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La historia infinita del gusanito Carpocapsa Luis Alberto Tamayo
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La historia infinita del gusanito Carpocapsa Luis Alberto Tamayo
La historia infinita del gusanito Carpocapsa Luis Alberto Tamayo
Edición y Diseño: equipo Edebé Chile Ilustraciones: Carmen Gloria Quiroz © Luis Alberto Tamayo © 2015 by Editorial Don Bosco S. A. Registro de Propiedad Intelectual Nº 259.651 ISBN: 978-956-18-0955-0 Editorial Don Bosco S.A. General Bulnes 35, Santiago de Chile www.edebe.cl docentes@edebe.cl Primera edición, noviembre 2015 Impreso en Salesianos Impresores S.A. General Gana 1486, Santiago de Chile
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La historia infinita del gusanito Carpocapsa Luis Alberto Tamayo
Ilustraciones de Carmen Gloria Quiroz
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Érase una vez una hermosa mariposa nocturna, una polilla hecha de luz, brillos y blancura. Danzaba, ella, toda vestida de blanco (se sentĂa novia del viento). El cielo era un enjambre de estrellas. La brisa tibia le ayudaba a planear sin esfuerzo. 5
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Al terminar la noche, cansada, cuando iba a quedarse quieta, como una estatua de plata, vio una sombra alada como ella que la seguía. Era otra mariposa que la invitaba a danzar. Bailó feliz una danza imposible. Después, la sombra se fue y ella quedó libre otra vez.
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Sintió un perfume que venía de algún lugar. Voló guiada por ese aroma envolvente. Se encontró volando sobre una nube blanca: un manzano en flor. Un árbol bello, sereno, plantado en la falda de una colina. 8
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La mariposa nocturna danzó sobre su copa y eligió la flor más grande, la más bella y fragante. Se posó sobre ella y tiritó de júbilo. De sus patitas, sus alas, sus antenas se desprendió un polvo mágico: el polen, el polvo de vida, y lo dejó dentro de la flor.
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También dejó un huevo dentro de ella. Esa flor del manzano florido sería el nido de su hijito o hijita. Y antes de partir le dijo: “no necesitaré cuidarte, eres un Carpocapsa y los Carpocapsa nos sabemos cuidar solos”. Y la mariposa nocturna se fue y el huevito quedó allí.
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