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Pluma invitada Memorias | Paola Donati

Salí de Haití para Nueva York el mes de Agosto de 1960, con lágrimas en los ojos y ademàs, era la primera vez que me subía a un avión. ¡Que experiencia!

Además, extrañaría a mis amigos, la música, los bailes, los tambores del vudú los viernes en la noche y hablar creole1

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La Embajada de Estados Unidos me proporcionó un permiso especial de un año y medio, para poder estudiar y trabajar. Ya hablaba más o menos los idiomas inglés y español, lo que me permitió hacer luego amistad con latinos, cubanos y chilenos.

El doctor chileno amigo, trabajaba en un hospital con un español que había obtenido el Premio Nobel, fue un gran honor conocerlo y platicar con él.

Primero viví un mes con mi hermana que ya estaba en NY y luego compartí un departamento con amiga austriaca pero nacida en Haití.

Fui a la escuela, traté de ambientarme en una ciudad tan grande. Por suerte me presentaron a un famoso periodista John Sack el cual amablemente me introdujo amigos abogados que trabajaban para Radio Free Europe ¡que todavía existe!

Querían clases de francés, eran muy simpáticos y me enseñaron mucho de política. Casi todos habían estudiado en Harvard.

1.- Idioma que conjuga y combina distintas lenguas de origen africano, que se conjugó con el francés y las expresiones nativas de la isla, generando una síntesis muy propia del país caribeño, Haití.

En 1961, cuando sucedió el evento dela Bahía de los Cochinos, Cuba, me manifesté en contra de Castro con mis amigas cubanas, frente al Consulado Ruso.

En aquel tiempo había mucho racismo y por suerte hablaba inglés con acento francés así que me salvé de mucha maldad.

Terminando la escuela fui a trabajar en el Garment District2 y me divertí y aprendí mucho sobre ropa y tiendas.

Un día de casualidad el dueño de Reynolds Aluminum necesitaba un intérprete de italiano y español para un cliente peruano italiano, por medio de un amigo suyo me llevaron a Washington DC en un avión privado para ayudarlo unos días.

Fue increíble la experiencia y luego me topé con Frank Sinatra y al saludarlo casi me desmayo...

Los sábados en la noche frecuentemente íbamos en un local “Palladium”, un lugar al que asisitía puros cubanos, allí conocimos músicos exiliados famosos como Celia Cruz, increíble y Vicentico Valdés, que siempre cantaba Los aretes de la luna, que al terminar de cantar, se paraba a saludarnos y platicar un rato.

Bailábamos y nos atendían de maravilla. Una noche llegamos y entrada bloqueada por policías, habían encontrado, drogas y alcohol prohibido, según dijeron los uniformados. ¡Jamás nos habían ofrecido algo, pero no regresamos!

Luego con otros amigos iba a escuchar jazz, me tocaron los mejores y aprendí twist con Chubby Checker. Cantantes ni se diga, Nat King Cole, Ray Charles y muchos más.

A veces los fines de semana con otra amiga que tenía coche íbamos a Washington DC, a visitar compañeros de Haití que estudiaban en Georgetown University. ¡Como

nos divertíamos!

Con ellos compartía la casa un estudiante mexicano simpático y me acuerdo un día que era una fiesta nacional de su país, se vistió de charro, se emborrachó con tequila, lloraba y cantaba “Mexico lindo y querido”.

Fue un periodo increíble de mi vida. En diciembre 1961 fui a pasar el Año Nuevo en Puerto Rico a casa de amigos y el 31 en el local donde fuimos a festejar, cantó Libertad Lamarque. Nunca lo olvidaré.

Ese año y medio fue lo máximo, me dolió tener que irme, pero mi visa vencía y no podía extenderse a menos que me casara con un americano, pero siendo joven nunca estuvo en mis planes.

Así en Enero tomé un avión hacia Roma, porque no me quedaba de otra y otra vez, a llorar.

Inspirado en algunos personajes y hechos reales y en otros que podrían haber existido o sucedido, Alvise Calderón nos presenta en este su primer libro de cuentos una serie de historias tan disparatadas como posibles en nuestra realidad: FRANCISCO HINOJOSA

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