Sindicato de la Industria Cinematogrรกfica Argentina
65° Aniversario | Derechos Humanos
Nuestros compañeros desaparecidos ● El golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976 tuvo como fin último instaurar un cambio drástico en la matriz productiva argentina que atara definitivamente al país al sistema capitalista reinante en Occidente. Para ello, acometió la tarea de barrer con la clase trabajadora argentina y con el movimiento obrero organizado mediante la represión, la tortura, el asesinato y la desaparición de miles de luchadores políticos, sindicales y sociales. Durante los años de dictadura, también se congelaron los salarios, se eliminaron puestos de trabajo y se suprimieron las conquistas laborales y la participación de los trabajadores en la renta nacional. ● Con el regreso de la democracia, surge la necesidad de desarrollar una tarea de esclarecimiento y difusión acerca de lo acontecido en el período '76-'83. Surge así la Comisión de Derechos Humanos de SICA, con la premisa de revisar el pasado inmediato, pero también para abocarse a la defensa de los derechos humanos de los trabajadores en el presente. ● En mayo del '85, la Comisión realizó el primer homenaje a Julio César Carboni, Raymundo Gleyzer, Armando Imas, y Enrique Juárez, técnicos desaparecidos afiliados a SICA. Desde entonces, SICA ha adoptado una activa política para mantener viva la memoria de los cuatro compañeros desaparecidos durante la dictadura. ● La imagen de nuestros compañeros desaparecidos nos acompaña en cada acto, marcha o manifestación en los que el Sindicato participa, porque en sus figuras se sintetiza la lucha, los sueños y las conquistas de todos los trabajadores de la Industria Audiovisual que a lo largo de estos 65 años construyeron a SICA.
JULIO CESAR CARBONI NII Julio César Carboni se inició en la industria cinematográfica ue como reflectorista, en 1971. Fue empleado en la empresa nt Orange y en Cinefilm, donde trabajó du durante dos años. En 1974 se afilió a SICA. En esa época trabajó en el largometraje “Los años infames”, y en 1976 participó en “Juan que reía”. Durante la madrugada del 22 de mayo de 1977, un grupo de tareas compuesto por siete hombres armados y vestidos de civil irrumpió en el hogar familiar de los Carboni, en el barrio de Boulogne. A punta de pistola condujeron hasta la cocina a doña Pilar, la madre, mientras asaltaban la
habitación de Julio. Revolvieron todo, requisaron papeles y cartas y se lo llevaron secuestrado. Antes de partir, el hombre que comandaba el operativo les dijo a los padres que se quedaran tranquilos, que no hicieran nada, que ya iban a tener noticias de su hijo. De todas formas, los padres de Julio hicieron la denuncia. Y esperaron. Como Julio no aparecía, doña Pilar y don Juan comenzaron a hacer gestiones para encontrarlo. “Pasaban cosas raras, por un lado nos decían que cuanto más buscáramos peor podía ser para Julio, y por otro lado estaba Juan José, nuestro otro hijo, y no queríamos que también le pasara algo a él”, contó doña Pilar, años después. Aquel 22 de mayo Julio Carboni tenía 27 años. No hay testimonio de su paso por un centro clandestino de detención. Al día de hoy continúa desaparecido.
RAYMUNDO GLEYZER ER Raymundo Gleyzer nació en os septiembre de 1941 en Buenos Aires. A los 20 años decidió dejar la carrera de Ciencias el Su ri Económicas y se inscribió en la Es Escuela Superior de Cine de la Universidad de La Plata. Desde entonces se abocó a la actividad cinematográfica dedicándose especialmente al documental. Durante la década del '60 filma “La tierra quema”, “Ocurrido en Hualfin”, “Nuestras Islas Malvinas” y “Ceramiqueros de Traslasierra”. En esos años, Gleyzer comienza su militancia en el Partido Comunista. Ya en los '70 se aleja del partido e ingresa en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores). Ya definitivamente volcado a la temática política, en 1970 realiza el
mediometraje “México, la Revolución congelada”. En 1973 crea junto a otros compañeros de militancia el grupo Cine de la Base. Producto de dicho proyecto son “Comunicados Swift”, “Ni olvido ni perdón, la masacre de Trelew” y su obra más conocida, “Los traidores”. Estaba casado con Juana Sapire, y juntos tuvieron un hijo, Diego. El 27 de mayo de 1976, Raymundo almorzó con su madre. Estaba contento porque acababa de firmar contrato con la Unesco para trabajar en documentales en África durante dos años. Pasó por la sede de SICA, estuvo un rato con los compañeros y se fue a su departamento de Lacroze 1935. Allí lo secuestró un grupo de tareas. Se sabe que estuvo alojado en el centro clandestino de detención “El Vesubio” pero no se conocen datos de su paradero ni de su destino final. Tras su desaparición, Juana y Diego se refugiaron en Perú. Actualmente viven en los Estados Unidos.
En octubre de 2012, en co conjunto con la fundación Es Espacio para la Memoria, se colocó frente a la en entrada de SICA una ba baldosa en homenaje a Ra Raymundo Gleyzer. Juana Sa Sapire, su esposa, estuvo pr presente.
65° Aniversario | Derechos Humanos
Nuestros compañeros desaparecidos EENRIQUE N JOSE JUAREZ En Enrique José Juárez nació el 12 de diciembre de 1944. Em Empezó a trabajar a los 15 añ años en un taller de bobinado. Ti d és consiguió un puesto como Tiempo después, empleado en SEGBA, donde llegó a ser delegado sindical en el gremio de Luz y Fuerza desde 1965 hasta 1971. Fue fundador de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), la rama sindical de la 'tendencia revolucionaria' del peronismo, y también formó parte del grupo Cine de Liberación.
ENTREVISTAMOS A CAMILO JUÁREZ, HIJO DE ENRIQUE, EN EL "ESPACIO MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS" (EX-ESMA). ¿Cómo empezó la relación de tu padre con el cine? Mi viejo a los 15 años empezó a hacer su primera película y ya iba a cineclubs y a reuniones con cinéfilos, donde conoce a Martínez Suárez y le cuenta su proyecto de hacer una ficción que se llamó “La desconocida”, que finalmente la filma y la edita a los 19 años. Es un corto de unos 8 minutos. La encontramos hace poco entre unos rollos, la pudimos restaurar, la tengo digitalizada. Esa fue su primera película. Después él formó parte del Grupo de Cine de Liberación junto a
Su labor en la industria cinematográfica se desarrolló mayormente durante la década del '60. Se desempeñó como montajista, fotógrafo y guionista. En 1969 llegó a dirigir el mediometraje “Ya es tiempo de violencia” y “Argentina, mayo de 1969: los caminos de la liberación”. El 10 de diciembre de 1976, dos días antes de cumplir 32 años, salió de su casa en el barrio de Florida diciendo que volvía en un rato... Pero nunca volvió. En los días que siguieron a su desaparición, la familia recibió la noticia de que Enrique había caído abatido en un enfrentamiento junto a otros compañeros. Se sabe que ese mismo día llegó sin vida a la ESMA, pero al día de hoy su cuerpo continúa sin aparecer.
Getino, Solanas y otros tantos compañeros. Durante la dictadura de Lanusse y Onganía proyectaban películas como “Operación Masacre”, “La hora de los hornos”, “Los traidores”, de Gleyzer... Y junto con estas proyectaban su primer película política que fue “Ya es tiempo de violencia”, sobre el Cordobazo, realizada en forma clandestina. Mi viejo, junto con Agustín Tosco, la pasaba en fábricas, en unidades básicas. Mi viejo tenía dos facetas muy marcadas. Por un lado, la del militante político: él era trabajador de SEGBA y delegado gremial de Luz y Fuerza, y por otro lado era un trabajador del cine, un director, montajista, cameraman y varias otras funciones. Durante su vida siguió haciendo las dos cosas,
siguió militando, cada vez más comprometido. En un momento pasó a Montoneros, ya en la dictadura, y sin embargo siguió escribiendo guiones y pensando en sus películas. “Ya es tiempo de violencia” es na película muy comprometida ya desde el título, que muestra un momento de nuestra historia y una opción. La opción que finalmente tomaron tantos compañeros de aquella generación. Mi viejo desaparece el 10 de diciembre del '76, y desaparece no solamente por su militancia y su resistencia a la dictadura sino también por ser conducción nacional de la Juventud Trabajadora Peronista, que era su agrupación, como tanto por haber hecho esa película. Por un conjunto de actividades que venía haciendo como
haciendo como militante, como intelectual, como obrero, como montonero. Es que la dictadura cívico-militar atacó a las organizaciones armadas pero también atacó a los cuerpos de delegados de las fábricas y al movimiento obrero en general. Creo que el de los trabajadores forma el cuerpo más grande dentro del número de desaparecidos. Todo el plan de derrotar a la subversión era una cuestión secundaria y lo que se hizo fue atacar y disciplinar al pueblo para imponerle un plan económico que de otra forma no
mi viejo tenía dos facetas: militante político y trabajador del cine
hubieran podido hacer, un gobierno que no sólo sembró el terror sino que también impuso un modelo económico distinto al que la Argentina necesitaba y necesita. ¿Qué recuerdos personales tenés de tu padre? Bueno, de mi viejo recuerdo... Mi viejo y mi vieja. Mi vieja, Alicia País, era afrodescendiente. Hizo vestuario en películas como “Paño Verde”, “Los gauchos
judíos”, alguna de Torre Nilsson, de Favio. Era muy prolífica. Y me acuerdo que nos llevaba a esas filmaciones, a su trabajo, muchas veces. Ella diseñaba y realizaba los vestidos en casa, también para teatro y televisión. Y ellos se conocieron filmando. Sé que los presentó Cacho Espíndola, que era un actor muy conocido que falleció hace unos años. Se casaron y tuvieron dos hijos, mi hermano Javier y yo. Después se separaron y mi viejo tuvo a Pedro, con su compañera Estela Miguel. Pedro ya nació en la clandestinidad, en el '75 mi viejo era una de las personas más buscadas en el país y no lo pudo inscribir. Recién ahora estamos logrando inscribirlo con su nombre y su procedencia porque él fue inscripto por mi abuela en un momento en que los militares quisieron llevárselo de la casa. De mi viejo me acuerdo que le gustaba mucho el western. Él hablaba de buscarle siempre la visión desde el indio, verle el costado político. Y también le gustaba mucho el cine policial y Hitchcock. Era de ir mucho al cine. ¿Y su cortometraje “La desconocida”...? Es ficción. La verdad es que me parece una obra maestra, para ser de un pibe. Tiene algo de onírico, parece una película de David Lynch. A mí me sorprendió mucho cuando la vi, me encanta esa peli. También estaba con varios
proyectos, estaban ahí las latas, después algunas las recuperamos. Uno era una ficción sobre un hecho histórico que fue el 7 de septiembre en una pizzería de William Morris, donde asesinan a unos integrantes del primer grupo de Montoneros. Esa película quedó inconclusa, lamentablemente. Algunas tomas son muy interesantes. ¿Dónde encontraste ese material? En la casa de mis abuelos. A mi mamá la asesinan en la cárcel de Devoto, estaba detenida sin juicio. A Estela, la mamá de mi hermano, en Rosario. Y a mi viejo acá en zona Norte. Los tres hermanos quedamos en lo de mis abuelos. Y ahí estaban esas pilas de latas, de rollos de película con filmaciones de movilizaciones, de entrevistas a militantes... Me pasó algo muy loco que fue que una de esas latas, cuando logramos digitalizarlas, empezaba con una imagen en fundido en negro y con la voz de mi viejo. Y reconocí la voz, y después cuando apareció la imagen confirmé que era la voz mi viejo. A veces uno pierde el registro de algo como la voz. Me acuerdo de mi viejo, sí, pero nunca había pensado que me acordaba de su voz. Se me puso la piel de gallina en ese momento porque sentí “¡Uy, es la voz de papá!”, y hasta ese momento no estás consciente de recordar esa voz. Y después apareció la imagen de él
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Nuestros compañeros desaparecidos entrevistando a dos viejos militantes de la Resistencia Peronista en Rosario, hablando de la revolución peronista y de otras cosas... Bueno, eso también es una especie de rescate, esos rollos que logramos recuperar. Nosotros perdimos todo varias veces y yo no tenía filmaciones de él o cassettes con la voz de él. Así que recuperamos su voz, recuperamos su película que pensábamos que también estaba desaparecida porque no estaba en los rollos de casa. “Ya es tiempo...” estaba en Cuba, él la llevó a Cuba. Había una copia en la escuela de Fernando Birri y el gobierno cubano revolucionario nos la facilitó para que la clonáramos acá, con intermedio de Fernando Martín Peña, que nos dio una mano para hacer la gestión y para hacer la copia. Y siempre seguimos recuperando algún compañero, alguna anécdota. Por ejemplo, este año José Martínez Suárez, que fue muy amigo y lo quiso mucho, nos contó que en “Ya es tiempo...” hay una voz en off que mi viejo guionó para darle forma a esas imágenes de noticieros y fotos que se ven, y esa voz es la de un obrero que cuenta los hechos del Cordobazo desde su perspectiva, desde su vivencia; y me cuenta Martínez Suárez que probaron muchos actores y que finalmente la voz del obrero la hizo mi abuelo, que fue obrero toda su vida. No consiguieron un actor que
supiera hacer de obrero y pusieron un obrero de verdad. Nemesio Juárez, el padre de mi padre y de mi tío. Entonces volví a ver la película porque ya la había visto varias veces pero no había notado que era mi abuelo ni lo había pensado. Y es la voz de mi abuelo, definitivamente, con esa aspereza de fumador de pipa.
CAMILO JUÁREZ
Vos declaraste en el juicio sobre tu padre... Sí, este año declaramos mi tío Nemesio y yo en el juicio que se lleva por su secuestro y asesinato. Estuvimos como testigos contando y esperando que los responsables paguen mediante un juicio legal por este genocidio tan grande. Que este lugar donde estamos haciendo la entrevista haya sido un centro clandestino de detención por el que pasaron más de 5.000 personas es muy significativo del cambio que vivimos estos 10 años y esperamos que continúe. Estamos
felices de estar acá y de que un lugar que fue símbolo del horror se transforme en lugar de esperanza, de vida y de trabajo. En lo personal, ¿qué esperás del juicio, de la sentencia? Yo lo que espero es saber más sobre lo que pasó con mi viejo. Él llegó acá moribundo, intentaron resucitarlo y no pudieron, por suerte. Pero quiero saber qué hicieron con su cuerpo, quiénes fueron los que lo mataron y que vayan presos. Posiblemente ya estén presos. Muchos están prófugos. Pero estos tipos siguen guardando el pacto de silencio y sin embrago, así y todo, estamos logrando justicia. Lenta, tarde... pero nos enorgullece este proceso de memoria, verdad y justicia, y tratamos de darle estos últimos años que deben quedar, yo calculo diez años más de juicios de lesa humanidad, el empuje para que todos estos jueces que se sientan arriba de los expedientes y dejan pasar el tiempo aceleren un poco los tiempos y que podamos aumentar el número de condenados por todos estos crímenes. Para poder dar vuelta la página, ir para adelante, pero mirando para atrás, reconstruyendo todas estas biografías que hubieran quedado en el olvido, que fue lo que quisieron hacer, y seguir peleando por todos esos sueños que todavía no se pudieron cumplir pero que un día vamos a lograr.
NOS VISITÓ VICTORIA IMAS, HIJA DE ARMANDO.
ARR M AND O A . I M AS A ¿Cómo fueron los inicios de tu padre en el cine? Mi papá trabajó en “Paula contra la mitad más uno”, de Néstor Paternostro. Es con uno de los que él empezó, de jovencito, cuando estaba en quinto año de la secundaria. Después lo conoció a Mario Sábato, se hicieron muy amigos y empezó a trabajar con él. También trabajó en una película de Luis Saslavsky. El era muy apasionado por el cine pero cuando empezó a militar lo dejó, no había espacio para otra cosa. Sé que él estaba con su documento verdadero, aunque tenía un nombre falso que era Héctor López, pero militando en esa época tampoco habrá podido trabajar, porque se habrá tenido que cuidar. No figurar, digamos, en ningún lado. Y "Operación Masacre"... Muchas partes de “Operación Masacre” están filmadas en una oficina que era de mi bisabuelo. También hay cuadros de él en el decorado. La parte de la comisaría, esa era la oficina mi bisabuelo, que tenía muy buena relación con él. Lo que me contaron es que él fue y le dijo “Necesito la oficina”, todo medio rápido, y ni le avisó, fue con todo el equipo y le copó la oficina. En la película se ven las máquinas de escribir. Y después hay otra parte que transcurre en la casa del protagonista. Ahí hay unos cuadros de un nenito que es mi papá y que también llevó cosas de su casa para armar el decorado. Se ve que se involucraba mucho con todo lo que hacía. Era muy intenso. Tu madre también era militante. ¿Cómo se conocieron? Mi papá era encargado de propaganda en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, iba por todo el país llevando volantes. Parece que era muy bueno para esconder cosas. Entonces lo paraban con el auto, lo revisaban y no encontraban nada. Mi mamá vivía en Paraná, se fue a estudiar a Córdoba y ahí empezó a militar en el PRT. Estuvo presa y después participó en la fuga del Buen Pastor y se vino a Buenos Aires con documentos falsos, se fue a vivir a una escuela política del partido. La escuela política era en una casa y simulaban ser un hogar normal donde vivía una familia con dos hijos. Mi era muy apasionado por el cine, mamá era como la empleada doméstica, o la niñera de los chicos. Así funcionaba. Mi papá daba clases en esa cuando empezó a militar lo dejó, escuela política, que quedaba en provincia, en Avellaneda, no había espacio para otra cosa y ahí se conocieron. Y enseguida se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Después nací yo. Yo soy de septiembre y mi
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Nuestros compañeros desaparecidos mamá cayó presa en octubre. Yo tenía 45 días. La detuvieron arriba de un colectivo cerca de acá, en Las Heras y Pueyrredón, alguien la reconoció porque era buscada por la fuga. Ella se había cambiado mucho el look pero para ese entonces ya tenía de vuelta su pelo. Entonces la reconocieron y la llevaron a Devoto, no se sabe por qué. Por azar... Y ahí quedó detenida seis años. Yo me quedé con mis abuelos paternos.
VICTOR IA IM AS EN SICA
Raymundo Gleyzer también militaba en el PRT. ¿Qué relación tuvo tu padre con él? A Gleyzer me parece que lo conocía de cuando trabajaban en cine, pero después, en el partido, no sé. Con los que más tenía relación era con los del buró, con Santucho, el Gringo Menna, la mujer de Santucho, Liliana Delfino, Ana Lanzilotto, la mujer de Menna, Gorriarán Merlo. Después de que los mataron mi papá quedó a cargo del Partido. ¿Y sobre la desaparición de tu padre? No sabemos cómo desapareció. Creemos que fue volviendo de Brasil. Se fue a una reunión en Brasil y no lo vimos más. Yo tenía ocho meses. Puede haber sido cruzando la frontera, yendo o volviendo. O en el medio del viaje. Lo único que sabemos es que fue en la fecha que tienen en el cuadro de SICA, el 8 de mayo de 1977, porque ese día tenía una reunión a la que no llegó. Alguien llamó a lo de mi abuela y dijo que no había llegado. A él antes le habían ofrecido exiliarse, porque mi mamá tenía un contacto en el aeropuerto, pero no quiso porque como ya estaba en la dirección del partido tenía mucha gente a su cargo a la que estaba tratando se sacar, y él se iba a ir cuando terminara de sacar a toda esa gente. No llegó a irse, pero hasta en eso era súper responsable. Me imagino que él sabía que se estaba jugando la vida, pero primero ayudó a los demás. ¿Qué más podés decirnos sobre él? Mi abuela me cuenta que era brillante en el colegio, que los maestros lo adoraban, que se la pasaba leyendo. Otra cosa que también sé de él es que a los 6 años quiso ir a una escuela judía. Mi abuela no es judía, mi abuelo y su familia sí, pero ella no. Y en la escuela no lo dejaban entrar porque no era hijo de una mujer judía y él insistió, insistieron todos hasta que lo dejaron entrar. Él, a esa edad, eligió ir a una escuela judía. Así que iba a la escuela común y a la tarde iba a la judía. Y también lo terminaron queriendo. La gente que lo conoció lo quería mucho. Yo estudié cine en la Universidad de las Madres y tuve de profesor a Aníbal Di Salvo. Cuando vio mi apellido en la lista me preguntó, y cuando le dije que era la hija se puso a llorar. Me decía “¡Armandito, Armandito! Yo lo quería mucho”. Eso me pasa con todas las personas que lo conocieron, incluso mucha gente de la familia de mi abuela, que tienen otras ideas políticas más tradicionales.