Las Sierras de Lújar y la Contraviesa (256p.)

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L as S ierras D e L Ăşjar y L a C ontraviesa una propuesta para el desarrollo sostenible



La Fauna Los invertebrados: discretos habitantes de Las Sierras 222-231 Alberto Fernández Honrubia

La fauna vertebrada 232-253 Eduardo Cruz Casanova, Santiago Francisco Valverde Ramos, Alberto Fernández Honrubia, Jose Miguel Larios Martín, Arturo Cuines Pineda


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Los invertebrados: discretos habitantes de Las Sierras Introducción Los invertebrados son la fauna más abundante de la Sierra de Lujar. Quizás sean los insectos los invertebrados más conocidos por la mayoría de la población, pero nuestra sierra guarda otras sorpresas que de seguro no nos dejarán indiferentes. Por la abundancia de órdenes y especies, es imposible poder describir cada una de ellas, pues necesitaríamos dedicar un libro entero para este propósito. A lo largo de estás páginas vamos a mostrar aquellas especies más comunes y emblemáticas, siendo una pequeña muestra de la rica biodiversidad que alberga la Sierra de Lújar. Haremos un recorrido por la fauna invertebrada de los diferentes biotopos de la Sierra, comenzando por el principal dinamizador de los ecosistemas; el agua.

Masas de agua A lo largo de los numerosos puntos de agua presentes en la Sierra, así como en las aguas del río Guadalfeo, podemos encontrar una rica y variada comunidad de invertebrados acuáticos.

bas macroscópicas son conocidas vulgarmente como “pulgas de agua” por su capacidad de salto, lo que les permiten desplazarse a través de charcas temporales. Otro filo relacionado con el agua es el de los moluscos. La clase de los bivalvos esta representada por Pisidium casertanum, que frecuenta las charcas y pozas del río. La escasez de especies de bivalvos dulceacuícolas se debe por su sensibilidad a la contaminación, ya que son animales filtradores. El resto de moluscos presentes, están representados por lo que comúnmente llamamos caracoles y babosas.

Uno de los grupos de invertebrados acuáticos es el filo de los crustáceos, aunque podemos encontrar también terrestres, como la conocida “cochinilla de la humedad” (Armadillidium vulgare). El representante por excelencia, sería el cangrejo autóctono (Austrapotamobius pallipes) que desapareció debido a la presión humana y a la introducción del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), portador de un hongo que produce la enfermedad conocida como afanomicosis, que afecta a nuestra especie autóctona. Hoy en día es su homólogo americano el que vive en nuestras aguas, pero en ríos cercanos el cangrejo autóctono ha vuelto a reproducirse, gracias a los proyectos de conservación. Es posible, que en un futuro cercano, vuelva a estar presente en nuestras aguas.

Fijados en las rocas que se distribuyen por las orillas podemos encontrar diferentes especies como Bithynia tentaculata o Physa acuta, que presenta forma levógira. Esto quiere decir que su concha esta girada hacia la izquierda. Otras especies son Ancylus fluviatilis y el género Planorbis sp. El limaco de agua (Deroceras laeve) es el único gasterópodo terrestre que va al agua deliberadamente y puede sobrevivir varios días sumergido. En las fuentes y manantiales de la Sierra esta presente el género Melanopsis sp. que se caracteriza por una concha con una espiral muy apuntada. En los árboles ribereños encontramos un pequeño caracol de concha oscura muy apuntada debido a sus hábitos arborícolas, el Ena obscura. Cerca de las orillas, donde predominan los herbazales y cultivos de regadío encontramos el caracol de huerta (Helix aspersa), conocido por todos por su valor gastronómico. Junto a

Formando uno de los eslabones más bajos de la cadena trófica, otro pequeño crustáceo esta presente en las orillas del río: Gammarus sp. Este género de gam-

habita en la Sierra sí está presente en zonas cercanas.

Cangrejo autóctono (Austrapotamobius pallipes)

Aunque no


223 este tenemos al Rumina decollata, de concha cilíndrica y punta roma y los conocidos “caracolillos” (Theba pisana), de caparazón blanco. Uno de mayores bioindicadores de la calidad de los ríos son los macroinvertebrados acuáticos. La ausencia o presencia de ciertas especies nos indica el estado ecológico del río donde se encuentran. Así en las aguas del río Guadalfeo encontramos algunos ordenes como los tricopteros, ephemeropteros, heteropteros, cuya presencia, junto a otros factores, como la calidad de la ribera, la flora, la fauna, y los impactos ambientales, nos muestran que el estado de conservación del río es bueno. Dentro del grupo de los insectos que tienen relación con ambientes acuáticos, las libélulas y los caballitos del diablo son de los más comunes. Sus etapas larvarias se desarrollan en el agua y es por ello que en fases adultas, siguen ligados a este medio. Una de las especies de libélulas más representativas por su tamaño y su coloración es la libélula emperador (Anax imperator), cuyas larvas son muy voraces. Otro género muy característico por su coloración amarilla y negra es la conocida como libélula tigre (Cordulegaster boltonii). Es común en las libélulas presentar dimorfismo sexual tanto en los machos como en hembras. Así por ejemplo, en la especie Sympetrum sanguineum, el macho tiene un vivo color rojo mientras que la hembra tiene una coloración amarillo pálido. Dentro de los caballitos del diablo, la más común viene representada por el género Calopteryx, que presenta en el macho una coloración azul-verdosa metálica. Para diferenciar entre libélulas y caballitos del diablo debemos fijarnos en la posición de sus alas en reposo. Los caballitos del diablo, tienen la capacidad de plegarlas, por lo que sus alas quedan perpendiculares al cuerpo. Sin embargo las libélulas no tienen dicha capacidad por lo que cuando se posan, sus alas quedan extendidas, formando una “T” con su abdomen. ¿Os habéis preguntado alguna vez de donde procede el nombre de caballitos del diablo? Pues bien, cuenta la leyenda que en la noche de San Juan las libélulas

se transformaban en caballos montados por el mismo diablo. Que salían en busca de los enamorados que procesaban su amor y en busca de todo aquel que se cruzara en su camino. Se alimentaban de los tréboles de cuatro hojas, y la única manera de estar a salvo de ellos era estando cerca de una hoguera de San Juan a la que no osaban acercarse. Otro de los órdenes más espectaculares es el de los escarabajos. Existen muchas especies que son acuáticas, Escarabajo buceador (Gyrinus sp.)

En el barranco de las víboras, en el termino municipal de Vélez de Bedaudalla. Larva de Odonato


224 como el Dytiscus marginalis cada vez más escaso. Este escarabajo buceador tiene una técnica natatoria bastante cuidada. Usando burbujas de aire, que almacena bajo sus élitros, consigue permanecer bajo el agua durante periodos cortos de tiempo. Siendo muy reconocible por las marcas blancas que tiene en sus flancos. El género Gyrinus sp. que solemos encontrar en pequeñas pozas, manantiales y fuentes. En las orillas encontramos un Meloideo escaso, la Lytta vesicatoria que presenta una vistosa coloración verde intensa.

piedras. De gran belleza, tiene una librea amarilla y negra, y las patas largas, que cuando se desplaza simulan el movimiento de una ola. Otra de las más comunes es la escolopendra (Scolopendra cingulata). Puede llegar hasta los 10 cm y tiene una picadura bastante dolorosa, pero no peligrosa. Ampliamente distribuido, el conocido grillo campestre (Gryllus campestris), de color negro brillante y con una banda clara en el borde de sus alas, ameniza con sus cantos las noches de verano.

El escorpión de agua es otra especie común (Nepa cinerea). Su nombre le viene de un largo apéndice que le sale del extremo del abdomen, que no es más que una tráquea que le permite respirar. Es un Heteróptero congénere de las chinches. El Gerris lacustris, comúnmente conocido como zapatero. Se desliza sobre el agua deslizándose sobre su segundo par de patas, mientras que el par posterior lo usa a modo de timón.

Otro pariente cercano pero menos conocido es el Grillotopo (Gryllotalpa grillotalpa) cuyo deriva de sus costumbres excavadoras ya que posee un par de patas delanteras muy desarrolladas. Conocido en muchos sitios como “Araclán cebollero” o “gallina ciega”, nada tiene que ver los escorpiones ni es venenoso. Los machos tienen dos cercos en el extremo del abdomen para producir sonido con el que atraer a la hembra.

Las efímeras conforman uno de los ordenes de insectos más antiguos que se conocen. Poseen alas muy cortas y no se pueden plegar al igual que los caballitos del diablo. Su abdomen esta terminado por tres filamentos y su vida adulta es muy corta, de ahí su nombre. La fase larvaria es acuática, estando presente en cauces fluviales y charcas.

En este hábitat seco y pedregoso encontramos al escorpión común (Buthus occitanus), de hábitos nocturnos. Durante el día lo vamos a encontrar debajo de las piedras o troncos caidos. Su tamaño es muy variable existiendo ejemplares de hasta 10cm incluyendo la cola. Su picadora es dolorosa y puede ser peligrosa dependiendo del estado físico de la persona.

Cultivos de secano

Las otras grandes cazadoras son las arañas. Una de las más vistosas es la araña lobo (Lycosa tarentula-fasciventris). Esta especies de tarántula caza al acecho. Es frecuente encontrar sus agujeros en el suelo, cuyo bor-

A medida que nos separamos del verdor que origina el curso del agua, alcanzamos zonas dónde éste bien es más escaso. Así encontramos cultivos de secano, como almendrales, olivos y vides, que albergan nuevas criaturas adaptadas a este medio. Hallamos aquí algunas especies de caracoles amenazadas, como Helicella elegans tienen una concha muy cónica, con vueltas muy marcadas. Trochoidea elegans que vive bajo la vegetación y tienen forma de cúpula. O Cochlicella acuta, turritulado blanco parduzco, frecuente en terrenos secos. Los miriápodos están bien representados en este hábitat. Dos de los más singulares son la Scutigera coleoptrata, difícil de localizar ya que se encuentra bajo las

Escorpión (Buthus occitanus)

sobre el suelo del bosque.

Bajo la corteza de un árbol caído


225 Los Esfíngidos también están presentes, siendo la esfinge de la calavera (Acherontia atropos) la más grande y espectacular. Su nombre le viene por el dibujo que tiene en el tórax que se asemeja a una calavera. Esto le ha creado mala reputación relacionándola con el mal. Tomó popularidad gracias a la película “El silencio de los corderos”. Algo más pequeña, la esfinge de banda plateada (Hippotion celerio), tiene una coloración rrosácea cerca del tórax y dos bandas en las alas anteriores. Están asociadas a campos de vides y solanáceas. de suele tapizar con hojarasca. De esta forma cuando alguna presa toca este borde, avisa de su presencia a la araña que la introducirá hacia el interior. Otra pequeña araña cazadora es Scytodes thoracica que tiene una curiosa característica, ya que es capaz de proyectar una saliva pegajosa para capturar a sus presas. También encontramos una curiosa familia de caracoles. Los ferusácidos, de concha lisa y forma turritelada. Todos ellos son ciegos debido a que son subterráneos. Así podemos localizar bajo las piedras y hojarasca a las dos especies más comunes Ferussacia folliculus y Cecilioides acicula. Los insectos más llamativos y que gozan de mayor simpatía por parte de la gente son las mariposas. Como veremos, suele ser más abundantes en zonas de matorral y piornal pero en los cultivos también encontramos algunas especies características. Quizás la más común es la conocida como mariposa de la col (Pieris brassicae) de color blanco o su congénere más pequeña la blaquita de la col (Pieris rapae) que en ocasiones llegan a ser plaga. Dentro de la familia de los piéridos encontramos otras especies similares pero de color amarillo limón. Se trata de la limonera (Gonepteryx rhamni) y la cleopatra (Gonepteryx cleopatra) que se diferencia de la anterior porque presenta una mancha anaranjada en la parte superior de sus alas. Otra especie común en los campos de cultivo es la colias común (Colias croceus) que tiene un tamaño inferior a las anteriores y una coloración más oscura con un borde rosado en sus alas. Araña lobo (Lycosa tarentula fasciventris) Esfinge de banda plateada (Hippotion celerio)

En cuanto a los coleópteros, destacamos al Capnodis tenebrionis que está relacionado con los frutales, depositando sus larvas en las raíces de los melocotoneros y en especies silvestres del género Prunus. Uno de los más conocidos y populares son las mariquitas de siete (Coccinella septempunctata) y de dos puntos (Adalia bipunctata). Son consideradas auténticos biocidas biológicos porque se alimentan principalmente de pulgones por lo que son grandes protectores de las cosechas.


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Grandes oportunistas son los escarabeidos, con muchas especies que son dependientes del estiércol como los escarabajos estercoleros (Geotrupes sp), que recibe este nombre por el zumbido que realiza en el suelo, donde excava galerías para llegar debajo del estiércol. Otro muy conocido es el escarabajo rinoceronte (Oryctes nasicornis) que tiene un gran cuerno que le da nombre. Lo usa para formar pequeñas bolitas de estiércol que introducirá en su madriguera para poner su puesta. La desaparición de árboles maduros que le proporcionen madera en descomposición se ha tenido que adaptar a los recursos que les ofrece la ganadería.

Matorral A medida que subimos en altura aparecen diferentes formaciones de matorral, praderas y pionarles que ofrecen alimento y refugio a un sinfín de pequeños artrópodos. Los caracolitos de la familia de los Pupilidos como Pupilla muscorum presenta una concha pequeña y cilíndrica y son frecuentes en hierbas secas de las praderas y tomillares. Sphincterochilla cariosula es un caracol de mediano de concha gruesa y color blanco tiza, que está perfectamente adaptado para permanecer durante largo tiempo a pleno sol gracias

a que este color de su caparazón reflecta la luz. Es terrícola calcófilo de estepas rocosas y zonas semidesérticas por lo que tiene hábitos nocturnos y se alimenta de líquenes y algas del suelo. Es una especie escasa en Europa con poblaciones muy localizadas, estando presente en los matorrales, canchales y roquedos de la sierra de Lújar. Los caracoles españoles del Género Iberus son endemismos de la Península, aquí podemos encontrar el caracol serrano (Iberus gualterianus aalonensis) que habita en las fisuras, matorrales y arbustos. Esta especie se encuentra catalogada como casi amenazado por la UICN. En España está en regresión debido a la recolección abusiva a la que es sometido debido a su interés gastronómico. Una de las arañas más comunes en el matorral son la araña de jardín (Argiope bruennichi) que tiene un abdomen rallado muy llamativo con vivos colores amarillos y negros. Como en muchas especies de arácnidos, la hembra es de mayor tamaño que el macho. La araña cangrejo (Synaema globosum) menos frecuente, tiene el primer y segundo par de patas más largo que el tercero y el cuarto, lo que le condiciona que su desplazamiento sea lateral, de ahí que tenga ese nombre. Los opiliones también están presentes con sus largas patas, y sus tres espinas características en la parte posterior del caparazón. Entre la hojarasca encon-


227 sus patas que simulan a Santa Teresa orando, es la más conocida en su diferentes formas. Podemos encontrarlas de diferentes coloraciones como adaptación al medio ya que la tonalidad que adquiere su cuerpo depende de coloración que tiene la vegetación de su entorno. Iris oratoria recuerda mucho a la anterior y a menudo son confundidas pero está entre otras diferencias tiene las alas más cortas por lo que el abdomen queda mucho mas descubierto. Sus alas presentan la parte distal amarilla con una gran mancha negra-violácea que la hace única. Rivetina baetica, tiene en sus alas una coloración rayada en negro. Es de pequeño tamaño unos 4 cm, y es bastante menos conocida que las dos anteriores. La Empusa pennata, de aspecto frágil, es un fiero depredador. Su camuflaje es perfecto llegando a mecerse con el viento para mimetizarse con las ramas del entorno. Tiene la cabeza en forma de cono, las antenas bipectinadas y su abdomen es recurvado hacia arriba con lóbulos en la parte ventral. Parecidos a las mantis y a veces confundidos con ellas encontramos a los insectos palo encontrando dos especies Bacillus rossius y Clonopsis gallica presente en las zonas de piornal. Su coloración puede cambiar, variando entre el verde y el marrón. Pudiendo alcanzar un gran tamaño. Algunas especies americanas de estos fásmidos pueden reproducirse sin necesidad del macho, desarrollando clones a partir de la madre. Los ortópteros o más conocidos como saltamontes y cigarras, están muy presentes en estos hábitats.

tramos a Sibianor tantulus que tiene cuatro ojos, lo que le otorga una vista excepcional, captura a sus presas acercándose y saltando sobre ellas desde corta distancia. Entre los cazadores del matorral caben destacar los mántidos, insectos de temible aspecto aunque inofensivos para el hombre. La Mantis religiosa conocida en el mundo rural como “Teresica”, por la posición de Escarabajo rinoceronte (Oryctes nasicornis) Mantis religiosa (Mantis religiosa) Empusa pennata

Ephippiger ephippiger es una cigarra de gran tamaño y largas antenas y patas traseras activa durante el día que utiliza sus alas para emitir su característico sonido. Tiene en la parte final del abdomen un largo aguijón, que no es más que un ovopositor que usa para poner sus huevos. El saltamontes verde común (Tettigonia viridissima) es igualmente una de las pocas familias con alas bien desarrolladas en el adulto típicamente verdosa con una franja parda a lo largo del dorso, abundante, omnívora y más nocturna que la anterior ya que comienza a cantar por la tarde y se prolonga durante la noche. La langosta egipcia (Anacridium aegyptium) es una especie voladora de gran tamaño y se identifica por sus ojos rayados blancos y negros. Pone la puesta a finales de verano protegiendo los huevos hasta prima-


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vera. No origina plagas en nuestra región. Las mariposas suelen ser muy comunes en las praderas y matorrales, encontrando alimento en las flores. Las papilionaceas como la chupaleches (Iphiclides podalirius) que se caracteriza por tener seis rayas trasversales o la macaón (Papilio machaon) ambas con sus “colas” características y sus interminables planeos son de las más abundantes. Cuando las orugas de la macaón se sienten amenazadas sacan del primer segmento dos protuberancias extensibles en forma de cuerno anaranjado que usan para segregar una sustancia de olor desagradable. La mariposa de las aristoloquias (Zerynthia rumina)también llamada arlequín por el ajedrezado de sus alas, se alimenta exclusivamente de plantas del género Aristoloquia y se encuentra catalogada como “casi amenazada”. Los ninfálidos tienen, en genral, un vuelo alto y potente, y son de tamaño medio o grande. Algunas especies pasan el invierno en estado adulto (imago) como por ejemplo la vulcana (Vanessa atalanta) una de las más habituales y conocidas por la gente del campo. La vulcana desaparece a medida que subimos en altitud y su espacio

es ocupado por la ortiguera (Aglais urticae). Su aspecto es anaranjado o rojizo con manchas color crema o marrón. Las orugas son gregarias formando grandes nidos. A esta familia también pertenece la Bajá de dos colas (Charaxes jasius) llamada así por las prolongaciones alares que presenta. Tiene un vuelo potentísimo y ruidoso. Su alimentación está ligada al madroño y, en las zonas más costeras, al chirimoyo. La cicindela (Cicindela campestris), escarabajo cazador, se caracteriza por un color verde metálico con machitas blancas. Son unos eficaces depredadores de otros insectos e incluso sus larvas también son carnívoras, realizando unas trampas en la tierra que recuerdan a las construidas por las hormigas león. Cantharis fusca es otro escarabajo muy frecuente en los arbustos, que se caracteriza porque sus órganos están poco quitinizados. Las aceiteras son comunes sobre arbustos y pra-

Macaón (Papilio machaon) Cicindela campestris


229 sur del España. La fragilidad de este tipo de hábitats por incursiones de curiosos y espeleólogos hace que la existencia de estos invertebrados se vea seriamente amenazada.

Encinares

deras donde predomina la especie Berberomeloe majalis. Recibe este nombre porque cuando se ve amenazado segrega una sustancia llamada cantaridina, parecida al aceite, que produce daños en la piel y algún trastorno mayor si se llega a ingerir.

Tajos y roquedos En las fisuras de las rocas que encontramos en los tajos y roquedos, encontramos una peculiar especie de caracol. Chondrina farinessi, de concha turritulada que solo se encuentra bajo rocas calizas y muy disperso por matorrales de alta montaña canchales y tajos. Esta especie se alimenta de líquenes incrustantes y para ello usa una rádula formada por númerosos dentículos curvos y puntiagudos. El saltamontes de alas azules (Sphingonotus caerulans) es una especie abundante es caminos y zonas libres de vegetación a lo largo de todo el rango altitudinal de la sierra.

Cuevas y minas Dentro de todos los hábitats que dan forma a las Sierras de Lújar y La Contraviesa, el más desconocido es el que forman las cuevas, simas y minas. Por su dificultad de muestreo y por el pequeño tamaño que tiene sus moradores, hace se desconozcan muchas de las especies aquí presentes. Sin embargo en los últimos años se ha descubierto algunas singularidades como la presencia de un escarabajo catópido estrictamente troglobio (Ptomaphagus troglodytes) exclusivo de la Cueva de Las campanas de Gualchos, un pseudoescopión (Chthonius nudipes) y una araña (Dysdera vivesi) endémica del

En los encinares que tapizan los barrancos y la parte alta de las Sierras encontramos la especie más emblemática y amenazada, el Gran longicornio de las encinas (Cerambyx cerdo). Este gran coleóptero está protegido por el convenio de Berna y está catalogado en España como Vulnerable. Es un insecto xilófago, es decir, se alimenta de madera en descomposición, lo que ayuda a cerrar el ciclo del bosque, degradando los árboles en mal estado y dejando paso a los nuevos. Existe otra especie similar el Cerambyx welensii que es causante de plagas en dehesas de Extremadura y Andalucía y el cual no está protegido. La explotación ganadera excesiva, el agotamiento del suelo, la tala indiscriminada ha hecho que las dehesas se vean afectadas por esta especie, mientras el Cerambyx cerdo paga las consecuencias de su pariente. Los insecticidas utilizados para combatirlos, a los que son inmunes, afectan sin embargo a sus depredadores, formados por otros insectos, aves y mamíferos. Por su gran tamaño y por la longitud de sus antenas, su observación en vuelo es bastante impactante y ha generado multitud de leyendas. En algunos lugares se le conoce como “víbora voladora” o “alicántara”. Existiendo un famoso dicho que le compara con la víbora: “Si la víbora viera, y el carpricornio oyera, no habría hombre que al campo saliera”. Las mariposas de la familia Lycaenidae abundan en el encinar la Satyrium esculi, de color pardo con dos colas en las alas posteriores, además de otras más ubicuas como la Glaucopsyche alexis que posee una bonita tonalidad azulada. Las mariposas nocturnas también están presentes destacando la lagarta (Limantria dispar). Tiene un marcado dimorfismo sexual con las alas de color blanco y es incapaz de volar. Por otra parte, la catocala amarilla (Catocala nymphagoga), que tiene una coloración parda excepto cuando muestra las alas posteriores que descubren una tonalidad amarilla. Esta mariposa cuando eclosiona llegan a formar autenticas nubes.


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Encontramos también la mariposa nocturna Catocala sponsa que tiene una coloración bastante críptica con la corteza de los Quercus. Sus alas inferiores son de color anaranjado-rojizo.

Pinares La especie más predominante en el pinar es Procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Causante de auténticas plagas que destruyen pinares enteros. Los adultos se aparean en verano, poniendo sus huevos en la copa de los árboles y en septiembre nacen las orugas, que tienen unos pelos muy urticantes y pasan hasta por cinco estados larvarios. Son muy sociales por lo que su etapa larvaria colabora con sus hermanas. Siempre ocuparan el mismo árbol a no ser que lo agoten. Construyen pequeñas bolsas de seda donde se refugian. Después de alimentarse durante un mes de las acículas del pino, descienden del árbol a finales de invierno siento entonces cuando se observan las filas de orugas, que le dan el nombre. Finalmente se entierran en el suelo para formar la crisálida que eclosionará durante el verano.

Alcornocales En los alcornocales de la Haza del Lino encontramos una bonita mariposa la banderilla española (Anthocharis euphenoides) de coloración amarillo pálido con una gran mancha roja-anaranjada en el extremo de las alas. Otra de las mariposas más frecuentes es la mariposa de los muros (Pararge aegeria), muy ecléctica respecto al hábitat, pero siempre que Diversidad de orugas

Lújar y La Contraviesa.

de mariposas nocturnas en las Sierras de


231 tengan cobertura vegetal. Hay que destacar la abundante presencia de otros ordenes de insectos como por ejemplo los himenópteros (abejas, hormigas..), los cuales tienen una gran

importancia en el ecosistema por sus trabajos de polinización, dispersión de semillas, por su lucha contra plagas, o por formar parte del escalón más bajo de la cadena trófica sirviendo de alimento a especies de aves, anfibios, reptiles o mamíferos.

Procesionaria (Thaumetopoea pytiocampa) Doncella (Euphydrias aurinia)

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La Fauna Vertebrada El Río Guadalfeo, modelador del paisaje A medida que el río Guadalfeo se aproxima a la costa, deja atrás un paisaje modelado por su serpenteante cauce, al igual que un pincel deja su trazo en un lienzo. Este caleidoscopio de hábitats es el bastión necesario para albergar a muchas especies animales, que de igual forma lo utilizan como corredor verde para dispersarse en busca de territorios antaño ocupados por sus ancestros. En su parte alta la rapidez de su curso de agua es aprovechado por especies fluviales que requieren un alto nivel de oxigeno en el agua. Como es el caso de la trucha común (Salmo trutta) catalogada en “Peligro de Extinción” en Andalucía por el Libro Rojo de Vertebrados. Este grado de amenaza es causado por la perdida de diversidad genética en sus poblaciones debido a reintroducciones ilegales y a la incapacidad de llegar a la cabecera de los ríos donde se reproducen, por la construcción de diques y presas.

A medida que sus aguas se calman, aparecen en ellas otros peces como los cachos (Squalius pyrenaicus), especie endémica de la Península, catalogada como “Vulnerable”, principalmente por la introducción de especies exóticas y por las construcciones humanas. Su reproducción se produce entre los meses de mayo y junio, época en la que el caudal del río se ve reducido e incluso desecado, lo que les imposibilita su reproducción. La anguila (Anguilla anguilla) es un visitante ocasional que, desde el mar, remonta el río colonizando el cauce principal así como afluentes y acequias. Ligado al curso medio y alto del río por encima de la Presa de Rules encontramos al mirlo acuático (Cinclus cinclus), que caza en sus pozas los invertebrados necesarios para su alimentación. Esta curiosa ave buceadora, está catalogada como de “Interés Especial”, y considerada indicador biológico de la calidad de las aguas. Se ve afectada por la contaminación, que elimina sus presas principales, los macroinvertebrados acuáticos. Las orillas son aprovechadas por numerosas aves para alimentarse. Así nos será fácil observar al martín pescador (Alcedo atthis) pertrechado en su atalaya a la espera de alguna presa, la cual alcanzará con un veloz picado, cayendo sobre ella como un rayo azul. Las garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y, en ocasiones la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), patrullan en busca de pequeños vertebrados a los que sorprender y las huidizas gallinetas (Gallinula chloropus) aparecen entre los carrizales, con su pausado andar, intentando pasar desapercibida. A partir de primavera también podemos observar a la garza imperial (Ardea purpurea) catalogada como de “Interés Especial”; no debemos confundirla con la garza real (Ardea cinerea) presente durante todo el año y de mayor tamaño pero con una coloración más clara y sin los tintes cobrizos de la imperial.

Trucha común (Salmo trutta fario)

regulada en el curso alto del Río Guadalfeo. Cacho (Squalius pyrenaicus)

cuya pesca sin muerte está

Coloniza las zonas medias y bajas.

Un corto pero constante chillido alerta a toda la comunidad del río de la presencia de algún intruso: es el andarríos chico (Actitis hypoleucos) que se alejara volando ante cualquier peligro.


233 Los taludes del río son colonizados durante la primavera por unos coloridos visitantes, que vuelan mecidos por el viento, silbando a la par que él. Los abejarucos (Merops apiaster) construyen pequeños nidales excavados en la tierra, donde alimentan a sus pollos con abejas y avispas. En las aguas tranquilas de la Presa de Rules, anátidas como el ánade real (Anas platyrhynchos), el porrón común (Aythya ferina) o rálidos como la focha (Fulica atra), encuentran en sus aguas los recursos necesarios para su día a día. Mientras, en lo alto de sus posaderos, los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) extienden sus alas ya que, a diferencia de otras aves buceadoras, la capa impermeabilizante que cubre sus plumas, no es tan eficaz y necesitan secarlas al sol.

Las lavanderas blancas (Motacilla alba) y cascadeñas (Motacilla cinerea), omnipresentes en los pequeños saltos de agua, realizan rápidos movimientos de cola casi hipnóticos, acompasados por los movimientos de su cabeza mientras inspeccionan el limo. Multitud de pequeñas aves como currucas capirotadas (Sylvia atricapilla), ruiseñores bastardos (Cettia cetti), mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), etc., encuentran en los matorrales de la orilla su refugio, mientras que algún que otro mirlo común (Turdus merula), emite su característico reclamo de alerta. Martín pescador (Alcedo atthis)

nosos del Río Guadalfeo.

Reproduce en los taludes are-

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)

es abundante en la Presa de Rules y, en general, en las zonas más remansadas del río.

Durante la época de invierno, un ilustre visitante hace aparición en estas aguas. El Águila pescadora (Pandion halietus), desapareció como reproductora en la Península varias décadas atrás aunque aún se puede observar desde el mar alguno de sus últimos nidos en nuestra costa. Catalogada por el Libro Rojo como “en Peligro Crítico”, ha vuelto a reproducirse en algunos puntos de nuestro país. Tiene una característica que la diferencia del resto de rapaces, y es que sus garras son zigodáctilas facultativas. Esto quiere decir que tiene la capacidad de disponer sus dedos dos hacia delante y dos hacía atrás, lo que le posibilita que pueda capturar mejor a sus resbaladizas presas. Esta capacidad también le sirve para orientar a sus presas en posición perpendicular al cuerpo, lo que disminuye el rozamiento con el viento mientras las transporta. Otro visitante ocasional que puede verse por la cola de la Presa de Rules es la espátula común (Platalea leucorodia), catalogada como “Vulnerable”. Esta especializada en filtrar el sedimento en busca de pequeños artrópodos gracias al peculiar diseño de su pico. Entre la vegetación que da lugar al bosque de galería, las especies frondosas dan refugio a diversas especies de aves forestales. Durante la primavera se escucha el melódico silbido de la oropéndola (Oriolus oriolus) que, como su nombre en latín indica, muestra -en el macho- un amarillo dorado que destaca entre la espesura.


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Pero aparte de aves, las riberas albergan también a mamíferos. Los carnívoros están bien representados, siendo comunes los zorros (Vulpes vulpes) y los rayados tejones (Meles meles) que ocupan con sus madrigueras las inmediaciones del río y en las zonas de labor. Bastante más sibilina es otra especie que tiene en la noche a su principal aliado. El turón (Mustela putorius) es quizás la especie de carnívoro más difícil de detectar debido a su pequeño tamaño y agilidad. La versión silvestre del domesticado hurón, encuentra en las ratas

y cangrejos presentes en las riberas sus presas principales. Se considera “Casi amenazado”, pero la realidad es que se desconoce el estado de sus poblaciones. De todos los mamíferos carnívoros presentes en el Gualdafeo, hay que destacar la presencia de dos especies que en los últimos años han colonizado este hábitat. Una es la Nutria (Lutra lutra); en las últimas décadas ha sufrido una fuerte regresión en toda nuestra geografía debido a la fuerte presión humana ejercida por la industria peletera, la contaminación de los ríos, y el declive de una de sus presas fundamentales; el cangrejo autóctono (Austrapotamobius pallipes). Sin embargo el causante del declive del cangrejo autóctono, el cangrejo americano (Procambarus clarkii), ocupó su nicho ecológico y lo reemplazó en la dieta de la nutria, favoreciendo su crecimiento y expansión. Avanzando desde la cuenca del río Genil y expandiéndose hasta llegar al Gualdalfeo. Hoy en día esta catalogada como “Vulnerable” y el número de ejemplares es escaso, pero a buen seguro se convertirá en los próximos años en un inquilino común de nuestra comarca y un buen indicador de la calidad de nuestros ríos. La otra especie que ha hecho aparición ha sido el Meloncillo (Herpestes ichneumon). Es una mangosta cuya distribución estaba limitada a Andalucía occidental, pero se ha ido expandiendo de forma natural llegando a Nutria (Lutra lutra)

Recientemente citada aguas abajo de la Presa de Rules, la nutria coloniza aguas de buena calidad. Su presencia queda patente por sus huellas y excrementos.


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la provincia de Granada hace apenas una década. A diferencia de otros carnívoros, el meloncillo es muy termófilo y no aguanta los duros fríos presentes en nuestra provincia, por lo que ha encontrado en el clima costero un entorno ideal para él. Su presencia es anecdótica a día de hoy constatada gracias al hallazgo de huellas aguas abajo de la Presa de Rules. Es común la presencia en las cercanías del Río de jabalíes (Sus scrofa), cabras monteses (Capra pyrenaica hispanica), e incluso la aparición ocasional de algún ciervo (Cervus elaphus) en dispersión, que baja desde Los Guájares a la orilla oeste del valle.

Entre la comunidad de anfibios destaca la presencia de la rana común (Pelophylax perezi) casi omnipresente en cualquier curso de agua y la ranita meridional (Hyla meridionalis), de menor tamaño y color verde claro. Es una especie arborícola, por lo que posee unos dedos largos a modo de ventosas para trepar por la vegetación. Más curioso es el sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae) que suele ser confundido con la rana común; sin embargo podemos diferenciarlo por la ausencia de tímpanos y las pupilas en forma de corazón. No fue hasta el año 86 cuando se diferenció de la otra especie presente en la Península el Sapillo pintojo Ibérico (Discoglossus galganoi). Es catalogado por el Libro Rojo como especie “Casi amenazada”. Entre los reptiles destacamos la culebra de collar (Natrix natrix) que recibe este nombre porque en su etapa juvenil presenta un collar negro en su cuello. Es uno de los reptiles más representativos de los ecosistemas húmedos, aunque no es tan dependiente del agua como su congénere la culebra viperina (Natrix maura), más abundante que ella. La culebra de collar adulta es de color verde claro, tiene una cabeza ancha y unos ojos anaranjados que la diferencia de otras especies. Esta considerada en Andalucía como “Casi amenazada”.

Islas en un mar de tierra

Meloncillo (Herpestes ichneumon)

por primera vez en el Valle del Guadalfeo.

El meloncillo ha sido citado

Ranita meridional (Hyla meridionalis)

dante en las orillas remansadas del Guadalfeo. Culebra de collar (Natrix natrix)

Cada vez menos abun-

Ejemplar joven en el que se aprecia el collar de color oscuro que pierde al crecer..

Además de los cursos principales de agua, el hombre ha aprovechado tradicionalmente las surgencias que espontáneamente brotan por las Sierras, modificando el terreno y construyendo infraestructuras para acumularla o canalizarla. En todo el territorio abundan fuentes (Rafael Pérez, Llano de los Pozos, Dornajos, Camacho, Los Cantores, Enjambre, etc.), aljibes (Polopos, Olías, la Umbría), albercas (la alberca alta de lagos, del Castañar de Lújar, el Enjambre, Canaleja), pozas, una red de acequias, galerías, etc., todo ello para almacenar y explotar dicho recurso según sus necesidades. Estas obras junto con los cursos secundarios o depresiones naturales por donde fluye el agua de forma permanentemente o temporalmente, como los barrancos de Las Casillas, Lagos, Alhayón, Alcázar, Olías, etc son también lugares de obligada visita para la fauna. Las aves, sobretodo las de pequeño tamaño, son visitantes frecuentes de estos oasis de vida llegados de to-


236 dos los hábitats cercanos, por lo que son especies que citaremos cada una en su biotopo más característico.

en su laboreo diario cazando insectos y roedores, que son levantados por el arado o a golpe de azada.

Si es necesario destacar la presencia de los anfibios, escasos en las secas Sierras, pero que encuentran en estos puntos, un lugar de refresco o reproducción. Son consumidores de toda clase de invertebrados en sus diferentes etapas de desarrollo, por lo que son unos aliados inmejorables del agricultor por ayudar a controlar las ingentes poblaciones de insectos. A pesar de que es posible observar la presencia de Sapo común (Bufo bufo) y otras especies generalistas, hay un pequeño anfibio que coloniza especialmente estos pequeños espacios acuáticos; el sapo partero bético (Alytes dickhilleni) es un joya única y exclusiva de las montañas del sureste peninsular. Se refugia por el día en el interior de minas, cuevas o fisuras donde encuentra un microclima adecuado para soportar los calores del estío. Requiere la presencia de zonas de agua permanentes (aljibes, albercas, pozas) para el desarrollo de sus larvas. Se le puede ver en la mina de la Raja, Fuente de los Dornajos, Fuente del Plomo o en el aljibe del barranco de Olías. Se encuentra catalogado como “Vulnerable”.

Las rapaces nocturnas, el mochuelo común (Athene noctua) muy activo incluso en las horas diurnas, cuando tiene prole que alimentar. El autillo europeo (Otus scops), solo presente en la estación estival. El primero caza principalmente invertebrados y pequeños roedores, el segundo solo invertebrados. Los encontramos en los viejos troncos retorcidos de almendros, algarrobos y olivos.

Cultivos de secano El hombre ha modelado y transformado a lo largo de su existencia el monte mediterráneo en un mosaico de cultivos. Sirviéndose de las condiciones ambientales (Orografía, orientación, altitud, climatología y suelo) ha adaptado los diferentes tipos de cultivos a dichos escenarios ambientales, cultivando en las soleadas lomas el almendro de diferentes variedades, la vid, famosa por sus ricos caldos, las higueras con sus carnosos y dulces frutos, o los olivos de aceitunas aromáticas y jugos exquisitos y sembrando las huertas con primor en las húmedas vegas. Han sabido extraer de esta bella tierra, el sustento para ellos y sus familias a lo largo de generaciones. La fauna silvestre no ha desdeñado estos lugares, adaptándose a estos cambios unas especies mejor que otras. Las aves, en sus largos trayectos de emigración, encuentran presas, descanso y refugio. El águila culebrera (Circaetus gallicus) estival y una asidua de los almendrales y viñedos laboreados, que localiza a los siempre presente reptiles. El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) amigo y compañero del agricultor, le sigue

La perdiz común (Alectoris rufa), se muestra airosa y esbelta en los surcos de la labor. La reina de la pluma para los amantes de la modalidad de reclamo de perdiz macho. Soporta la presión cinegética por la dramática declive de las poblaciones del conejo de monte. Gallarda y ruidosa en el vuelo, sus pollitos “Perdigones” se aplastan mimetizándose en el suelo cuando se ven sorprendidos y no se mueven hasta que no son reclamados por su madre La codorniz (Cortunix coturnix), cada vez más escasa entre este tipo de hábitats y más abundante en las vegas. Se la escucha pero es difícil de ver y, muy reacia a levantar el vuelo, prefiere ocultarse entre la vegetación. Los pájaros son consumidores de todos los invertebrados, en especial durante la temporada de cría y unos aliados indispensables para el agricultor. La carraca europea (Coracia garrulus), está presente en los almendros viejos, olivares centenarios y cortijos abandonados. La abubilla (Upupa epops), su pico curvo está adaptado para

Perdiz roja (Alectoris rufa)

de labor y matorrales circundantes.

campa a sus anchas por las tierras


237 capturar a los invertebrados en sus galerías. La cogujada común (Galerida cristida), y la montesina (Galerida theklae), son aves totalmente adaptadas a los terrenos con escasa vegetación que presentan los cultivos de almendros, vides e higueras. La golondrina común (Hirundo rustica), la golondrina dáurica (Cercopis daurica) y el avión común (Delichon urbicum) todas ellas estivales, instalan sus pequeños y artesanales nidos de barro en los cortijos ligados a los cultivos, siendo apreciadas y respetadas, les dejan portones y postigos abiertos para que puedan entrar y salir con toda libertad. La bisbita común (Anthus pratensis), se agrupa en pequeños bandos que merodea por las tierras laboreadas. El mirlo común (Turdus merula) se observa detrás del arado de mulos en busca de lombrices e insectos. El zorzal alirrojo, el común y el charlo (Turdus iliacus, T. philomelos y T. viscivorus, respectivamente), sedentario este ultimo e invernantes los anteriores, son habitantes de los cultivos arbóreos y codiciados trofeos de caza. El abejaruco europeo (merops apiaster) pasa el verano en la comarca para realizar sus puestas, son consumidores habilidosos de insectos en vuelo. El petirrojo europeo (Erthitacus rubecula), temeroso habitante de cañadas y vaguadas con abundante cobertura. El papamoscas gris (Muscicapa striata) abundante en los cultivos arbolados donde instala sus nidos. El alcaudón común (Lanius senator), temido depredador de insectos, pequeños roedores y pájaros, nidifica en las horquillas de almendros e higuera, formando despensas con sus presas, que cuelga en los matorrales con púas, como el majuelo. Entre los fringílidos tenemos al jilguero (Carduelis carduelis), el verderón común (Carduelis chloris), el lúgano (Carduelis sipnus), el pardillo común (Carduelis cannabina), el verdecillo (Serinus serinus) y el frecuente pinzón vulgar (fringilla coelebs), bastante generalistas y todas cantoras, de dulces trinos y bellos colores, son apreciadas por los silvestristas. El conejo común (Oryctolagus cuniculus), cada vez más escaso, se refugia en la zona de frontera del matorral y de labor. La liebre ibérica (Lepus granatensis), gusta de los Erizo (Erinaceus europaeus)

la hojarasca o montones de leña.

de hábitos discretos, se oculta bajo

espacios abiertos que le proporcionan los cultivos leñosos. El zorro común (Vulpes vulpes), lo mismo le observamos comiendo un higo maduro o cazando uno de los muchos roedores. La comadreja (Mustela nivalis), consumidora insaciable de roedores y aliada del agricultor. El Erizo común (Erinaceus europaeus) y el moruno (Altelerix algirus) son consumidores de toda clase de invertebrados, saneando las huertas de plagas de insectos. “Esta última no aparece citada en la bibliografía en Granada (ALCOVER, 2002), pero hemos comprobado su presencia en el sur de la provincia1”. El Lirón careto (Elyomis quercinus), bello y pequeño cazador, dicen popularmente “que muere y resucita2”. La musaraña común (Crocidura russula) y la diminuta musarañita (Suncus etruscus), son pequeñas e implacables depredadoras que dan caza a una enorme cantidad de invertebrados. El topo ibérico (Talpa occidentalis) y el topillo mediterráneo (microtus duodecimcostatus), los dos de hábitos nocturnos y subterráneos. El ratón de campo (Apodemus sylvaticus), abundante en todas las zonas de cultivos junto con el ratón moruno (Mus spretus) prefieren las zonas de frontera del matorral bajo y cultivos. En los soleados almendrales, viñedos y olivares, son frecuentes la presencia de reptiles, especialmente en la estación estival, como el imponente lagarto ocelado (Lacerta lepida), de aspecto corpulento y robusto. La lagartija colilarga (Psammodromus algirus) es muy abundante y fácil de observar, al contrario que la lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), presente también en

1

Monografías Ambientales de la Costa Granadina 4: La Sierra de Lújar. Edita.: Área de Medio Ambiente Ayuntamiento de Motril. Asociación BUXUS. Los vertebrados (3) los mamíferos. Pag. 115. 2

Monografías Ambientales de la Costa Granadina 4: La Sierra de Lújar. Edita.: Área de Medio Ambiente Ayuntamiento de Motril. Asociación BUXUS. Los vertebrados (3) los mamíferos. Pag. 124.


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Cogulla (Macroprotodon brevis) catalogada como “Casi amenazada”. Quizás sea la especie de ofidio más desconocido por sus costumbres nocturnas y su modo de vida subterráneo. El nombre de cogulla deriva de la mancha oscura que tiene en su cuello, que simula esta prenda usada en las liturgias católicas. Es una especie venenosa, que inocula veneno a sus presas cuando estas son ingeridas, con unos pequeños colmillos alojados cerca de su garganta. Para los seres humanos resulta totalmente inofensiva. las zonas abiertas y secas que ofrecen los cultivos arbóreos. La culebrilla ciega (Blanus cinereus) frecuente en las huertas donde se cultivan hortalizas, tiene el aspecto de una lombriz enorme y, al igual que estas, excava galerías subterráneas, por lo que la encontraremos esporádicamente bajo las piedras en los meses de primavera y otoño. Las culebras buscan incasablemente a los roedores por todas las zonas de cultivo, llegando a cazarlos en el interior de sus madrigueras. La culebra de herradura (Hemorhois hippocrepis) y La culebra de escalera (Rynechis scalaris), se pueden observar entre los surcos del laboreo y en los matorrales adyacentes. La culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), la mayor de todas las culebras, capaz de dar caza a otras culebras y especialmente a grandes roedores como la rata común y la parda, es una especie opistoglifa, es decir, presenta colmillos en la parte de atrás de la garganta para inyectar el veneno a las presas al tragarlas, ayudando este a la digestión pero, como las demás, no es peligrosa para el hombre. La otra especie de culebra que requiere una atención especial es la Culebra de Culebrilla ciega (Blanus cinereus) Culebra de cogulla (Macroprotodon brevis)

Matorral En las Sierras de Lújar y La Contraviesa se ha desarrollado una importante vegetación leñosa que forma el matorral mediterráneo, donde ha desaparecido el primigenio bosque mediterráneo, debido a la acción del hombre y a las condiciones ambientales. El águila culebrera (Circaetus gallicus), estival, de cabeza grande y oscura, prospecta el matorral buscado con sus aguda vista de ojos amarillos los ofidios de los que se alimenta. Los pinares que circundan el matorral son el lugar elegido para instalar sus grandes nidos. La curruca cabecinegra, capirotada y la rabilarga (Sylvia spp.) son especies residentes. La curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) y la tomillera, (Sylvia conspicillata), son estivales. Todas ellas se alimentan, se ocultan e instalan sus miméticos nidos en el matorral. El escribano montesino (Emberiza cia), común y presente en el matorral de montaña y el triguero (Miliaria calandra), prefiere el matorral abierto. Están presentes las tres collalbas que habitan en la península, la negra (Oenanthe leucura) se observa en las cotas bajas de matorral con presencia de roquedos, la gris (Oenanthe oenanthe),


239 menos abundante, y la rubia (Oenanthe hispanica), la más abundante de ellas. La tarabilla común (Saxiola torquata) prefiere posarse en ramitas que sobresalen del matorral, desde donde da caza a los distintos insectos de los que se alimenta. Andalucía es unas de las regiones más rica en Biodiversidad, por ello tiene la responsabilidad moral y legal de salvar al felino más amenazado del planeta, el lince ibérico (Lynx pardina), por tanto ha elaborado varios proyectos LIFE, de conservación y reintroducción, financiados y aprobados por la Comisión Europea. El lince ibérico ha sido perseguido y cazado hasta la extinción en las Sierras Litorales, siendo el especialista por excelencia del matorral mediterráneo y controlador de depredadores generalistas. En los últimos años ha habido señales de presencia lincera en sierras cercanas de la provincia, por lo que es posible que en un futuro próximo hallemos rastros de está emblemática especie en Las Sierras de Lújar o La Contraviesa. El ubicuo conejo común (Oryctolagus cuniculus) cada vez más escaso en el matorral, por el acoso de enfermedades como la mixomatosis y la neumonía hemorrágica vírica, especie clave de los depredadores que habitan en estas estribaciones montañosas, especialmente de los especialistas. Urge una veda temporal de su caza. De hábitos nocturnos, la culebra lisa meridional (Coronella girondica) se alimenta de pequeños reptiles y destaca entre todas las especies de ofidios presentes en el matorral y zonas aledañas.

Pinar Los pinares en la sierra, son el resultado de intensas talas para la minería, incendios forestales y repoblaciones, siendo el pino carrasco el más abundante. Los mejores bosques de este pino, los podemos encontrar, en la Fuente del Moral, Barranco Chico, Cortijo Olivar, Fuente de la Higuera, Barranco Castillejos, Camacho y Ortigas, Sierra de Jubiley, Sierra La Joya y Montes de Torvizcón, Burgos y Alcántara. En la Umbría de Sierra Lújar, junto a la carretera que lleva a Orgiva, podemos observar pinos de regeneración natural. Las masas de Pinus pinaster son tal vez las más maduras, de entre las cuales podemos destacar, El Pinar de Los Gallegos, Cortijo Calonca y Colorado; en estos dos

últimos parajes se mezcla con el pino carrasco. El pino silvestre (Pinus silvestris) es el que ocupa las altas cumbres, siendo pinos de repoblación, destacamos, Los Dornajos, El aprisco y Hoya de las Encinas. Entre las rapaces Típicamente forestales hay dos que podemos destacar. El Azor (Accipiter gentilis) y el Gavilán (Accipiter nisus). Similares ambas especies en cuanto a su plumaje barrado en las zonas pectorales y ventrales y a su extraordinaria maniobrabilidad cinegética sorteando troncos y ramas detrás de otras aves de Azor (Accipiter gentilis) Gavilán (Accipiter nisus)

el pirata de la espesura. reproductor regular en los pinares.


240 últimos años. Entre las rapaces nocturnas podemos destacar el cárabo común (Strix aluco), la más escasa y forestal de las nocturnas; se observa sobre todo en los pinares de pino silvestre y resinero. El chotacabras cuellirojo (Caprimulgus ruficollis) no es una rapaz nocturna pero comparte hábitos y hábitats; le gusta sobrevolar las masas de pinares capturando macroinvertebrados gracias a su boca sobredimensionada. La paloma torcaz (Columba palumbus) y la tórtola europea (Streptopelia turtur), se introducen en los pinares bajos y medios especialmente durante la época de cría ya que su alimentación es a base de brotes vegetales, bellotas, y otros frutos. Los paseriformes son las aves más frecuentes en los pinares y mejor adaptadas al bosque mediterráneo; escogeremos los más representativos como son: el carbonero común (Parus major), el carbonero garrapinos (Parus ater), el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y el herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus), y el piquituerto (Loxia currirostra), todas ellas bastante abundantes y fáciles de observar. En el interior de las masas boscosas, encontramos al mito (Aegithalus caudatus), al pito real (Picus viridis) y al torcecuello (Jynx torquilla).

pequeño y mediano tamaño. En ambas, la hembra es notablemente mayor que el macho, siendo proporcionalmente el Azor mucho mayor que el gavilán. El busardo ratonero (Buteo buteo), el aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) y el águila culebrera (Circaetus gallicus), aunque se pueden ver en otras masas forestales, suelen nidificar en los pinares, sobre todo en ejemplares viejos y grandes. Por último y no menos importante dentro de las rapaces diurnas hemos dejado al águila imperial (Aquila heliaca) no porque habite en los pinares de nuestra sierra, si no por las numerosas citas de ejemplares jóvenes que se han visto sobrevolando estas zonas en los Paloma torcaz (Columba palumbus) Ardilla roja (Sciurus vulgaris)

coloniza pinares y encinares.

sobre un viejo pino.

La ardilla roja (Sciurus vulgaris) graciosa y esquiva, se oculta detrás de los troncos cuando es sorprendida; se alimenta de piñas y otros frutos que obtiene en las copas de los árboles. La gineta (Genetta genetta) y la Garduña (Martes foina), carnívoros con poblaciones en relativo buen estado, merodean en la noche de las Sierras siendo localizados casi siempre por sus excrementos en los bordes de los caminos. Están presentes en los barrancos La Víbora, La Negra, Castillejos, Rambla de Torvizcón, o el Barranco de Olías.

Encinar Los encinares y chaparrales que pueblan actualmente la sierra, son el resultado de intensas talas e incendios forestales, que asolaron durante décadas el bosque mediterráneo que poblaba estas estribaciones montañosas. Aun existen encinares muy bien conservados en las confluencias de los Barrancos de la Negra, Miranda, los Hornos, Vicario, Guano, las Víboras, el Almez, Aljibe o de Torvizcón. Es necesario precisar que muchas de las especies forestales, fundamentalmente de aves,


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que pueblan los encinares, colonizan igualmente los pinares, por lo que destacaremos en este apartado solo las más representativas de este biotopo específicamente. El cárabo común (Strix aluco), la más escasa y forestal de las nocturnas, posee unos graciosos perfiles redondeados y unos ojos de color negro, careciendo esta de penachos “orejas”. Se le escucha en los barrancos de Castillejos, Hornos y La Negra. Los córvidos, aves inteligentes y adaptables y de aspecto robusto. La más colorida y forestal, el arrendajo (Garrulus glandarius) es fácil de identificar por su plumaje su reclamo ronco e intenso. Al contrario que el resto de los córvidos, no es de color oscuro sino que presenta unos tonos anaranjados mezclados con los negros, blancos y azules de sus alas. Tiene un potente pico negro que le permite alimentarse de los frutos más duros y también capturar pollos de otras especies. Es un ave muy abundante y presente en todas las zonas boscosas y barrancos con densidad arbórea. La podemos ver entre los encinares de los barrancos de Hornos, La Víbora, La Negra, Vicario y Torvizcón. La urraca (Pica pica), llamativa por la combinación del blanco y negro del plumaje y cola larga con reflejos verdosos. Especie colonizadora, oportunista y gregaria. Emite como alarma una serie de tsche-tsche-tsche prolongada, rápida y ronca.

Los pequeños mosquiteros papialbos (Phylloscopus bonelli), estival, reconocido por su canto, es frecuente en los encinares de los barrancos Hornos, La Víbora y La Negra donde construye sus nidos en forma de bola entre la espesura del sotobosque del encinar en los barrancos. El mosquitero musical (Phylloscopus trochilus),

Mosquitero papialbo (Phylloscupus bonelli) Cárabo (Strix aluco)

La Negra

Ocupa los bosques antiguos.


242 Alcornocales

frecuente durante el paso migratorio postnupcial. El abundante y multicolor pinzón vulgar (fringilia coelebs) emite su poderoso y metálico canto desde la copa de las encinas y quejigos, donde instala su nido en forma de taza. Con pequeños saltos y vuelos cortos el papamoscas cerrojillo (Ficedula Hypoleuca) da caza a los pequeños insectos alados. Los mamíferos son más difíciles de observar que los demás vertebrados, principalmente los depredadores, debido a la persecución que han sufrido históricamente por el hombre. Basta recordar el Decreto del Ministerio de Agricultura de 11 de agosto de 1953, por la que se crearon las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza3. Uno de los depredadores más afectados fue el gato cerval o lince ibérico (Lynx pardina), especie extinta en la comarca y en grave peligro de extinción en el resto de la península ibérica. Es el felino más amenazado del planeta, su estampa moteada, sus penachos como pinceles y su cola corta pintada de negro es la expresión sublime de lo más salvaje del monte mediterráneo (el 30-03-2000, se recuperó una piel de lince adulto4 y 13-03-2009 se entrega un ejemplar joven naturalizado de lince, ambos en el municipio de Motril. Francisco Maroto-Santiago Valverde, AA.MM.AA. Las últimas citas datan de 1982 y lo ubican en la Giralda y Peña del Rayo, los Güájares. (J. E. Granados, J.M. Gil y otros5). 3 4 5

Las grandes masas forestales constituyen el pulmón verde de cualquier espacio geográfico. Desde el punto de vista ecológico son joyas en sí mismas, pero si pensamos en la fauna, más aún. La existencia de un estrato arbóreo de cierta entidad ofrece a los animales que en él habitan, alimento y resguardo. Dentro de estás extensiones boscosas, más o menos amplias y densas, se incluyen, por supuesto, los alcornocales, probablemente el bosque sureño por excelencia. Dentro del espacio de estudio que ocupan las Sierras de Lújar y La Contraviesa encontramos dos alcornocales además de algunos ejemplares aislados que se entremezclan con encinas o quejigos. Consideraremos a efectos de este capítulo, los denominados Alcornocal del Haza del Lino y Alcornocal de la Sierra del Jaral, comúnmente conocido como Alcornocal de Lújar, por su cercanía al municipio del mismo nombre. Ambos alcornocales se explotan en la actualidad para la extracción del corcho, labor que se efectúa cada siete años, motivo por el cual, seguramente, se han conservado en relativas buenas condiciones hasta nuestros días. El alcornocal del Haza del Lino es de mayor extensión y presenta un sotobosque mucho más clareado mientras que el Alcornocal de Lújar, dispone que un estrato arbustivo altamente poblado fundamentalmente por jaras y otras especies de porte medio. En lo sustancial, no encontraremos grandes diferencias en lo que a la presencia de fauna se refiere, por lo que nos referiremos indistintamente a ambos. Las pobladas copas de los alcornoques nos indican el tipo de fauna que podremos encontrar fundamentalmente en estos lugares; especies que puedan utilizarlas para alimentarse, cobijarse o reproducirse en ellas. Estas especies son las aves, aunque lógicamente encontraremos también otras especies de vertebrados. Es necesario reseñar la presencia estival de grandes rapaces que construyen sus inaccesibles nidos en lo Lince ibérico (Lynx pardina)

Lince ibérico: aspecto jurídicos para la conservación de la especies. Edita.: Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (Secem). Monografías Ambientales de la Costa Granadina 4: La Sierra de Lújar. Relatos de campo. Edita.: Área de Medio Ambiente Ayuntamiento de Motril. Revista Quercus, abril 1995: Presencia del lince y evaluación de sus hábitats en la provincia de Granada.


243 profundo del bosque, en las intrincadas ramas superiores de los árboles más altos. Es el caso del Águila Culebrera (Circaetus gallicus), también llamada “Águila búho”, por disponerse sus amarillos ojos de forma casi frontal en su cara. Es la mayor de todas las águilas presentes después de la real y se alimenta fundamentalmente de culebras y lagartos que proliferan en estos lugares. Esporádicamente pueden nidificar en los alcornocales ejemplares de Águila calzada (Hieeraetus pennatus) y Busardo ratonero (Buteo buteo), rapaces de mediano tamaño y mucho menos exigentes en cuanto a su ubicación, desplazándose grandes distancias en busca de alimento, casi siempre pequeños roedores y aves. Entre las rapaces y aves nocturnas, encontramos una interesante representación en ambos alcornocales, especialmente en el más septentrional, el del Haza del Lino. Los estudios realizados a lo largo de los años 90 y los 2000, han arrojado datos muy esperanzadores por lo que respecta a estas enigmáticas aves. Mochuelos (Athene noctua) y Autillos (Otus scops) son las dos especies más abundantes, siendo fácil escucharlos en las noches cálidas de primavera y verano. En ausencia de viento hemos llegado a escuchar simultáneamente 3 ó 4 ejemplares de mochuelo y otros tantos de autillo. También de chotacabras cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis) que, sin ser una rapaz, sí desarrolla su actividad durante la noche y se incluye entre las especies de estudio en el proyecto Noctua, que la Asociación Buxus ha realizado a lo largo de los últimos veinte años. El chotacabras, se conoce con ese nombre por la falsa creencia de que se desplazaba junto a los rebaños de cabras para beber la leche de las hembras con crías. En realidad la explicación es otra mucho más mundana; junto con los grupos de animales y sus excrementos, se desarrolla una multitud de insectos y otros invertebrados, que son presas potenciales del chotacabras. Tienen una boca excepcionalmente grande para capturar grandes polillas en vuelo. Su plumaje es muy críptico, ya que durante el día descansa en el suelo sobre la hojarasca y sus puestas, se depositan directamente sobre el suelo sin construcción previa de nido alguno. Para evitar que los depredadores localicen los huevos en el suelo, cada día los mueve cuidadosamente a otro punto cercano. Unos metros más arriba, las palomas torcaces (Columba palumbus) inundan el bosque con su incansable

canto. La mayor de todas las palomas mantiene en las sierras del sur unas poblaciones residentes bastante razonables, nidificando de forma regular en las copas de alcornoques, encinas o pinos junto a los que se alimenta de bellotas y materia vegetal en general. Algo más pequeña y de un color azul metálico espectacular, es la carraca (Coracia garrulus), ave estival de escasa presencia y en regresión. Es una especie troglodita, es decir, ocupa agujeros y cavidades naturales en árboles o zonas rocosas. Los viejos ejemplares de alcornoques, con sus recovecos naturales, se convierten en la morada ideal para esta inconfundible especie. El nombre de carraca proviene del sonido que emite, que recuerda a este juguete infantil de soniquete monótono y áspero. Dejando atrás a los grandes pájaros, es preciso centrarse en la multitud de paseriformes que habitan en la foresta y desarrollan su vida, o parte de ella en los profundo de las copas de los alcornoques. En su gran mayoría son aves que habitan indistintamente cualquiera de los biotopos en los que se divide este

Ratonero (Buteo buteo)

una de las rapaces más abundantes.


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capítulo siempre y cuando haya masas forestales a poca distancia. No son, pues, especies estrictamente apegadas a los alcornocales, pero sí que concentran en estos unas buenas poblaciones. La familia de los páridos es una de las mejor representadas con cuatro especies de comportamiento, alimentación y reproducción similar en líneas generales. Se trata del Carbonero común (Parus major), el Carbonero garrapinos (Parus ater), el Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) y el Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus). El Carbonero común, llamado así por el color negro que, a modo de máscara, cubre su cabeza y cuello, prolongándose en una banda vertical que recorre pecho y vientre. Es el más grande de todos, aun siendo de pequeño tamaño y se alimenta de pequeños invertebrados. Junto con otros miembros de la familia, son importantes porque son de los pocos animales que pueden combatir las plagas de procesionaria ya que también pueden alimentarse de ella. También pueden consumir pequeños frutos carnosos o secos, dependiendo de la época del año. Se han contabilizado alrededor de 100 cantos y reclamos distintos en esta Jabalí (Sus scrofa)

Entre los grandes mamíferos es, sin duda, el más abundante. Especie cinegética, cuya caza es compatible con su conservación.

especie. El carbonero garrapinos, es muy similar a la especie anterior pero sustituyendo, a grandes rasgos, el color amarillo intenso por un marrón pálido. El herrerillo común combina colores azules y amarillos y es de menos tamaño que los anteriores; su canto es similar al del resto de la familia pero más fino y delicado. El herrerillo capuchino presenta una imponente cresta de color blanco y negro que, mezclados, dan una sensación de ajedrezado. Concluimos este texto sobre las aves relacionadas con los alcornocales haciendo mención a dos especies singulares, que están presentes y que han sido observados en ambas zonas. El primero de ellos es el Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla), diminuto paseriforme que habita en las ramas frondosas de los árboles. De color oliváceo, similar a un mosquitero pero con una banda blanca a modo de ceja, seguida de otra negra sobre está y coronado en el píleo por una especie de gorro de color anaranjado. El otro es el Agateador común (Certhya brachydactyla), trepador incansable que recorre los troncos de los árboles como si anduviera sobre ellos al margen de la ley de la gravedad. Su plumaje es totalmente mimético con el entorno en el que habita donde predominan los colores pardos


245 más o menos oscuros. Como algunas de las especies anteriormente citadas, nidifica en pequeños agujeros de los troncos maduros. Los mamíferos sí cuentan con una importante representación en estos hábitats ideales para ellos, con abundancia de alimento y cobertura para ocultarse del ser humano. La especie más abundante con clara diferencia sobre el resto, es el jabalí (Sus scrofa), que campa a sus anchas por ambos alcornocales. Al tratarse de una especie, en general, bastante huidiza, no será fácil localizar ejemplares a pleno día aunque sí encontraremos numerosas señales que delatarán su presencia. Huellas, excrementos, hozadas, revolcaderos o pelos en los “pulidos” troncos de los alcornoques, nos darán las pistas para averiguar por las zonas más querenciadas por estos animales. A pesar de que son mamíferos muy generalistas y de alimentación omnívora, no despreciarán, como es lógico, una buena reserva de alimento nutritivo en forma de bellota. Prácticamente todos los mamíferos carnívoros del sur peninsular están representados en este biotopo, si bien su presencia es más bien escasa o poco abundante. Se trata de especies como la Gineta (Genetta genetta), la Garduña (Martes foina), o el Tejón (Meles meles). Las dos primeras, son excelentes trepadoras, por lo que buscarán un porcentaje de su alimento en las copas de los árboles: pequeños pájaros o roedores. El tejón, por contra, es totalmente terrestre y pasa la mayor parte del día oculto en su tejonera para, llegada la noche, salir en busca de alimento. El tejón no hace ascos a frutos, huevos, pequeños invertebrados, etc, lo que aumenta sus probabilidades de supervivencia. Entre los reptiles y anfibios no existen especies que podamos incluir como típicamente ligadas a los alcornocales de Lújar y del Haza del Lino, aunque si pueda existir presencia de algunos reptiles más generalistas como la culebra de escalera (Rynechis scalaris) o la bastarda (Malpolon monspesulanus), o anfibios como el sapo común (Bufo bufo) o el sapo corredor (Epidalea calamita).

Tajos, roquedos y canchales Tajos, roquedos, canchales, grandes formaciones pétreas afloran de forma diversa a lo largo de toda la geografía que ocupan las Sierras de Lújar y la Contraviesa

convirtiéndose en protagonistas que albergan algunas de las especies de vertebrados más importantes y representativas de las modestas sierras costeras del sur de Granada. Geológicamente en esta categoría incluimos masas rocosas, generalmente calizas, que conforman elementos paisajísticos con personalidad propia como los sinuosos tajos de Don Luis y con cierta presencia de fenómenos kársticos como lapiaces o dolinas en las zonas de cumbres. La configuración intrínseca de estos biotopos tan singulares, de carácter vertical en la mayoría de los casos, ofrece a las pocas especies capaces de adaptarse, la posibilidad de explotar unas zonas vetadas a la mayor parte de la fauna y la flora. Los inexpugnables riscos de las zonas más escarpadas de toda la sierra, son el lugar elegido para nidificar por uno de los emblemas faunísticos de toda la Península Ibérica, el Águila Real (Aquila chrysaetos). La mayor de todas nuestras águilas y también una de las más amenazadas, extiende sus dominios por gran parte de nuestra zona de estudio. Sus costumbres esquivas y solitarias la hacen buscar el más recóndito hueco en la roca para construir sus nidos a salvo de otros predadores alados y lejos también de las miradas de los humanos. Durante la reproducción, la parte más delicada de su ciclo anual, el águila real permanece totalmente Águila real (Aquila chrysaetos)

La reina de Las Sierras.


246 ligada a las paredes verticales que cobijan su descendencia, oteando uno de los progenitores desde su privilegiada atalaya mientras el otro se encarga de realizar las labores propias del cuidado de la puesta. El ciclo reproductor de esta especie comienza ya en el mes de diciembre con los primeros arreglos del nido y aportes de material fresco. Los huevos tardarán aproximadamente 60 días en eclosionar y tras un par de meses los polluelos ya serán capaces de hacer el primer salto al vacío de sus vidas. En la actualidad se contabilizan 3 parejas de águila real, catalogada como “Vulnerable”, en los límites que abarca esta publicación. La segunda, por tamaño, es el Águila perdicera (Aquila fasciata), presente igualmente y de elevada importancia desde el punto de vista ecológico ya que es la rapaz más amenazada en el sur peninsular. Es notablemente menor que el águila real y en una vista inferior presenta un color claro con las alas más oscuras. Coloniza zonas rocosas de difícil acceso aunque, en general, escoge zonas de más baja altitud y, en algunos casos menos alejadas de núcleos de población. Su dieta se basa en aves y mamíferos de pequeño tamaño, como perdices, ratas, algún conejo, etc, que cazan conjuntamente la pareja con una estrategia muy estudiada; uno de los miembros de la pareja planea a baja altitud haciendo escapar a las posibles presas que, confiadas de su huida son capturadas por el segundo miembro desde atrás en un alarde de complicidad cinegética. Las 4 parejas que habitan dentro de los límites geográficos de las sierras de Lújar y La Contraviesa se sitúan en los bordes como norma general, eligiendo barrancos y tajos de menor altura, en algunos casos junto a antiguos cortijos o tierras de cultivo de secano. Los nidos, muy voluminosos en cuanto al tamaño proporcional con respecto al águila, son constantemente renovados y arreglados con material verde, e igualmente son usados en años alternos para evitar la proliferación de parásitos en los mismos. Si continuamos descendiendo en tamaño y aumentando en velocidad, es necesario hablar del halcón peregrino (Falco peregrinus), el ave más veloz del planeta. Al igual que las especies anteriores habita en zonas con grandes tajos y paredes verticales, pudiendo desplazarse grandes distancias en sus jornadas de caza. Es algo mayor que un cernícalo, con las alas más largas y puntiagudas y de aspecto gris azulado, aunque

en vuelo parece muy oscuro. Sus ojos amarillos son su mejor arma para identificar y calcular en pleno vuelo el impacto con el que sorprende a sus presas, normalmente otras especies aladas como palomas bravías, córvidos, etc. La hembra, de mayor tamaño que el macho escoge en la temprana primavera una sencilla cornisa de piedra, un saliente al fin y al cabo para depositar 3 o 4 huevos de color marrón rojizo con manchas más oscuras. Al igual que las especies anteriores está catalogado como “Vulnerable a la extinción”, siendo su principal amenaza el expolio de los nidos para el uso de cetrería incontrolada. El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), es el hermano pequeño del halcón peregrino; mucho más ecléctico Halcón peregrino (Falco peregrinus) Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus)


247 en cuanto a la elección de su zona de establecimiento aunque sigue teniendo predilección por los lugares altos y escarpados al menos, para las poblaciones que se mantienen lejos de núcleos de población, donde lleva a nidificar incluso en jardineras de los propios edificios. En las sierras de Lújar y La Contraviesa, es muy abundante; se encuentra desde el Río Guadalfeo hasta las cumbres a más de 1800msnm estando ligado también a construcciones humanas como puentes, cortijos abandonados, etc. Estas cuatro son las rapaces diurnas presentes en la zona muestreada que guardan relación directa con los tajos, roquedos y canchales, aunque en otro tiempo, fue posible, observar otras especies que hoy día solo intuimos por sus vestigios; es el caso del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), que hasta mediados del S.XX nidificó en algunos barrancos de la Sierra de Lújar. Saunders, en 1871, dice que “había una o dos parejas en cada sierra” y, López-Seoane (1861), confirma la existencia en las sierras de Granada “con cierta elevación”. Fernando Hiraldo junto a Miguel Delibes y Juan Calderón (1979) publican un trabajo sobre el quebrantahuesos que contiene varios mapas con la distribución en España, donde se pone de manifiesto que en la Sierra de Lújar esta especie desaparece a partir de 1940. La citas más recientes se remontan a las observaciones de Mountfort en la década de los ´50, cuando todavía nidificaba en Sierra Nevada y en la Sierra de la Almijara 1960 (Hiraldo et al; 1979; González y González, 1984), época en la que se practicaba la caza de rapaces con Búho. En algunos barrancos de la Sierra de Lújar, todavía se conservan los restos de las antiguas plataformas de los nidos del quebrantahuesos. No son raras las observaciones anuales de buitres leonados (Gyps fulvus), generalmente en paso o en dispersión. Igualmente sucede en los roquedos de las zonas altas con otras especies migradoras como los halcones abejeros (Pernis apivorus) o los milanos negros (Milvus migrans), que en su recorrido sobrevuelan estas áreas bajando a descansar o a pasar la noche si fuera necesario. Por lo que respecta a las rapaces nocturnas, también existe una importante presencia de búho real (Bubo bubo), gran señor de la noche, que habita en los barrancos más o menos cerrados donde su profundo

canto se proyecta en la noche a varios kilómetros ya en los meses otoñales. Se le escucha en los barrancos de Castillejos, Hornos, La Negra, Almez, o Aljibe. Su inconfundible silueta de gran envergadura y sus emplumados penachos a modo de orejas coronan las rocas altas, oteando el terreno media luz para lanzarse en un sigiloso vuelo mortal sobre conejos, ratas, u otras aves de mediano tamaño. Se encuentra presente en toda la geografía de nuestras sierras desde las zonas más bajas de la cara norte mirando a Órgiva, donde planea sobre pinares de repoblación hasta los barrancos como el de La Negra o el de la Entabicada. Dejando atrás las rapaces, también existen otras especies de aves de carácter rupícola que estarán presentes en dichas zonas en determinadas épocas del año. La paloma bravía (Columba livia), que se ha adaptado a la vida entre los humanos y es abundante en las ciudades, es originariamente una especie rupícola que se desplaza durante el día a otras áreas más prolíficas para alimentarse de materia vegetal. Es interesante señalar la presencia de esta especie a pesar de ser muy común, ya que es alimento fundamental de aves mayores como el halcón peregrino, el águila perdicera o el cernícalo. Las tres especies de vencejos presentes en la zona, el vencejo común (Apus apus), el vencejo pálido (Apus pallidus) y el vencejo real (Tachymarptis melba), se alimentan de plancton aéreo y pasan la mayor parte de su vida en vuelo. Debido a la fisiología de sus patas, que están reducidas a unas pequeñas garras para aferrarse a la roca los vencejos no son capaces de posarse en el suelo y luego volver a despegar, por lo que necesitan dejarse caer desde un punto alto para poder remontar el vuelo. Los tajos verticales permiten esa circunstancia por lo que son el punto de concentración de estas aves; sobre todo de los vencejos reales, que permanecen en los medios naturales menos humanizados mientras que las otras especies prefieren las cornisas y tejados de los edificios altos de los núcleos urbanos. Los aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris), sin ser aves tan especializadas como los vencejos, también utilizan las repisas de los acantilados para nidificar y descansar durante la noche en pequeños grupos. Durante el día se desplazan a otras áreas a alimentarse también de pequeños invertebrados voladores.


248

Los córvidos, sin ser una familia muy abundantemente representada en ambas sierras, sí tiene algunos ejemplares destacables como el cuervo (Corvus corax), la especie de mayor tamaño y completamente negra, cuya reproducción está confirmada en la cara oeste de la Sierra de Lújar, sobre la presa de Rules, en el término municipal de Vélez de Benaudalla (S. Valverde. com. pers.) O la Chova piquirroja (Phyrrocorax phyrrocorax), llamada así por su curvo pico de color rojo intenso que contrasta con el resto del cuerpo negro, coloniza las zonas más altas como la cara sur de Los Pelaos, Tajo de Don Luis, etc. y es delatada por los escandalosos reclamos que emiten los bandos de mediano tamaño en que se concentran. En otros lugares más frecuentados por el turismo, las chovas piquirrojas se han adaptado a alimentarse de los restos de comida dejados por el ser humano; en las Sierras de Lújar y la Contraviesa todavía conservan su condición salvaje. Entre los paseriformes que podemos etiquetar como eminentemente rupícolas, debemos destacar la collalba negra (Oenanthe leucura), encontrándola en todos los barrancos, canchales y pequeños tajos con abundancia de orificios donde nidifica. El roquero solitario 6

(monticolla solitarius), con el azul metálico tan característico del macho, es más abundante de lo que parece, estando presente incluso en las inmediaciones de construcciones humanas, confundiéndose su silueta a contraluz con la del mirlo, aunque más estilizada. Por último, como nidificantes o colonizadores oportunistas, encontramos al diminuto chochín (Troglodytes troglodytes), cuyos nidos pueden observarse casi siempre en las entradas de las cuevas y minas de todo el territorio; también el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), a pesar de ser una especie muy habitual en zonas más bajas, ha construido nidos en los roquedos cercanos a las bocas de las minas, o incluso dentro de estas. Entre los mamíferos debemos dedicar un espacio de honor a la cabra montés (Capra pyrenaica hispanica), de aspecto imponente y cuernos de desarrollo acarnerado, que la diferencia de las otros tipos de cuernos del macho montés (Batuecas-Gredos, Levante-Beceite, Málaga-Ronda y Cazorleño-Cazorla)6. Hoy día es posible encontrar ejemplares de la especie prácticamente en todos los biotopos que conforman las Sierras de la Contraviesa y Lújar aunque si hay un espacio Cabra montés (Capra pyrenaica hispanica)

El Macho montés: Exposición monográfica de una pieza de caza. Edita.: Junta de Castilla y León. Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes. Esquema 10. Diferentes tipos de cuernos de macho montes, pag. 35.


249


250 específico para el que está adaptada ese es el de los roquedos y las zonas más abruptas. Dependiendo de la época del año es posible encontrarla formado rebaños o en solitario, en localizaciones como el Barranco de Castillejos, de la víbora, Hornos, La Negra, Los Pelaos, y un largo etc. La configuración de su anatomía, su capacidad de encontrar alimento en condiciones casi imposibles y la ausencia de depredadores la han convertido en la reina indiscutible de las Sierras en las últimas décadas. No obstante no debemos perder de vista que se trata de una especie todavía catalogada como “Vulnerable a la extinción”, por lo que su presencia en la zona es hoy día un elemento de una importancia vital desde el punto de vista ecológico y turístico. En función de la configuración de su cornamenta, los ejemplares encontrados en la Sierra de Lújar, igual que en la vecina Almijara, pertenecen a la variedad de cuernos denominada “acarnerada” (Rodríguez de la Zubia, 1969). Los félidos mantienen actualmente como único representante al Gato Montés (Felis sylvestris), conocido localmente como “gato clavo”. De color gris, su gruesa cola de punta redondeada y de aspecto anillado lo diferencia de los gatos domésticos. Es, probablemente la especie más difícil de observar entre todos los carnívoros presentes en las sierras debido a su carácter esquivo y su actividad crepuscular o nocturna. Su presencia fue citada en el S. XVIII por Fernández Navarrete (1732). De las especies de grandes mamíferos que en algún tiempo no muy lejano habitaron nuestras sierras, hay que destacar al lobo (Canis lupus). Según Valverde (1984), era común a principios del S. XX en la mayor parte de la Península Ibérica, y según Sánchez García (1881), “este animal es abundante por desgracia en Sierra Nevada) y ... en las Costas de Motril”. En las Sierras de Lújar y la Contraviesa, se estima que desapareció durante la primera mitad del S. XX (Titos Martínez, 2003). No son pocos los relatos que cuentan los habitantes de los municipios circundantes, en los que manadas de lobos asaltaban los carros que llevaban el pescado atraídos por el olor del mismo. Hoy día no tenemos la suerte de contar con la presencia del lobo pero queda mencionada su pasada presencia para mayor honra de las Sierras costeras de Granada.

Las Salamanquesas, presentes con dos especies, se caracterizan por su capacidad de desplazarse hábilmente por las superficies verticales de paredes y tajos, gracias a las laminillas que presentan en la parte inferior de sus dedos. La Salamanquesa común (Tarentola mauritanica), es una especie robusta, ligada a paredes y afloramientos rocosos así como a las construcciones humanas existentes, donde es abundante (Pleguezuelos, 1989). La Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus), de menor tamaño y más gracias, es una especie termófila, propia de las zonas bajas de las sierras, donde aparece en tajos, roquedos, canchales, etc., aunque es menos frecuente. Ambas especies pueden observarse fácilmente durante la noche. Entre los lacertidos, La Lagartija ibérica (Podarcis hispanica), cuyos juveniles lucen una llamativa cola azul turquesa, es una especie presente en todos los biotopos, aunque condicionada a la existencia de afloramientos rocosos, amontonamientos de piedras, etc, donde es abundante.

Lobo (Canis lupus)


251 la hibernación y lugar de cría de diversas especies. Destacaremos la presencia específica de un ave que utiliza generalmente las bocas y entradas de las minas y cuevas para construir sus nidos. Es el Chochín (Troglodytes troglodytes), presente también en zonas rocosas más genéricas.

La Víbora hocicuda (Vipera latasti), es la única especie de serpiente venenosa de las Sierras de Lújar y La Contraviesa, lo que ha provocado que -pese a que su mordedura rara vez es mortal para el hombre-, se haya granjeado la enemistad de las personas, básicamente cazadores y pastores que frecuentan las sierras, y que la intentan matar en cuanto la ven, pese a estar protegida y catalogada como “Vulnerable”. Es poco abundante y en regresión, localizándose en zonas altas sobre todo en canchales y en afloramientos rocoso con matorral circundante.

También están bien representados los murciélagos. Encontramos el murciélago grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum), el pequeño (Rhinolophus hipposideros) y el mediterráneo, (Rhinolophus euryale), que salen de las cavidades para alimentarse en las zonas forestales de los Dornajos, Hornos, La Negra, Almez, Lagos. etc. El murciélago de cueva (Miniopterus schreibersi) exclusivo de habitats cavernícolas, donde se agrupan formando colonias. El murciélago rabudo (Tadarida teniotis) se refugia en grietas y fisuras de los tajos y cortados; ambas especies se alimentan de insectos voladores. El murciélago ratonero grande (Myotis myotis), abundante en cuevas y minas, se alimenta por la noche en zonas tan dispares como los matorrales y zonas de cultivo; el murciélago ratonero pardo (Myotis emarginata) es más escaso. El murciélago común y el enano (Pipistrellus pipistrellus, y P. pygmaeus, respectivamente), son los murciélagos más pequeños de la península. Ligados a zonas con asentamientos humanos y cauces fluviales, siempre en las cotas más bajas de la sierra. El murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhlii) y el murciélago hortelano (Eptesicus serotinus) ambas especies se distribuyen

Minas, cuevas y cavernas En las estribaciones de la sierra existen una multitud de minas, pozos y socavones creados por la mano del hombre a lo largo de la historia de la minería, y otras formaciones geológicas formadas por la actividad tectónica de la naturaleza. Dichas formaciones geológicas están presentes en forma de pliegues, fracturas, cavidades o simas. Ya sea por una u otra causa, estos hábitats de abismo y oscuridad proporcionan hospedaje para

Murciélago ratonero grande (Myotis myotis) Lagartija ibérica (Podarcis hispanica) Víbora hocicuda (Vipera latasti)


252 paredones. También el murciélago montañero (Hypsugo savii), especie que habita en zonas montañosas y que es mucho menos frecuente. El murciélago orejudo gris (Plecotus austriacus), se caracteriza por el desarrollo de sus pabellones auditivos que supera la longitud de su cuerpo, se oculta en refugios subterráneos y ha sido detectado en las minas del Barrando de La víbora. Todos los murciélagos están protegidos por las diferentes normativas ambientales, incluidos sus hábitats.

por encinares, pinares, matorrales y zonas de cultivos, y se refugian en las fisuras existentes en los roquedos y

Por último reseñar también la presencia de un anfibio que ocupa de forma específica y única hasta la fecha en la zona, las minas y cuevas frescas en verano. Se trata del Sapo partero bético (Alytes dickhilleni). Hemos detectado la presencia de esta especie en varias localizaciones a lo largo de todo el territorio estudiado en Minas, aljibes y cuevas como la Mina de La Raja, el Aljibe del Barranco de Olías, las balsas junto al Barrando de La Negra o La Fuente del Plomo. Se trata de un comportamiento muy especial y que es necesario hacer constar para destacar otro punto más en favor de la creación del Parque Natural de Las Sierras de Lújar y La Contraviesa..

Bibliografía

Pesca Continental, Caza y Parques Nacionales 1969.

Sapos parteros béticos (Alytes dickhilleni)

Mina de La Raja. Barranco de La Víbora.

en las paredes de la

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Lince ibérico: aspecto jurídicos para la conservación de la especies. Edita.: Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (Secem).

V.V.A.A. Cuadernos ambientales: Nº 5, año 1 Las Aves Nocturnas. Nº 6, año 1 Anfibios en la Comarca de Motril. Nº 17, año 6 Las rapaces diurnas de la costa tropical. Nº 23 año 10 Las Sierras de Lújar y La Contraviesa. Propuesta para la declaración de Parque Natural. Edita: Ayuntamiento de Motril. Asociación BUXUS.

Revista Quercus, abril 1995: Presencia del lince y evaluación de sus hábitats en la provincia de Granada.

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Ley 8/2003, de 28 de octubre de la Flora y la Fauna Silvestres de Andalucía: Consejería de Medio Ambiente. BOJA 218, 12 de noviembre de 2003.

La Cabra Montes en Sierra Nevada: Documento Técnicos Seria Cinegética-Publicada nº 1. Ministerio de Agricultura. Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial. Servicio de


253 Especie

Cacho (Squalius pyrenaicus) Sapo partero bético (Alytes dickhilleni) Camaleón (Chamaeleo chamaeleon) Culebra de collar (Natrix natrix) Víbora hocicuda (Vipera latasti) Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) Águila real (Aquila chrysaetos) Águila-azor perdicera (Aquila fasciata) Halcón peregrino (Falco peregrinus) Carraca (Coracia garrulus) Erizo moruno (Atelerix algirus) Musarañita (Suncus etruscus) Nutria paleártica (Lutra lutra) Cabra montés (Capra pyrenaica hispanica) Ardilla roja (Sciurus vulgaris) Rata de agua (Arvicola sapidus) Murciélago ratonero grande (Myotis myotis) Murciélago de cueva (Miniopterus schreibersii)

Hábitats

UICN

L. F. F. S.

Rg

Vu

Protegido

Rg, Mi

Vu

Protegido

Rg, Cu

Nt

Protegido

Rg

Vu

Protegido

Tj, Ma, Pi, En

Vu

Rg

Cr

Protegido En Peligro de Extinción

Tj, Ma

Vu

Protegido

Tj, Ma

Vu

Protegido

Tj

Vu

Protegido

C u, E n, A l

Nt

Protegido

Rg, Cu, Ma, Pi, En

En

Protegido

Rg, Cu, Ma,

Nt

Protegido

Rg

Vu

Protegido

Rg, Cu, Ma, En, Tj

Vu

Protegido

C u, P i, E n

Vu

Protegido

Rg

Vu

Protegido

Mi

Vu

Protegido

Mi

Vu

Protegido

Hábitats: Río Guadalfeo (Rg), Cultivos (Cu), Matorral (Ma), Pinar (Pi), Encinar (En), Alcornocal (Al), Tajos, roquedos y canchales (Tj), Minas y cuevas (Mi). Criterios UICN: Peligro critico (Cr), Peligro de extinción (En), Vulnerable (Vu), Casi amenazado (Nt), Preocupación menor (Lc), Datos insuficientes (Dd) *UICN: Criterios según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. *L.F.F.S.: Ley de Flora y Fauna Silvestre de Andalucía.




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