guía arqueológia
Villa Romana de
Salar
Carlos González Martín Taoufik El Amrani Paaza
guía arqueológia de la
Villa Romana de
Salar
Carlos González Martín Taoufik El Amrani Paaza
Salar 2013
CRÉDITOS Edita
Diputación de Granada Dirección técnica
Jorge Suso Fernández-Fígares (Arquitecto) Diputación de Granada Carlos González Martín (Arqueólogo) Diputación de Granada Enrique Aranda Villarraso (Arquitecto técnico) Diputación de Granada Excavación arqueológica
Carlos González Martín Taoufik El Amrani Paaza Documentación escáner láser 3D
José Antonio Esquivel Guerrero (Universidad de Granada) José Antonio Benavides López (Universidad de Granada)
© Textos
Carlos González Martín y Taoufik El Amrani Paaza © Fotografía
Eduardo Cruz Casanova, Carlos González Martín y Taoufik El Amrani Paaza Modelado 3D
David Garzón - Infostudio Diseño y maquetación
www.visionnatural.es - Eduardo Cruz Casanova Conservación y restauración
Lourdes Blanca López Lola Blanca López Dep. Legal 555555 Imprime: Imprenta Comercial
Introducción La excavación arqueológica de Salar ha sido fruto de un largo período que comenzó en octubre del año 2006 y que ha terminado en el mes de enero del año 2013. Durante todo este período de tiempo ha predominado más la ausencia de trabajos arqueológicos. Las actuaciones arqueológicas se han desarrollado durante las siguientes fases: primera actuación, desde el 9 de octubre al 21 de noviembre de 2006; segunda actuación, desde el 1 de julio al 24 de agosto de 2007; tercera actuación desde julio a octubre de 2012 y cuarta actuación arqueológica desde finales de noviembre de 2012 a finales de enero de 2013. 4
El descubrimiento del yacimiento arqueológico se produjo a raíz de las obras que comenzó a realizar la Diputación de Granada con objeto de construir una estación depuradora de aguas residuales (EDAR). Como consecuencia de las remociones de tierra realizadas se produjeron daños irreparables que provocaron la paralización de las obras por parte de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía a instancia del Ayuntamiento de Salar. Los trabajos arqueológicos iniciales correspondientes a las dos primeras fases de actuaciones fueron dirigidos a conocer el grado de impacto producido y a la valoración de los
daños sufridos. Como resultado de estas dos primeras intervenciones se valoró la importancia de los restos arqueológicos así como la identificación de los mismos correspondiendo a una villa romana de época altoimperial. La visión que entonces se tenía era bastante parcial, fruto del tipo de excavación realizada, mediante sondeos y cortes arqueológicos que solamente dieron una visión muy parcial de la envergadura del complejo arquitectónico ante el que nos encontrábamos. Con las dos últimas intervenciones arqueológicas el planteamiento fue diferente. Se diseñó una intervención arqueológica en la que metodológicamente se planteó una excavación en extensión con objeto de dilucidar la planta completa del edificio. Una vez que se realizó la valoración oportuna en las dos primeras fases arqueológicas, se pudo constatar el grado de afección que habían sufrido las estructuras pertenecientes al conjunto arqueológico, y su incompatibilidad con la construcción de las obras previstas de la estación depuradora. Por este motivo la Diputación de Granada optó por cambiar el proyecto de obras previsto y encargar la redacción de un proyecto de recuperación de la villa romana de Salar.
El proyecto de excavación y puesta en valor de la villa romana de Salar, redactado por los técnicos de la Diputación, fue financiado con las ayudas del Fondo Estructural de Desarrollo Regional, FEDER, correspondientes al período de financiación 2007-2013 dentro del Eje 5, Desarrollo Local y Urbano, a través del proyecto ECEMED (proyecto integrado de desarrollo sostenible de los entornos de las ciudades medias en la provincia de Granada). El proyecto se dividió a su vez en dos fases incluyendo una financiación total de 379.292,50 €. Las actuaciones incluidas en estas dos fases fueron las siguientes: excavación arqueológica (fases tercera y cuarta); cerramiento y cubrición del área de excavación; vallado del solar; trabajos de consolidación y restauración de pavimentos y zócalos; documentación planimétrica y topográfica; escaneo láser 3D del yacimiento; musealización del yacimiento incluyendo la edición de la presente guía arqueológica, la elaboración del modelo 3D y el diseño y colocación de pasarelas para la visita al yacimiento. Carlos Gonzalez Martin 5
División administrativa de Hispania en el siglo II d.C. con sus provincias, Baetica, Tarraconensis, y Lusitania. Mapa probablemente perteneciente a: “Claudii Ptolemaei... Geographiae libri octo...”, publicado en 1605 (Biblioteca digital de la Comunidad de Madrid).
Capítulo 1
Contextualización Histórico-Arqueológica Taoufik El Amrani Paaza
El Territorio y el Poblamiento Romano de Salar 1.1 La villa de Salar se encuentra enclavada geomorfológicamente dentro de las alineaciones de cubetas sedimentarias que conforman las depresiones intrabéticas, recorridas por una red hidrográfica cuya arteria principal la constituye el río Genil. Estas depresiones aparecen flanqueadas por terrazas fluviales, instalándose en una de estas terrazas el asentamiento romano. La villa romana está situada en la margen derecha de la carretera nacional A-4155, dentro del término municipal de Salar muy próxima al Situación del Yacimiento Villa Romana
Salar
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enlace con la A-92., concretamente en el llamado paraje del Canuto, también conocido como La Revuelta de Enciso. Geográficamente se localiza en plena vega del río Salar, en su vertiente izquierda, sobre una amplia terraza aluvial cuaternaria e inmediata al cauce del río Salar en su confluencia con el Barranco Limones. La villa de Salar se hallaba situada próxima a una de las vías romanas de comunicación más importantes de la provincia, concretamente a la vía que cruzaba transversalmente la depresión granadina, y que unía los municipios de Iliberis e Ilurco con Anticaria. La mencionada vía, aprovechaba los pasos naturales, tanto el estrechamiento existente a la altura de la ciudad de Loja, paso obligado entre dos de las depresiones del Surco Intrabético: la depresión granadina y la de Archidona-Antequera; como el valle del río Genil, que pone también en contacto la depresión granadina con el Valle del Guadalquivir. Por tanto, como era normal en este tipo de asentamientos, la villa de Salar disfrutaba de una posición estratégica, bien comunicada y dentro de un enclave agrario de primer orden.
Mapa Vías romanas de Andalucía. (Atlas de la Hª del territorio en Andalucía. ICA 2009)
Además, a estos dos factores, hay que sumar un tercer factor a la hora de contextualizar la villa dentro del territorio circundante: los recursos hídricos. La relevancia e importancia que alcanzó el agua en esta villa queda puesta de manifiesto principalmente en la existencia de un ninfeo, donde el agua constituyó su principal razón de ser.
que se extienden por el tramo más bajo del valle del arroyo de Salar. En general, toda la comarca lojeña es muy abundante en fuentes y surgencias de agua, destacando por su calidad y abundancia el Nacimiento de Riofrío, Plines, el Manzanil y el Frontil. Todos estos manantiales tienen su origen en acuíferos carbonatados.
La existencia de importantes acuíferos de origen kárstico ha contribuido a que esta zona se haya poblado de forma muy intensa ya desde tiempos prehistóricos. Entre los manantiales más próximos a la villa podemos destacar la Fuente del Bañuelo, la Fuente Alta y la Fuente del Membrillo, las cuales nutren de agua el cauce del Arroyo de Salar abasteciendo, al mismo tiempo a toda la red de acequias
Asimismo, en alusión a la toponimia, el topónimo Salar podría derivar del vocablo latino salarius -a –um, término que hace referencia a la sal, o perteneciente a la sal, y que en última instancia deriva de la palabra latina sal, de cuya raíz etimológicamente derivan los actuales vocablos: sal, salar, salino, salina, etc. Por otro lado, el vocablo latino salar significa trucha, lo cual no sería extraño dado la exis9
Panorámica de Salar. Foto: M. Marugal
tencia de abundantes arroyos y ríos en la zona que aún hoy día, y gracias a la pureza de sus aguas, están pobladas de truchas. Ya en época medieval pasó a denominarse Qaryat al-Salar (o Aldea del Salar), conservando el término Salar, como reminiscencia toponímica de su pasado romano. Esta fosilización o asimilación toponímica acaecida durante la dominación musulmana también se constata en otros casos como Hins Roman, Dar-al-Calecula (Daragoleja), Daral-Fontes (Deifontes). En este contexto parece más que probable una continuidad del poblamiento romano en época medieval, reforzada en la preponderancia de una toponimia de origen latino: Riofrío, Plines, Torrox, Loja, Manzanil, Salar, Frontil, etc. Apoyándonos en estas premisas,
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la sal así como su explotación, tuvo que tener una gran presencia en las actividades económicas del entorno de la villa del Salar. A unos 15 kms. de la villa, en el nacimiento del Arroyo Salado (Fuente Camacho, Loja), existen unas salinas que estuvieron en explotación probablemente desde época romana. Parte del agua salada que nace en el propio manantial se fosiliza allí mismo, siendo conducido el resto hasta unas piletas donde se depositaba la sal tras la evaporación del agua. En época medieval ya Ibn Al-Jatib se refirió a estas instalaciones como “minas de sal”. Esta explotación salinera también estuvo en funcionamiento durante la época moderna, llegando incluso su funcionamiento hasta la actualidad. También es probable que la extracción y comercialización de este
producto estuviera bajo el control de una de las múltiples villas que se hallan diseminadas en el territorio más próximo. Tal vez otro factor que propició el desarrollo de un poblamiento rural fue la proximidad de canteras de piedra caliza, principalmente en la Sierra de Loja. En concreto, las encontramos en las estribaciones más orientales de esta sierra, en el término de Salar, localizándose actualmente varias canteras de mármol que se mantienen todavía en explotación: la cantera de La Romana, la de Mondaria, Terrer y Guardiola y Rosa del Duro.
Romanización 1.2 La acción que llevó a cabo Roma una vez creada la provincia de la Bética (27 a.C.), fue la estructuración de este territorio en torno a cuatro conventus de nueva implantación, definidos en base a las ciudades de: Corduba, capital del medio Guadalquivir y principal centro de control de las minas de Sierra Morena; Astigi, que controlaba el valle del Genil (conventus al que correspondería administrativamente la villa romana de Salar); Hispalis, importante centro portuario que recibe y distribuye
Nacimiento del Bañuelo. Foto: M. Marugal
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Mapa general de España antigua. Año 1741. Real Academia de la Historia. Biblioteca digital
los productos del interior del valle del Guadalquivir; y Gades, la antigua ciudad fenicia, que había de aportar al nuevo Estado una perspectiva atlántica y uno de los principales ejes militares, políticos y económicos del Imperio. Este proceso de romanización de la Bética es iniciado bajo la dinastía Julio-claudia y consolidado por la dinastía Flavia, donde la activi12
dad agraria va a ser el motor económico y en el que las villae juegan un importante papel. Es una época de importante actividad económica que viene acompañada de un desarrollo socio-jurídico y a la postre, administrativo, beneficiado en todo caso, por la política imperial que promociona ciudades y élites municipales. Estos dos aspectos confluyen en lo que muchos autores definen en el concepto de
civitas, que consideran como elemento esencial de la articulación territorial y administrativa del Imperio Romano. Tanto los Conventus Iuridici (César/Augusto) como el Ius Latii (Vespaciano) y la Lex Flavia Municipales (Domiciano) culminan esta evolución de Roma con respecto a los territorios conquistados. Todo se plasma en un importante desarrollo del campo bético, favorecido por una abundante presencia de núcleos urbanos y vías de comunicación. En este contexto ha de insertarse la villa romana de Salar, que aúna todos estos elementos que se traducen tanto en la cultura material como en el desarrollo arquitectónico y decorativo. El territorio que se corresponde con la actual Vega de Granada, se encontraba bajo la jurisdicción de dos municipios romanos: el Municipium Florentinum Iliberritanum (Albaicín, Granada) y el Municipium Ilurconense (Cerro de los Infantes, Pinos Puente), cuyos respectivos agra se extendían por la mayor parte de la actual vega. En cambio, el extremo más occidental de la vega, y dada su mayor lejanía tanto del ager iliberritano como
del ilurconense, pudo estar bajo el control de otro u otros enclaves urbanos municipales, aunque por el momento no existen datos concluyentes al respecto. Varias son las propuestas que han sido barajadas por distintos autores para dar respuesta a este enigma, desde Ilipula Laus o Ilipula Magna, hasta Vesci Faventia, Lacibis, o Baxo. Los dos primeros antropónimos están recogidos en las obras de Plinio y Ptolomeo. En cambio, los de Lacibis y Baxo se conocen gracias a los escasos restos epigráficos que se han hallado en la zona. Pero hasta ahora la arqueología no ha podido identificar geográficamente ninguno de los cuatro lugares anteriormente mencionados. No obstante, los últimos estudios arqueológicos llevados a cabo han puesto de manifiesto que en la actual ciudad de Loja existía un enclave urbano con su propio recinto amurallado, el cual se puede clasificar de oppidum ibérico. Es muy probable que este oppidum ibérico siguiera perviviendo en época romana y llegara a alcanzar el estatus de municipio romano o, al menos, de civitas stipendiaria. Incluso se puede barajar la posibilidad de que conservara el topónimo de época ibérica más un epíteto latino, como en el caso de Iliberis Florentini. En esta ocasión, de Ilipula Laus (Ilipula 13
Magna), concretamente de Laus, podría derivar en época medieval el nombre de Medina Lauxa y posteriormente el de Loja. En cambio, esta posibilidad no ha sido contrastada con ayuda de la epigrafía principalmente. Otros autores, entre los que se hallan F. J. Simonet, optaron por localizar en la actual Loja la ciudad de Lacibis, municipio romano cuyo ordo decurional aparece mencionado en una inscripción hallada en esta localidad. Por otro lado, el hallazgo de una inscripción en la que se menciona al núcleo urbano de Baxo ha suscitado la posibilidad de que se tratara de un antiguo oppidum ibérico que tras ser romanizado no llegó a alcanzar más que un estatus de civitas stipendiaria. Su ubicación habría que buscarla en la comarca Barranco del agua. Foto: M. Marugal
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de Loja. En cambio, otros autores apuntan a que Baxo tendría su localización geográfica en Priego. En cuanto a Vesci Faventia se ha querido identificar su ubicación en Huétor-Tájar, aunque los datos son tan exiguos que difícilmente sea más que una remota posibilidad. Según la información de la que se dispone, los primeros asentamientos rurales de época romana datan de la época altoimperial. A partir de esos momentos el poblamiento rural se ve intensificado, pudiéndose observar un hábitat rural disperso, vinculado fundamentalmente a las explotaciones agrícolas tipo villae. Entre las más importantes se puede destacar la villa del Cortijo del Pozo con su correspondiente necrópolis de época romana tardía, la Espe-
ranza, la villa de Plines, el Cortijo de la Torre, el Cortijo del Río, Cortijo Cevico, los Algarves, y Fuentesanta, entre otros. Todas ellas tienen en común un patrón de asentamiento similar, ya que se sitúan ocupando alguna pequeña elevación en zonas llanas y aptas para el cultivo, cerca de recursos hídricos y de vías de comunicación. La mayoría eran explotaciones de mediana propiedad dedicadas principalmente al monocultivo del olivo, completado con el cultivo de cereales y la práctica de una ganadería de ovejas y cabras. Con la llegada del siglo III, y durante el siglo IV, se observa una progresiva reducción del número de explotaciones rurales agrarias de mediano tamaño en relación con un proceso de concentración de tierras y consiguiente extensión de la gran propiedad. Este proceso es reflejo de la situación de crisis que se inicia en el mundo urbano y que empujará a la aristocracia local y clases privilegiadas a asentarse en el campo, donde trasladan los mismos esquemas arquitectónicos y modos de vida urbanos, caracterizados por el lujo y la monumentalidad edilicia de sus viviendas. Este podría ser el caso de la villa de Salar, donde la pars urbana de la villa se monumentaliza, se dota de un exuberante ninfeo, se construye un ingenioso sistema hidráulico que abastece de agua directamente el
ninfeo, los suelos se pavimentan con mosaicos y se decoran las estancias con esculturas y fuentes de mármol. Este tipo de complejos agrarios, vinculados a la explotación de la tierra, llegan a convertirse en unidades de producción totalmente autónomas y especializadas en la producción de un excedente agrario que se destina a la exportación y al mercado. Casi todos los investigadores que han abordado el estudio de esta zona coinciden en afirmar la existencia de una continuidad del poblamiento romano en época tardorromana, prolongándose incluso hasta época altomedieval y nazarí. Fuente alta. Foto: M. Marugal
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Capítulo 2
La Villa: Programa Arquitectónico y Decorativo Carlos González Martín
Tipologías
2.1
Las villas tienen un común denominador: su carácter agrícola; las hay pequeñas como granjas o tan grandes como pueblos. Se extienden por todo el Imperio Romano, por Occidente desde Escocia y el Rhin hasta el Sáhara y desde Bulgaria a Portugal. El requisito fundamental era que la tierra fuese buena, de esta manera Catón (234 a.C.-149 a.C) en su manual de agricultura aconsejaba: “Cuando vayas a comprar una finca visita varias veces el lugar elegido y mira bien a tu alrededor… Asegúrate de que tienes buen clima, no propenso a tormentas. El terreno ha de ser bueno, con fortaleza natural. Si fuese posible, debería hallarse al Marco Porcio Caton, apodado “El Censor”
pie de una colina, orientado a mediodía, en un lugar sano, y donde resulte fácil encontrar peones. Debe tener agua abundante y hallarse cerca de una población floreciente, o del mar o de un río navegable, o de una calzada buena y frecuentada”. (de agri cult. I,1,3). Si tenemos en cuenta lo dicho por Catón el Censor, podemos ver en qué grado la villa romana de Salar cumple con los requisitos especificados: se encuentra en la Vega de Granada dentro del surco intrabético, una vía de comunicación natural aprovechada por los romanos para unir mediante calzada Cartagena con Écija, a través de Guadix y Antequera. La villa se localiza junto a un río y cerca de varios nacimientos de agua. Las ciudades más cercanas son Iliberis (Granada), Ilurco (Pinos Puente) y Anticaria (Antequera); también se encuentra cerca del mar comunicando esta zona con varios pasos naturales a través de Zafarraya o de los Montes de Salar y Málaga. La provincia Bética, en la que se localiza Salar era una de las provincias de mayor importancia exportadora de los productos que integran la triada mediterránea: vino, aceite y trigo; fue precisamente esta excelente producción agrícola, uno de los motivos de la temprana romanización
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de la Bética y del valle del Guadalquivir, sirviendo como atractivo para los grandes latifundistas romanos. La Villa urbano-rústica
Columela, escritor y tratadista gaditano del siglo I d.C. habla de tres partes en la composición de una villa: urbana, rustica y fructuaria. Menciona que “la capacidad y el número de las partes debe ser proporcionada al total de su recinto y ha de dividirse en tres partes: “urbana, rústica y fructuaria”. (I,6,1) La villa se asocia, por tanto, a la hacienda y así se refleja cuando aparece relacionada con términos como latifundium o fundus, refiriéndose al edificio del fundus, a la edificación de la hacienda. A la construcción se le denomina praetorium en las que la exquisitez y el refinamiento formaban el atractivo principal llegándose a un lujo desmedido. Eran habituales la existencia de librerías, teatros, termas, etc.; debido a ellos la villa ha pasado a asociarse a la casa solariega de lujo. Pero el aspecto más significativo es su carácter agropecuario, así la villa es desde esta acepción una instalación agrícola, ganadera o industrial en la que se cultiva la tierra, se moltura el grano, se prensa la aceituna o el vino y se almacena. Uno de los aspectos más trascen-
dentales de la villa romana será precisamente su carácter romanizador. De esta manera el estilo de vida romano es trasladado al campo, con la instauración de un programa arquitectónico y decorativo, integrándose en la organización social y económica del mundo romano. Como dice Fernández Castro (Fernández Castro, 1982), la villa como aedificium en el fundus, refleja el doble aspecto inseparable de habitación o vivienda en el campo, en la finca, acarreando esta doble funcionalidad agropecuaria y habitacional. Es por este motivo por lo que dentro de la denominación de villa urbano-rústica se refleja su doble finalidad, la agrícola y la de habitación. El carácter urbano de la villa se aplica en el sentido de que esta como vivienda es una domus extraurbana y a la vez adecuada a las funciones productivas agropecuarias referidas en su acepción de rústica. El calificativo de urbana o rústica dependerá de los propios propietarios y de la mayor o menor importancia dada a cada uno de los aspectos reseñados. Este calificativo viene acompañado del distinto uso dado en las diferentes reestructuraciones y modificaciones sufridas en la villa; así, el último propietario de la villa pompeyana de Los Misterios, un liberto, convirtió en la segunda mitad del siglo I d.C. un triclinio en una bo19
dega y prensa de vino, transformando por tanto una vivienda señorial en un edifico agropecuario. Villa y Domus
La villa también se asocia a la domus, la casa romana, con la que guarda su equivalencia en los usos dados a cada una de las dependencias. De esta manera a mediados del siglo I d.C., tanto en una como en otra, el atrio va perdiendo funcionalidad, reduciéndose a un espacio de paso, de comunicación, siendo sustituido por un patio porticado de mayores dimensiones, el peristilo.
acompañada con torreones en los ángulos, en la villa mediterránea destaca el patio-peristilo como unidad espacial básica, además de imperar otros elementos suntuarios como columnatas, pórticos, loggias, etc. La Villa residencial
En muchas villas excavadas en Hispania no se conocen las dependencias de finalidad rústica y solamente conocemos las zonas exclusivamente residenciales asociándose la villa más a una mansión de lujo que a una explotación agropecuaria.
Modelo ideal de Domus romana
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Vestibulum Taberna Culina Atrium Impluvium Cubicula Tablinum
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Triclinium Peristilum Hortus
En contraposición a las villas nórdicas, en las que destaca una fachada con corredor que suele ir 20
Es cierto que en muchos casos sólo se conocen estos ámbitos debido a que en la propia excavación arqueológica solamente se ha detectado esta parte de la villa, quedando por tanto incompleta la planta de la misma. También ocurre lo con-
trario, debido al carácter puntual de muchas excavaciones arqueológicas, sólo se detecta el ámbito correspondiente a la pars fructuaria o la rustica identificando zonas como el lagar, la zona de almacenamiento u otras como alfares. Incluso suele ser muy habitual conocer únicamente, debido a la limitación de la propia excavación arqueológica, y de forma muy parcial, algunos ámbitos de la parte residencial. Este tipo de villas aparecen por toda Hispania aunque su zona de extensión fue la región del valle del Duero en la meseta castellana, sobre todo en el Bajo Imperio, en la que destacan las villas de la Olmeda en Pedrosa de la Vega, en Palencia, en Soria, la de Cuevas de Soria o la de Baños de Valdearados, en Burgos. En la Lusitania y en la Bética también abundaron este tipo de villas entre las que podrían destacarse: la de El Hinojal en Dehesa de las Tiendas en Mérida; la de Pago de Bruñel en Quesada, Jaén; la villa del río Verde en Marbella; la villa del Santiscal en Arcos de la Frontera, en Cádiz; El Ruedo en Almedinilla, Córdoba; villa de la Estación en Antequera, Málaga.
Planta de la vila de Bruñel. Quesada, Jaén
En muchos de estos casos la mansión se convierte en la vivienda residencial de un dominus rico. Muchas de estas villas residenciales llegan a adquirir la entidad de palacios. De hecho los palacios imperiales sirven de inspiración de villas romanas en el Bajo Imperio, como el palacio de Diocleciano en Spalato o la villa palaciega de Piazza Armerina o el palatium de Cercadilla en Córdoba. En Italia se implantaron a partir del siglo II a.C. dos tipos de villa aristocrática: la de pórtico o a mare y la de peristilo; en ambas destacan las amplias columnatas reflejándose en amplios pórticos en fachada o en el peristilo. 21
Descripción
2.2
La villa de Salar parece responder más a modelos italianos que a otros de su entorno, correspondiéndose, por tanto, al tipo de villa señorial. Las dependencias excavadas corresponden a una pequeña parte de lo que sería la villa en su conjunto. Sin embargo, a pesar de ser limitada la superficie de la vivienda excavada en relación a la totalidad de la misma, que debe ocupar una gran extensión, se ha conseguido identificar la totalidad de un peristilum exterior compuesto por un ninfeo con estanque de agua en forma de U y por un triclinium. El eje principal del peristilum sigue una orientación N-S; a este espacio se accede desde el atrio de la casa (CE 1), zona excavada parcialmente en su esquina NE.
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En torno al atrio se desarrolla un corredor o ambulacro que sirve de transición entre el atrio y el peristilum realizándose su comunicación mediante un escalón que coloca la zona del patio a una cota más alta. En el interior del atrio se ha podido documentar parte del impluvium o estanque central que recogía el agua de lluvia. El ambulacro se extiende en dirección Este-Oeste, haciendo la función de comunicación con estos dos espacios, así como en sentido Norte-Sur con un escalón que sitúa su recorrido hacia el interior de la vivienda a un nivel inferior. Toda la extensión del ambulacro aparece solada con pavimento musivo mientras que sus paredes estuvieron decoradas con pinturas al fresco, habiéndose conservado restos de estas pinturas en los zócalos. Al Este y al Oeste
del ambulacro la villa desarrolla dos habitaciones de las que desconocemos su funcionalidad, al no haberse concluido la excavación de la situada al Este (CE-3) y al no contar con apenas superficie de excavación en la ubicada al Oeste (CE-4). La existencia del ninfeo asociado directamente a un triclinium estival, constituye la característica que hace que la villa romana de Salar sea diferente en su concepción y plan arquitectónico, junto al exquisito programa decorativo compuesto por los
pavimentos musivos, la decoración de pinturas murales y el repertorio de esculturas que adornaban el ninfeo y triclinium. Por otro lado no tenemos constancia ni indicios de la existencia de otras partes de la vivienda dedicadas a labores agrícolas, ganaderas o industriales. Todas estas cuestiones nos hacen pensar que la villa romana de Salar pertenece al tipo de villa residencial de carácter señorial a diferencia de la mayor parte de las villas documentadas en el valle medio del Genil, incluidas más en la categoría de rústicas, asocia-
Vista del ambulacro y parte del atrio. Reconstrucción de la Villa Diomede de Pompeya. (Mielsch. H., La villa romana). Tuberías de cerámica o tubuli. 23
das directamente a las labores agropecuarias. No obstante muchas de estas villas incluyen la denominada pars urbana adquiriendo también un carácter residencial en las dependencias destinadas a habitación, como en las villas de Daragoleja, Tiena la Alta, de la estación en Antequera, o de El Ruedo en Almedinilla, Córdoba, por citar algunas; en estas dos últimas, las zonas destinadas a habitación incluyen un gran repertorio monumental y decorativo. El ninfeo es un santuario o monumento consagrado a las ninfas y a las fuentes. Originariamente los ninfeos fueron grutas naturales, consideradas como hogar de las ninfas. Posteriormente, en época helenística y romana estas grutas se crean artificialmente intentando recrear dicho ambiente original mediante construcciones de forma rectangular, circular o elíptica, a menudo con ábside final, con nichos y provisto de columnas, con la intención de crear un gran efecto escenográfico.
El estanque del ninfeo se dispone en forma de U con los brazos abiertos hacia la vivienda principal, acogiendo en su interior al triclinium. Todo el estanque está elaborado en signinum, mortero hidráulico muy extendido para la construcción de este tipo de contenedores hidráulicos. En la base de la U el estanque se abre en semicírculo creando un ábside que debió cubrirse con algún tipo de cubierta abovedada con objeto de cerrar la gruta, a juzgar por los tubuli (fragmentos cerámicos que hacían de cimbra para soportar un espacio abovedado, también utilizados para la canalización de aire caliente en termas y en paredes de diversas estancias) aparecidos durante la excavación en esta zona. Es precisamente en esta zona del estanque donde aparecieron las dos esculturas de Venus, la diosa romana adoptada de la Afrodita griega, diosa del amor muy relacionada con el culto al agua ya que nació de la espuma del mar según la mitología griega.
Recreación virtual de triclinium. (Laurent Dual´s Gallery).
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Estanque del ninfeo
No se descarta que el fondo del estanque estuviese pavimentado con mosaicos, puesto que el signinum aparece muy deteriorado en toda su extensión, por lo que pudo haber sido arrancado o expoliado en la primera fase de abandono de la villa. El triclinium o comedor principal de la casa, tiene unas dimensiones aproximadas de 9,70m. x 6,90m. y estaba pavimentado por un mosaico polícromo de carácter geométrico mientras que los zócalos aparecen revestidos de placas marmóreas y opus sectile, técnica romana consistente en la pavimentación o cubrición de zócalos y paredes con crustae o incrustaciones de mármol, formando composiciones fundamentalmente de tipo geométrico. Este tipo de triclinium no solían estar cubiertos, simplemente formarían un entramado de madera o enrejado como puede apreciarse en la recreación del ninfeo de la villa Diomede en Pompeya En Italia, encontramos un paralelo casi igual que el ninfeo de Salar, se trata del ninfeo de Punta Epitafio en Baia, en la bahía de Nápoles, que perteneció a una villa de las denominadas a mare.
con dos entradas secundarias y la entrada principal frente al mar, en el lado corto. A lo largo de los lados se dispusieron las camas triclinari. El recinto se encontraba decorado con esculturas. El ninfeo-triclinio de Baia, de mediados del siglo I d.C., constituye un ejemplo de como influyeron los modelos decorativos y arquitectónicos helenísticos en la arquitectura republicana romana y posteriormente en modelos imperiales; serán estos modelos los que servirán de inspiración en las provincias y en el territorio hispánico, sobre todo en el área mediterránea. Ninfeo-Triclinio de Punta Epitaffio, Baia. (Mielsch. H., La villa romana).
La habitación era un triclinio con forma rectangular y un ábside semicircular en la parte inferior así como cuatro nichos rectangulares en cada uno de los lados largos, 25
CE6
CE5
CE2
CE4
CE1
Planta del Yacimiento. Imagen obtenida mediante escรกner lรกser. (Esquivel y Benavides)
CE3
Los Mosaicos 2.3 La excavación de la villa romana de Salar ha puesto al descubierto un importante y excepcional conjunto musivo, que viene a confirmar la importancia que tuvo esta zona de la provincia Bética y la villa de Salar en el período altoimperial, durante los siglos I al III d.C. El arte del litóstrato o pavimento de mosaico en piedra, se remonta a la cultura egea. En Creta, en el periodo neolítico se hacían pavimentos de guijarros, al igual que en Grecia durante la Edad del Bronce. La introducción de las teselas de piedra y vidrio se producirá más tarde, haciéndose habitual en el período helenístico, produciéndose un salto importante en la búsqueda de efectos pictóricos y en la innovación tecnológica, liberándose de la rigidez impuesta en los pavimentos de guijarros. A partir de este momento el mosaico se generaliza en el siglo I a.C. evolucionando su técnica en el mundo romano. Vitrubio, en su libro VII del De Architectura, así como Plinio en el libro XXXVI de su Naturalis Historia, describen las diferentes técnicas del mosaico romano. El término litóstrato puede aceptarse como una denominación de conjunto que comprendería los diferentes tipos de pavimentos: el sectile, el tessellatum y 28
el vermiculatum (Maltese, C.,1990).
Detalle de las teselas del ambulacro.
El opus tessellatum hace referencia al tipo de pavimento realizado con teselas de dado, cuadradas o rectangulares, normalmente de piedra caliza aunque también se empleó la pasta vítrea; pueden ser de diferentes dimensiones, en función de la finura del pavimento, pero siempre iguales en el ámbito de la misma composición. La diferencia fundamental con el vermiculatum está en la forma de las teselas, que en este último, además de ser a veces diminutas, adoptan contornos diversos para adaptarse al dibujo, con el fin de conseguir efectos pictóricos, adquiriendo un exquisito refinamiento a través del dibujo y la policromía; su denominación se debe a su apariencia variada y a la forma curvilínea de las teselas. Es por ello que desde los orígenes del mosaico, el término tessellatum estaría más reservado al marco que rodeaba la composición figurada, normalmente, y que recibía el nombre de emblema. El emblema, constituía en sí una obra de arte aislada; se confeccionaba en talleres desde los
que se transportaba hasta el lugar concreto donde iba a ir colocado, mientras que el resto de la composición que enmarcaba normalmente el emblema era realizada en el mismo emplazamiento por artesanos locales. Hoy día nos referimos con el término mosaico a cualquiera de estas acepciones y otras, como los pavimentos con teselas incrustadas en el mismo cemento, (opus signinum decorado) En cuanto a la técnica de colocación de un pavimento de mosaico romano está perfectamente documentada en los tratadistas mencionados así como constatada a través de Detalle del empleo de teselas de colores.
los numerosísimos casos de viviendas excavadas arqueológicamente, como en el caso objeto de nuestro estudio, la villa romana de Salar. La preparación del suelo está hecha tal y lo describen Vitrubio o Plinio, con el empleo de tres capas de material; de esta manera, sobre una capa de conglomerado de piedras, se dispuso en la villa de Salar, otra de rudus de unos 20 cm., formado por grava y cal y sobre ésta, otra más fina, de unos 4 cm. sobre la que se colocó el mosaico. Las teselas utilizadas en Salar son predominantemente de piedra caliza y abarcan un gran repertorio cromático incluyendo teselas de color blanco, negro, marrón, azul turquesa, azul marino, diversos tonos de rojo como granate, rosa pálido, ocres, naranja, amarillo y verde. También se utilizaron teselas de mármol (en la reforma de mediados del siglo II d.C.) así como otras de pasta vítrea de color azul turquesa y de cerámica. Las dimensiones medias de las teselas son de 1 cm2. En las composiciones figuradas del ambulacro las teselas se cortaron con objeto de adaptarse a la composición y al dibujo y así conseguir un mayor efecto pictórico. 29
El Mosaico Figurado del Ambulacro 2.4 El ambulacro es una sala que estuvo cubierta y que comunica el atrio con el triclinio mediante un escalón de mármol. Existe otra sala a un nivel inferior a la que se accede mediante otro escalón y que se dispone perpendicularmente a la anterior. Ambos espacios aparecen solados con pavimento de mosaico. A lo largo del ambulacro se desarrolla y representa en toda su superficie la escena mitológica del cortejo de Poseidón conocido como thiasos marino. El mosaico presenta partes vacías con ausencia de composición, fruto del deterioro o del expolio producido en un momento posterior a su fundación, ocurrido en torno a la segunda mitad del siglo II d.C. en
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el que se lleva a cabo una remodelación importante en la vivienda construyéndose dos plataformas de ladrillo en las esquinas situadas a la entrada del triclinio y llevándose a cabo una amplia reparación del mosaico. Esta reparación puede apreciarse en las zonas de enlace de ambas composiciones. Así, el motivo que bordeaba todo el mosaico de la galería con una orla decorada de tallo vegetal serpentiforme cubierto con hojas, tallos y filamentos, se continúa con otros motivos menos estilizados y de trazos más simples a base de espirales que culminan en círculos de aspas. En muchas zonas de esta cenefa los artesanos romanos se esforzaron en complementar el trazo consiguiendo su acoplamiento pero con estilo diferente. En cuanto a la composición figurada de peces, ninfas, monstruos y otras
Diversos motivos decorativos empleados en el mosaico del ambulacro donde destacan las flores campaniformes Escalón de mármol que separa el ambulacro y el triclinium
figuras representadas parcialmente, la reposición se limitó a cubrir amplias zonas con figuras con el objeto de rellenar la composición, aunque siempre manteniendo el tema mitológico objeto de la composición principal. Las reposiciones practicadas están formadas por una variedad de peces entre los que abundan diferentes tipos de delfines, algún pez fantástico, angulas y otros que podrían corresponderse con el salmonete, el mero o el bonito.
La única figura que se conserva completa corresponde a una nereida que monta sobre un monstruo marino. Las nereidas, hijas de Noris y Nereo son las princesas del Mediterráneo y personifican la fecundidad y la gracia del mar frente a los ictiocentauros (centauros-pez) y los tritones quienes personifican el aspecto masculino del mar. Las nereidas aparecen representadas en estas composiciones nadando sobre olas, montando o cabalgando sobre hipocampos o delfines, animales que representan el aspecto afable y tranquilo del mar. También aparecen conteniendo las fuerzas impetuosas del mar como en nuestro caso, sobre un monstruo marino identificado como un ketos, una repre-
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sentación de híbrido, con la parte anterior de un animal mitológico como el dragón, en este caso y un apéndice posterior pisciforme que en este mosaico se confunde con las piernas de la nereida, confluyendo ambos en la característica aleta que queda sumergida bajo el mar representado mediante diferentes trazos ondulados. La nereida aparece apoyada con su mano derecha en el cuello del animal y se nos muestra con el cuerpo en diagonal visto de tres cuartos. Las nereidas que eran 50 o 100 según algunas fuentes, vivían en el fondo del mar, en el palacio de su padre. Aparecen adornadas de perlas y corales extraídos del fondo del mar. Las más importantes son Anfitrite, la reina del mar; Tetis, madre de Aquiles y mujer de Océano, que personifica el agua que rodea al mundo; y Galatea.
Detalle de Anfítrite Detalle del Ketos o monstruo marino Detalles de escenas con fauna marina
Pensamos que la figura femenina representada en Salar podría corresponderse con Anfítrite, la compañera de Poseidón, reina del mar, símbolo de la calma y la tranquilidad del mar frente a su impetuoso poder y vigorosa potencia, representada aquí en el monstruo marino; es la que apacigua las olas y calma los vientos; sus ojos son azules como el mar y es la protectora de los navegantes (Rodríguez
López, 1998). Está siempre rodeada de delfines, fieles amigos de todos los que surcan los mares. Representaciones como esta, de figuras de nereidas, se hallan documentadas en mosaicos de la Península Itálica (especialmente Roma y Campania) y Norte de África; también aparecen en Hispania, concretamente en la Bética y en la Lusitania (Rodríguez López, 1998). Mosaicos con composiciones de thiasos marino aparecen en Córdoba, en un mosaico fechado en el siglo II d.C. hallado en la plaza de
la Corredera, con gran variedad de peces como besugos, delfines, angulas así como la representación de ketos con la cabeza de lobo, largo cuello y fauces abiertas (Blázquez, 1981); representaciones de thiasos marino aparecen igualmente en Antioquia, en Grecia, en Isthmia, Thesaloniki, Corinto, Cos, Nasos y Olimpia (Blázquez et alii, 2004) y en Chipre. Representaciones de fauna marina entre las que destacan peces de diversas especies, delfines, original etc. que no nos La composición
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ha llegado completa, estaba delimitada por una trenza de dos cabos que va formando figuras circulares y acampanadas en las que se insertan motivos de peces entre los que destacan dos bogavantes, un calamar y aves acuáticas como patos. La única figura animal no marina es la de una felina que juega con una pelota. Hacia el centro de la composición, a la derecha de Anfítrite aparece representada la parte de las piernas de una figura masculina, y en el extremo opuesto otra figura masculina de la que solamente se aprecia parte del muslo y de la pierna derecha, sumergida en el mar; la figura aparece montando sobre algún animal no determinado.
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Representación de peces en el interior de motivos geométricos y vegetales. Detalle de la pierna sumergida correspondiente a una figura masculina montando a un animal marino. Representación de bogavante, cefalópodo, felino y ave acuática.
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Piernas figura masculina 36
El Mosaico del Triclinium
2.5
Este mosaico nos ha llegado muy sesgado con áreas completas y otras destruidas o eliminadas, concretamente la más cercana al ninfeo; es precisamente en esta zona donde se produjo el mayor destrozo al excavar la zanja para construir la estación depuradora. La zona más cercana al ambulacro y atrio de la vivienda ha conservado gran parte de su superficie, a expensas de algunas faltas de época. Al tratarse de una composición geométrica totalmente simétrica ha podido reconstruirse a excepción de un pequeño porcentaje correspondiente al medallón central. Se
trata de un mosaico que pavimentaba el triclinio de la vivienda y que aparecía delimitado por el estanque en forma de U del ninfeo. La composición está enmarcada por una banda de enlace con el ambulacro que no se repite en el lado contrario y que está formada por una sucesión de arcos de peltas; esta banda enlaza con una cenefa de rombos rematados por peltas enfrentadas cuyo interior se decora con círculos que encierran a su vez cuatro círculos entrelazados. Las peltas forman roleos en sus extremos. Esta orla da paso a una banda de círculos entrecruzados entre si determinando flores cuadripétalas de color oscuro (negro y azul) sobre fondo blanco.
Decoración geométrica: Peltas afrontadas y flores cuadripétalas.
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Decoración floral con palomas en el mosaico del triclinium
Entre los espacios delimitados por los círculos secantes aparecen cuadrados de lados curvos cuyo interior se decora con cuatro teselas blancas alrededor de una negra. A continuación, una orla con trenza polícroma o sogueado de dos cabos enmarca toda la composición central que aparece delimitada por una banda denticulada negra sobre fondo blanco y, posteriormente, una cinta tricolor (marrón, ocre y azul) formada por tres filas de teselas. La composición central está formada por un gran círculo decorado con motivos de cabos entrelazados que forman diez cuadrados oblongos que cuelgan de un medallón central formado por un sogueado de dos cabos; los
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vértices laterales de estos cuadrados están enlazados a su vez por diez círculos de trenzas polícromas sobre fondo oscuro. Este gran círculo está delimitado por una cinta tricolor y una banda denticulada. Continuando hacia el centro de la composición, una orla decorada con motivos vegetales sobre fondo oscuro da paso a otra orla de postas, otra denticulada y otra más de triángulos, sin poder dilucidar el motivo central. Los espacios resultantes entre cuadrados y círculos de sogueados se rellenan con una gran variedad de motivos ornamentales florales al igual que las enjutas o espacios triangulares que se forman en la
unión del gran círculo central y la cinta tricolor que lo enmarca. Estas se rellenan con motivos de cráteras, roleos, hojas y pájaros que aparecen enlazados solamente por dos de los cuatro lados con el mismo motivo que separa las peltas de la cenefa exterior, mientras que los otros dos lados del medallón central tangentean al cuadrado. Nos encontramos ante un mosaico polícromo caracterizado por un variado uso del color con teselas blancas, ocres, azules, negras, rojas, anaranjadas y de color marrón claro; se trata de una composición centrada, con el diseño de un gran círculo inscrito en un cuadrado en el que se extiende una exuberante
decoración vegetal muy variada y profusa en los espacios secundarios ocupando toda la composición. Este mosaico tiene ciertos paralelismos en líneas generales, con otros de los que mencionaremos los más cercanos, como el mosaico del circo de Écija, con un diseño geométrico de cruces de scuta o escudos alargados, que también aparecen en otras villas de la Bética cercanas, como la villa de la Estación de Antequera o en otras de la meseta como en la villa de La Olmeda; en estos casos la decoración geométrica está formada por octógonos irregulares siendo la cronología más tardía que la de Salar, en torno a los siglos III o IV, en el caso 39
de la de Antequera, mientras que en Écija el eje cronológico está comprendido entre los siglos II y III, al igual que otros mosaicos astigitanos como el de las nereidas que comparte además, la misma temática que el nuestro. También en Écija los motivos de peltas enfrentadas con rombos en el centro aparecen documentados desde principios del siglo II d.C. (López Monteagudo et alii, 2010). Por otro lado, el motivo de cuadrilóbulos presentes en este mosaico forma parte de una composición muy difundida durante todo el siglo II d.C (Blázquez, 1985), tanto en Hispania, donde aparecen en lugares como Barcelona, Mérida, Itálica, Toledo, Écija, Bruñel, S. Pedro de Alcántara o Daragoleja en Granada, Abarcando una cronología desde el siglo II d.C. hasta el siglo IV d.C., como en Galia, con una cronologia correspondiente al último cuarto del siglo II d.C. En otros lugares como Éfeso, Antioquia o Atenas aparecen en la primera mitad del siglo II d.C.
Las Pinturas Murales
2.6
La decoración de las paredes tras el enlucido podía recibir pinturas para que la ornamentación tuviera mayor lujo.
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Las pinturas se realizaban con la técnica del fresco o al temple, o ambas; la técnica del fresco consiste en aprisionar los pigmentos de color en el mortero de la cal antes que éste se haya secado. Cuando la cal se seca, el color también lo hace pero queda encerrado en una película finísima cristalizada. En este tipo de trabajo se requiere pericia para preparar la pared y la capa final de cal aún húmeda, tras lo que se aplica el color. El trabajo de decoración empezaba desde la parte más alta a la más baja. La pintura a témpera tenía una ventaja sobre la anterior porque no era menester aplicarlo sobre la pared fresca sino que debía estar más seca, ya que los pigmentos de color se dibujan en materias aglutinantes muy peguntosas como, por ejemplo, la goma arábiga o la clara de huevo. Estos colores permiten una enorme adhesión en la pared.
Detalle de las pinturas murales en el zócalo del ambulacro
Para el estudio de las pinturas se parte de la clasificación realizada por el arqueólogo alemán del siglo XIX, Mau, que estableció los cuatro estilos pompeyanos hoy desfasados, pero aún usados, sobre los que se han establecido divisiones y subdivisiones de la pintura romana. El primer estilo de Mau es el estilo de incrustación o estructural. Este primer estilo imita las placas marmóreas que adornaban los palacios. Su nombre de estilo de incrustación le viene por las crustae o placas marmóreas; sin embargo existen claras diferencias entre las imitaciones de mármol y las incrustaciones marmóreas; así la imitación consiste en la representación de placas de mármol veteadas, moteadas o con círculos de diversos tipos y coloridos según se quiera imitar mármol jaspeado o brocatel (Abad Casal,
1983); a este tipo responden las pinturas conservadas en Salar, constituyendo un estilo que se documenta desde el siglo I d.C. y que perdura hasta época tardorromana. Sobre un zócalo de grandes bloques de sillares de caliza y mampostería se dispusieron varias capas de mortero; la última capa de mortero superficial se alisa con objeto de ser recubierta con pintura y ornamentar la pared. Los motivos decorativos presentes en Salar están formados por imitaciones de placas rectangulares en las que se inscriben motivos de hojas cuatripétalas formando círculos secantes, iguales a las representadas en el gran mosaico del triclinium.
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Capítulo 3
Contexto Arqueológico y Registro Material Taoufik El Amrani Paaza
A propósito del registro material 3.1 En líneas generales podemos decir que la inmensa mayoría del material recuperado en la villa romana de Salar (Granada) corresponde a la época romana, aunque, eventualmente aparecen restos de cultura material prehistórica (algunos restos de talla de sílex, presumiblemente depositados desde la ladera del cerro situado inmediatamente al este del yacimiento romano, donde se encuentra un posible centro de extracción y transformación de materia prima de rocas silíceas) o medieval/ moderno (presentes en los niveles de sedimentación que cubre los niveles de arrasamiento de las estructuras romanas, posiblemente como consecuencia de la preparación de zona de cultivo, por tanto, un material en posición secundaria). En los contextos a partir de mediados del siglo I d.C. la cerámica presente corresponde a Terra Sigillata Hispánica formas Hisp. 15/17, Hisp. 27, Hisp. 30 y algo de Hisp. 37. Algunos fragmentos corresponden claramente a producciones de granatensis, con decoraciones de rodetes (Hisp. 37) y un barniz muy desgastado. Resulta igualmente curioso la poca 44
Molde de TSH. Alfar de Cartuja
presencia de material anfórico (tan sólo un pivote de una Dr 19 y fragmentos de dolia). No hay material fino de otro tipo, ya que el resto corresponde con cerámica común y algo de cerámica de cocina (ollas y alguna tapadera aislada) aunque en un porcentaje muy bajo (lo que debe permitir interpretar que nos encontramos en la pars urbana de la villa, sin actividades de producción doméstica); hay también cerámica de paredes finas aunque en una mínima proporción y un fragmento de sigillata marmorata. A parte del registro cerámico se han recuperado elementos óseos como agujas, y metálicos como pinzas, estando relacionados con un uso para higiene personal. Destaca igualmente una importante presencia y variedad de elementos marmóreos tanto de origen autóctono como mármoles importados, como en el caso del verde antico. Capítulo aparte merecen las dos es-
culturas recuperadas en el interior del ninfeo y relacionadas directamente con esta fuente monumental.
Cerámica romana 3.2 Los registros cerámicos recuperados en la villa romana de Salar forman parte del repertorio de formas y tratamientos que Roma incorpora a los territorios conquistados. Los tipos corresponden a vajillas finas de mesa (vasos, cuencos, platos…), cerámicas de paredes finas, cerámicas de cocina (ollas, morteros…) y contenedores para almacenaje y transporte (ánforas). La cerámica sigillata (o terra sigillata) es la vajilla de mesa romana de
lujo, que irrumpe en los mercados itálicos entre los años 25 a.n.e y 20 d.n.e, proveniente del área alfarera de Arezzo (Toscana, Italia). Se caracteriza por estar recubierta por un característico engobe brillante color rojo almagra y por llevar impresa tanto la firma del alfarero (sigillum) como del centro productor (figlina). El barniz de color rojizo distintivo de esta cerámica se obtiene a partir de la aplicación de una mezcla de arcilla con agua a la superficie, y de la cocción a altas temperaturas en hornos abiertos (en atmósfera oxidante). Podían ser lisas, pero la mayoría de las veces estaban decoradas con relieves de motivos diversos que se obtienen mediante moldes. Las primeras producciones de este tipo provienen de alfares de la provin-
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cia italiana de Arezzo del que toma el nombre de aretina. Su expansión territorial estará ligada en principio a la proyección territorial romana. Asimismo, su repertorio funcional, su valor estético o sus propiedades, con una superficie antiadherente propicia para la contención de alimentos, favoreció su expansión y producción en otras áreas geográficas. Una segunda gran área productora de la terra sigillata tiene su centro en la región del Languedoc francés, en lo que fue la provincia romana de la narbonense. Aquí se instalarán centros alfareros donde se fabricaron tipos cerámicos similares a los aretinos, englobados en la producción conocida como terra sigillata
sudgálica. Dichos talleres tendrán a partir del 20 d.C. una enorme difusión, destacando el foco productivo de La Graufusenque, que con sus productos inunda los mercados mediterráneos entre la segunda mitad del siglo I d.C. hasta el siglo II d.C. Cabe destacar de este centro alfarero la producción de un tipo singular que incorpora una variante, a diferencia de las producciones anteriores, en el tratamiento de la superficie del recipiente que trata de imitar el veteado del mármol. Esta sigillata recibe el nombre de Terra Sigillata Marmorata y su producción se centra principalmente en el período Claudio-Nerón con pervivencia en época Flavia, esto es desde el 40 d.C. hasta el 90 d.C.
Formas de la Terra Sigillata Hispánica y formas de cerámica de paredes finas
(Fuente; Ruiz Montes, P.)
Fue Hispania un territorio donde la romanización encuentró un menor recelo y donde encontramos un mejor ejemplo de cómo Roma incorpora a sus magistraturas políticas a las élites provinciales, llegando a aportar dos emperadores béticos como fueron Trajano y Adriano. Pronto aparecieron en la Península Ibérica talleres, centros de producción autóctonos, en la como el centro de Tritium Magallum en La Rioja y el centro de los Villares de Andújar en Jaén, que fabricarán la denominada Terra Sigillata Hispánica; manufacturada desde mediados del siglo I d.C. hasta época bajoimperial.
Destacamos el centro de Los Villares de Andújar, no sólo por la calidad y variedad de sus productos -cerámicas pintadas, hispánica precoz, T.S.H., común, paredes finas y lucernas-, sino también por la influencia que ejerció en otros talleres béticos: Cartuja y el Albaicín en Granada y El Castillón en Antequera, y por la difusión que tuvieron sus mercancías en todo el territorio andaluz y de forma más esporádica en Badajoz, sur de Portugal, Ciudad Real y Alicante, además de la Mauritania Tingitana (actual Marruecos). El conocimiento de los centros de Producción de Terra Sigillata, en el
Mapa de los centros productores de cerámica en la Bética (Atlas de la historia del territorio de Andalucía, ICA, 2009)
caso de Hispania se convierte en una importante fuente de investigación para establecer las relaciones comerciales, las áreas de difusión y los niveles de producción alcanzados.
Escultura 3.3 Capítulo aparte merecen las dos esculturas recuperadas en el interior del ninfeo y relacionadas directamente con esta fuente monumental.
Junto a esta producción de la terra sigillata cabe destacar el papel de las llamadas cerámicas de paredes finas, así denominadas por el escaso grosor de sus paredes, reservadas para la producción, sobre todo de cubiletes, boles o tazas, y decoradas especialmente con barbotina; uno de sus focos de producción se estableció en la Bética, estando caracterizado por el aspecto terroso de su superficie y engobe anaranjado.
Estas dos esculturas recuperadas en los depósitos que amortizaban el estanque [CE 06], se identifican como ninfas y derivan de modelos de Afroditas de época helenística, en especial el tipo de Venus Púdica, portando la concha, atributo propio de esta diosa, como es el caso de una de las dos esculturas aquí recuperadas.
En la línea de estas producciones hay que mencionar también a otra clase de sigillatas, que están presentes en los registros arqueológicos de la villa romana de Salar, las llamadas sigillatas africanas claras A, que formarán parte igualmente del servicio de mesa en estas lujosas residencias; se caracterizan por tener un barniz anaranjado y presencia de decoración incisa burilada. Estas producciones arrancan a partir de mediados del siglo I d.C. llegando hasta principios del siglo III d. C.
Venus Púdica
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Ambas presentan una pátina de tonalidad amarillenta y concreciones y en los dos casos parten sobre una basa que las sustentan. Se trata de una escultura labrada en mármol blanco que representa una figura femenina semidesnuda y responde a uno de los tipos de Afrodita, de cuerpo entero, faltándole la cabeza y parte del brazo derecho; aparece con el torso desnudo y se cubre a partir de la cintura con un manto que le llega hasta los tobillos. Se trata del denominado hymation, recogido por debajo de las caderas a la altura del pubis, cuyos extremos no se anudan, sino que se doblan en la
parte delantera, cayendo en una serie de pliegues hasta los pies. Sus dimensiones son las siguientes: altura, 52 cm.; anchura max., 18 cm.; eje mayor base pedestal, 15 cm.; eje menor base pedestal, 11 cm. Fue localizada en el Ninfeo, en el relleno que colmataba el estanque. Esta escultura al igual que la otra formaba parte de su programa decorativo de este ámbito de la villa. A la altura del cuello se conserva incrustada una pieza de hierro que servía como elemento de unión con la cabeza, dato que nos hace pensar que esta fue tallada de forma independiente al resto de cuerpo. La escultura la componen tres fragmentos, dos pertenecientes al torso y un fragmento del codo del brazo izquierdo que venía a unirse a la altura de la cadera. Presenta una profunda grieta en el dorso que llega hasta la cintura, posiblemente ocasionada por una reutilización. Es un tipo común en época romana, muy presente en la estatuaria altoimperial sobre todo en el ámbito privado. La representación de esta Venus está inspirada en el modelo de la Venus púdica de época helenística. 49
Excavación de una de las venus. Venus Venera
Se trata de una escultura labrada en mármol blanco que no aparece de cuerpo entero puesto que tan sólo se conserva la parte que va desde la cintura hasta los pies. Se trataría de una representación de una Venus con las piernas descubiertas, sin estar envueltas en un manto, como en otros casos; el manto aparece representado en pliegues desde un segundo plano, quedando enrollado por debajo de las nalgas. La Venus porta una concha sobre su sexo. En la concha conserva una perforación que ha servido como surtidor; la venera está sujetada a ambos lados por las manos. Sus dimensiones son las siguientes: altura, 42 cm.; anchura max., 44’5 cm.; anchura min., 18 cm.; al-
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tura base pedestal, 7 cm.; orificio surtidor, 2,3 cm. Se trata de un tipo común en época romana, frecuente en la decoración de ninfeos y ambientes en los que el agua es el elemento protagonista, teniendo la función de surtidor de fuentes. Los paralelos más próximos los tenemos en las estatuas-fuente de Córdoba. La concha es un atributo inherente a este tipo de Venus. Las representaciones de Venus están muy presentes en los repertorios de la estatuaria de los siglos I y II d.C. Fue localizada en el Ninfeo (zona central-mitad norte), en el relleno que colmataba el estanque. Esta escultura al igual que la otra formaba parte de su programa decorativo de este ámbito de la villa.
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Materiales Constructivos 3.4 Los materiales empleados para la edificación y decoración de la villa son básicamente: opus testaceum (ladrillos y tejas principalmente), morteros, piedra y mármoles. Opus testaceum. Este apartado engloba toda una serie de materiales constructivos como ladrillos, tegulae, ímbrices, que encontramos en todo tipo de aparejo que alza la villa.
sillarejos sobre todo en los tramos inferiores de las estructuras y mampostería de cantos de río en hiladas superiores. Los aglutinantes utilizados son una mezcla de morteros de cal y arena. Morteros, principalmente opus signinum. Se trata de un mortero de cal y cerámica triturada, de tonalidad rosácea, que se usaba sobre todo para la impermeabilización de estructuras hidráulicas, aunque lo encontraremos también sellando la conexión de pavimentos con sus respectivos paramentos.
Con este material se construye el estanque (CE 06) y el impluvium (CE 07) La piedra. Los paramentos alternan distintas técnicas constructivas, básicamente el uso de obra mixta que alterna piedra y ladrillo. La piedra más representada es la arenisca, de grandes sillares,
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Mármoles. Forman parte de un importante programa constructivo y ornamental de la villa de Salar: Opus sectile. Se ha documentado bajo las forma de las crustae (pequeñas piezas sobre todo de mármol que unidas forman composiciones
Detalle del muro de cierre del ambulacro por el Este.
de motivos florales, animalísticos, etc. y en el caso de Salar aparecen recubriendo parte de los alzados de la estancia CE 05). El conjunto de estas crustae formarían parte de un programa decorativo de naturaleza vegetal y animal que encontraría sus paralelos en la villa romana de Las Gabias (Granada) y la villa romana de La Estación (Antequera). Grandes placas rectangulares, que alcanzan dimensiones de 1.5 metros de longitud por 0.56 de altura y 0.055 de grosor; las encontramos revistiendo los zócalos del triclinium (CE 05). Restos de cornisas de mármol blanco recuperadas en los depósitos de
relleno del estanque–ninfeo, y elementos constructivos como columnas, umbrales, escalones y otros. Las canteras de piedra caliza están presentes en este territorio, principalmente en las estribaciones más orientales de la sierra de Loja. En el término municipal de Salar, se localizan actualmente varias canteras de mármol que se mantienen todavía en explotación: la cantera de La Romana, la de Mondaria, Rosa del Duro y Terrer y Guardiola. Aunque no contamos hasta el momento con estudios de áreas fuente de estos materiales que nos confirmen que estas canteras pudieron estar en explotación desde antiguo.
Detalle del estanque del ninfeo y de los escalones de mármol del ambulacro
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Capítulo 4
Musea lización del Yacimiento Carlos González Martín
Tratamiento de Consolidación, Protección y Conservación 4.1 El diseño de un equipo interdisciplinar en la ejecución del proyecto ha permitido ir conjugando la propia excavación arqueológica con los tratamientos preventivos que aseguraran su conservación, ejecutando los trabajos de consolidación así como las medidas de protección previstas. En los trabajos de conservación y restauración ha prevalecido en todo momento el respeto a la obra original, manteniendo tanto sus valores funcionales como estéticos, artísticos e históricos. Las medidas adoptadas se han elegido con la intención de no condicionar futuras intervenciones. Estas han ido encaminadas a mantener la obra sin añadiduras de tratamientos o elementos que pudiesen alterar, modificar o distorsionar la obra tanto a nivel estructural como estético. Durante los tratamientos de limpieza iniciales se hizo necesario la preconsolidación puntual de aquellas zonas más deterioradas. Para la consolidación de pequeños desplacados, tanto en el ladrillo, morteros y piedra, se procedió a la inyección de un adhesivo de resina acrílica. Las oquedades de enluci56
dos y mosaicos han sido rellenadas mediante la inclusión por inyección de mortero de cal hidráulica reforzado con una resina acrílica. En los bordes de los mosaicos se realizó un cordón de sellado utilizando para ello un mortero de cal hidráulica previamente pigmentado evitando así futuros desprendimientos y acumulaciones de suciedad.
La Arquitectura actual de la Villa de Salar. Cubrición y Cerramiento 4.2 Con objeto de dotar de la seguridad necesaria al yacimiento, se incluyó dentro del proyecto, la cubrición y vallado de la finca, a la vez que se aseguraba la conservación del mismo. La propuesta adoptada ha permitido configurar mediante una simple cubierta autoportante un edificio que alberga los restos excavados y que ha posibilitado el trabajo y estudio a cubierto durante la misma fase de excavación. La cubierta se acompaña con un cerramiento lateral con chapa y lunetas de vidrio. El conjunto, por tanto, se ha concebido de modo que envolviendo los restos arqueológicos se asegura su protección a la vez que se permite su accesibilidad, dotando al mismo de una visión global unitaria.
La elección de este tipo de cubierta consigue organizar el espacio de forma continua mediante una gran bóveda soportada por dos zunchos de hormigón armado que hacen de cimentación de la misma. Por otro lado, este tipo de cimentación permite la posible ampliación de la excavación hacia el río. Detalle de la colocación de la cubierta
El cerramiento lateral de la bóveda se ha realizado con una fachada de acceso ejecutada en chapa galvanizada, plegada y perforada con objeto de permitir la protección del yacimiento así como su ventilación. El cerramiento se concluye con lunetas de vidrio laminado tanto en la fachada principal como en el lado opuesto, permitiendo la iluminación natural del yacimiento. La accesibilidad se ha resuelto mediante la ejecución de una pasarela metálica con pavimento de vidrio suspendido, permitiendo al visitante contemplar a sus pies y de forma panorámica los restos excavados y conservados. Esta pasarela se ha condicionado en su colocación para no afectar al pavimento musivo de la gran sala formada por el ninfeo-triclinium, apoyando sus fijaciones sobre zonas de caementicium en las que no se conservó el mosaico. El trazado 57
seguido permite atravesar transversalmente el recinto del ninfeotriclinium y posteriormente girar 90º hacia el atrio concluyendo a modo de balcón sobre el ambulacro. Las características técnicas de la cubierta y fachada son: -Sistema constructivo autoportante de cubierta formado por perfiles curvos de chapa perfilada de acero galvanizado superpuestos según su eje longitudinal sobre la onda prevista para solape e interconexionados unos con otros mediante tornillos, formando una “cáscara” metálica con funciones estructurales y de cerramiento simultáneamente. Detalle de la colocación de la pasarela
-Cubierta modelo CB 260 espesor 1,5 mm de chapa galvanizada y lacada (inercia 1.734 cm4/m) con calidad SG280. Para la fabricación de las ondas metálicas de la cubierta se utilizan bobinas de chapa galvanizada ( 275 gr/m2 ) y/o prelacada de diferentes espesores, que van desde 0,8 mm hasta 1,5 mm. La materia prima cumple con la norma EN10142. -Zunchos de hormigón armado de 50 x 50 cm. -Fachada de acceso ejecutada en chapa plegada perforada galvanizada.
Visita a la excavación, del Presidente de la Diputación de Granada D. Sebastián Pérez (a la izquierda) y la Alcaldesa de Salar, Dña. Ana Conde (a la derecha)
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