Prehistoria peninsular El paleolítico peninsular Los primeros poblados de la Península Ibérica partieron de África y llegaron a Europa hace 800000 años. Sus restos han sido hallados en la Sierra de Atapuerca (Burgos), y han sido denominados Homo antecessor. También en Atapuerca se identificaron individuos pertenecientes al Homo heidelbergensis, con una antigüedad de 350000 años. De su antecesor, el Homo neanderthalensis, se han encontrado restos de 45000 a 35000 años de antigüedad, en El Sidrón ( Asturias), Sima de las Palomas (Murcia), Cova Negra (Valencia) y Banyoles (Girona). La llegada a Europa del Homo sapiens tuvo lugar hace 40 años.
Los primeros pobladores peninsulares eran depredadores y su supervivencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección de frutos. Eran nómadas, ya que se desplazaban siguiendo a los rebaños de animales o buscando unas condiciones climáticas favorables. Presentaban una organización social colectiva y vivían en pequeños grupos, sin una clara jerarquización social. Del Paleolítico Inferior (800000-90000 a.C.) se han hayado utensilios (cantos golpeados para obtener un filo y bifaces) y también restos de animales que servían de alimento a los seres humanos. Algunos yacimientos importantes son los de Torralba y Ambrona (Soria) y el de Bolomor (Valencia). Del Paleolítico Medio (90000-35000 a.C.) se han encontrado abundantes útiles (raederas, puntas, cuchillos...) en cuevas como las de El Castillo (Cantabria), Lezetxiki (País Vasco), Peñamiel (La Rioja) y L'Arbreda (Girona). El Paleolítico Superior y el Epipaleolítico (35000-5000 a.C.) están asociados a una especialización de las industrias líticas, al uso de nuevos materiales, como el
hueso, y la aparición del arte rupestre y mobiliar. De entre los yacimientos de este período destacan los de Tito Bustillo (Asturias), Parpalló (Valencia) y Santimamiñe (Vizcaya). La Península Ibérica posee numerosas cuevas y abrigos naturales con pinturas y grabados paleolíticos. Se trata de un arte figurativo en el que destacan los animales pintados con una técnica naturalista. Las figuras se hallan superpuestas sin formar escenas, aunque presentan efectos de volumen y movimiento. La mayoría de estas pinturas se concentra en la zona cantábrica y destaca, sobre todo, la cueva de Altamira, una de las mejores muestras mundiales de arte paleolítico. En la zona levantina sobresalen las pinturas halladas en abrigos al aire libre, en Cogul (Lleida), Albarracín (Teruel) y La Valltorta (Castellón), con una cronología más tardía (10000-5000 a.C.). En ellas se representan escenas de carácter narrativo (cacerías, danzas rituales, recolección de miel...) con proliferación de figuras humanas que tienden a la esquematización. Fuente original: libro de texto. Las comunidades neolíticas El proceso de sedentarización provocado por la revolución neolítica estableció una nueva etapa en la vida del hombre: las aldeas neolíticas. La amplia disponibilidad de alimentos significaba que él pudiera vivir en un lugar durante un largo periodo de tiempo, en la medida que la práctica de la agricultura le pudiera asegurar una vida más estable. Otra consecuencia directa fue el aumento de la población humana, que naturalmente dio paso a la formación de las comunidades más numerosas. Así, la transformación promovida por la revolución agrícola vino acompañada por la formación de las primeras aldeas neolíticas. Entre 6.000 y 8.000 a.C., esos agrupamientos humanos se habían extendido en el sur de Europa, norte de África y Asia sudoccidental. Toda la región de llamado Creciente Fértil se transformó en la principal localización de grupos que presentaban formas más complejas de orientar sus relaciones y prácticas cotidianas. En general, la mayoría miembros de la aldea poseía un grado de parentesco entre
ellos mismos, teniendo en cuenta que algunas familias formaban el conjunto de la comunidad. También conocidas como clanes, esas familias se juntaban a otras para la formación de una sociedad tribal. En ese estadio, todavía no podríamos dejar de citar la presencia de un poder político superior, pues las principales decisiones eran dejadas a cargo del miembro más viejo de cada familia. Algún tiempo después, la organización podría delegarse a la figura de un patriarca, que, a través de la elección entre los líderes de la aldea principal, debería ordenar las cuestiones de carácter religioso, político y militar. Inicialmente se llevaron a cabo las actividades por todos los miembros, no habiendo distinciones que organizasen el papel social de cada individuo en la comunidad. En ciertos casos, esta división se basaba sólo en las tareas permitidas a hombres y mujeres. El tipo de trabajo realizado aún no tenía un elemento de distinción social. La obligación de cultivar los campos, regular las inundaciones, cuidar de animales domésticos, explorar los bosques, cazar animales, drenar los pantanos, fabricar tejidos o desarrollar cerámica podría ocurrirle a cualquier miembro de la comunidad. Pasando la rara disponibilidad de excedentes, la producción agrícola alcanzada por una aldea neolítica era igualmente dividida entre su población. Con el paso del tiempo, estas sociedades de aldeas fueron creciendo aún más, haciendo que las actividades de cultivo fueran destinados solamente a una parte de la población. De esta manera, los campesinos intercambiaron sus excedentes de producción agrícola por herramientas, utensilios y otros productos de interés para su propio uso. La actividad comercial dio sus primeros pasos y con él las relaciones económicas y sociales ganaron otra forma de relacionamiento social. Se daba inicio a las primeras ciudades de la antigüedad.
Las sociedad con metalurgía El Calcolítico (calcos, “cobre”; lito, “piedra”) define el periodo temporal entre finales de la era neolítica y los principios de la Edad de los Metales. El trabajo del cobre, se ha creído que el nacimiento de la fabricación de útiles de metal ha sido el
desencadenante de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, pero en realidad no es más que una de las muchas innovaciones de ese periodo, que tiene como grandes desencadenadores en los grandes cambios relacionados con la agricultura y la ganadería. La fabricación de herramientas de cobre no requiere un salto tecnológico cualitativo. Las pruebas de su tratamiento se han hallado en recipientes cerámicos que contienen pequeñas esquirlas de cobre. Los restos de cobre más antiguos se localizan en Anatolia, nos hablan de los primeros experimentos en el trabajo del cobre. En Egipto, la escasez de cobre hace suponer que su trabajo fue importado. En Europa hubo abundancia en cobre. Los verdaderos avances se produjeron en agricultura y ganadería, en agricultura, se produjo la invención del arado. De esta forma, se pudo cultivar más allá de las riveras de los ríos, donde antes era muy difícil o imposible cultivar. Hay restos de los arados que hicieron los surcos, que se conservaron debajo de los túmulos. En el territorio balcánico se ha encontrado tumbas con parejas de bueyes. Comenzó a utilizarse la fuerza de tracción animal en agricultura. Otro avance en agricultura es la introducción del regadío, que supuso una modificación de la distribución de los recursos hídricos, y una mayor superficie de tierra cultivable. Se introduce el cultivo de la vid y el olivo, que proceden de las especies vegetales. Frente a los cereales, la vid y el olivo requieren varios años para que den frutos, por lo que requiere una fijación a la tierra mayor de la acostumbrada. Los otros grandes cambios corresponden a un cambio en la explotación ganadera. El ganado ya no se criaba únicamente por su carne, sino para aprovechar todo lo que el animal podía aportar: la lana, su fuerza de tracción para el transporte o el arado, la leche, y su estiércol como fertilizante, o para otros fines, como el de combustible. Se implantaron fórmulas para rentabilizar la explotación como diversos animales para el transporte con distintos fines. El asno se empleaba para transportar mercancías. El buey se utilizaba como tracción para el arado y para llevar carros. El caballo era un elemento de estatus. Erica Cartemil y Noemi Bravo Pueblos Prerromanos
Desde los inicios del siglo V a.C., en la península había dos culturas: Los celtas y los íberos. Los íberos habitaban el este y sur de la península. Estaban influidos por las culturas griega y púnica. Su economía se basaba en la agricultura de cereales, vid y olivos; en la explotación de plantas para fabricar tejidos y en la minería para metalurgia. Gracias a la economía desarrollaron una moneda propia. Vivían en poblados amurallados, su organización social ere basado en tribus y existía una jerarquía basada en el poder económico y militar. Llegaron a desarrollar la escritura. Los celtas ocupaban la Meseta y las costas atlánticas. Su economía era más rudimentaria y con escaso comercio. Su agricultura se basaba en los cereales, común en los llanos; mientras que en las montañas se daba ganadería. Vivían en castros y se organizaban en tribus. No conocían la escritura.
Conquista romana Tres etapas: La primera etapa (218-197 a.C.) ocurrió durante la segunda guerra entre Roma y Cartago. Para impedir el paso hacia Italia de Aníbal, los romanos desembarcaron en Emporion en 218 a.C. pero no fue hasta 197 a.C. que consiguieron derrotar a los cartagineses y a sus aliados hispanos. Así dominaron la costa mediterránea y
el sur de la península. La segunda etapa (197-133 a.C.) comportó la conquista de la Meseta caracterizada por la resistencia de los pueblos indígenas. La última etapa (29-19 a.C.) consistió en la conquista de la zona cántabra y asturiana, conquistando así toda la Península. Romanización de Hispania Tras la conquista de la península, esta fue dividida en varias provincias por Augusto cada con su propio gobernador y funcionarios. Roma impuso en Hispania su sistema económico: trifundios, prosperidad de la tierra, esclavitud, la ciudad como centro de comercio, así como el uso de la moneda. También impuso su sistema social con una jerarquía basada en la riqueza. Se mantuvo la agricultura y ganadería como base económica, pero introduciendo técnicas como el barbecho, el regadío y los animales de tiro. Los cultivos principales eran los cereales, la vid y el olivo en secano; y los frutales y hortalizales en regadío. En ganadería se mantuvo dominante la ovina. Se desarrolló la artesanía y el comercio, destacando las ciudades de Calatayud y Toledo en armas, Játiva en paños y Bética en salazones. Las ciudades se convirtieron en el centro administrativo, jurídico, político y económico. Estas se organizaron mediante el sistema de urbanismo romano. Se creó también un sistema de calzadas que comunicaba la península con el resto del Imperio. Se introdujeron también el latín como lengua común, la religión romana, y más tarde, la cristiana. Crisis y caída del imperio A partir del siglo III , el fin de las conquistas y la concesión del derecho de ciudadanía produjo una disminución considerable de los ingresos fiscales del Estado y un encarecimiento progresivo de la mano de obra esclava , cada vez menos rentable . En consecuencia el Imperio entra en crisis . Paralelamente, las fronteras empezaron a verse afectadas por la presión de los pueblos bárbaros . Para hacer frente a esta situación , los emperadores comenzaron a gobernar de
una forma dictatorial y los complots para acceder al poder se sucedieron . Las provincias Hispánicas también sufrieron esta situación . En el campo los esclavos fueron sustituidos por colonos , que solían ser pequeños propietarios que , afectados por esta situación , vendieron sus tierras y se pusieron a trabajar en ellas a cambio de una parte de la cosecha . De este modo se había dado el primer paso hacía la servitud . El Imperio comenzó a ruralizarse y los enfrentamientos para la defensa de las fronteras provocaron un colapso del comercio. El aislamiento de Hispania se acentuó por la devastadora invasión de la Península por bandas de francos y alemanes . A partir de ese momento Hispania no se recuperó y sus provincias volvieron a un estado de autosuficiencia . En el siglo V el Imperio Romano y toda su estructura se hundieron definitivamente y se impuso un clima de inseguridad en todo Occidente . La formación del Reino Visigodo En el año 409 , diversos pueblos bárbaros penetraron en Hispania sin encontrar apenas resistencia . Para frenar este avance el Imperio Romano permitió el asentamiento de los Visigodos en el Sur de la Galia y a controlar los territorios de Hispania . Con la desaparición del Imperio en 479 , el imperio Visigodo alcanzó su total independencia . Pero en el año 507 los Visigodos fueron desplazados de la Galia por los francos y establecieron es Hispania el Reino Visigodo Independiente. La monarquía visigoda construyó su dominio sobre la Península a partir de la unificación territorial , política , religiosa y jurídica . En primer lugar Leovigildo y su hijo Recaredo consiguieron expulsar a los bizantinos . Dominando el territorio , estructuraron una monarquía hereditaria . Leovigildo promovió , además , la igualdad de hispanorromanos y visigodos . Mas tarde su hijo se convertiría al cristianismo , religión mayoritaria . La ruralización de la sociedad Con las invasiones germánicas , las grandes ciudades hispanorromanicas aceleraron su decadencia , lo que afecto a la artesanía y al comercio. Además , como los intercambios cada vez eran menos frecuentes las vías romanas cayeron
en el desuso . La economía se ruralizó y la agricultura y la ganadería se convirtieron en las actividades básicas . Los invasores germánicos se repartieron dos terceras partes del tierras peninsulares , que estaba , la mayor parte , trabaja por colonos . La tendencia de la monarquía a pagar con tierras públicas dio lugar a la concentración de la propiedad en manos de la nobleza visigoda o hispanorramana . Las dificultades de mantener a los esclavos y su equiparación con los colonos dieron origen a un nuevo grupo de campesinos dependientes . A mediados del siglo VII, el Reino Visigodo entró en crisis debido a la incapacidad de la monarquía para cobrar tributos y mantener su autoridad . Se formaron así grupos nobiliarios que se disputaban el trono , lo que implicó el rápido hundimiento de la monarquía Visigoda ante la invasión musulmana . Pablo Rial Pablo Rosales
AL ANDALUS. INTRODUCCIÓN. En el año 711, un ejército bajo el mando de Tariq, formado básicamente por berebéres procedentes del norte de África, cruzó el Estrecho de Gibraltar, venció al verdadero rey visigodo e inicio la conquista de la peninsula. Para el año 718, todo el territorio fuera ocupado de forma casi cruenta, debido a que buena parte de la noblea visigoda pactó la sumisión y el pagamiento de tributos y a los invasores, y a cambio de la conservación de sus tierras.
Etapas. Entre el año 714 y el 756, Al-Andalus fue un Emirato Dependiente de Damasco, gobernado por un valí y sumido en un clima de tensión. La época de estabilidad llegó con Abd al-Rahmán I , éste convirtió el territorio en un Emirato independiente.(756-929) Más adelante, Abd al-Rahmán III se sintió suficientemente fuerte para declarar su independencia religiosa y proclamó al Califato de Córdoba(929-1031), que constituye y el período de máximo esplendor andalusi. A inicios del siglo XI, la aristocracia, el ejército y más las ciudades enriquecidas con el comercio comenzaron a actuar como fuerzas disgregadoras. En pocos años, el Califato se deshizo y quedó dividido en más de 25 reinos de taifas Así a finales del siglo XIII solo sobrevivía el Reino de Granada, que mantuvo la presencia Islámica en la península hasta el año 1492. Organización del Estado. La Organización de manera centralizada. El Califa era la máxima autoridad de los creyentes, dirigía el poder político, militar , económico y la política exterior. Las regiones fronterízas tenían un estatuto especial y en ellas el valí (gobernador) asumía poderes militares. El territorio estaba dividido en 3 provincias, la inferior en torno a badajoz , la media, alrrededor de Toledo y la superior, con capital en Zaragoza.
Economía. Principalmente se dedicaban a la agrícultura. Empleaban el regadio ,como técnica para regar. Principales cultivos:(Trigo, Olivo, y Vid). En esta etápa también adquirieron mucha importancia productos como ( Las berengenas,el arroz, la caña de azucar..). Fue una agricultura,muy productiva que generó excedentes orientados al abastecimineto del mercado urbano. -Economía en las ciudades. Las ciudades fueron el centro de vida económica, social y cultural. Prosperó la Artesanía y el comercio exterior. Empleo de la moneda. La ciudad de Córdoba, era el núcleo económico y cultural más importante del AlAndalus, llegó a superar los 100.000 habitantes en el siglo XX se convirtió en la mayor ciudad de Europa occidental.
Pluralidad étnica y esplendor cultural. La sociedad andalusí presentaba una notable pluralidad étnica y religiosa. La mayoría islámica se encontraba dividida en diferentes étnias que , pese a ser iguales ante la ley , ocupaban distintas posiciones sociales. Grupo privilegiado------Baladís.(Los que tenían antepasados árabes) Por debajo se situaban los Bérberes y más los Muladís. También podemos destacar a los Mozárabes(Hispanos que conservarán la religión
cristiana y más los Judíos. La España musulmana se caracteriza porque tuvo un elevado Desarrollo cultural y científico. Finalmente en el arte y sobretodo en la arquitectura , es dónde el Islam dejó su pisada más característica. La Mezquita de Córdoba y La Alhambra de Granada son los dos ejemplos más destacados de esta cultura , de esta forma surgió ,o que conocemos como arte hispanoárabe . Sara García Sonia Valenzuela
LA FORMACIÓN DE LOS PRIMEROS REINOS CRISTIANOS (SS.VIII-XII) Eje cronológico de esta etapa:
1.La creación del reino asturleonés: A partir del 711 los musulmanes ocuparon la Península Ibérica a excepción de los territorios situados al norte. En la Cordillera Cantábrica fueron derrotados por D.Pelayo en la batalla de Covadonga en el año 722, evitando su avance. En los territorios del norte se fueron formando núcleos cristianos ue después se convirtieron en reinos, el primero el astur-leonés. Los sucesores de Pelayo fueron Alfonso I y Alfonso II (creadores del Reino de Asturias). Alfonso II aprovechó la debilidad de los emires cordobeses para acabar llegando a León y repoblandolo (914), el que pasó a llamarse Reino de León. Fortificó la zona del este con el condado de Castilla gobernada, entre otros, por Fernán Gómez. Los condados pirenaicos En los Pirineos, los reyes carolingios constituyeron la Marca Hispánica, unos condados vinculados al reino franco que con el tiempo se independizaron. Los hispanos crearon el condado de Aragón, más tarde, se crearía el Reino de Pamplona por la expulsión de los gobernadores francos. Vilfredo el Velloso convirtió en hereditarios sus derechos, su nieto (Borrel II) se negó a renovar el juramento del vasallaje al rey franco. De este modo nacieron los Condados Catalanes. La consolidación de los reinos El rey Sancho III el Mayor se hizo con los reinos de Sobrarbe, Ribagorza, Aragón y Castilla, los cuales repartiría entre sus hijos. Fernando I unió los Reinos de Castilla y León pero cuando murió se dividieron de nuevo. Alfonso VI logró una reunificación pero no se vincularía definitivamente hasta 1230, bajo el nombre de Corona de Castilla. El reino de Aragón se une con los Condados Catalanes dando lugar a la Corona de Aragón, esto sucede por el matrimonio entre Petronila y Berenguer IV. Después de la batalla de Muret, los reyes de la Corona de Aragón perdieron la mayoría de sus dominios.
La expansión hacia el sur. En 1212 Alfonso VIII vence a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa y de este modo amplía los territorios cristianos hasta Andalucía. Los reyes de Castilla (Fernando III y Alfonso X el Sabio) conquistaron el valle del Guadalquivir y Murcia. A su vez, Jaime I (rey de Aragón) conquistó los reinos taifas de Valencia y las islas Baleares. En este contexto sólo quedaba Granada bajo el dominio de los musulmanes. En 1492, los Reyes Católicos finalizaron la Reconquista con la conquistando el Reino Nazarí de Granada, de este modo los musulmanes abandonaron la Península Ibérica. Hubo aspectos que favorecieron la Reconquista tales como: - El aumento de la población. - La buena organización política y militar (había alianzas entre los reinos cristianos) . - La necesidad de aumentar las tierras de cultivo y obtener pastos para el ganado. - La idea de estar llevando a cabo una cruzada para recuperar tierras cristianas en dominio musulmán, como se hacía en la Europa medieval.
La Repoblación. Se define como la ocupación por parte de la población cristiana de las tierras que, hasta entonces, fueron ocupadas por los musulmanes. El proceso se llevó a cabo mediante diferentes formas: - El reparto de casas y tierras entre la población que había participado en la reconquista. - La concesión de fueros (privilegios a los habitantes de ciertos núcleos de población). - Capitulaciones (pactos entre los reyes cristianos y la población musulmana y judía que habitaba la zona conquistada).
La sociedad de la época. En los reinos cristianos durante la Reconquista convivieron tres culturas: cristianos, judíos y mudéjares (musulmán que permanecía en las tierras conquistadas y no se convertía al cristianismo). Las ciudades eran pequeñas y estaban amuralladas. Su gobierno estaba en manos de los consejos (ayuntamientos). Clases sociales: 1º) Rey. 2º) Estamento privilegiado. -Alta nobleza: condes, duques y marqueses. -Baja nobleza: hidalgos. -Clero: obispos y abades. 3º) Estamento no privilegiado. -Burguesía: comerciantes y artesanos. -Campesinos. Ángela Beade Paula Ríos
Expansión y crisis de los reinos cristianos (S. XIII – XV) Las conquistas del siglo XIII La primera mitad del siglo XIII fue de gran expansión de los reinos cristianos, sobre todo a partir de la disgregación, del poder almohade tras la derrota de las Navas de Tolosa. Entonces los reinos peninsulares se lanzaron a la conquista de amplios territorios: - Jaime I de Aragón conquistó Mallorca en 1231, entre el 1235 y el 1245 el Reino de Valencia y el de Murcia, que fue finalmente entregado a Alfonso X.
- Fernando III de Castilla emprendió la conquista de Andalucía, entrando en las grandes ciduades andalusíes: Córdoba (1236), Jaén (1246) y Sevilla (1248) - Portugal completó su avance territorial hacia el sur con la conquista de Algarbe entre los años 1236 y 1239. A finales del siglo XIII, tan sólo el Reino nazarí de Granada dejaba testimonio de la presencia musulmana en la Península. La Meseta sur, Murcia, Andalucía y Valencia eran zonas con un elevado cotingente de población musulmana, que en su gran mayoría huyó tras la conquista o fue expulsada hacia Granada y el norte de África. A diferencia de las primeras repoblaciones, el rey encargó la organización de nuevos asentamientos a nobles y caballeros (repoblación señorial), hecho que favoreció la concentración de tierras en manos de los grandes señores. En Extremadura y en La Mancha los reyes también concedieron enormes latifundios a las órdenes militares que construyeron castillos y estimularon el asentamiento de campesinos sometidos a la servidumbre. En el valel del Ebro y en Valencia se permitió a los musulmanes la permanencia en el territorio y el mantenimiento de su religión y costumbres (mudéjares). Otros musulmanes optaron por convertirse al cristianismo (moriscos). La mayoría de ellos pasaron a trabajar las tierras de la nobleza en condición de siervos. La expansión mediterránea de la Corona de Aragón se vió completada por Pedro el Grande, que conquistó Sicilia (1282), y Jaime II, que tomó la isla de Cerdeña (1323-1325). osteriormente, se ocuparon temporalmente los ducados de Atenas y Neopatria. Ya en el S. XV, se llevó a cabo la conquista del reino de Nápoles (1442). La estructura de los diferentes reinos Los grandes reinos peninsulates (Castilla y Aragón) a pesar de tener una estructura politica y una economía similar, presentaban algunas diferencias
notables. - Instituciones de gobierno Las tres instituciones básicas del gobierno de los reinos cristianos eran la monarquía, las Cortes y los municipios. En Castilla, la monarquía tuvo un caracter menos feudal y el rey gozaba de poderes más extensos. En la corona de Aragón el mayor poder de los nobles impuso el pactismo, por el cual la autoridad regia se veía limitada por las Cortes, y el monarc debía comprometerse a mantener el derecho y a respetar las costumbres del país antes de tomar posesión de cargo. El auge de las ciudades ofreció a los monarcas una nueva posibilidad de obtener recursos para sus campañas, pero la burguesía exigió como contrapartida su incorporación en las Cortes, hasta entonces reservadas a los privilegiados. Las Cortes estaban formadas por tres brazos (nobleza, clero y burguesía), y surgieron el reino de León, en Cataluña, en Aragón y en Valencia. En Castilla tuvieron un caracter consultivo y en ella se aprobaban los subsidios. En la Corona de Aragón, cada rey tenía sus propias Cortes, que gozaban de un cierto poder legislativo y votaban los impuestos. Los municipios gozaban de una cierta autonomía y jurisdiccioón propia. En principio, estaban regidos por unos cabildos abiertos pero la expansión y el crecimiento urbanos del siglo XIII hicieron que los deseos centralizadores de los monarcas también llegasen a las ciudades. En Castilla surgió la figura del corregidor, representante del poder real, y en algunas ciudades de la Corona de Aragón, los órganos de gobierno quedaron en manos de la burguesía comercial. - Las bases económicas En Castilla la ganadería ovina de raza merina, que producía lana de gran calidad destinada a la exportación, pasó a convertirse en el factor fundamental de desarrollo económico. Para defender sus intereses frente a los agricultores, los
grandes propietarios de ganado impulsaron la creación del Real Concejo de la Mesta en 1273. El comercio de lana y el hierro vasco fue el eje del comercio exterior castellano, que, a través de los puertos del Cantábrico, se dirigía hacia el Atlántico. Dentro de la Corona de Aragón, Valencia y Aragón desarrollaron una importante economía
agrícola y ganadera, mientras en Cataluña desde el siglo XII se
consolidó un gran comercio exterior hacia el Mediterráneo, que se vio favorecido por su expansión marítima. La ciudad de Barcelona se convirtió en un importante puerto comercial, y en ella creció una artesanía textil, metalúrgica y de construcción naval. Esta prosperidad favoreció el desarrollo de una influyente burguesía comercial que fue haciéndose con el control de las instituciones. La crisis de la Baja Edad Media Los siglos XII y XIII habían sido de expansión económica, pero la llegada de la Peste Negra (1348) inauguró una etapa de catástrofes demográficas, crisis económica y enfrentamientos sociales. - La crisis demográfica y económica. Una sucesión de malas cosechas, entre 1310 y 1346, provocó la denutrición de la población, sobre todo entre los sectores más desfavorecidos. De este modo, sobre una población mal alimentada y falta de defensas, la llegada de la Peste Negra ocasionó una elevada mortalidad. El impacto demográfico fue muy importante en los reinos de la Corona de Aragón, especialmente en Cataluña donde la población disminuyó un 40%, entre la segunda mitad del siglo XIV y todo el siglo XV. La Corona de Castilla conoció también los efectos de la peste, y la población descendió aproximadamente un 25%. La disminución del número de campesinos comportó el abandono de muchas explotaciones agrícolas. En Castilla se dieron numerosos ''despoblados'' y en
Cataluña aparecieron los llamados ''masos rònecs'' (casas de labradores abandonadas). A la disminución de la mano de obra, siguió una reducción de la producción agrícola y un aumento de los precios. Este proceso provocó la caída de las rentas feudales que percibían los señores, quienes para compensar la pérdida de beneficios, exigieron a los reyes mayores concesiones territoriales, incrementaron los impuestos y endurecieron las sujeciones feudales de los campesinos (malos usos). En las ciudades, el comercio disminuyó notablemente, los talleres artesanos tuvieron que bajar la producción y los banqueros sufrieron la quiebra de sus establecimientos. Las ciudades marítimas de la Corona de Aragón vieron como el colapso del gobierno mediterráneo abocaba su economía explotadora y manufacturera a una crisis irreversible. - Las revueltas sociales. El malestar social provocó numerosos levantamientos campesinos contra la nobleza y el endurecimiento del régimen señorial. En Cataluña, las remensas (campesinos adscritos a la tierra) exigieron la anulación del régimen señorial y el fin de los malos usos. En Galicia tuvo lugar la rebelión campesina de los irmandiños, con demandas similares. Estos últimos protagonizaron una guerra contra la nobleza destruyendo castillos y exigiendo la devolución de las tierras confiscadas. La unión de los nobles los acabó sometiendo. El malestar social también llevó a las ciudades, donde el descontento se expresó a menudo en forma de acciones contra las minorías, en especial los judíos, a los que se les hacía responsables de todos los males. Los ataques a barrios judíos se sucedieron intermitentemente, alcanzando especial relevancia los de Andalucía en el 1431 que se extendieron al conjunto del reino. - La crisis política.
Esta situación de crisis económica y social afectó a la estabilidad de los reinos que se vieron sumidos en constantes enfrentamientos políticos y guerras civiles. En Castilla, klosn obles quisieron afianzar su predominio social e imponer su voluntad a los monarcas. La alta nobleza y la Iglesia se opusieron a Pedro I de Castilla porque quiso someterlos, y apoyaron a su hermanastro Enrique de Trastámara. Tras largos años de guerra civil, el bando nobiliario consiguió vencer y proclamar rey a Enrique II en el 1369. Con este monarca se inició la dinastía Trastámara, que se vio obligada a conceder privilegios a la nobleza. Los siguientes monarcas tuvieron que afrontar diversas rebeliones nobiliarias y guerras civiles, como la que enfrentó a Isabel de Castilla y su sobrina Juana. La dinastía Trastámara también se introdujo en la Corona de Aragón cuando tras la muerte sin descendencia de Martín I el Humano, el Compromiso de Caspe nombró rey a Fernando de Antequera en 1412. A mediados del siglo XV, durante el reinado de Juan II, Cataluña se vio sacudida por una guerra civil, que enfrentó a la monarquía con la nobleza y las clases dirigentes. También participaron en el conflicto los payeses de remesa y los grupos urbanos de Barcelona, agrupados en la Busca y la Biga, que se enfrentaba por el poder municipal. Tras 10 años de guerra, el bando real consiguió imponerse, aunque sin dar solución a los problemas que habían provocado el conflicto. El reino de Navarra, afectado por la crisis demográfica económica también conoció disensiones políticas que derivaron en una guerra civil desde 1447. Ésta fue consecuencia del enfrentamiento entre Juan II (rey de Aragón), casado con Blanca de Navarra, y su hijo Carlos de Viana. Los navarros se dividieron en dos bandos: los beaumonteses que apoyaban a Carlos y los agramontenses que apoyaban a Juan. Muerto el príncipe de Viena en extrañas circunstancias, el conflicto se prolongó hasta la intervención en 1512, de Fernando el Católico (hijo de Juan II) que estableció sobre el reino un protectorado y lo incorporó a Castilla en 1515.
Daniel Barral Alejandro Barcia
LA CREACIÓN DEL ESTADO MODERNO: LOS REYES CATÓLICOS
Durante el siglo XV tuvieron lugar, en España, una serie de acontecimientos que marcaron la transición de la Edad Media a un Estado moderno y que convierten a España en una de las grandes potencias europeas. En primer lugar, cabe destacar la expulsión de los judíos que conllevará a la unificación religiosa del territorio. En segundo lugar, en el año 1469 se unificarán los reinos de Castilla y Aragón mediante el enlace matrimonial de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Por otro lado, la reconquista de Granada (1492) permitió la unificación territorial, así como la expulsión de los musulmanes de la Península. Además, en este mismo año, se llevarán a cabo las Capitulaciones de Santa Fe apoyando los planes de Colón y su conquista de América, ampliando así los territorios en ultramar. En 1469 tuvo lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Ambos pertenecían a las familias reinantes en Castilla y Aragón donde reinaban diferentes ramas de la dinastía Trastámara. Isabel sería soberana en Castilla y Fernando su consorte, mientras que Fernando sería soberano en Aragón e Isabel asumiría el papel de consorte. Tras morir Enrique IV estalló la guerra civil en Castilla. La hermana, Isabel de
Castilla, que contaba con el apoyo de Aragón, y la presunta hija, Juana "la Beltraneja", apoyada por Portugal, se enfrentaron en un conflicto que culminó con la batalla de Toro en 1476 y la paz de Alcaçovas con Portugal en 1479. Isabel I era reconocida como reina de Castilla. Ese mismo año de 1479, Fernando I era coronado rey de Aragón. Culminaba la unión dinástica entre los dos reinos más poderosos de la península. Los nuevos reyes se aprestaron a conseguir la unión peninsular bajo su corona. Tras su unión dinástica, llevaron a cabo un plan de política exterior basado en una serie de alianzas matrimoniales en las cuales casaban a sus hijos con algunos monarcas de reinos cristianos de Europa.
La exitosa política exterior expansionista llevada a cabo por Fernando e Isabel fue posible gracias a una serie de factores: Por un lado, la iniciativa diplomática del rey Fernando continuó la política tradicional de la Corona de Aragón, con sus intereses puestos en el mar Mediterráneo y en rivalidad con Francia, que sin embargo nunca había sido enemiga de Castilla. En cambio, la diplomacia del reino de Castilla estuvo orientada principalmente hacia el Océano Atlántico y su expansión ultramarina hacia el Nuevo Mundo.
Por otro lado, la eficiencia del ejército de la Corona al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán que reorganizó a las tropas militares sobre una nueva unidad de combate, el tercio, o tercios reales, que supuso la creación del primer ejército moderno dependiente de la corona, prescindiendo de las mesnadas de los nobles.
Una vez que Isabel y Fernando se afirmaron en el trono de Castilla, reanudaron la conquista del Reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán de la península Ibérica, aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre el sultán Ali Mulay Hacén y su hijo Boabdil también llamado el Chico y Mohámed XIII «el Zagal». La Guerra de Granada tuvo varias fases: De 1484 a 1487 la parte occidental del reino de Granada es conquistada por los castellano-aragoneses. Boabdil firmó un tratado con los Reyes, según el cual la entrega de Granada se canjearía a cambio que los Reyes le dieran un señorío en la zona oriental del reino. En 1488 a 1490 empezó la conquista del oriente del reino nazarí. En 1490 a 1492 se exigió a Boabdil la entrega de Granada. Al enterarse el pueblo granadino de lo pactado, opuso resistencia, que fue respondida por los ejércitos de los Reyes. Al final Boabdil entregó Granada tras unas negociaciones secretas. La victoria de esta guerra significo la caída del último reino musulmán de la península Ibérica en poder de los cristianos, con lo cual culminó la Reconquista y aumentó el prestigio de los Reyes Católicos en la Europa
cristiana,la
aparición
de
un
ejército
estructurado
y
profesional,
independiente de la nobleza, formado por los tercios reales , la aportación a la Corona de grandes recursos económicos y el premio y apaciguamiento de ciertos sectores de la nobleza mediante el reparto de los territorios granadinos entre ellos. Paula Martínez Noelia Santos
CARLOS I Carlos I de España y V de Alemania es una de las figuras consideradas de mayor relevancia dentro de la Historia Moderna de España. En su vida y obra política se han basado gran cantidad de obras bibliográficas, de manera que se ha desatado un importante interés sobre su figura entre los hispanistas. En primer lugar, hay que mencionar que Carlos I va a recibir una importante
herencia en materia territorial, tanto por parte de sus abuelos paternos como por los maternos. En el primer caso, de Maximiliano I recibe Austria y la candidatura a emperador (cargo que acabará ostentando) mientras que su abuela, María de Borgoña, le deja la zona de Flandes y la propia Borgoña, después de pasar por el padre de Carlos, Felipe el Hermoso. Con respecto a la parte materna, y ante la incapacidad de Juana la Loca, el trono de Castilla se iría alternando entre Fernando el Católico y Felipe el Hermoso hasta finalmente pasar a manos de Carlos que recibe además la Corona de Aragón (en este caso, pasando directamente de manos de su abuelo, con lo que se produce un salto generacional). Y entre las posesiones de los Reyes Católicos se encontrarían también los territorios de Indias. Nos encontramos, por lo tanto, con una serie de reinos y posesiones territoriales que conformarían un Imperio de notables dimensiones; un Imperio que se conformaría como el gran Estado de la época pero que tenía un componente ciertamente heterogéneo. El gran objetivo del monarca sería, por lo tanto, el de mantener la unidad de sus dominios, y para ello va a llevar a cabo una política exterior destinada a acabar con todos aquellos elementos desestabilizadores y que pudieron poner en peligro su Imperio. Dentro de su política se va a recurrir a negociaciones y medidas conciliadoras en un primer momento, aunque finalmente se acabará recurriendo a la acción armada. Si tenemos en cuenta que el gran objetivo de Carlos I fue la unificación imperial, debía haber un elemento que sirviera para este fin, y en torno al cual aglutinar a todos sus reinos. Y este elemento no era otro que la religión católica. Es por ello que se va a llevar a cabo un proyecto de universitas christiana, en base al cual se va a tratar de imponer el catolicismo en todo el dominio imperial, y además, se va a tratar de conjugar a toda la cristiandad en una lucha contra el Islam, que sería considerado el gran enemigo. El Islam sería considerado, como hemos comentado, el principal enemigo, y aunque no fue una lucha tan directa como la que se daría posteriormente, las
incursiones y ataques espontáneos de turcos y berberiscos supondrían también un importante peligro para el Imperio. Pero ahí no queda todo, ya que el Imperio de Carlos va a toparse con otro gran enemigo, quizás el más poderoso, que no era otro que el país vecino, Francia, que no sólo no va a involucrarse en la guerra de la cristiandad contra el Islam, sino que va a tratar de disputar la hegemonía de Carlos I. Esto se debe, en gran parte, a que las posesiones de éste cercaban el territorio francés, que se encontraba totalmente rodeado y sin posibilidad de expansión, lo que hace que, desde bien pronto, se produzcan los enfrentamientos, a lo que hay que sumar la rivalidad de ambas potencias por el control de los territorios de la Península Itálica. Estos tres serán los principales problemas a los que tendrá que hacer frente el monarca y emperador durante su reinado, y le obligarán a desviar sus esfuerzos a diferentes frentes, de manera que su intento de unificación bajo la religión católica se antojaría casi imposible. Sin embargo, ello no implicaría que se Imperio se viera debilitado en cuanto a su extensión y hegemonía, puesto que durante su reinado consiguió constituirse como la principal potencia de la época, e incluso creció aún más durante el reinado de su hijo y sucesor, Felipe II, que llevó a cabo una política expansionista más activa. En conclusión, el proyecto de Carlos I no pudo llevarse a cabo tal y como éste quería, ya que se encontraría con grandes dificultades, pero sí que consiguió mantener su vasto Imperio, y sobre todo, ligar la dignidad imperial a su propia dinastía, con lo que el cargo de emperador se convirtió, prácticamente, en hereditario, y pasó a manos de su hijo, que se haría con las riendas de todo el dominio imperial. ECONOMÍA Y POLÍTICA La población de la monarquía española a fines del siglo XVI debía rondar los 8 millones de habitantes, mucho menos que en Francia, Alemania e Italia, pero mucho mas que en Inglaterra o Portugal. El 80 % de la población se concentra en los reinos castellanos, donde la demografía ha crecido desde mediados del siglo XV, expansión que continua hasta fines del siglo XVI con las pestes de 1598 a
1600, que causan la muerte de medio millón de personas y que interrumpen el crecimiento demográfico. Dentro de los reinos castellanos, los núcleos mas densos de población se encuentran en las dos mesetas centrales y Andalucía, tierras productoras de trigo, vino, aceite y ganado lanar. Según avanza el siglo XVI se nota un cierto desplazamiento hacia el sur. Así Andalucía se convierte en la zona más poblada por encima de castilla, como si ésta intentase captar la riqueza y población de castilla. La mayor parte de la población vive en el campo, pero existe una notable tendencia al crecimiento urbano, característica sobretodo del reino castellano. Las ciudades conocen un auge continuo en el siglo XVI y atraen pobladores, pero el campo sigue siendo el asentamiento normal de la mayoria de la población española.
Producción agrícola Cereales, vino y aceite son las 3 producciones básicas del pueblo español. Su cultivo conoce en el siglo XVI un notable desarrollo hasta 1570, en que aparecen síntomas de crisis. Este desarrollo se debió fundamentalmente a la presión demográfica, sin embargo queda limitado por el escaso desarrollo técnico, la falta de abonos para mejorar el rendimiento de la tierra, y la práctica del barbecho. El aumento de la producción solo se puede conseguir aumentando la extensión de las tierras, y se roturan aquellas que se dedican al pasto o al aprovechamiento comunitario. Letrados y hombres de negocio compran tierras alrededor de las ciudades, oportunidad que aprovechan Carlos I y Felipe II para solventar los apuros de la corona, vendiendo bienes de realengo o válidos. Ganadería Ganadería y agricultura han sido siempre actividades complementarias y lo siguen siendo en el siglo XVI. El ganado suministra a los campesinos alimentos, estiércol para el abono de la vida diaria y cuero que da lugar a actividades artesanales. El ganado pasta en lugares cercanos, terrenos ganaderos y el barbecho.
Este tipo de ganadería, ganadería estante, no presenta ningún tipo de problemas específicos, no pasa lo mismo con la ganadería trashumante, que alcanzó un auge extraordinario en el reinado de Carlos I y que provocó una serie de conflictos con los campesinos dada su importancia y los privilegios que había obtenido. Esta ganadería se compone únicamente de ovejas y carneros vedinos que producen una excelente lana muy cotizada en el mercado internacional. Esta importancia, ya originó en el siglo XIII la agrupación colectiva, llamada “el honrado concejo de la mesta”. Estaba compuesta por la reunión de los trashumantes. Los rebaños tenía unos caminos especiales por los que desplazarse, desde los montes del norte hasta los pastos de invierno de Extremadura, la mancha y las dehesas. La mesta tenía privilegios y derechos considerables. Tenía sus propios funcionarios encargados de conservar en buen estado las cañadas, proteger los pastores y defender los privilegios, entre ellos el de la posesión, que permití a la mesta disfrutar de perpetuidad de una tierra, antes cultivada por la misma renta que se alquiló el primer año, o si se trataba de una tierra sin cultivar, podían usarla para pasto perpetuamente después de haberla ocupado un año, aún sin el consentimiento del dueño. Estos privilegios organizaron disputas con los campesinos que siempre acababan perdiendo. El siglo XVI fue para la mesta un período de prosperidad que comienza a menguar en el último tercio del siglo por su rivalidad con la ganadería.
Industria y artesanía En las zonas rurales seguía existiendo un amplio abanico de actividades artesanales, que se dedicaban a suministrar a los campesinos alpargatas, alfarería, herramientas..... En las ciudades, la artesanía seguía sometida a una estructura greñal que vigilaba todos los aspectos de la fabricación y organización de un producto. Las ordenanzas de cada gremio fijaban de manera minuciosa los precios de venta, normas, salarios....De esta forma se evitaba la competencia y se imponía cierta
calidad pero también se mantenía la rutina y se dificultaban las innovaciones técnicas. Pero existen ya en esta época formas de actividad industrial tipo precapitalista, con hombres de negocios, dueños del capital, que encomendaban trabajos a obreros libres y asalariados que vendían por su cuenta los productos. Los principales eran: 1º.- fabricación de paños de lana. Sobretodo en el centro de castilla y Cataluña 2º.- la seda. En granda y casi toda Andalucía 3º.-artículos de cuero. Sobretodo en Toledo, Sevilla y Burgos 4º.- orfebrería. Sobretodo en Sevilla, Toledo, Burgos y valencia 5º.- minas de hierro, plata y cobre. Sobre todo en Vizcaya. Muchas de estas minas suministraban la materia prima para la industria siderúrgica y metalúrgica que empezaba a ser importante. En conjunto, la producción artesanal e industrial de España en el siglo XVI alcanzó un desarrollo notable, demostrado por los altos salarios que se pagaban indican que antes faltaban trabajadores que ahora trabajan. Esta situación favorable cambia a partir del último tercio de siglo. PROBLEMAS EXTERNOS Después de un enfrentamiento con Francia(1525-1544), su mayor rival, tuvo varios enfrentamientos con el monarca francés Francisco I,al que más tarde venció en la batalla de Pavía(1525). La batalla de Pavía fue un enfrentamiento, entre los franceses al mando de Francisco I, contra los españoles al mando de Carlos I. La batalla tuvo lugar en las afueras de Pavía, donde finalmente ganaron los españoles en 1525.
A parte de los conflictos con Francia, Carlos I, mantuvo una serie de guerras contra los Turcos(1529-1541). Estos, amenazaban con conquistar la zona del Danubio y el Mediterráneo, por eso Carlos conquistó Túnez(1535).
Se ocasionaron Guerras de Religión, ya que el apoyo de los principes alemanes al Protestantismo, les enfrentó con Carlos I. El emperador tuvo que aceptar la Paz de Augsburgo(1555), en la que se aprobaba la igualdad entre el catolicismo y el protestantismo, y la libertad religiosa de los Estados alemanes. PROBLEMAS INTERNOS El rey se caracterizó por preocuparse poco por los intereses nacionales. Cuando llegó a España para tomar posesión del trono, hablaba el español con dificultad y todos sus asesores eran extranjeros. Esto unido a que inmediatamente pidió gran cantidad de dinero a los reinos de España (Castilla, Aragón, Valencia, etc.…) para financiar su política imperialista, provocó el descontento general de la nobleza y el pueblo. Por todo ello sufrió al inicio de su reinado dos importantes revueltas: a) Los comuneros (1520-1522). En Castilla las ciudades se rebelaron contra la política recaudatoria que obligaba a pagar fuertes impuestos. También fue la manifestación del espíritu nacionalista de un pueblo que no aceptaba la presencia de gobernantes extranjeros. Ciudades como Segovia, Toledo y Salamanca se declararon comunidades y no reconocían el poder real. En principio tuvieron el apoyo también de la nobleza castellana (que tampoco quería ser gobernada por un rey “extranjero”), pero cuando ésta vio amenazada también sus intereses cambió su apoyo para ponerse de lado del monarca (los revolucionarios pedían un cambio más amplio de los privilegios nobiliarios). Fueron derrotados en la batalla de Villalar en 1521. Desde entonces la monarquía tuvo un control total sobre las Cortes de Castilla. b) Las Germanías (1521-1523). En Valencia y Mallorca, los gremios de artesanos, campesinos y comerciantes se rebelaron contra el poder real y contra los señores que los tenían sometidos con abusos de poder y fuertes impuestos. Se trató de una guerra civil que reclamaba unas mejores condiciones de vida para una población que llevaba más de un siglo sufriendo los golpes de la peste y la crisis económica. Fue uno de los intentos más notables de lucha por la libertad en aquella época, pero la monarquía con el apoyo de la alta nobleza también logró
derrotarlos. Después de solucionar estos dos problemas el rey pudo dedicarse a su política imperial en Europa y a la conquista y colonización de América. En su ausencia, España fue gobernada durante largos periodos por su esposa, la reina Isabel de Portugal. EXPANSION EXTERNA El imperio español en Europa y América alcanzó su máximo expasión a finales del siglo XVI. Asegurar su posición como gran potencia Europea y defender al catolicismo, mantuvieron a la Corona en lucha constante contra diversos enemigos y acabaron debilitando a la monarquía y propiciando su empobrecimiento. La ruptura de la unidad católica, católica como consecuencia de la reforma religiosa denominada protestante, fue principal problema de la Monarquía de Carlos I. Martín Lutero había pedido una reforma de la Iglesia en las 95 tesis, donde hacía una crítica de algunas prácticas de la Iglesia. Para hacer frente al problema se convocó la Dieta de Worms en la que se pidió a Lutero su retracción pero este se negó. Al poco tiempo, el protestantismo fue adoptado por diferentes príncipes en los territorios alemanes y en los dominios de Flandes. La Inglaterra de Enrique VIII se separó también de la obediencia de Roma. El emperador debía de convatir este protestantismo, preservar la unidad religiosa y defender la autoridad del Papa. Antonio Gómez Alicia Parra
FELIPE II Proyecto imperial Felipe fue un monarca dedicado por entero a las cuestiones de su reino, resolvía todos sus asuntos con el auxilio de sus secretarios,y consolidó y reestructuró las
instituciones de gobierno de la época de los reyes Católicos para ponerlas al servicio del poder real. Sus viajes fueron escasos, no abandonó prácticamente la Península, y fijó una sede permanente para la corte estableciendo la capital en Madrid en 1561. La monarquía de Felipe II se apoyaba en un gobierno de consejos, secretarios reales y una poderosa administración centralizada aunque las bancarrotas, las dificultades económicas y los problemas fiscales fueron las principales características del reinado. Felipe II era un “monarca católico” siguió manteniendo el ideal de defensa al catolicismo. Su política y sus enemigos se diferenciaban poco de los de su padre Carlos I; además se añadió el enfrentamiento con Inglaterra y la situación de permanente revuelta en Flandes. Expansión externa Tras la muerte de su esposa María Tudor, las relaciones se hicieron cada vez más hostiles con Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes protestantes en los Países Bajos. El intento de invadir la isla en 1588 con la Armada invencible acabó con un gran fracaso que inició el declive del poder naval español en el Atlántico. Felipe II no pudo acabar tampoco con el conflicto político (mayor autonomía) y religioso (revuelta calvinista) generado en los Países Bajos. Ninguno de los sucesivos gobernadores pudieron impedir que la rebelión se asentara y llevara finalmente en el siglo XVII a la Independencia de las Provincias unidas (actuales Países Bajos). Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios , al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar, tras morir sin descendencia el rey portugués Sebastián. En 1578 moría el rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir. El rey carecía de descendencia y varios candidatos aspiraban al trono que detentaba la dinastíaAviz. Felipe II, rey de España ytío del fallecido y descendiente directo del rey Manuel I
de Portugal por línea directa, reclamó sus derechos al trono. Parte importante de la nobleza y los grandes comerciantes portugueses favorecía la pretensión española. La unión ibérica podía traer importantes beneficios políticos y económicos. Las clases populares portuguesas, sin embargo, no veían con buenos ojos la anexión a España. Finalmente, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin encontrar apenas resistencia. Finalmente las Cortes portuguesas reunidas en Tomar proclamaron rey a Felipe II en1581. El que sería conocido como Felipe I de Portugal permaneció tres años en Lisboa. Para conseguir la anexión, Felipe se comprometió a mantener y respetar los fueros, costumbres y privilegios de los portugueses. También se comprometió a mantener en sus cargos a todos los funcionarios de la administración central y local. También se comprometió a mantener a todos los efectivos de las guarniciones y armadas que controlaban el imperio portugués. Se creó un Consejo de Portugal y se suprimieron las aduanas con Castilla. La anexión significó la unión de dos enormes imperios. Las posesiones portuguesas en Brasil, África y Asia pasaron al Imperio de Felipe II. Un imperio “en donde nunca se ponía el sol”.
Problemas internos y externos durante su reinado La monarquía de Felipe II se apoyaba en un gobierno de consejos, secretarios reales y una poderosa administración centralizada aunque las bancarrotas, las dificultades económicas y los problemas fiscales fueron las principales características del reinado. Los problemas internos del reinado de Felipe II están marcados principalmente por dos hechos: la muerte en 1568 del príncipe heredero Carlos, que había sido arrestado debido a sus contactos con los miembros de una presunta conjura sucesoria promovida por parte de la nobleza contra Felipe. La figura del secretario Antonio Pérez fue muy notoria en el Gobierno hasta que fue destituido y acusado de corrupción. En política exterior, el monarca se preocupó en mantener y proteger su Imperio; prueba de ello fueron los matrimonios que contrajo: se casó por primera vez con María de Portugal en 1543 y tras su muerte, con María I Tudor, reina de Inglaterra, en 1554. Su tercer matrimonio fue con la francesa Isabel de Valois en 1559 y al quedarse nuevamente viudo y sin herederos varones, se casó por cuarta vez, en 1570, con su sobrina Ana de Austria, madre del sucesor al trono español, Felipe III. La unidad religiosa estuvo muy presente en todos los aspectos de la vida de Felipe II, unidad de una fe que se veía amenazada por las incursiones berberiscas y turcas en las costas mediterráneas. Para hacer frente al Imperio Otomano se constituyó la llamada Liga Santa integrada por una serie de Estados como Venecia, Génova y el Papado. En 1565, a pesar de la victoria frente a los berberiscos en Malta, continuó la hostilidad con los otomanos. Don Juan de Austria, al mando de la flota naval, obtuvo una gran victoria, aunque no la definitiva, en la batalla de Lepanto en 1571. En el interior peninsular también se produjeron sublevaciones moriscas como, por ejemplo, en las Alpujarras granadinas. Durante su reinado, Felipe II tuvo que afrontar numerosos conflictos externos:
España luchó con Francia por el control de Nápoles y el Milanesado; y debido al elevado gasto económico de estas pugnas, pactaron la paz en Cateau-Cambrésis en 1559. Las relaciones con Inglaterra y la lucha de ambos países por el control marítimo chocaron a partir de la muerte de la esposa de Felipe II, María Tudor. La hostilidad concluyó en 1588 con la derrota de la Armada Invencible, capitaneada por el duque de Medina-Sidonia, hecho que marcó el inicio del declive del poder naval español en el Atlántico. Tampoco pudo solucionar el conflicto político-religioso generado en los Países Bajos. Ninguno de sus gobernadores consiguió mitigar la sublevación de los Estados Generales y la definitiva emancipación de Holanda, Zelanda y el resto de las Provincias Unidas. A pesar de todos estos problemas, Felipe II logró un gran triunfo político al conseguir la unidad ibérica con la anexión de Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de Tomar. Completó la obra unificadora iniciada por los Reyes Católicos. Se apartó la nobleza de los asuntos de Estado, siendo sustituida por secretarios reales procedentes de clases medias al mismo tiempo que se dio forma definitiva al sistema de Consejos. Se impuso prerrogativas a la Iglesia, se codificaron leyes y se realizaron censos de población y riqueza económica.
La sociedad y economía de Felipe II. La coyuntura económica del siglo XVI es favorable. Europa Occidental, desde mediados del siglo XV, ha experimentado una recuperación en todos los órdenes: demográfico, agrícola, técnicas comerciales, comercio, etc. Esta recuperación continúa durante el siglo XVI. Sobre esta recuperación económica actúa de estímulo la apertura de nuevas rutas comerciales: África, Asia, y, sobre todo, América, de donde llega abundante oro y
plata. Se produce un gran aumento de la demanda y de la oferta de productos agrícolas y artesanales.El incremento del comercio contribuye a la aparición de un incipiente capitalismo: el capitalismo comercial.El resultado de esta llegada de oro y plata trajo consigo el alza de precios, que empezó en España y se extendió luego a Europa Occidental. La demanda americana actuó como un fuerte estímulo para la economía española, originando una etapa de expansión económica que dura hasta 1550 aproximadamente. Sevilla tras el descubrimiento de América constituyó una de las ciudades más importantes en cuanto al comercio se refiere en España.El comercio estaba, sobre todo, en función de la demanda americana. Se comerciaban productos agrarios: cereales, vid y olivo e industriales: paños, metalurgia, cueros, espadas, hierros… La agricultura, por influencia de la demanda americana, conoce una expansión muy fuerte y un alza de precios durante la primera mitad del XVI. Por ello aumentan en Castilla las superficies cultivadas de trigo (Meseta), vid y olivo (Andalucía). El trigo sube mucho de precio, lo que beneficia a los grandes propietarios (nobleza señorial). Esta situación cambia a partir de mediados del XVI, cuando América comienza a autoabastecerse de ciertos productos agrícolas. Lógicamente, disminuye la demanda. En cuanto a la ganadería, los monarcas continúan protegiéndola porque les interesa: Carlos V exige frecuentes subsidios a la Mesta. Pero a partir de 1550, debido al alza tremendo de precios, disminuye la venta de lana y posteriormente la cabaña ovina. Los precios de la lana eran demasiado elevados y no eran competitivos en Europa, por lo que se produce la crisis de la exportación lanera. En el ámbito de la sociedad,sigue siendo estamental, típica del Antiguo Régimen, dividida en dos estamentos privilegiados (nobleza y clero) con exenciones fiscales, tribunales propios y con amplios señoríos, y un estamento no privilegiado: el estado llano. En el siglo XVI la alta nobleza afianza su poder económico y político, obteniendo cargos importantes. Continúa la institución del mayorazgo y acrecientan sus señoríos. Los hidalgos abundan durante esta época debido a la venta de títulos de
hidalguía.El campesinado tiene grandes diferencias. Vive mejor el de tierras de realengo
que
el
que
vive
en
tierras
señoriales.
Hay una fuerte emigración a la ciudad. En general, la situación del campesinado es difícil, pasado el momento de euforia de principios del XVI, con el mercado americano. Las Cortes de 1598 reflejan la situación. Se producen quejas y protestas campesinas antiseñoriales.La economía sigue girando en torno a la tierra, cuyos principales poseedores son la Iglesia y la nobleza. Hay también un fuerte analfabetismo e inmovilismo social: es muy difícil el ascenso social. Andrea Álvarez Javier Manjarín Alfonso Ínsua
AUSTRIAS MENORES Carlos I En 1504 muere Isabel I y su hija Juana es proclamada reina de Castilla, mientras en Aragón continúa gobernando Fernando el Católico. Pero en 1506 muere el esposo de la reina, Felipe I el Hermoso, y ésta enfermó mentalmente, de ahí el sobrenombre de Juana la Loca. Dada su incapacidad para gobernar, su padre Fernando, asumió la regencia de Castilla, hasta su muerte en 1516. Fue entonces cuando Carlos I, primogénito varón de don Felipe y doña Juana, fue proclamado rey en Bruselas y llegó a España en 1517, con una herencia inmensa. Carlos llegó a España rodeado de amigos, consejeros y eclesiásticos de Flandes, entre ellos Adriano de Utrecht, que no conocían ni el país ni el idioma. Esto generó recelos entre los notables de Castilla y Aragón. El monarca convocó Cortes en las que fue reconocido rey. Y más tarde, con el fallecimiento de su abuelo,
Maximiliano, fue elegido emperador por unanimidad con el nombre de Carlos V de Alemania. En 1520 parte hacia a Alemania para hacerse cargo de su Imperio. Cuando Carlos I heredó el título de emperador se acababa de producir la rebelión religiosa y política de los protestantes en Europa central, Francia aspiraba a dominar Italia, y en el Mediterráneo aparecía cada vez más amenazadora la expansión del Imperio Turco. Carlos I entendió que debía mantener una monarquía cristiana y universal, cuya jefatura espiritual ostentaba el Papa. Ese proyecto fue discutido por quienes no creían en esa unidad cristiana de origen medieval, presidida por el Papa y por el emperador. Para defender su idea de Imperio cristiano y unitario, el emperador se vio envuelto en continuas guerras. El emperador se vio obligado a abdicar por problemas de salud en su hijo Felipe II, a quien cedió la Corona y todos los territorios excepto los cedidos a su hermano Fernando. A partir de ese momento, la rama austríaca de los Habsburgo será la que ostente el título imperial. En 1558 murió Carlos I en el monasterio de Yuste. Las comunidades y las Germanías Recién comenzado el reinado de Carlos I se produjeron los levantamientos de las Comunidades y de las Germanías, que presentaron el carácter de revueltas políticas, pero también tuvieron un fuerte componente social y antiseñorial. Las Comunidades surgen en Castilla, donde, anteriormente, se registran graves problemas sociales y políticos. Las Cortes reclamaron más atención a Carlos I a los asuntos del reino, pero el monarca sólo las convoca para pedir dinero dinero debido a su costosa coronación como emperador. En 1520 el monarca marcha a Alemania. Una serie de ciudades se sublevan contra la monarquía, movimiento cuyo principal dirigente era Juan de Padilla; este movimiento agrupaba a un sector de los hidalgos y de las clase medias urbanas. Los comuneros reclamaban la protección de la industria nacional, especialmente la textil, muy perjudicada por la exportación de lana, el respecto a las leyes del reino y una mayor participación política. Las Germanías estallaron paralelamente y afectaron a casi todos los territorios de la Corona de Aragón, aunque los hechos más graves sucedieron en Valencia.
Las Germanías fuera una revuelta de artesanos, de la pequeña burguesía y de campesinos contra la oligarquía ciudadana, la nobleza y el alto clero en la que se pedían la desamortización de los cargos municipales, una mejora de los arrendamientos campesinos y la protección del monarca frente a los abusos de los poderosos. El imperio hispánico de Felipe II Felipe II,hijo de Carlos I, a pesar de no recibir el título de emperador, fue monarca de un imperio inmenso y titular de una corona que era primera potencia europea. Él, personalmente, resolvía todos los asuntos con la ayuda de sus secretarios, consolidó y reestructuró las instituciones de gobierno de la época de los Reyes Católicos. Sus viajes fueron escasos y fijó una sede permanente para la corte, estableciendo Madrid como capital en 1561. No obstante, se acabó retirando a El Escorial, donde ejerce hasta su muerte. Felipe II sigue manteniendo su defensa al catolicismo. Por tanto, su política y sus enemigos no varían mucho con los de su padre. A pesar de todo esto, Felipe II aumento Portugal a su Corona en 1580. Intransigencia religiosa y autoritarismo En la pugna entre reforma protestante y contrarreforma católica, la monarquía de Felipe II se situó de forma decidida como defensora de los principios del Concilio de Trento, que una pragmática de 1564 declaraba obligatorios en el territorio peninsular. Mientras, la Inquisición publicaba un índice de libros prohibidos, registraba bibliotecas y perseguía a cualquier sospechoso de herejía. Igualmente, la monarquía anuló todos los particularismos étnico-religiosos de los moriscos. Además, se les acusaba de connivencia con los ataques berberiscos y turcos en las costas mediterráneas. En 1566 se promulgó un decreto prohibiéndoles el uso de su lengua, su forma de vestir y sus tradiciones. En abril de 1609, ya en época de Felipe III, se produjo la expulsión de los moriscos, primeramente en Valencia y después en el resto del reino. Esta marcha conllevó a graves consecuencias económicas para agricultura y artesanía.
Enfrentamientos con Francia e Inglaterra Carlos I y Francisco I de Francia se enfrentaron por el dominio de los reinos y ducados de Italia y por los territorios de Flandes y Borgoña. En la primera fase, las tropas de Carlos I ganaron la batalla de Pavía en 1525. Y en 1527 la actitud profrancesa del Papa llevó al saqueo de Roma. Los conflictos con Francia continuaron hasta la victoria española en San Quintín (1559), y la firma de la Paz de Cateau-Cambresis (1559) dio lugar a un periodo de tranquilidad. En las guerras de religiones en Francia, Felipe II apoyó a los católicos frente a los seguidores de Calvino, especialmente ante las pretensiones al trono de Enrique de Borbón. En 1593, Enrique se convirtió al catolicismo y subió al trono como Enrique IV, y España y Francia firmaron la Paz de Vervins (1598). Inglaterra había sido aliada de España frente a Francia. El primer matrimonio de Felipe II fue con María Tudor, hija de Enrique VIII, reina de Inglaterra y católica, pero al morir sin descendencia, el trono pasó a su hermanastra, Isabel I (1558). Ésta, anglicana, apoyó a los protestantes de Flandes y protegió a los corsarios (Drake y Hawkins) que atacaban a los barcos españoles. Felipe II decidió enfrentarse a Inglaterra y preparó una gran flota, la Armada Invencible. Fue un desastre y la flota regresó diezmada y vencida. El dominio del Mediterráneo El Imperio otomano era una gran potencia en el Mediterráneo oriental desde la ocupación de Constantinopla (1452), convertida en su capital, Estambul. Durante el reinado de Felipe II fue el máximo esplendor turco bajo Solimán el Magnífico y los otomanos amenazaron todo el Mediterráneo. Ante ello, se coaligaron la monarquía hispánica y armaron una gran escuadra. El enfrentamiento se dio en el golfo de Lepanto (1571) y significó la victoria cristiana que alejó a los turcos del Mediterráneo occidental. Rebelión de los Países Bajos Fue el mayor problema de Felipe II, ya que se originó por el descontento burgués ante los impuestos, el sentimiento nacionalista y la extensión del calvinismo. La
primera rebelión se produjo en Flandes con el apoyo de Francia e Inglaterra, deseosas de minar el poder español. Al frente de los rebeldes estuvieron los condes de Horn y Egmont y, después, Guillermo de Nassau, príncipe de Orange. Finalmente, el sur de los Países Bajos, católico, aceptó la obediencia a Felipe II, pero el norte, las futuras Provincias Unidas de Holanda, calvinistas, continuaron la lucha por la independencia. La rebelión no fue controlada y Felipe II acabó designando a su hija Isabel Clara Eugenia, gobernadora con derecho a sucesión. Pero al no tener ésta descendencia, los Países Bajos revirtieron a los españoles en el siglo XVII, y se reabrió el conflicto. Economía del S. XVI La población de los reinos hispánicos aumentó considerablemente,especialmente en Castilla, alrededor de un 15% anual entre 1530 y 1594. En la agricultura, se extendió la superficie cultivada gracias al incremento de la población y a la demanda de productos. Así, aunque las tierras eran escasas y los precios de arriendo elevados, muchos campesinos sin tierras o pequeños propietarios hipotecaban sus fincas o pedían préstamos para arrendar nuevas tierras. Pero cada vez que había una mala cosecha o bajaban los precios agrarios, no podían pagar los arriendos, ni devolver los préstamos. Entonces, los pequeños propietarios perdían sus tierras y los campesinos arrendatarios debían abandonar sus tierras. La artesanía también creció en la primera mitad del siglo XVI. Sin embargo, fue perdiendo competitividad respecto de la producción extranjera debido al atraso tecnológico y la menor calidad. Además la política de la monarquía favoreció a los exportación de este producto. .El comercio con América ,que monopolizaba Castilla,experimentó un gran desarrolló. Este crecimiento comercial se centró en los puertos castellanos del Atlántico,especialmente en Sevilla. El comercio fue el sector que conoció un mayor desarrollo a lo largo de este siglo, gracias a la explotación del Nuevo Mundo. Este crecimiento se centró en las ciudades castellanas y en los puertos del Atlántico. En Castilla, al no transformarse la estructura agrícola ni artesana, la producción
fue incapaz de abastecer la demanda de productos y la escasez dio lugar a una gran subida de precios. Una sociedad estamental: predominio nobiliario La sociedad del siglo XVI se caracterizó por la preeminencia de la nobleza y el clero, y la persecución religiosa e ideológica. La nobleza era un 5% de la población aproximadamente. A lo largo de los siglos XVI y XVII fue habitual la compra de títulos y el acceso a la nobleza por servicios a la monarquía (nobleza de toga y espada). El clero era entre un 5% y un 10% de la población. El alto clero mantenían situaciones semejantes a la nobleza, mientras el bajo clero vivía de forma parecida a los artesanos o campesinos. El señorío era la posesión vinculada a una familia o institución eclesiástica. Los no privilegiados (pecheros), eran entre campesinos y población urbana, era el 80% de la población. Entre ambos había notables diferencias de fortuna. Pero todos estaban sujetos al dominio nobiliario y cargaban con los impuestos. Por último, existían grupos diferenciados por su religión: moriscos y judíos conversos (marranos). Su origen fue causa de la marginación o persecución y muchos intentaban ocultar su origen ya que la limpieza de sangre era indispensable para el prestigio social, la pertenencia a la nobleza y el desempeño de cargos públicos. Jacobo López Diego Sánchez