KOUASSI. K. Nación Negra y Cultura en América Latina. Ensayo

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NACIÓN NEGRA Y CULTURA EN AMÉRICA LATINA: PROCESO DE ACULTURACIÓN Y BÚSQUEDA DE IDENTIDAD CULTURAL DEL PUEBLO NEGRO EN AMÉRICA LATINA; HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN1

Por: Dr. Koffi Kouassi Denos

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Ponencia presentada en el Primer Congreso de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y El Caribe; Caracas, 3 al 7 de octubre de 1982. 1


NACIÓN NEGRA Y CULTURA EN AMÉRICA LATINA PROCESO DE ACULTURACIÓN Y BÚSQUEDA DE IDENTIDAD CULTURAL DEL PUEBLO NEGRO EN AMÉRICA LATINA; HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN 2

Por: Dr. Koffi Kouassi Denos

“La naturaleza de los hombres es idéntica; son las costumbres que les separan”. Confucius, 551- 478 A.C. (Michel LEIRIS, Cinco estudios de etnología) “El asunto del africanismo y de los vestigios africanos ha sido un dilema histórico durante varias generaciones; que ha ocupado la mente y el espíritu del negro. Ha habido un conflicto entre el profundo orgullo emocional de raza y la igualmente profunda vergüenza intelectual de raza y desagrado de la misma”. Margaret Just Butcher; El negro en la cultura norteamericana, 1958. Pero como lo dicen los sabios africanos: “A la realidad histórica no se puede sustituir una realidad falsa”. El llamado mundo occidental, a partir de un análisis falso basado desgraciadamente sobre el racismo y el prejuicio, confundiendo voluntariamente raza y herencia cultural se dotó de una misión civilizadora de las demás razas consideradas como inferiores, bárbaros y salvajes entre otras cosas; pretextando así, fue como se apoderó en nombre de la civilización occidental, de las tierras, riqueza y fuerza de trabajo de los demás pueblos de la tierra. El pueblo negro junto con el indio fue uno de los pueblos que ha sufrido y continúa sufriendo de las consecuencias del descubrimiento de América Latina. Los negros desarraigados de su tierra africana fueron trasladados a América, con el “humanitario objeto -en la mente de piadosos conquistadores- de suplir a los indígenas en los más rudos trabajos y en las más pesadas faenas3 lo indica irónicamente Gabriel Saldívar. El pueblo negro ha sufrido como el pueblo indio el “descubrimiento y encubrimiento” del nuevo mundo. Los negros en América perdieron toda posibilidad de actuar como seres humanos ya que su condición y tratamiento de esclavo eran los de un animal salvaje. El proceso de 2

Ponencia presentada en el Primer Congreso de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y El Caribe; Caracas, 3 al 7 de octubre de 1982. 3

Gabriel Saldívar, Historia de la música en México, S.E.P. México, 1934, 324, pp. 219. 2


aculturación fue considerable, les enseñaron el desprecio de su cultura y la negación y el olvido de su origen. Conocemos el papel negativo importantísimo desempeñado por el tribunal de la Santa Inquisición a este propósito. Existe en los ramos de inquisición de los archivos nacionales de casi todos los países de América Latina, un sin número de documentos que denuncian y de edictos que prohíben las prácticas culturales africanas consideradas como báquicas, pecaminosas y contrarias a la moral católica. A pesar de la implantación por parte de las metrópolis de su idioma y de sus pautas culturales; a pesar de la explotación y el desprecio que han sufrido los negros en todas las latitudes desde el desarraigo de su tierra, las miserias en los barrios marginales y tropicales; a pesar del afán deliberado del blanco de seguir siendo europeo superior con su cultura latina y su no menos anhelo de despreciar la cultura negra para que tengan los negros y mulatos el afán de parecerse a los blancos y olvidar su origen africano, el pueblo negro y el pueblo indígena es decir las masas esclavizadas realizaron un prodigioso esfuerzo sostenido a lo largo de la historia colonial latinoamericana, para mantener y reestructurar su cultura originaria. Este mantenimiento y reestructuración de la cultura, africana como valor intrínseco constituye la base de la búsqueda de identidad cultural. Proceso de aculturación y búsqueda de identidad cultural constituyen el “núcleo celular” de nuestra investigación. El fenómeno de una fórmula de identidad o de una búsqueda de identidad ha preocupado desde siempre a los filósofos, pensadores, ideólogos… del continente americano. Interesándonos en el fenómeno, hemos acumulado una cantidad enorme de escritos sobre el tema y en particular los de nuestro maestro, el profesor Leopoldo Zea 4. Gustav Siebenmann, hablando del fenómeno en un artículo titulado: La identidad de la América Latina: modelos de orientación para una autocomprensión continental, escribe: “Por razones históricas y geográficas, en la América Latina desde que se independizó de sus metrópolis, hay una necesidad, ya trazada, de una fórmula de identidad explícita y valorada para todo el continente. En su búsqueda se han afanado continuamente los intelectuales, políticos, ensayistas, filósofos y literatos, pero también han adquirido éstos por ello mismo, una mayor importancia que en otras sociedades”5.

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El profesor Leopoldo Zea ha publicado muchos libros, artículos y ensayos sobre el fenómeno de nacionalidades de los que podemos citar: América como conciencia; La filosofía latinoamericana como filosofía sin más; El pensamiento latinoamericano; Historia de las ideas e identidad latinoamericana, etc. 5 Gustav Siebermann: La identidad de la América Latina, modelos de orientación para una autocomprensión continental. La Gaceta del F.C.E. Nueva época, Año VII, febrero de 1977, núm. 74. 3


Desde el mismo libertador Simón Bolívar cuyo Bicentenario celebramos ahora, quien fue uno de los primeros defensores y deseadores de una América Latina unida cuando intentó fundar una confederación en el Congreso de Panamá en 1826, pasando por José Martí, José Enrique Rodó, Juan Bautista Alberdi, A. Salazar Bondy, Maya Vellenilla, José Vasconcelos, Rafael Carías, Alfonso Reyes, Henríquez Ureña, Manuel Ugarte, Mariano Picón Salas, José Carlos Mariátegui, para llegar a Leopoldo Zea ya citado, Germán Carrera Damas, Julio Le Reverend, y Roberto Fernández Retamar, y otros más, el número importante y la calidad de los intelectuales que se interesan en el tema denota sin duda ninguna, la importancia del fenómeno. Cada uno de ellos proponía su visión de la identidad latinoamericana: unos se refirieron al modelo indigenista, otros al latinismo y algunos al mesticismo. Pero, salvo Cuba donde la cultura negra ha sido evocada algunas veces como una posible identidad cultural nacional, la identidad cultural negra fue alejada de los modelos de la búsqueda de la identidad cultural latinoamericana, aun en países donde de su importancia cultural no cabe ninguna duda. Este a veces olvido de referencia a esta parte de la cultura latinoamericana en el concierto de búsqueda de identidad de la América Latina nos preocupó y nos decidió interesarnos en las manifestaciones de la identidad cultural negra en América Latina para mejor comprender su integración o no integración a la identidad cultural latinoamericana. Esto es, ¿Cómo se manifiesta la identidad negra en las identidades o la identidad latinoamericana? Acercándonos más al fenómeno de nacionalidades negras, hemos intentado integrar la conocida Negritud en África y en América Latina, para mejor situarnos sobre las nuevas perspectivas de la identidad negra en América Latina. Hablando de la búsqueda, de la afirmación de una identidad cultural socio-política y económica de los pueblos oprimidos, e1 profesor Leopoldo Zea escribe en un artículo titulado “Negritud e indigenismo”: “Negritud e indigenismo son conceptos ideológicos que tienen su origen en una situación que es común a los hombres de África Negra y afroamérica por un lado y de Latinoamérica o indoamérica por el otro: La situación de dependencia. En uno y en otro caso expresa la toma de conciencia de una situación de marginalidad y subordinación que se pretende cambiar. Una situación creada por Europa y el llamado mundo occidental, al expandirse en el resto de la tierra dominando e instrumentando a los hombres que forman parte de ella. En ambos casos se trata de conceptos sobre los que el conquistador y el colonizador han hecho descansar la justificación de lo que consideran su derecho al dominio. Estos parten de una supuesta superioridad racial o cultural por el hecho de no ser negros o indígenas. Lo negro y lo indígena vienen a ser expresión de lo subhumano y por serlo, un simple y puro instrumento de quienes se consideran a sí mismos la máxima expresión del hombre. Es frente a esta presunción que los hombres que sufren tal atentado a 4


su dignidad enarbolan la bandera de la negritud y el indigenismo como expresiones concretas del hombre…” La negritud entonces fue un arte de protesta, de expresión de una cultura comprometida para la formulación o la búsqueda de una identidad negra, núcleo de una toma de conciencia para la liberación y la emancipación de los negros “La negritud es objetivamente un eco. Es el conjunto de valores -económicos y políticos, intelectuales y morales, artísticos y sociales- no solamente de los pueblos de África negra, sino también de las minorías negras de América, de Asia y de Oceanía”6, nos lo describe Leopoldo Sedar Sengher. Pero ahora ¿Cómo se comporta la negritud en África? En África la negritud tal como fue creada está perdiendo su importancia como corriente artística o literaria porque es ambigua en su definición o mejor dicho en las numerosas definiciones propuestas por sus discípulos o detractores. Como lo sabemos, la negritud fue creada por dos de los más destacados escritores de la lengua francesa del siglo XX. Aimé Cesaire (americano) y Leopoldo Sedar Sengher (africano). Aimé Cesaire ahora se reclama del movimiento pero con reservas y matices. Sengher quedó realmente como el embajador, el defensor del movimiento. Según lo que pensamos, si la negritud tal como ha sido creada está en decadencia fue porque sin haber resuelto en totalidad los problemas por los cuales se creó, cambio de lenguaje. Sin entrar en los detalles anotamos que la negritud, revalorizándola cultura del pueblo negro para su dignidad, fue en sus primeros años (precisamente después de la segunda guerra mundial) el impulsor de los movimientos independentistas de África Negra. Pero una vez las independencias formales obtenidas, casi todos los intelectuales de aquel momento fueron llamados a puestos de responsabilidades políticas. La esperanza del pueblo fue muy grande, pero frente a sus responsabilidades los que ayer, frente al adversario blanco y a través de la negritud reclamaban la dignidad de los negros, la revalorización de la cultura negra, traicionaron la esperanza del pueblo. Salvo en pocos países, los dirigentes no pusieron de manifiesto ninguna voluntad política para reestructurar la cultura africana, para dar un nivel de vida aceptable a sus pueblos, nivel de vida que les diera una dignidad perdida en los tiempos de la colonización; el cambio fue un cambio en la continuidad y al colonialismo se sustituyó el neocolonialismo. Así continuó despreciándose la cultura negra. El desarrollo económico no se adaptó a la situación cultural concreta del continente. Relegaron la cultura tradicional al turismo sin intentar integrarla de nuevo, en una perspectiva nueva, a su función social reguladora del equilibrio del ser humano. Todo lo bueno que proponían cuando el 6

Leopoldo Sedar Sengher, Problématique de la négritude, Liberté III, Seuil, Paris, 1977. Pp. 270. 5


adversario era el blanco se quedó a nivel de proyectos, a nivel de los discursos, a nivel de conferencias o mesas redondas. Algunos dirigentes demagógicamente pretenden volver utópicamente a las fuentes, hablan de autenticidad, cambian superficialmente las prácticas europeas por prácticas africanas (cambio de apellido, nombre, etc.) pero la realidad es el neocolonialismo en todos los aspectos. Todos los consejeros aun los de los ministerios de asuntos culturales son europeos. La falta de una voluntad política de integración de la cultura negra al desarrollo del país dejó el pueblo negro a un nivel de vida muy baja. El pueblo negro sigue siendo el vulgar objeto de risa al mismo nivel o a un nivel algunas veces peor que al que le había dejado el colonizador. Esto es uno de los aspectos que participan a favor de la decadencia de la negritud. El otro aspecto según pensamos es la intolerancia intelectual de los dirigentes negros que no acepta ninguna forma de crítica de la sociedad que esté en relación con su política. Después de la independencia se calmaron los análisis de la sociedad por los intelectuales porque los dirigentes no aceptaban ensayos, novelas, obras de teatro sociales que ponen de relieve los errores de las orientaciones políticas que en vez de revalorizar, de restaurar la cultura negra para dar una dignidad al pueblo, la reifica, la enajena haciendo del pueblo un eterno desorientado, un eterno desarraigado, en busca de no sé qué bienestar material fuera de su contenido. Pues, como no se acepta la crítica constructiva, los jóvenes escritores, ensayistas que deberían continuar la lucha de la negritud, para no ser presos del poder dejaron este importante anhelo de movimiento comprometido, movimiento de protesta de la Negritud. Pero hay que preguntarse, ¿Por qué al poder negro en África, no le interesa integrar la cultura negra al programa de desarrollo del país? ¿Por qué no le interesa dar una identidad cultural al pueblo y contribuye al fracaso de aquella búsqueda de identidad? ¿Por qué se censura, se prohíbe la crítica constructiva? ¿Por qué se hace preso a quien se atreve a hacer un análisis crítico sobre las orientaciones político-económicas que no se integran a la realidad cultural del pueblo; que en vez de permitirle asumirse le enajena? Las investigaciones que hacemos para comprender en profundidad el fenómeno de aculturación y de búsqueda de identidad cultural y las observaciones personales nos han llevado a la conclusión parcial según la cual en los países ayer colonias y hoy independientes hay alguien a quien satisface la pérdida de identidad cultural del pueblo al que pertenece y este alguien es la clase dominante. Aquella misma clase que ayer luchando para la toma del poder acusaba al colonizador de haber reducido a nada su cultura, su dignidad. Si no hay una real voluntad política para volver a dar confianza al pueblo restituyéndole su cultura, es porque hay por alguna parte un peligro. Si identidad cultural es igual a toma de conciencia, es decir un pueblo que se reconoce igual a los demás seres humanos del mundo, un pueblo que vaciándose de la mente todo complejo de inferioridad 6


toma conciencia de su propia identidad, ya no puede aceptar la explotación que a partir de aquel momento no se puede justificar. Lo que pasa en las ex colonias en general y en África en particular es que la clase dominante, es decir la nueva clase dirigente, para mantener su poder se incorpora, se asimila a la cultura occidental que en general significa bienestar material; y como es lo económico, el dinero que contribuye a la incorporación a ésta cultura occidental, los pobres, el pueblo, que no tienen la “fuerza económica” para alcanzar este bienestar material, se quedan en una situación de desesperados. Hablando de este bienestar que en realidad no sirve a la resolución de nuestros problemas cotidianos inmediatos, pero que es un lujo para parecer, EDWAR Sapir escribe: “La transformación de los fines es de una importancia cultural considerable, actúa como una fuerza decisiva en la conservación de la cultura, cuando el individuo está condenado a ocupar funciones económicas parcelarias. Mientras el individuo no pierda de vista los bienes supremos7, es capaz de insertarse en el patrimonio cultural de su pueblo. Ahora que, cuando los bienes supremos han pasado en general del dominio de los fines inmediatos al de los fines alejados; es una necesidad para los que no desean pasar por desheredados participar en la prosecución; de aquellos fines alejados” 8. El pueblo negro está en esta situación de desheredado, en una eterna prosecución de fines alejados que nunca alcanzaría. La cultura cesa su función social de dinamización para el cumplimiento y realización del individuo negro que está condenado a una situación marginal. “La cultura se vuelve una manera más que un estilo de vida”. La cultura cesa de ser una cultura auténtica, herencia de una tradición, no participa en dinámica de la vida de la comunidad, pero es algo extranjero que la comunidad aporta o sufre pasivamente. Marginalizando la cultura negra autóctona, incorporándose a la cultura o a la civilización occidental, la clase dominante entretiene y fortalece una psicosis de inferioridad de la cultura negra autóctona para salvaguardar su dominación. Aquella clase dominante evitaría siempre la búsqueda de una identidad cultural sinónima de toma de conciencia que significaría para ella, el fin de su dominación. Estas constataciones y análisis nos permiten concluir parcialmente que el fenómeno de búsqueda de identidad cultural es un proceso de luchas de clases; ya que todos o casi todos los que tienen acceso a la riqueza, en general, abandonan su identidad para 7

Subrayado por nosotros Edwar Sapir, Antropología 2 cultura, ed. De Minuit, Paris, 1969. Pp. 151. (La traducción es nuestra). 8

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incorporarse a la cultura occidental. Todo lo que acabamos de decir no significa que no haya intelectuales africanos negros que trabajan para “La proyección del negro (con su pasado) en el mundo moderno”; intelectuales que trabajan para una afirmación, para la restauración de la presencia de la civilización y de la cultura negra en el mundo. Este movimiento existe ahora y se desarrolla a nivel de la literatura, de la sociología, de la antropología, del teatro, del arte, de la tradición oral, del deporte, de la danza, de la música… A través de sus trabajos minuciosos, de sus prácticas, de sus participaciones en el concierto internacional de la cultura valorizan la cultura negra y el saber negro. Nos hemos interrogado suficientemente sobre el fenómeno de búsqueda de identidad cultural negra en África negra antes de pasar al fenómeno en América Latina porque continuamos pensando que, de la dignidad política, socio-económica y cultural del negro en África, depende también la dignidad de las minorías negras en América Latina. De nuestra determinación por constituir una identidad cultural armoniosa negra en África dependerá la fuerza de lucha para la revalorización de la cultura negra en América Latina. Ahora nos toca presentar nuestra hipótesis de indagación que consistía en saber, ¿cómo se presenta o se manifiesta la identidad cultural negra en América Latina? Es un trabajo que necesitaría muchos años de investigación de campo visto que el asunto es uno de los más complejos en el fenómeno de búsqueda de identidad en América Latina. Es un fenómeno que se presenta de manera distinta en cada comunidad. De los negros y mulatos de Brasil, pasando por las islas del Caribe, las regiones de las costas de México, Centroamérica, Venezuela, Ecuador hasta Perú, el fenómeno de búsqueda de identidad negra o el fenómeno de cultura negra se presenta bajo ángulos diferentes. Además, el asunto de la cultura negra presenta muchas contradicciones internas que hay que examinar con mucho cuidado. El arranque en nuestra hipótesis de indagación sería un breve planteamiento del proceso de aculturación, porque todo el comportamiento de todas las comunidades negras de América es consecuencia de aquel proceso que dejó secuelas sociológicas inolvidables en la nueva identidad cultural negra en América. El entendimiento científico del proceso histórico de aculturación permitiría, por una parte, una mejor formulación de la búsqueda de identidad cultural de los negros en sus luchas cotidianas para su subsistencia, y por la otra, permitiría al investigador insertar mejor el fenómeno de búsqueda de identidad en el mundo en el que se desarrolla. Después sería necesario recopilar en una segunda fase los trabajos más destacados que se ocuparon de la cultura negra en América Latina. ¿Cuáles fueron los trabajos que intentaron poner de relieve la cultura negra en América Latina? ¿A partir de qué momento empezaron a tener una importancia y cuáles fueron los factores que permitieron aquella importancia?

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Tenemos un conocimiento sumario de las obras de Fernando Ortiz, Nicolás Guillén, Luis Palés Matos, José Zacarías Tallet, Ramón Guirao, Juan Marinello, Amado Roldán, Alejandro Carpentier, Emilio Ballagas, Rómulo Gallegos, Adalberto Ortiz, Gonzalo Aguirre Beltrán, Gilberto Freyre, Lins do Rojo, Jorge Amado, Jorge de Lima, Vinicius de Moraes, Manuel Zapata Olivella, Fradique Lizardo y otros más. ¿Cuáles fueron las orientaciones fundamentales? O mejor dicho, ¿cuál fue el hilo conductor de aquellos escritos? ¿Qué valor nacional, socio-económico y político-cultural aquellas obras antropológicas, sociológicas, literarias, teatrales, musicales y coreográficas han procurado o permitido a las comunidades negras en América Latina? En el análisis no hay que olvidar que el asunto suscitó y continúa suscitando contradicciones, polémicas como nos lo indica Margaret Just Butcher: “El asunto del africanismo y de los vestigios africanos ha sido un dilema histórico durante varias generaciones, que ha ocupado la mente y el espíritu del negro y dividido el pensamiento del negro. Ha habido conf1icto entre el profundo orgullo emocional de raza y la igualmente profunda vergüenza intelectual de raza y desagrado de la misma. Este dilema lo reconocemos inmediatamente como la secuela de la esclavitud, que separó cruelmente a los negros de su tradicional cultura africana y les enseñó a hacer caso omiso o a despreciar el pasado de su raza. Haití, con su orgullosa tradición de auto-emancipación y sus casi ciento cincuenta años de independencia política, ha sido menos víctima de esa consecuencia psicológica de la esclavitud que cualquiera otra zona americana que habite gente de ascendencia africana. Sin embargo debemos hacer notar que, en términos generales –a veces aun en Haití- África y lo africano han sido interpretados mal y despreciados por falta de una valorización adecuada de su significado cultural. En general, los negros no han podido poner en práctica su orgullo de raza, darle fuerza y autoridad adecuadas o proporcionarle impulsores inteligentes. Mucho después que cesaron los males físicos y las cortapisas de la esclavitud persistió el estigma psicológico. Ha producido en muchos grupos de ascendencia africana un concepto más bien negativo que positivo del pasado de su raza y de sus raíces y orígenes culturales. Algunos han llegado a afirmar que aun en el caso de que ese pasado valiese algo, es ya demasiado tarde para salvarlo y reconstruirlo; otros, todavía más bajo la influencia de lo que se ha llamado acertadamente el “mito del pasado del negro” han considerado ese pasado como de muy poco o ningún valor cultural. Todo esto es lamentable; ambas maneras de pensar son erróneas; a su tiempo las dos deben ser refutadas definitivamente” 9.

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Margaret Just Butcher, El negro en la cultura norteamericana, Ed. Letras. S.A. Col. El SA., México 1958-310. Pp. 55 a 56. 9


La recopilación y el análisis de las obras escritas sobre el asunto de la cultura negra en América Latina nos abren el camino del trabajo de campo, última fase de nuestra hipótesis de indagación. Esta última fase consistiría en hacer un paralelismo analítico entre la realidad teórica escrita y la realidad práctica vivida por las comunidades negras. En otras palabras, las comunidades negras en la realidad socioeconómica y político-cultural en la que viven (superestructura, infraestructura). Las inter-relaciones entre los negros y el estado; los negros y el poder; los negros y las clases sociales; los negros y los modos de producción y, en fin, de los negros y las demás comunidades marginales o marginalizadas. No perderemos de vista que lo que interesa nuestro análisis es poner de relieve un sistema de representaciones y valores (ideología) que pudiese identificarse como “ideología particular” de los negros, respecto del sistema ideológico dominante: representaciones y valores definidos por la cultura oficial y difundido por sus medios de comunicación.

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Manuel Zapata Olivella (Negritude et probléme noir), Ed. N.E.A., Dakar- Abidjan, 1980.

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