AEH. PUCE. Revista Quitumbe Nº.13

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PRESENTACIÓN

Resulta paradójico que ya con treinta y dos años, la revista Quitumbe cuente con trece números publicados, incluyendo este. Pero la paradoja sólo es aparente y, más bien, evidencia realidades que llaman nuestra atención. No es que falte producción, pensamiento sistémico, afán de investigación entre los estudiantes o profesionales de la rama. Lo que ocurre, tal vez, es que tampoco faltan obstáculos, que van desde la realidad de la Escuela de Ciencias Históricas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, hasta los avatares de publicación (y financiamiento) de textos de ciencias sociales en el país, entre otros. Sin embargo, una vez afrontadas y negociadas las dificultades, queda una publicación esporádica, sí, pero representativa de ese afán de producción, pensamiento sistémico e investigación al que nos referíamos en líneas anteriores. Los colaboradores del presente número lo representan a cabalidad. Quisiéramos agradecer el apoyo del rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, José Ribadeneira Espinosa, S.J.; del Decano de Ciencias Humanas de la misma universidad, Nelson Reascos; y del Director del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA), Milton Benítez.

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LA FIESTA RITUAL Y LA CULTURA POPULAR: HACIA LA CONSTRUCCION DE UN MARCO TEÓRICO

Lizardo Martín Herrera Montero 1

La fiesta se ha convertido en un importante tema de análisis para las Ciencias Humanas en vista de que constituye un espacio privilegiado para el aparecimiento de nuevos códigos sociales. En las festividades, la gente se comporta de forma distinta de cómo lo hace normalmente: se permite realizar acciones que en otros momentos e instancias están negadas o prohibidas, se toleran “ciertas libertades”. Por otra parte, en estos actos festivos coinciden y toman contacto directo individuos de múltiples estratos o clases sociales; estos individuos, muchos de lo cuales seguramente ni se conocían con anterioridad, se relacionan entre sí y actúan de forma distinta de cómo lo hacen de forma ordinaria. Pero, ¿cómo se puede analizar las diversas interrelaciones e interacciones sociales que ocurren en los actos festivos? ¿Acaso existe una metodología específica y exclusiva para estudiarlas? Los investigadores han tratado de desenmarañar las diferentes maneras en las que las personas toman contacto y se comportan en estos eventos; sin embargo, al estudiar las distintas propuestas formuladas solamente podemos llegar a la conclusión de que ninguna de ellas logra agotar el objeto de estudio ni dar una explicación definitiva. La fiesta puede ser estudiada desde múltiples perspectivas; así, se la puede analizar en relación a su momento histórico: cada época supone distintas maneras de relacionarse socialmente y, por ende, distintas maneras de celebrar. También la fiesta puede ser investigada en función de las clases o estratos sociales involucrados: cada sector social tiene sus propias características a partir de las cuales se producen modos diferentes de festejar. Por último, la fiesta también puede ser explicada desde la diversidad cultural y el contexto geográfico en que tiene lugar. Sin embargo, en el momento actual más que describir y estudiar las diferentes fiestas que han sucedido o suceden en el mundo, es necesario desarrollar un marco teórico a partir del cual se pueda realmente analizar este fenómeno. Este marco teórico, a la vez, no dejará de ser un intento por explicar la relación que la fiesta establece con la sociedad en general y con las prácticas sociales en su conjunto. Me parece que la fiesta ritual, cuyos orígenes se encuentran en la llamada cultura popular, es el terreno más 1

Licenciado en Ciencias Históricas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito.

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adecuado para iniciar un trabajo de este tipo porque, en vista de que allí coinciden individuos de distintos estratos de una comunidad, se producen relaciones e interacciones que involucran a la mayoría de los integrantes de un conglomerado social. De la cultura popular a las contradicciones sociales Antes de continuar con la explicación de la fiesta, es preciso definir qué se entiende por cultura popular. Este término nació con el propósito de diferenciar la denominada “alta cultura” de aquello que pertenecería a lo que erróneamente y por oposición se entendería como “baja cultura”; evidentemente el término “cultura popular” fue directamente vinculado a esta última. La génesis de esta categoría como concepto -no como práctica- se encuentra en el siglo XVIII con el aparecimiento de la Ilustración (cf. Martín Barbero, 1987: 15).2 Este movimiento a la vez que recupera la idea del pueblo como origen de la soberanía en el campo político, desarrolla la noción de lo popular en el ámbito cultural como aquello que se encuentra bajo el dominio de la ignorancia, la superstición y la turbulencia; aquello que los ilustrados pretendían haber superado con el advenimiento de la razón como rectora de los actos humanos. A partir del Siglo XVIII, surgieron distintas corrientes de pensamiento que reflexionan sobre lo que sería la cultura popular. Muchas de ellas se constituyeron con el fin de establecer las diferencias entre lo culto y lo vulgar y, así, mantener las jerarquías sociales. Otras, desde un supuesto proyecto emancipatorio o de liberación social, consideraron a la cultura popular como el principal obstáculo para el progreso y el desarrollo de los pueblos; en este sentido, negaron validez a lo popular y trabajaron para desarrollar los mecanismos que lograran superarlo. Un tercer grupo, en cambio, se preocupó por rescatar esta cultura al ver en ella “rasgos exóticos y preciosos” que la sociedad industrializada dejaba atrás; por esta razón, se dedicó a reconstruir sus aspectos costumbristas y folklóricos, por lo general desde posiciones exotizantes, nostálgicas y románticas. El primer problema que presentan estas tres corrientes es su comprensión de la cultura popular como un conjunto homogéneo y estable de prácticas, ideas y valores, cuando evidentemente los datos empíricos demuestran lo contrario. Por ello, sería más preciso hablar de culturas populares ya que sus formas e intereses son distintos tanto en los contextos históricos como geográficos en que tienen lugar. No existe una forma exclusiva de expresión de lo popular: esta varía en función de las diferentes instancias a partir de las cuales se realiza el análisis. El segundo gran problema, y quizás el más importante, es que ninguna de estas propuestas toma en cuenta los puntos de contacto que se producen continuamente entre 2

Excepcionalmente, se respeta el sistema de citas del autor, aunque no coincida con los criterios de la revista. Los elementos en paréntesis designan el apellido del autor, el año de publicación de la obra, y la página en la que se encuentra la referencia. Para completar la información, la sección de bibliografía se encuentra al final del artículo.

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la “cultura de élite” y la “baja cultura”. Se puede afirmar sin lugar a dudas estas dos formas culturales no existen de forma independiente y que no es posible realmente establecer primacía o jerarquía, ya sea temporal o política, entre ellas. Cada una se encuentra en permanente absorción de los elementos que componen la otra, por lo que podemos hablar de un proceso de influencia recíproca y variación permanente. Ahora bien, ¿por qué se producen y aparecen esos puntos de convergencia o contacto entre las dos? ¿A qué se debe la permanente “mutación” de estas formas culturales? La respuesta a estos interrogantes nos lleva a analizar este fenómeno en términos políticos. Los sectores sociales en los que florece la llamada alta cultura, son aquellos que generalmente han estado y se encuentran en una posición social privilegiada; la cultura popular, en cambio, surge de los grupos que tradicionalmente han sido marginados. Así aquello que es considerado vulgar y bajo se produce y reproduce por lo general en los sectores marginados o excluidos. Ahora bien, ¿cómo se da la interrelación entre los sectores dominantes y los marginados?, ¿es esta relación integradora o, por el contrario, produce contradicciones? Para entender el funcionamiento político de la cultura popular es necesario hacer un recuento histórico de la forma en que los investigadores la han pensado a partir de la Edad Media y de su relación con la llamada alta cultura. Ya en esa época existe una tensión entre “lo alto-oficial” y “lo bajo”, tensión en la que la instancia alta y oficial pretende imponerse sobre y controlar a la supuesta baja cultura. Esto, según Mijail Bajtin, crea una ilusión de estabilidad y presenta al mundo como un lugar armónico, que tiende a consolidar el orden marcando las jerarquías sociales. Sin embargo, según el mismo autor, el carnaval y la fiesta se convierten en instancias donde lo institucional es invertido y parodiado desde “lo vulgar”; allí se presenta a la vida contradictoriamente y en perpetua evolución. Por esta razón, Bajtin piensa que en el Medioevo lo popular aparece como un mundo paralelo al oficial (serio o culto), un mundo que se expresa y sucede en sus formas más puras en las fiestas y el carnaval (cf. Bajtin, 1993: 10-39). Por otra parte, aunque el analizaré el pensamiento de Bajtin a profundidad cuando analice la fiesta popular, conviene decir aquí que en sus trabajos la cultura popular aparece ligada a lo cósmico y a los ciclos naturales (fertilidad): en ella, los pasos de la vida a la muerte y de la muerte a la vida son los encargados de ordenar la realidad. Por esto, lo popular en la Edad Media aparece en permanente contacto con las fuerzas ancestrales y sobrenaturales rectoras del mundo; es una cultura repleta de instrumentos mágicos a través de los cuales lo terrenal se comunica en forma continua con lo esencial. En este contexto, la fiesta trata de representar los ciclos de la vida; por eso no es realizada para ser observada sino para ser vivida, y sólo cobra sentido cuando las personas participan en ella activamente y la viven con intensidad (cf. Bajtin, 1993: 10-39). Sin embargo, esta concepción es limitada ya que pierde de vista la relación entre 10


la “alto” y lo “bajo” y la forma como el uno y el otro se cruzan entre sí y se influencian permanentemente. Las festividades son eventos legales y legítimos en la época medieval, por ende, son respetados por la institucionalidad. En ellas la presión de los grupos dominantes sobre los dominados desaparece y, en cierta forma, en sus realizaciones se reúnen y toman contacto entre sí personas de todos los estratos y clases sociales (cf. Maldonado 1975: 224-225). A partir del Renacimiento se produce una mayor separación entre la alta cultura y la baja. La consolidación de los Estados y mercados nacionales significa una mayor concentración del poder en los sectores altos. Los movimientos religiosos de la época, cuyas doctrinas integradoras minaban los lazos tradicionales de los llamados sectores populares, se vinculan a y contribuyen con este proceso. Según Peter Burke, la Reforma y la Contrarreforma sospechan de la baja cultura porque la consideran idólatra y/o llena de supersticiones. El movimiento contrarreformista intenta reformarla y vigila detenidamente sus procedimientos y sus relaciones sociales, pero le concede ciertos espacios de acción donde los elementos teológicos del catolicismo se funden con el paganismo y la devoción de la religiosidad popular. Mientras tanto, los reformados, con su teología y desde una matriz racionalista, impiden cualquier fusión entre lo “bajo y vulgar”; niegan las costumbres tradicionales de los sectores populares, las consideran como el nido de la superstición e ignorancia por lo que las combate ferozmente. La lucha de este movimiento religioso se dirige hacia el control de la emotividad con el fin de lograr una mayor productividad económica; por ello identifica a lo popular con el derroche y el exceso que impide el incentivo al ahorro y no favorece la creación de una disciplina de trabajo (cf. Martín Barbero, 1987: 80-82,96-99). Según Burke, el distanciamiento radical entre la cultura de élite y la popular se produce en el siglo XVIII, tras la revolución industrial, el advenimiento de la burguesía como clase hegemónica, y el proceso de secularización de la política (cf. Martín Barbero, 1987: 80-82, Thompson, 1995: 13, Zubieta, 2000: 32-36). El nuevo sistema marca la profundización del proyecto de la modernidad, donde las costumbres, hábitos y saberes mágicos, elementos que se identifican como característicos de la cultura popular, son condenados y negados en función del conocimiento científico y las prácticas económicas orientadas hacia la acumulación. Como ya lo expresé con anterioridad, en todas las épocas los grupos que se encargaron y encargan de descalificar a lo popular, son aquellos que se encuentran en las posiciones preeminentes de la sociedad y disputan directamente el control de la institucionalidad; toman esta actitud, ya sea porque consideran que la pervivencia de la cultura popular atenta contra el progreso y desarrollo hacia el que, según su perspectiva, se dirige la humanidad, o porque con el desprecio logran conservar sus privilegios y preeminencias sociales, manteniendo a los sectores populares en una posición de inferioridad. Con el advenimiento del capitalismo y su consolidación en el siglo XVIII, la presión contra las llamadas formas populares se hace aún más fuerte pues se 11


considera que estas últimas impiden el afianzamiento de la disciplina y el trabajo productivo. La llamada “baja cultura” se nos ofrece, entonces, como un fenómeno, en el cual se expresan las contradicciones sociales y en cierta medida como el lugar desde el cual los sectores marginados reivindican, a decir de Thompson, sus costumbres y prácticas ancestrales para evitar la consolidación del nuevo modo de producción -modo de producción que trae consigo un sistema político que los margina aún más-. Pero estas reivindicaciones, según este historiador inglés, no son meramente conservadoras pues la costumbre adquiere en forma continua nuevas significaciones, se recrea permanentemente para incorporar las aspiraciones de los sectores populares. El autor citado denomina a este fenómeno como economía moral (cf. Thompson, 1995: 21-22). La cultura popular se constituye en la expresión de la lucha por la hegemonía en la que se encuentran los diferentes sectores que componen una sociedad y no como aquello ligado a lo cósmico y lo natural. El concepto de hegemonía, tomado de los trabajos de Gramsci, se entiende como un espacio de continua negociación entre los grupos dominantes y los subordinados. En este sentido, los sectores subalternos presionan a los hegemónicos y les obligan a ceder instancias y espacios de poder donde puedan actuar. Por esta razón, la hegemonía es un proceso dinámico en donde los sectores subalternos se constituyen en grupos activos y no en dominados-pasivos, en tanto y cuanto, los “poderosos” se ven presionados a establecer un consenso social si quieren mantener su preeminencia en la estructura social (cf. García Canclini, 1984: 71, Thompson, 1995: 23-24, Zubieta, 2000: 37-41). Por lo dicho, se puede afirmar que hay espacios y lugares, en los términos de Michel de Certeau, en los cuales lo popular y “lo refinado o alto” se acercan e incluso se confunden. Lo culto sucede en un lugar preciso y en un tiempo estable y duradero, siempre es estratégico y calculador; es decir, se produce después de que un sujeto de poder se ha aislado de un ambiente y ha establecido consciente y deliberadamente una posición propia (cf. Certeau, 1996: XLIX-L). Pero lo oficial o institucional se ve forzado a conceder un espacio de autonomía a aquellos sobre los que se pretende imponer; sólo si establece un consenso social logra que el resto de clases o estamento s acepten los fundamentos de su dominación. Para ello, sin embargo, está obligado a aceptar algunos elementos culturales de los sectores que se encuentran en las posiciones subalternas. Es necesario anotar que, desde esta perspectiva, lo popular no existe fuera de la cultura dominante, sino que se gesta como una táctica -no calculada sino espontáneadesde un espacio impreciso, sin posición ni lugar propio. Ocurre en un tiempo determinado pero inestable y efímero, “sin una frontera que lo distinga del otro como una totalidad visible. La táctica no tiene más lugar que el del otro” (Certeau de, 1996: L). Los marginados absorben los elementos que se les pretenden imponer; sin embargo, 12


los resemantizan, les dan un nuevo significado desde sus prácticas cotidianas y a partir de los intereses que están en juego. Pero al comprender de esta manera a la cultura popular se corre el riesgo de apreciada únicamente desde los elementos de resistencia que en ella existen. Eso, significaría caer en una posición romántica, según la cual se rescata a lo popular porque se constituye en un espacio de lucha y de respuesta a lo hegemónico. Se defendería un proyecto populista, que no explícita pero sí implícitamente, evoca a las fuerzas del pueblo como liberadoras y capaces de guiar su propio proceder, ignorando que en él también pueden estar internalizadas las prácticas de la dominación. La cultura popular, a la vez que resiste a la hegemonía, legitima el sistema de poder y de exclusión imperante. Entonces, los argumentos expuestos nos plantean los siguientes interrogantes: ¿cómo se internalizan las prácticas de un sistema de exclusión? ¿Acaso se puede recurrir a la manipulación para explicar este fenómeno? Del análisis de la manipulación al estudio de las relaciones de poder La categoría de manipulación cobra fuerza en el análisis de la cultura a partir de las contribuciones de Horkheimer y Adorno (la Escuela de Frankfurt) en los años 40 y 50 de la centuria anterior. Estos autores señalan que la industria cultural -aquella producida en los medios masivos de comunicación del siglo XX como son el cine, la radio, la televisión, etc.- se creó con el fin de distraer a sus interlocutores. Pero el concepto de distracción que ellos utilizan está vinculado a la noción de desviar la atención de las personas de sus problemas fundamentales. En este caso, se entiende a la industria cultural como un fenómeno alienante, a través del cual sus interlocutores abandonan la defensa de sus propios intereses para defender los de las clases dominantes (cf. Zubieta, 2000: 118-121, Martín Barbero, 1987: 49-56). En este sentido, la industria cultural genera lo que comúnmente se conoce con el nombre de cultura de masas. Una cultura que, según Martín Barbero, tendría su génesis en el siglo XVII y XVIII con la literatura de cordel en España o la del colportage en Francia respectivamente, luego se afianzaría con el melodrama a fines del XVIII y en el XIX, para cobrar vida y plenitud con lo que se ha llamado la industria cultural en siglo XX (cf. Martín Barbero, 1987: 96-162). La cultura de masas se caracteriza por estar orientada al espectáculo: está hecha para ser observada. Sin embargo y si bien el público no es parte de la obra, tampoco está totalmente separado de ella pues la intención es llegar a la emotividad profunda de los observadores, quienes deben entregarse a la obra que presencian y vivirla intensamente. El objetivo en definitiva es que los espectadores se identifiquen con ella. Estos productos culturales tienden a ser anónimos y su publicación es periódica, por tanto su propuesta es efímera, fugaz, para el momento, y representa un mundo en armonía, idealizado y lleno de felicidad. 13


La información que envía la cultura de masas no pretende subvertir el orden, sino más bien legitimarlo. La problemática que ella plantea nace con el melodrama y se define como una lucha entre el bien y el mal, lucha en la que siempre triunfa el primero. El desenlace y la restauración del orden se produce gracias a la intervención de un héroe vengador que restaura la dignidad de una víctima, mancillada por un antihéroe perverso que atenta contra lo establecido porque alcanza su posición por medio de la traición y la mentira. ¿Es posible leer la cultura de masas exclusivamente desde la manipulación? Esto significa que lo único importante para su análisis son los medios. Lo que en teoría de la comunicación supone considerar al destinatario como dependiente del emisor, es decir, se ve al primero como un sujeto pasivo en el proceso comunicativo. Sin embargo, el receptor de la información es independiente de quien la envía y, cuando reconstruye el mensaje, es decir, cuando da sentido a la información recibida, incorpora al proceso una serie de elementos previos: las experiencias personales, los conocimientos, las relaciones sociales, etc., que han tenido y tienen lugar en su vida (cf. Eco, 1994: 43136). Es así, que en la misma creación de la información ya interviene el destinatario, en la medida en que obliga al emisor a tomarlo en cuenta y a pensar en él mientras elabora el enunciado. Por esta razón, Jesús Martín Barbero critica a Adorno y Horkheimer y propone en su análisis que lo importante cuando se estudia la cultura de masas no son los medios, sino las mediaciones. Por ello, se debe investigar la articulación entre las prácticas de comunicación y los movimientos sociales, estudiar las diferentes temporalidades y la pluralidad de matrices culturales (cf. Martín Barbero, 1987: 11, 203). Este autor, siguiendo las propuestas de Michel de Certeau, propone que se debe buscar las formas cómo los sectores populares consumen la información; analizar la manera en que ellos como destinatarios contribuyen a la creación de esta última y reconstruyen los mensajes a partir de sus temporalidades y matrices culturales. Para este filósofo español-colombiano, hay investigar cómo aquellos que se encuentran en las posiciones subalternas, se apropian de la información que les envía la cultura de élite y constatar cómo a través de este procedimiento se mezcla lo culto con lo popular. Esto significa, averiguar las maneras en qué los sectores populares resemantizan y dan sentido a la información que les envía el poder. Por esta razón, Martín Barbero considera que las características antes mencionadas de la cultura de masas y su excesivo sentimentalismo también pueden ser estudiados desde la economía moral: ellas se constituirían en la expresión de los sectores populares renuentes a entrar en el sistema capitalista tendiente hacia la acumulación desenfrenada. Por otro lado, el análisis de la industria cultural como generadora de la cultura de masas también fracasa porque pretende que lo culto y lo popular se encuentran separados el uno del otro; sugiere que la cultura de élite configura, educa o aliena a la llamada cultura baja. Néstor García Canclini, desde una perspectiva muy similar a la 14


Martín Barbero y de Certeau, afirma que lo que sucede en la realidad es un proceso de hibridación permanente, donde ambas culturas se mezclan, se mestizan, se confunden, se influencian: los sectores subalternos se apropian de la información recibida a través de los medios de comunicación, la hacen suya y parte de su vida; pero desde sus prácticas de consumo la resemantizan y la recrean constantemente. Además, para este autor, no se puede perder de vista que la información enviada por los medios de comunicación está atravesada por las relaciones del mercado y del poder político; no es autónoma ni independiente, se acerca y cede ante los grupos populares en la medida en que ellos demandan determinados productos y no otros. La elaboración de la información pasa a depender del mercado, pero, a la vez, también responde a determinados intereses políticos que le obligan a representar unas cosas y a callar otras. Según este autor, la diferenciación entre lo culto y lo popular se reconstruye y se borra a cada instante. A esto hay que agregar, según García Canclini, que la modernidad se caracteriza por esta inmersa en un proyecto globalizador; mediante este proyecto, la información que envían los medios de comunicación masiva provocan la descontextualización, deslocalización y desterritorialización de los procesos comunicativos. Esto quiere decir, que ella ha variado considerablemente las formas de rememorar del pasado y que es capaz de llegar a espacios totalmente diferentes a los de su elaboración. Sin embargo, también se producen procesos de reterritorialización, mediante los cuales la información enviada es apropiada por las personas a partir de temporalidades y códigos culturales específicos, con lo que ella adquiere nuevos significados. Esta situación, a decir de este investigador argentino, genera una discontinuidad entre mundo y los sujetos porque desaparecen: tanto el autor de la información que envían los medios de la industria cultural y de masas, como el libreto que aquella debe seguir. La información se convierte, entonces, en un collage donde todo es presentado en forma desordenada, discontinua y carente de unidad reguladora (cf. García Canclini, 1990: 263-327). Sin embargo, no sería tampoco correcto afirmar que lo que presentan los medios de comunicación de la industria cultural es una información caótica. No cabe duda, que ellos la desterritorializan, descontextualizan y deslocalizan, la sacan de la realidad en la que fue creada y la ubican en otras partes, por lo que se ha creado un nuevo sentido de realidad a partir de las mediaciones de los medios. Pero la construcción de la información a través historias poco relacionadas entre sí y puestas una a lado de otra, obedece a la lógica de la modernidad en la que lo local ha perdido relevancia y lo global ha cobrado vigencia (cf. Giddens, 1995: 41-42). Por esta razón, el análisis de la construcción de los medios y de la forma como ellos elaboran la información, sigue vigente. Eso sí, hay que considerar que los destinatarios no son objetos manipulables o manejables según la voluntad del emisor, sino agentes activos en los procesos comunicativos. 15


Hay que tener en cuenta que las artes de hacer que están detrás de las prácticas cotidianas y las formas como los sectores subalternos consumen y resemantizan los procesos comunicativos; esta es una propuesta de investigación válida y no es posible dejarla de lado pues es la única capaz de dar cuenta de las maneras en que los grupos marginados construyen su cotidianidad. Sin embargo, antes de explicar las mediaciones o el consumo, se debe analizar los medios, es decir, la forma en que la información es construida por ellos. No se puede abandonar esta perspectiva porque se perdería de vista las relaciones de poder que ellos esconden tras de sí. Siempre hay que investigar qué está detrás de lo que dicen, por qué se los crea o se los mantiene vigentes, desde dónde (el lugar consciente o estratégico) se los construye, a quiénes beneficia, etc. El mismo de Certeau reconoce, y también lo hace Martín Barbero, que los sectores subalternos están inmersos en relaciones de poder y se encuentran posiciones marginales y de subordinación; no obstante, sus propuestas no explican la dominación en la que se encuentran muchos seres humanos y por qué están allí. En otras palabras, ¿hasta qué punto los grupos marginados reproducen la dominación? Las relaciones de poder desde la perspectiva de Foucault Lo dicho hasta aquí haría suponer que la propuesta por la que me encamino prioriza la denuncia o/y la investigación exclusivamente desde la marginación o la exclusión, pero no es esa mi intención. Explicar los procesos sociales desde las carencias de ciertos grupos humanos sería pasar de lo que Grignon y Passeron llaman el populismo (antes descrito) al miseralibismo académico (cf. Zubieta, 2000: 98113). Esta perspectiva se encaminaría en último término a despertar lástima o culpa en los investigadores y en los lectores. Creo que bajo una propuesta de este tipo se encuentra implícito un prejuicio de superioridad y una velada reproducción del mito del buen salvaje que proponían los ilustrados: la única manera de solucionar este problema es dar o devolver a las personas que carecen de algo aquello de lo que carecen o, en su defecto, admirarlos y rescatarlos en la medida en que ellos se mantienen en un estado de inocencia no contaminado por las “garras malignas” del progreso. En términos económicos o políticos la propuesta de llenar la carencia o devolver lo extraído parece ser interesante, pero cuando se la analiza desde el punto de vista cultural esconde una visión errada de los “otros” porque los considera como inferiores: a ellos les faltaría “algo” para estar en igualdad de condiciones, por ende, están en una posición más baja de quien siente compasión por ellos. El interrogante planteado anteriormente sigue vigente: ¿cómo se puede entender la dominación? Las propuestas de Foucault sobre el poder pueden ser una vía adecuada para resolver este problema. Este autor entiende al poder como un conjunto de relaciones de fuerza. Pero este conjunto no es estable ni permanente, en él las relaciones sociales se encuentran en continua transformación, se producen inversiones, 16


reforzamientos, etc. Sin embargo, este juego o dinámica de las relaciones en función de apoyos o resistencias constituye un sistema; en él se diseñan continuamente estrategias y tácticas que lo toman efectivo. El concepto de táctica que maneja Foucault es totalmente diferente, y hasta contrario, al que utiliza de Certeau. Foucault lo analiza desde la estrategia, pero no lo ve en oposición a ella, sino como una parte de la misma. La estrategia, para este autor, se constituiría en el objetivo general que rigen las relaciones de poder, mientras las tácticas pasan a ser la forma como opera la estrategia. Por lo tanto, el ejercicio de poder se encuentra en lo táctico y lo calculado. Hay que ser nominalista, sin duda: el poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada (Foucault, 1989: 113). Como se ve, para este filósofo francés, el poder no es una estructura o una institución estable ni permanente. Nadie lo tiene, sino que se lo ejerce en función de las relaciones de fuerza que lo constituyen. No se lo puede analizar en función de dominado y dominadores, él está en constante movimiento y conforma múltiples y variados grupos de apoyos y resistencias. No funciona exclusivamente en forma vertical, sino también de manera oblicua y horizontal; es decir, no solo se lo ejecuta desde arriba hacia abajo: también se lo ejerce desde abajo hacia arriba, de arriba a arriba y de abajo a abajo, el poder se encuentra en todas partes. Para Foucault el tema de la resistencia no puede ser analizado con exterioridad a las relaciones de fuerza; estas últimas son las que generan las resistencias porque ellas mismas existen gracias a las oposiciones. La resistencia se da exclusivamente en el campo estratégico de las relaciones de poder. El poder genera contrapoderes o focos de oposición, pero estos últimos no son solo la contrapartida del poder, lo subalterno, sino que son el elemento confrontador, es decir, el otro lado constitutivo e indispensable de las relaciones de fuerza (cf. Foucault, 1989: 112-119). Un punto en el que hay que enfatizar en el presente análisis del poder, es que la frontera entre sectores hegemónicos y subalternos es imprecisa. Las relaciones de apoyo y resistencia no marcan grupos ni fronteras específicas: estos varían permanentemente. Las alianzas o divergencias traspasan lo que comúnmente se conoce como estratos o clases sociales. Esto significa que, ante determinados conflictos, convergen los intereses de ciertos grupos que no necesariamente pertenecen a una misma clase; en otras ocasiones, en cambio, sectores de una misma clase o estrato pueden estar enfrentados entre sí y aliados con otros de uno diferente. También existe una dinámica entre alianzas y oposiciones, aquellos que alguna vez se encontraban unidos pueden enfrentarse en otra; mientras que los que peleaban en determinado momento pasan a ser “amigos” en 17


otra circunstancia. Por último no necesariamente hay que hablar de dos grupos en conflicto, éstos pueden ser tres o muchos más. El análisis de Foucault, en términos de Espinosa, nos permite cerrar la brecha entre cultura de élite y cultura popular; gracias a él se hace evidente cómo las nociones del poder son internalizadas por los grupos subalternos. Las relaciones de poder son las que marcan los grados de libertad y de autogestión en la que se desenvuelven los sujetos. La cultura popular se produce y existe a partir de ellas, no es anterior ni existe una separación radical entre la dominación y la llamada cultura popular, la segunda nace a partir de la primera y la primera se da en función de su relación con la segunda (cf. Espinosa 1989: 8). Sin embargo, la perspectiva foucaultiana necesariamente nos lleva a hacemos los siguientes interrogantes: ¿cuáles son los espacios de acción en los que pueden desenvolverse las personas? En fin, ¿cómo entender al individuo y, por lo tanto, pensar el problema de la libertad y la acción individual? Desde la sociedad o los individuos a los individuos en sociedad y la sociedad con individuos Las propuestas de Foucault se encaminan directamente a negar la categoría de acción individual como perspectiva de análisis. El individuo es sin duda el átomo ficticio de una representación ideológica de una sociedad, pero es también una realidad fabricada por esa tecnología específica de poder que se llama disciplina (Foucault, 1984: 198). El individuo y, por ende, la noción de libertad para este filósofo se produce cuando el sistema político sufre una mutación radical. La nueva forma de ejercicio de poder busca que su realización sea más efectiva y más económica que aquella que predomina en el Absolutismo o Antiguo Régimen. Este último que se caracteriza por un derroche y exceso de energía, donde el soberano se constituye en el origen y el depositario de la ley. Es decir, el crimen es concebido como una ofensa directa al príncipe, quien tiene derecho a reparar la afrenta y castiga al criminal con excesiva violencia -el tormento. Lo hace ante la vista de todos en un espectáculo bien organizado, para demostrar su poder y advertir lo que sucederá a quienes se atrevan a desafiarlo infringiendo la ley por él establecida. Con el advenimiento de la burguesía como clase hegemónica, el cambio en el ejercicio de poder es radical, así lo exige la consolidación del capitalismo industrial y la necesidad de cuidar la propiedad privada. La noción de crimen es reemplazada por la de delito. El poder se divide, ya no reside en una sola persona (el rey), pero no tanto como para llegar a las poblaciones urbanas y campesinas tradicionalmente marginadas. La ley ya no reside en el príncipe sino en la “sociedad”, concepto que representa únicamente a 18


y es controlado por la nueva clase hegemónica. El delincuente atenta contra “la sociedad” cuando ejecuta su acción; pero ella, para establecer su culpabilidad debe esclarecer toda duda acerca de quién cometió el delito mediante un proceso minucioso de investigación y en un juicio abierto y público. Por otro lado, el ejercicio del poder deja de ser físicamente violento y pasa a ser más racional: ya no se preocupa por castigar al infractor, intenta más bien corregirlo. Según Foucault, el nuevo sistema político trae aparejados dos elementos indisolubles: el conocimiento científico y la disciplina del trabajo productivo. La racionalización del poder consiste en desarrollar una metodología para descubrirlo, hay que anticiparse al delincuente, lo que supone implementar un sistema policiaco y la creación de un método psicológico que identifique las razones y las formas por las que ocurre el delito. Esto significa la individualización de los casos criminales, cada uno debe ser catalogado y analizado por separado -el origen de la individualización-, hay que llevar a cabo una anatomía del detalle. Pero adelantarse al delito, también significa implementar un sistema de ejercicio del poder más eficaz, que ya no puede permanecer en una sola persona, sino que debe expandirse por todas partes (la microfísica del poder): aparece la tecnología disciplinaria. La disciplina está encaminada a lograr que las personas interioricen las normas sociales. La nueva economía del poder exige, ya no únicamente la mejoría del sistema de vigilancia policíaco, sino que los mismos sujetos sean los que se controlen a sí mismos: el auto control (el ojo interior o el panoptismo). Ellos deben estar atentos a su proceder y cuidar que este se mantenga dentro de la normalidad, es importante no salirse de la normatividad social, establecida por la tecnología disciplinaria como la “verdadera” tras el estudio meticuloso -científico- de los actos humanos. Sin embargo, el sistema disciplinario y su método científico están orientados a alcanzar una mayor productividad económica. Todos sus estudios y ejecuciones están encaminadas hacia ella; es este el fin y no otro, por eso esa es “la verdad” de la que parte. Su propósito es lograr cuerpos dóciles que sean más productivos y favora bles al trabajo. Por esta razón, “las disciplinas funcionan como técnicas que fabrican individuos útiles” (Foucault, 1984: 214). ¿Acaso es posible sostener que el individuo es únicamente una tecnología disciplinaria? ¿Cómo es posible entender al individuo y a la sociedad? ¿Qué relación existe entre estos dos conceptos? Tanto aquellos trabajos que se limitan a estudiar al individuo como un ente autónomo o sujeto absolutamente dueño de sí mismo e independiente de los otros; como aquellos que consideran al individuo como mero producto de la colectividad y, por ende, ignoran su análisis, parten de premisas poco adecuadas y útiles para comprender la acción individual. En este sentido, son de mayor ayuda las propuestas de Anthony 19


Giddens que las de Foucault. En efecto, las circunstancias sociales no están separadas de la vida personal ni constituyen un medio externo a ella. Al luchar con sus problemas íntimos, los individuos ayudan activamente a reconstruir el universo de la actividad social que los rodea (Giddens, 1995: 23). Para comprender la propuesta de Giddens es necesario explicar cómo se produce la construcción de la identidad del yo. Según este autor, la persona al nacer está inmersa en un complejo sistema de interrelaciones e interacciones sociales, en el que va construyendo un mundo de seguridades o confianza ontológica que le permitirá “seguir adelante”. Sin esta confianza ontológica el individuo viviría en una angustia permanente que le imposibilitaría continuar con su vida. Giddens retoma a Wittgenstein y afirma que el proceso de aprendizaje se da a partir del establecimiento de diferencias, pero no de signos, significantes o conceptos, sino del empleo que se da a los objetos en la vida diaria; esto es, cuando la persona comienza a distinguir las cosas estableciendo sus diferencias a través del uso que les da. Por esta razón, el ser humano aprende cuando utiliza los objetos y genera rutinas y hábitos cotidianos; es decir, cuando construye una conciencia práctica tras un largo y continuado ejercicio y elabora una consciencia refleja de los procesos. La conciencia práctica y conciencia refleja están íntimamente relacionadas. La segunda constituiría el plano de la conciencia del individuo, es decir aquello de lo que una persona puede dar cuenta. Mientras que la primera se desarrolla en la esfera de los hábitos cotidianos, ésta no necesariamente permanece en el plano consciente del sujeto, sin embargo, tampoco es inconsciente. A decir de Giddens, la conciencia práctica se encuentra en el ámbito de lo no consciente, porque se mantiene en contacto con el plano de la conciencia individuo y no se encuentra totalmente separada de aquel -cosa que sí sucede con el inconsciente. La construcción de la identidad del yo está inmersa en el proceso de aprendizaje del individuo. Ella no se da porque existe una noción de sujeto anterior a la intersubjetividad (interrelación o intercomunicación entre los sujetos), sino se da en el momento en el que el bebé descubre a los otros y aprende a diferenciarse de ellos, a partir de la distinción de lo que él no es y en el contacto con las demás personas; es decir, al mismo tiempo que construye su confianza ontológica. La idea del yo, también, está íntimamente relacionada con lo corporal: ella no existe sin el cuerpo; por esta razón, para que la persona desarrolle su identidad debe aprender a reconocerlo y a controlarlo, proceso que obedece a un ejercicio largo y continuado. Sin embargo, construir un mundo de seguridades no significa que la persona se quede anclada en él. El sujeto siempre se ve confrontado a situaciones nuevas o 20


extremas a lo largo de su vida y, en ellas, pone a prueba su confianza ontológica. Aquí es cuando surge la idea finitud o de la muerte, con la que se pone en crisis el mundo de lo posible y de las seguridades. Esta constatación demuestra al individuo que lo que él es y lo que él cree no es eterno, sino temporal y cambiante, y que su utilidad no está garantizada para toda la vida. Le provoca la angustia porque amenaza su mundo interior y le obliga, de algún modo, a perder su identidad y a sí mismo. Para superar el estado de angustia, el individuo tiene que reconstruir todo lo que creía saber. Salir de la crisis significa construir un nuevo mundo de seguridades, establecer una nueva confianza ontológica, tener en qué creer otra vez. [...] la identidad del yo no es algo meramente dado como resultado de las continuidades del sistema de acción individual, sino algo que ha de ser creado y mantenido habitualmente en las actividades reflejas del individuo (Giddens, 1995: 72). La idea de seguridad ontológica, según Giddens, está muy relacionada con noción de reflexividad. El sujeto solo construye la identidad del yo en la medida en que piensa en sobre sí mismo. Él alcanza una identidad propia, cuando ha logrado reunir los diferentes momentos o características de su persona en un solo relato: ha hecho su autobiografía. Esto no supone que él haya escrito una obra sobre su persona, sino que debe tener una idea unitaria y no dispersa de su personalidad. La reflexividad, en este caso, significa que el sujeto controla las acciones que ejecuta o es capaz de dar una explicación del por qué las ha hecho. La propuesta de Giddens nos permite superar el escepticismo de Foucault. Para este último, la acción individual no tiene ninguna importancia en el análisis social porque ella es moldeada en su totalidad por las relaciones de poder. El sujeto es concebido como un ser que se encuentra “sujetado” por estas relaciones, siendo nula su capacidad para influir en los procesos sociales. 3 En cambio, para Giddens el individuo está en permanente interacción con la sociedad. Él tiene la capacidad para influir en ella y cambiarla, pero ella también lo moldea y lo constituye. No existe la sociedad sin individuos ni los individuos sin sociedad La persona construye su identidad por medio de las interrelaciones e interacciones sociales y no antes, pero está identidad no es permanente ni estable, sino que está puesta a prueba a cada momento, por lo que es dinámica. En la construcción de identidad personal, como hemos visto no todo depende de 3

La noción foucaultiana de individuo en esta exposición responde únicamente a las etapas analíticas del autor que se conocen como arqueológica y genealógica. Existe un tercer momento en el que este autor dará un giro a su obra y se preocupará por estudiar la gobernabilidad y la estética de la existencia. En este trabajo por cuestiones de espacio no ha sido posible desarrollar esta teoría, pero reconozco que la noción de acción individual que allí se propone es totalmente compatible con la de Giddens y con aquella a la que este trabajo quiere llegar.

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la acción del sujeto, en las relaciones que él establece con los otros y con el medio que le rodea, asimila las normas y valores sociales; pero en el momento en que se ve abocado a situaciones límites, pone en duda su mundo de seguridades, por ende, las normas y valores que manejaba entran en crisis. Sin embargo, el individuo recompone o se asimila una nueva normatividad social en que se ve obligado a construir un nuevo mundo de seguridades. Ahora bien parecería que en este proceso, las relaciones e interacciones sociales son armónicas y estables. Mas, esto no necesariamente es así, muchas de ellas son conflictivas y contradictorias. En este momento las propuestas de Giddens y Foucault parecen coincidir porque los dos autores reconocen que el conflicto social es el origen de este tipo de relaciones y ven que en él intervienen grupos e intereses diversos: como lo dijo el filósofo francés, los seres humanos están inmersos en relaciones de poder. Por lo que podríamos afirmar que esta lucha es una de aquellas situaciones límite que pone en crisis la confianza ontológica del individuo y le lleva a reconstruir su mundo de seguridades una y otra vez. Pero a diferencia de Foucault, Giddens sostiene que el individuo es un actor (con la connotación de activo) importante en el proceso social. ¿Qué tiene que ver lo dicho hasta aquí con el conflicto entre culturas de élite y cultura popular? ¿Cómo nos sirven estas herramientas para explicar la dominación? ¿Qué tiene que ver este proceso de constitución de identidad con el análisis de los sectores subalternos? ¿Acaso esto significa un regreso a una posición que antes hemos identificado como populista? Definitivamente no. Las propuestas aquí analizadas, nos pueden servir para reconocer y comprender que la identidad de los llamados sectores marginados se gesta en las relaciones e interacciones que los sujetos establecen unos con otros y con el medio social y natural. Mientras, este proceso va tomando forma, los sujetos internalizan, hacen suyas, las prácticas de la dominación. Pero la manera como ellos reaccionan cuando se pone en crisis su seguridad ontológica o cuando responden al poder es impredecible; en muchos casos pueden apoyar las relaciones vigentes, otras veces pueden combatirlas o resistirlas. Es sólo en este punto cuando la investigación sobre las artes de hacer que propone Michel de Certeau puede y debe llevarse a cabo. Si no se estudia con anterioridad la manera en que funcionan las interacciones sociales y relaciones de poder o dominación o la manera y el medio en que los diferentes grupos y sujetos gestan su identidad, mal se podría investigar los procesos de consumo que pueden realizar los llamados grupos subalternos. Como hemos visto, la única manera en la que podemos superar el populismo o el miserabilismo, en palabras de Grignon y Passeron, es pasar de la explicación de las relaciones de poder a la del consumo y las artes de hacer, pero desde estas últimas hay 22


que regresar otra vez a las primeras. También, se debe investigar la manera en que los sujetos, construyen su confianza ontológica, pero a la vez hay que identificar qué está detrás de la misma, analizar a quiénes beneficia aquella conciencia práctica en la que se desenvuelven los individuos y donde está inmerso mundo de seguridades que tiene cada persona. No se puede reivindicar las bondades del pueblo, pero tampoco condenarlo o sentir lástima por él y considerarlo en una posición inferior. Lo popular se encuentra al interior de relaciones de poder, por lo que reproduce el sistema de dominación. Sin embargo, no sólo lo reproduce, sino que genera nuevas “formas de hacer” que a la vez transforman al poder y al sistema a partir de las mismas relaciones que los componen, esto se produce en la dialéctica permanente que existe entre la construcción y la crisis de la confianza ontológica. La fiesta y la cultura popular El trabajo clásico y más fructífero sobre la fiesta popular fue realizado por Mijail Bajtin en su libro La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, el contexto de Rabelais. Según este autor, en la Edad Media existía una dualidad en la percepción del mundo. Esto quiere decir, como ya se mencionó anteriormente, que paralelamente a la ritualidad o festejo oficial de la Iglesia o el Estado existía otra en la plaza pública que invertía simbólica y deliberadamente el orden que proponía la anterior. Mientras la fiesta oficial se constituía un espacio prefabricado que marcaba las jerarquías sociales, consolidaba el orden social y creaba una ilusión de estabilidad; la fiesta popular sacaba al pueblo del orden oficial, parodiaba la vida normal y expresaba un mundo contradictorio y en perpetua evolución (cf. Bajtin, 1993: 12). Para Bajtin la fiesta popular se compone de dos elementos básicos. El primero, el carnaval, donde rigen las leyes del juego y de la risa. En él, todos los concurrentes se entregan o viven al máximo la experiencia de la fiesta. En la ejecución de la fiesta carnavalesca no existe ningún tipo de distinción entre público y actores. Todas las personas forman parte del evento y viven la fiesta porque es hecha para todo el pueblo. Es imposible escapar de su poder, ya que no existen fronteras ni barreras espaciales y la libertad se constituye en el factor común de su realización. La fiesta se convertía en esta circunstancia en la forma que adoptaba la segunda vida del pueblo, que temporalmente penetraba en el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la igualdad y de la abundancia (Bajtin, 1993: 1415). El segundo elemento de la fiesta es el cómico o burlesco. Sus formas pertenecen a la esfera de la cotidianidad y se encuentran desprovistas del dogmatismo religioso y de cualquier rasgo mágico o de encantamiento del mundo. Con lo cómico se parodia y se ríe de lo oficial y lo establecido; sin embargo, no existe una separación entre el que ríe y lo reído: todos se ríen de todo y de todos, hasta de lo sagrado y de sí mismos. La risa es 23


ambivalente y a través de ella se goza la experiencia de la fiesta; pero con ella, gracias a la burla, también se rompen las jerarquías, los símbolos opresores o los tabúes y se vive el mundo de la igualdad y la equidad. Por todo esto, la fiesta popular se constituye en el espacio de la libertad y la universalidad, en donde se permite cualquier cosa o comportamiento: los hombres se convierten en mujeres, los niños en adultos, los pobres en ricos, los locos en cuerdos. Se produce la subversión y el mundo se pone al revés. (Bajtin, 1993: 10-18). Aunque el carácter cómico o burlesco secularizante es muy importante en las fiestas de la Edad Media, a decir de Bajtin, estas festividades se encuentran muy ligadas a la religiosidad popular y a la celebración de los ciclos agrícolas. La fiesta medieval se relaciona con las fuerzas cósmicas de la naturaleza y su tiempo es cíclico (el eterno retorno), por lo que se desenvuelve entre la vida (el nacimiento) y la muerte: lo nacido necesita degradarse, morir, para luego poder regenerarse y nacer otra vez. Es así, que estos actos festivos son ambivalentes: por un lado se ríen del orden, lo transgreden, lo degradan; pero, por otro, no caen en el vacío saben que las cosas deben volver a su lugar, renacer. Sólo de esta manera es posible volver a reírse, transgredir y, sobre todo, gozar y vivir otra vez. [...] la degradación de lo sublime no tiene un carácter formal o relativo. Lo alto y lo bajo poseen allí un sentido completa y rigurosamente topográfico. Lo alto es el cielo; lo bajo es la tierra; la tierra es el principio de la absorción (la tumba y el vientre), ya la vez el nacimiento y resurrección (el seno materno). Este es el valor topográfico de lo alto y lo bajo en su aspecto cósmico. En su faz corporal, que no está nunca separada de su faz cósmica, lo alto está representado por el rostro (la cabeza); y lo bajo por los órganos genitales, el vientre y el trasero. (Bajtin, 1993: 25) Es el realismo grotesco el que cumple con la función de degradar. Degradación que consiste en trasladar o rebajar lo sublime, lo ideal, lo espiritual o lo abstracto, al ámbito de lo corporal y lo material, es decir, al mundo terrenal y concreto. Así lo alto (que representa al cielo), encarnado en la cabeza y el rostro, es llevado hacia lo bajo (lo terrenal), que se constituye en el vientre, los genitales y el trasero. En este sentido, el cuerpo, como cuerpo grotesco, es un cuerpo en plena comunión con el mundo terrenal, se encuentra en permanente degradación (muere), pero se renueva constantemente (renace). Este cuerpo es en cierto sentido cósmico, se da al mundo y su contacto con este último son las prolongaciones y los orificios (la boca abierta, los genitales, la nariz, la barriga los senos). Es un cuerpo que va más allá de los límites y continuamente se abre al mundo o entra en él. Ana María Zubieta y su equipo de investigación consideran que el trabajo de Bajtin abrió nuevas perspectivas de análisis en las ciencias humanas. Sin embargo, piensan que este autor deja de lado en su propuesta elementos indispensables cuando se 24


estudia la fiesta, como son el sacrificio y la violencia. Y su trabajo se detiene exclusivamente a explicar la parodia como elemento perturbador. Lo que “termina por generar también una relación de subordinación, puesto que supone que la forma parodiada es anterior” (Zubieta, 2000: 30-31). Entonces, la fiesta, en vez de cuestionar el orden constituido; terminaría por consolidarlo porque sería parte del mismo y le estaría subordinada. En este sentido, el acto festivo se constituye en un espacio compuesto por relaciones de poder. En cierta instancia y desde la perspectiva bajtiniana, la fiesta parece ser un sitio propicio para subvertir, cuestionar y resistir al orden vigente. Con la fiesta se pone el mundo al revés, los pobres se convierten en ricos, los locos en cuerdos, etc. Su ejecución cómica parodia hasta los aspectos más serios y sagrados, todos ríen y se ríen de todo. Los rituales religiosos salen del templo a la plaza pública, en donde son desacralizados (profanados) y se vuelven objeto de burla. Pero en otro momento, la fiesta es un espacio propicio para difundir el poder. En ella se establecen las jerarquías sociales, los lugares que cada persona debe ocupar. Entonces el carnaval, también, puede ser entendido como un espectáculo educativo que difunde las normas y los símbolos que pretende imponer el poder. ¿Cuál de las dos propuestas es la más adecuada para estudiar la fiesta? Si es la primera, ¿significa esto acaso que las culturas populares se conservan por fuera de las relaciones de poder, es decir, no es constituida por aquellas? O si en su defecto es la segunda ¿se puede afirmar que es posible controlar todos los procesos y prácticas sociales relacionadas con la fiesta? La teoría de Bajtin se preocupó por explicar las formas como los sectores marginados escapaban de los mecanismos del poder, siendo la fiesta el escenario propicio para ello. Pero, a decir de Zubieta y su equipo, el análisis de este autor falla cuando estudia la cultura popular porque la concibe como primitiva, natural, sensible, ligada a lo corporal y a lo concreto. Ideas que son las mismas que han servido y sirven ya sea o para deslegitimar lo popular como vulgar o atrasado o con el propósito de recuperarlo desde una posición romántica en la que se encuentra presente un complejo de superioridad parecido al del buen salvaje -debido a que busca en el pasado “rasgos exóticos o puros” que una “sociedad avanzada” o industrializada ha perdido o está en proceso de perderlos-. El trabajo de Bajtin, según estos investigadores, se encamina por la segunda línea señalada. Ahora bien, como ya hemos visto proponer una división radical entre cultura popular y la cultura de élite no es una posición adecuada. En la misma visón de Bajtin se ve una influencia recíproca entre estas dos: si consideramos, por un lado, que la fuente principal de sus trabajos es Rabelais, un hombre culto que se vale de las fuentes orales para escribir su obra y al hacerla hace irrumpir lo popular en la cultura de élite; y, por otro, que las “jerarquías, los valores, los ritos, etcétera, de la cultura oficial entran, 25


mediante el mecanismo de la inversión y la ridiculización grotesca, en la cultura popular” (Zubieta, 2000:29). La fiesta popular no sucede ni se produce en una esfera paralela y diferente a la oficial, sino que se encuentra influenciada por ella y, además, es parte de la misma. Esto significa que es errada aquella perspectiva que pretende encontrar en la fiesta únicamente rasgos de subversión pues mediante las festividades se difunden los elementos y los símbolos del poder. Tampoco se puede pretender que la cultura popular sea independiente de la alta cultura; si bien cuentan con un sistema simbólico particular que la caracteriza y con una estructura propia que la organiza, ella está en contacto permanente con el poder y son las relaciones que este último organiza las que la configuran. Pero, ¿acaso, podemos pasar al campo contrario y sugerir que la fiesta únicamente sirve para difundir la simbólica del poder? ¿Es posible afirmar qué en ella no existen elementos desestabilizadores o cuestionadores de la institucionalidad? ¿Es factible analizar las prácticas festivas a partir de la manipulación? Hemos visto los problemas de la categoría de la manipulación en los procesos comunicativos, ahora es tiempo de analizarla al interior del campo festivo. Entre algunos de los autores que se alinean con esta postura encontramos a José Antonio Maravall, con su libro clásico La cultura del barroco. Este historiador catalán sostiene que el barroco contrarreformista nació en una época de crisis: el orden social establecido y el poder de la Iglesia se encontraban amenazados, tanto por las relaciones mercantiles que empezaban a emerger como por las ideas que promovía la Reforma protestante. Por lo que el barroco fue un lenguaje ultraconservador, a través del cual las élites del siglo XVII expresaron su proyecto político y lograron conservar sus privilegios y concentrar el poder político en la monarquía. Aunque en esta época se reforzaron los mecanismos violentos de represión física y psicológica, la única manera con la que los grupos dominantes pudieron asegurar su poder fue a través del desarrollo de un proyecto, encargado de integrar y hacer participar a los demás sectores sociales en el tipo de sociedad propuesto por las elites; de este modo esos otros sectores sociales terminarían convirtiéndose en defensores del nuevo orden social. Por esta razón, la categoría que guía el análisis de Maravall es la persuasión. Gracias a esta última, las élites fueron capaces de integrar al resto de sectores sociales en un nuevo orden (el Absolutismo). Para esto, construyeron el lenguaje o la cultura del barroco, que se caracteriza por ser una propuesta dramática, patética, en permanente tensión, donde el movimiento es el elemento fundamental. El barroco no propone un acercamiento racional, sino uno emotivo, pasional, etc.; pretende impresionar a sus espectadores, por lo que utiliza la teatralidad. Únicamente se puede persuadir cuando se tiene en cuenta las expectativas de los destinatarios y ello exige llegar, tocar, afectar, etc., la emotividad más profunda y las creencias más preciadas, para desde allí manipular o encaminar a éstos hacia 26


determinados fines políticos. Por ello, para este historiador, la cultura del barroco consiste en un kitsch o cultura de masas que tiende a un consumo manipulado o dirigido (cf. Maravall, 1990: 184). Según esta propuesta, las festividades barrocas se expresan de dos formas fundamentales. La primera como un gran espectáculo cargado de teatralidad orientado a impresionar y persuadir tanto a los espectadores como a los participantes de estos eventos. Se convierte en un medio de integración social, por la admiración que despierta ante la ostentación desplegada en él (cf. Maravall, 1990: 592-594). Su función es distraer a las personas, se quiere divertir a la gente; pero a la vez se pretende distraerlas, en el sentido de alejar su atención de los problemas fundamentales: la defensa de sus intereses materiales. Sin embargo, en las fiestas barrocas se producen todo tipo de acciones. El exceso y el derroche son sus elementos característicos. La noción de derroche empata con la visión de espectáculo: no importa el costo sino la impresión que se puede causar a los participantes o espectadores. Esta perspectiva es válida para las épocas anteriores al siglo XVIII, en las que funcionaba el Absolutismo o Antiguo Régimen. Para la época en que la modernidad y el capitalismo se consolidan -tras la revolución industrial y la Revolución Francesa-, el derroche conspira contra los elementos clave el sistema: la acumulación, el ahorro y la disciplina de trabajo. El gasto desmedido y la distracción de las energías humanas hacia la diversión impiden el incremento de la productividad, o sea la acumulación económica. En lo que se refiere al exceso, este significa que las personas se liberan de sus represiones cotidianas y dejan fluir completamente sus deseos, su emotividad, sus pasiones o sus instintos. Los controles que rigen la vida ordinaria desaparecen y la gente se deja llevar no por la razón ni la reflexión, sino por la emoción. En las fiestas es posible transgredir todas las normas y leyes que gobiernan la sociedad; en ellas es permitido salirse de las casillas o enajenarse completamente. Por esta razón, en las ocasiones festivas no sólo existe la diversión, en ellas también está presente la violencia como forma de liberación de la agresividad reprimida y contenida en la vida ordinaria. Sobre este tema volveré más adelante cuando analice la propuesta de Bataille. Maravall sostiene que el exceso se permite en las festividades barrocas con la finalidad de que funcionen como válvulas de escape; ésta se constituye en la segunda forma de expresión que él encuentra en la fiesta que estudia. Si las fiestas no existieran, dice, la multitud explotaría y destruiría fácilmente el sistema imperante. También argumenta que en estas ocasiones se tolera la subversión, el desorden o la anarquía porque ella no se produce en la realidad, sino exclusivamente en un ámbito simbólicoimaginario o en espacios restringidos. Pero la teoría de la manipulación fracasa otra vez. Primero porque no toma en 27


cuenta que los que festejan y concurren a estos actos no son exclusivamente los sectores subalternos, sino la población en general, es decir, personas que pertenecen a todos los estamentos y clases sociales. En otras palabras, allí se producen múltiples contactos entre la cultura de élite y la popular que, como vengo sosteniendo, se influyen y confunden permanentemente. En segundo lugar, su concepción del poder es demasiado vertical, permanece exclusivamente en el ámbito oficial-institucional y, como ya lo hemos visto antes, aquel se encuentra en todas partes. El poder no reside ni en una clase ni en una institución específica ni en un sector de la sociedad; el poder se construye a partir de múltiples relaciones de fuerzas que se encuentran en un juego permanente de apoyos y resistencias, y que, por tanto, varían permanentemente. Además, en realidad no interesa quién tiene el poder sino cómo se lo ejerce. En este sentido, interesa más comprender cómo se encuentra y constituye en un complejo sistema de alianzas y oposiciones que atraviesan a todos los grupos de una comunidad. Por último, esta teoría pierde de vista dos de los elementos que son constitutivos de la fiesta: lo cómico (la risa) y el carnaval. Siguiendo las contribuciones de Bajtin, la primera se constituye en la burla, en la inversión del orden o de lo serio y no hay mejor forma de minar la fuerza “poder oficial” que reírse de él, desacralizándolo y relativizándolo. El otro elemento es el carnaval, es decir, la fiesta no esta hecha solo para ser observada, sino que fundamentalmente se la construye para ser vivida: las personas se entregan con intensidad y se pierdan en la realización de las ceremonias festivas, no como válvula de escape, sino como parte de la vida misma (cf. Bajtin, 1993: 10-20, Maldonado, 1975: 219-227). Entonces, “la fiesta no se constituye [...] por oposición a la cotidianidad; es más bien lo que renueva su sentido, como si la cotidianidad lo desgastara [al mundo del sentido] y periódicamente la fiesta viniera a recargarlo renovando el sentido de pertenencia a la comunidad” (Martín Barbero, 1987: 99). El ser humano al vivir la fiesta alcanza y descarga amplias dosis de energía y fuerza vital, pero en contra de lo que afirma Martín Barbero, no necesariamente tienden a la armonía, sino que también expresan las contradicciones porque la fiesta está llena de ingredientes violentos y ambivalentes. Se constata en la fiesta es vida exuberante, pródiga, pero no simplemente bajo el signo de la afirmación y el asentimiento, sino también de la contradicción, la confrontación y el desajuste. La fiesta pretende no tanto la integración de un todo y la expresión de una armonía, cuanto la explosión y el resquebrajamiento de cualquier situación concreta, bien social, bien mundana, que se experimente como estrecha y opresora (Madonado, 1975: 203). La fiesta popular en su más viva expresión se desenvuelve en los marcos 28


opuestos a la modernidad capitalista y se desarrolla de la misma manera que el juego: la gratuidad y la inutilidad son sus características fundamentales; pero a diferencia de este, ella no acepta reglas, las destruye (cf. Maldonado, 1975: 195-196, 204, 208). Esto se enfrenta con la lógica instrumental que maneja el sistema capitalista, que quiere refuncionalizarla hacia la disciplina del trabajo como un período de descanso y de distensión. Pero, mientras la fiesta siga invocando el derroche, el exceso, la trasgresión etc., en fin, mientas se exprese como un terreno lleno de vitalidad, será imposible que la modernidad la pueda controlar. Sin embargo, al descartar la teoría de la manipulación en las festividades, ¿debemos volver a analizar a la fiesta exclusivamente desde sus elementos de resistencia, subversión o liberación? ¿Acaso la fiesta, al igual que la cultura popular, no se produce, circula y se consume en las relaciones de poder? ¿Cómo se puede entender la relación entre la fiesta y la dominación? La fiesta ritual y la construcción del sentido Debemos reconocer que la mayoría de las festividades populares que ahora conocemos tienen sus orígenes y sus antecedentes en la religiosidad popular, en especial en la campesina. Las fechas en las que se celebran la mayor cantidad de fiestas, coinciden con los solsticios y equinoccios solares, los cuales marcan los períodos de las siembras y las cosechas de los productos agrícolas. Esta situación, nos faculta a afirmar que la fiesta popular consiste en un ritual. “El rito es el símbolo en acción y en relación con la corporalidad del celebrante. El rito es el símbolo gestualizado, hecho gesto, incorporado a la persona actora de la fiesta [...]” (Maldonado, 1990: 105-106). El símbolo constituye aquel signo que se caracteriza porque su significado supera al significante, es decir, cobra un nuevo sentido cada vez que una persona se encuentra con él; no evoca a la racionalidad del interlocutor, sino a su emotividad más profunda. Entonces, la lógica del ritual consiste en que es una acción que se repite permanentemente con el fin de imitar aquello que da significado y sentido a la vida misma de las personas que conforman una comunidad. En este sentido, el ritual es una acción que cuenta con procedimientos rígidamente establecidos: sólo se puede repetir aquello que ha sido previamente normatizado y normalizado. Esto puede ser interpretado como la forma en que el ritual difunde las normas y los valores sociales porque por su mediación se une, se re-liga a la comunidad bajo una memoria común. Pero en el rito no todo es armonía, él es resultado y está repleto de relaciones de poder. El ritual, también, debe ser concebido como un espacio lleno de contradicciones. El rito es un lugar donde se producen diferentes formas de interacción e interrelación social. En su preparación y realización, circulan diferentes y variados tipos de prácticas 29


y bienes materiales o simbólicos, los cuales son distribuidos y apropiados en forma desigual por los participantes. Es decir, se generan relaciones asimétricas y de fuerza entre las personas que intervienen en él Como espacio de contradicción, este se convierte en un terreno donde los diferentes sectores, a través de alianzas y oposiciones inestables, luchan y se enfrentan por imponer el sentido a las prácticas y bienes simbólicos que circulan en el ceremonial. Ahora bien, ¿cómo el ritual puede dar cuenta de las relaciones de poder? ¿Acaso sirve de soporte y medio para la dominación? O es que en su defecto, ¿se puede constituir en el espacio propicio para la resistencia? En la ejecución del ritual no todo está preestablecido. La perspectiva de Luis Maldonado, a pesar de que sus propuestas están, en cierta medida, influenciadas por un romanticismo nostálgico que pretende recuperar los rasgos mágicos de la religiosidad popular en la vida moderna, es muy útil para entender este proceso. Este antropólogo español nos dice que en cada celebración del rito se produce una reactualización del presente. Sin embargo, cada regreso o vuelta a los orígenes -al significado profundo que plantea el símbolo- consiste en una nueva reinterpretación del mismo ritual. Siempre se recuperan y producen nuevos significados y sentidos sociales, por lo que el funcionamiento del rito no es algo estático sino dinámico. Es así, que él se desenvuelve con reglas establecidas, rígidas y permanentes, pero los sentidos que se dan a las prácticas y bienes rituales son impredecibles, insospechados y dependen de las continuas y fluctuantes reinterpretaciones que se producen en cada una de las ejecuciones del ritual. Si consideramos a la fiesta como un rito y a la interpretación de Maldonado la miramos bajo las relaciones de poder, tenemos que en ella se realiza de acuerdo a procedimientos estáticos y preestablecidos, mediante los cuales se difunde la dominación. Sin embargo, la fiesta también está compuesta por múltiples contradicciones sociales e inmersa en relaciones de poder donde se produce una lucha entre los diferentes sectores por la significación de los bienes y las prácticas que en ella circulan y se intercambian; pero el mundo del significado y, por ende, el del sentido es impredecible y depende de la manera en que los diferentes sectores consuman y resemanticen los elementos de la fiesta. Entonces, nos damos cuenta que los actos festivos se constituyen espacios formados por redes de alianzas y resistencias, de poderes y contrapoderes. Ahora bien, ¿cómo se podemos explicar el papel del individuo o de los diferentes grupos sociales en la fiesta? El exceso es la vía de entrada más apropiada para ello. En este caso, este significa llegar o vivir en situaciones límites, donde el mundo de seguridades o conocido que tienen las personas se prueba cada rato, está en permanente tensión. La fiesta consiste en un terreno donde sus participantes viven en el extremo, allí todo es puesto en duda y la gente se permite comportamientos que en su vida ordinaria 30


no se atreverían a realizar. El exceso como lo entiende Bataille no consiste en la subversión del orden. Su importancia no radica en la inversión de la realidad. El exceso significa ir más allá, llegar al límite, conocer lo desconocido. Si se habla en términos del orden, su objetivo consiste en alcanzar sus fronteras y no con el fin de eliminarlo, sino de superarlo: alcanzar nuevos niveles de sensibilidad, percepción, razocinio, etc. Es decir, la importancia de la fiesta no reside en la inversión o subversión de lo oficial o institucional, sino en que es un espacio en el que las personas pueden llegar al exceso y lograr nuevos niveles de realidad. Por definición, el extremo de lo posible es ese punto en el que, pese a la posición ininteligible para él, que tiene el ser, un hombre tras haberse desprendido de espejismos y terrores, avanza tan lejos que no se puede concebir una posibilidad de ir más lejos. Inútil es decir hasta que punto es vano (pese a que la filosofía se encierre en este callejón sin salida) imaginar un juego puro de la inteligencia sin angustia. La comunicación también es, como la angustia, vivir y conocer. El punto extremo de lo posible supone risa, éxtasis, proximidad aterrorizada a la muerte; supone error, náusea, agitación incesante de lo posible y de imposible, y, para acabar roto ya, en cualquier caso, por grados, lentamente querido, el estado de súplica, su absorción en la desesperación. Nada de lo que un hombre puede conocer, a este fin, podría ser eludido, sin la decadencia, sin pecado (pienso, para agravarlo, siendo la apuesta más arriesgada, en la peor de las desgracias en la deserción: para quien se ha sentido llamado una vez, ya no hay razón ni excusa, no le cabe más que aguantar a pie firme). Cada ser humano que no va hasta el punto extremo es un servidor o el enemigo del hombre. En la medida en que no provee, por cualquier tarea servil, a la subsistencia común, su deserción colabora a dar al hombre un destino despreciable (Bataille, 1981:21). Para entender las propuestas de Georges Bataille es necesario comparar su pensamiento con el de Giddens. El punto extremo, el exceso, consiste en el momento en que la confianza ontológica entra en crisis. Es cuando el ser humano vive en la angustia porque se ha roto lo que creía saber o lo que él pensaba que era su identidad: deja de tener sentido. Para Bataille esta es la única forma como el hombre rompe con lo establecido y entra a un nuevo campo de percepción y sensibilidad, un campo desconocido, tenebroso y en extremo angustiante; pero que sin embargo permite niveles de goce mucho mayores a los que se tiene en la cotidianidad porque la persona se funde con lo o esencial, se entrega y se pierde en él: el ser humano se ríe de sus preocupaciones y de las de los demás. Según Bataille, el individuo es un ser incompleto y solo puede alcanzar la plenitud cuando entra en comunicación con los otros y rompe su campo de seguridades. Sin embargo, no puede vivir en la angustia permanente: en la imposibilidad, en el no 31


saber, tiene que volver al mundo conocido y cuando lo hace regresa con un nuevo saber: con una nueva confianza ontológica, crea un nuevo sentido de identidad personal. Es así, que el devenir del ser humano transcurre de posibilidad en posibilidad, donde sus quiebras interiores son sustituidas por nuevas seguridades y estas últimas a su vez por una nueva crisis en un proceso continuo. ¿Es posible relacionar el pensamiento de Bataille sobre el exceso con lo que antes hemos identificado como las características de la fiesta ritual? Definitivamente sí. El ritual como se ha visto consiste en una repetición permanente, un acto que se desarrolla al interior de reglas rígidas, pero que en cada repetición produce nuevas significaciones. El exceso, en cambio, se caracteriza por llevar la vida a los extremos con el fin de conseguir nuevas experiencias, significados y sentidos. Por lo que es factible afirmar que el ritual, a pesar de tener procedimientos establecidos con anterioridad, también reconoce al exceso como uno de sus elementos característicos porque con él sus participantes rompen con su individualidad, se comunican entre sí: se fundan en la colectividad en un momento extático, se re-liga la comunidad. Al salir del arrobo al término del ritual el individuo renace, puesto que adquiere un nuevo mundo de seguridades: una nueva confianza ontológica que será llevada otra vez al extremo cuando el rito se vuelva a realizar. Estudiar la fiesta en términos sociales significa investigar las relaciones de poder y las prácticas de dominación que en ella se difunden a través del rito y analizar la manera en que sus participantes las internalizan. Para luego, trabajar la forma en que los individuos reconstruyen su identidad personal y colectiva en la realización de la fiesta ritual, cuando recrean y resemantizan los bienes y las prácticas que en ella circulan. Por lo tanto, la práctica de los cientistas sociales cuando estudian las fiestas debe estar orientada a buscar los modos en que la dominación y la resistencia o trasgresión se implican mutuamente; a desvelar las prácticas discriminatorias que se producen en las festividades y a encontrar los límites de la marginación. Sin embargo, también, deben proponerse identificar los espacios de acción que tienen los sujetos en los actos festivos y estudiar la forma en que ellos se integran, se contradicen o luchan entre sí en un proceso dinámico y permanente. Es decir los investigadores sociales tienen que averiguar y descubrir cómo las personas se convierten en agentes de la dominación y reproducen con/en sus prácticas cotidianas el sistema de poder, puesto que son parte del mismo, pero que al relacionarse e interactuar terminan por transformarlo.

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FIESTAS DE TOROS Y SOCIEDAD Marina Alfonso Mola y Carlos Martínez Shaw 4 Es bien sabido que en la España del Antiguo Régimen las fiestas reales llevaban normalmente aparejadas corridas de toros. Durante la época de los Austrias, la lidia consistió en un toreo a la jineta practicado por las clases privilegiadas que se celebraba en espacios habilitados en el ámbito urbano y que constituía un espectáculo en el que los grupos populares actuaban como meros espectadores o servidores. El siglo XVIII fue un período de transición en que la fiesta caballeresca dio paso a otro tipo de espectáculo, con una mayor participación de las clases populares en el encierro y en la propia lidia, que, tras un momento de desconcierto caracterizado por el „desorden de los ruedos‟, es decir, por las corridas mixtas „sin leyes‟, terminó desembocando en la imposición de la normativa clásica del toreo a pie, con la formalización del paseíllo, el predominio del matador y su cuadrilla y la muerte final del toro a manos del matador, un ritual sellado por la redacción de las primeras tauromaquias 5. También es bien sabido que las corridas de toros al estilo de la metrópolis entraron desde fecha temprana en la vida cotidiana de la América colonial. Para el virreinato del Perú, se ha venido señalando tradicionalmente como fecha de la primera fiesta el 29 de marzo de 1540, con ocasión de la consagración de los santos óleos por el obispo de Lima, Fray Vicente de Val verde, y con la improbable participación en la lidia nada menos que del ya septuagenario Francisco Pizarro, el marqués de la Conquista. En cualquier caso, dos décadas más tarde, las corridas estaban ya reglamentadas, de modo que tuviesen lugar cuatro veces al año, durante la Epifanía, San Juan, Santiago y la Asunción. Finalmente, hay que añadir que la costumbre estaba ya tan arraigada en Lima en la década de los setenta que ni siquiera los interdictos pontificios dictados con carácter general para todos los territorios de la Monarquía Hispánica fueron capaces de impedir su celebración en la Ciudad de los Reyes. 6 Para el antiguo reino de Quito, sabemos que la práctica se introdujo también ya desde el siglo XVI y conocemos algunas generalidades sobre el desarrollo de los 4

El artículo cuenta con la autorización de los autores (Universidad Nacional de Educación a Distancia), para su reproducción en esta revista. La versión actual corresponde a la Colección Tauromaquia n° 5, Sevilla, Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Universidad de Sevilla, Fundación de Estudios Taurinos, 2003. 5 Las líneas generales de esta evolución han sido trazadas por diversos autores. En particular pueden consultarse, entre las más recientes, las obras de A. García-Baquero González, P. Romero de Solís, e Ignacio Vázquez. Parladé, Sevilla y la fiesta de toros, tomo I, Sevilla, 1980; B. Bennassar, Histoire de la Tauromachie. Une société du spectacle, París, 1993 (traducción castellana de Denise Lavezzi RevelChion, bajo el título de Historia de la Tauromaquia. Una sociedad del espectáculo, Ronda, 2000); y A. García Baquero González, “De la fiesta caballeresca al moderno espectáculo taurino: la metamorfosis de la corrida en el siglo XVIII”, en Margarita Torrione, edit., España festejante. El siglo XVIII, Málaga, 2000, pp. 75-84. 6 Fdo. Iwasaki Cauti, “Toros y Sociedad en Lima Colonial‟; en Revista de Estudios Taurinos, n° 12, 2000, pp. 89-120.

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festejos. Como en otros lugares, la organización recaía en el cabildo municipal, que nombraba los correspondientes diputados encargados tanto de la provisión de los toros bravos necesarios como de la designación de los caballeros que habían de participar en la corrida. La fiesta adoptaba por lo tanto la forma de la lidia caballeresca a caballo y se combinaba con otros juegos nobiliarios tan característicos como las cañas, las alcancías o las parejas. Las ocasiones de los regocijos públicos eran al menos las habituales, como las proclamaciones de los soberanos y las bodas o natalicios acaecidos en la familia real, así como las entradas solemnes de las autoridades civiles y eclesiásticas. Finalmente, el espacio reservado a la corrida era la Plaza Mayor, con el toril situado en una esquina, junto al actual Palacio Cardenalicio, entre las calles hoy llamadas de Chile y Venezuela. 7 No es nuestro propósito, sin embargo, reconstruir la historia de la fiesta de toros ni en el virreinato del Perú ni tan sólo en la capital de la Audiencia de Quito. Nuestro objetivo es el de dar a conocer las circunstancias que rodearon la celebración de las fiestas de toros en la ciudad quiteña con ocasión de las proclamaciones de los cinco soberanos de la casa de Borbón del siglo XVIII, desde Felipe V a Carlos IV. Esta aproximación nos permitirá profundizar en el carácter que habían cobrado en el Setecientos las corridas en este lugar de la América virreinal. Para ello, hemos podido utilizar la rica documentación depositada en el Archivo Metropolitano de Historia de Quito, cuya consulta nos fue facilitada por su director, Don Diego Chiriboga Murgueitio, a quien queremos manifestar públicamente nuestro profundo agradecimiento por su ejemplar eficacia y su generosa acogida, la misma que recibimos de parte de Doña Grecia Vasco de Escudero, directora del Archivo Nacional de Ecuador.8 El día 13 de noviembre de 1700, le fueron remitidas al presidente de la Audiencia de Quito diversas comunicaciones relativas a la muerte del rey Carlos II, previniéndole de la necesidad de moderar los lutos a observar con este motivo y advirtiéndole de que los gastos ocasionados correrían de cuenta de los propios ministros de la institución ya que no serían en ningún caso pagados por la Real Caja. Pocos días más tarde, el 27 del mismo mes, una Real Cédula ordenaba al citado presidente alzar pendones en nombre del nuevo monarca, Felipe V. La noticia de la muerte del último de los Austrias llegó a Quito en abril de 1701, mientras que la orden de organizar los actos de levantar el estandarte real por el primero de los Borbones debió arribar no mucho más tarde, aunque no queda constancia de la fecha exacta. 9

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R. Descalzi, “La vida social y las diversiones públicas en la colonia”, en Historia del Ecuador, Quito, Colección Salvat, vol. IV, 1980-1981, pp. 37-51 (pp. 46-47). 8 Los fondos consultados fueron esencialmente las Actas del Cabildo Municipal para los años correspondientes a los de la entronización de Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. Nos ayudaron en nuestra labor algunas transcripciones de documentos publicadas en la revista Museo Histórico. 9 Archivo Nacional del Ecuador, Real Audiencia de Quito. Sección General Serie Cedularios. Caja n° 6.

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En cualquier caso, el Cabildo de la ciudad se reunió el 10 de septiembre de 1701 para acordar proceder al inmediato juramento de Felipe V “por Rey y Señor Natural de estos Reinos”, así como a levantar pendones en la forma acostumbrada y ordenar “públicos regocijos de repiques de campanas, fuegos y luminarias”. Del mismo modo, se mandó hacer una copia en lienzo de uno de los retratos que se habían recibido del nuevo soberano, enmarcarla y colocarla en la Sala Capitular. Por último, se encargó, al procurador general que comunicase las decisiones a la Real Audiencia a fin de fijar el día de la proclamación.10 En las sucesivas sesiones del Cabildo se procedió a la organización de los actos, de acuerdo con una práctica ya bien establecida. Así se nombraron como diputados al alguacil mayor, el maestre de campo Francisco de Sola y Ros, al comisario Juan Sarmiento de Villandrando y a uno de los regidores, el maestre de campo Roque Antonio Dávila. No obstante, todavía se esperaron algunos días más, a fin de recibir noticias de Lima, la capital del virreinato, así como también de otras ciudades donde ya se había celebrado el advenimiento del monarca, como Santa Fe y Cartagena de Indias. Finalmente, la proclamación tuvo lugar el 9 de octubre, aunque la documentación se muestra muy parca en lo referente al contenido de los festejos, a los que sólo se alude en un testimonio redactado por el escribano del cabildo el 2 de noviembre del mismo año. Así, aparte de señalar naturalmente la ejecución de los gestos simbólicos esenciales, es decir, la exposición de los retratos del soberano y el alzamiento del estandarte real mientras se pronunciaban las palabras de rigor (“Castilla, Castilla y las Indias Occidentales por el Rey Católico Nuestro Señor don Felipe Quinto Rey de España que Dios Guarde y Viva, Viva, Viva muchos años”), sólo se hacía mención al bando previo (promulgado al son de cajas, clarines y pífanos), así como a las colgaduras, las luminarias y el castillo de fuegos artificiales. Por tanto, no sólo no hubo corridas de toros, sino que ni siquiera se contempló tal posibilidad (frente a la de celebrar máscaras o montar una comedia) por motivos que las fuentes silencian por completo. 11 Por el contrario, sí hubo toros en el caso de la llegada al trono de Luis I, tras la abdicación de Felipe V. En efecto, el cabildo, reunido el 18 de julio de 1724, resolvió organizar, para conmemorar la coronación del nuevo soberano, unas fiestas que comprenderían comedias, fuegos, luminarias, repique de campanas y, lo que aquí nos importa, tres corridas de toros en la Plaza Mayor, a principiar el día 6 de agosto. A tal fin se nombraron los diputados y se repartieron las funciones para que nada faltara: la “buena disposición del toril y barreras de las esquinas” de la plaza, la distribución de “la plaza para los tablados”, “los dulces y colación en las tardes de dichos toros” y “los helados y barquillos”. Se dispuso también el orden por el que se había de regir la concurrencia:

vol. 1. f° 1-5. 10 Sesión del Cabildo del 10 de setiembre de 1701. 11 Sesiones del Cabildo del 14, 20 y 22 de setiembre, 5 y 31 de octubre y 2 de noviembre de 1701.

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“Las tardes de la corrida de toros y para su encierro saldrán a esta Plaza Mayor los señores capitulares con los caballeros vecinos, quienes con tan leales vasallos de Su Majestad concurrirán a esta celebridad como lo han acostumbrado, de lo cual se les dará noticia por parte de este Cabildo, nombrándose por Diputados para este efecto a los señores Alférez Real y Alguacil Mayor, y para la precisión de las entradas de los barrios y de los enhacendados de las cinco leguas de ambos partidos que vengan a celebrar las tardes de toros se nombra por diputado al dicho señor Alcalde de Primer Voto”.12 Una vez terminadas las fiestas, se pasaron las cuentas de las corridas. Se había gastado un total de 450 pesos entre los toros, los rejones, los caballos, las garrochas y “demás adherentes que se distribuyeron”, expresión que no sabemos si hace referencia a los dulces, helados y barquillos. 13 En cualquier caso, tales festejos se habían concebido como un prólogo a la verdadera ceremonia de juramento y proclamación, que el cabildo fijó para principios de 1725 y ejecutó efectivamente el día 4 de enero, varios meses después de la muerte del joven soberano, pero varios meses antes de que llegase a la Audiencia de Quito la noticia de su fallecimiento, cosa que debió ocurrir a primeros de mayo, momento en que el cabildo empezó a ocuparse de la celebración de las exequias. Por ello, no llegaron a celebrarse las corridas programadas como epílogo de la ceremonia del alzamiento del estandarte, las “fiestas reales de toros” previstas por el cabildo en su sesión del 23 de febrero. En efecto, la documentación sólo nos revela la habitual designación de los diputados para las “tres tardes de toros, caballos y rejones”, así como para “la colación y demás dulces”, helados y barquillos que se distribuían en el transcurso de las diversiones públicas. La falta de otra información al respecto significa que la demora del cabildo dio ocasión a la llegada de la orden de los lutos antes de la celebración de los festejos, como más tarde corroboraría una certificación del escribano del cabildo, dada el 11 de abril de 1747”.14 El cabildo de Quito programó la proclamación de Fernando VI en su sesión del 15 de marzo de 1747, presidida por el marqués de Lises, corregidor de la ciudad. Las previsiones incluían las prácticas habituales en estos casos: el alzamiento del pendón por el alférez real y la organización de las correspondientes “fiestas reales”. Las diversiones debían comprender un castillo de fuegos artificiales, la representación de dos comedias y tres tardes de toros, las cuales quedaban al cargo del alférez real, que debía ocuparse de todo lo necesario: “rejones, rejoneadores y muías que saquen los toros muertos de la plaza”. Cinco días más tarde, se tomaban nuevas determinaciones sobre las fiestas, descendiendo a los detalles: la colación debía componerse de “cuarenta 12

Sesión del Cabildo del 18 de agosto de 1724. Sesión del Cabildo del 9 de agosto de 1724. 14 Sesiones del Cabildo del 11 diciembre de 1724 y 10 de enero, 23 de lebrero y 5 de mayo de 1725. La certificación del 11 de abril de 1747, en f° 191 r°-v°. 13

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y cinco arrobas buenas y bien labradas de almendras y canela de Castilla”, las salvas para el día de la jura, el anterior y el posterior, se harían con cinco arrobas de pólvora y los toros que se debían comprar para las tres tardes debían ser “cuarenta y no más”, lo que significa la lidia de trece o catorce cada tarde.15 Sin embargo, cuando ya parecía todo decidido, el marqués de Lises, en la sesión del cabildo del 11 de abril, introdujo un debate sobre la oportunidad de las corridas de toros tan inesperados como interesante. A fin de analizar los motivos, merece la pena citar por extenso la propuesta del corregidor: “A vista de la deplorable ruina de la ciudad de los Reyes, cabeza de este reino, en que hay tanta materia de asombro como avisos para el desengaño y justo temor, hallándonos juntamente con la reciente voz de las misiones, en que se ha anunciado la palabra de Dios, con las amenazas de su justicia y el copioso fruto que se experimenta en el común movimiento de piedad, no parece oportuno el tiempo para promover el común regocijo de corridas de toros, en que ciertamente se pervierten mucho los ánimos y se desenfrena el vulgo; y así por estas poderosas razones como por el miserable estado de esta ciudad, atraso de sus propios y la nueva circunstancia de desistirse el señor alférez real, Don Juan José de Chiriboga y Luna, de la diputaría de dichas corridas de toros (con lo que parece que aún Dios las quiere impedir), por lo que no es razón que quién tiene la obligación de ver por e) bien de la República le cause su mayor mal y que con razón se atribuya que se ha pervertido a los convertidos y derribado el fruto que han plantado y cultivado los ministros de Dios, y que se provocará su ira a mayor castigo que el que llora la ciudad de Lima; y para que no falten demostraciones festivas, se pueden añadir sucesivamente a la jura máscaras, marchas y otros regocijos en que no hay el peligro que en el de toros y lo que en éstos había de gastarse se emplee en misas públicas, solemnes y generales por los buenos sucesos de nuestro soberano y para que Dios le dé feliz acierto en todos sus designios [...]”.16 El texto es excepcionalmente explícito. Por un lado, hay que situarse en la atmósfera espiritual de los meses que siguieron al famoso terremoto de Lima del 28 de octubre de 1746, cosa fácil después de la publicación del magistral libro firmado por Pablo Emilio Pérez-Mallaína. Después hay que imaginarse el contenido de la predicación de los misioneros aludidos en el texto, de esos profesionales de lo sobrenatural (según los califica el citado autor) que insistirían sin lugar a dudas en los tópicos del castigo divino por los pecados cometidos y de la posible repetición del correctivo en caso de perseverancia en la mala conducta. A partir de ahí se comprende la moción del escrupuloso corregidor, que añade a la razón principal otras también reales como la penuria económica del municipio, aunque sin que sirva de argumento de peso, ya que 15 16

Sesiones del Cabildo del 15 y 20 de marzo de 1747. Sesión del Cabildo del 11 de abril de 1747. La declaración del marqués de Lises, en f° 189 v°.

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las sumas ahorradas con la supresión de los toros se emplearían, por un lado, en la ampliación de los festejos con el añadido de máscaras y marchas y, por otro, en la celebración de misas solemnes a la intención del monarca. 17 Ahora bien, ¿por qué para el marqués de Lises debían ser las corridas las únicas diversiones suprimidas a la hora de congraciarse con la divinidad? Parece que la explicación más plausible sea la vieja enemiga de la Iglesia contra los toros, considerados como un espectáculo poco edificante que propiciaba la exaltación de las pasiones y el desenfreno de las clases populares y era ocasión de accidentes peligrosos e incluso de pérdidas de vidas humanas. Las restantes piezas de la discusión suscitada en el cabildo por la iniciativa del corregidor tampoco aportan nuevos datos para dirimir la cuestión, aunque nunca debe descartarse la existencia entre algunas de las autoridades de un sentimiento antitaurino de raíz, ilustrada, al que en cualquier caso nunca se hace la menor alusión. La propuesta del marqués de Lises suscitó la oposición rotunda de los dos alcaldes, el de primero y el de segundo voto, que exigieron el cumplimiento de lo acordado, que además iba en favor de la costumbre. Por el contrario, se sumaron al corregidor el fiel ejecutor, los regidores Sebastián Salcedo y Pedro Ignacio de Larrea y el regidor decano, que puso como argumento “los graves inconvenientes que sucesivamente se han experimentado así en muertes como en infinidad de pecados que se cometen en semejantes funciones”. Finalmente, se adoptó el acuerdo de solicitar al escribano una certificación sobre lo ejecutado con ocasión de las proclamaciones de Felipe V y Luis I (a la que ya nos referimos más arriba) y de enviar las actuaciones al presidente de la Audiencia. Al día siguiente el presidente de la Audiencia dictó un auto que no ofrecía dudas. Había que observar lo mandado en la Real Cédula otorgada por Fernando VI y organizar las fiestas del modo acostumbrado. Ante tal pronunciamiento, el Cabildo hubo de volver al acuerdo del 15 de marzo e iniciar los preparativos para las tres corridas previstas. Sin embargo, todavía se produjo una última tentativa por parte de los enemigos de la lidia, que tomaron como pretexto las dificultades económicas del cabildo. El alguacil mayor, el regidor decano y Sebastián de Salceda se avinieron con la opinión del primero, que proponía solicitar al presidente de la Audiencia “la ayuda de costa de los cuatro mil pesos del ramo de los aguardientes” y en caso de no conseguirse, suprimir los toros: “no se hagan las corridas de toros, sino lo que se pudiera de otros regocijos, porque primero es cumplir con la justicia de pagar”. La iniciativa encontró la oposición de los dos alcaldes y del fiel ejecutor, que se mantuvieron firmes en las tres tardes programadas. El corregidor hizo valer su voto para decidir en favor del alguacil mayor, pero no sin antes recurrir a la opinión del asesor general, cuyo dictamen zanjó definitivamente la cuestión. Había que cumplir con el auto del presidente de la 17

P.E. Pérez-Mallaína Bueno, Retrato de una ciudad en crisis, La sociedad limeña ante el movimiento sísmico de 1746, Sevilla, 2001, especialmente pp. 389-410

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Audiencia y, por tanto, comisionar a los dos alcaldes para que exigieran el inmediato pago de dos mil quinientos pesos que se le debían al municipio, organizasen las fiestas con dicha suma y, si no era suficiente, buscasen el dinero restante. 18 Por tanto, hubo que adoptar sin más dilación las providencias necesarias para garantizar la celebración de las fiestas. Así, en primer lugar, se nombraron los capitanes de barrio: el alcalde primero para el barrio de San Blas, el alcalde segundo para el de Santa Bárbara, el alguacil mayor para el de San Roque, el regidor decano para el de San Sebastián, el regidor segundo para el de la Loma y el hijo del alférez real para el de San Marcos. Por su parte, el propio alférez real, Juan José de Chiriboga y Luna, debía atender a la ceremonia del alzamiento del pendón y a la organización de las tres corridas de toros.19 Tenemos una relación, techada el 27 de mayo de 1747, de las fiestas de proclamación celebradas el sábado 20 del mismo mes y año, que, pese al detalle con que describe las ceremonias de la jura, no contiene por desgracia ninguna alusión significativa a las corridas de toros. Una nota posterior sobre la distribución de los puestos en la Plaza Mayor para asistir a los distintos espectáculos, con particular mención a las corridas, tampoco ofrece la menor información al respecto. Condenados por tanto a seguir adelante para obtener detalles sobre el desarrollo de la lidia durante las fiestas reales quiteñas, las relaciones de las realizadas en honor de Carlos III y Carlos IV nos darán finalmente cumplida satisfacción. 20 La organización de la ceremonia de la proclamación de Carlos III exigió, como era habitual por lo que hemos observado, más de una reunión del cabildo. Así, el 4 de julio de 1760 se adoptó el acuerdo de solicitar al escribano un informe sobre lo practicado en ocasión de la llegada al trono de Carlos II, Felipe V y Fernando VI para ajustar los actos a la costumbre. En cualquier caso, las celebraciones debían incluir lógicamente el alzamiento del estandarte y una función solemne en la catedral con el canto del Te Deum. En cuanto al ciclo propiamente festivo, la sesión se dedicó a discutir los pormenores del obligado castillo de fuegos artificiales, comprometido por la permanente penuria del municipio. La sesión del día 9 fue más breve y se dedicó íntegramente a la cuestión de las corridas de toros. En este sentido, resulta interesante transcribir el razonamiento del corregidor, a la sazón el capitán de granaderos Manuel Sánchez Osorio: “En este cabildo propuso el señor corregidor que en atención a que ha sido costumbre que a los señores presidentes y obispos que han venido a esta ciudad 18

Sesión del Cabildo del 15 de abril de 1747. Sesión del Cabildo del 12 de mayo de 1747. 20 “Relación de la proclamación del rey Don Fernando Sexto hecha en la ciudad de Quito el día sábado 20 de mayo de 1747”. Fechada el 27 de mayo de 1747. Inserta en las Actas del Cabildo, f° 198 r°-200 v°. “Sobre el repartimiento de esta Plaza Mayor para las fiestas reales y corridas de toros por el rey Don Fernando Sexto”. Fechada el 28 de junio de 1747. Inserta en las Actas del Cabildo, fo 201 r°-201 v°. 19

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se les ha hecho las fiestas con tres días de toros y que ahora siendo las que están para hacer en regocijo de la gloriosa exaltación de nuestro soberano monarca el rey Don Carlos Tercero (que Dios guarde) se necesitan de mayor especialidad por ser en celebridad y júbilo de nuestro rey y señor natural, manifestando este Ilustre Cabildo su más leal vasallaje con alguna más demostración en obsequio y gusto de la coronación de Su Majestad, parecía muy regular para el mayor completo de la presente función que se costease otro día más de toros, para que sean cuatro, a cuya propuesta los señores de este ayuntamiento, unánimes y conformes, dijeron que se lidien los cuatro días de toros, para lo cual se ofreció el señor alférez real, Don Juan Francisco de Borja, a dar diez toros que faltan para el último día al precio de nueve pesos, y ordenaron que el mayordomo de propios le acuda al regidor Don José de Herrera con el dinero necesario para el refresco de la última tarde”.21 El párrafo resulta jugoso por varios extremos. Por una parte, vuelve a confirmar el papel central de las corridas de toros en las celebraciones más relevantes, como eran las recepciones a obispos y arzobispos, las entradas de las principales autoridades civiles de los distintos territorios y, obviamente, las juras y proclamaciones reales. Segundo, se especifica la costumbre de organizar tres corridas para cada una de estas solemnidades, aquí ampliadas excepcional mente a cuatro, una disposición que puede responder a una mayor afición a los toros entre la población, aunque el ofrecimiento, no del todo desinteresado, del alférez real arroje ciertas dudas al respecto. Finalmente, las corridas, que constituían obviamente un momento de gran participación ciudadana, conllevaban siempre la distribución de suculentas meriendas, al menos entre los asistentes más distinguidos. Disponemos finalmente de una extensa descripción de las fiestas (que tuvieron lugar el 15 de julio), debida a la pluma de Juan Crisóstomo de León, el escribano del cabildo. De ella solamente entresacamos el largo párrafo dedicado a las corridas, por su valor ilustrativo: “Y después de lo referido prosiguieron las fiestas con cuatro días de corridas de toros, que los vieron ajuicio prudente más de quince mil personas en los tablados que se hicieron a este fin, en las cuatro aceras de dicha Plaza Mayor. Antes de que se lidiasen dichos toros, iban entrando por sus esquinas unidos a los barrios a dos por día. a la hora acostumbrada de las dos de la tarde, que llegarían al parecer a más de seiscientos hombres, galanamente vestidos de máscara, con sus capitanes, alféreces, sargentos y demás ayudantes y cabos de milicia, y habiéndose dado vuelta a dicha plaza con varias invenciones de agradable idea, terminando los escuadrones con sus carros en que se conducían las regias imágenes en estatuas majestuosamente adornadas bajo de sus doseles, acabada la marcha y retirado el carro para afuera, se dio principio a las corridas de los 21

Sesión del Cabildo del 9 de julio de 1760.

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feroces animales, que se trajeron de los más retirados montes para esta función, que siendo todos los que estaban en la plaza los que los sorteaban, sin que ninguno se pusiese a cubierto, fue mucho lo que hubo que ver, y mucho más el cuarto día en que juntos dichos cinco barrios, y de ellos cerca de tres mil hombres, pudo haber sido digno del real agrado de Su Majestad, porque estuvo en extremo vistosísima la plaza por su variedad en los trajes y por lo galano en sus vestuarios, acompañando a estos festejos muchos y espléndidos refrescos que se llevaban en nombre del Ilustre Cabildo al Tribunal de la Real Audiencia y Cabildo Eclesiástico, con que se dio fin a dichas corridas de toros”.22 La relación de la fiesta añade algunos datos de interés a los ya sabidos. Primero, se detalla el orden del festejo, en el que se suceden la procesión de los barrios con el carro portando el retrato del soberano, la lidia propiamente dicha y el reparto de refrescos. Segundo, la lidia parece ser un juego en que un elevado número de jinetes se ejercitan en esquivar („sortear‟) a los toros que corretean por la plaza, en cualquier caso una variante de la corrida caballeresca de los primeros tiempos modernos. Tercero, los animales dan la impresión de haber sido capturados para la ocasión en “los más retirados montes”, lo que parece excluir el recurso a ganaderías organizadas. Y cuarto, resulta muy numerosa la concurrencia de público, esas quince mil personas presentes en los tablados que, distribuidas entre las cuatro tardes, dan casi cuatro mil espectadores por corrida, una cifra realmente considerable para una población que debía contar entonces con unos veinticuatro mil habitantes, lo que demuestra que la fiesta de toros era sin duda una diversión muy popular”.23 Para la proclamación de Carlos IV, el cabildo, presidido por el alcalde ordinario de primer voto, José Posse Pardo, se reunió el día 18 de agosto de 1789. En el transcurso de la sesión se dio cuenta de la carta remitida a Santa Fe, la capital del virreinato de Nueva Granada (donde ahora se integraba el territorio del antiguo reino quiteño, antes dependiente del virreinato de Perú), a fin de recabar información sobre los actos programados para la ocasión con vistas a aplicar a Quito lo allí actuado. Falto de una respuesta, el cabildo acordó organizar la jura siguiendo el modelo acostumbrado 22

La descripción de las fiestas consta en las Actas del Cabildo (volumen correspondiente a los años 17561761. fo 121 v°). Fue además transcrita dos veces en la revista quiteña Museo Histórico. El n° 1 (1949), pp. 7-15. incluye la relación, más un resumen de la Loa para el primer Carro triunfal (“Interesantes relatos de las Ceremonias realizadas en Quito por la muerte de Fernando Sexto y la exaltación al Trono del Rey Carlos Tercero”). El n° 17 (1953), pp. 126-148, repite la relación, reproduciendo además de contenido íntegro de la citada loa (“Fiestas celebradas en Quito cuando la Católica Majestad de Carlos 3° pasó del Trono de Nápoles al de España, celebradas el año de 1760”). El único punto oscuro del párrafo dedicado a los toros es la cifra de los cinco barrios de la última tarde, ya que si habían entrado dos cada uno de los tres primeros días sumarían un total de seis, que son además los señalados en las fiestas de la proclamación de Fernando VI, pero la relación puede llevar razón por cuanto en las fiestas en honor de Carlos IV sólo participarán cinco barrios, con exclusión del barrio de la Loma. 23 El padrón de 1784 Jaba una cifra total de 23.726 habitantes para la ciudad y de unos 70.000 habitantes pura el conjunto del corregimiento, integrado por treinta pueblos. Cf. M. Lucena Salmoral, “La población del reino de Quito en la época del reformismo borbónico (circa 1784)‟; en Revista de Indias. n° 200, 1994, pp. 33-81.

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y fijar la proclamación para el día 21 de setiembre, rectificando la fecha previa adelantada al alférez real del día 11 del mismo mes”.24 Tenemos una relación muy pormenorizada de todos los actos celebrados con ocasión de la jura. La víspera de la jura se procedió a la iluminación de la Plaza Mayor, mientras una orquesta tocaba música, para posteriormente encenderse el castillo de fuegos artificiales, que fue acompañado de salvas de artillería y repique de campanas. Al día siguiente se alzó el pendón real y por la tarde dieron comienzo las fiestas, que incluyeron escaramuzas, otros diversos juegos a caballo (cañas, sortijas), desfiles de máscaras, mojigangas, bailes y fuegos artificiales, además de las consabidas corridas de toros, a las que dedicaremos nuestra atención. 25 El día 22 por la tarde una cuadrilla de la nobleza quiteña ejecutó una escaramuza, jugó una partida de sortijas y finalmente procedió a lidiar algunos toros. El día 23 tuvo lugar el desfile del barrio de Santa Bárbara, el más antiguo de la ciudad, que terminó también con una corrida de toros que duró hasta el anochecer. El día 24 los nobles protagonizaron una nueva escaramuza, que fue seguida de “estafermo y toros”. El día 25 desfiló el barrio de San Blas, que culminó su actuación con “corridas de toros y mojigangas”. El día 26 la nobleza ofreció otra escaramuza, seguida esta vez de “corrida de toros y cañas”. El día 28 hicieron su entrada los barrios de San Sebastián y San Marcos, concluyendo la función con la corrida de toros del Ayuntamiento, que duró toda la tarde “para divertir al público”, el día 29 le correspondió desfilar al barrio de San Roque, mientras que al final “para llenar el complemento de esta celebridad se corrieron veinte toros, que dio el Ilustre Cabildo, y por la noche el cuarto refresco y baile, también a su costa”. Finalmente, las fiestas concluyeron con las diversiones costeadas los dos últimos días por los mercaderes de la ciudad: “El treinta y primero de octubre, demostró el Comercio su siempre acreditado amor y lealtad, costeando innumerables fuegos artificiales y treinta toros que en ambos días se corrieron, unos con pesos fuertes por toda la piel y cornamenta, otros encintados y los restantes con banderillas de pañuelos dobles de seda, a cuyo lucimiento concurrieron los barrios de por mitad, haciendo sus entradas 24

Sesión del Cabildo del IR de agosto de 1789. Según lo decidido, la proclamación se celebró efectivamente el día 21 de setiembre, aunque las propias fuentes municipales induzcan a confusión. En efecto, una nota al margen del acta del cabildo citado señala: “Por las razones que se exponen, se acordó que se procediese a la celebración de la jura el día 27 de septiembre próximo”. Y. más tarje, la relación de las fiestas señala en su título (como enseguida veremos) la fecha del 29 de setiembre, cuando el mismo documento no deja lugar a dudas sobre el día 21 como lecha de la celebración, por más que los festejos tuvieran un prólogo el día 20 y se alargasen hasta el I” de octubre. 25 La trascripción de la crónica de los festejos se halla en la revista Museo Histórico n° 50 (1971), pp. 189-215: “Relación de las Fiestas Reales que celebró la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Quito, en la Augusta Proclamación del Señor Rey Don Carlos Cuarto el día 29 de Septiembre de 1789”. Versión de Judith Paredes Zarama. Como ya dijimos y acabamos de comprobar, la fecha es errónea.

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con sus respectivos padrinos y sacando de nuevo diversas invenciones de máscaras y trajes de mucho valor”.26 Sabemos que en los diez días que duraron los festejos de la proclamación se lidiaron un total de ciento quince toros, lo que significa que el número de toros por corrida osciló entre diez y quince, cifra de las dos últimas. También sabemos que las corridas debieron adoptar la forma del toreo caballeresco y que normalmente estuvieron ligadas a otros juegos nobiliarios practicados también a caballo, como las escaramuzas, las cañas, las sortijas o el estafermo. Los toros salían adornados de diversas maneras, lo que sin duda confería mayor brillantez al espectáculo. Finalmente la documentación nos señala el destino final de las reses lidiadas: “Estos toros (los treinta de los comerciantes) y ochenta y cinco que fueron los corridos por cuenta del cabildo, se repartieron por el señor presidente y regidores diputados de plaza a las cárceles, hospitales, recolecciones, monasterios, hospicio, viudas y señoras pobres, que remediaron con su producto sus necesidades”.27 Pasando al capítulo de conclusiones, podemos confirmar, en primer lugar, que los toros fueron una pieza imprescindible de los festejos que acompañaban las proclamaciones reales en la capital del antiguo reino de Quito. Normalmente, todas las ocasiones solemnes conllevaban la celebración de tres corridas de toros en tres tardes sucesivas. Esta práctica sólo se quebró en el caso de la jura de Felipe V, sin que estén claros los motivos, aunque cabe pensar en las circunstancias especiales del cambio de dinastía y el estallido de la guerra de Sucesión para esta excepción. Por su parte, las fiestas por la entronización de Luis I tuvieron lugar antes del acto de la jura, celebrándose las tres corridas acostumbradas, aunque posteriormente los actos previstos para conmemorar la proclamación, que incluían más corridas, fueron cancelados ante la llegada de la noticia de la prematura muerte del monarca. Finalmente, en el caso de Fernando VI, la piadosa moción del corregidor de suspender los toros a fin de evitar la ira divina manifestada con ocasión del terremoto de Lima de 1746 no prosperó ante la oposición de parte de los miembros del Cabildo y ante la firme decisión del presidente de la Audiencia de obrar según la tradición, que imponía sin excusa las tres tardes de toros. Segundo, pensamos que la afición a los festejos taurinos debió ir en aumento a lo largo del siglo XVIII y que desde luego no sufrió de modo manifiesto la enemiga del antitaurinismo ilustrado. Así, después de la excepción de la jura de Felipe V, sin duda debida a la novedad del cambio de la casa reinante, y de las vacilaciones provocadas por la predicación de los misioneros en el caso de Fernando VI, las corridas no sólo no sufrieron menoscabo, sino que aumentaron su presencia en los festejos, como bien 26 27

Ibíd. Ibíd.

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acreditan las cuatro tardes acordadas por el cabildo para la proclamación de Carlos III y las nueve corridas lidiadas durante diez días de celebraciones en el caso de la jura de Carlos IV, en cuyo transcurso debieron batirse todas las marcas en el número de toros, con esa cifra monumental de ciento quince reses. Sobre el carácter de la lidia, las fuentes no ofrecen tantas precisiones. Todo hace suponer que se trataba de la fiesta caballeresca asociada a otros juegos como las cañas o las sortijas, es decir del toreo a la jineta, basado en el dominio del caballo para esquivar la acometida de los toros y en la utilización de garrochas y rejones para herir a las reses y finalmente darles muerte, tal como demuestran las descripciones del utillaje aprestado por los diputados, la previsión de las mulillas para el arrastre y el destino final de la carne de los animales que iban a parar a las instituciones asistenciales y a los individuos necesitados. Por el contrario, no se menciona la presencia de toreros a pie, como los que aparecen en las fiestas limeñas, aunque la cuestión no puede darse por resuelta definitivamente. Por último, la brillantez de la lidia se subrayaba por el exorno de los toros, que aparecían cubiertos de monedas o de banderillas con pañuelos o con los cuernos encintados. 28 A este respecto, resulta interesante comparar las corridas quiteñas con los festejos descritos en los años setenta para el caso de Cuzco por Alonso Carrió de la Vandera, el famoso autor, bajo el seudónimo de Concolorcorvo, del Lazarillo de ciegos caminantes. En efecto, la relación que el funcionario y escritor asturiano hace de las corridas cuzqueñas guarda muchos puntos de contacto con el caso aquí analizado. Las corridas son costeadas entre el cabildo y el alférez real y van acompañadas de refrescos y de “muchas salvillas de helados y grandes fuentes de dulce”. La lidia es protagonizada por las cuadrillas formadas por los miembros de la nobleza, sin participación de “toreros de profesión”. Los toros salen “vestidos de glasé, de plata y oro, y con muchas estrellas de plata fina clavadas superficialmente en su piel”, es decir con un exorno parecido al de los de Quito. 29 Sin embargo, también existen diferencias dignas de mención. Primero, la participación de “algunos mayordomos de haciendas en ligeros caballos y muchos mozos de a pie, que por los regular son indios, que corresponden a los chulos de España”, circunstancia por tanto similar a la señalada para el caso de Lima. Segundo, los toros parecen ser perseguidos no sólo por los caballeros, sino también por los componentes de la muchedumbre asistente, ya que, según se afirma, “todos tiran a matarlos para lograr sus despojos”. Del mismo modo, se ensayan otros juegos, ya que vemos, al margen de las reses lidiadas en la plaza, toros ensogados sueltos “por las demás calles para diversión del público”, toros encohetados “disparando varios artificios de fuego”, 28

Para la participación de toreros a pie en las corridas limeñas, cf. Fdo., Iwasaki Cauti, “Toros...” pp. 90108. 29 A. Carriló de la Vandera, El lazarillo de cienos caminantes, Antonio Lorente Medina, ed., Caracas, 1965. El libro debió ser publicado por primera vez en Lima entre 1775 y 1776. La descripción de las corridas de Cuzco, en pp. 190-191.

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toros mochos o despuntados que “con su hocico y testa arrojan cholos por el alto con la misma facilidad que un huracán levanta del suelo las pajas‟“ y toros particulares, que son enviados a las personas distinguidas “para que se entretengan y gocen de sus torerías desde los balcones de sus casas”. En resumen, una fiesta muy participativa y al mismo tiempo muy variada, en la que pese a la sensación de desorden que el cronista transmite sólo se producían “contusiones y heridas, con pocas muertes”. Las corridas de toros aparecen por tanto en el Quito del siglo XVIII como un ingrediente imprescindible de las fiestas reales y como una diversión profundamente arraigada entre el conjunto de la población. Ahora bien, al margen de su carácter de espectáculo interclasista, no estamos en condiciones de definir el contenido de la lidia ni de deslindar el papel jugado por los distintos grupos sociales en su desarrollo. Las corridas parecen pervivir bajo la modalidad del viejo juego caballeresco, con el ritual muy formalizado y el espacio bien definido, sin que haga su aparición la figura del torero profesional, pero sin que pueda descartarse alguna suerte de toreo a pie y algunos otros juegos más populares, modalidades sobre las que las fuentes guardan silencio. La tauromaquia aparece en Quito en un estadio evolutivo más atrasado que en otros lugares del virreinato del Perú, donde tal vez se haya alcanzado ya el momento de transición del “gran desorden de los ruedos”, antes de la introducción de la normativización que estaba dando sus primeros y vacilantes pasos en los lejanos territorios metropolitanos. En todo caso hay que esperar la aportación de nuevos testimonios para contrastar estas conclusiones provisionales.

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LA COMPASSIO MARIAE: LA IMAGEN PASIONISTA MARIANA EN EL CÍRCULO MONACAL CARMELITA

Adriana Pacheco Bustillos 30

El intenso fervor mariano, que trajo consigo desde la Península el consabido repertorio de imágenes necesarias para hacer ostensiva la devoción a Santa María, propuso como una de las imprescindibles aquella que representaba a la Virgen como Madre adolorida. La Compassio Mariae supuso una representación formal de la narración evangélica que vinculó directamente a la Madre con el Hijo en el momento culminante de la Crucifixión. 31 Al parecer, tal imagen resultó ser la más idónea, para exponer ante la nueva comunidad de fieles la expresión visible de lo materno que proponía el primer apostolado en territorio quiteño. En principio, la Virgen aparece junto a Jesús, al pie de la Cruz, protegida por el diligente San Juan quien al recibirla por madre, según encargo de su Maestro, la acepta como madre de la iglesia -atendiendo a la exégesis-32 y en este caso, además, deviene en maternal protección para la incipiente cristiandad quiteña. De esta manera el Calvario en pleno, expuesto en los espacios conventuales quiteños muestra, a través de su apariencia escultórica, el insistente discurso de la relación filial. Asimismo, con el propósito de fomentar el culto debido a la Pasión del Salvador y a los Dolores sufridos por su Madre, las órdenes religiosas y las cofradías promovieron las procesiones en el tiempo Sacro de la Semana Santa que era la máxima solemnidad como constaba desde la fundación de la diócesis.33 Durante estas manifestaciones públicas las efigies de los personajes divinos movían a la devoción pública al pueblo de Quito. Sin embargo, la imagen de la Virgen llena de dolor no sólo recibe culto de dulía como parte de este privilegiado grupo, ya que la sola imagen se apartará, para mostrar la intensidad de su íntimo sufrimiento y compartirlo con los fieles. De ahí que se multiplicaran estas representaciones marianas bajo el registro de pintura y escultura con 30

Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Granada, docente de la PUCE y USFQ. Nota: Este artículo forma parte del texto introductorio a un estudio más amplio sobre el tema. 31 Jn. 19, 25-30: Stabant autem iuxta crucem Iesu mater eius, et soror matris eius, Maria Cleophae, et Maria Magdalene. Cum vidisset ergo Iessus matrem, et discipulum stantem, quem diligebat, dicit matri suae: Mulier ecce filius tuus. Deinde dicit discipulo: Ecce mater tua. Et ex illa hora accepit eam discipulus in sua. En Biblia Vulgata, Madrid, Colunga-Turrado, BAC, 1994. 32 Ibíd. 33 J. M Vargas, El arte ecuatoriano, en la colección Biblioteca Mínima Ecuatoriana, Puebla, Editorial J. M, 1960, pp. 70-81.

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el fin de satisfacer la piedad religiosa y popular a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. La construcción de la imagen devocional La figura de la Virgen “Traspasada de dolor” emerge entre el ambiente del humanismo cristiano y del amor cortés de la tardía Edad Media.34 El personaje de la Madre aparece activo, al lado del Hijo Crucificado quien preside un abundante corpus de imaginería que alimentará el rezo y la meditación interior de la Passio Christi. 35 Al parecer, fue en el entorno franciscano, ávido del conocimiento íntimo y personal de Dios, donde se originó la devoción privada y metódica hacia los momentos decisivos de la vida del Salvador, así como al sufrimiento de la Virgen, según refiere el texto De meditatione passionis Christi per septem diei horas libellus del Psudo-Beda,36 una de tantas composiciones devocionales creadas para suscitar la meditación compasiva y la imitación del sufrimiento redentor de la Pasión en el entorno monacal. 37 Los relatos místicos proliferan en medio de la necesidad de experimentar el tan deseado encuentro con Cristo. Dentro de estas líneas, llenas de piedad patética, va tomando forma el grupo del Crucificado, del que se observa el paulatino apartamiento de la efigie mariana en sus trances de dolor hasta adquirir un espacio individualizado. Los escritos se regodean con el padecimiento materno mostrando iluminaciones del referido asunto dentro de los textos. A esta modalidad corresponde la pequeña estampa de la Compassio mariae propuesta por el speculum humana e salvationis donde se observa a la Madre manifiestamente compadecida, pero al mismo tiempo, triunfadora sobre el demonio de la muerte y el dolor gracias a la Sacrificio del divino Hijo, según lo evidencian los símbolos pasionistas que la acompañan. 38 Otras imágenes, no menos impactantes, son narrativas como la que recoge el conocido Jacopone da Todi hacia el siglo XII. La creación de su Stabat Mater Dolorosa, fue una sentida composición de lírica dramática, que resultó ser una ineludible fuente de inspiración de amplia acogida en la elaboración de las representaciones de la Madre

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Gaston Ducheau-Suchaux y Michel Pastoreau, La Biblia y los Santos: guía iconográfica, Madrid, Alianza Editorial, 1996. 35 Davis Freedberg, El poder de las imágenes, Madrid, Cátedra, 1992. 36 De meditatione passionis Christi per septem diei horas libellus, MIGNE: PL, 94, cols. 561-568. 37 Joaquín Montes Bardo, Arte y espiritualidad franciscana en la Nueva España en el siglo XVI, Granada, Universidad de Granada, 1999. 38 Speculum Humanae Salvationis, Juan Luis Sanz, pref., Codees cremifanensis 243 del monasterio benedictino de Kremünster, Madrid, Casariego, 1998. Revisar además, Speculum humanae salvationis: Maria overwint de duivel met behulp van de Lijdenswerktuigen 81x91 mm. http://collecties.meermanno.nl/handschriften/showillu. Referencia de Temas en Iconclass: 11F253 Mary with the instruments of the Passion; 11F266 Mary conquering the devil; 11K2 devils in the form of (fabulous) animals; 72A typological yuxtapositions.

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Dolorosa trabajadas en el gótico y en épocas posteriores. 39 En el entorno monacal del siglo XIV, la devoción consiguió medrar de la mano de Santa Brígida de Suecia quien medita la Passio Domini del Señor y la Compassio Mariae que la complementa. “Los dolores de Jesús eran mis dolores, porque su corazón era mi corazón”, señala la Virgen Madre a la monja nórdica.

En la misma línea literaria, el predicador genovés de la Vorágine incluye, en su compendio publicado en 1264, un apartado dedicado a exaltar el extremo sufrimiento padecido por la Santa Señora en la Crucifixión, y la mayor aflicción que experimentó la misma cuando tuvo entre sus brazos el cuerpo exánime de Cristo. 40 Esta última figura narrativa trascendió al plano escultórico como la Piedad, con gran éxito desde el siglo XV.41 Para el siglo XIII, se distingue en España, el ambiente cortesano por su profunda vocación mariana que apuesta por la imagen de María ligada a sus padecimientos. Desde el siglo VII, se venía cultivando con San Ildefonso de Toledo un especial fervor a honrar los dolores de la Virgen María. La representación conocida como la Soledad, pues, se remite al momento en que la Virgen ha quedado desolada tras la muerte del Hijo, ilustra una escena de las publicaciones hispanas más notables de la época. Así lo confirma, muy devotamente, el Rey Alfonso X el sabio en su Cantiga de los Siete

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La Biblia... Santiago de la Vorágine, La Leyenda Dorada, Madrid, Alianza Forma, 2000. 41 La Biblia... 40

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Dolores.42 En la religiosidad castellana, caracterizada por una devoción y un culto marianos, estimulados de antiguo por la vieja liturgia hispánica, prolifera una nutrida composición lírica dedicada a exaltar a la piadosa madre entre las letras y las imágenes. Destaca la obra de Gonzalo de Berceo (1195? - 1264?) por su afán en mostrar una imagen de María totalmente entregada al filial afecto. Con el ascendiente de San Anselmo (+1109) que proponía una distendida humanización en las figuras de Cristo y de María, el autor se detiene en el papel de la Virgen como corredentora y le consagra el apartado titulado El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de Su Hijo Jesucristo, pensada para excitar el fervor hasta las lágrimas.43 Berceo nombra a la Virgen con un sinnúmero de títulos relativos a su nobleza celestial como el de “la Gloriosa Madre de Nuestro Dios” relacionado con la imagen plástica de Virgen Románica, sedente en el trono con el Hijo en brazos, llena de Majestad, pero en cuanto alude al calificativo de “Madre de los Hombres”, señalada como “Madre de Pïadat” sugiere el tránsito hacia la humanización de las tallas marianas del Gótico. Es evidente que la tendencia doctrinal humanizadora que inicia con San Anselmo, se afirma con San Bernardo y va a culminar con Santo Tomás y San buenaventura incidirá notablemente en el empleo de los títulos y de la referida iconografía mariana. 44 Sin embargo, es probable que el proceso de configuración formal de la Compassio Mariae hallara un estímulo mayor dentro del renovador influjo de la Devotio Moderna. Este movimiento del último tercio del siglo XIV, y floreciente en los Países Bajos, influyó en las órdenes monacales de franciscanos y dominicos, con su cristianismo sustentado en los Textos Bíblicos y en el Misterio de Cristo. Las publicaciones de este círculo promovían, de una manera sencilla, la meditación y el seguimiento generoso de la vida de Jesús, de su Madre y de los Santos. 45 Tomás de Kempis propone en su Imitatio Christi una forma sensible de acercarse a la persona del Salvador. Este opúsculo trascenderá, junto con otras obras de similar contenido, las fronteras españolas, y estimulará la publicación de literatura mística local desde finales del siglo XV y en el decurso del siglo XVI.46 En la Península, la proyección de aquellos manuales de devoción que incluían estampas grabadas, resultará ser más ostensiva, pues no sólo permitirá el acceso de un mayor número de fieles al goce espiritual sino también al compromiso de la tan preciada 42

Alfonso X, Cantigas de Santa María, Walter Mettmann (estudio introductorio), Madrid, Castalica, 1986. 43 Víctor García de la Concha, La Mariología en Gonzalo de Berceo, pp. 1-15. 44 Ibíd. 45 Cfr. Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma, pp. 1106-1107, 2000. 46 Francisco Valiñas López, “Fuentes literarias para la iconografía navideña del barroco español‟; en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, n° 34, 2003, p.182. Ver además, David Freedberg, El poder de las imágenes, p. 209.

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imitación.47 Sobre todo, en el ambiente hispano de Cisneros y de las reformas salidas de su mano para regular la relajación conventual y subsanar la ignorancia doctrinal del pueblo, progresa una amplia gama de literatura mística impregnada de propósitos didácticos. 48 Las imágenes impresas sobre el papel y vinculadas a un argumento teóricodevocional sirvieron para potenciar la percepción visual en la intimidad y, más aún, en la comunidad cuando, empleadas como fuente, estimularán la producción de esculturas y pinturas devotas de la Pasión de Cristo y de la corredención mariana 49. La imagen pasionista mariana en el carmelo quiteño La devoción a la Compassio Mariae trasciende a América con los franciscanos. Los frailes, fervientes seguidores del Stabat Mater Dolorosa, difundirán en sus primeras doctrinas mexicanas el fervor hacia las llagas de Cristo y hacia los dolores de la Virgen Santa. En la Audiencia de Quito a la imagen combativa de la Inmaculada Apocalíptica, generada por la piedad quiteña del siglo XVIII, se opone la imagen devocional de la Virgen Dolorosa que cobijó el proceso evangelizador... desde el inicio de esta empresa. Se difundió desde el contexto de las órdenes religiosas, concretamente desde el medio de los franciscanos; en todo caso, surge ligada a una de las manifestaciones más importantes del calendario litúrgico, la Semana Santa. La representación de la madre “traspasada de Dolor” que acompaña a su hijo en la ruta del calvario, fruto de la devoción patética de la Edad Media, consiguió en la América hispana un espacio fértil para medrar. Los cofrades se comprometían a trabajar por la propagación de la fe y en este caso por la extensión de la devoción a la Virgen en sus múltiples advocaciones. Así mismo, fomentaron la participación en los Sacramentos y en la celebración de los “tiempos sacros” como Navidad, Cuaresma, Corpus Christi, y los días de fiesta para la iglesia. Se tenía como máxima solemnidad a la Semana Santa que seguía el ceremonial de Sevilla, muy bien señalado en la Bula de fundación de la diócesis quiteña. 50 Dentro de las hermandades estaban involucrados todos los miembros de los estamentos de la sociedad. Españoles, criollos, indígenas, negros, mestizos, participaban en las ceremonias y procesiones organizadas por estas agrupaciones piadosas. Las más célebres eran las de la Cofradía de “la Virgen del Rosario de los naturales”. El Miércoles Santo salían los indígenas, con numerosos penitentes, llevando las insignias y 47

David Freedberg, El Poder de las imágenes, pp. 212-213. Palma Martínez-Burgos García, Ídolos e imágenes: la controversia del arte religioso en el siglo XVI español, Valladolid, Secretariado de Publicaciones, Universidad de Valladolid, 1990. 49 Francisco Valiñas López, “Fuentes literarias, pp. 187-188. 50 J.M Vargas, El arte ecuatoriano, pp. 79-81. 48

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las cruces de la Pasión y más de mil quinientas luces de cera “con mucha devoción”.51 La Cofradía de los españoles salía el Viernes Santo, con la Procesión de la “Soledad de Nuestra Señora”, llevaban “el sepulcro con la imagen del Señor difunto”. El resto de la Semana, salían las cofradías de todas las iglesias de la ciudad y poblaciones aledañas. 52

Bibliografía Biblia Vulgata 1994 Madrid, Colunga-Turrado, BAC, 1994. Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús 2000 Roma, pp. 1106-1107, 2000. FREEDBERG, David 1992 El poder de las imágenes, Madrid, Cátedra. GARCÍA DE LA CONCHA, Víctor La mariología en Gonzalo de Berceo, Biblioteca Gonzalo de Berceo, http://www.geocities.com/urunuela32/garciadelaconcha/mariologiaberceana.htm DE JESÚS MARÍA, José 1655 Historia de la vida y excelencias la sacratísima virgen maría nuestra señora donde se tratan muchas de sus virginales.... [virtudes], Madrid. DE VILLENA, Isabel 1992 Vita Christi, Vol. I y II, Valencia, Ajuntament de Valencia Regidoria D‟accio cultural. DE LA VORÁGINE, Santiago 2000 La leyenda Dorada, Tomo 2, Madrid, Alianza Forma. LOYOLA, San Ignacio 1997 Obras Completas, Madrid, BAC. MÂLE, Émile, 2001 El arte religioso de la Contrarreforma, Madrid, Encuentro.

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Ibíd. Ibíd.

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MARTÍNEZ-BURGOS GACÍA, Palma, 1990 Ídolos e imágenes: la controversia del arte religioso en el siglo XVI español, Valladolid, Secretariado de Publicaciones, Valladolid, Universidad de Valladolid. SANTA TERESA DE JESÚS, Obras de Santa Teresa de Jesús. Relaciones Espirituales Tomo II, Burgos, Tipografía del Monte Carmelo, 15.

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EL ESTUDIO DE LA SOCIEDAD GALAPAGUEÑA UNA BIBLIOGRAFÍA COMENTADA (1988-2004) (VERSIÓN DE NOVIEMBRE DE 2004)

Pablo Ospina53

El objetivo de este trabajo es hacer una presentación lo más completa posible de los documentos (publicados o no) que se han escrito en los últimos tres lustros sobre la evolución social, política y económica de las islas Galápagos. Hay que tener presente que los documentos no publicados son a menudo versiones que los autores podrían corregir para una publicación futura y en ocasiones sus afirmaciones pueden considerarse provisionales. El texto empieza con una breve reflexión sobre las etapas, hitos políticos y el contexto en el que se produjo la investigación social sobre el archipiélago. Termina presentando un listado bibliográfico actualizado salpicado con ocasionales y breves comentarios sobre los principales textos del período. Palabras Clave: Ciencias sociales, ambiental, conservación de la biodiversidad, sociedad y naturaleza, Galápagos, conflictos socioambientales.

Una lectura de los estudios sociales en Galápagos Las ciencias sociales en Galápagos son relativamente recientes. Hasta 1991, los estudios sociales fueron casi inexistentes. Las islas habían sido objeto de una muy amplia investigación naturalista. Una somera revisión de la recopilación bibliográfica de Howard Snell (et. al., 1996), que recoge las referencias de las publicaciones y documentos sobre Galápagos desde 1535, lo comprueba. El primer gran impulso a la investigación social en las islas está ligada a la formulación de planes de manejo, es decir, a la recopilación de información para efectos de planificación. El primer Plan de Manejo del Parque Nacional Galápagos (PNUD / UNESCO 1974) y el Plan de Conservación y Desarrollo Selectivo para la Provincia de Galápagos (Junta Nacional de Planificación 1975) son los principales documentos disponibles. En ellos se incluyen informes estadísticos e información de primera mano sobre la población asentada en las islas.

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Historiador. Instituto de Estudios Ecuatorianos. Esta versión se alimentó de las observaciones y adiciones bibliográficas sugeridas generosamente por Alfredo Carrasco, Philippa Heylings, Mónica Ribadeneira, Jill Constantino, Carlos Zapata, Jorge Meza, Kléber López, Sergio Larrea, César Viteri y Cristina Ahassi.

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Los documentos de diagnóstico social se multiplicaron con la formación del Instituto Nacional Galápagos en 1980, institución formalmente encargada de la planificación en la provincia. Durante los años ochenta, aumentan los esfuerzos de planificación. El Consejo Nacional de Planificación inicia una planificación regional en 1984 y la termina en 1988, cuando terminaba ya el período de gobierno (CONADE 1988 y 1989). Paralelamente, se produce una actualización del Plan de Manejo del Parque Nacional diez años después de su primera versión (Cifuentes et. al. 1984). Adicionalmente, se producen entonces las primeras recopilaciones estadísticas de la historia galapagueña, ligadas al INGALA (Rodríguez 1981 y 1987). Algunos estudios vinculados a la labor de educación ambiental de la Estación Darwin también se elaboraron a inicios de los ochenta (Oviedo y Cárdenas 1982, Sylva 1984). De la misma época de impulso a la investigación destinada a la planificación social, provienen los primeros intentos de interpretación de la historia y el espacio social galapagueño. Octavio Latorre (1997 [1987]) publica uno de los primeros libros de historia humana de Galápagos y Paola Sylva publica (con cierto retraso) su importante artículo de interpretación de la historia regional, que había escrito originalmente en 1983 (Sylva 1992 [1983]). Además, José Rodríguez (1993a) publica su tesis sobre las estructuras espaciales de Galápagos. Su investigación, sin embargo, fue llevada a cabo en los años ochenta y refleja, en cierta forma, esa época. Como culminación de este período y este tipo de preocupaciones, podría considerarse el conjunto de artículos del número monográfico que Trama, la revista de arquitectura editada en Quito, dedicó a Galápagos en 1989 por iniciativa de José Rodríguez (Rodríguez 1989 y 1989a, Parra 1989, CONADE 1989, Ortiz 1989, Gordillo y Tupiza 1989, Arcos et. al. 1989, Black 1989, Gómez 1989, Cepeda 1989, INGALA 1989). Las cosas empezaron a cambiar hacia el fin de la década. Los estudios sociales se multiplican una vez que la principal organización de conservación de la naturaleza, la Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos (en adelante FChD), empieza a percibir la amenaza que significa el crecimiento incontrolado de la población y de las actividades económicas en las islas. En 1988 en un taller en Cotacachi se plantea la necesidad de promover estudios sociales (Carrasco 1991, 1992). La recopilación de estadísticas sociales y su análisis se acelera luego de la publicación del Censo de Población de 1990 y la alerta se enciende en la entidad conservacionista. La FChD celebra entonces un convenio con la ORSTOM (hoy IRD), entidad francesa de cooperación e investigación, para llevar a cabo una serie de investigaciones socia les y económicas sobre el archipiélago. A esta segunda época corresponde la publicación (por la FChD) del libro de Octavio Latorre sobre la historia de la colonización en San Cristóbal (1991), la publicación de la tercera edición de las estadísticas de Galápagos (Rodríguez 1993) y la publicación del tercer Plan de Galápagos: el Plan Global de turismo y conservación (Presidencia de la República, Comisión Intersectorial 1991). También se publicaron el 56


tercer Plan de Manejo del Parque Nacional Galápagos y el primer Plan de Manejo de la Reserva de Recursos Marinos de Galápagos, creada en 1986 (Amador et al. 1996; Presidencia de la República, Comisión Permanente 1992). Sobre todo, el acuerdo entre la FChD y la ORSTOM permitió el arribo de un grupo importante de geógrafos franceses que revolucionará los conocimientos sociales sobre las islas. Su llegada coincide con el momento de mayor conflicto social entre ambientalistas y habitantes locales (1992 - 1996). En esta época se producen estudios sobre las pesquerías de pepino de mar, sobre las condiciones socio - económicas del desarrollo turístico y, sobre todo, respecto al proceso de migración (cfr. Andrade 1995, De Miras 1995, De Miras, Grenier y Andrade 1995, De Miras, Andrade y Carranza 1995, Carrasco, Grenier y Rodríguez 1994, Gylbert 1994). El estudio más importante que corresponde a esta época y que en cierta forma cierra el ciclo de la ORSTOM en Galápagos es el polémico trabajo de Christophe Grenier (1996, publicado en 2000). Su trabajo no ha sido publicado todavía en castellano, aunque una versión de uno de sus capítulos circuló (y causó polémica) en 1994 (Grenier 1994). Se trata sin duda de la más ambiciosa y completa interpretación de conjunto de la historia social y económica de las islas Galápagos. Escrita al calor de la lucha social de los años noventa, expresa bien el conflicto del que surge. En cierta forma, su argumentación ha sido un vibrante y documentado intento de justificar la necesidad de un control local del manejo de los recursos naturales de las islas. Sin duda, el trabajo de Grenier constituye el punto de partida de cualquier intento posterior de entender la situación social en las islas, no solo por la amplitud de su investigación documental e histórica, sino por la variedad de temáticas sobre las que presenta evidencia. El conflicto social en Galápagos en la primera mitad de la década de los noventa concluyó el giro en la producción intelectual en las islas. Desde entonces todas las instituciones relacionadas con las islas se preocupan por las características y tendencias de la vida social local. El elemento político más importante de este giro es sin duda la promulgación de una “Ley Especial de Conservación y Desarrollo Sustentable de la provincia de Galápagos” (Ministerio del Medio Ambiente 1998, Crespo 1998) que legaliza importantes grados de autonomía local en la toma de decisiones políticas sobre el archipiélago. Desde el punto de vista intelectual, los documentos que en cierto modo atestiguan el giro en las preocupaciones sociales son los trabajos de Miguel Cifuentes y Craig McFarland (1996) y sobre todo el trabajo del antropólogo norteamericano Theodore MacDonald (1997). El trabajo de MacDonald (1997) es uno de los primeros realizados por un antropólogo profesional, que realizó su trabajo en el marco de un acuerdo entre USAID y la Fundación Darwin. Su tesis central es que los conflictos en Galápagos entre ambientalistas y poblaciones locales derivan de que el territorio de las islas es manejado como una propiedad pública cuando en realidad existen comunidades locales que viven 57


de él. El resultado es la reproducción de la “tragedia de los comunes” debido a que las autoridades públicas no tienen capacidad para ejercer efectivamente el control sobre el territorio y a que las comunidades locales no se interesan por una legislación que no los toma en cuenta. Su propuesta era que se iniciara un cambio en el manejo de las islas y que se las entendiera como si fueran un territorio comunal con control comunitario local. De sus recomendaciones surgiría el Grupo Núcleo de manejo de la futura Reserva Marina de Galápagos, que constituye una de las más avanzadas tentativas de lograr un manejo negociado de una reserva ecológica en el Ecuador y tal vez en el mundo. Dos instituciones más expresaron intensamente este giro en la preocupación ambiental y social en las islas. Por un lado la Comisión Permanente de las Islas Galápagos, creada en 1991, elaboró una propuesta de proyecto para el manejo ambiental de las áreas pobladas de Galápagos y la sometió a consideración del BID. El tortuoso camino de dicho proyecto empezó con una extensa consultoría en la cual se elaboraron algunos de los más importantes documentos sociales del archipiélago (GOPA 1996; Arias 1996, Epler 1996, Sylva 1996, Coello 1996) y continuó con varias consultorías específicas, entre ellas los más importantes análisis disponibles sobre la estructura económica de las islas (Taylor y Yúnez 1999, Taylor et al. 2002, Wilen, Steward y Layton 2000). Por otro lado, Fundación Natura, una institución ambientalista radicada en Quito, inició un proceso de evaluación de políticas de conservación y desarrollo en las islas. Los seis informes elaborados hasta ahora son una recopilación extensa y variada de estadísticas y documentación relevante sobre la evolución social y ambiental reciente (Ospina 1997, 1998, 1999, Falconí y Cevallos 2000, Falconí 2001, 2002). Desde entonces, las fuentes de producción de materiales sobre la historia social del archipiélago se han multiplicado. Fundación Natura siguió promoviendo investigaciones, especialmente sobre migración (Borja y Pérez 2000, Borja 2003, Gaybor, Rosero y Altamirano 2002 [1999]), sobre la formación de actores sociales (Ospina 2001), la recopilación de testimonios sobre la ocupación humana del archipiélago (Gordillo 1998), sobre la situación de las mujeres (Gavilán y Ospina 2000) y sobre las estructuras espaciales de la provincia (León 2002). Pero se ha multiplicado también la presencia de investigadores sociales que actúan en función de sus investigaciones particulares. Resaltan mis estudios sobre migraciones, identidades y conflictos ambientales (Ospina 2001a, 2004 y 2004a); el trabajo del antropólogo noruego Eugene Guribye (2000) sobre las interacciones entre gente y animales en Galápagos; la tesis de licenciatura en antropología de Jacques Ramírez (2004) sobre los pescadores y la tesis de doctorado en derecho de Mónica Ribadeneira (2000) sobre la Ley Especial. También, como parte de estos esfuerzos de investigadores particulares, Octavio Latorre (1999 y 1996) ha publicado una nueva y más completa síntesis de historia local; y dos profesores de secundaria de San Cristóbal han publicado dos libros que recopilan las historias orales de la isla (Freire 1993 y Vanegas 1998). Un ex-policía de la colonia penal de Isabela, Antonio Constante (2003), también acaba de publicar 58


mediante un esfuerzo personal, sus propias memorias. 54 La cantidad de informes y documentos de consultoría sobre temas sociales encargados por las instituciones locales e internacionales se ha incrementado notablemente en los últimos cuatro años. Algunos se derivaron de los estudios ligados a los últimos planes de la provincia, el Plan de Manejo de la Reserva Marina y el Plan Regional del INGALA (PNG 1999, INGALA 2003, Coello 2001). 55 Una buena recopilación de artículos basados en ellos se encuentra en las últimas ediciones del Informe Galápagos (Falconí 2001 y 2002). Una de las características de estos trabajos es buscar los vínculos entre los problemas ambientales y la configuración social del archipiélago. Resaltamos apenas tres. Una sobre las percepciones de las mujeres, realizada para el Banco Mundial (Arboleda 2002), otra sobre la valoración económica del manejo de la Reserva Marina de Galápagos, auspiciada por el BID (Wilen y Steward 2000) y otra sobre la forma de enfrentar los incentivos económicos y sociales a la migración, auspiciada por el WWF (Kerr, Cárdenas y Hendy 2003). Antes de terminar esta breve introducción, no pueden dejar de mencionarse los variados estudios sobre los pescadores y sobre el proceso de negociación abierto por la Junta de Manejo Participativo de la Reserva Marina de Ga1ápagos (Ben Yami 2001, Borrini-Feyerabend y Farvar 2001, Moreno, Murillo y Finchum 2000, Viteri y Chávez Rebolledo 2002 y 2003, Finchum 2002, Ga1dámez 2004, Murillo et al. 2004, Aguilar et al 2004, Bartola y Esteves 2002). No es rara tal profusión de literatura debido a que es precisamente con los pescadores con quienes parece haberse concentrado el conflicto ambiental desde inicios del nuevo siglo. Bibliografía comentada 56 Agui1ar, Mauricio, Cecilia Caraccioli, Jorge Luis Chávez, Jane Posey, Oscar Ramírez, Renato Riggione 2004. “Estudio de Factibilidad Económica Instalación de Facilidad Pesquera en la Isla Isabela, Provincia de Galápagos, Ecuador”. Alajuela. Inédito. Enero. Aguinaga, Marcela y Mauricio Velásquez [2002]. “Tendencias de las infracciones ambientales cometidas en el Parque Nacional Ga1ápagos”. [Puerto Ayora]: Inédito. [Presentado en las XXV Jornadas de Biología]. [Su información se usó y presentó en uno de los artículos finales publicados en Danulat y Edgar 2002]. Un texto único, por lo tanto fundamental, acerca de la acción de vigilancia del 54

A esto podríamos añadir que dos jóvenes estudiantes de antropología, Cristina Ahassi (licenciatura) y Jill Constantino (doctorado), están escribiendo en la actualidad sus tesis sobre las islas. 55 No menciono los distintos borradores del nuevo Plan de Manejo del Parque Nacional Galápagos actualmente en discusión (noviembre de 2004). Por lo demás, no han circulado estudios o consulto rías adicionales asociadas a este nuevo esfuerzo de planificación. 56 A continuación, respetamos el sistema de ordenamiento de las referencias del autor. Los comentarios del articulista están señalados en itálicas.

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PNG, aunque muy breve. Los autores fueron abogados que trabajaron en el departamento jurídico del PNG. Examinan las infracciones cometidas en el PNG entre 1996 y 2001 a partir de la revisión de los archivos del departamento jurídico del Parque. Se trata de un análisis del número de procesos administrativos iniciados, ordenados según categorías (pesca, turismo, forestal) aunqu e no sabemos sobre los resultados de esos procesos; es decir, si hubo sanciones o no y sus montos o consecuencias. Ahassi, Cristina 2003. “Sistema de salud y adaptación cultural. Informe de trabajo de campo en Galápagos, 2002”. Informe presentado para la elaboración de una tesis de licenciatura en antropología, Facultad de Ciencias Humanas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Quito. [Título aproximado]. Alberti, Francisco 1997. “Parks, People and Paradigms: PRotected Area in Ecuador and Botswana”. Tesis PhD in Internacional Relations. Washington: Faculty of the School of Internacional Service of American University. Amador, E. M. Bliemsrieder, L. Cayot, M. Cifuentes, E. Cruz, F. Cruz, J. Rodríguez. 1996. Plan de Manejo del Parque Nacional Galápagos. Puerto Ayora: Servicio Parque Nacional Galápagos - Instituto Ecuatoriano Forestal y de Areas Naturales y Vida Silvestre. Anderson, L. G. y T. L. Wiley 1996. “Options Paper for the Management of Fisheries in the Galápagos Islands, Ecuador”. University of Delaware. College of Marine Studies. Andrade, Marco 1995. Las comunidades pesqueras en la región insular. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos ORSTOM. Este es el primer estudio etnográfico sobre las comunidades pesqueras de Galápagos y probablemente uno de los primeros estudios antropológicos disponibles sobre los habitantes de las islas. La orientación, sin embargo, es cuantitativa, al centrarse en el examen de los resultados de una encuesta (relativamente detallada) realizada a un número limitado de pescadores en 1993. Andrade, Marco 2002. “Sistema de monitoreo socio - económico en Galápagos. Identificación de variables e indicadores. Informe de consultaría”. Quito: Fundación Natura. Inédito. Abril. Angermeyer, Johanna 2003 [1989]. My Father‟s Island. A Galapagos Quest. 2da ed. Sussex, England: Pelican Press. Testimonio personal de la hija de uno de los primeros colonos europeos (alemán) de la isla Santa Cruz durante el periodo posterior a la primera guerra 60


mundial. Estas personas huyeron de una sociedad y una civilización que había perdido su atractivo luego de shock provocado por la espectacular matanza colectiva de la primera mitad del siglo XX. Anhalzer, Jorge 2000. The social, economic and the legal aspects of Galápagos conservation. En N. Sitwell (ed.). Proceedings of the Symposium. Science for Conservation in Galapagos. Bruselas, 15 de mayo de 1998. Bulletin de L‟Institut Royal des Sciences Naturelles de Belgique. Vol. 70. Suplemento. Bruselas. Arboleda, María (coord.) 2002. “Género y ambiente en Galápagos: Roles productivos, reproductivos y comunitarios de las mujeres en relación con los hombres y posición de las mujeres frente a los temas ambientales. Informe de investigación”. ProGenial Ecuador / Banco Mundial. Quito, mayo. Inédito. Documento de circulación restringida. Uno de los escasos estudios sobre la situación de las mujeres en Galápagos. La primera parte, basada en el análisis del censo de población de 1998 y en la revisión de la bibliografía, se complementa con una segunda parte, basada en una encuesta y en observaciones cualitativas derivadas de reuniones colectivas con mujeres de pescadores. Existe una versión preliminar del análisis de la misma información de la segunda parte realizada por uno de los asistentes de la investigación (Ramírez 2001). Culmina con algunas sugerencias generales para desarrollar políticas con enfoque de género en las islas. Arcos, F. et. al. 1989. Zonificación de recursos marinos. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Arellano, Homero 2003. Manual de aplicación legal ambiental marino costera. Capítulo Galápagos. Guía de derechos y deberes ambientales para la conservación y desarrollo sustentable de la zona marino - costera del archipiélago de Galápagos. [Guayaquil]: Dirección General de Intereses Marítimos / Ministerio del Ambiente / Comisión Nacional sobre Derecho del Mar. Compilación detallada de la legislación marino - costera del Ecuador. Tiene la ventaja de presentar, junto a la legislación más conocida, un conjunto de normas menos difundidas, como las normas de seguridad, de transporte marítimo y otras. Arias, Verónica 1996. “Marco legal y Fundamentos de la Evaluación Institucional. Informe de Consultaría”. En GOPA CONSULTORES. “Estudio de factibilidad del Programa de Manejo Ambiental para las Islas Galápagos. Preparado para el BID y la CPG. Informe Intermedio”. Julio. Inédito. Armijos, Edwin 2004. Galapagos National Park Enhances “top ten” Competitiveness with ISO 9001: 2000. En ISO Management Systems. Julio - Agosto. 61


pp. 44-6. Aycart, Pilar y Jennifer Thompson 2001. Fundación Charles Darwin. Informe Anual 2000. Quito: FChD. Barrera Valverde, Alfonso 2002. Galápagos: fábulas y personajes. Quito: Alfaguara / FChD. El sentido y tono de estas anécdotas de historia social y natural presentadas en forma literaria podría resumirse en un párrafo: “De las especies existentes en las islas, una sola llegó por su propia equivocación: la humana. Tal fue el origen de los demás errores” (p. 47). Bartola, Franklin y Juan Miguel Esteves 2002. “Estudio económico - social y de factibilidad para la instalación de Centros de Acopio Pesquero para las islas: San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela”. Sin lugar. Inédito. Preparado para PRODEIN. Benítez, Silvia 2001. Visitor Use Fees and Concesión Systems in Protected Areas. Galápagos National Park Case Study. Arlington, Virginia, USA: The Nature Conservancy. Ecotourism Program Technical Report Series 3. Ben - Yami, Menakhem 2001. “Managing Artisanal Fisheries of Galápagos. A Consultancy Report. 07/01/2001 - 03/02/2001”. Consultoría para la Fundación Charles Darwin. S.1. Inédito. Black, Juan 1989. Presente y futuro de la Fundación Charles Darwin. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Bonilla, Diego 1998. “Propuesta de diseño y proyecciones de uso de la zona agrícola de Galápagos. Disertación para obtener el título en master en conservación y gestión del medio ambiente, espacios naturales y desarrollo sostenible”. Universidad Internacional de Andalucía. La Rábida. España. Inédito. Borja, Raúl 2003. “Migraciones a Galápagos. Informe Técnico de Consultaría”. [Quito]: Informe inédito para Fundación Natura. Febrero. Un análisis de los datos del censo de 2001 en Galápagos, con algunas comparaciones con los censos anteriores, especialmente con el de 1998. Realiza también un examen de la reglamentación migratoria vigente y una valoración de su eficacia y los efectos sociales que está produciendo. Luego hace un análisis de las opiniones y actitudes de la población frente a la migración a partir de las encuestas de opinión de Fundación Natura entre 1997 y 2002. Termina con una serie de valoraciones cualitativas de la migración basadas en entrevistas a informantes calificados y con una serie de recomendaciones para mejorar la reglamentación y la 62


aplicación de los controles migratorios. Borja, Raúl y Jaime Pérez 2000. Parque Nacional Galápagos. Dinámicas migratorias y sus efectos en el uso de los recursos naturales. Quito: Fundación Natura / WWF / TNC. Este volumen es el resultado de una investigación de dos años sobre las dinámicas migratorias en Galápagos y Machalilla. Normalmente los estudios existentes en las islas son producto de consulto rías cortas o de investigaciones de tesis. Esta es una investigación larga, con un equipo de investigadores y con fondos suficientes para completar información técnica. Incluye un largo análisis de la información de los censos de población y vivienda de 1998 y 1990, con cruces de variables generalmente no publicados en las compilaciones oficiales. Especial atención merecen las comparaciones entre variables sociales y demográficas entre nativos galapagueños, migrantes recientes (los que declararon vivir en las islas menos de 5 años) y migrantes antiguos (los que declararon vivir en Galápagos más de 5 años). El libro concluye con una revisión cualitativa extensa de entrevistas colectivas realizadas a diferentes grupos profesionales. El estudio asume que esas diferencias tienen relevancia en la actitud hacia, en la vivencia de y en la comprensión de los procesos migratorios hacia Galápagos, pero no examina otras que hubieran podido ser relevantes (como diferencias de edad o género entre los entrevistados). Entre los elementos muy novedosos figura un análisis (único en su género) de personas que vivieron en Galápagos pero que emigraron fuera de las islas en 1990. Una comparación entre los casos de Machalilla y Galápagos hubiera sido deseable en un proyecto dedicado a los dos Parques Nacionales y basados tanto en ciertos criterios metodológicos como en preguntas de investigación comunes. Borrini-Feyerabend, Grazia y Taghi Farvar 2001. “Evaluación Participativa del Manejo Participativo de la Reserva Marina de Galápagos (Ecuador), 14 de agosto al 5 de septiembre de 2001, informe de la misión”. (Traducción no revisada por los autores). Parque Nacional Galápagos / Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos / Banco Interamericano de Desarrollo / WWF. Inédito. Noviembre Los autores, miembros del Grupo de Trabajo sobre Co - manejo y de Políticas Ambientales, Económicas y Sociales de la UICN, coordinaron un grupo de evaluación participativa del proceso de la Junta de Manejo Participativo de la RMG a mediados de 2001. El documento incluye una sección sobre la metodología empleada, una valoración de las percepciones que los actores tienen del proceso recorrido desde 1999 y una definición consensuada de objetivos de corto y largo plazo para el trabajo de la Junta con sus respectivos indicadores de evaluación. Termina con una valoración “externa” (es decir, de los autores) de las fortalezas y debilidades del sistema. Los autores concluyen que es una de las experiencias más importantes de manejo participativo institucionalizado del mundo. Junto a esa valoración positiva general, se 63


presentan también las voces discordantes y las debilidades del compromiso que el sistema todavía suscita. Así, por ejemplo, a lo largo de sus páginas se pueden encontrar referencias a las desconfianzas persistentes en las organizaciones y líderes de los pescadores, la actitud todavía poco interesada de las organizaciones del sector turístico y el compromiso ambivalente del Parque Nacional Galápagos. Un resumen de sus principales conclusiones se publicó en Heylings y Bravo (2002). Bremner, Jason y Jaime Pérez 2002. A Case Study of Human Migration and the Sea Cucumber Crisis in the Galápagos Islands. En Ambio. Royal Swedish Academy of Sciences. Vol 31. No. 4. Junio. Bron, Willen 2000. “Towards Sustainability on the Galapagos Islands. The Implications of Uncontrolled Development”. Tesis de Maestría en Ciencias Ambientales. Lund University, Suecia. Un breve estudio basado en tres meses de trabajo de campo. Encara la contradicción entre el desarrollo económico y la conservación desde el punto de partida de los actores (o “stakeholders”). Para lograrlo, termina proponiendo el diseño de un nuevo “Plan” que sirva de marco para todas las actividades: una Agenda 21 a nivel local. Clavopiña, José 2002. “Estudio de impacto ambiental. Proyecto: Centros de acopio de pescado en Santa Cruz, Isabela y San Cristóbal, Galápagos”. Sin lugar. PRODEIN (Proyecto de Desarrollo Integral: Carchi - El Oro - Esmeraldas - Loja Galápagos). Mayo Cárdenas, Susana 2001. “Estudio del transporte y energía en las Islas Galápagos”. Quito: WWF. Inédito. [Versiones resumidas publicadas en Falconí 2002]. Carranza, César y Marco Andrade 1996. Retrospectiva de la pesca del pepino de mar a nivel continental. Quito: Fundación Charles Darwin - ORSTOM. Carrasco, Alfredo 1991. “Un Punto de Vista Ecológico, Económico y Social de las Islas Galápagos”. Ponencia en el Seminario El Desarrollo y el Medio Ambiente en el Ecuador. Corporación Latinoamericana para el Desarrollo - Banco Mundial. Carrasco, Alfredo 1992. Galápagos: Una Visión Actual. En S. Amend y Th. Amend (eds.). ¿Espacios sin habitantes? Parques Nacionales de América del Sur. Caracas: Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza - Editorial Nueva Sociedad. [Existe versión en inglés: Carrasco, Alfredo 1995. The Galápagos Islands: scientists, tourism and settlement pressures. S. Amend y Th. Amend (eds.). National Parks without people? The South American experience. The World Conservation Unión (UICN)]. 64


Carrasco, Alfredo 1997. “Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos. Informe del Secretario General”. Sexagésima octava reunión ordinaria del Consejo Directivo. París. Comité de Patrimonio Mundial - UNESCO. Abril. Inédito. Carrasco, Alfredo 2001. ¿Cuánto Valen las Islas? En Revista Gestión. No. 87. Septiembre. Quito. Carrasco, Alfredo, Octavio Latorre y E. Ortiz 1997. “Las Islas Galápagos en la Prensa Nacional 1832 - 1997”. 5 Volúmenes. Fundación Charles Darwin. Quito. Inédito. Este documento recoge lo que se ha publicado en la prensa nacional desde el año 1832. Adicional a esto, como un sexto volumen, está previsto incorporar una guía de los documentos históricos que se conocen sobre Galápagos y que se encuentran en los principales archivos del país. Estos documentos corresponden principalmente al siglo pasado. Carrasco, Alfredo, Christophe Grenier y José Rodríguez 1994. “Una reflexión en tomo a las migraciones humanas a Galápagos. Orígenes y consecuencias”. [Quito]: Inédito. Este trabajo es, en cierta forma, un corolario de la preocupación de la Fundación Charles Darwin respecto a la dinámica social y el crecimiento de la población de Galápagos. No solo se plantea un diagnóstico de la situación sino que se aporta a la demanda creciente (que ya se había expresado en el Plan Global de 1991) de un sistema de control migratorio en las islas basado en una reforma constitucional (que llegará en enero de 1996). Carrión, Carlos 2002. “Estimación de inversiones del Plan regional para la Conservación y desarrollo sustentable de las islas Galápagos y su financiamiento. Informe de consultoría”. Galápagos: INGALA / Fundación Natura. Noviembre. Cayot, Linda y Felipe Cruz 1998. Manual para la evaluación de la eficiencia de manejo del Parque Nacional Galápagos. Puerto Ayora: SPNG - INEFAN. [Propuestas de indicadores y de recopilación de información. Un subproducto del Plan de 1994. Usa fundamentalmente la propuesta de De Faría 1993, CATIE - Costa Rica]. Cepeda, Fausto 1989. La conservación de los recursos naturales renovables en Galápagos. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Cifuentes, Miguel et. al. 1984. Parque Nacional Galápagos. Plan de Manejo y Desarrollo. II Fase. Quito: Comisión de Alto Nivel para el Plan Maestro de Galápagos. Cifuentes, Miguel y Craig MacFarland 1996. Case Study. Ecuador. En V. 65


Dompka (ed.). Human Population, Biodiversity and Protected Areas: Science an Policy Issues. Report of a Workshop. April 20 - 1. Washington DC: American Association for the Advancement of Science. Una excelente síntesis de información biológica y socio - económica general sobre las islas publicado por dos destacados dirigentes de las principales instituciones de conservación del archipiélago islas. Ambos llegaron a ser presidentes de la Fundación Darwin. Cifuentes fue también director del PNG. Cobo Martínez, Mauricio 1994. Encantadas. Puerto Villamil, Isla Isabela: A Ediciones. Coello, Segundo 1996. “Situación y Opciones de Manejo de las pesquerías de Galápagos. Perspectivas para la Implantación del Plan de Manejo de la Reserva de Recursos Marinos”, Informe de Consultoría para GOPA. Inédito. Febrero - junio. Coello, Segundo 2001. “Situación del sector ambiental de la provincia de Galápagos”. Informe de Consultoría para el Instituto Nacional Galápagos, INGALA. Inédito. Julio. Cointreau-Levine, Sandra 1997. “Galápagos Program of Integrated Environmental Management Inter-American. Development Bank Project Preparation. Solid Waste Management. First Draft for Local Inputs and Review”. Quito. Noviembre. Inédito. CONADE 1988. Plan Maestro de Desarrollo Conservacionista de la provincia de Galápagos. 5 vols. Quito: CONADE. CONADE 1989. El Plan de Desarrollo Conservacionista. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Constante, Antonio [2003]. Basalto. Etapa de terror y lágrimas durante la colonia penal de Isabela (memorias de un Colono de Galápagos). Guayaquil: Gráficas “PATO”. En 1957 Antonio Constante llegó como policía a la Colonia Pe nal de la isla Isabela. Sus memorias sobre los dos últimos años del pe nal son la primera publicación de recuerdos de un policía de esos tiempos. Es la segunda publicación de memorias de colonos de origen ecuatoriano en la isla 1sabela (la primera fue la de Jacinto Gordillo en 1998). En sus recuerdos se entrelazan eventos en los que participó personalmente y eventos sobre los que solo tuv o noticias por conversaciones con los protagonistas directos. No hay constatación de que Constante mantuviera un diario u otras ayudas de la memoria escritas al calor de los acontecimientos, por lo que es posible que el recuerdo lo traicionara en muchos 66


detalles de los episodios. Pero su aporte es dejar por escrito un testimonio que luego podrá ser contrastado con otros y que en sí mismo, al margen de la exactitud de cada afirmación, contribuye al estudio de la mentalidad de los viejos colonos galapagueños. Como todo testimonio histórico escrito pasado un tiempo, debe ser analizado midiendo la distancia crítica entre los hechos y el recuerdo de los hechos. Corley Smith, G. T. 1990. A Brief History of the Charles Darwin Foundation for the Galapagos Islands. En Noticias de Galápagos. Boletín de la Estación Científica Charles Darwin. No. 49. 1-36. Crespo Plaza, Ricardo 1998. Gestión Ambiental en la Ley de Régimen Especial para la Conservación y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Galápagos. Quito: CEDENMA. Danulat, Eva y Graham Edgar (eds.) 2002. Reserva Marina de Galápagos. Línea Base de la Biodiversidad. Puerto Ayora: Parque Nacional Galápagos / Fundación Charles Darwin. Es la compilación más completa y actualizada a la fecha de la información biológica disponible sobre la Reserva Marina de Galápagos. Su intención es servir de “línea base” para la evaluación de los resultados de los esfuerzos futuros de conservación y zonificación de los ecosistemas marinos. Cuatro artículos tratan directamente los aspectos sociales, aunque pueden encontrarse referencias sociales dispersas a lo largo de todas sus páginas. Un artículo sobre los efectos sociales de las pesquerías artesanales en las islas, otro sobre el turismo marino, otro sobre las infracciones a las regulaciones existentes y un último sobre percepciones y actitudes de los usuarios de la Reserva Marina. Danulat, Eva, Margarita Bramat, Patricia Zárate, Mónica Montesinos y Stuart Banks 2003. El turismo en la Reserva Marina de Galápagos: Análisis global y condiciones en sitios de visita marinos seleccionados. Puerto Ayora: PNG / FChD. Diciembre. De Miras, Claude y Christophe Grenier 1994. Les Galápagos: du mythe d‟un espace vierge au partage disputé de la rente. En Cahiers des Sciences Humaines. Vol. 30, No. 4. De Miras, Claude, Christophe Grenier y Marco Andrade 1994. Estudio de impactos socio - económicos de la visita de los barcos de crucero Vistafjord y Mermoz a las Islas Galápagos (febrero y marzo de 1994). Quito: ORSTOM. Solicitado por el INEFAN y la Fundación Charles Darwin. De Miras, Claude 1995. Las Islas Galápagos. Un reto económico, tres contradicciones básicas. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos 67


ORSTOM. De Miras, Claude, Christophe Grenier y Marco Andrade 1995. Censo de Establecimientos Comerciales Urbanos (1993). De Puerto Ayora (Isla Santa Cruz), Puerto Baquerizo (Isla San Cristóbal) y Puero Villamil (Isla Isabela), Provincia de Galápagos, Ecuador. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos ORSTOM. De Miras, Claude, Marco Andrade y César Carranza 1996. Evaluación socio económica de la pesca experimental de Pepino de Mar en Galápagos. Informe Final. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos - ORSTOM. La más completa evaluación existente sobre el período de pesca experimental de pepino de mar de fines de 1994. Se basa en entrevistas, encuestas y revisión de información bancaria. Departamento de Fomento Pesquero. Dirección General de Pesca. 1981. Situación de la Pesca Artesanal en la Provincia de Galápagos. Guayaquil. Junio. Policopiado. Durán, Monsalve 1999. “El turismo marino en la Reserva Biológica de Recursos Marinos Galápagos. Desarrollo, Estado entre 1994 y 1996, e implicaciones biológicas”, Tesis de Grado. Universidad del Azuay. Facultad de Ciencia y Tecnología. Cuenca Ecuador. Edwards, Steve 1991. The Demand for Galápagos Vacations: Estimation and Application to Wilderness Preservation. En Journal of Coastal Management. No. 19. Epler, Bruce 1993. “An Economic and Social Análisis of Tourism in the Galápagos Islands”. Coastal Resources Center. University of Rodhe Island / Tinker Foundation / USAID. Enero. Epler, Bruce. 1996. “Análisis del desarrollo turístico y sus implicaciones para el manejo ambiental”. Informe de Consultoría para GOPA. Inédito. Febrero - junio. Eras Guzmán, Víctor y Magno Jumbo Sarango 1988. “Plan de Manejo de los Recursos Naturales renovables de la zona alta de la isla San Cristóbal”. Tesis de Ingeniería Forestal. Universidad Nacional de Loja. Loja, Ecuador. Espinoza, Eduardo et. al. 2002. “Informe Técnico de la pesquería de langosta 2001 (Análisis comparativo entre los años 1997, 1998, 1999, 2000 y 2001”. Puerto Ayora: Parque Nacional Galápagos / Estación Científica Charles Darwin. Programa de Investigación y Monitoreo Pesquero Participativo. Inédito. Enero. 68


Estes, Greg, Thalia Grant, Peter R. Grant 2000. Darwin in Galápagos: His Footprints through the Archipelago. En Notes of the Royal Society. Vol. 54. No. 3. London: The Royal Society. Falconí, Cecilia y Jaime Cevallos (coords.) 2000. Informe Galápagos 1999 2000. Quito: Fundación Natura / WWF. Las seis ediciones del Informe Galápagos fueron, desde 1996 hasta el año 2002, en que se interrumpieron, la principal compilación periódica de información socio ambiental con que hayan contado las islas Galápagos (Ospina 1997, 1998, 1999, Falconí y Cevallos 2000, Falconí 2001 y 2002). Fue un proyecto surgido del contexto de conflicto de los años 1992 - 1996. La más grande organización ambiental ecuatoriana y la más grande organización ambiental del mundo decidieron contribuir al manejo del archipiélago mediante un esfuerzo por proporcionar información actualizada que sirviera para un debate informado entre actores locales y nacionales. El interés era que se eludieran tanto las informaciones catastróficas como la minimización de las amenazas a la conservación de las islas y se pudiera contribuir así a una evaluación adecuada de los efectos de las políticas de conservación y desarrollo. El resultado ha sido una serie de publicaciones que presenta la crónica política de los principales acontecimientos en las islas, una compilación de las principales estadísticas sociales y ambientales, y un estado de la cuestión en las acciones de manejo y administración del área protegida y de toda la provincia. La variedad de los temas abordados es amplísima y generalmente confiable. Falconí, Cecilia (coord.) 2001. Informe Galápagos 2000 - 2001. Quito: Fundación Natura / Fondo Mundial para la Naturaleza - WWF. Falconí, Cecilia (coord.) 2002. Informe Galápagos 2001 - 2002. Quito: Fundación Natura / Fondo Mundial para la Naturaleza - WWF. Finchum, Ryan 2002. “The Beliefs and Perceptions of Fishermen Regarding Management Actions, Regulations and the Protection of the Galápagos Marine Reserve, Ecuador”. Inédito. Colorado State University (Master Degree) / GNPS / CDRS. Estudio basado en una encuesta de actitudes y percepciones de los pescadores. Construye perfiles actitudinales y realiza análisis estadísticos sofisticados entre variables. Freire, Enrique 1993. Leyendas de Chatham. San Cristóbal. Galápagos. Quito: Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana. Enrique Freire fue un profesor de secundaria en Puerto Baquerizo Moreno a fines de los años ochenta e inicios de los noventa. La publicación presenta cerca de una veintena de leyendas recopiladas por los jóvenes alumnos de Freire. Sin embargo, los 69


textos han sido retocados literariamente para hacer más amena la lectura. La presentación de las leyendas no se acompaña de un aparato crítico de investigación ni una interpretación de sus usos o sus significados. Hasta fines de los años noventa era todavía leído regularmente por los alumnos de San Cristóbal. Freire, Enrique 1999. Archipiélago del Llanto. Quito: Casa de la Cultura del Ecuador. Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos 1999. “La pesca industrial del atún y Galápagos” Informe inédito preparado para la Ministra del Ambiente, Yolanda Kakabadsde. Puerto Ayora, Galápagos. Uno de los pocos intentos disponibles (junto con los esfuerzos realizados en Ospina 1999, basados en las mismas fuentes) de estimar la dimensión de la pesca atunera industrial en Galápagos en el período 1996 - 1998. Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos y Fondo Mundial para la Naturaleza 2002. Visión para la Biodiversidad de las Islas Galápagos. R. Bensted Smith (ed.), I. Rojas (trad.). Puerto Ayora: FChD. [La versión en inglés es de abril de 2001]. Se trata de los resultados de un esfuerzo de compilación de información biológica y de debate entre biólogos expertos basados en la metodología de Conservación Basada en Ecorregiones (Ecoregional Based Conservation, ERBC), desarrollado por el área de ciencia y conservación del WWF – US. Esta metodología se volvió importante en la práctica cuando suscitó el interés y apoyo del Banco Mundial. El libro compila los resultados de las deliberaciones de un taller de científicos llevado a cabo en Puerto Ayora en mayo de 1999 y su objetivo es formular los objetivos biológicos de conservación de la biodiversidad terrestre y marina de Galápagos en los próximos 50 años, si el manejo fuera óptimo. El esfuerzo excluye explícitamente las consideraciones sociales y económicas, que quedan pendientes para un análisis posterior. Desde un punto de vista sociológico, este libro constituye tal vez la formulación más precisa y directa de las aspiraciones e ideales que respecto a las islas tiene el sector científico - naturalista europeo y norteamericano, sector que constituye el núcleo social de las organizaciones de conservación en Galápagos. Fundación Natura 2001. “Estudio de Canasta Familiar Básica en Galápagos”. Quito: Fundación Natura. Inédito. Estudio basado en una encuesta a 600 hogares de Galápagos. Su objetivo era calcular el costo de la canasta básica en las islas (mucho mayor que en el continente), los ingresos de los hogares y estimar así los niveles de pobreza existentes en las islas. Sus principales hallazgos son que la canasta básica de Galápagos se situaba en los 513 dólares por mes (en el continente estaba en 310) y que la incidencia de la pobreza era de 39% (en el continente era de 65% en la misma época). La única versión disponible 70


se publicó en Falconí (2002: 247). Fundación Natura / INGALA 2002. Las regulaciones migratorias de Galápagos: Manual de información apara el residente insular. Quito: Fundación Natura / WWF / INGALA. Galdámez, Liliana 2004. “Proyecto sobre resolución alternativa de conflictos, caso Pepino de Mar 2004. Informe Final”. Puerto Ayora. Fundación Galápagos Arca Sapienza / Programa PMC /GTZ. Junio. Gallegos Londoño, Jaime [1999]. “Análisis del gasto público y subsidios en la provincia de Galápagos. Informe final”. Quito: Fundación Natura. Inédito. García Oquendo, María Fernanda 2001. “Valoración económica de la descongestión turística en los sitios de visita sobre - utilizados de las islas Galápagos”. Tesis de economía. PUCE. Quito. Gavilán, Vivian y Pablo Ospina. 2000. “Diagnóstico de la Situación y Condición de las Mujeres en Galápagos. Propuestas para el Diseño de Políticas e Indicadores de Género”. Quito: Informe de Consultoría para Fundación Natura y el WWF. Junio. Es el primer análisis de género que se conozca en la historia de Galápagos. Está basado en información del Censo de 1998 y en observaciones etnográficas y entrevistas de un breve trabajo de campo realizado en febrero de 2000. Una versión de la sección relativa a migraciones se publicó en el Informe Galápagos del año 2000 (Cevallos y Falconí 2000). Tal vez su hallazgo más importante sea haber analizado la importancia de los efectos sociales y políticos de la “escasez de mujeres” que padecen las islas desde hace largo tiempo. El trabajo presenta una gran variedad de información estadística y concluye con un listado de posibles indicadores para el seguimiento del impacto de género de las políticas públicas en las islas a partir de la información estadística disponible. Gaybor, Nikita, Javier Rosero y Manfred Altamirano 2002 [1999]. El impacto de la migración humana en las artes de pesca artesanales y semi - industriales utilizadas en los parques nacionales Galápagos (Isla Isabela) y Machalilla. Informe técnico de consultoría. Guayaquil: Fundación Natura - The Nature Conservancy. Gerzon, Daniel 1992. “Recycling as a Contribution to a Sustainable Waste Management System for the Galapagos Islands (Ecuador)”. Proyecto de tesis de Maestría para el Master of Environmental Management in the School of the Environment of Duke University. Gómez, Ricardo 1989. Expansión urbana de Puerto Ayora. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. 71


González Pizarro, José Antonio 1996. Estados Unidos y las Islas Galápagos. Quito: Centro para el Desarrollo Social/Universidad Estatal de Bolívar. Colección Todo es Historia 4. Es un estudio sobre el caso del intento de protectorado norteamericano sobre las islas en 1854 - 1855, conocido como el convenio Espinel - White. Usa fuentes de los archivos de relaciones exteriores de España y Chile. GOPA CONSULTORES 1996. “Estudio de factibilidad del Programa de Manejo Ambiental para las Islas Galápagos. Preparado para el BID y la CPG. Informe Intermedio”. Julio. Inédito. Esta compilación de estudios sociales y ambientales parte del tortuoso camino de preparación del proyecto de manejo ambiental de las islas Galápagos, que el gobierno ecuatoriano (la Comisión Permanente para las Islas Galápagos) empezó a negociar con el BID desde 1991 y que se firmaría finalmente en 2001, una década después. Algunos de los más importantes trabajos sociales con que cuenta Galápagos son producto de esta consulto ría. Entre ellos, una excelente síntesis sobre la pesca (Coello 1996), una de las primeras aproximaciones a la constitución de los actores sociales isleños (Sylva 1996), una muy valiosa interpretación del funcionamiento del turismo (Epler 1996) y una útil recopilación y análisis del marco legal previo a la Ley Especial (Arias 1996). Gordillo, Jacinto [1988]. “Para un proyecto agropecuario en Isabela”. [Puerto Villamil]: Inédito. [Un censo de datos básicos, familia por familia, de los agricultores de Isabela]. Gordillo, Jacinto y Arnaldo Tupiza 1989. La sublevación de 1958 en la colonia penal de Isabela. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Es la primera versión de uno de los relatos que sería luego publicado en 1998 por Gordillo (para esta última fecha, Tupiza había ya muerto en un accidente de automóvil en Isabela). Es el episodio que serviría de preludio al cierre de la colonia penal y la declaratoria del Parque Nacional. Gordillo, Jacinto 1999. “Una historia del hombre en Galápagos”. Puerto Villamil: Inédito. Gordillo, Jacinto 2000 [1998]. Relatos de 44 años en Galápagos. 2da ed. Quito: Abya- Yala. Primeras memorias publicadas por un colono de origen ecuatoriano en las islas Galápagos. Jacinto Gordillo llegó como sacerdote franciscano en 1952. Sus memorias tienen la ventaja de haber sido escritas a partir de detalladas crónicas diarias que el 72


autor no ha dejado de escribir desde que llegó a las islas. La prolijidad de sus recuerdos resulta notable. La importancia de sus recuerdos se agranda aún más porque a lo largo de su trayectoria en la Estación Charles Darwin y en el INGALA, Gordillo se ha convertido en un destacado naturalista autodidacta; uno de los mejores conocedores de la fauna y la flora de las islas. El libro está organizado en anécdotas o recuerdos que pueden ser leídos independientemente y en cualquier secuencia. No es una autobiografía, sino una selección de las anécdotas que le parecieron más dignas de mención a uno de los principales cronistas de las islas. Granda, Danilo 1995. Monitoreo de la pesca artesanal. Estudio de la pesca de especies para el seco - salado en las islas Galápagos. Período 1989 - 1990. Santa Cruz: Estación Científica Charles Darwin. Grenier, Christophe 1994. “Migraciones, turismo y conservación en las Islas Galápagos”. [Quito]: Inédito. Noviembre. Versión en castellano de uno de los capítulos de la polémica tesis de Grenier (2000). En su momento circuló en Ecuador y provocó airados debates públicos que llegaron a la prensa nacional. Grenier, Christophe 1994a. De l‟espace marginal al‟espace frontalier: couverture et attraction des Galapagos. En L‟espace géographique. Vol. 23. No. 3. Grenier, Christophe 1995. Les naturalistas et les Galapagos. En Géographie et cultures. No. 13. Grenier, Christophe. 1996. Réseaux contre Nature. Conservation, tourisme et migrationes aux îles Galápagos (Equateur). Tesis de Doctorado, Universidad de París I, bajo la dirección de Roland Pourtier. Université Paris I Panthéon Sorbonne / ORSTOM. Diciembre. [El texto ha sido publicado luego: Christophe GRENIER. 2000. Conservation contre nature. Les îles Galapagos. Paris: IRD Editions. Collection Latitude 23, 376 pp.] Su trabajo no ha sido publicado todavía en castellano, aunque una versión de uno de sus capítulos circuló (y causó polémica) en 1994. Ha publicado además, varios artículos en revistas científicas a partir de su investigación original. Se trata sin duda de la más ambiciosa y completa interpretación de conjunto de la historia social y económica de las islas Galápagos. Escrita al calor de la lucha social de los años noventa, expresa bien el conflicto del que surge. En cierta forma, su argumentación ha sido un vibrante y documentado intento de justificar la necesidad de un control local del manejo de los recursos naturales de las islas. La tesis central es que en Galápagos ha primado una idea de conservación basada en redes cuando se trata de manejar territorios. La primera está sostenida por las grandes empresas de turismo asociadas al naturalismo de los países del norte; mientras que la segunda no tiene un actor que la 73


defienda de manera consecuente, aunque existe en ciernes en varias pequeñas empresas y operadores locales. Sin duda, el trabajo de Grenier constituye el punto de partida de cualquier intento posterior de entender la situación social en las islas, no solo por la amplitud de su investigación documental e histórica, sino por la variedad de temáticas sobre las que presenta evidencia. Su tono polémico y a veces de innecesaria confrontación puede ser tachado de excesivo o incluso de injusto, pero ningún estudio social posterior puede ignorar sus conclusiones. Grenier, Christophe 1997. Les Galapagos: une province équatorienne ou un Patrimoine Mondial? En Sanguin, A.L. (ed.). Vivre dans une île, géopolitique des insularités en Europe et dans le monde. Paris: L‟Harmattan. Géographies et Cultures. Grenier, Christophe 1998. Lieux, réseaux et modernité: les îles et la diversité terrestre. En Le voyage inachevé...; à Joël Bonnemaison. Paris: ORSTOM / PRODIG. Grenier, Christophe 1998a. Mythe de l‟écotourisme: le cas des îles Galápagos. En Actes des septièmes Journées de géographie tropicale. Nantes: Ouest éditions. Grenier, Christophe 1999. Les habitants des Galápagos et le parc national: un territoire disputé. En Bonnemaison J., Cambrézy, L. y Quinty - Bourgeois L. (eds.). Le territorire, lien ou frontière? II. La nation et le territoire. Paris: L‟Harmattan. Grenier, Christophe 2000. De l‟impuissance du politique à la prédation publique: menaces sur le parc national des Galápagos. En Politique et dynamique territoriales. Paris: Pubications de la Sorbonne. Guribye, Eugene 2000. “The Last Paradise: Man - Animal Relationships on Galápagos”. Thesis submited for the degree of candidate polit. Department of Social Anthropology, University of Bergen. htpp:\\www.ub.uib.no\elpub\2000\h\708001\index -title.html Al parecer es el primer trabajo antropológico escrito sobre el tema de las relaciones entre humanos y animales en Galápagos. El autor constata la presencia obsesiva de los animales en las islas: en la iconografía, en las canciones, en los nombres de los negocios, en los dichos y en los chistes, llenos de analogías entre el comportamiento animal y el comportamiento humano. Además, describe detalladamente interacciones casuales ocurridas con animales nativos, endémicos e introducidos en las calles de la ciudad, en los cruceros turísticos o en las fiestas. Como resultado de su investigación propone un modelo formal para interpretar los distintos “momentos” de estas interacciones casuales con los animales y también una lectura de las actitudes y opiniones asociadas a estas relaciones como una de las expresiones del conflicto existente entre los ambientalistas y los habitantes locales. Guerrero Paz y Miño, Patricia 2001 [1999]. Aventura en “El Intrépido”. 77 días 74


a la deriva. Relato. [Puerto Ayora]: Sin editorial [H. Consejo Provincial de Galápagos]. Relato literariamente retocado sobre un naufragio célebre en la historia reciente de Galápagos. Está basado en los apuntes de uno de los náufragos rescatado de un bote pesquero galapagueño que vagó a la deriva por el océano Pacífico durante más de dos meses. Gylbert, Cécile 1994. Destino Galápagos: la explotación comercial de un espacio protegido. Quito: ORSTOM - Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos. Heylings, Philippa 2003. Innovative governance framework for CoManagement of the Galapagos Marine Reserve. A Framework for Co - management. En H. Jaireth y D. Smyth (eds). Innovative Governance: Indigenous Peoples, Local Communities and Protected Areas. New Delhi: Anne Books. Heylings, Philippa 2000. “Estudio de Factibilidad del Manejo Participativo de la Reserva Marina de Galápagos. Estudio de Factibilidad del Manejo Ambiental de Galápagos”. Quito: UICN. Inédito. Heylings, Philippa y Manuel Bravo 2002. El sistema de manejo participativo de la Reserva Marina de Galápagos. Principales actividades en el año 2001. En C. Falconí (coord.). Informe Galápagos 2001 - 2002. Quito: Fundación Natura / Fondo Mundial para la Naturaleza - WWF. Heylings, Philippa y Manuel Bravo 2001. Survival of the Fittest? Challenges Facing the Co- Management Model for the Galápagos Marine Reserve. En Co Management News. Newsletter of the IUCN Collaborative Management Working Group. No. 5. Heylings, Philippa y Felipe Cruz 1998. Common Property, Conflict, and Participatory Management in the Galapagos Islands. En Proceedings of Crossing Boundaries, the seventh annual conference of the International Association for the Study of Common Property, Vancouver, British Columbia, Canadá, Junio 10-14. Hoeck, Hendrik 1991. Socio - Economic Development in Galápagos: Consequences for Unique Islands Ecosystem. En Proceedings of the International and Interdisciplinary Symposium on Tropical Ecosystems. Saarbrücken. Junio 1989. Weikersheim: Margraf Scientific Books. Hoeck, Hendrik 2000. The Last Forty Years. En N. Sitwell (ed.). Proceedings of the Symposium. Science for Conservation in Galapagos. Bruselas, 15 de mayo de 1998. Bulletin de L‟Institut Royal des Sciences Naturelles de Belgique. Vol. 70. Suplemento. Bruselas. 75


Hoover, Laura 1997. “Un estudio preliminar sobre la pesca artesanal en las Islas Galápagos concentrado en la pesca de bacalao, langosta y pepino de mar”. S.I.T. Mayo. Hughes, Donald 1999. Darwin in the Galapagos. En Capitalism, Nature, Socialism. Vol. 10. No. 2. Junio. INGALA/ ORSTOM / PRONAREG 1988. Inventario cartográfico de los recursos naturales, geomorfología, vegetación, hídricos, ecológicos y biofísicos de las Islas Galápagos - Ecuador. Quito: INGALA / ORSTOM / PRONAREG. El más importante estudio existente de aptitudes y usos agrícolas de las áreas agropecuarias de las islas (salvo Isabela) y la más completa cartografía disponible a escala 1:100.000 y 1:50.000 de la vegetación, geomorfología y los recursos biofísicos del archipiélago. Este estudio sobre Galápagos fue el producto más tardío de una metodología común aplicada a la región sierra y costa del Ecuador por ORSTOM y PRONAREG desde mediados de los años setenta y publicados a inicios de los ochenta. Desde entonces no se han realizado estudios de profundidad, amplitud y alcance similar en el país. INGALA 1989. Breve diagnóstico Regional. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. INGALA 1996. Instituto Nacional Galápagos. INGALA. 16 años. Puerto Baquerizo: INGALA. Es una muy útil recopilación de informes de labores desde 1980 hasta 1996. Los informes del gerente, al menos de todos los que se encontraron en los archivos del instituto. Publicación realizada a la salida de la administración de Gunda Schyrer. INGALA 2003. “Anuario del INGALA [2000 - 2003]”. Puerto Baquerizo Moreno: inédito. Informe de labores entre el 17 de mayo del 2000 al 31 de diciembre de 2002, durante la administración de Oscar Aguirre. Presenta una valoración de resultados y un detalle de las actividades realizadas por la institución. Instituto Nacional Galápagos INGALA 2003. Plan Regional para la Conservación y el Desarrollo Sustentable de Galápagos. En Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador. Decreto Ejecutivo 3516. Texto Unificado de legislación secundaria del Ministerio del Ambiente. Tomo II. Quito. 31 de marzo. Edición Especial No. 2. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEC, Dirección regional del Litoral 1997. Conociendo las Cifras de Galápagos. Guayaquil: INEC. 76


Recopilación de información estadística sobre las generalmente publicada anteriormente por instituciones públicas.

islas

Galápagos

Jenkins, M. y T. A. Mulliken. 1999. Evolution of Exploitation in the Galápagos Island: Ecuador‟s Sea Cucumber Trade. En TRAFFIC Bulletin. Vol 17. No. 3 Análisis de la información sobre exportaciones de pepino de mar en la década de 1990 a partir de fuentes asiáticas y norteamericanas. Jiménez, Alfredo 1989. Marco general para un proceso de planificación. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Junta Nacional de Planificación 1975. Plan de Conservación y desarrollo turístico selectivo para la provincia de Galápagos. Quito: JUNAPLA. Kenchington, R.A. 1989. Tourism in the Galápagos Islands: The Dilemma of Conservation. En Environmental Conservation. Vol. 16. No. 3. Kerr, Suzi, Susana Cárdenas y Joanna Hendy 2002. “Migration and the Environment in the Galápagos. An Analysis of the economic and policy incentives driving migration trends in the Galápagos Islands, the potential impacts on society and the environment from migration control and potential policies to reduce migration pressure”. Nueva Zelanda: MOTU. Economic and Public Policy research. Inédito. Octubre. [Publicado como WWF 2003. Migración y ambiente en las Islas Galápagos. Quito: WWF / MOTU / ECOLAP). Kreider, Jan y William Reinert 2001. Energy Blueprint for the Galapagos Islands. (Circulación restringida). [Boulder - Torrance]: WWF. Kricher, John 2002. Galápagos. Washington, DC: Smithsonian Natural History Series. Smithsonian Institution Press. Lara, Luis, Meter Freire y Humberto Calderón 1989. “Pesca y comercialización de langostas en Santa Cruz de 1980 - 1988”. Puerto Ayora. Tesis de Grado del Colegio Nacional Galápagos. Larrea, Edgar 2003. Galápagos. Patrimonio Natural de la Humanidad. Guía didáctica. Riobamba: Gobierno municipal de Santa Cruz. Latorre, Octavio 1991. Manuel J. Cobos. Emperador de Galápagos. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos Latorre, Octavio 1996. Thomas de Berlanga y el descubrimiento de Galápagos. Quito: Banco Central del Ecuador - Guayaquil / Consejo Nacional de Cultura. 77


Es una edición crítica del documento original del informe escrito por Tomás de Berlanga de su encuentro fortuito con las islas Galápagos en 1535, el primero del que se tenga referencias escritas. Latorre, Octavio. 1997 [1987]. La Maldición de la tortuga. Historias trágicas de las islas Galápagos. 3ra edición. Quito: Artes Gráficas Señal. Probablemente sea el libro de historia más conocido de las islas Galápagos. Ha servido para la formación de guías naturalistas y para documentar algunas de las principales historias que circulan por el mercado turístico de las islas. Es mérito de Latorre haber realizado en sus obras la más extensa y sistemática recopilación de información documental de primera mano sobre la historia de las islas que se conozca. Sus fuentes derivan principalmente (aunque no exclusivamente) de los archivos de la antigua gobernación de Guayaquil (informes de jefes territoriales y de la Armada Nacional). Latorre, Octavio 1999. El Hombre en las Islas Encantadas. La historia humana de Galápagos. Quito: FUNDACYT. Recoge muchos de los episodios previamente relatados en sus libros anteriores, pero los complementa con información más reciente y trata de dar al conjunto una secuencia cronológica sin interrupciones. Sin embargo, el mayor peso lo tienen los acontecimientos relativos a los primeros intentos de colonización permanente mientras que el tratamiento de los años posteriores a la creación del Parque Nacional Galápagos es mucho más somero. Es un texto descriptivo y detallado, sin las pretensiones interpretativas que suelen estar presentes en la historiografía reciente. Desde esta perspectiva, Latorre debe ser considerado un historiador “tradicional”. Su consulta, sin embargo, es referencia indispensable por cuanto utiliza fuentes primarias de los archivos ecuatorianos, especialmente de la Gobernación de Guayaquil. Lehmberg, Katia 1997. “Estimating the Value of the Galapagos National Park using the Travel Cost Method and the Contingent Valuation”. Research Report for Masters Degree in Agriculture Economics. University of London. Wye College. León, Juan Bernardo 2002. “El ordenamiento territorial para Galápagos”. Quito: Consultoría inédita para Fundación Natura. Juan Bernardo León, armado de las herramientas conceptuales de la geografía social francesa, continúa en este trabajo el análisis espacial que inició José Rodríguez (1993a) en la década de los años ochenta. Curiosamente esta reflexión sobre la organización espacial estuvo relativamente ausente de los productos del trabajo del grupo de geógrafos franceses que vivió en las islas a inicios de los noventa cobijados por el convenio FChD / ORSTOM. Este estudio es una propuesta para el ordenamiento territorial de las islas en el marco de los intentos de aplicar los principios de la 78


planificación ecorregional (metodología desarrollada a mediados de los noventa por el WWF - US y el Banco Mundial) tomando en cuenta la configuración social de las islas. La primera parte hace un análisis de la configuración espacial del archipiélago y la segunda una propuesta de “reordenamiento” territorial de las islas (ROTGA). Luna Tobar, A. 1998. Historia política internacional de las Islas Galápagos. Quito: Abya - Yala. Macdonald, Theodore 1997. “Los conflictos en las islas Galápagos. Análisis y recomendaciones para su manejo”. Centro de Estudios Internacionales. Program on Nonviolent Sanctions and Cultural Survival (PONSACS). Centro de Estudios Internacionales. Harvard University. Enero. Inédito. Es uno de los primeros estudios realizado por un antropólogo. Su objetivo fue servir de base analítica para un proyecto de apoyo al manejo de conflictos en Galápagos que sería financiado por USAID. Su tesis central es que los conflictos en Galápagos entre ambientalistas y poblaciones locales deriva de que el territorio de las islas es manejado como una propiedad pública cuando en realidad existen comunidades locales que viven de él. El resultado es la reproducción de la “tragedia de los comunes” debido a que las autoridades públicas no tienen capacidad para ejercer efectivamente el control sobre el territorio y a que las comunidades locales no se interesan por una legislación que no los toma en cuenta. Su propuesta era que se iniciara un cambio en el manejo de las islas y que se las entendiera como si fueran un territorio comunal con control comunitario local. De sus recomendaciones surgiría el Grupo Núcleo de manejo de la futura Reserva Marina de Galápagos, que constituye una de las más avanzadas tentativas de lograr un manejo negociado de una reserva eco lógica en el Ecuador y tal vez en el mundo. La influencia política y práctica de este texto tal vez no tenga equivalente en la historia de las ciencias sociales en las islas. MacFarland, Craig 1991. “The Enchanted and Endangered Galápagos Islands: The Oportunity to Create a Model for Ecotourism”. Washington: Ecotourism Society Briefing. Mayo. Machuca, José E. 2000. “Historical Chronology of Galapagos 1535 - 2000”. [Puerto Ayora]. Un medico de un barco de turismo que vivió en Galápagos entre 1993 y 2000, realizó esta cronología basado en libros de historia (fundamentalmente los de Octavio Latorre). McEwen, Alec 1988. The English Place-Names of the Galapagos. En The Geographical Journal. No. 154. No. 2. Julio. Machado, Antonio Sylvie Blangy y Manuel Mota 1994. Diagnóstico de 79


situación de las islas Galápagos y recomendaciones para su gestión ambiental. Bruselas: Comisión de las Comunidades Europeas. Machlis, G., Costa D.A. y J. Cárdenas 1990. Estudio del visitante a las islas Galápagos. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos. Medina, Indira 2001. “Monitoreo de la actividad turística en los sitios de visita terrestre del Parque Nacional Galápagos”. Quito: Parque Nacional Galápagos Fundación Natura. Inédito. [Versión resumida publicada en Falconí 2001]. Medina, Indira 2002. “Monitoreo de la actividad turística en los sitios de visita terrestre del Parque Nacional Galápagos”. Quito: Parque Nacional Galápagos Fundación Natura. Inédito. [Versión resumida publicada en Falconí 2002]. Ministerio de Agricultura y Ganadería 1995. “Sanidad y Cuarentena Agropecuaria y de Áreas Naturales para las Islas Galápagos”. Memorias del Primer Seminario - Taller. Quito. Inédito. Ministerio del Ambiente 2001. Galápagos: Estrategia para su conservación y desarrollo sustentable. Quito: Ministerio del Ambiente. Ministerio de Medio Ambiente. Programa de Manejo Ambiental para las Islas Galápagos 1998. Ley de Régimen Especial para la Conservación y el Desarrollo Sustentable de la Provincia de Galápagos. Quito: MMA-CONADE-BID. Existen varias ediciones de la principal ley que rige el funcionamiento de las instituciones de las islas y que instaura un régimen especial de autonomía relativa en la provincia. La Ley Especial fue el resultado de una negociación de 18 meses entre actores locales e instituciones nacionales y organismos de conservación de la naturaleza, luego de un período especialmente conflictivo (1992 - 1996). Tres proyectos de legislación especial anteriores habían fracasado antes de ser sancionados por el presidente de la República. Su aprobación se realizó luego de sortear la oposición de los gremios de pescadores industriales del continente (especialmente de Manta). Moreno, Patricia, Juan Carlos Murillo y Ryan Finchum 2000. “Diagnóstico socio - económico de las mujeres y familias del sector pesquero de Galápagos”. [Puerto Baquerizo Moreno]. Área de Educación y Comunicación Ambiental de la ECChD. Diciembre. Murillo, Juan Carlos, Stuart Banks, Harry Reyes, Eva Danulat y Patricia Zárate 2004. Evaluación de la captura incidental durante el Plan Piloto de Pesca de Altura con Palangre en la Reserva Marina de Galápagos. [Puerto Ayora]: Parque Nacional Galápagos - Fundación Charles Darwin para las islas Galápagos. Julio. 80


Murillo, Juan Carlos et. al. 2003. Evaluación de las pesquerías en la Reserva Marina de Galápagos. Informe compendio 2002. Análisis comparativo con los años 1997 - 2001. Puerto Ayora: Servicio Parque Nacional Galápagos / Fundación Charles Darwin. La más completa compilación hasta la fecha de datos de captura, esfuerzo y captura por unidad de esfuerzo pesquero, así como datos de talla y peso de captura de individuos por zonas de pesca en las pesquerías de langosta, pepino y pesca blanca en Galápagos. Estos textos han sido publicados parcialmente en Danulat y Graham (2002). O‟Gorman, Stephanie 2001. “Socio - economic options for Introduced Species Eradication in the Galapagos. A World Heritage Site”. Tesis de Maestría en Economía Ecológica. Edinburgo: Universidad de Edinburgo. Olmedo, Catón e Inés Herrera (coords.) 2000. Encuesta Demográfica y de Salud Materna e Infantil. ENDEMAIN III. Ecuador. Informe Final. Quito: CEPAR - USAID CDC. [Existe versión exclusiva para la Región Insular] Incluye por primera (y única) vez, a la provincia de Galápagos Ortiz, Jaime 1989. Reseña crítica del Plan de Desarrollo Conservacionista. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Ospina, Pablo (Coord.). 1997. Informe Galápagos 1996-1997. Quito: Fundación Natura - WWF. Ospina, Pablo (Coord.). 1998. Informe Galápagos 1997-1998. Quito: Fundación Natura - WWF. Ospina, Pablo 1998a. “Estrategias de Conservación con Base Ecorregional. El Caso de Galápagos”. Quito: Fundación Natura - WWF. Inédito. Ospina, Pablo (Coord.). 1999. Informe Galápagos 1998-1999. Quito: Fundación Natura - WWF. Ospina, Pablo 2001. Identidades en Galápagos. El sentimiento de una diferencia. Quito: Trama ediciones. Investigación realizada a inicios del año 2000 por encargo de Fundación Natura y el Fondo Mundial para Naturaleza (WWF). Postula la idea de que existe en Galápagos un “sentimiento de diferencia” frente al continente que ha sido el sustento de la lucha por la autonomía administrativa y política sancionada por la Ley Especial de Galápagos (1998). El trabajo propone una interpretación del proceso político de las 81


islas durante los años noventa como un productor de identidades regionales que están informadas por el proceso de modernización de la sociedad galapagueña y por la disputa alrededor del control de los recursos y la prosperidad de las islas. Ospina, Pablo 2001a. Las organizaciones en Galápagos. Quito: The Nature Conservancy. Documentos de Galápagos. Reportes Técnicos No. 1. Ospina, Pablo 2001b. “Migraciones, actores e identidades en Galápagos”. Quito: IEE / CLACSO / ASDI. Inédito. Una continuación del estudio sobre identidades. Este trabajo se interroga por los mecanismos que permitieron a la población nativa y de colonos antiguos, minoritaria en las islas, que asumiera la dirección y el liderazgo social de toda la población local en la búsqueda de la autonomía regional. Ospina, Pablo 2002. Región y nación en la formación de las identidades galapagueñas. En Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia. No. 19. Quito. Ospina, Pablo 2004. El Hada del Agua. Ética Ambiental y Actores sociales en Galápagos. En Journal of Intercultural Studies. Extra Series No. 30. Osaka, Japón. El trabajo contrasta las percepciones y valores asociados a la “naturaleza” en Galápagos en tres actores: operadores turísticos, pescadores y científicos conservacionistas. Ensaya una caracterización de las diferencias en las distinciones que estos grupos hacen entre lo “humano” y lo “natural” y las remite a los distintos “usos” sociales (y experiencias de manipulación) que cada grupo tiene con el resto del mundo físico galapagueño. Ospina, Pablo 2004a. “Galápagos, naturaleza y sociedad. Actores sociales y conflictos ambientales en las islas Galápagos, Ecuador”. Tesis de maestría en antropología social. Universidad Iberoamericana. México. Inédita. Ospina, Pablo y Fabio Vélez 1999. El Manejo de Residuos Sólidos en Galápagos. Quito - Cali: Fundación Natura / Fundación Carvajal / USAID. Resumen de información socio - económica y de los diagnósticos existentes hasta la fecha sobre las características del manejo de los desechos sólidos en las tres ciudades de Galápagos. Expone también los resultados y propuestas de un proyecto de apoyo al manejo de residuos en las islas ejecutado por las dos instituciones entre 1997 y 1998. Otterman, Lillian 1993. Clinker Islands: A complete history of the Galapagos Archipelago. Bradenton, Florida: MCGuinn & MCGuire. 82


Oviedo, Gonzalo y José Elías Cárdenas 1982. Elementos para una Reforma Educativa en la provincia de Galápagos. Quito: ECChD - Ministerio de Educación y Cultura. Agosto. Oviedo, Paola 1999. Las islas Galápagos: El manejo de los conflictos para la conservación y el uso sustentable de los recursos. En D. Buckles (ed.) Cultivating Peace: Conflict and Collaboration in Natural Resource Management. IDRC/World Bank. [Existen versiones en castellano, francés e inglés] Parque Nacional Galápagos 1999. Plan de Manejo de Conservación y Uso Sustentable para la Reserva Marina de Galápagos. En Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador. No. 173. 20 de abril. Edición del PNG / FChD. Parra, David 1989. Historia de los asentamientos humanos. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Pazmiño, Diego 2002. “El régimen administrativo especial de la provincia de Galápagos. Visión global de la normativa ambiental del régimen especial de administración territorial. Versión preliminar”. Quito: Dirección General de Intereses Marítimos. Inédito. Septiembre. Pérez, Jaime 2000. “Resumen del monitoreo socio - económico de la temporada de pesca de Pepino de Mar. 22 de mayo al 17 de julio de 2000”. Quito: Fundación Natura. Inédito. Pérez, Jaime y Juan Carlos Murillo 2001. “Informe de Monitoreo socio económico de la pesca en Galápagos (abril 2000 - marzo 2001)”. [Quito]: Fundación Natura / Parque Nacional Galápagos / Estación Científica Charles Darwin. Los únicos intentos disponibles de evaluar cuantitativamente los usos económicos y sociales de los nuevos ingresos generados por la actividad pesquera artesanal legal en Galápagos. Está basado en entrevistas, una encuesta y en la información de campo recogida en bares y tiendas sobre gastos de los pescadores. Una versión se publicó en Falconí (2001) y otra en Danulat y Edgar (2002). Perry, Roger 2000. From evolutionary time to the early days of the Charles Darwin Foundation in Galápagos. En N. Sitwell (ed.). Proceedings of the Symposium. Science for Conservation in Galapagos. Bruselas, 15 de mayo de 1998. Bulletin de L‟Institut Royal des Sciences Naturelles de Belgique. Vol. 70. Suplemento. Bruselas. Recuerdos de sus memorias en las islas Galápagos en los años sesenta, en las islas Gilbert y en Tristan Da Cunha. Ponce, Pedro 1997. “Galápagos Islands Problems: A Methodological 83


exploration connected to Environmental Education”. Tesis de Maestría en Ecología Humana. Bruselas. Vrije Universiteit Brussel. Inédito. Presidencia de la República del Ecuador. Comisión Multisectorial 1991. Plan Global de Manejo Turístico y Conservación Ecológica de Galápagos. Quito: Presidencia de la República. Este Plan fue el que orientó el funcionamiento de la Comisión Permanente para las Islas Galápagos, creada en los últimos días de la administración del presidente Rodrigo Borja. Es tal vez el Plan que haya tenido la mayor aplicación práctica de la historia de Galápagos fuera de los planes de manejo del PNG. En sus lineamientos pueden reconocerse algunas de las principales orientaciones y grandes proyectos que verían la luz en la segunda mitad de la década (entre ellas, el proyecto de Manejo Ambiental del BID y el proyecto de erradicación de especies introducidas en Isabela, hoy proyecto GEF). Fue también el Plan que estuvo en vigencia durante el período de mayor conflicto político en las islas (el período 1992 - 1996). Es, pues, de suma importancia social práctica para estudiar el período. Presidencia de la República del Ecuador. Comisión Permanente para las Islas Galápagos 1992. Plan de Manejo de la Reserva de Recursos Marinos de Galápagos. Quito: Presidencia de la República. Este es tal vez el Plan que menos aplicación tuvo en la historia de las islas. Fue el resultado de una difícil negociación inter - institucional entre las instituciones encargadas de la administración del Parque Nacional y las que manejan los recursos pesqueros. Como resultado, la RRMG careció de Plan desde su creación en 1986 hasta la publicación de este documento en el Registro Oficial. Sin embargo tanto la complejidad de los arreglos institucionales previstos en el Plan como del esquema de zonificación (y otros problemas políticos y financieros adicionales), hicieron que nunca funcionara realmente como orientador de políticas. Solo con la creación de la Reserva Marina de Galápagos en 1998, se zanjó el impasse legal existente respecto a la administración marina del archipiélago. Proctor & Redfern International Limited - Corpconsul Cia. Ltda. 1995. “Estudio de impacto ambiental. Proyectos de Agua potable y Alcantarillado Sanitario para Puerto Ayora, Santa Cruz, Galápagos”. Puerto Ayora: Inédito. Municipio de Santa Cruz. Quiña Mafla, Huberto (MIDUVI). 1994. “Estudio Integral de Desechos Sólidos de Puerto Baquerizo Moreno, Provincia de Galápagos. Memoria Técnica”. Puerto Baquerizo. Octubre. Inédito. Ramírez, Jacques 2004. “La pesca artesanal en la Reserva Marina de Galápagos: dinámica laboral y conflictos socio - ambientales”. Disertación de Grado previa a la obtención del título de Licenciatura en Antropología Social. Facultad de Ciencias 84


Humanas. Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Quito. Las pesquerías y los pescadores galapagueños han sido objeto de una profusión de estudios desde 1998 debido al creciente papel político de sus organizaciones pero también debido a los conflictos agudos entre ellos y las organizaciones de conservación. El mérito mayor del trabajo de Ramírez, que realizó su trabajo de campo en 1999 y 2000, es haber tratado de realizar una exposición de los problemas partiendo de la visión de los propios pescadores y de una experiencia de convivencia “empática” con ellos. Ramírez ofrece magníficos testimonios de las dificultades que tiene este actor heterogéneo para adecuarse a los nuevos papeles que les exige la situación, en particular, el proceso de negociación con las organizaciones ambientalistas locales e internacionales. El trabajo resalta también los esfuerzos de auto valoración y auto identificación positiva que los pescadores construyen en medio de una situación en la que se sienten en desventaja, acorralados por estereotipos, pero que también son muy dependientes de factores culturales muy antiguos como los atributos atribuidos a la masculinidad y al nacionalismo. La tensión y el conflicto se notan en las páginas del texto, en la que Ramírez a veces toma partido con cierto apresuramiento en su afán de distanciarse de un ambientalismo que considera excesivamente alejado de los intereses y necesidades de las personas que estudia. Ramírez, Jacques 2001. “Género y Ambiente en Galápagos: roles productivos, reproductivos y comunitarios de mujeres en relación con los hombres y posición de las mujeres frente a los temas ambientales”. Consultoría para el Banco Mundial. Quito. Inédito. Febrero. [Informe preliminar que luego sería utilizado (y modificado) en el trabajo de María Arboleda (2002)] Reinhart, Claudia 1992. “Tourism Management in the Galápagos Islands. A social Carrying Capacity Study”. Tesis de Maestría. Department of Marine Affairs. University of Rhode Islands. Kingston. R. I. Reutz, Birgit 1997. “Der mensche inm Paradies” - Die Galápagos - Inseln in Spannungsfield zwischen Nationalparkinteressen, okonomischen Aktivitaten und Kulturlandschaftlicher Inwertsetzung”. Tesis de Maestría en la Universidad de Innsbruck. Innsbruck. Noviembre. Inédito. Revelo, William y Marco Rerrera 1999. “Diagnóstico de la actividad pesquera artesanal en la Región Insular de Galápagos”. Versión preliminar. Guayaquil - Puerto Ayora: Instituto Nacional de Pesca - ECChD/PNG. Ribadeneira, Mónica. 2000. “La Legislación sobre Áreas Protegidas y la Ley Especial para la Conservación y el Desarrollo Sustentable de Galápagos”. Disertación previa a la obtención del título de Doctora en Derecho. Facultad de Jurisprudencia. Pontificia Universidad Católica del Ecuador. 85


La tesis hace una revisión de la legislación ecuatoriana sobre áreas protegidas y la sitúa en el contexto de alguna legislación internacional. Especial cuidado merece un análisis de la Ley Especial de Galápagos, sus innovaciones jurídicas y sus posibles contradicciones con otros cuerpos normativos. La autora participó activamente como asesora jurídica de la Estación Darwin, luego del INGALA y luego como consultora en la preparación de borradores de algunos reglamentos a la ley, en el período posterior a 1998. Por ello, su análisis también traduce en cierta forma su experiencia en la negociación, las dificultades prácticas de aplicación y las controversias sobre las implicaciones jurídicas de la nueva legislación ambiental. Rodríguez, José 1981. Indicadores Regionales de Galápagos. Ecuador. Quito: INGALA. Corresponde a José Rodríguez el mérito de haber impulsado a las principales instituciones de Galápagos a publicar las primeras compilaciones de estadísticas socio - económicas de la provincia. Las ediciones de 1981, 1987 y 1993 (más la publicación de las estadísticas de San Cristóbal de 1996) recogen tanto información publicada regularmente (de los Censos de población y del Censo agropecuario de 1974) como datos de difícil acceso (como datos de pasajeros, precios de bienes de consumo popular, información sobre carga entre Galápagos y el continente tomada de la administración portuaria de Guayaquil, etc.). Aunque las distintas ediciones a veces repiten mucha de la información anterior, también hace útiles actualizaciones. No siempre se mantiene la coherencia metodológica o la secuencia cronológica, pero tiene el mérito de presentar información compilada y no siempre disponible. A partir de 1996, las compilaciones estadísticas más detalladas se encuentran en los anexos de los sucesivos Informe Galápagos (1997 - 2002). Rodríguez, José 1987. Indicadores Regionales de Galápagos. Ecuador. Quito: INGALA. Rodríguez, José 1989. Los planes de desarrollo urbano. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Rodríguez, José 1989a. Una agricultura exigua en un espacio rural singular. En Trama. Revista de Arquitectura. No. 49. Quito. Julio. Rodríguez, José 1993. Indicadores regionales de Galápagos. Ecuador. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos. Rodríguez, José 1993a. Las islas Galápagos. Estructura geográfica y propuesta de gestión territorial. Quito: Abya - Yala / FESO / Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos / Fundación Natura / IULA - CELCADEL. El primer gran análisis espacial de la organización social isleña. José 86


Rodríguez integra aquí, en un modelo geográfico, la vasta información estadística que recopiló durante la década anterior y su experiencia como planificador urbano y de áreas pobladas de la provincia. Rodríguez, José 1994. “Impacto socio - económico del desembarco de visitantes de cruceros en las Islas Galápagos. Análisis. Conclusiones y Recomendaciones”. Quito. Inédito. Abril. Un análisis que incluye la transcripción de 23 entrevistas en San Cristóbal referidos al desembarco de los barcos Mermoz (marzo de 1994) y Vistafjord (febrero de 1994). Estos barcos turísticos eran de gran tamaño (600 y 800 personas respectivamente) y el estudio de Rodríguez, como el de De Miras, Grenier y Andrade (1994), estaba destinado a evaluar su impacto y la pertinencia de repetirlos. Rosero, José, Mónica Páez y Gabriela Nieves 2002. “Análisis del sector agropecuario en el Ecuador, con énfasis en la provincia de Galápagos. Informe Final”. Quito: Fundación Natura. Inédito. Enero. [Basado en la encuesta del MAG de 1996, cfr. Vivanco 1997]. SANITEC-INTERGRUPO. 1995. “Estudio de Factibilidad y Diseños definitivos del proyecto de desechos sólidos para la ciudad de Puerto Ayora y Bellavista, Provincia de Galápagos. Informe I. Fase de Diagnóstico”. Quito: Inédito. BEDE / PDM / Municipalidad de Santa Cruz. Saudade, Joe [2000]. “The Graphittis in Galapagos” [Puerto Ayora] Una recopilación con fotos de las frases escritas en las rocas o los árboles de los sitios de visita por los turistas. Snell, Howard, Heidi Snell, Alfredo Carrasco y Gayle Davis 1996. Referencias Bibliográficas sobre Galápagos 1535-1995. Quito-Puerto Ayora: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos / USAID. La más completa guía bibliográfica existente hasta la fecha sobre las islas Galápagos. Está basada ante todo en los catálogos de la biblioteca de la Estación Científica Charles Darwin de Puerto Ayora. Aunque no hace comentarios a las referencias, tiene útiles índices analíticos. Snell, Howard, Charlotte Causton y Alan Tye [1999]. “Ecological Monitoring for the Galápagos Archipelago: A Proactive Program for the Conservation of Biological Diversity”. Puerto Ayora: inédito. Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos. [Existe una versión publicada, con algunas modificaciones importantes: Gibbs, J. P., H. L. Snell, and C. Causton. 1999. Effective monitoring for adaptive wildlife management: lessons from the Galápagos Islands. En Journal of Wildlife Management Vol. 63. No. 87


4:1055-1065] Se trata de la exposición más sistemática del marco conceptual y las aspiraciones de un programa de monitoreo ecológico del estado de conservación de la biodiversidad de las islas Galápagos. Puede considerarse en cierta forma el programa de trabajo del área de monitoreo de la Estación Darwin. Southgate, Douglas y Morris Withaker 1992. Development and the Environment: Ecuador Policy Crisis. Quito: IDEA. El libro tiene un capítulo dedicado a analizar el caso del turismo en las islas Galápagos. El objetivo general del trabajo es demostrar mediante varios ejemplos que las interferencias institucionales, la falta de garantías claras sobre derechos de propiedad y los subsidios estatales impiden una adecuada expresión de la escasez de los recursos naturales en sus precios de mercado. De esta forma, se crean incentivos para su degradación. En una palabra, la más sistemática y completa “visión neoliberal” de la crisis ambiental en el Ecuador. Steadman, David W. & Steven Zousmer 1988. Galápagos: Discovery on Darwin‟s Islands. Washington, DC: Smithsonian Institution Press. Suzuki, Kazunobu [2002]. “Protection and conservation of World Natural Heritage-the links between tangible and intangible values”. [Documento preparado para UICN y JICA]. Sin lugar. Swoboda, Jorge Lussio 2001. “Development of a Method for Economic Evaluation of the Effects of Introduced Species in the Galapagos National Park, Ecuador”. Wageningen Agricultural University. The Netherlands. Tesis de Maestría en Ciencias Ambientales. Sylva, Paola 1984. “¿Es posible vivir junto a un Parque Nacional? (Diagnóstico de problemas y propuestas eco - sociales para las Islas Galápagos)”. Puerto Ayora: ECChD. Inédito. Noviembre. Sylva, Paola 1992 [1983]. Las islas Galápagos en la historia del Ecuador. En E. Ayala (ed.) Nueva Historia del Ecuador. Vol. 12. Quito: Corporación Editora Nacional / Grijalbo. Sylva, Paola 1996. “Aspectos sociales del Programa de Manejo Ambiental para las Islas Galápagos (anexo 6)”. Informe de Consultoría para GOPA. Inédito. Abril mayo. Taylor, Edward y Antonio Yúnez-Naude 1999. “Estudio económico de Galápagos. Informe inicial”. [s.l]: Inédito. Informe para el BID. Abril. 88


Es la única versión en castellano que ha circulado (restringidamente) de los resultados de una serie de las encuestas socio - económicas más ambiciosas que se hayan realizado en Galápagos hasta la fecha. Su objetivo inicial era aplicar un sofisticado modelo de contabilidad social (con una metodología adaptada de las matrices insumo - producto) para examinar los efectos que las inversiones del BID podrían tener en la economía y los flujos económicos de las islas Galápagos. Estas matrices de contabilidad social registran las actividades económicas, los agentes, los flujos económicos entre ellas y la distribución del producto total. Este estudio aspiraba a “proveer un marco de referencia sobre el funcionamiento de la economía de Galápagos” que sirviera para evaluar los impactos de las políticas públicas, en especial sus efectos migratorios. Formó parte, pues, de los interminables estudios previos a los desembolsos del préstamo que el gobierno ecuatoriano finalmente firmó con el BID en 2001. Es preciso decir que el caso de Galápagos fue la más compleja de las economías en las que se aplicó este modelo, originalmente pensado y desarrollado para analizar la economía de comunidades relativamente simples y aisladas. Taylor, Edward, Antonio Yúnez - Naude, George Dyer, Micki Steward y Sergio Ardila 2002. “The economics of “eco - tourism”: A Galapagos Island Economy - Wide Perspective”. Inédito. Mayo. Forthcoming: Economic Development and Cultural Change. Trabajo sumamente importante, basado en la misma encuesta realizada en 1998 y en el modelo de contabilidad social derivado de ella. El estudio se interroga desde una perspectiva económica cuán compatibles son los dos supuestos básicos del ecoturismo, esto es, la conservación de los ecosistemas y el mejoramiento de la calidad de vida de la población local. Concretamente el estudio trata de establecer cuantitativamente la relación entre el crecimiento económico alentado por el turismo y el aumento de la migración. El resultado de la modelización matemática es que un 10% de incremento del ingreso económico turístico debe provocar un aumento del 5% en la población económicamente activa de las islas si no existieran controles migratorios. Controles migratorios efectivos lo que provocarían es un aumento de la inflación, vía el aumento del costo de la mano de obra, lo que a su vez aumentaría el incentivo para la migración. La migración a su vez aumenta el peligro de introducción de especies exóticas, lo que atenta contra la conservación de los ecosistemas. De esta forma, el estudio establece empíricamente la contradicción entre el crecimiento económico local, sostenido por el turismo, y la conservación ecológica de largo plazo. TRAFICC América del Sur 2000. Evaluación del comercio de pepino de mar Isostichopus fuscus (Echinodermata: Holothuroidea) en las Islas Galápagos durante 1999. (Investigación financiada por WWF - UK). Quito: TRAFFIC América del Sur UICN. Valarezo, Oswaldo y Ernesto Cañarte 2000. “Aspectos fitosanitarios de la 89


provincia de Galápagos”. INIAP. Inédito. Vanegas, Brenda 1998. Leyendas y tradiciones de Galápagos, en la cultura y literatura, como expresión popular. Quito Como en el caso de Freire (1993), Brenda Vanegas también fue profesora de secundaria en San Cristóbal. Varias leyendas recopiladas por Vanegas ya se encontraban en la publicación de Freire. Sin embargo, a diferencia de Freire, Vanegas menciona junto a cada leyenda el nombre del alumno que la recopiló y de la persona que la refirió. Además, Vanegas realiza una interpretación de las leyendas desde un punto de vista literario y con la intención de rescate de la “cultura popular”. Velasco, Marco 2002. “Estudio de conocimientos, actitudes y prácticas CAP, asociados a la conservación, manejo participativo y uso sustentable de la Reserva Marina de Galápagos. Documento Final”. Santa Cruz: Parque Nacional Galápagos Fundación Charles Darwin. Inédito. Octubre [Luego retornado en la Línea Base de la RMG, Danulat y Edgar (2002)]. Villa, José y Arturo Ponce 1986. Islands for People and Evolution: The Galapagos. National Parks Conservation and Development. Viteri, César y Carlos Chávez Rebolledo 2002. “Fiscalización y Cumplimiento de las Regulaciones Pesqueras en la Reserva Marina Galápagos (RMG): 1998 -2001”; Documento de Trabajo, Departamento de Economía, Universidad de Concepción. Análisis de una encuesta sobre las motivaciones para el incumplimiento de las regulaciones pesque ras en la Reserva Marina de Galápagos realizada a fines de 2002 entre los dueños de embarcaciones pesque ras de la provincia. Es, junto al estudio de Finchum, uno de los más completos estudios cuantitativos disponibles alrededor de las percepciones y actitudes ambientales de los pescadores. Viteri, César y Carlos Chávez Rebolledo 2003. “Legitimidad, Participación Local, y Cumplimiento de las Regulaciones Pesqueras en la Reserva Marina Galápagos”. Programa Magíster en Economía de Recursos Naturales y del Medio Ambiente, Universidad de Concepción, Chile. Inédito. Junio. Se trata de un ejercicio de comprobación de modelos econométricos para comprender los factores que influyen en la decisión de infringir las regulaciones pesque ras por parte de los pescadores de Galápagos. Basados en el modelo de Sutinen y Kuperan (1999), los autores definen una serie de “criterios” que podrían explicar las decisiones de los pescadores: esfuerzo fiscalizador de la autoridad correspondiente (probabilidad de detección), magnitud de las sanciones, legitimidad de las regulaciones, sentido de pertenencia comunitaria de los sujetos y participación de los individuos en las organizaciones de representación. Basados en una encuesta realizada 90


a 150 propietarios de embarcaciones (no los pescadores que trabajan para otros), se operacionalizan estos criterios en variables medibles (un total de 31 variables operacionales son analizadas) destinadas a medir la probabilidad de infracción (operacionalizada por la admisión del encuestado de haber infringido frecuentemente las normas en la temporada de pesca de 2001). El ensayo también atribuye peso estadístico a cada variable en la decisión de los armadores de infringir las normas pesqueras. Un notable 42% de los armadores admitió que” rara vez cumplió las regulaciones [en la temporada de pesca de 2001], debido a que son muchas”. El trabajo adolece del defecto, frecuente en este tipo de modelaciones matemáticas, de olvidar en las conclusiones la distancia entre los criterios que está buscando analizar y las variables realmente medidas. De todas formas, una vez que se toma en cuenta adecuadamente esta precaución metodológica, el trabajo proporciona información valiosa (a veces, incluso, contra - intuitiva). Viteri, César, Jon Conrad, Linda Nostbakken, Steven Stone y Henrik Franklin 2004. “Fisheries Management in the Galapagos Marine Reserve: A Bioeconomic Perspective. Final Report”. Documento financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Finanzas del Ecuador. [Quito]: inédito. Junio. Vitta, Juan 2000. Las Galápagos: mucho más que unas islas. Textos escogidos de Charles Darwin, Herman Melvilla, Theodor Wolf. Quito: Aguilar. Vivanco, Walter 1997. “Diagnóstico Agro - socio - económico y Lineamientos de acción para el sector agropecuario de Galápagos”. Puerto Ayora: Dirección Provincial Agropecuaria de Galápagos. Ministerio de Agricultura y Ganadería. Informe de Consultoría. Estudio basado en una encuesta de cerca de 80 Unidades de Producción Agropecuaria en Galápagos. Es el más completo estudio existente sobre el sector agropecuario de las islas entre los análisis del Censo agropecuario de 1974 y la realización del Censo Agropecuario de 2001. Von Hagen, Víctor 1988. Darwin y las islas encantadas. R, Quijano R. (trad.). México: Editorial Diana. Importante, documentado y poco conocido libro de historia humana de las islas Galápagos, al parecer escrito hacia 1982. Muestra ante todo lo que podríamos llamar la “historia internacional” de las islas, con poca documentación de fuentes ecuatorianas. En ese sentido, complementa muy bien los trabajos de Latorre (1999) y Luna Tobar (1998). De especial interés son los capítulos dedicados a los esfuerzos del propio Van Hagen en los años treinta del siglo XX para declarar las islas como un santuario de protección de la fauna, crear una estación de investigación científica y conmemorar así el primer centenario del arribo de Charles Darwin en el Beagle. Van 91


Hagen puede ser considerado el principal impulsor de la declaratoria de varias islas del archipiélago como Reserva Nacional de la Fauna en mayo de 1936. Wallace, G. 1993. Visitor Management: Lessons from Galápagos National Park. En Lindberg, K. Y D. Hawins (eds.). Ecotourism: a Guide for Planners and Managers. North Bennington: The Ecotourism Society. Wilen, James, Micki Steward y David Layton 2000. “Economic Analisys of the Galapagos Marine Reserve Resource Management Plan. Final Report”. University of California. Inédito. Mayo. Otra de las investigaciones motivadas por el préstamo del BID. Es tal vez, junto a la de Taylor y Yúnez (1999), el intento más reciente de analizar la economía de Galápagos en base a ambiciosas encuestas socio - económicas. Su interés explícito era diseñar y aplicar un modelo cuantitativo que sirviera para evaluar y prever el impacto económico que la zonificación de la Reserva Marina de Galápagos podría tener sobre la sociedad isleña, en especial sobre los sectores pesquero y turístico. Wilen, James; M. Miller y G. Aplet 1999. “The Challenge of Conservation in the Galapagos Archipelago”. To be published by Stanford University Press. Stanford. OJOJ White, David J.R. 2003. “The Threat of Oil to the Galapagos”. Dissertation for Masters Degree in Marine Resources Development Protection. Heriot - Walt University. Edinburgh. United Kingdom. Septiembre. Wittmer, Margaret 1989 [1936]. Floreana. Oswestry: Anthony Nelson. Woram, John 1988. On the Cartography of the Galapagos Islands. En Map Collector. No. 44. Londres. Wurtz, J. Y G. Wallace 1994. Motivaciones, experiencias deseadas y preferencias para técnicas de manejo de los visitantes al Parque Nacional Galápagos. Ecuador. Quito: Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos. WWF - FChD [2002]. Irreplaceable Islands. A Vision for the Future of the Galapagos. Washington: WWF / FChD. Este texto es una versión resumida, dirigida al gran público, de la “Visión de Biodiversidad”, publicada por ambas instituciones en 2001 y 2002 (cfr. FChD / WWF 2002). Zapata, Fabián 2003. “Estimación de la generación de aceites usados en Galápagos. Proyecto de recolección de aceites usados en las Islas Galápagos”. 92


Guayaquil: Fundación Natura - WWF. Inédito. Enero. Zapata, Carlos 2004. “Sistematización, adaptación del modelo participativo y revisión de indicadores en la administración y manejo participativo de la Reserva Marina de Galápagos, Ecuador”. Puerto Ayora, Galápagos. Agosto [Versión preliminar]. Fundación para el Desarrollo Alternativo (FUDAR). Se trata de un documento preparado para el proyecto de Conflicto y Colaboración de la Universidad de la Paz (Costa Rica) y el CIID, de Canadá. El estudio sistematiza la información obtenida de dos métodos de investigación cualitativa aplicados en talleres a miembros de la Cooperativa de pescadores COPROPAG (Santa Cruz), la Fundación Charles Darwin y la Cámara Provincial de Turismo de Galápagos (CAPTURGAL). El informe contrasta las distintas percepciones que los actores del manejo participativo de la Reserva Marina tienen sobre si mismos, sobre los otros actores, sobre su “poder” (capacidad de hacer lo que uno quiere), su legitimidad (prestigio) y su interés (preocupación por un tema). Se dibujan así tres “mapas” de actores, aliados y adversarios tal como cada actor los percibe. Como complemento, el informe resalta las estrategias de poder y acción que cada sector tiene y que cada sector detecta en los demás. En segundo lugar, se busca mostrar los “constructos”, es decir, las asociaciones mentales o ideológicas que cada sector hace respecto a su propia organización, sus propios objetivos y los objetivos y estrategias de los otros. El método de los “constructos” resalta las palabras clave que los actores usan para destacar las oposiciones entre objetivos contrapuestos o estrategias encontradas. Un documento novedoso que resalta las variadas diferencias de percepción (pero también algunas coincidencias) que alimentan el debate interno del proceso de manejo participativo de la Reserva Marina. Zador, Michele 1995. “Galápagos Marine Resources Reserve. A Pre- Investment Analysis”. Consultoría para el Programa Parques en Peligro. S.1. The Nature Conservancy. Marzo.

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LAS VOCES DEL TESTIMONIO Sofía Luzuriaga Jaramillo 57

Testimonio no es lo mismo que testimonio Averígüeme cómo el ayuntamiento abastecía de agua a Quito en los siglos XVIII y XIX. El investigador piensa en cómo será su plan de acción. Lee algunas fuentes secundarias que dan algún dato relevante, apunta los nombres de los archivos pertinentes, alista papeles y esfero, dinero para las copias, un saco caliente para el frío de las paredes heladas, guantes para el polvillo y listo. Noche mal dormida por la información vagabunda y desordenada. Mañana impaciente que le hace llegar antes que los funcionarios del Archivo Municipal. ¿Por dónde comenzamos? ¿Desde cuando tenían El Municipio? 58 Ya pues, el primer año de publicación dame por favor. Pasa una hora y media de lectura y nada. Los huesos se desacomodan buscando posición cómoda, y el historiador se impacienta. Nada. No se sabe bien qué se busca, pero las palabras comienzan a dejarse ver y la búsqueda ya no es lectura impaciente, sino una escritura concentrada de apuntes que va relacionando fechas, reclamos, debates públicos entre ingenieros nacionales, informes de burócratas puntillosos... Pero todo esto es XX, y el “averígüeme” es para el setecientos y el ochocientos... Habrá que ver ordenanzas, actas también entonces... Si no están transcritas, ya tocó paleografía... La semana en este archivo ya se hizo dos, fácil, sino tres... Cómo me alcanzo entonces para el Aurelio59... Se dañó todo el cronograma, y para ver los juicios en el Nacional60 que reordenaron las cajas, olvídate, ahí se va otra semana. Pasan cinco días. Mientras el investigador anda medio perdido entre angustias de paleografía y ahogo de significantes, un documento: 8 junio 1537: Ordenanza que manda se apregone públicamente que ningún vecino sea osado de desviar y tomar el agua que viene a San Francisco y La Merced, ni mandar a sus criados o indios para que la tomen impidiendo su 57

Licenciada en Ciencias Históricas. Revista de publicación municipal emitida durante el siglo XIX y principios del XX por el Concejo, que luego pasó a llamarse La Gaceta. 59 Museo Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, Quito. 60 Archivo Nacional de Historia, Quito. 58

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llegada a los monasterio, so pena que los españoles sean multados y los indios, incurran en pena de muerte natural o ser cortadas las narices. 61 Documentos así se multiplican, y entre las palabras que se buscan están las que visibilizan las realidades de los actores sociales. Entre las ordenanzas, los presupuestos, los materiales de construcción anotados en folios y folios de papeles con caligrafía que se desliza, todo tipo de habitantes aparecen. Aparecen beligerantes: religiosos alterados por el robo de un ojo de agua; vecinos indignados porque nuevamente se ha roto la acequia... Aparecen por casualidad y causalidad: indios muertos porque fueron a reparar la acequia al pie de la quebrada, no hay que interrumpir las obras. Aparecen transformados: lavanderas seguramente cansadas, que a los ojos de un viajero de vienen ninfas de algún cuadro impresionista. Irrumpen las voces y un sistema historiográfico se quiebra. Se quebró hace tiempo ya cuando los debates, las orientaciones teóricas y metodológicas, la coyuntura misma que las alimentó, desvirtuaron un movimiento de análisis excluyente. La voz, el actor social, las rupturas y las continuidades pasaron a ser focos de atención de las investigaciones históricas. Las ordenanzas, las actas, los insípidos presupuestos fueron leídos con el oído atento: se buscaban voces, sus testimonios escondidos entre los movimientos caligráficos de escribanos, viajeros, cronistas. No, no ahí estás mal, no son testimonios de lo que hablas. Testimonio: m. Atestación o aseveración de algo. 2. Instrumento autorizado por escribano o notario, en que se da fe de un hecho, se traslada total o parcialmente un documento o se lo resume por vía de relación. 3. Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de algo. 4. Impostura y falsa atribución de una culpa. 5. (ecdótica) Cada uno de los textos manuscritos o impresos que constituyen la tradición textual de una obra. 6. (antiguamente) testigo // Falso. m. Falsa atribución de una culpa. 2. (derecho) Delito que comete un perito, un testigo o un intérprete que falta a la verdad en una causa judicial.62 En conflictos de significantes y significados se recurre primero al registro interno, al vocabulario asimilado. Varias posibilidades aparecen para definir tal o cual palabra. Pero claro, una determinada palabra puede haber sido asimilada de forma incorrecta desde que se la aprendió, o puede haberse ido construyendo de manera diferente por el recorrido escolar, luego universitario, más tarde profesional, sin dejar de lado las connotaciones afectivas que tienen los términos en la subjetividad de cada experiencia de vida.

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Actas y expedientes del Cabildo de Quito. 1535-1603. Sistema ISIS, Archivo Municipal Quito, t.1, vol 1, 252/253. 62 Definición en la vigésima segunda edición (2001) del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia.

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Si el registro interno muestra dudas o lagunas, se recurre al diccionario. Según el diccionario, la concepción que teníamos de „testimonio‟ no discrepa con lo acordado entre las diferentes comunidades hispano-parlantes. Se amplía. Sin embargo, se insiste en que las actas, las ordenanzas y demás documentos de la oficialidad no visibilizan testimonios, no son testimonios, entienden incorrectamente al testimonio. ¿Por qué? Porque una disciplina funciona también mediante registros internos de vocabulario asimilado. La historia tiene el suyo, la sociología el propio, y así... Los estudios de la cultura, desde luego, lo tienen también, y sus ramificaciones (la encabezada por Ortiz, la planteada por Mignolo, la enunciada por Wallerstein) modifican un determinado término de acuerdo a su tendencia interpretativa. Por lo tanto, no es difícil perderse entre significantes y significados, y se tiene que recurrir a la producción teórica y metodológica de las diferentes ramas sociales para poder hablar con un colega mientras se toma un café, en la edición de una obra conjunta, en el trabajo de investigación de un proyecto. Hay que ponerse de acuerdo, marcar el desacuerdo, irse por una nueva rama de trabajo analítico. ¿Qué visibiliza el testimonio? Según la lectura que hemos hecho de Yúdice, 63 el concepto de testimonio desde los estudios de la cultura se puede entender a partir del interés por la representación y el interés por la concienciación. Es decir, el testimonio “estatalmente institucionalizado [...], y por otra parte el testimonio que surge como acto comunitario de lucha por la sobrevivencia [...]”.64 Así, el primero busca reproducir valores mediante la cohesión de tres sentidos de la representación: describir un estado de las cosas, servir de portavoz, y ser ejemplo de los valores afirmados;65 es, por lo tanto, parte de la reproducción de conocimiento, estructura y praxis de las voces hegemónicas. Ejemplos pertinentes se podrían encontrar en los testimonios que cruzan la idea de mestizaje como elemento nacional, que dan validez a esta idea no conflictiva de convivencia étnica. Por otra parte, el segundo pone énfasis en “la creación de solidaridad, de una identidad que se está formando en y a través de la lucha”;66 hace visible el conflicto social de un determinado grupo subalternizado y explicita que “la especificidad de la experiencia social es abstraída por teorías y estrategias de una política nacional que no tiene como meta real los intereses de los sectores subalternos del pueblo”.67 De esta manera, se entiende que los textos producidos desde la concienciación buscan “enfocar las maneras en que diversos grupos oprimidos de mujeres, campesinos, indígenas, trabajadores, domésticas, fieles, squatters, etc., practican su identidad no sólo como resistencia a la

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George Yúdice, “Testimonio y concientización”; en La voz del otro, John Beverley y Hugo Achúgar, edits., Guatemala, Revista Abrapalabra- Universidad Rafael Landívar, 2002, pp. 221-243. 64 Ibíd., p. 224 65 Remitirse a Ibíd., p. 225. 66 Ibíd., p. 226. 67 Ibíd.

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opresión sino también como cultura afirmativa, como estética práctica”.68 Ahora bien, si la diferenciación que hace Yúdice nos parece un punto de partida válido para comprender el testimonio, detenerse en ella se revela insuficiente. Esta insuficiencia se evidencia en el siguiente razonamiento: ¿acaso el testimonio representacional no busca crear una conciencia comunitaria (aunque hegemónica)?, y ¿el testimonio de concienciación no busca representar a una comunidad (desde sí)? La respuesta nos lleva a afirmar que la diferenciación entre estos dos tipos de testimonios, planteados por Yúdice, no reside en el hecho de la representación o de la concienciación. En efecto, tanto las voces hegemónicas como las marginales buscan darse cabida en las imágenes e imaginarios colectivos de la sociedad, y ambas buscan crear una conciencia vinculada a esas imágenes; buscan apelar a la adhesión de los individuos, ciudadanos, actores sociales, consumidores en fin. De ahí, si bien la representación y la concienciación caracterizan al testimonio, no son elementos a partir de los que se pueda tentar una división interna del término. No obstante, en las consideraciones de Yúdice está implícito el elemento que permitiría marcar una diferencia interna en la producción de testimonio: el „desde‟, es decir el actor social productor del discurso testimonial. Si aceptamos este punto de la diferencia, se entendería por qué el testimonio desde la hegemonía se inserta sin mucha dificultad en el locus armónico de las grandes narraciones historiográficas, por ejemplo. Y se entendería también por qué el testimonio desde lo subalternizado (mujeres, indígenas, domésticas...) rompe y ejerce una descentralización “sobre metarrelatos o grands récits como los de una identidad nacional o la evolución histórica conforme a la agencia de una clase social particular”.69 Han pasado dos semanas desde que el investigador comenzó su trabajo. Ya ha podido desenredar un poco el mapa hídrico de Quito, las ordenanzas municipales que a abastecimiento se refieren, la lista de jueces e inspectores de aguas nombrados en enero de cada año... Por la noche, prendió la televisión y las noticias dijeron que tres albañiles habían muerto en la construcción de la enorme alcantarilla del Batán; luego salió en primer plano una autoridad con cara compungida lamentado el hecho, pero que no dejó de insistir en la necesidad de continuar las obras pese a la desgracia. 25 septiembre 1600: “[...] y por haber sido el invierno pasado de tantas aguas, se desbarató y desbarrancó un pedazo de la dicha acequia, que fue causa que desde el dicho tiempo a esta parte no venga la dicha agua a esta ciudad; y por esto, habiéndose tratado sobre ello, el Señor Corregidor fue la semana pasada, juntamente con Luis de Cabrera, Cristóbal de Troya y el dicho Pedro Ponce y el Escribano deste Cabildo a hacer traer la dicha agua y se llevaron muchos indios de los de las parroquias desta ciudad y don Pedro de Zámbiza Alcalde Mayor de 68 69

Ibíd., p. 224. Ibíd., p. 228.

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los naturales y otros alcaldes y caciques y habiendo reformado y aderezado lo quebrado y roto de la dicha acequia, para echar la dicha agua, y estando acabando de aderezar un pedazo de la acequia de la barranca, fue Dios servido de que se desbarrancase un pedazo y matase cinco indios, y por haber sucedido esta desgracia; parece se ha dejado el traer la dicha agua, y porque es justo que lo que tanto importa al bien común desta República vecinos y moradores della, que es traer a esta ciudad la dicha agua, que tanta falta hay della, y que se quite de la ciénega, se trate en este Cabildo que la dicha agua se traiga y por ninguna causa se deje de traer. [...] para que hagan traer la dicha agua, y para ello se compela a los indios que vayan a ello por ser bien común de todos, y que se mande y se pregone públicamente que todos los vecinos desta ciudad, que tienen mitayos envíen para ello los días que se señalen, un mitayo con un azadón o barreta, y ansí lo acordaron y mandaron.” (Escribano: Francisco García Durán).70 La lista de jueces de aguas para el año del 1601, se quedó sin ser transcrita esa nueva mañana en el archivo. En el cuaderno de apuntes, una pregunta quería ser escrita en letras grandes y punzantes, irrespetando cuadrícula y temperancia. El historiador no había leído a Gaytari Spivak 71 todavía, pero las lecturas desde la historia, la coyuntura, los documentos mismos y los debates historiográficos apuntaban ya a la inclusión de lo marginal, su voz. El actuar de los sujetos marginales, su presencia, su parte en la construcción de los eventos históricos tienen que estar en las narraciones. ¿Cómo hablan los mitayos que murieron hace cuatrocientos años ha? No existe la posibilidad de un testimonio directo „desde‟ el mitayo en el siglo XVII. Existe la posibilidad de analizar el discurso legal de la mita, de leer lo „anecdótico‟ en actas de cabildo, de contraponer discursos y realidades, de ver cómo estas se perfilan en el tiempo y cómo cambian las modernidades discursivas con respecto a las realidades que persisten. Bajo esta mirada se podría leer parte del estudio de Andrés Guerrero, por ejemplo cuando anota que los libros de socorro Señala[n] aspectos más estructurales de las relaciones sociales en las haciendas. Tanto el patrón como los conciertos encauzaban sus prácticas en los códigos implícitos de la costumbre, una normatividad reconocida históricamente como derechos y obligaciones mutuas. [...] Aquellas reglas y parámetros mentales, de una manera u otra, rigen el escogimiento y transcripción de la información. Son los matices primarios que conservan los libros.72 Cuando de fuente escrita se trata, a lo que podría tender un tipo de análisis 70

Libros de Cabildo, Tomo II, vol 16, 1597-1603, pp. 81-83. Archivo Municipal. Gaytari Spivak, “Can the sublatern speak?”, en Marxism and the interpretation of culture, Cary Nelson y Lawrence Grossberg, edits., Urbana, 1988. 72 Andrés Guerrero, La semántica de la dominación: el concertaje de indios, Quito, Libri Mundi / Enrique Grosse-Luemern, 1991, p. 104. 71

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histórico es a la visibilización del individuo marginal, a partir de documentos producidos por el poder oficial o hegemónico. Evitando una impugnación anacrónica, y una vez visibilizado un „grupo oprimido‟, se puede tentar una reconstrucción de sus condiciones de vida, de su cotidianidad, de su „lugar‟ en la organización social, política y económica de un determinado tiempo histórico. Visible en fuentes el grupo subalterno, reconstruido (fragmentariamente) su contexto vivencial, ¿a qué se llega?, ¿para qué se lo hace? Un fin posible es crear un tipo de testimonio de representación y concienciación que „reacentúe los géneros‟, que disloque proyecciones universalizantes en los imaginarios colectivos. Efectivamente, Yúdice trae a colación un argumento de Mijail Bajtin cuando “explica que el sujeto se forma en el manejo de los géneros discursivos [...]. Aun cuando el poder de un orden de cosas se manifiesta en la fijación institucional de estos factores, Bajtin arguye que el sujeto tiene la opción de reacentuar los géneros”.73 Ciertas tendencias del género histórico han apuntado a proyecciones universalizantes; también han „invisibilizado‟ a un segmento importante de población sin poder de enunciación „desde‟ lo marginal. Al reacentuar un género discursivo histórico que de cuenta de la invisibilización (que la evidencie, que la critique, que la traspase), se reacentúa a los actores sociales „olvidados‟ por el discurso historiográfico, y se crea una representación de ellos diferente de la producida por un género discursivo del metarrelato, que entre otras cosas „olvida‟ la capacidad de agencia de subalternizado. Al dar una validez histórica a la voz del sujeto subalternizado, al mostrar su capacidad de agencia en varias temporalidades, se estaría apoyando un proyecto de escucha y acción en el presente. Optemos en este punto por una explicación contrafactual. Si en formación escolar (primaria, secundaria, universitaria) nunca hubiera oído hablar de Osvaldo Hurtado, cada vez que se lo entrevistara en la televisión o la radio, poco importaría. Dada la insistencia del personaje en los discursos de historiadores, politólogos y sociólogos, alzo el volumen y escucho lo que tiene que decir el ex-gobernante. Puede que ciertas tendencias de análisis cuestionen la importancia de lo que tenga que decir una doméstica, una lavandera, un arrimado o huasipunguero en comparación con... Si un representante de estas tendencias de análisis se muestra recalcitrante es justamente porque no ha escuchado el testimonio de esos „otros‟ personajes que no son parte pasiva, público de las plazas en el „renacimiento democrático‟ de 1979, sino segmento poblacional activo perjudicado por los planteamientos „democráticos‟, y crítico de los mismos en la política nacional actual. Visualizar a los grupos marginales en el discurso histórico permite una representación „otra‟ de su realidad en el tiempo, de la validez, derecho y urgencia de su 73

Argumento de Bajtin citado en Georges Yúdice, “Testimonio y concientización”, p. 234.

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voz en este tiempo, porque modernidad no se puede entender sin colonialidad... porque no sólo las autoridades municipales permitieron abastecer de agua a Quito, sino también los mitayo s y los aguateros, invisibles, sólo anecdótica observación en un diario de viajero: “Las gentes de este pueblo, aunque vigorosas y bien formadas, tienen sin embargo, algo de desgraciado en el porte de la cabeza: el hábito de sujetar a la frente las más pesadas cargas, por medio de una correa, es causa de que los músculos del cuello adquieran un desarrollo desmesurado, que choca singularmente a la vista. Los cargadores de agua son los únicos que han adoptado un método diferente, pero con ello ha ganado poca nobleza la actitud. Una tira de cuero que pasa por el pecho retiene la enorme jarra, cuyo equilibrio sobre la espalda fuertemente encorvada aseguran mediante un pequeño cojín de paja. El peso que cargan así no es inferior a ochenta o cien kilogramos, y por la módica suma de un cuartillo (15 céntimos) es por lo que estas pobres gentes ven, con frecuencia, a muy grandes distancias, con tan pesadas cargas”.74 La visualización de lo marginal en el discurso histórico permitiría convertir a la representación ya no en “el dispositivo por medio del cual la ideología liberal logra proyectar una uniformidad formal (todos poseemos por derecho y ley la propiedad de la personalidad) por encima de asimetrías concretas (la „propiedad‟ de algunos tiene más valor que la de otros). 75 Por lo tanto, se trata de una representación de la modernidad junto con la colonialidad en diferentes momentos de conformación, con asimetrías que evidencian lo subalternizado como constituyente, resultante, condicionante, resistente... a las lógicas de poder de la modernidad. El interés por crear este tipo de testimonio, pensaba en voz alta el investigador, reside re-crear imaginarios colectivos históricos. Estos pueden ser tan conductivos o nocivos como los actuales; nocivos porque frecuentemente son la base de ciertas imágenes estereotípicas de sectores sociales marginados, silenciados por la pasividad en su representación. Mire ha venido usted todos los días hábiles de las últimas tres semanas, comenzó a decir el archivero, y no ha parado de hablar en voz alta y este es un lugar de silencio, así que le ruego. Justamente no, de silencio no... Ando buscando testimonios, testigos. Entre muertos no va a encontrar a ninguno que hable. Salvo que esté buscando testigos como Roldós o García Moreno. A ellos sí les cuidaron sus papeles, su voz, y 74

Fragmento del relato del viajero Ernest Charton, en su descripción de Quito 1862, en Freire, Rubio Edgar comp., Quito, tradiciones, testimonio 75 Georges Yúdice, “Testimonio y concientización”, p. 223, al referirse a una reflexión de Ryan. y nostalgia, Quito, Librería Cima, 4ta ed., Jonás Guerrero trad., Quito, 1990, pp. 138-139.

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hasta ahora los editan, distribuyen sus textos a colegios, los vuelven a editar en versiones así más modernas y con prólogos diferentes, según el interés. Ellos no están muertos, no ve que la memoria los re-crea cada que puede, y el niño de sexto grado tiene que saber quién era el pilar del conservadurismo en el XIX, y el analista político tiene que hablar de Roldós. El testimonio desde las disciplinas Habíamos señalado en páginas anteriores la definición de testimonio según Yúdice. La complementamos ahora con el planteamiento de Beverly: “[...]: un testimonio es una narración -[...]- contada en primera persona gramatical por un narrador que es a la vez el protagonista (o el testigo) de su propio relato. Su unidad narrativa suele ser una „vida‟ o una vivencia particularmente significativa (situación laboral, militancia política, encarcelamiento, etc.). La situación del narrador en el testimonio siempre involucra cierta urgencia o necesidad de comunicación que surge de una experiencia vivencial de represión, pobreza, explotación, marginalización, crimen, lucha. [...]. Su punto de vista es desde abajo. A veces su producción obedece a fines políticos muy precisos. Pero aun cuando no tiene la intención política explícita, siempre implica un reto al statu quo de una sociedad dada”.76 Como bien anota Beverly, 77 la forma no define al discurso testimonial: entrevistas, autobiografías, novelas, foto-reportajes, memorias, diarios, crónicas... Todos pueden enlistarse. Tampoco su modo de publicación es uni-categórico: libros comerciales, revistas, panfletos, folletos, mimeografiados, teatro, cine, video... Todas estas publicaciones consideradas testimoniales. Peor aún se podría buscar la quintaesencia del testimonio en su contenido narrativo: las temáticas son muy variadas, reflejo de las miles de experiencias de vida de los subalternizados. Según la definición transcrita de este autor, desde los estudios de la cultura, el „rastreo‟ y comprensión de los grupos sociales subalternizados en las fuentes primarias y secundarias producidas desde lo hegemónico, no se podrían percibir como testimonio. Dejando de lado la forma, el modo de publicación y el contenido temático, el problema estaría en quién produce el texto testimonial, que como ya se vio, es lo que marca la diferencia entre testimonio usado de manera general, y testimonio entendido desde esta rama de los estudios de la cultura. ¿Qué hace entonces ese investigador en el archivo que busca testimonios de los mitayos y los aguateros? Desde los estudios de la cultura deberá renunciar a encontrarlos porque deberá renunciar al término. Sin embargo, se puede encontrar con 76 77

John Beverly, “Anatomía del testimonio‟; en Del Lazarillo al Sandinismo, Minnesota. 20 Ibíd. Ibíd.

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genealogías y saberes ordinarios: categorías analíticas que pueden emplearse en el „rastreo‟ y comprensión del actor social subalternizado en fuentes primarias y secundarias, sean estas escritas, visuales, orales... Aquí tampoco las formas, modos y temáticas son excluyentes: se trata de visualizar y construir una representación „otra‟ que apele a la concienciación: punto en el que las categorías de la disciplina histórica y de los estudios de la cultura se encuentran. Efectivamente, los objetivos del texto testimonial y los objetivos de la búsqueda genealógica en la historia se entrecruzan. En primer lugar, por su afán de romper con una visión universalista y armónica de las realidades sociales. Es decir, un afán descentralizador que busca restablecer “los diversos sistemas de sometimiento: no la potencia anticipadora de un sentido, sino el juego azaroso de las dominaciones”.78 En segundo lugar, por poner en tela de juicio un locus armónico de las identidades nacionales (e individuales) que nos conforman; luego, por potenciar una comprensión multicultural de lo que nos constituye. La comprensión multicultural tiene a su vez dos puntas de lanza. A través del testimonio y de lo que él hace visible, se abre “la posibilidad de coaliciones regionales, nacionales y/o transnacionales de intelectuales radical izados y profesionales con clases subalternas o grupos sociales; es una manera global de „alianzas políticas‟”.79 Y mediante la historia genealógicamente dirigida, se potencia “la disociación sistémica de nuestra identidad. Porque esta identidad, bien débil no obstante, que tratamos de reunir y preservar bajo una máscara, no es más que una parodia: lo plural la habita, innumerables almas se enfrentan en ella; los sistemas se entrecruzan y se dominan unos a otros”.80 Asimismo, los objetivos de la los estudios históricos de lo cotidiano (que se centran en los saberes ordinarios) y del testimonio encuentran puntos en común. Si bien la urgencia del decir del testimonio no es equiparable con el decir de las „artes de hacer‟ cotidianas, ambos enfoques escuchan a sujetos que en los discursos hegemónicos del poder (político o disciplinario) no han tenido cabida. En los estudios de una cultura ordinaria desde la historia, los “proyectores han abandonado a los actores que poseían nombres propios y escudos sociales, para enfocar al coro de figurantes agrupados a los lados, y luego centrarse al fin en la muchedumbre del público.” 81 Ese „público‟, generalmente, no tuvo poder de enunciación ya sea por su carácter marginal, subalternizado, anónimo: él no produjo los discursos de poder. No obstante, tanto el testimonio como el enfoque en los actores sociales de una „cultura ordinaria‟, no privilegian al productor hegemónico sino al receptor del discurso. Tal desplazamiento visibiliza los actos de resistencia y capacidad de respuesta, es decir, la agencia del individuo subalternizado. De esta manera, al “situarse en la perspectiva de la 78

Michel Foucault, Niestzsche, la genealogía, la historia, Valencia (España), Pre-textos, 2000, p. 34. John Berverley, “Second thoughts on testimonio”, en The margin at the center. 80 Michel Foucault, Nietzsche, la genealogía, la historia, p. 66. 81 Michel de Certeau, L’invention du quotidien. 1- Arts de faire, Francia, Gallimard, p. 11. Traducción libre del francés. 79

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enunciación, [...], se privilegia el acto del habla: opera en el campo de un sistema lingüístico; pone en juego una apropiación o una reapropiación, de la lengua por los locutores; instaura un presente relativo a un momento y a un lugar; propone un contrato con el otro (el interlocutor) en una red de espacios y de relaciones”.82 Estas características del acto enunciativo se convierten en punto de encuentro entre las preocupaciones desde la historia y desde los estudios culturales. En efecto, la oralidad que constituye al testimonio no es instrumento de uso exclusivo de una determinada rama de análisis. Alejándonos de cualquier posible rearticulación del native informant, es decir, de la reducción del individuo que dice su historia a una fuente primaria pasiva, la información contenida en el testimonio es punto fértil para el entrecruce disciplinario. Desde la historia, la extrapolación de documentos escritos desde la hegemonía, con prácticas culturales marginadas y testimonio de individuos subalternos en la actualidad, permitiría esa representación „otra‟ que ya hemos mencionado, y que evidencia modernidad y colonialidad unidas en un movimiento simultáneo del manejo del poder, en sus formas de dominación. Por ejemplo, Úrsula Poeschel-Renz83 hace un estudio del conflicto por el derecho al uso de aguas entre la comunidad Salasaca, y los dueños de una hacienda del sector del sureste de Ambato en los años de 1960. Utiliza los testimonios de los afectados como instrumento de denuncia de una compleja red de alianzas, de la inoperancia del sistema jurídico del poder central, y como instrumento que visibiliza la capacidad de resistencia y las prácticas de organización comunitaria de los testigos y actores sociales. En este análisis, la autora extrapola documentos legislativos producidos desde el poder gubernamental, testimonios desde los afectados y propone una comprensión de sus prácticas desde el punto de vista del subalternizado. El resultado analítico es un entrecruce entre tipos de fuentes, métodos de acercamiento, y la posibilidad de una apertura del marco histórico: se podría ampliar el estudio para plantear una visión retrospectiva, utilizar la oralidad hasta donde se pueda y complementarla con la metodología de la cultura ordinaria y la genealogía históricas. Además, al recurrir a la oralidad desde varias disciplinas su potencial epistémico se multiplicaría por todas las miradas que las ciencias sociales ofrecen. Aunque cada una de ellas tenga su corpus terminológico, su momento de aparecimiento en la academia, sus especificidades que la definen..., si el objetivo es evidenciar la colonialidad del poder, entonces, la oralidad se revela como elemento decidor por excelencia. Ligada a la visibilización de la colonialidad del poder, es decir, a “la lógica política de clasificación y de exclusión, inseparable de la modernidad”,84 la oralidad 82

Ibíd., p. XXXIX (introducción). Poeschel-Renz Úrsula, “No quisimos soltar el agua”: Formas de resistencia indígena y continuidad étnica en una comunidad ecuatoriana: 1960-1965, Quito, Abya-Yala, 2001. 84 Walter Mignolo, “El potencial epistemológico de la historia oral: algunas contribuciones de Silvia Rivera Cusicanqui”, en Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, en Daniel Mato coord., Venezuela, CLACSO/FACES, CEAP, Universidad Central de Venezuela, 2002, p. 83

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puede ayudar a entender “la expansión del capital no desde su origen sino en sus puntos de llegada y desde la historia local de esos puntos de llegada”.85 A manera de conclusión, se puede decir que pese a la especificidad de las ramas de análisis, el entrecruce disciplinario es fértil en términos investigativos, como también lo es en cuanto a enfoques pedagógicos: ambos constitutivos de una praxis social involucrada. En efecto, “el uso del testimonio en el aula de clase tiene que ver con la posibilidad de interpelar a nuestros estudiantes en una relación de solidaridad, movimientos de liberación y luchas por los derechos humanos”.86 Desde la historia, el presentar documentos desde los hegemónico y desde lo subalterno potenciaría una multiplicación de las voces que enuncian, y por lo tanto potenciaría la capacidad crítica del estudiante y así su apertura en la escucha: Roldós tiene mucho que decir, pero ese anónimo que vivió el „retorno a la democracia‟ tiene también mucho que puede contradecir. El estudiante, a fin de cuentas, es un ciudadano y su actuar en la sociedad se prefigura, en gran medida, en el sistema escolar, de ahí la necesidad de interpelado desde otras representaciones del pasado que disloquen estereotipos, imaginarios que se manejan en el presente, ilusiones manejadas por una modernidad que esconde sus alternativas y su colonialidad del poder en los silencios.

204. 85 Ibíd., p. 208. 86 Tohn Beverley, “Second thoughts on testimonio‟; p. 88

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DE LA HISTORIA DEL ARTE A LA HISTORIA CULTURAL

Carmen Sevilla Larrea 87

Cuando pusieron en mis manos esta hermosa obra titulada: Arte de la Real Audiencia de Quito, siglos XVII - XIX: Patronos, corporaciones y comunidades, editada en España en el 2002 por la renombrada historiadora de arte, Alexandra Kennedy, y publicada por la Editorial NEREA, sentí el peso de la enorme responsabilidad de presentar esta obra e introducir al lector en el contenido medular de un trabajo tan importante de equipo como éste. Sin embargo, el análisis de cada uno de los ensayos del libro, me develó la riqueza de un campo de estudio que me conducía, una vez más, hacia la historia cultural. ¿Se trataba de una coincidencia o es que este enfoque ejercía una extraña fascinación sobre mi forma personal de entender el texto y las ilustraciones que lo acompañaban? No lo sé. De pronto, me sentí inmersa dentro de aquel proceso de recepción del que habla Roger Chartier cuando se refiere al ejercicio de la lectura. De pronto, cada uno de los temas expuestos se transformaron en posibilidades para explorar aquello que solamente parecía insinuarse. El contenido y las imágenes se distanciaron del texto, invitándome a recorrer los significados de lo no dicho. El 15 de mayo de 2003, se llevó a cabo el lanzamiento de este valioso libro, y estas fueron mis palabras aquel día: Quiero iniciar esta intervención agradeciendo a Alexandra Kennedy por haberme invitado a participar en la presentación de esta importante y vistosa publicación sobre el arte de la Real Audiencia de Quito. Me siento especialmente honrada no solamente por poder celebrar con todos ustedes el lanzamiento de esta obra, sino porque este compromiso ha significado para mí, el reencuentro de un pasado compartido, al menos con tres de los autores de esta obra: Nancy Morán, Alfonso Ortíz y la misma Alexandra Kennedy. Un pasado a partir del cual, el interés por el arte y la historia de nuestro país se fue convirtiendo en una pasión. Al respecto, creo poder aseverar que esta actitud se nutrió de aquella atmósfera cultural de los “dorados” años setenta, en la que se destacaba de manera muy particular la entrañable figura el padre José María Vargas. Quienes tuvimos la suerte de haber sido 87

Licenciada en Ciencias Históricas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. Docente del Departamento de Historia de la PUCE.

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sus alumnos o de haber podido disfrutar de sus reflexiones en voz alta, no solamente nos vimos enriquecidos por su erudición y simpatía, sino que nos dejamos seducir por su manera de interpretar la historia y de entender nuestra cultura. De hecho, la rica y variada producción bibliográfica sobre arte, historia económica, política y social en la colonia legada por este investigador, se caracteriza por una singular capacidad para analizar los temas estudiados dentro de un contexto integral. Detrás de su relato, se descubre una extensa y compleja geografía andina, donde los procesos y las regiones se entretejen; donde la codicia, las devociones, el poder e incluso los afectos tienen un rostro, donde el arte es una respuesta social e histórica que se construye a partir de un flujo perpetuo de memorias, deseos y utopías de muchos actores. La obra que hoy se presenta aquí, retoma esa propuesta conceptual desde una visión contemporánea, para ofrecer a los lectores nueve ensayos heterogéneos y novedosos, enmarcados dentro de un espacio geográfico y temporal común, donde el Barroco se enfoca y se analiza como una categoría de la historia de la cultura. Este hecho es, sin duda alguna un aporte de enorme trascendencia, tanto para la historia del arte como para la historiografía nacional. Durante las últimas décadas y más bien como un modo de entender la siempre mutante modernidad, la filosofía primero, y quizá más tímidamente la historia luego, han procurado definir los alcances del “lo barroco”. Al hacerlo, no solamente se ha señalado con bastante virtuosismo los orígenes de este paradigma, sino que en el trayecto se ha podido descubrir la profundidad y amplitud de su presencia. En la Audiencia de Quito, el barroco se hace presente en el arte a mediados del siglo XVII y según se señala en más de uno de los trabajos de esta obra, se mantiene latente hasta mediados del siglo XIX. Cuando se considera la permanencia temporal de este fenómeno, bien puede pensarse que su conservación se debió precisamente a la categoría periférica de los territorios de la Audiencia. Sin embargo, cuando se analiza lo vasto de su efecto, resulta necesario comprender y relacionar esa perenne realidad denegada, con la construcción de un sujeto que domina un lenguaje escénico y visual y que encuentra en esa permanente representación, el sentido mismo de su existencia. ¿Podrá ser acaso que en latitudes violentadas como ésta, resultara más coherente la convivencia de la tradición y la novedad, del disimulo y la verdad, de la sensualidad y el misticismo, del boato y la austeridad, del orden y el desorden? ¿Fue quizá ese constante juego entre el ser y el deber ser, el que forjó al sujeto? En los trabajos contenidos en esta obra, esa convivencia se torna más visible a medida que se aproxima el siglo XVIII. Su impronta invade todos los espacios: los tangibles y los intangibles. Comunidades, gremios y mecenas participan a través de muy diversas representaciones, como señala Pilar Ponce Leiva, en ese gran escenario barroco que se centra fundamentalmente, en la capital de la Audiencia.

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Sin embargo, cabría preguntar dónde pudieron acuñarse todas esas expresiones que surgen en la ciudad colonial, que alteran el orden y eclosionan en tiempos festivos. Para contestar esa pregunta es indispensable explorar lugares menos públicos, espacios menos expuestos, donde las normas se diluyen y los significados se recodifican a partir de las prácticas cotidianas. Es necesario enfocar los espacios de lo marginal: allí, donde se definen los afectos y construyen las complicidades, donde la resistencia se convierte en creatividad y el orden se transforma en metáfora. Lugares en los que se prepara la tierra para la siembra, la ropa para ser usada, la comida para ser consumida. Sitios de texturas, olores y memorias que convocaban a indígenas, a esclavos, a niños y mujeres. Allí, probablemente los tobillos volvieron a ensayar el sonido rítmico de los cascabeles. Un encaje de Flandes sirvió de adorno al pantalón improvisado. La máscara de viejos tiempos adquirió un aceptado aire carnavalesco, mientras los signos ancestrales se disfrazaron con los colores y resplandores propios de un tocado. Eran tiempos festivos y los indios debían participar en la procesión triunfal del Corpus con sus cantos y danzas; eran tiempos festivos y los hombres andinos debían renovar su tributo al sol. Esos mismos espacios cotidianos y comunales fueron los que convocaron a los hermanos cofrades para engalanar la imagen de su santo patrón, causando el reproche del obispo López de Solís, como señala Susan Verdi Webster, en su artículo sobre Las cofradías y su mecenazgo artístico durante la colonia. ¿No sería acaso la imposibilidad de impedir la presencia de elementos simbólicos andinos en la iconografía cristiana, la que produjo esta reacción en el prelado? Un ejem plo muy ilustrativo de la capacidad para “representar lo imposible” como diría Frank Salomon, constituye precisamente el óleo anónimo del siglo XVII, en el que figura la imagen de la Virgen del Rosario, con Santo Domingo y San Francisco y cuya fotografía forma parte de este hermoso libro. Al hablar acerca de la función que cumplieron las prácticas cotidianas con respecto a la construcción del sujeto barroco, es preciso entrar en los espacios más “domésticos”, generados al interior de los claustros femeninos de la Real Audiencia, a partir del siglo XVI. Allí se descubre la dinámica que provoca esa población: “multiétnica, multiracial y multisocial” a la que se refiere Alexandra Kennedy en su trabajo sobre Las mujeres en los claustros. Es en el accionar cotidiano de este singular cosmos, en el que las funciones se invertían y las diferencias se escenificaban. Las niñas se integraban paulatinamente a la vida conventual, mientras sus muñecas vestidas de esclavas, competían por un sitio prominente en el Belén de la comunidad. Pequeñas piezas de adorno personal se combinaban con miniaturas de porcelana china, dentro del abigarrado mundo de una 108


urna. La diversidad y la mezcla eran parte del mundo lúdico que se desarrollaba por igual, en el cuarto de costura o en la cocina. En estos recintos domésticos, religiosas y seglares, indígenas, mestizas y esclavas, fueron urdiendo una realidad profundamente femenina, que abarcó todo el contexto religioso de la clausura. En sus manos, los finos brocados de seda se transformaron en la vestimenta festiva de la Virgen, las casullas se adornaron con flores y aves de tierras calientes y los manjares conventuales se enriquecieron con los sabores intensos de los Andes. La cultura de lo plural que se recrea fundamentalmente en lo cotidiano constituye, indudablemente, la expresión más clara de esa capacidad que poseen los actores sociales para subvertir un orden impuesto. Este fenómeno es particularmente visible en todos aquellos grupos que, durante la colonia, tuvieron que asumir un determinado papel en la sociedad. Al no poder evitar este hecho, desarrollaron estrategias que les permitió escapar de esa realidad, sin abandonarla. Aquí, me he limitado a señalar la presencia de algunas de esas “tácticas” que surgen de las páginas de este libro. Al respecto, debo destacar que es precisamente el arte, en toda su amplitud, el que transfiere estas expresiones a espacios, lienzos, imaginería religiosa, e incluso a objetos litúrgicos. Son entonces, los pintores, los escultores y orfebres los que interpretan esta realidad denegada y la traducen en sus obras como elementos contextuales y decorativos, propios de un barroco que se resiste a ser sustituido. Probablemente entonces, las vírgenes protectoras de los terremotos siguieron recorriendo las calles bajo palio, mientras los habitantes de la destruida ciudad de Riobamba, desechaban el proyecto de una ciudad ilustrada, aprestándose a recuperar el tradicional esplendor de su Iglesia Mayor en el llano de Tapi, como nos lo narran los investigadores Jesús Paniagua y Alfonso Ortíz. Los plateros por su parte, no dejaron de complacer a los cofrades y mecenas que siguieron aportando con donaciones de joyas y alhajas, para enriquecer aún más la magnificencia de las custodias. En su trabajo sobre la platería religiosa en Quito, Nancy Morán se refiere precisamente a ese vínculo permanente que mantuvo este gremio con los distintos estamentos de la ciudad. Este hecho evidencia nuevamente la función que cumplió el arte como una vía de expresión de esa sociedad heterogénea, que caracterizó a la Audiencia de Quito. Creo que cada uno de los trabajos incluidos en esta depurada publicación, se convierte en una puerta que conduce al lector a descubrir facetas de esa realidad barroca descrita por Bolívar Echeverría como “compleja, variada y coherente en sus conflictos”. Creo finalmente, que este libro constituye una rica y gratificante fuente de información, 109


que no solamente nos acerca a un pasado sino que, en buena medida, nos explica nuestro presente.

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MEMORIA DECLARADA, MEMORIA ARCHIVADA. VEINTICINCO AÑOS DE DEMOCRACIA EN EL ECUADOR Andrés Barriga de la Torre 88

Sinopsis del vídeo documental Vídeo documental sobre los últimos 25 años de régimen constitucional en el Ecuador. Democracia, gobernabilidad, crisis, destituciones, corrupción son, entre otros, los temas alrededor de los cuales giran los testimonios de los protagonistas de este período. Los ex-presidentes del Ecuador relatan los hechos que a ellos les tocó vivir. El documental se construye en forma de diálogos entre los presidentes, y está apoyado por un importante archivo audiovisual. ¿Cómo se practica la democracia en el Ecuador? ¿Quiénes la ejercen? Las preguntas que este vídeo se propone relevar tienen que ver con la manera en que nuestros políticos hacen uso de la palabra. En un país, donde la „cultura de la mentira‟ encuentra su punto más alto en su clase política, es siempre un reto otorgar un espacio a las personas que nos han gobernado para que nos detallen cuáles son sus observaciones sobre nuestra reciente y sui géneris democracia. La palabra tiene la facultad de crear realidades y nuestra comprensión de ellas. La palabra de los ex-presidentes confrontadas entre sí permite que nos interroguemos sobre nuestros gobernantes, nuestra „idiosincrasia‟ como ecuatorianos y sobre nuestra propia responsabilidad en el devenir del Ecuador. Presentación del trabajo audiovisual: memoria declarada, memoria archivada Hace algo más de un año, me propuse realizar un documental sobre la democracia en el Ecuador. Con una rápida mirada al espectro político nacional era fácil deducir que en el país la práctica democrática encontraba ciertas dificultades para florecer plenamente. Fue desde entonces importante poder establecer que, si bien el quehacer de nuestra política era muy pintoresco y digno de ser llevado a la pantalla, la estructura del documental no podía pretender recuentos exhaustivos. Resumir 25 años de política en las horas que la cordura y el cuerpo pueden tolerar necesitaba de una figura relativa a la memoria capaz de abarcar una evocación general del período. Esa figura es el testimonio, es el testimonio de quienes vivieron ese segmento de tiempo lo que me iba a permitir recorrer nuestros 25 años de democracia 88

Documentalista independiente. Andrés Barriga (dirección del video documental), 25 años de democracia en Ecuador (1979 - 2004), 2 horas 15 minutos, Odysea Producciones Culturales (producción), 2004. Pedro Saad H. (edición de la publicación editorial), 25 años de democracia en Ecuador (1979 - 2004), Quito, El Conejo, 2005.

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sin tener que emplear miradas parciales. Sin embargo la dificultad estuvo allí. Dar la palabra a quienes siempre la han tenido sonaba poco nuevo e inclusive se corría el riesgo de que la pantalla se convierta en tarima política. Estuvo siempre claro que la idea de poner juntos los testimonios de los ex presidentes, antes que aclaramos sobre los hechos de manera objetiva, nos podía ayudar a comprender qué clase de personas manejan el país, con qué métodos ejercen el poder y de qué forma emplean el discurso político. Poner sobre la misma mesa la palabra de los diferentes hombres políticos podía aclararnos sobre la composición de ese poder simbólico que los acompaña, en el que se integran contorsiones retóricas repletas de ademanes para llegar a sus objetivos de reconocimiento. Siguiendo esta lógica y después de que el proyecto sedujo a los productores entramos en una etapa de investigación a partir de fuentes bibliográficas y testimoniales. Ya desde entonces, lo que comenzó como una sospecha tomó cierto grado de realidad, y es que los senderos de la memoria política reciente son opacos y colmados de censura. Rápidamente el centro de nuestro proyecto se ubicó en „el político‟, es decir, el personaje quien a través del lenguaje asume su responsabilidad. Es ese ente parlante que evoca paisajes místicos, que cambiando una palabra por otra cambia la visión del mundo y contribuye a su transformación. De este modo, asumimos una responsabilidad al permitir a nuestros gobernantes fabricar mundos con sus figuras retóricas a través de la imagen; lo que implicaba también dar toda la libertad de acción a sus generosas contribuciones. Nunca debimos preocupamos de sus exageraciones ni de sus omisiones, quimeras o eventuales „lapsus factuales‟. Esos elementos son parte constitutiva de sus discursos. Por esto, nunca puede hablarse de „Historia‟. Esta no es nuestra „Historia Democrática‟. Son sólo indicios de conducta. Estos testimonios son vestigios que retienen una reconstrucción de la memoria parcial y selectiva. Los residuos de esta experiencia, apelan a un espectador creativo que sabrá escoger entre ficción y realidad. Pero ese es el conflicto, ya que el poder de las palabras sólo se ejerce sobre aquellos que están dispuestos a entenderlas, a escucharlas, inclusive, a creerlas. Fabriquemos archivos, hagamos máquinas de guerra. Sin permisos ni esperando aquiescencias recorramos nuestro pasado para aclaramos el presente. Hurguemos en quiénes hemos sido para decidir quiénes queremos ser. Manifestar nuestra inconformidad con este pálido consenso que es la democracia, utilizando la memoria como arma, es uno de los objetivos de este trabajo documental. 112


Otra de las ambiciones de este vídeo ha sido la de facilitar los instrumentos útiles para reaccionar frente a un futuro que no debe ser visto como un fatalismo, sino como el producto de nuestros deseos. El gesto que ha estructurado el trabajo en su globalidad ha sido el de poner a disposición estos trazos de memoria, que con su facultad evocadora pueden dar sentido a las diferentes lecturas que sus protagonistas proponen. Me parece importante permitir al testimonio desenvolverse como un elemento instrumental que no encuentra terreno fértil sino sólo en el momento que este es operado en toda su dimensión insinuante y alusiva. En este sentido, nuestro trabajo es visual no sólo porque los protagonistas han sido filmados, sino también porque sus referencias al pasado animan un imaginario, a veces atrofiado. De hecho para poder recordar, debemos imaginar. Una vez más quiero decir que el viaje de la memoria es como el de la imaginación siempre se lo hace hacia y desde el presente. El pasado es el espacio común que nos permite ahora mismo departir. Es un lugar relacional que ha sido muy importante extenderlo en la realización de este documental. Este terreno se encuentra principalmente en las imágenes de archivo que hemos utilizado. Las imágenes tienen la habilidad de recrear momentos pasados, sensaciones, impresiones. Los archivos hay que vivirlos, hay que viajarlos pero insisto en que no son desplazamientos temporales, sino justamente perceptivos y afectivos. Desde aquí y ahora imaginamos para recordar. Quiero decir también que al haber trabajado durante casi un año en esta obra, la realidad política del país ha tomado formas de difícil predicción. Pero esto no hace sino confirmar que el Ecuador está en una perpetua indagación de su avenir. No nos queda sino trepamos en un devenir, en una resistencia a la servidumbre, a la infamia y a la vergüenza. Si la sociedad no es uno mismo, qué estamos esperando para convertirla. Estamos delante de un siniestro. Somos los testigos, cómplices de una calamidad que aún no ha cesado, y cuyo desenlace prolongamos en debates sobre constitución, justicia o democracia. Debemos ejercer un contrapeso frente a la amenaza que representa la fragilidad de la memoria, ya no solamente por escasez de información, sino porque su sobreabundancia nos condenaría a celebrar alegremente el olvido, y satisfacemos de manera efímera con placeres banales e instantáneos. A nuestro joven proceso democrático le es imperativo tener presente sus páginas más obscuras. Para ello hay que registrar, conservar, divulgar. Es necesario trabajar con el objetivo de legar materiales útiles para que en un futuro cercano las generaciones venideras puedan ver la política no como vulgares trifu1cas de expresiones mezquinas e intereses personales sino como un espacio de creación y de representación. Dejemos de pensar la democracia como un sistema normativo y formal. No son las instituciones ni 113


las leyes las que nos constituyen, dejemos esa lĂłgica complaciente y analicemos cuĂĄles son los usos de la democracia, pensemos en sus usuarios y en sus necesidades participativas. Este documental contiene los pesares de nuestro paĂ­s. Todos, en algĂşn lugar, nos podremos reconocer. Esta es nuestra cara nos guste o no nos guste.

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VIDA COTIDIANA Y CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD EN LOS BARRIOS DE QUITO, 1965 -1975

Paola Viteri Dávila 89

Los estudios sobre cotidianidad han sido en su gran mayoría, investigaciones enmarcadas dentro de una visión sociológica, antropológica u otra; pero ya hace algunos años, la Historia también ha incursionado en esta clase de investigaciones, que como otras ciencias busca conocer a profundidad nuestra cotidianidad, pero precisando el enfoque histórico que es el que nos interesa. Todo lo que comprende la investigación histórica sobre vida cotidiana, encierra otras temáticas de análisis que complementan y enriquecen el estudio sobre nuestros mundos habituales. Estos son estudios dedicados al género, a la masculinidad y a la feminidad, a las clases y razas, a los movimientos sociales, a los grupos étnicos, el cuerpo, etc. En esta oportunidad, deseo exponer un estudio que forma parte de las tantas temáticas investigativas que trabaja la Historia de Vida Cotidiana; esta es la búsqueda y construcción de la Identidad. La identidad es un conjunto de circunstancias que determinan quién y que es una persona, según el diccionario. Por lo general, la forma más usual de identificar a un individuo es a partir de sus nombres y apellidos; sin embargo, estos datos no son los únicos que nos proporcionan información sobre una persona. Elementos como las características físicas, tipos de comportamiento, modos de vestir, de expresarse, de pensar y demás, resultan ser otros fundamentos parte de la identificación. Estos factores pueden expresarse tanto de forma individual como grupal, y es justamente esta expresión la que puede llegar a construir una identidad mucho más general. Para elaborar estudios sobre identidad y otras temáticas que forman parte del amplio mundo de la cotidianidad, se necesita de herramientas teóricas y metodológicas, que nos ayuden a construir y desarrollar nuestro trabajo. Para esta clase de estudios, podemos recurrir a las metodologías y teorías propuestas por Pierre Bourdieu, Michel de Certeau, Erving Goffman, Georges Duby, Michel Foucault. Estos autores son quizás los más sobresalientes en lo que respecta a trabajos sobre cotidianidad y construcción de Identidad. Sus estudios nos hablan de la familia, de la vida doméstica, el sexo, la locura, estigmas, prácticas cotidianas, métodos y estrategias de construcción de hábitos, de rituales, etc. Para trabajar la construcción de la identidad, por ejemplo, encontramos en las investigaciones realizadas por Pierre Bourdieu, las pautas necesarias para diseñar un 89

Licenciada en Ciencias Históricas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. Pilar Pérez (directora de tesis), Departamento de Ciencias Históricas (PUCE), 2004.

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esquema de características y construir a través de este esquema, el objetivo de nuestro estudio: la identidad. Bourdieu, en la mayor parte de sus investigaciones, desarrolla análisis y métodos de comprensión del sujeto como sujeto, nos presenta al individuo en diferentes situaciones, inmerso en clasificaciones de tipo social, mental, educativo, económico, político, etc. A partir del reconocimiento que se hace del individuo, logramos asignar al sujeto y sus hábitos de vida, dentro de otras clasificaciones de tipo individual y colectivo. Además de la propuesta teórica de Bourdieu, y de otros autores que se dedican al estudio a fondo del individuo, tenemos también otras metodologías que nos ayudan a construir la identidad, a partir del análisis del espacio donde se desenvuelven los sujetos. Entre los autores que han trabajado esta clase de análisis tenemos a: Michel de Certeau, Pierre Mayol, Michel Perrot, Phillipe Aries, Georges Duby. La construcción de la identidad a través del espacio, puede llevarse a cabo mediante el estudio de la relación de pertenencia, identificación y uso del lugar, por parte del individuo o individuos. Esto además de proporcionamos métodos para construir historias sobre la identidad, nos permite acercamos a la realidad pública y privada de nuestra cotidianidad. Estas teorías y otras tantas más, se convierten en instrumentos obligatorios dentro de la labor investigativa sobre vida cotidiana. Si bien los trabajos realizados por estos autores se desarrollaron en su mayoría en medios ajenos a nuestra realidad, la metodología que nos proponen puede ser perfectamente utilizada para nuestro análisis cotidiano, con una visión latinoamericana. De la metodología propuesta extraemos dos importantes puntos, que establecerán más fehacientemente el desarrollo histórico de nuestro trabajo; estos puntos son: el marco espacial y el marco temporal. El marco espacial nos ayuda a precisar el lugar donde se desarrollan los acontecimientos de nuestro interés histórico, estos acontecimientos serán analizados desde diferentes perspectivas: sociales, políticas, económicas, y demás. El marco temporal nos permite establecer el tiempo a estudiarse, sitúa a nuestros sujetos de estudio y a nosotros mismos, en la realidad de aquellos momentos. Como en el marco espacial, el marco temporal nos vuelve observadores de la situación económica, política, social, cultural, etc. de nuestros actores. La información obtenida a través del establecimiento de los parámetros temporales y espaciales, nos ayudara a encontrar, establecer y construir más específicamente el objeto de nuestro estudio, en este caso: la identidad. Refiriéndonos ya al estudio en cuestión, empecemos por el análisis del marco temporal. Nuestro período de interés va desde 1965 a 1975. El Ecuador salía de una dictadura militar que empezó en 1963, y terminó en 1966. El medio de mayores ingresos económicos antes del petróleo, provenía de las exportaciones del banano; lamentablemente, para 1965, las exportaciones cayeron en una grave crisis. Como consecuencia de esto, se acentuó la división de clases, se desmejoró aún más y notablemente la calidad de vida de aquellos que ya sobrevivían paupérrimamente, los 117


niveles de desempleo empezaron a incrementarse, no había inversión extranjera, y los únicos que obtuvieron ganancias de todo el período de auge exportador del banano fueron la oligarquía y miembros de la clases burguesas. La economía volvió a respirar a través de la explotación del petróleo, desde 1968 hasta mediados de los setenta; para ese entonces, el cinco veces presidente del Ecuador, Dr. José María Velasco Ibarra, volvería a ganar las elecciones. Esta presidencia no duró: después de dos años de gobierno la pugna de poderes existente entre el gobierno de Velasco Ibarra y grupos de poder, se agravó por los continuos errores que presentó la administración velasquista. Ante esta situación, Velasco Ibarra se declara dictador en 1970, luego sería derrocado por altas cúpulas militares. Es así como a mediados del año de 1972, los militares nuevamente se hacen del poder, esta vez representados por el General Guillermo Rodríguez Lara. La dictadura militar en general duraría hasta 1979, su primera etapa con Rodríguez Lara hasta 1975, y la segunda hasta 1979 con el Triunvirato. El petróleo llevó al Ecuador a ser el segundo exportador en Sudamérica después de Venezuela. La inversión extranjera llegó de diversas partes del mundo, pero sobre todo desde los Estado Unidos. El capital extranjero y local se invierte en el petróleo y otras áreas de la producción, y el gobierno militar fomenta especialmente el ingreso de capital foráneo, con la emisión de leyes que faciliten las exportaciones de todo tipo, no solamente petroleras. Si bien la economía del país y de ciertos sectores sociales mejoró, la situación de los grupos pertenecientes a las clases populares no cambió. El banano ya había enclasado a la sociedad anteriormente, y el petróleo lo haría aún más y de forma drástica; la gente pobre de las principales urbes sería más marginad, y tanto o más que ellos, la población indígena. Se dio el surgimiento de una nueva clase: „las clases medias‟, pero estas vivirían, como el petróleo, un auge temporal. Hasta 1975, la situación del país presentaba grandes mejoras, pero más adelante, antes de empezar los ochenta, el auge petrolero también se vendría abajo y los mismos errores de antes y de ahora, hundirían al Ecuador en el hoyo del que todavía no ha salido. Pasemos entonces al análisis del marco espacial. De entre las capitales sudamericanas, Quito es la más antigua de todas fundada en 1534. Es la segunda ciudad más grande del Ecuador, es el centro político y cultural del país. A través del tiempo, ha ido expandiendo sus fronteras pero muy limitadamente, debido a las irregularidades del relieve donde la ciudad se encuentra asentada. Ha ido modificando su entorno hasta llegar a ser una metrópoli, con los típicos problemas de las ciudades medianas a nivel mundial. Al llegar el período de la explotación petrolera, Quito comienza ha extenderse desmesuradamente y se producen acelerados movimientos migratorios, tanto hacia la capital como fuera de ella. También con el auge petrolero empieza un período de transformación y modernización de las ciudades. En el caso de Quito, comienza a trabajarse tanto la parte urbana como la arquitectónica; se da paso a la realización de masivas construcciones habitacionales, se mejoran las vías de transporte con lo que 118


aumenta la circulación automotriz, se da una sectorización de la ciudad a partir de las diferencias de clase y mejoran los servicios públicos. Dentro de lo que ya viene a ser los barrios y urbanizaciones, estos se desarrollan tanto por cuestiones de necesidad como de poder económico. No obedecen, la mayoría de las veces, a ninguna planificación, y se ubican en sectores donde se encuentran pendientes fuertes, suelos poco consolidados y sin las condiciones físicas necesarias para una vida normal. El Centro Histórico de la ciudad, pasa ha convertirse en el punto medio para llegar o para salir, y poco a poco pierde su importancia como zona habitable, entre aquellas clases élite que lo ocupaban desde tiempos de antaño. Hasta alrededor de 1950, el Centro Histórico concentra la totalidad de las operaciones públicas y privadas, pero con el tiempo deja de responder a las necesidades económicas, modernas y de vida de sus pobladores. Quienes buscan en Quito su nuevo hogar y espacio de vida son las clases populares y medias bajas; estas van aumentando paulatinamente por la alta migración proveniente de otras ciudades, provincias, y demás lugares. Mientras tanto, las clases altas migran hacia el norte, sur y valles aledaños, donde mantienen una parcial vinculación con las clases bajas. Una vez visto el marco espacial y temporal, conozcamos como se da la construcción de la identidad en los barrios. „El Barrio‟ es un espacio público y a la vez un conjunto de elementos privados, es un lugar que se caracteriza y se diferencia de otros por su nombre, tipo de población que lo habita, arquitectura, ubicación dentro de la ciudad, actividades de los integrantes, y demás. El análisis de la zona no debe estar únicamente dirigido hacía el hombre sino también hacia el lugar en sí. Nuestro estudio del barrio, nos lleva a ver más allá del aspecto externo; buscamos también descubrir el barrio a través de análisis múltiples como: modificaciones estructurales, influencia de estas transformaciones en los modos de vida, éxodo de habitantes originales por modificación de la zona, llegada de nuevos inquilinos, correspondencia de modos de vida... La identidad barrial se construye a través de la constante interrelación con el espacio y sus habitantes. Dentro del espacio, el habitante del barrio se relaciona con las calles, las plazas, los parques, tiendas, quioscos, boticas, peluquerías, etc., y con aquellos que también frecuentan estos lugares y hacen de ellos sitios de interacción social, comercial, política, entre otros. Se seleccionó para la investigación a dos barrios tradicionales de la ciudad de Quito: el barrio de La Tala y el barrio de San Blas, localizados en la zona histórica o Centro Histórico de la ciudad. Se le denomina barrio de la Tala, puesto que la elevación donde se encuentra asentado este barrio, se asemeja a las talas o tumbas en forma de montículo donde se enterraban a antiguos aborígenes. En la “época colonial era común el uso de nombres de santos para la denominación de barrios, calles, plazas, y demás; muchos de estos nombres se mantienen hasta ahora vigentes sobre todo en el Centro Histórico, y el caso de San Blas no es la excepción. Tanto el barrio de La Tala como el barrio de San Blas (en el período en el que los 119


estudiamos) son barrios habitados por gente en su mayoría de clase media. A través de las memorias de nuestros investigados, podemos construir el escenario de su cotidianidad, además encontrar hechos particulares que se puedan inscribir en sus hábitos de vida. Los lugares públicos dentro de los barrios, juegan un importante papel en la construcción de la identidad. En el caso de nuestros dos barrios, la Tala y San Blas, encontramos sitios particulares que sirven para la interacción y el establecimiento de relaciones sociales de tipo racial, cultural, económico, político, religioso y demás. Entre estos lugares tenemos: la iglesia, la casa comunal, los colegios, la nunciatura, los mercados, las tiendas, la gallera, las peluquerías, las panaderías, los billares, las radios, los Gimnasios, los cines, los bares, los coliseos, etc. A través de estos lugares particulares, podemos determinar si la clase social, el tipo de educación recibida, el apellido que se usa, la edad, el sexo, la vestimenta, el modo de hablar, de pensar, de actuar, etc. son los „tickets‟ de entrada, no solo a estos lugares sino también a los grupos sociales que se van consolidando. La pertenencia a estos grupos sociales particulares depende de si se posee los elementos, o características necesarias, para ser reconocido como igualo diferente. Esto nos da acceso a interactuar con estas personas e interactuar en los lugares donde estas personas desarrollan actividades de todo tipo: laboral, educativa, de entretenimientos, etc. Aquellos que no cumplen con los requerimientos, son directa o indirectamente tratados como diferentes, son estigmatizados o simplemente no son bienvenidos. Si bien indicamos que los barrios de la Tola y San Blas eran barrios típicos de clase media, en ellos también vivían personas pertenecientes a las clases pobres y pudientes. Cada grupo social establecía sus parámetros de identificación, de identidad, respecto a su pertenencia, no solo al lugar sino al grupo social del cual eran parte. Un ejemplo que caracteriza bien las actitudes de pertenencia e identificación sociales, son las que se encuentran en fiestas particulares o fiestas de casa. En el período que trabajamos, sesenta y setenta, en Quito y en todo barrio era usual para los jóvenes asistir a unas fiestas denominadas „humoradas‟. Recibían este nombre de humoradas, por ser fiestas que se efectuaban de un momento a otro sin previo aviso. Si se estaba en período electivo de clases, las fiestas se hacían los días viernes; y en período de vacaciones o verano, podía ser cualquier día de la semana excepto los domingos, días que se dedican a actividades familiares. En estas fiestas además de que se debía ser amigo o conocido del dueño o dueña de casa, la vestimenta con la se iba, el peinado, el regalo e incluso los amigos que acompañaban, debían encajar con los requerimientos del resto de personas de la casa, de la clase, religión etc. La identidad de los jóvenes de barrio en el período estudiado, se construía y basaba en aspectos como: barrio al que perteneces, clase social, religión, apellido, vestimenta, amistades, lugar donde se estudia. Otro lugar donde se pueden establecer construcciones de identidad barriales son 120


las galleras. En este lugar donde se efectúan peleas de gallos, se observan además otras clases de enfrentamientos, relacionados con conflictos de clase, raza, masculinidad y dinero. Nuevamente dentro del período estudiado, encontramos que a estos lugares por lo general solamente asisten hombres, estos son mayores de edad, y pertenecen por lo general a clases populares, pero hay asistentes de otras clases sociales a los que les interesa el juego. Además del ritual de la pelea que se da entre los gallos y también entre los dueños, se da paso a rituales sociales como el consumo de alcohol, que forma parte de la identidad e identificación masculina. El no consumir alcohol provoca la burla, e incluso la separación de esta persona del grupo al que pertenece; el alcohol además de ser un elemento de integración puede ser también un elemento de separación. El asistir a una gallera, apostar, ingerir alcohol, son elementos que soportan la masculinidad de sus asistentes, construye una identidad entre los otros hombres mostrándoles como mejores, como más hombres y más duros. Las tiendas, los quioscos, los mercados, son lugares donde la asistencia femenina es mayoritaria. Allí también se construyen identidades como relaciones sociales, pero siempre estarán determinadas por la clase social y otros parámetros que hemos venido mencionando. La tendera o la dueña de la tienda o del quiosco, tiene la oportunidad de interactuar con la mayoría de las mujeres del barrio. Estas pueden ser jóvenes o mayores de edad, casadas, solteras, divorciadas, obreras, amas de casa, estudiantes, etc. Pueden crear tanto relaciones de amistad como relaciones netamente comerciales, y la mayor parte de las veces las mujeres que van a las tiendas a comprar, son aquellas que pertenecen a la clase media, media baja y clases bajas. Las mujeres de la clase alta no van a las tiendas, puesto que esto no corresponde con el estatus al que pertenecen; en todo caso cuentan con personal femenino para hacer las compras. Las peluquerías son también lugares que nos ayudan a construir identidades; pero las peluquerías no eran lo mismo que los salones de belleza. Las peluquerías eran lugares para hombres y atendidos por hombres, mientras que los salones de belleza eran lugares para mujeres y atendidos por mujeres. Hay que destacar que los salones de belleza, en el período que venimos analizando, no eran muy numerosos en la ciudad de Quito, por lo menos en los barrios de la Tola y San Blas solo había peluquerías. A los salones de belleza no iban toda clase de mujeres, solamente aquellas que podían costear los gastos realizados en estos lugares. Las mujeres que no iban a salones de belleza debido a sus ingresos, utilizaban los servicios de los peluqueros o se asistían entre ellas. Las peluquerías, si bien existían aquellas que eran exclusivas, eran sitios donde podían ir toda clase de hombres, desde niños hasta ancianos. Estos también eran lugares de reunión para discutir sobre la economía, la política, la familia, los amigos, las mujeres, etc. Naturalmente, el peluquero se transforma al igual que la tendera, en las personas que guardan los secretos de sus clientes; son aquellos que conocen la vida de todos los habitantes, los que se enteran y difunden las noticias de los principales acontecimientos sucedidos, e incluso se vuelven 121


consejeros de todo tipo. Los lugares para construir identidades pueden ser varios y numerosos, siempre se tomaran en cuenta qué clase de lugar es y quiénes asisten. También habrá reglas conscientes e inconscientes que se deben seguir y se deben saber, si se desea ser miembro de cualquier grupo social. Las personas te recuerdan de una manera u otra: de dónde vienes, quién eres y qué puedes y no puedes hacer. Creo que para formular identificaciones nacionales, se necesita hacer primeramente identificaciones locales, que son tan necesarias como las generales. No se puede desarrollar, interpretar y entender a todo un grupo social, si no se conoce las raíces más cercanas a uno. La construcción de la identidad por parte de la historia, no tiene como objetivo acentuar más las diferencias en las que ya vivimos; debemos utilizar la historia como un medio de concientización para acabar con las relaciones sociales racistas, separatistas, regionalistas; de esa forma podremos identificarnos unos a otros y construir finalmente una sola identidad que destaque nuestras diferencias pero que nos haga ver siempre como iguales.

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LOS NIÑOS EN EL SISTEMA LAICO DE EDUCACIÓN: RELACIÓN ENTRE EL ACCESO A LA EDUCACIÓN PRIMARIA Y EL TRABAJO INFANTIL EN QUITO DURANTE 1890 Y 1940

Ana María Cadena Albuja 90

El análisis e investigación de la Historia del Ecuador durante las últimas décadas ha evidenciado importantes avances en función de nuevas corrientes teóricometodológicas. Una de estas líneas de investigación es la Historia Social, la misma que pretende rescatar a diferentes actores sociales -(mujeres niños, obreros, etc.) frente a los que convencionalmente se ha analizado desde la Historia Tradicional Positivista (presidentes, héroes, personajes importantes: político, económico, militar, social)- desde nuevos escenarios sociales (familia, escuela, fábrica, sindicatos, etc.). Es bajo esta nueva perspectiva, que una parte de la producción historiográfica ecuatoriana ha orientado sus investigaciones, de manera especial en lo que a historia de la mujer y de los obreros se refiere. No obstante, existen muy pocos trabajos que analicen y rescaten la participación del niño, como “actor social”, a lo largo del proceso histórico, social, económico y político del Ecuador. El objetivo de esta investigación es identificar los espacios en los que se practicó el trabajo infantil y analizar la valoración social del niño trabajador en Quito entre 1890 y 1940, tomando en cuenta su acceso a la educación primaria y las condiciones bajo las cuales se desarrolló el trabajo infantil. Se ha escogido el período comprendido entre 1890 y 1940, porque el Ecuador atraviesa por importantes cambios de carácter político, social y económico. Además, el Estado realiza reformas que incluyen a la población infantil. La investigación tiene lugar en Quito, dentro del área urbana, ya que durante 1890 y 1940, la ciudad fue el eje cultural, ideológico, político, social y económico de la Sierra centro norte. Esta característica particular de Quito, que influye en la práctica del trabajo infantil, ayuda en la indagación de las fuentes. Así, principalmente, se trabaja las Leyes de Instrucción Pública (1906,1912, 1932, 1938), la ley de 1928 (Ley sobre el Trabajo de Menores y Mujeres y de protección a la maternidad) y el Código de Menores (1938). Para conseguir una primera aproximación a la situación real de los niños trabajadores en Quito (1890 - 1940), se ha entrevistado a jubilados, quienes durante su infancia, participaron en el trabajo infantil. 90

Licenciada en Ciencias Históricas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito. Milton Luna (director de tesis), Departamento de Ciencias Históricas, Quito, 2002.

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Este trabajo está compuesto por cuatro capítulos que, en su conjunto, permiten tener un acercamiento al objetivo planteado. En el primer capítulo, se explica el contexto social, económico y político que predominó entre 1890 y 1940 en el país y a nivel mundial, enmarcando dicho contexto, en una perspectiva regional. Es necesario conocer estos procesos para poder entender las condiciones que incidieron en la existencia del trabajo infantil en Quito y la aceptación o rechazo que se genera por parte de la sociedad, el Estado y la Iglesia. Para analizar la relación entre la educación y el trabajo infantil, en el segundo capítulo, se exponen las características principales del sistema educativo en función de las leyes de Instrucción Pública que se dictan desde el período liberal y su respectiva influencia en el trabajo infantil. En esta relación, se considera a la educación, que es impartida por el Estado y la familia (formal e informal), como el medio más idóneo para transmitir los valores. Identificada la práctica del trabajo infantil en Quito, en el tercer capítulo, se determinan las etapas que caracterizan al trabajo infantil entre 1890 y 1940 y las condiciones sociales, económicas y educativas que matizan su valoración e inserción social. Aquí, se ha retornado la propuesta que realiza Schibotto para comprender la valoración social de los niños trabajadores en tomo a la presencia de una “cultura del trabajo infantil”.91 existió el trabajo infantil en Quito entre 1890 y 1940 ¿cuál es la reacción del Estado y de la Iglesia frente al “problema social” que representa? En el cuarto capítulo se analizan las políticas públicas que se generan desde el Estado para intentar contrarrestar dicho problema, y la opción educativa que plantea la Iglesia. En este análisis se utiliza una categoría teórica propuesta por el IFEJANT (Instituto de Formación para Educadores de Jóvenes, Adolescentes y Niños), basada en la idea de que detrás de toda cultura del trabajo infantil, existe un paradigma que la define. El trabajo infantil en Quito se produce bajo el Paradigma de la Peligrosidad, mediante el cual se origina un “control social” para frenar el problema social que implica la presencia de niños trabajadores. A manera de conclusiones, se puede decir que pese a la obligatoriedad de la enseñanza primaria para todos los niños y niñas desde los seis años de edad, existió en Quito, entre 1890 y 1940, un sector de la población infantil que tuvo una educación incompleta. Estos niños, que pertenecían a hogares de escasos recursos, para ayudar económicamente a su familia y poder adquirir una profesión u oficio, dividieron su tiempo entre la escuela y el trabajo, dando lugar a la práctica del trabajo infantil. El trabajo infantil en Quito (1890-1940) se desarrolla en el núcleo familiar y fuera del mismo. Los niños aprendieron el oficio de sus padres, ingresaron como aprendices a los talleres artesanales, se emplearon en predios o fábricas particulares. Para los niños trabajadores y sus familias, el trabajo es transmitido como un valor y se 91

Schibotto, 1997, pp. 81-95.

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constituye como un espacio de autoafirmación de su condición de niños trabajadores. Sin embargo, este aspecto varía en las fábricas y predios particulares por las condiciones de explotación laboral y física a las que estaban expuestos los niños. Para la sociedad quiteña, el trabajo infantil, desde su valoración instrumental e indirecta es una herramienta rehabilitadora y resocializadora del niño. Por otro lado, las acciones estatales frente a la presencia de niños trabajadores, son producto de la “preocupación social” por la clase trabajadora. El “control social” que ejerce el Estado sobre los niños trabajadores, pobres y abandonados, responde a una actitud proteccionista y paternalista. Finalmente, considerando que en el país no existen trabajos específicos que aborden esta temática, la realización de esta investigación es inicialmente una propuesta teórica metodológica para aproximarse a la identificación, estudio y análisis del trabajo infantil en Quito a finales del siglo XIX hasta 1940. Por esta razón se ha procurado abordar el tema de una manera general, sin profundizar en las diferencias existentes entre: el trabajo infantil de los niños y las niñas, dentro del área urbana y fuera de la misma, en el sector rural.

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NORMAS PARA COLABORADORES 1.

Los autores podrán ser estudiantes, egresados y profesores tanto del departamento de Historia de la Pontificia Universidad Católica como de otras instituciones.

2.

Cada trabajo deberá ir precedido de una página que contenga los datos personales del autor y su dirección domiciliaria. El original (en disquete o CD) y una copia impresa de cada trabajo se entregarán a los coordinadores de la revista.

3.

Los estudios, ensayos y demás textos deberán ser presentados en papel normalizado tamaño A4, a espacio y medio, con un límite máximo de 25 páginas de texto, notas y anexo, en fuente arial 12. En casos especiales, se podrá considerar una mayor extensión del texto.

4.

Se sugiere presentar un resumen y palabras clave del estudio o ensayo, siempre y cuando el autor lo considere pertinente.

5.

Las notas de pie de página deben presentarse en numeración consecutiva de la siguiente manera: 1 José María Vargas, La economía del Ecuador durante la colonia, Biblioteca Básica del pensamiento Ecuatoriano, Tomo XV, Quito, BCE-CEN, 1980, p. 151. 2 Ibíd en caso de que la referencia sea inmediata o en la misma página, pp. 93-99 3 Aquiles Pérez, “Quitus y Caras” en Llacta, n °9, 1960, p. 241. 4 Osvaldo Hurtado, Dos mundos superpuestos, Quito, INEDES, 1969, p. 127. 5 A.. Pérez, Primera parte del título de la obra si ya ha sido citado., p. 207

6.

La bibliografía organizada alfabéticamente, deberá observar la siguiente disposición:

VILAR, Pierre 1973 “El tiempo del Quijote”, en Carlo Cipolla, et. Al., La decadencia económica de los imperios, Madrid, Alianza Editorial. 1980 Historia de España, Barcelona, Editorial Crítica MORENO Y., Segundo y Frank Salomon, comp. 127


1991 Reproducción y transformación de las sociedades andinas. Siglo XVI-XX, colec. 500 años, vol.41, tomo 1 y 2, Quito, Abya – Yala/MLAL 7.

Todo material referido como tablas, cuadros, gráficos, mapas, croquis, diagramas será presentado en una serie única de trabajo bajo el título de anexos, en forma numerada, con el objetivo de facilitar la labor de levantamiento y armado. Si algún material debe ir dentro del texto y no al final del artículo, se debe especificar.

8.

Una vez que los originales sean recibidos en la redacción de la revista, no se admitirán agregados o modificaciones, salvo caso excepcional.

9.

La entrega de los trabajos deberá realizarse en tiempo establecido entre los autores y coordinador. El Comité Editorial resolverá la publicación de originales en un plazo no mayor a dos meses.

128


Sección Reseñas/Resúmenes de tesis 1.

Cada reseña o resumen de tesis deberá ir precedido de una página que contenga los datos personales del autor y su dirección domiciliaria. El original se entregará al coordinador de la revista, ya sea en disquete, CD, copia impresa o mediante correo electrónico.

2.

Las reseñas o resúmenes de tesis se presentarán en fuente arial 12, con una extensión no menor a 1500 caracteres, y no mayor a 5000 caracteres (sin espacios).

3.

Las reseñas deberán comprender las referencias editoriales básicas del autor (nombre, título de la obra, ciudad, editorial, año, número de páginas, precio de venta al público), y se incluirán al principio de la reseña.

4.

Los resúmenes de tesis incluirán también las referencias básicas del documento (autor, tema director de tesis, departamento de egreso, año de egreso), y se anotarán al principio del documento.

129


TESIS DE LA ESCUELA DE CIENCIAS HISTÓRICAS DE LA PUCE PERÍODO 2003-2004 Benítez Flores Marco Ramiro. La Masonería en el Ecuador: la formación de su identidad en el siglo XIX. 2003. Laurini Pico Sandra Irina. Entre el amor y el odio estrategias de familias: matrimonios arreglados y posicionamiento social (Quito en las primeras décadas del siglo XX). 2003. Luzuriaga Jaramillo Sofía Isabel. Yangana-París-Yangana. Aprehensión del discurso del progreso. Cambios y continuidades en un núcleo familiar lojano. Alias de 1930-1960. 2003. Rodríguez Martínez María Lorena. Las colonias de los Estados Unidos y de la Costa Ecuatoriana en la época colonial: un análisis comparativo de la economía de plantación. 2003. Viteri Mancero Lucila Verónica. La participación de las mujeres en Quito durante la Independencia e inicios de la República, 1808-1830. 2003. Aguilar Echeverría Marisol Verónica. Los contenidos nacionales como ejes de la formación de la identidad ecuatoriana utilizados en los planteles secundarios laicos de la ciudad de Quito (1940-1950)”. 2003. Ortega Medina Oscar Fabián. Los jesuitas en la Real Audiencia de Quito, breve análisis de sus centros de educación y misiones, así como la muerte de algunos de sus misioneros en manos de los infieles. 2004. Viteri Dávila Paola Alexandra. La transformación del barrio tradicional quiteño (La Tola y San Blas entre 1965-1975). 2004.

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