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SINDROME

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LA NOCIÓN

LA NOCIÓN

SÍNDROME DE BURNOUT

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GRACIELA GORDILLO CASTILLO1

“La obsesión por el agotamiento de las reservas y por la detención de los motores, la idea de una decadencia no reversible, traduce ciertamente esta angustia propia del hombre moderno”:

ILYA PRIGOGINE

Resumen

El Síndrome de Burnout, conocido como síndrome de quemarse en el trabajo o de desgaste profesional, es un trastorno psicológico que tiene relación y origen con el estrés laboral, recientemente se ha escuchado con mayor frecuencia a partir del confinamiento por covid-19. Detectar agotamiento mental y físico, estrés crónico, sobre exigencia e insatisfacción personal, son algunos de los indicadores de que psicológicamente algo ocurre a nivel emocional y conductual. El siguiente artículo tiene la intención de mostrar los aspectos generales del trastorno, sus orígenes y cómo éste afecta al bienestar personal; a partir de la pandemia se está generando numerosa literatura acerca de las secuelas que ésta ha desencadenado, en donde sin duda alguna, la salud mental se ha visto igualmente afectada.

1.- Maestra en Docencia para la Educación Media Superior y Superior, se desempeña como docente en la Universidad La Salle Pachuca. Email: psicologa.gracielagordillo@gmail.com

EL ESTRÉS COTIDIANO

Ya es parte del conocimiento general que hemos aprendido a trabajar bajo presión, sin duda, el estrés, se ha convertido en compañero de trabajo de todos quienes nos encontramos en el campo laboral y de nuestra vida cotidiana. Las prisas del día a día, la urgencia por la entrega del trabajo, la inmediatez con que se solicita todo, nos enrolan, inclusive en una forma de vida acelerada y presionada. Aunado a esta visión del trabajador productivo, nos acompaña una pandemia mundial que vino a modificarlo todo. El hecho de percibirnos, a nosotros mismos agotados mental y físicamente, sentirnos estresados de manera crónica, sobre exigirnos que tenemos que salir de esta pandemia incluso con nuevos conocimientos y habilidades, solamente han provocado mayor insatisfacción personal, y a la vez todas estas situaciones son algunos indicadores de que psicológicamente algo nos está ocurriendo, y no para bien. Originalmente se utilizaba el término estrés en el área de las ingenierías, cuando se hablaba del esfuerzo al que se sometían ciertos materiales y de esta manera era posible conocer su capacidad de deformación y elasticidad; de ahí la analogía con respecto a la conducta y emociones en las personas. El estrés y el estrés laboral ya son asuntos atendidos por la Organización Mundial de la Salud que respectivamente los define como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción” y “la reacción que puede tener el individuo ante exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades, y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación”, (OMS, 2004).

Entonces el estrés no es en sí la presión a la cual está sometida la persona en su área de trabajo, sino su capacidad de respuesta a esta situación. Al igual que con los materiales, si la exigencia y la presión excede los límites, la estructura física o de la psique se verá dañada, tal vez de manera permanente.

EL SÍNDROME DE BURNOUT

¿Cuántos de nosotros últimamente nos hemos sentido agotados emocionalmente?, hemos hecho conciencia, o nos han hecho evidente que no rendimos en nuestras labores, ni entregamos los resultados esperados, ¿sentimos que no podemos con el estrés habitual?, incluso hemos experimentado una despersonalización. Todo ello son manifestaciones del Síndrome de Burnout, mismo que la OMS (2000) ha catalogado como riesgo laboral. La definición del Síndrome de Burnout, la concretan Maslach y Jackson (1981) como “una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, y se manifiesta con agotamiento emocional, despersonalización y disminución del desempeño laboral debido a la sobrecarga de trabajo”. Dentro de este contexto, la OMS precisa su definición de trabajo saludable como “aquel en el que la presión sobre el empleado se corresponde con sus capacidades y recursos, el grado de control que ejerce sobre su actividad y el apoyo que recibe de las personas que son importantes para él”; así mismo puntualiza al entorno saludable de trabajo “en donde la salud y la promoción de la salud constituyen una prioridad para los trabajadores”, (OMS, 2004, p. 4). Del mismo modo, en nuestro país, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social también define y además fomenta los ambientes laborales que proporcionen bienestar a los empleados y alienten su creatividad, (STPS, 2017). Desde este ángulo, emitió la NOM-035 relativa a factores de riesgo psicosociales; a través de ella se identifican, analizan y previenen los factores de riesgo psicosocial, y se promueve un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo, (STPS, 2018). En contraste con la realidad y en tiempos de pandemia, ¿quién realmente cuenta con un trabajo que cubra estas condiciones? Es sustancial mencionar en este espacio, que los psicólogos en la práctica clínica y de la salud, utilizamos herramientas de clasificación con el que emitimos un diagnóstico y para ello nos apoyamos en el manual de diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM), así como en la clasificación internacional de las enfermedades y trastornos relacionados con la salud mental, (CIE). Pese a que el síndrome de Burnout no se encuentra clasificado en estos libros, los psicólogos reconocemos todos estos indicios como evidencia de trastornos en el comportamiento emocional y cognitivo del cliente. Basándonos en lo anterior, ¿cómo identificamos si lo

que experimentamos se trata de Burnout?: 1) si la persona se siente sin recursos emocionales para afrontar una situación cotidiana de trabajo, acompañado de cansancio mental y fatiga física. 2) el fenómeno de despersonalización, el paciente lo describe como una alteración en la percepción de sí mismo, la persona manifiesta que se aprecia separada de sí, como si fuera un observador externo de sus procesos mentales o de su cuerpo. 3) si evidentemente se puede evaluar su desempeño laboral como inferior al esperado o al habitual. Asentir todos estos factores ponen en evidencia un desequilibrio con respecto a la expectativa del rendimiento del trabajador, pero más importante es la desorganización que ocurre en su interior. Cuando una persona está sometida a estrés laboral puede: sentirse angustiado, irritable, ser incapaz de relajarse, tener dificultades para pensar con lógica o tomar decisiones, disfrutar cada vez menos de su trabajo o percibirse menos comprometido, parecer deprimido o intranquilo, tener dificultades para dormir, incluso manifestar problemas físicos, (OMS, 2004). Entre las crisis que esta pandemia generó, el desempleo es una muy profunda. Para quienes conservaron su trabajo, desde el confinamiento ha sido posible que muchos pudieran realizar home office, y con ello todas las características en la manera de laborar cambiaron, los horarios, la participación, el ritmo, el entorno, los salarios, las relaciones y la interacción con la vida familiar; entonces, ¿cómo no sentir que te quemas por dentro? Como actuar ante el Burnout Como profesionales de la salud mental, es posible

diagnosticar un trastorno cuando existen dificultades en el funcionamiento cognitivo, cuando emocionalmente se presentan conflictos o cuando la sensopercepción se ve alterada y que ello provoque problemas en sus áreas de desempeño, manifestándose a través de síntomas o disfunciones en el comportamiento, el trastorno mental incluso evidencia modificaciones en la química cerebral (DSM-V, 2015). Sin embargo, solo los expertos psicólogos, terapeutas y psiquiatras podremos diagnosticar y brindar el tratamiento adecuado, desde un enfoque terapéutico específico. Cabe entonces preguntar ¿qué jerarquía tiene para los patrones o empleadores la salud mental?, ¿Se apegan a la NOM-035, que la STPS considera para analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo? Es preciso preguntarnos también, ¿qué importancia le otorgamos como individuos al bienestar mental y emocional?, ¿por qué normalizamos todos estos síntomas y creemos que ya pasarán o se solucionarán con el tiempo? Claro está que es urgente como sociedad desestigmatizar a los problemas de salud mental y a la búsqueda de ayuda psicológica y psiquiátrica. Que otorgue la atención especializada a todos estos mecanismos con los que el paciente responde y manifiesta a partir de su incapacidad ante la amenaza de enfrentar al estrés.

CONSIDERACIONES FINALES

Es real que estamos viviendo una situación mundial de alarma que nos mantiene confinados y trabajando -los que aún conservamos el trabajo- en condiciones constantes de estrés, se les unen a todas las demandas propias de la faena, esta pretensión de entregar resultados, de ser competitivo, el cumplimiento de metas, sin pensar en modelos más flexibles que se adapten al agobio y la incertidumbre de este aislamiento. Aunado a lo anterior, es necesario reconocer e identificar que el Síndrome de Burnout se manifiesta ante la incapacidad de responder a estas demandas y exigencias de estrés y presión en el área de trabajo; como consecuencia, sus efectos perjudican y alteran evidentemente la calidad de vida de quien lo padece, así como de los resultados arrojados en la productividad. En teoría, y apegados a la normatividad, los empleadores o patrones atienden las condiciones laborales, debiendo ser esto una prioridad; por consiguiente, reparar en las emociones, las conductas y en los pensamientos también forman parte del auto cuidado. Acudir al especialista indicado es una responsabilidad individual. En las anteriores palabras advirtamos que, el bienestar físico y mental se encuentran totalmente vinculados. DIMX

REFERENCIAS

* Maslach, C., & Jackson, S. E. (1981). The measurement of experienced burnout. Journal of organizational behavior, 2(2), 99-113. * Morrison, J. (2015). DSM-5® Guía para el diagnóstico clínico. Editorial El Manual Moderno. * OMS, (2000). Informe sobre la salud en el mundo. https://www.who.int/ whr/2000/es/

* OMS, (2004). Protección de la salud de los trabajadores. No. 3. OMS. https://www.who.int/occupational_ health/publications/pwh3sp.pdf * STPS, (2017). Comunicado Boletín No. 1026. https://www.gob.mx/stps/ prensa/fomenta-stps-ambienteslaborales-de-bienestar * STPS, (2018). Factores de riesgo psicosocial Identificación, análisis y prevención, en Guía informativa, NOM-035-STPS-2018. https://www. gob.mx/cms/uploads/attachment/ file/503381/NOM035_guia.pdf

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