Narrador/a: MÂŞ JosĂŠ Fecha: 18 de noviembre de 2005
Una familia de ogros
Autoras: Rocío Antón y Lola Núñez Editorial: Edelvives
Ramón y su familia vivían en un precioso pueblo. Su casa estaba situada al lado de un río, rodeada de árboles.
Pero Ram贸n y su familia no eran felices, porque las personas del pueblo les ten铆an miedo. Y es que eran ogros.
Como todos los ogros, RamĂłn y su familia eran grandes y fuertes. VestĂan largos abrigos, enormes zapatos y siempre llevaban sombrero y un saco a la espalda. Los habitantes del pueblo pensaban que los ogros raptaban a los niĂąos y los metĂan en el saco. Pero ellos no eran de esa clase de ogros.
Un dĂa los hijos de RamĂłn quisieron ir al colegio. Llevaban sus sacos con libros, lĂĄpices de colores y un bocadillo. La profesora, al verlos con sus zapatos y sus abrigos, les dijo:
- Los ogros no van a la escuela. Y les dio con la puerta en las narices. Entonces, los ogritos volvieron muy tristes a su casa.
Otro dĂa, la familia fue al mercado a comprar pescado, huevos y fruta. Los vendedores, al verlos con sus sacos, sus abrigos y sus zapatos, les dijeron:
- Los ogros no van al mercado. Y les empujaron hasta la puerta. Entonces, la familia volvi贸 muy triste a su casa.
Los ogros aprendieron a vivir sin ayuda. Cuando querían comer pescado, pescaban en el río. La fruta y la verdura la cultivaban en su huerta; tenían gallinas que les daban huevos y una vaca que les proporcionaba la leche. Y los ogritos estudiaban en casa. Pero no eran felices porque las personas del pueblo les tenían miedo.
Una mañana, los ogros escucharon un anuncio por el altavoz de la plaza: EL DOMINGO SE CELEBRARÁ EN EL PUEBLO UN CONCURSO DE CUENTOS MARAVILLOSOS. TODOS PUEDEN PARTICIPAR. EL JURADO ESTARÁ FORMADO POR LOS NIÑOS DEL PUEBLO. Ramón decidió presentarse al concurso, porque él inventaba los cuentos más maravillosos del mundo.
Ramón trabajó noche tras noche para inventar un cuento maravilloso y hasta hizo dibujos para que después lo entendieran mejor los más pequeños. Cuando lo terminó, guardó sus lápices de colores, metió el cuento en un sobre y lo envió por correo. Pero no lo firmó para que nadie en el pueblo supiera que era suyo.
El domingo se celebraba el concurso y todas las personas del pueblo se reunieron en la plaza para escuchar los cuentos.
RamĂłn y su familia fueron tambiĂŠn a la plaza. AllĂ se colocaron donde nadie pudiera verles.
El alcalde leía los cuentos y los niños aplaudían cada vez que terminaba uno. Por fin, leyó el cuento de Ramón, que trataba de una estrella y una princesa. Al terminar, los niños aplaudieron con entusiasmo, mientras gritaban: - ¡Viva! ¡Bravo! ¡Este es el cuento más maravilloso del mundo!
El alcalde quiso saber quién había escrito el cuento, y por el altavoz dijo: -Por favor, que suba el autor. El ogro cruzó la plaza despacio. El alcalde, al verlo, le dijo:
- Los ogros no escriben cuentos, solo saben asustar a los ni帽os. Entonces, Ram贸n le contest贸: - Usted no sabe nada de ogros
Para demostrar que inventaba cuentos, Ramón contó uno de un dragón que tenía miedo al fuego. Y luego contó otro, y otro, y así estuvo en la plaza toda la noche. Las personas del pueblo empezaron a confiar en el ogro y cada noche le pedían que les contara un cuento. Y al cabo del tiempo, nombraron a Ramón bibliotecario del pueblo.
EL CONSEJO DE RAMÓN SI ENCUENTRAS A UNA PRINCESA, A UN VAMPIRO O A UN RATÓN, MUÉSTRATE AMABLE CON TODOS PORQUE VES QUE HASTA LOS OGROS PUEDEN TENER CORAZÓN.