LECTURA N° 1:
Decálogo de un Supervisor
En todos los sistemas educativos se ha sentido la necesidad de un servicio de Supervisión, que se encargue de mantener la unidad, de conservar la esencia del propósito y promover la superación en el trabajo, y por ello se ha creado. El supervisor es así, un funcionario que planea y promueve, dirige y evalúa las actividades educativas que realiza un conjunto de maestros que tiene una función común 1.- EMPRENDERÁS TU PROFESIÓN. El hecho de tener como función principal dirigir la obra de profesionales, obliga al supervisor a conocer a fondo tanto la teoría como los secretos de la práctica en el difícil arte de educar. Además, es indispensable tener en consideración que se trata de realizar un trabajo que no es rutinario, que no obedece a normas estandarizadas y perennes, sino que es producto de una actividad en constante evolución, que se reforma con la sociedad y con la ciencia en que se apoya. Esto impone el deber de estar informado de las constantes modificaciones que la profesión reclama, ya sean de índole social o de carácter pedagógico concretamente
2.- ENTENDERÁS TU SISTEMA Toda inspección es parte de un sistema de educación, la cual se inspira en la política social de un régimen gubernativo o determinado y, por ende, el inspector ha de ser un funcionario que interprete los ideales y los objetivos que presidan la acción gubernamental. Hay que recordar que se educa para una sociedad que ha de regirse por normas de una administración, que no sólo se preocupa por resolver los problemas del momento, sino por crear un clima propicio para que prosperen en lo futuro las tendencias que ahora lo inspiran.
3.- CONOCERÁS TU ZONA. Es conveniente recordar que la educación tienes tres escenarios: el hogar, la escuela y la comunidad y que, por tanto, es indispensable conocer a fondo la vida social de la Zona, cuyo trabajo educativo se tiene el encargo de encauzar y mejorar. Conocer la zona de trabajo implica un conocimiento superior al turista, que solo recuerda conocer exterioridades y paisajes, sin penetrar al interior de la vida de los poblados que visita. Para entender el trabajo educativo se requiere conocer la geografía física y humana de toda la jurisdicción en que se actúa. El funcionario que dirija a conjuntos de maestros debe estar enterado no sólo de las necesidades de los pueblos, sino de sus posibilidades; de sus aspiraciones y de los senderos que haya para arribar a su satisfacción. Todo esto no se lee en informes o en libros; se aprende con el trato frecuente y afectuoso con la gente, en conversaciones con maestros padres de familia, con las observaciones diarias y, en fin, con la agudeza que da la convivencia en el trabajo, cuando hay confianza y comunidad de propósitos.
4.- TENDRÁS UN TRATO AMABLE. El inspector que quiera hacer algo de provecho, tiene que dejar atrás toda idea de su superioridad y colocarse en el plano de compañerismo con todos los maestros. La jerarquía oficial ha de demostrarse con superioridad en el hacer y en la concepción de los problemas, en altura en los propósitos y