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VOL. I Tradiciones
VOL II Mitos y leyendas
VOL. III Cuentos y fábulas
A la usanza de los hermanos Grimm, de los que era gran admiradora, Bertha Koessler-Ilg, recogió, paciente e incansablemente, las tradiciones culturales de su amado pueblo mapuche. Al leer este volumen (así como los otros dos que conforman esta colección: Cuenta el pueblo mapuche), se aprecia su perseverante y minucioso trabajo de casi medio siglo. Ella misma nos cuenta: “la tierra de los araucanos está saturada de deliciosas leyendas, mitos, fábulas y relatos verídicos”. En la introducción de este volumen Rolf Foerster señala: “la autora se inscribe dentro de un movimiento de 'recreación narrativa' de lo que recopiló y escuchó en sus múltiples conversaciones con hombres y mujeres mapuches”. Este Volumen II contiene canciones y rezos, prácticas mágicas, fórmulas expresivas, refranes, pensamientos, adivinanzas, juegos infantiles, sucedidos y tradiciones, así como el correspondiente Glosario de voces mapuches que aparecen en estas narraciones.
Cuenta el pueblo mapuche. Cuentos y fábulas
COLECCIÓN CUENTA EL PUEBLO MAPUCHE
Bertha Koessler-Ilg
Cuenta el pueblo mapuche Volúmen II Mitos y leyendas
Alemana de origen, Bertha Koessler-Ilg, se estableció en 1920, junto a su marido, el Dr. Rodolfo Koessler, en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén, Argentina, a pocos kilómetros de la frontera argentino-chilena. Gracias al carácter samaritano de este último, y a su profesión de enfermera, pronto supo granjearse la confianza y el afecto de los muchos mapuches que acudían al consultorio de su marido, el primer médico estable de la región. En retribución por los servicios prestados, aquellos le fueron transmitiendo su riquísimo acervo cultural: canciones, rezos, prácticas mágicas, refranes, pensamientos, adivinanzas, juegos infantiles, leyendas, mitos, cuentos, fábulas, etc., que ella con rigor científico recogió, catalogó y dividió en tres volúmenes de esta colección, el primero de los cuales publicado en 1962 bajo el título de Tradiciones, los otros dos editados por MN editorial y ahora los tres bajo el sello de Edebé, Chile.
Bertha Koessler-Ilg; de fondo, una manta mapuche (fotografĂa cercana a 1960).
Cuenta el pueblo mapuche VOLUMEN II Mitos y leyendas Relatos de tradiciรณn oral recopilados entre 1920 y 1965 por Bertha Koessler-Ilg
Ediciรณn Rolf Foerster Gonzรกlez Traducciรณn del alemรกn Lieselotte Schwarzemberg M., Ph.D.
Cuenta el pueblo mapuche Volumen II: Mitos y leyendas Bertha Koessler-Ilg
© MN Editorial Ltda., 2006 © Editorial Don Bosco S.A., 2018 Obra completa ISBN: 978-956-18-1123-2 Cuenta el pueblo mapuche 2 ISBN: 978-956-18-1125-6 Editorial Don Bosco S.A. General Bulnes 35, Santiago de Chile www.edebe.cl docentes@edebe.cl Primera edición, mayo de 2018 Foto portada: Odber Heffer Bissett (1960) Agradecemos a Jorge Vergara su valioso aporte en la primera etapa de traducción de la obra.
Impreso en Aimpresores S.A. Av. Gladys Marín 6920 Santiago de Chile Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor.
Índice
Nota preliminar....................................................................................................... 8 Introducción, por Rolf Foerster.............................................................................. 9
Brujerías Caleuche, el buque fantasma................................................................................. 18 El canto de la hechicera........................................................................................ 22 El gnomo Cherruve en el pequeño lago Hui-Hui.................................................. 27 De cómo el indio compró su libertad a los leones y a los tigres........................... 31 Weñu Ñamco, el águila de las alturas, habla acerca del “monito” dañino............ 34 De lo que el sacerdote hechicero vio en la “pequeña muerte”.............................. 37 La verdadera oración mágica y el sello de Salomón............................................. 40 Una princesa y trescientas vizcachas.................................................................... 43 La gargantilla de la curandera............................................................................... 47 El creador de todos los mundos y el monte mágico Ten Ten................................ 50 El cerro Ten Ten y el rey del mundo subterráneo................................................. 53 Kümehuenu, el mediador entre Dios y los hombres............................................. 56 Cuando los hombres mataron al hijo del soberano............................................... 59 El primer incendio en el mundo superior.............................................................. 61 Laku cuenta de los diablos-dioses belicosos......................................................... 68 El toro gigante Chupei y la tigresa convertida en ser humano............................. 72
Dioses El dios de piedra y los palitos venenosos.............................................................. 78 Los cuatro puntos cardinales, los meses y los días del año.................................. 80 De cómo se formaron el lago Lácar y sus orillas.................................................. 82 Por qué los indios se disfrazan.............................................................................. 86 La tierna constelación de tres estrellas.................................................................. 88 La lucha entre Antü y Tromii. El fin del mundo................................................... 92 Cuando el creador del mundo tenia las rodillas frías y el cuello linio.................. 95 Cuando los cuatro jueces del viento se encontraron en el volcán......................... 96 Por qué las cumbres de las montañas más altas están cubiertas de nieve y son peladas.............................................................................................. 98
Leyendas De cómo se formó la constelación de los gemelos............................................. 104 Wuwun: región oscura........................................................................................ 106 Pichuñ wal, el lunático de Pukara....................................................................... 108 La cordillera Trompul y sus leyendas..................................................................112 Los jinetes de caballos blancos muertos por un rayo...........................................115 El mensajcro cojo del rey y las legendarias ciudades de plata........................... 117 El jefe de la dinastía Painefilu relata el papel ambiguo que jugaron los ancestros................................................................................................. 125 La voz del mundo de los difuntos....................................................................... 138 La ciudad sumergida y el indio que regresó del mundo subterráneo, el Küllcheñmaiwe......................................................................................... 141 El dedo de dios que es el guardián de las montañas........................................... 148 De dónde proviene el topónimo Kopawe........................................................... 149 Pilun Dewii, Orejita de Ratón llaman a la violeta amarilla............................... 152 De lo que significa Neukén. La leyenda del árbol ambulante, el Pehuén.......... 153 El camino de tierra hundido y el país de los zorros rojos: la Ñürrümapu, la Zorra Roja Kulpeu................................................................. 156 De cómo la serpiente robó el fuego................................................................... 158 Cuando habían pasado los sesenta mil años...................................................... 160 El Maguil Wenu que vino del cielo como chonchón. El hechizo de la lluvia........................................................................................................ 164 Por qué el indio aborrece el color de los caras pálidas...................................... 172 Por qué los indios son tan feos para el huinca................................................... 174 Lulu, el Escarabajo Negro, y el dios que descansa........................................... 174 La mawida, los araucanos y los huincas............................................................ 177 De la chiñurra María entre los antropófagos y el exorcismo del walichu......... 179 El espíritu montañés Trauko y el malvado Colo Colo........................................ 182 De cómo el malhechor Manqueche confesó sus pecados................................... 186 Del rey que envió un emisario a su hermano..................................................... 189 De cómo los mapuches tuvieron que humillarse ante el Sol.............................. 191 La roca de las sirenas en el lago Rucachoroy, Nido del Loro Verde................... 192 De cuando el Apu Ollal abandonó a sus hijos..................................................... 195 De cómo el primer padre Ollal sigue viviendo en los corazones de los indios.. 197 Fucha Ñuku, el último gigante. Wa kolü, el primer maíz.................................. 201 El baile de los guanacos. De por qué no tienen bilis.......................................... 205 El hombre hecho de plata, que no era un huinca kona........................................ 207 De cómo se creó la Vía Láctea............................................................................211
Laku cuenta la historia de los belicosos dioses-demonios.................................. 214 De la gran marea, del fuego robado y del árbol del incienso.............................. 218 De por qué el cerro de la salvación se llama Ten Ten......................................... 224 Las cicatrices de quemaduras en el rostro de la Luna......................................... 227 El indio Pie de Oro narra el matrimonio del Sol y la Luna. Combate entre Antü y la amiga de Küyen.................................................................. 229 De cuando el Sol y la Luna iban a quedarse dormidos....................................... 233 De cuando la serpiente liberó al Sol encerrado................................................... 238 Glosario de voces mapuches contenidos en este tomo....................................... 243 Fuentes de fotos.................................................................................................. 257
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Nota preliminar Bertha Koessler-Ilg escribió su obra a lo largo de cuarenta y cinco años; así, el hecho de escribirla (recopilarla) durante un período tan dilatado, hizo que en los relatos no existiera en ocasiones una misma grafía para los mismos sustantivos comunes, propios o topónimos. Para la edición de los tomos II y III de Cuenta el pueblo mapuche se decidió homologar dichas diferencias conforme a las actuales normas de transcripción de la lengua mapuche. Sin embargo, esto no es así en el caso del tomo I, que se ha conservado de acuerdo a su primera edición de l962 –del Instituto de Filología de la Universidad Nacional de La Plata–, supervisada por la propia Bertha Koessler-Ilg. En la presente edición de los tomos II y III se han completado los glosarios de palabras mapuches referidas en los textos, así como se han eliminado de las notas a pie de página ciertas reiteraciones de explicaciones ya contenidas en forma completa en dichos glosarios. Hemos conservado, en tanto, la traducción explícita de algunas palabras mapuches integrada en la exposición del relato mismo.
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Introducción La tierra de los araucanos está saturada de deliciosas leyendas, mitos, fábulas y relatos verídicos. Toda transmisión, por tosca y primitiva que parezca, es como un viaje al mágico país de los mapuches. Bertha Koessler-Ilg, El machi del Lanín1
Escribir el prólogo del segundo volumen de Cuenta el pueblo mapuche es, para nosotros, un desafío intelectual y una poderosa experiencia emocional. Conocedores del primer volumen, publicado en 1962 por la Universidad Nacional de La Plata, bajo el título de Tradiciones araucanas, aguardamos largos años los otros dos tomos prometidos por Bertha Koessler-Ilg; trilogía en la cual ella anhelaba volcar algo así como un compendio de la “tradición mapuche neuquenina”. Es decir, esperábamos la publicación que compilaría un área fecunda en “tradiciones” debido a su posición de “frontera” étnica, en la que se cruzan y sintetizan distintas variantes de la cultura mapuche, pehuenche y tehuelche. Atentos y expectantes, la dilación de años y décadas provocaba cada vez mayor ansiedad por acceder a la recopilación más sistemática de la tradición oral que existe sobre los mapuches. No podíamos conformarnos con que permaneciera como manuscrito en poder, primero, de la Universidad ya mencionada y después, de la familia Koessler. Por fortuna, sus nietos Mario y Beatriz –en un gesto que podría ser homologado al de los propios mapuches, esto es, la valoración de los abuelos– impulsaron su publicación y buscaron las conexiones para ello con el padre Luis Rodríguez, y a través de él con nosotros y la editorial Mare Nostrum. Este gesto emprendido por los nietos supuso la ardua tarea de traducir el manuscrito del alemán al castellano y un largo y paciente trabajo de edición. Cuenta el pueblo mapuche es una obra única, pues ninguna de las recopilaciones conocidas es comparable con ella. Sostenemos 1 Edición en español de Der Medizinmann am Lanín (1940), publicada en Buenos Aires, el 2003, por editorial El Elefante Blanco. La cita es de la página 218.
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esto en la medida en que ni los trabajos de Lenz, Guevara y Augusta, en Chile, ni los de Lehmann-Nietsche, en Argentina, poseen su profundidad y amplitud narrativa, fruto de cuatro décadas de labor en una misma zona (más próximos parecen ser los relatos recogidos por Kuramochi en la vertiente occidental de la cordillera de los Andes y los de Gilberto Sánchez, en Altos BíoBío). Para Bertha Koessler-Ilg la ocupación de “recopiladora” no fue marginal a su villa, no constituyó una cuestión de fines de semana o un trabajo de época de vacaciones. Su profesionalismo ya estaba presente en los trabajos que realizó sobre la isla de Malta y en sus primeros textos sobre los mapuches. Yolando Pino, sin duda uno de los mejores conocedores de la “literatura mapuche”, vaticinó en 1963 el alcance que tendría su obra: “Cuando esté publicada la colección íntegra de la señora Koessler-Ilg, se dispondrá de fuentes tan valiosas que me atrevo a pensar que habrá que reelaborar o corregir quién sabe cuánto de lo que se ha dicho acerca de los mapuches”.2 Hay que puntualizar, no obstante, que la obra de Bertha Koessler-Ilg no puede ser comparada con el canon tradicional de las transcripciones realizadas por etnógrafos o lingüistas, en los cuales se persigue plasmar del modo más fiel el relato recogido. La autora se inscribe, por el contrario, dentro de un movimiento de “recreación narrativa” de lo que recopiló y escuchó en sus múltiples conversaciones con hombres y mujeres mapuches. El simple ejercicio de leer cualquier relato de Cuentan los araucanos (1954) o de Cuenta el pueblo mapuche, tomos I, II y III, obras de la presente edición, nos confronta a un método distinto al practicado por los etnógrafos. El procedimiento que ella utiliza es el de aunar distintas versiones para construir un epeu o un nütram, operación que está asimismo presente en las Mitológicas de Lévi-Strauss, donde se reconstruyen mitos a partir de múltiples y variadas versiones. Por otro lado, no está tampoco lejos de lo que actualmente es usual en la etnografía, y que nos remite a los modos de “escribir la cultura” que colocan en el escenario los 2 En torno a las narraciones araucanas, en Humboldt, año 4, Nº 16, 1963, pp. 56-62; la cita corresponde a la p. 58.
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estrechos límites entre lo literario y lo “antropológico” y otorgan un papel crucial a la escritura como forma de construcción del mundo del “otro”. Es importante considerar esta particular –y adelantada– óptica de recreación literaria desde la cual Bertha Koessler-Ilg realiza su trabajo, pues desde ella se invalidan ciertas opiniones de “copia” o plagio realizadas por el paleontólogo e indigenista argentino Casamiquela.3 Queremos detenernos en esta percepción y mostrar que puede adquirir un tono diferente: en el caso del nütram sobre el relato “Kalfukurá y su hermano Kilapán” (volumen I), apreciamos que Koessler-Ilg pudo realizar una síntesis entre “relatos de uno o más informantes y el acopio de la versión de Rodolfo Lenz”.4 Por otra parte, es notorio que la versión que construye es dos a tres veces más larga que la de Lenz y proporciona un conjunto más amplio de “motivos”. Es evidente que esos nuevos motivos provienen de sus informantes. Pero, incluso, podrían derivar de su propio “indigenismo” y/o de su afán literario.5 ¿Es tan grave esto?6 Desde una perspectiva purista y decimonónica, sin duda lo es, mas desde una creacionista y de “nueva etnografía”, no. Lévi-Strauss, por ejemplo, consideraría esa “nueva versión” como variantes o permutaciones de una mis3 “Advertencia acerca del carácter de la obra de la señora Bertha Koessler-Ilg”, en Revista Patagónica n° 50, Viedma, 1991, pp. 29-34. 4 Introducción a los estudios araucanos, Santiago, Imprenta Cervantes, 1986. 5 Para Yolando Pino la diferencia entre una versión de Lenz y otra de Koessler-Ilg radica en que el primero, como lingüista, la transcribe en su forma primigenia, y la señora Koessler-Ilg la adorna con expresiones propias en su traducción alemana y la hace más atrayente (op. cit., p. 60). 6 A modo de ejemplo, ¿son sus informantes o es ella la que utiliza expresiones como gnomos, basiliscos o duendes para una mejor comprensión de sus lectores? La respuesta a esto la podemos hallar a través de un comentario de Yolando Pino a las narraciones araucanas: “me atrevo a formular la hipótesis de que el proceso de transculturación hispano-araucana tuvo un desarrollo diferente al de otras zonas del continente. Mientras otros pueblos americanos de cultura superior a la de los araucanos se sometieron a los españoles y, encerrándose en sí mismos, conservaron sus narraciones con gran pureza, a veces incontaminadas de elementos foráneos, en cambio, los mapuches, nunca dominados... recibieron de los españoles el acervo milenario de los cuentos indoeuropeos con tanta riqueza de tipos y matices y con tal fuerza recreativa que realmente nos sorprende y admira” (op. cit., p. 62).
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ma estructura mítica: recordemos que él propone definir “cada mito por el conjunto de todas sus versiones” y no duda en colocar a Freud, después de Sófocles, entre nuestras fuentes del mito de Edipo, cuyas versiones merecen el mismo crédito que otras más antiguas y en apariencia “más auténticas”.7 En este contexto, las versiones de Lenz y Koessler-Ilg no se anulan, sino que se complementan, ampliando así el universo semántico. Por ejemplo, en la versión de Lenz no aparece el motivo de Kalfukurra como un sujeto que quiere la paz y que al no conseguirla en Chile se desplaza a Argentina, obteniéndola a través de un pacto con el gobierno. Por cierto, ese motivo “pacifista” se presta no sólo para la valoración de Kalfukurra sino que también para sus descendientes en tierras argentinas. La utilización del adjetivo de “única” para la obra de Koessler-Ilg radica también en que los hombres y mujeres de quienes recopiló relatos y conversaciones se valían de las “viejas tradiciones mapuches’’ –sobre el Ten Ten y Kai Kai, sobre los cherruves, etc.–, otorgándoles giros temáticos y narrativos fruto de la contingencia a que estaban sometidos. Koessler-Ilg privilegiaba a las personas mayores (ancianos y ancianas) que se aproximaran, además, a lo que ella consideraba como re che. Es así posible, a través de estos textos, reconstruir parte de lo que fue la “vida” y el ánimo social, antes y después del impacto de la “conquista del desierto”, es decir, antes y después de la subordinación del pueblo mapuche como una minoría empobrecida a los estados nacionales de Argentina y Chile. La mitología mapuche –contenida en estos epeu y niitram– se despliega sobre una simbología que tiene una base común sobre la cual se encabalgan, por así decirlo, sus variaciones locales o regionales. Lo general es la creencia en una divinidad que se presenta de forma dual (padre-madre) o cuatripartita (padre-madre-hijo-hija), en una relación de continuidad entre los vivos y los antepasados (algunos pueden llegar a ser “divinizados”: pillan), donde estos últimos velan por los primeros, los visitan en7 Antropología cultural, Buenos Aires, Eudeba, 1972; la cita corresponde a la p. 197.
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carnados en insectos y aves, o por medio de los sueños (peuma) o visiones (perimontun). Los vivos y los antepasados están en una guerra (weichan) constante contra las fuerzas del mal (huecuve). La mitología pone una y otra vez en escena esa contienda, ya sea a través del conflicto entre Ten Ten y Kai Kai, ya sea a través de la cruzada de las machis contra los brujos y las fuerzas negativas. El papel que juegan los vivos es crucial, pues los ritos –en especial el nguillatun y el machitun– permiten mantener el mal a una “buena distancia”, aquella necesaria para que la vida pueda seguir su curso (cosechas abundantes, salud para las familias y los animales). En el entramado de esta matriz mapuche de relatos, vemos aparecer la “tradición neuquenina” que expresa sus propias modalidades o particularidades. Señalemos algunas que nos parecen muy significativas. En primer lugar, frente –o al lado– del tiempo circular del rito, aparece una concepción de temporalidad escatológica con un ciclo más largo. Numerosos relatos insisten en que a los sesenta mil años el mundo va a ser aniquilado, pero que “se renovará y uno de los grandes príncipes subirá a este reino terrenal... [será] una creación nueva que borrará todo lo antiguo y no dejará ninguna huella”. Por otro lado, hay varias narraciones que muestran una época primera donde los hombres estaban dominados por las mujeres gracias a ser engañados por estas, pero que al ser descubiertas son asesinadas. Se trata de versiones que tienen estrecha vinculación con las mitologías selk’nam y yámana de la Patagonia. En segundo lugar, los mapuches tienen la esperanza de que en ese cataclismo ellos podrán liberarse de los huincas. Aparece así un sentido salvacionista: “cuando los árboles ya no se empinen tan altos como para llegar a las nubes, cuando su corteza crezca más fina, cuando el pequeño río quiera convertirse en lago... las tierras se derrumbarán. Sólo los araucanos permanecerán con vida porque son reche, es decir, indios de sangre pura y también porque son hijos del sol”. Se trata de una liberación donde los mapuches tienen un papel pasivo, no así las divinidades, las que permitirán que el Inca regrese –juntándose el cuerpo con su cabeza (la que se encuentra en España)– así como también que los toqui kurra broten de la tierra.
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En tercer lugar, antes de que adviniera el cataclismo, Ngenechen, o el Viejo y la Vieja, envió a su hijo para que ayudara a los mapuches, se trata de Ollal (una figura también relacionada a la vertiente patagónica y en tanto hijo de los dioses posee una reminisencia de la cultura cristiana). Ollal es un mediador cuyas historias se encuentran en este volumen y también en los volúmenes I y III. Sabemos que los mediadores mapuches adquieren distintos nombres –Huenteao en Osorno; Mankian, en la costa de la IX región–, pero en este caso, Ollal es entendido como un hijo de las divinidades, que desciende a la tierra; los otros, por el contraído, son antepasados divinizados (que van de la tierra al cielo). En cuarto lugar, el tema ritual-sacrificial presenle en el nguillatun –los dioses exigen sacrificios de corderos y primicias– adquiere en los relatos de Bertha Koessler-Ilg, por efectos de la guerra contra el huinca, una variante sobre sacrificios humanos: las divinidades exigen la muerte ritual del huinca. Se trata de una lógica sacrificial muy próxima a la “guerra florida”: “En tiempos antiguos un guerrero muy valiente, lonko de los araucanos, reunió un día un gran botín en un gran malotun. Era un asalto largamente planeado, en que se apoderó no sólo de enormes riquezas, sino también de numerosos rebaños de ganado y de muchos prisioneros. Estos, principalmente guerreros jóvenes, iban a ser sacrificados al dios de los araucanos, a quien se le ofrendaban sus corazones calientes, arrancados cuando aún estaban vivos”. Igualmente se aproxima a la “guerra florida” por la vía del autosacrificio: “Por amor a su vieja reina se partían las narices, se cortaban la frente y las mejillas, ataban pesadas joyas de plata a “la piel totalmente separada de la carne” (como era usual en las fiestas de sacrificio), se atravesaban la lengua y la piel del pecho con espinas o se dejaban colgar de la piel para complacer al dios”. En quinto lugar, los relatos “reflejan” una realidad social muy conflictiva, no sólo entre huincas y mapuches, sino también entre “tribus” mapuches, y de los mapuches con el huecuve (y su “esclavo” walichu). También aparecen las divinidades ejerciendo violencia una y otra vez contra su pueblo. Nos preguntamos: ¿será una constante para toda la mitología mapuche o los relatos
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(nütram) fueron marcados por los efectos de la subordinación violenta de los mapuches a los estados nacionales? Retornemos al tema “creacionista” y los relatos. Todo investigador o investigadora tiende consciente o inconscientemente a dar ciertos énfasis a sus textos para apoyar sus esquemas interpretativos o sus valoraciones religiosas o morales. En el caso mapuche esto se percibe con mucha claridad cuando se trata del complejo ritual en torno a las machis y sus prácticas curativas, de tal modo que uno puede ordenar a los autores en machi filicos o machi fóbicos. Esto es así porque la misma machi puede ser calificada de bruja (kalku) por su pueblo. Sin duda, Koessler-Ilg estuvo entre los machi fóbicos, quedando ello reflejado de un modo muy patente en “sus” relatos, donde las machis son calificadas casi .siempre de “hechiceras” o “brujas”, y también en una suerte de permanente ironía sobre el saber y las prácticas de las machis (recuérdese que el esposo de Bertha era médico y ella se desempeñaba como enfermera en San Martín de los Andes; los mapuches que llegaban a curarse a su casa habían sido de algún modo desahuciados por las machis, de lo que podemos colegir que se producía una competencia entre “saberes médicos”). Todo lo expresado nos puede explicar por qué los textos de Bertha Koessler-Ilg adquieren un estilo muy propio, que se acrecienta debido a que ella pudo, como nadie, abarcar un universo narrativo de enorme amplitud dentro de un área restringida. Si los lectores o lectoras quieren tener una visión más general de las tradiciones mapuches y neuqueninas (en el tiempo) pueden complementar su curiosidad con obras ya clásicas como las de Lenz, Augusta, Moesbach, Lehmann-Nietsche y de las recopilaciones contemporáneas de Kuramochi y Sánchez. Esa lectura les mostrará con claridad el aporte etnográfico de la obra que prologamos, pero aun sin ella la singularidad y la belleza literaria de su escritura permitirán situarse en los pliegues profundos y siempre sorprendentes de la cultura mapuche y su expresión local de Neuquén. Rolf Foerster septiembre de 2006
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Panorámica de San Martín de los Andes, Argentina, alrededor de 1930, en primavera e invierno. En este pueblo, la autora vivió con su familia desde 1920 a 1965, año de su muerte.
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Caleuche, el buque fantasma Sobre la ribera izquierda del lago Lácar hay un camino de herradura, difícil y tortuoso, que recorre montañas, valles, cerros y quebradas, y que conduce desde San Martín de los Andes hasta el desagüe del lago pasando por Pukará. En tiempos antiguos, el caminante podía encontrar en él una confusa formación rocosa que representaba a un macho cabrío y a su jinete con sus cuerpos entrelazados formando un ovillo. Los ancianos que conocen la historia aún creen ver en la roca el rostro de un indio cruel y tenebroso que dirige su mirada pétrea al otro lado del lago. Esta es su historia.
En tiempos inmemoriales, existió un viejo hechicero que, pese a su edad, deseaba comprar para sus carpas a una niña muy joven y hermosa, que tenía cabellos rubios, ojos azules y una piel muy blanca. Este viejo avaro, aunque ya tenía muchas mujeres, estaba dispuesto a dar muchos de sus animales a cambio de ella. La bella joven no quería doblegarse al mandato de su padre, que codiciaba la gran cantidad de kullin que obtendría del viejo hechicero por el trueque. Pero como el padre era, además, muy menesteroso, se puso de acuerdo con el viejo hechicero para entregarle a la niña. Esta, rebelde, se escondía constantemente y lloraba obstinada. El viejo esperó a la niña cerca de la ruca con una cabalgadura, un enorme macho cabrío. Puesto que ya era su esposa, un rebaño de animales bastante numeroso ya estaba pastando en el lago Lolog para ser entregado a su padre. Sin embargo, este, cuando vio que el viejo montaba en las ancas del chivo a la niña se entristeció. Ella lloraba desesperada y tuvo que cabalgar en ankad, es decir, en ancas detrás del viejo. Mientras se alejaban sólo se veía la pequeña mochila formada por la kutama enrollada que la niña llevaba en la espalda con sus pobres pertenencias. Debido a este atado, la pobre parecía jorobada; y todavía más, porque llevaba la cabeza gacha dada su enorme congoja. Así, al avanzar, el allwiñ parecía mecerse de un lado a otro en su espalda. La niña sabía que en esta tempo-
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rada del año el viejo hechicero tenía sus rebaños y carpas en la comarca del lago Wechulafken, por esto, la pichi domo (porque eso era ella ahora) se asombró cuando vio que se alejaban del lago Lolog y enfilaban en dirección al Pukaullu, un riachuelo que confluye con otros arroyos para luego vaciarse en el lago Lácar. “¿Para qué vamos hacia allá? Es muy extraño –preguntaba la niña al viejo hechicero. – ¿Por qué no cabalga hacia el paraje del Lanin? ¿Por qué elige el sendero fatigoso, escarpado y solo frecuentado por los animales, que está cubierto de troncos, atravesado por quebradas y lleno de rocas, y que además la gente llama mawida wekuf, camino del diablo en el cerro del diablo?”. Con el corazón apesadumbrado, ella miraba hacia atrás y lloraba. Él respondía con sorna e impaciencia a sus angustiadas preguntas: “Rumeaiñ mawida meum”, “tomamos el camino por la montaña”. Y le propinaba un golpe con la fusta. Presintiendo lo peor, la niña volvió a sollozar y trató de bajarse del hirsuto animal para fugarse y huir del segundo golpe. Pero no le resultó, porque el viejo la tenía amarrada con el lazo de cuero. Sin pena alguna y a pesar de que veía su sufrimiento, siguió trotando y subiendo el cerro. De repente dijo: “De un pinda de pico largo igual a ti mandé hacer un buen anchimallen que ahora me cuida los animales”. La niña sabía que en el bosque de Pukara junto al lago vivía un mago que, a cambio de la entrega de algunos animales para su rebaño y por poca recompensa, fabricaba un anchimallen con un niño sano. ¿Es que el hechicero pretendía...? Fue presa de pavor. Por venganza mutilaban a jóvenes, raptaban a niños recién nacidos, les arrancaban las entrañas, salvo un intestino, y los alimentaban únicamente con sangre tibia para que más adelante no robaran porque no podían comer carne, sino sólo beber sangre. Esas pobres criaturas debían cuidar los animales del amo, no necesitaban dormir y eran livianas como pajarillos, pero tenían los mismos sentimientos de un ser humano y lealtad para con el amo y señor. Eran criaturas creadas por los pérfidos hechiceros, que gracias a la magia siempre debían permanecer como pequeños enanos. Si volaban se parecerían al pitiu, que imita
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la flexibilidad de la mano humana al elevarse y caer, y que de noche pasa volando por la oscura mawida rodeado de un haz de luz, despierto, vigilante... La niña, en su profundo desamparo, volvió a gritar con todas sus fuerzas y, como en su creciente temor ya no se sujetaba sino que trataba de soltar el lazo de cuero, el viejo furioso le daba patadas con las afiladas espuelas de plata que llevaba en los pies y le ensangrentaba las piernas que se tiñeron de rojo, al igual que las crenchas del chivo. Entonces la joven sollozaba afligida y gritaba con una voz que resonaba a través del lago, las montañas y los bosques: “atrütrüi, atrütrüi!” expresando su dolor por las piernas arañadas; él dijo con malicia: “La plata sólo se aplana cuando se golpea”. “Tsiñ, tsiñ, tsiñ.” “Pico largo de patas rojas que eres, toda motuda con tu allwiñ en la joroba, tú ni siquiera sirves para despiojarme. Corre, chivito mío, corre, que quiero entregar el tesoro para que se vuelva servible, el pinda.” La pichi domo se arañaba la cara y se lamentaba en alta voz, mientras él seguía golpeándole las piernas con perfidia y volvía a correr la sangre. Nuevamente se burló de ella: “Con ese lloriqueo parece que quieres lavar la Luna tal como lo hace la lluvia cuando hay Luna nueva. Y yo volví rico a tu chau sin sospechar el pindapoi, buche de picaflor, que me estaba llevando a cambio”. “Tsiñ, tsiñ, tsiñ.” “Corre, mi querido cabrito, corre.” Al oír esto la niña se dio cuenta de todo. Sollozaba y gritaba tanto que el lago y las mawidas pudieron oírla: “Ojalá pudiera convertirme en el picaflor con el que me comparas, porque entonces podría escapar”. Sus fuertes lamentos resonaban por las montañas, pero cuando él le respondió malhumorado: “Incluso como ave serías súbdita mía, patas rojas”, sucedió algo extraño. Estaban justamente sobre Pukara y el hechicero quería emprender el descenso a la orilla llana del lago, seguramente para entregársela a su amigo el mago, cuando se escuchó una música suave, un hermoso canto, y desde el lago ascendió el perfume de incienso del árbol del molle que llenaba el aire. Se oyeron risas y zapateos de bailarines y entonces vieron el maravilloso caleuche que navega eternamente hacia el sur; el bu-
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VOL. I Tradiciones
VOL II Mitos y leyendas
VOL. III Cuentos y fábulas
A la usanza de los hermanos Grimm, de los que era gran admiradora, Bertha Koessler-Ilg, recogió, paciente e incansablemente, las tradiciones culturales de su amado pueblo mapuche. Al leer este volumen (así como los otros dos que conforman esta colección: Cuenta el pueblo mapuche), se aprecia su perseverante y minucioso trabajo de casi medio siglo. Ella misma nos cuenta: “la tierra de los araucanos está saturada de deliciosas leyendas, mitos, fábulas y relatos verídicos”. En la introducción de este volumen Rolf Foerster señala: “la autora se inscribe dentro de un movimiento de 'recreación narrativa' de lo que recopiló y escuchó en sus múltiples conversaciones con hombres y mujeres mapuches”. Este Volumen II contiene canciones y rezos, prácticas mágicas, fórmulas expresivas, refranes, pensamientos, adivinanzas, juegos infantiles, sucedidos y tradiciones, así como el correspondiente Glosario de voces mapuches que aparecen en estas narraciones.
Cuenta el pueblo mapuche. Cuentos y fábulas
COLECCIÓN CUENTA EL PUEBLO MAPUCHE
Bertha Koessler-Ilg
Cuenta el pueblo mapuche Volúmen II Mitos y leyendas
Alemana de origen, Bertha Koessler-Ilg, se estableció en 1920, junto a su marido, el Dr. Rodolfo Koessler, en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén, Argentina, a pocos kilómetros de la frontera argentino-chilena. Gracias al carácter samaritano de este último, y a su profesión de enfermera, pronto supo granjearse la confianza y el afecto de los muchos mapuches que acudían al consultorio de su marido, el primer médico estable de la región. En retribución por los servicios prestados, aquellos le fueron transmitiendo su riquísimo acervo cultural: canciones, rezos, prácticas mágicas, refranes, pensamientos, adivinanzas, juegos infantiles, leyendas, mitos, cuentos, fábulas, etc., que ella con rigor científico recogió, catalogó y dividió en tres volúmenes de esta colección, el primero de los cuales publicado en 1962 bajo el título de Tradiciones, los otros dos editados por MN editorial y ahora los tres bajo el sello de Edebé, Chile.