impuso como único, encuentra su complemento con aquello que hasta ahora estuvo oculto y surge a la luz del conocimiento por efecto de la investigación que el autor del libro pone a nuestro alcance. El Centro de Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, al haber hecho suyo el proyecto de investigación presentado por el autor, 147


quiere dar testimonio de su compromiso con los procesos intelectuales orientados a descubrir nuestra realidad.

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