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MANUAL DE PROCEDIMIENTOS

Dieta durante la semana, descontrol el

fin de semana

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Lic. en Nutrición Viviana Wons. Universidad de Buenos Aires.

“Mi paciente engorda durante los fines de semana todo lo adelgazado en la semana. En las primeras consultas, observé un descenso de peso sostenido y, desde hace 2 meses, ya no lo hay”.

El fin de semana es cuando, libres de sus obligaciones laborales, las personas se conectan con sus deseos, cuando pueden sentir claramente el nivel de aburrimiento o de soledad que arrastran o si, por el contrario, la vida les resulta satisfactoria. El saldo no siempre es positivo y, por eso, los fines de semana suelen representar auténticas “pruebas de fuego” para personas con obesidad que están en tratamiento. Es comprensible que quienes trabajan fuera de su casa durante toda la semana quieran estar más tiempo en su hogar los sábados y domingos, pero de allí a “instalarse” en la cocina, hay una gran diferencia. Y es que, en esta situación, la persona con problemas de peso suele tentarse con la visión de cualquier tipo de comida, el sonido de la nevera al ser abierta y el aroma de alguna salsa que esté sobre la hornilla. Es entonces cuando “picotean”, pero con la idea de que no han comido casi nada, ya que les cuesta registrar esos episodios. Además, las amas de casa que permanecen en sus hogares muchas horas durante la semana se dedican a cocinar platos especiales para su familia los fines de semana. Es por eso por lo que aumentan todavía más su exposición a la comida, lo que resulta demasiado tentador para las que pretenden adelgazar. Estas son las dos situaciones básicas que pueden presentar sus pacientes. Sumado a esto, están las reuniones sociales y familiares, en las que la oferta de comida suele ser importante y sumamente tentadora para el obeso.

Doctor:

Antes de acercarle una serie de ideas destinadas a ayudar a su paciente, es importante que sepa que el obeso necesita conversar con usted. En estos casos, no basta con revisarlo, pedir estudios y extender alguna receta como podría ocurrir con otras patologías en las que el componente psicológico no es tan importante. Para que este paciente tenga buena adherencia al plan de descenso de peso, deberá poder depositar su confianza en usted, estableciendo un vínculo más saludable y positivo que el que él tiene con la comida. Usted debe contar con mucha información para confrontarlo con sus creencias y sus miedos y debe poder demostrar genuino interés por su evolución. Ese será el soporte necesario para impulsar los cambios que él debe realizar. Si usted nota que su paciente “olvida” algunas trasgresiones alimentarias en su dieta, sepa que existe un mecanismo llamado “negación”, por el cual el obeso no ve ni registra nada que sea demasiado doloroso para él. Y la obesidad duele en el alma… ¡Su paciente no es un mentiroso, no se enoje con él! Además, los que tienen muchos años haciendo tratamientos para adelgazar no son pacientes fáciles. Las personas obesas, muchas veces, saben qué deben comer y qué no, pero no pueden ponerlo en práctica. ¡No va a ser difícil encontrar alguno que tenga más datos que usted…!

¿QUÉ TÉCNICAS PUEDE INDICAR A SU PACIENTE PARA AYUDARLO A SALIR AIROSO DE SUS FINES DE SEMANA?

Indíquele que tenga preparada gelatina de bajas calorías en su heladera para consumirla en momentos difíciles. Cada vez que quiera comer algo fuera de los horarios de comidas indicados, una porción de gelatina dietética lo ayudará a superar la situación. Este postre casi no tiene calorías y ayuda a “engañar” al estómago, evitando que se abalance sobre la comida indebida.

No debe saltearse ninguna de las comidas indicadas en su dieta. Planifique junto a él sus horarios, no deje los momentos de sus comidas librados al azar, suponiendo que los fines de semana se debe descansar y no organizarse de ninguna manera. Cuando un obeso no planifica lo que va a hacer para cuidar su dieta (especialmente durante el fin de semana), come de más…

No debe distraerse leyendo el diario o mirando TV mientras come. Así podrá registrar mentalmente mejor lo que ingiere.

Aconséjele mantenerse ocupado con actividades agradables en sus horas libres. Que evite el aburrimiento, ya que si está entretenido evitará comer por tedio. Son ideales las manualidades, como bordar tapices, pintar sobre seda, hacer carpintería, alfarería, bricolaje, jabones artesanales, collares o lavar y arreglar el auto, si es lo que le gusta hacer. Así lo mantendrá entretenido, lo hará sentir mejor y lo ayudará a encontrar satisfacciones fuera de la comida.

Indíquele que mientras esté en su casa evite el uso de prendas demasiado holgadas (como ropa deportiva, pijama o camisón para dormir). Es preferible que se vista con algún jean o que se ponga

algún cinturón que no le apriete, pero que le recuerde su intención de adelgazar, evitando que se dedique a comer con demasiada tranquilidad. Es importante que usted tenga algunas nociones, aunque sean básicas, sobre cocina de bajas calorías.

Los pacientes necesitan tener opciones light para poder cocinar o saber dónde las pueden adquirir, de modo tal de poder contar con comidas deliciosas para consumir durante sus fines de semana, para que no extrañen la comida que engorda y no se sientan infelices por sentir que sus allegados pueden comer lo que deseen y él no. Sepa aconsejarle sobre la lectura de revistas y libros que contengan recetas bajas en calorías. Sugiérale cocinar cuando tenga tiempo, comer su porción y congelar el resto para tener siempre alimentos aptos disponibles.

Hágale registrar en una planilla lo que come durante toda la semana. Luego comparen juntos su registro de la semana y el del fin de semana. De este modo podrá determinar si ya está instalado el inconveniente ciclo “comilona de fin de semana-dieta estricta de la semana”. Si ya está presente, deberá utilizar el resto de las técnicas indicadas en esta nota para poder desarticular ese hábito.

TRABAJE SOBRE LA MOTIVACIÓN DE SU PACIENTE

Algunos obesos inician su dieta con mucho entusiasmo y en el transcurso de algunas semanas sus motivos originales pueden resultar insuficientes. Es entonces cuando deberían cuestionarse si bajar de peso es imprescindible para ellos en ese momento. Si bajar de peso es un tema prioritario, cumplir con la dieta es más fácil. Si, en cambio, su paciente siente deseos de adelgazar, pero no está dispuesto a pagar el precio que ello requiere (por ejemplo: dejar de comer golosinas), entonces su motivación será insuficiente, continuará con su “dieta a medias” y no cumplirá con su plan alimentario. Conocer por qué su paciente desea adelgazar puede ayudarlo a enfocar sus esfuerzos más eficazmente.

Averigüe sobre sus motivaciones internas (por ejemplo: estar más saludable o sentirse mejor), que son las que conducen al éxito a largo plazo; pero también sobre las motivaciones externas (como vestirse con un traje nuevo para una boda), que son muy poderosas a corto plazo. Para determinarlo, indíquele que escriba, en dos columnas paralelas, todas las razones que se le ocurran por las que quiere adelgazar y, por el contrario, las razones por las que no desea bajar de peso (por ejemplo: evitar exponer un cuerpo más delgado a las miradas de los otros). Evalúe luego cuál de las columnas tiene más peso y podrá así determinar si su paciente está dispuesto a pagar el precio indispensable para adelgazar o si, en cambio, decide continuar “haciendo de cuenta que cumple la dieta”. Hablar sobre estos temas hace que muchos pacientes tomen cuenta de sus dificultades y actúen en consecuencia.

Que su paciente escriba con anticipación lo que va a comer durante el fin de semana, comprometiéndose con usted a cuidarse. Al compararlo luego con el registro de comidas realizadas, podrán evaluar las diferencias entre lo planificado y lo realmente hecho. Trabajen sobre esto para prevenir futuros errores. Trabajen sobre lo que su paciente debe hacer cuando sienta deseos intensos de comer lo indebido. Sugiérale que distraiga su atención. Para ello, que converse por teléfono, que se lave los dientes, que tome un baño de inmersión o una ducha refrescante, que riegue las plantas. Son todas actividades que ponen obstáculos entre la comida que engorda y su paciente.

Explíquele los beneficios de la actividad física, tanto para aumentar el gasto calórico como para combatir el aburrimiento de los fines de semana. Hagan un listado de los deportes que le resultan interesantes y determinen juntos cuál de ellos podría comenzar a practicar ya su paciente. Elijan dos: uno para hacerlo solo (caminatas, golf, natación) y otro para realizar en compañía de otras personas (fútbol, básquetbol, ciclismo). Organice su actividad física indicando horarios y lugares para practicarla y sugiérale no poner excusas luego para faltar a esos compromisos.

No es necesario que su paciente se aísle, ni que falte a todos los cumpleaños y cenas a los que lo invitan. Solo debe evitar estar en contacto directo con los alimentos con los que pierde el control. Ayúdelo a identificarlos valiéndose de su registro de comidas. Algunas técnicas son: pedir que le retiren la panera de los restaurantes o evitar las sobremesas con todos los restos de los postres a la vista. Su paciente puede averiguar el menú que servirán en algunas de esas reuniones y evaluar si puede pedir que le preparen algo especial para él, llevar consigo su comida en una vianda, o bien evitar concurrir (si considera que la tentación será irresistible).

HABLE CON SU PACIENTE SOBRE SU ESTILO DE VIDA

Si su vida sigue igual de aburrida, puede tener problemas para adelgazar y para luego mantener el peso obtenido. Si sigue viviendo exactamente igual a como lo hacía antes, el pronóstico de su tratamiento puede ser sombrío. Para “llenar esa vida” y calmar tensiones debe aprender a usar otros recursos que no sean la comida, debe encontrar otras fuentes de placer, como una salida en buena compañía o sentarse a leer un libro en un lindo lugar. Un plato de pastas o un postre no mejoran una situación mala. Su paciente

debe aprender que la comida no debe ser utilizada como consuelo.

Permítale consumir durante el fin de semana su plato permitido, así puede darse un gusto, pero dentro de un límite. Explíquele que lo haga cuando no tenga demasiado apetito, con un alimento con el que sienta que se pueda controlar y en una cantidad pequeña. Que no lo haga los viernes porque puede comenzar a comer y no dejar de hacerlo hasta el lunes por la mañana, día que, históricamente, es el comienzo de las dietas.

Hay quienes le aconsejan a sus pacientes dietas especiales para realizar los lunes, con la finalidad de eliminar las consecuencias de sus trasgresiones. Está técnica es muy peligrosa, ya que el paciente puede suponer que haciendo esa dieta borrará todos los deslices cometidos durante el fin de semana. De este modo podría perpetuarse la rutina de “comer de todo durante el fin de semana y hacer un semi-ayuno los lunes”, algo que impide el buen descenso de peso y el aprendizaje de nuevos hábitos. Que su paciente no intente “lavarse las culpas”:

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