Litho descubridor de piedras:

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• Mundo de cartón Gloria Alegría Ramírez • El rescate del Castillo Blanco Jorge García Fuentealba • El peligro de las islas Jorge García Fuentealba

• Litho y los diamantes negros Luis Alberto Tamayo • El diario de Noelia Bernardita Muñoz Ch. • Quítame la respiración María Pía Silva • Las alas de mi ángel María Teresa Carmona

En Litho, descubridor de piedras, una vez más Luis Alberto Tamayo nos sorprende con la agilidad de su pluma, diversidad de temas y alma de educador.

de piedras

Luis Alberto Tamayo

colección

• El viajero de los sueños Sofía Fauré Valdivielso

Litho comparte sus días con Mirko, su más cercano amigo del colegio, quien producto del síndrome de Asperger no tiene muchas habilidades sociales, pero sí una asombrosa memoria, capacidad de aprendizaje y humor muy particular. Junto a sus padres y a un amigo mayor llamado Mario y la hija de este, llevarán a cabo las más entretenidas aventuras pasando desde la Geología, hasta la Historia de Chile, los pucarás incaicos, el puente de Calicanto, la casa de Benjamín Vicuña Mackenna y Museo de Bellas Artes, entre otras áreas del conocimiento.

descubridor de piedras

• Réquiem para una primavera Gloria Alegría Ramírez

Litho es un niño de 11 años con alma de coleccionista, cuya mayor pasión son las piedras. Él junta piedras de todos los tipos, desde las más comunes hasta semi preciosas, siendo ayudado por sus padres en esta tarea.

L itho ,

Luis Alberto Tamayo

• Caballo loco, campeón del mundo. La historia del caballo Huaso Luis Alberto Tamayo • El extraño caso Jack Hooligans Luis Alberto Tamayo

Litho, descubridor

Litho, descubridor de piedras

L uis A lberto T amayo

Otros títulos de la colección ODISEA de EDEBÉ-Editorial Don Bosco

Luis Alberto Tamayo (San Fernando, Chile, 1960). Profesor de Educación básica por la Universidad de Chile. Sus cuentos y novelas han sido distinguidas en distintos certámenes literarios a lo largo de su carrera. El 2003, en la convocatoria: “A 30 años aún creemos en los sueños”, organizado por la Corporación Cultural Letras de Chile, El Salón del Libro de Gijón, en España y el semanario Lemonde Diplomatique, ganó el primer lugar en categoría cuento. Con su cuento ilustrado: Un gran gato, el año 2014, obtiene el premio Altazor de Literatura Infantil y Juvenil. Es también ganador del concurso de novela juvenil de Edebé-Editorial Don Bosco con Caballo Loco, Campeón del Mundo. La historia del caballo huaso. Obra que se revisó, complementó y editó nuevamente el 2016. Entre sus publicaciones con Edebé Chile se encuentra: La goleta Virginia; Un gran gato; la continuación de Litho, descubridor de piedras: Litho y los diamantes negros; Simón ya no quiere ser emperador; La historia infinita del gusanito Carpocapsa. Sus más recientes publicaciones son: El extraño caso Jack Hooligans y El niño del bidón amarillo, cuento premiado por la UNESCO. colección


LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS © Luis Alberto Tamayo

Edición y diseño: equipo Edebé Chile

Ilustraciones de Carmen Gloria Quiroz © 2014 by Editorial Don Bosco S. A. Registro de Propiedad Intelectual Nº 242.739 ISBN: 978-956-18-0917-8 Editorial Don Bosco S.A. General Bulnes 35, Santiago de Chile www.edebe.cl docentes@edebe.cl

Primera edición, julio 2014 Primera reimpresión, noviembre 2017 Impreso en Editora e Imprenta Maval SPA Rivas 530, San Joaquín Santiago de Chile

Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos químicos, electrónicos o mecánicos, incluida la fotocopia, sin permiso previo y por escrito del editor.


LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS

Luis Alberto Tamayo



ยกAllรก voy, allรก voy, piedras, esperen! Pablo Neruda



ÍNDICE

1. Mi nombre es Litho

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2. Soy un coleccionista de piedras

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3. Mi amigo Mirko

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4. Don Mario Jara

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5. Florencia

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6. Mármol

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7. La abuela Teruca

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8. El pucará del cerro La Compañía

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9. Una punta de flecha

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10. ¡Fue una masacre!

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LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS • Luis Alberto Tamayo

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Mi nombre es Litho

Y

a sé que no soy original, ya sé que a la mayoría de los niños de once años les gustaría cambiarse de nombre. En mi curso más de la mitad no está de acuerdo con el que le pusieron. Es que esto es muy injusto, y lo más grave es que esta injusticia está incluida en la flamante Declaración Universal de los Derechos del Niño. PRINCIPIO 3: el niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad. Lo de la nacionalidad no lo voy a discutir, porque me gusta mi país y supongo que a los niños que nacen en otros países también les gusta el suyo, pero eso de que los padres elijan el nombre de uno al nacer lo encuentro bien discutible. Y, como dice mi papá, últimamente yo lo discuto todo. Lo cual no es cierto. Pero

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LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS • Luis Alberto Tamayo

todos sabemos que ser adulto y ser exagerado es la misma cosa. Ayer pensé que no es justo que a uno le pongan el nombre, sería mejor que uno mismo se lo pusiera, o que los demás se lo pusieran, pero cuando ya lo conocen a uno. Una vez leí que en una tribu de África les ponen nombre a los niños cuando tienen como cinco años, y ese nombre es de acuerdo a alguna característica del chico o chica. Si uno corre muy rápido, le pondrán “Pie Ligero”. Espectacular, fantástico, majestuosa idea. Si una niña es muy silenciosa le pondrán “Boca Dormida”. Si un niño es hábil con sus manos podría llamarse “Dibuja Lindo” o “Compónelo Todo”. Sería un mundo más justo y le pedirían la opinión a uno. Y lo más importante, no basta con que le pidan la opinión y la escuchen, sino que, además, la tomen en cuenta, aunque sea en parte. Bueno, eso es de una discusión que tuve anoche con mi mamá. No sé si dije que mi mamá se llama Elisa igual que mi abuela, y nunca le he preguntado si le gusta el nombre, pero ella tiene otro nombre antes, se llama Nolfa Elisa. Menos mal que tenía dos nombres y pudo elegir el menos raro. ¡Cómo se les ocurre ponerle Nolfa a una niña pequeña! En

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fin, yo creo que mi mamá tiene cara de Magdalena. Una vez se lo dije y le dio demasiada risa, no sé por qué. Hoy en la mañana pensé otra cosa. Si a un bebé le ponen el nombre cuando nace, entonces, ¿cómo lo llamarán antes de nacer? Una vez yo escuché que cuando uno está dentro de la mamá escucha los ruidos, la música, se da cuenta si su mamá fuma o si está triste, o si está feliz bailando. Entonces, si la criatura no tiene nombre ¿le llamarán bebé?, ¿guagua o feto?, no sé si feto, es un nombre feo, un nombre cabezón. La cosa es que hoy en la mañana pensé que no es justo que uno no tenga nombre. Lo mejor es tener uno desde que su corazón empieza a hacer tan, tan, tan. Eso creo yo, que la vida empieza en el tan, tan del tambor del corazón. Entonces no estoy de acuerdo ni siquiera conmigo, porque antes yo quería que uno mismo se pusiera su nombre. Ahora pienso que lo que pensé antes es una tontera. Lo que habría que hacer es que uno venga con un nombre, pero que eso sea solo la primera parte de la vida y que después a los cinco, seis años, cuando ya se es grande y sabe contar, leer y entrar a su Facebook, entonces podría elegir su propio nombre. Esa me parece

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1. M i nombre es Litho

una buena solución, ahora he vuelto a estar de acuerdo conmigo. El asunto es que yo soy Litho, así me dicen mis padres, mis amigos y también mis compañeros de curso y mis profesores; así me dice don Pepe (que no se llama Pepe, sino Juan José), el jardinero del barrio, y hasta mis abuelos. Y yo soy feliz siendo Litho. Me gusta mi nombre Litho, Litho, Litho. Bienvenido Litho, otorgamos este premio a don Litho. Siempre suena bien, el único problema, el gran problema, es que me llamo Daniel Alejandro, y cuando la secretaria del médico que me atiende por esto del crecimiento se para en la boca del pasillo y dice, “Daniel Alejandro Arias”, yo me quedo quieto, hasta que mi mamá me da un topón y me dice: “¡Te llaman, Litho!”. A mí me gusta llamarme Litho porque este nombre significa piedra, en griego , y a mí lo que más me gusta en el mundo, en el universo, son las piedras, las rocas, los minerales, los diamantes, los cuarzos. Desde niño siempre he recogido piedras donde quiera que vaya, cuando guagua me las quitaban porque me las metía a la boca, pero una vez que se dieron cuenta de que yo no era tan tonto como para tragarme una piedra, me

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LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS • Luis Alberto Tamayo

dejaron. Según dice mi mamá, yo siempre tuve los bolsillos llenos de piedrecitas, piedras suaves, ásperas, brillantes, filosas. Cada piedra siempre tiene algo especial, sólo que hay que aprender a mirarla y preguntarle con la mente: “¿oye, tú, qué tienes de lindo?, ¿por qué eres diferente?”. Y siempre contestan. Las piedrecitas hablan. No crean que estoy loco, digo que hablan pero no se les escucha con los oídos sino con todo el ser. Por eso me gusta llamarme Litho. En realidad me llamo Daniel y típico de guagua que a uno le hablan todo en chico, me decían Danielito, y después mi vecino del departamento en que vivíamos cuando era chico, que es tres años menor que yo, como no podía decir Daniel, me empezó a decir Litho, pero fue el profe Rafa, el de ciencias, quien me explicó que en griego piedra se dice Litho y que aerolito es una piedra que vuela y que se ve pasar por el cielo, es como el asteroide en que vivía El principito. Sé que litografía es un dibujo que se hace en una piedra para después marcarlo en papel como un timbre; que un monolito es un monumento en piedra de una sola pieza, y que la litósfera es la envoltura rocosa del planeta Tierra. Todo eso sé y no me demoré nada en saberlo porque si a

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1. M i nombre es Litho

uno le interesa algo el cerebro lo aprende todo. Bueno, es un decir eso de que el cerebro aprende, porque uno piensa y siente con todo el cuerpo, eso nos dijo el profe Rafa, el de ciencias, pero no le creímos, entonces se picó y me pasó una bolsa chica negra con varias monedas. —Saca la moneda de cien pesos antigua —me dijo. Entonces yo empecé a tocar las monedas una por una, a pasar la yema de los dedos por los bordes, los dedos me daban información y pensaban, palpé el peso, la textura, los dibujos, el porte. La información no iba al cerebro y bajaba elaborada. No. Los dedos también eran parte del sistema pensador. Saqué la de cien pesos antigua, la de cobre, escrita en el canto. Luego me pidió que sacara la de cincuenta pesos. Fácil, porque no tiene el canto liso, no es un círculo, es como una figura, un pentágono o decágono o treintágono, o sea, que se puede dibujar con una regla. La chica, la de peso, era fácil porque es de aluminio y se siente su peso leve. Entonces aprendí que los dedos piensan, saben, recuerdan y sienten, tienen sentimientos. Ahora le tengo mucho respeto a mis dedos y cariño, incluso. El dedo más importante es el dedo gordo porque está puesto al revés de

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LITHO, DESCUBRIDOR DE PIEDRAS • Luis Alberto Tamayo

los otros para poder hacer una pinza. La mano del ser humano puede hacer doble aferramiento puedo tomar un martillo y un clavo con una sola mano y por separado. Eso también lo dijo el Rafa. Ahora yo hago lo mismo en mi casa con mis piedras regalonas. Mis piedras regalonas son cinco: 1.- La Antofagasta. La recogí en una playa de Antofagasta, tiene una franja roja por la mitad y forma de mini sándwich, es chiquitita, como de tres centímetros y medio y es blanco amarillenta. 2.- La Cura Curiche. La encontré en un camino cerca de Carahue, en plena zona mapuche. Es negra y tiene forma de medio huevo, pero no está quebrada, es suave. Cura significa piedra en mapudungun y curiche significa negro. Es muy linda y bastante pesada para sus cuatro centímetros más o menos. 3.- La Lunar. Esta piedra me la dio un amigo, parece que la encontró en una plaza. Es roja, color ladrillo, pero es piedra piedra y tiene pequeños hoyitos, como cráteres. Mide ocho centímetros por cinco por dos y pesa como 100 gramos.

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1. M i nombre es Litho

4.- Las Gemelas Chisposas (piedra doble). A estas las encontré en el río de Codegua. En realidad en el mapa sale como Estero Codegua. Son muy iguales, casi idénticas: blancas, un poco transparentes y si uno las golpea en la noche o debajo de la cama salen chispas y llamitas muy rápidas que se apagan y sale olor a quemado. 5.- La Gota. A esta piedra gris la encontré en el Cajón del Maipo, cerca de El Ingenio. Tiene forma de gota de agua aplanada. Es perfecta, delgadita, está como dibujada por una inteligencia superior. Pero es una piedra de cordillera tan linda como tibia. Esas fueron mis primeras piedras. Las guardo y las quiero y están en un lugar de honor en mi pieza. Yo creo que hay gente que viene al mundo a construir puentes, que nace para jugar fútbol, otros para tocar guitarra, y yo creo que nací para juntar piedras y quererlas. Yo habría sido muy feliz si hubiera sido hombre primitivo y hubiera vivido en la Edad de Piedra. Habría sido el mejor fabricante de puntas de flecha, de martillos de piedra, de cucharas de piedra. En la Edad de Piedra rompían un coco pegándole con una 17


• Mundo de cartón Gloria Alegría Ramírez • El rescate del Castillo Blanco Jorge García Fuentealba • El peligro de las islas Jorge García Fuentealba

• Litho y los diamantes negros Luis Alberto Tamayo • El diario de Noelia Bernardita Muñoz Ch. • Quítame la respiración María Pía Silva • Las alas de mi ángel María Teresa Carmona

En Litho, descubridor de piedras, una vez más Luis Alberto Tamayo nos sorprende con la agilidad de su pluma, diversidad de temas y alma de educador.

de piedras

Luis Alberto Tamayo

colección

• El viajero de los sueños Sofía Fauré Valdivielso

Litho comparte sus días con Mirko, su más cercano amigo del colegio, quien producto del síndrome de Asperger no tiene muchas habilidades sociales, pero sí una asombrosa memoria, capacidad de aprendizaje y humor muy particular. Junto a sus padres y a un amigo mayor llamado Mario y la hija de este, llevarán a cabo las más entretenidas aventuras pasando desde la Geología, hasta la Historia de Chile, los pucarás incaicos, el puente de Calicanto, la casa de Benjamín Vicuña Mackenna y Museo de Bellas Artes, entre otras áreas del conocimiento.

descubridor de piedras

• Réquiem para una primavera Gloria Alegría Ramírez

Litho es un niño de 11 años con alma de coleccionista, cuya mayor pasión son las piedras. Él junta piedras de todos los tipos, desde las más comunes hasta semi preciosas, siendo ayudado por sus padres en esta tarea.

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Luis Alberto Tamayo

• Caballo loco, campeón del mundo. La historia del caballo Huaso Luis Alberto Tamayo • El extraño caso Jack Hooligans Luis Alberto Tamayo

Litho, descubridor

Litho, descubridor de piedras

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Otros títulos de la colección ODISEA de EDEBÉ-Editorial Don Bosco

Luis Alberto Tamayo (San Fernando, Chile, 1960). Profesor de Educación básica por la Universidad de Chile. Sus cuentos y novelas han sido distinguidas en distintos certámenes literarios a lo largo de su carrera. El 2003, en la convocatoria: “A 30 años aún creemos en los sueños”, organizado por la Corporación Cultural Letras de Chile, El Salón del Libro de Gijón, en España y el semanario Lemonde Diplomatique, ganó el primer lugar en categoría cuento. Con su cuento ilustrado: Un gran gato, el año 2014, obtiene el premio Altazor de Literatura Infantil y Juvenil. Es también ganador del concurso de novela juvenil de Edebé-Editorial Don Bosco con Caballo Loco, Campeón del Mundo. La historia del caballo huaso. Obra que se revisó, complementó y editó nuevamente el 2016. Entre sus publicaciones con Edebé Chile se encuentra: La goleta Virginia; Un gran gato; la continuación de Litho, descubridor de piedras: Litho y los diamantes negros; Simón ya no quiere ser emperador; La historia infinita del gusanito Carpocapsa. Sus más recientes publicaciones son: El extraño caso Jack Hooligans y El niño del bidón amarillo, cuento premiado por la UNESCO. colección


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