Monográfico 04. Menga. Revista de Prehistoria de Andalucía.

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4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS EN LOS ESTUDIOS CERAMOLÓGICOS Juan Jesús Padilla Fernández y Eva Alarcón García

La Arqueología emplea una serie de técnicas y métodos para estudiar las evidencias arqueológicas y aproximarse a las sociedades del pasado. La aplicación de tales analíticas implica la conformación de un cuerpo metodológico, es decir, de unas herramientas y estrategias técnicas de investigación destinadas a cubrir una serie de preguntas y objetivos. En nuestra disciplina, en el caso concreto de los estudios cerámicos, el enfoque tipológico sigue siendo el más utilizado, dadas sus posibilidades de inferir información de diversa índole basándose en la similitud y la diferencia. Con todo, en las últimas décadas se ha producido una verdadera explosión de métodos y técnicas incorporadas desde otros campos de estudio que han abierto el abanico de preguntas y respuestas, así como, diferentes marcos teóricos en los que insertar dichas metodologías. Sin embargo, en demasiadas ocasiones utilizamos una tipología previamente existente, a la que no sometemos una crítica previa, o una u otra técnica de análisis sin su correspondiente planteamiento teórico ni la existencia de objetivos claros y concisos. Además, muchos trabajos dedican prácticamente la totalidad de su esfuerzo a la construcción, desarrollo y posterior aplicación de la herramienta metodológica relegando la parte interpretativa a un breve apartado, con las consecuencias que ello comporta. Este bloque pretende ser un espacio en el que tanto los trabajos de tipo arqueométrico como las nuevas aplicaciones tecnológicas e informáticas, reciban el valor que merecen en cuanto a las utilidades metodológicas que ofrecen. En este sentido, este bloque pretende ser un espacio de reflexión sobre múltiples aspectos de los estudios cerámicos que se están llevando a cabo actualmente, partiendo de la idea básica de que ni el artefacto ni el método constituyen el fin de nuestras investigaciones. De este modo, se proponen una serie de puntos expositivos esenciales que guiarán la sesión y discusión, que son los siguientes: • Reflexión y crítica sobre sistemas de clasificación y ordenación de artefactos cerámicos. • Creación de categorías formales como unidades de análisis y problemas que se derivan a la hora de tratar e interconectar dichas entidades, entre ellas y con el resto del registro arqueológico. • Límites y posibilidades de la aplicación del enfoque tipológico como método de ordenación espacio-temporal de los vestigios cerámicos. • Selección de características y propiedades para constituir variables analíticas. • Exposición y correspondiente valoración de nuevas líneas de investigación metodológicas.


• Necesidad o no de presupuestos teóricos previos a la metodología empleada. • Avistamiento de acciones humanas, individuales y/o colectivas, a través de los objetos materiales, concretamente de la cerámica. • Ejemplos de modos de aproximación a aspectos económicos, políticos, sociales y culturales de las comunidades humanas del pasado a través de materiales cerámicos. • Interpretación de los datos obtenidos.


Fragments of KovaÄ?evo (Bulgaria) vase with modeled elements and glued in the shape of bucrane. Photo: L. Salanova.


4.1. POTTERS AND FARMERS: THE EMERGENCE OF THE FIRST POTTERY PRODUCTIONS IN THE MEDITERRANEAN CORRIDOR (6th MILLENNIUM CAL. BC) ALFAREROS Y LABRADORES: APARICIÓN DE LAS PRIMERAS PRODUCCIONES CERÁMICAS EN EL PASILLO MEDITERRANEO (6º MILENIO CAL ANE) Laure Salanova1

Abstract

Resumen

The Balkans has long been considered a key region for understanding the origin and the formation processes of the first European Neolithic societies. Analysis of the pottery assemblage from Kovačevo (Bulgaria) has revealed a diversity of manufacturing techniques, stylistic patterns, and functions since the onset of Neolithic occupation in the region, dated from 6100 cal. BC. A comparative study of the first pottery productions from the Central Mediterranean shows that only one category of pottery (medium impressed vessels) is present in the earliest Neolithic sites westward from the Adriatic. Coupled with the analysis of faunal remains, these results allow for the proposition of a mechanism of Neolithic spread in Southern Europe. The impressed pottery seems to be linked to a group of specialists who circulated around the Mediterranean, bringing farming techniques with them

Los Balcanes están considerados desde hace tiempo como una región clave para comprender los orígenes y los procesos de formaciones de las primeras sociedades neolíticas europeas. El análisis del conjunto cerámico de Kovačevo (Bulgaria) reveló una diversidad de técnicas, de estilos y de función de los vasos desde el todo principio de la ocupación neolítica de la región, fechada de 6100 cal ANE. Un estudio comparativo de las primeras producciones cerámicas del Mediterráneo central muestra que solamente una categoría de vasos (vasos impresos de medio calibre) es atestiguada sobre los sitios más antiguos localizados al oeste por Adriático. Correlacionados a los análisis de los conjuntos fáunicos, estos resultados permiten reconstituir los mecanismos de difusión del Neolítico en Europa meridional, dónde la cerámica impresa parece ser relacionada a un grupo de especialistas que circuló a todo el Mediterráneo, aportando a ciertas técnicas de agricultura.

Keywords: Agriculture, Impressed Pottery, Mediterranean, Balkans, Starčevo, Early Neolithic.

Palabras clave: Agricultura, Cerámica Impresa, Mediterráneo, Balcanes, Starčevo, Neolítico Antiguo.

1 CNRS, Maison de l’archéologie et de l’ethnologie, 21 allée de l’Université, F – 92 023 Nanterre cedex. [ laure.salanova@mae.u-paris10.fr ]

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1. INTRODUCTION The Neolithic transition that occurred in Europe between the 7th and 4th millennium cal. BC has been the subject of many publications. It has been demonstrated that the oldest dates belong to Southeast Europe, especially Greece and Bulgaria (Perlès, 2001; Reingruber and Thissen, 2005). The role of this region in the Neolithic spread to the West was previously described (Lichardus and Lichardus-Itten, 1985) and was the starting point for a French-Bulgarian programme initiated in 1986 at Kovačevo in the extreme Southwest part of Bulgaria. This dwelling revealed the earliest Neolithic sequence and the most complete one for this part of the country, demonstrating the evolution of the first Neolithic societies between 6100 and 5600 cal. BC (Lichardus-Itten et al., 2002). The pottery, found by the tonnes in the well-preserved dwellings from the Balkans, is an important component in understanding the cultural identities of the inhabitants and the specialisation of the craft activities (Salanova, 2009). The assemblage of 23 tonnes from Kovačevo provided the opportunity to create an appropriate method

for extracting the main information from these types of huge pottery assemblages, which represent the norm in the Balkans (Salanova et al., 2010). As each criterion traditionally considered in pottery analysis (stylistic, technical, and functional) preferentially highlights one type of information (cultural, social, or economic) about the societies that manufactured and used the vessels, a global method that takes into account all of the attributes was developed for the first pottery productions from Bulgaria (Salanova, 2009). This research revealed that a diversity of manufacturing techniques, stylistic patterns, and functions were present since the onset of Neolithic occupation in the region, approximately 6100 cal. BC (Salanova et al., 2010, Salanova et al., in press). This diversity did not exist westward from the Adriatic, although the first Neolithic techniques (domesticated animals and impressed pottery) seem to be directly connected with the Balkans (Vigne 2003; Salanova, in press). How can we explain this difference? This study aims to fill the gap between knowledge of Eastern and Western Europe through a comparison of pottery assemblages to contribute to the debate on Neolithic spread in Southern Europe.

Fig. 1. Map of the main sites cited in the text: 1. Favella della Corte (Italy); 2. Torre Sabea (Italy); 3. Veluška Tumba (Republic of Macedonia), 4. Nea Nikomedia (Greece), 5. Anzabegovo (Republic of Macedonia); 6. Kovačevo (Bulgaria); 7. Kraïnitsi (Bulgaria); 8. Ulucak (Turkey); 9. Argissa (Greece); 10, Achilleion (Greece).

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2. ANALYTICAL METHOD FOR POTTERY At Kovačevo (Bulgaria), pottery makes up 23 of the 45 tonnes of all artefacts recorded during the excavation. The size of this pottery assemblage and the good state of its preservation provide an opportunity to consider the criteria traditionally used in pottery analysis. A method combining stylistic, technical, and functional analysis was established to retrace the evolutionary sequence of the pottery assemblage and to provide a glimpse into the organisation of pottery production on the site (Salanova, 2009; Salanova et al., 2010)

2.1. CRITERIA Each A attribute of the pots can provide some complementary information. Although pottery technology usually focuses on the manufacturing processes to identify the social groups, this criterion is not the only one available to understand the main phenomena in which pottery is involved (Salanova, 2012; Vieugué, 2012; Salanova, in press). Two types of approaches were favoured in an initial phase to examine the first Neolithic identity in the Balkans. The first approach involves design patterns, which refer to the cultural sphere of the communities-specifically, their perception of space and their symbolic codes (Shepard, 1956; Friedrich, 1070; Washburn, 1983). This perception is difficult to modify because it is largely an unconscious habit. This approach, used on Bell Beakers in France (Salanova, 2000), was applied to the 6,000 decorated vessels from Kovačevo to define their styles according to the designs as well as their geometric configuration (symmetry) and visibility on the vessel (see figure 2). The second approach involves the function of the first pottery production-in this first phase of the study, the pottery categories used in each site. Some studies in ethnographic and archaeological contexts have demonstrated the cultural value of this criterion, which points to food sociology (Schiffer and Skibo, 1987; Régnier et al., 2009; Pitte and Montanari, 2009). This criterion is important when comparing the first pottery assemblages from Eastern and Western Europe. 2.2. SAMPLING AND COUNTING As the assemblages from the Balkans provide tonnes of pottery, the first problem of each study involves

sampling and counting all of the pottery categories without bias. This problem has been abandoned since the 1990s, but it is crucial when comparing assemblages on a wide geographical scale. It is well known that archaeological assemblages are not a direct reflection of the vessels in use on a prehistoric settlement (Orton et al., 1993). Erosion and destruction are not the only explanatory factors. Archaeological assemblages are never a clear expression of the original range of vessels mainly because of the fragmentation rate, which varies considerably according to vessel categories and functions (Mills, 1989). The most frequently handled vessels (cooking pots and fine presentation vessels) are short lived. Because they are the most frequently broken, they are replaced most often, unlike storage vessels, which are rarely moved (Mills 1989, Orton et al., 1993, Mayor 1994). To solve this problem, several databases were tested. The entire collection of 23 tonnes of pottery from Kovačevo was recorded and separated into three categories (Salanova, 2009). The most complete pots were studied in detail at typological and technological levels. The remaining fragments (slightly more than one million) were studied in a more summary way. For the most homogeneous structures, the main stylistic and technical criteria were recorded in files grouping together pottery categories (fragments of the same colour and thickness). For the heterogeneous structures, only the typological elements (rims, bases, lugs, decoration) were counted. From this general characterisation that considered the diversity of the assemblage, sampling was conducted for specific studies on shapes, functions, and techniques. In addition, fragments from one sector of the site that has delivered the most complete chronological sequence were analysed exhaustively with quantitative tests (Salanova et al., in press). To count the pottery categories, the method of relative frequencies used by specialists working in urban contexts was used and adapted to the early Neolithic dwellings from the Balkans. In the publication by Carver (1985), relative frequencies were used to highlight the concentration of pottery types. In our work, relative frequencies of each style were counted by structures that were arranged according to stratigraphy (Salanova, 2011). Because none of the structures in this type of dwelling is purely homogeneous, this was the only way to group the structures and levels by cultural stages.

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2.3. DATING

3.1. THE DECORATED POTTERY

The radiocarbon dating of the Early Neolithic from Southern Europe provides a broad picture of the chronological frame (Reingruber and Thissen, 2005; Salanova et al., in press). However, in most settlements, samples (charcoal, seeds, or bones) were collected in pits or levels. They do not belong to primary deposits, but they date the filling of the structure. While waiting for new dating, it is quite difficult to propose a reliable beginning for the Neolithic period from this region. The dates mentioned in this text should thus be considered indicative and cannot, at the moment, be more precise.

All of the levels have yielded a diverse assemblage that includes every type of vessel that one could expect to find at the time of the Neolithic, from very small pots to large vessels (plate 1). Use wear and residue analysis, which was performed on certain vessels, has demonstrated that several pottery categories were used in the preparation of foodstuffs (Vieugué et al., 2009). Although such functional analyses are still rare in the Balkans, the diversity of shapes and pottery categories are usual for this part of Europe. The quality of most of the vessels as well as their huge quantity demonstrate that they were the products of experienced potters and undoubtedly would have been integrated into the activities of everyday life (Salanova, 2009).

3. CHARACTERISTICS OF THE POTTERY ASSEMBLAGES FROM THE BALKANS Kovačevo, located 11 km north of the Greek border, is one of the best-preserved settlements in the Balkans, providing important stratigraphy dated between 6100 and 5600 cal. BC (figure 1). The excavations have revealed the earliest age currently known for the first Neolithic settlement in the region, older than the early level from the Karanovo tell, which was earlier than the reference for the Neolithic and Bronze Age chronology in the Balkans as a whole (Demoule and Lichardus-Itten, 2001).

The decorated pottery from Kovačevo represents only 3%-4% of the total assemblage, which corresponds to 46.000 fragments and 7 tonnes. An important part of the study was devoted to identifying individual markers from tools and gestures applied by Neolithic potters to painted and impressed decoration. The results facilitate the detection of skill levels and a system of apprenticeship in the site and suggest a minimal number of decorated pots: 6.000 for the entire Early Neolithic sequence (Salanova, 2012).

Fig. 2. The three stages of the decorated pottery evolution from Kovačevo (Bulgaria). The numbers refers to the NMI of each style. From Salanova, 2011

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Although decorated pottery is in the minority in the assemblage, it nevertheless constitutes a good chronological marker. Three main chronological stages of two centuries each were defined according to the distribution of the decorated pottery in the stratigraphy and the first radiocarbon dates from the site, which were mainly based on animal remains (figure 2). The designs are dominated by white on red painted decoration that is characteristic of the Balkan Early Neolithic.

3.2. THE IMPRESSED AND INCISED POTTERY The earliest level from Kovačevo, dated approximately 6100 cal. BC, is the most interesting. Not only is it the best preserved and thus the most homogeneous, but it also reflects the identities of the first Neolithic communities in the area. The decorated pottery represents 3,6% of the assemblage on average. The most frequent decoration of the pottery is characterised by herringbone patterns painted in white on a red slip (Fig. 2). This type is also known from several sites from Northern Greece. A lower part is constituted by sigma, also painted, which is a typical design for the Early Neolithic in the Republic of Macedonia

Fig. 3. Distribution of the decorated pottery in the earliest level from Kovačevo (Bulgaria). In grey: 80 to 100% of the decorated pottery corresponds to painted decoration. In black: more than 30% of the decorated pottery corresponds to impressed and incised decorations. From Salanova, 2007.

(Naumov et al., 2009). Lastly, the earliest level provides an hundred of impressed and incised tall pots that are completely different in shape and technique from the rest of the production (Salanova, 2009). As a result, a great diversity of methods since the earliest occupation of the dwelling is revealed. Because the first levels from the Kovačevo dwelling are the most homogeneous with several identified house plans, a spatial projection of the pottery assemblages in each house, at least the broad categories, has been attempted (Salanova, 2007). When considering the percentage and the type of decorated pottery, it appears that the site is divided into two zones during this first period (Fig. 3). The Northern houses are dominated by a high rate of decorated pottery and painted vessels. In contrast, impressed pottery is concentrated in the Southern part of the site, where decorated pottery is less frequent in the assemblages. These Southern houses are also characterised by the higher quantity of coarse storage vessels (Fig. 4). The impressed pottery from period 1 represents 15% of the decorated pots. It is characterised by fragmented vessels that one could imagine as tall jars, with thick walls measuring between 7 and 12 mm (plate

Fig. 4. Distribution of the sherds higher than 12 mm thick in the earliest level from Kovačevo (Bulgaria). From Salanova, 2007.

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2). Their surfaces are light brown, often burnished outside and inside, covered by unorganised fingernail or tool impressions. Only one pot is decorated by pinching, and two are decorated by finger impressions in slip trailing. Nevertheless, the archaeological context of these three pots is not definite. During period 2, the impressed pottery is still present in approximately the same proportion (12% of the decorated pottery). It is quite different from period 1. Also characterised by the same thick jars (7-12 mm thick), its surfaces are mainly grey and covered by oblique impressions arranged in horizontal rows. Impressed decoration is present on the site only during periods 1 and 2, between 6100 and 5900 cal. BC, but is curiously absent in period 3, unless the numerous impressed ribs from period 3 are considered to represent its descendants (Fig. 2). The distinct spatial distribution of the impressed pottery in the earliest houses from Kovačevo and its association in these houses with the concentration of thick storage vessels could suggest the hypothesis that this type of vessel belongs to the pottery production from Bulgaria, where it represented a specific functional category. Nevertheless, this hypothesis seems to be too limited according to the context of the appearance of the impressed wares in the Mediterranean.

4. THE IMPRESSED WARES IN MEDITERRANEAN Although it was claimed ten years ago that the state of knowledge about the spread of farming in Central Mediterranean remained undeveloped (Forenbaher and Miracle 2005), it must be acknowledged that data are still missing. The recent publications of two Early Neolithic sites from Southern Italy, Torre Sabea and Favella della Corte, provide the basis for comparisons with the Balkans (Guilaine and Cremonesi, 2003; Tiné, 2009). Both sites seem to be short-term dwellings dated between 6000 and 5800 cal. BC. They are contemporaneous and slightly more recent than the two earliest periods from Kovačevo.

4.1. CHARACTERISTICS OF THE FIRST DECORATED POTTERY FROM ITALY The characteristics of the first pottery assemblages from Italy are quite surprising compared to those from the Balkans. The assemblages are essentially

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characterised by their monotony and the complete absence of painted decoration (Fontò et al., 2003; Natali 2009). This simplicity and monotony of the first pottery productions seem to be the norm in other sites from Southern Italy (Muntoni, 2009). Concerning the decorated pottery, it is curiously frequent on the Italian sites, representing 69%-93% of the assemblages. Decoration is especially correlated to the coarse wares category, which is decorated in 71%-95% of the cases. In contrast, the fine wares are less decorated (20%-40%), and the techniques and designs are different than for the coarse pottery. Most of the decorated fine vessels are shell impressed in a style very close to the common painted decoration from the Republic of Macedonia (plate 3, B and D). For the coarse pottery, the decoration is quite simple, involving irregular incisions or fingernail impressions (plate 3, A and B). In Torre Sabea, unorganised fingernail impressions seem to be the most common, whereas in Favella della Corte, the pinching technique dominates. These two types are the most similar to the impressed pottery from the Balkans (plate 3, C and D). Unfortunately, in the regions where painted pottery is predominant during the Early Neolithic, quantitative data on impressed wares are less precise.

4.2. COMPARISONS WITH THE IMPRESSED POTTERY FROM THE EASTERN MEDITERRANEAN AND THE BALKANS Although in the minority, the same types of impressed pottery as in Italy are known in the Eastern Mediterranean. They constitute a recurrent part of the assemblages and are in the same chronological horizon, at the turn from the 7th to the 6th millennium cal. BC (Balossi and Frangipane, 2002; Benvenuti and Metallinou, 2002, Çilingiroğlu 2010). In this wide region, the impressed pottery can be divided into three main types according to the decoration techniques and design (figure 5). The pots show a high rate of fragmentation in all sites, but when shapes are known, they correspond, as in Italy, to bowls in S profile, globular vessels, and jars. The dates lack precision, but impressed pottery seems to appear everywhere between 6100 and 5900 cal. BC. The first known appearance is in the Balkans (Southwest Bulgaria, Romania) and in the site of Ulucak in the Aegean part of Turkey.


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Fig. 5. Chronology and distribution of the impressed pottery according to the techniques of decoration.

In this first centre, unorganised fingernail impressions seem to be the most frequent designs among the impressed wares. This is also the case in the Republic of Macedonia (Anzabegovo), but the dates are less reliable (Gardner, 1976). In Northern Greece, the impressed pottery appears at the same time as in the first centre, but the decoration technique is more similar to the Starčevo and Körös areas (Serbia and Hungary), where pinching techniques are the rule (Manson, 2008; Raczky, 2012). At Nea Nikomedia (Greece), where impressed pottery composes 9% of the assemblage, 75% are characterised by pinched impressions (Yiouni, 1996). Lastly, in Central Greece (Thessaly) and in Northern Syria, unorganised fingernail impressions and horizontal lines impressed with combs coexist. The two Italian sites from Torre Sabea and Favella della Corte share the characteristics of one of the two impressed entities from Greece and the Balkans. Whereas, the unorganised impressions are more numerous in Torre Sabea, pinching is the main impressed decoration from Favella della Corte (Fontò et alii., 2003; Natali, 2009). What do these impressed wares mean?

4.3. CONTEXT OF APPEARANCE OF HE IMPRESSED POTTERY IN THE MEDITERRANEAN In the Near East and in Western Turkey, the impressed wares do not belong to the earliest pottery levels. They appeared approximately 6000 cal. BC, one millennium after the first pottery productions are

known everywhere, and they constitute a low percentage of the assemblages (Nieuwenhuyse, 2007; Çilingiroğlu 2010). At Tell Sabi Abyad (Northern Syria), at Ilipinar, in the nearby site of Menteşe (Turkey, Marmara region), and in Central Anatolia, the appearance of impressed pottery is correlated with economic changes that are visible in the faunal remains, such as the first domestic cattle and the development of sheep pastoralism (Buitenhuis, 2008: Tab. 1; Gourichon and Helmer, 2008: 442; Arbuckle, 2013). In the Balkans and in Central Europe, the impressed pottery is associated with the first pottery productions (Salanova, 2009). Nevertheless, there is a clear division between the Körös area in Hungary, where sheep are predominant in the faunal remains, and the Starčevo area in Serbia and Republic of Macedonia, where cattle and pigs were the main economic basis until the Late Neolithic (Orton, 2012). The same division is attested in the Southern Balkans and Greece (Salanova et alii., in press). Although sheep and goats are the first species of livestock from the Southern Balkans and Greece with a low rate of hunting (less than 5%), the dwellings from Northern Bulgaria are characterised by more than 50% domestic cattle and a high rate of hunting (more than 10%). The two reference sites from Italy, already distinguished by their pottery assemblages, also show differences in faunal remains (table 1). Whereas sheep and goats are dominant and the proportion of pigs is noticeable in Favella della Corte, in Torre Sabea, the proportion of pigs is very low (Vigne, 2003; Taglia-

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SITE

COUNTRY

Favella della Corte

NR

SHEEP/ GOAT

CATTLE

PIG

HUNTING

REFERENCES Tagliacozzo, 2009

Italia

1500

55%

21%

23%

3%

Bulgaria

> 50.000

65%

14%

21%

3,5%

Benecke, 2006

Nea Nikomedia

Greece

439

71%

15%

15%

7%

Benecke, 2006

Argissa

Greece

?

80%

6%

10%

1%

Benecke, 2006

Achilleion

Greece

2282

85%

4%

9%

7%

Benecke, 2006

Macedonia

3250

75%

10%

8%

4%

Ivkovska, 2009

Bulgaria

?

39%

55%

6%

13%

Ivkovska, 2009

Kovačevo

Anzabegovo Kraïnici Torre Sabea Starčevo

Italia

1022

53%

25%

5%

10%

Vigne, 2003

Serbia

1448

20%

50%

3,5%

26%

Orton, 2012

Tab. 1. frequencies of the main domestic animal species in Greece, Balkans and Italy (percentage of NR).

cozzo, 2009). In fact, the composition of the faunal remains from Favella della Corte is very similar to Early Neolithic sites from Thessaly, Southern Bulgaria, and the Western part of the Macedonia Republic, with a low rate of hunting. Torre Sabea is closer to the Central Balkans (Starčevo and Northern Bulgaria), with a higher proportion of cattle and hunting (Salanova et alii., forthcomming). The specialisation of the livestock, recorded throughout the Mediterranean at the turn from the 7th to the 6th millennium cal. BC, most likely marked a certain degree of mobility everywhere, at least for one part of the population (Orton, 2012: 31 & 32). Nevertheless, the differences observed in two types of data that are generally forgotten in publications on the beginning of domestication (pig and hunting rates) likely had strong implications for the settlement pattern of societies. The high rate of pigs, for instance, is undoubtedly strong evidence for permanent dwellings, which could have coexisted with more seasonal settlements in the same territories. Archaeological data struggle to provide clues about the function and duration of the Early Neolithic settlements from Southern Europe. These types of data have obviously affected the composition of the pottery assemblage. It is postulated here, as a suggestion for future work, that the variability observed in the pottery assemblages and in the faunal remains are correlated and that this correlation would allow further debate on the diffusion of farming techniques.

5. CONCLUSIONS The spatial distribution of the decorated pottery in the earliest levels from Kovačevo has revealed a clear division between buildings where painted pot-

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tery are dominant and those where impressed pottery and storage vessels are concentrated (Salanova, 2007). This difference may be interpreted as a functional division in the site between buildings dedicated to storage activities and houses with small painted vessels used for food consumption. However, this interpretation seems to be incongruent with the recent data published in Italy, where the earliest settlements with pottery and domesticated animals are characterised by a high rate of the same impressed pottery and the absence of painted vessels. These two categories of decorated pottery seem to be manufactured by two different human groups that have a separate history. We believe that the impressed pottery is correlated with a group of specialists that circulated all around the Mediterranean, bringing the first domesticated animals in Central Mediterranean. Indeed, in Torre Sabea, as in Favella della Corte (Italy), analyses of the faunal remains have demonstrated that the perfectly mastered techniques of livestock farming were obviously under the control of experts (Vigne, 2003; Tagliacozzo, 2009). The metric characteristics of some cattle in Torre Sabea and some goats in Favella della Corte show a size close to that of wild animals (Vigne, 2003: 330; Tagliacozzo, 2009: 599). The existence of secondary domestication centres of cattle in Italy was seriously questioned based on the discovery of an unknown mtDNA haplogroup (Bonfiglio et al., 2010). Because of the predominance of the impressed pottery in the assemblage and the importance of the cattle in diet, the origin of this group of specialists is more likely to be found in the Central Balkans (i.e., in the Starčevo area), where cattle was the main economic basis until the Late Neolithic (Orton, 2012).


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This group is most likely responsible not only for the diffusion of farming techniques westward from the Balkans but also in the Eastern Mediterranean, where the first impressed pottery appeared in parallel with the first domesticated cattle in Syria and in Central Anatolia (Nieuwenhuyse, 2007; Arbuckle, 2013). The correlation between these cattle farmers and the impressed potters may refer to the existence of a wide sphere of endogamy, as is known from ethnographic records, which show that economic activities and wedding networks are often linked (Gallay et al., 2012). Consequently, the impressed pottery may be associated with activities connected with farming techniques. The curious similarity between impressed decorations made with pinching techniques and the print of a cereal cob points to crop activities. The existence of several areas according to the most common type of decoration may indicate different techniques since the onset of agriculture and different centres of farming development in Europe, as recently proposed for the Near East (Fuller et al., 2011). The variability in pig and hunting rates among the faunal remains from Italy to Greece may also indicate a specialisation of the sites. The highest rates of pigs likely refer to more permanent dwellings suitable for a more intensive plant culture. These hypotheses proposed from the pottery analyses must be tested through precise faunal and botanical studies, which remain to be developed in the Balkans and the Central Mediterranean. Their correlation with the pottery variability from the earliest Neolithic settlements would provide precious information about the complexity and the diversity of the social and cultural groups involved in the Neolithic transition from the Mediterranean.

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Tareas de Excavación en el yacimiento de Tell Halula (Siria). Foto extraída de la obra Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates (Siria) (Miqel Molist Montaña, coord.)


4.2. LAS TÉCNICAS DE DECORACIÓN EN CERÁMICA EN EL YACIMIENTO DE TELL HALULA (VALLE ÉUFRATES, SIRIA) EN EL VII MILENIO CAL BC. APORTACIÓN DEL MÉTODO EXPERIMENTAL POTTERY DECORATION TECHNICS IN TELL HALULA (EUPHRATES VALLEY, SYRIA) AT VII MILENIUM CAL BC. AN EXPERIMENTAL APPROACH Adonis Wardeh1, Anna Gómez1, Teresa Capella1, Laia López1, Pau Alberch1 y Miquel Molist1

Resumen

Abstract

La aparición de la cerámica en el Próximo Oriente constituye una de las novedades tecnológicas del complejo proceso económico y social asociado al Neolítico. El proyecto arqueológico de Tell Halula (valle del Éufrates, Siria) realizado por parte de un equipo interdisciplinar de la UAB ha permitido documentar la aparición, y su desarrollo de la cerámica a lo largo del VII milenio, constituyendo uno de los pocos yacimiento de la zona del Levante Norte (Siria, Turquía) donde se documenta esta transformación. Así se ha podido documentar una primera fase con cerámica monocroma sin decoración, de corta duración, y una rápida aparición de los motivos decorativos desde la mitad del VII milenio. Las primeras técnicas utilizadas son las decoraciones incisas e impresas con una amplia variedad de gestos y motivos.

The appearance of pottery in the Near East is one of the technological developments of a complex economic and social process associated with the Neolithic. The archaeological project at Tell Halula (Euphrates Valley, Syria) done by an interdisciplinary team of Autonomous University of Barcelona has documented the emergence and development of pottery along the VII millennium cal BC, constituting one of the few sites in North Levant area (Syria, Turkey) where this phenomena is documented. In that sense, it has been documented a first phase with undecorated monochrome ware with a short transition to first decorative motifs since middle of the seventh millennium. The first surface manipulated techniques used are incised and printed decorations with a wide variety of techniques and motifs.

Keywords: Valle del Éufrates, Neolítico, Cerámica,

Palabras clave: Euphrates Valley, Neolithic,

Arqueología Experimental.

Pottery, Experimental Archaeology.

1 Universidad Autónoma de Barcelona. [ adonis_wardeh@yahoo.com ] ; [ Anna.gomez@uab.cat ] ; [ teresacapella@gmail.com ] ; [ laia.lopezay@e-campus.uab.cat ] ; [ pau.alberch@gmail.com ] ; [ Miquel.molist@uab.cat ]

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1. INTRODUCCIÓN El presente estudio se centra en un análisis de la aparición y primer desarrollo de la decoración impresa e incisa de la cerámica en la zona del Levante Norte (Siria, Turquía) con el objetivo de caracterizar las producciones cerámicas a lo largo del VII milenio (69006200 cal BP). En estos contextos arqueológicos la decoración ha sido una de las características asociadas a las primeras cerámicas que más se ha estudiado, dado que se considera un indicador cultural de gran potencial. Para abordar esta problemática se ha trabajado con la colección Prehalaf del yacimiento, Tell Halula (Valle del Éufrates, Siria) que tiene una buena secuencia de aparición y desarrollo de la cerámica con una estratigrafía muy completa. El estudio realizado por Josep Miquel Faura (Faura, 1996a1 y b, 2013), indicó, en su momento, la existencia de fases evolutivas de la producción cerámica y, en ellas, la presencia de una decoración variable según su posición estratigráfica. Partiendo de esta

base metodológica se ha analizado de forma más detallada la decoración de estas cerámicas, en particular las producciones con decoración incisa o impresa. A partir del estudio morfológico y descriptivo de las decoraciones recuperadas en el yacimiento se planteó aplicar un protocolo experimental2 con el objetivo de caracterizar los gestos, motivos y herramientas de las decoraciones incisas e impresas con el objetivo de realizar una aproximación centrada en los útiles para la fabricación de estas decoraciones.

2. TELL HALULA Y EL CONJUNTO CERÁMICO DEL VII MILENNIO CAL BC. 2.1. EL YACIMIENTO DE TELL HALULA Tell Halula se localiza al norte de Siria, a unos 150 Km. al noroeste de Alepo en una zona conocida como el “Creciente fértil”. Es en este contexto donde los estu-

Fig. 1. Mapa de situación del yacimiento de Tell Halula (valle medio del Éufrates, Siria).

1 FAURA, J. M. (1996a): Un conjunt ceràmic del VIII mil·lenni B.P. a la Vall de l’Èufrates: Les produccions de Tell Halula Síria, MA thesis, Universitat Autònoma de Barcelona. 2 Este estudio experimental se ha realizado en el Laboratorio del S.A.P.P.O. (Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient) durante los meses de abril y mayo de 2012 y se ha basado en las problemáticas establecidas por los equipos Europeos que trabajan en esta línea de investigación (Balossi 2006, Akkermans et al., 2006).

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


LAS TÉCNICAS DE DECORACIÓN EN CERÁMICA EN EL YACIMIENTO DE TELL HALULA (VALLE ÉUFRATES, SIRIA) EN EL VII MILENIO CAL BC. APORTACIÓN DEL MÉTODO EXPERIMENTAL

dios de este yacimiento están siendo de gran trascendencia en el análisis y actualización de conocimientos sobre el proceso de “neolitización” del Próximo Oriente. El poblado tiene una gran extensión -más de 8 hectáreas- y una potencia estratigráfica de 11 metros evidenciando una prolongada y continua ocupación de unos 2.500 años de duración con una secuencia cronológica que se inicia en el Neolítico Precerámico B Medio (c. 7.700 cal BP.) y concluye al final de la Cultura Halaf (c. 5400 cal BP). (Molist, 1996 y 2013) (Fig. 1). Más concretamente, para las documentación de las ocupaciones del VII milenio en Tell Halula, se disponen de varias zonas excavadas, algunas de ellas ya estudiadas y publicadas (Sector 7, sector 14, Sector 1, (Molist 1996; Faura 1996 a y b) y otras parcialmente publicadas y en curso de estudio (sector 30, sector 2 cuadros 2EF y 2G 2HI) (Molist, 2013). Los niveles Prehalaf sobretodo, los situados en la parte superior del tell, los restos arqueológicos recuperados corresponden a un contexto doméstico, con una gran riqueza estructural, dada la presencia de dos tipos de construcciones: la casa de planta rectangular o cuadrada (de tipo pluricelular), continuando pues la tradición del PPNB y, por otro lado, la planta circular o “tholoi”, como se suelen denominar regionalmente. A nivel técnico además de la aparición de la cerámica, las industrias en piedra tallada y pulimentada indican una variación significativa respecto a los periodos anteriores. Se trata de variaciones que afectan tanto el aprovisionamiento de materias primeras como a su gestión y a los productos finales. El utillaje lítico, por ejemplo, está principalmente formado por puntas de flecha, láminas retocadas, lascas retocadas, buriles, rascadores, entre otros. Estos materiales, junto con los restos faunísticos y al registro carpológico y antracológico preservado ponen de manifiesto la práctica de las actividades agrícolas y ganaderas de tipo consolidado en toda la secuencia. Además, gracias al estudio estratigráfico, a las dataciones de C14, y al estudio de la cerámica se ha podido establecer que estas ocupaciones cubren todo el VII milenio (6900-6200 cal BP) (Molist, 2013).

2.2. LAS PRODUCCIONES CERÁMICAS DEL VII MILENIO CAL BP El análisis de las evidencias tipológicas y morfológicas de la cerámica, en combinación con otros artefactos y patrones de asentamiento, permitió identificar tres

fases principales relacionadas con este período Prehalaf (Faura, 1996 a y b; Faura y Le Mière, 1999; Faura, 1999; Faura, 2013). La fase I, corresponde al nivel más antiguo, y se caracteriza por la presencia de grupo cerámico específico denominado “Serie Negra”, definido a partir de la coloración en negro o de color marrón de la pasta con inclusiones de calcita y por la presencia de una superficie pulida. Este grupo representa el 44% de la cerámica, mientras que las otras categorías presentan inclusiones vegetales así como vasos de pasta más fina y acabado en pulido. En la Fase II o segunda fase, predominan las producciones cerámicas con inclusiones vegetales, si bien destaca la presencia de aplicaciones plásticas y algunas primeras producciones pintadas. También se documentan Husking trays y pastas de coloración Gris-Negro adscritas al grupo Grey Black ware. Estos vasos presentan un acabado de la superficie en bruñido, con fragmentos adscritos al Pattern burnish y con presencia incisiones e impresiones dónde perviven también fragmentos de las tempranas Serie Negras. En la Fase III, se documenta un conjunto cerámico más diverso. A pesar de la presencia de producciones con desgrasante vegetal simples, que corresponde aproximadamente al 75% de la serie total, aparecen otras producciones o series como el burnished red slip ware o una nueva serie de vasos incisos y/o impresos. También se documentan algunos fragmentos de Black series, junto con las Grey-Black wares, los red slips o fragmentos con engobe rojo y en menor medida algunos fragmentos de Early painted (Fig. 2).

2.3. LA DECORACIÓN EN LOS MATERIALES CERÁMICOS DEL PERIODO PREHALAF El estudio realizado por J. M. Faura (Faura 1996 a y b, 2013) permite tener un conocimiento detallado de las decoraciones existentes a lo largo de la secuencia Prehalaf del yacimiento. Este trabajo, que constituye nuestra fuente de información principal, permite distinguir cinco tipos de decoración como los más frecuentes: la impresión, la incisión, la aplicación plástica, la pintura y el motivo pulido. Estas técnicas pueden presentarse solas o de forma combinada o mixta.

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ADONIS WARDEH ET AL.

Fig. 2. Mapa del yacimiento de Tell Halula, con las principales zonas excavadas con niveles del VII milenio cal BC.

A partir de la colección conservada en el laboratorio del Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient se ha trabajado con 28 fragmentos arqueológicos y dado los objetivos de nuestro trabajo observamos la definición de cada uno de ellos. En este conjunto la impresión representa el 68% de las piezas ya sea impresión digital (de tipo ungulado) o peines (en soporte de madera y/o hueso). La incisión aparece en el 18% de las piezas de presión continua

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como de presión discontinua combinada con impresión, con pintura y junto a una línea de incisión por presión continua. La excisión representa el 3% de las piezas (Fig. 3). Como ya se ha señalado, la técnica de la impresión es de las más abundantes en la serie cerámica Prehalaf del asentamiento de Tell Halula. Esta impresión puede ser de tres tipos: estampado o impresión


LAS TÉCNICAS DE DECORACIÓN EN CERÁMICA EN EL YACIMIENTO DE TELL HALULA (VALLE ÉUFRATES, SIRIA) EN EL VII MILENIO CAL BC. APORTACIÓN DEL MÉTODO EXPERIMENTAL

Fig. 3. Tabla con los motivos decorativos y nivel de preservación de la colección arqueológica de referencia utilizada para la reproducción experimental.

simple, impresión por rodillo o impresión basculante con varias herramientas3. Es el grupo que presenta también mayor variabilidad de resultados tanto del tipo de impresión, muy en relación con el objeto que lo realiza, como del motivo y disposición. Las evidencias macroscópicas se asocian a impresiones lenticulares grandes (Fig. 3. A20), puntos lenticulares diversos (Fig. 3 A4-A12), puntos de sección semicircular dispuestos de forma irregular (Fig.

3-A24). También se documentan fragmentos con impresiones de sección semicircular dispuestos en línea con engobe rojo cubriendo toda la superficie y fragmentos con impresiones de peines en los cuales se distingue los números de púas (de tres púas Fig. 3-A9-A23; de cuatro púas Fig. 3 A3 y A17; de 5 púas Fig. 3 A11, A14 y A28; de seis Fig.3.A5) y la forma de su sección (circular, cuadrada,…). Así como impresiones con peine de tres púas de sección cuadrada

3 Los criterios de identificación son la nitidez del motivo, menos marcado por la impresión con rodillo o basculante, posibilidad de reconocer la huella de un objeto conocido o reconstruir, tomando una huella, la forma de la herramienta, y algunas veces una ligera acumulación de arcilla que el hundimiento de la herramienta ha hecho remontar sobre los bordes.

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(Fig. 3 A10) e impresiones con peine de púas desiguales (Fig. 3 A2 y A7). Y finalmente, impresiones con peine de siete púas de sección cuadrada formando motivos de espina (Fig. 3. A25); o formando motivos de líneas paralelas (Fig. 3 A13). Estos, pueden estar dispuestos de manera desordenada o guardando la apariencia desordenada, presentándose delimitadas en bandas definidas por incisiones (Fig. 3 A13 y A25). Destacan también las impresiones triangulares, con disposiciones muy variadas, formando en hilera (Fig. 3 A27) o filas paralelas (Fig. 3 A1, A6, A8, A21) y múltiples (Fig. 3 A22) de tamaños y posiciones diversas. Estos también pueden estar delimitados por una banda incisa (Fig. 3 A1). El siguiente grupo recuperado en Tell Halula es la técnica de la incisión. Esta se identifica con el proceso de cortar la arcilla cruda mediante un sistema de presión continua o discontinua. Los resultados no son prácticamente nunca iguales, aparte de la forma de la herramienta, el gesto de la traza en relación a la curvatura de la cerámica y el estado de la pasta en el momento de la incisión, pueden influir en la forma de la sección. Si la pasta es húmeda el relieve es suave y con rebaba, si la pasta es seca el relieve es acusado y con los bordes limpios de recortes o en cresta. Entre las decoraciones incisas, la variedad de técnicas y motivos no parece muy abundante. En general se trata de líneas más o menos profundas (Fig. 3 A16 y A26). Menos documentadas son las decoraciones realizadas con la técnica de la incisión combinada con otros motivos. Destaca por ejemplo la disposición de líneas paralelas irregulares4 (Fig. 3 A15) o la combinación de incisiones formando dos líneas paralelas verticales poco profundas debajo de una línea horizontal (Fig. 3 A18). Hay que señalar la presencia de un caso en excisión formado por un el fragmento de un contenedor de tipo globular (Fig. 3 A19) que se identifica por una presión discontinua de tipo lineal implicando el desplazamiento de la arcilla. Las decoraciones plásticas son también muy abundantes entendidas como la acción de decorar una cerámica con un elemento hecho en arcilla plástica destinado a ser aplicado sobre la superficie del vaso. Aunque no son objeto de un análisis particular en este artículo hemos agru-

pado algún de los motivos más usuales pues muy a menudo esta técnica aplicada se combina con la impresión y/o incisión y puede resultar interesante de ver como se realiza. Finalmente señalar también la presencia de engobe y pintura junto con el motivo pulido que al aparecer de forma combinada con las otras técnicas, y al partir de una chaîne opératoire distinta no se ha tratado en el presente trabajo. En conclusión el conjunto cerámico del horizonte Prehalaf presenta una gran variedad de aplicaciones técnicas asociadas a las decoraciones de los vasos cerámicos. Estos grupos decorativos a nivel porcentual tienen una representación desigual, todos ellos corresponden a grupos de práctica distintos, si bien, a grandes rasgos, repiten el motivo decorativo. Nuestro interés especial para los motivos realizados mediante las técnicas de impresión e incisión, ha permitido observar una gran variedad de técnicas, de motivos, y de tamaños e herramientas, es decir una variabilidad que nos pareció muy interesante abordar desde una metodología experimental.

3. OBJETIVOS Y METODOS DEL PROCESO EXPERIMENTAL La gran mayoría de los trabajos experimentales en arqueología del Próximo Oriente parten de la observación etnográfica de las propias comunidades y se centran en descripciones de actividades y en la propia reproducción de objetos y artefactos. Los primeros trabajos centrados en generar documentación arqueológica relevante surgen, de forma tímida a partir de 1980 y en torno a la escuela holandesa. En el caso de la experimentación en cerámica, se puede decir que no existe una metodología consensuada sino que los trabajos principales centrados en los procesos de manufactura y las técnicas de cocción han generado metodologías más arqueométricas, mientras que la reproducción de la decoración ha sido menos tratada. Para este estudio se ha escogido un método experimental de tipo mixto, dónde la documentación de la pieza arqueológica ha servido de base para la estructuración del proceso experimental.

4 Elemento que J.M. Faura denomina líneas paralelas verticales ligeramente incisas y ubicadas en la parte de la inflexión panza/cuello de jarras de tipo globular (Faura,1996 a).

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Así utilizando un enfoque experimental más empírico y a partir del registro arqueológico este ejercicio pretende generar información con respecto a la relación entre las evidencias arqueológicas y los posibles gestos técnicos implicados e instrumental empleado por las comunidades del VII milenio cal BP en el Próximo Oriente. En este contexto hay que señalar que los trabajos experimentales sobre técnicas decorativas, principalmente las decoraciones impresas e incisas, son escasos a nivel regional, ya que los aspectos tecnológicos se han centrado más en la manufactura de los recipientes que a su decoración. Para este trabajo, los objetivos previos a la realización del estudio experimental del conjunto cerámico Prehalaf, se centraban en caracterizar la producción impresa e incisa desde un punto de vista tecnológico. Este aspecto principal se complementaba con la realización de un corpus exhaustivo de los motivos decorativos recuperados en el yacimiento y sus recurrencias estilísticas con el objetivo de aproximarnos a la herramienta y soporte utilizados para la decoración de la cerámica. Así mismo, otro de los objetivos era el aproximarse o inferir en el gesto utilizado para la impresión o incisión del motivo decorativo e identificar recurrencias tecnológicas realizadas por los artesanos/as de una comunidad de práctica. Y, finalmente, el trabajo tenía como objetivo final identificar comunidades de práctica entre los distintos grupos tecnológicos usados para realizar unos mismos motivos decorativos. El desarrollo del protocolo experimental escogido se ha centrado en la reproducción de los 28 fragmentos estudiados (ver supra) mediante el desarrollo en seis pasos etapas concretas que pueden sintetizarse en:

3. Elaboración del negativo de la pieza original5, y a partir de este, realización de una propuesta de herramienta usando distintos materiales: hueso, maderas (blandas y duras), lítico y ungulados. En general, se trata de soportes que se han retocado y fragmentos tallados de morfología circular o rectangular6. 4. Realización de las plaquetas experimentales. En este apartado hay que señalar que si bien se consideró no apto el uso de arcilla SiO2 para la reproducción del motivo, al final se usó este material debido a la dificultad de reproducir las arcillas del Próximo Oriente en el Laboratorio y por la matriz arcillosa y bien depurada de las mismas. 5. En el proceso de reproducción del motivo han intervenido 11 individuos, cada uno de los cuales, sin experiencia en la producción cerámica ni en la reproducción de los motivos decorativos, han realizado las plaquetas experimentales. 6. Digitalización del proceso experimental, tratamiento de los datos resultantes y elaboración de tablas y rúbricas sintéticas. Con una fase final de comparación macroscópica y por lupa binocular con las piezas arqueológicas originales (Lám. 1).

4. PROCEDIMIENTO Y RESULTADOS DEL PROCESO EXPERIMENTAL

1. Elaboración de una base de datos de los fragmentos, documentación de los motivos decorativos, de su tamaño y disposición en el vaso, mediante el dibujo y su digitalización.

Si bien este conjunto decorativo visualmente es muy homogéneo, con claros paralelos en el resto de conjuntos decorativos de la misma cronología en el valle del Éufrates del VII milenio cal BC, el posterior análisis tecnológico-decorativo y de reproducción experimental nos ha permitido identificar importantes variantes en distintos aspectos de la cadena operativa.

2. Agrupación de los distintos motivos en grupos tecno estilísticos y descripción tecnológica preliminar.

En primer lugar, estos grupos decorativos a nivel porcentual tienen una representación desigual, todas ellas corresponden a patrones distintos, si

5 Proceso que implica la elaboración del contra- placado del motivo utilizando pasta de tipo caolinita. Este negativo de la pieza ha permitido positivar el motivo y documentar aspectos traceológicos que no era posible identificar a nivel macroscópico en la pieza original. 6 Una premisa básica, de la que partimos, es que se pueden señalar semejanzas entre las evidencias arqueológicas y aquellas realizadas experimentalmente con las herramientas experimentales de origen abiótico (lítico: sílex y obsidiana) y biótico (hueso, madera, uña). Estos elementos se encontrarían entre los más idóneos para evidenciar improntas claras, precisas y con buena visibilidad, algunos de los cuales parecen precisar de una serie de habilidades, práctica y conocimientos para su adecuado manejo.

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Lám. 1. Proceso experimental. Secuencia de los trabajos realizados.

bien se repite el motivo decorativo. Destaca la presencia de la impresión a pinta 39% por presión discontinua, respecto a los triángulos impresos 22%, también por presión discontinua. El siguiente grupo está formado por las líneas y bandas de líneas (14%) realizadas por presión continua y en dos casos por presión discontinua, el uso de técnicas mixtas (principalmente la pintura y la incisión) con un 11%, y finalmente un grupo más variado que corresponde al 7% y que abarca tanto el fragmento exciso como las impresiones complejas. El cuerpo central del trabajo se ha centrado en definir la herramienta usada para la experimentación y la realización de las plaquetas experimentales. Para la realización de las plaquetas experimentales han participado 11 individuos7, cada uno de los cuales sin experiencia en la elaboración de producción cerámica ni en la reproducción de los

motivos decorativos. Se trata de 11 personas que mediante la propuesta de herramienta experimental han realizado una plaqueta en arcilla para cada pieza haciendo especial atención a la reproducción de la pieza original (posición) y al gesto utilizado a partir de una herramienta previamente realizada. Todos los individuos realizan una plaqueta experimental usando todas las herramientas para cada pieza arqueológica, sin contacto con el resto del grupo, anotando la posición utilizada, y haciendo unas breves anotaciones en un diario de campo. Esto se ha materializado con la realización de más de 1.232 plaquetas. A posteriori estos motivos han sido comentados entre los distintos participantes para consensuar cual es, a nivel macroscópico, el más parecido, sin que esta observación condicione el resto del análisis.

7 Esta parte experimental ha sido realizada por las siguientes personas: Adonis Wardeh, PepNovellón, Laia López, Ariadna Reverter, Alex Carrasco, Silvia Calvo, Adrià Breu, Adrià Ruiz, Teresa Capella, Pau Alberch, Anna Gómez y Sara Martin.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


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Fig. 4. Tabla con los principales gestos realizados.

Al mismo momento se ha procedido a la caracterización del gesto técnico. Este ha quedado reducido a dos categorías principales en función del tipo de presión: a) Presión continua: la herramienta presenta un deslizamiento continuo a lo largo de la plaqueta experimental de arcilla. b) Presión discontinua: la herramienta mantiene contacto puntual, de presión distinta con la plaqueta de arcilla experimental (Fig. 4). A estos dos tipos principales de presión se suman distintas variables en función de la posición de la herramienta respecto la plaqueta experimental. Las principales posiciones documentadas son: a) Perpendicular: La herramienta se dispone de forma perpendicular a la plaqueta experimental, con un ángulo aproximado de 90º. b) Oblicua proximal: La herramienta se dispone de forma oblicua a la plaqueta experimental, con un ángulo aproximado de 45º y dónde la punta de la herramienta presenta una disposición de tipo ventral-proximal. c) Oblicua distal: La herramienta se dispone de forma oblicua a la plaqueta experimental, con un ángulo aproximado de 45º y dónde la punta de la herramienta presenta una disposición de tipo distal- dorsal.

d) Izquierda derecha: Desplazamiento (continuo o discontinuo) de izquierda a derecha sobre la plaqueta experimental. e) Derecha izquierda: Desplazamiento de derecha a izquierda, parecido al anterior. f) Basculante: Mediante un punto de contacto fijo, se produce un movimiento basculante, de tipo giratorio y de presión desigual. g) Horizontal: La herramienta se dispone paralela a la plaqueta y se produce un contacto por deslizamiento de tipo horizontal. Las herramientas y soportes para la elaboración y aplicación de los motivos son diversos y de difícil identificación en contexto arqueológico. Por el negativo del motivo se hace evidente una gran variabilidad en la dureza y forma de los soportes utilizados para realizar un mismo motivo. Con estas limitaciones y para la primera parte se han utilizado distintos materiales como la madera (maderas de tipos blando -cañas, etc. maderas de tipo duro- árboles caducifolios y arbustos), el hueso8 (metápodo de ovisaries, sus scrofa, costilla de bóvido y gallináceas), industria lítica (sílex y obsidiana procedente de la colección superficial del yacimiento de Tell Halula). También se han usado las uñas como propuesta de herramienta de los motivos ungulados9. Una vez, completada la información se pueden hacer una serie de observaciones generales en base a los principales motivos recuperados:

8 Agradecemos la ayuda de Buchra Taha el acceso a su colección experimental en hueso fruto de su trabajo de tesis doctoral para realizar parte del protocolo experimental en este tipo de soporte. 9 Se consideró el uso de otros materiales como conchas, cerámicas y cordados pero al realizar una primera experimentación con la colección de referencia y observar los negativos sobre la arcilla, fueron desestimados como materia prima de las herramientas principales.

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ADONIS WARDEH ET AL.

En primer lugar, y a partir del proceso experimental se puede señalar que la impresión peine ha sido muy posiblemente elaborada con madera, también se experimentó con hueso si bien esta propuesta de material fue descartada, por la imposibilidad de reproducir púas de punta en romo y por las distancias tan cortas entre ellas (Fig. 3 A2, A7, A9 A23 y A28). Mientras que los motivos con forma de triángulos se han realizado principalmente con madera, hueso y lítico. El uso del soporte lítico es sobre todo evidente para los triángulos grandes (Fig. 3 A6, A8, A21) y de manejo más complejo para los pequeños (Fig. 3 A22). Solo en la pieza (Fig. 3 A27) y parte de la (Fig. 3 A1), la herramienta más óptima es de tipo leñoso. Las líneas han sido realizadas con madera, hueso y lítico. Los tres materiales dan resultados positivos. Así mismo la separación entre líneas también nos llevó a experimentar con posibles peines largos y espaciados, con resultados no desestimables. Para los tipos mixtos (incisión, impresión, pintura) si bien no se descarta el uso de distintos instrumentos podemos indicar que los tipos incisos mixtos podrían realizarse con industria lítica y hueso. En el caso de los ungulados (Fig. 3 A4 y A12) se ha comprobado que su realización mediante uña humana y mediante hueso (en base la herramienta de epífisis de ovicaprino) no presentan diferencias significativas y que por lo tanto las dos herramientas pudieron haber sido usadas en la época. Esta propuesta de protocolo experimental es extrapolable a otros conjuntos y será a partir de un estudio exhaustivo de los resultados que se podrá inferir en aspectos de regionalización tecnológica, innovación e incluso las intermitencias en la adquisición de saberes técnicos.

5. CONCLUSIONES Los estudios de los motivos decorativos de las producciones denominadas impresed-incisedpottery o comb-impressed y comb-incised pottery tienen su principal marco de trabajo en el análisis del motivo decorativo, este reconstruido a partir las variaciones estilísticas, dónde se incluye la técnica decorativa, la estructura del diseño y el propio motivo. Teniendo en cuenta la evidencia emergente de variaciones regionales significativas en la tecnología de la cerámica del VII milenio de desgrasante mineral, y teniendo en cuenta la rápida adopción de inclusiones minerales

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en la cerámica en los contextos de la Alta Mesopotamia, parece posible sugerir, en su defecto, que estas tecnologías fueron tomadas aproximadamente de forma simultánea en un espacio geográfico grande. Es desde el punto de vista experimental dónde se ha querido incidir en los aspectos tecnológicos de tipo descriptivo asociado no solo a la reconstrucción del gesto tecnológico sino también en el papel del propio motivo decorativo. La decoración, sin duda ha contribuido a “marcar” el elemento distintivo más visible de la individualidad dentro de una comunidad y también entre ellas. Estos contenedores parecen expresar en forma material y colectiva unas prácticas que involucran el consumo de alimentos y bebidas y es probable que estos motivos hayan sido asociados a determinadas personas, ocasiones o recuerdos, permitiendo a las comunidades neolíticas de establecer redes más allá del ámbito local. Curiosamente, la cerámica del Neolítico inicial se caracteriza por una producción de cerámica decorada con motivos impresos, incisos y pintados. Elementos tradicionalmente asociados a un fenómeno de cierta exclusividad y asociada a la presencia de un factor de “prestigio”. Esta producción de prestigio puede asociarse a innovación tecnológica que, a lo largo del tiempo, se concreta parcialmente con la consolidación de la tradición de la cerámica pintada (Akkermans et al., 2006; Campbell 2010). En este contexto los conjuntos cerámicos son caracterizados pero sin prácticamente ninguna aproximación tecnológica realizada. La primera exploración de nuestro método experimental indica, a nuestro entender, la viabilidad y el interés de desarrollo de esta metodología para definir características tecnológicas inherentes en las producciones Prehalaf. Como se ha indicado, este tipo de trabajos es prácticamente inexistente en la zona y abre una perspectiva de análisis nueva para conocer mejor los grupos humanos y las comunidades de práctica que produjeron y consumieron el producto cerámico. Aunque el presente estudio no está concluido, se observa como la experimentación aporta de manera decisiva hipótesis muy interesantes no sólo entorno los gestos y técnicas decorativas sino también las herramientas y materiales transformados. Por ejemplo la decoración a peine presenta una gran variabilidad morfológica, dentro y entre los mismos


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fragmentos reconstruidos, así mismo la identificación de la industria lítica para la reproducción del motivo triangular permite realizar distintos subgrupos decorativos que, a través de la contrastación con varios yacimientos, que a larga escala permitirán inferir en aspectos de regionalización tecnológica. Somos conscientes de que este trabajo es una primera aproximación a una problemática compleja y de larga tradición en los estudios arqueológicos. En esta aproximación a conjuntos del Próximo Oriente valoramos muy positivamente tanto la metodología como las hipótesis generadas, con el objetivo de que estas puedan ser desarrolladas en futuros trabajos.

BIBLIOGRAFÍA AKKERMANS P.M.M.G.; CAPPERS R.; CAVALLO C.; NIEUWENHUYSE O.P.; NILHAMN B.; y OTTE I. (2006): “Investigating the Early Pottery Neolithic of northern Syria: new evidence from Tell Sabi Abyad”, American Journal of Archaeology 110(1), pp. 123-156. BALOSSI, F. (2006): The development of “cultural regions” in the Neolithic of the Near East. The Dark Faced burnished ware horizon. BAR. British Archaeological Reports. International Series 1482. Oxford BERNBECK, R. (1999): “Structure strikes back: Intuitive meanings of ceramics from Qale Rostam,

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Final result of the reconstruction.


4.3. EXPERIMENTAL RECONSTRUCTION OF A NEOLITHIC OVEN FROM THE SITE OF VINČA (BELGRADE, SERBIA) RECONSTRUCCIÓN EXPERIMENTAL DE UN HORNO NEOLÍTICO DE VINČA (BELGRADO, SERBIA) Ana Đuričić1

Abstract

Resumen

The site of Vinča (Belgrade, Serbia) has been excavated for the past 100 years. During the first seasons, a number of well preserved ovens from the Neolithic period were unearthed. One of them, found in 1911, served as a model for this experimental reconstruction. With preserved walls, roof and floor, it had all the necessary elements that often lack Neolithic ovens we find at the sites. In the year of 2012, an experiment was conducted at the site of Vinča. This type of oven has not been reconstructed before, and the aim of the experiment is to show possible ways of its construction and usage with the help of the ethnological and ethnoarchaeological data.

El yacimiento de Vinča (Belgrado, Serbia) ha sido excavado a lo largo de los últimos 100 años. Durante las primeras campañas, los arqueólogos hallaron una gran cantidad de hornos de cocina bien preservados. Uno de ellos, encontrado concretamente en 1911, ha sido utilizado como referencia para llevar a cabo una reconstrucción de tipo experimental. Caracterizado éste, por su buen estado de preservación, disponía de todos los elementos, que a menudo los hornos neolíticos documentados en Serbia, no conservaban. En 2012, pusimos en marcha este experimento, con el objetivo de mostrar diferentes técnicas y modos para su fabricación, así como sus posibles usos, teniendo en cuenta siempre, aquellos datos que la Etnología y Etnoarqueología nos proporcionan.

Key words: Oven, Experimental Archaeology, Late Neolithic, Vinča Culture, Central Balkans, Bread.

Palabras clave: Horno, Arqueología Experimental, Neolítico Antiguo, Cultura Vinča, Balcanes Centrales, Pan.

1 Phd Candidate, Department of Archaeology Faculty of Philosophy, University of Belgrade. [ ana.djura@gmail.com ]

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ANA ĐURIČIĆ

1. INTRODUCTION First attempts of establishing grounds for experimental archaeology in Serbia occurred during the 80-es, when dr Mirjana Stevanović conducted experiments regarding the materials used for building houses in the Late Neolithic of the Central Balkans. Those experiments awere presented in her magister thesis (Stevanović, 1985). Before that, there was a house burning experiment at the River Morava valley, conducted by A. Bankoff and F. Winter in 1977, with the help of the archaeologists from the National Museum in Belgrade. The experiment was realized only because they encountered an abandoned house in the wattle and daub technique during the field prospection (Bankoff and Winter, 1979). M. Stevanović continued her carrier abroad, so that area of archaeology was forgotten ever since. Only in the last couple of years, the experimental archaeology is having its true beginnings in Serbia, and we are trying to establish grounds for further projects. One of the first projects regarded pottery production at the site of Vinča -Belo Brdo, conducted by dr Jasna Vuković, and that experiment formed a part of her doctoral thesis. Next experiment is a Late Neolithic oven reconstruction from the site of Vinča- Belo brdo, which will be presented in this paper. The site of Vinča Belo Brdo is located at the right bank of the Danube River, in the outskirts of Belgrade, Serbia, and has been excavated since 1908. The oven was reconstructed, based on the data collected for the oven from 1911, other ovens found at the sites belonging to the Vinča culture, but also with the help of the ethnological and ethnoarchaeological data. It is important to mention ethnoarchaeological survey at the village Gostuša at Stara Planina, eastern Serbia, which was conducted on the initiative and with help of Biljana Đorđević from the National Museum in Belgrade. This type of oven was not found in the ethnological literature, and has not been reconstructed so far. The aim of the experiment was to replicate, as closely as possible, potential technology of its construction, and usage. Every step of the experiment was documented and analyzed.

2. THE OVEN FROM VINČA: ETHNOLOGY AND ETHNOARCHAEOLOGY At the site of Vinča Belo Brdo, in the year of 1911, during the first campaigns, led by prof. dr Miloje Vasić, number of well preserved ovens was found.

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In two houses excavated that season, he found ovens:”of more or less conical shape with a flattened top” (Васић, 1911: 103). He pointed out that ovens were probably built with a help of a mould or a core on which clay was applied. The width of oven walls varied from 12 to 15 cm (Васић, 1911:103). Inside one house, named “The house number two”, which was destroyed by fire, three ovens were found (Plate 1a). The house had two rooms, and it was found at 3, 2 m of depth. The northern room had two, and the southern, one oven (Васић, 1932: 12). The oven from the southern room had fully preserved upper part of the structure, flattened at its top, with inclined floor (Plate. 1b). It had only one opening at its front, as all the other Vinča ovens. It was built on top of three small platforms, so it was slightly uplifted from the house floor (Васић, 1911:103-104). It is the best documented oven from M. Vasić’s excavations, with number of photographs, sketches, descriptions in his journals, and the monograph. At the site of Vinča, similar ovens were from the earliest occupation layers until the abandonment of the settlement (Васић, 1932: 15). Ovens are closed preheated structures that bake with dry radiating heat (Lyons and D’Andrea, 2003: 517). Ethnology tells us that ovens made of clay, and located inside houses served for bread baking. There are a limited number of surveys that describe or explain the technique of oven building. Several explanations can be proposed. First, ethnologists were interested more intangible topics religion, customs, labor division, gender, cult, and everyday activities were sporadically described. Those questions are not irrelevant for archaeologists, but a great deal of information about everyday life lacks (London, 2000; Stiles, 1977). Second, the local communities included in ethnological and ethnoarchaeological surveys are mostly from the territories of North, Central or South America, Africa and Australia where ovens are not traditional type of fire installations. That is explained by the type of cereal cultivated and consumed in those areas whose properties are not the same as the Near Eastern ones. The distribution of ovens overlaps the distribution of Near Eastern cereals. Near Eastern cereals, primarily wheat, than rye, barley and oats contain gluten, storage protein. When dough of gluten cereals ferments or when a leavening agent is added, carbon dioxide gas is produced which gluten traps and the dough expands becoming viscous and elastic. Dough of Near Eastern cereals can be hand for-


EXPERIMENTAL RECONSTRUCTION OF A NEOLITHIC OVEN FROM THE SITE OF VINČA (BELGRADE, SERBIA)

Plate. 1a. Prof. Miloje Vasić standing in the “House number two from 1911.” with three ovens, Vinča – Belo Brdo (Archaeological Collection, Faculty of Philosophy, University of Belgrade).

Plate. 1b. Oven from the “House number two from 1911.” (Archaeological Collection, Faculty of Philosophy, University of Belgrade).

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ANA ĐURIČIĆ

med and baked inside an oven, as levering is best realized in ovens, as loaves are thicker, requiring sustained high heat and longer baking time. Other types of dough, made of other cereals – maize, tef, finger millet, sorghum and rise do not have the ability to expand, and oven baking is not suitable for them (Lyons and D’Andrea, 2003). Those cereals are often made into batter, and then baked on griddles, heated flat stones, stone lined earth ovens or sand ovens. Those types of bread are known in the Americas as tortillas (Cushing 1974; Linton 1924) and in Africa as taita (Lyon and D’Andrea, 2003). For that reason, in non industrial communities, prior to discovery of the New World, ovens were not used or known in North, Central and South America (Stark, 2002)1 In Ethiopia they are only used for wheat bread baking. That explains the lack of data about ovens, their technique of building and use (Lyons and D’Andrea, 2003: 521, 524). The process of their construction varies from one region to another, but nevertheless, imputes stay unclear and insufficient. Process of oven building is described scarcely, but none of surveys offer the answers on how to build an oven with a flat top. There are descriptions for several ways of building a domed oven, and one of them is to stick willow branches into the surface forming a semi sphere, and then weave the rest of the branches. After that, one needs to apply clay on top of the wooden construction, which would burn during its first use. Sadly there are no imputes on how to make ovens with flatten top, oven floors or how to rebuild oven after some amount of time (Филиповић, 1951; Weinstein, 1973). In order to get the necessary data, archaeologists turn to ethnoarchaeology and conduct their own surveys (Stark, 2002). On the downside, there are only a few left practicing and remembering traditional bread baking and oven building technologies, and unfortunately, they are not traditional enough. At Gostuša, that was mentioned earlier, we had the opportunity to interview Misses Vera Manić, inhabitant of that village and observe the whole process of bread baking. The oven was made of bricks, its

dome was completely rounded, it had two openings (at its front and at its back) and it was elevated from the house floor. So, the technology of its construction could not be translated to the Neolithic oven, but the usage was more-less the same. Several pieces of information were extremely important for the experiment -the duration period of clay (brick) drying, the number of loaves of bread inside the oven, process of bread baking, but also the type of soil necessary for bricks making. The soil must be clay, and none other type of soil. After the oven has been made, the clay needs to dry- first on its own, and later the fire needs to be lit at least two or three days before its first use. The oven is used only when a large number of loaves are made, usually for a week supplement, never for just one loaf.

3. THE EXPERIMENT After analyzing all the gathered information, we have started the process of the reconstruction. The mentioned shape of the oven, with the flattened top, required out of the box thinking, and it was decided to make a composite structure, with the oval, opened at the front wall in the technique of wattle and a top (like a ceiling) of the shape of the half of an ellipse in the same technique (Fig. 1)2. The experiment was conducted during June and July 2012, at the site of Vinča. The weather was sunny, without precipitation, and the air temperature was around 30-35 degrees Celsius. The clay for the experiment was taken from the bottom of the section, the geological base of the site, on the right bank of the Danube. It has a large percentage of loess in it and previous analysis and experiments have shoved that it was used for house building at Neolithic Vinča (Stevanovic, 1985). The clay is light yellowish, fine, and easy to model. Willow branches 1-2 cm in radius, were taken for the wood construction, assuming that they would be flexible enough for that purpose. Because of the fact that oven was made in the open air, directly on the ground, and not in a house, we have decided to put a substructure made of broken

1 STARK, R. T. (2002): Comidas de la Tierra: An Ethnoarchaeology of Earth Ovens. Unpublished PhD dissertation. Austin. Texas. 2 I would like to thank Stevan Đuričić for his valuable advices and for taking part in this experiment. Also he did the 3D model of the oven presented in this paper. Next I have to thank Zorica Đuričić, Nevena Đuričić, Saša Živanović and Vidan Dimić for the support and help during this experiment.

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Fig. 1. 3D model of oven building process (3D model made by Stevan Đuričić).

stone slabs (Plate 2a), as an isolation (maxime 3-4 cm thick). Also this was not unusual for the ovens in the Vinča culture. Clay was mixed with water, as it was completely dry and powdered. After that, a layer of clay, without any temper, was put on top of the slabs (2 cm thick) (Plate 2b). None of the ovens in the Vinča culture had tamper in the clay that was used for flooring. Next, authentic potshards were impressed into clay, without large spacing between them, covering the whole surface (Plate 2c). In order to create the inclination, two thirds of the surface was covered with clay (Plate 2d), and into it potshards were impressed, once again (Plate 3a). After that, the whole surface was covered with clay (2 cm thick layer) (Plate 3b). For the walls, clay was mixed with chaff in the proportion of 70-30 % and water was added to create thick modeling mass. First it was used to create a small wall around the edges of the foundation, 10 cm high and 10 cm thick. Meanwhile, willow branches were sunken into a small pool of water, so they would become flexible as they were too brittle. Also it was noticed that the majority of branches on willow trees were too thick. Branches 50 cm high were stuck into the clay wall, with the spacing of 20 cm between them, and 10 cm in the rounded area (Plate 3c). After that, the wattle weaving started (Plate 3d). Even after the sinking into

water, the branches were very brittle which made the process difficult. Next, clay with chaff was applied to the wooden frame, from both sides (interior and exterior), pressing it to stick to each other (Plate 4a). At the front side, an opening was created, making the pillars of wattle and clay with chaff. The top was made of willow branches in the shape of a half of an ellipse, creating another wooden frame, just like the wall was (Plate 4b). In the same technique, clay with chaff was applied to both sides of the top, and then it was laid on the top of the construction, creating the ceiling of the oven. Underneath, bricks were put to serve as a support while drying because the lid was pretty heavy. The outer wall of the oven was, yet again, covered with the layer of clay, 2-3 cm thick (Plate 4c). Final dimensions of the oven were: Max. length 160 cm, Max. Width-112 cm, Max. Height 60 cm. Highest point of the flooring 10 cm, lowest point of the flooring- 5,5 cm. It was left to dry for a day. As the oven was drying, small cracks started to appear on the top of the oven but they also appeared on the flooring, in the areas that didn’t have substruction of potshards. After a day of drying, a light fire was started inside the oven (Plate 4d). The clay started to dry rapidly, getting a light brown color, but also it started to crack rapidly. The light fire was burning for two hours, with pauses.

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Plate 2. a) Broken stone slabs as the base for the oven; b) Layer of clay on top of the stone substruction; c) Potshards impressed into the layer of clay; d) Forming the inclination – layer of clay. Plate 3. a) Forming the inclination – potshards; b) The oven floor; c) Construction of the oven wall; d) Construction of the oven wall (weaving).


Plate 4. a) Construction of the oven wall (clay with chaff); b) Making the wooden construction for the oven top (weaving); c: The oven; d: Lightning fire inside the oven Plate. 5. a) Red stain; b) Hole in the oven; c) Oven with the new top; d) Baked bread inside the oven.


ANA ĐURIČIĆ

The next day, the fire was started with the intention of bread baking. The fire was lit inside the oven, and after an hour, the ember was taken out of the oven with a wet moth, the loaves were put in, and the opening was closed with a wooden plate, and sealed with wet moths sprinkled with ash. Loaves of bread were supposed to be baked for an hour, just by the heat that the dome and the flooring had accumulated. Unfortunately, the oven was not dry enough to accumulate the heat, as it used it for further drying. It resulted in unbaked bread. By accident, ember from the oven was put on top of the oven it, while the fire was still inside the oven. The next day a reddish stain sowed, and the heavy cracking appeared on the same spot that the ember was on (Plate 5a). The oven needed to be repaired, by creating another top. The top was spanked with water, and after small amount of time, the reddish area crashed, leaving a whole on the top of the oven (Plate 5b). The crashed fragments were now bright red and a real daub was created (hard, red with imprints of wooden construction). The top was redone in the same technique, and it was put on top of the old one (Plate 5c). After that the oven was left to dry on its own for a week, in the shade. After that, for the next week, every two days, ember from the fire lit in the fire pit next to the oven, was put inside the oven to slowly dry it. At the end of the week, the experiment with bread baking was conducted again, this time, with more success. The loaves were almost completely baked, and addible. After a week, the experiment was repeated, but this time, the loaves were perfectly baked (Plate 5d).

4. RESULTS a. You can only use clay, not any other type of soil. b. 370 kg of clay was used initially, and 470, after the reparation. c. Maximal measured temperature with pyrometer was around 650 degrees Celsius, but for bread baking 250 is enough. d. The longer you use the oven, the faster it reaches optimal temperature. e. After the removal of ember from the oven, the temperature of the outer wall of the dome is 50 degrees Celsius, and 45 min after, it drops for just one, five degrees, providing it with good heating

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structure during the winter period, especially if we assume that it was reheated from time to time, and that some amount of ember remained inside smoldering. f. It is more economical than the open fire as less wood is necessary for cooking, or heating. g. The floor didn’t crack in the areas with the potshards subtractions, it collected its humidity and had the same function as the chaff added to the clay for the wall construction – giving the flexibility to the clay while drying and allowing it to withstand high temperatures. h. The willow branches were too thick and brittle, suggesting that the season we picked for the experiment was wrong, indicating that they were built during the spring time, when the vegetation is luxuriating, containing high level of water, so the branches are thinner and more flexible. i. The fire had to be started inside the oven, because of accumulation of the heat, and none of the other possibilities are plausible like transporting the ember from some other place. j. The daub was formed when the heat was coming from both sides of the wall (active fire within, and ember smoldering on top), and after the contact with water. This has still to be proved with other experiment, but this was observed during this one. k. In this case, three layers of floor and tree substructions were created, but, they were all part of the initial building faze. So, this case should be had in mind when analyzing ovens found during the archaeological excavations. Many floors doesn’t necessarily mean long period of consumption, but it can all be part of the same process. Also, the top had to be fixed after just the first use, not after a long time.

5. CONCLUSION Here is presented only a part of results, regarding the technique and usage of the Neolithic oven. The oven will be used at least a couple of times a month and its condition will be followed and documented, including the inevitable rebuilds which will open another series of questions. It will be crucial to see after what period of time would be necessary to rebuild the oven.


EXPERIMENTAL RECONSTRUCTION OF A NEOLITHIC OVEN FROM THE SITE OF VINČA (BELGRADE, SERBIA)

In the Vinča culture, there are other types, with different kinds of flooring or dome shape. It is necessary to conduct other experiments featuring different types, and compare the results, technique and its properties. For now, we know that that it is a hard labor and long lasting process that would be extremely difficult for just one person to undertake. This opens the door for other tests, and other perspectives on the same type of structure including the economic significance, ecological significance and the social aspects of the everyday life during the Neolithic period of the Central Balkans. Ovens represent important part of every household. They are the center of daily activities not just in the Neolithic, but also until recent times. They bring heat, food and light to household members. Unfortunately, not enough attention has been paid on them, but they can probably give more answers to the life in a certain house, not just data about their shape or a number of floors. They can indicate zones of activities or space division (Трипковић, 2007). Although near ovens remains of food or tools for food preparation, such as storage bins, pithoi, querns, and remains of carbonized grain, are most commonly found, (Todorović 1981; Bogdanović, 1988; Тасић et al., 2007), there are other artifacts that indicate other activities that include ovens. In the Vinča culture highly decorated models of ovens, occur (Петровић, 2001), as well as ritual contexts around ovens. Those contexts include bucrania (Јовановић and Глишић, 1961), groups of anthropomorphic figurines (Crnobrnja, 2011), decorated altars (Јовановић and Глишић, 1961), bull figurines and remains of feast (Šljivar, Jacanović, 2005). All of them indicate the symbolic significance of ovens. They are the center of daily activities the mundane and the metaphysical sphere of the Neolithic life.

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L’Incoronata (Italy). Aerial photography of the hill. Fouilles et recherches à Incoronata (Mario Denti, dir.) Centre Jean Bérard.


4.4. L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES L’ INCORONATA (SUR DE ITALIA): PRODUCCIONES CERÁMICAS E IDENTIDADES EN UN TALLER CERÁMICO INDÍGENO-GRIEGO DEL SIGLO VII AC. MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS Clément Bellamy1 and Mathilde Villete2

Abstract

Resumen

L’Incoronata (Italy) is an important proto-archaic key-site where Indigenous South-Italian communities met the first Aegean migrants, between the 8th and the 7th century BC. This hill housed an important craft area at least during the 7th century BC.

L’Incoronata (Italia) es un yacimiento proto-arcaico clave, donde comunidades Indígenas del Sur de Italia entraron en contacto con los primeros inmigrantes del Egeo, entre los siglos VIII y VII a.C. Esta colina alberga un área artesana activa, al menos desde el s.VII a.C.

The structures we still unearth are characterized by the association of both Indigenous and locally produced Greek pottery, within the same stratigraphic contexts. It allows us to observe a ‘middle ground’ between these two craftspeople communities. Sometimes, attributing a sherd to one production or another seems impossible, or at least irrelevant.

Las estructuras que todavía estamos sacando a la luz se caracterizan por la asociación de cerámica, tanto Indígena como de producción griega local, en los mismos contextos estratigráficos. Ello nos permite la posibilidad de observar un “punto de conexión” entre estas dos comunidades artesanas. A veces, la atribución de un fragmento a una producción u otra parece imposible, o al menos irrelevante.

Here we will talk about the issues of ‘mixity’, hybridity and identity, and about the sharing of areas, know-how and technical skills through a critical overview of the various ceramic productions and craft structures. These themes will be discussed with some methodological perspectives, under different prisms as many as archaeological, technological, archaeometrical or ethnoarchaeological.

Aquí hablaremos de cuestiones de “mezcla”, hibridación e identidad, así como sobre el reparto de áreas, de saber y de habilidad de las técnicas, a través de una visión crítica de las diferentes producciones cerámicas y estructuras artesanas. Estos temas serán discutidos con ciertas perspectivas metodológicas y bajo diferentes puntos de vista, englobando lo arqueológico con lo tecnológico, arqueométrico o etnoarqueológico.

Key words: Ceramic Workshop, Southern Italy, L’incoronata, Greek-Indigenous Settlement, Hybridity, Identity, South Italian Iron Age, ProtoArchaic Period.

Palabras clave: Centros Alfareros, Sur De Italia, L’incoronata, Asentamientos Greco-Indígenas, Hibridación, Identidad, Edad Del Hierro En El Sur De Italia, Periodo Proto-Arcaico.

1 Université Rennes 2, LAHM, UMR CReAAH 6566, Università degli studi di Foggia. [ clement.bellamy@hotmail.fr ] 2 Université Rennes 2, LAHM, UMR CReAAH 6566, Università degli studi della Basilicata. [ mathildevillette@hotmail.com ]

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CLÉMENT BELLAMY AND MATHILDE VILLETE

1. INTRODUCTION “And Homer sang to them the following song […] : ‘If you pay me, Potters, I will sing. Come here Athena, and stretch out your hand over the kiln. […] But if you potters turn to shamelessness and try to cheat, I then call down upon your kiln destroyers” Herodotus, Life of Homer 32. (Quoted from Humphrey et al., 1998:372). From the 8th century BC onwards, and particularly in the 7th century BC, Southern Italy has witnessed many cultural changes along with more numerous contacts between Indigenous communities and Aegean migrants. The soil of the L’Incoronata site recorded in this regard a very interesting aspect of the relationships which are set up in the proto-archaic Mediterranean world. This site is located on a hill 7 km away from the Ionian coast and the future polis of Metaponto, on the right bank of the Basento river (Fig. 1), in the middle of a hilly complex where Indigenous, Greek and mixed occupations have been recognized, between the 9th century and the 6th century BC. Discovered by Dinu Adamesteanu (Soprintendenza Archeologica della Basilicata) in the 1970s, it was excavated under the direction of Piero Orlandini (Università di Milano) until the 1990s. Then the excavations resumed in 2002 under the direction of Mario Denti (Université Rennes 2). So far, the structures and the artefacts which have been unearthed have revealed a first exclusively Indigenous occupation in the 8th century BC, characterized by two large successive pavements separated by a thick layer of fill (Denti, 2013a). It was then followed by a mixed Indigenous-Greek occupation, materialized by a craft area dedicated to the production of ceramics, active throughout the first half of the 7th century BC at least (Denti, 2012). Finally, the occupation of the western part of the hill ended with an exclusively (or almost) Greek occupation, datable to the end of the 7th century BC, preceded by an obliteration of the craft structures, and consisting of multiple ritual deposits, ‘constructed’ with a large proportion of entirely reconstructible wares, stones and bricks, as well as faunal remains and some occasional metal objects (Denti, 2013b). The most important aspect, for our purpose, consists in finding a space dedicated to the production

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of ceramics, where some features such as reject features (e.g. US 37) have clearly documented the association of both Greek and Indigenous productions. These mixed contexts have led us to consider a coexistence of both Indigenous and Greek communities, on a craft level: more precisely, the establishment of a Greek community near or with an Indigenous community already settled down on the hill. In addition, recent excavations seem to indicate the presence of an exclusively indigenous ceramic production (Denti, 2013a) already in the 8th century BC. Regarding the craft production of the 7th century BC, the following evidence can be noted: a great amount of ceramics over the entire surface of the hill; clay settling basins, the hill itself constituting an important source of raw material; firing structures, which can be connected with a large number of kiln pieces, discarded in various features throughout the hill; and many characteristic overcooked, misfired ceramics wasters attributable to both Indigenous and Greek productions (Denti, 2012). This work is an attempt to investigate the production of ceramics as well as its organization, the structures and the techniques of this production, exploring the following issues: a. The identities of the craftspeople, and its implications on the productions as on our considerations. b. The cultural hybridity and quotation marks of some productions. c. “Mixity” within the craft area, and its implications in the organization and the share of spaces and production structures, and finally the exchange of technology and know-how. We will base our reflection on the study of archaeological findings and structures - some of which have not been entirely excavated yet. The relative weakness of existing contemporary archaeological comparisons will lead us to explore ethnographical and ethnoarchaeological perspectives. This opening on ethnoarchaeology will be an opportunity to consider at the same time the relevance of ethnographic analogy, in a regularly discussed discipline. As previously mentioned, a large quantity of pottery was found in various reject-pit features. One particularity of these features is the combination


L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES

Fig. 1. Southern Italy map with localization of Incoronata, and topographical organization of the test excavations on the hill (DAO: F. Meadeb, elaborated by C. Bellamy and M. Villette).

of ceramics attributed to both Greek and Indigenous productions. Shape and decorative elements of those both Greek and Indigenous productions, plus the stratigraphical data, have allowed us to date those productions to the 7th century BC (Denti, 2013a: 2). In addition, some artefacts are hardly ‘culturally’ recognizable and attributable to a particular production. This leads us to consider a hybrid production. All these elements have

indeed allowed us to hypothesize the existence of a mixed craft area, where both Indigenous and Greek craftspeople used the same local workshop (Denti, 2012: 249-250). This scenery can now be easily linked to a variety of experiences in the Archaic Mediterranean world, where Greek and Indigenous communities seem to have regularly developed various modes of coexis-

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CLÉMENT BELLAMY AND MATHILDE VILLETE

tence as well as local and mixed productions, from the shores of the Black Sea to the extreme-western Mediterranean basin (Tréziny, 2010). At L’Incoronata, the vision of a possible coexistence between Greeks and Indigenous elements has not always been accepted1, in accordance with the tenacious historiography of the so-called Greek ‘colonization’; even if at the time of this discovery, D. Adamesteanu, superintendent at the time, already foresaw a Greek-Indigenous cohabitation on the hill (Adamesteanu, 1974: 73-75). While this Greek-Indigenous coexistence is not questioned on the archaeological ground any more, our analysis will now be dedicated to the terms and the materialization of this interaction.

2. IDENTITIES AND CERAMIC PRODUCTIONS We will focus here on a few significant examples, often taken among the Indigenous matt-painted pottery production2, as well as on some more problematic elements, which have already started to be discussed elsewhere (Denti, 2009b; Bellamy and Villette, 2013). Firstly, let us briefly review the characteristics of the 7th century BC productions at L’Incoronata. The Indigenous matt-painted pottery, which is the most widely represented, can be linked to the regional style ‘Bradano Late Geometric’ dated by D. G. Yntema between 725 and 690/670 BC (Yntema, 1990: 159), and the following style ‘Bradano SubGeometric’, dated between 690/670 and 640/620 BC (Yntema, 1990: 169). This matt-painted pottery is particularly characterized by a geometric decoration, highly enriched since the ‘Bradano Late Geometric’ period with motifs borrowed from the Greek repertoire, such as meanders (Fig. 2) and squared lozenges (Fig. 3), along with local innovations such as the appearance and the development of the bichrome painting. This punctual introduction of new elements does not make part of the ‘natural’ development of ceramics (Herring, 1998: 8). There are many innovations between the late 8th and the early 7th century BC, in a presumably relatively short period, maybe 30 years. Rather than a simplistic

‘artistic influence’, this could be explained by the intensification of social and economic stress: caused by external factors of course, like the arrival of the Greek migrants and the economic ‘competition’ due to the imported Greek pottery, but probably along with internal factors such as competitive interaction between regions (Herring, 1998: 162). But then, should we consider this matt-painted ceramic as an ethnic indicator? This assumption depends on the idea that objects and decorations have meanings behind their basic function, and that these meanings can be understood. The argument is that the regionally differentiated phases of matt-painted vases are the physical expression of the Indigenous communities’ cultural identity. In areas where competition for resources is low, the cultural ‘distinctiveness’ is not important, and ethnic information is not expressed on the material culture (Herring, 1998: 12). But if the competition is stressed, must we can expect an ‘ethnic response’ through material culture? In the same context, beside this Indigenous production, a smaller quantity of locally produced Greek pottery has been identified, i.e. one Greek for four Indigenous ones. It has been dated to the 7th century BC, and characterized by a particularly strong influence from the Eastern Greek and Cycladic productions. This was enough to assume rather quickly that at least part of the migrants had come from areas between the Cyclades and the Eastern Greece, or at the very least consciously claimed themselves from the Eastern Greece cultural sphere, using it to create a new “cultural identity” (Denti, 2002). This short presentation, deliberately dichotomous, brings out two issues: why working side by side and still maintain two specific productions? In this particular context, what do recurring terms such as identity, cultural or ethnic identity, really mean and imply? We have to remember that we are dealing with a period where identities are not ‘set’; they are being constructed, precisely through observation and mutual recognition of the ‘other’ (Denti, 2009b: 85) and therefore through the interaction phenomena that we are studying.

1 As it can be seen for example in the exhibition catalog from 1986 I Greci sul Basento. Mostra degli Scavi Archeologici all’L’Incoronata di Metaponto 1971-1984, New Press, Como, or simply in the fact that the hill has traditionally been called L’Incoronata Greca. 2 This particular material is studied by one of the authors, Clément Bellamy, in a doctoral thesis in progress, under the direction of M. Denti (Rennes 2) and co-directed by M. Osanna (Foggia).

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L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES

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Plate 1. Incoronata, a choice of Indigenous matt-painted ceramics with motifs of lozenges, all sized 1/1 (except from 7, sized ½). 1: bichromatic, from feature US37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy). 2, 3, 5: monochromatic, from feature US37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy). 4: bichromatic, from feature US15, Secteur 4 (Photo: C. Bellamy). 6: monochromatic, from feature US3, Secteur 4 (Photo: C. Bellamy). 7: monochromatic, from the so-called oikos, Saggio E, Orlandini’s excavations (DAO: C. Bellamy). 8, 9: bichromatic, from pit 1, Saggio P, Orlandini’s excavations (DAO: C. Bellamy).

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CLÉMENT BELLAMY AND MATHILDE VILLETE

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4 Plate 2. Incoronata, examples of hybridity, all sized 1/1 (except from 4, sized ¼). 1: Indigenous bichromatic matt-painted ware with meander, from feature US37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy). 2: Indigenous monochromatic matt-painted ware with maltese cross, from feature US37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy). 3: Indigenous bichromatic matt-painted ware with Meanderbaum, from pit 1, Saggio P, Orlandini’s excavations (DAO: C. Bellamy). 4: Greek figurated deinos, with unique motif of a kind of curtain between the horses, from the so-called oikos, Saggio T, Orlandini’s excavations (Photo: M. Denti).

Without any prejudice on the merits of concepts borrowed from anthropology, such as cultural identity or ethnic identity, it is worth noting that the current actors of anthropological and ethnographical disciplines increasingly tend to distrust or even abandon the notions of culture and ethnicity, especially when they lead to simplistic and rigid equations like ‘material culture = ethnic group’, or other equivalences linking ethnic groups to fixed geographic areas (Boissinot, 1998: 20-21) (Dores Cruz, 2011: 343) (Gosselain, 2011b: 11). When Levi-Strauss defines what a culture is, by taking over the tylorian definition, he notes that culture, as a complex set of symbolic systems, is the ability to be distinguished among a plurality of cultures, of which exchange is the social fundament (Maniglier, 2002: 14-16) -this exchange being, in particular, the system of don and contre-don. But let us keep in mind that the traditional tylorian definition of culture brings together elements that, regarding these past societies, we can barely ‘touch’: arts, objects or knowledge- not to mention other elements such as rules, languages or beliefs, that we cannot even dare to imagine. Is it then possible to speak of ethnic identities, still vague,

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or even cultural identities, whereas those can only be very partially approached, if we take into account the heterogeneity of the material, the lack of contemporary texts, and the very little information available on daily life? Or should we perhaps limit ourselves to talking about visible phenomena, like certain material hybridity? But should we apply this hybridity to other levels of the organization of society? The concept of hybridity is nowadays used in a constantly growing number of works in both anthropological (Burke, 2009) and archeological studies (Van Valkenburgh, 2013), including studies on the Archaic Mediterranean World (Balco, 2012: 24) (Kleibrink and Masci, 2012: 91-92) (Morel, 2010: 281). This concept effectively overcomes the one-way vision of the Hellenization. ‘Hellenization’ is a dangerous term: it implies a one-way phenomenon, along with the domination of one entity on another, since the latter is (or at least seems) structurally, culturally or politically weaker. Admitting the existence of hybrid cultures allows to perceive a ‘middle ground’ (Malkin, 2005), a hybridized culture, or rather a culture which is in a process of


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hybridization, to use I. Morris’ words. Morris proposed to replace the static Mediterraneanism by the dynamic process of Mediterraneanization (Morris, 2005: 51) in which handicraft proves to be a favourable means to exchange ideas, techniques and symbolics between communities that are not that different. To this extent, identity is one of the concerns in the craft strategies, such as other concerns like innovation (Boissinot, 1998: 22) (Dores Cruz, 2011: 351). To illustrate this idea, let us examine a sample of the Indigenous matt-painted pottery class unearthed from the rejected waster’s features. As noticed in other contemporary contexts on the hill, recurring motifs such as squared lozenges can be observed (Plate. 2). We are now perfectly sure that these patterns are from Aegean as well as Eatern Greece inspiration; this is proven by a Late Geometric Oinochoe imported from Eastern Greece and unearthed during earlier excavations on the hill. It should be reminded that, in addition to the squared lozenges, the Meanderbaum motif is also present, reproduced at L’Incoronata on both Indigenous bichrome matt-painted pottery (Orlandini, 1986) (Plate. 1) and locally produced Greek ceramics (Denti, 2000: 797-798). Defining whether Indigenous potters were directly inspired from the Greco-Oriental style or whether they ‘copied’ off the next-door Greek potter, and, in the end, not that important. It seems complicated as well to figure out whether the Meanderbaum motif had the same symbolic for both communities, and whether the Indigenous potter easily gave it an anthropomorphic significance (Orlandini, 1986: 56-57). It should however be noted that this motif has a similar meaning in both communities, and thus bear in mind that there was a common language, or at least a shared lexicon. This hypothesis is also illustrated by findings in other South Italian sites. Already in the 8th century BC in Calabria, at Francavilla Marittima, some mixed situations have been recognized: more specifically where the ceremonies and rituals would have required a ‘specific instrument’, a new instrument developed by craftspeople using local creativity and external influences, including Levantine and Euboeans influences, and where hybridization occurs at technological and decorative levels (Kleibrink and Masci, 2012: 91-93).

At L’Amastuola, in Puglia, between the end of the 8th century and the beginning of the 6th century BC, Greek and Indigenous elements are associated in different contexts (funerary, votive, domestic): in regards to the ceramics, some specimen occasionally present a technological and or stylistic hybridity (Burgers and Crielaard, 2007: 113), while the motifs of meanders and lozenges are not rare, the latter often associated with the swastika (Burgers and Crielaard, 2011: 73). D. Yntema wrote elsewhere that the lozenges, among other motifs, first ‘arrived’ in this Salento region, before ‘contaminating’ the South Italian matt-painted productions from east to west (Yntema 1990: 206). Typological comparisons can be made between this L’Amastuola site and L’Incoronata. Indeed, we observed at L’Amastuola local Greek pieces of pottery identified as coming from L’Incoronata and dating from the first half of the 7th century BC, particularly in the context of ritual deposits, involving a majority of Greek pieces of pottery and some Indigenous ones in smaller quantity. The shapes are mainly associated with ‘drinking’, and with banqueting or offering (Burgers and Crielaard, 2011: 70-72). Let us not forget that at L’Incoronata, similar ritual gestures have been observed at the end of the 7th century BC, into many deposits (Denti, 2013b), involving the same type of locally produced Greek pottery service and occasionally some Indigenous vessels3 (Bellamy, 2013). This ritual aspect embodies yet another ‘common ground’ between Greeks and Indigenous; in other words, the Aegean migrants seem to arrive on ‘favourable’ humus. It is tempting to link these facts to the likely high antiquity of the relationships between South Italian Indigenous communities and the Aegean people. We are well aware of many Mycenaean visits in Southern Italy dating to the Bronze Age, where most of the Mycenaean material found was produced in loco (Graziadio and Guglielmino, 2011). This could partly explain why the Greeks arrived in these areas, in some kind of ‘continuity’, which cannot but evoke Homer’s stories (taking into consideration the time of writing and the time of the action within the narrative); as well as explain the Indigenous favourable -we might say ‘usual’- reception4.

3 In addition, these data provide a partial answer to the issue of the destination of these productions. 4 As such, we must remember the many nostoi: one can find a summary for the region we are concerned, for example in the article by M. Denti, “Des Grecs très indigènes et des Indigènes très grecs. Grecs et Oenôtres au VIIe siècle av. J.-C.”, pp. 84-87.

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As a temporary conclusion on those matters, let us expose some ethnoarchaeological perspectives. As exposed earlier, the ethnographic analogy to correlate a material culture with ethnic and linguistic identities, or some similar artefacts with continuity in time and space, is regularly undermined (Dores Cruz, 2011: 343). Going ‘beyond’ this analogy was one of the important issues of our meeting. Nonetheless, it is clear that the task is arduous, and even some of the most enthusiastic supporters of ethnoarchaeology sometimes fancy questioning the usefulness of this ‘old new discipline’ (Gosselain, 2011a). In fact, one of the fundamental problems of ethnoarchaeology is the choice of an ‘ethnographic context of reference’, i.e. identifying an appropriate society, which should correspond to the image that one has of the past populations that are to be studied (Gosselain, 2011a: 91). This choice is not without consequence, and is particularly complicated in a context which does not offer the sacrosanct ‘proven historical and cultural continuity’ (Gosselain, 2011a: 94). Nevertheless, some ‘logical’ analogies can be made, those which make sense if the described features are related to the universals of properties (Roux, 2007). Following these precepts, and trying to go beyond the simple analogy, some remarks - very short to respect the presentation support - can be made concerning our study subject. About the polysemic aspect of some motifs, it should be remembered, for instance in the case of the centuries-old Berber motifs, that often, the ‘meaning’ does not preexist, but rather is a continuous construction depending on practices, places or situations (Gosselain, 2011b: 10), factors that all explain the decoration. The study of M. Dores Cruz in Ghana allowed her to note that the function of a vessel is given by the user, while the function/form/ decoration relationship only acquires a symbolic role during the use, especially in the context of a ritual (Dores Cruz, 2011: 347). At last, in many ethnographic cases, it is quite clear that the elite are the one that controls the contacts and exchanges with outside groups (Dores Cruz, 2011: 337). The possession and redistribution of imported goods becomes a way of expressing a high status. Homer highlights this phenomenon when his Athena, in the features of King Taphos, landed on the

Tyrrhenian coast, in a community using another tongue, to exchange metal (Od. I, 184). It reminds us of the important role played by the Greek aristocracy, previously engaged in this more private and less autonomous ‘trade’ called prexis (Gras, 1995: 138). The ceramic production at L’Incoronata was special and symbolic enough to be linked to the Archaic Mediterranean world’s elites, given the hybrid nature of a part of the production (see also Bellamy and Villette, 2013) as well as the contexts of destination previously mentioned. These contexts of destination seem to be twofold: in the ritual sphere, as shown by the ritual deposits identified at L’Incoronata involving locally produced ceramics (Denti, 2013b) (Denti and Villette, 2013); or the funeral sphere, as a grave in Policoro seems to point out. This grave is located in a marginal position in the archaic necropolis, characterized by some particularly rich grave goods, including a figured L’Incoronata-type Greek piece of pottery5 (Osanna, 2012: 18). Therefore, an ideological horizon common to both Greek and Indigenous élites starts to come out more and more precisely of our recent research.

3. SPACE SHARING AND KNOW-HOW WITHIN A MIXED POTTERY WORKSHOP In this part of our work, we will try to understand the issue of the contact between the two communities, in the kerameikos of L’Incoronata, and therefore, the contact between Greek and Indigenous craftspeople through technology. ‘Mixity’ envisaged within a craft area is not insignificant since it raises the question of the transfer of know-how and technical changes that have occurred in the pottery modes of production. More than an answer to these questionings, we would like to present here research tracks, reflections on the phenomena of contact and diversity, by reflecting on how to observe these phenomena with the help of our archaeological data and material study, as well as on the relevance, to this extent, of the contribution of archaeometry and ethnoarchaeological examples. Mixity within a craft area is a delicate theme to consider, especially as there is only few bibliographical data (Jacobsen et al, 2009) for the area concerned, presenting situations comparable to those obser-

5 This figured local Greek pottery strongly reminds the L’Incoronata production, as well as the Policoro’s. Whether it has been produced at L’Incoronata or elsewhere is not the major issue; but rather is important its presence as an indicator of prestige, in a situation of convivence.

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ved on the site of L’Incoronata6. This investigation is made possible on our excavation site thanks to the discovery of a potter’s workshop dated to the mixed occupation phase of the hill, in the 7th century BC, and of which we were able to bring to light the components of each stage of the chaîne opératoire for ceramic production: from clay extraction to ceramic firing (Denti and Villette, 2013). As mentioned in the introduction, thousands of pottery wasters mixed with ash and fragmented kiln pieces were discovered in 2005 and 2006 in the western part of the hill of L’Incoronata, near the southern slopes (U.S. 37 and 44) (Fig. 4). In this closed context, we find both Indigenous fine matt-painted and local Greek pottery, all belonging to the 7th century BC rejections, although the Greek ones have been found in smaller quantities. Considering this context and sherds found around one of the firing areas of the workshop, we can demonstrate the existence of a mixed production, betraying in all likelihood, the presence of Greek craftspeople within the Indigenous workshop (which was besides already existing in the 8th century BC. Cf. Denti, 2013a; Denti and Villette, 2013). This Greek

presence is further confirmed by the discovery, in the same context, of Greek letters incised on some sherds (Denti, 2009a: 126; Denti, 2012: 249), as well as by the excavation of Greek houses, at the foot of the hill of L’Incoronata (De Siena, 2000). We could then consider an exchange of skill between these Greeks and Indigenous craftspeople, which each possessed a particular knowledge of ceramic production. We are thus going to try to collect proofs of changes in the pottery manufacturing process, from the technological point of view, on the hill of L’Incoronata, around the arrival of the Greek component, at the end of the 8th century and in the 7th century BC. The association of various ceramic productions unearthed on the site (fine ware, cooking ware etc.) within different contexts and phases makes this work possible. We will therefore analyze the various productions, focusing on the techniques of clay preparation (depuration, choice of the temper), techniques of shaping, surface finishing and firing, before focusing on the mixed organization of the workshop.

Fig. 2. Incoronata, map of archaeological records found in the Secteur 1 by the University of Rennes 2. (DAO: F. Meadeb).

6 A conference organized by Clément Bellamy and Mario Denti took place at the University of Rennes 2, about mixed context, in May 2013. Another conference organized by Mathilde Villette and Mario Denti on methods of excavation of a potter workshop is expected in June 2014.

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4. CONTINUITY AND TECHNOLOGICAL BREAK THROUGH WITHIN THE PRODUCTION OF COOKING AND FINE WARE: THE IMPASTO POTTERY7 We shall begin our technological analysis with the case of the ‘coarse’ ceramic called impasto. This production was identified in abundance in the rejection layers of the workshop. Traditionally, it is a ceramic which is little depurated and non-wheeled. Its main function is culinary, for food storage or cooking. Its analysis is essential

in our case because this type of production provides important data concerning the technological evolutions, since it has to respect precise physical characteristics, in particular to resist thermal shocks (Picon, 1995b: 143). Within this production, we can observe various techniques for preparing clay and carrying out the pots. The paste is more or less thick and we observe temper there among which the size and quantity can vary considerably, betraying choices, additions in the clayey matrix, following a precise order to better resist thermal or mechanical shocks.

Plate 3. Incoronata, Coarse ware impasto, Chytrai, deposit, US 2, Secteur 1 (Photo and DAO: M. Villette).

7 This production is the subject of a Master thesis, which will be presented soon, by Solenn Briand, under the direction of M. Denti.

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In the ceramic deposits identified on the hill, dated to the end of the 7th century BC, we observe cooking wares as chytra (marmite/pentola), most of which bear traces due to fire. Their paste still presents numerous small tempers, but is homogeneous (Plate 3). Walls are rather thin but the ceramic is relatively robust. Looking at the context, in which we find a majority of Greek pottery, this type of ceramic seems to be attributable to the Greek sphere and corresponds to a specific culinary use, which is to boil food (unknown until today in the Indigenous world). From a technical point of view, it seems that there is a choice of temper. On the other hand, the quality of the depuration of the paste is not better than before. Concerning the shaping, it is very difficult to come to a conclusion on any technical change with the coarse ware dated to the 8th century BC. However, we may notice that the shape of pottery and their profile are more regular. What can be learned about these considerations is that at the end of the 7th century BC, craftspeople carry out cooking pots presenting walls rather thin in spite of their numerous tempers. It is probably the presence and the choice of these tempers that confers them a good thermal shock resistance despite the thinness of the wall. Finally, we cannot make any progress on the question of the structure used for firing this type of pottery. We would tend to favor the use of an opened area (bonfire), to respect low temperatures of firing, which are necessary to preserve a good dilation of the ceramic during its passage on the fire, if the clay is not of very high quality. On the other hand, as M. Picon (Picon, 1995b: 144) pointed out, a low-temperature firing does not convey a good resistance to mechanical shocks, and makes it necessary to create ceramic pieces with a thick wall, which is not the case here. Moreover, a firing in bonfire does not allow controlling the temperature, which is quite important if we want to keep it low. We may also note that very numerous sherds of impasto were discovered in the rejections of the workshop zone, upon contact with kiln pieces. The contribution of ethnoarchaeology is very interesting in this case, because, as underlined by M. Picon, it is very useful in understanding the technological choices of the potters (Picon, 1995a: 135). In a study which he led in Morocco (Picon, 1995b), he was precisely able to put in relation the quality of the clay used in the production of pottery pieces and their resis-

tance to mechanical or thermal shocks. He insists on the technical choices of craftspeople to get round the defects of the clay. With this approach, we realize that the choices made by the craftspeople, from a strictly technical point of view, correspond to an adaptation to the natural constraints of their raw material. We are thus entitled to wonder about the relevance of the research for evolution in the craft practices within a production (the coarse ware), highly constrained by this technical aspect. At L’Incoronata, archaeometric analyses were performed on the impasto pottery sherds from rejections of the worshop, as well as on chytra of the more recent phase. These results, coming soon, will perhaps allow to establish the choice of the tempers used in paste of coarse pottery, between the 8th and the 7th century BC, and to estimate a technical change or an adaptation to the quality of the clay, in order to answer the technical constraints relative to this cooking ware.

5. THE FINE WARE The painted fine ware is easily attributable to either of the two communities, with, on one side, the Indigenous geometrical matt-painted pottery (Plate 4) and on the other side, the local Greek ceramic. The Indigenous matt-painted pottery (Yntema, 1990; Castoldi, 2006; Bellamy, 2012) may be well studied as it is found in large quantity for all phases of the hill: at first, in the earliest phase, dated to the 8th century BC (cf. Fig. 4, at the pavement US 70). Then in layers connected to the 7th century BC workshop, and finally in the deposits of the most recent phase, at the end of the 7th century BC. The manufacturing of this type of ceramic is attested within the workshop of the 7th century BC by wasters discovered in rejections in the south-western part of the hill (US 37) and by other wasters (US 145) trapped in the remains of a kiln, further north. They may be dated to the 7th century BC (Denti and Villette, 2013). Whether for the 8th or the 7th century BC, no significant change is perceptible in the preparation of the clay used to make this production. It constantly appears depurated through the same process. On the other hand, we observed a change, between the

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Plate.4. Incoronata, traditional Greek form cup, not wheeled, with Indigenous-made decoration, from feature US37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy).

5 cm

Plate.5. Incoronata, indigenous matt-painted ware brocca, dated to the 8th BC, from feature covering the earliest pavement, US 199, Secteur 1 (Photo: M. Villette).

10 cm

Plate 6. Incoronata, indigenous matt-painted ware olla, dated to the 7th, from workshop rejection, US 37, Secteur 1 (Photo: M. Villette).

10 cm


L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES

8th and the 7th century BC, which concerns the shaping. Found in the features which covered the oldest pavement (Denti, 2013a) dated to the 8th century BC, this ceramic has a rather irregular shape, its walls are rather thick and awkwardly regularized (Plate 5). Pottery found in the contexts of the craft area, dated to the 7th century BC, have on the other hand a very regular shape and relatively thin walls. They are very well regulated and we observe the traces of this smoothing on their surface (Plate 6). For D. Yntema (Yntema, 1990: 145, 154 and 165), as for M. Castoldi (Castoldi, 1986:76) or O. Pancrazzi (Pancrazzi, 1979:139) the matt-painted pottery is hand-made or slow-wheel made, throughout both centuries. We are sometimes doubtful, nevertheless, in front of certain perfectly regular pieces of pottery from the workshop of the 7th century BC, which present particular traces that might be attributable to the use of the potter’s wheel, as M. Castoldi (Castoldi, 1986: 76) already underlined. Anyway, there is an evolution in the attention brought to the shaping of the Indigenous painted fine ware, between the contexts of the 8th and those of the 7th century BC. Should this change be attributed to the arrival of Greek craftspeople on the hill, working beside the Indigenous craftspeople? Or on the contrary, to a ‘natural’ process of evolution in the technical choices of the Indigenous potters? Should we, in this case, imagine other intrinsic socio-cultural factors to the Indigenous community for the choice of pottery shaping, at the beginning of the 7th century BC? Another change, which takes place between the 8th and the 7th century, is the emergence of bichromy in the Indigenous painted fine ware (Yntema, 1990: 72). We will not dwell on this change which seems to have happened without any external influence (Yntema, 1990: 72) (Castoldi, 2009: 241). However, from a technical point of view, this bichromy implies new pigments choices (Castoldi, 2009: 239). By observing the painted decorations made on potteries with a microscope, or even a binocular, we can identify significant differences with the paint used in the local Greek ceramic: paint used for Indigenous pottery is very opaque, homogeneous (Pancrazzi, 1979: 139) (Plate. 7), whereas it appears more diluted in the case of the Greek ceramic (Plate. 8). Similarly, the color tones seem different). Again, we hope that the results of the archaeometric analyses will help us to identify the origin of the pigments used in the paint. In any case, even if the bichromy appears to be a techno-

logical change that occurred around the turn of the century, it seems, at first sight, that Indigenous or Greek craftspeople have chosen different pigments and have used different methods to apply their paint except on some sherds which have already been discussed elsewhere (Bellamy and Villette, 2013). Finally, as regards the firing features used for Indigenous matt-painted pottery, there is no doubt that in the 7th century BC, they used features like kilns. This assertion is based on the archaeological data briefly evoked above, i. e. that Indigenous wasters dated to the 7th century BC were literally found stuck on kiln pieces, along the firing feature US 130. On the other hand, the Indigenous wasters from the rejection US 37 were discovered upon contact with big kiln pieces, among which a perforated kiln floor (Denti and Villette 2013). We can therefore consider that the Indigenous matt-painted pottery dated to the 7th century BC was fired in two volumes kilns with perforated floor. Even without this discovery, we could already notice that the Indigenous painted pieces of pottery dated to the 7th century BC were homogeneously fired and that the consistency of the paste appears fired as well (D. Yntema indicates a firing at 900° C. Yntema, 1990:156; the bichrome pottery of Sala Consilina is fired between 850 and 900° C: Settembrino et al., 2006: 39). As already mentioned above, craft pottery traces dated to the 8th century BC were highlighted in the same part of the hill. Evidences of this craft are supplied by a large quantity of misfired and some distorted sherds. Besides, on pieces of pottery from the oldest pavement layer (US 68), we observe that the firing is not uniform. Thus, we might think that this ceramic firing was done in bonfire where the firing control is difficult, causing differences of exposure to fire. However, a trapezoid adobe element was discovered with these sherds (Denti and Villette, 2013), as well as other unidentified pieces which could suggest that an adobe feature was used for firing. We shall end this development with some short technological observations concerning the local Greek painted fine ceramic. First of all, from the clay preparation point of view, the paste contains here few tempers as well, and seems very well depurated. As regards their shaping, the potter’s wheel is used. It is visible as much as by the regular traces left on their internal walls than by the regularity of the shape or by the extreme thinness of their wall. It does not seem that such thinness is reached in Indigenous fine ceramic. It is although probably not to be attributed

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Plate.7. Incoronata, indigenous bichromatic sherds, from workshop rejection, US 37, Secteur 1 (Photo: C. Bellamy).

5 cm

Plate.8. Incoronata, greek local fine ware cup, from deposits, US 2, Secteur 4 (Photo: M. Denti).

10 cm


L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES

to a lack of knowledge, but rather to the type and to the function of Indigenous vessels. We have already mentioned a different choice of pigments used in the paint. Finally, wasters of local Greek ceramic beside the Indigenous ceramic, within the firing rejection context, let us claim that these two fine ceramic productions were fired in the same firing feature a kiln. We would obviously be tempted to imagine that Greek craftspeople have imported with them the type of kiln with two volumes like those represented on pinakes of Penteskouphia (e.g. F 893: Cook, 1961) (Hasaki, 2002) (Cuomo di Caprio, 1984). We also would be tempted to think that the leveled kiln (US 130) discovered at L’Incoronata dating back to the 7th century BC corresponds then to a change in firing methods. To be able to assert it, it would be necessary to know the firing feature used during the Iron Age in Southern Italy and which remains unknown at the time. Is this absence due to the lightness of these features in the Iron Age, as was able to suppose N. Cuomo di Caprio (Cuomo di Caprio, 2007: 502) and would be consistent with a change in firing feature with the arrival of the Greek component? Or is this absence to be put in connection with the difficulty to recognize these features?

6. WHICH DATA HAVE WE TO OBSERVE SHARING IN THE CRAFT AREA? In connection with the technological observations mentioned here, we can emit some propositions concerning the organization of the craft area, by craftspeople of both communities. First of all, it appears very delicate to formulate any hypothesis about a differentiated management by one or another community for the supply in raw material. Based on examples of other potter’s workshop, or on ethnoarchaeological examples (e.g. Bazzana et al., 2002: 53) (Settembrino et al., 2006), we can consider that both communities stocked up with raw material locally, especially as the hill of L’Incoronata is in itself a clay deposit. Concerning clay preparation, we noted that both communities are familiar with the principles of clay depuration, with the aim of realizing fine ware. This suggests that the clay settling basins (Denti, 2012) (Denti and Villette, 2013) excavated on the hill have been used by Indigenous and Greek craftspeople. Without any dating allowing knowing when they were used, it is impossible to know whether these basins already existed when Greek craftspeople arri-

ved. However, considering the good depuration of clay used for the Indigenous fine ware dated to the 8th century, it is likely that Indigenous craftspeople already used clay settling basins or other techniques to clear the clay of its impurities. On the other hand, differences have been recorded in the filling of basins discovered in Secteur 4 excavated by the Université Rennes 2; these differences may indicate a differentiated use in time of these features. While the circular pits were filled with some ash containing Indigenous and Greek ceramic (Denti, 2010: 316) (Denti, 2012: 239) (Bellamy and Villette, 2013), the rectangular pit has an organic filling, with very few sherds, that are only of Greek manufacture. Regarding the organization of the shaping, while we know that local Greek pottery is wheeled, it is in this case also impossible to know how the shaping was organized. The only archaeological evidence on this matter is the discovery of the crapaudine (bearing stone) of a potter’s wheel (Denti, 2013a: 18). Besides, no trace of the location of this wheel was identified. It is thus impossible, at the time, to identify areas where this activity took place and even more to claim to understand if Indigenous or Greek craftspeople worked side by side. The ethnoarchaeological studies are, from this point of view, of no help, especially since the organization of the current traditional workshops (e.g. Nijboer, 1998) (Cuomo di Caprio, 2007: 261) is not comparable to the archaeological remains of the workshop organization of the 7th century BC. It is during the phase of firing that the ‘mixity’ on the site is revealed: Indigenous and Greek wasters, rejected in the same layer, suggest that craftspeople of both communities fired their pottery in a close area, and perhaps even in the same kiln. In spite of the complexity to identify, in an archaeological sense, the craft area organization between craftspeople of different origins, this last consideration reveals that these craftspeople could share the same feature or the same area. Typological, stylistical and technical differences could be kept by Indigenous craftspeople in their pottery conception while various changes could be attributable to the arrival of the Greek component. If, of course, these observations prove to be systematic, to be true for all productions on various chronological contexts, then perhaps we could speak of technological hybridity.

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7. CONCLUSIONS

ACKNOWLEDGES

Although it has been questioned for a long time, mixed occupation between Greek and Indigenous communities is today archaeologically well attested on the hill of L’Incoronata, in the 7th century BC, in particular with the sharing of a potter’s workshop. This craft area, as well as the complex stratification of the site, provides us with a privileged situation to understand this phenomenon of contact, also observed in all of the Mediterranean Basin at the same period.

We would like to thank the organizers of the colloquium, who offered us the opportunity to publish our works here and for their pleasant welcome at Granada. We also thank Gaëlle Beuvelet for her important help in the translation and the proof reading of this article, and Solenn Briand for her help on the impasto pottery.

BIBLIOGRAPHY More than mere indications on an identity, observations made in the study of the ceramic found in large quantity on the site give us the possibility to discuss the concepts of stylistic and technological hybridization, which concern the productions of these communities. On the other hand, the progressive excavation of the earliest phases of the site reminds us that we are on an Indigenous site in which, at some point, a group of migrants from the Aegean Sea came to work (for the reasons, cf.: Denti, 2009b; Denti and Villette, 2013). This nuance is evident thanks to the quantity of Greek ceramic discovered in the contexts of the workshop, in a much fewer number than Indigenous ceramic. It allows us to wonder about the form of these first contacts and the changes that may have affected the ceramic production. As D. Yntema was able to underline it (Yntema, 2011: 255), it is difficult to imagine a few dozen people, even hundreds, to land locally on the coast of regions already occupied by structured societies with a hierarchical organization, controlling the territory, with only the desire to battle with the natives and to settle down wherever they like, regardless of the pre-existing habitats and territories in surroundings that are unknown to them. This diversity, this sharing of areas is thus a reality which raises new questions, for example: why did this Greek community come to settle down precisely on this hill? One of the key answers very probably lies in the forms of occupation of the Oinotrian Iron Age at L’Incoronata, that have been able to provoke such an attraction, favoring these contacts8.

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8 This contribution has been written in 2013. We invite the readers to examine our later papers, where they should find some adjourned data, as some precisions and corrections on this complex matter.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


L’INCORONATA (SOUTHERN ITALY): CERAMICS PRODUCTIONS AND IDENTITIES IN A VIITH CENTURY BC GREEK-INDIGENOUS POTTERY WORKSHOP. BEYOND THE DIFFERENCES

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CocciĂłn experimental en el horno construido en las instalaciones del ceramista Enric Orobitg, en VerdĂş (Lleida).


4.5. ENTRE EL GRIS Y EL ROJO: LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL APLICADA A LA CERÁMICA IBÉRICA BETWEEN GRAY AND RED: EXPERIMENTAL ARCHAEOLOGY APPLIED TO IBERIAN POTTERY Ramón Cardona Colell1, Josep Pou Vallès2, Noelia Calduch Cobos2, Borja Gil Limón2, José Miguel Gallego Cañamero2 y Laia Castillo Cerezuela1

Abstract

Resumen

El objetivo de este proyecto es reproducir el proceso tecnológico de la cerámica ibérica, desde el trabajo en la cantera hasta el procesado técnico requerido para su ejecución. Aunque la cerámica ibérica es el fósil director más representativo que recuperamos en las excavaciones arqueológicas, la mayor parte de los procesos tecnológicos no son bien conocidos. En 2007 se inició la primera fase de la investigación de este proyecto de investigación, consistía en la construcción actual de un horno ibérico en Casa Grande (Alcalá de Júcar, Albacete). Para ello se utilizaron tanto los materiales como las técnicas de manufactura documentadas arqueológicamente. En los casos en que la arqueología no ha proporcionado suficientes datos se ha recurrido a los paralelismos etnográficos. Algunos de estos paralelismos se encuentran en la misma localidad catalana, Verdú, donde se ha realizado dicha experimentación. Verdú, cuenta con una tradición alfarera de más de 500 años ininterrupidos. Hasta ahora se ha construido un horno con dos cámaras y se ha realizado una primera cocción con el horno vacío, con ello se pretende garantizar la estabilidad y hornear los ladrillos de las zonas más sensibles de la parrilla. Los cuatro niveles diferentes termopares instalados en el horno consiguen una temperatura máxima de 600 °C, probablemente debido al hecho de que el horno estaba vacío. En la segunda fase, del proyecto, se utilizaron las réplicas realizadas por varios alfareros de Verdú para realizar la cocción. Este experimento nos permitirá entender el funcionamiento de un horno de circulación vertical; el proceso de reducción de la oxidación de la cerámica en la época ibérica, a la vez que permitirá realizar el estudio de la regulación de la temperatura, el proceso de cocción en toda su complejidad, los efectos de la pasta sándwich de cerámica y otros muchos aspectos.

This project wants to reproduce the process of Iberian pottery from the quarry to the development of ceramic objects. Most of processes and the high technical level required to produce Iberian pottery are still not well known, although Iberian pottery is the most representative archaeological fossil we recover from the excavations of this period. In 2007 began the first phase of the research involving the scale replica of the Iberian kiln of Casa Grande (Alcalá de Júcar, Albacete ) and using materials and techniques that archeology has documented. Where archeology does not provide sufficient data ethnographic parallels have been used. Some of these parallels are found in the same Catalan locality, Verdú, where experimentation is been performed. Verdu has an uninterrupted tradition of five hundred years of ceramic production. Until now a two chambers up-draught kiln has been built and a first firing of the empty kiln has been performed to ensure stability and bake the bricks of the most sensitive areas of the grill. The four different levels thermocouples installed in the furnace make a maximum temperature of 600°, probably due to the fact that the oven was empty. In the second phase several potters of Verdú are modeling replica of Iberian vessels to load for the first time the kiln and cook them. This experiment will allow us to understand the functioning of a vertical circulation furnace, the oxidation reduction process of the ceramic in Iberian period, the study of temperature control, the cooking process in all its complexity, the effects of the ceramic sandwich and many other aspects.

Palabras clave: Up-Draught Kiln, Iberian Pottery, Replication, Experimental Archaeology, Experimental Firing, Ceramic Sandwich.

Key words: Construcción de Horno, Cerámica Ibérica, Reproducciones, Arqueología Experimental, Cocción Experimental, Cerámica De Pasta Sandwich. 1 Centre d’Estudis Lacetans 2 Equip de Reconstrucció Històrica Ibercalafell: [ www.ceparqueologia.cat ] ; [ rcardona@xtec.cat ] ; [ jpou@calafell.org ]

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RAMÓN CARDONA COLELL ET AL.

1. UBICACIÓN Para la realización de este proyecto se ha escogido la localidad de Verdú (Lleida), municipio situado al sureste de Cataluña, en la comarca del Urgell. Es una población famosa por su tradición cerámica. Verdú tiene una gran tradición principalmente en cerámica negra. Los botijos típicos de Verdú están asociados con el agua y reciben el nombre de sellons y càntirs. La cerámica gris tuvo un gran impacto en toda Europa continental durante la Época Medieval. En Catalunya esta tradición está tan arraigada que su producción traspasa los límites de la época medieval y perdura hasta los siglos XVII y XVIII, llegando a nuestros días como en los ejemplos de Verdú y La Bisbal (Padilla, 1984: 99) Existen todavía en el pueblo talleres y hornos que preservan todos los elementos tradicionales. En el pueblo trabajan ceramistas que conservan las técnicas antiguas de cocción en hornos de tipología moruna,

nombre muy revelador de su origen árabe. Son una evolución de los hornos antiguos ibéricos y romanos de tiraje vertical y llama directa. Los árabes son los que los ponen de moda otra vez a partir del siglo XII. La procedencia de estos hornos es claramente romana, aunque los árabes hacen pequeñas modificaciones y mejoras. Emili Sempere (Sempere, 1992) dice que con los hornos morunos pasa lo mismo que con la teja árabe, ya existía en época romana, pero los árabes fueron los grandes difusores. Los primeros hornos verduninos aún los encontramos asociados a la muralla. Hay noticias del hallazgo dentro del recinto amurallado de Verdú de dos hornos de mediados de siglo XIII y mediados de siglo XIV y que en 1978 se habían atribuido al siglo XII (Riu, 1990: 112). Uno de estos hornos se encuentra en la parte posterior de la casa de cal Salisi, tocando a la muralla. Este horno ya no funcionaba en el año 1549 (Albareda, 1984: 9)1. A partir del siglo XV los hornos empiezan a instalarse fuera del recinto amurallado

Imagen 1. Situación del horno experimental en la finca d’Enric Orobitg, en la localidad catalana de Verdú, comarca del Urgell.

1 ALBAREDA, M.C. (1984): Notes històriques sobre la terrissa i els terrissaires verdunins. Tesina Inédita. Universitat de Barcelona.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


ENTRE EL GRIS Y EL ROJO: LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL APLICADA A LA CERÁMICA IBÉRICA

en la zona del Raval, Carrer Nou, Margorell y Carrer Aurora, éste último también conocido antes con él sobre nombre de calle de los Cantareros (Boleda, 1994, 117-122) (Farré, 1998: 118). La presión demográfica y el riesgo de incendios obligan poco a poco a instalar los hornos lejos de la población y se concentran básicamente en la calle Sant Miquel, tal como demuestra el catastro de 1716 (Farré, 1998: 118). A lo largo del siglo XIX los centros cerámicos de Verdú llegaron a producir más de un millón y medio de piezas anuales (Mostra de terrissa popular catalana 1991). Existían entonces unas treinta alfarerías. La técnica de la fabricación en negro o terra fumada es introducida en la segunda mitad del siglo XV por el ceramista Antoni Guasch, procedente de la Selva del Camp (Boleda, 1994: 119). Pero la tradición cerámica es anterior, como hemos visto, ya que hay constancia del hallazgo dentro del recinto amurallado de Verdú de dos hornos de mediados del siglo XIII y XIV (Riu, 1990: 112). Esta rica tradición cerámica hace de Verdú un lugar inmejorable para la realización de este proyecto experimental, dado que ningún miembro del equipo de firma este trabajo conoce ni domina el oficio cerámico. Los consejos y experiencia de ceramistas como Enric Orobitg, Magí Sambola, Francesc Sambola, Josep Maria Turull y Josep Font, entre otros, han permitido la realización de esta experimentación con las debidas garantías.

2. OBJETIVOS El objetivo de este experimento es conocer el sistema de producción de la cerámica ibérica a través de todos los procesos. Es necesario conocer en primer lugar las estructuras donde se cocían las cerámicas. Por este motivo se ha realizado la reproducción a escala 1:1 de un horno ibérico de tiraje vertical, el horno de la Casa Grande de Alcalá de Júcar, como modelo de horno ibérico de gran diámetro. La construcción experimental de esta estructura permite analizar las diferentes partes de un horno; túnel, cámara inferior, parrilla, cámara superior, puerta de carga y descarga, así como la dificultad de su realización. Se ha partido de los datos arqueológicos pero se ha especulado en relación a la cubierta, como se verá en los posteriores apartados de este artículo. A su vez se ha experimentado con los materiales documentados en la excavación, adobes, paja, arcilla, su secado y su preparación.

Un segundo objetivo es conocer la organización interna de un horno ibérico. La carga y descarga de un horno no era una tarea fácil y su buena consecución aseguraba una menor merma después de la cocción. El correcto apilamiento de las vasijas, de todos los tamaños, dentro del horno obliga al uso de soportes de diferentes formas que mejoran la estabilidad de las piezas crudas de arcilla. La carga y descarga sólo por una puerta lateral condiciona los tempos de trabajo del artesano. Esta operación es delicada y su experimentación puede aportar muchos conocimientos sobre el proceso de trabajo de esta artesanía ibérica. Un tercer paso importante es el encendido del horno y la cocción de las vasijas durante muchas horas. La experimentación de este proceso final aportará datos sobre temperaturas, control de éstas, estabilización del horno, a la vez que ayudará a comprender el proceso de producción cerámica como el principal condicionante de los estilos cerámicos ibéricos, la cocción de piezas de diferente tamaño, los procesos de reducción y oxidación en época ibérica.

3. PROYECTOS RELACIONADOS CON LA CERÁMICA Parte del equipo que firma este trabajo participa en proyectes relacionados con la arqueología ibérica y la cerámica. En el mismo municipio de Verdú donde se realiza el horno se está desarrollando un proyecto de investigación arqueológico centrado en la excavación de la fortaleza ibérica de Estinclells (s. III a.C.) llevado a cabo por el Centre d’Estudis Lacetans, Món Iber Rocs SL y el Museu Comarcal de l’Urgell. En dicho yacimiento se ha podido documentar una gran variedad de mobiliario cerámico ibérico. Además, a finales de 2009 nace la idea de crear un campo experimental de la protohistoria (CEP) en un campo anexo al yacimiento ilergeta de Estinclells. El objetivo es crear y concentrar en un solo espacio físico las principales líneas de investigación de arqueología experimental del mundo protohistórico: la construcción, la agricultura y transformación de productos, especialmente la obtención de aceite de oliva y vino, la ganadería y la fabricación de cerámica. En lo que atañe a la artesanía cerámica el proyecto experimental incluye también los trabajos del horno experimental de la Casa Grande. La evidencia arqueológica, sin embargo, se basa también en los

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RAMÓN CARDONA COLELL ET AL.

Imagen 2. Restitución hipotética del horno de Alcalá de Júcar según Broncano y Coll (izquierda). Restitución hipotética experimental del mismo horno en Verdú (derecha).

datos obtenidos de las excavaciones en curso del yacimiento de les Hortes de Cal Pons (Pontons, Alt Penedès), excavado por el mismo equipo. Se trata de un asentamiento especializado en la producción de cerámica ibérica, especialmente ánfora, donde se han localizado hasta ahora un total de seis estructuras de tipo horno. Estas estructuras presentan cámaras de cocción de planta circular sobre una cámara de cocción elíptica con pilastra central que soporta una parrilla.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

Durante el bienio 2012-2013 se construirán dos de los hornos del yacimiento de Hortes de Cal Pons en las instalaciones del CEP, en el marco de unas ayudas concedidas para la investigación por la Caixa, Recercaixa 2011. El mismo equipo de investigación interviene en la reexcavación de otro horno cerámico ibérico en Valls del Foix/els Casalots (Torrelles de Foix, Alt Penedés).


ENTRE EL GRIS Y EL ROJO: LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL APLICADA A LA CERÁMICA IBÉRICA

4. HORNO DE LA CASA GRANDE La excavación del horno ibérico del siglo III aC en Alcalá del Júcar (Albacete) por parte de Broncano y Coll (Coll, 1987), supone el inicio de investigaciones más extensas sobre hornos ibéricos, siendo este uno de los hornos mejor conservados del mundo ibérico. La excavación realizada en 1987 ofrece una documentación que ha proporcionado una información indispensable para la construcción del horno experimental. A su vez los autores de la excavación aprovechan la presentación de los resultados de la misma para proponer un ensayo tipológico de estas estructuras que aún se utiliza hoy. La tipología de Broncano y Coll se basa en la planta de la cámara de combustión, el sistema de sección de la parrilla y la forma de los adobes, tal como había establecido ya Duhamel (1978-79). El valor del trabajo realizado en el horno de Alcalá de Júcar consiste en el establecimiento de paralelos de hornos de planta circular como el subtipo B6 a nivel peninsular, relacionándolos con los yacimientos de Cerro de los Infantes (Pinos Puente, Granada) (Contreras et al., 1983), el Cerro Macareno (La Rinconada, Sevilla) (Chasco/Oliva, 1979) y Pajar del Artillo. De este horno se conocen los materiales de construcción, adobes para las paredes, arcilla y paja para los revoques, y las medidas de sus elementos prin-

cipales. La memoria de las excavaciones da todo tipo de detalles sobre el horno, praefurnium, pilar central, parrilla y laboratorio. Además hay constancia de una puerta de carga y descarga y una propuesta de cierre del laboratorio a partir de un informe pericial técnico sobre la estabilidad de una cubierta en forma de cúpula. Esta es la única parte de la cual no se tienen datos (Tab. 1). Vamos a insistir un poco en el informe sobre la posible cubierta del horno, por presentar en este trabajo una hipótesis alternativa a la ofrecida en el estudio de Juan Luis Gastaldi Albiol. Éste se basa en los restos conservados del muro perimetral superior del laboratorio, que tiene una altura máxima conservada de 0,70 m y un grosor de 0,36 m. También tiene en cuenta la puerta de carga y descarga, de 0,70 m de anchura. Con estos datos, el diámetro interior (2,85 m) y los materiales de construcción tapial y adobe se hace una reconstrucción hipotética de la parte alta del horno. Según este estudio no es posible mecánicamente que los muros conservados sostuvieran una cúpula esférica con una amplitud de meridianos de 90º. No es posible, según Gastaldi, a no ser que haya ángulos de 51º que permitan a las paredes trabajar a tracción, siendo imposible para el tipo de materiales usados. Habrían sido necesarios unos contrafuertes y sunchos, de

Nº de hornos

1/3

Dimensiones: horno 1

Tipo de planta

Circular o ovalada tipo B6 Broncano-Coll

Pilar central

Orientación boca

20º este

Dimensiones: horno 1

Praefurnium Hogar o nivel inferior

0’60 m

anchura interior

0’70 m

Adobes constructivos del pilar central

longitud

0’30 m

anchura

0’17 m

longitud interior

0’40 m

altura

0’09 m

anchura interior

0’73 m

Boca alimentación

alzado subcircular

1’10 m

diámetro interior

2’50 m

Puerta laboratorio

situación respecto praefurnium

43º W

altura Diámetro exterior longitud (con praef.) interior

Parilla

longitud interior

grosor adobes toberas

1m 3’50 m 3m 23 cm 53 u

Cámara de cocción o laboratorio

diámetro interior

2’85 m

altura conservada

0’60 m

Dimensiones totales

longitud

3’50 m

anchura

3’50 m

Dimensiones paredes cámara combustión

0’50 m

Dimensiones paredes cámara cocción

0’36 m

Enlucido muros cámara combustión

longitud

0’72 m

anchura/ profundidad

0’35 m

altura

0’10 m

Tab. 1. Tipologia y dimensiones del horno 1.

3 cm

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los cuales no hay restos. También se considera la posibilidad que el laboratorio estuviera cubierto con una cúpula esférica rebajada. La solución de construir una cúpula esférica rebajada de 285 cm de diámetro descansando sobre un muro de 36 cm de anchura y altura indeterminada tampoco es posible. Una cúpula de estas características produciría unos esfuerzos considerables encima de los muros, fuerzas verticales y horizontales. Estas últimas no podrían ser absorbidas por el muro sin la presencia de contrafuertes o sunchos. Por todas estas razones se cree que el horno no estuvo cubierto por una cúpula y que el laboratorio era un cilindro que se cubriría cada vez que se cargaba el horno.

5. CONSTRUCCIÓN DEL HORNO (2007-2013) La ubicación exacta del horno experimental se encuentra en las instalaciones del ceramista Enric Orobitg, ceramista experimentado que ha construido un horno de estilo moruno como réplica de los hornos tradicionales de Verdú. Dispone de un terreno anexo a su taller, un antiguo molino harinero del monasterio de Poblet de los siglos XVI-XVII, donde realiza talleres didácticos destinados a escolares y que, en un futuro, pretende ser un parque temático de experimentación y divulgación cerámica. El horno se ha construido en este terreno anexo, entre la carretera que va de Verdú al Mas de Bondia y el río Xercavins (UTM X 345316.19 /Y 460847.68 o Lat. 41º 36’ 44.12’’ N/ Long. 1º 8’ 36.91’’ E).

5.1. CÁMARA DE COMBUSTIÓN La construcción del horno empieza en 2007. Con la ayuda de una máquina retroexcavadora se excava una fosa circular en el lugar donde se va a construir el horno, intentando reproducir las dimensiones y el sistema de construcción original. Éste se construye en una fosa circular de 3,50 m de diámetro por 1,80 de altura, directamente encima de la roca, adaptándolo al plano inclinado de ésta. De esta forma la cámara de combustión queda por debajo del nivel del suelo y, orientada hacia el W, protegida

de los vientos locales más persistentes. Para poder acceder a ella se ha habilitado una rampa. Para la construcción del muro perimetral del horno se han elaborado 236 adobes de 48 x 24 x 9 cm que se han distribuido en 10 hiladas de 17 adobes cada una, más dos hiladas de 33 adobes2. El revestimiento de la cámara de combustión del horno se inicia desde una pequeña rasa de cimentación. De hecho sabemos que el horno original descansa sobre el terreno geológico y sólo aparecen piedras en la zona de la boca. La técnica utilizada para la elaboración del aparejo de la cámara en las cinco primeras hiladas es la colocación de los adobes de mayor tamaño “a sogas” unidos con barro elaborado con la misma tierra usada en la elaboración de los mismos. A partir de la sexta hilada los adobes sobresalen hacia el interior creando un sistema de falsa cúpula, y a partir de la décima hilada los adobes se colocan “a tizón” continuando el sistema de falsa cúpula. La pared del horno del Alcalá de Júcar no presenta un cierre uniforme ni continuo, ya que los soportes de la parrilla están hechos de arranques de arcuaciones de forma hemisférica que sobresalen del muro.

5.2. PILAR CENTRAL Para la construcción del pilar central se han utilizado 176 adobes de 30 x 15 x 9 cm. distribuidos en 8 hileras de 22 adobes cada una. Las medidas de estos adobes son las que tenían los adobes recuperados en la excavación del Horno de la Casa Grande. Se levantó con los adobes de menor tamaño colocados con la técnica de “soga y tizón” y siguiendo el mismo esquema que la pared perimetral, pero en este caso, los adobes empezaban a sobresalir desde la tercera hilada. De esta manera se reproducía la misma curvatura que en el horno original de Casa Grande. Los adobes se han realizado con arcilla de tejería proveniente de la cercana localidad de Arbeca, concretamente de la empresa Excavaciones Vilalta S.L. “Turguet”. Esta arcilla se ha pasado por una criba

2 Este proyecto lo está haciendo posible un equipo de arqueólogos, estudiantes y colaboradores excepcional. Roser Hernández, Raquel Onrubia, Borja Gil, Marta Merino, Silvia Pando, Marta Bernat, Rosa Campanario, Dani Vázquez, Francesc Cantero, Jose Gallego, Marc Romero, Laura Obea, Víctor Heredia, Alba Jordán, Lourdes Forcades, Marta de la Vega, Aida Alarcos, Carolina Soler, Almudena Yagüe, Daniel Moly, Sergi Segura, Georgina Castells, Marcel Oliver, Lluís Garcia, Walter A. Alegria, Roger Benito, Enric Orobitg, Noleia Calduch, Josep Pou, Mireia Crespo, Jordi Chorén, José Miguel Gallego, Ramón Cardona,

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Imagen 3. Trabajos previos a la construcción del horno. Confección de adobes y excavación del subsuelo para la construcción de la cámara inferior del horno.

cuya malla era de aproximadamente 1 cm de grosor. Con esto se conseguía una materia prima de granulometría adecuada para ser trabajada una vez mezclada con agua en una balsa de decantación ya existente en el taller de Enric Orobitg. La arcilla era mezclada posteriormente con paja, en una proporción aproximada de un 20-25%, e introducida en los moldes de madera que le confieren su configuración final. Una vez realizados los adobes se llevó a cabo una prueba para comprobar la resistencia a elevadas temperaturas. El horno utilizado para ello fue un horno industrial Pujol. Se cocieron dos adobes de medida grande (48 x 24 x 9 cm) y uno de pequeña (30 x 15 x 9 cm). La primera fase de cocción fue lenta, entre 30º y 120º para eliminar el agua higroscópica, y hasta 450º para eliminar el agua estructural (proceso de deshidroxilación o deshidratación). Posteriormente, se fue aumentando la temperatura hasta llegar a los 1060º. El resultado fue positivo, ya que las tres piezas introducidas resistieron perfectamente las altas temperaturas.

5.3. PARRILLA Y TOBERAS La mayor complejidad en la construcción viene dada a la hora de realizar las toberas. El horno original disponía de 53. Según sus excavadores, las centrales y perimetrales se construyeron al mismo tiempo que se levantaban la pared y el pilar y se iba configurando la parrilla, mientras que los centrales fueron realizados a posteriori, una vez terminada ésta. La propia dinámica de la construcción nos inclina a pensar que todos los agujeros para las toberas fueron realizados durante el proceso de edificación. En el horno experimental se usaron troncos circulares de 8 cm de diámetro colocados en los intersticios que quedaban entre los adobes que iban conformando la falsa cúpula. De este modo coincidían exactamente con las toberas del horno original. Finalmente, la parrilla es regularizada por la parte superior rellenando los huecos con fragmentos de adobe y barro sobrantes. Mientras el barro estaba

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Imagen 4. Construcción de la cámara inferior y de la parrilla del horno.

tierno, antes de secarse, fue necesario mover los troncos mediante un ligero movimiento de rotación para evitar que se quedaran pegados y dificultara su extracción posterior.

5.4 CÁMARA SUPERIOR O LABORATORIO La primera fase consistió en construir el horno hasta el nivel de la parrilla. Esta tarea fue en algunos momentos difíciles porqué la cámara inferior se derrumbó dos veces por culpa de las intensas lluvias del invierno de 2008 y 2009. Al final en septiembre de 2009 se decide construir un tejado que permita realizar las tareas sin el peligro de la lluvia (Cardona et al., 2011: 417-423). Resueltos estos problemas se plantea la construcción de la cámara superior o de cocción teniendo en cuenta la escasez de los datos documentales proporcionados por la excavación arqueológica. A partir de este momento el proyecto presenta una dificultad

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añadida. Hasta ahora la parte del horno que se ha restituido seguía un original muy bien conservado y quedaba claro lo que se quería conseguir. La línea de trabajo para la cámara superior debe partir de un planteamiento hipotético sobre su configuración, puesto que no hay suficientes datos que nos den evidencia de cómo estaba realizado el laboratorio. Los escasos centímetros conservados de la cámara superior del horno original no permiten deducir la forma ni la cubierta de dicha cámara. Ya en su momento los arqueólogos Broncano y Coll recurren a un informe pericial técnico sobre la estabilidad de una hipotética cubierta en cúpula. Para este estudio sólo se cuenta con el grosor de los restos de muro encontrado. Para la construcción de la cámara de cocción han sido necesarios 920 adobes de 30 x 15 x 9 cm (46 adobes x hilada x 20 hiladas), siempre teniendo en cuenta la restitución hipotética que hacen los autores de la excavación del horno de Alcalá del Júcar. Los arqueólogos que excavan el horno original


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Imagen 5. Estudio hipotético para la construcción de una cámara superior según el sistema de la falsa cúpula.

habían planteado a partir de un estudio de ingeniería la hipótesis de un laboratorio de forma cilíndrica. Había, sin embargo, diferentes factores que hacían dudar de esta posibilidad y se realizó un estudio al respecto. En primer lugar cabe decir que muchas de las interpretaciones que se han hecho de laboratorios de hornos antiguos se han planteado en forma de cúpula. Muchos de estos hornos son de época romana o posterior cuando el sistema de construcción en cúpula está muy avanzado. También se ha extendido esta forma de ver el cierre de muchos hornos para épocas anteriores. Este argumento no es válido sin embargo por el hecho que muchas de estas recreaciones no se han elaborado sobre estudios arqueológicos (raramente se encuentran restos de la cámara superior de un horno) o arquitectónicos. Por lo tanto esta argumentación no puede ser significativa ni válida para considerar el cierre hipotético del horno de Alcalá de Júcar. La segunda argumentación se basa en las imágenes antiguas, básicamente griegas. Éstas nos presentan, con el condicionante propio del dibujo sobre cerá-

mica, hornos de distintos tamaños con la cámara de cocción cerrada en forma de casquete que se interpreta como cúpula. En la colección única de tabletas arcaicas de Penteskoufia en Corinto, se muestran 83 imágenes de hornos cerámicos y 16 fragmentos que recogen actividades asociadas a la producción cerámica. En esta iconografía el laboratorio siempre aparece representado en forma de cúpula. Alguien podría aducir que ésta no es una base suficientemente científica que demuestre la existencia de cubiertas fijas en los hornos. Las imágenes son esquemáticas y bien podrían representar el cucurucho del horno compuesto por fragmentos cerámicos en una cubierta no fija. De hecho no podemos estar cien por cien seguros que las imágenes representen una cosa u otra. En tercer lugar tenemos la comparación etnográfica, valiosa porque se basa en hornos actualmente en uso por ejemplo en el valle de Ourika (Marruecos) y en tantos otros lugares del Mediterráneo como Verdú. La etnografía nos muestra ejemplos de hornos de cubierta fija y ejemplos de cubierta provisional. Muchas veces los hornos sin cubierta fija se utilizan para cocer vasijas grandes. En algunos casos los

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Imagen 6. Construcción del laboratorio o cámara superior, de la chimenea y del praefurnium

hornos de cubierta estable se utilizan para la reducción. En otras ocasiones los hornos con puerta de carga y descarga utilizan cubierta fija. No hay un solo patrón, como se puede ver, que regule la tipología de hornos de tiraje vertical. Partiendo de esta argumentación se encargó un estudio al arquitecto Antoni Martí Falip con el objetivo de valorar la posibilidad que existiera una cámara superior realizada con el sistema de la falsa cúpula, a partir del sistema de aproximación de hiladas de adobes. Se entiende que los adobes respetan las medidas de los adobes originales. El resultado de este estudio nos ha permitido materializar la hipótesis de la construcción del laboratorio utilizando este sistema. Primeramente se construye el cierre de la cámara con una pared de adobes dispuestos de forma vertical hasta una altura de 0’70 m. Se respeta la máxima altura conservada del horno original de Alcalá de Júcar. La experimentación construye también un cierre vertical hasta la altura citada. A partir de aquí,

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que corresponde a la cuarta hilada, se construye siguiendo el sistema de la falsa cúpula, haciendo sobresalir los adobes hacia el interior entre unos 4 o 5 cm aproximadamente. De esta forma se consigue el cierre de la falsa bóveda después de veinte hiladas, dejando en la parte superior una obertura de 70 cm. Esta obertura se cubrirá total o parcialmente una vez este el laboratorio cargado de material cerámico y servirá para controlar el tiraje del horno.

6. QUEMA DEL HORNO (2012) Antes de proceder a la quema del horno con el objetivo de asegurar la parilla y dar estabilidad a la estructura se procedió al revoque de todo el interior del laboratorio. El escalonado de los adobes dificultó el enlucido de la superficie, sobretodo en la parte superior de la cámara donde los adobes sobresalían más. Se humedecieron primero los adobes y se aplicó una capa delgada para ir rellenando los ángulos entre los adobes. Posteriormente con una esco-


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Imagen 7. Tapiado de la puerta y colocación de termoaparatos antes de la primera cocción experimental.

billa húmeda se regularizaran las pequeñas grietas que provocaba el secado del barro. El revoque se cuarteó en algunas zonas por falta de humedad o por excesivo grosor.

tuado. En las zonas donde se aplicó menor grosor de revoque el secado ha sido mejor. También se atribuye a las prisas la falta de adherencia del barro a las paredes del horno.

Entre los trabajos previos a la quema del horno está también el acabado del praefurnium mediante el sistema de unir hiladas. Al mismo tiempo se reboza el interior antes de cubrir el túnel. La longitud del praefurnium no respeta los datos arqueológicos puesto que el praefurnium original aparece cortado. Comparando con otros hornos ibéricos se da una longitud media al túnel. Se construyen también las escaleras de acceso al nivel superior y que comunica la zona de trabajo del ceramista ante la boca del horno y la puerta de carga y descarga del laboratorio, tal como interpretan los arqueólogos a partir de los datos de la excavación.

Para tapar parcialmente la chimenea u obertura superior de la cámara de 0,70 m se deciden construir unos adobes alargados y estrechos aprovechando los moldes de construcción de los muros del horno. Se cogen los moldes menos gruesos y no se rellenan del todo para conseguir unos adobes más finos. Después de secarse al sol se cocerán en un horno convencional del taller de Enric Orobitg con la intención que sirvan de tapadora de la chimenea del horno. Esta solución fracasa y la cocción a 900º destruye los adobes, seguramente por falta de calidad de la arcilla. Ante la inmediatez de la quema del horno, se decide suplir los adobes por ladrillos machihembrados de 90 x 25 x 4 m. La utilización de al menos un elemento cerámico como éste no suponía el uso de elementos extraños y adulteraba mínimamente la situación con respeto a los elementos que se relacionarían con una chimenea ibérica.

En mayo de 2012 se comprueba que gran parte del revoque interior del laboratorio se ha cuarteado y está a punto de desprenderse, sobretodo en la parte media del horno, donde el escalonado es más acen-

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Imagen 8. Cocción experimental del horno vacío.

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A mediados de junio de 2012 se ataluda todo el exterior del cilindro del horno. Con tierra cribada y pastada se tapan las grietas exteriores y se pinta con barro líquido. El talud alrededor de la cámara superior dará estabilidad a la estructura y evitará los daños de la contracción dilatación asociada con el fuego. Este trabajo requiere construir una hilada más de adobes por encima del praefurnium que pueda contener toda la tierra que compactará el perímetro del horno. También se reparan todas las grietas de la parte superior exterior del horno. Se limpia la zona de trabajo del ceramista ante la boca del horno y se añade un escalón a la escalera que conduce a la puerta de carga y descarga. A cada lado de la puerta del horno se construye un muro de piedras con mortero de tierra cribada. Estos muros sirven para contener la tierra del talud del perímetro del horno.

El sensor 0 se sitúa a nivel de parilla y se introduce por la puerta de carga y descarga mientras ésta se tapia. El sensor 1 se coloca en la parte superior de la puerta lateral aprovechando también el momento en que esta obertura se está tapiando. Los sensores dos y tres se introducen a través de la chimenea superior a diferentes alturas. La estación datalogger de control de los termoaparatos recogerá información cada 30 segundos, cada minuto y cada cinco minutos. La cocción de la estructura empieza a las 09:00 de la mañana. Después de 18 horas, a las 03:10 de la madrugada se para la quema y se cierra la boca del horno para que empiece la fase de enfriamiento del horno. Mientras dura la quema se va marcando con barro muy arcilloso de color rojizo las pequeñas grietas con fugas de humo que se van produciendo en el exterior del horno y la puerta lateral.

La quema del horno se realiza el día 12 de julio de 2012. Se cierra la puerta lateral con adobes de dimensiones pequeñas y tierra cribada. Un técnico de la empresa SAF de Verdú instala cuatro sensores.

Hasta el 21 de julio no se revisa la estructura y se toman las primeras fotografías a través de la chimenea superior. La parilla y el interior del horno están en buen estado. Los resultados pirométricos de los

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Imagen 9. Gráfico de temperaturas de la cocción y recogida de muestras de arcilla para estudios arqueométricos.

cuatro puertos instalados marcan unos picos máximos de temperatura de 600ºC. No tenemos datos de la cámara inferior. La temperatura máxima a la que llega el horno no pasa de los 600ºC, hecho que se atribuye a las dimensiones del horno y a que estuviera vacío en el momento de la quema. De hecho esta fase no pretendía otra cosa que cocer la zona más sensible del horno, la parrilla, y ver la resistencia general de la estructura. El combustible utilizado fue corteza de pino Flandes y se calculó un consumo de una tonelada y media. Se utiliza este combustible porque no se tienen datos arqueológicos del horno de Alcalá de Júcar. Uno de sus excavadores, Coll asegura que no se tomaron muestras de cenizas ni de carbones. Cuando se abre la puerta del horno al cabo de unos días no se aprecia ningún desperfecto en el interior. La parilla se ha endurecido considerablemente y sólo presenta en las aproximaciones de la puerta una zona desconchada por acción del fuego que necesita reparación.

7. REPRODUCCIÓN DE CERÁMICA Después del éxito de la cocción del horno, el 14 de marzo se hace el encargo a los hermanos Sambola, del taller Sambola de Verdú, de reproducción de más de un centenar de piezas cerámicas ibéricas. Se realiza una propuesta de encargo para producir a torno una serie preferentemente de vasijas grandes para poder llenar el horno de la forma más fácil y sencilla posible. Un elemento importante que condiciona el proyecto es el del coste de la reproducción de las formas cerámicas y la forma de sufragar la producción de 160 vasijas de diferentes formas. Para esto participan tres instituciones, Universitat de Lleida a través de Recercaixa, Grup de Reconstrucció Històrica IberCalafell y Ciutadella ibérica de Calafell. El taller cerámico de los hermanos Sambola de Verdú hace el esfuerzo, que a la vez es un reto, de reproducir objetos cerámicos nuevos, que están fuera de su repertorio habitual, con las dificultades añadidas de respetar los grosores originales de las piezas ibéricas, de retornear en todos los casos cada una de las vasijas

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Imagen 10. Confección de réplicas cerámicas ibéricas en el taller Sambola de Verdú para futura carga del horno.

Vista la dificultad del proyecto, el ceramista Magí Sambola propone hacer previamente un estudio de capacidad del horno mediante un programa de dibujo técnico y arquitectura, SketchUp 8 de google. A partir de este estudio, que plantea ya una aproximación de la colocación de las vasijas en el interior del horno, se aprecia que aún hay capacidad en el horno para más vasijas y se decide ampliar la reproducción de las jarras de tipo cervecero a diez unidades más. De esta forma se podrá hacer una carga homogénea y global del horno, aunque quedarán espacios e intersticios que permitirán la carga de piezas de pequeño tamaño, hecho que se discutirá en una fase más avanzada del proyecto. La propuesta es la siguiente: • 30 ánforas • 20 jarros cerveceros • 30 cálatos • 40 jarras de asa de cesto • 20 jarras pequeñas o gobeletes • 20 tazas

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Para realizar la piezas cerámicas no se utiliza una arcilla especial, si no la que usan normalmente los ceramista de Verdú. En esta fase del proyecto no se contempla aún la recuperación de arcillas de la zona y su procesamiento.

8. REPRODUCCIÓN DE LA CERÁMICA Como última fase del proyecto, aún pendiente de realización, se pretende reproducir la cerámica ibérica. Para ello se imitarán las pastas cerámicas del yacimiento ya citado de Hortes de Cal Pons a través de la recuperación de arcillas del mismo. El primer paso será analizar arqueométricamente cerámica previamente muestreada de las diversas campañas realizadas en el yacimiento. Para caracterizar las cerámicas se plantea realizar tres tipos de análisis: • Microscopio Binocular: Se quiere realizar un primer análisis de las características superficiales de la pasta para una primera clasificación.


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Imagen 11. Propuesta de carga del horno a partir de estudio del ceramista Magí Sambola de Verdú.

• FRX: Con la Florescencia de Rayos X se obtendrán los elementos químicos principales que componen las pastas cerámicas. A partir de estos datos y mediante un posterior análisis estadístico se podrán obtener Grupos de Referencia de las pastas. • DRX: La Difracción de Rayos X permite realizar un estudio mineralógico para identificar fases primarias, fases de cocción y fases secundarias Una vez caracterizada la cerámica ibérica se analizarán arqueométricamente las arcillas recogidas en canteras cercanas al yacimiento. Para ello se ha realizado un estudio geológico previo con el que se han verificado las canteras con características más plausibles para que se pudiera extraer arcilla de éstas. Se trata de arcillas muy plásticas, de color rojo con intercalaciones de yeso y arcillas carbonatadas de color ocre y gris. Ambas se corresponden a niveles del Keuper, en el mesozoico. De este modo se han extraído muestras de distintas canteras cercanas al yacimiento con la finalidad de verificar si las arcillas con las que se hacían las pastas cerámicas se extraían en canteras cercanas a los

hornos o no. El análisis consistirá en la cocción de pequeñas muestras de arcilla previamente tratadas para un posterior análisis por FRX y DRX. Asimismo, también se realizarán ensayos de temperatura de cocción en el laboratorio. Aunque una de las hipótesis que se pretende verificar en este proyecto es la extracción de la arcilla en canteras cercanas, se tienen en cuenta los numerosos procesos de cambio a los que puede estar sometida la arcilla desde su extracción hasta su cocción. Así que es posible que no se puedan encontrar paralelos entre los resultados de las arcillas con el de las pastas cerámicas, bien porque se extraían de otras canteras o bien porque las arcillas han sido muy modificadas. Es por este motivo que, a pesar de analizar las arcillas, su similitud con las pastas cerámicas no resultará una condición indispensable para continuar con el proceso de experimentación sino que será un elemento más a tener en cuenta. Una vez caracterizadas las arcillas y las pastas cerámicas se procederá a reproducir piezas ibéricas con la misma arcilla que las de Hortes de Cal Pons. Asimismo también se intentará copiar las inclusiones de las pastas que se hayan podido identificar en el

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análisis arqueométrico. Una vez reproducidas las piezas se cocerán en el horno experimental. La experimentación tendría como último paso la realización de un estudio arqueométrico comparativo de las pastas de la cerámica original de Hortes de Cal Pons con las obtenidas a partir de la experimentación en el horno para poder verificar la plausibilidad de las hipótesis interpretativas.

9. CONCLUSIONES El experimento de Verdú se encuentra en la fase más interesante. La finalización del horno ha permitido plantear su carga y realizar más de un centenar de réplicas de cerámica ibéricas, hecho que ha supuesto también un reto para algunos de los ceramistas aún en activo en dicha localidad. Se ha registrado todo el proceso de elaboración de las vasijas ibéricas para poder cotejar su producción actual con la evidencia que la arqueología pueda dar de su modelado antiguo. Seguro que algunos detalles relacionados con la tecnología de la cerámica ibérica podrán ser contestados a partir de la realización de las réplicas modernas. Éste es el valor de la experimentación. La inversión económico y de tiempo que supone llenar un horno de estas dimensiones aclara las molestias que se tomaba el artesano ibérico a la hora de cargar el horno. Explica el uso de ajustadores o separadores para apilar las vasijas de tipología abierta o piezas complicadas como las ánforas. La experimentación está demostrando que era igual de difícil construir un horno con garantías que cargarlo para conseguir producciones exitosas. Una vez el horno estaba lleno y se encendía, ningún artesano podía estar completamente seguro de los procesos que sucederían en el interior de aquella inmensa caldera. Por eso, los artesanos de la localidad de Quart, en Girona, cuando el horno estaba bien tapado, hacían la señal de la cruz y decían Que déu hi faci més que nosaltres, que dios haga más que nosotros. Con la ayuda de los artesanos de Verdú y la información del registro arqueológico el horno de Verdú entra en su fase definitiva. Por si acaso, algunos elementos apotropaicos están preparados.

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TĂŠcnica de bruĂąido (hakek) utilizando caparazones de caracol (El Souidat).


4.6. ETNOARQUEOLOGIA DE LA CERÁMICA EN EL M’ÉDÉÏNA (EL KEF, TÚNEZ)* ETHNOARCHAEOLOGY OF THE POTTERY OF EL MÉDÉÏNA (EL KEF, TUNISIA) Rafel Jornet1, Natàlia Alonso1, Francisco José Cantero1 y Eva Miguel1

Resumen

Abstract

Este artículo muestra los resultados de un proyecto de investigación etnoarqueológica sobre la cadena operativa de la producción cerámica en varias aldeas de la zona de El Médéïna (Túnez), y sus posibles analogías con el repertorio vascular númida del cercano yacimiento prerromano de Althiburos. Uno de los principales objetivos es obtener herramientas interpretativas que nos permitan profundizar sobre la tecnología de producción, funcionalidad y usos de algunas formas cerámicas númidas, cuya tipología se ha perpetuado hasta la actualidad.

This paper describes the results of an ethnoarchaeological research project on the operational sequence of pottery in several villages in the area of El Médéïna (Tunisia) and its potential analogies with the Numidian ceramics of the preRoman archaeological site of Althiburos. One of the main objectives is to provide interpretive tools in order to delve into the production technology, functionality and uses of some Numidian vessels, whose typology is perpetuated to the present.

Key words: Ethnoarchaeology, Tunisia, Operational sequence of pottery, Numidian pottery.

Palabras clave: Etnoarqueología, Túnez, Cadena operativa, Cerámica númida.

1 Universitat de Barcelona / MÓN IBER ROCS S.L. “Recerca i Difusió de la Cultura Ibèrica”. [ rafeljornet.rocs@gmail.com ]

* Este estudio ha sido realizado en el marco de los proyectos siguientes: 2006 EXCAVA00011 (Generalitat de Catalunya) HAR2009-13045 (Ministerio de Ciencia e Innovación), HAR2012-39189-C02-02 y HAR2012-39189-C02-01 (Ministerio de Economía y Competitividad).

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 377-392. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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1. INTRODUCCIÓN Los trabajos de investigación realizados desde el 2006 por el Instituto Nacional del Patrimonio (INP) de Túnez y la Universitat de Barcelona en el yacimiento númida-romano de Althiburos (El Médéïna, El Kef, Túnez) (Fig. 1) han permitido excavar potentes estratigrafías (Belarte, 2011; Ramon y Maraoui, 2011, Jornet et al., 2011) que han dado a conocer abundante material arqueológico bien fechado y, por ende, la existencia de puntos de referencia cronológicos razonablemente sólidos, que permiten comenzar a construir una tipología de la cultura material númida. La semejanza tipológica de algunos de los artefactos cerámicos númidas con los utilizados por la población actual de las aldeas del valle de Althiburos hizo comenzar una línea de investigación de corte etnográfico cuyo principal objetivo radica en la observación directa y análisis de los diversos procesos tecnológicos que pueden dejar restos materiales susceptibles de ser comparados con el registro arqueológico, ya sea de la propia Althiburos o de otros yacimientos. Esta investigación se enmarca dentro un trabajo etnoarqueológico más amplio, que no se limita al estudio de los procesos artesanales y cerámicos, sino que, a través de la colaboración de diferentes especialistas ha procedido al registro de los procesos agrícolas, ganaderos y de explotación forestal de estas comunidades, con objeto de facilitar la interpretación de los datos obtenidos en las excavaciones realizadas en Althiburos y su entorno. El trabajo de campo ha consistido en la observación directa del proceso de fabricación y una aproximación a la funcionalidad de los tipos cerámicos característicos. La cerámica estudiada es aquella mayoritariamente producida en las comunidades que viven dispersas en el término de El Médéïna. Esta comunidad forma parte de la tribu de los Ouartani, que ocupa el macizo de El Ksour y mantiene un fuerte sentimiento de identidad diferenciada en relación a otras tribus vecinas, como los Ouled Ayar. Los estudios cerámicos se han centrado en el análisis secuencial de piezas fabricadas por tres familias que viven en las aldeas segregadas de El Souidat y El Baten (Fig. 2), todas ellas cercanas al yacimiento de Althiburos. Para el desarrollo de nuestro estudio en El Souidat hemos registrado, la cadena operativa de la cerámica con Jannette Solhi y su familia; y por otro lado también hemos trabajado con Malika Souidi. En El Baten, con las hermanas Fedha y Naziha Hasnaoui

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y su familia. La comunicación fluida con estas personas ha sido posible gracias a la ayuda de Naceur Soltani y Fadhel Solhi. A todas ellas dedicamos este trabajo el cual no hubiese sido posible sin su inestimable colaboración y vastos conocimientos.

2. LA CADENA OPERATIVA CERÁMICA Se ha realizado el análisis secuencial a partir del estudio de los procesos de transformación de las arcillas y sus propiedades físicas, de los procesos tecnológicos adoptados para la manipulación de la arcilla y las inclusiones. Además, se ha hecho hincapié en las estrategias utilizadas por cada grupo y la técnica individual de cada artesano, sin dejar de lado el análisis conductual de este proceso (Schiffer y Skibbo, 2008) Para poder realizar un registro sistemático de toda la información generada a través de la observación etnográfica, se ha seguido el esquema propuesto por Jaume García Roselló y Manuel Calvo Trías (2013). De esta manera, se buscaba poder definir las distintas fases de esta cadena operativa mediante el estudio de los procesos tecnológicos marco (PTM) para cada uno de los estadios en los que se manipulan las materias primas hasta conseguir el producto final. A continuación, iremos repasando todos los procesos registrados en cada una de las etapas en las que se pueden dividir la acción de los ceramistas durante el proceso de fabricación: obtención y preparación de materias primas, modelado y, finalmente, cocción (García Roselló y Calvo Trías, 2013). Añadimos un último apartado referente a los acabados finales realizados después de la cocción, que a pesar de no haberlos registrado en el trabajo de campo los hemos podido documentar en el Musée des Arts et Traditions Populaires de El Kef.

2.1. OBTENCIÓN DE LA MATERIA PRIMA En este apartado se desarrollan los procesos relacionados con la elección del tipo de arcilla, los desgrasantes y el combustible utilizado. Existen en la región diferentes zonas de extracción de arcilla (tîn). Se trata de vetas de arcilla calcárea de estratos formados por sedimentos aluviales. Dichos depósitos han sido cortados por los cursos de pequeños ríos estacionales y arroyos temporales, lo


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Fig. 1. Mapa de situación de El Médéïna.

Fig. 2. Mapa de la zona estudiada. 1) Althiburos 2) Zona de extracción de arcillas de El Baten 3) El Baten, casa de las hermanas Hasnaoui 4) Zona de extracción de arcillas de El Souidat 5) El Souidat, casa de Jannette Solhi 6) Molino comunal para la fabricación de chamota 7) El Souidat, casa de Malika Suidi 8) Fuente de agua de El Baten.

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Lám. 1. A la izquierda, zona de extracción de la arcilla considerada óptima; a la derecha, zona de extracción de arcilla próxima a El Baten.

que facilita su explotación. En la selección del yacimiento a explotar, influyen tanto el factor de calidad de la materia prima como el de proximidad. De hecho, en la mayoría de casos, las familias prefieren acudir a las arcillas más cercanas a sus casas, aún siendo conscientes de que existen otras arcillas mejores en lugares más apartados (Lám. 1). Pero, sin duda, a nuestro parecer, un condicionante principal son las posibilidades reales de acceso a la arcilla por cuestiones de propiedad de los terrenos dónde se encuentran, ya que por norma general se acude a afloraciones arcillosas situadas en terrenos de familiares de rango cercano. En un único caso de estudio, la distancia recorrida (desde El Souidat) para la obtención de la arcilla considerada óptima es de unas 3 horas a lomo de asno (Lám. 1). La extracción de la arcilla es la única parte del proceso en la que participa el hombre, siendo el resto del trabajo exclusivo del mundo femenino. Las herramientas para la extracción de la arcilla son el pico y la piqueta de hierro. Para su transporte, se utilizan sacos de rafia o lana que se cargan sobre los burros mediante alforjas de esparto, para posteriormente ser almacenados en seco dentro del ámbito doméstico familiar. En el caso de que la arcilla esté humedecida, se deja secar al sol. El almacenamiento, en todos los casos, se hace bajo techumbre para aislar la arcilla y evitar su rehidratación. En cuanto a la obtención del combustible, no existe regla fija, sino que es variable según las posibilidades del momento y la región; como describe N. Baklouti (1990, 12): “…Todo puede ser usado para la combustión: la madera de olivo, azufaifo, palma,

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estiércol de vaca, etc…”. En nuestros tres casos, y creemos que ello es extensible a la región, se trata de combustible de origen animal, sobre todo restos de estabulación pertenecientes, por este orden, a rebaños de ovicaprinos, de vaca y de asno. Este se va almacenando durante todo el año en silos de arcilla (kaamur) construidos cerca de las casas y que son propiedad de las mismas. Para alimentar la hoguera se utilizarán ramajes secos de hierbas y arbustos, restos de poda y en verano tras la siega, paja. El desgrasante utilizado se encuentra almacenado en varios espacios según las casas estudiadas. En todos los casos, sin excepción, se utiliza la chamota (tafoun), es decir, fragmentos de cerámica rota y en desuso que son machacados para tal cometido. El almacenamiento de estas cerámicas rotas les trae sin cuidado, y suelen amontonarse en rincones interiores o exteriores de la propiedad, a veces olvidadas o reutilizándose para otros cometidos.

2.2. PREPARACIÓN DE LA PASTA CERÁMICA La preparación de la pasta tiene como objetivo obtener una masa o barro que cumpla los requisitos necesarios para poder ser trabajada. En primer lugar (solamente documentado en el caso de J. Solhi) se procede al martilleado de la arcilla que ha sido extraída de la cantera y almacenada en seco, para posteriormente pasar a purificar la arcilla. El proceso de purificación, que tiene como objetivo eliminar las impurezas de la arcilla, tales como piedras


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Lám. 2. A la izquierda, arcilla reposando en agua fría para su transformación en barro (El Baten); a la derecha, utilización de la tabouna para acelerar el proceso con agua caliente (El Souidat, Jannette Solhi).

Lám. 3. A la izquierda, preparación de chamota (tafun) en El Baten dentro del ámbito doméstico; a la derecha, utilización del gran molino comunitario (gourgusba) de El Souidat para la fabricación de chamota (tafun).

de tamaño pequeño y escombros vegetales, se realiza tanto en seco (durante el proceso de martilleado) como por flotación (durante el embarrado). En cuanto a la transformación del estado sólido de la arcilla a barro, encontramos que se puede realizar tanto con la ayuda de agua fría como con agua caliente (solamente documentado en el caso de J. Solhi). En el primer caso, se necesitó más tiempo: entre uno (F. y N. Hasnaoui) y dos días (M. Suidi), con sus noches, reposando los fragmentos de arcilla dentro de un barreño con agua (Lám. 2). Si se opta por utilizar agua caliente, no hay cambios químicos que modifiquen el proceso, pero sí que en el terreno físico, hay cambios importantes, ya que se acelera sustancialmente.

Para ello, se coloca un recipiente metálico con agua y la arcilla que se quiere trabajar sobre hornos de pan (tabouna) y se calienta entre 25/30 minutos; con ello, la arcilla obtiene la textura y plasticidad óptima para empezar a trabajarla (Lám. 2). A continuación, se prepararan las inclusiones que se añaden al barro en forma de desgrasante. En todos los casos se ha registrado el uso de chamota (tafun), si bien ha sido posible observar dos casuísticas diferentes. En la aldea de El Baten, la chamota se elabora de manera individual en el ámbito doméstico mediante dos piedras calizas percutoras mientras que en El Souidat se emplea una gran roca a modo de molino

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(gourgusba), utilizado solamente para este cometido y de uso comunitario (Lám. 3). Se trata, en realidad, del aprovechamiento de un afloramiento de piedra caliza plana rectangular de 159 cm de largo (135 cm de superficie útil) x 63 cm de ancho, donde se realiza el machacado de los fragmentos de cerámica para la obtención de chamota mediante una gran piedra caliza de forma elipsoidal apuntada, que se hace “bailar” por encima. La gran roca, que presenta una superficie desgastada y de un significativo tono ocre-rojizo, se encuentra situada en la vertiente suroeste del macizo donde se asienta la aldea de El Souidat (Fig. 1). Encontramos otros ejemplos de grandes molinos en la zona de Sidi Naija en el Sahel (Fayolle, 1992). Una vez preparada la chamota, se utilizan tamices (ghorvâl) de unos 35 cm de diámetro para seleccionar el tamaño idóneo de desgrasante, que es inferior a los 2 mm de luz de tamiz. Los tamices, tan indispensables para la familia tunecina, son los mismos que se usan para el trabajo del cereal y la elaboración de harina de trigo y cebada (Alonso et al., 2014). Por último, se mezcla el barro con la chamota, la proporción registrada en todos los casos es de un 75% de arcilla por 25% de desgrasante y así queda ya preparada la pasta que se trabaja con ambas manos haciendo pellas de barro que se guardan momentáneamente envueltas en trapos de algodón. Este proceso de amasado, el cual se aprende a edades tempranas, resulta de gran importancia, ya que con él se consigue eliminar las burbujas de aire que pudieran haber dentro de la pasta y que habrían provocado el estallido de la pieza durante su cocción (García Roselló y Calvo Trías, 2013).

2.3. MODELADO PRIMARIO Todo el proceso se realiza sin ayuda de medios mecánicos. No hay ningún espacio reservado para el trabajo de la cerámica, siempre desarrollado dentro del ámbito doméstico. Solo podemos señalar que las veces que se han realizado las cerámicas por la mañana ha sido en el interior de las casas y por la tarde en exterior (patios o eras). Se comienza fabricando la base de la pieza, constituida por una parte de la pasta preparada, que se golpea varias veces hasta conseguir un disco que se coloca sobre una superficie plana, nunca en el suelo. Tradicionalmente, y según las regiones, la base se hace de diferentes modos. En la región de Sajnane se utiliza un disco de heces de vaca mezclada con tierra, paja y cenizas (ghlâg) (Sekik y Louhichi, 2007); este procedimiento se documenta también en la región de El Kef a través de fotografías de viajes hechas durante la etapa del protectorado francés que se hallan en el Musée des Arts et Traditions Populaires de El Kef. En nuestras observaciones, ambas ceramistas de El Souidat trabajaron sobre una simple plancha de metal, tapada con un paño, soporte utilizado comúnmente en varias zonas de Túnez (Baklouti, 2007). En nuestro caso observamos que la plancha metálica se disponía sobre un soporte rígido, que en ambos casos era un tamizo invertido. Otros tipos de soportes que se emplean, según Baklouti, son piedras redondas y planas en Al-Hammah en

Lám. 4. A la izquierda, superficie utilizada a modo de torneta en El Baten; a la derecha, supefície utilizada a modo de torneta en El Souidat.

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Lám. 5. A la izquierda, técnica del urdido a través de la superposición de colombines; a la derecha, elaboración del labio. Imagen tomada en El Souidat (Jannette Solhi).

la zona de Gabès, en el sureste del Chott el Fejaj; discos de yeso en Douiret, cerca de Tataouine; y recortes de bases planas de cerámica (moghta) en Moknine, cerca de Monastir. En cambio, en El Baten preparan la pieza sobre un plato relleno de cenizas hasta el borde, tapado con una tela (mambir) que hará las veces de torneta (Lám. 4). Al ser un soporte irregular y maleable, éste va presionando la arcilla hacia arriba formando huecos que se extienden por toda la superfície exterior de la base de forma discontinua. En efecto, estos diferentes tipos de soportes desempeñan el papel de torneta, ya que pueden pivotar gracias a un movimiento de rotación. A continuación, se procede a través de las técnicas del vaciado y el arrastrado, a eliminar los excedentes de pasta desde el centro de la base hacia los exteriores de la misma, comenzando así a elevar las paredes de la pieza. Para el levantamiento del cuerpo se emplea la técnica del urdido, a través de la superposición de colombines (Lám. 5). Lo primero que se hace es sellar correctamente el contorno del fondo presionando con los dedos. Del mismo modo, aplicando sucesivamente colombines se va subiendo poco a poco la pieza; con los dedos se alisan las uniones visibles entre ellos y se le da a las paredes el grosor adecuado. Para la elaboración del borde y el labio de la pieza, las ceramistas se ayudan de los dedos bañados en agua para poder dar un aspecto redondeado e igualado a la parte superior, a veces añadiendo parches de barro líquido (Lám. 5).

2.4 TRATAMIENTO DE LA SUPERFICIE PRIMARIO Para el alisado de la pared de las piezas, a diferencia de otras zonas de Túnez, no se ayudan de útiles. En efecto, se utilizan trozos de madera plana para tal cometido en la zona de Sajnane (machat) y Moknine (sallata) (Baklouti, 1990). En todos nuestros casos de estudio el alisado se realiza mediante un armónico movimiento de abajo a arriba del dedo índice, presionado por el pulgar de la misma mano, y sosteniendo la pared interior con la otra. De este modo se alisa la superficie y, al mismo tiempo, se da a la pieza la curvatura y perfil definitivos. La misma técnica se aplica al interior del vaso. Esta operación de alisado, además, permite obtener la cohesión y adherencia necesarias para la unión de los colombines.

2.5. MODELADO SECUNDARIO Y DECORACIÓN En esta parte del proceso se añaden tanto en la pared interior como exterior aplicaciones de relieves, elementos de prensión, como asas, lengüetas y cordones, que ayudan a mantener la estructura de la pieza, además de tener un carácter decorativo. La gran mayoría de piezas de uso culinario son formas lisas. Cuando existen elementos decorativos, se trata de cordones digitados horizontales, en guirlanda y más complejos en la base de platos (Lám. 6). Lo que destaca en casi todas las formas realizadas es la existencia de un tipo de aplique a modo de elemento de prensión, concretamente una lengüeta horizontal semicircular. Curiosamente, este tipo de asa es

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Lám. 6. A la izquierda, aplicación de cordones digitados, en este caso, en el interior de un kanoun (El Baten); a la derecha, tajîne con decoración de cordones digirados en el interior de la base, usada para decorar las tortas de pan (hobs mlawi). Imagen tomada en El Souidat.

Lám. 7. A la izquierda de la imagen, cerámica etnográfica con lengüeta horizontal semicircular; a la derecha, cerámica númida donde se aprecia el mismo tipo de asa.

característico de los horizontes númidas estudiados en Althiburos (Lám. 7). Durante este proceso también se terminan de alisar las posibles imperfecciones con agua y se recortan las partes sobrantes. Seguidamente se hacen perforaciones con un tallo o espiga de paja. En uno de los casos observados (J. Solhi), se realizan transcurridos unos 15 minutos dejando las piezas reposar sin moverlas de su sitio. Algunas de estas perforaciones se realizan en las lengüetas de platos, para poder colgarlos (M. Suidi);

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otras se practican en la pared del cuerpo de braseros. Se trata de agujeros paralelos a unos 4 cm uno de otros y a unos 2 cm del labio. Estas pequeñas perforaciones en la pared responden a dos finalidades, según las ceramistas que las hacen en El Souidat y El Baten. Por un lado y principalmente ayudar a la cocción, ya que permitirán el paso de aire hacia el interior de la pieza que se encuentra tumbada durante este proceso, facilitando de esta manera la combustión dentro de la misma. Por otro lado, servirán para futuras reparaciones de la pieza en caso de que se rompa.


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2.6. SECADO Después del modelado y las operaciones de acabado que le siguen, las piezas están listas para secarse y endurecerse en el exterior, preferentemente en el patio interior de la casa o en algún otro lugar donde se encuentren a salvo de los numerosos animales que deambulan diariamente. En este proceso, las piezas no se han separado todavía del soporte. La temperatura ambiente en el Alto Tell Tunecino es por norma general de un marcado contraste térmico entre el día y la noche. En este sentido las piezas a secar pueden moverse para ralentizar en lo posible su deshidratación. En efecto, un secado excesivamente rápido, por exposición a un calor extremo, podría llevar a ocasionar fisuras que destrozarían la pieza; por el contrario, un secado insuficiente puede provocar daños irreparables durante el proceso de cocción. No hay un tiempo estipulado para el secado; de hecho, cuanto más se alargue este proceso mejores garantías de éxito tiene la cocción. Existen fórmulas para asegurar el proceso durante las estaciones lluviosas de primavera y otoño, como poner las piezas dentro la tabouna, de uso diario, justo después de su utilización, en caliente durante el intervalo de descenso de temperatura, sin cocerlas (Lám. 8).

2.7. TRATAMIENTO DE SUPERFICIE SECUNDARIO El principal acabado de la superficie que se utiliza en todas las piezas secas es el bruñido (hakek). Para el bruñido se utiliza un poco de agua y el caparazón

de un caracol, generalmente del tipo Albea y Hélix, que se encuentra a centenares poblando los tallos de hierbas de todo el territorio circundante. En efecto, se realiza un pulido por fricción en toda la superficie de la pieza, primero en la parte interior empezando por la base con movimientos de izquierda a derecha de la pared hacia el centro (Lám. 9). A continuación se levanta la pieza del soporte y, con una mano en la base, se gira unos 45º y, rotándola, se bruñe la pared interior con las mismas trazadas, pero esta vez en dirección contraria, es decir, de abajo hacia arriba, dejando el labio para el final con la pieza ya levantada. Es en este momento cuando se procede a quitar la arcilla sobrante, sobretodo en la parte perimetral de la base y en los contornos exteriores mediante un cuchillo de hierro que quita y raspa arcilla para dar a la pieza su forma definitiva (Lám. 9). Se termina la acción mediante el pulido del exterior, empezando por la pared y acabando de una forma no muy esmerada, incluso a veces sin realizarse, por la base, ya que es la zona que precisamente irá en contacto con el fuego. El hecho de ni tan siquiera bruñir la base exterior permite observar, tras la cocción, los trazos fosilizados de la superficie donde la pieza estuvo apoyada durante el proceso de modelaje. En nuestro caso, las trazas de hilado de las telas de lana. Solamente en uno de los casos observados se ha realizado el tipo de acabado de superficie con pintura rojiza; se trata de una solución acuosa a base de una mezcla hecha de óxido de hierro (moghra) con agua. El mineral de hierro se encuentra fácilmente en diferentes afloramientos en el mismo suelo de la aldea

Lám. 8. A la izquierda, uso de la tabouna para acelerar el proceso de secado de las piezas (El Baten); a la derecha secado en el exterior según las condiciones climáticas (El Souidat).

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de El Souidat. En efecto, a tan solo 10 m de la casa de M. Suidi se halla la veta de dónde sacó la materia primera para este cometido, recogiendo sin esfuerzo con una cucharilla, la cantidad necesaria. Si bien en este estudio no se ha documentado ningún otro proceso en referencia al acabado de la pieza, en las aldeas se utilizan piezas con engobe ocre/rojo. Estas vasijas se pueden encontrar a la venta en los cercanos mercados semanales y tiendas de Ad Dahmani, El Ksour y El-Jerissah. Según la documentación que alberga el Musée des Arts et Traditions Populaires de El Kef ese tipo de engobe procede de la aplicación pintada de óxido de hierro diluido en agua para dar una apariencia vinosa. Dicha aplicación se haría tradicionalmente mediante un proceso de inmersión, o también pintado con un paño o un puñado de lana. Aunque no lo hemos documentado en la zona de

estudio, tradicionalmente se han utilizado también soluciones acuosas blanquecinas, con caolín a modo de engobe, y decoraciones pintadas azuladas que se consiguen mediante la maceración de excrementos, lana de oveja y agua.

2.8. COCCIÓN Existen en Túnez varios métodos de cocción de vasos cerámicos, aunque el más utilizado, sobretodo en el norte del país (Sajnane, Mogod, Barrama, etc.), es a cielo abierto, es decir, en hoguera (Baklouti 1990). Del mismo modo, en todos los casos de estudio realizados en El Médéïna las cocciones serán del tipo hoguera al aire libre. Para su preparación no se realiza ninguna fosa, sino que directamente sobre una

Lám. 9. A la izquierda, técnica de bruñido (hakek) utilizando caparazones de caracol (El Souidat); a la derecha, empleo de cuchillo de hierro para extraer la arcilla sobrante (El Baten).

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Lám. 10. A la izquierda, colocación de las piezas sobre la primera capa de combustible de la hoguera, delimitada con piedras a modo de paraviento; a la derecha, aspecto de la hoguera tras haberla implementado de combustible (El Baten).

capa de combustible echada a ras de suelo se depositan las piezas calculando un área circular para un máximo de unas cuatro por hoguera. A veces, se hace viento se delimita parcialmente la hoguera con un círculo de piedras para aislarla del mismo (Lám. 10). El combustible empleado consiste en malas hierbas, ramajes, paja y restos de estabulación. En definitiva, todo lo que se tenga al abasto en el momento del año y sin realizar ningún viaje o trayecto para buscar estas materias (ver supra). Para el encendido de la hoguera se utiliza follaje y hierbas secas, todo ello mezclado con excrementos de ovicaprinos, ya que se encienden rápido y se consumen lentamente, asegurándose de esta forma la combustión de forma homogénea por toda el área. Una vez asegurado el tiro de la hoguera, se sigue alimentándola con el mismo tipo de combustible, tapando por completo las piezas, que se encuentran siempre boca abajo e inclinadas hacia el centro de la hoguera (Lám. 10). Durante las siguientes dos a tres horas se sigue alimentando la hoguera, cuidando de mantener el fuego siempre concentrado dentro de una costra de restos de estabulación; se trata ahora, preferentemente, de placas secas de heces de bóvido con paja, que se consumen más lentamente. Al término de estas dos/tres horas, y habiéndose consumido entre 150 y 200 litros de combustible (unos dos sacos), se deja que la hoguera se consuma en su totalidad. Una vez retiradas las cerámicas, se dejan enfriar aproximadamente durante unos 15 minutos.

3. FORMAS CERÁMICAS PRODUCIDAS Y SU UTILIZACIÓN La cerámica producida por las alfareras de El Médéïna que hemos estudiado no está destinada para ser vendida en el mercado. Se trata siempre de una producción doméstica, cuyo conocimiento ha sido transmitido de madres a hijas. Las formas producidas en la actualidad son, pues, presumiblemente, las mismas que han sido fabricadas en la misma zona durante siglos. Las formas cerámicas que se utilizan de manera cotidiana por estas comunidades comprenden un repertorio más amplio que el descrito en estas páginas (Lám. 11); aquí desarrollamos únicamente los tipos cerámicos que se han fabricado en las casas durante el proyecto. Dichas formas son las siguientes: Horno de pan (tabouna o gouja): para la cocción del pequeño pan plano y redondo de harina de trigo (khobz tabouna / gouja). La estructura interna del horno es un elemento inmueble de forma troncocónica de unos 60 a 70 cm de alto x 35 a 50 cm de diámetro en la parte superior. Sin fondo, dispuesto en el mismo suelo, con una abertura para la entrada de aire y alimentar el fuego. La pared exterior se reboza con barro y piedras. Para cocer el pan en la tabouna se calienta con la quema de matorrales y se engancha un disco de pasta contra la pared interior (Lám. 12).

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Lám. 11. Ejemplo de los tipos cerámicos manufacturados durante el proyecto. Colección etnográfica (completa el corpus la lám. 12).

Lám. 12. Ejemplo de los tipos cerámicos manufacturados durante el proyecto. A la izquierda. Elaboración de hobs tabouna en la tabouna (El Souidat); a la derecha, torrefacción de semillas de cebada en la tajîn ghannaï sobre la tabouna (El Souidat).

Brasero (kanoun): estos objetos son frecuentes en todo Túnez y están presentes en casi todos los hogares. De ahí que reciba nombres tan distintos (kanoun htab, neffekh, zahhafa, kanoun-bou-rouhin, coucha, mojmara, kouanin) (Baklouti, 1990). La diversidad de formas y dimensiones de este tipo de vaso podría responder a los diferentes usos y funcionalidad que se hace de los mismos (Sekik, 2009). Los braseros hechos en El Médéïna son de perfil cilíndrico y tie-

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nen en el borde tres soportes equidistantes sobreelevados con lengüeta plana reentrante, o cuernos. Estos elementos permiten colocar encima otra pieza para cocinar. Las cerámicas asociadas al kanoun son generalmente la marmita (borma), el plato para pan (tajîne), el plato (maâjna) y la tetera (barrad). Algunos braseros de dimensiones más pequeñas (mojmara) que sirven para quemar incienso (bkhour), carecen de estos soportes, o los tienen como mero elemento


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decorativo. En El Souidat se elaboran braserillos de este tipo con decoración zoomorfa, en forma de camello con la cazoleta prevista de tres puntas equidistantes y cordón digitado en la superficie externa; también los llaman kanoun (Lám. 11).

una perspectiva arqueológica, únicamente podemos hablar de aquellas acciones que se han podido identificar a partir de las trazas documentadas en el registro material cerámico (Garcia Rosselló y Calvo Trías, 2013).

Plato para servicio de mesa (maâjna): en otras zonas de Túnez, esta forma es también conocida con el nombre de qasaâ cuando no presenta ningún tipo de decoración (Sekik 2009). Las alfareras de El Médéïna fabrican este tipo característico de gran plato bajo circular (entre 35 y 40 cm de diámetro) y perfil troncocónico de borde exvasado y cóncavo. El interior y borde de la pieza se decora a veces con pintura rojo-ocre (moghra), formando triángulos, motivos geométricos abstractos simétricos y líneas sin rellenar. Son, sin embargo, más frecuentes los platos sin decorar, de perfil troncocónico incluso cilíndrico de paredes rectas, a los que llaman también maâjna (Lám. 11). Su funcionalidad está asociada al servicio de mesa, aunque también se usan en la elaboración de alimentos, como por ejemplo el braish o masa de pan. (Alonso et al., 2014).

Las investigaciones que se han ido realizando a partir de las excavaciones en el yacimiento de Althiburos permiten disponer, a día de hoy, de contextos arqueológicos relativamente amplios que dan testimonio de las distintas fases de ocupación humana en el yacimiento. Subrayamos la posibilidad de poder contar para nuestro estudio con un abundante corpus de cerámica númida, hasta ahora muy poco conocida. Tras los primeros trabajos con las cerámicas arqueológicas a mano, no se nos escapaban las similitudes, a nivel técnico, decorativo y tipológico entre éstas y las cerámicas actuales de su mismo entorno, la actual El Médéïna. Exponemos en las siguientes líneas la identificación, en las cerámicas arqueológicas, de macrotrazas o surface features de modelado a mano. Las macrotrazas nos permiten identificar procesos tecnológicos concretos que, creemos, podríamos desarrollar hacia un modelo hipotético de cadena operativa de producción cerámica para época númida. Para ello no solo hemos pormenorizado el análisis secuencial actual, sino que contamos con el apoyo de datos obtenidos con técnicas arqueométricas y los proporcionados por la arqueología experimental.

Cazuela para torta de pan (tajîne ghannaï, pl. touâjen): es un gran plato, poco profundo que se diferencia de la maâjna por su mayor diámetro (entre 40 y 50 cm). Las paredes son más bajas y el borde presenta cuatro apéndices triangulares equidistantes llamadas “orejetas” (oudhen), verticales o ligeramente oblicuos. En El Médéïna la tajîne se utiliza sobre la tabouna, en especial para elaborar un tipo de torta de pan (hobs mlawi). Sin embargo, su utilización va más allá de la cocción del pan; en nuestro estudio hemos registrado su uso para la torrefacción de semillas de trigo y cebada, juntamente con los garbanzos y especias diversas (Sekik, 2009; Alonso et al., 2014) (Lám. 12).

4. ANALOGÍAS: REGISTRO ETNOGRÁFICO VS. REGISTRO ARQUEOLÓGICO Antes de adentrarnos en el siempre resbaladizo terreno de las analogías, es preciso decir que somos conscientes de que existen riesgos a la hora de aplicarlas. En efecto, es este un binomio que ha sido metodológicamente tratado y sistematizado por muchos investigadores. No es nuestro cometido en este trabajo profundizar en las raíces y el desarrollo de la disciplina etnoarqueológica, ni en sus bases teóricas. Solamente queremos señalar que desde

Los primeros indicios de macrotrazas los encontramos en la preparación de la pasta cerámica. Las analíticas arqueométricas realizadas sobre la cerámica númida por parte del equipo Cultura Material i Arqueometria (ARQUB) de la Universitat de Barcelona (Buxeda i Garrigós et al., en prensa), han permitido constatar, a través del estudio por microscopía óptica sobre lámina delgada, el uso de chamota como desgrasante. En ocasiones, su utilización es evidente incluso a nivel macroscópico, debido a las grandes dimensiones de los fragmentos, lo que contrasta con el menor tamaño empleado en la cerámica actual (Lám. 13). Por lo que respecta a la matriz de arcillas usadas, el estudio arqueométrico concluye que la mayoría de los individuos analizados se pueden considerar fabricados dentro un ámbito local / regional (grupo ALT1/A). Éste presenta una variabilidad que estaría relacionada con una baja estandarización en el proceso de preparación de la pasta, así como en la variabilidad natural que se observa en la microestratigrafia geológica de la zona.

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RAFEL JORNET ET AL.

Lám. 13. A la izquierda, detalle de las inclusiones tipo chamota en cerámica númida; a la derecha, olla con perfil en ese de cerámica númida.

Lám. 14. A la izquierda, detalle de las macrotrazas resultado de la técnica del urdido en cerámica númida; a la derecha macrotrazas resultado del alisado de la superficie y rebabas producto de la elaboración del borde en cerámica númida.

La fase del proceso que corresponde al modelado, principalmente nos indica el uso de la técnica del urdido horizontal en las cerámicas númidas, sobretodo en las piezas de gran diámetro y de paredes bajas. Ello se deduce de las variaciones entre concavidad y convexidad asociadas al urdido de colombines aplastados que configuran los perfiles de la pieza (Lám. 14). Algunas piezas de mayor tamaño, en especial las vasijas sinusoides, parecen tener un comportamiento diferente. Su gran irregularidad podría estar asociada a alguna técnica similar al ahuecado y estirado del cuerpo, o quizás al urdido de placas de gran tamaño (Lám. 13). Ambas técnicas son difíciles de diferenciar debido al alisado posterior de superficie de la pieza. En casi todo el repertorio cerámico observamos ciertas variaciones entre concavidad y convexidad en el alisado del borde, en efecto observamos rebabas, producto de alisar en el borde y la moldura de la base (este último muy poco frecuente en las touâ-

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

jen que apenas recibe tratamiento en su superficie exterior). La superficie utilizada como base del modelado, es decir, a modo de torneta se realizaría sobre un entramado radial de cestería (Ramón y Maraoui, 2011: 325, núm. 149 y 150). Registramos en referencia al modelado secundario hendiduras hemisféricas simples asociadas al pegado por presión de lenguetas. A nivel tipológico encontramos ejemplos de touâjen entre las formas númidas ya en el siglo VIII a C (Ramón y Maraoui, 2011). Este tipo cerámico, muy bien representado entre las vasijas de cocina númida, coincide, a grandes rasgos, morfológicamente con su paralelo actual: presenta un labio redondeado, borde exvasado y base plana (Lám. 12). Incluso presenta la pared exterior con evidentes muestras de chamuscado tras haber estado expuestas al fuego de forma reiterada. El gran paralelismo de estas piezas con las que se


ETNOARQUEOLOGIA DE LA CERÁMICA EN EL M’ÉDÉÏNA (EL KEF, TÚNEZ)

fabrican actualmente ha hecho que se opte por denominar a esta forma númida también tajîne. Por último, queremos destacar que nos ha sido posible evidenciar, en su contexto arqueológico, semillas de cereal (cebada y trigo) carbonizadas junto a los restos de una tabouna. Entre el material arqueológico exhumado destacamos restos de touâjen. Este hallazgo nos remite al proceso de torrefacción registrado a nivel etnográfico en El Souidat (ver supra). Narra E.-G. Gobert (2003) que familiarmente la tajîne recibe precisamente el nombre de ghannâia -canción-por alusión a los chasquidos del cereal durante este proceso. Tras el torrefactado, en los costados de la tabouna se acumulan gran cantidad de restos de subproducto (Lám. 12). Creemos apropiado asociar los touâjen para el torrefactado de semillas de cereal al menos durante época númida reciente (principios del siglo IV a C). Aunque fragmentos de este tipo de horno aparecen ya durante el periodo Númida Antiguo (s. VIII a C) (Ramón y Maraoui, 2001). La tabouna númida es una forma cónica sin base con varias oberturas en la misma (rebozada de barro y piedras) y que perdura en todas los horizontes cronológicos sin cambios notables en su morfología. Tampoco se perciben muchos cambios si la comparamos con la tabouna de cerámica actual, solamente apreciamos la diferencia que en época númida parecen tener múltiples perforaciones de aireación. Otro caso merece la estructura TB270223 (Ramón y Maraoui, 2011: 243, Fig. 4.138) excavada en la zona 2 bajo el capitolio con una cronología del siglo IV a C asociada a una fosa de perfil convexo rellena de un estrato con escorias de hierro (Ramón y Maraoui, 2011: 342, 5.1 y 5.2). En este sentido, más allá de la analogía, parece ser que estos hornos servirían no solo para la atestiguada manufacturación de alimentos, sino para el desarrollo de acciones de tipo oportunista y quizás con cierta heterodoxia. En el proceso de decoración, queremos señalar lo que podríamos considerar hibridaciones de distintos elementos en la tipología númida. El empleo mismo del tipo de asas verticales de sección circular (típicamente púnicas) en piezas de tradición númida con apliques de lengüetas parece un hecho a partir de la fase Númida Reciente. Lo mismo encontramos en la cerámica actual que presenta variables precisamente en las asas de sección circular.

Por último, los análisis realizados por difracción de rayos X han determinado que la cocción de las cerámicas númidas no habría superado los 800/850ºC, un rango de temperatura que bien podría corresponderse con una cocción a cielo abierto en hoguera. Temperatura contrastada mediante la arqueología experimental con cocciones controladas en las mismas condiciones que permiten llegar hasta un pico máximo de 950ºC siendo el rango de 800/850 ºC el que se mantiene durante más tiempo en el periodo de cocción.

5. CONCLUSIÓN Con este trabajo hemos querido, en primer lugar elaborar una sistematización de la cadena operativa de producción cerámica en la zona del Alto Tell Tunecino. Hemos presentado el análisis secuencial a través de tres casos etnográficos. Más allá del exhaustivo registro aquí presentado, hemos realizado un ejercicio de analogía sobre los procesos productivos de la cerámica. Por un lado, ha sido posible rastrear las huellas que el registro arqueológico nos deja sobre la cadena operativa que tan solo se puede reconstruir en su totalidad a nivel etnográfico. En efecto, se ha propuesto, en algunos casos, reconstruir a través de la observación de macrotrazas los pasos técnicos ejecutados para la elaboración de la cerámica númida a mano aparecida en el yacimiento arqueológico de Althiburos. No hemos contado solo con el análisis secuencial de la producción cerámica, sino que el registro también de los usos y contextos que se derivan y generan tras ellas ha ocupado una parte importante del estudio. Esta documentación que hemos presentado creemos que puede ser de utilidad para dar una mejor interpretación de la cerámica en su contexto arqueológico, sobre todo en los aspectos referentes a procesos productivos (y subproductos) y su funcionalidad básica. No deberíamos ir más allá en las analogías, o adentrarnos con cautela, ya que sabemos que el peso de la tradición, el arraigo cultural, la religión y los factores sociales, así como la propia idiosincrasia de la comunidad ouartani, priman de una manera decisiva sobre la lógica tecnológica y funcional de las cerámicas. Estos valores presentes en el sujeto artesano, que no son siquiera cuantificables hoy en día, se vuelven más oscuros y no menos influyentes para el estudio de la cerámica en el seno de las sociedades arqueológicas.

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Vista general del Sector III-Universitario del Yacimiento ibĂŠrico de Alarcos (Ciudad Real).


4.7. CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS THERMAL CARACTERIZATION OF IBERIAN CERAMICS FROM ALARCOS SITE David Guirao1, Rosario García1, David Rodríguez2, Anselmo Acosta1 y Javier Morales2

Resumen

Abstract

En el presente estudio se ha realizado una caracterización térmica de 22 fragmentos cerámicos provenientes del yacimiento Ibérico de Alarcos en la provincia de Ciudad Real (España). Las muestras analizadas representan los diferentes tipos de cerámicas que se encuentran en el yacimiento: cerámica ibérica pintada, cerámica realizada a mano, cerámica de barniz rojo, cerámica gris y cerámica de origen griego, todas ellas fechadas cronológicamente entre los siglos V-IV a.C.

In this study, a thermal characterization of 22 ceramic fragments from the Iberian site of Alarcos, in the province of Ciudad Real (Spain), has been carried out. The analysed samples represent different types of ceramics found on the site: Iberian painted ceramics, handmade pottery, red slipped pottery, gray pottery and ceramic of Greek origin, all dated chronologically between the 5th and 4th BC.

Cada una de las muestras han sido analizadas a partir de las siguientes técnicas: calorimetría diferencial de barrido (CDB), análisis termogravimétrico (TG), análisis termomecánico (ATM), difracción de rayos X (DRX), y fluorescencia de rayos X (FRX). Este estudio nos ha permitido conocer con mayor detenimiento el comportamiento térmico de las muestras analizadas y determinar diferentes aspectos relacionados con el proceso tecnológico de las cerámicas de este yacimiento.

All these samples have been analysed throught the following techniques: X-ray diffraction (XRD), X-ray fluorescence (XRF), differential scanning calorimetry and thermogravimetric analysis (DSC-TGA) and thermomechanical analysis (TMA). This study has allowed us to know in greater detail the thermal behavior of these ceramics, to determine different aspects to the ceramic technological process from this important site.

Key words: Alarcos, Iberian Ceramic, Thermal Analysis, Thermomechanical Analysis (TMA), X-Ray Diffraction (XRD), Differential Scanning Calorimetry and Thermogravimetric Analysis (DSC-TGA).

Palabras clave: Alarcos, Cerámica Ibérica, Análisis Térmico, Análisis Termomecánico (TMA), Difracción De Rayos X (DRX), Calorimetría Diferencial de Barrido y Análisis Termogravimétrico (DSC-TG).

1 Grupo de Mineralogía Aplicada, Universidad de Castilla La Mancha, Ciudad Real. 2 Área de Prehistoria, Universidad de Castilla La Mancha, Ciudad Real.

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DAVID GUIRAO ET AL.

1. INTRODUCCIÓN Los fragmentos cerámicos objeto de análisis en el presente trabajo proceden de los niveles de ocupación íbera del yacimiento de Alarcos (Ciudad Real). Este oppidum se sitúa sobre un gran cerro, superior a las 30 has., a los pies del cual discurre el río Guadiana. Su posición elevada, más de 1000 m. sobre el terreno circundante, y su ubicación le permiten controlar las vías de comunicación entre este territorio, la meseta norte y Andalucía. A las ventajas de su posición estratégica se añaden las posibilidades de explotación agropecuaria de una amplia y fértil vega, dividida entre los cauces del Guadiana y su afluente, el Jabalón (Fig. 1). Los trabajos de investigación se iniciaron en 1984 y a partir de ellos se ha determinado que el citado enclave fue habitado desde el período del Bronce final, en el que ya existía un poblado de gran entidad como se ha documentado por el hallazgo de materiales arqueológicos de este período (García Huerta y Fernández Rodríguez, 2000-2004). Su desarrollo continuará en época ibérica, alcanzando durante los siglos V a.C al III a.C su momento de mayor esplendor, como revelan una serie de elementos (gran extensión, existencia de áreas bien diferenciadas, materiales arqueológicos) que le convierten en uno de los asentamientos más importantes de la meseta meridional (García Huerta y Morales Hervás, 2011: 164). A pesar del relevante poblamiento que se detecta a lo largo de cuatro siglos, el proceso de conquista romana tuvo como consecuencia el abandono del lugar. Hacia fines del siglo III a.C. la ciudad comienza su declive y se produce un proceso de abandono paulatino. Es posible que hasta el siglo I a. C. se siga utilizando el santuario dando paso poco después a un largo período en el que el cerro estuvo deshabitado. Hacia el siglo X vuelve a ser ocupado y en los siglos siguientes se empezará a erigir, en la parte alta del cerro, el castillo medieval de Alarcos y, en la ladera, la muralla que estaba todavía en proceso de construcción cuando se celebró la batalla de Alarcos (De Juan et al., 1995: 41-59). A lo largo de estos trabajos de excavación arqueológica llevados a cabo en el yacimiento se han diferenciado sectores que se han consignado bajo las

nomenclaturas de Área residencial íbera o sectores II, IV, IV -E y “Alcazaba”1, Zona del Edificio tripartitoo Área de funcionalidad residencial y económico-artesanal, la zona de Santuario y por último el Sector III- Universitario2, lugar cuya funcionalidad fue eminentemente económica según se desprende tanto del gran edificio de almacenamiento como de los hornos de transformación de alimentos exhumados a los que aludiremos a continuación (Fig. 2).

2. EL SECTOR III Del último sector citado en la anterior contextualización general -el Sector III-Universitario- provienen las cerámicas que han sido objeto de los análisis que nos han conducido a determinar sus temperaturas de cocción. En esta zona en particular, del actual Parque Arqueológico de Alarcos, se han realizado desde finales de los noventa quince campañas de excavación. A partir de ellas se ha puesto de manifiesto la existencia de tres fases de ocupación: una medieval, representada hasta este momento por ocho viviendas; una ibérica, en la que se enmarca el objeto de este estudio y una fase más antigua correspondiente al Bronce FinalPrimera Edad del Hierro documentada por varias estructuras de habitación y un gran número de materiales arqueológicos (García Huerta y Morales Hervás, 2004: 135-143). Bajo las construcciones medievales apareció un edificio de grandes dimensiones de época ibérica que se dedicaría al almacenamiento de grano. Este edificio del que todavía desconocemos su planta completa tiene forma rectangular y está dividido en dos amplios recintos que están compartimentados por muretes tipo parrilla. En dirección este-oeste discurren cuatro muros escalonados de grandes proporciones, que conforman una estructura escalonada, probablemente para salvar el desnivel de la ladera del cerro. Este almacén al que estimamos una capacidad de almacenaje mínima de 1.200 m3 estaría dedicado almacenamiento comunal y comercial (García Huerta y Morales Hervás, 2009: 195) y dentro de él habría un espacio en el que se realiza-

1 Denominado así por ser los niveles íberos ubicados en la parte alta del cerro, justo por debajo de la alcazaba y patio de armas del castillo medieval de Alarcos. 2 El calificativo de Universitario se debe a que este sector ha sido objeto de investigaciones arqueológicas por parte de un equipo de la Universidad de Castilla-La Mancha, dirigido por la Dra. Rosario García Huerta y el Dr. Morales, y ha servido como yacimiento escuela para formar como futuros arqueólogos a los alumnos de Historia de la Facultad de Letras de la UCLM.

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CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

Fig. 1. Alarcos. Plano de localización.

Fig. 2. Vista aérea del Parque Arqueológico de Alarcos y de la ubicación del Sector III- Universitario.

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DAVID GUIRAO ET AL.

rían actividades relacionadas con la transformación de alimentos, como pone de manifiesto el hallazgo de un horno de pan de carácter comunal (García Huerta et al., 2006). Este horno tiene una estructura de piedra de forma circular, de 1,90 m de diámetro y entre 20-25 cm de altura, formada por dos hiladas de piedras grandes de cuarcita para delimitar su perímetro, con el interior relleno de piedras más pequeñas, también de cuarcita, unidas con barro. Esta estructura sería la base de una cámara de combustión y es probable que tuviera la parte superior y la cubierta de adobes, ya que junto a éste aparecieron muchos restos de adobes y una gruesa capa de cenizas que además contenía restos de grano quemado. Además en las cercanías del horno se documentaron tres molinos rotatorios y media docena de molinos de mano (Rodríguez González y López Menchero, 2009: 217) avalando el calificativo de área de funcionalidad económica otorgado al Sector III. El tipo de restos encontrados -especialmente los molinos y la gran cantidad de restos de granos de trigo -unido a las propias características de la estructura circular, demuestra que se trata de un horno de pan comunitario ubicado en un recinto, dentro del

Fig. 3. Vista general del Sector III-Universitario.

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almacén, en el que se molía grano, se amasaba la harina y se horneaba pan. Es posible que esta zona de molienda fuera amortizada, en un momento determinado, y ampliada la zona de almacenamiento, ya que en la parte exterior del muro sur del almacén se sitúa otro horno de similares características. Este muro del almacén tendría la función de cierre del gran edificio en la zona sur y serviría como elemento de contención, pues se erige en plena ladera y debería necesariamente de contrarrestar las presiones de los productos contenidos en el almacén que podría alcanzar unos 750.000 kg de cereal (García Huerta y Morales Hervás, 2009: 164), lo que da idea de la relevancia de esta estructura de almacenamiento (Fig. 3).

3. MATERIALES Y MÉTODOS En la gran mayoría de los estudios de caracterización de materiales cerámicos en el campo de la arqueometría se usan diferentes técnicas que permiten conocer su composición química y mineralógica. Sin embargo, el uso de técnicas de análisis térmico, como las aplicadas en este estudio (DSC-TG; TMA),


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

han sido utilizadas en menor medida y las posibilidades que éstas ofrecen están aún por desarrollar. Uno de los principales objetivos de este trabajo ha sido la valoración e interpretación de los datos obtenidos tras la realización de los diferentes ensayos de caracterización térmica de los fragmentos cerámicos. A su vez, también se ha pretendido revisar y reconsiderar algunos de los primeros estudios realizados en las décadas de los años 60 y 70 y que apenas han tenido continuación en los últimos años. Este estudio se ha basado en gran medida en los trabajos de J. P. Roberts (1963), M. S. Tite (1969), W. D. Kingery (1974), V. Francaviglia et al. (1975), C. R. Enriquez et al. (1979), o A. Flamini (1985), quienes utilizaron en distinto modo las técnicas de análisis aquí presentadas, además de aplicar y desarrollar por vez primera una metodología de trabajo aplicada a cerámicas antiguas. Otros estudios de interés y de más reciente publicación son los de A. Moropoulou et al. (1995), M. Tommasetti et al. (1997), H. G. Wiedemann et al. (2003) o F. Bellanti et al. (2007). De la zona de almacenamiento anteriormente explicada proceden los 22 fragmentos cerámicos analizados (Tabla 1) pertenecientes a diversas tipologías, tales como platos de borde sin diferenciar o escudillas, platos llanos de borde entrante o tipo pátera, tinajillas comunes sin hombro y cuello indicado, además de alguna orza pequeña, tipos A, III, 8.3.; A, III, 8.2.; A, II, 2; A, II, 5, respectivamente según la tipología abreviada- de C. Mata y H. Bonet (1992). También se han analizado fragmentos de cerámica a mano, pertenecientes al grupo C de la tipología citada. Para la preparación de las muestras se han llevado a cabo los siguientes pasos: extracción mecánica de pintura, esmalte o engobe rojo y elaboración de los paralelepípedos a partir de una cortadora ISOMET 1000 Buehler. La extracción del mismo ha sido necesaria dado que los análisis presentados se basan exclusivamente de las pastas cerámicas.

Cada una de las muestras ha sido analizada a partir de las siguientes técnicas: a. Calorimetría diferencial de barrido y análisis termogravimétrico (DSC-TG) con el equipo de análisis acoplado de TA Instrument SDT Q600. Los ensayos han sido realizados a partir de muestra en polvo usando aproximadamente una cantidad de entre 20-30 mg. La velocidad de calentamiento ha sido de 10 ºC/ min hasta 1100 ºC, en atmósfera oxidante y usando crisoles de platino. b. Análisis termomecánico (ATM) a partir de un equipo TMA-60H de Shimadzu. Los ensayos han sido realizados a diferentes velocidades de calentamiento en función de ser primera o segunda cocción (8 ºC/min o 1.3 ºC/min) y en atmósfera de helio. Para la realización de los ensayos se han utilizado paralelepípedos de aproximadamente un cm de alto y ½ cm de ancho. c. Difracción de rayos X (DRX) usando un difractómetro PW-1710 de Philips con rendija de divergencia automática y monocromador de grafito, aplicando la longitud de onda de la radiación K del cobre (λ=1.5405 Å). La muestra en polvo requerida es de 1 g. Esta técnica nos permite conocer la composición mineralógica de las muestras. d. Fluorescencia de rayos X (FRX) a partir de un espectrómetro de Philips Magix Pro&Super Q, Version 3.0. El análisis de los elementos mayoritarios y minoritarios se ha determinado a partir de la realización de una perla a partir de 0.5 g de muestra en polvo con una mezcla de 5 g de tetraborato de litio. Las perlas se han realizado con el equipo Perl´x de Philips que funde la mezcla a 1100 ºC. Para ello la muestra ha sido calcinada durante cinco horas a una temperatura de 1100 ºC. El análisis de los elementos traza se ha realizado a partir de pastillas prensadas compuestas de 8 g de muestra mezcladas con 5% de una resina sintética (Elvacite) cuya base es n-butil metacrilato.

TIPOLOGÍAS CERÁMICAS S.V-III A.C

FRAGMENTOS CERÁMICOS

Común Ibérica (IBC)

A1, A14, A17, A20, A35

Cerámica gris (IBG)

ALG1, ALG2, ALG3, ALG4, ALG5

De engobe rojo (IBR)

AR1, AR2.

A Mano

AM1, AM2, AM3, AM4, AM5

Cerámica de origen griego

AAT1, AAT2, AAT3, AAT4, AAT5

Tab. 1. Clasificación de los fragmentos cerámicos en función de su tipología.

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4. RESULTADOS

En esta tabla se expresan: las diferentes variaciones en peso (TG) por rangos de temperatura y a los que se les asocian diferentes reacciones exotérmicas o endotérmicas (CDB), la pérdida total por calcinación y los niveles expresados en % de CaO.

4.1. CALORIMETRÍA DIFERENCIAL DE BARRIDO Y ANÁLISIS TERMOGRAVIMÉTRICO (CDB-TG) El estudio por calorimetría diferencial de barrido (CDB) de las muestras analizadas por la presente técnica nos ha permitido determinar el comportamiento térmico que se refiere principalmente a las diferentes reacciones exotérmicas y endotérmicas que se manifiestan durante un calentamiento prolongado y programado. El estudio termogravimétrico (TG) nos permite conocer las variaciones de peso de la muestra durante el mismo calentamiento.

El primero de los rangos (0-200 ºC)1 corresponde a una pérdida de peso cuya reacción endotérmica debe asociarse a la pérdida de agua de adsorción (Fig. 4, termogramas 1-5) (Wiedemann et al., 1992). Las cerámicas son productos porosos cuya superficie absorbe la humedad propia del lugar de enterramiento. El agua de adsorción dependerá de diferentes factores, como la temperatura de cocción original de la pieza, del tiempo enterrado o de las condiciones climáticas en el que el fragmento se encuentre enterrado. El estudio del agua de adsorción ha sido utilizado por varios autores que han tratado de relacionar la cantidad de agua de adsorción presente en cerámicas amazónicas con la antigüedad de la misma, lo que implica que a mayor cantidad de agua presente en ese rango, más antigua es la cerámica (Enriquez et al., 1979).

La mayoría de las muestras analizadas presentan un comportamiento térmico similar puesto que no existen grandes variaciones en su composición química y mineralógica. Las diferencias existentes responden a la cantidad de agua de adsorción adquirida, o la cantidad de carbonatos de origen primario o secundario (Tab. 2).

Hasta 200 ºC 1

200-500 ºC 2

500-750 ºC 3

%CaO4

Calcita

Ppc Total

A1

1.9

1.5

6

13.51

x

9.2

A14

0.6

1.0

3.0

11.69

x

4.6

A17

1.4

1.2

1.9

12.67

x

4.3

A20

1.2

1.4

3.2

12.39

x

5.3

A35

0.4

0.7

1.8

14.93

x

2.9

AAT1

0.3

0.4

0.3

8.92

AAT2

0.4

0.5

1.7

11.19

AAT3

0

0.5

2.6

8.22

AAT4

0.5

0.7

3.4

13.21

AAT5

0.5

0.5

0.2

7.11

ALG1

1.0

1.1

4.4

14.87

x

6.5

ALG2

0.5

1.0

1.8

6.03

x

3.3

ALG3

0.8

1.1

3.9

7.82

x

5.8

ALG4

0.3

0.9

0.2

5.69

x

1.4

ALG5

0.9

1.2

3.7

7.67

x

5.8

AR1

1.9

1.5

6.9

17,98

x

10.3

AR2

1.8

1.4

2.3

13,36

x

5.5

AM1

3.5

2.5

4.9

7,79

x

11

AM2

4.1

2.3

0.8

1.82

x

7.2

AM3

3.1

1.6

0.8

1.35

x

5.5

AM4

3.4

2.0

1.1

1.53

x

6.5

AM5

3.0

1.9

0.4

1.91

1 x?

3.6 3.1

x?

4.6 1.2

5.3

Tab. 2. Valores expresados en % de la TG, separados en rangos de temperatura. Determinación de los niveles de CaO (FRX), presencia de calcita (DRX) y pérdida total por calcinación (Ppc).

400

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

Fig. 4. Termogramas de los fragmentos cerámicos A1, ALG4, AAT4, AM3 y AR2. (CDB-TG).

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 395-410. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

401


DAVID GUIRAO ET AL.

El segundo de los rangos (200-500 ºC)2 se asocia a la combustión de materia orgánica y de otros restos que han podido adherirse durante el proceso de enterramiento. También puede relacionarse a la pérdida de agua estructural o ligada de las arcillas, que hayan podido sufrir un proceso de rehidratación de las mismas. A esta pérdida se le asocia una reacción exotérmica. La pérdida de peso en este rango es en términos generales residual (Fig. 4, termogramas 1-3). El tercer de los rangos (500-750 ºC)3 corresponde con la descomposición de los carbonatos. En función de esta información se puede determinar si las cerámicas son calcáreas o no, lo que implicará un comportamiento térmico diferenciado y la posibilidad de que aparezcan fases cristalinas muy dispares en unas y otras cerámicas. Desde el punto de vista tecnológico las cerámicas se pueden clasificar en calcáreas o no calcáreas, siendo consideradas como calcáreas aquellas que superan el 6% de CaO en su composición. En el caso de Alarcos, se pueden establecer diferentes grupos en función de los niveles de CaO (Tabla 2, 4). La gran mayoría de los fragmentos analizados son tecnológicamente calcáreos, y tan solo los fragmentos ALG4, AM2, AM3, AM4 y AM5 estarían por debajo de estos niveles. La presencia de CaO en las cerámicas de Alarcos ha sido determinada por FRX. A partir de DRX se ha determinado la existencia de fases cristalinas asociadas a la calcita (3.04 Å). Los datos correspondientes al rango 3 pueden compararse con los valores de CaO y con los valores de la pérdida total por calcinación expresada en la última fila de la tabla. Todos los fragmentos cerámicos que supuestamente fueron elaborados en el propio yacimiento de Alarcos, presentan fases cristalinas asociadas a la calcita. Tan solo las muestras de origen griego y el fragmentos cerámico AM5 no lo presentan o si lo hacen es con una intensidad relativa baja. La presencia de la calcita en las pastas cerámicas puede deberse a diferentes situaciones: a. La temperatura de cocción no ha alcanzado la temperatura ideal para su descomposición. b. La temperatura de cocción ha sido lo suficientemente elevada pero la cocción no ha perdurado lo suficiente para que el CaO haya podido combinarse con otros elementos, lo que supondría la formación de minerales secundarios.

402

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

c. La presencia de calcita secundaria, cuyo origen se produce durante el proceso de enterramiento (Buxeda i Garrigós y Cau Ontiveros, 1995). Los resultados presentados demuestran que en las cerámicas calcáreas la descomposición total de la calcita que está en torno los 900 ºC (Picon, 1973) empieza a manifestarse a partir de los 600 ºC y hasta los 750 ºC. Otro caso es de las cerámicas griegas, clasificadas como calcáreas, pero cuya descomposición en este rango es residual debido a temperaturas de cocción más elevadas en este tipo de cerámicas, y que es confirmado por los resultados derivados de los análisis por ATM y DRX. En la figura 4 (termogramas 1, 3 y 5) se pueden observar las pérdidas de peso correspondientes con la descomposición de los carbonatos, así como la reacción endotérmica asociada a este fenómeno. En los termogramas 2, 3 y 5 se observan las reacciones endotérmicas asociadas a la formulación de nuevas fases cristalinas (Mackenzie, 1970).

4.2. ANÁLISIS TERMOMECÁNICO (ATM) El análisis termomecánico o análisis dilatométrico de las muestras cerámicas de Alarcos nos ha permitido determinar las distintas transformaciones físico-químicas a partir de las variaciones de tamaño de las muestras durante un calentamiento controlado. Las variaciones dimensionales se refieren principalmente a fenómenos de contracción y dilatación. En nuestro caso, el uso de esta técnica nos ha permitido determinar las temperaturas equivalentes de cocción (Teq) a partir de la determinación de la temperatura de contracción de las muestras. Tal y como sugieren J. P. Roberts (1963) y M. S. Tite (1969) el principal problema reside en el establecimiento de la relación entre la temperatura de contracción (Ta) y la temperatura original de cocción. Ambos autores consideran necesario la aplicación de una serie de correcciones que permitan establecer el método más preciso posible. Existen ciertas publicaciones más recientes (Tomassetti et al., 1997; Bellanti et al., 2007) en las que no se aplica ninguna corrección y en la que la propia Ta es considerada como la temperatura original de cocción de la pieza. La base teórica de esta metodología parte de la premisa de que el alfarero, durante el proceso de


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

Algunos de los fenómenos aquí descritos han sido analizados en el apartado de calorimetría diferencial.

cocción, trata de alcanzar la suficiente temperatura para obtener una buena cocción que a su vez permitirá conseguir un producto consistente y duradero. En función de la temperatura alcanzada durante la cocción se producen diferentes fenómenos. Algunos de ellos son:

Todos estos cambios físico químicos pueden ser medidos e identificados en el equipo utilizado, aunque tan solo las cerámicas que fueron cocidas aproximadamente a temperaturas superiores a los 700ºC, es decir, dentro del rango de vitrificación, pueden ser medibles en el ATM.

a La liberación de agua estructural de la arcillas (400-600 ºC), que pueden implicar contracción o dilatación en función del tipo de arcillas.

La mayoría de las cerámicas de Alarcos fueron cocidas a temperaturas que superan los 800ºC, incluyendo las griegas que superan los 1000ºC, (Tabla 3) y por tanto están dentro del rango de vitrificación. Tan solo las cerámicas ibéricas realizadas a mano están cocidas por debajo de los 700ºC.

b. La transformación del cuarzo alfa en beta en los 573 ºC. Se trata de un fenómeno reversible. c. La vitrificación, que implica la aparición de fases líquidas a partir de los 700-950 ºC en función de la composición química de las cerámicas (Tite, 1969) y puede implicar variaciones físicas de la cerámica. Este rango de temperatura es denominado como rango de vitrificación.

La base teórica del método aplicado en las muestras de Alarcos se basa en las formulaciones y correcciones descritas por J. P. Roberts (1963) y M. S. Tite (1969). Sin embargo en este trabajo se presenta unas variaciones relacionadas con el número de paralelepípedos empleados a lo largo de los ensayos que suponen una menor destrucción del fragmento analizado:

d. La sinterización y descomposición de la cerámica, que variará en función de lo refractaria que sea la propia cerámica.

MUESTRAS

Ta (1)

Ta´ (2)

Tc (3)

Teq (4)

A1

828

931

-19

809

A14

820

916

-34

786

A17

856

959

9

865

A20

853

967

17

870

A35

865

968

18

885

ALG1

816

978

28

844

ALG2

851

963

12

864

ALG3

822

958

8

830

ALG4

856

939

-11

845

ALG5

827

938

-12

815

AM1

<700

AM2

<700

AM3

<700

AM4

<700

AM5

<700

AAT1

1040

1080

-20

1020

AAT2

1070

1084

-16

1054

AAT3

1047

1078

-12

1035

AAT4

1046

1060

-40

1006

AAT5

950

1066

16

966

AR1

820

965

15

835

AR2

849

966

16

865

Tab. 3. Valores de las Ta, Ta´, Tc y Teq de los 22 fragmentos estudiados.

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403


DAVID GUIRAO ET AL.

SiO2

Al2O3

Fe203

MnO

MgO

CaO

Na2O

K2O

TiO2

P2O5

Ppc

A1

51.77

14.97

5.31

0.06

2.32

13.51

0.30

2.78

0.57

0.17

8.14

A14

53.68

16.56

5.60

0.07

2.74

11.69

0.48

3.46

0.69

0.27

5.19

A17

49.57

17.23

5.88

0.05

4.96

12.67

0.35

3.85

0.70

0.11

4.62

A20

48.18

16.64

5.56

0.07

4.09

12.39

0.44

3.83

0.68

0.24

6.94

A35

48.34

17.39

6.00

0.04

4.92

14.93

0.36

3.37

0.68

0.28

3.7

ALG1

50.13

14.39

5.54

0.05

2.62

14.87

0.32

4.32

0.62

0.24

8.1

ALG2

59.93

15.29

5.87

0.06

2.37

6.03

0.34

4.79

0.70

0.24

4.4

ALG3

53.73

18.25

5.47

0.16

2.89

7.82

0.58

3.26

0.80

0.12

7.30

ALG4

50.52

26.49

8.21

0.03

2.35

5.69

1.27

2.37

1.14

0.18

1.4

ALG5

54.86

18.65

5.59

0.16

2.99

7.67

0.57

3.41

0.81

0.11

7.10

AAT1

52.10

16.75

8.35

0.11

5.41

8.92

0.61

3.44

0.83

0.17

2.44

AAT2

53.25

15.70

6.03

0.07

2.72

11.19

0.63

2.86

0.69

0.23

4.30

AAT3

52.71

16.63

7.98

0.09

4.90

8.22

0.61

3.43

0.81

0.16

4.66

AAT4

52.90

15.71

5.97

0.08

2.90

13.21

0.67

2.70

0.60

0.22

5.53

AAT5

54.23

17.25

8.17

0.10

5.00

7.11

0.69

3.60

0.85

0.15

1.86

AR1

49.24

10.58

4.00

0.05

2.68

17.98

0.30

2.17

0.45

0.36

12.00

AR2

56.95

13.96

4.61

0.06

1.91

13.36

0.50

3.01

0.57

0.37

6.25

AM1

53.64

16.16

5.57

0.01

0.75

7.79

0.23

2.16

0.42

0.27

12.60

AM2

57.84

17.34

7.81

0.04

1.40

1.82

0.47

3.46

1.02

0.52

8.40

AM3

64.69

14.32

5.97

0.15

1.10

1.35

0.28

2.99

0.82

0.19

7.10

AM4

58.98

16.44

7.70

0.04

1.10

1.53

0.37

3.16

1.19

0.26

7.80

AM5

56.09

18.00

10.61

0.17

2.68

1.91

0.80

1.95

1.88

0,43

7.50

Tab. 4. Elementos mayoritarios de los 22 fragmentos cerámicos analizados por FRX.

1. Preparación del paralelepípedo cortando el fragmento. Otros autores muelen y compactan la muestra dándole forma de (Tomassetti et al., 1997; Bellanti et al., 2007). 2. Primera cocción a 8ºC hasta 950/1000ºC, que será la temperatura final de cocción (Tf). La Tf alcanzada estará en función del tipo de cerámica analizada. Se puede hacer un ensayo previo para valorar la Ta de un fragmento cualquiera y aplicar una temperatura superior media para el resto de ensayos. Las cerámicas ibéricas de Alarcos han sido cocidas en el primer ensayo a 950ºC y las de origen griego a 1050-1100ºC. Se determina la Ta (Tabla 3,1) de cada fragmento a partir del inicio de un cambio dimensional de 0,02 cm. 3 Segunda cocción con el mismo fragmento una vez enfriado. La velocidad de calentamiento de 8ºC hasta 20ºC menos que la Tf adquirida en el primer ensayo y a 1.3ºC a partir de esa temperatura hasta la temperatura final del segundo ensayo (Tf´), que al menos debe ser 30ºC superior que la Tf del primero. En el caso de las cerámicas ibéricas se ha alcanzado una Tf´ de 1000ºC y 1100-1150 ºC para

404

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

las griegas. La segunda temperatura de contracción (Ta´; Tabla 3,2) varía respecto la Tf entre los -40ºC y los 28ºC (Tabla 3, 3). Este último valor ha sido denominado como temperatura de corrección (Tc) y se obtiene a partir de: Tc= Tf-Ta´ 4. La determinación de la Teq se realiza a partir de la siguiente fórmula: Teq= Ta-Tc Los resultados reflejan unas Teq muy similares (Tabla 3, 4), alrededor de los 840ºC para las cerámicas ibéricas y superiores en el caso de las griegas, que alcanzan los 1015 ºC de media. Las cerámicas del tipo AM, realizadas a mano, y que en su cocción original no alcanzaron el rango de vitrificación (<700) no se les ha podido aplicar las formulas descritas con anterioridad, ya que alcanzan dicho rango (700-950ºC), en el primero de los ensayos realizados y su Ta es imposible de determinar (Figura 5, termograma 5). En este ensayo se observa como la curva a partir de los 600ºC empieza


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

Fig. 5. Termogramas de los fragmentos cerámicos ALG5, A20, AAT4, AR2 y AM5 (ATM).

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405


DAVID GUIRAO ET AL.

a decrecer, correspondiente con una contracción continua que es mayor a los del resto de termogramas. La propia elaboración de los paralelepípedos de esta tipología fue dificultosa ya que la composición de las pastas era rica en desgrasantes y en otro tipo de inclusiones de gran tamaño que se desprendían con facilidad. En este termograma también se puede observar el comportamiento de la muestra durante el proceso de enfriamiento, y como la transformación correspondiente con el paso del cuarzo de alfa a beta observado a 573ºC durante el calentamiento, se repite en el enfriamiento al tratarse de un fenómeno reversible. En la figura 5 aparecen 5 termogramas representativos de cada una de las tipologías cerámicas estudiadas, y en los que se observan las dos ensayos realizados en cada uno, a excepción del termograma 5. Las curvas en azul de los termogramas 1-4 corresponden con el primero de los ensayos, indicándose la Ta de cada uno. La curva roja corresponde con la segunda de las cocciones realizadas sobre el mismo paralelepípedo. En ésta se observa la Ta´, valor necesario para calcular la Teq (fórmula anterior). En cada una de las gráficas aparece expresado en % el grado de contracción desde el inicio de la Ta hasta el final del ensayo. Esto varía en función de la temperatura final alcanzada y de la propia composición mineralógica de la muestra.

4.3. FLUORESCENCIA DE RAYOS X En el presente trabajo se ha priorizado el estudio del comportamiento térmico al tratamiento de los datos obtenidos por FRX cuya dedicación merece una atención aparte. Sin embargo, se exponen los resultados químicos de los elementos mayoritarios de las muestras analizadas (Tabla 4), lo que nos permite conocer su composición química y comparar los resultados obtenidos con los de otras técnicas utilizadas. Las muestras analizadas tienen una composición química similar, aunque los porcentajes en algunos elementos varían considerablemente, debido en parte a un proceso tecnológico diferente, como las cerámicas reali-

zadas a mano o las griegas, o las que proceden de otro lugar, como las cerámicas griegas. Los valores de las ppc obtenidos para el cálculo de los elementos mayoritarios, realizados en el horno, pueden variar ligeramente con los obtenidos en el análisis de calorimetría diferencial.

4.4. DIFRACCIÓN DE RAYOS X El análisis por DRX nos ha permitido conocer la composición mineralógica de las muestras cerámicas. Con esta información se han determinado las temperaturas estimadas de cocción (TEC) que serán comparadas con los resultados obtenidos a partir del análisis termomecánico. La determinación de las TEC se hace partiendo de la identificación de los diferentes minerales presentes en los difractogramas (Fig. 6). Durante la cocción original, los minerales de origen primario, y en función de la temperatura alcanzada y del tiempo en el que se mantiene esa temperatura, pueden dar lugar a la formación de nuevos minerales de origen secundario. La presencia o ausencia de ciertas fases cristalinas nos permite estimar la temperatura original de cocción. Los rangos de temperatura que esta técnica nos ofrece son bastante amplios (Tab. 5). En la tabla 5 se han clasificado por fábricas las 22 muestras cerámicas analizadas en función de su TEC. La totalidad de los fragmentos cerámicos realizados a mano están en la primera fábrica con una TEC inferior a los 700ºC. Se suele definir a este tipo de cerámica como cruda o de baja cocción. Su composición mineralógica es básicamente cuarzo, calcita y arcillas del grupo de las illita-moscovitas. La fábrica 2 cuenta con cuatro ejemplares que presentan las siguientes fases cristalinas: cuarzo, calcita, arcillas y feldespatos potásicos. Los picos de la calcita y de las arcillas presentan una menor intensidad relativa que los de la fábrica 1. Se les ha asignado una TEC que oscila entre los 750 y 850ºC.

FÁBRICA 1 <700 ºC

FÁBRICA 2 (750-850 ºC)

FÁBRICA 3 (850-950 ºC)

FÁBRICA 4 (950-1050 ºC)

AM1 AM2 AM3 AM4 AM5

ALG3 ALG4 ALG5 AR1

A1 A14 A17 A20 A35 ALG1 ALG2 AR2

AAT1 AAT2 AAT3 AAT4 AAT5

Tab. 5. Distribución de las muestras cerámicas en cuatro fábricas de acuerdo con su TEC.

406

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

Fig. 6. Difractogramas de los fragmentos cerámicos AM1, ALG3 y A17 (DRX).

La totalidad de los fragmentos de cerámica común pintada se encuentran en la fábrica 3, siendo el grupo más numeroso (8). La presencia de gehlenita, plagioclasas, piroxenos o en algunos casos hematites, demuestran temperaturas de cocción por encima de los 850ºC. Los picos de la calcita también son más bajos puesto que a partir de los 900ºC la calcita se empieza a descomponer hasta su desaparición total entorno los 950ºC. La presencia de arcillas permite estimar un rango de

temperatura para esta fábrica entorno los 850 y 950ºC. En la última de las fábricas están clasificados los fragmentos de origen griego cuya TEC es considerablemente superior al del resto, superando los 1000ºC de temperatura. Destaca la ausencia de arcillas y de calcita debido a su descomposición. Su composición mineralógica es la siguiente: cuarzo, feldespatos potásicos, plagioclasas (anortita), piroxenos y gehlenita.

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407


DAVID GUIRAO ET AL.

5. DISCUSIÓN Los resultados ofrecidos por DRX, para la determinación de la temperatura original de cocción de las cerámicas de Alarcos, nos han ofrecido un panorama muy similar al obtenido a partir del análisis termomecánico. El estudio mineralógico, nos ofrece rangos amplios de temperatura, mientras que la determinación de las temperaturas de contracción, con sus respectivas correcciones, nos ofrece un valor mucho más preciso. En la tabla 6 se pueden observar las TEC y Teq de cada una de las técnicas: La tabla 6 muestra las equivalencias entre los valores ofrecidos con excepcionalidad del A14 cuyo valor en el TMA es inferior al determinado por DRX. Los valores para las cerámicas a mano no han sido determinados tal y como se ha tratado en apartados anteriores. La comparativa entre las dos técnicas, siendo ambas válidas para la determinación de la temperatura original de cocción de cerámicas antiguas, tiene como objetivo valorar la información que cada una aporta a la investigación. Además, este trabajo pretende fomentar el uso y el incremento de las investigaciones de análisis térmico, y más concretamente, el del análisis termomecánico, que en el caso de nuestro estudio, permite obtener temperaturas de cocción con una mayor precisión que el mineralógico. Además, se valora positivamente el fácil manejo que implica el uso de los equipos de dilatometría, en contraposición de los difractómetros que son manejados por técnicos profesionales.

6. CONCLUSIONES Y FUTUROS ESTUDIOS El estudio comparativo se ha hecho a partir del análisis de fragmentos pertenecientes a casi todas las calidades cerámicas documentadas en esta cultura. Se ha realizado sobre (5) fragmentos de cerámica íbera pintada o ibérica común, (5) de cerámica a mano; (5) de cerámica gris a torno, (2) cerámica íbera de barniz rojo y sobre (5) fragmentos de cerámica griega. Éstas últimas son el complemento perfecto al estudio puesto que debido a su condición de producciones importadas y a su gran calidad tecnológica nos pueden ayudar a conocer la respuesta a diversas preguntas como, por ejemplo, si las cerámicas de una aparente mejor calidad estética y tecnológica fueron elaboradas a mayores temperaturas sostenidas de cocción.

408

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

MUESTRAS

DRX

TMA

A1

(850-950 ºC)

809

A14

(850-950 ºC)

786

A17

(850-950 ºC)

865

A20

(850-950 ºC)

870

A35

(850-950 ºC)

885

ALG1

(850-950 ºC)

844

ALG2

(850-950 ºC)

864

ALG3

(750-850 ºC)

830

ALG4

(750-850 ºC)

845

ALG5

(750-850 ºC)

815

AM1

<700

AM2

<700

AM3

<700

AM4

<700

AM5

<700

AAT1

(950-1050 ºC)

1020

AAT2

(950-1050 ºC)

1054

AAT3

(950-1050 ºC)

1035

AAT4

(950-1050 ºC)

1006

AAT5

(950-1050 ºC)

966

AR1

(750-850 ºC)

835

AR2

(850-950 ºC)

865

Tabla 6. Comparativa entre la TEC y Teq.

Sin duda este análisis permitirá avanzar en el conocimiento del proceso de fabricación y producción de los diferentes elementos cerámicos documentados en la cultura ibérica. Los primeros resultados avalan parte de la información que ya teníamos sobre éstas, como que las cerámicas hechas a mano se cocieron a una temperatura inferior a 700ºC, lo que coincide con los resultados aportados por otros análisis de estos tipos cerámicos hechos en otras áreas geográficas (Soria Combadeira y Córdoba Estepa, 1994: 5-49), mientras que la cocción de las piezas a torno, tanto las ibéricas comunes de pastas claras, como las grises y de barniz rojo, se sitúo entre los 800ºC y 950ºC. La temperatura alcanzada en la cocción se refleja en la buena calidad de los productos obtenidos, que ya habíamos apreciado en su estado de conservación que, en su mayor parte, mantienen el engobe y en el caso de las pintadas, los motivos se conservan especialmente bien, lo que no sucede en otros yacimientos ibéricos. Las cerámicas griegas muestran una temperatura de cocción superior a las ibéricas, ya que se sitúa por encima de los 1000ºC. Este trabajo constituye el punto de arranque de un proyecto de mayor envergadura sobre las técnicas de fabricación de la cerámica ibérica que nos permiti-


CARACTERIZACIÓN TÉRMICA DE LAS CERÁMICAS IBÉRICAS DE ALARCOS

rán aproximarnos al conocimiento de las estructuras socioeconómicas en el ámbito de la submeseta meridional (Oretania) durante la segunda mitad del primer milenio a.C. Sabemos, porque se aprecia a simple vista, de la existencia de calidades diversas en las producciones cerámicas, tanto a nivel local en las de carácter doméstico, como en las procedentes de alfares muy alejados al lugar del hallazgo, fruto de las corrientes comerciales que, a partir del I milenio a.C., se documentan por todo el Mediterráneo y una de cuyos principales aportes será la generalización del torno, innovación técnica que representa un salto cualitativo importante en la evolución de la cerámica. Esas mismas corrientes comerciales han permitido el movimiento hasta puntos bien distantes de recipientes cerámicos de diversos tipos, especialmente en lo que hace referencia a las producciones griegas primero y a las romanas más tarde. Sin embargo, salvo en el caso de estos dos focos, cuyo conocimiento está muy desarrollado gracias a la identificación de los alfares de procedencia, e incluso el nombre de artesanos y pintores en el caso de las griegas, no tiene apenas reflejo en las producciones de la Península Ibérica. La combinación de análisis de pastas, determinación de temperaturas de cocción, y otros análisis cualitativos y cuantitativos permitirá abordar aspectos como la procedencia de estas cerámicas, si se han fabricado en un mismo taller, o en diferentes talleres, si las técnicas de fabricación son las mismas o diferentes en los distintos talleres, el tipo de horno utilizado, así como determinar los centros de producción de estas cerámicas, las áreas de distribución y, en última instancia, acceder al conocimiento de las redes comerciales de las distintas áreas culturales de la península en la segunda mitad del I milenio a.C. En cuanto a la valoración técnica de este estudio, sería necesaria la realización de un mayor número de ensayos de análisis termomecánico para obtener una mayor representatividad. De hecho, para la confirmación metodológica de este trabajo, se han realizado diferentes ensayos a partir de compuestos cerámicos que se utilizan en cerámica estructural (ladrillos, tejas, etc.) y que han sido caracterizados química y mineralógicamente. Con estas cerámicas se han realizado ensayos en verde, a diferentes temperaturas, velocidades de calentamiento y en diferentes métodos de preparación de las muestras (extrusionado o corte).

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Plato de cerámica común. Alfar romano de Cartuja (Granada) (Imagen cedida por Elena Sánchez).


4.8. BLACK-GLAZED AND COMMON POTTERY OF PONTECAGNANO (ITALY) BETWEEN TYPOLOGICAL SERIES AND ARCHAEOMETRIC ANALYSIS VIDRIADO-NEGRO Y CERÁMICA COMÚN DE PONTECAGNANO (ITALIA). ENTRE SERIES TIPOLÓGICAS Y ANALISIS ARQUEOMETRICOS Ángela Maria De Feo1

Abstract

Resumen

The aim of this article is to present the preliminary results of an equip research in which new technologies are applied to the study of the productive system of the South-Etruscan site of Pontecagnano (Campania-Italy).

El objetivo de este artículo es presentar los resultados preliminares de una investigación llevada a cabo en equipo y en la que se aplican nuevas tecnologías para el estudio del sistema productivo del yacimiento arqueológico etrusco, en el sur de Pontecargnano (Campiña-Italia).

The object is the material culture of the site, with a specific interest in black-glazed and common ware pottery of Classical and Hellenistic period. These classes, thanks to the wide chronological range and the copious attestations, are essential in the chronological and functional interpretation of the archaeological contexts. Up to the present, they have been included in typo-chronological sequence, according to traditional archaeological methodologies. In order find a scientific base to the formal and typological series this research planned petrographic a physic-chemical analysis on a selected group of fragments, with the aim to obtain useful data for the scientific definition of the local production: clay characterization, provision areas identification and production techniques definition. The comparison with the productions from the bordering sites of Paestum and Fratte, has been useful to anchor to scientific bases the distinction between local and imported pottery and consequently, to define the circulation areas and the productive dynamics. So the same analysis has been applied on a homogeneous selection of fragments from these sites, with the aim to reconstruct a homogenous information system for a wide and coherent regional framework.

Key words: Black-Glazed Pottery, Common Pottery, Pontecagnano, Archaeometric Analysis

Nuestro objeto de estudio, es su cultura material, especialmente la cerámica común vidriada-negra de época clásica y helenística. Estos tipos cerámicos, gracias por un lado a su amplia cronología y por otro a su abundancia, son esenciales para la interpretación cronológica y funcional de los contextos arqueológicos. Hasta el momento, han sido incluidos en la secuencia de tipo-cronológico, de acuerdo con las metodologías arqueológicas tradicionales. Con el objetivo de encontrar una base científica para clasificar formal y tipológica esta cerámica, nuestra investigación se ha basado en un análisis petrográfico (un análisis físico-químico) sobre un grupo seleccionado de fragmentos, con el fin de obtener datos útiles para su definición científica de la producción local: la caracterización de arcilla, la identificación de áreas de provisión y la definición de técnicas de producción. La comparación con las producciones de otros yacimientos limítrofes como Paestum y Fratte, será muy útil, tanto como sostén científico en cuanto a la diferenciación entre cerámica local e importada y por otro para definir las zonas de circulación y su dinámica productiva. Así pues el mismo análisis ha sido aplicado sobre una homogénea selección de estos otros sitios, con el fin de reconstruir un sistema de información comprensible y análoga con la que reconstruir su amplio marco regional..

Palabras clave: Ceramica Vidriada-Negra, Ceramic Común, Pontecargnano, Analisis Arqueométricos.

1 University of Salerno (Italy), Department of Science of Cultural Heritage. [ angeladefeo@alice.it ]

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Since Seventies of 20th century the Etruscan site of Pontecagnano, located in Campania, North of the Sele plain, on the left of Picentino river (Fig. 1), has been being an extraordinary open-air lab, for experimenting theoretical and applied researches to archaeological evidences. This has been possible thanks to the collaboration of the Soprintendenza Archeologica of Salerno with Italian and foreign Universities1. In this range Archaeologists of Salerno University, in collaboration with Universities of Molise and Sannio, elaborated a research project, nationwide coordinated by Luca Cerchiai and financed by Italian Ministry of University and Research (PRIN 2009: Etruscan-Campanian settlement of Pontecagnano (SA): application of advanced technologies for the reconstruction of the urban system and production networks), having the main goal of applying advanced technologies to the reconstruction of the urban system and production networks.

In details, the contribute of Salerno University in this research plan, is up to create a Dictionary of the local ceramic classes from Archaic to Hellenistic period. A particular attention has been paid to black-glazed and common pottery that, thanks to its wide chronological range and copious findings in burial, domestic and sacral areas, is very relevant for the chronological interpretation of excavation contexts and for the reconstruction of the production systems. The aim of this article is going through the phases of the research presenting some preliminary results. The starting point of the research is the classification of pottery productions from Archaic to Hellenistic period. At the beginning all fabrics have been sampled upon utopic observations. So we could distinguish several productions some of which were considered local because of their massive diffusion.

Fig. 1.

1 Systematic excavations conducted from Sixties of 20th century brougth to light a wide necropolis of more than 9000 tombs from 9th to 4th century BC, reason why Pontecagnano is an essential reference point for Etruscan and South Italian Archaeology. The main studies about burial contexts are included in the Series Pontecagnano II of “Quaderni of AionArchStAnt”, and in other more recent publications (Cuozzo, 2003; Bonaudo et al, 2009); the most important studies about the ancient town are Bailo Modesti, 1984, Strøm, 1993; Cinquantaquattro, 1999; Giglio, 2001; Bailo Modesti et al, 2005a, Bailo Modesti et al, 2005b, Bailo Modesti et al, 2005c; Tang, 2007, Pellegrino-Rossi, 2011.

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BLACK-GLAZED AND COMMON POTTERY OF PONTECAGNANO (ITALY) BETWEEN TYPOLOGICAL SERIES AND ARCHAEOMETRIC ANALYSIS

Local pottery, then, has been organized in shapes and types and reported in graphic tables (“Atlas”), according to chronological sequences. The “Atlas” is related to a “Dictionary” containing shapes and types’ definitions with sequences’ explanation. In order to overview the repertory of local black glazed and common productions, due to a long time study of Antonia Serritella, partially presented in another scientific meeting (Olcese, 2011), I illustrate the repertory of the most common shapes and types for wide chronological phases. In Pontecagnano black glazed potteryi was produced from Late Sixth to 3th century BC. The production can be divided into three phases. In the period from Late 6th to Middle 5th century BC, characterized by copious Attic importations, local repertory is generally strictly connected with Athenian production and reproduces Attic types in local clay: in all contexts we find open shapes such as concave lip kylikes of “Bloech C” type (Bloech, 1940: 111-136) (Sparkes-Talcott, 1970: 91) and “Inset Lip” ones (Sparkes-Talcott, 1970: 268), “early” cup-skyphoi (Sparkes-Talcott, 1970: 109-110), stemmed dish “convex and large” (Sparkes-Talcott, 1970: 139-140) and “convex and small” type (Sparkes-Talcott, 1970: 140-141), in addition to cups of Italic tradition so called “etrusco-arcaiche” (Colonna, 1959: 225) (Pontrandolfo, 2009: 115-116); in burial contexts we mainly find closed shapes such as neck-amphorae (Sparkes-Talcott, 1970: 47-48), pelìkai (Sparkes-Talcott, 1970: 13-33) and oinochoai (Sparkes-Talcott, 1970: 89). The same types are also produced in fabrics usually defined “areal”, or “regional”, or “colonial” because we distinguish them both from Attic and local productions, but we can’t surely connect them to other sites of Greece or Southern Italy. From the second half of Vth century BC the local production begins to diversify itself from Attic tradition and acquires peculiar aspects (Serritella, 1995). Among the most common shapes there are big hemispherical cups with everted rim (Morel, 1550), strictly connected with the “otturned rim” cups of the Athenian Agorà (Sparkes-Talcott, 1970: 128-130) and probably deriving from the etrusco-arcaiche ones, being produced from Middle 5th century to the second

half of 3th century BC with a clear evolution in the shape through this long period. In this period we usually find two types of kylikes produced from Late 5th to Middle 4th century BC: the first one (Morel, 4122), so called “bolsal”, has low body and vertical walls, strongly incurved in the lower part; the second one (Morel, 4225) derives from the stemless-plain rim of the Agorà.

Skyphoi of “attic type”, peculiar of Pontecagnano’s production, are produced from Middle V to III century, evolving from truncated cone (Morel, 4380) to sinuous profile (Morel 4373). “Corinthian type” skyphoi (Morel 4311) are very rare and maybe produced in imitation of Paestan importations. The most common type of plates has everted rim and deep body (Morel 1310-1520). In this period it’s common to find in burial contexts bell (Morel 4616-4611) and column craters, lebètes (Morel, 4430), lekànai (Morel, 4710), pelìkai (Morel 3683-3685) amphoras (Morel, 3200), oinochoai (Morel, 5623-6544), little globular lekythoi (Morel, 5410, 5420) and bottles (Morel, 7131). In the phase from Late 4th to Middle 3th century BC, corresponding to the Roman conquest of the Sele plain, ceramic repertory becomes scarcer (Serritella, 1995; Cinquantaquattro, 1999; Pellegrino-Serritella, 2011). We find medium and little sized cups (rim diameter between cm 10 and 3,5) with convex profile and thin rim (Morel, 2980), or convex profile and thin incurved rim (Morel, 2780). Open shapes’ repertory is completed by little vases with concave-convex profile (Morel 2420) and plates with averted rim (Morel, 1310, 1520). In this period some types of cups (Morel, 2671, 2424, 2283), never had a big diffusion in local repertory and were maybe produced in imitation of Paestan importations. Other types (Morel, 2732, 2152) can be considered imitations of Campana A. Common pottery can be divided into two classes, fine and coarse, according to the size and frequency of inclusions Common fine wareii was used for storing and serving foods and beverages; coarse ware2 was used for cooking vessels.

2 Light beige clay Munsell 7.5 R 8/6, pure and hard.

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Shapes and types often last from Archaic to Hellenistic period without substantial evolutions (Tang, 2007; Pellegrino-Serritella, 2011; Pellegrino-Rossi, 2011). Olla, the most common shape in italic tradition, used for storing and cooking, is attested by many samples of different size and types. The prevalent type has ovoid body, with everted rim. Kythra, the typical pot of Greek tradition, is very rare and used only in burial contexts of 5th century BC. Among the shapes for storing, we find also a type of short-necked amphora, often white-glazed, in contexts of V century.

Lopàdes-shallow pots with two handles applied under the rim, with seat for lid, are rarer and appear, at first as paestan importations, in the second half of 4th century with continuous or careened tank. Moreover we also know a few samples of caccabai and taghena. We have also pottery used for food preparation, mortars and basins-or for storing, mixing and pouring liquids, such as amphorae, jugs and situlae. The classification work let come out some questions about local production, importation and circulation. Sure that Archaeometric analysis would have helped in providing answers; we moved ahead selecting some samples for analyses. We started sampling from Pontecagnano’s productive areas, to find sure reference groups for local production (Olcese, 1993: 46; Olcese-Picon, 1998: 34-35). From late Sixties, excavations brought to light five productive areas located in different points all around the settlement, and chronologically distributed between 7th and 4th century BC. (Pellegrino, 2012). The earlier evidence is a kiln of the first half of 7th century BC from Via Verdi, inside an area later occupied by Apollo’s sanctuary (Pellegrino-Rossi, 2011: 82; Bailo Modesti et al., 2005a: 207; Bailo Modesti et al., 2005b: 576, tav. III). A big rectangular kiln of 6th century BC was found about 100 m NW of the other (excavation INA Casa 1968; Pellegrino-Rossi, 2011: 82; Bailo Modesti et al., 2005a: 208; Bailo Modesti et al., 2005b: 576, tav. Ia), with a lot of clay wedges used to separate big vases during firing (Cracolici, 2004: 49).

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SW a group of two kilns of Late 6th century BC is situated next to via Cristoforo Colombo (Pellegrino-Rossi, 2011). Other Late Archaic remains have been brought to light recently, during the Motorway A3 excavations, directed by Soprintendenza Archeologica in collaboration with University of Salerno. They consist of a little round kiln found in an housing lot (Pellegrino-Rossi, 2011: 89) and of another structure brought to light near the Northern Sanctuary of Pastini (Alfano et al., 2009). South Eastern area of S. Antonio-Via Palinuro (Scavo ECI, 1878-81), whose productive destination had been still pointed out by the prospections of Lerici Foundation in 1978-79, appears to be a real wide productive quarter, thanks to the finding of 15 kilns, clustered in different nucleus, dated between 6th and 4th century BC (De Natale, 1992: 5). We can’t completely understand their topographical development, because structures were found in different trenches that were separated by not excavated spaces; moreover they were used as dumps and were filled by ceramics that were not connected with their primary use. However, it’s possible to reconstruct -at least partially- their chronologic succession. Number 13 abandoned in the first half of 6th century is the earliest structure. Other kilns are clustered in nucleuses formed by rectangular or round firing rooms, with inner walls built with uncooked bricks, which were used between Late 6th and second half of 5th century BC. Only one kiln, far from the others, was abandoned in the second half of 4th century BC. From these areas we sampled some sure production’s indicators (Olcese, 1993: 46; Olcese-Picon, 1998: 34-35) (Fig. 2). They consist of ceramic and tiles’ discards found in S. Antonio-ECI, a test piece from the same area and a big number of wedges from the big kiln of Via Verdi-Ina Casa. Other production‘s indicators have been selected also in the neighbouring sites of Fratte and Paestum, with the purpose to make precise comparisons, to distinguish importations and to identify the circulation range of the local products. For Fratte, we sampled fragments from the eastern part of the Acropolis’ hill, where recent excavations


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Fig. 2.

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(Serritella, 2011), discovered productive evidences dated between Middle IV and Early 3th century BC. (Serritella, 2010). For Paestum we sampled some fragments from a late 4th century dump layer brought to light during (Saggio, 109) an excavation campaign conducted in 1988 near Porta Marina by an Italian and French equip leaded by Greco (Cipriani-Longo, 1996: 252-253). Second step focused on sampling the black-glazed and common ware fragments representing the composition groups (Olcese-Picon, 1998: 34-35) identified upon autoptical and archaeological observations (morpho-tipology, fabrics and glaze characteristics). Groups so far identified, ranked in a chronological order, and are made of: 1) Black glazed ceramics of Late 6th-first half of 5th century BC; samples are fragments of kylikes Bloech C, produced in fabrics that we call “colonial” or “regional”, whose production centre has not been individuated in Athens or in other site near Pontecagnano (Fig. 3). 2) Black glazed ceramics supposed to be locally made (3 samples), of types that fall in a chronological range between Middle 5th and Early 3th century BC; samples are fragments of attic type skyphoi Morel 4382/4373, hemispherical cups with everted rim (Morel, 1550), and hemispherical little cups (Morel, 2789) (Fig. 4). 3) Black glazed ceramics supposed to be produced in Fratte, (3 samples) of types that fall in a chronological range between Middle 5th and the first quarter of 3th century BC: cups Morel 1552 e 2914, and a little cup Morel 2689 (Fig. 5). 4) Black glazed ceramics supposed to be produced in Fratte (3 samples) of types that fall in a chronological range between Middle 5th and the first quarter of 3th century BC: Corinthian type skyphoi Morel 4311 (Fig. 6). 5) Common ceramics (supposed to be produced in Pontecagnano (2 samples) between 4th and 3th century BC: ovoid olle (Fig. 7).

6) Common ceramics supposed to be produced in Fratte (3 samples) between IV and III century BC: situlae, lopàdes and pots’ lids (Fig. 8). 7) Common ceramics supposed to be produced in Paestum (2 samples) between 4th and 3th century BC: lopàdes (Fig. 9). These samples have been submitted to different kinds of analyses preliminary presented by Clestino Grifa (University of Sannio) in occasion of the international Meeting “Fingere ex argilla. Le produzioni ceramiche a vernice nera del Golfo di Salerno” (1 marzo 2013, University of Salerno)3. Although data are still being under investigation, the first results allow us to propose some preliminary hypotheses. The problem of the provenience of “areal” Late Archaic pottery is still open; the samples’ physical characteristics let us exclude that their production centre is Pontecagnano neither Fratte nor Paestum. In order to find a solution, we will go on comparing our results with other analysis of materials from other sites of South Italy or Greece. In the chronologic range between Middle 5th to the first quarter of 3th century BC; local production can be characterized upon clear physical elements. Pontecagnano and Fratte black-glazed and common fabrics show big analogies and are compatible with local clay bench. Maybe a common provisioning areas can be located in the valleys north-east of Salerno. Paestan fabrics are completely different and compatible with the local clay bench. These data mean that in this period Pontecagnano fall into the same regional productive area of Fratte, while Paestan production has different characteristics. These areas, separated by the Sele River are involved in intense commercial and cultural exchanges. For the period after the Middle 3th century BC the characteristics of Pontecagnano’s local production persist without changes: campana A and Paestan types are locally produced, and Paestan importations become more and more abundant.

3 From dark beige - Munsell 5YR 5/8- to brown clay, often burnt on the surface, rich of siliceous inclusions.

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La antigua ciudad de Nora (PROVINCIA DE CAGLIARI, SUR DE CERDENA) (fuente https://www.sardegnaturismo.it).


4.9. WHAT’S IN THE POT? RELATIONS BETWEEN FORM AND FUNCTION IN COMMON WARE FROM NORA (PROVINCE OF CAGLIARI - SOUTHERN SARDINIA) ¿QUÉ HAY EN LA VASIJA? RELACIONES ENTRE FORMA Y FUNCIÓN EN LA CERÁMICA COMÚN DE NORA (PROVINCIA DE CAGLIARI, SUR DE CERDEÑA) Cristina Nervi1

Abstract

Resmen

The study of pottery has possibilities that go beyond the simplistic morphological approach, which represents still a fundamental and useful basis from which start. The data from the ostelogical remains, paleobotanical finds together with the notices from the ancient sources of the Classical authors allow us to a quite possible reconstruction of the alimentary habits in Roman period of the inhabitants of Nora in South Sardinia, town on Phoenician an Punic origins. The morphological approach to pottery finds becomes an indicator of the traditions, of the human groups, of the habitus, of the lifestyle, deriving from the reconstruction of the ancient culinary practices. A new frontier of the classical studies of pottery, that should be developed, spread, shared and analyzed in most part of the archeological sites, which are actually in course of study.

El estudio de la cerámica tiene implicaciones que van más allá del simple enfoque tipológico, a pesar de que éste siga siendo la base fundamental e indispensable desde la cual iniciar su análisis. Los datos recabados a partir de los restos arqueofaunísticos o paleobotánicos, combinados con las informaciones que nos proporcionan los autores clásicos a través de diversas fuentes literarias, nos permiten aproximarnos a una posible reconstrucción de los hábitos alimenticios de los habitantes de la ciudad de Nora en época romana, un centro de origen fenicio-púnico en el sur de la isla de Cerdeña. Estudiar la morfología de los repertorios cerámicos abre caminos a nuevas interpretraciones relacionadas con la tradición, identidades étnicas o diferentes habitus y estilos de vida. En este artículo planteamos otras perspectivas a tener en cuenta en el análisis de la cerámica clásica, que sirvan para completar y ampliar la información obtenida a través de trabajos arqueológicos tradicionales.

Key words: Nora (South Sardinia), Roman Common Ware, Culinary Practices, Classical Authors, PaloOsteological Remains, Paolo-Botanical Finds, Traditions, Habitus.

Palabras clave: Nora, Cerámica Común Romana, Prácticas Culinarias, Fuentes Literarias, Restos Arqueofaunísticos, Restos Paleoantropológicos, Tradiciones, Habitus.

1 PhD candidate, University of Genoa. [ cristinanervi@libero.it ]

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CRISTINA NERVI

1. INTRODUCTION Nora is located in Southern Sardinia on the western tip of the Gulf of Cagliari (Fig. 1). Due to its geographical position, during its lifespan it fulfilled a role of economic importance and cultural mediation beginning in the time of the Phoenicians and continuing until the Roman and Late Ancient Ages. Modern archaeological research inside the town began in 1990 and still continues today, due to the efforts of the Soprintendenza per i Beni Archeologici per le Provincie di Cagliari ed Oristano and thanks to the contribution of a number of Italian universities. The territory dependent upon the ancient port has been the subject of an extensive diachronic survey, which took place between 1990 and 2003.

Roman common pottery recovered during the archaeological research has produced a variety and an abundance of types. In some cases it has been possible to recognise the morphological prototypes that provided the inspiration for the forms of the Roman Age. Jugs are attested among the fine ware used as table ware and for conserving food, as are forms for storing food in the pantry, such as ollae and pots, and lids to protect the food or provisions during storage. Casseroles and pots were present in the cooking ware, but also pans, which morphologically have lower rims compared to casseroles, and also lids and a particular covering: the dish-lid, which was used as a covering during cooking and as a dish afterwards, as with the modern tagines of the Arab world. One of the elements that distinguish cooking ware from fine ware is the type of fabric used; the fabric of cooking ware must be resistant to direct exposure to fire, to sudden increases and decreases in heat and mechanical stress, so it appears impure on autoptic observation, with a large number of inclusions; fine ware, on the other hand -used on the table and in the pantry- reveals a more purified fabric, with a smaller quantity of inclusions: in this case, in fact, the pottery does not need to be resistant to exposure to heat or flame.

2. FORM AND FUNCTION Is there a relationship between form and likely content? Is it possible to reconstruct the function of vessels on the basis of their morphological characteristics?

Fig. 1. City of Nora.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

Classical authors, including Varro (Var. L.L. 5.127), use the term caccabus to indicate the recipient in which the Ancient Romans cooked their dishes. This type of recipient is related back by Michel Bats (Bats, 1988:47) to a Semitic derivation through the Phoenician-Punic world. Another word used to indicate a container for cooking is olla (Vulg. 1.35.13. Ancient writers, however, do not indicate the different uses of the two recipients, but state solely that they were used for cooking. Concerning the olla, Isidorus (Isid. Orig. 20.8.1) affirms that this was also used for boiling water, as well as for containing and conserving provisions such as grapes or other fruit (Cat. 7.2; Var. 1.58; Plin. 14. 29-34, 23.12, 37, 142). This is also confirmed by images representing them on mosaics or wall frescos (Carandini, 1985:25).


WHAT’S IN THE POT? RELATIONS BETWEEN FORM AND FUNCTION IN COMMON WARE FROM NORA (PROVINCE OF CAGLIARI - SOUTHERN SARDINIA)

Martial (Mar. 13.8.1) states that patellae were pans in which meat and fish were cooked, but that they could also be used for serving food at table, or as containers for food. The morphological characteristics of recipients may in some cases be connected with ancient eating habits and the function of the containers may sometimes appear explicit, even if at the same time it might conceal obscure aspects of their actual use in Roman times. In the current typology of Roman pottery, a casserole is understood to be a recipient for cooking foods in which the diameter of the opening is greater than the total height of the container. This means that it is wider than it is high; it is therefore an open form. The olla is a recipient on which the diameter of the opening is less than the total height of the form. These characteristics indicate a rather tall container with a narrow opening, in other words a closed form. Concerning culinary practices, it could be affirmed that open forms, such as casseroles and pans, were generally used to cook food by evaporation of the liquids contained in them, to braise, in other words; the dishes cooked in them must have proved rather dry on eating and could have been served with sauces to accompany them. Dishes of this kind were appropriate for warm zones, where it was necessary to avoid eating food that made you thirsty.

Ollae, as closed forms, cooked through the retention of the liquids contained in the food cooked in them; the dishes prepared in them were stewed or boiled, and were semi-liquid when they were served. Nutrition of this kind was suitable for cold climates, where it was necessary to store heat through the food eaten.

Documented among the casseroles is a first example (Plate. 1.1) with an everted horizontal rim, which turns inwards towards the interior of the container and has a neck that highlights its exterior (Giannattasio, 2003: Pl. 34-56). This type of casserole remained in use until Late Antiquity and found its prototype in a Punic form of the 3rd-2nd century BC (Campanella,1999: 34, Fig. 2, nn. 11 e 12), attested at Mount Sirai (a Phoenician-Punic site, immediately inland of the south-western coast of Sardinia). This type represents 4% of the total of the forms of the casserole. A second type of casserole has an everted rim with a housing to fit the lid (Plate. 1.2). This form is attested in the 3rd century AD (Canepa, 2003: 142) and is inspired by a Punic type from Nora itself, datable in the 3rd -2nd century BC (Campanella, 2009: 328, Fig. 20.401: 330). This second form represents 4% in the total of the types of casserole. To conclude, we may affirm that 8% of the total types of casserole documented to date in Nora are inspired by Punic prototypes. Among the pots, there is evidence of a type (Plate. 1.3) in the Late Roman Period (Bassoli et al., 2010: 245-246; Canepa, 2003: 142), the precursor of which, also found in Nora, dates back to the 3rd-2nd century BC (Campanella, 2009: 330, Fig. 21.403; Finocchi, 1999: 178, Fig. 6.4: 179). These containers are characterised by a flat rim expanding towards the exterior and have a housing inside for the lid. This type represents 4% of the total of all types of pots.

Food is an indicator of identity, of culture; it can be related to routine, but can also highlight historical changes (Singer, 2011a: XI).

The pans include a type (Plate. 1.4) characterised by a rim inclined outwards and tapered inwards, which continued to exist until the 3rd century AD (Canepa, 2003: 149). The prototype of this recipient dates back to the Punic Age and the 3rd century BC (Campanella, 1999: 33, Fig. 1.6; Campanella, 2009: 351, Fig. 40.12). In the pan typology this form is only represented by 1%.

There is evidence among the forms of Roman cooking ware from Nora of types similar to those of the Punic Period. The preservation of some forms is associated with the direct tradition of the past; those who reproduce the types do so to emulate the containers known to them (González Ruibal, in this volume); it is difficult to understand what the degree of intentionality of the craftsman’s action is.

Among the fine ware used on the table, a jug (Plate. 1.5) is conserved that was in use among Roman pottery until the 3rd century AD (Canepa, 2003: 166); inspired by a Punic container, it is approximately datable between the 4th century BC and the mid-3rd century BC, found in Nora itself (Botto, 2009: 207, Fig. 27: 208). This form accounts for 4% in the typology of Roman jugs in Nora.

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CRISTINA NERVI

Plate 1. 1. casserole; 2. pot; 3. pot; 4. pan; 5. jug (drawns by Cristina Canepa, see Canepa, 2003).

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WHAT’S IN THE POT? RELATIONS BETWEEN FORM AND FUNCTION IN COMMON WARE FROM NORA (PROVINCE OF CAGLIARI - SOUTHERN SARDINIA)

It is clear, therefore, that the ancient Punic substratum still existed in the ceramic forms; it is difficult to establish why certain Punic forms were conserved and handed down within Roman pottery and others lost. It could be hypothesised that they remained in use on account of their practical functionality, since they had characteristics that proved better in use than other containers; it is also possible that the tradition was conserved by potters of local origin, descending from old families of potters. The new forms could, by comparison, be an indicator of innovation and perhaps also come from new potters, perhaps immigrants. It is open to conjecture whether in the early moments of passage -between the Punic and Roman Ages, in the Hellenistic Period- they were conserved due to a motivation that subsequently -above all after a long interval of time, in the Late Ancient Period- was no longer remembered and would therefore have remained in use due to tradition (Nervi, forthcoming). It is highly likely that the persistence of the form is to be associated with a persistence of certain culinary practices and some Punic traditions. Forms of pottery, however, are a reflection of forms of colonisation, of integration between the various cultural encounters between different peoples. It is also difficult to determine what the norm was in the past, what it meant to be “Roman” for the inhabitants of Nora (Reece, 1988). Every object conveys cultural values: it is an indicator of uses, of traditions, associated with its precursors (Cool, 2009: 13), sometimes the indicator of a precise human group. From the typology of forms of pottery different ethnic derivations coexisting at the same site, in the same city, can be grouped together, just as the introduction of a new type of form could be associated with a fashion, or with the cultural contribution of new peoples (Carvajal López and Román Punzón, in this volume). Various types of lid are attested both in cooking ware and in pottery for storage; these were used for casseroles, ollae, pots and pans, as it has been possible to prove through the documenting of the rims, which, in fact, have housings for the lids. The lids were obviously used both during cooking, to avoid excessive evaporation of the water, and to protect the provisions or food after preparation. One unusual type is the dish-lid, which could have been used both to cover the recipient during cooking and as a plate to eat the dish within it, thanks pre-

cisely to its flat handle, which formed a stand when turned over; a function, in short, that was similar to the modern tagine. In the area of Southern Spain, in the Guadalquivir Estuary (the ancient Turdetania), flat lids have been identified as being indicators of Punic ethnicity, as this type was not attested in local Iberian pottery. They would therefore be a pottery type of alien origin, in other words Punic, and not local: the Punics in fact preferred their food stewed inside casseroles, while the local Iberians used ollae (García Fernández and Sáez, forthcoming). The morphological characteristics of containers may provide indications regarding lifestyles and customs. The presence of recipients with convex bottoms indicates that this would have enabled them to be positioned on braziers more easily, so as not to put them directly on the fire. A flat bottom presupposes a stable cooking surface and indicates the presence of an area permanently used for cooking foods and not a mobile one, as braziers are. It is therefore possible to deduce the cooking techniques of food and also, to a degree, the type of domestic and social organisation, which may envisage a greater flexibility of spaces or else a clearly determined intended use. The very function of the container, if determined correctly, becomes a cultural indicator (Arthur, 2007a: 179). Nutrition contributes to providing people with the necessary energy, stated simply; it is therefore very important to determine the basic foodstuffs (proteins, carbohydrates, fats, fibres, vitamins, etc.) (Singer, 2011b: 79), which we are partially able to deduce from the data gathered during the archaeological dig. The osteological remains and palaeobotanical data enable us to partially reconstruct the eating habits of Nora. A relatively small percentage of such finds have been analysed compared to the large amount of excavations conducted; in the so-called Area C (Sorrentino, 2003: 301-304; Sorrentino, 2007: 25-31) and Area M (Sorrentino, 2000: 129-133, located in the north western district, along the “Port Neighbourhood”, so called because it lies around the main point of arrival of the three landing points that connected the city to the sea. A large amount of the osteological finds also come from the Forum area (Sorrentino, 2009: 891-903). The two contexts of excavation of the two aforementioned Areas are private dwellings; in particular, most of the osteological remains from Area C originate from a closed context, namely from an area that was filled to obliterate a stairwell, with

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the remains of meals and pottery dated from the Severan Period (Giannattasio, 2003: 19). The data coming from the osteological finds from the Forum, on the other hand, relate to a public zone and were accumulated according to a stratigraphy of filling over a very extensive chronological period, stretching from the Phoenicians to modern times. For the present study the finds dating back to the Stratigraphic Units of the Roman Age have been isolated.

25% bovine and 18% porcine. Among the finds that have been conserved, some fragments show traces of slaughter and it may therefore be affirmed that they were used for food.

In Area C (Fig. 2) the percentages of consumption of animal meat show 46% ovine-caprine, followed by

The situation of the phases between the Republic and Imperial Ages, in The Forum area, also called P, (Fig.

Others 11%

Area M (Fig. 3) presents a snapshot of life in Nora from the Late Ancient Period, between the 4th and the 7th centuries AD; here the osteological finds are 52% ovine-caprine, 28% porcine and 8% bovine.

Others 12%

Cattle 25%

Cattle 8%

Pig 18%

Pig 28%

Sheep-goat 52% Sheep-goat 46% Fig. 2. Area C, faunal remains.

Pig 12%

Fig. 3. Area M, faunal remains.

Others 7%

Others 1% Pig 16%

Cattle 47%

Sheep-goat 40% Sheep-goat 44% Fig. 4. Area P, faunal remains.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

Fig. 5. Nora, total faunal remains.

Cattle 33%


WHAT’S IN THE POT? RELATIONS BETWEEN FORM AND FUNCTION IN COMMON WARE FROM NORA (PROVINCE OF CAGLIARI - SOUTHERN SARDINIA)

4) is different: 47% bovine, 40% ovine-caprine, 12% porcine. In this case it must be borne in mind that the finds relate to a public area and are not referable to a domestic private use of the zone investigated by the excavation, so their significance is completely different from that of the cases previously illustrated for Areas C and M (Fig. 5). If all the data in our possession are put into a single graph, then the following percentages are obtained: 44% ovine-caprine, 33% bovine, 16% porcine. As the research currently stands it may be concluded that it was above all the meat of domestic animals that was consumed, in particular sheep and goats, followed by cattle and pigs; this trend is in line with other sites in Sardinia (Manconi, 1997: 213-221), also in the Punic Age, in which the animals most commonly consumed were pigs, cattle and sheep and goats. The osteological remains in Nora relate to both young and less young animals, in reference to pigs, sheep and goats; it could therefore be supposed that these were bred to be butchered at a tender age, or, especially in the case of sheep, exploited up to a mature age for wool and milk production: indeed evidence of this is provided by the sources (Varro 2.11.1; Col. 7.8). The possibility must also be taken into account that sheep breeding took place outdoors and with the moving of the flocks to richer grazing zones in the mountains in the warm seasons and by the sea in the cool ones; this custom could certainly have had implications regarding seasonality in eating habits over the course of the year (Buglione 2008: 160; Tullet and Harrison 2008: 155). Pork was very much appreciated in Roman cuisine and pigs were consumed even when very young (Plin. 8.209; Ovid. Fast. 6.169). The cattle were of adult age, probably because they were used in agricultural work, before being slaughtered, as incidentally is also indicated by the Classical authors (Varro 1.5.4; Cic. De natura deorum 2.159; Plin. 8.180; in fact there were legal provisions that prohibited slaughter before they had been full exploited for work (Plin. 28.14.53). Domestic animals in general contributed to the Roman diet with their meat, but also with their fats, milk and cheeses. Evidence is provided of the processing of milk to produce cheese by the presence in the Roman common ware of Nora of “cribellum” vases, which were used for draining cheese products during the first phase of their seasoning.

Other animal species contributed to the diet of the people of Nora, above all poultry; it should be recalled that Classical authors refer to the Romans as great consumers of hens’ eggs (Cato De Agr. 143.3; Petron. Satyr. 65.2; Plin. 29.55). The data concerning the osteological remains documented in Nora are confirmed in another Mediterranean area, by the Adriatic Sea in Southern Italy: Northern Puglia; here a study of animal finds partially relating to the Late Ancient Period has highlighted a significant consumption of ovine-caprine meat, with these animals also being used for wool and milk, followed by bovine and porcine and by a low percentage of game, revealing, as in Sardinia, deer, birds and hare among the species hunted (Buglione, 2008:159-160). In general it may be affirmed that the typology of eating habits in Nora is in line with the Southern Mediterranean area, where the animals most consumed are sheep and goats. In the Imperial Roman Period the area of Europe and the Mediterranean was divided into three main zones of fauna and food, dominated respectively by cattle, pigs and goats and sheep. Northern Europe was characterised by the consumption of bovine meat; the Northern Mediterranean, also including the Italic Peninsula, by the eating of porcine meat and North Africa and the Southern Mediterranean by feeding based on the consumption of ovine-caprine meat. This is obviously a very generic framework of eating trends (King, 1999:139-150), based on a series of archaeozoological samples, which may be subject to variation within the same country, even from town to town, according to the local or previous historical cultural influences of each zone. The study of the typological diffusion of open (casseroles) and closed (ollae) cooking containers shows that, in general, the diffusion of closed forms is characteristic of central and continental Europe, while there are zones such as the Italian Peninsula and Greece that have a mixture of casseroles and ollae; in general a high percentage of open forms are always attested in the Central Mediterranean with Sardinia and Corsica and the Southern Mediterranean with Northern Africa (Arthur, 2007b: 17). If we relate the cooking containers together with their possible contents at the time of cooking, it is clear that the diffusion of open forms belongs to the area

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CRISTINA NERVI

where osteological remains associated with sheep or goats are most widespread, while closed forms are associated with the areas of diffusion of cattle or pigs (Arthur, 2007b: 18).

forms, using finds either reconstructed or conserved intact, mostly recovered, according to secondary uses inside the necropolis in Nora (La Fragola, 2002: 209-235).

In effect closed forms are more suited to cooking liquid or semi-liquid foods with considerable water retention, such as soups, and are suited to cooking pork, beef and wheat, a type of diet that is well suited for cold or cooler zones; in contrast, casseroles are more consistent with cooking drier dishes, since they favour the evaporation of the water contained in the food during its preparation: they are preferable, therefore, for cooking goat or sheep meat, fish or sauces (Bats, 1988: 48) and are very well suited to the dietary habits of a warm climate.

The osteological remains also testify to the consumption of wild species, and therefore of hunting activities, particularly stag, which is a species that is widespread throughout Sardinia, and wildfowl; the presence of roe deer and hare is documented in rare cases.

Nora fits fully within these case studies that relate areas of fauna and pottery forms together: indeed the animals most widely used in the local diet were sheep and goats and the type most attested among the cooking ware is the casserole. To succeed in better understanding the use of containers in general, it would be interesting and useful to prepare a study on the volumes, on whether these are variable also within the same type or typology of

The low percentage of fragments referable to fish is in all probability due to the unlikelihood of such finds being conserved, and to the difficulty in excavating them unless a sieve is used; since Nora completely overlooks the sea, it appears unlikely that it did not base at least part of its diet on fish, since in addition a large amount of remnants of species of molluscs have been conserved. Concerning these remnants, it is obviously not certain that they were used solely for food, as could be evidenced by the fact that the species most present is precisely the murex (Murex trunculus), from which the colour purple could also have been extracted. Certainly mussels (Cardium edule) were also used for nutrition in large percentages, followed then

Monodonta turbinata Cerithium Ostrea edulis 2% Fish vulgatum 2% 3% 4% Glycymeris glycymeris 4% Patella caerulea 5%

Cardium edule 36%

Fig. 6. Nora, marine remains.

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Murex trunculus 44%


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some way behind by limpets (Patella caerulea), dog cockles (Glycymeris glycymeris), Cerithium vulgatum (a variety of sea snail), then by oysters (Ostrea edulis) and Monodonta turbinata (a smaller sea snail). The fish and marine life in the sea of Nora therefore contributed to its inhabitants’ diet in Roman times, as currently happens: it must be remembered in this regard that today the traditional cuisine still includes pasta with mussels among its specialities (Fig. 6). Unfortunately the palaeobotanical data provided by the excavations in Nora are rare, if compared to the number of excavations conducted over the years, also using modern methodologies. The first interesting result provided to us by these analyses is that the natural environment of Roman Nora would not have been very different from that of today, consisting of Mediterranean maquis (Montanari, 2003: 306; Miola et al., 2009: 918), so the type of diet to be determined should be appropriate to a warm climate, with a shortage of rain during the year and cooler periods. Furthermore, the geography of the location must be considered, as this must certainly have influenced not only the way of life, but also eating habits (Sandias, 2008: 113). The territory inland of Nora had a richer hydrography than today: indeed traces of rivers remain, which have now dried up, and which once ploughed through the countryside; indeed the palynological remains also attest the presence of high trunk trees such as holm oak. In this regard it must be remembered that, before man’s action over time, Mediterranean maquis did not consist entirely of bushes, but also of some kinds of trees. Among the types of plant present that could have had a use for food in Roman times are the juniper and the arbutus, while in the Phoenician-Punic Period the following are attested: oats and fig trees, which we can also imagine as being used in the Roman diet. The finds recovered in Area C, a private context, are referable to holm oak, arbutus and juniper, fragments of which are conserved belonging to small branches; these were burnt in direct contact with fire, in other words in the hearth, but we do not possess further data in order to attribute them to a use in the kitchen or for producing flames to cook food. What is interesting, even if it does not concern the food context, is the presence of cistus, which is still processed today for the production of medicinal oils. The data coming from imported amphorae may pro-

vide us with further indications on eating and drinking habits, although we must bear in mind that goods also travelled in other containers made of perishable materials, which were therefore rarely conserved among the finds recovered during excavations. In the Roman Period the product most imported to Nora was wine (with 59% of attestations), followed by fish sauce (32%) and lastly oil, with just 9%. It could therefore be hypothesised, on the basis of the data currently in our possession, that in the territory inland of the port it was above all the olive tree that was cultivated, allowing the production and consumption of oil from local production to the detriment of imports from the other areas of the Mediterranean. Furthermore, this data item could be confirmed by the anthracological remains: in fact the presence of the olive tree is documented, in both the Punic and the Roman Periods (Montanari, 2003: 306; Miola et al., 2009: 917), even if at a botanical level it is not possible to recognise the wild olive tree from the olive grown for cultivation purposes. The production of oil is attested in other areas of the island, such as in the territory of Gesturi, in Central Sardinia (Lilliu et al., 1985: 45-46). It is also possible to hypothesise the cultivation of durum wheat, triticum durum, which is well suited to warm climates. Furthermore, the sources remind us on various occasions that in exceptional circumstances the Punics already used the wheat cultivated by them in Sardinia for supplies (Diod. 14.63.4, 77.6, 21.16.1). Another fundamental element in the Roman diet was certainly honey, to which Cicero also refers (Cic. In Verrem 2.2). As the only available sweetener, it was extensively used in antiquity, indeed this led to specific forms of vases being used to contain it with a particular eversion in the rim, which enabled a liquid to be placed in the hollow of the rim to prevent ants and other insects from entering the container and coming into contact with this precious nectar (Parot Neves and Fonseca, forthcoming). The Punic influence on diet in Nora is identified not only through the persistence of forms of cooking ware, table ware and storage ware until Late Antiquity, but also via archaeological data, which provide us with more certain elements on the types of food prepared. The continued existence in the Republican Age of mobile ceramic ovens (tannur) (Finocchi, 2003: 42), which were used in the Phoenician world, also in the Near East, indicates the production of bread that

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was backed by making the flat-shaped loaf stick to the walls of the heated oven, as with the current Arabic bread of North African countries. Local Sardinian bakery conserves Arabic bread among its forms; this is similar to the pitta bread of North Africa, Syria and the Lebanon; today in Pula (the municipality today that is in the territory of which Phoenician-Punic-Roman Nora is located) this bread is baked in modern ovens, but this is evidence of the persistence of the ancient tradition, undoubtedly mediated by the Arab domination of Sardinia from the beginning of the 8th century AD. As a supplementary note, there is the fact that this type of Arabic bread, once very widely used in Sardinia, is currently tending to disappear to make way for more recognised types, therefore making it more and more difficult to take up the thread of the ancient history that has its roots in the world of the Phoenicians of the Near East. On this subject, it must be remembered that the use of the Phoenician tannur oven was obviously not retained in the Roman world solely in Sardinia, but also in Lebanon itself, where in Roman times a baking process took place that was entirely similar to that of which there is evidence in Nora (Reynolds, forthcoming). There is another product of Latin derivation still in existence in traditional Sardinian cuisine: sapa or saba, obtained by boiling must. Today sweets are produced with it, decorated with almonds and raisins. Pliny the Elder reminds us that in order to obtain sapa you had to boil the first wine (the must, in fact) for half an hour (Pl. NH 9.82.56), thus providing us with the exact recipe that is still used today, not only in Sardinia, but also in Emilia, Romagna and the Marche. The presence of grapevines is obviously documented by the palaeobotanical remains from the age prior to the Roman, recovered in the excavation of the Forum area (Miola et al., 2009: 912, 914918). The production of wine would certainly not have been an innovation, if we consider the Roman plant for working the grape found at Nuraghe Arrubiu in the hinterland of the East Sardinian coast (Van Dommelen et al., 2010:1198-1202). The overview of food resources offered in this report is certainly not complete, and is somewhat simplistic, but it does nevertheless tackle an important area of studies, since even if these food resources do not have a direct effect on the forms of the containers or on the types of pottery, certainly if a change takes place in the possible raw materials, there certainly will be repercussions on the types of pottery (Arthur, 2007b: 16).

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Obviously the real situation of the traditions, nutritional habits and pottery types is much more complexly structured than it has been possible to determine in this study; the difficulties in approaching the reality arise not only from the capacity to process the data correctly, but also from the fact that the palaeobotanical analyses and those of animal remains are rather scarce in number; add to this that the publications on common ware, both for cooking and for storage, are not equal to the quantity of these brought to light during the years of excavation; precisely their large quantities have led to their “marginalision” from publications, which have had a preference for “noble” classes of pottery. Chemical analyses relating to possible organic residues held on the surfaces of the containers or their contents are therefore lacking: such research would clarify many of the data regarding eating habits; they can in fact identify residues of proteins associated with meat (succeeding in identifying that of ruminants, for example) and animal fats associated with milk or cheeses; they are able to identify vegetable fats and green vegetables; they provide indications on the type of cooking that took place in the containers: in fact if a dish is boiled it tends to leave residues, especially in the upper part of the recipient, while if it is stewed the residues are mostly collected at the bottom. Furthermore, these studies enable us to identify markers of resins, or pitch, or possible treatments to the surface of the cooking ware, which allow a better heat distribution over the walls of the recipient; to provide a concrete example, it is unlikely that water will succeed in reaching boiling point in a recipient without an internal lining, consisting of a simple bare fabric, if its surface is not treated (Notarstefano, 2013:1522, 25-40). In this regard, we may recall that in Piedmont (Northern Italy) in the late 19th - early 20th century the terracotta pots were periodically treated internally with garlic, which improved their durability over time. An indirect yet concrete indicator of possible eating habits is the study of the isotopes inside the bones conserved in burial, from which the individual’s food and nutritional chain may be deduced (Nitsch, forthcoming; Mundee, 2009: 64-72); in this case too, such research has not yet been conducted in the Nora area.


WHAT’S IN THE POT? RELATIONS BETWEEN FORM AND FUNCTION IN COMMON WARE FROM NORA (PROVINCE OF CAGLIARI - SOUTHERN SARDINIA)

3. CONCLUSIONS I believe, however, that, despite the limitations listed above, it is right and proper to attempt to offer a more “global” approach to the pottery of common use, to enable us not only to look at it as a simple pottery find, consisting of typologies and statistical data, but also as a means to reconstruct their use and employment in daily life, allowing a direct connection with the eating habits and in a broad sense with the lifestyle, the habitus, of past times: a direct window on the past, which enables us to come into direct contact with a history that does not consist of major exploits, but that took place day after day in the houses of ordinary people, who have nevertheless left a trace in the archaeology through the pottery finds, which at this point take on an added value as a direct look back in time (Shuman, 2008: 141-143). A functional interpretation of pottery is therefore fundamental. In the current state of the research not much is known about dietary habits, their tradition, transposition and transformation between various peoples and cultures, such as between the Phoenician-Punics and the Romans in our case. A greater attention to eating habits and to the study of food provides implications of a social character and in a broader sense enables us to acquire data of an economic character. Culinary traditions are always a strong ethnic indicator, in any period, enabling us to reconstruct the appearance of a society, to the extent that they can allow us to isolate the cultural groups; we could agree with what Cool affirms: “tell me what you eat and I will tell you what you are” (Cool, 2009: 20).

ACKNOWLEDGEMENTS This paper is dedicated to Gianluca Minetto, whose support is always fundamental for my research. Mario Nervi has shared and handed down part of his baggage of life for this research. If Antonio Sáez Romero had not helped me with the part in Spanish, it would not have been possible for me to complete this text. I am truly thankful to Paul Arthur for his interest in my study and for having provided me with the bibliography necessary for the part not strictly concerning

Classical ceramological classification; without his support I would not have been able to approach the present work with a greater scientific openness. I would like to thank the committee of the II Congreso Internacional sobre estudios ceramicos for giving me the opportunity to present this paper at the conference held in Granada.

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Poblado de La Hoya (Álava). (Fuente: Álava turismo (http://www.alavaturismo.eus)).


4.10. ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE LAS MATERIAS PRIMAS UTILIZADAS EN LA ELABORACIÓN DE MATERIALES CERÁMICOS DE LOS YACIMIENTOS DE LOS CASTROS DE LASTRA Y LA HOYA (ÁLAVA) Y SANTIAGOMENDI (GUIPÚZCOA) ARCHAEOMETRIC STUDY OF RAW MATERIALS USED IN THE MAKING OF CERAMIC MATERIALS FROM THE ARCHAEOLOGICAL SITES OF LOS CASTROS DE LASTRA AND LA HOYA (ÁLAVA) AND SANTIAGOMENDI (GUIPÚZCOA) Judith López De Heredia Martínez de Sabarte1, Juan Félix Conde Moreno2, Fernando Agua Martínez2 y Manuel García Heras2

Resumen

Abstract

Entre las distintas variables que influyen en la realización de un producto cerámico la captación y selección de materias primas y su acondicionamiento son algunas de las más importantes. Esta contribución presenta los resultados de un estudio arqueométrico llevado a cabo para determinar los sedimentos arcillosos y los materiales no plásticos posiblemente utilizados en la elaboración de recipientes cerámicos de tres yacimientos de la Edad del Hierro: Los Castros de Lastra, La Hoya y Santiagomendi. Un conjunto representativo de materias primas obtenidas en el entorno de estos tres yacimientos se acondicionó y coció en el laboratorio siguiendo la misma secuencia de producción determinada para los materiales cerámicos arqueológicos. El estudio ha servido para determinar, experimentalmente, qué tipo de arcillas y materiales no plásticos utilizaron las comunidades de la Edad del Hierro que habitaron en estos asentamientos para elaborar su cerámica, así como la tecnología que emplearon para producirla.

Among the different variables that influence the making of a ceramic product acquisition and selection of raw materials and their preparation are some of the most important. This contribution presents the results derived from an archaeometric study carried out to determine the clay sediments and the non-plastic materials possibly used in the making of the pottery recipients coming from three Iron Age archaeological sites: Los Castros de Lastra, La Hoya y Santiagomendi. A representative set of raw materials obtained in the surroundings of these three sites was prepared and fired in the laboratory following the same sequence of production than that determined for the archaeological ceramic materials. The study has been useful to experimentally determine the type of clays and non-plastic materials used by the Iron Age communities who inhabited these settlements to make its pottery, as well as the technology employed to produce it.

Key words: Pottery; Iron Age; Archaeometry; Raw materials; Clay; Temper; Calcite.

Palabras clave: Cerámica; Edad del Hierro; Arqueometría; Materias Primas; Arcilla; Desgrasante; Calcita. 1 Universidad del País Vasco, UPV-EHU. [ jlzdeheredia@gmail.com ] 2 Instituto de Historia, CCHS-CSIC. [ juanfelix.conde@cchs.csic.es ] ; [ fernando.agua@cchs.csic.es ] ; [ manuel.gheras@cchs.csic.es ]

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JUDITH LÓPEZ DE HEREDIA MARTÍNEZ DE SABARTE, ET AL.

1. INTRODUCCIÓN Dentro del proceso de elaboración de la cerámica, la captación y selección de materias primas y su acondicionamiento para poder realizar recipientes son pasos importantes en la secuencia de producción del material cerámico. La elección de la arcilla y/o de los materiales no plásticos (desgrasantes) son aspectos que influyen de manera decisiva en la elaboración de los artefactos. El uso de diferentes arcillas determina el tiempo de secado y la mayor o menor plasticidad del material, así como en las propiedades finales de este una vez cocido. Sin embargo, en estas elecciones contribuyen diferentes condicionantes. Algunos de estos condicionantes son de carácter tecnológico y pueden determinarse a través de un estudio arqueométrico, mientras que otros son de carácter sociocultural y resultan más difíciles de identificar a través de un análisis estrictamente arqueométrico, sin el concurso de otras disciplinas como la etnoarqueología o la etnohistoria.

Con el propósito de determinar experimentalmente las posibles fuentes de aprovisionamiento de las materias primas susceptibles de haber sido utilizadas en la manufactura de materiales cerámicos de la Edad del Hierro del País Vasco, se realizó un estudio arqueométrico en un conjunto representativo de sedimentos arcillosos y de materiales no plásticos (fundamentalmente calcita), procedentes del entorno de tres yacimientos arqueológicos con ocupación durante la Edad del Hierro: Los Castros de Lastra (Álava), La Hoya (Álava) y Santiagomendi (Guipúzcoa) (Fig. 1). Como es habitual en esta época la característica más significativa de los conjuntos cerámicos es la presencia de dos tipos de producciones distintas, es decir, cerámica modelada a mano y cerámica modelada a torno (Lám. 1). El primer tipo, la cerámica modelada a mano, presenta en general una cocción de atmósfera reductora y siempre con calcita añadida intencionalmente como desgrasante principal. No obstante, también aparecen cuarzo

Fig. 1. Mapa de situación de los yacimientos estudiados: Los Castros de Lastra (Álava), La Hoya (Álava) y Santiagomendi (Guipúzcoa).

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE LAS MATERIAS PRIMAS UTILIZADAS EN LA ELABORACIÓN DE MATERIALES CERÁMICOS DE LOS YACIMIENTOS DE LOS CASTROS DE LASTRA Y LA HOYA (ÁLAVA) Y SANTIAGOMENDI (GUIPÚZCOA)

Cerámica modelada a mano

CL Z.IV - 119

STG07.3518.14 LHY. 6773 A

CL.25 Z.IV.0-70 - 129 LHY. 7309

LHY. 7412

Cerámica modelada a torno

CL.93 Z.IV - 130 CL.327 Z.VIII. Z-1 R-1.70-85 - 225

LHY. 7100 A

LHY. 7107 A LHY. 7139 y 7184 Lám. 1. Imagen que muestra la tipología cerámica más significativa de los tres yacimientos estudiados. En la parte superior la cerámica modelada a mano y en la parte inferior la cerámica modelada a torno.

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JUDITH LÓPEZ DE HEREDIA MARTÍNEZ DE SABARTE, ET AL.

y feldespatos, así como algunas ofitas de ambiente ígneo en el caso de Santiagomendi. En cuanto a la tipología son por lo general vasijas de almacenaje de diversos tamaños apenas decoradas y cuando lo están, la decoración se compone de sencillos motivos lineales incisos, digitaciones o ungulaciones. En cuanto a la cerámica modelada a torno su producción es diferente, ya que presenta una fábrica con una materia prima muy decantada y bien preparada para tornear, compuesta por una arcilla illítica, cuarzo, carbonato cálcico y feldespatos, según los datos obtenidos mediante difracción de rayos X (DRX) (López de Heredia Martínez de Sabarte: 2011). La cerámica modelada a torno presenta una cocción en una atmósfera totalmente oxidante. Tipológicamente, casi la totalidad de las piezas analizadas son grandes vasijas de almacenaje. Al contrario que en la cerámica modelada a mano, hay más piezas decoradas. Sin embargo, son motivos sencillos: líneas, círculos y semicírculos, careciendo de temas figurativos. Un material cerámico se compone de dos materias primas principales: el sedimento arcilloso llamado matriz y las inclusiones no plásticas, que pueden ser naturales o haber sido añadidas de forma intencionada para modificar las propiedades de la matriz. Si bien la arcilla es un material muy habitual en la naturaleza, no todas las arcillas resultan adecuadas para la fabricación de cerámica. La arcilla se compone de silicatos alumínicos hidratados procedentes de la alteración y degradación de otras rocas preexistentes, cuya principal característica es que tiene cualidades plásticas (Fernández Martínez, et al., 1984: 13; Hurlbut y Klein, 1982: 428). Es decir, que al ser mezclada con agua se hace moldeable, puede deformarse sin rotura mediante presión y no pierde su forma. Igualmente importante es la dureza y la durabilidad obtenida mediante el calor, ya que una vez superados los aproximadamente 600ºC, la arcilla se transforma en un sólido de manera irreversible (Quinn, 2013: 39; Rye, 1988: 29). En cuanto a las inclusiones, su naturaleza es muy diversa. No obstante, en los conjuntos cerámicos de los yacimientos analizados, el desgrasante añadido más frecuente como inclusión es la calcita. La calcita es un mineral compuesto básicamente por carbonato cálcico y se encuentra muy extendido en la naturaleza. La presencia de calcita proporciona

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mayor consistencia a la matriz haciendo disminuir el tiempo de secado. Además, proporciona una mayor resistencia mecánica y térmica a los recipientes cerámicos. En este estudio se han tomado muestras de las dos materias primas principales identificadas en las cerámicas arqueológicas de la Edad del Hierro del País Vasco. Esto es, sedimentos arcillosos y materiales no plásticos (fundamentalmente calcita).

2. METODOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN Con el objetivo de determinar las posibles fuentes de aprovisionamiento se muestreó un conjunto representativo de sedimentos arcillosos y de materiales no plásticos (como calcita), procedentes del entorno de los tres yacimientos mencionados. La selección se llevó a cabo una vez estudiados arqueométricamente los conjuntos cerámicos de cada uno de los yacimientos, a partir de las hojas número 64, 111 y 170 del Mapa Geológico del Instituto Geológico y Minero de España. Se recogieron 22 muestras en total: 11 sedimentos arcillosos de Los Castros de Lastra, cinco muestras de arcilla de La Hoya y tres de calcita, y finalmente tres muestras de Santiagomendi. Posteriormente, en el laboratorio, se determinó cuáles eran los sedimentos arcillosos que por sus características texturales parecían más apropiados para elaborar cerámica, ya que algunos de ellos contenían un porcentaje elevado de fracción arena y no eran en principio adecuados para el modelado de vasijas. De este modo de las 22 muestras iniciales se prepararon cuatro para Los Castros de Lastra, dos muestras de sedimento arcilloso y una de calcita para La Hoya y finalmente solo una de Santiagomendi. Los sedimentos y materiales no plásticos se acondicionaron siguiendo la misma secuencia de producción que la determinada en el material cerámico arqueológico, realizándose probetas con diferentes asociaciones de sedimento arcilloso y material no plástico que se secaron a temperatura ambiente. Las distintas probetas se cocieron en un horno eléctrico en atmósfera oxidante siguiendo el siguiente procesado térmico. La cocción se realizó con un temple de 120 min, durante el cual la temperatura se elevó lentamente hasta alcanzar 300°C. Después, en un segundo paso, la temperatura se elevó hasta 750°C en 90 min. La máxima temperatura (750°C) se estabilizó durante 15 minutos. Por último, el horno se mantuvo cerrado para conseguir un enfriamiento lento y prolongado.


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Las probetas se caracterizaron con las mismas técnicas químico-físicas que las utilizadas previamente en la caracterización arqueométrica de los conjuntos cerámicos arqueológicos, tales como: análisis petrográfico mediante lámina delgada y difracción de rayos X (DRX). Sin embargo se ha descartado la utilización de espectrometría de fluorescencia de rayos X (FRX), ya que resulta muy complejo establecer comparaciones compositivas con las piezas arqueológicas. Se estima que con el análisis petrográfico y con el análisis de las fases mineralógicas es suficiente para realizar una aproximación a las posibles fuentes de materia prima. Para el análisis petrográfico de las probetas preparadas en el laboratorio con los sedimentos arcillosos y los materiales no plásticos se empleó un microscopio óptico de luz transmitida y dispositivo de polarización Kyowa BioPol 2. Las micrografías se obtuvieron con una cámara digital Moticam 2500. Para su análisis mediante DRX se utilizó un difractómetro PANalytical X’Pert MPD, utilizando la radiación Kα del cobre (1,54056 Å) y condiciones de trabajo de 45 kV de tensión y de 40 mA de intensidad. Los difractogramas se registraron entre 2θ = 5-60°. Para el análisis petrográfico de los conjuntos cerámicos arqueológicos se empleó el mismo equipo de microscopía óptica, mientras que los análisis mediante DRX se llevaron a cabo con dos equipos distintos. Un difractómetro Bruker D8 Advance, usando la radiación Kα del cobre (1,54051 Å) y condiciones de trabajo de 40 kV de tensión y de 30 mA de intensidad, para los conjuntos cerámicos procedentes de Los Castros de Lastra y La Hoya en los que los difractogramas se registraron entre 2θ = 2-60°; y un difractómetro Bruker D8 Discover con radiación Kα del cobre (1,54060 Å) y condiciones de trabajo de 40 kV y de 30 mA, para el conjunto cerámico procedente de Santiagomendi en el que los difractogramas se registraron entre 2θ = 5-60°.

3. LOS YACIMIENTOS El yacimiento de Los Castros de Lastra (Caranca, municipio de Valdegobía, Álava) es un poblado fortificado que estuvo ocupado desde la Edad del Bronce hasta la II Edad del Hierro, con un asentamiento medieval posterior (Sáenz de Urturi Rodríguez, 1994, 2000) (Fig. 1). El yacimiento está situado en altura y cuenta con una ubicación estratégica, puesto que desde el poblado se divisa el valle del Omecillo que sirve de lugar de paso

entre la Meseta y la Cornisa Cantábrica. Desde este punto se controlan varios puertos, pasos de montaña y puntos de especial interés, lo que le permitió el control del territorio y la relación con otros asentamientos (Sáenz de Urturi Rodríguez, 1984: 10-11). En cuanto a la geología del lugar, Los Castros de Lastra se localiza en una zona de confluencia de sedimentos en los que se hallan diferentes tipos de arcillas. El yacimiento se encuentra concretamente sobre calizas con lacazinas. En el entorno de este poblado se tomaron 11 muestras de sedimentos arcillosos. El yacimiento de La Hoya (Laguardia, Álava), como el caso anterior, es un poblado habitado desde la Edad del Bronce hasta el siglo III a.C. aproximadamente, momento en el cual es abandonado definitivamente. El asentamiento posee gran valor arqueológico ya que es uno de los mayores yacimientos en el País Vasco de esta cronología. Destaca su urbanismo radial, en su momento álgido de ocupación, en la Edad del Hierro; y pudo tener entidad estratégica al situarse en un cruce de caminos entre el valle del Ebro y la Montaña Alavesa (Llanos Ortíz de Landaluze, 2002, 2005) (Fig. 1). La Hoya se encuentra en un terreno de arenas, areniscas calcáreas y arcillas ocres, en la denominada Facies de Haro, perteneciente al Terciario. Todo el terreno circundante, desde el río Ebro hasta la sierra de Cantabria, se sitúa en este tipo de terreno. En el entorno de este poblado se tomaron cinco muestras de arcilla. También se muestrearon calcitas de la Sierra de Cantabria, cercana al yacimiento. El yacimiento de Santiagomendi es un poblado ubicado en la colina del mismo nombre en Astigarraga (Guipúzcoa). Al contario que otros asentamientos de esta época carece de fortificaciones. En este yacimiento se documenta una ocupación continua a lo largo de la Edad del Hierro hasta probablemente los primeros años del siglo I d.C., como parece indicar la presencia de cerámica común romana junto con la producción indígena del Hierro Final (Ceberio Rodríguez, 2009: 229), aunque también hay indicios de ocupación en el Calcolítico-Bronce. Asimismo, se ha identificado este yacimiento con el Morogi de las fuentes clásicas (Ceberio Rodríguez, 2009: 238; Esteban Delgado e Izquierdo Marculeta, 2005: 402) (Fig. 1). Santiagomendi se localiza sobre un sedimento de margocalizas grises y negras con algunas intercalaciones de margas del Jurásico. Las tres muestras tomadas en el entorno de este yacimiento pertenecen a este sedimento.

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Fig. 2. Ubicación sobre el mapa geológico del IGME de las muestras de arcilla tomadas en el entorno del yacimiento de Los Castros de Lastra.

Muestra experimental cocida a 750ºC

Cerámica arqueológica

Fig. 3. Yacimiento de Los Castros de Lastra: comparación de los difractogramas obtenidos en la muestra experimental 5 y en una cerámica arqueológica.

Muestra experimental cocida a 750ºC

Cerámica arqueológica

Fig. 4. Yacimiento de Los Castros de Lastra: comparación de los difractogramas obtenidos en la muestra experimental 10 y en una cerámica arqueológica.

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Muestra experimental 5

Cerámica arqueológica

Muestra experimental 10

Cerámica arqueológica

Fig. 5. Los Castros de Lastra: comparación de las láminas delgadas de las muestras experimentales 5 y 10 y de distintas cerámicas arqueológicas. Los recuadros en blanco señalan las semejanzas.

IV.A-1-6.20-30.; CL.119.Z.IV; CL.185.Z.IV.0-70 y CL.199.Z.IV.0-70. Todas ellas presentaron un elevado contenido en cuarzo y calcita, muy visibles en las láminas delgadas, y bajo en otras fases minerales como los feldespatos (Figs. 3 y 5). Los fragmentos pertenecen a vasijas de cocina o almacenaje modeladas a mano.

4. RESULTADOS 4.1. LOS CASTROS DE LASTRA La ubicación de las 11 muestras tomadas en el entorno del yacimiento se ofrece en la Figura 2. Tras los análisis fueron dos de ellas las que presentaron unos resultados semejantes a los de las muestras de cerámica arqueológica. Ambas se encuentran en un radio no superior a los 7 km de distancia del yacimiento. Estas dos muestras fueron la muestra 5 y la muestra 10. •

Muestra 5: Se trata de un sedimento de conglomerados basales y marginales oligocénicos del Terciario. El afloramiento está situado a una distancia de unos 6 km del yacimiento, debiendo salvar un desnivel de unos 226 m por un camino sencillo. El análisis mediante DRX indicó que hay semejanzas con varias piezas del yacimiento. En concreto con las piezas CL.52/110Z.

Muestra 10: En este caso se trata de unas margas de nivel superior del Coniacense, Cretácico. Estas muestras se tomaron a unos 2,5 km del yacimiento y con un desnivel de 203 m. En la lámina delgada se observó que la organización de la matriz de esta arcilla es muy semejante a la que está presente en otras muestras cerámicas (Fig. 5). Se trata de piezas con una matriz fina no especialmente decantada en la que abunda la presencia de cuarzo. Asimismo, en los difractogramas también se observaron semejanzas (Fig. 4). La muestra 10 es muy similar a varias vasijas del yacimiento (p. ej. CL.196.Z.IV.0-70 y CL.198.Z.IV.0-71), con una

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Fig. 6. Ubicación sobre el mapa geológico del IGME de las muestras de arcilla y calcita tomadas en el entorno del yacimiento de La Hoya.

superficie en la que no hay calcitas porque se habrían desprendido. Por otro lado, es análoga a un vaso de cerámica a torno (pieza CL.205), que carece de calcita añadida. Por lo tanto, los resultados obtenidos en ambas muestras parecen indicar que las arcillas utilizadas por los alfareros de Los Castros de Lastra fueron bastante similares a las muestreadas en este trabajo, puesto que las características principales de estos sedimentos arcillosos no distan demasiado de las de las cerámicas arqueológicas analizadas. Asimismo, se puede considerar que son depósitos locales puesto que se encuentran a una distancia máxima que no llega a los 7 km y además en terrenos de fácil acceso, lo que está

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en consonancia con los datos aportados por estudios etnoarqueológicos (Arnold, 1985: 37 y ss.; Bazzana, et al. 2003: 53-55; Clop García, 2007: 36-37; González Urquijo, et al. 2001: 58).

4.2. LA HOYA Las probetas preparadas en el laboratorio para realizar las muestras experimentales se desconchaban a los pocos días de ser cocidas, lo cual parecía indicar que no se trataba de sedimentos arcillosos muy adecuados para el modelado de cerámica. Sin embargo, se pudo constatar que las piezas de cerámica arqueológica de este yacimiento también pre-


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Muestra experimental cocida a 750ºC

Cerámica arqueológica

Fig. 7. La Hoya: comparación de los difractogramas obtenidos en la muestra experimental 4 y en una cerámica arqueológica.

Muestra experimental de arcilla 4

Cerámica arqueológica

Muestra experimental de calcita

Cerámica arqueológica

Fig. 8. La Hoya: comparación mediante lámina delgada de las muestras de arcilla y de calcita y su semejanza con las cerámicas arqueológicas. Los recuadros en blanco señalan las semejanzas.

sentaban esta característica, lo que podría indicar que lejos de ser un proceso postdeposicional podría ser un problema de la propia materia prima utilizada para elaborar la cerámica arqueológica. La muestra experimental que mejores resultados proporcionó fue la número cuatro, que dista menos

de 0,5 km del yacimiento (Fig. 6). Los análisis de DRX y las observaciones mediante lámina delgada muestran similitudes con algunas piezas del yacimiento, tanto de cerámica modelada a mano (p. ej. LHY-I 1248; LHY 7505A y LHY 7176A) como de cerámica modelada a torno (p. ej. LHY 5895 y LHY 6451) (Figs. 7 y 8).

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Las calcitas muestreadas en la Sierra de Cantabria, recogidas a 7 km y con un desnivel desde el yacimiento de 275 m, provienen de sedimentos de dolomías, calizas con miliólidos y calizas y calcarenitas ferruginosas con lacazinas, del Cretácico Superior. Este mineral se añadió en las probetas y proporcionó unas muestras experimentales muy semejantes a las calcitas utilizadas como desgrasantes en la cerámica de La Hoya, ya que presentó la angulosidad y el

patrón de fractura característico de la calcita machacada deliberadamente (Fig. 8). Como en el caso del yacimiento anterior de Los Castros de Lastra, dado el parecido existente entre las arcillas muestreadas y las cerámicas arqueológicas, se puede considerar que la materia prima utilizada es local, a pesar de que sus características no son las más apropiadas, debido al elevado contenido de

Fig. 9. Ubicación sobre el mapa geológico del IGME de las muestras de arcilla tomadas en el entorno del yacimiento de Santiagomendi.

Muestra experimental cocida a 750ºC

Cerámica arqueológica

Fig. 10. Santiagomendi: comparación de los difractogramas obtenidos en la muestra experimental 1 y en una cerámica arqueológica.

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fracción arena que presentan estas arcillas. Por ello, parece lógico suponer que los alfareros de La Hoya utilizaran un sedimento arcilloso similar a este pero con un contenido menor de arena. En lo que respecta a las calcitas, también pueden considerarse locales dado el parecido observado con las que se identifican en las piezas arqueológicas y su relativa cercanía al yacimiento.

4.3. SANTIAGOMENDI De las tres muestras tomadas en el entorno del yacimiento (Fig. 9), únicamente la número 1 dio resultados positivos en su comparación con el material arqueológico. A través de las difracciones se deter-

minaron semejanzas con la muestra experimental 1, tanto en vasijas como en adobes, ya que en todos los casos se determinaron las mismas fases mineralógicas (Fig. 10). En lo que respecta a las láminas delgadas, tanto las cerámicas arqueológicas como las muestras experimentales ofrecen gran similitud, especialmente en cuanto a la textura de la matriz y de las inclusiones se refiere (Fig. 11). Ello indica, por tanto, que el sedimento utilizado por los alfareros de Santiagomendi para algunos recipientes cerámicos y, sobre todo, para elaborar adobes, fue casi el mismo o al menos uno muy similar. Finalmente, como ocurre en los otros yacimientos anteriormente descritos, el ámbito de recogida de los sedimentos es local.

Muestra experimental 1

Cerámica arqueológica

Adobe

Fig. 11. Comparación de las láminas delgadas de las muestras experimentales y de distintas cerámicas y adobes arqueológicos. Se aprecian semejanzas en la textura de la matriz y las inclusiones, como se señala en los cuadros en blanco.

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5. CONCLUSIONES La realización de este estudio ha servido para determinar, experimentalmente, qué tipo de sedimentos arcillosos y materiales no plásticos o desgrasantes se utilizaron en la manufactura de los materiales cerámicos producidos en estos yacimientos, ya que se han podido establecer similitudes importantes con algunas de las cerámicas arqueológicas analizadas arqueométricamente. Además, el estudio ha permitido simular en el laboratorio el proceso de producción y cocción y determinar por qué se utilizaron unas materias primas en lugar de otras. Estos datos de carácter tecnológico hacen posible una aproximación más sólida a los aspectos socio-económicos de las comunidades que produjeron en el pasado estos materiales cerámicos. Al estudiar las áreas de captación de las materias primas de un yacimiento se podría inferir cuáles pueden ser las comunidades productoras a las que pertenecen. Si dos poblados cuentan con la misma área de captación, podrían pertenecer a la misma comunidad alfarera (Arnold, 2005: 17-18). En el caso aquí estudiado, los yacimientos analizados no comparten esta comunidad puesto que están lejos entre sí, pero sí comparten una manera de producir la cerámica que ha quedado reflejada en las materias primas utilizadas. Precisamente, en los tres yacimientos analizados se puede concluir que la arcilla utilizada era local. Un tipo de arcilla illítica a la que se le añadieron deliberadamente desgrasantes calcíticos. No es algo extraño que la procedencia de los sedimentos arcillosos sea local, puesto que hay numerosos casos etnoarqueológicos en los que la arcilla recogida está muy cercana a los alfares. Para la alfarería del Rif marroquí, la cerámica de uso doméstico se recoge en las mismas huertas de las alfareras, mientras que la destinada a la venta procede de minas específicas situadas en las inmediaciones (Bazzana et al., 2003: 53–55; González Urquijo et al., 2001: 58). Este es solo un ejemplo de lo que la etnoarqueología puede aportar, ya que constata que en la mayoría de los lugares se utilizan sedimentos arcillosos en torno a un radio de 5 km (Arnold, 1985: 37 y ss.), siendo pocos los casos en los que se superan los 10-20 km. Esto es comprensible si se tiene en cuenta que en la elección de la fuente de aprovisionamiento, además del tipo de arcilla también influyen aspectos prácticos, como pueden ser la lejanía o cercanía de las materias primas o el transporte utilizado (Arnold, 1985: 32).

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En lo relativo al tipo de arcilla, en todos los casos se trata de arcillas illíticas con gran cantidad de cuarzo, tanto para la cerámica modelada a mano como para la cerámica modelada a torno. La arcilla illítica es la más habitual en sedimentos calcáreos como los analizados en este estudio (Rice, 1987: 50). Se forma a partir de la alteración de micas y feldespatos, con una gran variedad de composiciones. Debido a su tipo de formación, presenta cristales de tamaño muy pequeño, lo que hace que sean muy plásticas y refractarias y, por consiguiente, muy adecuadas para la elaboración de cerámica (Cubas Morera, 2010: 71). Por otro lado, respecto a la calcita, es el mineral más utilizado como desgrasante en el material cerámico arqueológico de los yacimientos estudiados, por ello fue el que se eligió para ser añadido en las muestras experimentales. La presencia de calcita como desgrasante añadido voluntariamente por los alfareros resulta una práctica ya probada y, en este caso, es muy probable que fuera de procedencia local. Las calcitas son frecuentes en el territorio en el que se ubican los tres yacimientos estudiados, ya que se trata de uno de los minerales más habituales dentro de las rocas calizas (Hurlbut y Klein, 1982: 319; Olaetxea Elosegi, 2000: 73). Además presenta numerosas ventajas técnicas como la consistencia a bajas temperaturas, así como unas buenas propiedades térmicas debido a que conduce bien el calor (Albero Santacreu, 2011: 703; Olaetxea Elosegi, 2000: 73). Finalmente, el estudio de las materias primas ha permitido la aproximación a algunos aspectos culturales, aunque no han podido inferirse algunos de los rituales más comunes relativos al abastecimiento de materias primas, como pueden ser los tabúes respecto a las mujeres embarazadas o con hijos de Papua Nueva Guinea (Rice, 1987: 115). En el futuro sería importante reflexionar qué significa que las arcillas sean locales, si esto tiene que ver con un punto de vista práctico o cultural o ambos. Sin embargo, este estudio sí ha permitido identificar una práctica cultural, como es la posibilidad de utilizar un elemento o de ignorarlo respecto a otro (Gosselain y Livingstone Smith, 2005: 43). Así, de este modo, en el caso de la calcita queda claro que se utiliza voluntaria y reiteradamente y además que está presente en otros yacimientos de la Edad del Hierro en el País Vasco, aunque no en otras épocas, al menos en el estado actual de conocimientos (Olaetxea Elosegi, 2000).


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AGRADECIMIENTOS Este trabajo ha sido financiado parcialmente por el Programa Ondare del Ministerio de Cultura y el Instituto Alavés de Arqueología. La primera autora agradece al Gobierno Vasco la concesión de una beca de Formación de Personal Investigador. Los autores agradecen a Eder Domínguez, Idoia Grau e Itsaso Sopelana su ayuda en la localización y recogida de los sedimentos arcillosos y las calcitas.

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DelfĂ­n restaurado. Orla de enmarque del Mosaico IV de Los Vergeles.


4.11. LA TECNOLOGÍA CERÁMICA EN ÍTEMS NO CONTENEDORES: LAS TESELAS DE LOS MOSAICOS DE LA VILLA ROMANA DE LOS VERGELES (GRANADA) CERAMIC TECHNOLOGY IN THE MOSAICS´S TESSERAE FROM THE ROMAN VILLAE OF LOS VERGELES (GRANADA, SPAIN) Alberto Dorado Alejos1 y Purificación Marín Díaz1

Resumen

Abstract

Dada la escasa tradición de aplicar análisis arqueométricos a los estudios musivos, el presente trabajo tiene como objeto analizar las teselas cerámicas desde dos puntos de vista: el tecnológico –tanto desde la arqueometría tradicional como a través de análisis de Difracción de Rayos X-; y el productivo, preguntándonos quién las hacía, dónde y cómo. Se propone aquí una nueva metodología de estudio en los mosaicos, en el que las analíticas comparativas entre las teselas de este material y los artefactos cerámicos hallados en su contexto pueden dar luz sobre el proceso de fabricación y cocción de dichas teselas, su procedencia de alfares concretos, y sobre todo, la dinámica de un abastecimiento que relacionaba los talleres cerámicos con los musivarios en época romana.

Due to the gaps in our knowledge about the possibilities of applying archaeometric analysis to the research in roman mosaics, this paper aims to study the tesserae made of pottery from two points of view. On one hand, a technological analysis – using both traditional archaeometry and DRX-; and on the other hand, an emphasis in the production processes, deeping in who, where and how these tesserae were made. Hence this paper it is shown a new methodological proposal in the mosaics’ enquiry, where the comparison between tesserae and pottery vessels must shed light on the production and temperature of the kiln, its provenance, and the supplying relation between the potter and the mosaic craftsman during the Roman period.

Palabras clave: Teselas Cerámicas, Mosaico Romano, Tecnología Cerámica, Florentia Iliberritana, Procesos Productivos.

Key words: Clay Tesserae, Roman Mosaic, Ceramic Technology, Florentia Iliberritana, Production Processes.

1 Departamento de Prehistoria y Arqueología, Universidad de Granada. [ a.dorado.alejos@hotmail.com ] ; [ purimd@ugr.es ]

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 453-466. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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ALBERTO DORADO ALEJOS Y PURIFICACIÓN MARÍN DÍAZ

1. ESTADO DE LA CUESTIÓN Los mosaicos en el mundo romano evidenciaban un modo de vida ostentoso, un conjunto de ideas o códigos sociales y culturales, una estética determinada favorecida por las modas, la presencia de artesanos -bien agrupados en un núcleo local o en cuadrillas itinerantes- y unas condiciones de trabajo determinadas, así como la existencia de focos de captación de materias primas para su elaboración. Pero también constituyen un instrumento de poder y prestigio, fruto de un evergetismo autocomplaciente realizado por el dominus de la vivienda, dirigido a fomentar la fama, el crédito, y por qué no, el respeto entre los de su clase. Los elementos musivarios se presentan, de este modo, como testigos de una realidad social y económica que abarca a todas las capas de esa sociedad romana y proporciona interesantes preguntas en aras de su conocimiento. Frente a este complejo y a la vez fértil abanico, en los últimos años la diversificación de puntos de vista ha favorecido un avance de la investigación musivaria hacia estudios de tipo económico, artesanal, social, cultural, o identitario. Sin embargo, la tendencia metodológica más duradera en el estudio de mosaicos ha sido desde siempre y, aún constituye el principal enfoque en la actualidad, la de la descripción y el análisis iconográfico. Ello ha restringido en gran medida el estudio, por un lado aun destinado mayoritariamente a los grandes emblemas figurados, dejando de lado la importancia de los pavimentos de decoración geométrica, y por otro retardando el desarrollo de los estudios petrológicos y sobre todo arqueométricos en el campo de la musivaria. Derivado de esto, encontramos por un lado estudios muy mermados y por otro el hecho de que quedan muchos mosaicos, incluso de provincias enteras, relegados al olvido. Tal es el caso de Granada. Las cuestiones concernientes al proceso creativo del mosaico, desde su encargo hasta su finalización, pasando por la adquisición de los materiales, el diseño de la obra, así como aquellos aspectos que envuelven el contexto del artesano musivario como trabajador y como ser social, son las más controvertidas y sometidas a debate de la temática del mosaico. En cierto modo, las grandes lagunas en torno a este asunto pueden explicarse por la parquedad de las fuentes y por la inexistencia arqueológica de estructuras o vestigios de los talleres que realizaban estos pavimentos, dado que su labor se ejercía in situ y de

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manera itinerante, no dejando huella alguna del proceso (Levi, 1963: 215). A pesar de que ya comenzaron a hacerse preguntas en torno al funcionamiento de estos talleres musivos, en el caso hispano siguen siendo muy pocos los estudios que se han acercado al tema a través del análisis material de las teselas y el mortero, en definitiva, desde la petrología y la arqueometría. Estos estudios tienen una mayor tradición en Italia, especialmente con análisis de teselas de vidrio, y también en Inglaterra (Neal, 1976: 242-243) si bien pocas veces se ha dado el paso del nivel analítico al interpretativo. En la Península Ibérica el auge de los estudios de los opera sectilia favorecieron la aplicación de analíticas petrológicas a las placas y teselas pétreas que componían los pavimentos, con algún estudio puntual aplicado a mosaicos más afortunados como el de los Siete Sabios de Mérida (Álvarez, 1989) o algunos ejemplos de Cártama (Taylor, 2012). Pero estos estudios han estado siempre centrados en las teselas de origen pétreo. Sin embargo, la mayoría de los mosaicos romanos cuentan además con una representación relativamente abundante de teselas fabricadas en material cerámico (Lám.1) utilizadas con objeto de obtener artificialmente la gama cromática inexistente o difícil de conseguir en la geología local, y cuyo uso se remonta a los primeros mosaicos helenísticos para obtener los tonos rojos y ocres (Moreno, 1995: 116). Pero ¿qué se conoce de estas teselas? ¿Qué tecnología se utilizó para su producción? ¿Se trata de material realizado ex profeso? ¿Quién fabrica esas teselas, el artesano alfarero o el musivario? ¿De quién depende el abastecimiento de este material y cómo se obtiene? ¿Qué interrelación se deduce entre los centros productores de material cerámico y los talleres musivarios? El silencio que muestra la bibliografía en estos aspectos es abrumador, aun cuando sus respuestas pueden clarificar en gran medida muchas de las lagunas que presenta la reconstrucción de la actividad productora tanto en los alfares como en los talleres musivarios, y la relación entre ambos. Este trabajo nace por tanto como la firme propuesta hacia una nueva metodología de estudio de los mosaicos de cara a reivindicar todas sus vertientes epistemológicas como objetos arqueológicos y dar nueva luz a los aspectos menos conocidos de las fases productivas cerámicas y musivas.


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Lámina 1: Detalle del Mosaico II de Los Vergeles. Uso de teselas cerámicas. (Foto: realizada por autores).

Nuestros objetivos en este trabajo han sido fundamentalmente: a. Analizar las posibilidades de las nuevas técnicas arqueométricas en el conocimiento de aspectos aún desconocidos del proceso de fabricación de un mosaico y sus componentes cerámicos, teniendo en cuenta el intenso desgaste que suele presentar este material derivado de su función de suelo. Se pretende así incidir también en todas las fases de la vida de este material, que incluye, como no, la reutilización. b. Aportar nuevas conclusiones históricas en torno a la realidad concreta de la Granada romana a partir de uno de los más importantes casos de villa rústica y monumental en ella localizados: la villa de los Vergeles. c. Poner en relación la procedencia de las teselas cerámicas de los mosaicos de los Vergeles así como sus arcillas con los núcleos productivos

granadinos en base a identificar su procedencia a través de una caracterización arqueométrica y tecnológica del material procedente de los alfares conocidos hasta el momento, que por otro lado son más bien escasos y a menudo sometidos a estudios que no trascienden de la tipología. d. Estudiar las herramientas utilizadas en el corte de las teselas a través del análisis de las huellas que quedan en éstas. Proponemos plantear hipótesis preliminares en el estudio de las huellas de herramientas con la intención de que sean desarrolladas en estudios experimentales posteriores. e. Estudiar los comportamientos artesanales, incidiendo por un lado en las relaciones de abastecimiento e interdependencia entre talleres, centros productivos, y núcleos de extracción de materias primas, y por otro, en las relaciones entre artista y comandatario.

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Fig. 1. Ubicación de Iliberis y las villae localizadas en el ager iliberitano. (Fuente: SÁNCHEZ et al., 2008).

2. CONTEXTO HISTÓRICO Centramos nuestro estudio en el territorio de Iliberis, en el área de la actual Vega de Granada. Constituye ésta una cuenca hidrográfica articulada en torno al Genil con unas características físicas, geológicas y orográficas que la convierten en una zona muy fértil y con gran cantidad de recursos a su alcance, desde los productos agropecuarios, hasta los de tipo industrial. Por este motivo la Vega fue muy tempranamente antropizada, desarrollándose una intensa ocupación, tanto urbana como territorial, en época romana. De los núcleos urbanos desarrollados al amparo de la romanización de los que se tiene constancia la que obtuvo mayor rango jurídico y con más premura que las demás fue Iliberis, conocida tras su otorgación del ius latii como Municipium Florentinum Iliberritanum (Orfila, 2012). La ubicación de la urbs se ha fijado en la colina del Albaicín (Sotomayor, 2008: 31), continuando la ocupación del oppidum ibérico; a sus pies se extiende la Vega como espacio fundamental de desarrollo de su ager, conlindante con el de la vecina ciudad de Ilurco (González y Morales, 2008: 254).

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

El potencial de su ager se vio reflejado en una intensa productividad dirigida desde los fundus las villae rusticas (Fig. 1), basada fundamentalmente en la producción oleícola en la que el sector privado tuvo una gran participación. Con ello se explica el rápido enriquecimiento de determinadas familias, que habría de reflejarse en un crecimiento acelerado de edificaciones monumentales junto a las estancias meramente productivas; la introducción de elementos de prestigio en estos centros rurales se documenta desde época altoimperial pero sobre todo tendrá su auge a lo largo del siglo IV, y es prueba de la rápida consolidación de una red productiva que mantiene y proporciona un nivel de vida alto a sus posessores (Sánchez et al., 2008: 111).

2.1. LA VILLA DE LOS VERGELES Una de las villae que mejor reflejaron el potencial económico y el auge del fenómeno de la villa en el suburbio iliberitano es la villa de los Vergeles. Objeto de dos intervenciones -realizadas respectivamente en los años 1989 y 1991- la villa no ha sido excavada en su totalidad, y los diversos restos estructurales han aparecido dispersos debido al carácter urbano


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y de urgencia de las excavaciones; no obstante han sido documentadas tanto el área productiva como la pars urbana, ésta última con un área de al menos 3.613 m² (Marín, 2011). La villa se sitúa en el actual barrio de los Vergeles, y por su situación con respecto a la ciudad sabemos que era una de las villae del suburbio del municipium de Iliberis, lo que le permitía una gran agilidad comercial entre el centro productor y el centro consumidor y que denota una elevada y continua productividad en el fundus de la villa a juzgar por el periodo de hábitat tan prolongado que tuvo (Marín, 2011). Debió construirse durante el siglo I d. C., en el contexto de la implantación y difusión de la villa por los agri hispanos, y hasta su abandono en el siglo V d.C. la villa experimentó constantes fases de reestructuración y mejora, dándose la mayor de las reformas en el siglo IV, momento al que pertenecen los mosaicos que aquí nos ocupan, concibiendo así el triclinium u oecus como nuevo espacio de ostentación aristocrática. Todos los mosaicos aquí documentados son polícromos y de tipo geométrico, muy en la línea de las producciones musivas de la meseta en este siglo. Ante la escasa variedad cromática disponible en la piedra local, muchos de los colores fueron obtenidos con teselas cerámicas y de pasta vítrea, que acompañaban a las de caliza. La presencia de estos materiales denota la existencia de talleres especializados en esas producciones que abastecerían a los artesanos musivarios. Y en concreto, las teselas cerámicas nos obligan a dirigir la mirada a los alfares conocidos en Iliberis, en aras de reconstruir una parte de la cadena productiva de estos pavimentos.

2.2. LOS CENTROS ALFAREROS ILIBERRITANOS De todos los núcleos artesanales o productivos, son los centros alfareros los más documentados, gracias a la excavación de dos alfares, uno más pequeño, situado en el Carmen de la Muralla, en el Albaicín, y un gran complejo alfarero de al menos 12 hornos situado más a las afueras, y construido según la normativa que prohibía su ubicación intramuros, localizado en Cartuja. Ambos se encargaban de la pro-

ducción tanto de vajilla para uso doméstico, sobre todo Terra Sigillata Hispanica, cerámica común, y engobadas, como de elementos constructivos, principalmente tegulas, ímbrices y ladrillos (Sánchez et al., 2008: 102-104). Cronológicamente, el alfar del Albaicín estuvo en funcionamiento hasta aproximadamente finales del siglo II d.C., si bien el de Cartuja pudo perdurar trabajando aún hasta época tardía. Ambos centros han sido documentados en el contexto de los principales alfares de la provincia de Granada (Fernández, 2004) y del resto de la Bética, aunque casi siempre atendiendo a sus producciones desde un punto de vista tipológico, y salvo estudios puntuales de caracterización arqueométrica de la Terra Sigillata Hispánica (Compaña et al., 2010), aún son muchas las preguntas que quedan pendientes.

3. CONTEXTO GEOLÓGICO La necesidad de diferenciar la procedencia de las arcillas que componen las teselas de los mosaicos de la villa de los Vergeles nos lleva a dedicar un breve apartado al ámbito geológico de la Vega de Granada. No obstante, se presenta a priori la problemática de que los distintos alfares de la ciudad de Granada beben de contextos geológicos muy similares. Serán pues, las variaciones porcentuales de la composición de estas arcillas lo que nos hable de los lugares de producción de las vasijas y de aspectos tecnológicos que puedan ayudarnos a diferenciar las teselas. La Vega de Granada se localiza entre las llamadas Zonas Internas -localizadas en el mar de Alborán- y las Zonas Externas -localizadas en la Meseta Ibérica- de las Cordilleras Béticas, formando parte del orógeno Bético-Rifeño (Mattauer, 1990), y situado en el limes de las placas Euroasiática y Africana. Su evolución, según expone J. F. Soria (1993), comienza en el Lías Medio y concluye en el Mioceno inferior. Las Zonas Externas se dividen en dos grandes dominios: Prebético y Subbético, aunque determinados autores distinguen entre ellos las Unidades Intermedias, caracterizadas por la sedimentación de ambos (Ruiz, 1980)1. Las Zonas Internas se caracterizan por el predominio de materiales paleozóicos y triásicos

1 RUIZ ORTIZ, P. A. (1980): Análisis de facies del Mesozoico de las Unidades Intermedias. (Entre Castril-Prov. de Granada y Jaén). Tesis Doctoral Inédita. Universidad de Granada. Granada.

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Fig. 2. Contexto geológico de la Vega de Granada (1:50.000) (Fuente: Instituto Geológico y Minero de España: Hoja 1009, Granada).

y su afección por procesos metamórficos. Se dividen en tres complejos: Nevado-Filábride, Alpujárride y Maláguide, todos ellos superpuestos bajo los efectos de cabalgamientos y fallas (García y Martínez, 1988). De este modo, el contexto geológico en que se sitúa la ciudad de Granada se constituye como una gran cuenca que recoge sedimentos arrastrados de los complejos Nevado-Filábride, Alpujárride y la Dorsal Interna del complejo Maláguide, pudiendo hallar, por ello, materiales de las tres formaciones mencionadas (Fig. 2).

de Granada han permitido también una mejor identificación de los componentes del material cerámico. Así, parece que buena parte de las rocas ígneas se componen de plagioclasas, calcita, olivino, opacos, augita, apatito y piroxeno. Por su parte, las rocas metamórficas lo hacen de calcita, dolomita, mica blanca, biotita, tormalina, apatito, cuarzo, plagioclasas, epidota, clorita, sericita, feldespato alcalino y, en menor medida, de rutilo, circón, granate, cianita, estaurolita, titanita y grafito.

Gracias a la localización de algunos alfares romanos como el de Cartuja y el del Carmen de la Muralla, podemos acotar el ámbito geológico y, por ende, la composición de las arcillas utilizadas por los alfareros en su proceso productivo. El alfar de Cartuja se halla en una zona en la que abundan las arcillas, los limos rojos, los conglomerados y las calizas (oolíticas masivas blancas, margosas, bioclásticas). Aparecen también facies de margocalizas y margas versicolores y blancas. Por su parte, en el entorno del Alfar del Carmen de la Muralla, aunque aparecen también arcillas, limos rojos y conglomerados, abundan las margas claras, las calizas travertínicas y costras calcáreas.

4. METODOLOGÍA

Los análisis petrológicos realizados por el Instituto Geológico y Minero de España sobre materiales ígneos y metamórficos en los entornos de la ciudad

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La falta de estudios previos sobre material cerámico procedente de conjuntos musivarios ha motivado la necesidad de desarrollar una nueva metodología específica para estos casos, vinculada, por otro lado, con los estudios arqueométricos realizados sobre vasijas contenedoras. Las 19 teselas han sido tomadas de los mosaicos II y IV de la villa romana de los Vergeles -tanto de la zona figurada como de la orla- localizada en la C/Primavera s/n de la ciudad de Granada (Tab. 1). Este conjunto musivo resulta representativo dado que la cantidad de teselas de naturaleza cerámica empleada en su elaboración es elevada, y además favorecía la toma de un buen número de muestras sin comprometer con ello la conservación de los pavimentos.


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DESGRASANTES ID ID POSICIÓN TIPO DE TECNOLOGÍA MUESTRA EXCAVACIÓN MOSAICO COCCIÓN

% TIPO DE INCLU- % ESTIMADO DESGRASANTE SIONES Mica, cuarzo, paragonita

Alta: angulosos

Equilibrado

17.50

-

10

F: 95; M: 5; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Equilibrado

11.60

-

Esquisto, micaesquisto, mica, cuarzo

15-20

F: 80; M: 20; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Equilibrado

12.10

-

Mica, cuarzo, esquisto

15-20

F: 95; M: 5; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Equilibrado

16.30

Posee muchas porosidades que se forman transversamente

Cuarzo, esquisto, carbonato cálcico

10

F: 98; M: 2; G: 0; MG: 0

Alta: s ubredondeados

Muy bien

20.50

Apelmazamiento horizontal de la arcilla

40-45

F: 85; M: 13; G: 2; MG: 0

Baja: subangulosos

Equilibrado

1.76

-

Orla

A mano

Oxidante

LV-002

LV-32.1

Figuración

A mano

Cuarzo, esquisto, Oxidante carbonato cálcico, micaesquisto

LV-003

LV-II-44.1

Figuración

A mano

Oxidante

No Oxidante determinable

Oxidante

OBSERVACIONES

F: 95; M: 5; G: 0; MG: 0

LV- IV-2.10

Orla

PESO (grs.)

10

LV-001

LV-004 LV-II-P-42.1

ESFERICIDAD / ORDENACIÓN DESGASTE

LV-005

LV-32-2

Figuración

LV-006

LV-IV-23

Orla

LV-007

LV-IV-2.1

Orla

A mano

Oxidante

Micaesquisto, esquisto, mica, cuarcita, cuarzo lechoso

10

F: 97; M: 3; G: 2; MG: 0

Alta: subangulosos

Equilibrado

13.60

Se observan porosidades transversales

LV-015

LV-II-44-3

Orla

A mano

Oxidante

Mica, cuarzo

0-2

F: 100; M: 0; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Muy bien

5.98

Poco cocido: fácil fractura

LV-016

LV-II-37

Figuración

A mano

Oxidante

Cuarzo

2

F: 99-100; M: 0-1; G: 0; MG: 0

Alta: subredondeados

Muy bien

24.41

Apelmazamiento horizontal de la arcilla

No Oxidante Esquisto, cuarzo determinable

LV-017

LV-IVB-15.1

Orla

A mano

Oxidante

Cuarzo, mica

50

F: 99; M: 1; G: 0; MG: 0

Baja: angulosos

Equilibrado

0.99

Ladrillo (aparece una franja reductora que puede tener relación con presencia de materia vegetal)

LV-018

LVDescontext.

Orla

A torno

Oxidante

Cuarzo, paragonita, desgrasante vegetal

30

F: 99-100; M: 0-1; G: 0; MG: 0

Alta: subangulosos

Muy bien

23.38

Posible dolium

LV-019

LV-38

Orla

A mano

Oxidante

Cuarzo

1

F: 100; M: 0; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Mala

6.25

Poco cocido. Se observa una campa con clastos de mayor tamaño

LV-020

LV-IV-2-9

Orla

A mano

Oxidante

Cuarzo y mica

15

F: 97; M: 3; G: 0; MG: 0

Alta: subredondeados

Equilibrado

14.22

Capa con clastos de mayor tamaño. Porosidad media.

LV-021

LV-IVB-15.2

Orla

A mano

Oxidante

Paragonita, cuarzo, materia vegetal

10

F: 98; M: 2; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Equilibrado

0.66

Impronta vegetal en matriz. Posible ladrillo

LV-022

LV-II-44-2

Figuración

A torno

Oxidante

Cuarzo, mica, anfíbol

15

F: 97; M: 3; G: 0; MG: 0

Alta: subredondeados

Buena

7.32

-

LV-023

LV-IV-2-2

Orla

A mano

Oxidante

Cuarzo, paragonita y anfíbol

2

F: 100; M: 0; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Buena

12.43

Apelmazamiento transversal de la arcilla

LV-024

LV-II-37.10

Orla

A mano

Oxidante

Paragonita, cuarzo y anfíbol

5

F: 99-100; M: 0-1; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Equilibrado

7.24

-

LV-025

LV-IV-2.11

Figuración

A torno

Oxidante

Cuarzo, anfíbol

2

F: 98; M: 2; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Buena

19.46

-

A torno

Anfíbol, cuarzo, Oxidante carbonato cálcico y mica

-

Conserva en su cara interna un pellizco del sobrante de arcilla generado en la fase de modelado

LV-031

LV-II-37-11

Orla

10

F: 95; M: 5; G: 0; MG: 0

Alta: redondeados

Muy bien

Tab.1. Aproximación macroscópica de teselas procedentes de los mosaicos II y IV de la villa de los Vergeles (Granada).

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Lámina 2: Teselas extraídas del Mosaico II de la villae de los Vergeles. (Foto: realizada por autores).

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LA TECNOLOGÍA CERÁMICA EN ÍTEMS NO CONTENEDORES: LAS TESELAS DE LOS MOSAICOS DE LA VILLA ROMANA DE LOS VERGELES (GRANADA)

En primer lugar se hizo un estudio macroscópico con lupa binocular (Leica Zoom 2000, 10’5 X) (Láms. 2 y 3) con el fin de determinar el origen de las teselas, pudiéndose observar que se trataba de material reutilizado, además del hecho de que algunas de ellas poseían trazas que nos indicaran marcas de corte. Esta pesquisa nos permitió establecer unos grupos previos que sirvieron como base para el posterior trabajo. Posteriormente, se observaron las matrices e identificaron algunas de las características de los desgra-

santes, desde su naturaleza mineral y abundancia a su grado de esfericidad (Dorado, 2012: 97-98). Hecho esto, se determinaron los minerales que componían las pastas mediante el método tradicional de polvo (Moore y Reynolds, 1989) en el Centro de Instrumentación Científica de la Universidad de Granada (Difractómetro Bruker D8 Advance). Los difractogramas obtenidos se han comparado con la base de datos difdata.txt de AMCSD de uso libre con el programa XPowder (Martín, 2006), y cuantificados con el método Rietveld-RIR (Bellotto y Cristiani, 1991; Gualtieri y Artioli, 1995).

Lámina 3: Teselas extraídas del Mosaico IV de la villa de los Vergeles. (Foto: realizada por autores).

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Lám. 4. A la izquierda, vista cenital de la muestra nº LV-031, la cual evidencia la reutilización de una vasija a modo de tesela. A la derecha, la misma muestra en la que pueden observarse marcas derivadas del limado para su introducción al mosaico.

5. ASPECTOS TECNOLÓGICOS Los resultados de los distintos estudios a los que se han sometido las teselas procedentes de la villa de los Vergeles nos han permitido obtener unos interesantes resultados sobre la tecnología de fabricación de los mosaicos romanos. Nuestro punto de partida eran los resultados de la excavación urbana a partir de la cual fueron extraídos los mosaicos, en la que se referían a las teselas como reutilizaciones de otros artefactos cerámicos apenas distinguibles (Fresneda et al., 1991). Esta afirmación fue fundamental a la hora de comenzar con el estudio pormenorizado de las teselas, pues de dicha reutilización se infieren procesos sistémicos anteriores a la realización del mosaico. Entendimos así que su identificación pasaba primeramente por la búsqueda de huellas que confirmaran tanto su uso previo como su adaptación a las necesidades musivarias. De este modo, hallamos efectivamente varios elementos que identificaban las teselas con elementos constructivos y recipientes cerámicos, caso de las marcas que restan de eliminar el alfarero la rebaba sobrante en la adobera en la fabricación de ladrillos o bases de vasijas (Lám. 4a). La confirmación de este supuesto nos llevó a recurrir a la traceología con el fin de buscar huellas de corte o algún otro distintivo que nos acercara al material utilizado para la realización de mosaicos, observándose así varias marcas en zigzag similares a las dejadas por una sierra en el lateral de algunas teselas (Lám. 4b). Dichas marcas ponen de manifiesto no sólo la reutilización de material cerámico sino también su previa acomodación al hueco que habrían de ocupar.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

La búsqueda de estas marcas resulta harto difícil en un material que, por sus características, se erosiona con facilidad, por lo que no fue en la cara de la tesela que da a la superficie donde las hallamos, sino en uno de sus laterales. Esto nos ha permitido ver que, al contrario de lo que ocurre con las teselas pétreas, el corte no se realiza mediante cinceles sino, más bien, con sierras o instrumentos serrados, lo que nos aporta información preliminar sobre algunas técnicas productivas desconocidas por la arqueología hasta el momento. Por su parte, los estudios macroscópicos acometidos a través de lupa binocular han permitido comprobar una diferenciación cualitativa entre unas teselas y otras. Estos estudios, más orientados a la identificación de los procesos previos a la cocción, nos permiten confirmar que los desgrasantes no fueron en ningún caso añadidos, dado el nivel de esfericidad que poseen sus aristas. En su mayoría se trata de desgrasantes de tendencia esférica con un alto grado de rodadura, muy diferentes a los desgrasantes obtenidos mediante el machacado de mineral. Por otro lado, las muestras evidencian cierto grado de depuración de las arcillas, pues, en términos generales, no se hallan desgrasantes de tamaños superiores al milímetro, observándose, de hecho, una cierta polarización entre los granos fino y mediano (0-4.999 mm.) y los de gran tamaño (>1 mm.), apareciendo estos últimos en porcentajes mucho menores. Se observaron así dos grupos tecnológicos con distintos grados de preparación de las pastas: por un lado encontraríamos las reutilizaciones de cerámica común romana y, por otro, material latericio. Este menor grado de preparación de las arcillas en el material constructivo explicaría


LA TECNOLOGÍA CERÁMICA EN ÍTEMS NO CONTENEDORES: LAS TESELAS DE LOS MOSAICOS DE LA VILLA ROMANA DE LOS VERGELES (GRANADA)

la aparición de caliches que, de otro modo, hubieron de ser eliminados para evitar fallos de cocción derivados de su deshidroxilación.

silicatos y la aparición de neofases, como diópsido, wollastonita, hematites o gehlenita, indicaron grados de depuración y cocción diferentes (Tab. 2).

En cuanto a la proporción de los desgrasantes, no se puede hablar de cantidades superiores al 30% (Stoops, 2004), siendo menores en la cerámica común que el material latericio, patrón que se repite en el amasado de la pella de barro previo a la cocción. A su vez, el grado de amasado en las vasijas es mayor que en el material constructivo, y la ordenación de los desgrasantes es, por ende, también mayor.

Hallamos la evidencia de que el material latericio había alcanzado temperaturas más bajas en el horno que la cerámica común romana. Para realizar esta aseveración nos basamos en las cantidades de fases de alta temperatura encontradas en la cerámica común, lo que nos indicaba unos 850/900º C, mientras que tégulas y ladrillos lo harían en torno a los 750/800º C. No obstante, son datos que hemos de tomar con cierta cautela pues, al tratarse este último de un material de mayor grosor que las vasijas comunes cabe la posibilidad de que, en la superficie, se superaran las temperaturas arriba citadas pero en el interior de la pieza quedaran por debajo. De lo que se deduce que no existen hornos que realicen una u otra producción, sino que, dadas las características del material -su grosor en este caso-, éste se encontrará más o menos cocido en el interior y se habrán conservado mayor o menor cantidad de filosilicatos. Con todo, se conforman así dos grupos definitivos: tégulas y ladrillos, por un lado, con mayores cantidades de filosilicatos y menores cantidades de neofases y, por otro, la cerámica común romana, con mayores cantidades de neofases y menor grado de filosilicatos (Fig. 4).

Con respecto a los componentes de las arcillas, y como señalamos anteriormente, la problemática que presenta el estudio de los centros alfareros en la Granada romana es compleja. Los análisis macroscópicos evidenciaron desgrasantes de cuarzo, calcita, feldespato, mica, anfíboles y esquisto. Una vez realizados los análisis de XRD, de forma que se pudieran cuantificar los porcentajes de cada componente, pudimos además observar algunas diferencias en las temperaturas de cocción, lo que ayudó a determinar las similitudes y diferencias entre unas muestras y otras. Si bien parece que en todos los casos las muestras corresponden a entornos geológicos de gran similitud, como muestran los difractogramas resultantes (Fig. 3), las variaciones de cuarzo, filo-

Fig. 3:Difractogramas obtenidos del análisis realizado sobre 30 muestras obtenidas del Alfar de Cartuja (Granada), cerámica común hallada en la villa de los Vergeles y las teselas objeto de estudio.

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ALBERTO DORADO ALEJOS Y PURIFICACIÓN MARÍN DÍAZ

ID MUESTRA

QZ

LV-001

FELDESPATOS

PHILOS.

CALC.

DIOP + WOLL.

GEHL.

HEMAT.

DOLOM

AMORPH.

R.-ACC FACTOR

12.2

14.7

1.8

4.2

2.2

2.8

1.2

3.7

0.0148

8.3

13.9

29.4

3.2

4.4

4.2

0.5

1.1

5.9

0.0244

8.8

14.4

35.7

2.4

6.7

3.5

0.4

0.9

6.7

0.0501

38.6

8.6

14.4

10.6

1

8.7

8.2

2.9

1

6

0.0145

22.4

10.2

14.2

32.5

1.1

4.2

4.9

0.4

2.9

7.2

0.0519

LV-006

47.6

10.2

11.6

8.8

2.3

3.6

6.7

3.5

1.2

4.5

0.0094

LV-007

49.8

10

12.2

9

2.4

6

3.6

1.9

1.1

4

0.0111

LV-015

49.5

14.4

6.3

14.9

1.1

3.3

3.7

1.9

1.1

3.8

0.0155

LV-016

28.4

18.7

5.5

26.4

0.7

2.4

4.1

2.1

1.8

9.9

0.0167

LV-017

55.4

4.1

13.4

5.4

2.7

6.5

4

3.1

1.4

4

0.0099

LV-018

34.5

6.9

20.3

11.6

1.3

6

7.5

3.8

2.1

6

0.0121

LV-019

53.8

11

6.5

18.3

1.3

0.6

2.8

1.6

0.7

3.4

0.0157

LV-020

42.7

9.4

10.4

12.7

3.6

7.3

5.6

2.4

1.1

4.8

0.012

LV-021

52.6

7.7

11.7

8..

3.2

4.6

3.8

2

1.8

4.3

0.009

LV-022

39

6.2

10.2

19.9

4.6

6.3

6.1

1.6

0.9

5.2

0.0246

LV-023

51.8

7.6

4.9

16.3

3.2

4.9

3.8

1.9

1.8

3.8

0.016

K-FLEDS.

PLAG.

49.9

7.3

LV-002

29.1

LV-003

22.5

LV-004 LV-005

Tab. 2: Cuantificación porcentual de fases minerales halladas en materiales procedentes de la villa de Los Vergeles (Granada) (realizado con método RIR).

Fig. 4: Grupos cerámicos conformados a partir de la composición de las arcillas, pareciendo conformar dos grupos bien diferenciados: material latericio y cerámica común.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


LA TECNOLOGÍA CERÁMICA EN ÍTEMS NO CONTENEDORES: LAS TESELAS DE LOS MOSAICOS DE LA VILLA ROMANA DE LOS VERGELES (GRANADA)

6. CONCLUSIONES Las teselas cerámicas no se fabrican ex profeso sino que son una reutilización de material desechado probablemente sacada de basureros o material sobrante de los alfares. En la reutilización, dentro de la aleatoriedad que conlleva, se observan unos patrones de selección en función de las necesidades que plantea el diseño del mosaico, dándose un uso mayoritario de teselas procedentes de material latericio para las que se ubican en la orla y las zonas periféricas del mosaico, y un uso seleccionado de cerámica común para teselas que forman parte del dibujo. Ésta selección está relacionada con el tamaño deseado de la tesela: la mayoría son de ladrillo por su mayor tamaño, pero también se da para teselas de menor tamaño el uso de ollas o ánforas con el grosor idóneo para ello. Esto ha sido contrastado también con lo que ha podido documentar la arqueología para las teselas pétreas en relación a la cuestión de cómo y quién abastecía de material a los talleres musivarios. Tras lo aclarado en este trabajo y la evidencia de teselas en el vertedero de un taller escultórico de molduras en Córdoba (Sánchez, 2000), creemos acertado decir que el musivario o algún miembro de su taller acudiría a otros centros productivos en busca de la materia prima que estos centros desechaban. Con esta hipótesis esperamos, por una parte, que en futuras actuaciones en los alfares romanos se logre documentar arqueológicamente la actividad del cortado de teselas, probablemente en contextos cercanos a los vertederos. Por otro lado, incidir en que es necesario vincular la creación musivaria con la presencia de otros oficios para la elaboración del mismo: ferreteros, carpinteros para hacer los encofrados del mortero, albañiles y peones canteros para la materia prima, escultores y ceramistas para el corte de teselas, … creando entre ellos una interesante cadena productiva y económica local, lo cual nos habla en definitiva de una ciudad, Iliberis, con una vigorosa actividad artesanal y económica durante la Tardoantiguedad. Finalmente, algunas piezas aquí estudiadas han dado interesantes resultados en lo que a las herramientas utilizadas en el corte de la tesela se refiere: generalmente las huellas de corte de la tesela son muy difíciles de apreciar en este material (a diferencia de las teselas de piedra) debido a que el nivel de desgaste es mucho mayor en la cerámica y particularmente las de menor temperatura de cocción. Sin embargo,

algunas marcas que aún conservan las caras laterales –protegidas por el mortero- muestran sin duda el uso de una herramienta serrada.

AGRADECIMIENTOS Nos gustaría agradecer los esfuerzos realizados por Fernando Molina González, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, y al grupo de investigación GEPRAN (HUM274), sin los cuales este trabajo no podría haberse terminado.

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Pieza cerĂĄmica hallada en la Casa Carbajal SolĂ­s.


4.12. UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII APPROACH TO THE ASTURIAN POTTERIES TYPOLOGY BETWEEN THE XVI AND XVII CENTURY Miguel Busto Zapico1, José Avelino Gutiérrez González2 y Rogelio Estrada García3

Resumen

Abstract

La cerámica estudiada procede de las excavaciones arqueológicas del solar nº10 de la Calle la Rúa, Oviedo. Su cronología se extiende desde el siglo XVI hasta mediados del XVII. Nos centramos en la cerámica de procedencia local y nos hemos marcado como objetivos la creación de tipologías orientadas a proporcionar tablas de formas y el estudio de los centros alfareros asturianos y sus producciones. Hemos aplicado una metodología exhaustiva con vistas a su extrapolación a otros lotes cerámicos.

The following studied potteries come from the archaeological excavations of the site number 10 of La Rúa Street, Oviedo. The chronology extends from the sixteenth to mid-seventeenth century. We focused on the locally sourced pottery and our goals are to create typologies aimed at providing shape tables, the study of Asturian potteries centers and their productions. We have implemented a comprehensive methodology in order to its extrapolation to other potteries lots.

En Asturias existe una deficiencia en el estudio de las cerámicas modernas, dado que los estudios sistemáticos en este sentido son casi inexistentes. Con el estudio de este lote podemos observar como hay formas con una clara tradición medieval, en cambio, otras nos anuncian lo que será la cerámica popular asturiana. La artesanía del barro en Asturias es fruto de un profundo apego a las tradiciones y la capacidad para asimilar novedades.

The Asturian historiography always had a lack of study of modern potteries due to the absence of systematic studies in this regard. Within the study of this lot we can perceive, on the one hand, a clear medieval tradition, while, on the other hand, what will be the Asturian folk pottery. The craftsmanship of the mud in Asturias is the result of a deep attachment to the traditions and the ability to assimilate changes.

Key words: Pottery, Asturias, Typologies. Palabras clave: Cerámica, Asturias, Tipologías.

1 Estudiante de postgrado, Universidad de Granada. [ miguel_busto@hotmail.com ] 2 Profesor Titular de Arqueología, Universidad de Oviedo. [ avelino@uniovi.es ] 3 Arqueólogo Consultor. [ rogelioestradagarcia@gmail.com ]

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 469-478. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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MIGUEL BUSTO ZAPICO, JOSÉ AVELINO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ Y ROGELIO ESTRADA GARCÍA

1. INTRODUCCIÓN Se ha llevado a cabo el estudio de un lote cerámico localizado en un área de intervención muy concreta, la fosa séptica de la casa Carbajal Solís, sita en el nº 10 de la Calle la Rúa (Oviedo, Asturias) (Fig. 1). Dicho hallazgo ha sido fruto de las excavaciones llevadas a cabo durante la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias en el año 2009. Este conjunto procede de un solo contexto estratigráfico que ha sido datado a partir de la secuencia estratigráfica, de la documentación escrita y, a través, de la información intrínseca derivada de la propia cultura material cerámica. Gracias a todos estos datos, hemos podido otorgarle al lote, una cronología aproximada que se extiende desde diciembre de 1521, momento en el que un incendio destruye buena parte de la ciudad de Oviedo, hasta 1656-1660, cuando Juan Carbajal Solís contrata al arquitecto Melchor de Velasco para remodelar

esta casa. Las reformas harán que la fosa séptica quede sellada. Así mismo, debemos puntualizar que no se trata de un estudio de todo el material cerámico aparecido en la excavación de la casa de los Carbajal Solís, sino de una parte muy concreta que por su buena conservación y su registro estratigráfico “cerrado”, nos ha hecho llegar piezas completas o casi completas, buenamente atribuibles a un periodo exacto y a un alfar concreto asturiano, peninsular o en muchos casos europeo. El objeto de estudio del presente trabajo será la cerámica de procedencia local (Grupo I), que nos permitirá realizar una aproximación a las tipologías de cerámica asturiana entre los siglos XVI y XVII. Junto a ella se ha encontrado un potente conjunto de lozas de diferentes lugares (Grupo II) que será estudiado en sucesivas publicaciones.

Fig. 1. Francisco Díaz Pedregal, “Manzanas de la Rúa y Santa Ana”, 1765, en Gonzáles (1996: 18). Resaltado en rojo el solar nº10.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII

2. OBJETIVOS Nuestro objetivo general busca poder aportar nuevos datos para conocer la sociedad ovetense de los siglos XVI-XVII, al mismo tiempo que realizamos una aproximación tipológica a las cerámicas Asturianas de principios de la Edad Moderna, un área de estudio casi inexplorada. Este objetivo se plantea como una tarea muy ambiciosa. Para poder llevarlo a cabo ha sido necesario estructurarlo en una serie de objetivos específicos, que han sido determinantes en todo el proceso de investigación. El primero de ellos ha sido el de tratar de obtener información sobre los centros alfareros y las producciones cerámicas asturianas. Lo que se ha pretendido es una caracterización lo más amplia y profunda posible. Al tratarse de unas piezas que apenas han suscitado el interés de los investigadores, este enfoque clasificatorio se muestra como imprescindible, dado que nos encontramos al inicio de una línea de investigación. No se trata de un fin en sí mismo, sino que hemos tratado de relacionarlo con determinados procesos históricos y culturales. Para conocer las tipologías cerámicas se ha llevado a cabo un estudio en profundidad fijándonos en una serie de caracterizas concernientes a aspectos tecnológicos, morfológicos, morfométricos y decorativos. Al mismo tiempo, se ha tratado de obtener unas cronologías aproximadas de cada una de las tipologías estudiadas, para ello nos hemos basado en toda la documentación arqueológica y estratigráfica de la excavación. De igual manera, ha sido posible la comparación con otros estudios cerámicos para afinar esas cronologías y dotar a las tipologías de una serie de paralelos con otros materiales similares, que permitan elaborar unas conclusiones de un modo más global y menos particular. Estos datos son necesarios al comienzo de la investigación y nos permitirán relacionarlos con procesos más profundos. A través del estudio de este lote cerámico hemos podido conocer los posibles cambios en el sistema productivo de la cerámica, para ello ha sido necesario un estudio desde un punto de vista tecnológico, para identificar así, posibles tradiciones tecnológicas diversas. Pretendemos estudiar los objetos en sí, pero además obtener datos que nos informen sobre cómo han sido producidos. La buena conservación del lote, su claro contexto estratigráfico y su cronología transicional, justifica en buena medida una investigación de esta índole.

Además, nos hemos marcado como objetivo específico aportar una nueva vía para el estudio de la sociedad asturiana y elaborar una serie de conclusiones. Para llegar a cumplirlo ha sido necesaria toda una profunda reflexión y un trabajo de estudio y análisis de los datos obtenidos. A partir de ellos, hemos establecido una serie de conclusiones que nos permiten conocer mejor Oviedo y la sociedad asturiana en una época de tránsito. Al mismo tiempo, este último objetivo, tiene una segunda vertiente que es la de establecer nuevas líneas de trabajo. Algunos datos obtenidos nos llevan a proponer la necesidad de continuar por esta vía y ampliar el estudio a nuevos lotes y, desde luego, platearnos nuevas incógnitas, que nos permitan alcanzar conclusiones de un orden más profundo. La finalidad que hemos perseguido en este trabajo ha sido la de alcanzar un grado de conocimiento básico de la cerámica asturiana entre los siglos XVI y XVII. Para ello hemos tratado de utilizar toda la información disponible que ha llegado hasta nosotros y en la medida de nuestras limitadas posibilidades. Siguiendo a M. Barceló hemos tratado de “movilizar toda la información, para identificar, relacionar y entender” (Barceló et al., 1988), en este caso centrándonos en el estudio del registro material cerámico, para arrojar luz sobre la sociedad asturiana en esta época de tránsito. Lo que buscamos en definitiva es obtener la mayor información arqueológica de nuestro lote, contrastar hipótesis y plantear nuevas.

3. METODOLOGÍA La aplicación de la metodología que a continuación se expone, ha dado como fruto un estudio pormenorizado del material cerámico. Como se verá, hemos planificado un método de estudio sistemático. Esta metodología, como todo buen método, tiene como base una serie de técnicas de observación y de reglas de razonamiento, que nos han permitido plantear un estudio acertado, lógico y adaptado al lote cerámico procedente de la excavación del solar nº10 de la Calle la Rúa de Oviedo. El método que hemos tomado como base y que hemos aplicado, ya fue esbozado por C. Orton, P. Tyers y A. Vince (1997). Todos los planteamientos descriptivos, analíticos y cuantificadores que exponen estos autores han sido tomados en consideración a la hora de elaborar este trabajo.

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 469-478. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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MIGUEL BUSTO ZAPICO, JOSÉ AVELINO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ Y ROGELIO ESTRADA GARCÍA

El volumen del material cerámico conllevó la necesidad de elaborar un exhaustivo sistema de registro de fichas, para lo cual se ha desarrollado un registro individualizado de cada uno de los fragmentos. De cada fragmento se han tomado toda una serie de datos, que ha permitido desarrollar estos análisis: cuantitativo, tecnológico, funcional-tipológico y decorativo. Clasificado todo el material, inventariado e introducido en nuestras hojas de cálculo y nuestras bases de datos, se ha llevado a cabo un estudio estadístico, cuantitativo, cualitativo y analítico de las diversas variables analizables en la totalidad del conjunto cerámico. Se ha tratado de establecer una valoración del porcentaje y frecuencia de las distintas variables definidas a lo largo de todo este proceso de estudio del conjunto, comparando las proporciones de los tipos representados en el lote. El análisis tecnológico ha sido uno de los puntos de partida fundamentales en este trabajo. Se han creado grupos tecnológicos tenido en cuenta las arcillas, el moldeado, la cocción y los desgrasantes, con los que estaban elaborados. El sistema que hemos utilizado en el análisis funcional-tipológico se basa en establecer divisiones dentro del grupo, la primera hace referencia a la categoría funcional, la segunda indica el grupo o la serie cerámica y la tercera el tipo particular dentro de la serie, también puede darse que dentro del tipo existan subtipos. En cuanto a las series derivadas de cada categoría funcional, hemos tratado de apoyarnos en conceptos que sean definitorios, para que no se pueda dar pie a confusiones. Así mismo, en aquellas series que se perpetúan en la cerámica tradicional asturiana,

Fig. 2. Alfares en Asturias, en Fernández López (2008).

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

hemos elegido el nombre que recibe esa pieza en la actualidad. Cada serie está formada además, por un conjunto de tipos, tras definirlos tipos, hemos establecido unos subtipos o variantes que se diferencian por la presencia de atributos menos significativos. El análisis decorativo es el último de los análisis llevados a cabo con este lote y corre siempre paralelo a todos los demás. Hemos tenido en cuenta la cobertura, el tipo de decoración y el motivo decorativo. Al mismo tiempo se trató de establecer un orden cronológico teniendo en cuenta sus similitudes y diferencias con otros lotes de otros yacimientos adscritos al mismo marco temporal, que ya estaban bien secuenciados y localizados en zonas geográficas relativamente cercanas, aunque éstos son escasísimos. Además, se llevó a cabo un gran trabajo de comparación para llegar a saber con cierta certeza el lugar de procedencia de las diferentes producciones. La finalidad de todo ello ha sido tratar de obtener resultados que nos permitan alcanzar conclusiones cuyo valor supere el marco estricto de este lote de la casa Carbajal-Solís, para así hacerlo extensible a un área más amplia.

4. UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII Existe un gran desconocimiento de los centros de producción cerámica en Asturias entre los siglos XVI y XVII, el alfar mejor conocido es el de Faro, a 7 km de Oviedo, donde se constata actividad desde finales


UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII

Grupo I

Servicio de mesa

Cocina

Jarra 21,73%

Olla 30,55%

Escudilla 8,82%

Puchero 28,82%

Almacenamiento Tinaja 3,46%

Otros usos Quesera 0,31% Vedrío 1,57%

Fuente 0,31%

Maceta 0,94%

Vaso 0,31%

Elementos reutilizados 1,26% Tapaderas 1,89%

Fig. 3. Esquema funcional-tipológico.

del siglo X. El alfar de Miranda de Avilés, puede ser rastreado al menos desde inicios del siglo XVII (Fig. 2). Llamas del Mouro, en el concejo de Cangas de Narcea, comenzaría su producción en el siglo XVIII. Todas estas cronologías son las que se manejan en la actualidad, hasta que no se lleven a cabo proyectos de investigación que las aclaren. El Grupo I de la casa Carbajal Solís está compuesto en su mayoría por “cerámica común”, término un tanto abstracto que se utiliza en arqueología para diferenciar la cerámica de lujo, casi exclusivamente de mesa, frente a la cerámica de uso más cotidiano. Más concretamente podemos definir el Grupo I como un conjunto de cerámica muy heterogéneo tanto en forma como en función, procedente en su mayoría de alfares locales y, salvo excepciones, carente de cualquier tipo de cubierta (Fig. 3 y 4). Se enfrenta así al Grupo II compuesto en su totalidad por loza de carácter “preindustrial”, procedente de alfares externos a Asturias. El estudio tecnológico ha hecho hincapié en su carácter heterogéneo, pero aun así podemos señalar algunas características comunes. Las cerámicas de este grupo se caracterizan por ser en su mayoría refractarias, con una buena resistencia a las altas

temperaturas. En cuanto a las arcillas predominan las tonalidades en colores cálidos, dominando los tonos anaranjados, rojizos y pardos. También se dan gamas de colores más oscuros, como el gris o el negro, debido éste a la cocción. Cabe destacar el uso de arcillas con tonos claros, casi blanquecinos en la cerámica de servicio de mesa. Entre los desgrasantes más comunes están el cuarzo, la mica y la calcita, su tamaño suele ser medio. Por lo que se refiere a las cerámicas que creemos producidas en Faro, conocemos más características de su proceso productivo, así en las producciones de cerámica negra de Faro, se utiliza el llamado “barro refletario” (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 35) que tiene una coloración rojiza. A este barro se le unía el “barrucu”, que posee un color amoratado. Esta mezcla es la que se usa para realizar las piezas que luego salen del horno negras, pero en su interior siguen conservando el color rojizo. En Faro también se utilizaba otro tipo de arcilla para las piezas con cubierta denominada “barro fino” (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 35), un barro de color amarillento, que tras el proceso de cocción da unas coloraciones que van del rosa más o menos claro al amarillento o al casi blanco.

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CERÁMICA TRADICIONAL DEL SIGLO XI AL XV

CERÁMICA DE LA CASA CARVAJAL SOLÍS

OLLA PUCHERO JARRA TAPADERA Fig. 4. Comparativa de las cerámica asturiana, tomando como base a Ibáñez de Aldecoa (1995) y los materiales estudiados.

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UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII

CERÁMICA “TRADICIONAL ASTURIANA”

Si nos fijamos en la manufactura, observamos un dominio absoluto de las piezas elaboradas a torno, aunque algunas de ellas posiblemente fueron torneadas a torneta o torno lento. En el caso de las piezas elaboradas a torno, éste debía de estar compuesto por una rueda móvil de gran diámetro y de eje muy corto, impulsada a mano. Son relativamente frecuentes la presencia de digitaciones o huellas de dedos en el interior de las piezas, sobre todo en aquellas que creemos de una cronología más antigua. Si nos detenemos en la cocción, la heterogeneidad se acentúa. En muchas series hemos observado que el mismo tipo se da en diferentes cocciones. Incluso dentro de la misma pieza podemos observar las huellas de diferentes atmósferas de cocción. Podríamos hablar de cierta aleatoriedad o más bien de una falta de una técnica depurada en su elaboración. Podemos distinguir diferente tipos de cocción, un 48% de las piezas presenta una cocción oxidante con una post-cocción reductora, un 22% posee una cocción oxidante y un 23% cocción reductora. Hay otros dos grupos con menor proporción: una cocción reductora y post-cocción oxidante (6%) y una cocción bizcochada (1%). Existe un predominio de la atmósfera de post-cocción reductora, dando lugar a piezas de color negro, que sentarían las bases de la alfarería negra en Asturias, que actualmente ha llegado a constituir casi un “mito”. Tal es así, que los alfareros, durante generaciones, guardaron el secreto de su color (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 51). En Asturias, todos los alfares han realizado este tipo de alfarería negra, tanto el alfar de Faro, como Miranda de Avilés o Llamas de Mouro, obteniendo diferentes resultados. Hay piezas con una superficie rugosa y granulada, un acabado muy típico en las producciones farucas. Otras piezas presentan un acabado brillante, más típico de las producciones de los alfares de Miranda. Derivado del análisis funcional-tipológico, en nuestro estudio hemos distinguido cuatro categorías funcionales, de las cuales las más importantes, cuantitativamente hablando, son la cerámica de cocina, que representa más de la mitad de todo el grupo, y la cerámica de mesa. Las otras dos categorías (almacenamientos y otros usos) están por debajo del 6%. En cuanto a las series cerámicas las más numerosas son la serie puchero y la serie olla, ambas piezas de cocina y por sí solas comprendan más de la mitad de todo el grupo. La tercera serie más representada es la serie jarra con más del 20%.

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Estas cerámicas a nivel decorativo se caracterizan por su sencillez en la elaboración. En cuanto a la cobertura, dentro de este grupo encontramos cerámica sin ningún tipo de cobertura (95%) y, en cambio, otras piezas bañadas con estaño en blanco y también vidriadas con plomo y otros metales (5%). Estas piezas se concentran dentro de las cerámicas de mesa y cuantitativamente son escasas. La mayor parte de los fragmentos son lisos, pero un buen número de piezas presentan decoración. La decoración más utilizada es la incisa, pudiendo distinguirse entre incisiones con motivos de ondas, y peinada, de líneas horizontales, verticales y retícula, geométrica o en forma de dameros. Unas aparecen con incisiones más gruesas y peor definidas, así mismo puede observarse como estas decoraciones van evolucionando para hacerse mucho más finas, precisas y regulares. Las asas son de tipo cinta y algunas pueden estar ligeramente engrosadas en los laterales. Todas estas características que hemos enunciado, distan poco del resto de conjuntos de cerámica datados en esta época. Podemos destacar por su cercanía física al solar de la Calle la Rúa, por su cronología y por su material, la excavación del solar nº 5 de la calle Cimadevilla (Sánchez Hidalgo y Menéndez Granda, 2009). El grueso del material fue documentado en el paquete relacionado con el incendio de 1521 y los estratos bajomedievales (Sánchez Hidalgo y Menéndez Granda, 2009: 93-95). El lote cerámico allí encontrado ofrece amplias similitudes en cuanto a decoraciones, manufacturas y procedencias. La primera serie que analizaremos en profundidad en este artículo, se trata de la serie olla. Debemos señalar que aunque se ha tratado de sistematizar este grupo, hay que reconocer que no existen dos ollas iguales. Las características principales y comunes a todo este grupo de ollas es tener el cuerpo de forma globular, los bordes exvasados y un diámetro variable. El cuello es más bien corto y curvado. Los fondos son planos, aunque apenas se han conservado, pero hay algunas bases con las mismas pastas que, seguramente corresponden a este tipo de piezas y así lo hemos considerado. La mayor parte de estas ollas presentan huellas de fuego en los laterales del cuerpo o en su base, lo que nos muestra diferentes hábitos de cocción. Debemos señalar que no todas ellas tienen señales de fuego evidentes, por lo que debemos también suponer una multifuncionalidad, pudiendo sospechar su uso como orzas o como elementos para el almacenaje de alimentos. Todas ellas

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están elaboradas con torno lento o torneta, ofrecen unos tipos de pasta muy variables, poco homogéneos incluso dentro de la misma pieza, con unos desgrasantes de gran tamaño. Las atmósferas de cocción varían de manera considerable dentro de esta tipología, dándose los tres tipos que venimos diferenciando en este trabajo. Podemos considerar esta serie por sus características como de tradición medieval. En las recientes excavaciones en El Cantu del Rey (Faro, Oviedo), entre los materiales cerámicos encontrados hay un buen número de ollas de grandes dimensiones y de forma esférica. Además, aparecen decoradas con incisiones verticales paralelas hechas con un peine (Fanjul Peraza et al., 2013), por lo que coinciden con esta tipología. Estas piezas han sido fechadas entre el siglo XI y el XII. Como puede observarse en la Figura número cuatro esta serie se remonta a los siglos plenomedievales y perdurará durante el siglo XVI, pero será paulatinamente sustituida por la serie puchero, que se adaptaría mejor a las necesidades de la sociedad moderna asturiana. La siguiente serie a analizar es la del puchero, que en Asturias podían también recibir el nombre de “pote”. Su uso llegaría a ser tan corriente y extendido que esta pieza llegó a dar nombre a los alfareros que las realizaban, conociéndose como “puchereros” (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 77). Los pucheros morfológicamente se caracterizan por presentar una base plana, que continúa en un cuerpo no muy desarrollado, rematado con un borde moldurado de manera sencilla. El asa, ancha de poco grosor y de tipo cinta suele arrancar directamente del borde y se une en la parte alta del cuerpo, aunque esta característica no siempre se cumple. Los pucheros, pueden llevar una o dos asas (Ibáñez de Aldecoa y Arias, 1995: 78), aunque en nuestro caso no tenemos constancia de que ninguna pieza esté bisada. La mayor parte de las piezas de esta serie poseen una cocción alterna, con una primera fase oxidante y una segunda fase con atmósfera reductora. La coloración de la pasta queda supeditada al tipo de cocción, aunque en este caso predominan las tonalidades rojizas con desgrasantes de tamaño medio. La descripción que hemos dado a este grupo lo pone en relación con el alfar de Faro, y la utilización del “barro refletario” unido al “barrucu”, dando como resultado una pasta roja al interior y negra al exterior. Creemos estar, por tanto, ante un ejemplo de lo que será la cerámica negra asturiana, producida en Faro.


UNA APROXIMACIÓN A LAS TIPOLOGÍAS DE CERÁMICA ASTURIANA ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XVII

La serie puchero entronca con formas cerámicas medievales, pero será a partir del bajomedievo y la Edad Moderna cuando se generalice en detrimento de las ollas cerámicas. Nos encontramos ante una tipología predecesora de la cerámica negra tradicional asturiana, muy apegada a las tradiciones, pero al mismo tiempo capad de asimilar novedades. La serie jarra presenta una gran multitud de formas, con cantidad de pequeñas variaciones locales. Su uso suele ir asociado principalmente al servicio, medición o trasvase de líquidos, o también pueden ser utilizadas para consumir directamente de ella la bebida. Señalar que se utilizarían comúnmente para verter cualquier tipo de líquido y en Asturias, podrían utilizarse para contener miel o para escanciar sidra (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 82), aunque no parecen tener ninguna diferencia formal. Las jarras del lote estudiado se caracterizan morfológicamente por poseer una base plana, un cuerpo esférico de tendencia generalmente globular y un cuello, perfectamente diferenciado, de tipo cilíndrico. Puede llevar una o dos asas. En Faro la disposición de las asas en las jarras es siempre la misma, todas salen a mitad del cuello y ninguna directamente del borde superior (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 82). En el caso asturiano las series jarra y puchero son muy parecidas, pero algunos elementos morfológicos con la distribución de las asas o el estrechamiento de la boca, nos ayuda en su diferenciación. Otro factor clave es la presencia de rubefacción en las paredes de las piezas, hecho que hemos considerado fundamental para diferenciar las jarras de los pucheros. Aun así, las funciones de las jarras y los pucheros en la Baja Edad Media asturiana, parecen haber sido intercambiables y no es infrecuente encontrarnos con jarras que se han utilizado para calentar y pucheros que se han utilizado para contener líquidos. Además, algunas jarras podrían utilizarse para cocer o calentar líquidos como la leche, opción que apuntan algunos autores como J. L. Solaun Bustinza, para el País Vasco (Solaun Bustinza, 2005: 65). La serie jarra, presenta piezas con una decoración siempre incisa. En el cuello de podemos encontrarnos ondas incisas, líneas perpendiculares incisas y también líneas horizontales incisas. Estas decoraciones, nos hablan de algún taller dentro de Asturias, creemos con pocas dudas que se trata de Faro y de una producción del siglo XVI. En las producciones de dicho centro en la primera mitad del siglo XVII, las decora-

ciones se van perdiendo tal y como podemos observar en el lote de la casa Carbajal Solis, dando lugar a piezas de cerámica negra asturiana, sentando las bases de la llamada “cerámica tradicional asturiana”. Por lo tanto, la serie jarra, como podemos observar, tiene una dilatada permanencia dentro del ajuar cerámico asturiano, así vemos como hay formas plenomedievales, que se continúan durante los siglos finales de la Edad Media, pasando a la Edad Moderna y llegando a nosotros a través de la cerámica “tradicional”. Esta serie no permanece inmutable, sino que sufrirá una sucesión de cambios no tanto en su vertiente morfológica, pero sí en aspectos decorativos. Así vemos la abundancia de decoraciones de tipo lineal a lo largo de la Edad Media, que se van simplificando hasta abandonarse en el tránsito del mundo bajomedieval y llegar hasta nosotros en las producciones tradicionales de forma muy simplificada o sin ningún tipo de decoración. La última serie que analizaremos en este trabajo es la tapadera. Morfológicamente esta serie presenta unas características muy particulares, derivadas de su función. Tiene unas paredes cóncavas con reborde junto al labio, a modo de tope. Éste apoyaría directamente sobre el borde o sobre una moldura interna realizada a tal fin en la cerámica que ha de tapar. Esta forma complicada, ha llevado a algunos autores a señalar la gran destreza por parte del alfarero, que requería la elaboración de estas piezas (Ibáñez de Aldecoa, 1987: 70). La técnica de elaboración y las características de su pasta y sus paralelos tanto dentro como fuera de nuestro lote, colocan a esta tipología que aquí presentamos, como una producción del alfar de Faro. Podemos datar estas piezas entre la segunda mitad del siglo XVI, hasta la primera mitad del XVII. A través de paralelos etnográficos observamos como la serie tapadera alcanza nuestros días con escasas modificaciones, surgiendo durante los siglos finales de la Edad Media.

5. CONCLUSIONES El estudio de este lote cerámico, convierte a Oviedo en un centro receptor de cerámica y muy probablemente difusor, con un gran dinamismo económico y mercantil. Por lo tanto, a través de algo tan particular cómo es un fragmento cerámico hemos tratado de acercarnos a las problemáticas arqueológicas concretas, plan-

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teando relaciones económicas útiles para conocer la historia y la arqueología de la capital del principado, así como los lugares con los que se relaciona y su papel como centro político y social de relevancia. Estamos ante un conjunto de transición entre la época bajomedieval y moderna de gran interés. Con el estudio de este lote observamos cómo hay formas con una clara tradición medieval, en cambio, otras nos anuncian las características de lo que conocemos hoy como “cerámica tradicional asturiana”. Estos cambios en las cerámicas tienen como trasfondo cambios en la sociedad. Durante los siglos medievales, la producción cerámica recibirá un notable impulso, con una mayor especialización de los artesanos provocada por una creciente demanda desde las ciudades. Los grupos sociales más elevados como son la nobleza civil y eclesiástica y la burguesía, requería esta cerámica, prueba de ello es que desde el siglo XIV se documenta la venta de pucheros en los mercados urbanos de Asturias (García Álvarez-Busto y Muñiz López, 2010: 422). Con el fin de la Edad Media, frente a una tradición cerámica que podíamos considerar homogénea se va formando otra mucho más abierta, que hace que los talleres que llevaban cultivando las mismas formas desde hace siglos cambien y comiencen a impregnarse de novedades. Para Ibáñez, esto ha permitido la incorporación de nuevos modelos y técnicas, al mismo tiempo que ha mantenido procedimientos correspondientes a veces a estadios muy primarios del proceso evolutivo (Ibáñez de Aldecoa, 1998: 6). El lote cerámico de la casa Carbajal Solís, nos ofrece un conjunto de transición entre la época bajomedieval y moderna, brindando formas que no son ni plenamente medievales ni plenamente modernas. Por lo tanto su interés es alto, al encontrarse en él las características de las futuras cerámicas que nosotros conocemos hoy como tradicionales. Esto nos habla de uno de los rasgos más característicos de la artesanía del barro en Asturias, que es la conjugación de un profundo apego a las tradiciones y la capacidad al mismo tiempo, de asimilar novedades.

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Fragmentación cerámica en el poblado de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén). (Fuente: Proyecto Peñalosa).


4.13. EVE 2.0: UNA REVISIÓN Y ADAPTACIÓN DE UN MÉTODO PARA EL ESTUDIO CERÁMICO EVE 2.0: A REVIEW AND ADAPTATION OF A METHOD FOR THE POTTERY STUDY Miguel Busto Zapico1 y Manuel Jesús Linares Losa2

Resumen

Abstract

En toda excavación arqueológica los fragmentos cerámicos son los restos cuantitativamente más frecuentes, por lo tanto parece acertado plantear una metodología que pueda ayudarnos en su estudio. Por ello, pretendemos exponer un método que nos permitirá conocer a través de un fragmento de cerámica el porcentaje de ese pedazo con respecto al total de la vasija de la cual formaba parte. Este planteamiento no es novedoso dado que entre los años ochenta y los noventa del siglo XX, C. Orton, P. Tyers y A. Vince comenzaron a hablar del equivalente de vasija estimado (EVE). Sin embargo, a pesar de sus ventajas, se trata de un sistema escasamente utilizado. Partiendo de esta base teórica hemos diseñado un EVE revisado y adaptado a las nuevas tecnologías, que nos permita ir más allá y poder hablar del EVE 2.0. No solo se trata de un cambio en las formas, sino también una de revisión metodológica profunda.

In any archaeological excavation the pottery fragments are the most frequent quantitative remains, as a consequence it seems right to propose a methodology that can help in their study. Therefore, we intend to expose a method that will lead us to know from a fragment of pottery the percentage of the pottery piece with respect to the total vessel which was part. This approach is not new since between the eighties and nineties of the twentieth century, C. Orton, P. Tyers and A. Vince started talking about the estimated vessel equivalent (EVE). However, despite its advantages, it is a system little used. On this basis we have designed a reviewed EVE adapted to the new technologies that allow us to go further and talk of EVE 2.0. Not only is a change in form, but also a deep methodological revision.

Key words: Methodology, Quantification, Pottery, EVE.

Palabras clave: Metodología, Cuantificación, Cerámica, EVE.

1 Estudiante de postgrado de Arqueología, Universidad de Granada. [ miguel_busto@hotmail.com ] 2 Arqueólogo, Universidad de Granada. [ manu_historia@hotmail.com ]

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I. INTRODUCCIÓN1 En toda excavación arqueológica los fragmentos cerámicos por sus cualidades intrínsecas, suelen ser los restos materiales cuantitativamente más frecuentes y necesitan, al igual que los demás hallazgos, un tratamiento específico para su estudio que incluye, como uno de los primeros pasos, una cuantificación lo más precisa posible. Es por ello que nos parece siempre acertado plantear una reflexión, revisión y adaptación de los métodos aplicados con el fin de afinarlos en cada caso para que nos permita obtener una imagen certera del repertorio cerámico utilizado en los distintos contextos excavados, así como que haga posible una comparación entre distintos conjuntos estudiados. Con el presente trabajo queremos proponer un método de análisis cuantitativo que nos permita conocer a través de un fragmento de cerámica dado el porcentaje que éste representa con respecto al total de la vasija de la cual formaba parte. Tratamos en este trabajo, por tanto, de desarrollar algunos índices ya conocidos y extendidos entre la comunidad científica, especialmente el denominado EVE, a partir de la aplicación de nuevas tecnologías inexistentes en el momento de su definición.

1.1. LA CUANTIFICACIÓN CERAMOLÓGICOS

EN

LOS

ANÁLISIS

La necesidad de un método de cuantificación adecuado es una cuestión que ha sido tratada con cierta frecuencia (Fletcher y Heyworth, 1987; Arcelin-Tuffreau-Libre, 1998). Siempre se han empleado métodos de cuantificación que van desde la que se centra en el número de fragmentos atribuidos a determinados tipos o los especímenes reconstruidos, no sin dificultades, a partir de los fragmentos encontrados en un determinado asentamiento estableciendo, un número mínimo o máximo de individuos (NmI/NMI), la estimación de su peso, aplicando fórmulas correctoras que pretenden evitar la sobrevaloración de los especímenes más voluminosos y pesados (Hulthèn, B. 1974). Todas ellas presentan múltiples ventajas,

así como inconvenientes que pueden conducir a graves alteraciones en las cuantificaciones presentadas. En muchas ocasiones la solución adoptada pasa por realizar un estudio cuantitativo combinado, que integre varias de las técnicas señaladas. Entre la década de los ochenta y los noventa del siglo pasado, C. Orton primero, y después él mismo junto con P. Tyers y A. Vince comenzaron a tratar el asunto estableciendo el método de cuantificación denominado equivalente de vasija estimado (EVE). En su opinión, este nuevo método era “la única medida imparcial para medir las proporciones dentro de un conjunto y para comparar las proporciones que encontremos entre éste y otros” (Orton et al., 1997: 197). El método fue aceptado por la mayor parte de la comunidad científica, especialmente la radicada en Reino Unido e Irlanda, sin embargo, a pesar de sus ventajas, se trata de un sistema cuya aplicación podía presentar ciertas limitaciones, debido a que se basa tan solo en fragmentos con una morfología muy determinada, excluyendo del análisis a una notable cantidad de material cerámico. En efecto, en el libro Matemáticas para arqueólogos, C. Orton, con la intención de resolver los problemas que la cuantificación de la cerámica planteaba, el autor enuncia la teoría del índice de “equivalente de vasija” (Orton, 1988: 174-177). Unos años más tarde en La cerámica en Arqueología, C. Orton, P. Tyers y A. Vince (1997: 191-197), profundizan en la explicación del índice denominándolo entonces “equivalente de vasija estimado”2. Los autores parten de la premisa de que “Si tenemos un fragmento, su equivalente de vasija es simplemente la porción de vasija que representa” (Orton, 1988: 174) y por ello “Todo fragmento es una determinada proporción de una vasija entera” (Orton et al., 1997: 35). Estas máximas son difícilmente negables. Prosigue C. Orton afirmando que “la ventaja consiste en que si las proporciones se calculan utilizando el E.V., los dos problemas expuestos más arriba (a menos que ambos tipos se rompan en el mismo número de

1 Agradecer a Alberto García Porras todas sus correcciones y su ayuda en la creación del EVE 2.0, sin su colaboración no habría sido posible desarrollar este trabajo, tal y como se presenta. 2 En el primer libro se habla de “equivalentes de vasija”, abreviado como e.v., posteriormente en Orton, Tyers y Vince (1997), se hace referencia a este mismo método como “equivalente de vasija estimado”, abreviado como EVE, será esta última abreviatura la que pase a usarse en la literatura arqueológica y la que utilizamos en este artículo. Una edición ampliada y corregida del libro en Orton, Hughes, 2013

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EVE 2.0: UNA REVISIÓN Y ADAPTACIÓN DE UN MÉTODO PARA EL ESTUDIO CERÁMICO

fragmentos, la estimación de las proporciones relativas está seriamente afectada por la proporción del yacimiento que ha sido excavada y a menos que todo el yacimiento haya sido excavado, las vasijas que se rompan en muchos fragmentos estarán representadas relativamente más que aquellas que se hayan roto en pocos), se resuelven. De hecho es la única manera de contar que a la vez consigue esto” (Orton, 1988: 175), afirmación que aclara años más tarde al señalar que “ni la proporción de vasija completa ni la fracturabilidad afectan la proporción medida por los equivalentes de vasijas” (Orton, Tyers y Vince, 1997: 192), llegando a concluir de manera tajante que “la equivalencia de vasijas es la única medida imparcial para medir las proporciones dentro de un conjunto y para comparar las proporciones que encontremos entre éste y otros” (Orton et al., 1997: 194). A pesar de ello, el propio C. Orton señala que las dificultades prácticas del EVE hacen que se reduzcan sus ventajas teóricas. Este hecho es lo que, en nuestra opinión, ha llevado a que sean limitados los estudios que utilizan el EVE, aunque de cara a la cuantificación de las piezas parece ser el método más “exacto”. Cuando el EVE viene utilizado, los autores tratan de una u otra manera de corregirlo y ponderarlo. Y es que, para estimar la proporción de la vasija que representa el fragmento, C. Orton se ve obligado a volver a métodos más aproximativos y aquí es donde nos encontramos, en nuestra opinión, con la gran limitación del índice EVE propuesto por estos autores. Lo que C. Orton, P. Tyers y A. Vince miden es el porcentaje que representa un fragmento de borde con respecto al diámetro del borde de la vasija completa, usando una plantilla de radios de borde. El mismo procedimiento lo aplicarán sobre las bases3 (Orton, 1988: 175). Los autores llegan a aseverar, con la misma finalidad, que “el borde representa a toda la vasija, y utilizamos esta cifra como EVE” (Orton et. al, 1997: 196). Pero, sin ninguna duda, esta afirmación puede considerarse como excesiva, un intento de mitigar las limitaciones de su sistema. Las cuantificación a partir del cálculo del volumen (Blake y Davey, 1983: 24) o la superficie (Chase, 1985: 218; (Hulthèn, 1974: 2), va en esta dirección.

Y es que, a pesar de las indudables ventajas que presenta este índice, se trata de un método de cuantificación que presenta, al igual que el resto de los métodos señalados, ciertos inconvenientes. El fundamental es que se basa en fragmentos con una morfología muy determinada, marginando una importante cantidad de material en el proceso de cuantificación, lo que ha determinado que su aplicación no haya sido generalizada en los estudios ceramológicos.

1.2. HACIA UNA REVISIÓN DEL ÍNDICE DE CUANTIFICACIÓN EVE. EL EVE 2.0 Partiendo de esta base teórica y los distintos modelos propuestos, hemos intentado revisar un índice de cuantificación, el denominado EVE, a partir de la integración en su aplicación de Nuevas Tecnologías, desarrolladas en las últimas décadas, sencillas en su manejo, al alcance de cualquier investigador4, cuya aplicación en el trabajo arqueológico resulta de gran utilidad y que pueden llegar a hacer aportaciones verdaderamente interesantes para el desarrollo de las disciplinas patrimoniales (Tejado, 2005: 139). Estas innovaciones están trasformando nuestra disciplina, ello produce una serie de consecuencias y hace que sea necesario llevar la vista hacia atrás y revisar métodos planteados hace tiempo. El EVE, tal y como quedó definido en su día, queda enmarcado en las décadas finales del siglo pasado. El desarrollo en los últimos años de nuevas tecnologías aplicadas a las ciencias patrimoniales, obliga a realizar una revisión de éste índice, que añade nuevas características y que corrige y adapta el método. Hoy día, resulta necesario plantear una serie de mejoras, no dentro de los objetivos que el sistema recoge, sino dentro de su método de aplicación. No solo se trata de un cambio y una adaptación en las formas, sino también de una revisión metodológica que utiliza la representación tridimensional de las piezas como un elemento informativo que mediante una cuantificación más precisa y acorde con la realidad contextual de donde proceden las piezas, puede conducir a interpretaciones más acertadas y permite realizar comparaciones cuan-

3 Posteriormente algún autor también ha utilizado el diámetro máximo. 4 Hemos de señalar que aunque el desarrollo de las Nuevas Tecnologías proporciona herramientas de gran utilidad en la investigación arqueológica, éstas pueden tener un elevado coste, dado que es necesario personal especializado que conozca perfectamente el funcionamiento tanto del hardware como del software. Esto ha hecho que en la creación del EVE 2.0 hayamos optado por la utilización de las Nuevas Tecnologías, pero aquellas que se encuentran al alcance de la mayor parte de los investigadores.

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 481-491. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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decir, todas las partes que no han llegado hasta nosotros. Lo llamaremos B.

titativas con una mayor agilidad, teniendo en cuenta la totalidad del material. Hemos tratado de cambiar un sistema para hacerlo más actual, se trata de una actualización o una versión mejorara del EVE, que añade nuevas características y que corrige y adapta el método. Por lo tanto el EVE revisado que proponemos, o EVE 2.0 tal y como lo hemos bautizado5, no es un fin en sí mismo, no pretende ser una propuesta definitiva y cerrada, sino una herramienta al servicio de los objetivos de la arqueología que pueda seguir completándose en el futuro.

2. EL ÍNDICE EVE 2.0 El EVE 2.0 posee una serie de características, que tratan de solventar los problemas a los que se enfrentó su antecesor dado que no tomaremos ni el borde ni la base como representantes de toda la vasija, sino que obtendremos porcentajes de fragmentos con respecto a la totalidad de la pieza. De este modo, podemos definir el EVE 2.0 como el método que nos permite conocer el porcentaje de pieza que poseemos con respecto al total a partir de su representación tridimensional.

2.1. METODOLOGÍA El proceso de trabajo y de obtención del EVE 2.0 es sencillo y tan solo conlleva unos pocos pasos más de los que se dan habitualmente en el trabajo cerámico. Para facilitar la comprensión de todo el texto se hace necesaria la explicación de tres conceptos: •

Sección de la pieza. Con este término nos referimos al corte perpendicular en la pieza desde el borde hasta el centro de la base, que nos permite conocer los diferentes grosores del perfil. Lo llamaremos A.

Matrices cortantes. Nos referimos a todos los cortes y roturas que posee nuestra pieza, es

Pieza “real”. Con este término hacemos referencia al fragmento o grupo de fragmentos que constituyen nuestra pieza, es decir, lo que tenemos en las manos. Lo llamaremos C.

Según nuestra teoría: A – B = C. Para llegar a demostrar esta sencilla hipótesis, hemos puesto en marcha un trabajo metodológico que hemos dividido en fases: Fase I – Dibujo. La finalidad del dibujo cerámico es mostrar de una forma sencilla y esquemática la forma y el tamaño de la vasija que queremos representar. Existen un buen número de manuales muy accesibles que explican cómo ha de realizarse un buen dibujo cerámico, dependerá del especialista que convenciones seguir (Pennacchioni, 2004). Para poder hallar el EVE 2.0 necesitamos la sección de la pieza (A) y el diámetro de la misma, por un lado. Al mismo tiempo se han de marcar en el dibujo todos los cortes y roturas que posee nuestro fragmento, señalando sus dimensiones reales y su posición, para elaborar lo que hemos llamado matrices cortantes (B)6. Se recomienda que el dibujo se haga en papel milimetrado y a una escala de 1:1. Este dibujo será la base fundamental de todo el trabajo posterior, por lo que de la exactitud que tengamos dependerán buena parte de los datos que obtengamos posteriormente (Fig. 1). Fase II – Vectorización con Auto-CAD7. Para vectorizar es necesario escanear el dibujo elaborado en la Fase I. Posteriormente insertaremos esta imagen en el AutoCAD. Hemos elegido este software, porque se trata de un programa informático muy común y utilizado por ingenieros, arquitectos, delineantes, topógrafos, científicos, informáticos, diseñadores… y desde hace unos años por un número creciente de arqueólogos. El AutoCAD no es una aplicación que esté desarrollada “a medida” de la arqueología, pero, como veremos, ofrece unas soluciones de gran potencial que pueden ofrecernos un gran beneficio.

5 El apelativo de “2.0” quiere expresar la aplicación de nuevas tecnologías de carácter informático en esta revisión del índice EVE. 6 Podemos obtener B a partir de fotografías, pero creemos que es más preciso dibujar las matrices y utilizar las fotografías como un apoyo a las mismas. 7 Cuando hagamos referencia a nombres de comando, cuadros de diálogo, menús y submenús de AutoCAD, estos aparecerán en cursiva para facilitar su identificación. Las entradas de los submenús desplegables aparecerán separadas por el signo mayor que (>) y el orden de la selección.

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EVE 2.0: UNA REVISIÓN Y ADAPTACIÓN DE UN MÉTODO PARA EL ESTUDIO CERÁMICO

Fig. 1. Fase I del EVE 2.0 con sección de la pieza y matrices cortantes.

Fig. 2. Fase II del EVE.2.0 vectorización de la sección y las matrices cortantes.

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En el área gráfica, es donde realizamos nuestros diseños. Los diseños de AutoCAD están calibrados a través de coordenadas, a cada punto del área gráfica le corresponden unas coordenadas. Trabajaremos con coordenadas cartesianas absolutas. Estas coordenadas son X e Y, cuando trabajemos en un único plano, y Z al pasar el 3D (Reyes Rodríguez, 2007: 34).

de la pieza (3D-A’). A partir de esta copia y con las matrices cortantes (3D-B), podremos crear el 3D de la pieza “real” (3D-C). Para ello recurriremos a las llamadas operaciones booleanas con sólidos (Reyes Rodríguez, 2007: 351), concretamente a diferencia. Sin estas operaciones booleanas no podríamos llegar al EVE 2.0.

Una vez que hayamos insertado nuestra imagen debemos escalarla. AutoCAD no trabaja ni en metros, ni en centímetros, ni en pulgadas; trabaja en unidades internas que se denominan unidades de dibujo (Reyes Rodríguez, 2007: 125). En la elaboración de estos dibujos hemos considerado una unidad de dibujo de AutoCAD como 1 cm en la realidad. Además, cada unidad posee tres decimales, quizá sea una precisión excesiva, pero hemos tomado esta decisión al tratase de la experimentación de un método.

Con el comando diferencia, AutoCAD nos permite restar un sólido de otro. El protocolo de realización de esta operación consiste en seleccionar el sustraendo, y una vez designado y validado indicaremos el minuendo (Reyes Rodríguez, 2007: 353-354). La entidad resultante es otro objeto con todos los puntos del primero menos lo que ocupaba el segundo. Lo que haremos será colocar los 3Ds de las matrices cortantes (3D-B) en aquellas zonas que queramos eliminar de la copia del 3D de la selección de la pieza (3D-A’), así borraremos los trozos de entidad no deseados. Una vez que las matrices cortantes estén bien situadas se debe de hacer una copia de todo el conjunto (Fig. 4).

Una vez que la imagen esté insertada y escalada pasaremos a vectorizar el dibujo de nuestra cerámica. Utilizaremos la entidad polilínea para redibujar la sección de nuestra vasija (A). También utilizaremos la polilínea para redibujar las matrices cortantes (B), asegurándonos de que éstas queden cerradas (Fig. 2). Fase III – Obtención del 3D. Crearemos el 3D de la sección de la pieza con el comando de edición: revolución. Con este comando podemos crear superficies y sólidos de revolución sometiendo a rotación alrededor de un eje a una entidad (Reyes Rodríguez, 2007: 344). Es decir, en nuestro caso someteremos a rotación la sección de la pieza, que rotará alrededor del eje central de la misma. Con ello obtendremos el 3D, o en lenguaje de AutoCAD un sólido. Construiremos una serie de objetos en 3D a partir de nuestras matrices cortantes. Para ello utilizaremos el comando extrusión. Etimológicamente hablando, extruir viene del latín extrudere, que significa sacar hacia afuera. Extruir es, por tanto, generar un objeto haciendo pasar un flujo de material a través de una matriz o boquilla (Reyes Rodríguez, 2007: 341). La pieza creada tiene la misma sección que la ofrecida por la matriz. Como ya señalamos debemos asegurarnos de que la polilínea esté cerrada, para poder extruirla y crear un sólido (Fig. 3). El último punto de esta Fase III es el momento más complicado de toda la metodología. Lo primero que debemos hacer es una copia del 3D de la sección

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A continuación seleccionaremos primero la copia del 3D de la sección de la pieza (3D-A’) y posteriormente las diferentes matrices cortantes (3D-B) que queramos extraerle. Obtendremos como resultado la misma pieza en 3D, pero se le habrán restado aquellas partes que nosotros hayamos elegido. Estamos, por tanto ante un sólido que se aproxima a la pieza que hemos manejado en la realidad, es decir, a la cerámica que tenemos “en las manos” (3D-C). Mediante el 3D hemos obtenido un modelo virtual que reproduce el volumen, del objeto real. Repetiremos la operación en la copia del conjunto que hemos realizado con anterioridad, pero seleccionando los sólidos de manera inversa (primero las matrices cortantes y luego el 3D de la sección de la pieza) para obtener una representación de los fragmentos de la pieza que no han llegado hasta nosotros. Fase IV – Calculo del EVE 2.0. En resumen, a partir de la vectorización de la sección completa (A) hemos creado una representación tridimensional de toda la pieza (3D-A). A partir de ese 3D y mediante unas sencillas operaciones podemos obtener el 3D específico de nuestro fragmento inicial (3D-C). Pero aún no hemos hallado el porcentaje de pieza que poseemos con respecto al total a partir de su


EVE 2.0: UNA REVISIÓN Y ADAPTACIÓN DE UN MÉTODO PARA EL ESTUDIO CERÁMICO

Izquierda: Fig. 3. Fase III del EVE 2.0: creación del 3D de la sección de la pieza y de las matrices cortantes. Derecha-arriba: Fig. 4. Fase III del EVE 2.0: a la izquierda el 3D de las matrices cortantes situado sobre el 3D de la sección de la pieza, a la derecha el resultado de las sucesivas diferencias. Derecha-abajo: Fig. 5. Representaciones tridimensionales obtenidas a lo largo de todo el proceso.

representación tridimensional. Si nos dirigimos al menú Herramientas > Consultar > Propiedades físicas de región, y ejecutamos este comando AutoCAD nos devuelve un listado que contiene una serie de datos técnicos referentes, en este caso, a la pieza tridimensional que hallamos seleccionado. Las propiedades de región que nos proporciona este comando para las piezas sólidas tridimensionales son: masa, volumen, caja de abarque o cuadro delimitador, centro de gravedad, tres momentos de inercia principales, tres productos de inercia principales, radios

de giros principales y tres momentos principales alrededor del centro de gravedad (Reyes Rodríguez, 2007: 157). Nosotros nos fijaremos en el volumen de nuestras piezas tridimensionales. Una vez conocidos todos estos datos, a partir de una sencilla regla de tres podremos saber el porcentaje de pieza que tenemos con respecto a la totalidad. Además si conocemos el peso de los fragmentos con los que hemos trabajado (C) podremos llegar a inferir el peso aproximado que tendría la pieza total (A) (Fig. 5).

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2.1.1. Ejemplos prácticos Toda metodología tiene en sus inicios un carácter de experimental y lo que aquí pretendemos es llegar a una demostración empírica que se verifica a través de la repetición. O dicho de otro modo, demostrar que el EVE 2.0 se puede llevar a la práctica en diferentes ejemplos. El presente trabajo se fundamentará sobre 5 ejemplos, los cuales nos han permitido definir, afirmar y replantear, en algún caso, la metodología que hemos expuesto en el apartado anterior. Al mismo tiempo han salido a la luz algunas de sus limitaciones (Fig. 6). El ajuar cerámico escogido para realizar las primeras aplicaciones procede del yacimiento de El Castillejo de los Guájares, localizado en la provincia de Granada. Dicho material se ha mostrado como idóneo para realizar nuestra primera experimentación. A partir de una serie de piezas de carácter diverso con un perfil cerámico completo, hemos obtenido los datos que se muestran a continuación: La cerámica sobre la que se ha aplicado el EVE 2.0, proviene, como hemos ya señalado de El Castillejo de los Guájares. Nos encontramos ante un poblado islámico fortificado, con rasgos preferentemente rurales, que se encuadra cronológicamente entre los siglos XII y XIV. El recinto amurallado posee unas dimensiones de 120 x 130 metros que se adapta a las irregularidades y caprichos del territorio. El poblado, orientado de oeste a este, se presenta en un espacio oval y como un conjunto homogéneo. Nos hemos decantado por piezas procedentes de este yacimiento, dado que el ajuar cerámico del Castillejo de los Guájares es un referente en el ámbito cerámico de las épocas Almohade y Nazarí, y la transición entre ambas, principalmente por dos motivos. Habría que destacar como un primer punto, su riqueza tipológica gracias a la diversidad que presenta este ajuar cerámico y como un segundo punto, su aparición in situ en las diversas excavaciones realizadas en el lugar. De este modo, nos enfrentamos a un conjunto cerrado, donde los individuos cerámicos se encuentran en muy buen estado, en bastantes casos, piezas completas, y sin apenas alteraciones. Cinco han sido los individuos seleccionados para poder realizar las praxis que venimos presentando; dos piezas de vajilla de cocina, dos de servicio de mesa y un individuo perteneciente a objetos de usos múltiples. Ante todo, comentar que para la clasifi-

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Fig. 6. Ejemplos de aplicación del EVE 2.0 y resultados.


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cación, seriación tipológica y nomenclatura de las distintas piezas cerámicas nos hemos basado en la sistematización llevada a cabo por Alberto García Porras (2001). Los sujetos correspondientes a la vajilla de cocina son dos cazuelas tipo II-B, con labio plano, borde en ala, cuerpo cilíndrico ligeramente abombado y base algo convexa. Modeladas a torno, también, presentan un vidriado de color melado en su interior y en su exterior. Se diferencian ambas en la decoración. Una muestra una línea incisa en la zona central, mientras que la otra, tiene unas líneas incisas aisladas en la zona superior e inferior del cuerpo. Además esta última cuenta con un pellizco en el borde, sin duda con una clara función práctica, puesto que serviría como válvula de escape de presión para la hora de cocinar. Al poner en práctica el EVE 2.0 en estas piezas hemos podido acercarnos al porcentaje de pieza que tenemos sobre el total de una manera mucho más exacta, que con la mera utilización del EVE, al mismo tiempo éste sistema nos ha permitido conocer el peso aproximado de una cazuela tipo II-B, que estaría en torno a los 300-400g dado hasta entonces desconocido. El alcadafe se corresponde con el tipo I y es la pieza que representa a los objetos de uso múltiples, dentro de los cinco ejemplos estudiados. Presenta un labio redondeado, borde replegado al exterior, cuerpo troncocónico invertido y base plana, no presenta ningún tipo de acabado. Como el resto de objetos, también está hecho a torno. Al igual que en los casos anteriores a través de la aplicación del EVE 2.0 hemos podido saber que nos encontrábamos ante un 54,4% de la pieza, además que hemos podido otorgarle un peso aproximado a una pieza completa de esta tipología (3500g aprox.). Por último, en cuanto a las piezas de servicio de mesa, son dos los ataifores analizados. El primero, se corresponde con los ataifores tipo VI, tiene labio redondeado, y presenta un cuerpo de perfil quebrado y unión de cuello solero resaltado. En su base, cuenta también con repié anular. Torneada a torno, muestra un vidriado interior de color verde. El segundo de tipo II, y al igual que al anterior es de labio redondeado, aunque en este caso presenta un cuerpo semiesférico con repié anular. Es una pieza realizada a torno, que presenta un vedrío exterior de color blanco. Tal y como venimos señalando el EVE 2.0 nos ha permitido acercarnos de manera más

exacta al porcentaje de pieza que manejábamos, en este caso un 44% y un 57%, respectivamente. Así mismo, hemos podido conocer el peso aproximado de un ejemplar completo de ataifor tipo VI y tipo II, datos, que no eran hasta este momento conocidos. 2.1.2. Mejoras y limitaciones del EVE 2.0 Nos encontramos ante una metodología que nos proporciona unos datos de carácter aproximativo. Las representaciones en 3D, tal y como las hemos realizado, nos ofrecen unas características geométricas que muestran una perfección absoluta que, naturalmente, no se corresponde con las de la vasija que, en algún momento, existió. Ninguna pieza cerámica es perfectamente regular y, por tanto, el resultado final depende de la zona elegida como semilla de la reconstrucción 3D. La perfección geométrica del 3D puede interpretarse como un modelo de pieza que quizá podría corresponderse con el patrón ideal de la vasija, de ahí se deriva el carácter aproximativo del EVE 2.0. Esta limitación podría subsanarse mediante el empleo de un láser escáner 3D, que proporciona una información mucho más exacta de la pieza (Esquivel et al., 2008; Rubio Gil et al., 2009). Por otro lado, el EVE 2.0 es que no es aplicable a todos los fragmentos. Para ponerlo en marcha dentro de un lote cerámico, es necesario partir de piezas que nos ofrezcan una sección completa. Es decir, que en el mismo individuo tengamos borde, pared y base, aunque pueda tratarse de varios fragmentos reconstruidos. Si somos capaces de reconstruir un perfil completo podremos emplear el EVE 2.0 y relacionarlo con una tipología. Podemos adscribir determinado fragmento a una u otra tipología basándonos en criterios diversos. Uno de ellos puede ser mediante una aproximación intuitiva de carácter meramente visual, aunque quizá sea más exacto aproximarnos de manera matemática, bien a través de la clasificación por medio de la toma de unas medidas clave que caractericen la tipología, tratando de hallar el coeficiente de similaridad o disimilaridad, trabajar con la taxonomía (prototipos), mediante análisis morfométricos o mediante un análisis Cluster… por destacar los métodos más utilizados en este sentido. Está claro que si el propio investigador observa que se trata de un fragmento que posee la misma forma, pero no las mismas características tecnológicas, debe tener en cuenta los datos aportados por el EVE 2.0 de una manera muy aproximativa.

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Si podemos reconocer el tipo de determinado fragmento, y su forma está lo suficientemente estandarizada, se podría pesar el ejemplar y expresar el peso del fragmento como un porcentaje del total. Si, por el contrario, el fragmento del que vayamos a hallar el EVE 2.0 lo adscribimos a una tipología concreta, pero posee unas características métricas diferentes a las que tiene la representación 3D que hemos realizado de esa tipología (p. ej. un mayor diámetro, o diferente grosor), el AutoCAD nos permite adaptar el 3D hasta que éste ofrezca las mismas características métricas que el fragmento, pudiendo de nuevo obtener el EVE 2.0. Hay que tener en cuenta que todo esta reflexión teórica tiene sentido si somos capaces de asignar a los fragmentos que estudiemos una determinada tipología. Las utilidades del EVE 2.0 pueden ser muchas, tantas como se le han dado al EVE. Además, el EVE 2.0 supone una serie de cambiamos, dado que nos permite aproximarnos de una manera mucho más precisa que con el EVE al porcentaje de pieza que poseemos. Ya que no estamos utilizando equivalentes sino porcentajes reales, obtenidos a partir de fragmentos concretos que nos permiten inferir, gracias a nuestro método, el porcentaje que tenemos con respecto al total. Frente a su antecesor que utiliza como equivalentes de vasija tan solo fragmentos de borde o de base. Al mismo tiempo, se trata de un sistema “universal”, todas las piezas que podamos dibujar son susceptibles de hallar el EVE 2.0, teniendo en cuenta las limitaciones antes señaladas. No se necesitan vastos conocimientos de dibujo técnico, matemáticas u otras materias técnicas. Además, al tomar como base el modelado 3D de los objetos cerámicos, éste, a su vez propicia el crecimiento de numerosas vías de análisis. Y es que, una vez que está hecho podemos obtener perfiles, secciones horizontales, verticales u oblicuas. Además nos permite analizar aspectos métricos y geométricos del material, como variables morfométricas, grosores, volúmenes… También, posibilita la mayor facilidad de llevar a cabo el análisis estadístico de los datos obtenidos (Esquivel et al., 2008). Además existe la posibilidad de crear galerías visuales, y de realizar analíticas relacionadas con la potencialidad de uso del artefacto (Rubio Gil et al., 2009). Así mismo, el EVE 2.0 puede resultar una herramienta de gran utilidad en los estudios de carácter tecnológico, dado que podemos aproximarnos

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al peso de la pieza total lo que podría arrojar luz y aportar un dato más en torno a los sistemas de producción y de fabricación de las diferentes tipologías. Así, señalamos que “el peso y los equivalentes de vasijas son medidas fiables que pueden emplearse para comparar las proporciones de los tipos pertenecientes a los distintos conjuntos” (Orton et al., 1997: 194). Una vez que haya sido individualizada una tipología muy concreta que ofrezca unas características altas de estandarización, podremos trabajar con todos los fragmentos de piezas de ese tipo y hallar el EVE 2.0 a partir del peso del fragmento. Esto siempre será un cálculo aproximado y dependerá del investigador y de su lógica, el mayor o menor valor que quiera darle a dicho dato. En las piezas de alta estandarización, de cara a una fácil y rápida cuantificación, podremos saber qué cantidad de vasijas de ese tipo tenemos dentro de nuestro lote, a través del peso, con todas las precauciones que esto conlleva. Por otro lado, señalamos que el peso es una medida distorsionada, pero se ha denostado mucho su valor en los estudios arqueológicos, aun cuando nos puede ofrecer gran información. Tanto es así, que hasta el presente artículo, nunca se habían ofrecido datos del peso de cerámicas de época nazarí y muy pocas son las publicaciones que reflejan datos referentes al peso de otras épocas y lugares. El peso de la cerámica nos puede ayudar a entender los sistemas de producción, puede ser un gran indicativo a la hora de conocer el comercio, el transporte… En estos casos el peso de las piezas es, no solo un factor relevante, sino determinante.

3. A MODO DE CONCLUSIÓN El EVE 2.0, fortalece una vía en los estudios arqueológicos comenzada años antes. No debe entenderse el EVE 2.0, como un sustituto del EVE, sino como un complemento. La tecnología ha llegado a ser definida como un proceso creativo y destructivo a la vez. Con la creación del EVE 2.0, hemos seguido este proceso. Primero hemos analizado en con gran detenimiento un método, lo que nos ha permitido conocerlo en profundidad y fijarnos en los objetivos que buscaba y tratar de potenciarlos. Posteriormente hemos tratado de reconstruirlo con la tecnología accesible de nuestro entorno, intentando dar un paso más.


EVE 2.0: UNA REVISIÓN Y ADAPTACIÓN DE UN MÉTODO PARA EL ESTUDIO CERÁMICO

Entendemos que estamos ante una herramienta que nos permite incrementar el control y la compresión que ejercemos sobre el material cerámico. Pero desde luego no soluciona todos los problemas, el EVE 2.0 no es la “piedra filosofal” de la cuantificación en los estudios cerámicos, pero puede facilitarnos el trabajo y nos ofrece una nueva perspectiva de estudio al aportarnos nuevos datos.

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Es nuestra opinión, el método más adecuado de análisis es el que combina, convenientemente y seleccionados para cada caso, distintas técnicas e instrumentos a nuestro alcance para completar la información del registro arqueológico. Cada método aporta información diferente y complementa al resto; no deben ser excluyentes ni prevalecer unos sobre otros.

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Pit E-004, a good example of the type of pits that were found in the excavation of the Faculty of Economics.


4.14. SPACE, SHAPE AND RECIPE. ANALYSIS OF CULTURAL CHANGE BETWEEN THE LATE ANTIQUE AND THE EARLY MEDIEVAL PERIOD IN THE AREA OF GRANADA IN LIGHT OF THE POTTERY OF THE EXCAVATION OF THE FACULTY OF ECONOMICS IN GRANADA (2011-2012) ESPACIO, FORMA Y RECETA. ANÁLISIS DEL CAMBIO CULTURAL ENTRE ÉPOCA TARDOANTIGUA Y ALTOMEDIEVAL EN EL ENTORNO DE GRANADA A TRAVÉS DE LA CERÁMICA DE LA EXCAVACIÓN DE LA FACULTAD DE EMPRESARIALES DE GRANADA (2011-2012) Julio M. Román Punzón1 y José Cristóbal Carvajal López2

Abstract

Resumen

Previous works in the Vega of Granada on the pottery of the late Antique and early Medieval periods shed light on their shapes, modelling techniques and ceramic fabrics. A recently finished archaeological excavation carried out in the Faculty of Economics of Granada offers fresh elements that increase our knowledge of this topic. In this work we will offer some insights on the current state of the research on the ceramics from these periods and on how the materials of the Faculty of Economics can add to our understanding by means of a pluridisciplinar study.

Anteriores trabajos en la Vega de Granada para la etapa tardoantigua-altomedieval nos han permitido conocer con cierto detalle el desarrollo de las formas, de las técnicas de modelado y de las fábricas cerámicas usadas en dicha área. La reciente excavación arqueológica llevada a cabo en la Facultad de Empresariales de Granada ha ofrecido datos arqueológicos que incrementan nuestro conocimiento de este tema. En este trabajo expondremos un resumen del estado actual de nuestra investigación acerca de estas cerámicas, y de cómo el estudio de los materiales de Empresariales nos permite ampliar su conocimiento a partir de un estudio pluridisciplinar.

Key words: Late Antique Archaeology, Early Medieval Archaeology, Early Islamic archaeology, Petrography, Archaeometry.

Palabras clave: Arqueología Tardoantigua, Arqueología Altomedieval, Arqueologia Islámica Temprana, Petrografía, Arqueometría.

1 Arqueólogo profesional. [ romanpunzon@gmail.com ] 2 University College London, Qatar. Lectures Islamic Archaeology. [ jose.c.lopez@ucl.ac.uk ]

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 493-507. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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JULIO M. ROMÁN PUNZÓN Y JOSÉ CRISTÓBAL CARVAJAL LÓPEZ

1. INTRODUCTION In the last years there has been a growing interest in the research on the late Antiquity, on the one hand, and on the early Islamic period, on the other. In Iberia, this has linked with a line of research that attemps to shed light on the cultural change that occurred after the Islamic conquest of 711 CE (ie Islamicization). In this paper, the authors depart from a very concrete question, that is, the identification of the historical context of interest and of its material assemblage in an archaeological excavation, and link it to the wider questions of cultural transformation of the period that are being developed in other areas of the Iberian peninsula as well (Vigil-Escalera Guirado, 2007; 2013; Quirós Castillo, 2009) The research is focused on an assemblage identified in the excavation of the Faculty of Economics in Granada. Granada is located in the Vega of Granada, one of the IntraBaetic Basins, on which the Genil River flows from East to West (Fig. 1). The area has been the focus of previous research for the historical periods of interest in this paper (Jiménez Puertas, 2002; Román Punzón, 2004; 2006; Carvajal López, 2008a; 2009 Román Punzón et al., 2012). This work is one more contribution that aims to show how this research is relevant to solve questions on the field and, viceversa, to show how the research is extremely dependent on the correct development and publication of fieldwork.

2. THE EXCAVATION IN THE FACULTY OF ECONOMICS The construction of a new building in the Faculty of Economic Sciences of the University of Granada (Campus Cartuja), located inside the protection area of the site of the Roman kilns of Cartuja (Hornos de Cartuja), required an archaeological control under the General Plan of Town Development (PGOU in Spanish). This control was started on 27th June 2010. The evidence of archaeological artifacts and architectural elements forced the temporary halt in the works until an archaeological excavation with trenches could be executed. This excavation took place between the 25th July 2011 and the 25th June 2012. The area under excavation was located behind the building of the Faculty of Economics, in the space between the premises and a postmedieval wall that

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surrounds the Campus Cartuja and that gives name to the area: Cercado Alto de Cartuja. The place where the new construction was planned was an empty space in slope and with trees (Fig. 2). The start of the works with heavy machinery showed that the bedrock was visible in average at only 0.5 m below the surface, although in some places the depth could be as little as 0.3 m or as much as 1 m (especially in the higher parts of the area). A strong post-depositional alteration was observed in the oldest layers. Part of this alteration was dated between the 17th and 18th centuries, when a general destruction of former layers took place, and was followed by an accumulation of infills, some of them directly over the bedrock. A later post-depositional alteration was found to be in relation to the erection of the current building of the faculty (around the 1970s). During this period, the machines carved holes (perhaps to gather soil and rocks as materials of construction) and destroyed whole parts of the stratigraphic sequence. The infills dated in the postmedieval and later periods (18th to 20th centuries) were dug out with machines under the control of the archaeologist. No structures were located, and they reached the bedrock in most of the area. In the spots where this was not the case, the work of the machines was stopped before layers with more archaeological value (those with structures or earlier dating) could be altered. The stratigraphic sequence can be described as follows: 1. Surface level composed of soil and building debris. 2. Levels dated in the 18th century. They contained abundant residual elements of the 16th and 17th centuries and of the Nasrid and of the Ibero-Roman periods. Less abundant were inclusions dated in the late Antique or early medieval perios (6th to 9th centuries). 3. Once the post-medieval levels were excavated away, most of the area showed the natural bedrock of the area, the Alhambra Conglomerate. Very often the bedrock presented scarves produced by the scrapping of heavy machinery. Other areas, however, conserved layers dated in the late Antique and early medieval periods or even in the Ibero-Roman period. These layers were excavated manually.


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Fig. 1. Location of Andalusia in the European context (J. Roman from an original found at http://www.zonu.com/fullsize/2009-12-22-11447/ Mapa-Mudo-de-Europa.html, last accessed 22/12/2009).

Fig. 2. Location of the excavated site in the Faculty of Economics. (Julio Roman from originals taken from the Map Viewer IBERPIX, of the Instituto Geografico Nacional of Spain).

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Plate 1. Pit E-004, a good example of the type of pits that were found in the excavation of the Faculty of Economics.

The most relevant feature of the archaeological excavation was the documentation of many pits carved in the rock that survived the stratigraphical alteration of the later periods (Plate 1). Most of them seemed to be related to the cultivation of small trees in different periods. Some others, however, have allowed us to find archaeological levels from two phases: the late Antique period (6th-7th centuries CE), with vessels of late Antique tradition, and the Amiral period (8th-9th centuries), with elements from different ceramic traditions that allow to document the changes that happened in Iberia after the Islamic conquest. This group of pits is not related to any structures of inhabitation. Only some fragments of small, drystone walls made with boulders were documented, but they do not seem to form any inhabitable space. Besides, the archaeological levels connecting the pits and the walls are very badly conserved and contained very few pottery elements and no dating

evidence. It is posible that they were part of a more sizeable site that was destroyed by post-depositional processes. However, the pits do relate to a funerary area that was documented between some of them (and over one of them). This area contains four small tombs carved in the soil with a West-East orientation. They were covered and they had an internal structure made of bricks and tegulae fragments. The human remains inside belonged to perinatal individuals, two of less than one month old and another one who lived for three months. Radiocarbon dates on the best conserved individual suggest that she died in between the second half of the 6th century and the first half of the 7th century (CAN, 1460 ± 25 BP, [cal AD 558: cal AD 646] 1, Calibración 2s -95 % probabilidad-)1. The documentation of this type of sites detected mainly by their pits is better known nowadays, mainly thanks to the research of Alfonso Vigil-Escalera Guirado in

1 CALIB RADIOCARBON CALIBRATION PROGRAM* Stuiver, M., Reimer, P.J., Reimer, R.W., 2005. Calib 6.0 Copyright 2009 M. Stuiver and P. J. Reimer *To be used in conjunction with: IntCal09, Reimer, P.J., et al. 2009 Radiocarbon 51 (4) 1111-1150.

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the región of Madrid (2007). His work has served to create a model that allows the classification of a type of settlements that was undocumented very recently2. The site of the Faculty of Economics of Granada fits well in what has been described as a farmstead (granja), defined by A. Vigil-Escalera as “a category of rural settlement and unit of production composed of a reduced number of domestic groups (one, two or three), not enough sizeable as to ensure the development of intra-groupal complex social cooperative forms”3 (Vigil-Escalera, 2007: 258). The author also highlights two distinctive marks of this form of settlement. The first one is that, in some cases, the residential area can be moved several times in an space of up to one hectarea (always inside a well delimited estate), and that implies that the funerary areas related to those houses are moved as well. Therefore, the second mark of these types of sites is that there is not a unique cemeterial area, and as a consequence the cemeteries have a small number of tombs and they are not well defined in the space. This characteristic of the cemeteries is applicable to the documented infantile tombs of the Faculty of Economics, located in between the storage pits.

3. THE PITS The pits themselves (Table 1) are usually small, with a diametre ranging between 0.6 and 1 m. Their original function is not known, but they ended being used as middens. Unfortunately, the later periods are marked by a deep alteration of the hillslope with the building of agricultural terraces. The pits may have been parcially cut by these alterations, and this explains their current U-shaped sections and their circular layouts (Fig. 3). Only the pit E-047, the best conserved one, shows a section with bagging shape. Unfortunately this pit was vertically sectioned when the second building of the Faculty of Economics was built in the 1990s (Fig. 4). The origin of these structures is not very clear, but their morphological features have made researchers to identify them as stores for grain that could later

be reused as middens (Miret 2006). We lack archaeological evidence to suggest that this is the case. However, it is clear that they were used as rubbish pits in the historical phase that is the focus of our study. They were dug in the bedrock and they lack any further treatment or covering. They contained infill that seemed to have been been accumulated in a single episode. The inclusions included fragments of pottery -in some cases almost full vessels- and -in much smaller amounts- remains of building material, animal bones, glass or metal. These types of inclusions indicate the presence of a domestic environment nearby. Similar assemblages and structures have been documented in sites to the north of Toledo, like La Torrecilla, El Congosto and Prado Galapagos (Vigil-Escalera, 2007). Some researchers have suggested that these infills come from middens accumulated out of the pits as residues of quotidian activities (Vigil-Escalera, 2007: 156). This would explain why different fragments of the same vessel can be found in separate pits. Since we lack any complete profile of the pits, we cannot confirm if they had a narrow opening, which would have been important to keep an anaerobic environment (Vigil-Escalera, 2013). Since no covers of any kind or techniques of finishing of the internal walls have been documented, it is not posible to assign any concrete function to these pits. The relevance of this finds is related to its scarcity in the area of Granada and to the historical implications that they have in relation to the occupation of the land during the Visigothic period, and the characteristics of the ceramic production in this time. The latter reflects the process of acculturation that affects the late Roman population and the new settlers after the Islamic conquest of Iberia (ie Islamicization). There are very few archaeological interventions where late Antique and Amiral levels were documented in the town of Granada. Even less of them have been published, and when so, they rarely have been able to frame chronologically these phases of ceramic production (cf. the publications related to the Solar de la Mezquita, the Carmen de la

2 In 2013 the volume Horrea, Barns and Silos. Storage and incomes in Early Medieval Europe has been edited by A. Vigil-Escalera, G. Bianchi and J. A. Quirós in the number 5 of the Series Documentos de Arqueología Medieval (Universidad del Pais Vasco). It offers a most relevant update on the research on this type of settlements. 3 “…Una categoría de asentamiento rural y unidad productiva formada por un número reducido de grupos domésticos (de uno a dos o tres), tamaño insuficiente para garantizar el desarrollo en su seno de formas de cooperación social complejas”.

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CULTURAL MOMENT

PIT NO.

TRENCH

DESCRIPTION

E-047

10

This pit was identified in the Eastern limit of the trench. It was sectioned vertically, and its diametre could not be calculated. It’s máximum depth was 1.2 m and it had the shape of a bag. Besides tableware and kitchenware, it contained building materials, fauna remains and glass sherds.

E-068

12

This pit was located in the Northern limit of the trench. It had circular shape, a diametre of 1.9 m and a depth of 0.5 m. It contained abundant building material and very few pottery fragments.

28

This pit had a diametre of 1 m and was 0.55 m deep. It was cut in the bedrock and in the Post-medieval period it was affected by a trench. It contained interesting ceramic remains, amongst them a cooking pot with a shape characteristic of the Byzantine area (rim type Y).

05/06

This pit had an oval shape, being 1.4 m long and 0.70 wide in plan. Its conserved depth was 0.20 m. It was partially cut by another pit, E-014, which had a rectangular shape and contained glazed medieval material. The pottery of E-012 could be easily distinguished from this lot.

06

This it had circular shape and a diamtere of 1.1 m. Its depth was 0.35 m and its bottom had a sagging shape. It had been cut by the Tomb E-008 and by the medieval Pit E-049 (which contained glazed ceramic material). The tomb was dated between the 6th and 7th centuries. The Pit E-54 contained building material, stones and pottery, including some fragments of vessels of late Antique tradition.

E-004

04

This pit had circular shape and a diametre of 1.7 m. It’s depth was 0.8 m and it presented a sagging bottom. It contained abundant building material and pottery of late Antique and early Islamic tradition. The pottery of the former tradition was more abundant.

E-078

09

This pit had between 1 and 1.1 m diametre and 0.55 m depth. It contained numerous sherds of the Early Islamic period, and among them there were two jugs and a jar almost complete. Some fragments of pottery belong to the same vessel as other from Pit E-079.

E-079

Road (D7)#

This pit had an irregular shape, 0.85 m long and 0.7 m wide, and its depth was only 0.17 m. Some if the fragments located inside matched with others in Pit E-078.

E-051

06

This pit had circular shape and 0.65 m diametre and it was 0.4 m deep. The pottery inside was dated in the amiral period, but the pit itself is located next to the pit E-012, which is dated in the late Antique period.

E-230 Late Antique E-012

E-054

Transition

Amiral (Early Islamic)

Tab. 1. Description of the main pits dated in the late Antique and the early Islamic periods.

Muralla, the Calle Aljibe de Trillo, the Cuesta de la Victoria, the Santa Isabel la Real, 2, and the Calle María de la Miel with Esquina San Nicolás Nuevo (Malpica Cuello, 2000: 88; Rodríguez Aguilera, 2001: 91; Orfila Pons, 2011: 155). The Campus de Cartuja (today inside the town of Granada) was originally outside the walls of the town, but it is very likely that it belonged to its immediate hinterland, to its municipium, and therefore the location of this site raises interesting questions regarding the patterns of settlement in the area. It is worth highlighting that this work is part of a series of studies undertaken in the last years that present the ceramic development in the late Antique and early Medieval periods in Granada (see below) and that will help researchers to recognize them when they undertake new archaeological works or

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when they tackle the much needed revision of the materials of former archaeological excavations. All this will complete the up to now minimal knowledge that we have on these periods of the history of Granada.

4. THE LATE ANTIQUE AND EARLY ISLAMIC POTTERY OF THE PITS Two ceramic groups were clearly distinguishable. One of them, mostly tablewares, was composed of fine buff wares with thin, wheelthrown walls and sometimes incised decoration in wavy or horizontal discrete or combed lines. These wares were used in jugs. The second type of wares includes kitchenwares storage vessels and other type of utilitarian wares (Plate 1). It is coarser and with thicker walls, with different inclu-


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Fig. 3. Sections of Pits E-068 and E-004, Faculty of Economics.

Fig. 4. Profile of Pit E-047, the best conserved in the excavation of the Faculty of Economics.

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sions of various sizes. They are can be wheelmade or handmade (or perhaps made on a slow wheel). Very often they show contrast between the colours of the core and margins of breaks. In general terms, they are local or regional products with not a single fragment of imported wares. This type of pottery has been already identified and described in studies of the late Antique and early Islamic periods in the area of the Vega of Granada, in sites like Granada itself (Carvajal, 2008a: 315-338), Nívar (Jiménez Puertas and Carvajal, forthcoming) and Madinat Ilbira (Carvajal, 2005, 2008a: 253-293; 2008b). The assemblage found in the Facultad de Empresariales matches perfectly with the sequence that has been suggested on the base of research in those sites. The best known element of the sequence is the cooking pots (cf. Carvajal, 2008a; 2009; Carvajal and Day, 2013a; 2013b), which can therefore be used to date the abandonment of the pits (Fig. 5).

Fig. 5: Selection of the ceramic assemblage retrieved in Pit E-078.

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The formal range of the production of cooking pots in the late Antique period is quite reduced (Fig. 6): rim types A and V. In the site, this period is clearly represented by the Pits E-047, E-068, E-230, E-012 and E-054 in which no Islamic inclusions were found and that can be dated in between the 6th and 7th centuries CE. In the following centuries new ceramic types were developed. In this context there is continuity of the late Antique traditions, but the first examples of the types that will be predominant in the Islamic period can be documented. The rim type S of the cooking pots in one innovation that marks the beginning of the Islamic period (Fig. 7). The Pit E-004 has been dated in the 8th century by the combination of rim types V and S. Other finds in this pit are the fragments of large containers, of which some are examples of the early Islamic period. The majority of them, however, are vessels made in the late Antique tradition.


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Fig. 6: Morpho-typology of the cooking pots used and their chronology (the drawings do not show actual pots from the excavation of the Faculty of Economics, although they illustrate well their morphology).

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Fig. 7: Graphic descriptions of the shapes used in this study (the drawings do not show actual pots from the excavation of the Faculty of Economics, although they illustrate well their morphology).

The Pits E-078, E-012 and E-051 can be clearly dated in the amiral period. The most abundant types of pottery are Islamic, with a clear predominance of rims of type S, but also with types M, E and R. The documentation of one tannur and of several disks, elements eminently Islamic, confirm the dates. It is worthwhile to note that there are still some vessels of the pre-Islamic tradition in these pits.

5. PETROGRAPHIC ANALYSIS The well dated and contextuallized remains made posible to undertake a petrographic analysis of fabrics with the aim of relating the pottery to that analysed in a previous study undertaken by one of the authors (Carvajal and Day 2013a, 2013b). In this work, J. C. Carvajal López and P. Day did research on cooking pots of seven different sites in the Vega of Granada between the 8th and the 11th centuries CE. The most relevant part of this study was the identification of different ceramic fabrics used at different

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sites and times during the period considered. A later work by the same authors, this time focused on the large containers (ie tinajas and alcadafes) is in preparation (Carvajal and Day, in preparation), although some pieces of information have already been published in a previous work (Carvajal, 2012). A petrographic analysis was designed for comparison with the above mentioned studies. The pottery chosen to be studied has been the coarser one, and in line with the works done in the studies mentioned above two categories of pottery was chosen for analysis. The first one has been termed Red Wares and it includes dark red to brown and orange pottery with relatively thin walls (usually less than 1 cm thick), used mainly in cooking pots. The second category has the same color, but it features thicker walls (usually around 1.8 cm or more) and larger inclusions (frequently larger than 2 mm length). It has been labeled Large Containers, because it is used in the manufacture of this kind of vessels: dolia and paneras in the late Antique traditions and tinajas and alcadafes in the Islamic ones.


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PIT NO.

CULTURAL MOMENT (AND SUGGESTED CHRONOLOGY)

E-047

Late Antique (6th-7th cents.)

E-004

Transition (Early 8th cent.)

E-078

Early Islamic (8th-9th cents.)

CATEGORY OF POTTERY

SHAPES PRESENT (AND RIM TYPES, IF RELEVANT)

NUMBER OF SAMPLES

FABRIC

Red Wares

Closed cooking pot (A, V); Open cooking pot

14

RW5

Large Containers

Dolium; Panera

5

LC1

Red Wares

Closed cooking pots

5

RW5

Large Containers

Tinaja

2

LC1

Red Wares

Closed cooking pots

19

RW5

Large Containers

Tinaja; Panera; Disk; Tannur

14

LC1

Tab. 2: Information related to the sampling strategy.

Plate 2: Fabric RW5 Phyllite and schist: Showing grains of phyllite distributed along the central part of the microphotograph, surrounded by smaller grains of the same mineral and grains of polycrystalline quartz (meta-sandstone).

Plate 3: Fabric LC1 schist and meta-sandstone: Showing a large grain of biotite-muscovite schist featuring garnets. Around the large grain there are smaller grains of schist and mono- and polycrystalline quartz (meta-sandstone).

However, other shapes were also modelled in this category: disks and tannurs (Plate. 3). For the study, 36 samples of Red Wares and 21 of Large Containers were selected from Pits E-047 (late Antique), E-004 (Transition) and E-078 (early Islamic) (see Table 2).

6. DISCUSSIONS OF RESULTS

The samples were thin-sectioned and studied under polarizing microscope. The petrographic analysis was done following the standards applied by I. Whitbread (1986; 1989; 1995: 365-396) and the results showed quite clearly that only two fabrics could be clearly distinguished, one for the cooking pots and another one for the large containers. Comparison with the studies mentioned above shows that the fabrics descriptions match petrographic groups that were already described. The fabric in which the cooking pots were made fits in the group identified as RW5 Phyllite and schist fabric (Carvajal and Day, 2013a: 440 (Table 3); 2013b: 108-110). The fabric of the Large Containers can be included in the group LC1 Schist and meta-sandstone fabric (Carvajal, 2012: 10). A brief description of the characteristics of these fabrics is offered in Table 3 and in Figures 6 and 7.

The match of the results of the analysis undertaken with the fabric descriptions identified in previous studies offers important elements to our knowledge of the pottery technology and its social implications in the period under study. Fabric RW5, identified for the first time in Carvajal and Day, 2013, has not a clearly determined provenience in the Vega of Granada. The cooking pots that formed the group came mainly from two different sites: Manzanil (in Loja) and El Castillejo (in Nivar). The sites are very far away from each other (respectively in different ends of the area of study and their respective assemblages are clearly different in typology and chronology, and still only one fabric could be assigned to them. Fabric RW5 was thought then to be composed of those pots that were created in at least two different sites with clays that was not posible to separate in that study. The documentation of Fabric RW5 in the Faculty of Economics can be explained by suggesting third posible centre of production or as the

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FABRIC

DESCRIPTION

POSSIBLE PROVENANCE

RW5 (Phyllite Fabric)

This fabric contains a range of sedimentary to low-metamorphic rocks, with abundant rounded to subangular phyllites and muscovite-biotite schist and frequent siltstone and sandstone grading into phyllite. Few detrital garnet, mudstone and micritic limestone are also found.

Manufactured in different sites of the Vega of Granada with similar raw materials and mixing recipes

LC1 (Schist and meta-sandstone Fabric)

This fabric has a bimodal distribution of grain size, with the larger fraction ranging between 2.28 and 4.56 mm. It is dominated by large grains of biotite-chlorite schist and meta-sandstone that contain common minerals of amphibole, zoisite, epidote and garnet. Quartzite and discrete mica grains are abundant. Less frequent are muscovite schist and biotite-sillimanite schist. Meta-siltstone ranging into phyllite with contents of chlorite, biotite and muscovite are frequent, and few mudstone, micritic limestone and chert can be located.

Area of Granada

RW3 (Schist Fabric)

This fabric it has a unimodal distribution of grain size that rarely exceeds a maximum dimension of 2 mm. It contains abundant low-grade metamorphic rocks: muscovite schist, biotite-sillimanite schist, white mica schist, garnet schist and quartzite. Few phyllite and discrete garnet and mica. Rare fragments of detrital minerals, such as pyroxene and amphibole. Extremely similar to LC1, it has a very similar (if not the same) petrological background. The difference between the two fabrics lies mainly in the size of the inclusions.

Area of Granada

Tab. 3: The petrographic fabrics identified in the samples. Fabrics RW5 and RW3 have been described in Carvajal and Day 2013a: 440 (Table 3) and in Carvajal and Day 2013b: 108-110 and 105-106 respectively. Fabric LC1 has been described in Carvajal 2012: 10.

504

inclusion of the site in the area of distribution of one of the already known centres (El Castillejo would be the most likely candidate, because it is the nearest one). The most important fact is that the fabric group of the Faculty of Economics does not match that of the old town of Granada, which is extremely close. In fact, the site is only 1 km away from the north gate of the historical quarter of Granada (the Puerta de las Pesas) and only a few hundreds metres farther away from the spots of the excavations that were studied in Carvajal and Day, 2013a: the Callejon del Gallo and the Calle Maria de la Miel. The finds of these excavations proved to be representative of the pottery found in Granada between the 6th and the 11th centuries CE, and the clearly predominant fabric of these finds was RW3 Schist fabric (Carvajal and Day, 2013a: 440 (Table. 3); 2013b: 105-106; see also Table 3), different from RW5. In spite of the proximity between the Faculty of Economics and the core of the historic quarter of Granada, the products that people were consuming in those sites at the same time were made in a different way.

(consistently larger in LC1 than in RW3). Given this relationship and the fact that the other sites here LC1 was identified were in areas with a different lithology, Fabric LC1 was thought to have been made in Granada and distributed with certain success. This can also account for its documentation in the Faculty of Economics.

The picture gets more complex when the analysis of the large containers is considered. The fabric of this type of vessels matches that of group LC1 in Carvajal, 2012: 10. Fabric LC1 is documented in Granada and in other nearby sites of the Vega (most importantly in Ilbira) (Fig. 8) and it is particularly related to Fabric RW3, because the petrology of both groups is extremely similar, and the only difference lays in the size in the inclusions

In any case, the tension between a much localized production of cooking pots and a wider distribution of large containers that the picture in this site offers is not new. That is precisely what the results of the the works of Carvajal and Day suggest. However, the study presented here shows a very clear example of the effect that this had in the assemblage of the pottery consumed at the same site.

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Fig. 8: Map of the sites of the Vega that have been researched in Carvajal and Day 2013a, 2013b.


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7. CONCLUSIONS The documentation of the late Antique and early Islamic pits of the Faculty of Economics in Granada has allowed the identification of an area of inhabitation between the 6th and the 9th centuries CE in close proximity to the walls of Granada. The occupation seems to have been stable. This area of inhabitation can be interpreted as a farmstead due to the absence of other structures and to the documentation of the small funerary plot. Its closest parallels are the sites of Pista de Motos (Villaverde, Madrid: Vigil-Escalera, 2007), Arroyo Culebros (Leganés, Madrid: Penedo et al, 2008), La Poliseda (Alcalá de Henares, Madrid: Berzosa et al, 2008), El Pelambre (Villaornate, León: Pérez y González, 2010), Los Villares (Baños y Mendigo, Murcia: Ramallo et al, 2012) and Peña María (Lorca, Murcia: Martínez Rodríguez, 1989). This type of sites constitutes an important source of information for the reconstruction of the social structure of the late Antique and early medieval peasant communities. As A. Vigil-Escalera put it recently, the documentation of pits in sites dated in the late Antique period can be related to the adoption of new economic strategies (in production and in storage management). They can be dated at least since the second half of the 5th century CE. They are an example of the domestic management of the agricultural surplus and, as such, of the reconquest of a degree of autonomy by the peasant communities. This feature is an essential mark of the new society after the Roman Empire, focused in villages (Vigil-Escalera, 2013: 141-142). This is the society that will be islamicized during the early medieval period. The study of the pottery of this site fits perfectly the framework developed in previous works (Carvajal, 2012 and Carvajal and Day, 2013a; 2013b), but also offers more details to understand it (along with other studies that are in preparation). The most updated of the published papers, Carvajal and Day, 2013a, offers an interpretation for the ceramic technology of the Vega of Granada in between the 8th and the 9th centuries CE (Fig. 5). The study of the predominant fabrics from different sites shows that there was a mosaic of different centres of production with very small and mainly non-overlapping areas of distribution. The areas of distribution seem to have cover a limited number of sites, necessarily very close to the centre of production, if not identified with it. In spite of this fragmented model of basic economy, the cultural uniformity of the Vega of Granada is a fact: the

same chronological morpho-typology can be applied without any problems to all the cooking pots of the Vega of Granada (Fig. 6). Besides this, the analysis of the process of modelling the vessels shows that innovations were taking place in some centres ith different intensity: in some cases, the process of modelling was the traditional one used in the late Antique period, whereas in other case the process had been introduced recently (possibly with the arrival of new settlers in the Islamic conquest). Finally, in some cases pots produced with the same fabric showed different techniques of modelling. In summary, there were three elements of ceramic technology in the cooking pots of the early Islamic Vega of Granada which developed differently: morphology was changing with a definite direction, clay recipes did not change in particular sites and modelling techniques could change or not. The pottery documented in the Faculty of Economics fits perfectly in these patterns: it shows the same development of morphological types across time and it is conservative both in fabric and in modelling techniques. The petrographic analysis of this pottery shows also that it is part of the mosaic of distribution networks that there was in the Vega, although at this stage the only positive thing that can be stated about this assemblage is that it was not produced in the same centre where the pottery consumed in Granada was made. The large containers of the Faculty of Economics offer another insight. It has been pointed already that the networks of distribution of the large containers seem to have been wider than those for the cooking pots (Carvajal, 2012). The best known example is precisely that of Fabric LC1, which was produced in a workshop near Granada or in the town itself. The vessels produced here reached as far as 15 km away, to Ilbira, a town that however had its own production of cooking pots. The case must have been the same in the Faculty of Economics, which is only located 1 km away from the walls of Granada. The picture offered by this study of the assemblage of the site of the Faculty of Economics provides an interesting insight on the pottery used by a community between the 6th and the 9th century in the surrounding area of Granada. This picture fits perfectly with the wider framework that has been developed in previous works, but also provides a measure of the relevance of that framework in a concrete case. The site of the Faculty of Economics in Granada seems to be an example of the diverse and complex forms

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of rural settlement described above, but it is also especially relevant for its closeness to the town of Granada. There is still very few information about the Iberian towns and their hinterland in this period of time (Vigil-Escalera, 2007: 276). It is worth highlighting that this work is part of a series of studies undertaken in the last years that present the ceramic development in the late Antique and early Medieval periods in Granada (see below) and that will help researchers to recognize them when they undertake new archaeological works or when they tackle the much needed revision of the materials of former archaeological excavations. All this will complete the up to now minimal knowledge that we have on these periods of the history of Granada.

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Imagen fotorrealista de un recipiente confeccionado a mano del yacimiento celtibĂŠrico de Los Rodiles (Cubillejo de la Sierra, Guadalajara), mediante la utilizaciĂłn del software libre Blender.


4.15. RECONSTRUCCIÓN 3D Y REALIDAD VIRTUAL: LAS NUEVAS TECNOLOGIAS EN LA RECONSTRUCCION DE CERÁMICA ARQUEOLOGICA 3D RECONSTRUCTION AND VIRTUAL REALITY: NEW TECHNOLOGIES IN THE ARCHAEOLOGICAL POTTERY RECONSTRUCTION Álvaro Sánchez Climent1

Resumen

Abstract

Las Nuevas Tecnologías actualmente nos ofrecen una serie de posibilidades muy interesantes para la investigación y presentación de yacimientos y materiales arqueológicos. Uno de los objetos que más se ha beneficiado de la Arqueología Virtual es la cerámica arqueológica. En este trabajo presentamos la reconstrucción de un recipiente confeccionado a mano del yacimiento celtibérico de Los Rodiles (Cubillejo de la Sierra, Guadalajara), en el que se conservan las partes suficientes para poder reconstruirlo de manera virtual por medio del software libre Blender, una herramienta 3D gratuita que en los últimos años está ofreciendo unas posibilidades inmensas a la hora de poder trabajar con la Arqueología Virtual.

New Technologies offer today a very interesting kind of possibilities for the archaeological sites research and materials presentation. One of the archaeological objects that has benefited about the Virtual Archaeology is the archaeological pottery. In this paper we present a handmade pottery reconstruction from the celtiberic archaeological site of Los Rodiles (Cubillejo de la Sierra, Guadalajara). This vessel has the enough rests to know the form and the kind of vessel to rebuild virtually trough the free-software Blender, a free 3D tool that the last years is offering great possibilities for working in Virtual Archaeology.

Key words: Virtual Archaeology, Virtual Reconstruction, Pottery, Los Rodiles, Guadalajara.

Palabras clave: Arqueología Virtual, Reconstrucción Virtual, Cerámica, Los Rodiles, Guadalajara

1 Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Prehistoria. [ alvar.sanchez@hotmail.com ]

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1. INTRODUCCIÓN: LA REALIDAD VIRTUAL EN LA RECONSTRUCCIÓN DE MATERIALES CERÁMICOS La primera vez que se usó el concepto de Arqueología Virtual fue en 1990. Paul Reilly (1990: 133-139) definió la Arqueología Virtual como un “conjunto de técnicas informáticas que permiten la visualización 3D de la representación virtual y realista de los objetos y edificios antiguos, cuyos restos han desaparecido o están en un estado de preservación tan deficiente que hacen imposible su observación o muy difícil su interpretación.” Tal es el resultado, que estas técnicas nos posibilitan la creación o reconstrucción de objetos y yacimientos tridimensionales no como fueron, si no como creemos que pudieron haber sido. Para ello el arqueólogo siempre busca los medios (documentación, hipótesis y buen equipo multidisciplinar) para hacer que esta reconstrucción virtual sea lo más fiel posible a la realidad, siempre basándose en el concepto de Anastilosis, que consiste en “la recomposición de las partes existentes, pero desmembradasi” aunque en este caso siempre dentro de una realidad virtual. Para M. Farjas et al. (2011: 139) la Realidad Virtual “es una simulación tridimensional interactiva mediante ordenador, en la que el usuario se introduce en un ambiente artificial que percibe como real. Este escenario debe cumplir unos requisitos mínimos de simulación o capacidad de representación, de interacción usuario-modelo y de percepción sensorial por parte del usuario”, permitiendo la creación, dentro del campo patrimonial, de un archivo documental completamente geométrico y objetivo generando un modelo completamente reproducible a cualquier escala y de manera fiel al objeto documentado (Angás y Serreta, 2010: 63). Es por ello que en los últimos años las nuevas tecnologías están ganando cada vez más terreno dentro del ámbito de la arqueología gracias a las posibilidades que presentan en la documentación, investigación y presentación del patrimonio arqueológico, todo ello unido a las mejoras tecnológicas de las computadoras, y permitiendo el almacenaje de una serie de datos matemáticos precisos en formato digital (Martínez et al., 2010: 133) y de muy fácil acceso, ya que la informática nos permite gestionar de manera rápida y eficaz nuestro trabajo y la información generada. Estas tecnologías y la reconstrucción virtual actualmente están teniendo una gran repercusión dentro de los estudios de cerámica arqueológica por lo que la aplicación de estos modelos tridimensiona-

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les ha supuesto “un desarrollo importante a la hora de avanzar en la metodología de dibujo y visualización de los recipientes cerámicos documentados en intervenciones arqueológicas” por lo que los modelos obtenidos “deben ser considerados como herramientas estándar de análisis cerámico, puesto que permite almacenar las formas cerámicas en formato digital, agilizando enormemente el proceso de dibujo de las formas y permitiendo la elaboración de láminas de dibujos cerámicos de alta calidad, por otro lado también permiten avanzar en estudios referentes a los modos de producción a partir de la uniformidad o variabilidad de formas cerámicas” (Ibídem). Tenemos que tener en cuenta varios aspectos a la hora de reconstruir virtualmente cerámicas arqueológicas. En primer lugar, debemos saber qué queremos reconstruir y por qué, ya que no todo puede reconstruirse virtualmente, es decir, se tienen que conservar los suficientes restos (datos) que me permitan tener una imagen mental de cómo pudo haber sido el recipiente intentando lo más posible en no caer en la invención. En segundo lugar, lógicamente, recipientes conservados enteros no es necesario reconstruir. La premisa principal de la reconstrucción de los recipientes arqueológicos es responder la cuestión de cómo pudo haber sido y a partir de ahí intentar contestar las diversas cuestiones planteadas a priori (función, utilidad, volumen, etc.).

2. UN CASO PRÁCTICO: EL EJEMPLO DE RECONSTRUCCIÓN DE UN RECIPIENTE CERÁMICO ELABORADO A MANO PROCEDENTE DEL YACIMIENTO CELTIBÉRICO DE LOS RODILES (CUBILLEJO DE LA SIERRA, GUADALAJARA) Para nuestra reconstrucción cerámica hemos elegido un recipiente a mano (Fig. 1) caracterizado por un color de la pasta de tipo parduzco y oscuro como resultado de la cocción de la pieza en un ambiente de tipo reductor. Se caracteriza por tratarse de una pieza de superficie tosca y desgrasante visible a simple vista, por lo que se trata de un recipiente cuya función claramente estaría destinada al uso de cocina. Hemos seleccionado esta muestra puesto que, como indicábamos anteriormente, si bien no se conserva entera, poseemos los suficientes datos como para poder determinar la forma que tuvo la


RECONSTRUCCIÓN 3D Y REALIDAD VIRTUAL: LAS NUEVAS TECNOLOGIAS EN LA RECONSTRUCCION DE CERÁMICA ARQUEOLOGICA

pieza y hacer una reconstrucción fidedigna de cómo pudo ser la cerámica en su momento de abandono. La muestra seleccionada, cuya sigla corresponde con Ro08-2D-2012-180, procede del yacimiento celtibérico de Los Rodiles (Cubillejo de la Sierra, Guadalajara). Se trata de un yacimiento de grandes proporciones (en torno a 5 ha) ubicado en las parameras de la comarca de Molina de Aragón en el que sus investigadores han identificado dos momentos de ocupación claramente diferenciados separados por un estrato de ceniza, lo que parece indicar un momento de incendio en un ambiente de convulsión bajo las denominadas Guerras Celtibéricas (Cerdeño et al. 2008). Estos dos momentos de ocupación son Los Rodiles I (final siglo IV- mitad siglo II a.C), periodo perteneciente al Celtibérico Tardío, y Los Rodiles II (mitad siglo II-mitad siglo I a.C.), periodo Celtibero-Romano en un momento de ocupación bajo el yugo romano hasta su abandono definitivo en el siglo I a.C. Nuestra cerámica seleccionada pertenece a esta segunda fase de ocupación. El programa que hemos empleado para nuestra reconstrucción es Blender en su versión 2.60. Este programa entra dentro de lo que se denomina como free-software tratándose de una herramienta libre

basada en el lenguaje de programación python. La ventaja de esta herramienta frente a otras similares de tipo comercial, como es el caso del 3D Studio o AutoCad, es que ofrece las mismas posibilidades en un entorno completamente abierto por lo que permite su copia, distribución y modificación del programa sin necesidad de pagar derechos de autor. A partir de un dibujo convencional cerámico podemos crear un modelo completamente tridimensional y fiel al mismo gracias a la posibilidad que tiene la herramienta de poder girar los vértices sobre sí mismo de tal manera que a partir de un plano podemos obtener un cilindro. Digitalizando el perfil de la pieza cerámica y aplicando la función spin del Blender obtenemos un primer modelo “rudimentario” tridimensional con la forma de nuestra cerámica (Fig. 2) de tal manera que cuantos más vértices digitalicemos mayor realismo podremos dotar a la pieza virtual que queremos modelar. Según A. Martínez et al. (2010: 135), la manipulación de los perfiles en los programas de edición tridimensional nos permite una rápida y sencilla identificación de las medidas volumétricas de los recipientes con facilidad de tal manera que no solamente se puede calcular la capacidad del recipiente, sino también el volumen externo.

Fig. 1. Muestra Ro08-2D-2012-180 seleccionada para nuestra reconstrucción cerámica. Como podemos observar en la imagen, la muestra conserva una gran cantidad de sus piezas originales, por lo que podemos conocer su forma como para realizar una reconstrucción fidedigna de la cerámica. Al cargar la imagen al Blender, el primer paso es la digitalización del perfil de la cerámica. La digitalización debe incluir los suficientes vértices para dotar de un mayor realismo a la pieza a la hora de aplicar la función spin. Tenemos que tener en cuenta también el grosor de la cerámica.

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Fig. 2. Resultado tras aplicar la función spin. Al digitalizar el perfil y girar se crea una malla de puntos cilíndrico que podemos modificar a nuestro antojo. El primer modelado “rudimentario” tiene pocos vértices, por lo que es necesario aumentar su número. A más vértices, más realismo en la pieza.

Fig. 3. Resultado tras aumentar el número de vértices con la herramienta subdivision surface. El número de vértices permite que, cuantos más vértices, mayor realismo a la hora de renderizar en 3D. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que muchos vértices conlleva la pérdida de rendimiento de nuestro computador.

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RECONSTRUCCIÓN 3D Y REALIDAD VIRTUAL: LAS NUEVAS TECNOLOGIAS EN LA RECONSTRUCCION DE CERÁMICA ARQUEOLOGICA

Tras este primer modelado de la cerámica, el siguiente proceso que tenemos que realizar consiste en la división superficial y el suavizado de los contornos de la pieza, de tal manera que dicho suavizado nos permitirá la obtención un modelado muy realista. La herramienta Blender trabaja con varios niveles de suavizado, de tal manera que a un nivel muy alto nuestra pieza posee un realismo mucho mayor con la consiguiente pérdida de rendimiento de nuestro computador, ya que los procesos de división superficial, permite la repetición de los vértices que hemos digitalizado previamente y que dotan a la pieza de mayor fidelidad. Cuánto más nivel, mayor numero de polígonos (Fig. 3). Como podemos observar en la imagen ya tenemos una representación muy fiel de nuestra cerámica original por lo que el último paso que nos queda es el texturizado de nuestro proyecto para darle la sensación de que estamos trabajando con nuestra pieza en un entorno completamente virtual. La ventaja de estas herramientas 3D es la posibilidad de poder trabajar también con texturas tomadas directamente de la pieza cerámica, por lo que solamente necesitamos una cámara digital de buena resolución e importar esas imágenes con extensión .jpg a nuestro proyecto.

Lo ideal sería tomar una fotografía de la textura de la pieza lo mas ortogonal posible a nuestra cerámica. También existen numerosas webs con texturas que podemos aplicar a nuestros proyectos. Otra de las ventajas es que podemos modificar nuestra textura para variar la iluminación y el contraste de tal manera que obtengamos una coloración realista. En nuestro caso hemos tomado una textura de color parduzco oscuro que hemos aplicado a nuestra pieza obteniendo el siguiente resultado (Fig. 4). Para paliar ese efecto alisado y poco realista de nuestra cerámica hemos aplicado una nueva textura. En esta ocasión no se trata de una imagen si no de una textura que viene por defecto en el programa y que nos permite crear rugosidades en la superficie; se trata de la textura clouds. Aplicando dicha textura a nuestra pieza y alterando los parámetros geométricos y la intensidad de la misma podemos crear una capa rugosa que se aplica a la superficie poligonal de nuestra pieza por lo que da la sensación de que estamos tratando con una pieza cerámica de verdad (Fig. 5), permitiendo confirmar esa “percepción sensorial” (Farjas et al., 2011: 139) de la que hablábamos en párrafos anteriores, ofreciendo estos modelados 3D “un mayor acercamiento a la pieza, a la vez que

Fig. 4. Primer renderizado de prueba de nuestro recipiente. Le hemos aplicado una textura de color parduzco intentando dotar a la pieza del mayor parecido posible, para ello podemos tomar fotografías de la superficie de nuestra pieza que luego usaremos a modo de textura. Sin embargo, las paredes de la cerámica parecen demasiado lisas, quitando realismo a nuestro recipiente.

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Fig. 5. Segundo renderizado tras la modificación de los parámetros geométricos de la textura. La rugosidad de las paredes permite tener la sensación de que estamos trabajando con un recipiente a mano. En función de los parámetros modificados la intensidad de la rugosidad será mayor o menor.

Fig. 6. Imagen fotorrealista de nuestra pieza cerámica. Para ello hemos dotado a la pieza de un suelo texturizado con la imagen de la superficie de una mesa. Además le hemos colocado una escala que nos permite indicar, incluso desde un punto de vista virtual, las proporciones de la pieza. Además hemos añadido una cartela con información de la misma: sigla, yacimiento y cronología. Seguidamente hemos colocado la cámara con un ángulo de cuarenta y cinco grados y una iluminación que incide de manera oblicua en la parte derecha del escenario por lo que la sombra queda reflejada sobre la superficie de una manera muy realista.

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constituye una manera más precisa e interactiva de conocimiento visual del recipiente” (Martínez et al., 2010: 135). En nuestro caso hemos aplicado una textura clouds, tamaño entre partículas de 0,15 y geometría norma a una intensidad de 1,000 (cuanta más intensidad mayor rugosidad). El resto de parámetros los hemos dejado por defecto. Para finalizar vamos a crear un escenario realista para nuestra cerámica. Para ello hemos dotado a la pieza de un ambiente muy similar al que podemos encontrar en un museo (Fig. 6). Estas reconstrucciones virtuales, además, permiten que puedan ser empleadas como una herramienta que facilite la difusión del patrimonio arqueológico de una localidad (Flores y Martínez, 2010: 103) lo que posibilita, por tanto, una mayor comprensión por parte del espectador de los restos arqueológicos desde el punto de vista de la interpretación de los mismos, así como, las posibilidades de las nuevas tecnologías y a las capacidades de internet, de aportar una mayor difusión gracias a la simulación de verdaderos entornos tridimensionales siendo perfectamente posible la creación de un entorno web que nos “proporciona solución técnica dirigida a la difusión pública tanto por su vía gráfica como métrica” (Angás y Serreta, 2010: 65) cumpliendo así, según estos autores, tres preceptos: •

Solución científico-técnica hacia la documentación gráfica y geométrica.

Preservación/conservación-restauración.

Entornos estandarizados como difusores del patrimonio cultural (permitiendo así la organización de la información necesaria).

AGRADECIMIENTOS Este trabajo se ha realizado dentro del marco de mi tesis doctoral, La Cerámica Celtibérica Meseteña: Metodología, Tipología e Interpretación Cultural, dirigida por la Dra. María Luisa Cerdeño Serrano, profesora titular del departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid y direc-

tora del yacimiento celtibérico Los Rodiles, a la que quiero agradecer su apoyo y por permitirme trabajar con ella en sus proyectos. También quiero agradecer el apoyo de mis compañeros Emilio Gamo y Marta Chordá, grandes arqueólogos y más grandes amigos. Por último quiero expresar mi gratitud a los profesores Edward Swenson y Heather M. L. Miller de la Universidad de Toronto en Canadá por haberme acogido en sus respectivos laboratorios para mi estancia de doctorado mientras realizaba este trabajo. A todos ellos GRACIAS.

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Over-fired pot from Zlakusa.


4.16. EXAMINING THE TECHNOLOGY OF CALCITE TEMPERED COOKING VESSELS IN THE CENTRAL AND WESTERN BALKANS EXAMINANDO LA TECNOLOGÍA DE RECIPIENTES DE COCCIÓN CALCITICA EN LOS BALCANES CENTRALES Y OCCIDENTALES Richard Carlton1 y Biljana Djordjević2

Abstract

Resumen

In this paper the results of research conducted at the center of the area and Western Balkans are presented. Specifically our research has focused on the analysis of ceramics and calcite degreasing.

En este trabajo se presentan los resultados de la investigación llevada a cabo en la zona central y occidental de los Balcanes. Concretamente nuestra investigación se ha centrado en el análisis de la cerámica y sus desgrasantes calcíticos

Key words: Technology, Pottery, Cooking, Balkans Palabras clave: Tecnología, Cerámica, Cocción, Balcanes.

1 University of Newcastle upon Tyne, UK. [ richard.carlton@ncl.ac.uk ] 2 National Museum in Belgrade. Serbia. [ biljana.djordjevic@fpn.bg.ac.rs ]

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 517-525. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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1. INTRODUCTION Amongst the diverse pottery-making traditions of the Central and Western Balkans the use of calcite and other forms of calcium carbonate as non-plastic additions (temper) to clay pastes is closely, though not exclusively, associated with potters using hand-wheels and open, or single-chamber, firing techniques. Even where there is evidence for the use of sand temper, it is usually secondary, with calcite strongly preferred by potters. Explanations for the use of calcite generally conclude that its ability to alleviate thermal stress caused to pottery vessels during firing and repeated episodes of use is sufficient to counter the considerable difficulties involved in processing and firing the material. In this regard, experiments with prepared calcite pastes have shown that the temperature and duration of firing is critical to its successful use, with temperatures over around 750oC causing oxidation of the calcium carbonate particles and subsequent lime-spalling, although quenching– also practiced by the majority of central and west Balkan hand-

PLate 1. Central and Western Balkans.

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wheel potters– seems to allow for higher firing temperatures and longer firing durations. Two recent field observations, however, have called into question some of these accepted views. First, the apparent resilience to thermal shock of sand-tempered vessels made at Bejići in northern Bosnia call into question the perceived superiority of calcite temper. Second, the use of double-chambered kilns and extended firing periods for firing calcite-tempered pots at Zlakusa, in Western Serbia, challenges the view that calcite-tempered pastes are best-suited to open firing techniques where the temperatures reached can be kept relatively low and firing times short. Explanations focussing on particle size and shape are sought for these observed variations and a methodology for further investigation is outlined. Traditional pottery-making in the central and western Balkans, an area centred upon Bosnia-Herzegovina and extending into neighbouring parts of western Serbia, southern Croatia, and south-east Slovenia (Lám. 1), is confined mainly to the use


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of hand-wheel and bonfire-firing technologies. Although potters using the hand-wheel and open firing techniques are known to have been active in up to 100 five villages in around 50 groups since the beginning of the 20th century, only the following five are known to remain active: •

Zlakusa in western Serbia where around 40 potters use calcite-tempered clay to make a range of cooking pots for wide distribution in Serbia and north-eastern Bosnia.

Liješevo in Central Bosnia where around 14 potters use lightly sand-tempered clays to produce a range of cooking pots, as well as flower pots and table-wares, for distribution throughout Bosnia and Herzegovina.

Bejići in Northern Bosnia where a single potter uses heavily-sand-tempered clay to produce a very limited range of cooking wares for local sale.

Malešići in Northern Bosnia where two potters continue to make a limited range of cooking pots using calcite-tempered clays.

Potravlje in the Dalmatinsko Zagorje, north of Split, where two potters produce bread ovens and cooling pots using local clays mixed with sand and calcite inclusions.

The pottery produced by the remaining traditional potters, as well as many other pottery-making centres in the same region which expired in the 20th century, can all be characterised as coarse,

a

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being formed from unwashed clays to which a high proportion of crushed calcite or sieved river sand has been added. Despite the difficulties involved in its preparation, the prevalent use of calcite, even where alternative materials are available, is marked.

2. TECHNOLOGICAL ISSES RELATED TO FABRIC, FIRING AND QUENCHING The advantages and limitations of including calcium carbonate (CaCO3) in clay pastes are very well known. The inclusion of angular calcite particles in clay pastes makes the clay easier to use during forming, reduces shrinkage during drying, and increases thermal shock resistance during firing and use. The most significant drawback to calcite as an inclusion in clay pastes is that it is chemically transformed above about 750ºC to Calcium Oxide (CaO), the subsequent rehydration of which in air can lead to spalling, cracking or disintegration of the pottery fabric (Fig. 1 a-e). The risk of damage increases in relation to the period of time over which the material is subjected to heat -i.e. the amount of ‘heat work’ done- as well as in relation to the proportion of CaCO3 in the matrix and with increasing particle sizes of inclusions. Therefore, the risk of damage to pottery made from calcium carbonate-rich fabrics may be reduced by controlling the temperature and duration of firing and lowering both the CaCO3 content and particle sizes of the clay paste used. It is also suggested here that a further means of limiting damage caused by excessive heat work is by the process of quenching, discussed below.

c

d

e

Fig. 1 a-e. Experimenta firing of the Zlakusa pottery on 675ºC, 720ºC, 750ºC, 785ºC and 825ºC.

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3. QUENCHING The most universally-practiced of several post-firing treatments traditionally carried out in the Western Balkans involves ‘quenching’, leading to changes in surface colour of the pots as the organic component of the solution carbonises (Fig. 2). Many potters appear to aim for complete blackening of the vessels, while others prefer a dappled or spotted effect, but most account for this practice in terms of its decorative, surface-sealing and apparent strengthening effects.

Quenching involves submerging the pots in a soupy organic solution, usually made with flour1 –wheat2, maize3, barley4, rye5, and millet6 flours are all mentioned in one or more contexts- but soot or woodsmoke resin were apparently used by some potters7, as were charred fern or fern root8, green wallnut casing9, and the charred bark of young oak or ash10, all of which share the important characteristic of being starch-rich. Only at Donji Dobrkovići/Široki Brijeg does the process appear never to have been practised within living memory, though many potters

Fig. 2. Quenching

1 Recorded from 22 of the 28 locations where the practice is noted. Only three of the other six locations - Ularica, Veselići and Grič-are known not to have used flour. Bran is recorded specifically only at Krasinac. 2 Recorded at Vrkašić, Brezova Kosa, Potravlje, Demiševci, Dobrinja, Malešići, Prebidoli and Ivanjska. 3 Recorded at Rajovići, Zlakusa, Kučin/Džurovo, Vrkašić, Demiševci, Liješevo, Dobrinja, Malešići and Prebidoli. Also noted as the worst kind of flour for this purpose at Ivanjska. 4 Recorded at Lončari (Crikvenica), Kaludjerovac, Ervenik, Vrkašić, Krasinac and Donji Rujani. 5 Recorded at Lončari (Crikvenica), Kučin/Džurovo, Kaludjerovac, Ervenik, Vrkašić and Ivanjska. 6 Recorded at Liplje and Ivanjska. 7 Soot is recorded at Liplje, Veselici, Baljevac and Golo Brdo; tar only at Podklanec. 8 Recorded at Grič, Ularica and Dobrinja. 9 Recorded at Grič and Lončari (Crikvenica). 10 Recorded at Grič and Lončari (Crikvenica).

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have abandoned it within the last three decades or so11. Most potters dip their red-hot pots in a large metal container of the prepared solution, using tongs to grip them for this purpose, but at Potravlje, Donji Rujani and Ervenik, it is splattered onto the vessels with a cloth. Immersion of the vessel for a few seconds, or splattering onto the vessel surface, causes vigorous effervescence as the solution around or upon the vessel boils. The absence of effervescence indicates to the potter that the pots have cooled too much for the process to be effective, in which case they may have to be returned to the fire temporarily. Furthermore, if the pot does not blacken or change colour to the potter’s approval immediately, it may be returned to the glowing embers for a few minutes – by this time it will have cooled sufficiently to eradicate the risk of over-firing. The extent of blackening depends upon the nature of the material(s) used in solution, as well as its consistency and the temperature of the pots to which it is applied -too low and carbonisation may not occur; too high and the thin carbonised layer may burn away entirely. Experiments have shown that a solution of 1kg flour/15 litres of water produces effective results; a more concentrated solution leads to coagulation and ineffective carbonisation. Clearly, when the solution is splattered onto the vessel, only partial blackening occurs- this can be controlled to some extent to produce deliberately patterning. In the few cases where information has been collected on the reasons for this practice, potters concentrate on its decorative and apparent strengthening effects. At Pulac, consumer preference was given as the reason for blackening half of a batch of fired vessels, while leaving the other half in its original state. At Potravlje, the application of flour and water solution is carried out for decoration, although it may be that the present splattering is a residual practice, symbolic of complete immersion, which it is likely, was formerly practised. A further possible reason, though not one given by potters, is that the creation of a thin layer of carbonised deposit on the surface of the vessel may cover cracks or other defects formed during firing. Similarly, it may also be suggested that carbonisation seals pores in the surface of vessels, thereby making them more water-tight, although

this may be achieved just as effectively by cooking with the vessel over an open flame, and more so by sealing with oil or starch during cooking (see below). An indication the effects potters desire or presume to occur can be gauged from the names given to the process. In the majority of cases it is referred to as kaljenje or kaliti meaning “tempering”, or “to temper”. In several cases it is referred to as obara or obarisati, meaning “stewed” or “cooked”, and in one case as kalajisati, or ‘tinning’. At Ivanjska the verb vraniti, “to blacken”, is used for the process and the noun okala for the flour and water mixture. Thus, we may suggest that whilst some potters are aware only of the immediate effects of the process, such as colouring, others are also aware of certain strengthening or hardening effects induced by the process. In order to investigate the possible reasons for quenching a series of experiments was carried out using clay paste samples acquired from potters at Kaludjerovac, Potravlje and Veli Iž. All samples were rehydrated in fresh water, except half of that from Veli Iž which was rehydrated in sea water in order to test the theory that the addition of salt helps to reduce the impact of heat upon calcareous pastes. 18 briquettes were manufactured from each of the resultant four pastes, and six batches of briquettes, comprising three of each paste, were fired at 50ºC intervals ranging from 700-950ºC. One briquette in each of the resultant 24 groups of three fired briquettes was set aside as a control. Another was allowed to cool until warm and then immersed completely in water for 24 hours. The third was quenched for five seconds in a mixture of flour and water (200 g flour per litre of water), then withdrawn and left to cool. The samples were then arranged on card and observed daily for two weeks before being photographed and left for extended observation. As may be seen from the photograph of the results (Fig. 3), the most profound physical changes occurred to briquettes containing high proportions of calcite, fired to high temperatures. With regard to the effect of quenching and water soaking upon the four sample fabrics, it can be seen that damage to the Veli Iž samples begins at 800ºC and to the Kaludjerovac and

11 Observations made during recent fieldwork for the present survey show that the practice survived at Pulac, Ularica, Demiševci, Potravlje, Malešići and Liješevo. It was no longer practiced at Veli Iž, Kaludjerovac or Zlakusa, nor was there any evidence of it at Donji Rujani, and it was still not practiced at Višnjica or Široki Brijeg. Further, having inspected some of the last pots produced at Veselići and Ervenik, it is almost certain that the practice had also died out there.

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Fig. 3: physical changes occurred to briquettes containing high proportions of calcite, fired to high temperatures (Veli Iž, Kaludjerovac, Potravlje).

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Potravlje samples (which contain lower proportions of calcium carbonate inclusion) at 850ºC. However, those treated by quenching survived until 950ºC, with the notable exception of the Veli Iž sea water sample which capitulates from 850ºC. Similarly, the briquettes placed in water after cooling survived to 900ºC, and in the case of the Kaludjerovac sample to 950ºC, but the Veli Iž sea water sample suffered damage from 800ºC. Thus, the experiments have shown that calcitic fabrics fired up to about 850ºC, dipped briefly in water whilst red-hot, will not suffer subsequent damage through the hydration of calcium oxide, whereas fabrics fired over 750ºC not treated in this way will suffer such damage. Immersion in water at this critical stage stabilises the fabric in whatever state it emerges, rapidly accelerating disintegration if the vessel has been over-fired, whilst reducing the likelihood of this by increasing the ‘heat work’ or firing temperature safety level, thus ensuring the survival of fabrics which would otherwise suffer post-firing disintegration.

4. IMPLICATIONS AND SUGGESTIONS FOR FUTURE WORK It has been confirmed that the post-firing decomposition of calcite-tempered ceramics proceeds more rapidly when the ceramics in question contain higher proportions of calcite and are fired to higher temperatures. Pastes containing sea salt can be fired higher before post-firing damage ensues, but are more susceptible to post-firing damage when exposed to water than similar fabrics not containing sea salt. It is also apparent that quenching tends to allow fabrics containing a high percentage of calcite to survive higher temperatures without post-firing degeneration. The maximum temperature normally achieved in an open firing is around 850ºC and it is known that calcium carbonate particles are oxidised from around 750ºC, depending on the period of exposure and notwithstanding variations in particle sizes and concentration. Therefore, it appears that the quenching process is a means of protecting pottery within the danger zone between 750ºC and the maximum temperature likely to be achieved in controlled open firing, thereby offering insurance against over-firing caused by various factors within and outside the potters’ control.

It is deduced from the above that, amongst several different reasons perceived or given for quenching vessels immediately after firing, its role in ameliorating the potentially detrimental effects of over-firing calcareous pastes is paramount. It is clear that, far from being the ‘primitive’ firing technology noted by generations of fieldworkers (c.f. Popović 1959 and Randić-Barlek, 1990), bonfire firing and quenching is a subtle and highly adapted response to particular mechanical constraints imposed by the use of specific materials. Kilns are not universally employed, not because they are unknown or beyond the technological competence of some potters, but because open-firing is suited to the use of the preferred, calcareous pastes. A secondary, perhaps subsidiary benefit of open firing, however, is that it requires no investment or maintenance of structures, nor does it compromise other domestic or economic activities, since it occupies space only temporarily. Cases where calcareous fabrics are used but quenching not practised are rare. Indeed, only at Široki Brijeg (formerly Lištica, where a potter from Donji Dobrkovići has recently relocated) has post-firing treatment apparently been unknown for at least two generations. Pots collected and inspected from there recently appear from their dark colour -which is the potter’s only means of assessing the ceramic state of pots- to be cautiously fired, but this is not certain12. At Veli Iž the abandonment of quenching is probably related to the adoption of a different firing technique, involving the multi-phase burning of brush-wood fuel rather than branches, since the former is less likely to cause the prolonged high temperatures most responsible for over-firing. At Zlakusa, the reasons for its abandonment are unclear, since damage to pots by surface spalling appears fairly common, but firing temperatures are checked to some degree by sitting the pots directly on the earth rather than upon a combustible platform. The same was observed at Potravlje, where the former existence of quenching is presumed by the “residual” practice of splattering (see above), but its abandonment may be associated with the use of pastes containing much lower proportions of calcite than elsewhere, as also at Kaludjerovac.

12 At Pulac, where some pots are treated in this way and others not, it is likely that the potter selects pots on the basis of the temperature to which they have been exposed-variations in the rate of heating within the pottery stack are determined by the position of individual pots within it.

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At Višnjica, Liješevo and Djakovica, where calcite or limestones are not used and fine pastes predominate, quenching is rare. In 1990, however, evidence of quenching was recorded at Liješevo, in the form of uncarbonised fragments of maize adhering to cooking pots, and it may be that the local sand used in pastes for cooking wares is calcareous enough to warrant quenching, although its use at that time may have been residual, since modern fabrics are unmodified. The uncarbonised nature of these deposits draws attention to the difficulty of carrying out this process effectively using double-chambered kilns, since full loads of pots cannot be extracted from the firing chamber while hot enough to cause effervescence in the quenching solution or to carbonise the organic solids subsequently. Further enquiries in 1997 revealed that vessels intended for quenching are stacked at the top of the kiln, from which position they may be extracted at the appropriate stage of firing, leaving the remainder of the load to be fired to a higher temperature. Elsewhere, quenching is known to be used in association with sandy fabrics only where open hearths or single-chamber kilns are used, as at the hand-wheel locations of Golo Brdo, Ularica, Ivanjska, Demiševci and Vrkašić, and by foot-wheel potters at Rastoki, but

never in association with double-chambered kilns, even when coarse cooking wares are produced in sandy fabrics, as at Jerovac in Hrvatsko Zagorje. Ularica and its associated pottery-making settlements, Sivša and Omanjska are the only communities using only sand-modified pastes to practice quenching as a matter of course. Certainly, the sand used by at least one local potter, Mate Gavran, is sufficiently calcareous to warrant this, with several cases of partial fabric disintegration being noted in samples collected from him. Another potter has recently begun to import micaceous, non-calcareous sand from Osijek, thereby avoiding the problem of lime spalling. This has not led him to abandon quenching, however, which may thus be regarded as residual, unless prized for its colouring effects and/ or symbolic role, as discussed above-certainly the mottled browns and metallic hues of vessels from Ularica are very distinctive.

5. THE NEED FOR FURTHER EXPERIMENTATION Although the above experiments clarify some aspects of the relationship between the use of calcite and the practice of quenching, further experimental work and field observation needs to take place before the reasons for the prevalence of calcareous fabrics in the archaeological record, and stated preference of potters and consumers in the western Balkans are understood. In particular, the chemical and mechanical basis for its perceived superior thermal shock resistance remains obscure.

Fig. 4. Over-fired pot from Zlakusa.

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These questions have been highlighted recently by the apparent longevity of open-fired vessels made with micaceous sand-tempered fabrics from Ularica, in north-east Bosnia, and by the advent of kiln-firing at Zlakusa in western Serbia. In the latter case, the use of double-chambered kilns and extended firing periods is associated with the use of much more finely ground calcite. It seems likely that the finer grade of calcite is an attempt to compensate for over-firing, but despite this, higher wastage rates are reported and it seems likely those they overall quality of the products is suffering (Fig. 4). At Liješevo it is claimed by potters that pots produced there from clay pastes containing only around 10% silica sand can withstand years of regular use if used ‘correctly’ (i.e. not subjected to very rapid temperature fluctuations).


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Particular areas for future enquiry should include the properties of fabrics containing different grades and particle sizes of calcium carbonate; the relative importance of chemical composition and particle shape in determining thermal shock resistance; and the behaviour of very small calcite particles during and after extended firing episodes. The following experimental pathway is being pursued by the authors: 1. Manufacture vessels or, if appropriate, tiles of consistent dimensions and wall thicknesses in a variety of fabrics, varying in the percentage, particle sizes and particle size distribution of their inclusions. 2. Fire the vessels/tiles of varied fabrics to a range of set temperatures or to achieve certain levels of “heat work”. Quench selected examples to compare against unquenched examples. 3. Test the various fired vessels/tiles for strength. 4. Subject the vessels/tiles to further thermal stress by replicating cooking conditions-e.g. fill vessels (of different fabrics, fired to different temperatures) with a consistent material such as cooking oil, then heating the material to boiling point and allowing to cool, repeating this over multiple cycles. Alternatively, subject tiles to similar thermal stress by repeatedly “cooking” on a hot plate or similar. 5. Observe the fired and ‘used’ vessels/tiles for signs of wear and re-test for strength. Thus, it is suggested that only a concerted programme of experimentation based on the above, including the manufacture of uniform vessels using consistent pastes, followed by repeated use cycles and testing of degradation will elucidate some of the remaining areas of uncertainty concerning the reasons for the prevalence of calcareous fabrics in the archaeological record and the stated preferences stated for such materials by potters and consumers in the western Balkans.

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Fotografía de Florencia Müller en Huapalcalco (Arqueología Mexicana, 2001: 73).


4.17. UNA ARQUEÓLOGA PIONERA EN LOS ESTUDIOS CERÁMICOS Y CREACIÓN DE UNA CERAMOTECA EN MÉXICO: FLORENCIA MÜLLER A PIONEERING ARCHAEOLOGIST IN CERAMIC STUDIES AND THE CREATION OF A CERAMOTECA IN MEXICO: FLORENCIA MÜLLER Sara Carolina Corona Lozada1, Paola González Montero1 y Aurora Egmont Sánchez Pacheco2

Resumen

Abstract

El presente artículo abarcará los trabajos de la arqueóloga mexicana Florencia Müller, cuyas investigaciones fueron enfocadas principalmente en la elaboración de tipologías cerámicas y secuencias cronológicas. Asimismo, el interés por la cerámica que la llevó a clasificar y coleccionar tiestos provenientes de diversas exploraciones arqueológicas, permitiéndole crear una ceramoteca que posteriormente formaría parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

This article covers the work of the Mexican archaeologist Florence Müller, whose investigations were focused mainly on the development of ceramic typologies and chronological sequences. Also, interest in ceramics led her to sort and collect pots from various archaeological explorations, letting her create a ceramoteca that later form part of the National Institute of Anthropology and History (INAH).

Su iniciativa influyó en la creación de otras ceramotecas como la del Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas (DCAC), que a partir de 1995 retoma nuevamente la idea de reunir y organizar muestrarios cerámicos, provenientes de diferentes regiones de la República Mexicana y los pone a disposición de investigadores nacionales y extranjeros para comparar su material cerámico con el acervo resguardado.

Her initiative influenced the creation of other ceramotecas as the Comparative Archaeological Collections Department (DCAC), which since 1995 takes again the idea of gathering and organizing ceramic samplers from different regions of Mexico and offers domestic and foreign researchers to compare their ceramic material with the acquis protected.

Key words: Florence Müller, Ceramics, Ceramoteca, Sample, Typology, Acquis, Timing.

Palabras clave: Florencia Müller, Cerámica, Ceramoteca, Muestrario, Tipología, Acervo, Secuencia Cronológica.

1 Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas, Dirección de Estudios Arqueológicos, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. [ yosccl@hotmail.com ] ; [ miqui_ihiyotl82@hotmail.com ] ; [ hildegund@hotmail.com ]

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SARA CAROLINA CORONA LOZADA, PAOLA GONZÁLEZ MONTERO Y AURORA EGMONT SÁNCHEZ PACHECO

1. INTRODUCCIÓN. FUNDACIÓN FLORENCIA MÜLLER Durante el periodo histórico conocido como Porfiriato (1876-1911), bajo el mandato del presidente Porfirio Díaz nació en la Ciudad de México, en 1903, Emilia Florencia Jacobs Baquero; en una época en la que arqueología contribuiría a forjar una identidad nacional a través de un gobierno interesado en instituir leyes y políticas para preservar e investigar los vestigios de las culturas prehispánicas. Su vida estuvo siempre ligada a la arqueología, siendo niña su padre la llevó a varias exploraciones arqueológicas donde experimentó sus primeros acercamientos con el material, pero sin duda el más significativo fue gracias a la arqueóloga y antropóloga estadounidense Zelia Nutall, especialista en códices, al entregarle una bolsa de manta con tepalcates1 para que la niña jugara, a partir de ese momento a la pequeña Florencia “le atacó el virus de la tepalcateria…”, (González Rul y Blanco, 1988: 621) como ella posteriormente afirmaría.

A pesar de la negativa de su padre y de haber estudiado contabilidad, nunca abandonó su gusto por la investigación arqueológica, por interés e iniciativa asistió a cursos, talleres y siguió visitando diversos lugares de la república, sin importar el difícil acceso y las condiciones que se le presentaban. En 1930 contrajo matrimonio en Dresden con el Sr. Bruno Curt Johannes Müller, quién falleció un año después; a partir de entonces Florencia adoptó el apellido Müller con el cual se daría a conocer en el ambiente arqueológico. A su regreso a México revivió su interés por la arqueología y retomó sus clases asistiendo a lecciones con uno de los primeros investigadores dedicados al estudio de la cerámica arqueológica en México, Eduardo Noguera. Al terminar el Porfiriato, la arqueología en México estaba tomando otro rumbo, ya no sólo se describían los sitios arqueológicos y materiales obtenidos durante las exploraciones sino que ahora comenza-

Lám. 1. Fotografía de Florencia Müller en Huapalcalco (Arqueología Mexicana, 2001: 73).

1 En México el término tepalcate se refiere al fragmento o pedazo, grande o pequeño de una vasija o figurilla (Smith y Piña Chan, 1962: 24).

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UNA ARQUEÓLOGA PIONERA EN LOS ESTUDIOS CERÁMICOS Y CREACIÓN DE UNA CERAMOTECA EN MÉXICO: FLORENCIA MÜLLER

ría “el triunfo de los tepalcates”, como lo denominó Ignacio Bernal en su libro Historia de la arqueología en México, al crearse las primeras secuencias cronológicas y tipos cerámicos para diferentes sitios arqueológicos. Aunque ya eran notables los avances en los estudios de análisis cerámico los investigadores aun adquirían la mayoría de sus conocimientos de manera autodidacta. Es con la fundación, en México, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en 1939, que pudieron hacerse estudios de arqueología (Bernal, 1992: 155) y es de esta misma escuela donde egresaría Florencia Müller como la primera mujer arqueóloga. Gracias a los conocimientos que había adquirido y a la experiencia y apoyo que le proporcionó el profesor Eduardo Noguera, Florencia Müller inició e encauzó sus estudios en la cerámica. Su inquietud y dedicación la llevaron a colaborar en múltiples investigaciones arqueológicas dentro de la República Mexicana como Xochicalco y Chimalacatlán, Morelos, Huapalcalco, Hidalgo, y destaca su participación en los proyectos Teotihuacán, Estado de México y Cholula, Puebla, ambos bajo la dirección de los investi-

Lám. 2. Fichas con dibujos de la cerámica procedente de Teotihuacán, producto de las investigaciones de Florencia Müller.

gadores Ignacio Marquina y Jorge Acosta en los años sesenta (Lám. 1). En estos últimos proyectos su contribución fue fundamental, debido a que estableció la secuencia cronológica y tipología cerámica de ambos sitios, como parte de su investigación elaboró diversas fichas con dibujos de la cerámica recabada en las exploraciones (Lám. 2 y 3). En el transcurso de sus estudios Florencia Müller observó diversos problemas que impedían el trabajo y manejo del material, dentro de estos estaban la inexistencia de un espacio para realizar los estudios pertinentes; la dificultad para comparar el material recuperado en las exploraciones con el exhibido en los museos; la falta de bibliografía especializada; y el deficiente conocimiento técnico para reconstruir gráficamente las vasijas completas o semi-completas. Ante esto, Florencia Müller tomo la decisión de conformar una ceramoteca que proporcionara todos los recursos y servicios necesarios para llevar a cabo el análisis cerámico y resguardar material diagnóstico, para ello solicitó a los investigadores que enviarán material de sus exploraciones e investigaciones, con la clasificación determinada por ellos.

Lám. 3. Fichas con dibujos de la cerámica procedente de Cholula, producto de las investigaciones de Florencia Müller.

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 527-534. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 4. ¿TIPOLOGÍAS? NUEVAS METODOLOGÍAS APLICADAS

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2. CONSTRUCCIÓN DE LA CERAMOTECA FLORENCIA MÜLLER Su primera “ceramoteca” la comenzó en un cuarto de madera que se encontraba en su casa, ahí guardaba, estudiaba y clasificaba el material cerámico, esta labor fue fructífera ya que logró reunir material de 625 yacimientos arqueológicos. Posteriormente, cuando ingresó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1954, el arqueólogo Román Piña Chán le otorgó un espacio en un edificio del INAH en la ciudad de México, ahí reubicó su ceramoteca y puso el material a disposición de los investigadores; este lugar tenía además una biblioteca con literatura especializada. Gracias a José Luis Ramírez, jefe del Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, se localizó un mecanoescrito de 1974 en el que la arqueóloga Florencia Müller proporciona información con respecto al concepto de “ceramoteca”, su función y servicios. Ella la define como el lugar donde se consultan muestrarios de cerámica la cual funciona bajo el sistema de la biblioteconomía. Los servicios que ofrecía en su “ceramoteca” iban desde la consulta de muestrarios; servicio de res-

tauración y dibujo; un espacio, equipo y asesoramiento para el análisis del material de exploración; la recepción de material, el lavado, secado y clasificado, la elaboración de dibujos, tablas e informes; el asesoramiento al Departamento de Planificación de Museos; el peritaje legal de material rescatado por la procuraduría; y la clasificación de material al Departamento de Inventarios. Algunos de los resultados que consiguió fueron el registro completo del material entregado y restaurado de Teotihuacán, Cholula, Amapa, Tlaltelolco, Cuicuilco, Sierra de Puebla y Comalcalco; el estudio completo de la cerámica de algunos sitios como Yohualinchan, Comalcalco, Cuicuilco; y la publicación de resúmenes de estudios hechos por la Ceramoteca concernientes a las tipologías cerámicas de algunos sitios. Tras varios años de trabajo incansable dedicado a la investigación cerámica, Florencia Müller falleció en 1985, dejando una obra invaluable relacionada con el estudio cerámico y una idea clara de lo que se necesitaba para conservar el material y la información que de éste se desprendía. En la actualidad su trabajo ha sido rescatado por investigadores del INAH debido a que forma parte importante de la historia

Lám. 4. Bodegas revisadas en 1991, donde se encontró parte de los muestrarios de Florencia Müller.

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UNA ARQUEÓLOGA PIONERA EN LOS ESTUDIOS CERÁMICOS Y CREACIÓN DE UNA CERAMOTECA EN MÉXICO: FLORENCIA MÜLLER

Lám. 5. Muestrarios de cerámica prehispánica.

Lám. 6. Muestrarios de cerámica colonial.

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de la arqueología en México por ser la primera mujer arqueóloga que además desarrolló una manera de análisis cerámico y un lugar específico para concentrar el material. A finales de 1991 fueron revisadas las bodegas del entonces Departamento de Prehistoria, donde se encontraban almacenados por más de 35 años materiales arqueológicos de diferentes sitios, dentro de estos se encontraban parte de los muestrarios de Florencia Müller. Ante esta situación, se desarrolló un programa de trabajo denominado Proyecto de Estructuración de las Bodegas de Materiales Arqueológicos, con el propósito de organizar los materiales y poder elaborar catálogos para su consulta. Es hasta 1995 que se forma el Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas, a cargo del arqueólogo Jorge Alberto Quiroz Moreno, quien continúa con la labor de organizar el material (Lám. 4). Actualmente el Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas tiene como objetivo reunir en su acervo muestrarios de cerámica (prehispánica y colonial) y lítica (Lám. 5 y Lám.

Lám. 7. Acervo de la ceramoteca del Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas

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6), con la finalidad de apoyar a investigadores nacionales y extranjeros en su labor científica al comparar el material procedente de sus exploraciones con el material resguardado por el Departamento (Lám. 7). En un principio la ceramoteca estaba organizada de acuerdo a las subáreas propuestas por Kirchhoff (1960: 1-13): Altiplano Central, Maya, Occidente, Costa del Golfo y Oaxaca Posteriormente se agregaron a las subáreas existentes acervos de las regiones de la Huasteca, Guerrero, Noroeste y Noreste de México, del Extranjero como Cuba, Estados Unidos, Centro y Sudamérica, así como una sección con el material cerámico que perteneció a la ceramoteca de Florencia Müller (Lám. 8). Hasta el momento la ceramoteca cuenta con un acervo de 695 muestrarios, organizados en una base de datos donde se registran con los siguientes parámetros: subárea, estado, sitio, fecha, investigador y contenido, esto facilita su ubicación y consulta. Cabe mencionar que los muestrarios conservan la clasificación y tipología establecida por cada investigador.

Lám. 8. Acervo del estado de Guerrero.


UNA ARQUEÓLOGA PIONERA EN LOS ESTUDIOS CERÁMICOS Y CREACIÓN DE UNA CERAMOTECA EN MÉXICO: FLORENCIA MÜLLER

El personal que trabaja en el Departamento está encargado de ordenar y dar mantenimiento a los muestrarios; recabar la información sobre los análisis cerámicos para poder elaborar catálogos por Estado, región o sitio; embalaje de piezas que lo ameriten; recibir los muestrarios de los proyectos arqueológicos que se realizan en México e integrarlos a la base de datos; así como la elaboración de material para difusión donde se da a conocer el trabajo realizado en el Departamento (Lám. 9 y 10) Dentro de los servicios que ofrece el Departamento se encuentra la atención y asesoramiento

a los investigadores, el apoyo con equipo fotográfico y un lugar para consulta, también brinda espacio temporal para aquellos investigadores que no cuenten con un sitio para llevar a cabo su análisis, todo lo anterior de acuerdo con el Reglamento del Departamento. Entre los propósitos del Departamento está generar un proyecto de digitalización del acervo cerámico, mediante el cual se espera que en un futuro, no muy lejano, se pueda realizar una consulta virtual. Así mismo la publicación de boletines acerca del trabajo que realiza el Departamento.

Lám. 9. Organización y mantenimiento de los muestrarios del acervo.

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Lám. 10. Embalaje de material delicado y digitalización de los muestrarios.

BIBLIOGRAFÍA ARQUEOLOGÍA MEXICANA (2001): Imágenes históricas de la arqueología en México. Siglo XX (número especial: 7) BERNAL, I. (1992): Historia de la arqueología en México. Porrúa. México. GONZÁLEZ RUL, F. y BLANCO, A. (1988): “Florencia Müller”, La antropología en México, Panorama histórico, Instituto Nacional de Antropología e Historia México, (Los protagonistas Díaz-Murillo) Vol. 10, pp. 620-635 KIRCHHOFF, P. (1960): “Mesoamérica Sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”, Suplemento de la Revista Tlatoani, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, pp. 1-13. MÜLLER, F. (1968): La cerámica del centro ceremonial de Teotihuacán, Instituto Nacional de Antropología e Historia México, 1968, pp. 263 MÜLLER, F. (1978): La alfarería de Cholula, Instituto Nacional de Antropología e Historia. Secretaría de Educación Pública. México (Serie Arqueología).

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QUIROZ MORENO, J. A. (2003) (Inédito): Los objetivos de la Ceramoteca. Boletín de Colecciones. Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas. México nº 1 (1). QUIROZ MORENO, J. A. (2003) (Inédito): El origen de la Ceramoteca. Boletín de Colecciones. Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas. México nº 1 (1). RAMÍREZ, F. (1986): “Vertientes nacionalistas en el modernismo”, El Nacionalismo y el arte mexicano. IX Coloquio de historia del arte, Universidad Nacional Autónoma de México, México, pp. 113-170. ROMERO SÁNCHEZ, S. (2003): La ceramoteca Florencia Müller. Boletín de Colecciones. Departamento de Colecciones Arqueológicas Comparativas. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México nº 1 (1). SMITH, R. y PIÑA CHAN, R. (1962): Vocabulario sobre cerámica. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Secretaría de Educación Pública. Departamento de Monumentos Prehispánicos. México.



Alumnos del dpto. Prehistoria y Arqueología de la Universidad en un taller sobre cerámica prehistórica en el Parque de las Ciencias de Granada.


4.18. POTTERY AS A DIDACTIC RESOURCE FOR THE PATRIMONIAL EDUCATION IN PRIMARY UPBRINGING LA CERÁMICA COMO RECURSO DIDÁCTICO PARA LA EDUCACIÓN PATRIMONIAL EN PRIMARIA Antonia García Luque1

Abstract

Resumen

The incorporation of the teaching of technical and manufacturing processes ceramic curricular content of different areas of knowledge of Primary Education, are still, today, limited to the few pages of a textbook to use, and very especially conducting a workshop in one of the occasional extracurricular activities conducted some archaeological museum, or with luck, to a reservoir site, you have the privilege of owning their own interpretation center equipped with facilities and educational programs adapted for this purpose.

La incorporación de la enseñanza de los procesos técnicos y de fabricación cerámicos en los contenidos curriculares de diferentes áreas de conocimiento de la Educación Primaria, siguen aún, a día de hoy, limitándose a las escasas páginas de algún libro de texto al uso, y muy especialmente a la realización de algún taller en alguna de las esporádicas actividades extraescolares realizadas a algún museo arqueológico, o con suerte, a algún yacimiento in situ, que tenga el privilegio de poseer su propio centro de interpretación dotado con las instalaciones y los programas didácticos adaptados a tal fin.

We try to argue from current educational legislation the importance of knowing our past through our cultural heritage, focusing on the analysis of ceramics as part of the heritage and source of knowledge of the companies producing the same and the Cultural diversity in history. We show in this paper a new perspective on the teaching and learning of history with reference to a material reality, ceramic vessels, whose enormous potential as a source of knowledge of historical time and cultural diversity has been lost on the contents curricular educational system.

Key words: Ceramics, Heritage Education, Teaching Resource, Elementary Education.

En nuestro trabajo trataremos de argumentar desde la legislación educativa vigente la importancia de conocer nuestro pasado a través de nuestro patrimonio cultural, centrándonos en el análisis de la cerámica como parte de dicho patrimonio y fuente de conocimiento de las sociedades productoras de la misma y de la diversidad cultural presente en la Historia. Mostraremos en este trabajo una nueva perspectiva en los procesos de enseñanza y aprendizaje de la historia tomando como referencia una realidad material, los recipientes cerámicos, cuyo enorme potencial como fuente de conocimiento del tiempo histórico y de la diversidad cultural, ha pasado desapercibido en los contenidos curriculares del sistema educativo.

Palabras clave: Cerámica, Educación Patrimonial, Recurso Didáctico, Educación Primaria.

1 Doctora contratada de investigación. Dpto. Didáctica de la Educación. Universidad de Jaén. [ agalu@uja.es ]

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1. INTRODUCTION There are many scholars who claim in the educational background to alarm us about the scarce knowledge and poor valuation that children and youngsters have for the cultural patrimony, which is still connected by them to terms such as “old”, “historical-artistic”, “elitist”, and “boring”, etc. This situation has awaked the interest of a great part of primary education teachers for the patrimony teaching and the lack of training of them and the scarcity of educational projects that approach this topic, make it difficult this taste, mainly because it still common to confuse the part for the whole, that is to say, the historical-artistic patrimony with the cultural1, learning in this way aside a great part of material and immaterial goods in the teaching processes that currently are regarded as a part of a wide and globalizing concept in cultural patrimony. So, in the present work, taking pottery as a reference, we will get deeper in the necessity to incorporate Patrimonial Education to the classrooms, beyond the treatment of the patrimony didactic aspects, and we will focuses on a certain educational stage, primary Education, on a certain cycle (the third one) in order to work from the specific aspects to the far and abstract ones, as it is stated by the current laws related to the evolution of the cognitive development of pupils. In our opinion, It´s interesting to transmit to students what a ceramic pan is, as many other patrimony goods traditionally undervalued, It´s much what it is seen simply or what is suspected, or what we have always been told, because if we questioned with right questions and we investigate that in depth, we will be taken to different social-temporal context, so that It will be seen in them more than its form, appearance, productive technique and functionality, that is what usually appears in the narrative discourses on any used text book. Therefore, we will try to show pottery as part of our cultural patrimony, in its widest sense, that is to say, as the product of a technological application made up by people with different sex, age, social classes, ethnic groups… in the context of some social relationships established in different times and spaces, that also has a functionality given that is dependent to different factors.

In one to set this aim, we will stand up for a heuristic methodology based on the cooperative work and investigation with which we will try to overcome the traditional stage focused on the pottery teaching as one the greatest invention of pre-historic groups, so as that students can take into account that the pottery production is not only circumscribed to that period, in spite of the fact that its teaching is limited to that and that its differences in forms and decorations depend on many variables (chronology, ethnic groups, ideology…) and reflection of different realities that are a mirror of the cultural diversity existing in the past and present. The aim, as well, goes beyond the positivist analysis of an object from the objective data of it, because in the last line of patrimonial education mentioned before, the last print is to motivate students in order to know and value its patrimony, to be able to acquire the necessary collective identity consciousness that promotes the interest for its conservation, usage and pleasure in them.

2. CULTURAL PATRIMONY IN THE EDUCATIVE LEGISLATION The new concept of cultural patrimony that goes beyond the traditional one worked out at classrooms, that is the curricular of the historical-artistic, is influencing system, that is having now the inclusion of many content related to it from crossout aspects, and also the lack of training of teachers in order to assume the teaching of the width and complexity of this new concept, is also obvious in the teaching practice the obligatory education in the Spanish educational system focused to levels of teaching differenced, on one hand, the primary education, that spans from six to 12 years, and, on other the hand, the Secondary Education that ranges from 12 to 16 years. On this paper, we will focused to the Primary Education that is also structured in three cycles, with two years each one: first cycle (six-eight years); second cycle (nine-19 years); and third cycle (1112 years). Although there are some common aims for this educational level, each one has different

1 As noted Manuela Fernández (2008), although there is an increasing interest among educators for teaching aspects of heritage, the majority still work with historic and artistic heritage.

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areas of knowledge established by the curriculum2 will have its own didactic aims that will acquired by means of development, with different working techniques, of attitudinal, conceptual and procedural contents, that are structured in common blocks for each subject, but making them different in cycles based on the cognitive development and maturity of students, in relation to their age and other different variables. As we will be focused on this educational level, the Primary Education, and more specifically to the third cycle, we have considered it necessary to start with a first approach of the national educational legislation, with no mention to community particularities, that regulates the organization of teaching cycles at that level, in order to analyse the presence of patrimony in the different elements that compose the curriculum (aims, contents, methodology, evaluation, and basic competences). In the Education Organic Law 2/2006, we have to wait the aims of the Secondary Education, gathered in the article 23, to see a clear mention to cultural patrimony concept, specifically the tenth that points out that the Obligatory Secondary Education will contribute to develop in students all the capacity that will let them: j) know, value, respect the basic aspects of own culture and history and others´, as well as the artistic and cultural patrimony. In the Royal Decree 153/2006, It is established the minimum teaching of the Primary Education. Although the indirect references to the heterogeneity of fields and realities that takes the cultural patrimony is present in all the areas of knowledge, there are two areas that will allow us a higher knowledge of it by means of specific contents that are worked in them, as the Natural, Social and Cultural Knowledge of environment and Artistic Education subjects, as It is shown on board 1, in which we have gathered a selection of those aims and contents that explain legally the didactic proposal of this paper, in which a ceramic pan of a specific culture can be used as an interesting tool for patrimony teaching.

A special accent must be given to the concept of basic competences3, that appeared before on a text but It is not only considered as a simple element in the curriculum, because, despite being a new incorporation in the minimum teaching, It has become the cohesive force of it, as It let us identify those learning that are said to be essential from an integrating plan and oriented to its utility to acquired knowledge. As pointed by the royal decree 1513/2006, its achievement will make pupils capable to have a personal realization, the practice of active citizenship, the incorporation to adult life in a satisfactory manner and the development of a permanent learning throughout their lives. Working all the patrimony contents will help us to get the development and acquisition of eight basic competences, however, the specific competence, the cultural and artistic ones, which for its own inner logic will make it mainly. This competence supposes to know, understand, appreciate and value critically all the different cultural and artistic expressions, wring them as a source for enrichment and benefit and considering them as part of folks´patrimony.

Appreciating the cultural fact in general and artistic fact in particular, involves having those abilities and attitude that allow us to access to its different expressions, as well is the thinking, communicative, perceptive and abilities sensitivity and aesthetic sense to be able to understand and value them and to get moved and enjoy with them. This competence implies to use some abilities of divergent and convergent thinking, because it involves to re-elaborate ideas and own and odd feelings, finding sources, forms and ways of understanding and expression planning, evaluating and adjusting the necessary processes to get some results, both in the personal and academic context. It is, therefore, a competence that facilitates to express and to communicate and to see, understand and get richer with different realities and production of the world of art and culture.

2 Natural, Social and Cultural Knowledge of environment; Artistic Education; Physical Education, Spanish Language and Literature, and, if any, Official Language and Literature; Foreign Language, and Mathematics. 3 Communication skills, Math skills, Knowledge of and interaction with the physical world; Processing information and digital competence, social and civic competence, Cultural and artistic competence, competence of learning to learn, autonomy and initiative. For more information see Annex 1 of the Royal Decree 1513/2006.

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AREA OF KNOWLEDGE

NATURAL, SOCIAL AND CULTURAL KNOWLEDGE OF ENVIRONMENT

ARTISTIC EDUCATION

• Recognize the natural, social and cultural changes • Apply artistic knowledge in the observation and analysis of situations and objects of everyday life and different maniand related changes over time and to investigate festations of the world of art and culture to understand some relations of simultaneity and succession to them better and be a pleasure to own. apply this knowledge to understanding of other historical moments. • Maintain an attitude of personal and collective, coordina• Identify, consider and resolve questions and proting perception, imagination, investigation and sensitivity blems related to significant elements of the enviand thinking at the time to make and enjoy various artistic ronment, using search strategies and processing productions. information, making conjectures, testing of the • Know and appreciate different artistic and cultural herisame, exploration of alternatives and reflection on tage of other peoples own, working in the conservation and the learning process renewal of local forms of expression and estimating the enrichment that involves the exchange with people from different cultures who share the same environment. 1º

CONTENTS

• Some events of the past and present and their relationship to historical aspects close to their experience.

Block 5. Changes over time

• Recognition and assessment of the meaning of some ancient footprints in the environment (traditions, buildings, objects). 3º

• Comment and visual art works in the environment and in exhibitions or museums.

• Observation of the materials used in dimensional works.

• Evolution in a long time some aspect of everyday life, regarding some relevant historical facts.

• Conventions of dating and periodization (BC, AD, age). • Using techniques to locate in time and space past events, to perceive the duration, simultaneity and the relationship between events. • Factors explaining human actions, historical events and social changes.

Block 1. Observation plastic

AIMS

• Characterization of some societies in historical times: prehistoric, classical, medieval, discoveries, industrial development and the world in the twentieth century, through the study of lifestyles.

• Respect and care for the environment, of the works that are the cultural heritage of one’s own and those of others. • Interest in finding information on artistic productions and for commenting.

• Knowledge, appreciation and respect of significant manifestations of historical and cultural heritage. • Use of different sources of history, geography, art, etc.. to produce reports and other works of historical content.

Block 6. Matter and Energy

• Assessment of the role of men and women as subjects of history.

BASIC SKILLS

• The diversity of materials. Classification basic criteria: state of aggregation, texture, color, shape, plasticity, etc

Block 2. Expression and artistic creation

• Events and important figures in the history of Spain. 1º

• Evaluation and appreciation of the artwork as a tool for personal communication and transmission of cultural values.

• Preparation of drawings, paintings, collages, volumes, etc.. • Experience in materials handling and exploring

• Assessment of knowledge of different artistic codes as a means of expression of feelings and ideas

• Preparation of works using mixed media

Communication skills, Math skills, Knowledge of and interaction with the physical world; Processing information and digital competence, social and civic competence, Cultural and artistic competence, competence of learning to learn, autonomy and initiative.

Board 1. Aims and contents related to the Cultural Patrimony in the areas of Natural, Social and Cultural Knowledge of environment and Artistic Education, collected by Royal Decree 1513/2006.

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It is required to start the initiative, the imagination and the creativity to get expressed by means of art codes and, as those activities are usually collective, it is necessary to have some cooperative abilities to get to the find aim and to be aware of the importance of supporting and appreciating all the old initiatives and contributions. The artistic competence incorporates too the basic knowledge of the main techniques, resources and conventions of the different artistic languages, as well as the works and expressions that are important in the cultural patrimony. It also supposes to identify the existing relations between these expressions and society- the mentality and the technical possibilities of the age when they are created-, o with the person or group of people who creates them. That also means that having consciousness of the evolution of the thinking history, of the aesthetic trends, the tastes and fashion, as well as the representative, expressive and communicative importance that are the aesthetic values have carried out and carry out in our daily life and societies. It also suppose an appreciation for creativity in the expression of ideas, experiences and feeling throughout all the different art media, as music, literature, visual and scenic arts or the different ways that are acquired by the so-called popular arts. It also demands to value the liberty of expression the right to cultural diversity, the relevance of the intercultural dialogue and the fulfillment of shared art experiences (Annex I of the Royal Decree 1513/2006, 43061-43062). Although It was been gathered the different direct allusions to that are made to cultural patrimony in the current legal legislation, It is more interesting to analyses how It is translated into the real teaching practice, in the classroom context, matter that is not our task, however, just only from the direct experiences at school we can check how difficult the teaching of cultural patrimony in the learning and teaching process is, mainly because It is a completely unknown concept. The UNESCO World Conference on Cultural patrimony, held in Mexico in 1982m elaborated the following definition of it, in which It is appreciated very clearly the evolution of the concept itself about patrimony, and the diversity of fields involved. The Cultural Patrimony of folks includes the works of

their artist, architects, musicians, writers and wise men, as well as the anonymous creations which are born by the popular soul, and the group of values that make life logical, that is to say, the material and immaterial works that express the creativity of a certain place, the language, the rites, the belief, the place and historical monuments, the literature, the master pieces, the archives and the libraries. Equally, on that some like, the Spanish Historical Patrimony Law 16/1985 states a new definition of historical patrimony and increases remarkably its extension. It now includes the movable and built properties, the Archaeological Patrimony, the Ethnographic Patrimony, Museums, Archives and State-Owned Library as well as the Bibliographic and Documental Patrimony. It wants, to sum up, to ensure the protection and to promote the material culture made up by Humans in a wide sense, and regards it as a group of goods that must be appreciated with no limits derived from their property, usages, age or economic value. It its article 2.1, this law states that the Spanish Historical Patrimony is integrated by the buildings and objects with artistic, historic, paleontologist, archaeological, ethnographic, scientific and technical interest. As well as the documental and bibliographic patrimony, the sites, natural places, gardens and parks that have artistic, historic and anthropological value. Although this law still mentions the historical patrimony and It doesn´t we still the concept of cultural patrimony, it is true that both concept are very similar and refer to the same reality. All in all, we find it appropriate the definition of cultural patrimony that is offered by Josué Llul, due to its agglutinative and wide character. According to it, we have to understand the Cultural Patrimony as the group of expressions and objects come from human productions, that a society has as historical heritage, and that are part of its identity as a whole. Those expressions and objects are testimony of important progress of civilizations and they represent a model function or a reference for all the society as a whole. The value given goes beyond its age or appearance because they are cultural goods those of historical and artistic character, but also those of archive, document, material and ethnographic character, together with the present creations and contributions, and the so –called immaterial legacy as well as the natural sites, gardens and parks with artistic, historical and anthropological values (Llul, 2005:181).

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3. PATRIMONIAL EDUCATION: A NEED AT SCHOOL The introduction in the curricular of the different educational levels of all the contents related to patrimony, as checked specifically for Primary Education, show the existing interest in the cultural managers´ groups as in the educators´ group in the development of strategies headed for the promotion of the Patrimonial Education. For that reason, the ministry of Education, Culture and patrimony, has recently passed (April 2013) the National Plan for Education and Patrimony (NPEP) in the frame of National Plans for Cultural Patrimony that was created as tools to ensure the coordinated development of policy to protect that Patrimony. The read of this NPEP is perfectly stated on the same texts, on which It is stated the guarantee of preservation of cultural good through the development of strategies and motions to learn about Cultural Patrimony and its inherent values. The great move of this plan, in our opinion, is its relational nature because it wants to establish connections between the three educative scopes (formal, non-formal and informal), in order that they can do programming and implementations all together from three main aims that form it: to promote the investigation on patrimonial education; to promote the innovation in didactics of the Cultural Patrimony; and empower the communication between cultural managers and educators and to impulse the enabling of both groups in the transmission of patrimony values. We are not going to stop to analyses that plan, however, we will considerate that It is important get deeper in one of the aims it has in the relationship to the formal education, says that one of the most important challenges is the promotion of training for teacher in social value-promoters. And not only social but also cultural, economic and identity of cultural goods, because as indicated in the argumentation of the necessity of this plan to get student to have symbolically all their patrimony, the educator needs to increase their knowledge in other scopes related to changing nature and dynamics of elements that integrate it, with its management and with the specific teaching methodology that its teaching required. We consider that the training should be received in the upper teaching stages, and that universities must give future teachers all the adequate tools to get to practice the real patrimonial education that we stand up for.

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So, therefore, It is necessary to train educators to understand, as Nicolás Martínez Varcárcel state, the necessity of preserving, keeping and creative the cultural patrimony in the frame of make it universal and global in which we are now, understanding this as the testimony of a varied groups of human experiences that, throughout the times, are linking consciousness dialogue, bringing together all the people of earth. Finally, from school it must be promote the patrimonial education that makes it possible for new generation to have knowledge valuation and benefit of the heritage from the part as part of their present and future (García Valecillo, 2007).

4. THE CERAMIC PAN AS A RESOURCE FOR DIDACTIC ORIENTATION: AN INNOVATIVE PROPOSAL Firstly, we have to clarify that to carry out in a real teaching, that is to say, in a room context, an innovative methodology proposal, this must be from the previous criticism and self-criticism from teachers of the learning processes carried out, that is to say, from the teacher´s and pupil´s actions. In our case, we invite teachers to think about the usage of patrimony resources that they do in the Social Science teaching, especially in the area of Natural, Social and Cultural Knowledge of environment to aware from their own experiences of the scarce didactic we that is carried out of this so useful and enriching resource as our cultural patrimony is, limiting it, in many cases, to some playful extra-school visit or trip, as a way to escape from routine, that one left in monitors hands with no previous work or planning at the school. In the didactic proposal that we present now, the ceramic pan becomes something more than a more didactic resource, It is a strategy the orientate the teaching processes of our cultural patrimony, through which we take closer some conceptual, procedural and attitudinal contents to students at the third cycle of Primary Education in the area of Social Science that empower the acquisition of all the curriculum´s basic competences, and the learning of working methodologies that are useful for the development of daily life. The ceramic object will be given life in order to establish dialogue with pupils and it will be able to promote patrimonial education. We will not do, therefore,


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a traditional and formal didactic unit, but a learning methodology proposal that will use, as a maim resource, a ceramic object but that can be extended and applied to any other patrimony element. As the royal decree 1513/2006 related to the concept of pupils environment in the Primary Education, this refers to all that context where children can get to know better as It is the result of their sense direct or indirect experiences, because It is familiar to then and It is near in time and space, regarding that the use of technologies and communication can make this proximity less influence by physical distance. The curriculum for the area of knowledge of the environment must attend the physical, sensory and psychological evolutionary development of students, the specific affective relations with the elements surrounding and also at the end of this stage. So, It is important in the primary education to begin from near elements to go, little by little, increasing our sight towards farthest elements in order that children in the third cycle can get an idea of the universal. So, therefore, in the patrimony teaching, we have to start establishing a first contact with patrimony that is near to student, that would be the individual (personal) and familiar, to go to local patrimony and to go to universal patrimony in the end. So, It is interesting the model of concentric circles of identity adapted from the integral model to learn patrimony by Fontal that is applied by Zaida Samantha Garcia at the different level of the Venezuelan Basic and Formal Education which, after incorporating in the first stage (seven-nine years) the idea of the individual patrimony is getting bigger little by little, reaching to a wider patrimony valuation in geographical terms that is increased as times goes by and children get to higher levels in which more complex social and esthetic elements are going to be used, that get away from an immediate space and that goes towards the identity of a regional and national group of people (García Valecillo, 2007: 675-676). This model plans a patrimony teaching that goes along the different stages, adapted to the political and territorial organization of Venezuela, but that can be adapted to other geographical and cultural contexts: individual patrimony, local patrimony, state patrimony, national patrimony and world patrimony. The most important is, therefore, the gradation in the contents transmission, so if we know that It is not possible to get a comprehensive understating of

culture without the previous interdisciplinary conjunction (Juanola et al., 2005) we also know that the interdisciplinary native is complex to understand by students in the primary level because of its required level of cognitive abstraction. That is to say, the cultural patrimony cannot be understood in isolated plots, but in its relational conjunct, however, students at this educational level, must be taught first the plotting in order to go to the integration of the conjunct in a gradual way. In our proposal, we will take as a starting point a ceramic pan exhibition in the room two at the Jaen Provincial Museum. In this case, after visiting this museum, we have chosen an ash urn with red stripe decoration, characteristic of the Iberian Culture, documented in the tomb 5/617 in the Iberian necropolis of Castellones de Ceal, Hinojares (Jaen, Spain), dated back to the centuries 4 and 2 b. C. We will structure the work in different methodology stages: 1. Diagnosis and previous knowledge stage: firstly, It is absolutely necessary to know and understand the room context, the diversity of students and the starting point of the previous knowledge by means of a set of questions in which we will make a diagnosis of the situation. Obviously any teacher for a primary year must have a very detailed and exhaustive knowledge of the context of his/her students. So, this stage does not take a long time and is enough with some debate and chatting minutes to carry out that diagnosis. 2. Proporsal presentation time: the teacher will briefly explain what and how is going to be developed. He/She will give students a photograph of the ceramic object that all must see to describe its form objectively: material, colors, decoration, possible functionality, etc. so as to compare previous and acquired knowledge at the end of the process from own learning. 3. Research stage. At this stage, pupils must be aware of the fact that through a mere ceramic pan and therefore patrimony goods, we can get to know our history, because, as Neus González states, using cultural patrimony as a educational resource can help to create some historical consciousness in young people, because its learning will allow them to understand better

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the past that surrounds us, to value the history of the present and to participate consciously in the building of personal and social future (González, 2008: 24).

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At this stage, pupils have to think about what can and want to know, It is what we call the construction of knowledge based on two main ways, on one hand through the transmission and induction of knowledge, attitude, values and proceedings; and, on the other hand through investigation. In both cases, the role of teacher is the only responsible that becomes the cognitive intermediary, instructor and instructional designer (Collazos et al., 2011). This way, teachers are the guides that will propose the learning, as they agree methods, motivate student`s interest, and supervise the process at all stages to ensure the aims that previously had planned carefully. For our case, the contents to work with must be focused on the knowledge of the Iberian Society in depth from the ceramic pan selected, so the teacher will give the students some basic indications about the culture It belongs to in order to induce in this way the autonomous research. Through the investigation process, students will be able to develop the so-called collaborative learning from the group work, what will promote the dialogue, the establishment of agreement, the need of respect to get to understanding, and the reciprocity of knowledge (García Luque, forthcoming).

In order to carry out a group research, it is necessary to focus very clearly the aim of the work and to plan the beginning hypothesis.

Once the questions have been projected to be faced, it is necessary to establish a working methodology, that, in this case, we structure in two stages. One is addressed to the search of information in the various sources, something that is absolutely procedural. At this first stage, we have to obtain data, and we have to get too the development of digital competence and treatment of information, because the use of new technologies will be crucial for the work production, mainly the use of internet, because this tool is basic and essential to any information research, so it has become source of sources.

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In this case, the class will be divides in some working groups so everyone will have to gather and manage information about different aspects of the Iberian Society: a. What is a necropolis? Why does a ceramic pan appear in this context? What are one grave goods? What other elements go with this pan in this grave? Do all the ceramic pans that appear in the necropolis have the same function? That is to say, to collect data about the Iberian Fuerary Rite, and to fit the ceramic pan in to this context. b. The life of Iberians, the social organization, and the works they carried out, the gender, age, class different type, of the ceramic used in the world of people alive. c. The technical process of manufacture of a ceramic pan in this culture, the several shapes of pans, their different functionalities, the types of decoration, etc. d. How has that pan got to the museum cabinet? Who, When, How found it? To research about the working methodology of an archaeologist from the beginning of the excavation and taken to the museum glass cabinet. e. Now, the data gathered and selected will be explained with a critical view leading to a series of conclusions that will necessarily must have changed the individual previous knowledge, so as all the students have provoked, from the working group, the restoration of their initial knowledge being able now to be critic, have new attitudes and develop new basic competences, mainly the social civic, ones and It will also develop the strategy of learning to learn, of being autonomous and of having personal autonomy.

4. Stage of public exposition and debate. At this stage, every group must explain all the conclusions obtained in their own working, fields so as everyone will have the shared knowledge, getting richer reciprocally and creating a general and shared knowledge. This way, although the knowledge of the Iberian Society was plotted, we put together now here all the research building this way a globalized knowledge about this.


POTTERY AS A DIDACTIC RESOURCE FOR THE PATRIMONIAL EDUCATION IN PRIMARY UPBRINGING

5 Stage of direct exposure. At this last stage, students will visit an archaeologist site, if possible, and the museum where the pan in exhibited. One at the museum, located in the room two, students have to locate the pan they have been working with at the classroom. And so, when they see the object, it won´t be a mere ceramic object but It will be related to their investigation and they will have created a personal connection with it with and they must see it as part of their past, as a generational heritage.

This stage is very important because, as Joaquín Prat states (2001), the observation and direct exposure to patrimonial elements outside the classroom, allow students to have a better knowledge and learning of the social and cultural contents of their academic subject.

At this stage, the students must be able to understand that everyone has shared cultural roots and common heritage that in latter educational levels, specifically in the Secondary Education when they have abstract thinking, will be able to understand in a universal manner that is necessary to respect different cultures and to promote values of respect and tolerance.

In this frame, It is logical to carry out an experimental workshop of ceramic manufacture, but not separately as a simple resource for leisure, but as part of learning process, to be able to live personally an experience practiced by their to be able ancestors, with whom they have stated to establish an identity relation.

Besides, through this experimentation, they acquire the cultural and artistic competence because, as indicated, it is developed the use of some artistic expression resources to carry out own creations. 6 Stage of evaluation. The evaluation will have to be made from the beginning of the process, which is supervised in all the stages by the teacher in order to be able to evaluate from the beginning to the end all the aim obtaining and the correct assimilation of the different contents.

The tools or instruments of evaluation will be selected by the teacher, being those the direct observation that is essential at all the stage, and the supervision of daily work and the student`s attitude.

5. CONCLUSIONS Children and youngest, as the rest of citizens, can only make a valuation so patrimony in terms of use, living, benefit and appropriation that they can do with it (Prats, 2001; Fontal, 2006; García Valecillo, 2007) and to be able to have this sensations and experiences, we have to know and understand it, not only observing it. So, it is necessary to offer clues for it interpretation that will vary in space and time. With the proposal for teaching and learning that we have presented on these pages, we have intended to provoke a renovation of the didactic action with the aim that when teacher organize an out-of-school plan for students to any archaeological site, monumental route, museum, etc., this must stop responding just to a leisure activity that breaks up with daily routine, so, without forgetting the playful component that is necessary for motivation, It is used with a didactic aim, preciously planned. With this proposal, we have intended equally to associate the idea of past with a specific near object to the living context of students, in order to make it easier for them at the third cycle of Primary Education, because dealing with patrimony, as usual in educational systems, from the study and knowledge of national and community history4, promotes to create among students the conception of past as an abstract reality for from their near, immediate reality and, therefore, more motivation. We have also tried that the ceramic pan could be no longer seen as a cold and static element exhibited in a museum´s glass cabinet about which, luckily, a guide can give us any information that will be surely forgotten before learning the museum itself. And as said repeatedly before, we have also tried to overcome the stage of experimental workshops for ceramic manufactures in which students usually practice

4 We will not consider here in the discourse-historic debate that is transmitted in the classroom that beyond resulting innocent and transparent, is full of ideological connotation.

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the so-called hand-ceramic, and where the conceptual contents transmitted are related, luckily, with the technical process of manufacture being, however, too frequent this type of workshops more for its playful aspects than for the didactic ones. We have presented a proposal that facilitated the understanding of past to students with some problems to learn history, because their cognitive features are still linked to specific thinking. And more importantly, we have tried an active, near and motivating teaching able to make the students´ interest for the past. Equally, another more renovating component of this proposal is that teacher are invited to reflection on the usage that uses the patrimony resources for the teaching of history, so as from its own self-criticism action, It will come up the methodological change that is necessary for a good didactic benefit of it. We want to get a patrimonial education that intends that citizens, from their childhood, can get their cultural and identity patrimony good, with independence of its time and space both if they are a ceramic pan from the Iberians Age, a Gothic cathedral or a modern graffiti, because without this valuation we will not be able to protect and keep them and with no protection or keeping we will not be able to know, use and enjoy. For that, we find it very necessary to carry out as a possible in order to be able to manage patrimony in a sustainable manner together with the economic, social, cultural and personal development. In this same line, It is necessary that these proposals, as the one we have presented, show that every patrimonial element is somehow an inherited property from our universal ancestors that gives us a present individual identity, and especially collective, that is what Olaia Fontal will call as culture as conducting thread to the common patrimony (Fontal, 2006: 23). The last and urgent aim of this methodological proposal has been, therefore, that students have, through a direct and specific ceramic object, a first approach to patrimony as a shared element, as a common wealth from our past, present and future, and as a sign of common identity that we must respect, value, protect, keep, use and enjoy in a responsible way to leave it in a perfect manner for future generations (sustainability).

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POTTERY AS A DIDACTIC RESOURCE FOR THE PATRIMONIAL EDUCATION IN PRIMARY UPBRINGING

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Agentes con necesidades especiales modelando piezas cerámicas (Fuente Aixa Solange Vidal (2015): Recreando cultura en la diversidad: La participación de personas con discapacidad mental severa en el estudio de la cultura material, en PensarLaCulturaPública: apuntes para una cartografía nacional. -1a ed.Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Cultura de la Nación, 2015)


4.19. OVERCOMING OBSTACLES: THE CERAMIC RECORD OF HANDICAPPED PEOPLE SALVANDO OBSTÁCULOS: EL REGISTRO CERÁMICO DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD Aixa Solange Vidal Piñeiro1

Abstract

Resumen

Despite the ever increasing representation of handicapped people in the archaeological record, the material culture they were in contact with is still hard to identify. Experimental work with seriously physically and/or mentally impaired people may be one way to understand their capacities and limitations in order to postulate models about their possible participation in past societies. In this work, macroscopically visible differences between the pottery manufactured by both handicapped and non-handicapped people are evaluated searching for significant patterns implying authorship. Hence, the necessary conditions for pottery-making are considered as well as the final objects. Unfortunately, no clear and specific pattern in archaeological terms was detected for the pottery manufactured by handicapped people, though it was verified that in most cases a serious handicap does not represent an unavoidable obstacle for potterymaking and the objects so produced, although atypical, are perfectly useful, pragmatic and aesthetically appreciated.

Pese a la cada vez más frecuente presencia de personas discapacitadas en el registro arqueológico, la cultura material con la que estuvieron vinculadas sigue siendo difícil de identificar. El trabajo experimental con personas con serias limitaciones físicas y/o mentales permitiría definir sus capacidades y limitaciones y, así, postular modelos sobre su posible participación en sociedades pretéritas. Así, evaluamos las diferencias visibles entre las cerámicas de personas discapacitadas y no discapacitadas para establecer patrones significativos que reflejen autoría. Para ello, se consideran tanto los requisitos imprescindibles que exige la alfarería como los objetos realizados. Lamentablemente, desde una postura arqueológica, no hemos detectado un patrón específico claro y unívoco generado por las personas discapacitadas, pero sí hemos verificado que en un gran número de casos una severa discapacidad no constituye un obstáculo insalvable para la práctica alfarera y los objetos producidos, si bien atípicos, no carecen de utilidad, pragmatismo y valor estético.

Key words: Disability, Authorship, Ethnoarchaeology, Experimental Archaeology, Formal Irregularities, Capacity, Technical Requirements.

Palabras clave: Discapacidad, Autoría, Etnoarqueología, Experimentación, Irregularidades Morfológicas, Capacidades, Requisitos Técnicos.

1 Universidad Complutense de Madrid/INAPL-Universidad de Buenos Aires. [ aixavidal@gmail.com ]

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AIXA SOLANGE VIDAL PIÑEIRO

1. INTRODUCCIÓN Although the presence of individuals with some kind of physical impairment is not new to Archaeology, the recognition of the social participation of disable individuals in the past has not been considered until this century. Since the outstanding finding in Shanidar in the 1950’s (Sommer, 1999), the remains of dozens of individuals with severe deformations -some of them clearly handicapped- have been recovered from archaeological sites, some buried in exceptional conditions but other sharing the same space as the rest of the community. These burials raised some doubts about the marginal status traditionally given to these people, not only regarding their survival but also their social interaction. The conception of Archaeology regarding disabled people has greatly changed along the history of the discipline, mirroring the changes in society: from the complete denial of the topic to the exaltation of the human efforts to protect the ones in need, including the interests in identifying palaeopathologies devoid of any social implication and the ritualized conception of the unique burials of some handicapped individuals. However, the view of disabled people as active agents participating in the production and consumption of goods presents a serious obstacle for archaeological research: even when their bodies are found, their material culture is still unknown. We consider this ignorance is partly due to a conceptual constraint in the interpretation of the record which may be somehow compensated with information from modern research following methodologies which are half-way between traditional Ethnoarchaeology and experimental Archaeology. In our interest for inquiring the identity of the prehistoric potter we have enlarged the traditional concept of a standard population to deal with all kinds of individuals. In this way, we study the pottery activities carried out by atypical agents: children, the elderly and, in this case, severely mentally impaired people. In spite of having worked with the latter for the last three academic years, our progress is slow, due to both budget restrictions and, mainly, to the own working rhythm of the adolescents who participate in our research.

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2. WORKING DEFINITIONS: THE POTTER´S IDENTITY In 2009 (Vidal and Mallía, 2011) we presented a model to define the identity of the potter which has guided our later research. Particularly when talking about apprentices, both ethnographic literature (e.g. London, 1991; Longacre, 1999) and traditional pottery surveys (Seseña, 1976; Carretero et al., 1984; Marcos Arévalo, 1989) consider almost exclusively the work by children (Vidal and García, 2009; Vidal and Garcia, 2011). Broadly speaking, they are described as individuals who are not fully embedded in the activities needed for the community’s physical and social reproduction. In general terms, we agree with this idea of a kind of economic passive role but it should be enlarged to include many more social actors: any individual can be secluded from subsistence activities in the short term (e.g. when hunting or agricultural activity is reduced), in the medium term (small children or heavily pregnant women) or in the long term (elderly and handicapped people) regardless of their skills or productive capacity. Perhaps it is important to stress that this idea of economic passive role is not a synonym for “socially useless”. Maybe it is exactly the other way round. Craft activities such as pottery-making not only perpetuate a society as a culturally defined group but they also integrate a number social agents who, due to their particular social, physical or mental condition, are not able to participate in activities demanding an important effort regarding mobility but can perform time-demanding and highly specialised activities which imply a long learning phase. In this way, to the more pragmatic function of facilitating the elaboration of, for instance, soft and easy to digest food for young children, sick and old people (Draper, 1988; Chamberlain and Witkin, 2003;), an important social value is added, allowing these same beneficiaries the participation in communal activities and an implication in daily chores. Hence, it is quite calling that from the Neolithic, the funerary record not only reports an increase in the number of elderly individuals (Bradley, 1998) but also of people with some kind of impairment produced by genetic malformations, trepanations, traumatisms and serious inflammatory processes who reached old ages (Brothwell, 1971; Finlay, 1999; Sánchez Romero, 2008). Considering this wide concept of society and craft activities, it is necessary to revise the characterisation of


OVERCOMING OBSTACLES: THE CERAMIC RECORD OF HANDICAPPED PEOPLE

the people involved in pottery-making. Although the references to potters’ capacities are not fully considered in archaeological terms, it is possible to resort to the models and generalisations drawn by graphologists, kinesiologist and psychologists (Hill, 1977) together with the large corpus of ethnographic and ethnoarchaeological literature to study the motor capabilities demanded in pottery-making as well as the artistic expression of the decorations as traces of individuality. These traces are not only the result of the physical constitution of the potter but are mainly due to the fact that most of the technical gestures used and the decision-making required in any craft become unconscious processes (know-how) as they are incorporated in an individual’s habitus (sensu Bordieu, 1996). As they are almost automatically performed, they present a number of regularities which are specific of each potter and practically impossible to be taught or even copied. Although the number of factors involved in the definition of the potter’s identity is huge and far from restrictive, it is possible to postulate an ideal profile of the main requirements for pottery-making, considering a potter the person responsible for most of the chaîne opératoire. Hence, different sources were reviewed: ethnographic literature, pottery teaching handbooks, biographies and catalogues of clay artists as well as the information recorded by the author in pottery workshops for children, adult, elderly and handicapped people. Thus, the main requirements for pottery making may be classified as follows: a. Physical requirements (body size, strength, mobility, skill). b. Mental requirements (tridimensionality, memory, sequence and organisation, repetition, patience). c. Cognitive requirements (knowledge of technical gestures, methods and techniques, use of appropriate tools, problem-solving capacity). d. Social requirements (time availability, group membership, restrictions and taboos, conservatism/ innovation) Despite the need to fulfil most of the minimum requirements to carry out each and all of the activities involved in pottery manufacture, it should be remem-

ber that we are facing a communal technology, so it is not precisely the same individual the one responsible for all the stages in the chaîne opératoire. Furthermore, some of these requirements do not leave clear archaeological traces (i.e. memory) and others are shared by numerous crafts and daily activities (i.e. the tridimensional conception of space). However, we believe they cannot be neglected to avoid restricting important aspects of the potter’s identity. So, what is the role of mentally impaired people in this framework?

3. THE STUDY CASE For the last three academic years we have invited several groups of seriously mentally and physically handicapped adolescents to participate in a research programme where they are asked to manufacture pottery. The research basically aims at evaluating any detectable difference between their work and the pottery made by non-handicapped people in order to identify significant patterns regarding their peculiar authorship. The activities take place in the Escuela de Educación Especial “Fundación Goyeneche”, a school for children with special needs, in Madrid city. The school houses about 150 children and adolescents between 3 and 19 years old suffering from serious motor pathologies, sensorial or mental impairment and/ or genetic malformations. About 10% of the students are devoid of any kind of mobility and only a few of the children fully understand oral instructions. From this population, in the workshop only some 10-12 adolescents participate, all of them with moderate to severe mental impairment and only a few with reduced mobility. The adolescents, who take part in the pottery workshop, coordinated by a teacher who is also a professional potter, have already completed their basic education and are aged 16-19 years old. At this moment they start a new educational stage which aims at familiarising them with the adult word by teaching basic strategies which will help them be fairly independent once graduated. Supplementing more conceptual classes, they have a “home workshop” to learn how to carry out frequent house chores, be responsible and prevent incidents. A third specific activity is the carpentry or pottery workshop, where they learn the basis of these technologies.

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AIXA SOLANGE VIDAL PIÑEIRO

3.1. WORKING ROUTINE In the pottery workshop the students work with industrial clay, potter’s tools and synthetic paints. The facilities include an electric kiln where the pottery is periodically fired, usually coinciding with festivities whose symbols are recreated in the clay objects. The activity is never explained in full at the beginning of the class, as most of the students are not able to remember such a large volume of data. Thus, they work by stages, at different rhythms, in some cases repeating the same action (such as kneading clay) for weeks. It is an extremely slow process which has to be resumed after every interruption due to the students’ difficulty to remember what they were doing and how to carry on with the activity. The most popular technique is stretching the clay using rolls, an activity they are so deeply interested in that it may turned into a real obsession -which is, anyway, a typical symptom of mental pathologies (Alonso-García, 2005)-, and the subsequent cutting of figures with cookery tools and only occasionally without them. In a second stage they use bi or tridimensional moulds, generally concave-convex, to model figures and bowl which are rarely altered into ashtrays, cups, and other simple forms. Finally, hand-modelling is taught, either by coiling or slab building. This is the most difficult technique to learn due to the large number of technical gestures and variables to control, as both their sequence and repetition are hard to follow by mentally impaired people, who consider every small change in the activity as a new piece of information which takes time to understand (Guerrero López, 1991). In the whole, pottery-making follows a process of imitative learning, taking advantage of the high mimic capacity of these adolescents (Nuñez Corral, 2004). However, in many cases it is not enough to make a vessel showing the steps to be followed: the teacher needs to show the technique on the same object the student is modelling, as the capacity to reproduce the reality of an object into another one is frequently missing in people with mental pathologies. Once the process is comprehended, students will promptly start working with the clay, happy to put into practice what they have learnt. Now, it would be necessary to remind them that the vessel has to be worked as a whole because they tend to focus in a reduced area

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only. Motor coordination is hard at the beginning, but routines are easily adopted. Time restrictions, particularly regarding drying time in order to keep the plastic property of the object, is never one of the variables considered, with the subsequent cracking and breaking of the vessel due to lack of water or, on the other hand, its collapse for excessive humidity. Decoration is rarely present and limited to modelling or painting with simple brush strokes. Kiln preparation and the later firing are the responsibility of the teacher.

3.2. MATERIALS AND TECHNIQUES The materials we analysed are the clay objects made by handicapped students in their daily classes. Broadly speaking, we focused on the ones made by coiling, except when the adolescent could not dominate this technique and just modelled tiny clay balls or made the coils but was later unable to use them to make a vessel. In one of the cases, the boy could eventually built a vessel by coiling, but spent the first two years modelling the same figurative sculpture with the coils. In addition to the problems to assimilate the process for pottery-making, these adolescents tend to present many difficulties to estimate the material needed for the activity. They are frequently short of clay to finish the object, especially because they neither scrap the surface nor trim the walls. When the clay they have been given at the beginning of the activity is finished, they leave the vessel unattended, sometimes refusing to resume the activity and stating their intention to start a new vessel with the extra clay they receive. On the other hand, when the amount of clay exceeds the material needed for the vessel, it is not often set aside but incorporated to the object thickening its walls or making it larger. Similarly, calculating the proportion between the dimensions of the model and reproducing a vessel or sculpture in the same size imply much effort as they tend to use only the clay at hand, neglecting any possibility of getting some more to obtain the size wanted. Regarding tools, they choose the simplest ones, just their own hands and fingers if possible, even for cutting or trimming. They are provided with a tournette but its use is limited to holding the vessel and not to rotate it. Wooden modelling tools are second in their


OVERCOMING OBSTACLES: THE CERAMIC RECORD OF HANDICAPPED PEOPLE

choice after their own bodies and they are generally thick and wide, in many cases of small use for the activity or object in process but easy to hold due to the deficient development of the fine motor function typical of mental impairment (Alonso-García, 2005). All the vessels produced in the workshop show a strong presence of manufacture marks such as surfaces which are not smoothed or coils demanding scrapping. Furthermore, some parts of the surface are frequently more intensively smoothed than others, especially when the student forgets the sequence to be followed and repeats the same technical gesture dozens of times on the same area, without moving or rotating the vessel. Similarly, some areas are not finished as the interest of the potter is focused on a different point of the object, forgetting to follow a continuity sequence. The cracking and breaking of the walls due to lack of water and the sagging appearance of excessively wet clay are also habitual, because the adolescents hardly show any interest in studying the pottery in order to identify errors and search for alternatives to solve any incident happening during the pottery-making process. The vessels made by coiling show an important deviation from the symmetry axis, irregularities in the borders and heights as well as quite thick and irregular walls. Although these irregularities are partly due to the habitual motor and coordination difficulties of mentally impaired people, it is important to consider that in most of the cases the authors of the clay object have an aesthetic view which differs from widely accepted canons and, in their opinion, the vessels is flawless, so they reproduce the same model time and again even when they are corrected and shown alternatives. In fact, they are highly proud of their production and feel incentivised to continue working with the easy-to-manipulate clay even if not considering the corrections they were shown. Despite the many difficulties the adolescents face when making a vessel and the (Tab. 1) numerous

manufacture errors and defects found in the objects, it should be noted that they rarely break during firing, even when appendixes such as handles are added. Although they are too heavy for their overall size due to wall thickness, they are functionally satisfactory as containers and not easily disassembled.

3.3. POTTERY AND HANDICAPPED PEOPLE So, is it possible to identify a mentally handicapped person’s work from the one made by a non-handicapped individual? Do they create a particular record which can be archaeological detected? Based on our current knowledge of the topic, the pottery manufactured by moderate to severe mentally impaired people hardly differs in technological and morphological terms from the materials worked by any ordinary apprentice. The most obvious difference is probably certain lack of perfectionism with the practice; closely related to the slow development of their mental and cognitive capacities, there are no usually clear improvement of skills and craft capacities evidenced from the first vessels to the ones manufactured after two or three years of 15-20 hours of practice a week. Hence, their vessels are still asymmetric, with thick walls and badly proportionate dimensions. The same forms are always repeated. The only important modification is seen in the surface treatment because the simple and repetitive gestures needed to smooth a vessel captivates their interest: once they grasp the idea that the object has to be rotated and the complete surface must be treated, they incorporate the routine easily. A completely different question is the participation of handicapped people in prehistoric pottery-making, though. The experience here presented concludes that people with serious mental and even physical impairments are able to manufacture functionally useful vessels and other clay objects. They are frequently limited to certain morphologies and sizes, but survive firing and are appropriate as containers. They most probably meet aesthetic canons which

DIFFICULTIES FOR POTTERY MAKING understanding and reproducing technical gestures and processes following a sequence

using tools

repeating a model

focusing in the whole object

control of humidity and time

coordination of movements

innovation in forms or techniques Tab. 1.

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AIXA SOLANGE VIDAL PIÑEIRO

REQUIREMENTS PHYSICAL

MENTAL

COGNITIVE

SOCIAL

+

body size

+

tridimensionality

+

knowledge of gestures, methods and techniques

+

time availability

±

strength

-

memory

±

tool use

±

group membership

-

problem-solving

±

restrictions/taboos

+

onservatism/ innovation

±

mobility

-

sequence and organisation

-

skill

+

repetition

+

patience

Tab. 2.

may not be common to the whole social group but are at least suitable for the author. Thus, resuming the discussion of the potter’s requirements, it is possible to summarise the pottery-making capabilities of mentally impaired people as follows (Tab. 2). Among the physical requirements, body height and size is not a problem for handicapped people. Even in the cases of homozygous achondroplasia, their body proportions do not prevent them from making pottery. Physical strength is not fundamental for modelling as it may be for clay collection, and except in some specific pathologies which seriously damage the neurological system, mentally impaired people are usually quite strong. In fact, they can apply too much strength when modelling and destroy the vessel, especially when angry or frustrated. Regarding mobility, their absence is not an impediment as far as the upper members are not affected, particularly the hands and fingers. Manual skill is the main obstacle they need to overcome as they generally do not develop fine motor function and have serious difficulties in performing certain technical gestures or manipulating specific materials and tools. Mental requirements, on the other hand, are more difficult to meet. The concept of tridimensionality is widely understood and used, even with sight damage. The deficient memory, almost generalised, can be easily compensated by reminding the adolescents what to do and which step of the sequence they are in. Although it is uncommon to find previous programming or anticipation of the coming steps, they can also be overcome with clear instructions. The interest in repetitive actions is one of the strong points for pottery-making: simple, routine tasks which generate a continuous pattern are happily accepted and make them feel safe and confident. Unfortunately, it is not always possible to finish a repetitive task because the interest in repetition is usually confronted with quite limited patience.

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

It is equally difficult to meet the cognitive requirements. When properly explained and materialised, it is possible to teach innumerable concepts and sequences, but it is a slow process which demands constant repetition. The mentally disabled adolescents in this experience can understand methods and techniques although they do not use a wide variety because they considerer them difficulty and are afraid of failure. In the same way, with time and practice, they unconsciously develop specific technical gestures which improve the quality of their work. The use of tools is frequently improper, due to the difficulty in remembering their existence and the limited manual skill rather than to lack of knowledge. Similarly, their problem-solving capacity is poor and usually restricted to the repetition of recent experiences. The discovery of an obvious error usually triggers such an impotence and fear that they may leave the work unfinished. In the past, time availability may have favoured the inclusion of handicapped members in the craft activities of the group. They would have carried out a number of tasks, many of them demanding an important physical effort such as collecting or transporting food and raw material, but also some activities which need much time investment and the long repetition of sequential routines, such as the crafts. The fear to innovate and introduce changes, a devoted respect to the known world and the avoidance of what looks different lead them to the conservative attitude typical of pottery-making.

4. CONCLUSIONS Any society is characterised by a specific composition and the way its members are considered. The inclusion of certain individuals in an equal, lower or higher position depends on its own structure and beliefs. It leads to cultural classifications which may integrate


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handicapped people in the socio-economic activities of the group, marginalise them or even kill them. All these options have been present in our history as a species. With our current knowledge, we still do not grasp the real position of impaired individuals in the past. But what cannot be denied, considering the human remains found in archaeological sites, is that people congenitally or accidentally handicapped have been part of society. And it is equally truth considering their capabilities that, with proper guidance, they can be social and economically participant agents. NOTE: A huge thank you to the students of the Fundación Goyeneche school, specially to Edson, Katy, María, Lidia, José, Cristina, Elisa and Sonia, as well as to the teacher Carolina Cerezo and the nurse María de la Paz García for their help and affection. This research is framed in the Project HAR32620: “Vivir entre islas: paisajes insulares, conectividad y cultura material en las comunidades de las Islas Baleares durante la prehistoria reciente (2500±123 BC)”.

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Sara Navarro. Exhibition From Magma to the Stars (Roman Ruins of Milreu – Portugal, Faro, 2012).


4.20. SHAPING THE PAST: ART AND ARCHAEOLOGY/ARCHAEOLOGY AND ART MODELANDO EL PASADO: ARTE Y ARQUEOLOGÍA/ARQUEOLOGÍA Y ARTE Sara Navarro1

Abstract

Resumen

Stemming from the observation that today artists and archaeologists are paying more attention to each other’s work, I propose to explore the way in which contemporary art sculpture in particular – interacts with the archaeological research and understanding of human past, as well as its dissemination.

Partiendo del hecho de que, en la actualidad, los artistas y arqueólogos prestan cada vez más atención al trabajo unos de otros, me propongo indagar de qué forma el arte contemporáneo - escultura en particular - puede encajar en el proyecto arqueológico de estudio, comprensión y comunicación del pasado humano.

Key words: Art, Archaeology, Transdisciplinarity. Palabras clave: Arte, Arqueología, Interdisciplinaridad.

1 Faculty of Fine Arts of the University of Lisbon (Portugal). [ saranavarrocondesso@gmail.com ]

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SARA NAVARRO

1. INTRODUCTION The dialogue, historical and permanent, between art and archaeology and the ever increasing collaboration of artists in investigative archaeological projects leads me to question the nature of this relationship, the status of the artist in relation to archaeology and the interest of the archaeologists in art practice. Centered on the reflexive and subjective character of the material culture, I propose the development of new methods, less scientific and more aesthetic, in which the artists’ eye can be integrated in archaeological methodology, with a view towards developing new ways to see and register, to think and represent, to communicate and exhibit.

2. CONTEMPORARY ART AS LINK AS UNDERSTANDING THE ARCHAEOLOGICAL WORK Just as in contemporary art practice, in my view, it is crucial that the archaeological work is not limited to a hermetic analysis of the past; rather that it also encompasses plurality and multivocality of contemporary thought. Aware of the differences between the disciplines, I believe that the cultural proposals of contemporary art can be a valuable instrument for archaeological analysis. Interdisciplinarity in general leads to the creation of original thought. Moving towards new intellectual territory, the interdisciplinary practice implies taking on risks, breaking new ground, abdicating, breaking rules, renouncing the easy path within the confines of what is expected and, of course, what is accepted. Artists have understood for a long time that the transgression of disciplinary frontiers and the resistance to categorizations leads to a disciplinary development, aiming towards growth and making possible a cross ontology.

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ted to the relevance of the connection between the world of art and the world of archaeology, in the shaping, vision and conception of contemporary culture. This experience made me realize that there is a field of investigation in which I could make an innovative contribution to the perspectives that have been presented in the dialogue between art and archaeology, by adding artistic practice. Therefore, in 2008, I initiated my doctoral investigation in Sculpture, at the Faculty of Fine Arts of the University of Lisbon, with the title Pots and Transfigurations: archaeology as a pretext to sculpture. My work, of a theoretical-practical character, seeks, through the connection between archaeological research and artistic work, to create sculptures that approximate pre-historic ceramic forms, distinguished by the alteration of scale, manipulation of the decorative schemes and a split from functionality. With this work, I hope not only to contribute to a wider vision of pre-historic ceramic, but also to find its place in art theory and show how it relates to contemporary art practice. The study of archaeological ceramic interests me, in that, through it, it is possible to gather a collection of technological, morphological, decorative and symbolic aspects, which can, in my view, be interestingly applied to the field of contemporary sculpture. My curiosity of pre-historic ceramic technology led me, in 2007, before beginning my doctoral investigation, to participate in the 2nd Ethnographic Ceramic Workshop, organized by Oficinas do Convento, in Montemor-o-Novo. In this workshop, I was able to observe the know-how of the women potters of the island of Santiago (Cape Verde) and I tried to establish, for the first time, bridges between artistic creation, ancestral techniques of ceramic production and the morphology of pre-historic ceramics.

I think that archaeology, like art, can benefit from placement in an expanded field, in a wider context, which is simultaneously archaeological, historic and artistic.

I consider the ethnographic parallels and the ethno-archaeological studies important, because they could contribute to a better understanding of the pre-historic ceramics production processes, as well as the symbolic ritual representation involved not only in the production technology, but also in the utilization of the ceramics.

After my degree in Sculpture, the work that I developed, between 2006 and 2008, at Museum of Portimão, put me in proximity to the work of an archaeological team. This collaboration brought out questions rela-

The contact with the traditional Cape Verdean potters influenced not only all of my subsequent artistic creativity, but also the pedagogical component of doctoral research.

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SHAPING THE PAST: ART AND ARCHAEOLOGY/ARCHAEOLOGY AND ART

Plate 1. Hand building clay.

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SARA NAVARRO

Within this pedagogical area, I emphasize my artist-in-residence program at the Portimão Museum, where, since 2011, I have developed practical work in the area of artist creation and where I organized, in 2012, the Pre-historic Ceramic Workshop, which took place at the Interpretation Centre of Megalithic Monuments of Alcalar and in which, aside from the general public, artists and archaeologists participated. I would also point out another workshop, entitled The Meaning of Pots at the Beginning of Time: Today, which I coordinated in 2010 at the Telheiro da Encosta do Castelo de Montemor-o-Novo and which had the participation of the students of the Ceramic Laboratory of the Faculty of Fine Arts of the University of Lisbon.

Plate 2. Hand building clay.

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In these workshops, I seek to understand -not just from my experimentation and contact with raw materials, but also from my observation of other participants’ experiences- the choices of individuals when developing, replicating and adopting a specific technology. With a recognized symbolic potential, ceramic is known as a social symbol of cultural expression. Archaeology has come to recognize the value of ceramic as a source of information, as a carrier of messages and as a powerful metaphorical means through which people express and reflect their world. The way in which mankind used artefacts to define, structure and alter social relations is a topic of interest to my research. In this way, artefacts are not, in my point of


SHAPING THE PAST: ART AND ARCHAEOLOGY/ARCHAEOLOGY AND ART

view, neutral products, merely utilitarian, but ideological products resulting from conscious productions, identifiers and transmitters of specific social meanings. Seeking to understand the relationship between people and artefacts -culture, environment and mind- I reflect upon the making, using, reusing and placing of ceramic artefacts. Related to social and ideological structures, archaeological ceramic is a historic product that embodies ideas, values and social conditions from the time of its producers (Shanks and Tilley, 1992: 137). Ceramic forms represent cultural choices in a specific historical-social context and its decoration responds to cultural rules or norms which determine the localization, orientation and combination of elements in configurations which should constitute an appropriate style or design (Sinopoli, 1991: 9). From another perspective, I am also interested in mythic thought about the meaning associated to the production and utilization of ceramic objects. The anthropological sources relative to the manufacturing of manual ceramics indicate that this art, less simple than it looks, is a practise surrounded by customs and taboos. The clay is associated to magical and religious representations and there is a primitive ‘philosophy’ that is the basis of its confection, it is the object of numerous ritual practices, precautions and superstitions (Lévi-Strauss, 1985: 25). The women potters -who use the power of fire to impose a particular form to an amorphous material, transforming it, disciplining it -are frequently seen has figures associated to powerful rituals, to ‘special’ secret or magic knowledge (Lévi-Strauss, 1985: 27). And, in the same way, ceramic forms, especially pots, are also profoundly infused with magical-social meanings. Associated to ancient religious practices, the pots -forms inhabited by spirits- move between the domestic world and the ritual world (Barley, 1994: 92). I think that this connection between arts, archaeology, anthropology and ethnography can be a very fertile field for the creation of contemporary sculpture. From the investigation of possible thoughts, decisions, motivations and existing ideas behind each object and the reproduction of the respective technological processes, contemporary art will be able to (re)encounter new visual languages, some of them lost for long time. In this way, artistic work can evoke new approaches in the field of contempo-

rary art and new visions and perspectives relative to studied ceramic objects, allowing them to create innovative ways of reinterpretation and valuation of archaeological patrimony and ethnographic knowledge. Knowing that art is inseparable from the sequence of historical objects that serve as its framework, the concept of inheritance and continuity in the field of art is central to my work. I think that each human work is placed, in a more or less conscious way, within a chain of similar work, or of ‘formal sequences’, throughout millenniums. In this way a formal sequence, even one inactive for millenniums, can always be reactivated by the stimulus of new techniques or new happenings. Irrespective of historical cycles, we can verify the occurrence of formal sequences, in an open history where there is nothing that cannot again be current (Kubler, 1962). Things possess a ‘systemic age’ that has little relation to chronological age: human creations are like stars whose light has started its journey towards the observer much before it appears (Perniola, 2003). In my work I explore the relationship between the hand and matter with artisanal know-how, showing a possible return of sculpture to ancestral production. I invoke primitive practices of the production of utilitarian objects and connote the practice of sculpture with an archaic, almost archetypical, value (Plates 1 and 2). I focus on the way in which the body acts on clay; dough in movement, which gains form has it receives the organic pressure of the hands. Characterized by the morphology, symbolism and by the production process, the works can be seen as witnesses of a beginning, of an ancestral space and time, to which they seem to want to transport the observer (Plate 3). In the exhibition Earth and Fire Shapes (Museu de Portimão, 2012) (Plate 4), the works, which clearly express their own matter inherent to the physical proprieties of the ceramic material, seem, by the installation technique, to be in suspension, free of their own weight. This apparent, or visual, lightness permits the sculptures to leave their ‘objectuality’, surpassing their materiality and gaining new symbolic meanings. Suspended in space, the works, gifted with an investment of energy that impels them against gravity, defeat the resistance of their own weight and float like animated bodies or planets in cosmic space.

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Plate 3. Exhibition Earth and Fire Shapes (Portugal, Museu de Portimão, 2012) clay.

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SHAPING THE PAST: ART AND ARCHAEOLOGY/ARCHAEOLOGY AND ART

Left: Plate.4. Pottery open fire process.

Right: Plate.5. Exhibition From Magma to the Stars (Roman Ruins of Milreu – Portugal, Faro, 2012).

It is in the museum, or in the exhibition space, that, through aesthetic emotion, the observer can transform the works into an idea. The works are similar to an ‘abstract embodiment’, that is, if on the one hand they assume their own shape, on the other, the way in which they are placed in the space helps them overcome their formal ‘objectuality’. The works place the observer in the domain of the sculpture that presupposes a conceptual involvement, without which the works are not distinguished from ordinary utilitarian objects. In different times and different cultures, certain objects become animated and are seen as living beings. Remembering the idols of ancient civilizations, we can glimpse in the works, through transfiguration and upward movement, a shamanic sense of art, in which the pieces, while instruments of power, are seen as charged with ritual and symbolic meanings, which surpass their materiality. The cultural charge of the materials and the objects interests me. The morphology of pre-historic pots,

their form and their emptiness, as well as their functions related to transportation, storage, preparation and consumption of food products, along with their symbolic values associated to the beginning of agriculture/sedentarization, the hearth, commensality rituals, the body and the role of women, have been fundamental aspects of the scope of my artistic practice. In a different way, but in the same sense, the same works, in the From Magma to the Stars exhibition (Roman Ruins of Milreu – Faro, 2012) (Plates 5, 6 and 7), utilized the archaeological character of the exhibition space to relate to or dialogue with the observer. Once again, the suspension of some of the pieces in the space of the ruins imprints the sculptures with a transcendental, cosmic or cosmological character, in this case also highlighted by its own exhibition title. Placed in a more or less dissimulated way in the archaeological strata of the ruins, its display presupposes the transportation or movement of the observer between different times, spaces or worlds.

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Plate.6. Exhibition From Magma to the Stars (Roman Ruins of Milreu – Portugal, Faro, 2012).

Articulating an innovative dialogue between art and archaeology, this exhibition offers a new visual experience in which the tactile and chromatic similarities between terracotta pieces and the stratigraphy of the location are underlined. With a powerfully significant interpretation of the past in the present, the connection between art and archaeology permits the observer to engage more actively with the past. Here, the exhibition emerges as an ‘experimental laboratory’ where, in an imaginary excavation, the observer is led to use his/her visual imagination to give life to the past which echoes in the pieces. If, on the one had, we can use the display to question the form in which material culture remains, over time, as heritage, on the other, we can, in an opposite equation, think about the nature of the impact of the archaeological site on the works. The display of contemporary works of art in archaeological sites can be, more than good-to-look at, good-to-think about, in the way in which it transforms the place and challenges the observer, redirecting him/her towards an innovative position of engagement between the contemporary and the archaeological character of the space. The exhibition configures a passage through the world of matter, the world of earth, to the universe of ideas, of the symbolic significance of memory. More than a

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static object, closed within material limitations and utilitarian connotations, the pieces represent a path, a destiny, a movement between matter and the memory that lives within them.

3. CONCLUSIONS In summary, I propose to create works that evoke art and the culture of other places and other times. Works that by their morphology and production technique transport us to a time in which the production of ceramics was a cutting-edge technology, a technological conquest. In a leap between millenniums, which starts from an attraction to origins, to art before art, to what has been partially erased by time; the works created make a connection between creative processes of the more archaic or remote objects and contemporary creation. From fragments a lost reality, the shapes that are now created by contemporary hands, establish a communication between present and past. Through transfiguration, I rethink and reinvent, in a new framework, the old Neolithic innovations. Archetypical objects emerge, recognizable but depurated of old functionalities and with new symbology. Artefacts with multiple meanings, with constructed and reconstructed senses…


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Detalle del cuadro Dos jรณvenes a la mesa, de Diego Velรกzquez.


4.21. LA CERAMICA A TRAVÉS DE LAS ARTES PLÁSTICAS CERAMICS THROUGH THE ARTS Manuel Jesús Linares Losa1 y Laura Martín Ramos1

Resumen

Abstract

La finalidad de este artículo es la de presentar, de forma escueta y somera, un método que permita avanzar en el estudio sobre los repertorios cerámicos hallados en excavaciones haciendo uso de las Artes Plásticas. Este método plantea un modo diverso de aproximarse a la cerámica que complementa los métodos usados hasta la actualidad. Paliando así algunos inconvenientes relativos a su estudio, como viene a ser la escasez de información sobre ella en las fuentes escritas. Su importancia radica además en que permite acercarse no sólo a los aspectos físicos de este tipo de cultura material, sino también a su inmaterialidad.

The purpose of this article is to present, briefly and concisely, a method to advance the study of ceramic repertoires founded in archaeological excavations using Visual Arts. This method presents a different way of approaching to the ceramics, and its complements the methods used nowadays. Thereby some drawbacks related to their study will be alleviated; one of these drawbacks is the lack of information about it in the written sources. Its importance is also that it allows the approach not only to the physical aspects of this type of material culture, but also to its immateriality.

Key words: Method, Ceramics, Visual Arts, Palabras clave: Método, Cerámica, Artes Plásticas, Iconografía e Iconología.

Iconography and Iconology.

1 Universidad de Granada. [ manu_historia@hotmail.com ] ; [ rlaura@correo.ugr.es ]

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MANUEL JESÚS LINARES LOSA Y LAURA MARTÍN RAMOS

1. INTRODUCCIÓN La cerámica es un material de relevante importancia para nuestra disciplina, gracias a las características intrínsecas que posee. Es una materia prima de fácil accesibilidad, puesto que la arcilla, producto del que procede la cerámica, es bastante frecuente de encontrar. No sólo eso, sino que es también accesible para cualquier sector social y presenta gran ductilidad, es decir es muy maleable, por lo que se pueden realizar gran cantidad de objetos, obteniendo diversas formas y tipologías. Además es un material muy perdurable, ya que al no ser orgánico persiste y tolera bien los cambios temporales y climáticos. Este repertorio o conjunto de cualidades hace de la cerámica, el material cuantitativamente más frecuente en las excavaciones arqueológicas, convirtiéndolo en el fósil guía de la arqueología. Esto, facilita en gran medida el estudio de especialistas a la hora de enfrentarse con la estratigrafía de un yacimiento. No obstante, el estudio de la cerámica plantea una serie de inconvenientes importantes a tener en cuenta, como pueden ser, la excesiva fragmentación del ajuar cerámico, los descubrimientos descontextualizados e incluso la escasez de información sobre ella en las fuentes escritas. Así, con el siguiente estudio queremos plantear un modo que permita enmendar algunos de estos impedimentos y deficiencias, en especial la última.

2. OBJETIVOS En este sentido nuestra intención es presentar un análisis metodológico practicado poco o nada en España, mientras que en otros países, como en Italia por ejemplo, es ya una práctica muy habitual. El estudio al que venimos refiriéndonos está basado en la comparación de los restos materiales hallados en las excavaciones o intervenciones arqueológicas con las representaciones pictóricas y escultóricas, sobre todo y debido a su gran abundancia, aquellas que surgirán a partir del siglo XV. La relevancia de este método es la posibilidad, en muchas ocasiones olvidada, de trabajar con estas fuentes, ausentes, por otro lado, en otras culturas o períodos históricos, como viene a ser el caso de la Prehistoria, y en gran medida, las únicas para

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otras etapas, puesto que como veremos y venimos diciendo pocas son las fuentes escritas que ofrecen información directa o indirecta sobre este tipo de cultura material. Como excepciones existen los casos de recetarios, contratos comerciales, inventarios notariales y poco más, en los que se citan estos objetos, aunque de manera somera. En resumen, queremos mostrar el uso de las obras pictóricas y escultóricas como documento histórico, entidad que hasta la actualidad se les ha sido frecuentemente denegada. Mediante esta línea de investigación podremos llegar a tener una idea más esclarecedora de qué forma, tipo y decoración presentaban los ajuares cerámicos de entonces y el uso que podían ofrecer dichos objetos. De esta manera uniremos en un mismo estudio dos expresiones artísticas de gran importancia: por un lado, la pintura, una de las siete grandes artes, y por otra, la alfarería.

3. LA CERÁMICA EN IMÁGENES En el siguiente apartado no pretendemos hacer una revisión de la historia de la cerámica a lo largo del tiempo, ni presentar una historiografía del estudio cerámico, sino que nuestra intención es sólo y únicamente presentar de manera superficial y rápida algunos ejemplos iconográficos en diversos periodos. Por lo tanto, no vamos a entrar en detalles, sino simplemente enraizar un poco el proceso para hacerlo más comprensible, viendo la estrecha relación que tienen los ajuares cerámicos con el ser humano, desde su aparición en época Prehistórica, concretamente en el Neolítico. La cerámica como iremos viendo ha acompañado al ser humano en todos los aspectos de su vida, permaneciendo en estrecha relación; ha sido utilizada para fabricar materiales de construcción, para esculpir y modelar figuras y esculturas, ya fuesen de carácter religioso o simbólico, para modelar recipientes en los que poder almacenar alimentos, en los que poder cocinarlos y en los que poder comerlos, e incluso para crear instrumentos de carácter lúdico. Pueden encontrarse numerosos ejemplos ilustrativos de la importancia de la cerámica a lo largo de la historia. Uno es una estatuilla que representa a un alfarero egipcio usando el torno fechada entre


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los años 2500- 2200 a.n.e. (Lám. 1), otra es la representación de un alfarero de época griega (Lám. 2). También encontramos representaciones de objetos cerámicos en época romana, como en un mosaico de esta época en el que se aprecia una cuádriga, aunque a lo que nosotros nos interesa es la representación de un ánfora en la esquina izquierda inferior (Lám. 3).

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En época medieval se continúa con esta tendencia. Esta vez observamos a un alfarero en sus tareas en un grabado (Lám. 4). Más reciente, ya en el siglo XIX, en una obra de Germán Hernández Amores, vislumbramos también labores alfareras, en este caso una joven pintando un vaso en una representación de una imagen idealizada (Lám. 5).


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4. EL MÉTODO El método que queremos presentar es un análisis practicado poco o nada en España, mientras que en otros países, como en Italia por ejemplo, es ya una práctica muy habitual. Como ejemplos esclarecedores, podemos señalar a Peter Burke y su obra Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, en la que se expone este tipo de estudio, aunque no sólo con obras pictóricas sino también con imágenes fotográficas. O el trabajo de la francesa Jeannette Rose-Albrecht, Faiences à reflets métalliques dans l´Espagne musulmane et chrétienne du XII au XVIII siècle. En España, además de destacar la obra de Alfonso Pleguezuelo, podemos hacer referencia a otras obras, que, aunque no entrando en nuestro campo, siguen una misma línea de investigación: El arte del poder. Armaduras y retratos de la España Imperial, como su propio título indica, se estudian las armaduras a través de las representaciones gráficas de los cuadros de la época. Así, a propósito de este último ejemplo queremos destacar la funcionalidad de este método no sólo para la obtención de información sobre repertorios cerámicos, sino en muchos otros aspectos que rodearon la vida de las personas en el pasado. Tal y como se puede apreciar en las siguientes imágenes. a. Recogida de la aceituna. Relieve hispanorromano en mármol, fechado entre los siglos III-IV, Museo arqueológico de Córdoba (Lám. 6) b. Recogida de la aceituna. Ánfora griega de figuras negras del siglo VI a.n.e. (Lám. 7) c. Proceso de elaboración del pan y la cerveza. Relieve de la tumba de Ty en Saqqara (Lám. 8). d. Fabricación de mantequilla en la lechería. Relieve de la fachada principal del Templo de la Diosa Ninhursag del 2600 a.n.e aproximadamente (Lám. 9) De este modo arqueólogo a partir del estudio ceramológico puede individualizar muchos aspectos relacionados con la cerámica. Puede hablar de las formas cerámicas que se utilizaban en cada época, para que servían (grupos funcionales), incluso puede llegar a apreciar mediante una intuición muy apro-

ximada el modo en el que ésta se utilizaba. Pero el apoyo visual que supone la visualización de una escena en el que se encuentren personas en su día a día o en determinadas situaciones haciendo uso de la cerámica resulta de un gran valor. El método en sí, es relativamente sencillo, puesto que en lo único que se basa, es en la observación y comparación de los individuos cerámicos que aparecen representados en las obras pictóricas, con los que surgen en una excavación arqueológica. Por lo tanto hablamos de unas pautas simples, sencillas y accesibles, pero con resultados importantes y positivos para nuestra disciplina. En concreto nuestro proceder se ha basado en la visualización continua de representaciones contemporáneas al ajuar cerámico del que pretendíamos ampliar nuestro conocimiento. Para ello el trabajo se ha basado en dos pasos: un primer paso de reconocimiento visual de las formas cerámicas en las artes plásticas consultadas y un segundo paso basado en un estudio comparativo de tales imágenes con el repertorio cerámico aparecido en excavaciones arqueológicas. Pero como en todo método científico, este procedimiento presenta una serie de ventajas e inconvenientes, que creemos oportuno señalar. Entre los inconvenientes es justo señalar y reconocer las limitaciones que surgen a la hora de llevar a cabo este método. Ante todo, habría que señalar la escasez e incluso ausencia en algunos períodos o culturas de representaciones de este tipo (como ocurre en las Artes Plásticas realizadas por la cultura andalusí). También podemos identificar problemas de interpretación del autor atendiendo a la subjetividad de éste, ya que en sus obras no tiene por qué representar la realidad exactamente como la ve, pudiendo haberse visto influenciado por factores externos o incluso la imaginación y fantasía. Este aspecto en concreto, ha sido señalado en la pintura renacentista. Es característico de los artistas de este periodo el dejar volar la imaginación. Aunque este factor de riesgo ha sido únicamente constatado para los paisajes, es importante tenerlo en cuenta. Ya que esa fantasía pudo haber influido igualmente en el modo de representar la cultura material. La representación de imágenes esquemáticas o la presencia de un claro hieratismo en estas es otro inconveniente a tener en cuenta, además de la naturaleza de la Historia del Arte. Exceptuando unas pocas singularidades, a lo largo de la Historia ésta

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ha estado al servicio del poder. Ello significa que mayoritariamente las escenas que se reflejan son de lujo. Las representaciones de repertorios cerámicos se han visto por lo tanto muchas veces suplantadas por individuos de metales preciosos, como oro, plata, etc. o incluso de vidrio. Estos inconvenientes son muy frecuentes en la pintura gótica. A pesar de esta naturaleza lujosa de la Historia del Arte, hay diversas etapas que ofrecen una rica información sobre el consumo de cerámica en la vida cotidiana, por ejemplo la pintura flamenca de principios de la Edad Moderna o el costumbrismo barroco. La solución, hasta el momento, para este problema es la comparación con otras obras contemporáneas donde aparezca representada la misma tipología cerámica. Es decir, para poder obtener resultados fiables. No se trata de una simple búsqueda de ilustraciones donde quede representado aquello que aparece en las excavaciones, tal práctica debería ser catalogada como su nombre indica como una mera ilustración. Sino que únicamente se podrá llegar a la exhaustividad realizando una constante comparación y acumulación de imágenes. Solamente de este modo se podrán acotar características comunes, cerrar el círculo y aproximarse a la diferenciación entre ficción y realidad. De este modo además de realizar comparaciones en el plano general, se han realizado estudios dentro de la obra de un mismo autor, dentro de la obra de una misma Escuela, dentro del círculo de autores de una misma zona geográfica, etc.

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Entre las diversas ventajas que hemos encontrado se puede apreciar la capacidad de éste método para individualizar no sólo los aspectos físicos (tecnológicos y decorativos) de los ajuares cerámicos, si no, relacionarlos con una etapa o período concreto e incluso encontrar distintos usos de un mismo individuo cerámico.


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Entrando en detalles, vemos como Murillo en Joven mendigo (Lám. 10) y Velázquez en su obra Menipo (Lám. 11), dibujan un tipo de jarras de base plana y estrecha que se ensanchan gradualmente conforme se va ascendiendo al cuerpo de la vasija (Lám. 12)

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que han aparecido en la excavación llevada a cabo en el Castillo de Moclín entres los años 2010-2012 en un contexto cronológico del siglo XVII, pudiendo por tanto corresponder las fechas de los restos hallados con la de los cuadros.


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Otro ejemplo, esta vez relacionado con la multifuncionalidad de la cerámica. En este caso en concreto, el diverso uso que ofrece el alcadafe, si hablamos de cultura andalusí o lebrillo, si lo relacionamos con un ámbito cristiano, en las tareas del día a día (Lám. 13). Es cierto que con el tiempo los individuos cerámicos han ido asimilando una especificación en cuanto a su

uso, pero no es menos cierto que las aplicaciones que se le dan a estos van intrínsecamente relacionadas con la persona que va a darles uso. Vemos como en la obra de Girolamo del Pacchia (Lám. 14), el lebrillo se le da un uso de aseo personal, mientras que en la imagen, El Precio de la Posada de Ghirlandaio (Lám. 15), se utiliza como bandeja para transportar los vasos.

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En el siguiente ejemplo al que hacemos frente, se observa un tipo de decoración frecuente en periodos y ambientes cristianos, basada en el vidriado únicamente de la mitad del individuo cerámico. Esto se hace visible en la obra de Diego Velázquez, en concreto en los cuadros, Dos jóvenes a la mesa (Lám. 16), Cristo en casa de Marta y María (Lám. 17), y Vieja friendo huevos (Lám. 18), donde se hacen visibles jarritos característicos de este período. Presentan estos una morfología de cuello estrecho y corto con pico vertedor y cuerpo globular. Con un

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única asa que arranca desde el inicio del cuerpo al borde mismo del individuo. En esta última imagen se aprecia también una cazuela de borde bífido, de paredes rectas y bajas, con vidrío melado tanto interior como exterior, típica de un ámbito cristiano. E incluso, si observamos con detenimiento, podemos ver como el autor ha realizado la obra con el más ínfimo detalle y realismo posible, al recrear una pequeña pestaña en el borde de la cazuela cuya función es la de facilitar la salida de vapor y evitar la presión de este.


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En el resto de imágenes que analizamos a continuación, se puede apreciar la similitud de formas y acabado entre los individuos encontrados en el trabajo de campo con el que aparece en las diversas obras pictóricas. Por ejemplo, las semejanzas que hay entre la cantimplora (Lám. 19) encontrada en el Castillejo de los Guájares de Granada (Guájar Fondón) y la que aparece en una miniatura medieval del siglo XV (Lám. 20). Resultan igualmente muy interesantes las analogías apreciables en la cerámica denominada Bucarina (Lám. 21), hallada en la excavación dirigida por Alberto García Porras en la Alcazaba del Castillo de Moclín en el año 2011, con las representaciones que se pueden ver en diversas obras pictóricas, como por ejemplo, La Duquesa Béjar de Sánchez Coello, Bodegón de Antonio de Pereda, y Bodegón de Sánchez Cotán (Láms. 22, 23 y 24 respectivamente). Como se hace notable en estas láminas, la cerámica Bucarina tiene unas características y rasgos muy específicas y reconocibles; posee una pasta fina y de color rojo, con decoración incisa abundante y de un tratamiento muy refinado. Este conjunto cerámico, que surge en el siglo XVI, tomará relevancia a partir de entonces y se verá con bastante frecuencia en los dos siglos posteriores.

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5. CONCLUSIONES Lo que hemos pretendido con este estudio no ha sido presentar un nuevo método de análisis o estudio científico, puesto que como ya hemos visto en este artículo es un método utilizado, en mayor o menor medida, fuera y dentro de nuestro país. Nuestra voluntad ha sido la de darlo a conocer y llegar a consolidarlo como una herramienta complementaria al análisis del ajuar cerámico, pudiendo de este modo expandir el abanico de posibilidades en el estudio de esta cultura material. Además en este momento en que los avances y las técnicas están alcanzando un gran valor y relevancia, no podemos ni debemos olvidar esta línea de investigación, debido a su riqueza, abundancia y en algunos casos, realidad similar a la de los retratos fotográficos. En este sentido, pensamos, que se ha demostrado con suficiencia la utilidad de esta metodología. No obstante estamos ante una línea de investigación que acabamos de iniciar y que pensamos continuar. En resumen, y permitiéndonos la licencia de usar el rico refranero español: A veces, una imagen vale más que mil palabras

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Mural en el Templo de Venus, de Cacaxtla, Tlaxcala (Tomado de Å praj, Lam. 16b).


4.22. THE RABBIT AND THE CUT SNAIL SHELL: TWO EXAMPLES OF OLMEC ICONOGRAPHY IN FORMATIVE VESSELS FROM CENTRAL HIGHLAND MEXICO EL CONEJO Y EL CARACOL CORTADO: DOS EJEMPLOS DE LA ICONOGRAFÍA OLMECA REPRESENTADOS EN CERÁMICA FORMATIVA DEL ALTIPLANO CENTRAL Patricia Ochoa Castillo1 y Hugo Herrera Torres1

Abstract

Resumen

In the field of studies in regard to Ancient Mexico, the characteristics of the social organization that constituted the carrier of the Olmec style still represent a research problem. Our approach to this problem originates from two pottery vessels that stand out for having symbols and motives that belong to the Olmec iconography, and which show barely studied elements. The first one is a bottle which has a design of a rabbit figure with a symbol of vegetation; the second is a hemispherical-shaped vessel with the representation of a precise cut-off snail shell. These vessels are from Tlatilco, site located in central Mexico and belong to the Preclassic or Formative period, the oldest one of the prehispanic Mexico -2300 b.C.–100 a.C.-; Tlatilco is defined for the beginning of the sedentary lifestyle, with agriculture and ceramic production; the last one achieved high rank of technical and artistic development.

En el ámbito de los estudios sobre el México antiguo, las características de la organización social que constituía a los portadores del estilo olmeca todavía representa un problema de investigación. Nuestra aproximación a esta problemática es a partir de dos vasijas que se destacan por contener símbolos y motivos pertenecientes a la iconografía olmeca, y que presentan elementos, escasamente estudiados. El primero, es un botellón que lleva diseñada la figura de un conejo con un símbolo de vegetación; el segundo, es una vasija de cuerpo hemisférico con la representación incisa de un caracol cortado. Estas piezas proceden de Tlatilco, sitio localizado en el Centro de México y corresponden al Preclásico o Formativo, el periodo más antiguo del México prehispánico -2300 a.C.- 100 d.C.- y que se caracteriza por el inicio del sedentarismo, de la agricultura y de la producción cerámica, la que alcanzó altos grados de desarrollo técnico y artístico.

Key words: Ceramic, Iconography, Prehispanic, Olmec, Rabbit, Snail.

Palabras clave: Cerámica, Iconografía, Prehispánico, Olmeca, Conejo, Caracol.

1 Instituto Nacional de Antropología e Historia. Museo Nacional de Antropología. [ patricia_ochoa_cast@yahoo.com ] ; [ crepuscular_7@yahoo.com.mx ]

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1. INTRODUCCIÓN El objetivo de este trabajo es presentar dos piezas excepcionales. Ambas piezas forman parte de las colecciones de la Curaduría del Preclásico del Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, y son abordadas, en el presente, con los siguientes objetivos: Identificar, caracterizar y aislar el símbolo de “Vegetación con tres puntas” en una representación de un conejo, y la “Media rueda dentada” o “Caracol cortado”; destacar las asociaciones simbólicas que sustentan estos símbolos con la finalidad de reconocer posibles patrones y significados; confirmar la amplitud geográfica de los motivos ya señalados, y establecer su relación con elementos similares representados en otros monumentos de estilo olmeca y simbología equivalente en el registro iconográfico de otras civilizaciones. Para tal efecto, descompondremos las representaciones del conejo con el símbolo de vegetación con tres puntas en la cola y la imagen del caracol cortado con corchete, en sus partes más esenciales, con la finalidad de aislar los caracteres básicos o unidades elementales. Describimos las combinaciones de motivos y conjuntos de caracteres asociados a los dos elementos ya señalados, comparamos estos símbolos con otras piezas cerámicas y con otros materiales En ambos casos analizamos la posibilidad de que existía continuidad de estos elementos en otras áreas y épocas y los posibles significados de los motivos tratados en esta ocasión. Antes de exponer nuestras observaciones, presentamos brevemente el tiempo y el espacio, así como características generales de la cultura en que se desarrolló esta cerámica

2. MARCO CRONO-CULTURAL En México, durante la época prehispánica, las culturas se desarrollaron en el territorio conocido como Mesoamérica, que está conformado por cinco áreas: Occidente, Altiplano Central, Costa del Golfo, Oaxaca, y área Maya; dividido cronológicamente en 3 grandes etapas: Preclásico o Formativo: 2,300 a. C.-100 d.C., Clásico: 100 d.C. -700 d.C. y Postclásico: 700- 1521 d.C., con divisiones internas (Fig. 1).

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Las vasijas, objeto de esta investigación, fueron localizadas en Tlatilco, sitio localizado en el actual estado de México, al occidente de la Cuenca de México, en el Altiplano Central; como antes se mencionó, corresponde al Preclásico o Formativo. En este periodo, los primeros ceramistas captaron de la naturaleza la gran cantidad de animales y plantas que aprovecharon en su sustento diario; el hombre, como parte de ella, también fue concebido. Es así, que aprovecharon el barro, material que tenían a la mano, para modelar con gran destreza objetos que muestran su concepción del mundo, dejando por este medio, además, una importantísima información de su hábitat. La evidencia más temprana del modelado de arcilla es la presencia de una figurilla, hasta el momento la más antigua de Mesoamérica -2300 a.C.-, localizada en Zohapilco-Tlapacoya, isla ubicada en el sur de la Cuenca de México, en el lago de Chalco. Este hallazgo es relevante, no sólo porque fecha el inicio del periodo Formativo en el Centro de México, sino por su connotación ideológica, social y económica asociada a comunidades agrícolas. Sin embargo, entre aproximadamente 2300 y 1500 a.C., existe un hiatus en el conocimiento de estas comunidades por la falta de evidencias arqueológicas. Este hecho se aprecia en gran parte de Mesoamérica en sitios tempranos, como son: Ajalpan en Tehuacán, Puebla, Tierras Largas en Oaxaca, Chajil en Tamaulipas, la fase Barra en la costa de Chiapas y aún el controvertido Puerto Marqués, en la costa de Guerrero. Pero aún en sus inicios, la cerámica logró altos niveles tecnológicos, ya que se practicaron diferentes técnicas que fueron utilizadas posteriormente por otras culturas. Los alfareros de este tiempo elaboraron las piezas por medio del modelado, no sabemos si tal vez utilizaron algunos moldes de materiales perecederos, pero la perfección de sus vasijas asombra a los estudiosos de la cerámica; ya que las formas fueron creadas con una libertad impresionante. Sin embargo, el acontecimiento más relevante del periodo Formativo entre 1200-600 a.C., fue el desarrollo de la cultura Olmeca del sur de Veracruz y norte de Tabasco, cuyas manifestaciones se aprecian en gran parte de Mesoamérica, especialmente en el Altiplano Central, donde quedaron evidencias importantes.


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Fig. 1. Mapa de Mesoamérica y ubicación de la Cuenca de México.

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Uno de los principales aportes de esta cultura Olmeca fue el establecimiento de una red de comercio e intercambio pan-mesoamericano que seguramente tuvo como propósito principal la obtención y el control de ciertos recursos naturales, así como de objetos terminados, muchos de los cuales eran obtenidos en el Altiplano Central. Gran parte de la compleja ideología de los portadores del estilo Olmeca, está plasmada en sus expresiones materiales, como son los objetos cerámicos y portátiles, y destacando la escultura, principalmente las majestuosas cabezas colosales. Su iconografía, es de una gran complejidad y constituye la base de la religión mesoamericana, por lo que está llena de un gran simbolismo que fue un medio de transmisión de mensajes y conceptos religiosos. Y es precisamente la transmisión de estos conceptos que se aprecian en diversas áreas de Mesoamérica, pero destacando en el Centro de México, donde observamos rasgos relacionados con estos grupos olmecas, plasmados en sus manifestaciones materiales, como ocurre con la cerámica, en la que se presentan los elementos estilizados que aluden al jaguar, tales como garras, cejas, hendidura frontal, la cruz de San Andrés, el “ilhuitl” o motivo de volutas opuestas, así como la decoración geométrica delimitada en zonas o paneles, la excisión ancha y la incisión fina en la arcilla parcialmente seca y el empleo de cinabrio o hematita especular. Entre las formas cerámicas asociadas a estos grupos están los tecomates, así como los fondos planos y paredes rectas en vasos, cajetes, platos y botellones, generalmente con cuellos rectos. En el Centro de México, los sitios donde aparecen en mayor cantidad estos elementos olmecas son Tlatilco y Tlapacoya, éste último ubicado en una isla en el lago de Chalco, así como en Las Bocas, en el estado de Puebla

3. CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LA CERÁMICA ANALIZADA: DISTRIBUCIÓN Y CRONOLOGÍA Tanto el botellón con la figura de un conejo como el tecomate con el diseño del caracol cortado, corresponden al tipo “Negro pulido” que fue característico de sitios del Formativo medio 1200-800 a.C. en el Centro de México y en la Costa del Golfo; que se distingue por presentar un fino acabado con un

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gran lustre, y por el empleo de técnicas decorativas, comunes en las vasijas “olmecas”, como es la incisión profunda, el excavado o raspado después de la cocción, que deja una superficie rugosa, y sobre la que, en muchas ocasiones, se le frotó pigmento rojo. En los registros arqueológicos del centro de México la cerámica Negro Pulido está presente de manera más abundante durante la fase Ayotla, es decir entre 1250-1000 a. C, (Tolstoy y Paradis, 1970), y se trata de material cerámico que se distingue precisamente por la presencia de motivos olmecas semejantes a los observados en la cerámica de la fase San Lorenzo de Veracruz y la fase San José de Oaxaca (Flannery y Marcus, 1994:376), y en sitios como Santo Domingo Tomaltepec (Flannery y Marcus, 1994:376). En el Centro de México aparece en Zohapilco-Tlapacoya y sitios tempranos como Coapexco y Tlatilco (Ochoa, 2005:525).

3.1. PROCEDENCIA El botellón con la figura del conejo es una vasija adquirida por Miguel Covarrubias, personaje representativo en la historia de la arqueología mexicana, cuyas aportaciones a la comprensión y valoración de la civilización olmeca son destacadas y han sido ampliamente reconocidas. De hecho un dibujo a línea de este conejo, elaborado por el propio Covarrubias, fue incluido en la obra Indian Art of Mexico and Central America (Covarrubias, 1957: 33). Respecto a la procedencia del tecomate, con diseño de caracol cortado, este fue localizado en la segunda temporada de excavaciones realizadas en Tlatilco.

3.2. BOTELLÓN DECORADO CON LA FIGURA DE UN CONEJO Y EL SÍMBOLO “VEGETACIÓN DE TRES PUNTAS” Por sus características iconográficas podemos afirmar que el pequeño botellón de cuello cilíndrico y cuerpo esférico, actualmente exhibido en la sala del Preclásico del Altiplano del Museo Nacional de Antropología, es una pieza excepcional estrechamente vinculada a la cerámica Negro Pulido de Tlatilco (Ochoa y Orueta, 1994: 177). Se trata de una pieza de pequeñas dimensiones: altura de 13,0 cm y diámetro máximo de 7,3 cm y presenta un fino baño de engobe negro, finamente pulido.


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Fig. 2. Botellón con la figura de un conejo de Tlatilco. Museo Nacional de Antropología. (Fotografía: Proyecto de Digitalización de las Colecciones del Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH-Canon); Dibujo del conejo (DG Mabel A. Huamaní M.).

En dicho botellón la silueta del conejo se observa claramente excavada en el cuerpo. El animal se representó mediante una estrecha acanaladura que retiró una porción de la superficie. El resultado fue un grueso corte en bisel para delinear el contorno. El conejo se muestra de perfil, curiosamente su postura es boca arriba, recostado sobre su costado derecho. La cabeza del conejo constituye una cuarta parte del diseño, su forma es redondeada y lleva inciso un ojo romboidal. En su parte superior la cabeza se interrumpe justo donde inicia el cuello del botellón. Entre la cabeza y el cuerpo del conejo se ubica solo una pata delantera, delgada, de extremo curvo con el señalamiento de tres largos dedos unidos al cuerpo. La única oreja representada es un apéndice angosto, de extremo redondeado y poco prominente, característica que promueve su identificación como conejo y no como liebre. El cuerpo del conejo es alargado, amplio, dispuesto en sentido horizontal y contiene la representación de un elemento rectangular formado por un amplio marco excavado y un reborde redondeado y sobresaliente. Este motivo guarda cierta similitud con un rectángulo representado en un hacha ceremonial olmeca, sin procedencia, publicada por Joralemon (1971: 60) y es un elemento sobre el que regresaremos en posteriores párrafos.

En la parte que corresponde al rabo, el conejo en lugar de llevar una pata posterior y la cola, muestra claramente representados un elemento formado por tres apéndices triangulares, uno al centro y los laterales se curvan en sentidos opuestos (Fig. 2). Los autores identificamos el motivo formado por tres apéndices curvos, de extremo puntiagudo, en la parte de la cola, con el símbolo que Joralemon (Ibid: 13) aisló y denominó como “vegetación de tres puntas”.

3.3. FAUNA CON EL SÍMBOLO “VEGETACIÓN DE TRES PUNTAS” EN LA COLA A partir de identificar el símbolo “vegetación de tres puntas” en la cola del conejo representado en el botellón de Tlatilco, los autores reunimos los casos de la iconografía olmeca que mostraban una asociación simbólica equivalente, es decir que reunían la representación de un animal con este motivo, ubicado en la cola. Como resultado de esta búsqueda localizamos dos casos: a) Juxtlahuaca: La pintura mural número 2 o serpiente representada en la galería al fondo de esta cueva ubicada en el estado de Guerrero (Grove, 1970: 30), lleva el símbolo “vegetación de tres puntas” tanto en la lengua como en la cola (Fig. 3).

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Los casos antes señalados, la serpiente en la cueva de Juxtlahuaca, el relieve de Ticumán y el conejo en el botellón de Tlatilco, coinciden en representar a un animal que lleva integrado en la cola, como parte de su cuerpo, el símbolo “vegetación de tres puntas”. Como su nombre lo indica, el símbolo “vegetación de tres puntas” es un elemento utilizado para representar algún tipo de planta. Como su nombre lo indica, el símbolo “vegetación de tres puntas” es un elemento relacionado con algún tipo de planta. Basados en una comparación más amplia de la iconografía olmeca estudiada por Joralemon (1971) y Pohorilenko (1990) es posible señalar que en la cosmovisión olmeca este símbolo de vegetación vinculado a la fauna plasmada en pintura mural, relieve en piedra y cerámica, corresponde a una metáfora de fertilidad agrícola, posiblemente relacionada con el cultivo y el crecimiento del maíz.

Fig. 3. Mural número 2, de Juxtlahuaca, Guerrero. Muestra una serpiente con motivo de vegetación en la cola y en la lengua. (Tomado de Grove, 1970: 30).

El conejo con el símbolo “vegetación de tres puntas” en el botellón de estilo Tlatilco expresa una asociación simbólica relativa a la fertilidad, por ser este animal eminentemente terrestre y porque suele habitar en las milpas lugar donde prefiere hacer su madriguera. La identificación del motivo formado por tres puntas, quedó totalmente reforzada al considerar la asociación entre este elemento con el motivo rectangular en el cuerpo del conejo. Una composición equivalente entre rectángulo y vegetación de tres puntas también se presenta en un hacha ceremonial olmeca, sin procedencia, a la que Joralemon (1971: fig. 13) se refiere como “un punto de grano de maíz y un símbolo que muestra maíz”.

Fig. 4. Relieve de Ticumán, Morelos, Jaguar con motivo de vegetación en la cola. (Tomado de Cordova, 2008: 554).

b) Ticumán: Relieve de un felino, localizado en el extremo sur de la colonia Miguel Hidalgo, en el estado de Morelos; un dibujo a línea publicado por Córdova Tello (2008: 554) lo muestra de pie y visto de perfil. La cabeza del felino lleva ceja en forma de flama, el cuerpo en sentido ligeramente descendente y la cola extendida lleva, en la porción final, el símbolo “vegetación de tres puntas” (Fig. 4).

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En cuanto al botellón con la representación del conejo no tenemos referencias de estudios anteriores, ni tampoco se habían hecho comparaciones con otros registros relevantes de la iconografía olmeca, aunque en este caso sobresale la combinación con el motivo de vegetación. Es así, que las representaciones de conejos no son comunes, especialmente para este periodo temprano; uno de los pocos ejemplos con los que contamos es el Monumento 1 de Ocozocouatla, Chiapas y que muestra un conejo sentado, enmarcado por una serpiente (Fig. 5). Para épocas posteriores su simbología está asociada a la luna, a la mujer y al pulque. La Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología exhibe una vasija que adopta la forma de un conejo hembra y que probablemente fue utilizada como contenedor de pulque.


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Fig. 5. Monumento 1, Ocozocoautla, Chiapas (Tomado de Clark, 2008, inédito).

3.4. TECOMATE CON EL SÍMBOLO DEL CARACOL CORTADO La segunda pieza tratada en esta ocasión es un tecomate recuperado durante las excavaciones realizadas en Tlatilco. Como en el caso anterior la vasija pertenece a la cerámica Negro Pulido y lleva al exterior, elaborado mediante fina incisión, el símbolo estilizado de un caracol cortado; motivo que tiene fuerte similitud con un símbolo que Joralemon (1971: 15) denominó como “media rueda dentada” (Fig. 6). El tecomate negro pulido presenta un cuerpo de paredes curvo convergentes, boca reducida y base plana; su altura es de 8.4 cm. y su diámetro máximo es de 9,2 cm. El acabado de superficie, al exterior,

presenta un engobe de color negro, con un acabado finamente pulido en color negro. La decoración fue hecha a base de líneas incisas y excavado, antes de la cocción, posteriormente se frotó pigmento rojo sobre el diseño. La pieza se encuentra completa y en excelente estado de conservación. La composición simbólica en el tecomate de Tlatilco consiste en un corchete con los extremos hacia arriba, y delimitado por el borde o boca del recipiente. La parte interior del corchete muestra finas líneas incisas que forman una trama cruzada y como particularidad tiene una gruesa banda lisa que lo enmarca en su sección inferior. A este tipo de líneas cruzadas Joralemon (1971: 17) las refiere como “rastrillado”.

Fig. 6. Tecomate con el símbolo de caracol cortado de Tlatilco. Museo Nacional de Antropología, México. (Dibujo: DGMabel A. Huamaní M.).

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El corchete ya descrito lleva a manera de “aureola”, o elemento “resplandeciente” un grueso margen que remata en seis amplias prolongaciones que terminan en punta y cada punta muestra al interior un pequeño triángulo. Consideramos que el motivo constituye la representación estilizada de un caracol marino o Strombus. Una vez establecida la identificación de los motivos en el tecomate de Tlatilco, buscamos este diseño o sus similares en formas cerámicas equivalentes.

3.5. TECOMATES FORMATIVOS CON EL SÍMBOLO DEL “CARACOL CORTADO” Nuestra búsqueda de cerámica formativa, en particular de tecomates decorados con el símbolo del caracol cortado dio como resultado tres casos: a Las Bocas: Coe (1965: 30-31) publicó la imagen fotográfica y el dibujo desplegado de un tecomate con un diseño de caracol cortado. De acuerdo con su información la pieza procede de Las Bocas, nombre que recibe un paraje situado en la porción sur del estado de Puebla (en el camino que conecta a Izúcar de Matamoros con San Juan Epatlán). El tecomate en cuestión presenta acabado negro pulido de aspecto brillante y lleva inciso y raspado un amplio diseño formado por seis prolongaciones, en este caso de extremo curvo, así como un corchete en su parte central y las porciones restantes ocupadas por segmentos de líneas opuestas (Fig. 7 a).

b) Colección Feutchwanger (Tlatilco): Se trata de un tecomate negro pulido de paredes curvas convergentes que lleva inciso y raspado una interesante composición integrada por el símbolo del caracol cortado, formado por seis prolongaciones que terminan en punta y la porción central ocupada por el símbolo convencional del llamado ilhuitl o volutas opuestas (Fig. 7 b). c) Tlapacoya: Un fragmento de tecomate perteneciente a la cerámica Xochiltepec Blanco fue localizado en Tlapacoya, yacimiento ubicado en la porción oriente de la cuenca de México. El tepalcate permitió elaborar un dibujo reconstructivo de la pieza y su diseño (Gámez, 1989: 63). El fragmento de tecomate lleva un diseño formado por dos bandas concéntricas, cada una con ondulaciones acentuadas en la sección inferior y hasta cinco prolongaciones que terminan en punta. Es de interés apuntar que al interior del espacio formado por la primera banda se observa el motivo de bandas cruzadas o cruz de San Andrés (Fig. 7 c). Los tecomates procedentes de Las Bocas, Tlatilco y Tlapacoya, más el ejemplar motivo de nuestro estudio, localizado en Tlatilco, comparten la presencia de un símbolo que identificamos como “caracol cortado”. Conviene destacar que en cada uno de los casos donde se presenta el caracol cortado, el interior o sección media del motivo presenta varias asociaciones simbólicas. De manera particular resaltamos los motivos complementarios en el motivo del caracol cortado representado en el tecomate Negro Pulido de Tlatilco.

Fig. 7. a) Vasija Procedente de Las Bocas, Puebla, en acabado negro pulido con diseño de caracol cortado y corchete (tomada de Coe, 1965: 30); b) Tlatilco, colección Feutchwanger: Este segundo ejemplar fue publicado por el mismo Feutchwanger (1989: Lam. 116); c) TecomateTlapacoya (Gámez) Tecomate Xochiltepec Blanco con diseño de “caracol cortado” (tomado de Gámez, 1989:63).

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Este caracol cortado tiene como elementos asociados: a) el motivo de trama cruzada que Joralemon (Ibid. 17) denomina “rastrillado” y que a su vez se encuentra delimitado por b) un corchete. La trama cruzada o diseño rastrillado es un motivo ampliamente utilizado en la iconografía olmeca, particularmente en cerámica; y es frecuente observarlo como un recurso para ocupar secciones en el cuerpo o la efigie de los seres fantásticos del panteón olmeca. De hecho es usual que la trama cruzada se ubique justo en las partes que corresponden a ojos, boca y encías del monstruo jaguar o incluso en partes de este, como ocurre en el diseño de la mano-ala-garra. Consideramos que en este caso la relación entre las líneas que forman una trama y el corchete quizás representa el área del ojo y el corchete equivale al párpado inferior. Al igual que en el tecomate de la colección Feutchwanger y en el tecomate de Tlatilco, el diseño del ojo enmarcado por un caracol cortado muestra hasta cinco prolongaciones cónicas que son características de este molusco.

3.6. EL STROMBUS ORIGEN DEL DISEÑO REPRESENTADO EN LAS VASIJAS FORMATIVAS Los autores sugerimos que el motivo representado en los tecomates formativos procedentes de Tlatilco, Tlapacoya y Las Bocas, estuvo inspirado en el corte transversal de un caracol Strombus, que es el género frecuentemente utilizado como caracol trompeta. En tiempos prehispánicos la sección más amplia del caracol Strombus era recortada en sentido transversal; de esta manera se obtenía un elemento curvo, con prolongaciones cónicas, dotado de una sección posterior plana. Dependiendo del tamaño, estas secciones recortadas podían ser utilizadas como pectorales o pendientes. En tiempos posclásicos este recorte del caracol es conocido como ehecacozcatl o “joyel del viento”, el cual es un elemento característico del dios Quetzalcóatl, quien lo porta a manera de pectoral, tal y como se observa en la imagen de este numen representado en la página 22 del Códice Borbónico (Fig. 8). Es interesante señalar que las exploraciones en Tlatilco recuperaron como parte de los objetos asociados al entierro (secundario 102), de un adulto mas-

Fig. 8. Ehecacozcatl (Códice Borbónico, 1993: Lám. 22).

culino (García Moll, 1991:55), un caracol Strombus recortado en sentido transversal, que fue identificado como un pendiente de concha. Su forma presenta cinco prolongaciones curvas, su forma general corresponde totalmente a la silueta representada sobre el tecomate de Taltilco. Este hallazgo contribuye a sugerir que probablemente el corte transversal del Strombus es el objeto utilizado como patrón para la creación del motivo simbólico plasmado en las vasijas formativas. La idea de que la media rueda dentada este inspirada en el corte transversal de un caracol también explica que las representaciones muestren variaciones, como ocurre en el tecomate de Las Bocas que presenta seis prolongaciones, mientras que en nuestro tecomate de Tlatilco solo lleva cinco. Es un hecho que el número de prolongaciones dependen del ejemplar y sección donde se efectuó el corte del

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caracol. No obstante, la forma más estandarizada de este motivo generalmente lo representa con cinco picos que en ocasiones terminan en punta roma y en otras con el extremo puntiagudo, variación que también puede atribuirse a la especie representada.

El Strombus tuvo mucha demanda y fueron utilizados como trompetas ceremoniales. Estaban relacionadas con la fertilidad, el agua, la lluvia y el trueno.

3.8. EL OJO CELESTE U “OJO VENUSINO” El motivo del caracol o su representación, corresponde a un ser que proviene del agua, líquido vital para la vida humana; es claro que por su asociación con el agua adquirió un valor especial, así como un sentido mágico y religioso específico (Suárez, 2005:10). Este motivo se aprecia también en piedra, tal es el caso de la Estela 2 de La Venta, Tabasco, de este mismo periodo, en donde la “media rueda dentada” forma parte de la compleja iconografía de la escena ahí mostrada (Fig. 9).

El motivo del caracol cortado representado en las vasijas formativas procedentes de Tlatilco, Tlapacoya, y Las Bocas tiene una estrecha similitud formal con el llamado “ojo celeste” u “ojo venusino” (Fig. 9). La forma del caracol cortado, con sus prolongaciones corresponden a la luminosidad del astro; mientras que la porción central suele llevar un ojo y por lo tanto su lectura, de acuerdo con la cosmovisión de los grupos nahuas del Altiplano Central, es la de un “ojo estelar” u “ojo venusino” (Špraj, 1996: 81 y s.). Durante el Horizonte Clásico, el ojo estelar es un elemento que en Teotihuacán se encuentra vinculado con Tláloc, el dios de la tormenta y que Langley (1986: 261-262) identifica como “media estrella”.

Fig. 9. Estela 2, La Venta, Tabasco.

3.7. EL CARACOL EN LA SIMBOLOGÍA PREHISPÁNICA El caracol cortado transversalmente es, por sus asociaciones simbólicas, un elemento relacionado con Venus, el Juego de pelota y rituales de sacrificio, es decir que se trata de un elemento que en el clímax de su evolución simbólica fue relacionado con Quetzalcóatl. Las conchas de moluscos fueron de gran importancia para las sociedades prehispánicas obtenidas de las costas o en riberas de ríos y trasladadas a tierra adentro para elaborar objetos suntuarios. Estos materiales formaron parte de los bienes de prestigio con los que las élites se engalanaron para destacar su alta jerarquía (Velázquez, 2009).

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Ya en tiempo epiclasicos, un ejemplo de su representación, estrechamente vinculada con Quetzalcóatl, lo tenemos en el monolito encontrado en Maltrata Veracruz, que muestra a la serpiente emplumada como portadora del símbolo de Venus formado por una estrella de cinco puntas y un ojo en su porción central. Otro ejemplo Epiclásico lo tenemos en la Estela 2 de Xochicalco, que también muestra en relieve el símbolo de Venus formado por una estrella de cinco puntas; así como el adolescente del templo de Venus con el cuerpo pintado en azul y que lleva dicho elemento a manera de faldellín, con cinco prolongaciones de extremo romo y en la mano el ojo estelar con las cinco prolongaciones puntiagudas. (Fig. 10). Cabe señalar que de acuerdo con Špraj (1996: 89) Venus ocupaba un lugar sobresaliente en conceptos relacionados con lluvia, maíz y fertilidad.

4. CONSIDERACIONES FINALES El material de mayor impacto social y, por sus cualidades intrínsecas, el más abundante en el registro arqueológico de la época Preclásica en el Centro de México, fue sin lugar a dudas, la cerámica. Un ejemplo claro de lo anterior es Tlatilco. Este sitio que ha sido considerado como uno de los más importantes de Mesoamérica y cuya ocupación principal fue entre 1200-800 a.C., en el tiempo en que la presencia


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Fig. 10. Mural en el Templo de Venus, de Cacaxtla, Tlaxcala (Tomado de Špraj, Lam. 16b).

olmeca se dejaba sentir fuertemente en el Centro de México. En Tlatilco fueron recuperados más de 500 entierros, la mayoría con rica y abundante ofrenda, entre la que destaca la cerámica. Esta es de una gran variedad de formas y muestra las relaciones entre diversos grupos, además de los olmecas, también con el Occidente de Mesoamérica. Los diseños sobre cerámica arqueológica que expusimos en esta ocasión son: la figura de un conejo

representado en un pequeño botellón y el diseño de un caracol cortado sobre un tecomate. Ambas piezas proceden de Tlatilco y los elementos simbólicos que las acompañan son parte de un código que nos permitió adentrarnos en algunos aspectos de la cosmovisión olmeca. A partir de nuestro análisis de los motivos ya referidos, hemos comprobado la premisa señalada por Pohorilenko (1990: 85) la cual afirma que el sis-

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tema de representación olmeca, posee un número limitado de elementos básicos y, aunque reducidos, su número permite una gran posibilidad de combinaciones. En cuanto a la simbología del conejo tendido o agazapado. En este caso los autores tenemos claro que el alfarero no tuvo la intención de realizar una representación “realista” o “naturalista” de este animal. Su intención estuvo totalmente orientada por la idea de incluir en la ofrenda funeraria un pequeño botellón que comunicara a los ancestros, y estos a su vez a los dioses, una petición relacionada con la germinación de una planta, que nace o brota precisamente en la cola del conejo. Hemos observado que el registro iconográfico olmeca es recurrente en cuanto a la asociación entre esta planta y su fauna más representativa: la serpiente y el jaguar, que sumadas al conejo representan seres estrechamente vinculados a la tierra y por extensión a la fertilidad. Es por lo anteriormente expuesto que hemos considerado identificar a este símbolo de vegetación de tres puntas con un brote de maíz. La serpiente ubicada en las profundidades de la cueva de Juxtlahuaca, en el estado de Guerrero, nos habla de un ritual estatal restringido a un pequeño grupo de la comunidad. No ocurre lo mismo con el relieve de Ticumán que claramente expresa un elemento ritual de orden público. Por su parte el botellón de Tlatilco con la figura de un conejo formó parte de un ritual doméstico de carácter funerario. A pesar de sus diferencias en conjunto, los registros de este motivo, y la fauna que lo porta, confirman la identidad que estos animales tenían para los olmecas, como símbolos de fertilidad agrícola. Por su parte el análisis del motivo identificado como caracol cortado nos permitió señalar su presencia en Tlatilco, Tlapacoya y Las Bocas. Tres yacimientos preclásicos que han dado muestras contundentes de una fuerte presencia del estilo olmeca. Hemos sugerido que en las vasijas formativas del Altiplano este motivo es un elemento vinculado a la simbología de Venus. En este sentido existen dos vertientes: a) en la primera destacamos su asociación formal con el motivo conocido como ehecacozcatl o “joyel del viento”; emblema de Quetzalcóatl o de los sacerdotes dedicados a su culto; y b) considerarlo como antecedente del motivo que en ulteriores

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horizontes ha sido identificado como “ojo estelar” u “ojo venusino”. En conclusión, ambas conexiones permiten relacionar el motivo con el mismo numen. El motivo estilizado del caracol cortado, muestra interesantes asociaciones, con elementos relevantes en la iconografía olmeca, y coloca al caracol cortado como un eje simbólico de gran relevancia. La continuidad de este símbolo persiste durante los periodos posteriores, en particular el Posclásico, cuando es utilizado como un motivo emblemático del planeta Venus, cuerpo celeste indiscutiblemente identificado con Quetzalcóatl. Por supuesto que lo anterior no implica que necesariamente desde tiempos olmecas existiera una relación intrínseca entre el motivo del caracol y Venus; no obstante la asociación simbólica del elemento es digna de consideración. Finalmente, no es difícil comprender por qué, durante el Formativo, periodo de gran complejidad, surgen símbolos que en civilizaciones posteriores, tienen un significado complejo. El problema es que para el Formativo no se cuenta con información documental, y existe poca de materiales arqueológicos que nos permitan comparar y establecer la continuidad en el significado de estos símbolos. Sin embargo, pensamos es punto de partida para su análisis, por lo que consideramos que es muy válido y necesario llevar a cabo analogías con otras culturas.

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5. EL SABER DE UN TRABAJO MILENARIO. LA TRADICIÓN POPULAR COMO PUENTE DE UNIÓN CON EL PASADO Juan Jesús Padilla Fernández y Eva Alarcón García

La investigación y estudio de nuestro pasado desde un punto de vista etnoarqueológico, obliga a saber apreciar la alfarería tradicional como un oficio de naturaleza propia y de valor inmaterial incalculable, que por desgracia y como consecuencia del mundo postmoderno en el que actualmente nos encontramos inmersos, se ha visto relegado a sufrir un exilio forzoso. Por tanto, la relevancia principal de esta sesión reside en estudiar, recuperar y proteger a través de la difusión e investigación de la Alfarería Tradicional, la identidad cultural heterogénea, pero a la vez propia de nuestra región mediterránea, proveyéndolas de las herramientas turístico-comerciales necesarias para lograr su divulgación y su consolidación. Por un lado, existe el ánimo de promocionar la Alfarería Tradicional en aquellos lugares que están en vías de extinción y, por otro, contribuir al desarrollo de las nuevas líneas de investigación sobre estudios cerámicos que están en boga dentro de la Comunidad Científica, desde diversas perspectivas, séanse estudios históricosarqueológicos, turísticos-comerciales o innovadores desde el arte y el utilitario. La preservación y patrocinio de la alfarería popular en el ámbito del mediterráneo también trae consigo la potenciación de aquellos territorios que de forma especial se encuentran a día de hoy ligados a tal tradición. Es precisamente en este ámbito donde entra en juego el concepto de turismo sostenible. La configuración de nuevas alternativas turísticas en torno a la producción de cerámica manufacturada a través de patrones netamente artesanales, favorece una valoración real de esta tradición de marcado carácter etnológico así como la supervivencia económica de las gentes que lo practican. Sin lugar a dudas, creemos en la necesidad de construir un turismo novedoso y atractivo que rompa las barreras con lo plenamente establecido, incentivando el mantenimiento y el desarrollo económico de cada una de las regiones y provincias rurales mediterráneas asociadas a la fabricación de cultura material cerámica siguiendo criterios ancestrales.


Elaboraciรณn de cazuelas para el pan femeninas en Serbia (Foto: B. Djordjevic).


5.1. INVESTIGACIONES ETNOARQUEOLÓGICAS DE LAS TRADICIONES TECNOLÓGICAS CERÁMICAS EN EUROPA Y SUS ORÍGENES THE ETHNOARCHAEOLOGICAL RESEARCH OF THE TRADITIONAL POTTERY TECHNOLOGY IN EUROPE AND ITS ORIGINS Biljana Djordjević1

Resumen

Abstract

A través de las investigaciones etnoarqueologicas realizadas en Serbia en los últimos años, en este artículo se destaca la importancia de los estudios de la producción local de cerámica tradicional en Europa, tanto como reconstrucción de esa producción cuando se trata de las técnicas ya abandonadas. Europa ha conservado, a pesar de la industrialización acelerada de los últimos 70 años, la mayoría de los elementos fundamentales de la tecnología de la cerámica desde sus orígenes hasta hoy, lo cual no será el caso por mucho tiempo más. Este recurso importante nos puede proporcionar datos necesarios para formar posibles modelos de la dinámica en el pasado relacionada con la producción alfarera y acercarnos así a las respuestas que estamos buscando en este ámbito.

This article highlights the importance of studies of local production of traditional pottery-making in Europe, through ethnoarchaeological investigations and the reconstruction of the techniques already abandoned, in Serbia in last few years. Most of the fundamental elements of ceramic technology, from its origins until now, in Europe are preserved despite the fast industrialization in the past 70 years. This will not be the case for much longer. From these significant resources we can provide data necessary to make the possible dynamic models in the past related to pottery production and thus stay closer to the answers we’re looking for in this area.

Palabras clave: Etnoarqueología, Alfarería

Keywords: Ethnoarchaeology, Pottery Traditional European Bread Casserole, Cover-Heating, Home Media, Potter Around, Serbia.

Tradicional Europea, Cazuela Para El Pan, Tapadera-Calentadora, Soportes de Hogar, Torno Alfarero, Los Balcanes, Serbia.

1 Museo Nacional en Belgrado, Serbia. [ b.djordjevic@narodnimuzej.rs ]

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 601-612. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 5. EL SABER DE UN TRABAJO MILENARIO

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1. INTRODUCCIÓN La cuestión del desarrollo de la tecnología de la cerámica a través de la historia, desde el momento del descubrimiento de las propiedades que adquiere la arcilla cocida, hasta la producción de cerámica en serie, debería contemplarse en su totalidad, tanto de forma global como local, para así sentar bases para llegar a conclusiones relevantes sobre sus orígenes, expansión, papel e importancia. El aspecto global de este tema contendría la contemplación de todas las características universales de la arcilla como materia prima y de todos los pasos inevitables en el proceso de la producción de cerámica que pueden variar en detalles dependiendo del lugar de su elaboración, pero que son universales en su esencia: descubrimiento de la arcilla adecuada y su extracción, su preparación, elaboración, secado y cocción. El aspecto local de la cuestión de los orígenes y del desarrollo de la cerámica contemplaría el estudio de la existencia y la distribución de los recursos necesarios para la producción, de las características climáticas que determinan las condiciones de su desarrollo y apuntes de todas las condiciones específicas tecnológicas locales. Solamente con la recopilación generalizada y completa de los datos en un sitio local se puede llegar a conclusiones en un nivel global, mientras con las investigaciones etnoarqueologicas nos acercamos a las respuestas que nos pueden aclarar los fenómenos culturales importantes que son relevantes para la creación de la cerámica y su desarrollo tecnológico. Algunas de las técnicas y tecnologías tradicionales/ arcaicas de la cerámica aún existentes en Europa fueron el tema de las investigaciones etnoarqueologicas y aquí las expondremos, mientras algunas otras, aquí mencionadas, representan un potencial importante, pero todavía sin explotar.

2. MATERIALES CERÁMICOS. RESTOS ARQUEOLÓGICOS Y DOCUMENTOS ETNOGRÁFICOS Entre esas técnicas podemos destacar la elaboración de cazuelas cuya función principal es el horneo de pan en un hogar abierto (Filipović, 1951: 27-39).

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Cazuelas para el pan contemporáneas todavía se pueden encontrar en los Balcanes, pero prácticamente no se elaboran más. En la literatura etnográfica serbia se dividen en tres grupos dependiendo de quién y cómo las fabrica. Se trata de las cazuelas para el pan denominadas femeninas, masculinas y de los de Užice, esta última siendo una determinación local (Djordjević, 2011: 7-27). Las cazuelas para el pan femeninas son parte del trabajo regular de las mujeres, el cual se llevaba a cabo en los hogares campestres generalmente una vez al año. Se fabricaban para el uso dentro de una unidad domestica y no se vendían. Sus dimensiones no seguían ningún estándar ni patrón igualitario. Variaban según las necesidades de la familia en cuestión y de la habilidad de la mujer que las elaboraba. Se fabricaban con el diámetro entre 20 y 60 cm. La altura de la pared variaba entre tres y 13 cm, mientras el grosor oscila entre 3 y 5 cm. La altura y el grosor podían variar hasta un centímetro, lo cual también dependía de la habilidad de su elaboradora (Djordjević, 2011: 15). La forma del trabajo era diferente según el pueblo donde se llevaba a cabo, según el grupo de mujeres, porque esta labor se hacía siempre en grupos. El número de las participantes en el grupo era siempre impar, lo cual es sólo uno de los elementos de las costumbres, ritos y tabúes a los que las mujeres respetaban durante la elaboración de estas cazuelas. Muchos investigadores en este dato ven la confirmación de la longevidad de estos conocimientos y la raíz de la elaboración de las cazuelas para el pan en los periodos prehistóricos (Filipović, 1951; Chausidis y Nikolov, 2006). Los pasos tecnológicos necesarios en el proceso de la elaboración de las cazuelas para el pan son comunes para todos: extracción de la materia prima en uno o en más lugares en la proximidad del pueblo y su transporte, muy a menudo en la propia espalda; preparación de la arcilla y los ingredientes que se añaden a la arcilla para que adquiera mayor dureza y cuales son a menudo de origen orgánico (hierba, paja, harina de trigo, esparto, pelo de vaca o de cabra, excremento de vaca etc.), pero tambien suelen ser inorgánicos (arena, calcita, ceramica triturada, sal etc.); pisoteo de la arcilla ya mesclada con los ingredientes a la cual se añade el agua. Durante este proceso la arcilla se limpia de todas sus impurezas las cuales podrían amenazar el resultado final, es decir


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que podrían causar que la cazuela se quiebre durante el secado o el uso; Elaboración de la masa preparada; El secado, el cual duraba hasta varios meses antes de su primera utilización. Cazuelas para el pan no se horneaban antes de su primer uso. Para dar forma a las cazuelas para el pan femeninas se aplicaba una técnica sencilla de la elaboración manual, la cual no exige ninguna especialización (Filipović, 1951; Djordjević, 2011: 7-31; Djordjević y Nikolov, 2013: 53-57).

2.1. PROCESO TECNOLÓGICO El proceso tecnológico de la elaboración de las cazuelas para el pan no fue apuntado con suficiente precisión en la literatura etnográfica de los finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, cuando estas cazuelas todavía se utilizaban mucho y se fabricaban con regularidad en el territorio de los Balcanes (Filipović, 1951; Chausidis y Nikolov, 2006; Djordjević y Zlatković, 2011; Efstratiou, 2011; Randić, 2011), pero tampoco en la segunda mitad del siglo XX, cuando su elaboración estaba completamente extinguida y su uso reducido al mínimo. Esta falta de información precisa y ante todo de documentos fotográficos y de video deja espacio a interpretaciones diversas (Djordjević, 2012). Por eso, una de las tareas principales de las investigaciones etnoarqueologicas que se están llevando a cabo es la reconstrucción in situ de los métodos de trabajo y con la ayuda de los/las especialistas, es decir mujeres autóctonas en este caso. Para que los resultados obtenidos sean útiles para la creación de los modelos tecnológicos potenciales, el proceso se debería repetir en diferentes localidades, por causa de las diferencias especificas locales, ya mencionadas. Hasta ahora se ha llevado a cabo una reconstrucción de este proceso para el cual se reclutaron mujeres del pueblo Gostuša en Stara planina en Serbia oriental. Actualmente no sólo las utilizan, sino que en su juventud participaban activamente en el proceso de su elaboración, individualmente o con la ayuda de sus madres, o mejor dicho como aprendices. La arcilla se ha extraído de un lugar ya conocido y se ha transportado al sitio adecuado, es decir en la casa de una de ellas, lo que ha sido un procedimiento habitual.

Primero la arcilla se parte en trozos pequeños para que luego, humedecida constantemente, sea pisoteada y, añadiendo esparto, se convierta en una masa homogénea. El trozo de la arcilla mezclada, cuyo tamaño se determinaba según la experiencia, se depositaba en una superficie plana que se espolvoreaba previamente con ceniza para que la masa no se pegara a ella. La pared del cazuela se moldea levantando los contornos de la tabla plana y redonda hecha de arcilla, cuyas dimensiones son un poco más grandes de tamaño de la cazuela, formando así una corona, es decir la pared de la cazuela. Durante este trabajo las manos se humedecen varias veces para facilitar el proceso de moldeo. Una vez moldeada se deja 24 horas para secarse (Fig. 1). El día siguiente se unta con excremento de vaca, lo cual sirve para reducir la posibilidad de que la superficie se quiebre mientras se seca (Fig. 2). Las cazuelas para el pan femeninas se secan durante varios meses. No se hornean antes de su utilización, por lo cual el proceso de calentamiento de cazuelas para el pan es en realidad su cocción. El proceso descrito, registrado a través del experimento etnoarqueologico, indica la probabilidad de que desde el Neolítico donde se documentan estos recipientes hasta la actualidad se utilice el mismo método de fabricación. Esta hipótesis también está apoyada con los descubrimientos arqueológicos de las vasijas con mismas características (las facturas, formas, dimensiones) encontradas en el correspondiente contexto (en los asentamientos, en casas, en zonas cercanos a los hogares) en estratos de numerosos yacimientos Neolíticos (Nikitović, 1986: 41, T. III/4; Vuković, e.p.), Calcolíticos (el material no publicado del yacimiento Belo Brdo en Vinči), de la Edades de Bronce y de Hierro (Truhelka, 1901: T. XII/11), hasta la Edad Media (Vasić, 1906: 43-45). Las cazuelas para el pan masculinas, las cuales también se elaboran a mano, son de tamaño más grande, más regular, con la pared redondeada, con el fondo más fino y con un agujero en el medio (Fig. 3). En el borde reforzado con alambre que debería darles firmeza. La técnica de la manufactura de las cazuelas masculinas es prácticamente idéntica a la técnica que ejecutan las mujeres. Las cazuelas para el pan masculinas siempre se hornean antes de su uso, lo cual las hace más resistentes y dura-

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Fig. 1. Elaboración de cazuelas para el pan femeninas (foto realizada por B. Djordjevic).

Fig. 2. Cazuelas para el pan untadas con excremento de vaca y soportes de hogar (foto B. Djordjevic).

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Fig. 3. Cazuelas para el pan masculinas (foto realizada por A. Djordjevic).

deras que las anteriores (Djordjević, 2011: 26-27). Al grupo denominado cazuelas de Užice, las que tambien estan hechas por hombres, pertenecen las cazuelas modeladas en la rueda, tal y como hoy en día todavía se producen en el pueblo de Zlakusa en Serbia ooccidental (Djordjević, 2011: 27, 38-52). Se supone que las cazuelas masculinas aparecieron más tarde. Por el momento se pueden rastrear desde la Edad Media que tienen características iguales o similares (Rosić, 2011). Los documentos etnográficos muestran que las cazuelas femeninas para el pan aparecen con más frecuencia como parte del juego de utensilios para el hogar, compuestos conjuntamente por una especie de “tapaderas-calentadoras” y por soportes en forma de pirámide truncada para las vasijas que se utilizan en el hogar. La “tapadera-calentadora” sirve también principalmente para el horneo del pan (Fig. 4). La masa de pan se pone dentro de la cazuela o directamente encima del suelo del hogar, y se tapan con las tapaderas ya calentadas. Las “tapaderas-calentadoras” se elaboraban tradicionalmente de tres maneras: a mano (Filipović, 1951: 73-78; Tomić, 1983: 76, 77; Efstratiou, 2011; Randić 2011), sobre los moldes en forma de cúpula (Gavazzi, 1978: 114-124) y en torno de mano (Djukanović, 2011; Randić, 2011).

El tipo más arcaico de las “tapaderas-calentadoras” pertenece al ya mencionado “juego del hogar”, lo cual implica su elaboración del mismo material del cual se hacían las cazuelas para el pan. En los Balcanes centrales, donde en el pasado se utilizaba ese tipo de tapaderas, hoy no quedan ni los recuerdos de su elaboración y uso, aunque se encuentran en las colecciones etnográficas (Tomić, 1983: 76, 77, fig. 14, 15). En los Balcanes orientales en la región de las montañas Rhodope, en Grecia, estas “tapaderas” en conjunto con las cazuelas, se han conservado casi hasta la mitad del siglo XX. Durante el 1989 y 1994 allí se llevó a cabo un experimento etnoarqueologico, similar al que ya describimos arriba, cuando se les pidió a las mujeres que repitieran el proceso de elaboración de “ponitze”, que es un término local para las cazuelas para el pan, de la manera como se hacían hace 30 años. Los resultados de la investigación mostraron una gran similitud al proceso de la elaboración que ya describimos anteriormente (Efstratiou, 1992, 2011). El tipo dos de la elaboración de la “tapadera-calentadora”, se moldeaba extendiendo sobre una superficie plana una tabla redonda utilizando la arcilla preparada con ciertos desengrasantes (harina de trigo, cuarzo molido etc.) y en la cual se incrusta-

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Fig. 4. Tapadera-calentadora, Museo de pan, Pećinci, Serbia (foto realizada por B. Djordjevic).

ban trozos de piedra. Luego se depositaba sobre el molde o dentro del molde de arcilla horneada de manera que las piedras incrustadas quedan siempre en la cara interior de la tapadera. Al final se le ponía una asa, se hacían agujeros para la salida de vapor y en algunos casos se añadían cinturones de arcilla para la retención de las brasas durante su uso. Se fabricaban y utilizaban en la parte Sur de Panonia, es decir partes de Hungría, Croacia y Serbia (Lechner, 1962: 255-272, T. I-VI; Gavazzi, 1978: 121-123; Tomić, 1983: 78). La tercera manera de la elaboración de estos objetos, en torno de mano, lo encontramos en Dalmacia, en algunas islas del Adriático y en la Krajina de Bosnia. La forma es parecida a un cuenco invertido de grandes dimensiones, con dos asas y varios anillos de arcilla horizontales añadidos, formas características en Dalmacia y las islas Adriáticas (Gavazzi, 1978: 114-123). Mientras en Bosnia se elaboraban con la misma técnica pero de forma diferente. Su forma se parecía más a las de Panonia: en forma de cúpula, con un asa, agujeros para salida del vapor y dos o tres anillos de arcilla (Djukanović, 2011).

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Las “tapaderas-calentadoras” se encuentran dentro del registro arqueológico en los yacimientos de los Balcanes centrales y occidentales desde la Prehistoria (Truhelka, 1901: T. XXV/1; Vinski-Gasparini, 1954: 119-122; Stalio, 1970: T. 4/5; Gavazzi, 1978: 120) hasta la Edad Media (Bikić, 2003: 75-77). Tienen prácticamente las mismas características y hay que destacar la presencia de la piedra incrustada en la superficie interior. El material arqueológico de este tipo no se publica a menudo, por lo cual su auténtica presencia en el conjunto de cocina no se puede establecer con seguridad. El tercer elemento del conjunto del hogar son soportes para las vasijas sobre el hogar que se elaboran del mismo material que cazuelas para el pan femeninas y al mismo tiempo (Fig. 2). Para soportar las vasijas en el fuego se utilizan tres soportes, el mínimo necesario para asegurar la estabilidad de la vasija, pero se hacen muchas más para que se puedan preparar varios guisos al mismo tiempo. Lo más común es que tengan la forma de pirámide o cono truncado y con agujeros en los dos o cuatro lados, pero también pueden ser sin agujeros (Filipović, 1951: 81-96,


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fig. 32-40). Los objetos de estas características a menudo se encuentran en el registro arqueológico, pero por regla general en algunos periodos se consideran como pesas de telar, teniendo los dos la misma forma, pero la función completamente diferente. ¿Cómo diferenciar los soportes de las pesas de telar? La tarea de las futuras investigaciones y experimentos arqueológicos sería establecer las diferencias en el aspecto, fabricación, tamaño y peso de esos objetos, igual que huellas de utilización, porque esos son los elementos que pueden indicar sus diferencias funcionales y facilitar a los arqueólogos que los reconozcan y determinen en el momento de su descubrimiento, según el contexto. Para la existencia de estos objetos en función de soportes en arqueología tenemos numerosos ejemplos sin publicar del material encontrado en el contexto correspondiente (Stalio, 1968: 91-92).

2.2. APLICACIÓN TECNOLÓGICA: EL TORNO ALFARERO El siguiente punto que vamos a tratar es el uso del torno alfarero. Hay dos momentos importantes en conexión con los principios del uso del torno alfarero. El primer momento es aquel cuando el torno empieza a utilizarse como utensilio auxiliar mecánico en el moldeo de la cerámica y el segundo es el principio de la práctica de una técnica completamente nueva en el moldeo de las vasijas, elaboración de una pieza de arcilla (Choleva, 2012: 344). Estos dos momentos cruciales no sucedieron al mismo tiempo. Este hecho quedó descuidado en la arqueología hasta hace poco, a pesar de que los análisis microscópicos indican estas diferencias (Courty y Roux, 1995: 17-50). Según las investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas, el tiempo más probable de la aparición de torno como utensilio auxiliar mecánico se menciona a finales del quinto milenio a.C. (Nissen, 1989, 2001, según Laneri, 2011: 66), mientras el uso de torno para el moldeo de una pieza de arcilla, utilizando la energía cinética de rotación, se evidencia a partir del segundo milenio a.C. La introducción de torno en la producción de cerámica en el Oriente Próximo es parte de un proceso duradero de “descubrimientos”, “desapariciones” y “descubrimientos nuevos”, que comienza en el quinto milenio a.C., pero se estabiliza sólo a principios del segundo milenio a.C., lo cual es otra razón por la cual estas dos fechas se consideran cruciales (Roux, 2008: 82-104; Laneri, 2011: 66). Según la opinión de

la mayoría de los investigadores, en la segunda mitad del tercer milenio a.C. el uso del torno ya estaba completamente implantado en el territorio de Mesopotamia, en el valle del río Indo y en Asia central (Courty y Roux. 1995: 17). Desde allí, a través del Oriente Próximo y Asia Menor se extiende a las islas Egeas, hacia la parte peninsular de Grecia, y de allí a los Balcanes hacia finales del mismo milenio. Otro posible lugar donde el uso de torno se desarrolló independiente se documenta en el yacimiento de Varvarovka en Moldavia. Se citan pruebas directas e indirectas del uso de torno (restos de losas de piedra con agujero, aparición de la cerámica con signos de elaboración en torno alfarero) en el Calcolítico en esta región, en el IV milenio (fechas C14 calibradas 3885-3375) (Markevich, 1981: 128-130; Ellis, 1984: 162; Anghel, 2001: 27-31; Kohl, 2007: 74-75). Las últimas investigaciones demuestran claramente que la introducción de torno en la elaboración de la cerámica tiene su dinámica local, variando de un lugar a otro y la cual comprende que la elaboración manual de las vasijas continua con la introducción del torno alfarero, el cual se utiliza de las dos maneras: como un dispositivo auxiliar en la técnica de urdido y para modelar la vasija de una sola pieza de barro (Choleva, 2012: 343-381). Para establecer a que proceso de elaboración de los dos mencionados se puede adjudicar la pieza objeto de investigación basta con llevar a cabo análisis microscópicas y/o de rayos X. Para descubrir qué técnica puede dar estos resultados es imprescindible llevar a cabo muchas investigaciones etnoarqueologicas y comparar los resultados obtenidos (Figs. 5 y 6). El pueblo Zlakusa en Serbia occidental es uno de los últimos lugares en Europa en el cual, con la técnica de construcción en la rueda, todavía hoy se fabrican vasijas para la elaboración térmica de la comida principalmente en el fuego abierto (Djordjević, 2011: 33-55). Entre ellas se encuentran las ya mencionadas cazuelas para el pan, pero también otros tipos de vasijas, como ollas de varios volúmenes, el producto dominante en el conjunto de las vasijas tradicionales de la cocina. Este proceso de trabajo, antiguamente muy extendido en el territorio de los Balcanes centrales y occidentales, prácticamente ha desaparecido en Croacia

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Fig. 5. Huellas de elaboración en rueda (foto realizada por A. Djordjevic).

Fig. 6. Huellas de elaboración en torno (foto realizada por A. Djordjevic).

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(Randić, 2011), mientras en Bosnia se ha conservado en trazos simbólicos (Džeko, 2011; Djukanović, 2011; Carlton, 2011). Aunque hasta hace algunas décadas en la península Ibérica el uso de la rueda estaba bastante extendido y con mayor variedad de las técnicas utilizadas, hoy su uso tradicional se encuentra sólo esporádicamente (Romero y Cabasa, 1999: 66-69).

altura es de 22 cm y el que atraviesa una cruz cuyas extensiones están conectadas con la superficie de trabajo a través de unas columnitas de 14 cm de altura y colocado sobre una base de madera también, lo que le proporciona la estabilidad. Hoy, en Zlakusa, los tornos de mano se fabrican de metal porque son más estables.

Los principales productos de torno de mano en Serbia occidental son ollas de todas las dimensiones y otras vasijas aptas para el uso sobre el fuego abierto y en los hornos panaderos. Teniendo en cuenta que cierto número de guisos tradicionales serbios se elaboran de esta manera, la demanda de productos de Zlakusa ha aumentado. Por eso, la producción de sus productos que ya estaba casi extinguida, se ha aumentado en gran medida en las últimas dos décadas.

La fabricación de la olla empieza con un trozo de arcilla en forma de disco, en el torno previamente espolvoreado con calcita fina para evitar que el fondo se pegue. El principio de la pared se “extrae” de la base. El modelado sigue añadiendo rollos que se imprimen en forma espiral en el nivel anterior de la pared. Cuando alcanza la altura deseada, el alfarero, con un objeto redondeado de madera iguala desde dentro el grosor de la pared aguantándolo por fuera, todo esto mientras el torno gira, previamente dándole el impulso con la mano. Luego se añaden las asas y se decora.

Últimamente en Zlakusa han introducido ciertas novedades que facilitan y aceleran el trabajo. Por desgracia, estas novedades no conducen siempre hacia un resultado mejor. Por eso, la producción de la cerámica tradicional en Zlakusa, poco a poco pierde su autenticidad. A través de las investigaciones etnoarqueologicas que se están llevando a cabo se intentan apuntar todas las huellas restantes del trabajo arcaico las cuales son relevantes para la comprensión y creación de los posibles modelos tecnológicos en el pasado. Una de estas novedades es la cocción en horno. Los primeros hornos aparecieron en el año 2000 y en 2005, cuando empezaron las investigaciones etnoarqueologicas, la cocción tradicional a fuego abierto, fue por completo abandonada. Esto ofreció la posibilidad de seguimiento in vivo el experimento espontáneo que los mismos alfareros empezaron para aumentar la producción. Eso es uno de los procesos que debió de suceder durante miles de años de desarrollo de la tecnología cerámica. La cerámica de Zlakusa se compone de arcilla y calcita. Los dos son igualmente importantes, porque su mezcla está compuesta a partes iguales. En caso de las ollas más grandes esta ecuación cambia a 60:40%, siendo la calcita en más cantidad. Más piedra que arcilla, esta es una de las características básicas de este producto. Tradicionalmente, las vasijas se moldean en rueda hecha de madera. Está compuesto por el disco (superficie de trabajo) cuyo diámetro es de 33 cm y el grosor es de cinco cm, empalado en un eje cuya

Las vasijas modeladas primero se secan al aire libre y luego en la secadora, para extraer así toda el agua químicamente atada. La fase de secamiento en la secadora era muy importante en la cocción en el fuego abierto, porque las vasijas que no estaban suficientemente secas se quebraban en seguida en el contacto con la llama El fuego donde las vasijas se cocían habitualmente se colocaba en una superficie plana o ligeramente excavada (el tamaño: 3 x 2 m aproximadamente), con tronquitos de madera de alto valor calórico encima de las cuales se depositaban las vasijas. El espacio entre las vasijas también se rellenaba con madera, lo cual facilitaba la circulación del aire y la cocción más igualada. Toda la construcción se cubría con tronquitos redondeados y ramas y se incendiaba. La temperatura alcanzada en estas hogueras era de 700 a 800oC. Estos valores fueron confirmados recientemente en un experimento llevado a cabo, que demostró que la temperatura óptima de la cocción de las vasijas de Zlakusa tenía que ser por encima de 650 y por debajo de 750oC. La maestría del alfarero se veía en la habilidad de determinar con exactitud cuando la vasija estaba cocida y de sacarla en el preciso momento. Esto pasa cuando la vasija se vuelve blanca. Todo el proceso de cocción duraba entre una hora y hora y media. Las vasijas correctamente cocinadas eran de buena calidad y se reconocían por su dureza y el sonido sonoro1. A través de las investigaciones etnoarqueologicas y el seguimiento de la

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producción contemporánea en Zlakusa y fuera de allí, se ha constatado que las ollas fabricadas de las mismas materias primas, pero hechas en el torno de pie, o sea eléctrico, no alcanzan la calidad deseada (Djordjević, 2007: 89). Este hecho apunta a la suposición de que la rueda no sólo es la fase primitiva en el desarrollo del torno, sino que cierto tipo de vasijas, más precisamente su función, exige una técnica determinada. En el caso descrito se trata del uso de la masa de arcilla que entiende la mezcla de arcilla y calcita en alto porcentaje, lo cual, según la granulación de la piedra y el peso de la masa exige la técnica de fabricación con rollos que solo se puede hacer a mano o en rueda.

3. CONCLUSIONES Todos los ejemplos expuestos señalan el valor y la necesidad de las investigaciones etnoarqueologicas y la importancia de las informaciones que de esta manera se obtienen. Los datos etnográficos sobre la producción alfarera que desde hace más de un siglo se apuntan cuidadosamente, las investigaciones etnoarqueologicas de las tecnologías tradicionales de la cerámica, junto con numerosos experimentos basados en datos etnográficos y etnoarqueologicos, pueden proporcionar a los investigadores los datos necesarios para formar posibles modelos de la dinámica en el pasado. Cuando se investiga el pasado de la tecnología de la cerámica europea ¿por qué son importantes las investigaciones etnoarqueologicas en Europa? El espacio en el que la cerámica se elabora y las materias primas son directamente conectados con la elección de la técnica y la tecnología que se aplicara. En el territorio de Europa de los últimos 7000 años la cerámica se produce continuamente. Durante este período, los cambios climáticos que, inevitablemente, tuvieron lugar, no fueron de tal alcance para que afectaran significativamente a la producción de la cerámica. Tampoco las fuentes de las materias primas han cambiado. Estos dos datos permiten suponer que los alfareros en el suelo europeo trabajaban en condiciones bastante similares a las actuales. Esto, desde luego, no es el caso de los ejemplos a menudo empleados en los apuntes etnográficos e investigaciones etnoarqueologicas de otros continentes.

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Las investigaciones que se llevan a cabo en los últimos años en Europa, sobre todo en el sur del continente, contribuyen a la visión generalizada de la cuestión del desarrollo de la tecnología de la cerámica a través de la historia. Europa ha conservado, a pesar de la industrialización acelerada de los últimos 70 años, todos los elementos fundamentales de la tecnología de la cerámica desde sus orígenes hasta hoy, lo cual no será el caso por mucho tiempo más. Esto es el recurso que el investigador debería explotar. La importancia de las investigaciones etnoarqueologicas de las herencias locales y su valor comparativo demuestra el análisis comparativo que J. J. Padilla ha demostrado comparando hallazgos del yacimiento Las Cogotas, con los talleres contemporáneos en Andalucía y así ha constatado claramente la existencia del proceso tecnológico casi idéntico en la elaboración de cerámica en el siglo segundo A.C. y el que se ha conservado hasta hoy en día (Padilla Fernández, 2011, 2012). Aquí es muy importante destacar que un segmento en la cadena operativa que hoy se practica en Andalucía (me refiero al sistema de decantación), es totalmente desconocido en los Balcanes hoy en día, lo cual no necesariamente significa que en el pasado no se aplicaba. Pero para los investigadores que no han tenido la oportunidad de verlo y tampoco la tienen en la actualidad, es difícil darse cuenta de ello aun cuando se pueden encontrar en los documentos arqueológicos. Lo mismo pasa con los objetos troncocónicos, que ya hemos mencionados, y que podrían tener dos funciones diferentes, teniendo la misma forma. Todo esto es una muestra más que existe la necesidad de las investigaciones generalizadas y exhaustivas y de los análisis cros-culturales en el terreno de la tecnología de la cerámica. Un hilo ininterrumpido ata el pasado con la actualidad; toda una serie de eventos han influido que la experiencia lleve hacia las soluciones óptimas dependientes de las necesidades. Una vez aceptados los conocimientos y las aptitudes en la tecnología de la cerámica no han desaparecido con el descubrimiento de las nuevas técnicas y los utensilios auxiliares técnicos. Como ya se ha dicho en el caso de la introducción del torno en la producción masiva de la cerámica en el Oriente: un sinfín de “descubrimientos”, “desapariciones” y “nuevos descubrimientos”, así como los cambios y las adaptaciones sucedían durante miles de años del desarrollo de la tecnología de la cerámica.


INVESTIGACIONES ETNOARQUEOLÓGICAS DE LAS TRADICIONES TECNOLÓGICAS CERÁMICAS EN EUROPA Y SUS ORÍGENES

Este proceso todavía dura hoy en día, lo cual le habilita a la etnoarqueologia que, por lo menos en el dominio tecnológico, supere el abismo entre el pasado y la actualidad y que ahonde, parcialmente por lo menos, en el lugar, la importancia y el papel de la cerámica en la vida cotidiana de las comunidades que la fabricaban y utilizaban, pero también que ahonde en la mismísima esencia de la relación del hombre y la arcilla, la relación cuyo entendimiento es imprescindible para que la cerámica en general se pueda investigar correctamente.

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Proceso de manufactura de sonajeros celtibĂŠricos (FotografĂ­a de los autores).


5.2. MODELANDO SONIDOS: INSTRUMENTOS MUSICALES DE BARRO EN LOS MUSEOS ESPAÑOLES. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ETNOARQUEOLOGÍA, ETNOMUSICOLOGÍA Y LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL MODELLING SOUNDS: CLAY MUSICAL INSTRUMENTS IN SPANISH MUSEUMS. AN APPROACH FROM ETHNOARCHAEOLOGY, ETHNOMUSICOLOGY AND EXPERIMENTAL ARCHAEOLOGY Carlos García Benito1, Raquel Jiménez Pasalodos2 y Juan Jesús Padilla Fernández3

Resumen

Summary

La arcilla es un mineral que se ha utilizado para la fabricación de instrumentos musicales y artefactos sonoros desde el Neolítico. En el registro arqueológico ibérico son numerosos los restos arqueo-organológicos realizados con este material desde la Prehistoria hasta el presente. En este artículo pretendemos hacer un repaso de los instrumentos de barro que se encuentran en los museos nacionales, poniéndolos en relación con los instrumentos etnográficos que continúan siendo utilizados, tanto en la Península Ibérica, como en el Magreb actual. Además, proponemos una metodología que aborda su estudio y puesta en valor, en la que la Etnoarqueología, Etnomusicología y la Arqueología Experimental tienen un papel fundamental.

Clay is a material that has been used for the manufacture of musical instruments and sound artefacts from Neolithic times. In the Iberian archaeological record, the archaeo-organological remains made of ​​ this material are numerous from Prehistory to the present. This article aims to review the clay objects found in national museums, relating them to the ethnographic instruments that continue to be used nowadays in the Iberian Peninsula and the Maghreb. In addition, we propose a methodology for the study of these instruments, where Ethnoarchaeology, Ethnomusicology and Experimental Archaeology play a fundamental role.

Keywords: Musical Instrument, Traditional Pottery, Clay, Experimental Archaeology, Ethnoarchaeology, Ethnomusicology.

Palabras clave: Instrumento Musical, Alfarería Tradicional, Arcilla, Arqueología Experimental, Etnoarqueología, Etnomusicología.

1 Universidad de Valladolid. [ raquel.jimenez@uva.es ] 2 Universidad de Zaragoza / Centro de Estudios Turiasonenses. [ cgb@unizar.es ] 3 Universidad de Complutense de Madrid. [ juanjpad@ucm.es ]

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1. INTRODUCCIÓN El extraordinario avance de las nuevas líneas de investigación centradas en el estudio de la cerámica arqueológica, ha posibilitado que la disciplina de la Arqueología Musical esté realizando nuevas investigaciones sobre diferentes restos arqueo-organológicos elaborados en este material, obteniendo de este modo interesantes resultados. Muestra de ello son, por ejemplo, los recientes estudios realizados sobre las trompas celtibéricas (Jiménez Pasalodos et al., 2013) o los sonajeros numantinos (Jiménez Pasalodos et al., 2012, 2014). En este sentido, teniendo en cuenta que nos enfrentamos ante materiales con una función acústica, es necesario el enfoque pluridisciplinar. A través de la Etnoarqueología, la Etnomusicología, la Arqueología Experimental, la Arqueo-Organología y la Arqueoacústica, unidas bajo el marco de las investigaciones en Arqueología Musical, se están efectuando diferentes aproximaciones al hecho sonoro del pasado, que incluye desde la reconstrucción del proceso productivo de los instrumentos musicales o artefactos sonoros hasta su puesta en funcionamiento acústico, de lo que se pueden extraer diferentes conclusiones en torno a diversos aspectos musicales, sociales, económicos y culturales, que además están intrínsecamente relacionadas con el fenómeno de la producción cerámica (Jiménez Pasalodos, 2010; García Benito y Jiménez Pasalodos, 2011, 2012). Este es el planteamiento de base del proyecto de investigación de la Asociación para el Estudio Experimental de la Cerámica Arqueológica (AEECA), el cual tiene como uno de sus objetivos la confección de reproducciones experimentales de restos arqueo-organológicos cerámicos, aunando para ello los conocimientos arqueológicos y musicales con los etnográficos y etnomusicológicos, a través de la experimentación, para de esta forma poder comprender esta realidad histórica desde todos sus puntos de vista.

2. RESTOS ARQUEO-ORGANOLÓGICOS EN EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO PENINSULAR El impulso que la Arqueología Musical ha tomado en los últimos años en la investigación llevada a cabo en la Península Ibérica, con la elaboración de diversos trabajos académicos (tesis, DEA, trabajos de máster,

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etc.), así como de otro tipo de estudios (vid. bibliografía), ha hecho que esta singular clase de restos arqueológicos de carácter sonoro y musical haya sido tenida en cuenta en mayor medida por la bibliografía arqueológica y musicológica, y que se conozca cada vez mejor gracias a las investigaciones que ya se han completado sobre algunos de ellos (Marinetto Sánchez, 1994, 1995, 1997; Espinar Moreno, 1996; Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996; Palomar Abadía, 1996; Roselló Bordoy, 1996; Hortelano Piqueras, 2000; García Benito, 2011; Jiménez Pasalodos y Bill, 2012; Jiménez Pasalodos et al., 2012, 201; Bill et al., 2013). De este modo, a causa de la recopilación de datos realizada por dos de los autores de este trabajo con objeto de sus respectivas tesis doctorales (García Benito, en redacción; Jiménez Pasalodos, en redacción), así como de otros trabajos de investigación que están llevando a cabo en solitario, conjuntamente o en colaboración con otros investigadores (García Benito, 2011; Jiménez Pasalodos y Bill, 2012; Jiménez Pasalodos et al., 2012, 2014; Bill et al., 2013), y que han elaborado tanto a través de la búsqueda indirecta en la bibliografía existente, como de la consulta directa en diversos museos de la geografía peninsular, se han registrado hasta este momento un total de 569 restos arqueológico-musicales diferentes fabricados en cerámica. Este trabajo compilador continua y permanecerá vivo en el futuro, lo cual generará, sin duda, datos de gran interés en este campo (Tab. 1). El registro arqueológico de los restos de instrumentos musicales y artefactos sonoros en el periodo comprendido entre la Prehistoria y la Edad Media es muy importante, debido a que es prácticamente la única fuente de información directa que tenemos de ellos, mientras que de la Edad Moderna y Contemporánea, esta fuente pasa a ser una más, en la mayoría de casos complementaria, de entre las diferentes fuentes básicas de información con las que contamos para la documentación de este tipo de artefactos. Si ordenamos este conjunto de restos arqueo-organológicos por grupos atendiendo a su datación histórica, contamos con cuatro ejemplares atribuidos a la Prehistoria (un silbato, dos tambores y un sonajero); 82 restos datados en la Protohistoria (cinco silbatos, 55 fragmentos de trompas y 22 sonajeros); 35 objetos fechados en la Antigüedad (23 silbatos, cinco campanas y siete sonajeros); 209 ejemplos


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pertenecientes a la Edad Media (una trompa, 63 silbatos –aunque dos de ellos podrían datarse también en Edad Moderna– y 145 tambores localizados (a los que podemos añadir otros 156 fragmentos y tambores que conocemos a través de bibliografía); 226 muestras de la época moderna (115 silbatos –no obstante, dos silbatos podrían ser también medievales, otro de Edad Moderna o Contemporánea, y dos más de esta última época–, 117 campanas y dos badajos de sendas campanas que no se conservan); y nueve elementos de datación contemporánea (una flauta o silbato, seis silbatos –si bien, un silbato podría ser también adscrito a época medieval o moderna y otros dos más a la Edad Moderna– y dos campanas), además de otros nueve casos más con datación desconocida (todos silbatos).

Si atendemos a su distribución por familias de índole musical (Fig. 1), tenemos 276 aerófonos (1 flauta o silbato, 219 silbatos y 56 trompas); 146 idiófonos (114 campanas, más dos badajos, y 30 sonajeros); 145 membranófonos catalogados (todos tambores); y ningún cordófono, ya que no es usual fabricar este tipo de objetos en material cerámico. Advertimos con estos datos que de entre todos los tipos de instrumentos musicales o artefactos sonoros que hay en cada una de estas familias musicales, en cerámica sólo se producen, por sus características particulares, una serie limitada de los mismos; en los aerófonos: silbatos –los más producidos a lo largo de casi todas las fases de la historia– (García Benito, 2011) y trompas –pertenecientes en un 98% a la II Edad del Hierro en contexto celtibérico con foco central en el

Fig. 1. a. Silbato zoomorfo de La Alhambra (Navarro Ortega, 2006: 203, nº 102). b. Silbato de agua de Córdoba –C/ María Auxiliadora– (Salinas Pleguezuelo, 2012: lam. 24-6). c. Silbato de La Alhambra (Navarro Ortega, 2006: 196, nº 81). d. Trompa de Numancia (Jiménez Pasalodos y García Benito, 2014: 119). e. Tambor de forma Campana de Almería (Navarro Ortega, 2006: 208). g. Sonajero de Numancia (Jiménez Pasalodos et al., en prensa).

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yacimiento de Numancia (Taracena Aguirre,1946; Vilaseca i Anguera, 1945, 1947; Wattenberg, 1963; Pastor Eixarch, 1987; Jiménez Pasalodos et al., 2013)– en los idiófonos: campanas y sonajeros –la mayoría del ámbito vacceo o celtibérico situados históricamente entre finales de la Edad del Hierro y principios de la época romana (Martin Valls y Romero Carnicero, 1980; Jiménez Pasalodos et al., 2012; Sanz Mínguez et al., 2013)­–; y en los membranófonos, sólo tambores –siendo un caso algo especial ya que el 98% de ellos aparecen en la Edad Media, durante sus fases islámicas (Álvarez Martínez y Roselló Bordoy, 1989; Bill et al., 2013; Jiménez Pasalodos y Bill, 2012; Escudero, en prensa)–. A. AERÓFONOS Silbatos Del conjunto de aerófonos que hemos registrado, se destacan ampliamente en número los silbatos (Fig. 1a-b-c), apareciendo en todas las épocas históricas, pero con algo más de incidencia a nivel arqueológico durante la Edad Media y Moderna. Morfológicamente hablando, pueden dividirse en diferentes grupos atendiendo a la forma que tengan: a. Antropomorfos. 1. Masculinos. 2. Femeninos. 3. Jinetes a caballo (Fig. 1c). b. Zoomorfos: 1. Aves (Fig. 1a). 2. Caballos. 3. Otros animales: reptiles, peces, etc. c. Silbatos de agua (Fig. 1b). d. No figurativos. De este grupo destacan varias colecciones de restos. Los silbatos romanos del Museo Nacional de Arte Romano –18 ejemplares–, que provienen de diferentes yacimientos de Mérida1 y presentan general-

mente forma de ave (García Benito, 2011: 463-464; Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo Nacional de Arte Romano). Los pitos medievales y modernos de: Almería –40 casos– (García Benito, 2011: 463-464; Navarro Ortega, 2006; Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo de Almería), procedentes de varios yacimientos de la ciudad2 y que presentan formas diversas entre las que destacan los antropomorfos (con bastantes jinetes), zoomorfos (principalmente aves, pero también caballos, toros, etc.) y los silbatos de agua; La Alhambra de Granada –21 restos– entre los que predominan los zoomorfos (Marinetto Sánchez, 1995, 1997; García Benito, 2011: 463-464; Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo de la Alhambra); y Jaén –15 ejemplares– que se hallaron en varios lugares de la localidad con representaciones zoomorfas y antropomorfas3 (Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo de Jaén). Los silbos de época moderna del yacimiento de Elies Poch (Reus) –12 ejemplos–, fechados desde fines del siglo XVI a inicios del siglo XVII, que representan aves, además de haber dos silbatos de agua (García Benito, 2011: 463-464; Jaume Massó, com. pers.); y finalmente, los pitos de época moderna-contemporánea de Lorca –15 muestras– de tipo zoomorfo principalmente que se datan mayoritariamente entre el siglo XVII y XIX (Gallardo Carrillo et al., 2011). Trompas (Fig. 1d) El otro aerófono cerámico destacado son las trompas. Estas principalmente aparecen en el yacimiento de Numancia –70 fragmentos–. Son de forma ultracircular, con un diámetro que va de los 15 cm a los 35 cm aproximadamente, y tienen un proceso productivo de elevada complejidad técnica. Este tipo de instrumento se emparenta con las trompetas naturales célticas, los carnyx, que encontramos en yacimientos europeos en el Reino Unido, Francia, Alemania e Italia principalmente, con un tubo cilíndrico recto fabricado en metal y campanas zoomorfas (Jiménez Pasalodos et al., 2013).

1 Almacén del Teatro Romano, Anfiteatro de Mérida, Casa del Anfiteatro y otros lugares sin determinar. 2 Alcazaba, C/ Pablo Iglesias ó C/ Quevedo. 3 Baños Árabes de Jaén, C/ Baños de la Audiencia, C/ Gracianas, C/ Tinajeros, y Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos.

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B. IDIÓFONOS

C. MEMBRANÓFONOS (Fig. 1e)

Campanas (Fig. 1f)

Tambores cilíndricos de un solo parche

Siguiendo con los idiófonos, podemos resaltar, tres conjuntos de campanas realizadas en cerámica: el de Mérida de época romana altoimperial que representan, de forma antropomorfa, a cuculatus –sus piernas y brazos están articulados y actúan como badajos, siendo el cuerpo de la campana la representación del manto de viaje o paemula– y servirían como elemento votivo en ceremonias domésticas y religiosas (Blázquez Martínez, 1984-1985: 331-333; Bordas Ibáñez, 1999: 247; Gijón Gabriel, 2004: 184-186; Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo Nacional de Arte Romano); el de Almería con morfología troncocónica y asa de suspensión en forma de cinta semicircular y una cronología de los siglos XVIXVII, aparecieron en la excavación de la C/ Quevedo (Navarro Ortega, 2006; Red Digital de Colecciones de Museos de España, Museo de Almería); y el de Elies Poch (Reus, España), datado desde finales del siglo XVI a principios del siglo XVII, con forma cónica y un apéndice superior perforado, cuentan además con otra perforación en la parte superior de su cuerpo para insertar un hilo que sujetaría su badajo.

Finalmente, entre los membranófonos, como ya hemos advertido, el principal grupo son los tambores de raigambre islámica. Se extienden desde prácticamente inicios de la conquista, con ejemplos desde los siglos VIII-IX, como el tambor encontrado en el castillo de Silves (Varela Gomes y Varela Gomes, 2001: 20), hasta el siglo XIV, en los territorios con gobierno islámico. No es de extrañar pues que el ejemplar más reciente sea el tambor del Castillejo de los Guájares, de cuidada factura e inscripciones en árabe (García Porras, 2001: 616). En estos se distinguen varios tipos, dependiendo de la combinación entre la forma de su copa y la base (Bill et al., 2013):

Sonajeros Entre los sonajeros destacan los de origen vacceo y numantino, fechados entre los siglos III a. C. y I d. C. (Martín Valls y Romero Carnicero, 1980: 160-164; Sanz Mínguez et al., 2013; Jiménez Pasalodos et al., 2012, 2014), con un probable sentido ritual y ceremonial profiláctico, o quizás piezas de juegos o juguetes infantiles (Jiménez Pasalodos et al., 2012, 2014), que recientemente han recibido una clasificación pormenorizada (Sanz Mínguez et al., 2013): 1 Esféricos (Fig. 1g). 2. Hemisféricos. 3. Lenticulares. 4. Cilíndricos. 5. En forma de carrete. 6. Fusiformes. Interesantes son también las imitaciones de kernoi que se encuentran en el museo de Palencia, que consisten en un aro cerámico con dos vasos y un sonajero (Barril Vicente, 1990; Sanz Mínguez, 1997: 335).

a. Copa hemisférica. 1. Base cónica. 2. Base cilíndrica. 3. Base fusiforme. b Copa troncocónica. 1. Base cónica. 2. Base cilíndrica. 3. Base fusiforme. De este grupo podemos recalcar los aparecidos en las excavaciones del Teatro Romano de Caesaraugusta y de la C/ San Pablo 95-103 (Bill y Jiménez Pasalodos, 2012; Bill et al., 2013; Escudero, en prensa), que suman más de 144 (o 300 si tenemos en cuenta el total) ejemplares. Dado el elevado número de datos arqueológicos con los que contamos actualmente sobre instrumentos musicales y artefactos sonoros manufacturados en cerámica, queda claro que la Arqueología Musical tiene bastante trabajo por hacer, convirtiéndose en una línea de investigación con un futuro prometedor. No obstante, para poder profundizar un poco más en los usos y funciones de estos instrumentos y sus procesos productivos, es necesario además de su catalogación y descripción organológica, un estudio multidisciplinar que combine fuentes etnomusicológicas, etnoarqueológicas y de tipo experimental.

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3. ETNOARQUEOLOGÍA Y ETNOMUSICOLOGÍA La comparación etnomusicológica es fundamental a la hora de interpretar el registro arqueológico musical. Por un lado, nos permite hacer comparaciones morfo-tipológicas que nos ayudan a entender el funcionamiento de distintos tipos de instrumentos sonoros. Por otro lado, puede darnos claves sobre sus posibles usos y funciones así como sus técnicas de ejecución. Si tenemos en cuenta los instrumentos musicales realizados con arcilla en la cultura popular, podemos apreciar como este material es ampliamente utilizado para realizar objetos sonoros. Por un lado, si observamos los instrumentos populares fabricados de barro, vemos que en muchas ocasiones son objetos con otra función, normalmente cántaros, orzas u otros objetos cotidianos, a los que se les da, de forma temporal o permanente, un uso musical. Uno de los ejemplos más extendidos de este uso musical secundario de materiales cerámicos de uso común serían las zambombas, membranófonos conocidos como tambores de fricción, que se utilizan en diversas partes del mundo (Valera de Vega, 1983: 16-20). En la Península Ibérica se fabrican, utilizando como caja de resonancia, recipientes que fueron fabricados previamente con otra finalidad. A una membrana realizada en piel, vejiga de cerdo o tela, se le anuda un leño o caña, cuyo extremo ha sido introducido unos centímetros en ésta, pero sin perforarla. Después, dicha membrana es sujetada a la caja de resonancia por medio de cuerdas. Finalmente, se realiza un agujero justo debajo del contenedor cerámico para permitir la salida del aire. Entre las formas cerámicas usadas en la península con este fin se encuentran orzas, cántaros, cañerías, arcaduces, canjilones, atanores, coniles o tiestos (Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 92; Palomar Abadía, 1996: 21). Aunque en ocasiones, también se producen, por la alta demanda en determinadas épocas del año, como en Navidad, recipientes de diversos tamaños destinados únicamente a la realización de zambombas. Otro instrumento muy difícil de identificar como artefacto sonoro en el registro arqueológico serían las tejoletas. Hechas normalmente de madera o barro, es un idiófono entrechocado similar a las castañuelas, que en muchas ocasiones se hacen aprovechando fragmentos de piezas cerámicas rotas o de tejas, a los que se les da una forma rectangular.

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Además de estas piezas modificadas, también otros elementos cerámicos se utilizan en toda la península como acompañamiento musical de forma temporal sin tener que ser alterados, como por ejemplo los cántaros que se tocan golpeando la boca con la palma de la mano o una alpargata y que son usados como acompañamiento rítmico, un soplillo de avivar el fuego, o una simple teja colgada que suena a modo de campana (Los instrumentos musicales de barro en Andalucía, 2009; Palomar Abadía, 1996: 22-23). A pesar del continuo reaprovechamiento para la creación de elementos sonoros de formas ya preconcebidas, es posible diferenciar otras que sí han sido ideadas con el objetivo exclusivo de generar música, y que por ende, son más fáciles de identificar en el contexto arqueológico. En este sentido, el registro etnográfico ibérico contiene casi todos los tipos de instrumentos de barro presentes en los contextos arqueológicos. En cuanto a aerófonos, los instrumentos más comunes son los silbatos de barro de diversos tipos (Fig. 2a-b) y las trompas de cerámica (Fig. 2c). Como hemos visto, los silbatos arqueológicos son mayoritariamente de época medieval y moderna, aunque también tenemos ejemplares prehistóricos (Cova de l’Or ó Picarcho), protohistóricos (Cerro de Somosierra ó Puig de Molins) y romanos (como los encontrados en Mérida). Los más abundantes son los silbatos zoomorfos y antropomorfos medievales islámicos y los de Edad Moderna y Contemporánea, que presentan claras similitudes con los silbatos etnográficos, tales como los de Andújar, los siurells mallorquines, los silbatos portugueses de Barcelos y Estremoz, o los “toricos” de Guadix de la Sierra (Fig. 2b). Además, en niveles arqueológicos aparecen silbatos de agua zoomorfos o en forma de jarrito (Fig. 2a), que tienen paralelos etnográficos en los canarios, jilgueros, rossynyols o refiladors, pitos de Agost o cadufes, normalmente con forma de cantarillo o de pájaro (Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 115-125, 142-154; Palomar Abadía, 1996: 20). Parece que los silbatos zoomorfos actuales presentan continuidad con los arqueológicos, puesto que en un tratado de hisba, documento para regular las costumbres de los musulmanes en las ciudades, escrito por al-’Uqbani en el siglo XV, condena el uso de juguetes con formas de animales, como las jirafas que se construían en al-Andalus con motivo del Año Nuevo, ya que fabricar tales figuras durante estas fiestas denotaba un origen cristiano (Roselló Bordoy, 2006: 24-25). El


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Fig. 2. a. Silbatos de agua (Tajueco y Villafranca de los Caballeros). b. Torico de Guadix. c. Trompeta o “caracola”, Villafranca de los Caballeros. d. Distintos tipos de ta´arijas marroquíes.

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hecho de que para los hisba estas figurillas zoomorfas fueran una tradición de pervivencia cristiana que debía ser erradicada, puede apuntar a una posible continuidad con los silbatos prerromanos (Roselló Bordoy, 2006: 26). En cuanto a los usos y funciones de estos silbatos, aquellos zoomorfos y antropomorfos están por lo general ligados a ferias, fiestas populares y son usados como juguetes infantiles para provocar ruido. Hay que destacar el uso de los silbatos en la Romería de la Virgen de la Cabeza (Andújar, Jaén), tradición de supuesto origen medieval con posibles antecedentes prerromanos (Gómez Martínez, 1996:187-189), en el que los “pitos” de barro son un elemento esencial. El ruido, como elemento apotropaico y protector, alejador de malos espíritus (como ocurre por ejemplo con las carracas), está presente en diversos rituales de religiosidad popular, fiestas y momentos lúdicos (Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 142-144; Espinar Moreno, 1996: 63-66). El ruido y el jolgorio están asociados a la ruptura de normas establecidas durante determinados momentos del año (Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 156-157). Los pitos de agua han sido también empleados en fiestas locales, acompañando villancicos, misas y momentos de ocio (Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 160). Finalmente, no podemos olvidar los silbatos usados como reclamo o como instrumentos de comunicación en la tradición popular, por lo que no podemos descartar que algunos de los silbatos arqueológicos cumplieran esta función (ver por ejemplo los silbatos usados como reclamos en Andalucía en: Asensio Cañadas y Morales Jiménez, 1996: 23-41). Es interesante también observar como la fabricación de los siurells mallorquines es exclusivamente femenina (Roselló Bordoy, 2006: 20). En cuanto a los aerófonos de boquilla (Fig. 2c), las trompetas de barro utilizadas como señalización para pastores o para fiestas, aparecen en diversos puntos de la península. Sin embargo, y al contrario de lo que sucede con los silbatos, la tipología varía enormemente de las trompas de cerámica celtibéricas en diversos sentidos. Concretamente, éstas se adscriben al grupo de trompetas naturales ultracirculares, realizadas a torno, que presentan decoración pintada y, en ocasiones, elementos de moldeado como las conocidas campanas zoomorfas. Estas trompas, datadas entre los siglos II y I a.C., que aparecen especialmente en Numancia con notables excepciones como las de Izana, Tiermes, Alloza, Langa de Duero o Herramélluri, presentan pocas similitudes con las trompas, bocinas y cuernos de cerámica etnográficos. Podría-

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ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA

mos compararlas con ciertos tipos de trompas de barro ultracirculares utilizadas en Barcelos (Portugal), Miño, o con algunos modelos de trompas de carnaval de Buño (La Coruña), realizadas con la misma técnica a torno que se usa para realizar los botijos de rueda. Sin embargo, las dimensiones, la variedad de las boquillas y los posibles usos y funciones no parecen ser comparables con las celtibéricas. Además de estas, hay otros aerófonos de boquilla cónicos realizados levantando la pella en el torno. Algunos ejemplos serían varios modelos de trompas de carnaval de Buño (que se utilizaron también para hacer ruido en los partidos de fútbol) o Toledo (Fig. 2c), las dulzainas o bocinas de carnaval de Jiménez de Jamuz (León) – ya prohibidas por el ruido que producían y que no son trompas naturales, si no que tienen digitaciones–, las cuernas de pastor de La Rambla (Córdoba), las “trompetillas” de Hinojosa del Duque (Córdoba) (Asensio Cañado et al., 1996: 125-130) o las catalanas (Palomar Abadía, 1996: 23), utilizadas como instrumento de comunicación. Del mismo modo, las campanas de cerámica aparecen recogidas en el registro etnográfico, aunque con un supuesto menor uso que en épocas anteriores, debido probablemente a una mayor disponibilidad de metal. Algunos de los paralelos más significativos de estas campanas, aún hoy en uso o fabricadas como recuerdo testimonial de épocas no muy lejanas, serían las usadas en la procesión infantil de los facundillos de Granada, tradición recuperada a principios del siglo XX, y en la que el Domingo de Resurrección, niños con campanas de barro, compradas a vendedores ambulantes, anuncian la resurrección. Las campanas se han usado en la tradición popular para aviso, pero también tienen funciones cotidianas como la de transmisión de mensajes, e incluso para usarlas acompañando bailes como marcadores de ritmo. Pero son los tambores de cerámica de al-Andalus, los que se constituyen como el resto organológico más numeroso de la península, puesto que los silbatos pertenecen a distintas etapas históricas y no podemos considerarlos un único corpus. Han sido constatados hasta el momento, más de 300 tambores y fragmentos de diversas tipologías, que miden entre 7,5 cm y 25 cm de altura. Sin embargo, desde el siglo XV en adelante, no existe ningún tambor de cerámica ni en el registro arqueológico peninsular ni en el etnográfico. Pero apenas 14,4 km, al otro lado del estrecho de Gibraltar, este tipo de tamborcillos de cerámica son el instrumento popular más común y conocido en Marruecos


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y algunos lugares de Argelia, donde forma una parte insustituible de la música de diversos rituales y fiestas populares como en achoura, bodas, ceremonias de imposición del nombre, circuncisiones y otras fiestas (Jiménez Pasalodos y Bill, 2013). Conocidos comúnmente como ta´arijas, aquales o harraz (Fig. 2d), dependiendo el tamaño y los usos, pueden presentar una tira bajo la membrana que provoca una resonancia especial, dotando incluso ejemplares pequeños de un sonido muy característico. Es importante señalar que mientras otros instrumentos como el albogue, el rabel y diversos tipos de laudes se han mantenido en el folklore ibérico llegando hasta nuestros días, los tamborcillos de cerámica, aparentemente tan comunes en el medioevo islámico, han desaparecido completamente. Es probable que su estrecha relación con prácticas de religiosidad popular islámica llevara a su prohibición y desaparición definitiva con la cristianización, tras 800 años de prevalencia. Para poder entender pues los posibles usos y funciones de los tambores de cerámica islámicos peninsulares, es necesario conocer su uso en el Magreb actual. Los sonajeros cerámicos son los únicos que carecen de paralelos etnográficos. Una realidad que choca precisamente con su abundancia en el registro arqueológico europeo y mediterráneo desde el Neolítico. Las características canicas-sonaja celtibéricas y los refinados sonajeros, no tienen comparación con ciertos ejemplares constatados en la cultura popular, ya que parecen ser sustituidos por campanillas y sonajeros o sonajas metálicas. En el caso de los ejemplares romanos, el contexto arqueológico facilita enormemente la interpretación, ya que suelen aparecer asociados a juguetes o ajuares infantiles (Jiménez Pasalodos et al., 2014). Sin embargo, en el caso de las canicas-sonaja los planteamientos conllevan mayor complejidad (Jiménez et al., 2012, 2014; Sanz-Mínguez et al., 2013). La ausencia de contexto arqueológico, tanto para las numantinas como para las del territorio vacceo, dificulta enormemente la elaboración de teorías que aborden su uso real hace más de dos mil años. Ya sean amuletos, juguetes, canicas de juego o elementos rituales, su intencionalidad puede no ser acústica y sí exclusivamente simbólica. Precisamente y debido a las lagunas propias de la secuencia arqueológica, es importante elaborar y ejecutar un método etnoarqueológico con la premisa

de unir mentalidad y materialidad, permitiendo una aproximación certera a la vida del objeto, desde su producción hasta su descarte (Hurcombe, 2007). Sólo así, seremos capaces de hacer una historia certera que narre su correcta funcionalidad. En este sentido, es interesante acercarse a los procesos productivos cerámicos, aunque no sean de instrumentos musicales en sí mismos, para poder entender técnicas y recursos ya olvidados (Jiménez Pasalodos et al., 2013).

4. LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL Como ya hemos dejado entrever con anterioridad, la arqueología experimental se ha convertido en una fuente básica en lo que al estudio de instrumentos musicales arqueológicos se refiere. El desarrollo de líneas alternativas como ésta, induce a generar una nueva historia que ahonda en el significado social, económico y simbólico de aquellos elementos que encontramos en el contexto arqueológico y calificamos como sonoros. El conocimiento exhaustivo de la cadena técnica operativa, así como todas las implicaciones que ésta conlleva, aporta una serie de datos que van más allá de lo observable (Lemmonier, 2012). Con la premisa de dar validez a nuestra argumentación, proponemos aquí cuatro ejemplos prácticos planteados en el seno de la Asociación para el Estudio Experimental de la Cerámica Arqueológica (AEECA): Construcción de un horno de la II Edad del Hierro La misión de elaborar réplicas arqueológicas prácticamente exactas de Instrumentos como trompas o sonajeros celtibéricos, planteaba grandes retos, siendo uno de ellos la construcción de una estructura de combustión similar a la empleada hace más de dos mil años para cocer estas piezas. La reconstrucción de la cadena técnica operativa ha aportado información privilegiada que permanecía oculta, otorgando la capacidad de enarbolar teorías que cambian por completo la visión tradicional que hasta ahora se tenía de ellas. La edificación a escala 1/1 de un horno de tales características (Padilla Fernández et al., 2013), supuso la confirmación de datos aislados que ya apuntaban temperaturas de cocción y tratamientos concretos, dado su carácter especial y singular (García Heras, 1997: 227)4 (Lám. 1).

4 GARCÍA HERAS, M. (1997): Caracterización arqueométrica de la producción cerámica numantina. Tesis Doctoral Inédita. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Prehistoria.

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Lám. 1. (Izquierda) Reproducción experimental de un horno cerámico de la II Edad del Hierro. (Centro) Desarrollo de la fase de cocción. (Derecha) Reproducciones arqueológicas (trompas y sonajeros) fruto de la cocción experimental. (Fotografías de los autores).

Experimentación con las trompas El conocimiento de la tecnología empleada para manufacturar instrumentos musicales como los descritos, supone la aplicación de una nueva dinámica científica basada en gestos y no en tipologías. Tras la aplicación de diversas pruebas productivas que no lograron replicar de forma satisfactoria las trompas celtibéricas (Jiménez Pasalodos et al., 2013), llegamos finalmente a emular el modo de fabricación constatado en los restos de naturaleza arqueológica (Lám. 2). La reproducción fiel de longitud, grosor y morfología del tubo, así como diferentes boquillas y campanas, favorece aproximaciones arqueoacústicas que nos acercan a sus posibilidades musicales (Jiménez Pasalodos, 2012: 444). Experimentación con los sonajeros De forma paralela al proceso de experimentación de las trompas, abordamos la problemática de las canicas-sonaja, también encontradas en contextos celtibéricos. Las sorpresas fueron constantes al encontrar un elemento básico que los convierte

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en elementos sonoros, la ceniza. Empleada como antiadherente en la alfarería tradicional, impide que las pequeñas bolitas de arcilla dispuestas en el interior queden pegadas a la pared exterior (Jiménez Pasalodos et al., 2014) (Lám. 3). La ruptura de un ejemplar arqueológico confirma el empleo de este material en época prerromana y responde a incógnitas ya planteadas desde los inicios de nuestra disciplina. Experimentación con los tambores Basándonos en artesanos que perpetúan el oficio en el Marruecos actual, hemos programado la elaboración de réplicas de tambores de cerámica andalusíes cocidos en hornos de tradición moruna, típicos en comunidades alfareras populares visibles aún en la Península Ibérica. Nuestra intención reside en probar si existe relación entre el tamaño de las piezas y los tipos de pieles (Cordero y pescado) dispuestos como membranas. En definitiva, mostrar de nuevo ciertos aspectos de estos instrumentos que desde un punto de vista arqueológico son imposibles de deducir o aclarar.


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Lám. 2. Reproducción del proceso de manufactura de trompas numantinas (Fotografías de los autores).

5. CONCLUSIONES Partiendo de criterios puramente arqueológicos procedentes de contextos peninsulares y europeos, el uso de la arcilla como materia prima para confeccionar instrumentos musicales y artefactos sonoros de diferentes clases, comienza en época neolítica, momento en el que también surge la necesidad de desarrollar el proceso tecnológico cerámico (Wyatt, 2007)5. Sin duda, un hecho que motiva que este tipo de objetos no sólo se obtuvieran a partir de materiales perecederos (diferentes tipos de vegetales o madera), o de otros de mayor durabilidad pero no perecederos (hueso, cuerno, concha, etc.), sino que se inicie el uso del barro como un elemento más a tener en cuenta en esta clase particular de fabricación. Desgraciadamente, el desconocimiento por parte del mundo académico, ha propiciado que una gran mayoría de estos objetos hayan sido considerados como meros juguetes o elementos lúdicos. Su elevada importancia social exige la necesidad de seguir buscando en museos para efectuar reinterpretaciones que nos aproximen a su verdadero significado (Marinetto Sánchez, 1994, 1995, 1997; Crespo Cano y Cuadrado Prieto, 2008;). Sólo así, podremos otorgara la música el merecido valor que ha tenido a lo largo de la Historia.

Finalmente, debemos reflexionar sobre la importancia de preservar la alfarería tradicional como patrimonio de naturaleza intangible. Sin ella, será inviable la puesta en marcha de estudios etnoarqueológicos y experimentales que ayuden a conocer la realidad social vivida por aquellas comunidades humanas que protagonizaron nuestro pasado (Padilla Fernández, en prensa). La labor emprendida por asociaciones que pretenden alcanzar tales premisas, como AEECA, no tendría sentido sin la colaboración estrecha con maestros alfareros que perpetúan un oficio heredado de generación en generación. Gracias a ellos, ha sido posible la reconstrucción de un horno semejante a los empleados en la II Edad del Hierro y el entendimiento de cada una de las partes esenciales del proceso productivo. De igual modo, la comparación con diferentes tradiciones cerámicas y la observación de determinados recursos técnicos, han sido claves para lograr replicar piezas arqueológicas y alcanzar nuestros objetivos iniciales. Etnoarqueología y Arqueología Experimental ponen de plena actualidad el trabajo de la alfarería tradicional, no sólo como mero testimonio patrimonial, si no como una herramienta necesaria y de primera mano para poder interpretar la complejidad no visible en la secuencia arqueológica.

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Lám. 3. Reproducción del proceso de manufactura de sonajeros celtibéricos (Fotografías de los autores).

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TABLA 1. CUADRO RESUMEN CON LOS RESTOS ARQUEO-ORGANOLÓGICOS MANUFACTURADOS EN CERÁMICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA YACIMIENTO

Nº DE PIEZAS

LOCALIZACIÓN

CRONOLOGÍA

AERÓFONOS Silbatos Cova de l’Or

1

Beniarrés, Alicante, España

Prehistoria, Neolítico antiguo

Picacho o Picarcho

1

Camporrobles, Valencia, España

Prehistoria, Edad del Bronce antiguo-medio

Cerro de Somosierra

1

Sepúlveda, Segovia, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, s. V-IV a. C.mediados del s. I a. C.

Desconocido

1

Álora, Málaga, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época ibérica (datación dudosa)

Els Manous

1

Catllar, Tarragona, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época ibérica plena y final, s. V-II a. C.

Olmedilla

1

Olmedilla de Alarcón, Cuenca, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época ibérica, s. III a. C.

Camí de l’Horta-Mas dels Casament

1

Selva del Camp, Tarragona, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época ibérica, s. II-I a. C.

Almacén del Teatro Romano

1

Mérida, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana

Anfiteatro de Mérida

11

Mérida, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana

Casa del Anfiteatro de Mérida

2

Mérida, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana

Desconocido

4

Mérida, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana

Évora

1

Évora, Alentejo, Portugal

Edad Antigua, época romana

Laderas de Morana

1

Lucena, Córdoba, España

Edad Antigua, época ibero-romana, s. II-I a. C.

Carboneras

1

Carboneras de Guadazón, Cuenca, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, s. I-II d. C.

Necrópolis de Puig des Molins (atribuido)

1

Ibiza, Islas Baleares, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, anterior al s. II d. C. (atribuido)

Villa del Val

1

Alcalá de Henares, Madrid, España

Edad Antigua, s. I-VII d. C.

Castillo de Albarracín

1

Albarracín, Teruel, España

Edad Media

Mahón

1

Mahón, Islas Baleares, España

Edad Media

c/ Temprado 13c/ Amantes 22-24-28

1

Teruel, España

Edad Media

Alcazaba

1

Almería, España

Edad Media, época musulmana

Desconocido

1

Jaén, España

Edad Media, época musulmana

“Huerto de Megías”Avda. Constitución s/n

1

Algarinejo, Granada, España

Edad Media, época musulmana

c/ Puerto nº 9

1

Huelva, España

Edad Media, época musulmana

c/ San Vicente s/n

1

Baeza, Jaén, España

Edad Media, época musulmana

Plaza de Jerónimo Páez

1

Córdoba, España

Edad Media, época musulmana, s. X-XII d. C.

c/ Conde de Arenales 22

1

Córdoba, España

Edad Media, época musulmana, s. X-XIV d. C.

Entre el Puente Árabe y los Puentes del Agua

1

Guadalajara, España

Edad Media, época califal, s. X-XI d. C.

Los Bodegones y La Antequera

1

Guadalajara, España

Edad Media, época califal, s. X-XI d. C.

Avenida Ollerías

1

Córdoba, España

Edad Media, época califal, s. XI-XII d. C.

Paseo de la Independencia

1

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, primer terciomediados s. XI d. C.

Zona Arqueológica Marroquíes Bajos

2

Jaén, España

Edad Media, época almohade (datación dudosa)

c/ Alcázar

3

Andújar, Jaén, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII d. C.

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YACIMIENTO

Nº DE PIEZAS

LOCALIZACIÓN

CRONOLOGÍA

Artá

1

Artá, Islas Baleares, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII d. C.

c/ Pablo Iglesias

2

Almería, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII d. C.

Plaza Virgen del Mar

1

Almería, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII d. C.

Alcazaba

1

Almería, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

Alcazar de Jerez

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

Baños Árabes de Jaén

2

Jaén, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

c/ Baños de la Audiencia

1

Jaén, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

c/ Castellanos 3

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

Castillo de Cullera

1

Cullera, Valencia, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

Desconocido

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

c/ Lancería 5-7

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

c/ Marsilla 7

1

Lorca, Murcia, España

Edad Media, época almohade, s. XII-XIII d. C.

Torre Grossa

1

Jijona, Alicante, España

Edad Media, época almohade, s. XII-XIII d. C.

Cabecico de las Peñas

1

Fortuna, Murcia, España

Edad Media, época almohade, s. XIII d. C.

Plaza Cardenal Beluga

1

Lorca, Murcia, España

Edad Media, época almohade, s. XIII d. C.

Cuevas de la Arena

3

Baza, Granada, España

Edad Media, época almorávide-nazarí, s. XII-XV d. C.

Alcazaba

2

Almería, España

Edad Media, época nazarí, s. XIV d. C.

Desconocido

1

Almería, España

Edad Media, época nazarí, s. XIV-XV d. C.

La Alhambra

12

Granada, España

Edad Media, época nazarí, s. XIV-XV d. C.

c/ María Auxiliadora

1

Córdoba, Córdoba, España

Edad Media, época tardoislámica, s. XII d. C.

Casa del PolvorínCastillo Gibralfaro

2

Gibralfaro, Málaga, España

Edad Media, época bajomedieval, s. XIV-XV d. C.

Plaza de la Judería

1

Teruel, España

Edad Media, época bajomedieval, s. XIV-XV d. C.

Casco Urbano

2

Teruel, España

Edad Media, época bajomedieval, s. XV d. C.

Passeig de la Plaça Major

1

Sabadell, Barcelona, España

Edad Media, época bajomedieval, s. XV d. C.

Mercado del Olivar

1

Palma de Mallorca, Islas Baleares, España

Edad Media, época almorávide/Edad Moderna, s. XVIII d. C. (datación dudosa)

Soller

1

Soller, Islas Baleares, España

Edad Media, época almorávide/Edad Moderna, s. XVIII d. C. (datación dudosa)

c/ Nogalte-esquina c/ Naciso Yepes

1

Lorca, Murcia, España

Edad Medial/Moderna, época bajomedieval, XIII-XIV d. C./Edad Contemporánea, s. XVIIIinicios s. XIX d. C.

Castell de Catllar

1

Catllar, Tarragona, España

Edad Moderna, finales del s. XV d. C.

Carrer Petritxol 8

2

Barcelona, España

Edad Moderna, finales del s. XV d. C.inicios del s. XVI d. C.

La Alhambra

2

Granada, España

Edad Moderna, s. XVI d. C.

Desconocido

1

Almería, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

C/ Duende

1

Almería, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

Fortaleza de Mota

5

Alcalá la Real, Jaén, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

c/ Fray Luis de León

8

Valladolid, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


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YACIMIENTO

Nº DE PIEZAS

LOCALIZACIÓN

CRONOLOGÍA

La Alhambra

3

Granada, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

c/ Quevedo (esquina Narváez)

27

Almería, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

c/ San Juan (esquina c/ Borja)

1

Almería, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

Elies Poch/Barri de terrissers del Pallol

12

Reus, Tarragona, España

Edad Moderna, finales del s. XVI d. C.-principios del s. XVII d. C., 1550-1650 d. C.

Avenida Santa Clara

1

Lorca, Murcia, España

Edad Moderna, s. XVI-XVIII d. C.

Muralla de Madrid-c/ Cava Baja 22

1

Madrid, España

Edad Moderna, primera mitad del s. XVII d. C.

Alfar del Castillo de Cuenca

1

Cuenca, España

Edad Moderna, s. XVII d. C.

Desconocido

1

Almería, España

Edad Moderna, s. XVII d. C.

La Alhambra

1

Granada, España

Edad Moderna, s. XVII d. C.

Mosteiro Santa Clara-a-Velha

21

Coimbra, Baixo Mondego, Portugal

Edad Moderna, s. XVII d. C.

c/ Sargento

1

Málaga, España

Edad Moderna, s. XVII d. C.

La Alhambra

2

Granada, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

Los Bodegones

1

Guadalajara, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

c/ Gracianas 8

3

Jaén, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

c/ Tinajeros 8

5

Jaén, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

La Limpia

1

Guadalajara, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

Avenida Santa Clara

9

Lorca, Murcia, España

Edad Moderna, s. XVII-XVIII d. C.

Casa del Paso

1

Orihuela, Alicante, España

Edad Moderna, s. XVIII d. C.

Avenida Santa Clara

2

Lorca, Murcia, España

Edad Moderna/Edad Contemporánea, s. XVIII-XIX d.C.

Yabal Faruh

1

El Ejido, Málaga, España

Edad Contemporánea, finales del s. XVIII d. C.

Catedral de Tudela

2

Tudela, Navarra, España

Edad Contemporánea, época de Fernando VII, c. 1819

Desconocido

1

Almería, España

Edad Contemporánea, mediados del s. XIX d. C.

c/ Gaona

1

Málaga, España

Indeterminada

Desconocido

1

Los Alcores, Sevilla, España

Indeterminada

Desconocido

1

Lopera, Jaén, España

Indeterminada

La Alhambra

1

Granada, España

Indeterminada

Monte Perdigero

1

Calahorra, La Rioja, España

Indeterminada

Plaza Álvaro de Torres 2

3

Úbeda, Jaén, España

Indeterminada

Zona: Jaén por la paz nuevo vial

1

Jaén, España

Indeterminada

Trompas El Castelillo

1

Alloza, Teruel, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época ibérica, s. III-II a. C.

Castil Terreño

1

Izana, Soria, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. III-I a. C.

Desconocido

1

Izana, Soria, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. III-I a. C.

Langa de Duero

1

Langa de Duero, Soria, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. III-I a. C.

Numancia

70

Garray, Soria, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. II-I a. C.

La Escondilla

1

Peñalba de Villastar, Teruel, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. II-I a. C.

Libia de los Berones

1

Herramélluri, La Rioja, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. II-I a. C.

Desconocido

1

Valencia, España

Edad Media, época musulmana

MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // MONOGRÁFICO Nº 04. 2018. PP. 615-634. ISBN 978-84-9959-315-9. ISSN 2174-9299 // 5. EL SABER DE UN TRABAJO MILENARIO

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CARLOS GARCÍA BENITO, RAQUEL JIMÉNEZ PASALODOS Y JUAN JESÚS PADILLA FERNÁNDEZ

YACIMIENTO

Nº DE PIEZAS

LOCALIZACIÓN

CRONOLOGÍA

IDIÓFONOS Badajos Mosteiro Santa Clara-a-Velha

2

Coimbra, Baixo Mondego, Portugal

Edad Moderna, s. XVII d. C.

Campanas Carretera de Don Álvaro

3

Don Álvaro, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, a partir del s. II d. C.

Desconocido

2

Mérida, Badajoz, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, mediados del s. II d. C., 126-175 d. C.

Plaza de San Agustín

2a

Murcia, España

Edad Moderna, s. XV-XVII d. C.

c/ Quevedo (esquina Narváez)

5

Almería, España

Edad Moderna, s. XVI-XVII d. C.

Elies Poch/Barri de terrissers del Pallol

11

Reus, Tarragona, España

Edad Moderna, finales del s. XVI d. C.principios del s. XVII d. C., 1550-1650 d. C.

Mosteiro Santa Clara-a-Velha

88

Coimbra, Baixo Mondego, Portugal

Edad Moderna, s. XVII d. C.

c/ Sargento 7

1

Málaga, España

Edad Moderna, s. XVII d. C.

Yabal Faruh

2

El Ejido, Málaga, España

Edad Contemporánea, primeros años del s. XIX d. C.

Cerro de la Cabeza

1

Valencina de la Concepción, Sevilla, España

Prehistoria, Neolítico/Calcolítico, III milenio a. C.

Colenda/Erijuelas de San Andrés

1

Cuellar, Segovia, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época vacceo-romana

Pintia/Las Quintanas ó Paredes de la Nava

2

Padilla de Duero, Valladolid, España ó Paredes de la Nava, Palencia, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época vacceo-romana

Soto de Medinilla

3

Valladolid, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época vacceo-romana

Cauca/Cuesta del Mercado

1

Coca, Segovia, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época vacceo-romana, s. VI-I a. C.

Pintia/Las Ruedas

9

Padilla de Duero, Valladolid, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época vacceo-romana, s. III-II a. C.

Numancia

5

Garray, Soria, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época celtibérica, s. II-I a. C.

Pintia/Las Quintanas

1

Padilla de Duero, Valladolid, España

Protohistoria, Edad del Hierro II, época sertoriana, 83-72 a. C.

Pallantia (necrópolis)

1

Palenzuela, Palencia, España

Edad Antigua

Pintia/Las Ruedas

1

Padilla de Duero, Valladolid, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, principios del s. I d. C.

Pallantia/Eras del Bosque

5

Palencia, España

Edad Antigua, época romana altoimperial, primera mitad del s. I d. C.

Sonajeros

MEMBRANÓFONOS Tambores

630

Can Mora-Canyet

2

Badalona, Barcelona, España

Prehistoria, Edad del Bronce-Edad del Hierro I

Alcazaba

1

Almería, España

Edad Media, época musulmana

Medellín

1

Medellín, Badajoz, España

Edad Media, época musulmana

Teatro Fleta de Zaragoza

1

Zaragoza, España

Edad Media, época musulmana

Castelo de Silves

1

Silves, Algarve, Portugal

Edad Media, época emiral, s. VIII d. C.

Torrevieja

1

Villamartín, Cádiz, España

Edad Media, época emiral, s. VIII-X d. C.

Vascos

3

Navalmorejo, Toledo, España

Edad Media, época emiral, s. VIII-XI d. C.

Castelo Velho

2

Alcoutim, Faro, Portugal

Edad Media, época emiral, s. IX d. C.

Cercadilla

2

Córdoba, España

Edad Media, época califal, s. IX d. C.

ALGO MÁS QUE GALBOS Y CACHARROS. ETNOARQUEOLOGÍA Y EXPERIMENTACIÓN CERÁMICA


MODELANDO SONIDOS: INSTRUMENTOS MUSICALES DE BARRO EN LOS MUSEOS ESPAÑOLES. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ETNOARQUEOLOGÍA, ETNOMUSICOLOGÍA Y LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL

YACIMIENTO

Nº DE PIEZAS

LOCALIZACIÓN

CRONOLOGÍA

c/ Angosta de los Mancebos

2

Madrid, España

Edad Media, época omeya, s. IX-XI d. C.

Calatalifa

2

Villaviciosa de Odón, Madrid, España

Edad Media, época omeya, s. X-XI d. C.

Plaza Belén

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época califal, s. X d. C.

Batéguier

1

Cannes, Alpes-Maritimes, Francia

Edad Media, época califal, mediados del s. X d. C.

Plaça de Baix 10

1

Petrer, Alicante, España

Edad Media, época califal, segunda mitad del s. X d. C.-principios del s. XI d. C.

c/ Almacenes 6

1

Málaga, España

Edad Media, época omeya, s. X-XI d. C.

Plaza de la Iglesia

3

Benetússer, Valencia, España

Edad Media, época califal, s. X-XI d. C.

Cercadilla

2

Córdoba, España

Edad Media, época califal, mediados del s. X d. C.-principios del s. XI d. C.

Antiguo Convento de Capuchinos

1

Palma de Mallorca, Islas Baleares, España

Edad Media, época califal, s. XI d. C.

Can Oms

1

Palma de Mallorca, Islas Baleares, España

Edad Media, época califal, s. XI d. C.

Castelo Velho

7

Alcoutim, Faro, Portugal

Edad Media, época califal, s. XI d. C.

Avenida Ollerías

2

Córdoba, España

Edad Media, época califal, s. XI-XII d. C.

Platería 14

1

c

Murcia, España

Edad Media, época almorávide, s. XI-XIII d. C.

Desconocido

1

Murcia, España

Edad Media, época almorávide, primera mitad del s. XIII d. C.

Paseo de la Independencia

1

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, primer tercio-mediados s. XI d. C.

c/ Contamina 24

1

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

c/ Martín Carrillo/Órgano/ Universidad/Torrellas/Asso

1d

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

Norte de Palancia

1

Sagunto, Valencia, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

Paseo de la Independencia

1

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

Pla d’Almatà

1

Balaguer, Lleida, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

c/ San Pablo 95-103

15e

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

Teatro Romano de Caesaraugusta

78

Zaragoza, España

Edad Media, época taifal, s. XI d. C.

Palacio de Pinohermoso

1

Orihuela, Alicante, España

Edad Media, época musulmana, s. XI-XIII d. C.

Iglesia de San Martín

1

Lleida, España

Edad Media, época musulmana, s. XII d. C.

Cerro de Santa Bárbara

1

Tudela, Navarra, España

Edad Media, época musulmana, s. XII-XIII d. C.

c/ Justicia 34

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época pre-almohade, mediados del s. XII d. C.

c/ Salas 8 (esquina con c/ Justicia)

1

Jerez de la Frontera, Cádiz, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII-s. XIII d. C.

Estacada de Alfaro

1

Puebla del Río, Sevilla, España

Edad Media, época almohade, mediados del s. XII d. C.-mediados del s. XIII d. C.

Castillejo de los Guájares

1f

Los Guájares, Granada, España

Edad Media, época almohade o inicios de la nazarí, s. XII d. C.-mediados del s. XIV d. C.

Teatro Romano

1

Málaga, España

Edad Media, época nazarí, s. XIII-XV d. C.

b

a 23 fragmentos. b 7 fragmentos. c 13 fragmentos. d 1 fragmento. e 135 fragmentos. f Varios fragmentos sin contabilizar.

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CARLOS GARCÍA BENITO, RAQUEL JIMÉNEZ PASALODOS Y JUAN JESÚS PADILLA FERNÁNDEZ

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Tejar del Cerro de los Barros (Vila Real de Santo Antรณnio, Portugal) Alzado frontal del horno.


5.3. LA TRADICIÓN CERÁMICA EN CACELA (VILA REAL DE SANTO ANTÓNIO, PORTUGAL). UNA APROXIMACIÓN DESDE LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS, FUENTES HISTÓRICAS Y MEMORIAS ORALES THE CERAMIC TRADITION IN CACELA (VILA REAL DE SANTO ANTÓNIO, PORTUGAL). AN APPROACH BASED ON ARCHAEOLOGICAL, AND HISTORICAL SOURCES AND ORAL MEMORIES Catarina Oliveira1, Nuno Inácio2, Cristina Garcia3, Patrícia Dores1 y Miguel Godinho1

Resumen

Abstract

En la pequeña aldea de Santa Rita, ubicada en un magnifico anfiteatro natural en un espacio de transición entre la planicie litoral y los relieves de la zona serrana, se desarrolló una tradición alfarera con una herencia que ha llegado hasta el siglo XX. No obstante, hoy sólo queda los testimonios de hijos y nietos que comparten sus memorias en la esperanza de rescatar del pasado esos recuerdos de antaño. En este sentido, con la información oral recogida en los ancianos de la aldea y los restos arqueológicos que todavía subsisten fue posible reconstruir parte de este savoir faire. El desarrollo de una artesanía especializada en esta región, durante el siglo XIX y XX, esta relacionada con la existencia de barreras de excelente calidad donde se extraía arcilla roja para la manufactura de vasijas de uso doméstico que eran después vendidas en las ferias de la región. La calidad y disponibilidad de la materia prima fue probablemente el motivo de la instalación de una pequeña unidad fabril en los años 30/40 del siglo XX para la producción de tejas y ladrillos. De ésta, todavía restan las ruinas del horno de cocción de planta rectangular. La excavación arqueológica de una tumba megalítica en los alrededores del pueblo y el análisis de su registro ceramológico sugiere la existencia de una tradición alfarera con raíces milenarias. Así, por ejemplo, se explican los vestigios de hornos romanos para la producción anfórica, las producciones locales de época islámicas documentadas durante la excavación de CacelaVelha (Qast’alla) y la construcción, a poniente de Cacela y junto a la ría, de una fábrica de ladrillos en 1892 y que laboró hasta la década de 30 del siglo XX. Las tradiciones, saberes y memorias milenarias que esta región del Algarbe encierra, son la razón para la presentación del proyecto “A tradição cerámica em Cacela. Uma aproximação a partir dos vestígios arqueológicos, fontes históricas e memorias orais”.

In the small hamlet of Santa Rita, located in a natural amphitheatre in Algarve’s Barrocal between the coast and the mountains, in Eastern Algarve, a pottery tradition developed through time and has been inherited continuously until the mid-twentiethcentury. However, what currently remains of these skills are the memories of the children and grand children of past potters who have shared their knowledge in the hope ofrescuing from the past those memories of yester year. Through the gathering of information, both oral accounts and archaeological finds still preserved, it be came possible to reconstruct part of their know-how.The development of a specialised craft in this hamlet is likely related to the fact that there are clay pits nearby with excellent quality raw-material, from which red clay was extracted manually to manufacture household wear that was sold at various fairs and markets in the region. The quality and availability of clay was probably there as on that led, in the 1930/40, to the establishingof a small plant (tile kiln) for the production of bricks and tiles. There mains of one of the kiln in ruins are still visible. On the other hand, the archaeological excavation of a megalithic tomb, about 5000 years old located near the village, and the study of its ceramics suggests the existence of an ancient potterytradition deep-rooted in thisregion Cacela.This explains the existence of various traces of Romankilns (Manta Rota and Quinta do Muro), and the local productionsfrom the Islamic period, attested by the study of the ceramics collections unearthed in Cacela Velha (Islamicquartersin Poço Antigo and Largo da Fortaleza) and the constructionof a tile plantin Fábrica, near Ria Formosa, westof Cacela Velha that operated from 1892 untilthe 1930s. The presence of clays, both in quantity and quality, and the profusion of memories, knowledge and ancient traditions in this region are the theme for thepresentation of this project “The ceramic tradition in Cacela. An approach based on archaeological, and historical sources and oral memories”.

Palabras clave: Cerámica, Arcilla, Recursos, Alfarería, Cacela, Memoria, Identidad.

Keywords: Ceramic, Clay, Resources, Pottery, Cacela, Memory, Identity.

1 Centro de Investigação e Informação do Património de Cacela/Câmara Municipal de Vila Real de Santo António. [ ciipcacela@gmail.com ] 2 Departamento Historia I, Universidad de Huelva. [ nuno.inacio@dhis1.uhu.es ] 3 Universidad de Huelva/CEAUCP. [ cgarcia22@live.com.pt ]

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1. INTRODUCCIÓN El Algarbe integra, en las palabras del geógrafo portugués Orlando Ribeiro, la llamada “Civilización del Barro”, con fuerte expresión en la producción y utilización de materiales cerámicos en la construcción y en las antiguas tradiciones alfareras. Además del empleo corriente de ladrillos y tejas en la construcción, la alfarería tiene también una fuerte tradición visible en los recipientes domésticos, como los cántaros de ir a la fuente, en los cangilones de las norias o en los arcaduces para pescar pulpo (Ribeiro, 1992: 42). La tradición alfarera en el Algarbe se debe a la abundancia de materia prima arcillosa, pero también a una acumulación de saberes milenarios que no son ajenos al hecho de que este territorio ha estado integrado en una red de contactos comerciales y culturales existentes en el mediterráneo desde el mundo antiguo. Hasta los años 60/70 del siglo XX, la producción cerámica mantuvo fuerte expresión local. Todo el territorio del Algarbe era poblado por alfareros que modelaban el barro con técnicas ancestrales, fabricando varios tipos de piezas y recipientes. Habría que enfatizar, en la alfarería regional, los recipientes domésticos y los materiales cerámicos empleados en la construcción (Pastor, 1965: 64). Los habitantes se abastecían en los mercados regionales, que ocurrían una o más veces al mes, o en las grandes ferias, más espaciadas en el tiempo pero atrayendo más artesanos, comerciantes y clientes. En las palabras de Artur Pastor, “Os barros exibem múltiplas variedades e serventias (…). São os cântaros e as enfusas, os tachos, que disputam o brilho ao sol, com sugestivos desenhos e legendas, as canecas, os potes, as panelas, numa magia de castanho, vermelho e amarelo, em combinações de gosto.” (Pastor, 1965: 70). Ubicado en la parte oriental del Algarbe (Sotavento) (Fig. 1), el territorio de Cacela es rico en barreras que han sido explotadas desde antaño. Se observa la utilización de materias primas arcillosas en diferentes momentos históricos, haciendo de la alfarería y de la producción de materiales cerámicos para la construcción una expresión de su historia, paisaje e identidad local.

El proyecto “La Producción cerámica en Cacela, una aproximación desde los vestigios arqueológicos, fuentes históricas y memorias orales” pretende comprender como a lo largo de la historia, las comunidades que ocuparon este territorio han gestionado sus recursos (arcilla) con el objeto de suplir las necesidades asociadas a los usos cotidianos (transporte, almacenamiento, preparación de alimentos, etc.) y a la construcción (suelos, paredes, coberturas, etc.). A través de una ruta por diferentes momentos históricos, se pretende comprender lo que revelan las antiguas prácticas alfareras sobre el conocimiento del territorio y sus recursos. ¿qué saberes en la identificación de la calidad de arcilla? ¿Qué métodos de extracción? ¿Qué tecnologías de extracción? Cuales las relaciones sociales y familiares en la organización productiva de la artesanía? ¿Cuales los circuitos de distribución en las economías locales y regionales? En este sentido, el proyecto ha privilegiado el diálogo entre disciplinas próximas, como la Historia, la Antropología, la Arqueología, la (etno)Arqueometría, recurriendo a distintas fuentes de información cartográficas, documentales, bibliográficas, orales y artefactuales.

2. GEOLOGÍA Y RECURSOS La diversidad geomorfológica de toda la región, además de las características litológicas, climáticas y de la cobertura vegetal han llevado a la división del Algarbe según tres unidades paisajísticas diferenciadas, dispuestas de norte para sur: la sierra, el barrocal y el litoral (Fig. 2) La sierra corresponde a la zona más septentrional del Algarbe, con una orografía accidentada, valles profundos e interfluvios bien demarcados. Desde el punto de vista geológico, comprende principalmente rocas sedimentarias del Grupo Culm (localmente designado por Flysch do Baixo Alentejo), constituidas por una formación turbidítica formada fundamentalmente por pizarras, areniscas, grauvacas y algunos conglomerados pertenecientes al Carbonífero Inferior (Oliveira, 1992; Trindade, 2007)1 El barrocal corresponde al territorio entre la sierra y el litoral, y es formado por rocas del Mesozoico. Las unidades más antiguas pertenecen al denominado Complejo Gres de Silves que, sin embargo, puede ser subdividido, de muro a

1 TRINDADE, M. J. F. (2007): Geoquímica e mineralogia de argilas da bacia algarvia: transformações térmicas. Tesis Doctoral. Universidade de Aveiro.

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Fig. 1. Localización de Cacela en la Península Ibérica.

Fig. 2. Carta geológica da región de Cacela.

techo, en: Areniscas de Silves (Triásico Superior), Complejo Margo-Carbonatado-Evaporítico de Silves (Triásico Superior-Hettangiense) y Complejo Vulcano Sedimentario (Hettangiense-Sinemuriense) (Oliveira, 1992). La primera unidad aflora en una faja según la dirección E-W y es constituida esencialmente por conglomerados, areniscas y argilitas de color rojo y púrpura. El Complejo Margo-Carbonatado-Evaporítico de Silves se sobrepone al anterior y la litofacies dominante corresponde a pelitas, limolitas y dolomitas. El Complejo Vulcano Sedimentario corresponde a una potente secuencia de rocas sedimentarias y volcánicas básicas (Manupella, 1992; Oliveira, 1992). Además, en la región de Cacela, habría que mencio-

nar la presencia de dos unidades del Jurásico inferior y medio. La Formación de Picavessa (Sinemuriense – Toarciense), formada esencialmente por dolomitas, y la Formación de Alagoa (Bajociense-Bathoniense), que aflora a W de Cacela y es constituida por conglomerados carbonatados ligeramente dolomitizados. En el litoral, se pueden identificar algunas formaciones del Cenozoico, como la Formación Cacela (Mioceno Superior), constituida por conglomerados con fósiles, arenas, limolitas, areniscas, arcillas y argilitas (Trindade, 2007). En relación a los depósitos arcillosos de esta región, se pueden distinguir, a grandes rasgos, dos fuentes de suministro de material arcilloso. Como ocurre por todo el Algarbe, principalmente en la zona

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de Tavira (Santa Catarina de Fonte do Bispo), dónde varias unidades fabriles mantienen la producción, las explotaciones de Cacela se encuentran asociadas al Complejo Margo-Carbonatado-Evaporítico de Silves, como es el ejemplo del cerro de los Barros (Santa Rita). Se trata de arcillas illíticas, carbonatadas (calcita y/o dolomita), ricas en óxidos de Fe (hematite) y, por veces, con proporciones variables de minerales evaporíticos (anhidrita e yeso) (Trindade, 2007: 89). No obstante, algunos depósitos arcillosos asociados a la Formación de Cacela también han sido explotados.

3. LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA EN CACELA: CENTROS PRODUCTORES Y PERÍODOS HISTÓRICOS 3.1. LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA EN LOS SIGLOS XIX Y XX 3.1.1. La alfarería de Santa Rita En los finales del siglo XIX, Santa Rita es referida como uno de los centros alfareros más importantes de la región: “No Algarve fabrica-se louça por toda a parte onde existe argilla, o que se explica pelo afas-

tamento relativo destaprovíncia. Os centros mais importantes são Tavira, Santa Rita, Cacella, Moncarapacho, Santa Catharina, Olhão, Lagos, Lagoa, etc.” (Lepierre, 1899: 88).En 1908, Ataíde Oliveira, en su obra monográfica sobre el municipio de Vila real de Santo António, afirma el siguiente: “Na freguesia de Cacella trabalha-se na fabricação da louça de barro. Encontram-se diferentes fabricas deste artigo no sitio de Santa Rita, pertencente a esta freguesia.” (Oliveira, 1908: 177). En la prensa local, en un articulo intitulado “Aspectos da Indústria e do Artesanato em Cacela nos anos 40 do Século XX”, Fernando Gil ha escrito el siguiente: “Na localidade de Santa Rita havia uma olaria, do José Rosa, onde eram feitas panelas, caldeirões, vasos, infusas e alguidares, com barro colhido na região.” (Cardeira, 1997: 9). No obstante las referencias documentales sobre la existencia de distintas alfarerías en Santa Rita en los finales del siglo XIX, los habitantes locales únicamente tienen memorias de la alfarería de José Rosa (Fig. 3). Hijo de una familia de alfareros -familia Palermo Rosa- procedente de Martim Longo (Alcoutim), José Rosa nació en los finales a finales del ochocientos en Santa Rita, en una pequeña casa que todavía es propiedad de sus descendientes. Habrá empezado a trabajar muy temprano, con 13 o 14 años, en los ini-

Fig. 3. Localización de los sitios comentados en el texto asociados a la producción de cerámica en la cartografía (1:25000, hoja 600, 1980). 1) Alfarería de Santa Rita; 2) Tumba megalítica de Santa Rita; 3) Tejar del Cerro de los Barros; 4) Fábrica de Cerámica de Cacela; 5) Quinta do Muro; 6) Castillo de Cacela; 7) Manta Rota.

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Lám. 1. Fotografía de José Rosa, último alfarero de Santa Rita, en Septiembre de 1952. Perspectiva exterior de la alfarería de José Rosa, década de 50 (Fotografías cedida por familiares).

cios del siglo XX, en aquél taller que seria la última alfarería de Santa Rita. La tienda, como era conocida, era una pequeña casa ubicada en aquella que es hoy la calle de los alfareros. En su interior, había tres tornos de alfarero (aunque en los años 40 solamente dos funcionaban), espacio para conservar el barro y las piezas antes de ir al fuego. En el exterior, se ubicaba un molino para triturar la arcilla, tanques para preparar el barro y espacio para las piezas secaran antes de la cocción en el horno circular, situado en las proximidades. En una casa adjunta, se preparaba el vidriado de plomo durante la noche. Para los vasos, vasijas y cántaros, se explotaba las arcillas rojizas del Cerro de los Barros, ubicado a 0,8 Km a sureste del pueblo. Al bosque de Santa Rita, situado al norte, se recogía una arcilla de color crema que se utilizaba para los cántaros de agua. El proceso de extracción de la arcilla se hacía con ayuda de palas y azadas y el transporte hacia el tallerera realizado con mulos o con carros tirados por mulos. En el exterior del taller, la arcilla era triturada en los molinos movidos a fuerza animal, cribada y después mesclada con agua en los tanques. Ahí era agitada durante un día, colado y después llevado para tanques menos profundos, todavía en estado liquido, dónde la mezcla se secaba al sol. Después era cortada y se empezaba a trabajar en una laja de piedra (“como se hace con el pan”) hasta alcanzar la plasticidad necesaria. Una

parte de la arcilla se conservaba envuelta en pañuelos húmedos y la otra era dividida en trozos para empezar a trabajar en el torno. De las manos de José Rosa salían ollas, cuencos, cántaros, tinajas, jarras, macetas, potes, vasijas para aceitunas, etc. Las decoraciones se componían de incisiones sencillas. Después de secadas, primero a la sombra y después al sol, las ollas y cuencos eran vidriados en su interior. Posteriormente, las piezas eran colocadas y cocidas en un horno circular, durante uno día y medio (Lám. 1). La venta de los recipientes era realizada a través de intermediarios o comerciantes. Por veces, el proprio alfarero iba a los mercados o ferias dónde la población compraba los bienes que necesitaba. Los recipientes de cerámica (ollas, cántaros, cuencos, vasos, etc.) eran útiles imprescindibles en el cotidiano de las poblaciones hasta los años 50/60 del siglo XX, época en que los recipientes de plástico y aluminio comienzan a los sustituir. La alfarería de José Rosa se mantuvo en funcionamiento hasta esta época. Durante más de 50 años fue una alfarería de carácter familiar, aún así reconocida como importante a la escala regional. En la década de 40, llegó a trabajar otro alfarero en el mismo taller –José Maria Batista– que procedía de Olhão, buscando trabajo. Poco tiempo después, abandona Santa Rita, ya que José Rosa ya

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Lám. 2. Tejar del Cerro de los Barros. Izquierda arriba: perspectiva general del horno y del cerro al fondo. Izquierda abajo: Perspectiva general del horno y de la parrilla. Derecha: Alzado frontal del horno.

tenía ayuda de sus dos hijos, uno especializado en la extracción de la arcilla y otro en su preparación. No obstante, pasado una década, uno de los hijos ha fallecido y otro sigue otro rumo, ingresando en la Guarda Nacional Republicana. José Rosa mantuvo la alfarería hasta la década de 60, momento en que abandona la actividad y se dedica a trabajar en uno aviario próximo del pueblo. Son casi inexistentes los vestigios materiales de la actividad alfarera en Santa Rita. En este sentido, la memoria oral de los ancianos es fuente de información imprescindible. Los testimonios de José Alberto Rosa, nieto de José Rosa, hoy con 58 años, y Manuel José Batista, con 88 años, barbero del pueblo y hijo del alfarero de Olhão que ha trabajado en la alfarería en los años 40, han sido fundamentales en el intento de reconstruir esta artesanía centenaria, mientras tanto extinta. 3.1.2. El tejar del Cerro de los Barros En la prensa local, en un texto con el título “Aspectos da Indústria e do ArtesanatoemCacela nos anos 40 do Século XX”, Fernando Gil Cardeira ha escrito “No sítio do Cerro dos Barros existiu durante vários anos uma cerâmica que fabricavatelhas, ladrilhos e tijolos.” (Cardeira, 1997: 9). Recientemente, en las proximidades del Cerro de los Barros, se ha identi-

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ficado un pequeño horno de materiales cerámicos para la construcción (tejas, ladrillos y adobes) (Fernando, 1991). Se trata de una estructura rectangular, construida con piedra (en el exterior), adobes (en el interior) y cemento de barro. Conserva todavía la camera de combustión abajo el nivel del suelo y la parrilla suportada por varios arcos (Lám. 2). Esta pequeña unidad industrial ha empezado a laborar en los años 30/40 del siglo XX, por iniciativa de contratistas procedentes de Santa Catarina de Fonte do Bispo (Tavira), región que todavía hoy presenta fuerte tradición en esta actividad. La proximidad al Cerro de los Barros, fuente de suministro de arcillas en cuantidad y cualidad, ha sido el motivo de la instalación de esta unidad industrial. Según algunos ancianos de Santa Rita, han trabajado cerca de 5 años, con pocos trabajadores. Pero exactamente ¿Durante cuantos años? ¿Cuántas personas? ¿Cual fue el régimen de producción?, ¿Permanente o estacional?, ¿Cuál ha sido el proceso de producción, desde la extracción de la materia prima hasta la cocción? ¿El destino de la producción? Estas son algunas de las preguntas que todavía permanecen abiertas. No obstante, además de las memorias que algunos habitantes de Santa Rita conservan, subsisten antiguas leyendas en la tradición oral de moros y tesoros escondidos, que son testimonio de la antigüedad de la utilización


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Lám. 3. Fábrica de cerámica de Cacela. Arriba izquierda: vista aérea del complejo fabril y del embarcadero. Arriba derecha: pormenor de los edificios. Abajo: vista general de los almacenes.

de los barros y confieren una dimensión simbólica al territorio. Como ejemplos más característicos podríamos destacar la leyenda del pequeño moro encantado del Cerro de los Barros y la leyenda del buey encantado (Fernandes, 2007). 3.1.3. Fábrica de cerámica de Cacela Unidad fabril fundada por la Companhia Algarviense en 1889, en las proximidades de CacelaVelha, junto a la Ría Formosa. Es poco referida en la bibliografía disponible aunque se sabe que era, en los finales del siglo XIX, una de las mayores fábricas del Algarbe y una de las más importantes unidades del reino (Lám. 3). La actividad productiva ha transcurrido entre 1892 y la década de 30 del siglo XX, después de la compra de los derechos (tecnología, maquinaria, moldes, etc.) a la empresa inglesa Clayton & Cie, cuya marca surge impresa en algunos materiales recogidos a la superficie (adobes, ladrillos, etc.). Ahí se han producido ladrillos, tejas, adobes, tuberías y, posiblemente, según la bibliografía, balaustres y algunas lozas, aprovechando las barreras ubicadas en el talud detrás de la plataforma dónde se ha instalado la fábrica, a través de galerías transversales. Según Charles Lepierre (1889), las arcillas explotadas de la Formación Cacela eran de dos tipos, teniendo

en cuenta la plasticidad y composición: una amarilla, de más calidad, que después de cocida adquiría una coloración marrón/naranja, y otra rojiza oscura. Los hallazgos superficiales, sin otra documentación arqueológica que nunca se ha realizado, no permiten evaluar el contexto cronológico, planteando dos hipótesis: ¿Ha existido una alfarería antes de la unidad fabril? ¿Han coexistido los dos tipos de fabricación, uno manual y otro mecánico? El edificio, construido según los modelos de la arquitectura tradicional del Algarbe, con paredes de albañearía de piedra y adobe, seria formado por varios elementos. El estudio de Jorge Custódio (1998) en finales del siglo XX, cuando todavía subsistían algunos vestigios arquitectónicos en ruina y según informaciones orales procedentes de algunas personas que habían trabajado en esta unidad, ha permitido reconstruir espacialmente esta unidad. En este sentido, en el edificio de los motores (en 1912/15 serian dos de alta presión) se localizaban las máquinas a vapor y las calderas (dos, con una capacidad de producción diaria de 12000 a 15000 ladrillos, 1500 tejas y una cantidad apreciable de tuberías). Muy cerca, se ubicaban los cuatro hornos (uno Hoffman, contiguo con diez cameras y chimenea central, dos circulares y otro para vidriar), el taller de trituración y molienda

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mecánica (con agua procedente de una represa), el taller de moldeo mecánico y las áreas de secado (no hay evidencias o base documental que informen sobre esta fase del proceso productivo). Además, habría que señalar la residencia del director, cuyas características y localización se desconoce, y el embarcadero sobre la ría, dónde pequeños barcos llevaban la producción para barcos de mayor calado en el mar. En relación a los obreros, las informaciones estiman que han trabajado en esta unidad entre 5 y 40 personas (Lepierre, 1912; Custodio, 1998), con posibilidad de haber llegado a los 60 trabajadores en fases de mayor necesidad productiva. Según Pessanha, citado por Custodio (1998: 12), los sueldos eran los más bajos de todos los alfares del reino. A pesar de las dificultades iniciales de instalación y puesta a punto de la fábrica (costes de instalación, falta de coordinación técnica, etc.), contamos con información de que todos los problemas fueron subsanados. No obstante, la calidad de los productos motivó a los administradores a cesar la actividad y traspasar la gestión a particulares, primero a José Afonso, que según informaciones orales aún ha mantenido la producción manualmente, y después a Francisco Rosa, que ha convertido el espacio en

terreno agrícola. La demolición de los hornos ha ocurrido en las décadas de 40/50 y, en los inicios del presente siglo, las restantes infraestructuras finalmente quedaron demolidas a causa de la construcción de un imponente bloque de edificios

3.2. LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA EN EL PERIODO ISLÁMICO En el periodo islámico, el castillo de Cacela, identificado por al-Idrisi como “QastâllaDarrâj” (Coelho, 2008), fue un puerto estratégico en la navegación por cabotaje en el Suroeste de la Península Ibérica (Lám. 4). Su territorio estaba limitado a oriente por el Guadiana, a poniente por el arroyo Almargem (Tavira) y al Norte por el territorio de Alcoutim. Las fuentes históricas y los registros arqueológicos sugieren una densa ocupación entre el siglo X y la primera mitad del siglo XIII (García, 2008), con una economía basada en la agricultura, pastoreo y minería (Catarino, 1998). Las excavaciones arqueológicas han puesto en evidencia un conjunto de silos y estructuras ubicadas en la plataforma superior amurallada y un barrio habitacional almohade extramuros, abandonado alrededor de 1240 (García, en prensa). En total, han sido documentados cerca de 16000 fragmentos de cerámica,

Lám. 4. Castillo de Cacela. Izquierda: fotografía aérea y perspectiva general en las excavaciones del barrio almohada. Derecha: representación gráfica de las pastas y formas más comunes.

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Lám.5. Castillo de Cacela: fotografía, dibujo y microfotografía obtenida en lupa binocular de algunos recipientes cerámicos.

aunque no hayan sido identificadas evidencias o contextos de producción alfarera. El conjunto ceramológico recuperado en el barrio almohade se compone mayoritariamente por cazuelas, ollas y cuencos, con signos deintensa utilización, siendo sustituidos con mayor frecuencia en el cotidiano doméstico de estas comunidades (Lám. 5). Las pastas evidencian mayoritariamente colores naranjas, poco compactas y con abundante desgrasante. Las pastas rojizas son minoritarias. En general, predominan las cocciones en ambiente oxidante en relación a las cocciones reductoras o mixtas. Las ollas y cazuelas exhiben las superficies internas y externas alisadas y raramente bruñidas. Los alcadafes (67%) presentan algunas diferencias en relación a los morfotipos anteriores. Exhiben pastas más compactas, de mejor calidad, de color naranja a beis, con un tratamiento bruñido de las superficies (61%) y

vestigios de engobe de color blanco o crema (8%). La observación por lupa binocular de algunos ejemplares ha permitido confirmar las hipótesis planteadas por el examen macroscópico, sugiriendo la existencia de dos fábricas. El primer grupo, compatible con las arcillas de los niveles inferiores de la Formación Cacela, presenta pastas compactas, carbonatadas y con poco desgrasante. El segundo grupo es formado por aquellos recipientes manufacturados con arcillas rojas rica en desgrasante, principalmente arena de cuarzo, que se puede asociar a los niveles superiores de la misma unidad geológica (Trindade, 2007). Por lo tanto, los dos grupos exhiben características mineralógicas y texturales compatibles con los depósitos arcillosos locales. No obstante, esta hipótesis de trabajo carece de una investigación arqueométrica más profunda que compare las arcillas disponibles y las pastas cerámicas documentadas en “QastâllaDarrâj”.

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3.3. LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA EN EL PERIODO ROMANO Durante el periodo romano, las características naturales de un territorio sobre la bahía de Monte Gordo, entre el Guadiana y la Ría Formosa, rico en recursos naturales, ha determinado la existencia de una densa ocupación costera de carácter industrial, asociada a la producción salazones (garum) y a la producción alfarera (Santos, 1971: 312; Maia, 1979; Viegas, 2006; García, 2008: 26). Con respecto a la producción alfarera, son conocidos tres núcleos: Manta Rota, Quinta do Muro y Olhos de São Bartolomeu, aunque este último se ubique próximo a Castro Marim. En Manta Rota, desde los inicios del siglo XX que hay referencias de la existencia de un horno de lozas, ánforas y candelas (Vanconcelos, 1920: 229). En 1992, trabajos de construcción han puesto en evidencia un nivel arqueológico con cerca de 0,6 m de espesor relleno con fragmentos de ánforas, material de construcción (tejas y adobes) y cerámica común. El sondeo arqueológico realizado

con carácter de urgencia con el objeto de evaluar las características del sitio, han permitido documentar la existencia de un posible horno rectangular. Paralelamente, han sido recuperados un conjunto ceramológico riquísimo, formado por fragmentos de cerámica común, ánforas y materiales de construcción. Recientemente, se ha realizado el estudio de la cerámica por Catarina Viegas, dónde la autora propone la existencia de un centro productor de cerámica que ha laborado entre el siglo I y los inicios del siglo V (Viegas, 2006: 259; 20092: 493). A tenor de la observaciónmacroscópico y clasificación tipológico sugiere la existencia de una producción local, que corresponde al 67% del muestreo analizado, formado mayoritariamente por ánforas Dressel 14 (con cronologías hasta del siglo III) y, en menor proporción, ánforas Almagro 51c (con fabricación hasta el siglo V) y cerámica común (platos, ollas, sartenes, tapaderas, cuencos, jarras, cántaros y tinajas). Además, diferencia dos fábricas, una más porosa, asociada a la mayoría del muestreo de ánforas, y otras más compactas, asociada a la cerámica común (Viegas, 2006: 187).

Lám. 6. Horno romano de la Quinta do Muro (Cacela). Pormenores del horno, parrilla, recipientes cerámicos y dibujo del alzado.

2 VIEGAS, C. (2009): A ocupação romana do Algarve: estudo do povoamento e economia do Algarve central e oriental no período romano. Tesis Doctoral. Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa.

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LA TRADICIÓN CERÁMICA EN CACELA (VILA REAL DE SANTO ANTÓNIO, PORTUGAL). UNA APROXIMACIÓN DESDE LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS, FUENTES HISTÓRICAS Y MEMORIAS ORALES

En el ámbito de los estudios arqueométricos desarrollados por el equipo del Instituto Tecnológico e Nuclear (Lisboa) (Fabião, 2004) para evaluar las características de los centros productores de ánforas de la Lusitania, un conjunto de 20 muestras (6 muestras de cerámica común, 2 muestras pertenecientes a ánforas Almagro 51c, 2 muestras de dolium y 10 muestras de ánforas Dressel 14) han sido sometidos al análisis químico por activación de neutrones (INAA) y mineralógico por difracción de rayos X(DRX). El objeto del trabajo ha sido evaluar la existencia o no de un centro productor a través de sus características químicas y mineralógicas y evaluar la procedencia de la materia prima empleada (Días et alii, 2009). Los autores han observado que un grupo significativo de muestras exhibe una composición química muy homogénea, especialmente el padrón de tierras raras, sugiriendo tratarse de un grupo de referencia de este centro alfarero. No obstante, algunas muestras presentan un comportamiento diferente, señalando la explotación de al meno tres fuentes de suministro: una asociada a materiales de la Faja Pirítica, arcillas carbonatadas y materiales ricos en minerales de arcillas y micas procedentes probablemente de las unidades geológicas del Triásico.

A su vez, la excavación arqueológica de urgencia en la Quinta do Muro (CacelaVelha), en 1990, ha descubierto un horno romano de planta rectangular asociado a tanques para fabricación de salazones (Lám. 6). El horno, con 2,85 m de ancho, presenta parrilla soportada por tres arcos (García, 1991). La tipología del horno y los materiales documentados en la intervención arqueológica señalan la existencia de una producción cerámica de materiales de construcción (tejas, ladrillos y adobes) y cerámica común.

3.4. LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA EN LA PREHISTORIA La tumba megalítica de Santa Rita ha sido identificada en 2001 en el ámbito de un proyecto de catalogación y clasificación del patrimonio histórico y arqueológico de Cacela (García, 2008). Este monumento se ubica en las proximidades de las tumbas de Nora y Marcela, excavadas por el ilustre arqueólogo Estácio da Veiga en el siglo XIX (Veiga, 1886). Se encuentra situado en un pequeño cerro, sobrancero a un pequeño arroyo, controlando visualmente un anfiteatro natural que se extiende hasta el litoral.

Lám. 7. Vista aérea de la tumba megalítica de Santa Rita.

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Lám. 8. Recipientes cerámicos documentados en el interior de la cámara funeraria de la tumba y microfotografías obtenidas con lupa binocular.

Los trabajos arqueológicos han puesto de manifiesto la existencia de un tumba parcialmente excavada en el sustrato rocoso, constituido por una camera funeraria, con planta piriforme, y un corredor de acceso (Inácio et alii, 2008 y 2010) (Lám. 7). Con respecto al ritual funerario, la ausencia de inhumaciones sugiere que este monumento fue utilizado solamente como osario. El ajuar es formado por hojas, ídolos de pizarra, puntas de seta, hacha de cobre y recipientes de cerámica. Las dataciones radio carbónicas sugieren una utilización desde los finales del IV Milenio A.N.E. hasta la mitad del III Milenio A.N.E. Las tumbas megalíticas de Santa Rita, Nora y Marcela parecen conformar la necrópolis de

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un asentamiento ubicado en una unidad geomorfológica elevada, con amplio control sobre los terrenos fértiles de la campiña litoral. Este conjunto define un modelo de explotación y ocupación del territorio basado en la agricultura intensiva, complementado con el aprovechamiento de los recursos disponibles (marinos, cinegéticos, pastoriles, etc.) en el entorno (Inácio et alii, 2012) En lo que concierne a la producción alfarera, la observación por lupa binocular y la proximidad del Cerro de los Barros (ver supra), no descarta la explotación de los bancos de arcilla locales para la manufactura de los recipientes domésticos y los ajuares funerarios (Lám. 8).


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4. CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

Los casos analizados en este trabajo son ejemplo de la interacción existente entre las comunidades que a lo largo de la historia han ocupado este territorio y han explotado los recursos naturales disponibles. En el seno de esta relación entre el paisaje, territorio y recursos se han observado ciertas semejanzas y varias diferencias que definen de forma concreta cada uno de los momentos históricos, aunque siempre con uno punto en común: el barro, materia prima que el ilustre geógrafo Orlando Ribeiro ha denominado como parte esencial de la civilización humana.

CARDEIRA, F. G. (1997): “Aspectos da Indústria e do Artesanato em Cacela nos anos 40 do Século XX”, Jornal do Algarve 27, pp. 9-14.

La identificación y estudio de los barreros, alfares y alfareros del territorio de Cacela, ha motivado nuevas inquietudes y diferentes líneas de investigación, girando todas ellas en torno a las siguientes preguntas: ¿Cuáles han sido los contextos sociales y económicos que han motivado la continua utilización y transformación de las arcillas locales para la fabricación de útiles domésticos y elementos de construcción? ¿Qué dimensiones sociales encierra el proceso productivo cerámico? ¿Qué importancia tiene la producción alfarera romana y qué relación existe en torno a los contenidos que transportaba (salazones y/o aceite de oliva)? ¿Cuáles los mecanismos de distribución local y regional de la alfarería de Santa Rita en el siglo XIX y XX? ¿Cuál la importancia nacional de los productos de la fábrica de Cacela distribuidos por vía marítima?

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¿Qué ha motivado la permanencia, continuidad, ruptura o transformación de los procedimientos tecnológicos?

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¿Cómo se han adaptado las comunidades rurales a las recientes alteraciones sociales y económicas resultado de la producción en masa de bienes de consumo doméstico y materiales de construcción?

GARCIA, C. (en prensa): “A arquitetura do bairro islâmico do Poço Antigo, Cacela. Campanhas arqueológicas de 1998 e 2001”, Arqueologia Medieval, Campo Arqueológico de Mértola.

¿Qué expresiones subsisten en la identidad local, en el paisaje y en la memoria oral, de la utilización de cerámica y de la producción alfarera? ¿Qué podemos hacer con este inmenso legado patrimonial, tanto en su dimensión material como inmaterial? ¿Sabremos nosotros perpetuar estas memorias?

INÁCIO, N., CALADO, D., NOCETE, F., CURATE, F., OLIVEIRA, C., PERAMO, A. e BAYONA M. R. (2008): “Pré-história e Megalitismo na região de Cacela. Uma proposta integrada de investigação, valorização e protecção do património arqueológico”, Actas do 7º Congresso de Arqueologia do Algarve, Silves, pp. 61-74. INÁCIO, N., NOCETE, F., CALADO, D., CURATE, F., NIETO, J. M., BAYONA, M. R., OLIVEIRA, C.

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AÑO 2019 ISBN 978-84-9959-315-9 ISSN 2174-9299

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