Una máscara del Macho Mexicano

Una máscara del macho mexicano Como escribió alguna vez Octavio Paz, los mexicanos nos ocultamos detrás de máscaras, cosa que nos enferma y nos impide actuar como seres pensantes.

Porque después de 300 años de supuesto desarrollo siguen existiendo hombres machistas, misóginos y retrogradas que no reconocen el papel de la mujer que les dio la vida; pero eso sí, cuidado con el insulto tradicional mexicano “Hijo de la Chingada” en ese momento la madre, la mujer, se convierte en lo más importante que tiene un hombre, ¡No hay que permitir que insulten a nuestra madre!; la chingada, palabra analizada en el Laberinto de la Soledad, es la madre violada, una Malinche que se dejó corromper por los Españoles.

El macho representa poder, pero no un poder legítimo, uno impuesto por la sociedad a lo largo de los años, uno de carácter arbitrario. Uno que olvida el vientre materno que nos acogió para poder ser lastimosamente “machos chingones”.

Pero ¿Chingones en qué sentido?, en el más cobarde posible, si no tratas mal a la mujer que decidió compartir su vida contigo, no eres hombre; oh gran México, qué está pasando con tus hijos provenientes del maíz, que es lo que estamos haciendo mal.

Parece ser que el problema en vez de acabar, evoluciona, se transforma, los medios de comunicación lo hacen más fuerte.

Actualmente el machismo se manifiesta en cosas inimaginables, el feminicidio, la prohibición de aborto; las lágrimas de las mujeres de Cd. Juárez se desvanecen en polvo del desierto y sus lamentos son mudos, como las exigencias del pueblo a los políticos.

La educación que recibimos nos enseña a ser el mexicano que cree seguir viviendo en la conquista española, se necesita conciencia no más legislación que proteja a la mujer, si la idea de masculinidad no cambia, la ley es letra muerta.

Cuando se reconozca que somos iguales hombres y mujeres, México estará en paz y este problema podrá desparecer, para resolver los demás.

Por Edgar Ordoñez Guerra.