MUJE R ES (con)
MAYÚSCULAS
Segunda Edición
HOMENAJE CLARA CAMPOAMOR 2016-2018
Ayuntamiento de Salobreña
Concejalía de Igualdad
MUJE R ES (con)
MAYÚSCULAS
Segunda Edición HOMENAJE CLARA CAMPOAMOR
2016-2018
Ayuntamiento de Salobreña
Concejalía de Igualdad
Créditos: ©Edita: Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Salobreña ©Entrevistas y adaptación de Textos: Eduardo Cruz Casanova y Pilar Pérez Fernández, excepto páginas 14-15 y 18-19.
Diseño y maquetación: Eduardo Cruz Casanova-Visión Natural ©Fotografías: Archivos particulares de las distintas mujeres homenajeadas y/o sus familias. Imprime: Imprenta Comercial Dep. Legal: GR 397-2019
©Queda prohibida la reproducción total o parcial de los textos o imágenes que aparecen en esta obra sin el permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
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Salobreña
8/marzo/2019
El homenaje CLARA CAMPOAMOR se viene celebrando desde 2012, organizado por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Salobreña, dentro de los diversos actos que giran en torno al 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Nuestro objetivo es ir más allá de la conmemoración propia de ese día, por lo que cada mes de marzo se convierte en un periodo común de reflexión y reivindicación, con numerosos eventos organizados por el área junto al Consejo Local de Igualdad de Salobreña. El desafío por alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres debe ser una preocupación central y permanente, que trascienda a la fecha simbólica del 8 de marzo. El homenaje Clara Campoamor se ha convertido en uno de los actos centrales del mes y tiene como objetivo dar a conocer la importancia de mujeres anónimas y del movimiento asociativo femenino en el desarrollo de nuestro municipio y en la lucha por la Igualdad. Para que el testimonio de estas mujeres no caiga en el olvido, se edita este segundo volumen cuya primera edición se publicó en 2016. Una iniciativa con la que se pretende impulsar una reflexión sobre los progresos alcanzados por las mujeres, una llamada a continuar con la lucha contra las desigualdades, pero sobre todo un reconocimiento al valor y la determinación de tantas mujeres anónimas que han tenido un papel extraordinario en la historia de
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nuestro pueblo y a las que, mediante esta publicación, les mostramos nuestro agradecimiento y respeto. La primera edición de MUJERES (con) MAYÚSCULAS, recogía las historias de las que fueron protagonistas en el homenaje Clara Campoamor, desde 2012 a 2015: las mujeres que regentaron los primeros y emblemáticos chiringuitos en Salobreña, junto a mujeres emprendedoras y mujeres singulares y muy conocidas de Salobreña, Lobres y la Caleta, cuyas vidas han sido ejemplo para todas. La historia está llena de mujeres que fueron pioneras en muchos aspectos y que contribuyeron de forma decisiva al curso de la misma. Sin duda, ellas lo son. Este segundo libro recoge las vidas de las mujeres protagonistas de los homenajes celebrados de 2016 a 2018. Maestras pioneras en su profesión, o las que lo fueron durante la transición, así como mujeres emprendedoras desde su juventud. Porque romper el techo de cristal no es “hacer cosas de hombres”, es ocupar un espacio que por derecho nos pertenece en igual medida y que tradicionalmente se nos ha negado por el simple hecho de ser mujeres. Con el ejemplo de estas mujeres, y otras muchas que en ellas se reflejan, se persigue construir un modelo juntas; porque la experiencia de una mujer nos beneficia a todas. Mª Eugenia Rufino Morales
Alcaldesa de Salobreña
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Qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis que son tantas. No habríamos sobrevivido a los avatares de la vida sin otras mujeres conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra. Cuántas madres han sido figuras fundantes, transmisoras de nuestra lengua y con ella de los cimientos de nuestra visión del mundo, y coautoras de nuestra identidad. Cuántas han sido sostén de sus hijas a lo largo de la vida. Qué mujer no ha tenido el apoyo cómplice o lo ha dado a alguna hermana, tía y prima, suegra y cuñada. Desde el entendimiento o el conflicto las parientas se han apoyado en el día a día. Qué decir de las abuelas y las nietas en mágicos encuentros generacionales y de las hijas que en las vueltas de la vida acaban siendo madres de sus madres. Y las amigas, las compañeras y las colegas que acompañan a otras en riesgo por infinidad de cosas. Las mujeres que nos han curado y cuidado, las que nos han enseñado el mundo, con íntima cercanía por encima de los tabúes y normas sociales. Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres? Marcela Lagarde
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Homenaje 2016 Mª Dolores Palomino Molina Aurora Corral Ocete Teresa Adriana Criado Reche María Díaz Núñez Adela Medina Núñez Concepción Quirantes Aragón
Este es un día de enorme significación para la Mujer de Salobreña, porque con este acto de homenaje queremos reconocer públicamente la trayectoria profesional y también personal de estas mujeres singulares, valientes y fuertes como Maestras que comenzaron a ejercer su profesión antes de la Democracia en nuestro país. En España, el derecho a la Educación de las mujeres es muy reciente. Con las escuelas de barrio, a finales del siglo VIII, la mujer se incorpora a un espacio público reconocido oficialmente donde aprender un oficio: hilados, tejidos, linaza, etc. Aprender a leer y escribir era optativo. La transformación de la sociedad a lo largo de este tiempo hasta nuestros días ha sido espectacular gracias a estas mujeres, cuya profesión ha sido cien por cien vocacional!
*Por distintos motivos, algunas de las mujeres homenajeadas de este año, han declinado aparecer en este libro aunque están presentes sus nombres igualmente, a modo de reconocimiento.
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Mª Dolores Palomino Molina
Nacida en Salobreña, la desgracia hizo que su madre quedase viuda cuando ella contaba con tan solo un año de vida pero, a pesar estas circunstancias adversas, tenía claro que su hija estudiaría; y así ocurrió. Con diez años ingresa en el colegio de la Compañía de María de Granada hasta que termina la carrera de Magisterio con dieciocho años. Se casa con veinte años y tiene cuatro hijos, pero ella quiere ejercer de maestra, que es su auténtica vocación laboral y comienza a dar clases particulares a niños y niñas de distintas edades. Recuerda que las madres decían: -usted le enseña a leer y escribir-. Continúa durante aproximadamente cinco años, hasta que en 1974 tiene la gran oportunidad de hacer una sustitución y accede al sistema educativo como interina, teniendo varios destinos: primero Salobreña, después Castell de Ferro y una escuela unitaria en “Los Huecos de Albondón”, la Alpujarra granadina profunda, situada entre dos barrancos, lo que hace que tenga que andar dos kilometros por una solitaria vereda para poder llegar a la carretera nacional. La experiencia es inolvidable por muchos motivos, entre otros porque aquella escuela no contaba con luz ni agua. Aquí se prepara las oposiciones y, en 1978 las aprueba y se especializa en la disciplina de Pedagogía Terapéutica, destinándola entonces al colegio de Educación Especial Luis Pastor de Motril
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(APROSMO), donde permanece siete años. Resulta una andadura difícil pero a la vez le compensa la ternura y el cariño que recibe de sus agradecidos alumnos. -Fue un gran reto conjugar día a día las distintas discapacidades psíquicas, físicas y sensoriales del alumnado-. Nos recuerda Loli la anécdota de un niño invidente que, al cabo de unos años de dejar este colegio, por una calle de Motril, se paró de inmediato y le dijo: -¡Señorita Loli!- y la abrazó. -La he reconocido por la voz!- Por todo esto y mucho más ha merecido la pena la tarea realizada a lo largo de tantos años. Al fin, en 1993 se jubila en el colegio Mayor Zaragoza tras una satisfactoria carrera en el mundo educativo, quedando muy agradecida a todos sus compañeros y compañeras de profesión por el apoyo y consideración en los momentos difíciles y se muestra satisfecha de haber aportado su granito de arena. Estamos seguros de que, con la pasión que ha demostrado por su trabajo, si volviera a nacer, volvería a ser maestra.
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Aurora Corral Ocete
-No me tuve ni que plantear estudiar magisterio, mi padre era maestro así que aprendí a hacer garabatos en la pizarra antes que a hablar y andar-. Aurora es Salobreñera de crianza y convicción, como ella misma nos relata, ya que nace casualmente en Motril, pero a los tres días se vino a vivir aquí y hasta ahora. -Vivíamos donde está el hogar del pensionista, en las casas de los maestros; cada rato que tenía me sentaba con los niños pequeños, nací casi con la tiza en la mano-. Su infancia fue muy sencilla, en el colegio, como todas las niñas, jugando horas y horas en la calle. Sus recuerdos son juegos infantiles, el pilla pilla, el quema, la pelota. -En aquella época pasaban los pastores con las cabras, o las vacas, y los monderos subían con las cañas-. Era una niña inquieta, -siempre tenía las rodillas echadas abajo porque me tiraba por las cuestas; también cogíamos las rastras de los boniatos y nos fabricábamos cuerdas-. Aurora estudia libre y sola. Su padre le daba matemáticas, lengua, literatura, física… ya que luego debía ir a Granada a examinarse del ingreso. Posteriormente, los años de bachiller estudia en la casa e, igualmente, en junio se examinaba en Granada. -Los últimos cursos dejaba para septiembre el latín y la educación física; en verano venía un primo mío seminarista que me daba latín y, una semana antes de examinarme, mi madre se venía conmigo a Granada y contrataba a alguien de sección femenina para que me instruyera en tres días de todas las tablas de gimnasia, era agotador-. Estudiar
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así era muy duro, pero era lo que había y lo asumía así. Después, sus padres la meten interna en las Dominicas en Motril, para que no viniera en el autobús con los niños que venían de los frailes y, finalmente, estudia magisterio en Granada, en el colegio Calderón, que estaba en la calle recogidas. -Me exigían dos reválidas, una en el colegio y a los 15 días una en la escuela normal de magisterio-. Cuando aprueba las oposiciones, con 20 años, la destinan en la escuela parroquial de niñas en el local de Acción católica, en la Bóveda, donde pasa nueve cursos escolares. -Cuando empecé daba clase en una escuela unitaria con 57 niñas correspondientes a 5 cursos, de 1º a 5º, fueron años maravillosos, nacieron mis hijos, había una comunicación muy especial con ellas-. Después concursa y saca la plaza en Salobreña. -Mis compañeras estaban en la Alpujarra, de pueblo en pueblo pero yo tuve mucha suerte-. Trabaja en el Teniente Vinuesa y luego en el Segalvina, en total 41 años de servicio. -He dado clase a 3 generaciones de salobreñeros-. Tras la jubilación, Aurora lleva una vida muy activa pero realizando solo las actividades que le apetecen, que ya se lo ha ganado. -He estado apuntada a todas las actividades posibles; ahora no tengo ganas de estar todo el día mirando el reloj-.
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Teresa Adriana Criado Reche
Nacida en la provincia de Jaén Teresa Adriana se decide a estudiar magisterio por vocación y entre los años 1964 y 1973 trabaja como maestra de párvulos en la escuela parroquial “San Patricio” de Málaga donde pasa sus primeros años de enseñanza. -Fue muy especial porque era mi primer destino y eso siempre se recuerda. Tuve muy buenos compañeros y compañeras de los que aprendí mucho. Fueron años estupendos en los que Disfruté con los pequeños-. Tras finalizar esta enriquecedora etapa, se plantea que debe prepararse las oposiciones para poder conseguir una estabilidad laboral y no andar de aquí para allá cada año; y así lo hace. -Dediqué todo el curso 74-75 a estudiar y, como tenía familia en Barcelona, decido presentarme allí; en aquel momento me pareció un destino interesante-. Ese mismo año de 1975 se presenta a la convocatoria y, satisfactoriamente las aprueba obteniendo la plaza definitiva en propiedad en ese mismo año. La plaza se la dan en el colegio nacional “Tirso de Molina” en el polígono de la Mina, uno de los barrios más difíciles de Barcelona. Otra nueva experiencia con alumnas y alumnos de 3º, 4º y 5º de primaria. -La mayoría de ellos eran emigrantes andaluces y la relación era estupenda, tanto con ellos como con mis compañeras y compañeros de trabajo. Me sentía
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realizada y muy feliz en aquel ambiente educativo-. Al término de estos tres años, empieza a vislumbrarse la nueva dinámica lingüística del uso del catalán en las escuelas y entonces decide concursar para volver a Andalucía; -No veía claro lo de tener que aprender otro idioma, en este caso catalán, para trabajar así que opto por volver en el año 1978-. Obtiene la propiedad definitiva este mismo año en Salobreña. -Así vine a Salobreña en el año 1978 y desde el 78 al 2009 que me jubilo, estoy aquí-. Treinta y un años de trabajo en Salobreña y varias generaciones de niños y niñas que han pasado felizmente porque, según ella misma nos relata: -he disfrutado mucho con los diferentes cursos que tuve durante ese tiempo; han sido años maravillosos e inolvidables-. Tras su jubilación, decide quedarse a vivir en Salobreña, lugar al que, con los años, ha cogido un cariño especial. Su tiempo ahora lo dedica a realizar un sinfín de actividades y a viajar, sobre todo a Linares, donde todavía tiene a parte de su familia.
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María Díaz Núñez
Nace en La Caleta hace 72 años en una familia de seis hermanos en la que su padre era encargado de taller en la fábrica Agrela. -Para poder ir a clase había que ir a La Guardia donde daba clase doña Mercedes-. Cuando cumple diez años la maestra les comenta a sus padres que tiene cualidades para el estudio y que quiere ser maestra como ella. -Al principio, en bachiller tenía que ir andando hasta Salobreña donde cogía un taxi con otros estudiantes. Después vino un director a la fábrica donde trabajaba mi padre que llevaba a sus hijas a clase en una furgoneta y yo me iba también-. Cuando termina se marcha a Granada a una residencia que, con mucho esfuerzo consiguen pagar sus padres, a los que le está infinitamente agradecida. -No podía suspender porque si no se me acababan los estudios-. Cuando acaba la carrera, al no haber oposiciones ese año solicita una plaza de interina donde y, a los pocos meses la llaman para ir a Montejícar, a una escuela hogar de monjas con niñas que vivían en cortijos. -Estaban encantadas conmigo porque las llevaba de excursión-. De ahí pasa a Guadahortuna, al cortijo de Doña Marina, y al de la Caldera de Albondón, ambos sin agua y sin luz. También pasa un año en La Caleta y otro en Salobreña cuando todavía estaban las clases por todo el pueblo y había segregación por género. Después la destinan en La Rábita, Albuñol
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y Molvízar donde trabaja durante 14 años. Finalmente regresa a Salobreña donde ya se jubila. -He ido allí donde me han mandado, siempre he sido muy aventurera y he participado en todos los proyectos que los colegios han organizado. He sido coordinadora del programa de salud bucodental, miembro en los consejos escolares, etc.-. Fuera del horario escolar ha participado en cursos, excursiones, itinerarios, visitas a museos a través del centro de profesorado de Motril; ha formado parte de grupos de trabajo y seminarios de matemáticas, medio ambiente, medios audiovisuales, sociales, y del grupo de trabajo de patrimonio. -Siempre he tratado a mis alumnos como a mis hijos, he querido para ellos lo mismo que para los míos. Les he enseñado valores, he sido muy recta y he exigido mucho pero siempre por su bien-. Hasta aprendió Braille para poder dar clase a un alumno invidente. -Ahora, después de la jubilación no paro se hacer cosas, la piscina, las excursiones al campo, informática, inglés, gimnasia, yoga, hasta hago bolillos-.
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Adela Medina Núñez
Adela se define como -muy de Salobreña, nacida y criada aquí; el mar, para mí, es fundamental-. Desde pequeña mostró una temprana vocación por las carreras de magisterio o enfermería, decantándose finalmente por la primera opción. -Me fui a Motril a las Dominicas donde hice hasta el bachiller superior-, recuerda, -nos íbamos en un taxi varios niños y niñas hasta que pusieron la alsina al aumentar el número de alumnos que iban a Motril-. Después marcha a Granada a estudiar magisterio, que, según ella, no se termina hasta que se sacan las oposiciones. -Mientras las preparaba dieron comienzo los primeros cursos de educación especial con tal suerte que la señora que daba clase aquí se apuntó a dicho curso y habló con el inspector para costear ella una sustituta. Así empecé. Hay gente que no quiere trabajar en sus propios pueblos, pero yo sí-. Posteriormente la plaza se cubrió con un maestro interino pero la casualidad quiso que no le gustase Salobreña y volvieron a contar con ella, esta vez con un contrato de 40 días. -Al año siguiente estuve en el Príncipe Felipe en Motril, en unas escuelas prefabricadas que había para los niños de los cortijos; allí estuve tres años. Después saqué las oposiciones y, como me había ido muy bien en ese colegio, lo cogí como destino provisional-. En aquella época era una zona deprimida, con niños con problemas pero la experiencia fue gratificante. Tras este destino va a La Rábita, Motril, y Salobreña el año en que se pone en funcionamiento el parvulario y, al año siguiente le con-
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ceden la plaza definitiva en la provincia de Murcia, en un anejo de Caravaca, con frío y nieve. Recuerda esa etapa como algo maravilloso a pesar de las condiciones tan duras; Adela aprende muchísimo: -Allí los maestros éramos muy valorados, casi una institución. Todo el mundo se volcaba en las actividades; una vez hicimos un belén viviente y, gente mayor que no había salido de su casa en 4 o 5 años fueron al salón de actos a verlo-. Después viaja a Castell de Ferro, donde permanece ocho años, también muy a gusto. -El primer año me quedé allí pero luego, como mis padres eran mayores, iba y venía todos los días, con la carretera tan mala que había antes, hasta que en el año 90 me dieron una comisión de servicios y estuve en el Segalvina, en Educación especial-. Al año siguiente concursa y, por fin consigue su plaza definitiva en El Mayor Zaragoza, en las especialidades de matemáticas y ciencias naturales. -Para mí fue el relax total, trabajar con ilusión y conocer gente estupenda. Cada año me gustaba más mi profesión-. Ahora, jubilada, puede dedicarse a viajar y a un sinfín de actividades que van desde salir con sus antiguos compañeros hasta encaje de bolillos.
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Homenajes 2017 Mª Teresa Ariza Periáñez Beatriz López Robles Mª Carmen Cubero Márquez Elvira Burell Sánchez Mª Carmen Jiménez Martínez Francisca Ruiz Estévez
Es necesaria una reflexión sobre los progresos alcanzados por las mujeres, una llamada a continuar con la lucha contra las desigualdades, pero sobre todo una celebración del valor y la determinación de muchas mujeres anónimas que han tenido un papel extraordinario en la historia de nuestro pueblo y a las que, mediante este homenaje, queremos mostrar nuestro agradecimiento y respeto. En esta ocasión, las homenajeadas son maestras que han dedicado toda su vida profesional y también su vida personal a la enseñanza infantil y primaria en nuestro municipio. Quizás una profesión feminizada, es cierto, pero a la vez conlleva más esfuerzo y responsabilidad, porque esos dos conceptos son intrínsecos al hecho de ser MUJER.
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Mª Teresa Ariza Periañez
Granadina de nacimiento, vive durante mucho tiempo en Chimeneas, situado en la comarca del Temple, con sus tres hermanos y sus padres, que trabajaban allí. Con diez años ingresa en un internado de religiosas de la Compañía de María en Santa Fe donde cursa los estudios hasta acabar bachiller. Una vez acabado este, se plantea dos opciones en el ámbito formativo, hacer la carrera de farmacia o magisterio. -Mi padre tenía una farmacia y a mi me encantaba ayudarle y despachar con él, pero mi madre era maestra de infantil (había estado con ella en párvulos) y eso también me tiraba-. Aconsejada por ella y, pensando que era el trabajo que mejor iba a poder compaginar con su vida familiar -un planteamiento más que habitual en aquella época-, empieza magisterio en el internado siendo muy jovencita, aunque al final lo acaba en la Escuela Normal de Granada, por libre ya que tenía que ayudar en la farmacia a su padre. -Oposité, aprobé a la primera y me mandaron a Pitres, en la Alpujarra. Durante ese año preparé mi boda y me casé el 16 de julio-. Posteriormente destinan a su marido a Salobreña y, por el bendito derecho de consortes puede venir con él a una plaza que queda libre. -Por aquel entonces las escuelas estaban diseminadas por el pueblo en unidades y separadas por sexos-. Mientras imparte clases, se matricula en traduc-
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tores en la modalidad de bachiller en lengua francesa y obtiene el título para poder dar clase de francés a sus alumnos de la segunda etapa. -Años después se puso en marcha el Juan Ramón Jiménez y me propusieron como directora. Nunca di clase pero me ocupé de todas las labores administrativas durante seis años hasta que me vine a Granada, al colegio Tierno Galván donde ya me jubilé en 2006-. Nos cuenta que fue un acierto estudiar la carrera de magisterio porque para ella la escuela ha sido la mayor alegría de su vida. -Me ha acompañado esa ilusión y esa alegría desde el primer momento, creo que en eso me parecía a mi madre-. A partir de ahí empieza su prolífica andadura literaria y publica “Si las pizarras hablaran”, “Cantos rodados”, “Con la misma piedra” y “Rondó a cuatro manos”. Además de participar en recitales y presentaciones de otros autores y amigos, es también la presidenta del coro Milenium de Granada, y toma clases de piano y canto coral. Una vida plena.
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Beatriz López Robles
Nace en Huétor Tájar aunque pasa media infancia en Villanueva de Mesía, en el seno de una familia humilde con muchos hijos. -Mis padres, sin tener una gran cultura nos enseñaron que era necesario aprender y los pocos libros que había los devorábamos-. Su padre es, en aquella época, el guarda de la presa del río Genil y del canal de riego. -Jugábamos a los maestros, a enseñar a leer; unos hermanos hemos enseñado a los otros-. Para colaborar con la economía familiar, desde los trece años realiza tanto tareas en la casa como en el campo y en una fábrica en el pueblo, lo que compagina con la recogida de la aceituna o el envasado de tomates. Además de esto, los veranos de los 15 y 16 años los pasa en Barcelona fregando platos en un hotel. -Después, me presentaron a beca y me fui a estudiar a Granada el bachiller y luego magisterio, que era mi vocación desde niña, y que estudié a la vez que impartía clases particulares de casa en casa-. Beatriz es muy buena estudiante, consiguiendo los mejores resultados en ciencias. -Un año me dieron la matrícula de honor de literatura aunque yo era muy buena en ciencias y querían que estudiase exactas, pero a mí me gustaban mas los niños chicos que los grandes y, además, estudiar magisterio era un modo más rápido de acceder al mercado laboral-. Allí conoce a Antonio, su marido. -Cuando terminé el año de prácticas se nos planteó el dilema de qué hacer; lo lógico era irnos juntos al mismo sitio, así que decidimos casarnos-. Así, trabaja el primer curso en el Carmelo, donde
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había estudiado, mientras que Antonio viaja a Almuñécar. La cosa no gustó ya que después de tres años juntos, la separación no fue agradable. -Así que pedí venir yo a La Caleta, donde estuve un año aunque viviendo estuvimos cinco años, dos en una casa alquilada y tres en una casa de maestros-. Después imparte clases durante unos meses en el puerto, pero consigue permutar con una maestra que estaba en La Caleta. -Al año siguiente estuve en Motril y luego ya me dieron el destino definitivo en Salobreña. Recuerdo que el director me gastó una broma diciéndome que me habían dado Socuéllamos o algo así, un nombre largo que empezaba por S, y era Salobreña-. Así comienza en la bóveda, en un bajo de la casa de Don Amador, dando clase a los párvulos hasta que, al año siguiente, abren el Juan Ramón Jiménez, donde desarrolla su carrera hasta su jubilación en el año 98. -Empezamos ocho en el parvulario pero cada vez había más alumnos y se amplió uniendo dos tutorías. Tengo muy buenos recuerdos del colegio. Hicimos cantidad de proyectos de innovación. Ahora llevo una vida relajada junto a mi familia, a la que agradezco todo el apoyo que me han dado siempre-.
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Mª Carmen Cubero Márquez
Comienza sus estudios en la escuela parroquial de la bóveda, con su maestra doña Pilar. -Desde pequeña he sido muy estudiosa así que mi maestra se puso en contacto con mi madre y le dijo que su hija valía para estudiar-. Dicho y hecho; comienza aquí la preparación para la obtención de la beca y la asistencia a las monjas a Motril. -Lo mío era la enseñanza; yo era muy de ciencias, pero era consciente de que con una beca era mucho más difícil sacar una carrera de ciencias y me decidí por magisterio-. Empieza su labor como maestra de escuela hogar, en la granja Mª Luisa, en los Ogíjares. -Soy de una generación en la que los maestros y maestras lo dábamos todo por la escuela, nadie miraba la hora para entrar ni para salir. Veníamos de haber vivido los coletazos de la dictadura y queríamos ayudar a que España progresara dándole los instrumentos a las generaciones futuras-. Empieza a trabajar en el año 74. El Mayor Zaragoza no estaba hecho todavía y las escuelas se encontraban donde está la pontanilla. Allí Estuvo trabajando dos años como provisional. -El que considere que la escuela es un trabajo es un error, los niños no son máquinas que las puedas parar, cada uno tiene unas necesidades diferentes-. Por aquellas fechas, su marido trabaja en Móstoles y, a fin de reunirse con él, solicita un destino cercano. -En aquella época era impensable irnos sin estar casados, así que nos casamos en un mes y medio-. Consigue su plaza definitiva en Espinoso del Rey, en los montes de Toledo, que no era
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Madrid pero estaba más cerca que Salobreña pero, con tan mala suerte que, dos días antes de la boda, el concurso es anulado debido a los numerosos errores del sistema informático que comenzaba a usarse entonces. -Nos casamos de todas formas el 14 de agosto y el 16 nos plantamos en la delegación de educación a solicitar un nuevo destino. Así pido que me admitan como provisional y en septiembre nos plantamos en Madrid en el ministerio a hablar con el ministro, la osadía de la juventud-. El ministro no los recibe pero consiguen la información necesaria. -Nos mandaron a Toledo y allí todo el mundo nos veían como intrusos pero, al enterarse de que yo pedía Valmojado, linde con la provincia de Madrid, la gente se relajó-. Allí permanece dos años hasta que concursa. -Había 50 pueblos; pedí 48 pueblos de Toledo y Madrid, 49 Salobreña y 50 el Varadero y me dieron Salobreña-. Y desde entonces hasta ahora. -La tierra nos tiraba mucho y dada la situación cambiamos los planes y la familia se vino al sur de nuevo-. Tras toda una vida dedicaba a la enseñanza, aún le quedan ganas de aprender; de momento estudia francés en la escuela de idiomas y lo que venga.
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Elvira Burell Sánchez
-Nací en una familia normal de gente trabajadora. Mi padre era pescadero, compraba el pescado y mi madre lo vendía en el mercado. Era una niña superfeliz junto con mi hermano, siempre en casa con mi abuela-. Recuerda que desde muy pequeña, cuando salía del cole juntaba a todos los niños del barrio y les daba clase en casa de su abuela. Ella jugaba a ser la maestra. Teniendo ella apenas diez años, su padre enferma y muere y su madre, para sacar la familia adelante tiene que ponerse a trabajar limpiando casas. -Un familiar le buscó trabajo en el colegio de las siervas de san José en Granada y allí se fue, y yo interna durante dos años-. Después y hasta sexto lo cursa en las dominicas de Motril pero tiene que abandonarlo porque allí no había el COU que ella quería hacer con el plan nuevo del 71. Cuando lo termina se va a Granada a estudiar magisterio de Ciencias Humanas en la Normal; -lo que siempre había querido ser, maestra para enseñar, pero estudiando mucho para no perder la beca porque si no hubiera sido imposible-. Al finalizar, realiza un curso puente para hacer Geografía e Historia (que aprobó) y a la par prepara las oposiciones que también consigue sacar. -Como no quedaban plazas para Salobreña me fui a Molvízar donde tuve muy buena acogida por parte del pueblo. Empecé dando infantil y acabé dando francés y lengua-. Al año siguiente viene a salobreña y el siguiente se desplaza para dar cla-
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se en Canarias. El mismo año que se pone en marcha el Juan Ramón Jiménez, vuelve a Salobreña con su plaza ya definitiva en este Centro, en el que ha estado 34 años. Durante este tiempo tuvo que volver a estudiar para hacer la especialidad de infantil en la Uned en Granada además de numerosos cursos en el Centro de Profesorado de Motril para continuar innovando en el aula. -Para mí no era un trabajo, me encantaba estar con mis niños, nunca eché de menos dar clase a los mayores que era para lo que en un principio me preparé-. Ahora ya jubilada no tiene tiempo de aburrirse, hace todo lo que antes no podía: le encanta la lectura y la música, ha sido alumna de la escuela de idiomas en las disciplinas de inglés y francés habiendo obtenido el B2 de inglés. -Me encanta estar en el cortijo y entretenerme con las plantas, cantar, viajar... disfrutar de mi familia, ya soy abuela. Teniendo en cuenta que me quedé sin padre muy pronto y que a mi madre la he disfrutado poco, la vida me ha venido bien. Desde los trece años he tenido a Paco a mi lado ayudándome en los malos momentos y dándome alegrías en los buenos-.
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Mª Carmen Jiménez Martinez
-Yo, desde siempre, quise hacer periodismo pero era la menor de cuatro hermanos, y en casa había un ambiente chapado a la antigua-. Mª Carmen Nace en Tíjola, en la provincia de Almería y con un año se traslada a Granada, a la primera casa que se hizo en el camino de ronda, que todavía era vega. -Para estudiar periodismo, como comentaba, había que irse a Madrid pero mi padre no me dejó, así que tuve que hacer magisterio en las monjas, pero sin ganas. Pensaba que en cuanto pudiera lo dejaría, pero no me fui-. Casi sin darse cuenta termina la carrera y empieza a trabajar con dieciocho años. -Me dieron las comendadoras de Santiago, una escuela hogar, donde yo estaba interna-. La experiencia no fue buena, según nos cuenta: -casi parecía una película de Berlanga-. Después se marcha a trabajar a Alquife y durante esos años empieza a picarle el gusanillo y a gustarle la escuela pero aún se resiste a sacar las oposiciones como último acto de rebeldía ante la obligada elección. -Como mi hermano también empezó a prepararlas, yo me puse con él y casi sin querer me las preparé yo-. Total, que aprueba. -Yo estaba en Jun por aquel entonces, muy a gusto y me dieron Salobreña, que yo no sabía ni donde estaba, aunque yo había pedido Carchuna, que era peor destino, las cosas de la edad. Luego cuando vine y vi que había un Centro específico de infantil, que era lo que yo quería, fue un lujazo-. Empieza entonces a plantearse que a lo mejor no estaba tan mal lo que pensaba su padre. -En el Juan Ramón Jiménez teníamos muchas ganas de innovar,
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de hacer cosas diferentes, en el 89 ya teníamos aulas de informática cuando nadie tenía, el trabajo por rincones, muchas cosas…Posteriormente asume la dirección pero la responsabilidad de que a ningún niño le pase nada le creaba una tensión permanente durante la jornada laboral. -Salí un poco cansada de los cuatro años de dirección y decidí irme al Centro de Profesorado, en el que había una vacante. Después hice las oposiciones de orientación y trabajé en Almuñécar, pero trabajar con los niños pequeños es especial-. Con ella tenían mucha autonomía, con el trabajo por rincones la presencia del maestro es casi prescindible, nos relata. Se generaba una relación de afecto entre maestra y alumnos. -Me gustaba mucho el momento de la entrada a clase, los niños te miraban como diciendo, a ver como viene ésta hoy y ahí se producía la conexión, era un momento mágico-. Ahora con el paso del tiempo y con las experiencias docentes vividas piensa que había cosas que podíamos haber aplicado en el aula. -Si a mí me dejaran, volvería al mismo lugar. No tengo intención de jubilarme mientras pueda, me encanta lo que hago. Ahora estamos haciendo un curso de formación a través del cine, es apasionante-.
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Francisca Ruiz Estévez
-La primera canción que aprendí fue la internacional, te puedes imaginar las ideas de mi familia, pero de tapadillo-. Recuerda a su padre diciéndole a ella y a sus dos hermanas que no había tenido hijos varones pero que las consideraba tan validas como los niños. -La mejor herencia que nos podía dejar era algo con lo que defendernos en la vida, un trabajo-. En aquella época tenían que ayudar en la panadería de tal forma que hizo la carrera por libre ya que no podía ir a Granada. -Me levantaba a las 8 de la mañana, cogíamos el autobús y nos íbamos a la academia de doña Trini en Motril. Allí estábamos todo el día. Luego llegábamos a la casa y tenía que hacer las tareas del horno y después me ponía a estudiar hasta la medianoche que es cuando tenía que preparar la levadura y me acostaba-. A lo largo de la noche todavía tendría que levantarse varias veces más para ayudar a poner el pan en tablas, cortarlo, pesarlo, etc. Pero ella lo tenía muy claro e iba sacando dos cursos en uno. A los diecisiete años se apunta en la lista de interinos y la mandan a la Alpujarra. -Me la recorrí entera. No quería hacer las oposiciones porque me parecía absurdo en aquella época y por rebeldía pero al final vi que no conducía a ningún sitio-. En esas fechas se casa y se marcha a Barcelona donde está dos años en un colegio privado y después, como obtiene el número cuatro en las oposiciones tiene la opción de elegir destino. Y elige irse a La Mina, un conocido barrio que recogía a las clases marginales y desfavorecidas de Barcelona. -Allí no entraba ni la policía, era otro tipo de en-
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señanza; allí aprendí muchísimo, me enseñó a ser maestra de verdad, a sentir que estaba haciendo algo de lo que me podía sentir orgullosa-. Allí conoce a Rosa Sensat que le enseña el valor de la palabra maestra. Al tiempo, regresa Salobreña con unas ideas un tanto distintas a las del resto: -Yo empiezo a no sentarme, mis niños se mueven, hacen, juegan, aprenden, aunque yo llegaba cansadísima-. Se había hablado mucho entonces en Andalucía de comenzar con la educación infantil a partir de los 3 años pero por diversas causas no se había implementado todavía. -Teníamos que suprimir dos clases y la delegada me dio la alternativa, o metemos dos clases de 3 años o tenemos que suprimir. Yo era la directora en aquella época. Era el futuro, no había duda, así que otra compañera y yo nos hicimos cargo de las dos clases de 3 años-. Son pioneras en Andalucía. -El primer año hubo pocos alumnos pero cuando vieron la diferencia que había entre los que venían de la año anterior y los nuevos, al año siguiente hubo una afluencia masiva y tuvimos que habilitar unas aulas viejas que había llenas de trastos-. Militante política desde su juventud, ha sido una mujer muy activa que ha desempeñado cargos de responsabilidad en el Ayuntamiento de Salobreña, llegando a ser concejala de cultura.
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Homenaje 2018 Alicia Rodríguez Peña Mª Angustias Medina Mingorance Rosalía Pérez Noemí Barajas Puñal Alicia Gómez Soblechero Isabel Garrido Asenjo Carmen Sánchez Armada Pepa Pérez Martín (Mención especial) Rosa Aguirre (Mención Especial)
Con esta séptima edición del Homenaje Clara Campoamor 2018, iniciativa de la Concejalía de Igualdad y del Consejo Local de Igualdad del Ayuntamiento de Salobreña, queremos hacer un RECONOCIMIENTO público a la trayectoria profesional y también personal de éstas mujeres emprendedoras que han consolidado trayectoria profesional en empresas de muy diversos sectores: hostelería, servicios, fotografía, moda, enología, que generan puestos de trabajo en nuestro municipio. Estas mujeres valientes, singulares y extraordinarias nos aportan que los progresos que ellas han conseguido son un ejemplo a seguir, nos indican que hay que seguir luchando por la igualdad, que su determinación en éste difícil sector muy masculinizado, es posible triunfar, y ellas lo han conseguido gracias a su esfuerzo y su talento.
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Alicia Rodríguez Peña
-Mi padre era de La Caleta y mi madre de Motril, así que se puede decir que mis orígenes están aquí-. Su relación con el mundo de la atención a personas comienza cuando ella y su marido regentan un campo de tiro en la provincia de Barcelona. -Como soy muy inquieta decido hacer un curso de terapia ocupacional. Cinco años más tarde se trasladan a Salobreña y empieza a trabajar en el sector y, estando en el Ayuntamiento gestionando una ayuda para un familiar, escucha que están buscando auxiliares para cubrir una baja. -Entonces le dije, yo tengo el titulo, si quieres me contratáis y probamos-. Y allí se quedó de auxiliar de ayuda a domicilio hasta 2009. -A raíz de la privatización del servicio me planteo que lo mejor es alguien que lo conozca desde dentro y decido buscar a alguien de confianza. Se lo planteo entonces a las personas que más me habían ayudado desde que llegué-, Mary (su socia) y su marido. -Le dije ¿Mary, vamos a montar una empresa? lo pensó un segundo y me dijo mmm, Vale-. Tomar la decisión no fue fácil ya que dejaba un trabajo estable en el Ayuntamiento para embarcarse con todas las consecuencias en una aventura apasionante. -Recuerdo que a los dos o tres días salió Zapatero diciendo “estamos en crisis”, y yo pensé, lo podía haber dicho tres días antes-. Alicia deposita el tema económico en manos de su socia, en la que tiene confianza absoluta. -al empezar dijimos, tú de administradora y yo de gerente-, pero cuando llegó el momento de cambiar, decidieron quedarse igual. -A mí me encanta tratar con
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la gente, cada una funcionamos muy bien en nuestra área-. Pues sí que funcionan bien, empezaron siendo nueve y ahora son muchísimos. -Los comienzos fueron duros, no lo concebimos como algo piramidal, aunque tiene que haber unos roles para que la cosa funcione-. Como una más, su jornada comienza a las 7 de la mañana y se prolonga hasta las 10 de la noche, trescientos sesenta y cinco días al año; y el teléfono operativo las 24 horas. -La crisis nos afectó de tal manera que incluso perdimos la financiación que teníamos ya acordada en una determinada entidad bancaria. Pero al final todo salió bien, siempre hay una persona que te va a apoyar o te va a indicar el camino para conseguir tu objetivo-. Nos cuenta que Tienen la mejor plantilla del mundo, y probablemente una de las más amplias de Salobreña, con una calidad humana increíble. -Intento conocer a mis auxiliares lo máximo posible para sacar lo mejor de ellas. Siempre hemos apostado por la gente y por su formación, aquí les hemos dado todo para que sigan con nosotras-. La soledad en los mayores es muy mala, por eso inventan cosas nuevas constantemente para mantenerlos activos y pueden presumir de ser la empresa que ha aumentado el nivel de felicidad entre los mayores de Salobreña.
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Mª Angustias Medina Mingorance
Si Alicia es la que da la cara Mary es el otro 50%, y la responsable de que los números funcionen. Nace en Motril, y su infancia se desarrolla entre Motril y Salobreña hasta que con veinte años se viene definitivamente a vivir aquí. -Mis estudios no habían estado encaminados al cuidado de personas sino que hice auxiliar administrativo-. Pero tras muchos empleos en sectores distintos, la mala fortuna de que su padre sufra un ictus le hace plantearse la necesidad de darle los mejores cuidados posibles. -Ahí me salió la vocación de ayudar a las personas al ver la dependencia de estas en esa situación. Empecé a hacer toda la formación de Ayuda a domicilio encaminada al cuidado de mi padre, que desgraciadamente fallece 6 meses después y es entonces cuando decido volcarme en el cuidado de personas pero ya orientada a la inserción en el mercado laboral-. Es el momento en que Alicia le propone -¿Nos echamos para adelante y montamos una empresa?, tenemos la formación, los conocimientos, ¿quién mejor que nosotras?, y nos embarcamos sin saber por dónde iba a salir todo esto-. Empiezan a funcionar trabajando ellas también como auxiliares. -Yo llevo los números, a Alicia le gusta más hablar, las entrevistas y eso, ella es la cabeza visible, a mí se me da mejor la organización. Hoy en día tenemos más de cincuenta trabajadores en nuestra plantilla. La gente nos dice, vais creciendo porque veo mucha
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gente con trajes blancos por la calle-. Trabajar con un sector tan difícil como es el de los cuidados a la gente mayor se compensa con lo gratificante que es, y el 99% de ellos y sus familias son encantadores. -Desde 2015 también llevamos las viviendas de mayores en régimen de alquiler. Hemos tenido que dedicarle mucho esfuerzo para remontar; sufrimos una inundación en ese mismo año y perdimos un montón de material-. En la actualidad viven todo el año, y, la mayoría, es gente de Salobreña. Pero no es una residencia, sino un paso intermedio entre su casa y una residencia. -Aquí organizamos actividades, ellos socializan, están acompañados, hacemos talleres, de gimnasia, manualidades, pintura, memoria, todo lo que se nos va ocurriendo, Alicia no para de inventar, pero todo a la vez no se puede, ya nos gustaría-. También realizan las jornadas formativas: -ya llevamos séis años, y no solo son para los auxiliares, también pueden venir los familiares, y cualquier persona que tenga dependientes a su cargo-. A nivel personal, nos cuenta, la experiencia es absolutamente gratificante, estamos seguros de que sus usuarios opinan lo mismo.
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Rosalía Pérez
Rosalía es de Salobreña de toda la vida, aunque, por circunstancias de la vida nació en Badalona donde solo vivió 9 meses. -Mi padre siempre ha sido muy emprendedor y con el apoyo de mi madre ha iniciado muchos negocios y yo he sacado esa iniciativa-. Es una mujer vital, con una cosa clara, si algo deja de funcionar, hay que reciclarse y a otra cosa. -Mi familia era chapada a la antigua y yo no pude estudiar, de hecho me casé muy joven, con 19 años. Con 23 años ya tenía a mis dos hijos y me dedique a cuidarlos-. Pero cuando ya tuvieron cierta edad Rosalía sintió la necesidad de hacer algo más. -Me compré una máquina de escribir y empecé a aprender mecanografía de manera autodidacta-. Como dicen que todo está en los libros, siempre ha sido una apasionada de la lectura. Con el apoyo de su marido monta una tienda de deportes con una pequeña inversión de 100.000 pesetas y la mantiene durante cinco años, progresando poco a poco. Después, un accidente de coche le hace estar un año de baja y se ve obligada a cerrar la tienda. -Estuve en casa leyendo y me surgió hacer un curso de formación a nivel empresarial. Estando en el curso nos visito una mujer que era de la asociación de sordos de Motril, (yo llevo 2 audífonos); cuando me vieron desenvolverme me propusieron trabajar allí con ellos-. Y la contrataron. -Estando allí, un bufete de abogados de Motril vino a contratarme y, cuando finalizó mi contrato estuve otro lustro con ellos-. Con la crisis la empresa reduce personal y se queda sin empleo. -Me di cuenta de que había una
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carencia en la formación a los padres de niños con discapacidad. Me apunte entonces a la Uned y me saque a los 45 la carrera de educadora social aunque sin ánimo de dedicarme a ello. Me valió a nivel personal-. Como cuenta con el local donde estaba la tienda de deportes, se pone a buscar franquicias por internet y entre todas encuentra una que se llama lugardelvino, con unas condiciones que se adecuan bastante a lo que ella busca. -Mis conocimientos del vino hasta ese momento eran puramente como aficionada, hacíamos catas a ciegas como entretenimiento con los amigos-. A partir de ahí empieza a formarse de manera intensiva en el mundo del vino. -Empecé a organizar actividades artísticas y culturales en el local, talleres, exposiciones, conferencias, etc. hasta el punto que me propusieron ser socia de grupo decantia, propietaria de las franquicias-. Durante ese proceso la llaman para hacer catas por toda España y obtiene el titulo de sumiller. -Así, me tocaba formar a los nuevos franquiciados y el trabajo era tal que tuve que cerrar el negocio para poder centrarme en mi labor como socia, desde casa. Me encanta, nunca pensé que la vida me llevaría por este camino-. Sin duda se lo ha ganado.
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Noemí Barajas Puñal
Noemí nace en Madrid pero, en 2003, el amor la trae a Salobreña; con ella viaja también su madre que abre en la villa una tienda de telas. -En casa siempre había telas, muchísimas telas de todos los colores. Mi madre ha cosido toda la vida y yo cogía trapos y jugaba a hacer diseños y vestidos para mis muñecas y después para mis amigas, era algo innato, jugaba e iba aprendiendo-. Tras una situación personal complicada decide salir de casa y volver a estudiar. -Todo mi entorno me animaba a que hiciera algo relacionado con las telas y para mí era muy fácil venderlas porque con ellas en las manos veía las posibilidades que tenían y lo que se podía hacer-. Así que, en 2008, se matricula en diseño de moda en la escuela de arte de Motril. -Salió muy bien, el estudio me ayudó muchísimo a pensar en cosas productivas, a abrir mi mente y a estar en contacto con otra gente, en definitiva, a aprender muchísimos conceptos-. Cuando finaliza sus estudios, se traslada a Sevilla a estudiar patronaje industrial en 2011, allí tiene la suerte de conocer a un gran diseñador sevillano y trabajar con él en diferentes áreas como aprendiz de patrón, de costurera, en tienda vendiendo, etc. -Fue una experiencia muy bonita en la que conocí gente relacionada con el mundo de la televisión. A partir de aquí me gusta cada vez más y me encamino al sector de la moda flamenca-. El segundo año
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pide traslado y lo cursa en Granada para estar más cerca de su hija y hace las prácticas en un sitio especializado en ese tipo de moda. A partir de ahí todo va rodado, presenta su colección y contacta con la Escuela de baile de Cristina Rosado para que desfilen en una pasarela, que por cierto, salió muy bien. -Considero que he tenido mucha suerte y que todo se alineó para salir bien gracias al apoyo de gente buena que siempre he tenido a mi alrededor. Así reimpulsé el negocio familiar, tejidos DAYDA; diseño y confección. Ahora trabajo para bodas, comuniones, bautizos, gente que te pide un traje y al final le acabas confeccionando su vestido de boda, y con gran esfuerzo hemos crecido, nuestras ventas se ven impulsadas a todo el territorio nacional, gracias al trabajo constante, la especialización, las redes sociales… somos un poquito más grandes-. Tiene un canal de youtube Noemibarajasdiseñadora, y una web www.noemibarajas.es a través de los cuales le llegan encargos de clientas de cualquier punto de España solicitándole patrones; En mente tiene un interesante proyecto de arte abstracto que fusione música e indumentaria. Esperamos impacientes.
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Alicia Gómez Soblechero
-Yo me encuentro con la fotografía trabajando de telefonista en el Valle de los Caídos cuando una amiga me regala una enciclopedia y descubro que me encanta-. Su idea siempre había sido estudiar magisterio pero a mitad de curso, un compañero de tercero la anima a asistir a una escuela municipal de video que había en Cuatro Caminos y empieza a hacer fotografías. -Un día un compañero me pide que le sustituya para un periódico local; él las entrega como si fueran suyas y se convierte en una práctica habitual hasta el punto que tengo que dejar de estudiar y él acaba por presentarme en la redacción de Sierra de Madrid-. Allí lo aprende todo sobre el oficio; trabaja con Miguel Ángel Martín, reportero de toda la vida. -Trabajábamos con ampliadoras, con negativos, había que forzar los carretes, los líquidos, etc. Era apasionante toda esa química de laboratorio-. Permanece tres años con ellos y, a partir de ahí empieza a hacer trabajos por su cuenta. -Me desplazaba en vespa y cubría todas las movidas de la zona norte de Madrid. Salía con Diario 16 y luego con El Mundo. Yo cubría cultura así que me he encontrado con mucha gente interesante-. Trabaja en revistas municipales, en una agencia de modelos, en mil cosas. -Trabajé con Agatha Ruiz de la Prada en el homenaje a Chillida, le hice las fotos a Dani de El canto del Loco para un programa de la tele y a muchos artistas más-. A Salobreña llega en el año 98; -Había venido en una semana santa a pasar unas vacaciones antes y lo conocía. Me tocaba trabajar ese día en Torremolinos y
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me vine a ver a una amiga; aquí me encuentro este sol, manga corta, los frutos, la gente en la calle... y me vuelvo al Escorial con nieve, frío, etc. Y no me gusta. Decido venir a la aventura, vendo todo lo que tengo en mercados de segunda mano y me vengo el día 19 de enero con una maleta-. Alquila un piso y empieza a vender artesanía en mercados de segunda mano y en el zoco. -Me dejaron un espacio y allí empiezo a hacer un taller de fotografía en B/N, pequeñas exposiciones y, en un año me bajo al estudio actual. Monto una sala de exposiciones, como idea romántica y empiezo a hacer bodas con Jorge Samaniego en Motril, que me enseña todos los secretos del sector, y descubro que también se puede ser artista haciendo reportaje social-. Empieza entonces a hacer bodas con un estilo particular que gusta mucho a la gente y a colaborar con todas las actividades culturales del pueblo. Después llegarán los viajes fotográficos, internet, la revolución, digital, las redes sociales, volver a estudiar hasta centrar su trabajo como empresa en lo que más le gusta en la actualidad, la fotografía de niños, a la que ha llevado a un nivel superior. Y seguro que nos seguirá sorprendiendo.
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Isabel Garrido Asenjo
Nacida en Granada, se diploma en Magisterio de primaria para poder trabajar con una de sus pasiones, los niños. -Nunca trabajé en educación formal sino en asociaciones, con alumnado en exclusión, granjas escuelas, escuelas taller, pero siempre con niños, y combinado todo eso con mi otra gran pasión que es el teatro-. Tras unas vacaciones de una semana en La Guardia decide quedarse en Salobreña. -Me pareció un sitio estupendo para criar a mi hija que, en aquella época, tenía 4 meses y me quedé hasta ahora, 17 años. Nunca pensé que me iba a quedar-. Desde ese momento Isabel tiene la suerte de que las ideas que pone en marcha van funcionando. -El primer negocio que monté fue un centro de verano lúdico en la costa, con la experiencia que ya tenía de otros lugares. Era algo que me permitía conciliar la vida familiar y laboral y me fue muy bien-. Así el negocio crece y, en los años sucesivos se extiende el modelo a las localidades de Almuñécar, La Herradura o Motril. Así hasta la llegada de la crisis. -Con la crisis se cortó todo, y me tuve que reinventar; así nace mi segunda personalidad, Mari Pimienta, que tiene 17 años, era la espinita que me quedaba clavada del teatro-. Este proyecto de narración oral nace en Salobreña y se extiende a toda la comarca. -Voy a eventos y festivales, colegios, bibliotecas, etc. A través de esto trabajo de forma transversal la educación para la paz, la igualdad, y los cuentos son un elemento maravilloso para ello-. Es el encuentro entre su lado educativo y su lado artístico. -Paralelamente a la etapa
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anterior fui la presidenta de la asociación de comerciantes de Salobreña, ya que monté también una tienda de ropa y complementos que estuvo abierta durante nueve años pero no terminó de funcionar porque no me sentía realizada con ella-. Después de aquello, su hija descubre el mundo del HipHop y decide tomar clases. -En Almuñécar encontré un profesor, pero al poco se le quedó corto. Pensé entonces que podía haber una demanda en este sector y una oportunidad artística y de negocio que me permitía dedicar solo mi tiempo sin mucha inversión económica-. En un mes monta la academia Espacio Baraka y tiene muchísima aceptación manteniéndose hoy, ocho años después. -La gente también me demandaba Pilates y me hice instructora, descubriendo otro mundo que me apasiona. Este negocio sí me va a funcionar siempre porque tengo toda mi energía puesta en él-. Poco a poco fue añadiendo disciplinas de baile, flamenco, etc. -Yo quiero que esté al alcance de todos, a un precio asequible, ocio y salud juntos. Tengo montones de proyectos pero echo de menos viajar.; también me gustaría escribir cuentos infantiles, formar una compañía de baile…- El mundo se le queda corto.
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Carmen Sánchez Armada
Nace en Salobreña en el 1980 en una familia humilde cuyo padre siempre ha sido muy emprendedor, de hecho fue uno de los fundadores de la empresa de transportes Comotrans. -Con ese ejemplo en casa la chispilla la tienes-. Cuando llega el momento se decide a estudiar ciencias económicas en la Universidad de Granada. -Cuando termino, mi pareja ya tenía abierto el Restaurante El Asador, así que me volqué en ese proyecto y comenzamos el negocio del Ron-. Nos cuenta Carmen que la idea surge en 2004 cuando se anuncia el cierre de la fábrica de azúcar. Se les ocurre entonces hacer un producto que mantenga la seña de identidad del pasado cañero de Salobreña, así como el nombre El Mondero, representativo de las cañas y La Caleta. Así en 2009 sale la primera añada del ron fecha desde la que han recibido varios reconocimientos (dos medallas de plata y una de oro en el congreso internacional de Madrid). -La distribución es pequeña, pero podríamos llegar hasta 12.000 botellas. De momento es complicado, la distribución es a nivel local y provincial, apoyado por la venta online, sobre todo en Cataluña y País Vasco; son los lugares desde los que más pedidos recibimos-. Paralelamente a estas actividades nace la asesoría a través de la cual gestiona todo el grupo de empresas familiares. En 2013 un fatídico incendio hizo que lo perdieran
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todo pero supieron resurgir en la adversidad con un nuevo concepto de restauración como es el restaurante Aráis, basado en una idea más joven, como son ellos. -Queríamos trabajar con el producto de Km 0, para lo cual hemos realizado una investigación sobre los pescados y productos de temporada que han sido consumidos desde siempre por la población local aunque tienen menos valor comercial pero un sabor exquisito-. Ella dedica casi todo su tiempo a la gestión y se ha especializado en las bebidas, sobre todo en los vinos, centrados en la provincia de Granada y Málaga y en los vinos Generosos, ya que es la denominación de origen más antigua de España. -El futuro pasa por consolidar lo que tenemos, lo cual ya es una tarea importante. Queremos ampliar la gama de productos del ron y continuar creciendo como empresa sin perder nuestra esencia aunque creo que si hemos sobrevivido estos primeros cuatro años, creo que podemos con todo-.
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Pepa Pérez Martín
Pepa nace la número once de doce hermanos, sin muchos estudios debido a la situación económica de aquellas fechas pero todos ellos trabajadores y emprendedores ya que desde pequeños comienzan a trabajar en el bar de la familia para colaborar con su economía. -Hace unos diez años más o menos, a uno de mis hermanos le iban a embargar la vivienda y todos sus bienes, con tres personas con discapacidad a su cargo en casa, entonces me llamaron y empecé a luchar para que esto no ocurriera, fue en ese momento cuando me di cuenta de que la unión hace la fuerza-. Acude, entonces, a los juzgados para informarse bien de todo y, poco a poco la gente se va sumando a la causa y consiguen crear una plataforma más sólida y segura. Cuando una familia tiene problemas con su vivienda, nos cuenta, además suelen tener otro tipo de problemas como carencias en su alimentación, vestimenta, etc., y es cuando empieza a colaborar con el banco de alimentos de bienestar social, situado en la casa Roja, a la vez que con Stop Desahucios. -Disponemos de una habitación con ropa usada que está funcionando muy bien y, desde hace unos meses, el Banco de Alimentos de Motril me ha pedido que me encargue del reparto de la fruta y lo hago encantada-. Es una mujer que no puede con las injusticias: -tocar en una puerta y que te den la espalda es muy duro; no todo el mundo sabe qué hacer ni dónde acudir cuando se encuentra con un
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problema tan grave-. Desde Stop Desahucios intentan abarcar todo el espacio posible, no solo para ayudar a las personas del pueblo sino que quieren ir más allá y, de hecho, el ámbito de trabajo se ha extendido a toda la comarca e incluso fuera de ella ya que han llegado a tener alguna actuación en Barcelona o Córdoba, casos en los que han asesorado telefónicamente explicándole los pasos que tenían que seguir. -Siento que de alguna forma se me están dando herramientas y abriendo puertas para poder utilizarlas, noto el respeto y apoyo del pueblo-. La plataforma en Salobreña funciona a las mil maravillas. -La gente me busca cuando lo necesita y el pueblo me responde cuando voy a pedir algo, siento que confían en mí. Desde la red solidaria popular hemos organizado rifas y actuaciones en el auditorio con el fin de ayudar a quien lo necesite-. Este reconocimiento ha sido una gran sorpresa para Pepa, que dedica sus horas a prestar ayuda desinteresada a todo aquel que lo necesite.
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Rosa Aguirre
Las circunstancias de la vida hacen que Rosa llegue a Salobreña a finales de la década de los ochenta, hace ya 32 años, procedente de Vitoria. La acompañan su marido, y sus dos hijos. A los pocos años de establecerse en nuestro pueblo, tristemente su marido fallece a causa de un cáncer. A raíz de este desgraciado suceso Rosa comienza a plantearse su colaboración de tal modo que, junto con un grupo de personas, se planifican una reunión en Salobreña con el personal de la Asociación contra el cáncer de Motril para poder importar la idea y establecer una asociación propia. Y manos a la obra: -Nos ponemos en marcha y, como somos un grupo, alguien tiene que figurar como presidente-. Según nos relata, los comienzos no son fáciles, sobre todo en el ámbito de las emociones. -Al principio te cuesta porque tú has pasado por lo mismo; la familia, los hijos, tratar de salir adelante, pero poco a poco te vas integrando-. Salobreña es pequeña pero sus gentes son muy solidarias y en estos 23 años que lleva funcionando la asociación siempre que han hecho algo, el pueblo ha respondido y eso es muy importante para emprender cualquier acción. -Ahora he conseguido ser feliz aunque te sueles llevar los problemas a casa porque te implicas mucho con las personas-. Cada domingo de Ramos la Asociación organiza una comida, los establecimientos y entidades del pueblo colaboran de una forma u otra para que este evento sea posible donando lo que pueden y
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la gente responde con su asistencia. Este año, nuevamente se celebrará en el hotel Salobreña. -En enero hemos tenido también una carrera solidaría contra el cáncer entre Loja y Salobreña, o, por ejemplo para el día de Andalucía preparamos una paella; cualquier cosa que se pueda hacer es bien recibida con el fin de recaudar porque este dinero es muy necesario-. Lo que se consigue pasa a Motril y de ahí Granada, que es de donde se hace el reparto. Una gran parte del dinero recibido va destinado a la investigación, que hace mucha falta. -También tenemos una psicóloga en Motril que hace un papel extraordinario con los pacientes y sus familiares, que necesitan de este apoyo. Además tenemos dos casas en Granada para las personas que tienen que estar allí y que no pueden costearse el alojamiento durante los largos periodos de convalecencia en el hospital. También hay, a disposición de quien lo necesite, pelucas, prótesis o incluso alguna ayuda económica para quien lo necesite. Es mucho lo que se hace y la satisfacción de que Salobreña aporte su granito de arena es muy gratificante-.
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Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Salobreña ha reconocido la trayectoria pofresional y humana de maestras y emprendedoras en el “Homenaje Clara Campoamor” 2016-2018, unos premios que reconocen los valores por los que las mujeres han peleado durante siglos y que son ejemplo para las generaciones presentes y futuras.