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Nº 1.791 Domingo 23 de enero de 2011

LUZ CASAL VUELVE A LA BATALLA La cantante regresa a los escenarios tras su segunda lucha contra el cáncer VALERI GERGIEV “Con la orquesta busco el sonido de un tigre siberiano”

42 AÑOS ESPERANDO AL VERDUGO Este es el hombre que más tiempo lleva condenado a muerte en el mundo Iwao Hakamada, de 74 años. Lleva 42 en el corredor de la muerte en Tokio. Le acusaron de matar al dueño de una fábrica de miso, a su esposa y a dos de sus hijos. Hoy, hasta el juez que lo sentenció reconoce su inocencia. Esta es la última imagen que existe de él en libertad. Cada día espera su ejecución en la horca



23.01.11

EL PAÍS SEMANAL

Intro 8

GRACIAS, ÁLVAREZ Por maruja torres

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ADIÓS, MUCHACHOS Por javier cercas

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LAS HUELLAS DEL ESQUIVO SALINGER Inquietante. Huraño. Escurridizo. Un escritor genial. Por daniel verdú

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ALGO MÁS QUE PRIMOS Daniel Sánchez Arévalo estrena película. Su padre, el pintor José Ramón, es su talismán y dibujante. Por manuel cuéllar

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PSICOLOGÍA: RECUPEREMOS EL TIMÓN ¿Cómo retomamos la creatividad y el control? Por Miriam Subirana. Ilustración de José Luis Ágreda

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Reportajes 26

ENTREVISTA A VALERI GERGIEV Un poderoso director de orquesta que ha resucitado el legendario teatro ruso Mariinski. Por JESÚS Ruiz Mantilla. Fotografía de J. Ladefoged

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42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE El japonés Hakamada es el preso que más tiempo lleva en un corredor de la muerte en todo el mundo. Por álvaro corcuera. Fotografía de sofía moro

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LUZ EN EL ESCENARIO Tras ocho meses de quimioterapia, Luz Casal vuelve al escenario para apoyar la lucha contra el cáncer. Por juan cruz. Fotografía de outumuro

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LOS TESOROS DE NUESTROS ABUELOS Un retrato global de la vejez, sin estereotipos, en lugares que custodian sueños, ilusión y esperanza. Por Quino petit. Fotografía de Nicolas henry

EN PORTADA.

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Iwao Hakamada, de 74 años, fue condenado a muerte en Japón en 1968. Muchos piensan que la policía forzó su confesión

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y fabricó las pruebas que le incriminaron. Desde

Estilos de vida

hace cuatro décadas vive cada día sin saber si será el último.

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DECORACIÓN Cómo viven los interioristas. MODA La inspiración más guerrera de la temporada. COCINA Del Mediterráneo al plato. CON MI GRATITUD A… Por rosa montero DELATEN, NO SE PRIVEN Por javier marías

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EL PAÍS SEMANAL

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CORREO

El sueño de escribir CARTA DE LA SEMANA Escribo esta carta porque conocer los secretos creativos de los grandes escritores me anima a hacerlo…, porque obligado es agradecer a ‘El País Semanal’ su aportación para crecer, opinar, pensar y aprender… Soy una de esas escritoras “que sueñan con serlo”, que realizan cursos y talleres, que se enamoran de quienes “saben lo que quieren y lo hacen bien”; son maestros en el arte de volver sublimes las cosas pequeñas, vivir otras vidas, detener o alargar el tiempo, dotar de sentido a tantos sinsentidos; que escriben por amor, por miedo, por afición… Supe que me gustaba escribir ya desde niña. Mi padre era agricultor y escribía sus vivencias sobre los escasos papeles a su alcance, era su forma de hablar con la tierra que cultivaba. Puede que se nazca escritor, pero luego hay que hacerse: “Escribir es un trabajo. El escritor no es un ser extraordinario que está esperando a las hadas” (José Saramago). Admiro a los escritores con renombre porque han llegado a esa comunión con el lector. Pero también admiro a los que escriben a pesar de no ser leídos –“Escribo por amor y publico por dinero” (Lucía Etxebarria)– y a los profesores de los talleres de escritura creativa. Porque… “escribir es desplazarse a lugares insospechados, en los que el sueño es más seguro que la tierra firme” (Joseph Conrad). Isabel Jiménez. Puertollano (Ciudad Real)

Inventando mundos Una niña como yo, de 15 años, estudiando 4º de la ESO y preparándose mentalmente para un futuro no tan lejano, se pregunta por qué escribe. Es más que una afición o un hobby. Escribir es encontrarme a mí misma. Cara a cara. Esa sensación en las manos y ese cosquilleo en el estómago cuando tu cabeza empieza a divagar por lugares lejanos, imaginarios. Y este artículo que he releído varias veces, empapándome de los pensamientos de escritores que, como yo, sienten la lectura como el comienzo de un trabajo (para ellos) o un hobby (para mí). Como dice Elvira Lindo, es una manera de vivir. Y es tan bonito crear nuevos mundos, sin horizontes, donde el fin lo decides tú y todo el control está en tu mente… Convertir lo irreal en real. Me encanta. Sara Villegas Fernández. Almería

Biotipos de escritores He leído el reportaje revulsivo ¿Por qué escribo?, un conjunto de fragmentos de autobiografías de 50 escritores de renombre. Con mirada clínica, son verdaderas

‘El País Semanal’ invita a sus lectores a manifestar sus opiniones o comentarios acerca de los contenidos de la revista. Pueden enviar sus mensajes a elpaissemanalcartas@elpais.es o por correo a EL PAÍS SEMANAL. Miguel Yuste, 40. 28037 Madrid. Fax 913 37 82 72. Las cartas podrán ser editadas o abreviadas por necesidades de claridad o espacio. 4

EL PAÍS SEMANAL

anamnesis, pero estoy en desacuerdo con la consideración de respuestas dispersas, variopintas o heteróclitas. En mi opinión, se advierten cuatro biotipos de autores: 1. Los realistas. Tratan de conocer la realidad, comprender el mundo y el sentido de la vida. 2. Buscadores del tiempo perdido. Tienen “dolor por el pasado” o la enfermedad de la nostalgia: el tiempo no regresa. 3. Distimia, “no me encuentro bien”, que incluye la soledad, aburrimiento, desasosiego de Pessoa, miedos y angustias. 4. Biotipo fisiológico. Vivir es escribir o escribir es una forma de vivir. Curiosamente tienen un impulso vital autonómico (¿por qué respiro?). Según Aldous Huxley (A lo largo del camino, 1955), la mayoría de los autores escriben para huir del ennui o spleen (fastidio, tedio, melancolía de la vida). Esta murria, origen de la compulsión para escribir, dentro de la biología molecular, ¿podría ser una hipersecreción de endoescritolinas –neurotransmisores aún desconocidos– activadores del centro del lenguaje escrito en el hemisferio cerebral dominante? Sin duda, la mejor respuesta de por qué escribir está en las sorprendentes palabras de Einstein (Discurso del 60 aniversario de Max Planck, 1918), citadas por Sánchez-Ron: “En principio, creo, junto con Schopenhauer, que una de las más fuertes motivaciones de los hombres para entregarse al arte y a la ciencia es el ansia de huir de la vida de cada día, con su dolorosa crudeza y su horrible monotonía; el deseo de escapar de las cadenas que nos atan nuestros, siempre cambiantes, deseos”… A lo último, como afirma Andrés Amorós, un teórico mundo totalmente feliz, exigi-

ría ser vivido, no escrito. Gracias, señores escribidores. Francisco Javier Barbado. Médico. Madrid

Cultura, cultura, cultura El reportaje sobre las habitaciones de los niños es realmente impresionante. Te hace pensar en lo mal repartida que está la riqueza en el mundo. Y en la importancia del azar, que determina dónde nacemos, la educación que nos dan nuestros padres (según su ideología y nivel económico) y el acceso a la cultura del que disponemos. Solo algunos gozamos del privilegio de leer cada semana esta bendita revista que nutre nuestro intelecto, enriquece nuestro espíritu y nos informa y divierte. Otros muchos no tienen acceso o habitan realidades diferentes y lejanas, como la de la telebasura, como la de la Esteban o la de la cultura del entretenimiento y el fútbol. En el mundo de las artes hay espacios que son y serán ignotos y vedados para miles de millones de personas (la ópera, el cine en blanco y negro, la alta cocina de los grandes chefs, el ballet…). Algunos futbolistas, ídolos de nuestros jóvenes, admiten no leer libros. Agradezco a mis padres (poeta y melómana) haberme proporcionado, además de un habitáculo personal, cuando la economía familiar lo permitió y los hermanos mayores se emanciparon, el gusto por la lectura y la audición musical. Para mi fortuna, el valor fundamental en la casa paterna era la cultura, lo que me ha llevado años después a degustar



inmensamente El País Semanal y CNN + durante incontables jornadas de domingo y cotidianas veladas. La desaparición de CNN + me hace temer que alguna vez le pueda pasar lo mismo a El País Semanal, dentro de este mundo que hemos construido entre todos apoyando un sistema bancario que hace triunfar entre los mass media a la prensa amarilla y la cutrelevisión. Miguel Lorenzo Lizalde. Correo electrónico

Repaso a tres artículos Coincido con el alegato de Rosa Montero sobre el incivismo ciudadano, pero los “contenedores madrileños rodeados por montañas de porquerías diversas” indican el deseo de poner la basura en los contenedores y la desidia del Ayuntamiento que no coloca los suficientes. También la “lavadora rota en la puerta misma del chalé de la sierra” revela que el Ayuntamiento no recoge ese tipo de basura, mucha de la cual podría ser reciclada pagando el coste de la recogida. El nivel de descuido de la cosa pública es inmenso en nuestro país; la incuria de los Ayuntamientos no haciendo su trabajo es aún mucho mayor. Interesante la apología del sexo entre personas mayores. Pese a ello, la autora incluye referencias a las personas mayores con la torpe denominación de “los abuelos”, sin que sea disculpa añadir si lo son o no. Por otro lado, he leído en muchos periódicos “atropellado un anciano de 67 años”(?). ¿Quién expide el título de anciano, con qué requisitos y a partir de qué edad? Resulta igualmente vulgar la expresión “se desvirgaron mutuamente en su noche de bodas”. El reportaje sobre Sierra Leona, víctima del liberalismo que ahora se quiere introducir en Europa y en las próximas elecciones en España, es atroz. Pero son

inadecuados los entresacados del texto: “Fuimos a ver a una abogada, y dijo: ‘En Sierra Leona, si uno no tiene dinero, no puede obtener justicia” o “Issa Kamara, de 15 años. Condena: tres años; crimen cometido: rompí el cristal de un coche”, porque eso pasa también en España o en EE UU, donde, tras 16 años, acaban de liberar a dos mujeres condenadas a cadena perpetua por haber colaborado en un robo de menos de 200 dólares. Alfonso J. Vázquez. Madrid

Paro y suicidios En su artículo del 9 de enero, el escritor Javier Cercas menciona de pasada a “los muertos secretos que cabe cargar a la crisis económica”. Yo más bien prefiero hablar de muertos silenciados (y ocultos), pues varias publicaciones han dado cuenta de los mismos. “Seguro que en España hay casos de suicidios por el trabajo, pero ni se conocen”, declaró Adrián González, subdirector de prevención de riesgos laborales de la Inspección de Trabajo (¿Mata el trabajo o la mente? EL PAÍS, 10-10-2009). En España, los suicidios atribuidos al desempleo han sido prácticamente silenciados; el tabú aún es muy fuerte en una sociedad que se resiste a mencionar los casos de suicidio para que no se contagien y se suiciden a su vez personas al borde del precipicio. Ante la falta de datos elocuentes, se ha tejido una leyenda negra que apadrina suicidios a la falta de trabajo cuando no se encuentra explicación lógica a determinadas muertes. De algunos conductores fallecidos en accidente se ha dicho que tenían problemas laborales; de aquel hombre encontrado muerto por un coma etílico se presumía su expulsión del mercado de trabajo; de aquella joven fallecida por sobredosis se aventura que se echó en brazos de la droga cuando se quedó sin horizonte laboral.

Colaborador Hace unas semanas dimos la vuelta al mundo a través de los dormitorios de los niños. En este número, el fotógrafo francés Nicolas Henry muestra el espectacular resultado de su viaje por los cinco continentes para retratar las cabañas de nuestros abuelos, los lugares donde nuestros mayores guardan sus sueños, ilusiones y esperanzas. Un gran teatro sobre la vejez que tiene previsto recoger en un libro de la editorial Actes Sud.

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EL PAÍS SEMANAL

Solo constatar que David Stuckler, de la Universidad inglesa de Oxford, y Martin McKee, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en un estudio difundido en la revista The Lancet en julio de 2009, sostienen la tesis de que las dificultades económicas (y en particular el paro) guardan una relación directa con el incremento de los suicidios. Por cada 1% de aumento del desempleo en los países analizados, se incrementaban un 0,8% los suicidios. jorge de lorenzo quintela. Madrid

Sexo semanal En la convicción de que represento el sentir mayoritario de los lectores, reclamo que la página de sexo no sufra las consecuencias de la falta de espacio y se relegue como un reserva en el mejor equipo. Mi hábito de lectura de El País Semanal es el siguiente: primero, por la mañana, busco las últimas páginas, sexo y gastronomía, y a última hora de la tarde, para aislarme del estrés del domingo, me relajo con los artículos largos, siempre de mucho interés. Señor director, una vez a la semana es cosa sana. Jaume Rodriguez. Igualada (Barcelona)

Pedalear con ‘glamour’ Hasta no hace demasiados años, usar la bicicleta para trasladarse por nuestros pueblos o ciudades era más una cuestión de estatus o limitación económica que una decisión relacionada con la sensibilización y concienciación medioambiental; en general, molaba más el coche o la moto. De hecho, somos bastantes los que crecimos en una época en la que las imágenes de cientos o miles de ciudadanos con bicicletas eran utilizadas para describir o reflejar el retraso socioeconómico de China. Ahora leo en su revista (número 1785), y no sin cierto asombro, que el uso de este modesto medio de transporte en los países más desarrollados económica y socialmente no es solo un aspecto de carácter ético, sino estético. Así pues, para moverse o pasearse con glamour y estilo sobre dos ruedas es necesario usar ropa, complementos y perfumes que aporten un toque de distinción a quienes pedalean… P Alejandro Prieto. Gijón



intro PERDONEN QUE NO ME LEVANTE por

Maruja Torres

GRACIAS, ÁLVAREZ gnoro si se debe a que asistí a su segunda boda o a mi proverbial y mundialmente conocido gran corazón, pero estoy por completo a favor de Francisco Álvarez-Cascos, y me parece una cochinada lo que le ha hecho su partido, con ese resbaladizo Mariano Rajoy –un señor que no merece ser gallego– a la cabeza. Eso, en el caso de que en el periodo transcurrido entre que escribo esto y ustedes lo leen no hayan llegado las partes a algún tipo de acuerdo. Si ello ocurriera, imaginen que me zampo mis palabras en barbacoa. Mas continúo como si ello no ocurriera. ¿Es digno el señor Álvarez-Cascos de ser asturiano? Ahí son los naturales de Asturias misma quienes deben opinar, pero a mí me gusta esa faceta suya de alubia densa, de alubia-alubia que no se disfraza con pintas ni se desvanece en fragancias de nueva cocina. Don Francisco es rotundo y sincero como un buen pedo. Y el actual Partido Popular, perdónenme la expresión, está repleto de lo que en catalán llamamos llufes. Es decir, de flatulencias insidiosas que no hacen ruido pero atufan el ambiente hasta convertirlo en irrespirable. Produce auténtica basca escuchar a Esteban González Pons deshacerse en elogios, por ejemplo, acerca de “los pensionistas que han dado sus vidas por nosotros”. Aparte de lo poco riguroso de tal afirmación y de su sesgo militaroide, qué cursi es, por todos los demonios. Qué malolientemente cursi resulta. Dirán ustedes que es fácil ponerse al lado del árbol caído. Pues no: generalmente, a dicho árbol todos le dan leña, como bien evidencian el refrán y la realidad misma. Hay que ver con qué placer le han arreado mandobles al señor Álvarez sus ex correligionarios, incluso aquellos y aquellas que no levantaban medio palmo del suelo cuando ya él reconquistaba España para José y Madame Boteille, y que ni siquiera fueron correligionarios suyos contemporáneamente.

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cerrando España siempre que hiciera falta. Ah, cómo añoro aquellos no ladinos tiempos. Don Álvaro de la Casquería, como le llamó alguien –posiblemente yo–, siempre tuvo el don de poner en evidencia a su partido. Ocurrió ya en ocasión de esa boda con Gema Ruiz –a quien más adelante, ya divorciada, miraríamos bailar en la tele–, su segundo enlace, al que tuve el honor de ser enviada especialmente y sin casco. Fue en Córdoba, en el esplendoroso inicio de otoño de 1996, y a la ceremonia, que se celebró por lo civil, no asistieron los más beatos compañeros de Gabinete del entonces vicepresidente primero. Los Reales Alcázares, en donde les casó el alcalde, fueron prohibidos a la prensa para que no se viera en la foto que no había cura; y Madame Boteille entró disimulando y con peineta. El empedrado cordobés recordará siempre aquel retumbar de tacones, aquellos chaqués incluso en modelo miniatura –los playboys Aznar de hoy eran meros proyectos– y aquella ranciedad que presagiaba futuros Escoriales.

“Hay que ver con qué placer le han arreado mandobles sus ex correligionarios”

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Pero él, un príncipe azul Cabrales, defendió su amor y su honra como si tal cosa; lo mismo hizo después, cuando abandonó a la futura telebailarina por una galerista de renombre, y casi simultáneamente recibió la Medalla de las Bellas Artes –por entonces se dedicaba a fomentar Fomento; esa y no otra debió de ser la razón–, lo cual le convertía, estarán ustedes de acuerdo conmigo –yo también poseo la mencionada medalla–, en un ser potencialmente peligroso. El doberman por antonomasia. De bien nacidos es agradecer los ladridos recibidos, y por eso estoy ahora, recia como el peto de don Pelayo, firme como el amor que Indíbil sentía por Mandonio y más salerosa que el tamborilero del Bruc, dispuesta a rendirle honores como corresponde. Ah, quién tuviera un don Francisco por comunidad autónoma, restándole votos al Melifluo. P

Lo realmente sencillo es sentirse solidario con cualquiera que nos recuerde lo que es, lo que fue, una derecha en el mando. Una derecha con el cinturón del pantalón bien atado por encima del ombligo –con un sentido homenaje a los tirantes de Fraga Iribarne implícito en ello–, la corbata de Hermès enhiesta como una mala cosa, y los zapatones pisando fuerte con un par de suelas, de un confín de una autonomía a otra y

www.marujatorres.com

EL PAÍS SEMANAL

Ilustración de José Luis Ágreda



intro PALOS DE CIEGO por

Javier Cercas

ADIÓS, MUCHACHOS odos lo estamos esperando mientras escribo estas líneas; cuando se publiquen quizá ya haya llegado. Me refiero al comunicado en que ETA debe anunciar una tregua que, según los más optimistas, debería ser el preámbulo de su disolución. Incluso los más optimistas saben, sin embargo, que no es fácil que ETA se disuelva. Es verdad que ETA está debilitada y asfixiada; es verdad que cada vez hay más gente que ve a los etarras como lo que son, es decir, como una banda de mafiosos con una coartada patriótica; es verdad que en este asunto los dirigentes políticos parecen de un tiempo a esta parte mucho menos irresponsables que en otros, quizá porque la ciudadanía les ha hecho saber que en este asunto las irresponsabilidades se pagan más caras que en otros; es verdad, en fin, que la ilegalización de Batasuna –un partido que, según el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, es parte de ETA, y a cuya ilegalización nos opusimos tantos durante tanto tiempo con el argumento de que era preferible tener a los mafiosos dentro del sistema que fuera de él, y con el resultado de que durante décadas fuimos todos quienes financiamos a los mafiosos– ha convencido a algunos dirigentes de Batasuna de que, si ETA no desaparece, los que desaparecerán serán ellos (y de ahí que haya sido Batasuna quien le ha pedido la tregua a ETA). Todo eso es verdad. Pero también es verdad que coger una pistola es muy fácil; lo difícil es soltarla. Dicen que Arnaldo Otegi está mejor situado que cualquiera de sus predecesores para conseguir que la suelten. Puede ser. De todos modos, yo me pregunto cómo va a convencer Otegi a su gente de que se acabó un negocio de más de 40 años, cómo va a contar a sus chicos que todo lo que les contaron era mentira, cómo va a enseñarles a vivir sin odio y sin enemigos y a no considerar la violencia como un valor, cómo va a decirles que ya no van a ser héroes, cómo va a explicarles que todo acabará sin contrapartidas políticas y, por tanto, sin que estos 40 años de sangre y de mierda hayan servido de nada. Para soltar una pistola hay que ser muy valiente, pero para conseguir que otros la suelten hay que ser más valiente todavía: Otegi tendrá que engañar a los suyos; tendrá que traicionarlos. ETA espera desde hace tiempo a su Mandela, a su Adolfo Suárez, a alguien que posea el coraje del gran traidor. Veremos.

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Y mientras vemos, todo el mundo fija las condiciones del fin, empezando por las víctimas de ETA. Es natural: ETA no puede terminar sin que el Estado tenga en cuenta a sus víctimas, pero ¿deben las víctimas imponer sus condiciones al Estado? Un documento suscrito por casi todas las asociaciones de víctimas

de ETA y entregado a finales de diciembre a los principales responsables políticos afirma que sólo podrá darse por acabada la historia de ETA cuando sus miembros y su entorno condenen la historia de la banda. “Tal condena”, añade, “debe ser exigida como uno de los mínimos sin cuyo cumplimiento no es posible ni reinserción particular alguna ni participación en el juego democrático”. No hay duda de que es una exigencia justa: se trata de que los etarras reconozcan de forma explícita que estos 40 años de sangre y de mierda no han servido para nada; tampoco hay duda de que es una exigencia poco realista, y a fin de cuentas superflua: dejar las armas sin contrapartidas políticas es la mejor forma de reconocer, aunque sea de forma implícita, que estos 40 años de sangre y de mierda no han servido de nada. No hace falta más. No hizo falta más. Porque resulta que hace casi 40 años este país se enfrentó a un problema parecido, un problema que se resolvió razonablemente sin necesidad de ninguna condena explícita, y que con esa necesidad quizá no se hubiese resuelto: entonces eran los franquistas quienes tenían que soltar la pistola y aceptar la democracia tras 40 años de sangre y de mierda, y fue Adolfo Suárez quien, con un coraje que ya nadie podrá agradecerle lo suficiente, los convenció de que la soltaran, engañándolos y traicionándolos, pero sin obligarles a condenar de forma explícita 40 años de franquismo. De hecho, muchos todavía no los han condenado; de hecho, a lo máximo a que ha llegado el PP ha sido a avalar en 2002 una proposición del Congreso que proclama “el reconocimiento moral de todos quienes fueron víctimas de la guerra civil, así como de cuantos padecieron más tarde la represión de la dictadura franquista”. Reconocimiento moral: no condena. ¿Significa esto que el PP es un partido franquista, o que no es un partido democrático? En absoluto: significa sólo que, si la democracia fue tan generosa con los franquistas, no puede serlo menos con los etarras, y que no podemos exigirles a unos lo que no les exigimos a otros. Esto puede parecer injusto, y en cierto modo lo es; pero es mejor no llamarse a engaño y entender cuanto antes que, entonces como ahora, es imposible terminar con 40 años de sangre y de mierda sin herirse ni mancharse. P

EL PAÍS SEMANAL

Ilustración de Gabi Beltrán

“Es imposible terminar con 40 años de sangre y de mierda sin herirse ni mancharse”

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LA IMAGEN

LOS POLÍTICOS TAMBIÉN LLORAN ¿Realmente les importamos a los políticos? En Rumanía, un electricista protestó así, tirándose al vacío en el Parlamento de Bucarest, para protestar por el desinterés que muestran.

Por Juan José Millás

ientras nos ganamos la vida (que quizá sea un modo de perderla), mientras buscamos en Internet las solicitudes de empleo, mientras cambiamos el pañal a nuestros bebés, mientras hacemos cola frente a la ventanilla de un cine o de un ministerio; mientras nos afanamos en salir adelante, en fin, los políticos (sueldo seguro, jubilación segura) efectúan la representación permanente anunciada por Guy Debord, hace mil años, en La sociedad del espectáculo. Son como un belén viviente que jamás se desmonta, como un teatrillo de autómatas que nunca cesa de moverse, como una obra de teatro dispuesta en forma de bucle. Los políticos pertenecen ya a una dimensión de la realidad separada de la nuestra por un tabique transparente. Los vemos y nos ven, nos hacemos señales con las manos, nos decimos adiós como los viajeros de trenes que se cruzan sabiendo que pertenecen a universos diferentes, ya que cuando los unos vuelven los otros van, o viceversa. De vez en cuando, alguien de nuestra dimensión atraviesa el tabique de cristal, se cuela en la de los políticos y les hace la pascua. Es el caso de Adrian Sobaru, al que ven en la foto instantes después de que saltara desde el balcón de invitados del Parlamento rumano sobre los congresistas que habían decidido retirar las ayudas para su hijo autista. En los telediarios vimos a un político llorar frente al espectáculo. Pero el llanto formaba parte de la representación, del belén, del teatrillo. Recogido el cuerpo y devuelto a la dimensión de la que provenía, las cosas continuaron como estaban. P

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Fotografía de Bogdan Stamatin

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intro PERSONAJE

HUELLAS

LAS DEL ESQUIVO

Salinger

Inquietante. Huraño. Escurridizo. Un escritor genial. El éxito inesperado llevó a J. D. Salinger a emprender una permanente huida hasta el final de sus días. Una biografía explora un año después de su muerte el rastro de su borrosa y mística existencia. Por Daniel Verdú.


“¡NO ME SIGAN!”. El éxito de ‘El guardián entre el centeno’ convirtió a Salinger (a la izquierda, durante su juventud y a finales de los ochenta) en un tipo huidizo y huraño. Abajo, Oona O’ Neill, su primera novia y germen melancólico de esta novela.

uando el 7 de mayo de 1951 subió a bordo del Queen Elizabeth, J. D. Salinger comenzó una huida hacia sí mismo que no haría más que aumentar hasta el día de su muerte. Aquella mañana partió hacia Inglaterra para resguardarse durante unas semanas del escrutinio público que sufriría en Nueva York con la aparición de El guardián entre el centeno, su primera novela. Como si supiera que llegaría a vender 60 millones de ejemplares de su obra de juventud. Ese gesto definió para siempre la inquietante personalidad del genial autor, marcado profundamente por sus años de combate en la II Guerra Mundial y autodescifrado al detalle en cada una de sus contadas obras. Especialmente en la que Holden Caulfield emprendía un viaje de tres días hacia la edad adulta por las calles de Nueva York y que le convirtió en profeta de millones de lectores pero, sobre todo, en el de sus propias peripecias. Justo un año después de su muerte, Kenneth Slawenski publica en España una biografía (Galaxia Gutenberg) que explora las huellas del camino entre la borrosa y recluida existencia de Salinger y los personajes que creó. El primer párrafo de El guardián… ya era un aviso. “Si realmente les interesa lo que voy a contarles, probablemente lo primero que querrán saber es dónde nací y lo asquerosa que fue mi infancia y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y todas esas gilipolleces […]. Pero si quieren saber la verdad, no tengo ganas de hablar de eso. Primero, porque me aburre, y segundo, porque a mis padres les

Fotografía de Anthony Di Gesu | Paul Adao | Corbis

C

darían dos ataques por cabeza si les dijera algo personal acerca de ellos”. Esta declaración vio la luz en 1951, pero Jerome David Salinger, o Sonny, o Jerry, dependiendo de cuando tratase de acomodarse en el incómodo traje de su biografía, hacía algún tiempo que peleaba a muerte con la contradicción de buscar un sitio al que pertenecer y la demoledora certeza de que no existiera fuera de su obra. Y como él anunciaba, quizá no sea ese tipo de datos autobiográficos lo que más interese. Qué demonios importa ya si tuvo una hermana, si nació en Nueva York en 1919, que se casara tres veces o que un día fuera animador en un crucero. Qué más dará ya si nunca estudió mecanografía o si pasó por una academia militar donde compuso la canción que todavía cantan los cadetes cuando se gradúan. EL PAÍS SEMANAL

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Decidió que espiritualidad y arte van unidos. Se obsesionó con la meditación y ‘El evangelio según Sri Ramakrishna’

Para Slawenski, lo que marca definitivamente la enfermiza zozobra que padeció fue su paso por la II Guerra Mundial enrolado en el 12º Regimiento de Infantería. Fue agente de contraespionaje y sargento del Estado Mayor, experiencia que incluyó el desembarco en Normandía y la entrada en el campo de concentración de Dachau: “Puedes vivir una vida entera”, se lamentaba Salinger, “sin librarte del olor a la carne quemada”. Pero mientras contem16

EL PAÍS SEMANAL

plaba las llamas del horror, en su zurrón militar se agitaban ya niñas con vestidos azul celeste, tiovivos o patos que se esfuman a ningún lado cuando se hielan los lagos de Central Park. Los primeros trazos de “la gran novela americana” que un día anunció que escribiría. Cuando volvió, como muchos, no quiso hablar una palabra sobre lo sucedido. Pero en el enigmático final de El guardián… cabe la interpretación de ese silencio: “No cuenten nunca nada a nadie. Si lo hacen, empezarán a echar de menos a todo el mundo”. Una manera de extender la dedicatoria a su madre a todos los

soldados muertos. El hermano pequeño fallecido de Caulfield en la novela, ese que encarna el paraíso de pureza infantil que Holden lucha equivocadamente por “agarrar”, se llama Allie en honor a los hombres del bando aliado. A su vuelta (durante la guerra se casó con Sylvia Welter, una alemana con la que viviría solamente ocho meses de felicidad) afloró su mal carácter. Salinger se peleó con su mentor Whit Burnett, quien había publicado The Young Folks, su primer relato; se enemistó con medio gremio editorial, exigió que su foto no apareciera en la contracubierta de sus libros y acabó

Fotografía de AP

TALENTO INFINITO. Tras conocerle en París, Hemingway definió a Jerome David Salinger como un escritor de talento infinito. Sobre estas líneas, dos imágenes tomadas en los ochenta. A la izquierda, durante una de sus escasas apariciones públicas, cuando viajó a Florida para encontrarse con la actriz Elaine Joyce.

El asunto es por qué decidió un día esconderse y sumergirse en un desprecio absoluto hacia un mundo que le adoraba. La historia de Salinger es un relato de frustración ininterrumpida. Su primer noviazgo, el que mantuvo con Oona O’Neill, hija del dramaturgo Eugene O’Neill, sirvió para componer el germen melancólico de El guardián… a través del relato corto Slight rebellion off Madison (el primero de los nueve sobre la familia Caulfield y que tras cinco años de obsesión y ninguneos publicó The New Yorker). Narraba la cita con la frívola y atractiva Sally Hayes (vivo retrato de Oona), con la que consumía una tarde sobre la pista de hielo de Radio City, borracho y enumerando lo que más odiaba. Salinger, como su protagonista, nunca estuvo enamorado de aquella chica, pero la decepción pública al enterarse todos de que le dejaba por el legendario Charles Chaplin le cambió el humor.


Ni siquiera Jackie Kennedy, que llamó una tarde para invitarle a cenar a la Casa Blanca, logró sacarle de su refugio

Fotografía de Cordon Press | Getty Images

enfadado con sus mejores amigos (como su editor inglés James Hamilton). Al publicarse la novela, se pasó las horas deseando que desapareciese de las listas de los más vendidos. Cumpliendo el sueño de Holden, compró 36 hectáreas en Cornish (New Hampshire) y limpió el bosque para tener más horas de sol. Pasó ahí el resto de su vida, primero relacionándose intermitentemente con los estudiantes de la zona y luego, traicionado por una joven que publicó una entrevista que iba a ser solo un trabajo escolar, encerrado con Claire, su nueva esposa y los dos hijos que tendría con ella. Holden había vuelto a profetizar sobre la vida de su creador: “No hay forma de dar con un sitio bonito y tranquilo porque no existe. Puedes creer que existe, pero una vez que llegas ahí, cuando no estás mirando, alguien se cuela y escribe ‘que te jodan’ delante de tus narices”. Pero ya nunca se movió de ahí más que para sus escapadas a las oficinas de The New Yorker. Ni siquiera Jackie Kennedy, que llamó una tarde a casa de los Salinger para invitarles a cenar a la Casa Blanca, logró sacarle de su refugio. Pese a la ilusión de su mujer y lo que significaba despreciar la invitación, él se negó. Aquel evento hubiera sido una celebración del ego que no permitía la doctrina budista zen que abrazaba con devoción. Compaginar la producción de arte y los beneficios que acarreaba ya era imposible, aunque fueran meros aplausos. Salinger decidió que el arte y la espiritualidad van unidos. Vivió obsesionado con El evangelio según Sri Ramakrishna, aprendió el Vedanta y la meditación. Los relatos que escribió luego, los de la familia Glass, estuvieron empapados de un misticismo que muchos asociaron a una enajenación. Nunca más desde Nueve cuentos hizo ninguna publicidad, nota biográfica o fotografía del autor. En el texto que incluyó en la publicación de Franny y Zooey decía: “Mi opinión, un tanto subversiva, es que los sentimientos de anonimato y oscuridad del escritor son la segunda propiedad más valiosa que tiene a su cargo durante sus años de trabajo”. A las dos únicas personas que respetaba eran el director de The New Yorker, William Shawn, y el juez del Tribunal Supremo y vecino, Learned Hand. Como Holden con sus dos hermanos, así de limitado

tenía que ser el club que distinguía a los iluminados de los ignorantes. Los años siguientes los pasó escribiendo en el búnker que construyó en el jardín de su casa y en 1965 publicó su último texto: Hapworth 16, 1924. Durante años se negó a que Spielberg, Elia Kazan o Billy Wilder llevasen El guardián al cine; su respuesta era: “Lo siento, a Holden no le gustaría”. Y a causa de ese sentido de propiedad que albergó sobre sus personajes, se enzarzó en largos procesos legales que sentaron jurisprudencia sobre derechos de autor en EE UU, pero en los que fue consumiendo sus nervios. Las amenazas que recibió de desequilibrados y la interpretación que algunos tarados hicieron de su obra terminaron de alejarle del mundo. El 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman disparó a quemarropa cinco balas de punta hueca contra John Lennon. Después se sentó en el bordillo de la acera y se puso a leer El guardián entre el centeno. El asesino había seguido todos los pasos de Holden Caulfield. Incluso le había preguntado a un policía adónde iban los patos en invierno. Pero si hay una cosa en su obra que choca frontalmente con su biografía, es una de las afirmaciones de Holden en El guardián: “Los libros que de verdad me vuelven loco son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera amigo tuyo y pudieras llamarle por teléfono cuando quisieras”. Nada más lejos de lo que él permitió al mundo. P

UNA CABAÑA EN EL BOSQUE. Salinger compró 36 hectáreas en Cornish (New Hampshire, EE UU) y decidió pasar en la cabaña de la imagen de arriba el resto de su vida. Abajo, Margaret Salinger, hija del escritor y autora de ‘El guardián de los sueños’, un polémico libro en el que diseccionó la figura de su padre.

‘J. D. Salinger. Una vida oculta’, de Kenneth Slawenski, está publicado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. EL PAÍS SEMANAL

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intro

10 PREGUNTAS A CHRISTINA ROSENVINGE

“ACEPTARÍA REUNIR A ÁLEX & CHRISTINA POR UN SÁNDWICH MIXTO. O MEDIO” CHRISTINA ROSENVINGE. Cumple 30 años de carrera con su octavo álbum en solitario, La joven Dolores, donde destila canciones clásicas de corte indie junto a ilustres colaboradores como Steve Shelley (Sonic Youth), Chris Brokaw (ex Come) o Benjamin Biolay.

Arranca con un tema dedicado al narcisismo. ¿A usted se le ha pasado? A alguien que se sube a un escenario no se le pasa nunca. Vivimos en una sociedad cada vez más narcisista y hedonista, donde la adolescencia dura de los 12 a los 38 años. Por eso tiene sentido recuperar el mito de Narciso. ¿Es tan intensa como aparenta? Qué va. No podría dedicarme a esto si me lo tomara muy en serio. ¿Tiene algo de masoquista esto de componer? Al contrario. Mis canciones hablan de supervivencia, de que el amor no te mate. ¿Qué le da más miedo: convertirse en un personaje del corazón o no encontrar a nadie que vuelva a ocupar el suyo? No volver a encontrar el amor. Mucho más. La gente que sale en el Cuore tiene vidas divertidas en las que merece la pena husmear. La mía, en el fondo, es muy aburrida. ¿Por cuánto aceptaría reunir a Álex & Christina? [Risas] La pregunta es por cuánto lo aceptaría Álex [de la Nuez]. Con los malos augurios económicos que hay, yo aceptaría por un sándwich mixto. Incluso medio, que es lo que me tocaría al final. ¿Cuánto pesa ser el icono ‘grunge’ español? No creo que haya sido musa indie ni nada de esas cosas que dice la gente. Me hace gracia, pero desde luego no es como yo me veo. ¿No tiene la sensación de que ha tocado el techo de su éxito? Nunca pienso en cuántos discos voy a vender, sino en escuchar dentro de 20 años lo que hago y sentirme orgullosa. ¿Qué le parece que la revolución pop sea Lady Gaga? No te puedo decir. Aunque parezca mentira, apenas sé nada sobre ella. Es una activista de la bici. ¿Es porque queda chic? En una ciudad tan contaminada como Madrid, es por puro sentido común. Y como bien dicen en Bici Crítica: “Culo duro sin gastar un duro”. ¿Cuál de las mentiras sobre usted le gustaría que fuera cierta? Que soy fría y cerebral. Más bien soy algo descerebrada y con problemas de ajuste de temperatura, como las vitrocerámicas. P

Por Borja Bas. Fotografía de Javier Morán



intro CINE

ALGO Más QUE

PRIMOS

Una sonrisa para tiempos oscuros casi negros. Daniel Sánchez Arévalo da un paso más con ‘Primos’, un canto al optimismo y a su padre, famoso dibujante en los años ochenta que le inoculó el amor al cine. Hablamos con los dos de la comedia de la vida. Por Manuel Cuéllar.


EL CUADERNO DE COMILLAS. José Ramón Sánchez decidió narrar e ilustrar el rodaje de ‘Primos’, la tercera película de su hijo Daniel Sánchez Arévalo. En estas páginas se muestran algunos de esos dibujos y las fotografías del hermano del director, Ignacio Sánchez Arévalo.

on tan disciplinados que acuden a la cita vestidos de azul oscuro casi negro. Así se titulaba la primera película de Daniel Sánchez Arévalo, y en este encuentro parece que la cosa va de fetiches. Aquel color le valió a Sánchez Arévalo tres premios Goya, incluido el de mejor director novel, pero los tonos oscuros no fueron los únicos talismanes con los que contaba en su haber el cineasta madrileño en 2006. Ese es el curioso motivo por el que Sánchez Arévalo viene hoy acompañado por su padre. El pintor y dibujante José Ramón Sánchez fue el ilustrador de los carteles electorales del PSOE para los primeros comicios de la democracia, pero también un referente para toda una generación de críos que a principios de los ochenta se sentaban frente al televisor a verle crear de la nada preciosos dibujos llenos de fantasía en el programa televisivo Sabadabadá. Ahora, con 74 años, continúa con sus proyectos, pero además se ha convertido en parte fundamental del proceso creativo de su hijo Daniel. “Mi padre me ha metido en el cuerpo el cine desde que nací. Nos llevaba a las salas y desde bien pequeños nos inculcó el amor por el arte en general y por el cine en particular. Es un ci-

Fotografía de Ana Nance | Agradecimiento a Store National Geographic en Madrid

S

“Mi padre ha sido un grandísimo pintor, pero a través de mí ha vivido el cine en primera persona”

neasta frustrado. Es un grandísimo pintor, pero la idea de que yo me convirtiera en director ha sido su manera de vivir el cine en primera persona. De vivirlo y de disfrutarlo. Ha estado presente desde mis comienzos con mis cortos. Siempre venía algún día al rodaje… Pero creo que Azuloscurocasinegro supuso un punto de inflexión. Él acababa de tener un doble cáncer de próstata, estaba con las sesiones de radioterapia y comenzó a venir al rodaje unas tres veces a la semana”, cuenta Daniel Sánchez Arévalo, que el próximo 4 de febrero estrenará Primos (producida por Atípica Films), su tercer largo como director –tras Gordos– y en el que la presencia de su progenitor ya se ha convertido en algo casi necesario.

Compañeros José Ramón Sánchez (a la izquierda) continúa dibujando y es el talismán de su hijo, el director de cine Daniel Sánchez Arévalo. Abajo, uno de los dibujos de José Ramón que sirvieron para los carteles del PSOE de la campaña electoral de 1979.

“La relación es afectiva. Es una cosa de ambos, un acuerdo entre los dos. Busco mucho sentirme como en familia y mantener una serie de referentes a mi alrededor cuando estoy rodando. Es algo que necesito también con mis actores y parte del equipo técnico. En Primos ha entrado también mi hermano (Ignacio), que ha hecho el making off. Si pudiera quedarme con algo de este rodaje, sería con EL PAÍS SEMANAL

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Dibujos de José Ramón Sánchez | Fotografía de Ignacio Sánchez Arévalo

esa sensación de sentir que vuelves a recuperar a tu hermano, a tu hermano mayor, ese que cuando eres niño te protege en el colegio de los chavales que te pegan porque tiene un año más… Aparte de hacerme el making off, ha sido como mi guardaespaldas. Se ha ocupado mucho de mi padre, lo ha tenido a raya”. Entre el 10 de mayo y el 26 de junio del año pasado, Daniel Sánchez Arévalo y toda su troupe –entre la que se incluyen los actores Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, el recién designado candidato a los Goya Antonio de la Torre y Clara Lago– se trasladaron a Comillas (Cantabria) a rodar Primos, una comedia tierna y verdadera como comerse un caramelo, en la que un grupo de jóvenes unidos por lazos de sangre regresan al escenario de sus vacaciones estivales de la infancia para conocerse mejor a sí mismos. Allí, en Comillas, José Ramón Sánchez decidió involucrarse aún más en el trabajo de su hijo y escribió un cuaderno de rodaje (El cuaderno de Comillas lo han llamado) que ilustró con dibujos que realizó tomando como modelo fotografías del mayor de sus hijos, Ignacio, al que Daniel le había encargado el making off de la cinta. “El motivo fundamental para hacer Primos ha sido una necesidad vital de ligereza, de simplificar, de aprender que en la vida no se puede tener todo o intentar abarcarlo todo. Es un ejercicio de contar una cosa y solo una cosa, y de llevar la comedia de principio a fin hasta sus últimas consecuencias. Tenía la necesidad de hacer algo que me aportase luz”, afirma el director. José Ramón Sánchez interrumpe para ir más allá y dejar muy claro cuál es su visión sobre la última obra de su hijo. “Es una comedia que está entre Lubitsch y Billy Wilder. Podríamos definirla como una comedia sin calificati-

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“He hecho ‘Primos’ porque tenía una necesidad vital de ligereza. De simplificar. De aprender que en la vida no se puede tener o abarcarlo todo” vos. Es un canto a la vida. Tiene un cierto paralelismo con Cantando bajo la lluvia. La luz, los colores y su talante están ahí. Por supuesto que Daniel no ha pensado en Cantando bajo la lluvia, pero su espíritu está ahí. Ya es hora de que una película de Daniel acabe bien. Sé que la próxima, por querer irse al lado contrario, será terrible. Pero esta es optimista, íntima, sencilla y directa”, afirma José Ramón Sánchez.

GANAS DE COMEDIA. Quim Gutiérrez y Raúl Arévalo (en la imagen de arriba) protagonizan junto a Inma Cuesta ‘Primos’, rodada la pasada primavera en Comillas, población cántabra que da tono y textura a la película. Les acompañan Clara Lago y Antonio de la Torre. “Tenía la necesidad de hacer algo que me aportase luz”, explica Daniel Sánchez Arévalo.

Eso es fe ciega. Teniéndolos a ambos delante, se hace complicado no preguntarle al realizador por la impresionante presión que puede suponer tener siempre detrás de su trabajo los ojos, la presencia y la sombra de su progenitor. “Es complicado hacer tu trabajo y tener a tu padre sentado al lado”, contesta. Y contesta largo: “Siempre te puedes sentir un poco incómodo, porque te puedes ver observado. Todos necesitamos nuestro espacio, y yo soy muy introspectivo cuando ruedo; siempre muy para dentro, muy pendiente solo de lo que es mi trabajo, no soy nada expansivo, siempre muy callado… Recuerdo que Gordos fue nuestra primera gran experiencia intensa. En ese momento pensé que, como hijo, no podía robarle a mi padre la posibilidad de disfrutar de esta experiencia intensa. Aunque a mí me pueda hacer sentir un poco incómodo. Luego, al final del proceso, te das cuenta de que, como todos los caminos, este tiene sus lados buenos y malos. Pero siempre pienso: qué bien que haya podido compartirlo con mi padre. Qué bien que esté a mi lado. Para mí se ha terminado convirtiendo en una especie de talismán. No solo para mí, sino para todo el equipo, porque mi padre se hace querer muchísimo, es muy afable. Me daba un poco de miedo que estuviera todos los días porque la gente lo podía ver como algo invasivo, pero al

final se convirtió en uno más del equipo, y si algún día no podía estar por alguna razón, la gente me preguntaba por él”. Otra cuestión necesaria, esta vez para el padre: ¿Siempre quiso usted que su hijo se dedicara al cine? “Yo, cuando pensaba en Daniel, creía que podría haber sido un arquitecto, abogado o ingeniero estupendo. Médico no, porque es muy hipocondriaco, pero sí veterinario. Le veía como cualquier cosa, deportista de élite, ejecutivo… Siempre supe que Daniel podría haber alcanzado todo lo que se hubiera propuesto. Lo que hubiera querido”. Finalmente, Daniel terminó la carrera de Empresariales, aunque siempre guardó la necesidad de contar historias. “Descubrí mi vena literaria a los 22 años. Me aburría mucho en clase y me ponía a escribir relatos o guiones de cortos. Y esos escritos los leía mi padre, y también mis hermanos. Y había unanimidad. Me decían: pues no está mal…”. Después llegó una oportunidad en Antena 3, donde su hermano Ignacio había entrado de regidor. “Estaba buscando trabajo de lo mío en un banco, pero mientras tanto me ponía a escribir. Y un día mi hermano me empujó a que escribiera el guion de una serie de televisión… Así que escribí un capítulo de Farmacia de guardia, que era la única serie de la televisión española que a mí me gustaba… Mi hermano lo llevó, les gustó mucho y de la noche a la mañana me ofrecieron un trabajo en otra serie para chavales que se llamaba Tras, tres, tris. Me vi en la encrucijada. Me ofrecieron un trabajo de lo mío en La Unión y el Fénix, y tomé una decisión económica…”. Sorpresa. El resultado no es el que muchos esperan: “Pensé que lo que ganaba en la televisión, trabajando en casa, era bastante más de lo que me iban a pagar trabajando 12 horas encorbatado en una empresa. Así que tuve claro por dónde tenía que ir”. Luego llegó la Universidad de Columbia en Nueva York, donde estudió cine, 15 cortos con los que sorprendió a la crítica y su primer y triunfador largo. Siempre con su padre detrás. Siempre con el apoyo de quien dice tener “un John Ford en la familia”. Y también con algo que no puede evitar: “Llevo toda mi vida intentando no parecerme a mi padre, y cuanto más lo intento, más me parezco. Al menos creo que ya empiezo a asumirlo”. P EL PAÍS SEMANAL

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intro PSICOLOGÍA

RECUPEREMOS EL EN UN

TIMÓN

Mundo CAÓTICO

Para no perdernos en esta ‘tormenta’ de caos e incertidumbres que nos agita, lo mejor es tener claros nuestros propósitos y desarrollar la creatividad. Pararnos un poco cada día y pensar en cómo retomar el control. Por Miriam Subirana. Ilustración de José Luis Ágreda.

n el caos es difícil predecir lo que ocurrirá. El cambio es la constante, y planificar no funciona como en condiciones normales. No sabemos lo que nos espera y debemos estar preparados para improvisar. Nos ayudará la confianza. Confiar y creer en nosotros. Confiar en nuestra capacidad, en nuestros recursos internos y en los de los demás, permaneciendo abiertos y atentos para aplicar los más adecuados en cada situación. Sin confianza, sin fe conjunta, no podemos realizar proyectos unidos. La confianza vincula y une. Sin verdadera confianza, la creatividad no fluye. Generamos confianza cuando nos mostramos íntegros, queremos el bien del otro, demostramos capacidad para resolver sus necesidades, adoptamos un tono

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emocional positivo y mantenemos una buena autoestima. Junto a recuperar confianza, en tiempos de incertidumbre es fundamental encontrar las pautas creativas que nos permitan surfear sobre las olas sin ahogarnos. Dejemos de ser náufragos a merced de las corrientes, las olas y el viento, llevando el timón de nuestra vida. Metafóricamente, las corrientes son las situaciones que han dejado huella en nosotros en forma de cicatrices, de relaciones que hay que cerrar, de aspectos con los que debemos reconciliarnos y de hábitos que nos dominan. Son las corrientes subterráneas que se mueven en nuestro interior y provocan inquietud, desasosiego y angustia. Las olas son las múltiples influencias que ejercen presión sobre nosotros. Influencias de personas, situaciones y

trabajos. Los vientos son los condicionamientos culturales, religiosos, sociales, económicos, políticos, laborales y deportivos. Estos vientos condicionan nuestras decisiones, actitudes y acciones. Si no sujetamos firmemente el timón de nuestra vida, las corrientes, las olas y los vientos seguirán dominándonos. Viviremos sin rumbo en el caos de los mares agitados. La cuestión está en cómo lo hacemos. La meditación nos ayuda a concentrarnos y asentarnos en llevar el timón de nuestra vida. Otro método para desbloquear nuestra creatividad es la escritura creativa expresada en las páginas matinales. Cada mañana al despertar puede escribir lo que sienta y lo que hay en usted. Soltándose, sin reprimirse. Poner palabras a lo que sentimos nos ayudará a verbalizarlo, clarificarlo y soltarlo.


“Seamos parte de la solución, no parte del problema. Esto implica salir del ciclo de rabia, miedo y tristeza. El pánico paraliza” UN PROPÓSITO CLARO

“Para vivir creativamente, perdamos el miedo a equivocarnos” (Joseph Chilton Pearce)

Para no ahogarnos en estos momentos caóticos, debemos tener claro nuestro propósito personal. Tendremos más energía cuando lo canalicemos para dar lo mejor de nosotros mismos desde nuestra autenticidad. Será un propósito conectado con el cambio global, y no centrado en satisfacer necesidades egoístas insostenibles. Cuando mantenemos nuestro propósito en nuestra conciencia, el poder de la intención actúa con fuerza: creas lo que crees. Los deseos y las intenciones pueden cambiar la manifestación física de la realidad. Para clarificar nuestras metas po demos plantearnos ciertas preguntas: ¿qué me pide la vida?, ¿qué me ofrece que haga?, ¿a qué le presto atención?, ¿en qué me estoy fijando?, ¿cuál es mi responsabilidad?, ¿qué tengo que hacer ahora para vivir mi propósito? Estar en el presente refuerza nuestro valor. Para cumplir nuestras metas nos ayudarán las afirmaciones. Son una buena semilla que da fruto si la plantamos aplicándola en nuestra vida, regándola y nutriéndola a diario. Crear nuestras propias afirmaciones funciona. Creamos nuestra realidad en base a lo que creemos y afirmamos. Ejemplos: “El pasado no tiene poder sobre mí”. “Yo puedo”. “No lo han hecho para hacerme daño”.

ponder a cada situación en nuestra vida. Así seremos más comprensivos, comunicativos y solidarios. Seamos parte de la solución, no parte del problema. Esto implica salirnos del ciclo de la rabia, el miedo y la tristeza, y entrar en la compasión, la valentía y la alegría. Cuando permitimos que los miedos se apoderen de nosotros, se atrofia nuestra capacidad creativa. Los miedos son los enemigos de la creatividad. El pánico nos paraliza. La cuestión está en mantener nuestra energía en el nivel más alto. Si los cambios nos pillan en momentos bajos, tendremos menos capacidad para afrontarlos. Seamos creativos para mantener nuestra integridad y fuerza interior. Aprendamos a poner un punto y aparte. Frenar y controlar el tráfico mental. Redirigir nuestra energía en la dirección que queremos. Entrar en ese instante de silencio y la claridad emerge, la intuición habla y la escuchamos. En ese instante nos hemos liberado de las presiones. Practiquémoslo tantas veces como podamos, un minuto cada hora es lo ideal. Otro método fácil es la respiración consciente. La respiración es la metáfora de la aceptación de la vida, al inspirar aceptamos vida. Inspirar es aceptar y espirar es contribuir. La respiración nos ayuda a conectar con el silencio interior, en especial cuando la mente genera mucho ruido. Ahora inspire profundamente, relájese, dé las gracias y al soltar el aire se da al mundo. En ese darse está la vida con su creatividad. Una práctica regular como la meditación diaria, la sesión semanal de yoga, la oración nocturna, el paseo diario o la re-

TRES IDEAS EN

NUESTRA BRÚJULA

LIBROS – ‘El camino del artista’, de Julia Cameron. Un método para superar los obstáculos que nos separan de nuestro ser creativo. – ‘Con los ojos bien abiertos’, de Mariana Caplan. La práctica del discernimiento en la senda espiritual. PELÍCULAS – ‘Come, reza, ama’, de Ryan Murphy.

visión personal nos ayuda a retomar el timón de nuestra vida. El mantener tiempos y espacios para profundizar en nuestro descubrimiento y desarrollo personal es lo que mejores resultados ofrece. RECUPERAR LA PAZ

“Cierro los ojos para ver” (Paul Gauguin)

Por naturaleza, somos paz. Pero en este momento, ahora que el mundo nos habla de sus enfermedades e infortunios, es posible que nos encontremos lejos del ser pacífico. El propósito de la meditación es devolver la conciencia al núcleo silencioso del yo. La meditación es un buen camino para aquietar las maquinaciones de una mente complicada y retornar a la creatividad armoniosa. P

SOBERANÍA PERSONAL

“La creatividad es el orden natural de la vida” (Julia Cameron) Perdemos energía intentando controlar lo incontrolable. Podemos controlar nuestra mente y lo que sentimos entrenando la mente a pensar positivo. El enfoque positivo consiste en cambiar de dentro hacia fuera: ser creativos, pensar de forma distinta y provocar cambios positivos. Ser positivo significa encontrar siempre la mejor forma posible de res-

Dar espacio a nuestra vida Es bueno que demos espacio en nuestra vida diaria a todo lo que favorezca nuestro propósito y nos ayude a fortalecer nuestras relaciones.Aprendamos a decir no a todo lo que nos distraiga y debilite. Los entornos en los que trabajamos suelen ser disfuncionales para ser plenamente creativos. Busquemos espacios, personas, libros y momentos para liberar la energía creativa. Cantidad de cosas llaman nuestra atención. Nos distraemos. Vamos de un lado a otro intentando atender todo lo que se presenta a nuestro paso. Si relajamos nuestro cuerpo, aquietamos nuestra mente y tranquilizamos nuestro corazón, podremos conectar con los impulsos procedentes de nuestra esencia. Descubriremos la enorme riqueza creativa de nuestro interior y daremos lo mejor de nosotros mismos.

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ENTREVISTA


Valeri GERGIEV

“Busco el sonido de un tigre siberiano”

Cercano al presidente Putin. Una figura muy influyente en la Rusia de hoy. También en la dirección de orquesta mundial. Un músico sensible y poderoso con métodos polémicos que ha resucitado el legendario teatro Mariinski. Por Jesús Ruiz Mantilla. Fotografía de Joachim Ladefoged


VALERI GERGIEV

aleri Gergiev manda. No hay más que fijarse en su cara, en sus cejas, en el rostro circunspecto y en su actitud entre altiva y condescendiente pero amable e irónica a la vez. Manda en el teatro Mariinski, una especie de Vaticano ruso, como él lo define, donde trabajan 2.000 personas entre músicos, bailarines y personal técnico. Manda en el panorama de la dirección orquestal mundial como responsable también de la Sinfónica de Londres. Y manda en Rusia, donde su relación estrecha con Vladímir Putin, aunque recalque que no son amigos, le ha colocado esta década en una posición de poder incontestable. Pero sobre todo manda en el podio. Cuando Gergiev, de 58 años, dirige, electriza y no deja indiferente. Ha recuperado desde siempre con brillantez el eterno repertorio ruso y lo ha hecho girar por todo el mundo a lo grande. Se ha convertido en una referencia mundial y su manera de resucitar una institución moribunda como el teatro Mariinski le hará pasar a la historia en la escala de predecesores suyos como Mravinsky, que fue director de la Filarmónica de Leningrado. Enérgico y autoritario, su ley es la mano dura mezclada con una exquisita sensibilidad musical. No le duelen prendas en hablar del poder. Le gusta. Influye y opina. Cuando viene a España departe largamente con el Rey. No pierde el tiempo. Apuesta fuerte y gana. Es Valeri Gergiev. El zar.

V

De joven decían que usted era un director explosivo. ¿Lo sigue siendo o se calmó? Creo que me he relajado bastante. Ahora recuerdo mis impresiones cuando escuchaba a Karajan, Mravinsky, a Solti, entonces ellos tenían setenta u ochenta años y me impresionaba su enorme poder, un poder magnético, que no se mo-

tacto visual tiene más poder que cualquier otro gesto. Da un poco de miedo cuando mira. No a mis orquestas. Creo que un director debe ser alguien que si abandona un grupo hace que ese grupo cambie. Una figura que si se va, causa que suenen de otra manera. Mire los discos de Furtwängler. Solo con él podían sonar así. El tempo en él es un latido y escuchas lo que está haciendo en el podio. Un verdadero director debe ser único, insustituible en su estilo, como los grandes pianistas, como Horowitz o Richter, cierras los ojos y escuchas la manera en que la música respira, su corazón, el fraseo, su huella humana, el gran poder y su influencia intelectual. ¿Eso es la interpretación? No sé si es interpretación o no, lo que sé es que los grandes son inimitables. Cambia usted lo explosivo por lo temperamental, por lo que veo. Pero en su vida, en su actividad, sigue siendo un superhombre. ¿Un tipo de acción? Sí, puede. Pero, mire, me estoy tomando ahora delante de usted un yogur natural, algo que está lejos de ser explosivo. No siempre me cuido como debiera, pero he aprendido a parar, a parar cuando lo considero necesario. Parar cuando no me convence el sonido, cuando debo probar las acústicas de los lugares donde tocamos. Intento, con cada orquesta que dirijo, conseguir el sonido de un tigre siberiano. No todas las orquestas lo consiguen. ¿Una furia controlada? A veces puedes llegar tan alto emocionalmente que las orquestas traspasan sus propias barreras. Pero eso tienes que modelarlo, desde la acústica hasta la colocación de músicos.

“EL PODER SE MIDE POR EL SILENCIO O LA DISCRECIÓN A LA HORA DE EJERCERLO” lestaban en hacer aflorar, pero que estaba ahí. Un director puede influir en la temperatura, en el voltaje, pero eso no viene de tu rapidez de movimientos con las manos o por dar saltos. ¿Un magnetismo? Como el de su cara. Usted explota esa cualidad. Es física, su cara hipnotiza, como le ocurría a Solti, que dirigía levantando las cejas. El con28

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Insisto; veamos lo que hace. Enuméreme sus responsabilidades. He dejado de actuar con muchas orquestas. Dirijo muy pocas.

Muy poco es un concepto relativo. ¿Cuántas? Cinco ahora. Son muy pocas. Un director como Mravinsky dirigió solo una orquesta durante 50 años. Eso es lo que yo llamo poco. Eso es ideal. Pero estoy muy concentrado en dos. Mariinski y la Sinfónica de Londres. Lo que pasa es que con la actividad que

lleva, aparte de las orquestas, a veces parece usted el ministro ruso de Cultura. Si no fuera porque todo el mundo sabe que usted en su país tiene mucho más poder que el propio ministro. ¿O no? Tenemos ahora un gran ministro de Cultura, que es diplomático. Es profesional, humano, el señor Avdeev, a quien conocerán a fondo en este país con el año España-Rusia. Como diplomático, él entiende muchos puntos de vista y con eso entraremos en una etapa calmada y nada histérica en cuestiones culturales. Veo que se llevan bien. No solo nos llevamos bien, sino que nos conocemos desde hace muchos años. Es bueno establecer vínculos personales cuando todo se reduce en nuestro mundo a términos comerciales, a dinero, dinero y dinero. Este es un mundo complejo; el ejercicio del poder muchas veces se mide por el silencio y la discreción a la hora de ejercerlo. El poder es influencia. Y de eso usted tiene. Mucha. Todo el mundo lo comenta. Es cierto que si creo en algo, lo defiendo. Pero si algún asunto me produce dudas, me aparto. No estoy involucrado en política, en absoluto. Pero si debo defender algo que considero bueno para mi ciudad o mi país, lucho por ello. No está metido en política. Pero tiene grandes amistades en ese mundo. De Putin para abajo. Debo corregirle. No es que sea un buen amigo de Putin. Él me conoce desde que fue alcalde de San Petersburgo, como Sobchak, un hombre que entendía que el poder de la ciudad no residía solamente en sus industrias y empresas, sino en sus instituciones culturales, dos símbolos universales. Eso está bien. Y usted lo entiende a la perfección. La identidad cultural es poder. La nueva identidad rusa tiene mucho que ver con eso, y tanto usted como Putin lo han ejecutado. ¿Era un plan? Creo que Putin sabía desde siempre que Rusia se encontraba en una situación delicada cuando llegó al poder. Sabía que debía contar con la gente de fuera del aparato burocrático. Por eso estableció una buena relación con el Mariinski. Hombre, le dio a usted todo lo que le pedía. Correcto, pero a mí me nombro Yeltsin. Antes había sido elegido en la época de Gorbachov por los músicos y el personal del teatro como director artístico. Tenía 34 años. Luego, Yeltsin me confir-


nia, quieren más dinero, menos horas y organizarse en sindicatos. Maravilloso, pero nada realista. Les puedo ayudar, hablar con mis amigos en el Metropolitan, en la Scala, allí les darán trabajo, allí se pueden afiliar a sus sindicatos, pero mientras yo viva no va a ocurrir aquí. ¿Lo ve? El tigre… Es que no se daban las condiciones. La salud del país no era la indicada para reivindicaciones. Si querían irse, se podían ir. En Mariinski, imposible. Mientras hubiera poco dinero, cobrarían poco; cuando subiera el presupuesto, les subiría el sueldo. Les dije que salieran y que en cinco minutos llamaran a mi secretaria con su decisión. No tengo tiempo, les dije. Eran tres. Se quedaron.

Director explosivo con vocación de zar Valeri Gergiev (Moscú, 1953). Estudió en Leningrado, hoy San Petersburgo, donde su gestión al frente del teatro Mariinski ha ayudado a cambiar la imagen de la ciudad. Aparte de la institución que dirige, es director habitual de cinco orquestas, entre las que destacan la Metropolitan Opera House, la Sinfónica de Londres y la Filarmónica de Rotterdam. Ha marcado hitos en la recuperación del repertorio ruso con dedicación especial a Mussorgski, Prokofiev, Chaikovski, Shostakovich y Stravinski.

mó como director general ya artístico a la vez. Era raro, pero lo hizo. Fue una época dura, muy complicada. Además, los artistas huían de su país. Muy pocos se quedaron como hice yo. Nunca me lo planteé. Me habían elegido, no podía dejar ese puesto. Cuando casi todas las ratas abandonaban el barco, me quedé. Yo nunca me he considerado a mí mismo esa clase de animal. Ahí sale el tigre siberiano. Bueno, yo creo que Putin vio que el capitán no iba a abandonar el barco y por eso me apoyó. Los directores de orquesta no son tan misántropos como otros músicos. Ustedes se relacionan constantemente con el poder. Ustedes son poder. Lo sienten, lo conocen, les gusta. Lo malo de ese poder es cuando se utiliza contra alguien o algo; debe ser utilizado por el bien de la música, para forjar una disciplina que favorezca la creación. El poder es peligroso. Y usted ha mencionado a Putin; le repito que no le considero amigo mío, pero él entiende la importancia de la cultura, del liderazgo cultural y de instituciones como el Mariinski. Sabe de lo que un Estado como el ruso debe sentirse orgulloso, algo fundamental para la nación. Por ejemplo, Berlusconi es amigo de Putin…

A eso quería llegar, pero se me ha adelantado. Poder. Es que al ser tan amigos, a lo mejor Putin le podía explicar a Berlusconi ese punto, porque todo el mundo dice que ha dejado caer la Scala de Milán. ¿Será posible? Scala y Mariinski son animales de distinta raza. ¿La Scala no es identidad para Italia? Por supuesto. El problema es que la Scala tiene unos conflictos con los sindicatos muy fuertes. Cuando Riccardo Muti dejó el teatro, se dijeron muchas cosas, somos muy amigos, él es un gran director italiano que se supone debería estar comprometido con un teatro como ese, pero no pudo seguir. Nosotros también tenemos problemas de ese tipo en el Mariinski, pero los resolvemos sin mayores traumas, sin huelgas, sin manifestaciones, hasta ahora… Yo llevo 22 años en el teatro, y no ha habido problemas. ¿Cómo los resuelve? ¿Mano dura? Hace 15 años, algunos del departamento técnico intentaron desestabilizar. Ya me imagino. Y ahí saltó el tigre siberiano. ¿O no? Les dije: ustedes quieren esto y esto. Viven en Rusia, la situación es la que es, hay guerra contra Cheche-

Muy persuasivo, por lo que me cuenta. Volviendo al poder. El Mariinski es un poco como el Vaticano en Rusia. Estuvo cerrado, ahora nos relacionamos con todo el mundo, Europa, América, Asia. Y su renacimiento ha ido paralelo a la llegada de Putin; no voy a decir que todo haya sido perfecto bajo su mandato, pero impuso orden y el caos desapareció. Era terrible, no sabías qué iba a ocurrir al día siguiente, él nos trajo estabilidad. Muchos creen que tuvo mano dura. La ha tenido. Y mucha. Bien, pero el país lo necesitaba. Pero todo eso que supuestamente ha aportado Putin, ¿es real o es fachada? En Europa son muchos los que piensan que los problemas están simplemente adormecidos y que en cualquier momento pueden volver a presentarse. Yo creo que Rusia es un país muy europeo. Mucha gente olvida eso, pero desde la época de Pedro el Grande, la vocación de Rusia ha sido claramente europea. Los franceses, italianos, españoles, venían a trabajar con los zares. Incluso en los años de la Unión Soviética, nuestra formación miraba a Europa. Yo estudié con los compositores rusos, pero también con Mozart, Bach, Beethoven. Las primeras óperas que dirigí fueron Guerra y paz y Carmen. Bien, usted es partidario de tender los puentes europeos, pero muchos de sus dirigentes no están por esa labor. No creo. La gente quiere relaciones con Europa, pero de igual a igual, equilibradas, no en términos de inferioridad. La guerra fría terminó, pero parece difícil todavía hallar ese equilibrio de poder, de respeto mutuo, con Estados Unidos también. Hay EL PAÍS SEMANAL

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VALERI GERGIEV

cosas muy loables en Europa, pero no todo es ideal. La economía, en muchos países, está cerca del colapso, Dios no lo quiera, mire España, a todo el mundo le preocupa su situación. Hay que confiar. Me recuerda cuando hace años muchos empresarios pensaban que en Rusia no era seguro invertir y ahora son millonarios. Uno debe tratar de entendernos, como hay que tratar de entender a China, Brasil, India, son las nuevas potencias.

buen partido, pero también sentarse a escuchar El caso Makropoulos, Otra vuelta de tuerca, Guerra y paz, títulos difíciles. Lo que cuenta sobre las nuevas generaciones de su país es esperanzador. Porque mucha gente cree que todavía no ha cuajado en Rusia una verdadera democracia. ¿Usted qué piensa? La transición desde que se descompuso la Unión Soviética hasta ahora ha sido muy compleja. Yeltsin fue un presidente muy demócrata y a la vez muy autoritario. Cambiaba a sus ministros como nosotros cambiamos de vino. ¿Intentó traer la democracia? Sí. ¿Pero la impuso realmente? Probablemente no. Para mí, la democracia es cuando un Gobierno o un líder empuja los intereses de la mayoría más que los de las minorías poderosas. Y la gente aprecia la democracia cuando ve que su nivel de vida aumenta, poco a poco, pero sin detenerse, tanto la vida como el medio ambiente, la calidad de la comida, la educación, sus salarios. Era casi imposible hace 20 años, incluso 10. Se liberaron procesos. La prensa adquirió libertad, aunque después las grandes corporaciones se aprovecharon de eso. Magnates rusos. Quizá Murdoch es un tipo de magnate occidental, pero en Rusia los magnates son diferentes. Manejan todo como marionetas, cambian ministros para servir a sus intereses. Esto acabó en la época de Putin.

“¿YELTSIN INTENTÓ TRAER LA DEMOCRACIA? SÍ. ¿LA IMPUSO? PROBABLEMENTE NO” Son países que nos están sorprendiendo económicamente y nos sorprenderán culturalmente. ¿Cuántos pianistas van a surgir en China? ¡Millones! Dos o tres serán famosos, pero los que habrá detrás… Mire lo que ocurre en ciertos países. ¿Quién nos iba a decir a los europeos que la cantera de músicos o cantantes iba a estar en Asia o en la Venezuela de José Antonio Abreu o en toda Latinoamérica con sus espléndidas voces? Yo creo que el caso de Abreu es especial. Él es un hombre increíble que sintió y supo crear un proyecto único para su país acogiendo niños y jóvenes de las calles y enseñándoles música al máximo nivel. Todo el mundo está maravillado con ese milagro, pero lo que él ha hecho allí es difícil repetirlo en otros países porque proyectos así necesitan un liderazgo como el suyo, ese hombre tan pequeño, pero poderoso y lleno de visión. Los países necesitan gente así, es único.

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Pero ocurrieron cosas peores, atentados a periodistas, asesinatos. Desgraciadamente, algunos periodistas importantes fueron asesinados y todavía no sabemos cómo ocurrió. Terrible.

Valores de compromiso como los que él impone, también. Valores claros. En Rusia, la gente joven, aunque haya muchos que crean en la religión ortodoxa, cree más en hacer una carrera en la que se hagan ricos rápidamente. Muchos lo consiguen muy jóvenes. Otros creen en lo que les ofrecen los medios, la moda.

Mucha gente se fijó y apuntó al Gobierno, concretamente a Putin. No, no. Eso es una conclusión muy simple, muy mecánica. Quizá porque Putin haya sido responsable de los servicios secretos en un tiempo, la gente puede llegar a esos razonamientos. La aceptación de Putin en mi país es muy grande.

Bueno, no se alarme, eso ocurre en todo el mundo, no es exclusivamente ruso. No, claro. Y no hay que quitarle méritos a la juventud. Algo que me enorgullece es que los jóvenes en Rusia acuden al Mariinski, esa es la principal razón de mi confianza en ellos y en lo que hago. Los jóvenes de hoy saben disfrutar del fútbol y la cultura al tiempo. Pueden ver un

Seguro que ha hablado en muchas ocasiones con el rey Juan Carlos sobre estos asuntos de la transición a la democracia. ¿Le ha enseñado algo? Don Juan Carlos es un ejemplo de eso, de cómo traer prosperidad y libertades de forma constante a un país, sin muchos conflictos traumáticos. De él he aprendido algo, ese progreso lento pero seguro. Ojalá mi

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país pueda conseguir esa transición hacia una democracia equilibrada. Ojalá las reformas judiciales que se están llevando a cabo ahora ayuden a combatir la corrupción, aunque eso no sea solo un fenómeno ruso, sino global. Y tanto, nadie se libra de ello. Esas reformas pueden al menos combatirla, no extirparla. Porque la corrupción es un cáncer que enferma a las sociedades y necesitas cirujanos. En China tienen pena de muerte, en Rusia no. Pero yo creo en la gente de Rusia. Quizá hay que apartar algo el sentimiento épico tan afín a las novelas de Tolstói y desear sencillamente normalidad. La literatura rusa nos ha dado lecciones maravillosas. Leer a Gogol, a Tolstói, a Dostoievski, nos enseña que todo cambia. A lo que debemos aspirar es a que ese cambio sea dinámico y para bien. Perduran problemas que teníamos hace 150 años. Hay que tener en cuenta que las infraestructuras son un lastre para un país tan grande. Es infinito. El tamaño es un inconveniente en su país, claramente. Otro es la restauración del patrimonio histórico, de las iglesias ortodoxas que durante años se dejaron caer y ahora deben ser recuperadas. ¿Usted es creyente? ¿Un hombre religioso? Sí, aunque creo, al igual que en un poder divino, en el poder de los hombres para, a través de experiencias profundas, trascendentes, superarse. Hacer música todos los días me hace menos cínico, es una especie de agua purificadora; quizá no me ayuda a ser perfecto, pero sí mejor, a querer compartir, enriquece mi vida. Muchas veces me siento como un sacerdote. Mientras que un cura sirve a su iglesia y a su misión, nosotros también servimos a un ideal trascendente, sobre todo con cierta música que necesita de una fuerte creencia para ser trasladada al público en toda su complejidad. P


Nacho Vigalondo Lector de EL PAĂ?S elpais.com/descubrelo


42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE Iwao Hakamada, de 74 años, es la persona que más tiempo lleva en un corredor de la muerte en todo el mundo. En 1968 le culparon de matar a cuatro personas. Muchos piensan que todo fue un montaje de la policía. Cada mañana que despierta en su celda de Tokio no sabe si será la última. En su país, las ejecuciones –668 desde 1946– llegan con solo una hora de preaviso. Se ha vuelto loco y piensa en construir un castillo. Viajamos a Japón para conocer su historia. Por ÁLVARO CORCUERA. Fotografía de SOFÍA MORO

El reo... Iwao Hakamada, en la última fotografía que existe de él en libertad, en 1966. Se la tomaron en la fábrica de miso en la que trabajaba, en Shimizu (Japón). Arriba, Hakamada (agachado a la izquierda), delante de su padre y junto a dos de sus hermanos; boxeando, a la derecha de la foto, y en el centro, junto a su hermana Hideko (sentada) y unos amigos.


...el juez Norimichi Kumamoto fue uno de los tres jueces que condenaron a muerte a Hakamada. Su mano redactรณ la sentencia. En 2007 reconociรณ su equivocaciรณn. En realidad, nunca estuvo de acuerdo con el veredicto y un sentimiento de culpa le arruinรณ la vida. Cuenta que los otros dos jueces inclinaron la balanza obligรกndole a escribir el dictamen contra su voluntad.


La hermana

HIDEKO LLEVA CUATRO DÉCADAS VISITANDO A IWAO, INCLUSO DURANTE LOS 14 AÑOS QUE ÉL SE NEGÓ A VERLA

Hideko Hakamada guarda las cartas enviadas desde prisión por su hermano Iwao, que vive cada día desde 1968 sin saber si será el último. Hoy tiene su salud mental muy deteriorada y ya no escribe. Hideko sigue visitándole una vez al mes. Lo viene haciendo desde hace cuatro décadas, incluso cuando él rechazó los encuentros, durante 14 años. A la izquierda, de pie, la madre de Iwao e Hideko. Junto a estas líneas, él, sentado a la izquierda. Abajo, cuatro de los seis hermanos (en medio, un cuñado); Iwao, a la derecha del todo, junto a Hideko.


N

o entiendo cómo los otros jueces ignoraron las pruebas. El mayor dijo: ‘Es culpable’. Eso bastó. Me ordenó escribir la sentencia. Durante una semana estuve hecho un lío. Redacté 300 páginas y le condenamos a muerte. En un anexo añadí que no estaba de acuerdo, pero me obligaron a callar”, recuerda Norimichi Kumamoto, ex magistrado japonés. El crimen juzgado, el asesinato de cuatro personas de una misma familia en 1966 en Shimizu (Japón). El acusado, Iwao Hakamada, un ex boxeador profesional que lleva proclamando su inocencia desde entonces. Su destino, la horca. Los magistrados, tres: dos a favor y uno en contra, el más joven, Kumamoto. La prueba de peso, la confesión firmada por Hakamada tras 23 días de interrogatorio: 277 horas frente a 37 minutos de consejos para su defensa. Iwao Hakamada, de 74 años, es hoy el preso que más tiempo lleva condenado a muerte en todo el mundo, más de 42 años, según Amnistía Internacional. Japón es la otra gran democracia industrializada donde todavía se aplica la pena capital, además de EE UU. Pero, a diferencia de allí, en el país asiático impera el secretismo. Encarcelados en solitario, sin comunicación con otros reclusos, en una celda del tamaño de tres tatamis (menos de cinco metros cuadrados) de la que no salen más de 45 minutos diarios, cada amanecer es una tortura psicológica. Porque la mayor particularidad de la pena de muerte en Japón es que los presos desconocen cuándo serán ejecutados. Se les avisa con una hora de antelación, por la mañana, el mismo día del ahorcamiento, el único método utilizado desde 1873. No hay despedidas ni última cena. Solo un breve stop frente a un altar budista. Familiares directos y abogados, los únicos que pueden visitar al reo durante su condena, son informados a posteriori de la ejecución. Se trata de “evitar que el preso se perturbe”, defienden en el Ministerio de Justicia, aunque irónicamente consigan lo contrario, un estrés aterrador.

A principios de los ochenta le llegó el turno al compañero de la celda de al lado de Hakamada. Cuando los guardias se lo llevaron entre chillidos, Iwao empezó a volverse loco. Dejó de escribir cartas a su familia y durante 14 años rechazó las visitas. “No tengo hermana”, decía cuando Hideko Hakamada se acercaba a verle al Centro de DeEL PAÍS SEMANAL

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tención de Tokio. A pesar de las negativas, la mujer, ahora de 77 años, siguió yendo una vez al mes a la cárcel, un gris complejo de hormigón junto al río Arakawa, de unas diez plantas y cinco galerías principales, construidas en cruz y organizadas alrededor de un eje central. Cuando Hideko retomó los encuentros con su hermano, el preso estaba quebrado. Sus charlas carecen hoy de sentido. “¡Estoy construyendo un castillo!”, exclamó el pasado agosto. Ella le siguió la corriente: “Me alegro. Ojalá lo termines a tiempo”. “Hace 39 años cometí una grave equivocación”, escribió el ex juez Kumamoto en un libro en 2007, dinamitando un largo silencio. Dejaba atrás el secreto, el alcohol, el sentimiento de culpa y lo que perdió: su carrera, sus dos mujeres, sus dos hijas. Sus palabras impactaron a la sociedad. Encontramos al hombre, puntual, junto a Kazuko Shimauchi, su actual pareja, en un restaurante junto a la estación de tren de Fukuoka a finales del año pasado. Él, de 74 años, viste pantalón, camisa y corbata. Ella, de 70, quimono. Como la mayoría de los japoneses, no dan la mano ni mucho menos dan dos besos. Solo inclinan el cuerpo, en reverencia: Yorusko (encantados). El ex juez, apoyado en un bastón, habla poco. Mira temeroso. Solo ríe cuando se alaba su elección del menú: arroz, verduras, sopa… Hace años, cuenta con un hilo de voz, pidió perdón a la madre y la hermana del condenado Iwao. Se tiró al suelo, arrodillado, agachando la cabeza a los pies de las dos mujeres. Ellas aceptaron el gesto, el mayor en el grado de arrepentimiento según las costumbres. “No dejes que lo asesinen”, le dijo la madre. “El Gobierno simplemente está esperando a que Hakamada muera, sin matarlo”, piensa Nobuto Hosaka, un parlamentario 36

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socialdemócrata que nos recibe en su destartalada oficina alejada del centro de Tokio. En un país donde las reglas son oro, este político (que cree en la inocencia del reo) consiguió esquivarlas. El 10 de marzo de 2003 tuvo un insólito cara a cara con el preso, “bajito, pero con un cuerpo robusto”, del que nos ofrece una transcripción: –Señor Hakamada, hoy es su cumpleaños. –No tengo edad. Nací antes que el mundo. –¿Sabe quién es usted? –Soy dios todopoderoso. Iwao no existe. –¿Se lleva bien con los funcionarios? –No hay guardias. Yo mando aquí. –¿Hace ejercicio? –Camino. Pienso en las bacterias nocivas. –¿Quiere que vuelva a verle? –Estoy muy ocupado. –Gracias por recibirme. –Me han traído engañado. El condenado, el más pequeño de seis hermanos, nació en 1936. Cuando tenía ocho años, la familia huyó desde Yuto hasta Hamakita, en la provincia de Shizuoka, para refugiarse de las bombas de la II Guerra Mundial. Hoy, las dos ciudades han sido engullidas por otra: Hamamatsu. Desde Tokio se llega en una hora y media de shinkansen, el tren bala. Por el camino surge el monte Fuji, nevado en diciembre, rompiendo la monotonía de un paisaje urbano aburrido y cuadriculado. La hermana de Iwao saluda desde un tercer piso. Al subir nos descalzamos y pisamos el tatami. Allí esperan miles de cartas y fotografías. A los 16 años, Iwao entró a trabajar en una fábrica de coches, al tiempo que dejaba el yudo por el boxeo. Hábil en el ring, se hizo profesional, y en 1957, con 21 años, era el sexto mejor japonés en el ranking de peso pluma. Conoció a una bailarina de cabaré y se casó. Tuvieron un hijo, Akira. En 1962, una lesión en la rodilla fulminó su carrera. Abrió un bar y luego lo cerró, su matrimonio se rompió y el hijo quedó bajo su tutela. Acuciado por las deudas, en 1965 conoció a Fumio Hashiguchi, dueño de una fábrica de miso –pasta de soja utilizada para hacer sopa– en Shimizu, al otro lado de la provincia. El amo quería a alguien fuerte para remover el líquido pastoso. Iwao aceptó y se instaló en un pabellón para empleados, mientras que su hijo se quedó en Hamakita con los abuelos. Un año más tarde, el 30 de junio de 1966, el propietario; su esposa, Chi42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE

“CREEMOS QUE LA POLICÍA METIÓ LA ROPA EN EL MISO Y LA SACÓ DESPUÉS PARA INCRIMINAR A HAKAMADA”


La confesión Detenido durante 23 días, Iwao Hakamada admitió el crimen. Según sus abogados (a la derecha, en el centro, el jefe, Katsuhiko Nishijima), la confesión (encima de estas líneas) fue forzada. En el juicio, aseguran, el fiscal presentó unas pruebas fabricadas, seis prendas llenas de sangre. A pesar de que los pantalones no eran de su talla (izquierda), Hakamada fue condenado a muerte.


La política y el cine Keiko Chiba, ex ministra de Justicia y activista contra la pena de muerte, firmó la ejecución de dos presos hace medio año. Dice que lo hizo para “cumplir la ley”. Sin embargo, hay quien cree que sufrió presiones. A la derecha, Tatsunori Natsui, guionista de ‘Box’, película sobre el caso Hakamada realizada en 2010.

zuko, y dos de sus tres hijos, Machiko y Yuichiro, aparecieron apuñalados: sus cuerpos y vivienda, en llamas. Faltaban 200.000 yenes (unos 1.900 euros). La policía señaló a Hakamada desde el inicio. Porque era el único forastero. Porque había sido boxeador. Porque estaba divorciado. Porque debía dinero. Porque tenía un corte en un dedo… Y porque su pijama tenía una pequeña gota de sangre. Él aseguró que la herida se la había hecho trabajando. Tras dos interrogatorios le dejaron ir. Pero el 18 de agosto de 1966, Hakamada es detenido de nuevo. Y hasta hoy. Había tenido dos meses para huir, pero no lo hizo, ni siquiera cuan38

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do los periódicos empezaron a informar, al dictado de la policía, de que el sospechoso era “H., de Hamakita”: “Sabía que era Iwao. ¿Pero por qué iba a escapar? ¡Era inocente!”, clama su hermana. Según ella, varios agentes le torturaron hasta el 9 de septiembre, en jornadas de 11, 14 y 16 horas. La policía japonesa sigue teniendo un poder desproporcionado. La ley le permite retener a cualquier sospechoso durante 23 días en los daiyo kangoku, celdas dentro de las comisarías donde se realizan interrogatorios sin límite temporal, sin abogado y sin la garantía de una cámara que grabe todo. 42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE

La federación que une a los abogados del país lleva años denunciando el método, que, dicen, favorece las confesiones falsas. Naciones Unidas, Amnistía Internacional y la Federación Internacional para los Derechos Humanos les dan la razón y han divulgado duros informes al respecto, en los que mencionan a Hakamada. Según indican, fue víctima del sistema coercitivo. En el testimonio que firmó el 9 de septiembre de 1966, el ex boxeador se autoinculpa del robo, la matanza y el incendio. Asegura, entre otras cosas, ir vestido con el pijama al cometer el crimen. Reconoce también haber apuñalado a sus víctimas


con un (frágil) cuchillo de pelar las alubias de soja. Cuando se admite un crimen en Japón, el acusado puede darse por sentenciado. Si se trata de un asesinato múltiple o de uno con violación y robo, los jueces –y desde 2009 también los jurados populares– lo condenarán a muerte con seguridad. En un apabullante 99,7% de los casos, el veredicto judicial dictará la culpabilidad. Yugi Ogawara –letrado famoso por representar a Shoko Asahara, líder espiritual de la secta que atentó con gas sarín en el metro tokiota en 1995– sonríe cuando se le subraya ese 0,3% de margen para el éxito: “En 26 años solo he logrado la

“NO SÉ SI LAS EJECUCIONES QUE VI FUERON CRUELES O MÁS BIEN SI FUERON REPUGNANTES”

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EPÍGRAFE DE PASE


El exonerado Sakae Menda, de 85 años, pasó 35 de ellos en una celda del tamaño de tres tatamis, menos de cinco metros cuadrados. Fue condenado a muerte por un crimen que no cometió. A la izquierda, con traje claro, al ser liberado. Junto a la imagen, su confesión, forzada por la policía. Abajo, Menda se columpia, libre, en 1983. A la derecha, su imagen actual, tomada en su casa, en Omuta (Japón), el pasado diciembre.

“DURANTE SEIS DÍAS, LA POLICÍA ME ATÓ, ME PATEÓ Y ME TORTURÓ PARA QUE CONFESARA” libertad de dos clientes”, cuenta en una pequeña salita de su oficina en Tokio. Con esa marca, no se le considera un incompetente: “El problema también son los jueces, no solo los fiscales o la policía. Creen que de los interrogatorios sale la verdad. Piensan que nunca ascenderán si dictan la inocencia”. Una presión a la que cedieron los magistrados Ishii y Takami, los dos ex compañeros del juez arrepentido en el caso Hakamada. El acusado, como sucede con una mayoría de japoneses hoy, no tenía ni idea de esos porcentajes tan desfavorables. Creyó a la policía y al fiscal cuando le prometieron, tras más de tres semanas de palizas, que firmara 42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE

la acusación, que no se preocupara porque en el juicio, si era inocente, se sabría. Un agente escribió lo que querían oír, y Hakamada, extenuado, estampó sus huellas. En 1967, durante la celebración de la vista, un especialista de laboratorio testificó que la gota de sangre encontrada en el pijama de Iwao era insuficiente para ser analizada. La prueba que había servido para detenerle durante 23 días se desechó. Pero el fiscal, que bajo la ley japonesa no está obligado a mostrar todas las evidencias, presentó unas nuevas. La policía, dijo, había encontrado seis prendas de Iwao manchadas de sangre dentro de un tanque en la fábrica de miso. El acusado no reconoció la ropa como suya. Kumamoto, el juez arrepentido, recuerda que montó en cólera. “¿Por qué hay más sangre en los calzoncillos que en los pantalones? ¡Debería ser al revés!”, preguntaba a sus compañeros. Pero Ishii y Takami ya habían decidido. Confesó, recordaron. Mintió en lo del pijama, pero el resto que firmó es cierto, afirmaron. Cometió el crimen con el pantalón que ahora está manchado de sangre, insistieron. Es culpable, zanjó Ishii, que ordenó a Kumamoto redactar la sentencia. El 11 de septiembre de 1968, dos años desEL PAÍS SEMANAL

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EL 85% DE LOS JAPONESES APOYA LA PENA DE MUERTE, SEGÚN LA ÚLTIMA ENCUESTA DEL GOBIERNO pués de su detención, Hakamada fue condenado a la horca. “No pude mirarle”, recuerda el ex juez en el restaurante de Fukuoka. Un año después, cuenta, renunció a su carrera. Cuando el abogado de Hakamada apeló, en 1976, la Corte Suprema de Tokio pidió al preso que se probara los pantalones manchados de sangre y miso. Curiosamente, no eran de su talla: “No soy el asesino”, repetía. Dio lo mismo. “Han encogido por culpa del miso o el señor Hakamada ha engordado en la cárcel”, razonaron los jueces. “Confesó el crimen”, recordaron. Y confirmaron la condena. En paralelo, el ya ex juez Kumamoto, inundado por el sentimiento de culpa, entró en un proceso de autodestrucción. “Jamás dije nada a mi familia”, reconoce ahora. Obsesionado, viajó hasta Shimizu para investigar por su cuenta. Compró ropa similar a la encontrada en el miso y la metió en los barriles, y se ensañó a cuchilladas con un trozo de carne de animal. Vio que la tela no encogía, se volvía oscura y la sangre no se distinguía. Y los cuchillos, enclenques, no soportaron la cantidad de puñaladas acaecidas en el crimen. Anónimamente envió la información al abogado de Hakamada. Que Iwao es inocente y que la policía montó las pruebas no solo lo piensan hoy su hermana y el juez que lo condenó. También lo creen la ex ministra de Justicia Keiko Chiba o la asociación de abogados de Japón, 22 de cuyos miembros luchan desinteresadamente por un nuevo juicio. Katsuhiko Nishijima, líder del equipo, lleva más de 30 años batallando. Nos atiende en un enorme espacio acristalado de un rascacielos tokiota, junto a dos compañeros. Enumera los fracasos anteriores –1976, 1980, 1994, 2004 y 2008– y confía en que a la sexta apelación vaya la vencida: “Creemos que la policía metió la ropa en el miso para incriminar a Iwao”. Si Nishijima y su equipo consiguen la libertad para Hakamada, será casi un milagro. Desde el final de la II Guerra Mundial y la firma de la nueva Constitución en 1946, 668 personas han sido ejecutadas en Japón (EE UU lleva 1.236 desde 1976), con indepen42

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dencia de su edad o estado mental, y otras 111 aguardan su hora. Solo cuatro condenados han salido exonerados del corredor en la historia, todos en los años ochenta. Desde entonces, ni uno más. Porque admitir un error, por muy claro que sea, tambalearía el sistema. Hirotami Murakoshi, parlamentario del Partido Democrático (PD) –socialdemócrata, progresista y liberal, en el poder desde 2009–, piensa que sigue habiendo inocentes encarcelados, como Hakamada. La idea la comparten más políticos, pero pocos se atreven a cuestionar las pautas en un país donde el Partido Liberal (PLD) –de derechas– ha gobernado casi sin interrupciones desde 1955. En su moderna, grande y limpia oficina de la Dieta Nacional (compuesta por Cámara Baja y Alta), Murakoshi explica las dificultades de su puesto como secretario general de la Liga de Parlamentarios contra la Pena de Muerte y ríe cuando recuerda que todos los que le han precedido en el cargo han perdido después las elecciones. Alrededor de 80 (de 722) representantes de la Dieta pertenecen a la Liga. Solo unos diez lo han reconocido en público. Hay dos razones: el miedo a perder los votos de una población muy favorable a la pena capital (un 85% de los japoneses la apoyan, según una encuesta realizada en febrero de 2010 por el Gobierno) y el temor a los burócratas, funcionarios ministeriales que tienen, en la práctica, la batuta de la democracia nipona. Cuando el PD venció en los comicios de 2009 y Yukio Hatoyama se convirtió en primer ministro en septiembre, la abogada Keiko Chiba –contraria a la pena de muerte– se convirtió en ministra de Justicia. La minoría abolicionista se esperanzó y durante meses no hubo ejecuciones. Pero el 11 de julio de 2010, Japón tuvo elecciones a la Cámara Baja y Chiba perdió su asiento. Para no agudizar la ya de por sí inestable política japonesa, el nuevo primer ministro, Naoto Kan, la mantuvo en su puesto hasta septiembre, fecha de las elecciones internas en el PD. Durante dos meses, Chiba, debilitada, tomó tres decisiones controvertidas. Primero: firmó las ejecuciones de Kazuo Shinozawa e Hidenori Ogata, condenados por los asesinatos de seis y dos personas, respectivamente. Según la ley, se necesitaba su rúbrica para que se llevaran a cabo. “No tuve presiones de nadie”, defiende ahora, cinco meses después. Aunque reconoce: “El poder en sí lo tiene el ministro. Pero en la práctica, las decisiones se inclinan del lado de los burócratas”. El 28 de julio, los dos hombres fueron ejecutados en Tokio, en el mismo penal donde vive Hakamada y por el que la ministra poco pudo hacer durante su mandato. Segundo: tras la firma, Chiba decidió asistir 42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE

a los ahorcamientos, siendo la primera vez que un ministro lo hacía. Y tercero: un mes después abrió a los periodistas (ninguno extranjero) la sala de ejecución tokiota, una de las siete que hay repartidas por el país. De norte a sur: Sapporo, Sendai, Nagoya, Osaka, Hiroshima y Fukuoka son las otras. Jamás antes el público había visto una. Chiba dinamitaba así parte de la férrea opacidad que envuelve a la pena de muerte en Japón, incomodando al funcionariado del ministerio. ¿Decidió Chiba las ejecuciones para luego tomar las otras dos medidas y así agitar el debate? ¿O más bien se vio obligada a firmar los ahorcamientos y a partir de ahí se lanzó a dos decisiones que al menos llamaran la atención de la sociedad antes del final de su mandato? “No sería adecuado utilizar las ejecuciones solo como un medio para avivar el debate. Toda mi vida cargaré con muchas contradicciones, pero yo solo tenía la responsabilidad de cumplir la ley. A fin de cumplir con ella, pensé que era importante estar presente hasta el final”, zanja ahora cuando se lo preguntamos, en una de las pocas entrevistas que ha concedido desde julio. Es de noche y llueve en Kobe. En una calle poco iluminada y vacía está el despacho de Yoshikuni Noguchi, abogado y antiguo oficial del Centro de Detención de Tokio. Como Chiba o el ex juez Kumamoto, este hombre considera que a los japoneses se les oculta deliberadamente lo relacionado con la pena de muerte. Está decidido a elevar la voz, aunque se lo prohibieran en 1974. Como jefe de uno de los pabellones de la cárcel –no existe físicamente un corredor de la muerte, sino que hay condenados mezclados en las diferentes estancias–, le tocó escoltar a un preso hasta la sala de ejecuciones: “No tenía que quedarme. Pero quería verlo. Le taparon los ojos y le ataron las manos. En el centro estaba la soga y el suelo tenía una puerta trampa. Lo colocaron justo encima y le ataron el nudo al cuello. Tres oficiales tiraron de tres cuerdas (ahora se aprietan tres botones, sin saber cuál de ellos abre la puerta trampa) y el suelo se abrió. El preso dio un pequeño salto hacia arriba e inmediatamente cayó y desapareció de la vista hacia un piso inferior. Bajé y allí estaban un representante de la oficina del fiscal y un médico. Abrió la camisa al hombre y auscultó su corazón. Todavía latía. Durante quince minutos vi cómo se movía. Cuando paró, me marché”. El método es hoy el mismo. Con menos detalles, Chiba adjetiva lo que presenció hace medio año: “Hasta la fecha no he encontrado una expresión adecuada para lo que yo vi… No sé si lo correcto es decir que fue cruel o si más bien lo puedo describir como repugnante”.


“¿Se puede saber quién les ha contado Sakae Menda, de 85 años, es la persona eso?”, interrogan Masayuki Shou e Hidefu- más parecida a Hakamada que existe. Dumi Shirakawa con la sonrisa forzada. El nue- rante 35 estuvo en la cárcel, injustamente vo edificio del Ministerio de Justicia es una condenado a muerte por un doble asesinato. mole cercana al recinto del Palacio Imperial Vive cerca de donde le detuvieron, en Omuy a la sede central de la Policía japonesa. Di- ta, cerca de Nagasaki, en una modesta edificen las ONG que es otra demostración de su cación rodeada de huertas que él mismo convivencia. Shou y Shirakawa, dos altos trabaja. Durante la II Guerra Mundial, reresponsables de las cárceles niponas, no pa- cuerda, trabajó en una fábrica de aviones recen felices de conocernos y mucho menos del ejército. Aparatos que luego serían pilode que alguien haya resquebrajado el silen- tados “por los kamikazes, las alas de Dios”. cio y detallado cómo es un ahorcamiento. El ser divino y adorado no era otro que el “Las ejecuciones no son inconstitucionales”, emperador Hirohito, el mismo al que escuafirma Shou con la mirada esquiva, mientras chó Menda declarar por radio la rendición no para de pasar hojas del código penal. de Japón en agosto de 1945, días después de Cierto, el Tribunal Supremo así lo estableció la bomba atómica en Nagasaki. “Llegó un en 1948, dos años después de que se firmara sonido y una luz masiva. Salimos a la calle y la Constitución, que prohíbe las prácticas vimos la nube en forma de champiñón. Escrueles contra los japoneses. “Nunca nos taríamos como a 40 kilómetros de la ciudad”, han ejecutado, ¿verdad? Así que nadie sabe recuerda: “Fue una guerra terrible”. Tres lo duro que es”, ironiza. ¿Ha presenciado al- años más tarde, Menda sufrió una detención guna?, preguntamos. “No puedo responder brutal. Su caso parece un calco del de Iwao: a experiencias personales”, dice. ¿Conoce el “Me ataron. Me pegaron. Me patearon. Me caso de Iwao Hakamada?, continuamos. “No golpearon. Me arrastraron por los pies. Me podemos hablar de casos individuales”, des- torturaron durante seis días. No me dejaron peja. Mientras, Shirakawa apunta el pregun- dormir, comer ni beber. Me destrozaron la ta-respuesta en un cuaderno, obediente. cara. Sangraba. Los policías, cinturones negros de yudo o kendo, me atacaban uno tras otro, como serpientes contra una rana”.

La sala de ejecución

Fotografía de Reuters

En agosto de 2010 se rompió el secreto. Por primera vez, los japoneses vieron uno de los siete lugares donde se ahorca a los condenados.

“POR LA MAÑANA, CUANDO VENÍAN A DECIR QUIÉN ERA EL SIGUIENTE, PENSÁBAMOS: ‘¿ME TOCARÁ A MÍ?”

Sentado en una alfombra, Menda se frota las manos contra sus piernas, nervioso: “A las ocho de la mañana, cuando venían a decir quién era el siguiente, podías escucharles venir. Todos pensábamos: ¿me tocará a mí? Si no te daban el sobre, podías respirar”. En una caja de melones guarda sus recuerdos como un tesoro. Todavía conserva el original de su confesión –nos señala su firma– devuelto cuando lo liberaron, en 1983. Fue el primero que salió con vida del corredor en la historia japonesa, después de que le concediera un nuevo juicio, algo que también buscan los abogados de Hakamada. “Cuando salí de la cárcel, lo primero que hice fue irme a beber 10 cervezas. Bueno, en realidad fueron tres”, ríe. Tumbado por el alcohol, que hacía años que no probaba, apuró la noche en un karaoke, donde grabó algunas canciones. Una casete polvorienta empieza a rodar. Suena Tokio blues, una melancólica melodía japonesa de desamor y soledad… En Japón, la armonía y el beneficio del grupo son importantes. Mientras que hacerse daño a uno mismo –como el suicidio– es aceptado socialmente, perjudicar a los de42 AÑOS ESPERANDO LA MUERTE

más, rompiendo el clima de concordia, está muy mal visto. Por eso los japoneses son tan educados en su mayoría, aunque algunos acepten que a veces solo es una fachada. En el caso de la pena de muerte, cuando una persona es condenada, su familia suele abandonarle, por la vergüenza y el deshonor. Menda perdió a su familia para siempre. Al ex juez Kumamoto, también, a su manera, se le desmoronó la vida: solo recientemente, tras reconocer públicamente lo sucedido, una de sus hijas le llamó tras años sin hacerlo. Para los Hakamada tampoco fue distinto: “No podíamos salir a la calle. Éramos discriminados y nos sentíamos avergonzados. Iwao estaba en los periódicos. Daba igual que fuera verdad o no. La gente nos señalaba como criminales”, rememora su hermana. La situación era tan insostenible que enviaron a Akira, el hijo de Iwao, a una institución: “Los abuelos preferían sacarlo de la familia. Era mejor para el niño vivir alejado y quitarse la etiqueta para el resto de su vida. Tenía dos o tres años”. Hoy, Akira, que todavía conserva el apellido Hakamada, está casado y tiene hijos. Jamás les ha dicho quién es Iwao. “Conoce la situación de su padre. Pero solo quiere vivir su vida. No quiere implicarse”, explica, fría, la hermana del preso. Si un día Hakamada es declarado inocente, como le sucedió a Menda, y la justicia admite el error, el crimen de la familia Hashiguchi en la fábrica de miso quedará irresuelto. Una película llamada Box, proyectada en los cines japoneses el año pasado –también se pudo ver en los festivales de Roma y Toronto en 2010–, intenta dar unas pistas sobre quién o quiénes fueron los verdaderos culpables. La teoría, también mencionada por la hermana de Iwao, es que pudo haber sido un montaje de la única hija superviviente de los asesinatos, enfrentada a su familia y amante del contable de la empresa. Supuestamente, solo ella sabía la existencia de un seguro de vida y el lugar donde estaban los 200.000 yenes. Quizá, aventura el filme, se compincharon. Al parecer, ella cobró la póliza, mientras que el hombre huyó inmediatamente a la isla japonesa más al norte, la fría Hokkaido. Ese lugar aparece en la última escena de Box, cuando de una manera enigmática el ex juez Kumamoto y el condenado Hakamada comparten un paisaje nevado. Tatsunori Natsui, el guionista, nos explicó, mientras caía la noche en Tokio, sus sutiles intenciones: “Ojalá esa persona en Hokkaido, sin necesidad de que le coja la policía, vea la película y comprenda el daño causado. Ojalá entienda que debe morir por lo que hizo. Ojalá deje escrito que Hakamada es inocente. Ojalá después se suicide. Eso es lo que haría un buen japonés”. P EL PAÍS SEMANAL

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LUZ

EN EL ESCENARIO SIEMPRE LUZ. PORQUE EL MIEDO ES OSCURIDAD. AQUÍ ESTÁ, LISTA PARA DAR OTRA VEZ LA BATALLA CONTRA EL TUMOR QUE LA PERSIGUE DESDE 2007. TRAS OCHO MESES DE QUIMIOTERAPIA, VUELVE AL ESCENARIO PARA APOYAR LA INVESTIGACIÓN CONTRA EL CÁNCER. Por JUAN CRUZ. Fotografía de OUTUMURO. Estilismo de AGNÈS BONET



E

stá con un pañuelo en el pelo y sonríe. Siempre sonríe Luz Casal. Es parte de su delicadeza; una manera de ser, una actitud que es también una metáfora de su nombre; irradia una luz especial esta mujer golpeada ya dos veces por la lástima vital que producen las heridas del cáncer. Las dos veces se ha despedido de los escenarios diciéndolo: me voy, estoy enferma, volveré. Y las dos veces que ha vuelto ha regresado con una sonrisa que parece borrar la complicada aventura de luchar contra un padecimiento que jamás le quita del semblante esa sensación de esperanza que da verla. Ahí está, a los 52 años, dispuesta (es lo primero que dice, “estoy dispuesta”) a dar otra vez la batalla. El 4 de febrero se sube, con nuevas canciones, “y con el mismo espíritu”, al escenario del Madrid Arena, para ofrecer un concierto muy especial: los beneficios irán a la investigación contra el mal que la golpea, y que golpea a multitud de personas. No es la primera vez que le da su voz a esa lucha. Estamos con ella un día antes de que acaben las sesiones de terapia. Estamos a mediados de diciembre; se irá luego a Asturias, donde está parte de su pasado, pues nació ahí aunque vivió luego en Galicia, y finalmente pasará por Málaga, de donde es su compañero de tantos años, y de tantas luchas musicales y vitales, Paco Pérez Bryan. En estos nueve meses en que ella ha estado fuera de juego, esa compañía ha sido fundamental, como siempre; si alguna vez se hiciera una historia de cómo las parejas se apoyan en circunstancias que no tienen que ver ni con el glamour ni con las fotos, Luz y Paco estarían muy altos en el índice. Luz ha recibido esta tarde unas flores; en las paredes están los cuadros que la pareja ha ido convirtiendo en el paisaje exterior e interior de su vida, y aquí, donde hablamos, se percibe un silencio que parece el escenario de una meditación. ¿Dispuesta?, le preguntamos. “Sí, estoy dispuesta. Es la manera de sentir que he vuelto a la normalidad”. Necesita al público, “las respuestas que me da; y como lo que hago es música, necesito al oyente, al espectador”. La soledad de la compositora precisa del escenario, “saber que hay gente 46

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esperando un concierto, saber que cada noche puedes emocionar a la gente de una manera distinta”. El médico le dirá mañana “adelante”, ella siente que ya se lo va a decir. Pero la normalidad es esto, “preparar el concierto…, una vez pasada la quimio, que es lo más duro de llevar, ya estás encauzada”. El temor es que puedas o no puedas, “si aguantaré o no aguantaré. ¿Tendré la mente fuerte?, me he preguntado… Pues yo creo que sí, que tengo la mente fuerte”. Y la mano. Entre los papeles que ha escrito, que serán canciones de este nuevo concierto, hay algunos rasgos de los que se desprenden qué sombras o qué luces han ido alimentando su inspiración y también su lucha en estos ocho meses de quimioterapia. Son canciones de amor, o de ansiedad, pero en algunos versos se vislumbran esos rasguños que la música convierte en metáforas: “Dentro de mi mundo / se ennegrece el aire / con esas palabras / llenas de desprecio / que él me dedicó…”. O “He batido mis alas / huyendo de tus amenazas. / He sabido ahuyentar / esos vientos que avivan las llamas…”. Es una enfermedad dura, y ante ella vale muchísimo la actitud, dice Luz. “Es una dificultad fuerte en la vida, pero sientes que estás en buenas manos, lo sabes”. En las dos ocasiones, el cáncer “ha sido cogido a tiempo”, y a ella la ha hallado consciente de que “no te puedes amilanar”. Esa conciencia de que bajo el ala no crece el ánimo “me obligó a hacer cosas casi cada día, a sentirme bien”. Había días en que eso no era posible, “porque eso no dependía de mí; eran las consecuencias del tratamiento”. Pero cada día Luz Casal ha tenido la agenda llena de compromisos que se creaba consigo misma, de obligaciones musicales que la mantuvieran alerta, como si estuviera arañando a la vez el pasado y el futuro, para aliviarse del imprescindible peso del presente. Como ocurrió cuando estuvo enferma

Y no solo eso, le enviaron libros, y ella se rodeó de algunos que leyó para pensar o para distraerse. Le pedí una lista de algunas de sus lecturas de estos nueve meses. Y me la envió: leyó La catedral, de Blasco Ibáñez; Todo es silencio, de Manuel Rivas; releyó El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago; leyó La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina; le agradeció a David Trueba que le hubiera enviado Homer y Langley, de E. L. Doctorow; “leí dos libros de Maruja Torres que ella me envió”; leyó Vida y destino, de Vassili Grossman… “Y no te hablo de poesía: María Teresa Atencia, Dante, Rafael Pérez Estrada…”. Leía, componía, “me obligaba a hacer cosas peregrinas; estaba más tiempo en casa, en Madrid, y me imponía trabajos, como por ejemplo cambiar los libros de mi dormitorio a otro lugar. A lo mejor había sesenta, y quería releer con urgencia cuarenta de ellos, o leer veinte que aún no había leído”. Eran tareas que ella se tomaba como pruebas, “obligaciones que me mantenían… Lo del concierto benéfico es la consecuencia de esta actitud. La primera vez, en 2007, me lo planteé como un objetivo, para explicarle a la gente cómo estaba realmente al final del tratamiento. Esta gente que te pregunta cómo estás, si te ve en el escenario cantando, ya saben cómo estás de veras. Y no tienen que insistir, ya no te preguntan más cómo estás”. Si te ven fuerte sobre un escenario, dice Luz, “ya tienen la prueba definitiva”. “Esa gente te da, además, la fuerza que necesitas para recuperarte del todo, para sentir que has recuperado la normalidad”. Pero hay una fuerza previa, un impulso. ¿De dónde viene, Luz? ¿Por qué no la vencen o la postran estas sesiones, qué le hace volver a emprender la batalla? “Es una buena pregunta. Recibía mensajes de gente que tenía el

“EN LUGAR DE TANTO AJETREO Y por primera vez, en 2007, le enviaron flores, naranjas, remedios, cartas; hubo gente que le escribió cada día, Internet le ha servido de vehículo de relaciones viejas y nuevas en las que ella se ha apoyado como quien recibe el aliento de un club de fans. “Tenía mi agenda de iPad llena de citas o compromisos que ya he borrado, pero la de papel está llena ¡como si hubiera estado en activo!”. Se empeñó en prolongar la normalidad. LUZ EN EL ESCENARIO

mismo problema y que mostraba la misma actitud. Pero también percibía la conclusión de que muchos llevaban fatal las consecuencias de la enfermedad, como una puerta entreabierta al otro lado… Esto me sigue llamando la atención. Yo creo que ante una situación así, uno debe mostrarse fuerte, no puedes doblegarte ante cosas así que son pruebas de la vida. Tengo fortaleza desde muy pequeña; es una fortaleza que se basa


en ideales, y se ha basado también en cierta fortaleza física. Pero fundamentalmente es una fortaleza mental, que me lleva a pensar que eso que algún día nos va a pasar a todos no me da miedo; que me toque cuando sea, pero mientras no me toque no quiero desperdiciar la vida, quiero pasar la vida teniendo experiencias nuevas, viviendo”. Vivir “teniendo metas diarias”, buscando, como escribe el poeta José Luis Pernas, “una esperanza para seguir viviendo”. “Y los instantes que uno vive”, cree Luz Casal, “son como los amores, nunca son iguales entre sí; si lo ves así, creo que puedes aprovechar la vida de otra manera. En lugar de tanto ajetreo y de tanta confusión, de tanto viaje y de tantas tareas externas, concéntrate en lo que llevas dentro, fíjate en las pequeñas cosas, aprovecha para verte con gente a la que quieres o admiras, lee todo lo que puedas, cultiva a los demás cultivándote a ti mismo… Siempre le puedes sacar partido a la vida mientras tengas ilusiones por vivirla. Pensar, al más mínimo traspié, que eres un desgraciado, eso no va conmigo…”. Tener pequeños descalabros es como pagar impuestos. Eso cree Luz Casal. Esos “descalabros” los ha sobrepasado “sintiéndome querida o confortada; no me gusta quejarme, creo que soy una persona afortunada, y pienso que, en efecto, esos descalabros son impuestos que va marcando la vida… La lectura me ha ayudado, sin duda; me ayudó muchísimo un viaje que hice a Florencia durante unos días, ese fue un verdadero chute de energía, de sensaciones nuevas, de ampliación de los horizontes… Igual me ha pasado con la música”. En este tiempo, Luz Casal renunció a la música actual, “preferí escuchar música del pasado; he descubierto compositores de cuando empecé a estudiar música, que había dejado porque me tenía que concentrar en los actuales y no había tiempo para tanto…

CONFUSIÓN, CONCÉNTRATE EN LO QUE LLEVAS DENTRO” Redescubrí a Jean Sibelius, por ejemplo, un compositor que me parecía muy lejano, muy frío, aunque este parezca un calificativo un poco simplón. Redescubrí a Edward Elgar y a otros compositores ingleses de finales del siglo XIX y principios del XX… Cuando tienes poca sabiduría con respecto a los clásicos, siempre recurres a Mozart. Y escuché a Mendelssohn, a Bach, a Debussy, a Saint Säens… Cubrí lagunas, descubrí músicos

turcos, volví a la egipcia Um Kulzum. Uf, hace poco la estuve viendo por Internet y me llamó mucho la atención comprobar que el 90% de su audiencia eran hombres…”. Es curioso, le digo, que la diosa del rock español (“No me digas eso hoy, que voy vestida como una inglesa de la campiña…”) se fije tanto en la música clásica para hablar de los materiales con los ha vivido durante estos tiempos de enfermedad… “Pues así ha LUZ EN EL ESCENARIO

En la doble página, Luz lleva vestido de terciopelo de Roberto Torretta y anillo de Pomellato. Arriba, con bolero de plumas de Rosa Clará. En la página siguiente, trench de seda de Issey Miyake para Making Things y anillo de Pomellato.

Maquillaje y peluquería: José Juan Guzmán para Bot con productos L’Oréal. Agradecimientos al hotel Wellington.

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sido… El otro día le comentaba a uno de los músicos de mi banda que nosotros hemos vivido unas décadas en las que se hizo una música extraordinaria en el mundo del rock. Aunque no caigo en la tentación de pensar que ya está todo hecho. Aún esta mañana me he sorprendido viendo la actuación de un grupo de chicos que no debían de ser mayores de 20 años y eran totales. No porque lo que cantaran fuera extraordinario, sino porque el concepto de producción que

representan es diferente, las voces están dispuestas de otra forma… Es una cuestión más de disponer sonidos que desarrollar una melodía o una letra… Me sigue interesando, cómo no, es mi mundo, ahí llegué, ahí sigo. Y mi preocupación por la música clásica viene de lo mismo: se trata de saber

“NO ME GUSTA ENSEÑAR DEBILIDAD, DESATAR AFECTOS más, de tener mayor información para hacer mejor tu trabajo. Pertenezco a lo actual, es inevitable, es físico, estamos en lo actual. Por actitud, por dedicación. Pero por actitud también tiendo a ir hacia atrás, quiero descubrir cosas nuevas. Iba a actuar en Estambul cuando tuvieron que internarme, y esa circunstancia me hizo escuchar música turca, por ahí encontré vetas que han sido muy importantes para mi música posterior, instrumentos de los que no tenía ni idea…”. De vez en cuando tiene Luz la tentación de volver al piano, de tomar clases… Pero lo va dejando, y escuchar le alivia de la mala conciencia de no hacerlo. “Lo que persigo cuando escucho música, no cuando trabajo en ella, es emocionarme y sorprenderme. Lo contrario no es un disfrute, es un análisis, un rechazo. Vas buscando porque cada vez es más complicado sorprenderte; tienes que ir a pozos más profundos para encontrar aquello que desconoces, aquello que te va a producir placer. En esa búsqueda te das cuenta de que hay mucho que no conoces. Igual me pasa con la pintura o con la literatura, y con el arte en general. A medida que conoces el presente, más quieres acercarte a las fuentes, a los orígenes de los estilos o de las tendencias… Hasta hace poco se me hacía cuesta arriba el arte contemporáneo; ahora me gusta que el arte esté en el cuadro o en la escultura, ya no me interesan tanto las instalaciones, las intervenciones en la calle”. Como Picasso, que encontraba aunque no estuviera buscando… “Buscar”, dice Luz Casal, “aquello que te sorprenda y que también te sirva. A Picasso todo le servía, sí… A algunos colegas que son muy radicales en sus gustos musicales yo les digo: miren, es que yo escucho todo, incluso puedes sacar partido de una canción hortera, de un sonido estúpido, porque sabes que eso nunca te servirá para ti. Pero en cualquier cosa puedes hallar una emoción”. 48

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LUZ EN EL ESCENARIO


Y hay emociones buenas y malas. En este tiempo, Luz Casal ha continuado leyendo el periódico, “para emocionarme o para asustarme… Para subrayarlo, para recortarlo. Leí el reportaje que Juan José Millás publicó sobre la eutanasia en El País Semanal, y sentí mucha empatía con él. Porque no es que yo haga lo que él hace, contar las sílabas cuando está nervioso,

otras hablo de incompatibilidad y algunos las escuchan como si fueran de fracaso… En este tiempo no he tenido mucha necesidad de decir: “He perdido la fuerza, el mundo se abre bajo mis pies, necesito encontrar el rayo de luz que traspase mi cuerpo…”. No. Que luego estén sutilmente reflejadas esas sensaciones, está por ver, pero no me pasó. En la primera experiencia, lo único que tuvo relación con lo que sucedía fue la canción Sueños raros, que fueron verdaderamente

BOBALICONES. NO TENGO DERECHO” pero hago muchísimos de esos juegos con los que pareces evadirte un poco, salir del mundo por un rato. Me hizo gracia que él hiciera algo así para contrarrestar su estado de ansiedad porque verdaderamente debió de ser una circunstancia fortísima…”. Ha leído con más afán, “como si quisiera rellenar huecos”, con la sensación “de que debía aprovechar el tiempo para llegar a sentirme suficientemente preparada”, como si estuviera a punto de examinarse “con la sensación de que si no lo aprovecho voy a perder una gran oportunidad”. “Un día me invitaron a cenar y me pusieron un vino que me gustó, aunque yo de vinos no sé, sabía algo de lo que me contaba Feliciano Fidalgo. Pero este me gustó. Pregunté el nombre, me dijeron que se llamaba Casta Diva, se me pusieron los ojos como platos y luego estuve casi una semana escuchando todas las versiones de Casta diva para llegar a la conclusión, como casi siempre, de que la que más me mata sigue siendo la de la Callas…”. Música, escritura, lectura. ¿Y cómo ha ido absorbiendo la escritura propia esta experiencia de la enfermedad? “Hago como los surrealistas: leo y entresaco una frase que me viene bien, una frase, tres palabras me ayudan a crear una imagen que luego construyo. Sigo siendo un poco peculiar; raramente escribo un poema porque sí… Me gusta escuchar a los demás y sacar de ahí mis preocupaciones o mis músicas; no sé si algún día podría escribir sin música. Lo supedito todo a que se puede cantar”. –¿Y lo que ha compuesto ahora tiene que ver con lo que ha vivido? –Creo que tiene que ver con la posibilidad de haber visto lo que hay alrededor más que de mi propia experiencia. Si hablo en términos reales, de una situación sobre todo física, porque lo emocional ya es otra cosa, es pena, dolor… A veces compongo canciones de amistad que la gente cree que son de amor, y

las alucinaciones de dos días en los que estuve tratada muy fuertemente. Y el título, Vida tóxica. Poco más. –¿Esa voluntad de segregar su propia experiencia es una forma de defensa, o simplemente su naturaleza se lo impide? –Hay dos cosas. No me gusta enseñar la debilidad. Y, además, algo mucho más potente; sé que en cualquier momento la experiencia se mostrará de manera más brillante. Toda mi vida, todas mis experiencias duras, tan duras como estas, al final me han servido para muchas otras canciones. Y sobre todo para muchas interpretaciones… No tengo por qué hacer ostentación, frivolizar o provocar sensaciones o sentimientos que desaten afectos bobalicones… Porque, insisto, no tengo derecho. Sí siento la necesidad de fijarme en los demás, en las personas, en las situaciones, en los conflictos. No soy un cronista, nunca lo he sido. Siempre me ha gustado tener la posibilidad de que las canciones te den tres interpretaciones distintas, por lo menos. Que puedas ser varón o hembra, que puedas ser primera persona, tercera o un simple observador. Creo que eso enriquece. Me interesa la comunicación, comunicarme con la gente. Me interesa poner el sentimiento y mi experiencia, pero de manera diluida, aun cantando en primera persona, que es como me gusta. Pero son historias o sentimientos de los otros, lo que yo percibo… Y sigue Luz: “Cuando cantas, te diriges a un determinado grupo de personas. Eso es lo que verdaderamente persigo; sobre todo, además, después de haber pasado por otra experiencia físicamente idéntica en casi todo, ¿qué razón tendría explicar cómo ha afectado a mi feminidad, que he perdido el pelo? Ni antes ni ahora he sentido como un problema el haberme quedado calva… Ni he sentido ni siento la necesidad de protagonizar nada. Solamente podrías decir que no tienes fuerzas, que no te ves físicamente LUZ EN EL ESCENARIO

bonita, que te miras en el espejo y no te reconoces. Pero siempre tengo trucos, me sigo pintando los labios en cuanto desayuno y, bueno, uso mucho gorro, mucho pañuelo, mucho sombrero…, que además me quedan bien. O sea, que no hay ningún problema. –¿Y dónde ha estado el dolor? –El dolor ha estado presente muchos días. Tampoco quiero parecer imbatible, pero cuando tengo un momento de tensión, típico de nuestros trabajos, el dolor aparece también… No lo puedo evitar, pues lo tengo que aguantar. –¿Ha aprendido mucho de usted en este tiempo? –Yo aprendo de mí todos los días. Soy mi gran misterio… Pero en este periodo he aprendido más de la gente. He estado más atenta a sus reacciones que a las mías; he aprendido que cada vez hay gente más distinta. Cada individuo es un mundo, cada vez lo tengo más claro. Y cada día me atrae más la gente compleja. Hay una cierta tendencia a creer que la gente compleja es difícil. No. Es que nos puede gustar el café hoy y mañana aborrecerlo… –Cuando ha leído los periódicos en estos ocho meses, ¿qué impresión se ha llevado de lo que está pasando? –Que es el tiempo más confuso, más duro que he vivido. La cosa está más dura, turbia, sucia y complicada que en tiempos de mi abuelo, que también tuvo un tiempo durísimo. Y eso produce muchísima pena, muchísima tristeza. –En su historia personal se acaba un túnel y por delante hay una luz… –Yo no he perdido la luz en todo el tiempo. Pero sí, se acaba este periodo… Creo que lo que resta, por lo menos lo que yo atisbo, será lo que tenga que venir... No creo que vaya a rebajar mi forma de ser, mi autoexigencia, mi deseo de mejorar las cosas… Todo eso no decaerá. Lo que no habrá más es el deseo de llenar un sitio de 70.000 sillas si lo que debo llenar es uno de 7.000… Eso no va a pasar. Porque siento que eso me excita y me produce ansiedad. Ahora estoy más cerca del sosiego. Más alta no voy a ser; lo que voy a intentar es no rebajar la altura sin necesidad de ponerme mucho tacón. Me gusta tener los pies en el suelo. No quiero perder la sensación de que piso el suelo. “Ese es uno de los cambios más grandes que intuyo”, dice Luz, y sonríe otra vez. Sonríe siempre, de cara a la batalla. De nuevo. P EL PAÍS SEMANAL

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Los tesoros de nuestros abuelos Vivimos un terremoto demográfico. La pirámide de la población se invierte. Los mayores de 60 años sobrepasarán a mediados de este siglo al número de menores de 14. Este es un retrato global de la vejez, alejado de estereotipos, en lugares que custodian sueños, ilusiones y esperanzas. Por QUINO PETIT Fotografía de NICOLAS HENRY CUMBRES BORRASCOSAS Y PROTECTORAS. La ecuatoriana Concepción Tenesaca teje la lana de sus llamas junto al fuego del hogar cercano al volcán Chimborazo, cuyas nieves en la cima ostentan para ella un mágico poder protector.



T

engo ochenta años y he visto pasar la vida a 160 kilómetros por hora. Nuestra cultura desapareció con la llegada de los supermercados. Aquellas tiendas de la esquina y todo lo que ayudaba a forjar la relación entre vecinos fue devorado por la televisión y los supermercados. La gente toma hoy asiento frente a las pantallas y levanta alambradas alrededor de sus casas, como si tuvieran miedo de ser secuestrados dentro. Por eso, cada mañana toco la trompeta subido a una bicicleta y despierto a todo el vecindario”. Así es Ryann, un irlandés octogenario y animoso. “Las estrellas son entidades absolutamente positivas que viven muy, muy lejos, y a nadie disgustan. Nunca oirás a alguien decir: ‘no me gustan las estrellas”. La francesa Joséphine habla mientras abraza las hojas de un árbol de raíces africanas plantado en el jardín de su casa. Muy lejos de

allí, Pushkar, un indio majestuoso que ostenta un haveli o palacio de la región de Shekhawati, confiesa: “Cuanto más viejo te haces, más empiezas a pensar en tu infancia. Abandonar a los que nos trajeron al mundo es como asesinarlos antes de morir”. La idea era soñar. Por medio de palabras e imágenes. Soñar con la libertad, porque quizá nunca fuimos tan libres como cuando tuvimos inocencia. El fotógrafo y escenógrafo francés Nicolas Henry ha invitado a estas y a otras personas longevas a echar la vista hacia atrás y reflexionar sobre lo que queda del niño que un día fueron. A tal fin les propuso un juego: recrear las cabañas en las que hoy guardarían sus secretos, sus tesoros, lo que custodian a buen recaudo y mejor les representa. El resultado es Les cabanes de nos grands-parents (Las cabañas

de nuestros abuelos), una bellísima colección de fotografías que componen un retrato de la humanidad a través de la vejez. Desde el desierto de Malí hasta un jardín de Sidney. Desde el suntuoso palacio de un descendiente de mercaderes en Rajastán hasta un suburbio de Shanghái. Desde los amuletos de un hechicero de Vanuatu, en el Pacífico Sur, hasta la barca de pesca del brasileño Raymundo Germano da Cruz. Un gran teatro del mundo de nuestros ma yores. Decorados que narran los sueños que habitan junto a sus jaimas, saris, sombrillas, fotos enmarcadas o libros de páginas amarillentas. La riqueza y la pobreza. La ostentación y el recato. El recuerdo de largas vidas entre praderas, montañas, volcanes, rascacielos, palacios, chabolas y árboles, decenas de árboles viejos y recios, poblados de ramas legendarias y rebosantes de sabiduría.

RETRATOS, MATRIMONIOS Y ‘TAI-CHI’. 1. Armonía. A los ocho años, Woo Kwong comenzó a trabajar en Hong Kong. Y a respirar el polvo de las construcciones donde se ganaba el pan y que aún tapona sus pulmones. Hoy, con 74 años, practica tai-chi cada mañana junto a otros contemporáneos. 2. Superabuelo. Cuando era niño, el jordano Mohamed anhelaba levantar una casa con sus propias manos y vivir con cuatro esposas. Al final solo tuvo una, pero le ha dado 17 hijos. A los 79 años asegura tener 115 nietos. 3. Los vivos y los muertos. Ha sido jugadora de voleibol, bailarina, artista, amante de la literatura… María Ángela, soñadora brasileña, posa junto a retratos de su familia en su casa de Río.

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HAN ECHADO LA VISTA ATRÁS Y HAN REFLEXIONADO SOBRE LO QUE QUEDA DEL NIÑO QUE UN DÍA FUERON 3


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“MADUREZ. TRADICIÓN. ALGUNAS DE ESTAS PERSONAS HABLAN LENGUAS QUE SUS NIETOS NUNCA APRENDERÁN”

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2 HECHIZOS Y CREENCIAS. 1. Tótem. “Nuestras lagunas están hoy siete veces más saladas que el agua del mar, y los animales desaparecen”. George Trevorrow, jefe de una tribu aborigen de la región de Coorong (Australia) y abuelo de Kevina, posa con su nieta en compañía de amuletos totémicos. 2. La cabaña de Florian. Florian Colomb forma parte del medio centenar de abuelos que Nicolas Henry ha retratado por toda Francia para este proyecto fotográfico internacional sobre la vejez. 3. Hiperconectado. Nakajima vive en Tokio (Japón), y en esta escena demuestra su pasión por todo tipo de aparatos electrónicos. 4. El embrujo de la jungla. “¿Ves el colmillo de puerco que llevo colgando del cuello? Pues representa mi grado”. Aiair Randes, veterano hechicero, posa en “La casa de los misterios” de Lorbaap (Vanuatu, Pacífico Sur).

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PUSHKAR, MERCADER INDIO: “ABANDONAR A LOS QUE NOS TRAJERON AL MUNDO ES COMO ASESINARLOS ANTES DE MORIR”

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AMOR POR LA TIERRA. 1. Noche desértica. “Las fronteras son líneas que solo existen en la mente”. Fadimata contempla el cielo junto a su cabaña maliense. 2. Raíces. Mamoudou posa con los niños de su familia en Burkina Faso. “Los críos son nuestra única riqueza, porque muchos de los grandes árboles han desaparecido”. 3. Al natural. La francesa Joséphine abraza las ramas de un árbol de origen africano en el jardín de su casa. 4. ‘Skyline’. Wang Xiao asegura, aferrado a su pala, que ha construido esos edificios tan altos para que vivan en ellos los “hombres trajeados” de Shanghái. 5. Tejana. Marie-Hélène es de Tejas (EE UU). Y le gusta honrar a sus familiares. 6. Majestuoso. Pushkar, descendiente de mercaderes indios, vive en un haveli o palacio de la región de Shekhawati.

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“ALZHÉIMER, SOLEDAD… OLVIDAMOS QUE EN OCCIDENTE UN 60% DE PERSONAS MAYORES DE 65 SE ENCUENTRAN BIEN” “Todo cambia demasiado deprisa. He querido fijar la historia de un mundo que quizá mañana habrá desaparecido”, explica Nicolas Henry desde París. “Naturaleza. Tradición. El significado de la madurez, de la transmisión de valores de unas generaciones a otras. Algunas de estas personas hablan lenguas que sus nietos nunca aprenderán. Pero este proyecto también ha su puesto volver al jardín de la casa de mis abuelos donde yo jugaba de niño”. Todo empezó en ese mismo hogar de Rambouillet, 50 kilómetros a las afueras de París. Nicolas reprodujo allí en 2003 los escenarios de su infancia y fotografió a sus abuelos dentro de ese rincón de la memoria. Animado por el artista Christian Boltanski, uno de sus profesores en la escuela de Bellas Artes de París, decidió multiplicar aquellos dos retratos representando una escenografía diferente con cada nuevo personaje. Eso fue lo que hizo durante 2005 con otros 40 ancianos franceses. También fotografió a decenas de abuelos en sus cabañas durante años mientras participaba en la odisea de Yann Arthus-Bertrand titulada Seis mil millones de otros (www.6milliardsdautres.com), una 58

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mirada hacia los habitantes del planeta a través de 5.000 entrevistas filmadas en 75 países. Finalmente, entre 2009 y 2010, Nicolas dio la vuelta al mundo con su ayudante Tomás para culminar otros 160 retratos. El proyecto terminará en marzo, cuando comience a escribir las reflexiones de los protagonistas de estas imágenes que tiene previsto publicar en un libro de la editorial Actes Sud. El momento no puede ser más oportuno para reflejar una realidad: avanzamos sin freno hacia un mundo más envejecido. Hace diez años, Alexandre Kalache alertaba desde la Organización Mundial de la Salud: “El mayor desafío demográfico de las próximas décadas será el envejecimiento de la población, que se agravará primero en el mundo desarrollado y después, cada vez más, en los países en desarrollo”. La inversión de la pirámide de la población ya ha sido calificada por muchos sociólogos como un terremoto demográfico. Naciones Unidas estima que a mediados de este siglo el número de personas mayores de 60 años sobrepasará al de menores de 14. Para enLOS TESOROS DE NUESTROS ABUELOS

tonces se prevé la estabilización del crecimiento acelerado de la humanidad, con la presencia de más de un 20% de mayores de 60 años en todo el mundo. Una comunidad al alza. Aumenta la necesidad de recursos económicos y sociales, así como la aparición de enfermedades asociadas a esos tramos de edad. Pero más allá de estereotipos, la vejez también supone para algunos “una oportunidad”. Es el caso de Carme Triadó, de 68 años, coordinadora del grupo de investigación de gerontología de la Universidad de Barcelona: “Existen muchos mitos al respecto. En las sociedades occidentales, ser mayor se ha visto como algo negativo. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en esto. De los niños, todo lo que sale es bonito. No ocurre lo mismo con los jóvenes y las personas mayores. Alzhéimer. Dependencia. Soledad. Es cierto que los hay dependientes, pero a menudo se olvida que en Occidente un 60% de personas mayores de 65 se encuentran bien. Muchas se implican socialmente. Y son productivas, aunque no reciban un sueldo por actividades como el cuidado de nietos o la colaboración ciuda-


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TALISMANES. 1. El poder de la sonrisa. “Tailandia es el país de la risa y de la sonrisa. Cuando ríes, se ilumina la belleza que llevas en el rostro”. A La-Or Sompoch le encanta escribir palabras sobre los granos de arroz. 2. Gasolina y familia. José Orlando es brasileño. Tiene como amuletos a su familia y a su mula Gasolina. “Cada mañana, ella nos despierta con rebuznos que suponen un llamamiento a la alegría”.

dana de voluntariado, la solidaridad intergeneracional o con las ONG”. Triadó está convencida de que el panorama vetusto hacia el que nos encaminamos representará un mundo mejor. “Si no ocurren cosas raras, epidemias o catástrofes, los que hoy tienen 20 años estarán mejor que sus abuelos cuando lleguen a esa misma edad”, afirma desde la Universidad de Barcelona. “El reto es investigar cómo se sostendrá económicamente una sociedad longeva. Antes, alguien se jubilaba a los 65 y se acababa todo. Ahora podemos encontrar a personas con más años de jubilación que de vida laboral. Irremediablemente, habrá que trabajar más años”. Precisamente en España arrecia el debate social sobre el retraso en la edad de jubilación que promueve el Gobierno socialista con su polémica reforma del sistema de pensiones. Triadó es en principio partidaria del aplazamiento, “ya que si dejamos aparte los trabajos duros, los que requieren un gran esfuerzo físico o aquellos con los que no nos sentimos realizados, hay empleos que ciertas personas no quieren abandonar al llegar a una determinada edad”.

Pero en vez de establecer la obligatoriedad de jubilarse a los 67, la gerontóloga se muestra más partidaria de “ofrecer un margen de voluntarismo, de conceder al trabajador la capacidad de elegir si quiere prolongar su vida laboral”. Ajenos a estos planteamientos, pero con toda la carga de los mismos esculpida en sus labrados semblantes, los personajes que ilustran estas páginas se han animado a jugar frente a la cámara. El juego era para Montaigne el más serio de los actos que puede realizar un niño. Jesús Palacios, catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, considera que jugar en la edad tardía constituye una oportunidad de recuperar nuestro cerebro más primitivo: “Con el paso del tiempo, a medida que las capacidades de la lógica o el autocontrol se debilitan, despiertan partes del cerebro que han permanecido dominadas por las capas más externas del mismo. Gana presencia la emotividad y desaparecen los condicionantes que a partir de los seis o siete años de vida comenzaron en su día a mitigar la necesidad de jugar, tales como LOS TESOROS DE NUESTROS ABUELOS

las reglas, la competitividad o la limitación temporal”. Con esta monumental obra de teatro sobre la veteranía universal, Nicolas Henry ha encumbrado el juego como oportunidad de recuperar la frescura, la vitalidad y la inocencia. Quizá por eso nos llega tan puro el mensaje de los hombres y mujeres a los que ha retratado. “Las fronteras son líneas imaginarias que solo existen en la mente; la tierra debería pertenecernos a todos nosotros”, susurra Fadimata desde la noche desértica en Malí. “Nada en la vida es eterno. Hubo días en los que tuve que vender mis zapatos o mi manta, y otros en los que coseché el fruto de la tierra. Los niños son nuestra única riqueza, porque hoy muchos de los grandes árboles han desaparecido”, añade Mamoudou desde Burkina Faso. A modo de traviesa despedida, Julia y sus compañeros de partidos de voleibol en Rusia proclaman: “Si el silencio impera, no sentimos nostalgia, simplemente nos consideramos felices por permanecer juntos. Sueño con que algún día mis amigos y yo saltemos en paracaídas vestidos con nuestros uniformes de voleibol. ¡El viento nos hará cosquillas!”. P EL PAÍS SEMANAL

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Estilos de vida Decoraci贸n | Moda | Belleza | Cocina | Sexo


INTERIORES AL DESCUBIERTO Si las casas son un reflejo de sus propietarios, ¿cómo son las de quienes las proyectan o se dedican a venderlas? Seis profesionales opinan sobre el sector inmobiliario y sus gustos a la hora de decorar. Por Xavi

Sancho Fotografía de Leila Méndez

Espacio para cinco Evolución continua Toño Foraster y Victoria Garriga forman pareja sentimental y profesional. Son los responsables del estudio de arquitectura AV62. Tan solo 50 metros separan la oficina de su casa. En ella viven con sus tres hijos. Conclusión: la vivienda ha ido cambiando según lo hacía la familia. “Creo que una casa nunca puede estar acabada, pues su esencia está en el movimiento. Debes dejarte un margen para manipular y poder cambiar”, cuenta Victoria.

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uando David Scheffer vio por primera vez la casa que hoy habita junto a su mujer quedó prendado. Al final de un pasaje recóndito se elevaba un palacete construido en la década de 1930. Antigua residencia de fin de semana de la burguesía catalana, de cuando cruzar el Tibidabo hasta La Floresta –donde se levanta la construcción– era hacer turismo, este edificio llevaba años en venta. En el momento en que el propietario le cantó el precio, David supo que esa casa sería suya por mucho menos. Finalmente logró bajar un 30% el coste de la transacción. Es lo que tiene hacer negocios inmobiliarios con el director del diario Expansión y socio de la inmobiliaria Engel & Völkers. “Siempre enseñamos a nuestros franquiciados cómo tasar una casa. Así es como negocié con el propietario, demostrándole que el precio que pedía no se ajustaba al mercado. Si estás vendiendo una propiedad, debes bajar el precio. Si en tres años no te has desprendido de la casa, debes replantearte lo que pides por ella”. O si no, llegará un alemán para hacerlo por ti. “Bueno, desde los años ochenta nadie vivía aquí. La casa estaba hecha polvo. Al final, tuvo que llegar un alemán para comprarla, sí”, comenta Scheffer. Engel & Völkers es una agencia que vende propiedades con precio de mercado de entre 2 y 10 millones de euros, aunque también es posible hallar entre su oferta apartamentos a precios más humanos. La compañía, sobre todo tras el descalabro de Lehman Brothers, ha sentido la crisis, aunque tal vez menos que otras empresas del ramo. La idea del lujo a prueba de crisis se refuerza con ciertas peculiaridades que colocan a la firma en una situación particular. “La mitad de nuestros clientes son extranjeros y negociamos muchas compras de segunda residencia. Fuera de España es bastante menos complicado encontrar financiación. Aquí hay un enorme mercado de segunda residencia. Estas propiedades se venden cada seis o siete años, EL PAÍS SEMANAL

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DECORACIÓN

Habitar un reflejo De tal dueño, tal piso Los acabados lacados, el parqué oscuro, las moquetas mullidas, la combinación de negro con rojo y dorado… El estilo de Francesc Pons (a la derecha) nunca podría ser calificado de minimalista. Este amante del discreto encanto de la opulencia –crea entornos excesivos, pero sin pasarse– encuentra en las casas que diseña y en la suya propia la mejor expresión de su personalidad. Se acaba de mudar a un palacete.

algo que otorga bastante dinámica al mercado, disparando el volumen de negocio de la compra venta a niveles incluso superiores a los que se alcanzan en Alemania, que tiene el doble de habitantes que España.” “Ahora que he redescubierto la siesta y lo genial de comer en casa, no pienso volver a alejar mi hogar de mi lugar de trabajo”. Lukas Huber es un suizo diseñador industrial que ha trabajado creando utensilios de cocina para elBulli. En la actualidad conduce Lékué junto a otros socios. Poseen un laboratorio de ideas en el Born, a dos esquinas de su casa. Cada mediodía entra en su cocina y utiliza alguna de sus creaciones para prepararse rápidamente la comida y poder desmayarse acto seguido sobre el sofá. “Para que la casa funcione es imprescindible que esté en un barrio estructurado. Si eso no existe, como sucede en muchas de las nuevas urbanizaciones, se pierde un elemento vital que es el de la conexión del ho-

“No sé cómo nos han vendido esa moto”, opina la arquitecta Victoria Garriga sobre el concepto de urbanización

Hombre de negocios (inmobiliarios) Con ojo clínico El alemán David Scheffer (sobre estas líneas) dirige el diario económico Expansión y es socio de la inmobiliaria Engel & Völkers. Vive con su mujer en un palacete del distrito de La Floresta de Barcelona construido en 1930. Cuando lo compró estaba hecho polvo. Tuvo que remodelarlo totalmente, como el Jeep modelo Willy con el que sale en la foto. 62

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gar con el entorno humano”, comenta Toño Foraster, quien, junto a su esposa, Victoria Garriga, conduce el estudio de arquitectura AV62, con sede en la calle Diputació, en plena derecha del Eixample y a escasos 50 metros del piso que la familia adquirió hace 15 años. “Yo no sé cómo nos han vendido semejante moto en un país donde teníamos una tradición de construcción urbana como la nuestra”, apunta Victoria con respecto a la expansión del concepto urbanización en nuestro país. “Ese tipo de vida, desde nuestro punto de vista, es seguro de infelicidad. La casa se convierte en una cárcel y el espacio urbano se torna ajeno. Siento que vivir con estas promociones incluso puede afectar al carácter del país”. Al principio, el piso de Toño y Victoria debía ser hogar y estudio. Se acometieron reformas a través de las




Un promotor atípico Urbanita por encima de todo Construye viviendas unifamiliares, pero vive en un tríplex del centro de Barcelona. Llorenç Fontan (abajo) lo describe así: “Mi piso es como una versión de ciudad de mis promociones. La finca tiene hasta piscina. Es como una casa unifamiliar colocada en lo alto de un edificio”.

cuales se aumentaba el volumen de los espacios comunes, mientras se reducían los individuales a la mínima expresión. A medida que los niños han ido creciendo (tienen tres, la mayor de 13 años), la idea ha ido quebrando por sus propios límites. Victoria incide sobre la adaptación de las ambiciones a las realidades y la influencia del devenir profesional en la definición del espacio y de las expectativas sobre este que se poseen. “En un primer momento teníamos la ambición de llegar a un proyecto permanente, de alcanzar el espacio perfecto y para siempre. Ahora hemos pasado de la casa raíz a la casa barco, en la que damos solo las pautas para navegar por un futuro que es incierto y abierto”. El diseñador e interiorista Francesc Pons sabe que hay gente que visita su piso esperando un espacio impecable y de diseño, como los que ha diseñado para el restaurante Noti o las bocadillerías Sandwich and Friends. Si el hogar es el espejo del alma y, como la indumentaria, sirve para dar abrigo y significación, Pons aparece como un enamorado de la memoria de los objetos. En la actualidad se halla definiendo su nuevo espacio, que ocupa una parte de un antiguo palacete. “Mis pisos siempre han reflejado el momento profesional en el que estoy, ya que están llenos de muebles y materiales prototipo de otras obras. Siempre quedan un poco caóticas, pero es que no puedo prescindir de ninguna pieza de ninguna época”. Si el mobiliario de Pons refleja su gusto y en él se halla una especie de puzle desordenado sobre sus filias estéticas, la cocina de Huber es una suerte de segundo laboratorio de ideas. Mientras al estudio de Lékué llegan una docena de chefs británicos con más de 25 estrellas Michelin a realizar un taller so-

“Mis pisos siempre han reflejado el momento profesional en el que estoy”, cuenta el interiorista Francesc Pons bre utensilios de cocina, en la casa del diseñador sus creaciones cobran vida gracias al uso que se hace de ellas. “A ver, no es que yo no pudiera vivir en ninguna de las casa que construyo, pero es que soy muy urbanita y mis promociones son casas unifamiliares”.

Llorenç Fontan no es un promotor como los demás. No pide créditos, ninguna de las casa unifamiliares que construye es igual a las otras, no tiene teléfono móvil, pasa más tiempo en la obra que en la oficina o el restaurante y, aunque dice que cada construcción suya es su idea de ideal de casa, no vive en ninguna de ellas, sino en un tríplex en la izquierda del Eixample barcelonés. “Mi piso no es perfecto, pero me siento muy a gusto en él”, comenta el promotor. Para Victoria Garriga, “la casa es el espacio de la vida y debe tener siempre flecos. Es como una persona: no todo te gusta y jamás llegará a la perfección, pero eso es parte de su encanto. Los modelos cerrados son modelos de muerte”. P

De la cocina a la oficina Utensilios con vida Lukas Huber (en primer plano en la foto de la izquierda) es la cabeza visible de Léuké, un estudio de diseño de instrumentos de cocina. Aquí posa junto a sus socios en su propia cocina. Y cuenta: “Nunca se sabe de dónde se van a sacar ideas. El año pasado vino de visita al estudio una familia durante cinco horas. Los niños se pasaron todo el rato jugando con el Decopen, un instrumento nuestro que sirve para decorar platos. Ahora estamos planteándonos sacar al mercado una línea de utensilios juguete para niños”. EL PAÍS SEMANAL

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MODA

DE MARCHA MARCIAL Lo militar es mucho más que un estampado de camuflaje. Presentamos tres maneras de vestir la inspiración más guerrera de la temporada. Por Paloma Tovar. Fotografía de L’Estrop CINTURÓN MARRÓN de cuero trenzado con hebilla metálica redondeada. De Roxy (45 euros).

Casual BOLSO CON ASAS verde, modelo Barcelona Totem Green Forest. De Loewe (690 euros).

Un gorro de húsar, una parka… lo militar contempla prendas de todos los ejércitos posibles. Mezclarlas es la clave para vestirlo con desenfado. Tal y como propone Marc Jacobs con su segunda línea, Marc (en la imagen).

MONO DRAPEADO y anudado con un cinturón en la parte delantera. De Hoss Intropia (155 euros).

Para la oficina

BANDOLERA de loneta verde oscuro y con ribetes en cuero marrón. De Nice Things (49,50 euros). 66

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PLUMÍFERO sin mangas y con capucha en acabado satinado. De Fun & Basics (99,90 euros).

Para el día a día es mejor ceñirse a las interpretaciones más laxas. Como la hecha por Christopher Bailey para Burberry Prorsum (a la derecha). Aquí, lo militar se limita a marcar la silueta, afilada y al uso del verde en todo el atuendo.


‘KITTEN HEELS’ de napa con cordones y la parte delantera descubierta. De Stuart Weitzman (320 euros).

CHAQUETA con doble botonadura y ribeteada en hilo dorado. De La Condesa (340 euros).

COLLAR con bolas doradas y cuerda natural trenzada. De Mónica Vinader (165 euros).

Nocturno La sofisticación siempre se alimenta de brillos. En el último desfile de Sophia Kokosalaki (en la foto), el guiño fueron los estampados poco literales mezclados con faldas drapeadas.

SANDALIAS abotinadas de ante en color natural y con aplicaciones de cristal en las tiras delanteras. De Geox (120 euros).

MINIFALDA con volantes en la parte frontal. De Comptoir des Cotonniers (95 euros).

DIRECCIONES: Comptoir des Cotonniers: 914 31 25 83. Fun & Basics: 915 21 89 85. Geox: 915 41 66 90. Hoss Intropia: 913 99 31 12. La Condesa: 915 21 89 85. Loewe: 915 77 60 57. Mónica Vinader: 913 19 53 03. Nice Things: www.nicethings.com. Roxy: 932 09 84 09. Stuart Weitzman: 966 95 01 26. EL PAÍS SEMANAL

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BELLEZA

LOS PRIMEROS DE LA CLASE Según los expertos, el consumidor masculino no se anda con tonterías: quiere productos que le resuelvan la papeleta de manera rápida y eficaz. A continuación, los cosméticos que triunfan entre los españoles. Por Miguel de Santos.

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Christian Marcos, director general para España de Biotherm Homme, explica así el método de trabajo de esta marca: “Lo primero que hacemos es intentar conocer las necesidades y expectativas de los hombres; luego, adaptamos nuestra tecnología y experiencia para satisfacer esas, y por último, intentamos dárselo a probar para que puedan comprobar por ellos mismos”. La satisfacción del consumidor es el objetivo último, porque aunque el hombre es un recién llegado a los cosméticos frente a la mujer, es muy exigente y demanda resultados inmediatos. “El hombre quiere productos con beneficios eficaces que le resuelvan problemas concretos, ya que cuando consume un cosmético es porque necesita respuesta a

Fotografía de Getty Images

as listas de los superventas cosméticos son uno de los secretos mejor guardados del mercado. A la hora de valorar un producto intervienen muchas variables: si va dirigido al mass market o al mercado selectivo, si lleva años a la venta o acaba de llegar, si está en campaña publicitaria televisiva o en prensa escrita… Para poner orden en mitad de toda esta maraña de factores y establecer un ranking fiable, las marcas siguen la lista Nielsen, un índice que, entre otras cosas, mide las cuotas de mercado de infinidad de productos (desde supermercados hasta ferreterías, sin olvidar las droguerías y perfumerías) en más de 80 países diferentes. De esta forma, las marcas conocen su posición frente a los competidores y pueden informarse de manera precisa sobre las tendencias de consumo en el mercado. Pero ¿qué es lo que hace que un producto destaque entre otros, llame la atención del hombre y se venda más? Para Frans Reina, presidente de Shiseido España, está claro: “Los productos suelen gustar al hombre por su primacía tecnológica y por la calidad”. En la misma línea, que apoya la tecnología, insiste Ana D’Anglade, directora de P&G Beauty & Grooming Iberia, para quien el valor más claro de, por ejemplo, una maquinilla de afeitado es su grado de innovación.


Vender un olor

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Fotografía de productos de Anel Fernández

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1. LE MALE TERRIBLE, de Jean Paul Gaultier (54 euros). Un perfume incisivo. Comienza con un acorde dulce-amargo gracias al encuentro del pomelo y la pimienta rosa, continúa con lavanda y termina con vetiver, vainilla y almizcle ambarino. 2. TOTAL REVITALIZER, de Shiseido Men (78,33 euros). Crema multifunción: antiarrugas, reafirmante e hidratante. Revitaliza, elimina los signos de fatiga, aporta luminosidad y calma la piel irritada. 3. DERCOS TECHNIQUE, de Vichy (53,70 euros). Tratamiento intensivo anticaída. Ampollas que ayudan al anclaje de la raíz y favorecen la construcción de la fibra capilar. Eficacia anticaída observada a partir de las tres semanas. 18 monodosis. 4. 1 MILLION, de Paco Rabanne (66 euros). Fragancia que se inicia con el frescor del pomelo, la menta y la mandarina

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sanguina. En el corazón presenta absoluto de rosa, canela y notas especiadas. Y en el fondo trae cuero, madera blanca, el ámbar y pachulí de Indonesia. 5. FUSION POWER PHENOM, de Gillette (13,95 euros). Maquinilla de afeitar con cinco hojas puestas muy juntas, lo que permite reducir la presión. Incorpora en la parte superior una hoja para un afeitado de precisión en patillas o en la zona bajo la nariz. 6. BÁLSAMO AFTER SHAVE, de Nivea for Men (6,49 euros). Sin alcohol y con perfume neutro. Indicado para calmar la irritación en pieles sensibles. Contiene vitamina E, camomila y provitamina B5. 7. MEN EXPERT HYDRA ENERGETIC, de L’Oréal (11,25 euros). Roll-on metálico efecto hielo para el contorno de los ojos. Antiojeras y antibolsas. Contiene vitamina C y estimula los tejidos

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En el caso de los perfumes, el impulso de compra no lo determina tanto el beneficio inmediato tras el uso como valores más indefinidos. “Son factores de éxito el frasco, la campaña publicitaria y tener un creador reconocido detrás”, concluye Sonsoles BlancoHortiguera, directora de marketing en España de Beaute Prestige International.

una necesidad o problema que ya le ha surgido. Además, el producto debe ofrecerle la garantía de que va a cumplir lo que le promete”, comenta Gisela González Schenk, de Nivea, SA. Mónica Pueyo, directora de comunicación de L’Oréal Paris, explica esta opinión compartida por todas las marcas: “Productos sencillos, de fácil aplicación, prácticos y con un beneficio claro. Esos son los valores que buscan los hombres”. A la hora de dar a conocer una novedad en el mercado masculino, el desafío es diferente al que se plantea cuando la novedad va dirigida al público femenino.“Podemos decir que la mujer, como usuaria, tiene por lo general un mayor interés de partida y está más habituada a buscar información en los medios disponibles. El contexto competitivo y la proliferación de mensajes determinan el nivel de inversión necesario para destacar y dar a conocer tu producto frente al resto. En cuanto a los hombres, sus hábitos de cuidado están experimentando un gran cambio, pero todavía hay que invertir muchos medios en despertar su interés y en comunicar los beneficios que puede aportarle el uso de estos tratamientos”, declara Lola Ortuño, directora general de Vichy en España. P

congestionados. Promete efectos similares a ocho horas de sueño. 8. ADENOGEN, de Shiseido (78,30 euros). Tratamiento capilar anticaída que favorece el crecimiento, devolviendo la vitalidad natural y permitiendo que el pelo invisible o inmaduro crezca fuerte y sano. Formulado con adenosina, que preserva que el ciclo capilar se acorte y que el folículo piloso se miniaturice, lo que atrofia el crecimiento del pelo y lleva irremediablemente a su pérdida. 9. AQUAPOWER, de Biotherm Homme (40,60 euros). Tratamiento oligotermal ultrahidratante que revitaliza la piel. Concentra todo el poder de las fuentes termales para reequilibrar y aportar confort y suavidad. Con texturas diferentes: para piel normal, mixta o seca. 10. HYDRA MAG C, de Vichy Homme (18,80 euros). Tratamiento hidratante 24 horas. Recarga la humedad de la piel y la hace más resistente. EL PAÍS SEMANAL

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COCINA

DEL MEDITERRÁNEO AL PLATO

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n 1949, el historiador francés Fernand Braudel citó como autóctonos de la región del Mediterráneo tres cultivos: el olivo, la uva y el trigo. Aceite de oliva, pasta, arroz y cereales, fruta y verdura de temporada, legumbres ricas en proteínas, pescado y marisco frescos, y carne en poca cantidad, componen por naturaleza una dieta que más de medio siglo después está considerada como la más sana del mundo por su bajo nivel en grasas saturadas y colesterol. Hasta el punto de haber sido declarada patrimonio inmaterial de la humanidad. La Unesco aprobó su inscripción el pasado noviembre a petición de la Fundación Dieta Mediterránea y el Ministerio de Medio Ambiente español. En palabras de este organismo, la mediterránea es mucho más que una dieta. Su titular, Rosa Aguilar, declaró que “se transmite de generación en generación, como una expresión, uso o conocimiento que se reinventa de forma constante por las comunidades y los grupos, en función de su entorno, que interactúa con la naturaleza y la historia, y que infunde un sentimiento de identidad y continuidad, lo que contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”. 70

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La dieta mediterránea es un patrón nutricional con estatus de estilo de vida que no pertenece a ningún país en concreto, sino que es una idealización de varios: España, Francia, Grecia, Italia y Marruecos. Y más allá de sus probados beneficios para la salud, está uno de sus ingredientes fundamentales: la sociabilidad. Como señalan desde la Fundación Dieta Mediterránea, “los alimentos no son meros nutrientes. Convocan. Su ingesta da lugar a tertulias, celebraciones, leyendas y devociones”. La Fundación también hace hincapié en su capacidad evolutiva: “Ha ido acogiendo e incorporando sabiamente, nuevos alimentos y técnicas fruto de la posición geográfica estratégica y de la capacidad de mestizaje e intercambio de los pueblos mediterráneos. Es un patrimonio cultural vivo”. Irónicamente, las enfermedades que sufren niños y adolescentes debido a su dieta –colesterol, diabetes, obesidad– han adquirido dimensiones alarmantes en la región mediterránea. Recae, pues, sobre nuestros hombros la responsabilidad de perpetuar este saludable legado. P

MERLUZA AL HORNO CON ‘CHERMOULA’ 4 rodajas de merluza de unos 200 gramos. Para la chermoula: 4 cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharada de cilantro fresco picado, otra de menta y otra de perejil. 2 dientes de ajo, ½ cucharadita de harina, ½ cucharadita de pimienta negra, 1 cucharadita de comino, 1 cucharadita de pimentón, 1 cucharadita de vinagre de manzana, el zumo de un limón grande, sal. La ‘chermoula’ es una marinada de algunas cocinas del Magreb. Se suele emplear en platos de pescado o marisco y puede ser más o menos picante.

Preparación. Mezclar los ingredientes y untar bien la merluza, dejándola macerar una hora. Precalentar el horno a 200º. Poner las rodajas en una fuente y dejar cocer 10 minutos hasta que estén tiernas. Niños. Pueden medir las especias y picar las hojas. Cada ración tiene 85 miligramos de colesterol; grasa en total, 2 gramos, y grasa saturada, 0 gramos.

Fotografía de Dede Burlanni (Getty Images)

Sus tres pilares son el olivo, la uva y el trigo. Pero es mucho más que una dieta. Es un estilo de vida. Proponemos un viaje culinario por los países de la cuenca mediterránea a través de sus recetas más típicas. Texto y fotografía de Dexter Hodges.



COCINA

‘RISOTTO’ DE CUATRO PIMIENTOS 350 gramos de arroz arborio, 1 litro de caldo de pollo, 1 pimiento rojo asado, pelado y despepitado, 1 pimiento verde asado, pelado y despepitado, 2 guindillas secas o un trocito de pimienta roja (cayena), ½ cucharadita de pimienta negra molida, 1 cebolla pequeña cortada en dados, 1 vaso de vino blanco, 2 hojas de salvia fresca picadas, 50 gramos de parmesano rallado, 20 gramos en láminas, 3 cucharadas de aceite de oliva, sal. El típico ‘risotto all’arrabiata’ (arroz a la mantequilla) italiano, solo que con un toque picante para subirlo de tono.

Preparación. Su tiempo de cocción son 17 minutos. En una cazuela de tamaño medio, saltear durante 3 minutos la cebolla y la guindilla. Retirar la guindilla y añadir el arroz. Tostar el arroz un par de minutos y añadir la sal, el vino y un poco de caldo, pero sin cubrirlo todo. A medida que el arroz vaya absorbiendo el líquido, añadirle el caldo a cucharones, mezclando suavemente el arroz de abajo hasta arriba, y no de manera circular. Cuando esté casi hecho, incorporar los pimientos. Dejar cocer un par de minutos más, sacar del fuego, añadir el parmesano y mezclar. Adornar con la salvia y láminas de parmesano. Niños. Que ayuden midiendo las cantidades de arroz.

PATATAS PEQUEÑAS AL HORNO CON LAUREL Y BAYAS ROSAS 18 patatas pequeñas para asar, 18 hojas de laurel pequeñas, 2 cucharadas de bayas rosas, 3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen, 1/3 vaso de agua, sal, pimienta negra recién molida. La combinación de laurel con bayas rosas es típicamente francesa. Una mezcla que convertirá estas patatas en la guarnición perfecta para cualquier carne o pescado.

Preparación. Precalentar el horno a 200º C. Lavar las patatas y abrirlas por la mitad sin cortar la piel del todo. Poner una hoja de laurel dentro de cada patata. Untar un fuente de horno con un poco del aceite. Distribuir las patatas en una capa. Añadir las bayas rosas y sazonar con sal y pimienta. Rociar con el resto del aceite y la mitad del agua. Dejar cocer 20-25 minutos, rociando de vez en cuando y añadiendo líquido si quedan secas. Niños. Siempre bajo supervisión, se les puede encomendar que abran las patatas con un cuchillo poco afilado. Cada ración tiene 0 miligramos de colesterol; grasa en total, 11 gramos, y grasa saturada, 2 gramos.

Cada ración tiene 5 miligramos de colesterol; grasa en total, 2 gramos, y grasa saturada, 1 gramo.

PERAS COCIDAS EN VINO TINTO Y ESPECIAS 6 peras enteras peladas, 2 clavos, 2 ramitas de canela, ½ taza de azúcar, 1 botella de buen vino tinto. Un postre español difícil de mejorar.

Preparación. En una cazuela media, poner a hervir el vino y las especias. Añadir las peras y dejar cocer a fuego lento media hora o hasta que estén tiernas. Sacar las peras con una escurridera. Reducir el jugo a media taza. Servirlas salseadas con el jugo. Niños. Pueden pelar las peras. Cada ración tiene 0 miligramos de colesterol; grasa en total, 0 gramos, y grasa saturada, 0 gramos.

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‘FATUSH’

TAJÍN DE MEJILLONES

1 tomate picado en daditos y despepitado, 1 cebolla troceada pequeña, 1 pepino troceado, 1 zanahoria en dados, 1 pita troceada y tostada, 2 cucharadas de aceite de oliva, 1 ramita de cilantro fresco picado, otra de menta fresca picada.

½ kilo de mejillones bien limpios, 2 cucharadas de aceite de oliva, 2 tomates picados, 2 dientes de ajo picados, 1 cebolla cortada en rodajas, 1 cucharada de cilantro fresco picada, otra de perejil, 1 cucharada de ras el hanut (mezcla de especias marroquí).

Esta ensalada proviene de Líbano. Tiene similitudes con la ensalada de pan italiana, pero emplea pan de pita, menta y cilantro.

Preparación. Mezclar los ingredientes en un bol y servir. Niños. Nos pueden ayudar picando los ingredientes dependiendo de su capacidad y tostando el pan de pita. Cada ración tiene 0 miligramos de colesterol; grasa en total, 6 gramos, y grasa saturada, 1 gramo.

Proponemos este plato magrebí, pero hecho con mejillones. Preparación. Dejar cocer los mejillones en un tajín u olla cubierta hasta que salga su jugo (3-5 minutos). Sofreír la cebolla con el aceite en una sartén. Añadir el ajo, el ras el hanut, sal, pimienta y luego los tomates. Añadir la salsa y las hierbas frescas, mezclar y cocer un par de minutos más. Adornar con rodajas de limón y servir. Niños. Limpiar los mejillones será su tarea. Cada ración tiene 60 miligramos de colesterol; grasa en total, 7 gramos, y grasa saturada, 1 gramo.


SEXO

“EN CADA ENCUENTRO” La elección dependerá del momento, la situación y la persona, aunque lo mejor sería no tener que elegir entre los sentidos y apostar por la alternativa que combine mezclas de sabores, texturas, olores, imágenes, susurros y silencios. Sin olvidar las señales que nos envía el propio cuerpo, una fuente aún por descubrir para muchos. La mejor opción se crea en cada encuentro, dando curso a la imaginación y dejándose llevar. Se trata de hacer y dejarse hacer, sorprendiendo e inventando deseos. Pero si he de elegir, me quedo con el tacto y la piel, fuente privilegiada de sensaciones. Donde sobran las palabras. Natalia Rubio Arribas, sexóloga, psicóloga y pedagoga. Burgos.

¿Cuál de sus cinco sentidos prefiere explotar? “No habla la cabeza; el cuerpo se hace oír” A lo mejor resulta raro, pero diría que el oído. No estoy hablando de una charla de cortesía, sino más bien de un ritmo de jazz que escuchas por dentro. Es tan escandalosamente real lo que se oye cuando no habla la cabeza y el cuerpo se hace oír… Quizá sea deformación profesional: son años dedicados a estar de verdad con el otro, respondiendo a lo que escuchas. Y cuando eso pasa en escena entre dos y están prendados el uno del otro –¡uff!–, de pronto ambos se incendian y resulta apasionante y placentero. Inge Martín, actriz. Bilbao. Representa ‘Toc toc’ en el teatro Príncipe de Madrid.

“SIGO SUS MOVIMIENTOS Y EXIJO QUE ME SUSURRE LO QUE VENDRÁ DESPUÉS” Diría el oído, y sin dudarlo. Porque mientras mi pareja va explotando sus sentidos, mirando, oliendo, tocando y saboreando mi cuerpo, yo asisto expectante siguiendo sus movimientos y exigiendo que me susurre lo que viene después. Esa conjunción en el tiempo de lo que vivo y lo que anticipo me vuelve loca. Ángeles P. N. Valencia.

“ESE OTRO SENTIDO AÚN POR NUMERAR: LA IMAGINACIÓN” Mis sentidos conviven en una especie de contractualismo integrador: ninguno de ellos alcanza a ser soberano. Y mientras la pasión persiste in situ en ordenarlos, todos ellos derivan su fantasmagoría de ese otro sentido aún por numerar: la imaginación. Previo al encuentro, me inoculo de la ensoñación perversa de la apariencia y tiento sus formas de mujer, la sapidez de su sinhueso, el matiz de su odorífero fundente, su tañido respirar… Chema Mármol, 44 años. Tenerife.

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EL PAÍS SEMANAL

¿Le pone alguien de su lugar de trabajo? Si quiere aparecer en la sección, escriba sus respuestas y proponga preguntas a: elpaissemanalpreguntasexo@elpais.es

Ilustración de Alberto Vázquez

Noticias calientes Arnaud, un francés afincado cerca de París, resume así sus primeras impresiones: “¡Jenny es fantástica! ¡Parece tan llena de vida! Es increíble. Cuerpo impresionante, rostro conmovedor, maquillaje estilo romántico. ¡Su belleza le habla a mi corazón!”. Describe así a su Real Doll, un cuerpo de silicona sólida, flexible y articulado, una muñeca hiperrealista, una barbie de tamaño natural con tres orificios. También hay hombres (dos orificios). Y transexuales (dos). Un “juguete de amor”, dice la página www.realdoll.com, que sale por unos 6.000 dólares. Customizable al gusto. Los fabricantes también venden películas para adultos con protagonistas inanimados.


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MANERAS DE VIVIR por

Rosa Montero

Con mi gratitud a Erika Gándara

D

ecía el gran Mark Twain que la realidad se diferencia de la ficción en que la ficción tiene que ser creíble. La realidad, en efecto, suele ser incongruente, disparatada y, sobre todo, excesiva hasta lo imposible, hasta lo inverosímil. Eso es lo que siento en los últimos meses cuando leo noticias sobre México: que no puede ser, que la brutalidad es demasiado exagerada, demasiado redonda y literaria; que esa violencia retorcida y chillona parece sacada de las peores escenas de Tarantino, o de un mal imitador de Tarantino. Pero, por desgracia, todo es verdad. Ese hermoso país que es México bascula de manera precaria sobre el abismo. El infierno existe y está en la Tierra. Pocas veces me ha dejado tan acongojada una noticia como la del secuestro de Erika Gándara. Ni siquiera he podido ver una foto suya: no sé cómo era. Sé que tenía 28 años y que era la/el único policía que quedaba en Guadalupe, un pueblo de 9.000 habitantes situado a sesenta kilómetros de la tristemente célebre Ciudad Juárez. Es decir, justo en la zona más mortífera del país, la más asolada por la guerra sangrienta de los cárteles. Hasta hace un año y medio, Erika era la telefonista de la comisaría. Pero cuando el pueblo se quedó sin agentes (o los mataron, o abandonaron para salvar el cuello), cogió un fusil y se dedicó a patrullar las calles. Duele pensar lo que debieron de ser esos dieciocho meses. Toda esa soledad, todo ese miedo. Hasta que la noche del 23 de diciembre sucedió lo que sin duda todo el mundo sabía que pasaría: llegó un grupo de asesinos y la secuestraron, y de paso quemaron la casa y los coches de una concejala.

la saña en los verdugos; y aún peor, me temo, si además eres policía y has intentado oponerte a su soberbia de machos. Tras el secuestro de Erika, en el ensangrentado y aterrorizado Valle de Juárez apenas si queda otra persona dispuesta a enfrentarse a la barbarie, y casualmente es otra mujer: en el pueblo de Práxedes, a veinte minutos en coche de Guadalupe, está Marisol Valle, esa estudiante de criminología que hace unos meses se convirtió en la jefa de policía de la zona. Marisol tiene 21 años, un hijo pequeño y el increíble coraje necesario para aceptar un cargo que nadie más quería. Antes he dicho que casualmente es otra mujer, pero retiro el adverbio: tengo la sensación de que, cuando se llega a lo peor; cuando la situación es tan insoportable y tan irrespirable que ni siquiera se puede pedir a los héroes que sean héroes; cuando toda resistencia es un suicidio, entonces, justo entonces, en fin, en el filo de la aniquilación, son sobre todo las mujeres (o algunas mujeres: yo sería incapaz) quienes dan un paso hacia delante. En especial cuando se trata de defender la vida, la sociedad, la seguridad, la convivencia. Es decir, cuando se trata de defender un futuro habitable. Tal vez sea eso, la obligación hacia el futuro, lo que las impele a luchar más allá de toda esperanza razonable; quiero decir que quizá estén luchando por sus hijos, quizá sea algo que está inscrito en sus genes, tal vez ese mandato materno les haga superar el terror al dolor y la tortura y la propia muerte. En cualquier caso, ahí están. En el Afganistán de los talibanes, enseñando a leer a las niñas clandestinamente bajo pena de muerte. En el País Vasco, siendo concejalas cuando nadie quería. En el México herido, defendiendo la sociedad civil y la justicia en mitad del infierno. Tras el secuestro de Erika, Marisol Valle debe de sentirse aún más sola e irremediablemente condenada. Y, sin embargo, sigue en su puesto. Igual que siguió día tras día, noche tras noche, durante año y medio, esa Erika Gándara cuyo rostro ni siquiera conozco, pero a la que debemos esta colosal lección de dignidad civil y valentía. Erika Gándara. Por lo menos eso: repitamos su nombre y no la olvidemos. P

“Ese hermoso país que es México bascula de manera precaria sobre el abismo”

No sé si para cuando salga publicado este artículo se habrá sabido algo del destino de esta mujer. Mientras lo escribo sólo deseo que esté muerta. Que no siga sufriendo. La crueldad y el sadismo de estas bandas alcanzan niveles atroces: espanta imaginar a Erika en sus manos. Hace poco vimos a la Pelirroja, una peligrosa delincuente mexicana, colgando de un puente medio desnuda: una foto tremenda. La ahorcaron otros narcos, después de arrastrarla y torturarla. Por cierto que, al parecer, las heridas del suplicio las tenía en la cara. Supongo que el hecho de ser mujer y joven debe de avivar 76

EL PAÍS SEMANAL

www.rosa-montero.com

Fotografía de Efe



LA ZONA FANTASMA por

Javier Marías

Delaten, no se priven

O

lvídense de que soy fumador y de que, como dije la semana pasada, la nueva ley antitabaco me parece fascistoide en sí misma y atentoria contra las libertades. La batalla ya la hemos perdido, y la mayoría de quienes encendemos pitillos somos más educados y civilizados que quienes llevan a cabo sus feroces campañas contra nosotros. Acataremos la ley y supongo que pisaremos bares y restaurantes con menos frecuencia de lo que solíamos. Sólo se nos permite consumir un producto legal, con el que el Estado español se ha forrado durante siglos y se sigue forrando, en nuestras casas y a la intemperie. Saldremos poco. Cada vez que se nos invite a un domicilio, preguntaremos antes si se nos permitirá fumar en él, y si la respuesta es “No”, no iremos. Ni a cenas ni a fiestas ni a tomar un café. Los fumadores y los no fumadores estaremos cada vez más divididos, posiblemente dejaremos de tratarnos. Ahora que la ignorante Leire Pajín y su padrino Zapatero preparan una Ley Integral de Igualdad de Trato y No Discriminación, con la que esa puritana pareja pretende “que no se humille a nadie y que nadie pueda sentirse humillado”, deben saber que no hay mayor humillación, para un 30% de la población –unos 14 millones de individuos, nada menos–, que verse excluidos de la sociedad por tener una costumbre –o un vicio, tanto da– a la que el propio Estado al que representan nos ha alentado durante décadas, en su beneficio y en el de la Sanidad de todos, que se paga en buena parte con los impuestos del tabaco. Pero olvídense de esto. Lo que resulta más repugnante de todo el asunto es la actitud de los susodichos ahijada y padrino, que una vez más han demostrado que ni son de izquierdas ni tienen la menor idea de lo que es un sistema democrático, al haber instigado a los ciudadanos a comportarse como lo que no son ni tienen por qué ser, excepto en los regímenes totalitarios. Pajín y Zapatero habrían estado a gusto en la España de Franco, en el Chile de Pinochet, en la RDA de la Stasi, lo estarían en la Venezuela de Chávez, en la Cuba de Castro y en el Irán de Ahmadineyad, lugares en los que se conminó o se conmina a los particulares a ejercer de policías y chivatos y a delatar al vecino, a que todos formen parte indirecta de los Guardianes de la Revolución o como se llamen en cada sitio. Da lo mismo de lo que se trate en cada caso: aquí es impedir que las mujeres muestren un mechón de cabello, allí que nadie se aparte de la doctrina bolivariana, más allá –en nuestro país, durante cuarenta años– que haya “desafectos” o “tibios” y que queden impunes los “enemigos del Régimen”. Elvira Lindo ve exagerado hablar de “represión” o “totalitarismo” ante una cuestión tan menor como el tabaco, y nos pide que dejemos esos términos “para cuando de verdad hagan falta”.

Sólo puedo responderle que, para que de verdad no hagan falta –para que alguien no pueda ir a la cárcel por cualquier estupidez, o porque se les antoja a los gobernantes–, hay que señalar en seguida todo indicio de autoritarismo, por baladí que sea el asunto. Y puede que la libertad de fumar sin causarle daño a nadie –es decir, sólo entre fumadores voluntarios, lo único a lo que hemos aspirado– sea baladí. Pero no lo es, en cambio, que Zapatero y Pajín insten a los ciudadanos a actuar como delatores. Entre denunciar y delatar hay algunas diferencias, pero la principal es esta: el que pone una denuncia contra alguien ha de hacerlo a cara descubierta, firmando con nombre y apellidos, entre otras razones para que el acusado pueda defenderse y exigir al denunciante que pruebe sus cargos o se atenga a las consecuencias; el que delata lo hace a escondidas y anónimamente, sin arriesgarse siquiera a que el delatado le retire el saludo y sin verse obligado a demostrar nada. El delator es un ser despreciable, lo saben hasta los niños, y fomentar la delación es fomentar la difamación y la cobardía, lo que han hecho Zapatero y Pajín. El primero, además, ha añadido cinismo, permitiéndose decir que su ley “no es prohibitiva, sino preventiva”. Aún me acuerdo de cuando prometió que no cambiaría, en 2004. Parecía, por entonces, más persona que el resto de sus colegas. Por si todo esto no bastara, varias asociaciones se han ofrecido a tramitar las denuncias de los delatores vocacionales, para que puedan conservar aún mejor su anonimato y no se tomen molestias. Una es Facua, que ejerce así de comisaría, lo mismo que Nofumadores.org, de la que no esperaba menos: hará cosa de un año, su Presidenta, Raquel Fernández Megina, me escribió una carta insinuando que, puesto que me oponía a la ley en ciernes, acaso estuviera pagado por las tabacaleras. Una de las cartas más mezquinas que he recibido en mi vida, y les aseguro que ya llevo unas cuantas. Le contesté recomendándole que, antes de hacer semejante insinuación, se informara de a quién se la hacía, porque, en lo relativo a aceptar dinero, yo no lo acepto ni del Estado, gobierne quien gobierne, y por eso declino siempre hasta las más inocuas invitaciones del Ministerio de Cultura o de los Institutos Cervantes. Pero es el franquismo redivivo, lo que estamos padeciendo: si alguien se opone a algo, no es porque esté en desacuerdo, sino porque está “comprado”. Entonces era por el oro de Moscú, se acordarán algunos. Ahora es por la industria tabaquera, o por las ganaderías si se defienden las corridas. Creer eso, o decirlo, es típico del pensamiento totalitario: sólo pueden discrepar de mí, que estoy en posesión de la verdad, quienes están sobornados. Delátenlos anónimamente, no se priven. Ya se sabe que, de las calumnias, siempre algo queda. P

“No hay mayor humillación para un 30% de la población que verse excluidos por tener un vicio”

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EL PAÍS SEMANAL

Ilustración de Sonia Pulido




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