Dragones en
Conserva
MILENA CASANOVA EDITORIAL ALHULIA
Dragones en
Conserva
MILENA CASANOVA EDITORIAL ALHULIA
CRÉDITOS Edita: Alhulia Colabora: Ministerio de Cultura de España Texto, concepto, figuras de plastilina, escenografía: Milena Casanova Fotografía, diseño y maquetación: Eduardo Cruz Casanova-www.visionnatural.es Escenarios mercado: Marmen Casanova Colección: El carro de madera I.S.B.N. Dep. Legal Salobreña, diciembre 2011 Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total o parcial de la presente obra, sus fotografías ni sus textos sin el permiso escrito de los autores.
A mi abuela que me inoculó el veneno literario. A mi padre por abrirme los ojos a la belleza. A mi hijo Alberto que me inspiró este cuento dentro del útero. A mi nieto, el tercer Eduardo de mi vida, el más reciente, el más tierno.
ACTO PRIMERO Escena primera (en la cueva) Narrador: En una profunda sima
toda forrada de plata vivían dragones verdes de hermosa lengua escarlata. Felices correteaban entre las estalagmitas, de vez en cuando salían a cortar pencas y pitas. Y ni por asomo pensaban, incautos, en la noche clara y en la cueva umbría que sobre sus verdosas cabezas de musgo negros nubarrones el cielo cernía. En la puerta de la gruta tiene su peluquería un dragón verde y ventrudo, vocinglero y vividor. Flores lo llaman por nombre, Barbarrala es su apellido; melenas, barbas, flequillos... arregla con gran estilo.
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Tres pinchos es su vecino, verde, veloz y valiente. Hace hogazas, roscas, bollos... calentitos y crujientes Es un dragón panadero, cumplidor empedernido, amasa puño con puño, hornea con su soplido. 3Pinchos: ¡No me atuses las patillas
que me puedo resfriar! Flores:
¡Siéntate bien, no te caigas del corte que te voy a dar!
3Pinchos: ¡Ay, barberillo! ¿Qué pasa?
¿No será otra de tus guasas? Flores:
Pues... que encima de la cueva, muy cerca del corredor quieren comernos a todos con cuchillo y tenedor.
3Pinchos: ¡Si todo bicho viviente
sabe desde muy pequeño que la carne de dragón produce ardores y sueño! 6
Narrador:
Flores:
Hay dos humanos pavos y chochos y una gordita tragabizcochos que se han propuesto, con mala pata, meternos juntos en una lata.
3Pinchos: ¿Dragones en conserva?
¡Las escamas se me enervan! Los dos:
¡Mermelada de dragón, se me para el corazón!
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Escena segunda (en casa de la niña gorda) Narrador: Gime la humana llorona
en los brazos de Don Paco, Su mamá, Doña Remedios, la estruja como a un guiñapo. Madre:
¡Ay, mi bebé, mi cosita, mi flor de pitiminí! ¿Quieres dulce de lagarto o compota de perdiz?
Niña:
¡No! ¡Mermelada de dragón!
Padre:
¿Quieres flan de hormiga china o jarabe de lombriz?
Niña:
¡No! ¡Mermelada de dragón!
Madre:
¿Quieres helado de oruga... confitura de mandril?
Niña:
¡No! ¡Mermelada de dragón!
Padres:
¡Ay, mi niña! ¡Pobrecita! ¡Carita de pirulí! ¿Cómo haríamos nosotros para hacerla sonreir?
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Escena tercera (en el mercado) Narrador: Una dragona chatilla
se acerca con su carrito vendiendo globos y flores, caramelos, pastelitos... Se llama Colitaverde y va en busca de su amiga, la hija del rey Dragundio, con quien hace buenas migas. La princesa Dragamari, la más rica de la cueva, lleva cadenas de oro colgadas de las orejas. Colita y Dragamaría se adoran y se pelean, bajo la luz de la luna algunos días pasean. Colitaverde: ¡Buenos días, tragaldabas! Dragamari: ¡Hola, dragona colleja! Colitaverde: ¡Cada día estás más gorda! Dragamari: ¡Y tú cada día más vieja!
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Colitaverde: ¿Has oído lo que dicen
arriba en el callejón? Dragamari: ¡Cuenta, cuenta, dragoncilla,
no me intrigues, por favor! Colitaverde: En un pueblo muy pequeño,
en lo alto de aquel cerro, una humana gorda y rica berrea como un becerro. Dragamari: ¿Y qué le pasa a la niña,
que con tanta pena llora? Colitaverde: Pues que sus papás la miman
y no saben ya qué darle, y la humana quiere ahora mermelada de dragón. Dragamari: ¿Quéee?, ¡Y un jamón! Colitaverde: ¡Que te veo en una lata
dentro de unos cuantos días! Dragamari: ¡Y yo a ti en una tostada
untada con mantequilla!
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Colitaverde y Dragamari:
¡MERME LADA DRA GÓN ME PARA CORA ZÓN!
Escena cuarta (en el bosque cercano a la cueva) Narrador: Los humanos mimosines,
mastuerzos y descarados han llenado de pasquines desde el suelo hasta el tejado ¡Se buscan dragones verdes con escamas o sin ellas, vivos, muertos o apagados. Por el bien de una doncella!
Estos cazarrecompensas prestos están al ataque con redes y botes con palos y potes, dispuestos a confitar el primer dragón que vean... vivos o muertos, activos o extinguidos... ¡Mermelada de dragón, se me parte el corazón!
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ACTO segundo Escena primera (en el bosque cercano a la cueva)
ZAS pum
paff ¡Ay! C his m o p ¡Mamá! Crash ¡Uf! Pin ¡Ahá! ¡Uy! 14
¡Ahí va!
Narrador: Uno, dos, tres y cuatro,
cinco, seis...¡Menudo plato! Los humanos ricachones pagarán bien los dragones. ¡Mermelada de dragón, el tarro valdrá un millón! Grandes cadenas de hierro arrastran los prisioneros llorando lágrimas verdes, lágrimas de pena y miedo. Eufóricos sus captores les empujan y abuchean. Con una pluma de buitre en sus colas les arrean. ¡Mermelada de dragón, se me parte el corazón!
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Escena segunda (en el interior de la caverna) Narrador:
En la caverna reinaba un silencio sepulcral, no se oía ni un suspiro ni una palabra de más En mitad de aquella calma se armó la marimorena; parecía como si alguien tirara de la cadena. Con su real parsimonia salió Dragundio del váter, totalmente ajeno a todo, incluso a aquel disparate.
Dragundio: ¡Dragundia, querida mía!
¡Mira lo que dice aquí...! ¡Dragundia, revoltosilla, hojita de perejil!
¡Vale ya, Dragundia, vale... no te escondas más así! ¿Quieres jugar? ¡Me la quedo! Uno, dos, tres, cuatro... ¡Ayyy!
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¡Dragundia, ya estoy cansado, sal ahora mismo de ahí! ¡Dragamari, picarona! ¿Queréis reiros de mi?
Narrador:
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súbditos de mis entrañas? ¡No me dejéis tan solito, tengo miedo a las arañas!
¡Ganas de juerga no faltan! ¿La buscáis? ¡Pues yo, tranquilo! En este banco me siento y de paso me espabilo.
¡Dragona de brezo y musgo, chatilla verde botella! ¡No puedo ni imaginarme lo que voy a hacer sin ella!
Después de dos o tres horas el rey Dragundio flaquea. ¿Será verdad... será broma? Le causa nervios la espera.
¡Dragamari, niña mía! ¡Niña de mis ojos verdes, me voy directo a la tumba si un día tú te me pierdes!
Dos horas y diez minutos más tarde se pone en pie. Dragundio: ¡Mi paciencia estáis colmando, como broma ya está bien! Narrador:
Dragundio: ¿Dónde estáis, queridos míos,
El rey Dragundio I por primera vez sospecha y sale a buscar vecinos tan raudo como una flecha.
¡Panadero, fiel amigo! ¡Flores, mi buen peluquero! ¡Colitaverde esmeralda... yo sin vosotros me muero!
Escena tercera (en la cárcel del pueblo) Narrador:
Seis dragones verde oliva prendieron los inhumanos. Sus morritos de morera entre rejas asomaron. La hija del rey, Dragamari, Colita de enredadera, la noble reina Dragundia y otra dragona muy buena. Tres pinchos, el panadero, y su amigo Barbarrala. Todos estos dragoncillos cayeron en la emboscada. Seis enormes huevos blancos se dejaron en la cueva, huevos de dragón ocultos en esas tibias tinieblas. ¡Ay! Se lamenta la madre llorando a todo llorar. ¡Triste es estar encerrado! ¡Qué hermosa es la libertad!
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¡QUÉ HERMOSA LA LIBERTAD!
Escena cuarta (en la cárcel del pueblo) Narrador: Los cautivos verde hoja
Madre:
vestidos de pena azul, con un nudo en la garganta entonan juntos un blues.
patoso de noble cuna ¡Libérame de este encierro antes que salga la luna!
Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
Mis hijitos cuando salgan qué perdidos estarán, sin una mano de escamas que los guíe al caminar. Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
3Pinchos: Repámpanos de verde uva,
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Dragundia: Rey mío, tallo de acelga,
Dragamari:
¡Corazón de los captores, duro hueso de aceituna! ¡Han dejado a mi buen padre más solito que la una! Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
Colitaverde: ¡Ay, qué tristeza que siento,
hojita de yerbabuena ¡Qué haré yo en esta mazmorra atado de una cadena!
mi cueva nunca veré, mis amigos, mi carrito...! ¡De pena me moriré!
Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
Flores: En un perolรณn de barro
ya se oye cacharrear, el humo de la fogata nos empieza a calentar.
Blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues, blues.
BLUES Blues
Blues Blues
Blues
Blues 27
Escena quinta (en la plaza del pueblo) Narrador: Guisanderos han venido
de París y de Calcuta para hacer la mermelada de dragón, canela y fruta. Los secretos orientales al parisién no convencen y entre dimes y diretes los gastrónomos se pierden. Los dos discutiendo siempre si son cocidos o asados los dragones pesarosos. ¡Qué histeria de confitado! El fuego ya está encendido, el azúcar preparado, los dragones tras sus rejas aguardan desesperados. La niña salta de gozo, con la suya se saldría, las escamas por los suelos acentúan su alegría.
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Hija de malos parientes por un capricho baboso a seis dragones valientes metiste en el calabozo.
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¡MERME LADA DRA GÓN ME PARA CORA ZÓN!
ACTO tercero Escena primera (En el interior de la caverna) Narrador:
Los templados huevos blancos están a punto de abrirse y el rey Dragundio I de pena quiere morirse. Él no sabe que en su reino, pronto tendrá compañía, de dragones pequeñajos será madre, abuelo y tía. Se presenta sin permiso la nueva generación. ¡Pobrecito el rey Dragundio, nurse sin preparación! Despacito, uno tras otro, los bebés al mundo salen. Saludan a la vida todos y preguntan por su madre.
Huevo nº 1: ¡Hola día! ¡Hola madre!
¿Qué pasa? ¿Es que aquí no hay nadie?
Huevo nº 2: ¡Hola vida! ¡Hola sol!
¡Ya hemos salido los dos!
Huevo nº 3: ¡Hola cueva! ¡Hola brisa!
¿Estoy saliendo deprisa?
Huevo nº 4: ¡Hola cielo! ¡Hola flor!
¡Yo me quito el cascarón!
Huevo nº 5: ¡Hola risa! ¡Hola agua!
¿He nacido sin enaguas?
Huevo nº 6: ¡Hola llanto! ¡Hola sal!
¿Mi mamá dónde estará?
Huevo nº 1: ¡Somos igualitos!
¿Somos hermanitos?
Huevo nº 2: ¡Yo creo que si,
me parece a mi!
Huevo nº 3: ¿Qué podremos ser,
grandes o bebés?
Huevo nº 4: ¡No sabemos nada!
¿Seremos tostadas?
Huevo nº 5: ¡Tengo mucha hambre,
que venga mi madre!
Huevo nº 6: ¡Ya veo a nuestra mamá
en la puerta de la gruta
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Dragoncillos:
¡MAMAÍTA, MAMAÍTA, AQUÍ TIENES SEIS RECLUTAS!
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Escena segunda (en el interior de la caverna) Narrador:
El rey dragón se pasea cabizbajo por la cueva, una tenue vocecilla hasta sus oídos llega.
Dragoncillos: ¿Dónde te habías metido,
mamaíta descastada? ¡Queremos estar contigo, comer uvas y ensalada!
Dragundio:
Dragoncillos: ¡Mamaíta, mamaíta! Narrador:
Dice a coro la camada.
Un día tuve una tribu, ¡valiente casta dragada! Vosotros, pequeños míos, sois de la última hornada.
Dragoncillos: ¡Mamaíta, mamaíta! Narrador:
vuelve a oirse la llamada. El rey Dragundio medita, da dos pasos y se para.
Dragundio:
¿Es que me engaña la vista o es que me he vuelto majara?
Narrador:
Los pequeños abrazaban a su hermosa madre verde. Pasmado, el rey repetía: ¡Seis dragoncillos dementes!
Dragundio:
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¡Que no soy vuestra mamá, monicacos papanatas! ¡Soy señor de la caverna, llevo corona de plata!
Yo fui señor de dragones y ahora mismo no soy nada; Tuve familia y amigos, volcanes de menta y nácar. Dragón 1:
¿No eres tú nuestra mamá y no es ésta nuestra casa?
Dragón 2:
¿Dónde está mi mami verde? ¡Mamita color manzana!
Dragundio: No sé, un día se perdió
mi estirpe tan adorada, mientras yo, plácidamente, toda mi tripa vaciaba.
Dragón 3: ¿Cuántos vecinos tenías
a tu cargo en el portal?
Dragón 4: ¿Cómo se llama mi madre
si no es mucho preguntar?
Dragundio: Vuestra madre, Madreselva,
le decimos madre a secas, tiene los ojos muy verdes y el cuerpo lleno de pecas.
¡Ay, qué dolor cuando pienso en mi prole de pilistra, el corazón se me para y se me nubla la vista. Dragón 5: ¿Por qué no vas a buscarlos
si tan grande pena tienes?
Dragón 5: ¿Trae, buen rey, a nuestra mamita
de vuelta, pronto, a casita!
Dragundio: No puedo, no soy capaz,
ya lo he intentado otras veces. Cuando iba a cruzar el río me daban miedo los peces.
Éramos siete dragones de narices apagadas, felices, vegetarianos, de verde piel escamada.
Volví a intentarlo más tarde, me fui por otro camino, pisé una huerta sembrada, y me asusté con un pepino.
Con estos monicaquillos yo no sé como apañarme, siempre preguntando cosas como si fuera su madre.
Soy un rey muy cobardica y así me acepto a mí mismo, pero en estas circunstancias me causa desesperanza
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Dragoncillos: Nosotros te ayudaremos,
no tenemos miedo a nada, ya que nada conocemos, nacimos esta mañana.
¡MERME LADA DRA GÓN ME PARA CORA ZÓN! 36
Escena tercera (en el bosque) Narrador: Dragundio se echó a la calle
pálido como la cera, seguramente escoltado por seis bebés color pera.
Se dirigen todos juntos hacia el cercano poblado. Hasta el vuelo de una mosca les produce sobresaltos. Dragundio quiere volverse, los dragoncillos le empujan, sudando gotas de tinta, la tripa le hace burbujas. Anda que te anda y anda, se van acercando al pueblo, luces de muchos colores se divisan desde lejos. Conforme se acercan suena una gran algarabía, murmullos, risas, jolgorio y una triste melodía.
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Prisioneros: Ya nuestro infame suplicio
pronto está por terminar; este inútil sacrificio a nadie aprovechará
¡Ay de la verde esperanza, las horas están contadas! ¡Si el rey Dragundio pudiera evitar la salvajada!
Escena cuarta (En la plaza) Narrador:
Sobre leña de cerezo un perol con agua hierve. Los dragones enrejados se despiden entre dientes. Ya llegó la hora nefasta. ¡Adiós, queridos amigos! Tenían erguida la frente y el alma, atada de un hilo.
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El ricachón da la orden: ¡Que empiece ya la faena! Los cocineros, los pinches, con los aliños se esmeran. Se mastica la tragedia, el silencio corta el aire; pensando en su confitura la gorda ya se relame. ¡Mermelada de dragón, se me para el corazón! Con asombro y boquiabiertos y la mosca en las orejas, contemplan a sus vecinos temblorosos tras las rejas. Dragundio: ¡No me cabe en la cabeza
lo que acabo de escuchar! ¡A mis congéneres verdes los pretenden confitar! ¡Mermelada de dragón! ¡Qué asunto tan espantoso! ¡Que la tomen de ciruela si quieren dulce verdoso!
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¡MERME LADA DRA GÓN ME PARA CORA ZÓN!
Narrador: Entre sombras escondidos,
ocultos y agazapados, deciden rotundamente liberarlos del asado.
Dragón 1: ¿Con qué herramientas contamos
para la liberación?
Después de enfadarse un poco, el motivo, ya lo tienes, soplar muy fuerte, muy fuerte... ¡Hagamos la prueba, nenes! Narrador: Panochas de grano tierno
Dragón 2: Con la fuerza de las manos
les sirvieron de ensalada; racimos de moscateles comieron de una sentada.
Dragundio: El valor lo desconozco. Narrador: Dice Dragundio a su gente. Dragundio: Podré ser rey, justo, bueno...
Con un mosqueíllo sordo y poco a poco soplando, anillos de denso humo por el morro van soltando.
y el valor del corazón.
pero jamás fui valiente.
Dragón 3: Si fuéramos pendencieros
nuestras lenguas arderían, por nuestras chatas narices negra humareda saldría.
Dragundio: Yo sé un truco muy añejo
para el ardor de nariz, comer uvas con pellejo y ensalada de maíz.
Pensando en las desventuras que sufren sus camaradas, el enfado va en aumento y surgen las llamaradas. Fumarolas, solfataras, fuegos de noble grisú van saliendo de sus bocas cubriendo el cielo de tul.
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Al cabo de un par de horas se va espesando el ambiente, tosiendo a pleno pulmón empieza a escapar la gente. ¡Qué humareda, qué sofoco! Madre: Narrador: Se lamenta Doña Reme. Madre: A menos que pare un poco, me va a dar a mí un telele.
Padre: ¡Qué nostalgia, qué penita! Narrador: Grita el papá de la niña. Padre: Con esta niebla tan densa
de Ourense tengo morriña.
Narrador: Dragundio y su comitiva
se adentran en la espesura, entre el humo camuflados, abren puertas con premura. Tres Pinchos, Colitaverde, Dragamari, Flores... todos van pintando una sonrisa en sus caritas de moho.
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Dragundio: ¡Vamos pronto, compañeros!
Niña: ¡Rayos, truenos y centellas!
¿Qué ha ocurrido en este tiempo? ¡Las cárceles están vacías, no se oye ni un lamento!
¡Salid sin decir ni pío, antes de que nos descubran y nos busquen otro lío!
¿Qué pasó con los bichitos? ¡Mi merienda se esfumó! ¡Me estoy muriendo de rabia, os aborrezco a los dos!
Narrador: Andando con pies de plomo
y corazón de gacela se dirigen los dragones ¡Por fin! de vuelta a su cueva. ¡Mermelada de dragón, se libraron del fogón!
Escena quinta (En la plaza)
Madre: ¡Cálmate niñita mía,
te va a subir la tensión! ¡No merece tal sofoco, tal berrinche la evasión.
Niña:
Padre: ¡Para de llorar mocosa,
se está colmando mi saco! ¡Si sigues en ese plan, te vas caliente a tu cuarto!
Narrador: Se diluye la neblina
y el cielo se vuelve azul. La niña gorda y sus padres no pueden decir ni mu. Pasando el primer momento recuperan la palabra. La bruja pava y caníbal inicia su abracadabra.
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¡Buaaaa! ¡Buaaaa!
Niña:
¡Buaaaa! ¡Buaaaa!
Madre: En cierto modo me alegro
de que se hayan escapado. De tanto oir sus lamentos tenía el corazón parado.
Niña: Si seis dragones viscosos
Madre:
Padre: ¡Niña estúpida y grosera,
Narrador: Aquí se acaba la historia
más que tu hija te importan, ¡Vete a tomar viento fresco, a asar monos o a la porra! no hables así a tu mamá! ¡Se está rifando una tunda y tú te la quedarás!
Cuando la sueltes, marido... ¡Hazme el favor, me la dejas! Le daré un buen par de azotes y un tirón de las orejas! de una niña malcriada, que, por suerte para algunos, se quedó sin mermelada. 47
epílogo Narrador: En una profunda sima
toda forrada de plata vivían dragones verdes de hermosa lengua escarlata. Felices correteaban entre las estalagmitas; llenaban tarros y latas de unas enormes marmitas. Mermeladas confitaban, eran su especialidad, a todos los visitantes regalaban con afán. De cereza, de naranja, de melocotón, de fresa, de arándanos, de grosella y la verde... de ciruela. ¡Mermelada de dragón ya termina la función!
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Cartel anunciador de la Ăşltima representaciĂłn de Dragones en conserva, realizada por los alumnos y alumnas del C.E.I.P. PrĂncipe Felipe de Motril (Granada). Junio 2008
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