El moderno sistema mundial IV

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El moderno sistema mundial II El mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750 El moderno sistema mundial III La segunda era de gran expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850 El moderno sistema mundial IV El liberalismo centrista triunfante, 1789-1914

El liberalismo centrista triunfante, 1789-1914 muestra las consecuencias políticas, económicas y culturales de la Revolución francesa que han configurado nuestro escenario geopolítico actual tales como el concepto de ciudadanía y derechos universales, la soberanía popular, la lucha feminista y la antirracista, la normalidad del cambio político, todas ellas cuestiones que resuenan en nuestra sociedad. Partiendo de la cuestión de cómo el liberalismo centrista logró «domesticar» al resto de ideologías, analiza cómo este se consolida como principio rector de nuestro sistema-mundo. «El pensamiento de Wallerstein ofrece un nuevo marco convincente para la historia europea, una nueva explicación y una nueva clasificación […]. El moderno sistema mundial es de hecho uno de las investigaciones más innovadoras de la producción intelectual contemporánea.» Fernand Braudel «Una obra maestra de historia social analítica y sintética […]. Imprescindible para quienes deseen comprender el origen del mundo contemporáneo.» Political Science Quarterly «Un trabajo visionario […]. Una de las declaraciones teóricas más importantes sobre el desarrollo desde la época de Weber.» Contemporary Sociology

ISBN 978-84-323-1835-1

9 788432 318351 www.sigloxxıeditores.com

Este libro ha sido impreso en papel ecológico, cuya materia prima proviene de una gestión forestal sostenible.

Immanuel Wallerstein

El moderno sistema mundial IV El moderno sistema mundial IV

El moderno sistema mundial I La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo xvi

Obra fundamental y lectura ineludible, El moderno sistema mundial ofrece las claves para comprender la sociedad actual. Ejercicio de erudición único y rigurosísima investigación histórica, esta magna obra de Immanuel Wallerstein es una genuina reconstrucción del pasado del sistema-mundo en que vivimos. En ella, el prestigioso historiador crítico y científico social articula y enlaza, desde una perspectiva global en la que nada es ajeno, cada uno de los hitos que han ido configurando el capitalismo: desde la transformación del modo de producción feudal, sus crisis y periodos de bonanza, pasando por la Revolución industrial, la colonización y la descolonización sin olvidar la Revolución francesa y el nacimiento de las ideologías contemporáneas.

Immanuel Wallerstein

el moderno sistema mundial de Immanuel M. Wallerstein

El liberalismo centrista triunfante 1789-1914

Immanuel Wallerstein (Nueva York, 1930) es uno de los científicos sociales más importantes de nuestro tiempo. Profesor de Sociología hasta su jubilación en Binghamton University, SUNY –donde dirigió, hasta 2005, el Fernand Braudel Center for the Study of Economies, Historical Systems and Civilizations–, ha sido asimismo profesor visitante en universidades de todo el mundo y presidió, durante la década de los noventa, la Gulbenkian Commission on the Restructuring of the Social Sciences. Poseedor de múltiples doctorados honoris causa, entre su vasta producción intelectual destacan: Movimientos antisistémicos (1999, junto con Giovanni Arrighi y Terence K. Hopkins), Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemasmundo (2004) y El capitalismo histórico (Siglo XXI de España, 2012).

CIENCIAS SOCIALES HISTORIA PSICOLOGÍA FILOSOFÍA y pensamiento educación


Immanuel Wallerstein (Nueva York, 1930) es uno de los científicos sociales más importantes de nuestro tiempo. Profesor de Sociología hasta su jubilación en Binghamton University, SUNY –donde dirigió, hasta 2005, el Fernand Braudel Center for the Study of Economies, Historical Systems and Civilizations–, ha sido asimismo profesor visitante en universidades de todo el mundo y presidió, durante la década de los noventa, la Gulbenkian Commission on the Restructuring of the Social Sciences. Poseedor de múltiples doctorados honoris causa, entre su vasta producción intelectual destacan: Movimientos antisistémicos (1999, junto con Giovanni Arrighi y Terence K. Hopkins), Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemasmundo (2004) y El capitalismo histórico (Siglo XXI de España, 2012).


Historia


Diseño interior y cubierta: RAG

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Título original: The Modern World-System, IV. Central Liberalism Triumphant, 1789-1914 © The Regency of the University of California, Berkeley (Los Ángeles), 2011 © Siglo XXI editores, s.a. de c.v., 2014 © Siglo XXI de España Editores, S. A., 2016 Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - España Tel.: 918 061 996 Fax: 918 044 028 www.sigloxxıeditores.com ISBN: 978-84-323-1835-1 Depósito legal: M-28.386-2016 Impreso en España


índice

Prefacio. Escribir sobre el moderno sistema-mundo.................... 11 I. El liberalismo centrista como ideología................... 23 II. La construcción del estado liberal, 1815-1830......... 51 III. El estado liberal y el conflicto de clases, 1830-1875.......................................................................... 129 IV. El ciudadano en un estado liberal.............................. 219 V. El liberalismo como ciencia social............................. 325 VI. El argumento reformulado......................................... 403 Bibliografía.................................................................................. 407 Índice analítico............................................................................ 509


PREFACIO Escribir sobre el moderno sistema-mundo

Este es el cuarto volumen de una serie, el primero de los cuales apareció en 1974. La obra en su conjunto se concibió como un análisis en varios volúmenes del desarrollo histórico y estructural del moderno sistema-mundo. Cada volumen estaba destinado a poder ser leído por sí mismo pero también, al mismo tiempo, para ser parte de una obra mayor. Esto les plantea ciertos problemas tanto al autor como al lector. Creo que a este último le resultaría útil que detallase cómo les he hecho frente a estas dificultades, no todas las cuales me resultaban aparentes cuando empecé. Lo hago con la esperanza de que mis intenciones y métodos le resulten más claros. Cada volumen, y cada capítulo dentro de un volumen, versa sobre un tema y, por lo tanto, trata de establecer algo. Todo el libro es, simultáneamente, histórico/diacrónico y estructural/analítico/teórico. Esto está de acuerdo con mi premisa epistemológica de que la muy presumida distinción entre las epistemologías idiográfica y nomotética está pasada de moda, es espuria y nociva para un análisis sólido. La realidad social es siempre y necesariamente tanto histórica (en el sentido de que la realidad cambia inevitablemente a cada nanosegundo) como estructural (en el sentido de que la acción social está regida por restricciones que se derivan del sistema social histórico dentro del cual tiene lugar la actividad que se describe). No obstante, si se trata de describir la realidad a lo largo de un gran espacio y un tiempo prolongado (digamos, el moderno sistema-mundo en su conjunto desde sus inicios en el largo siglo xvi [1450-1640] hasta hoy y hasta mañana), se topa uno con la elemental dificultad de que no es posible hacerlo todo al mismo tiempo. De manera que decidí ir llevando la historia más o menos cronológicamente, introduciendo aspectos estructurales del moderno sistema-mundo cuando se produjeron por primera vez o cuando se volvieron evidentes de manera significativa. Para mí no 11


tenía sentido discutir, en un volumen dedicado en gran medida al largo siglo xvi, cuestiones estructurales que solo se volvieron notorias en el siglo xix. Pero, asimismo, no parecía útil discutir, en un volumen dedicado en gran medida al siglo xix, asuntos estructurales que habían sido analizados ya en el primer volumen y cuyas características no habían cambiado de manera significativa en los siglos transcurridos. Sin embargo, como mis opiniones acerca de cuándo se produjo inicialmente un fenómeno tal como la «industrialización» son un poco diferentes de las que sostienen muchos otros analistas, es posible que los lectores no lo ubiquen en el volumen en el que esperan que se lo comente. A medida que avanzaba he procurado poner en claro la lógica de mis decisiones. Permítanme empezar entonces diciendo cómo decidí manejar la cronología. Cuando redacté el volumen I dije en la introducción que dividiría al trabajo íntegro en cuatro épocas, de las cuales di fechas específicas. El volumen I procuraba cubrir el largo siglo xvi, definido como el periodo que va desde 1450 hasta 1640. No obstante, cuando empecé a escribir el volumen II, me di cuenta de inmediato de que la historia que quería contar no empezaba en 1640, sino más bien en 1600, y se extendía aproximadamente hasta 1750. Puse esos años en el subtítulo. Había adoptado, deliberadamente, el concepto de periodos largos que se solapan, concepto que proseguí en los volúmenes III y IV. Pero esto, desde luego, significaba que no podía llegar al presente en tan solo cuatro volúmenes, como pensaba en 1974. El concepto de periodos temporales solapados resultó ser esencial para mis análisis. Porque los límites temporales, desde luego, son bastante arbitrarios y solo pueden justificarse en términos de la cuestión inmediata que se esté tratando. Puede pensarse que la historia de la hegemonía holandesa en la economía-mundo (capítulo II del volumen II) se inició en 1600 (o hasta antes) pero definitivamente no había concluido en 1640 y no constituye de hecho parte de la historia del largo siglo xvi. Le correspondía estar en el volumen II, dedicado a la consolidación de la economía-mundo europea en el siglo xvii… también más o menos. Además, esto plantea el interrogante de cuándo hay que tratar de introducir nociones estructurales en el texto. En el siglo xvi no existía, al menos en mi opinión, ninguna potencia hegemónica. Por 12


consiguiente, introducir el concepto en el volumen I hubiera estado fuera de lugar. Los holandeses fueron la primera potencia hegemónica del moderno sistema-mundo. También es cierto que no fueron la última. Pero el concepto de hegemonía no se discutió en el contexto en el que Gran Bretaña asumió ese papel, ni volverá a comentarse en la de la asunción del mismo por parte de Estados Unidos. El concepto, como tal, una vez analizado se dio por sentado, y cuando resultó apropiado se hizo referencia a él sin revisar su lógica. El debate teórico ya se había llevado a cabo. Asimismo, la cronología de cada capítulo sigue su propia lógica interna, con la única condición de que permanezca hasta cierto punto dentro de los parámetros de los límites cronológicos del volumen. Un buen ejemplo de ello se encuentra en el volumen III. Mientras que el volumen en su conjunto concluye presumiblemente en la década de 1840, el capítulo III, sobre la incorporación, llega hasta 1850 (de acuerdo con su título) y, de hecho, va un poco más allá. Por otro lado, el capítulo IV, sobre la descolonización de América, abarca desde 1763 hasta 1833. Como no puedo dar por supuesto que el lector de este volumen haya leído los tres anteriores, creo que sería útil resumir la narración diacrónica/teórica que he contado hasta ahora. Si quienes lean este volumen tienen la sensación de que no he logrado analizar algo que en su opinión tendría que haber sido incluido en él, tal vez descubran que es algo que ya he tratado extensamente antes. Por ejemplo, la mayoría de los libros dedicados al siglo xix discutirán –largamente, de hecho– la denominada Revolución industrial. Yo me ocupé de ella como capítulo I del volumen III y no veo sentido en repetirlo en el volumen IV, sobre todo porque quiero contar una historia diferente sobre el siglo xix. Así que permítanme comenzar sintetizando lo que es en mi opinión el argumento general de cada uno de los volúmenes sucesivos. El I, que según lo definí cubre el largo siglo xvi, es la historia de la creación del moderno sistema-mundo y de la creación de algunas de sus instituciones económicas y políticas básicas. El volumen II no es la historia de la refeudalización, sino de la consolidación de la economía-mundo europea en un periodo que va de 1600 a 1750; procura explicar cómo respondieron los capitalistas de diferentes zonas de la economía-mundo al fenómeno del crecimiento lento global. El volumen III, que por definición abarca 13


desde 1730 hasta el decenio de 1840, es la historia de la expansión renovada –tanto económica como geográfica– de la economíamundo capitalista. El volumen IV, que para mí va desde 1789 hasta 1873/1914, se dedica a la creación (y solo en ese último punto) de una geocultura para el moderno sistema-mundo, una geocultura en gran medida configurada en torno a lo que llamo liberalismo centrista y dominada por él. He mencionado que los diversos capítulos demuestran puntos teóricos sucesivos. En el volumen I discutía, en el capítulo I, por qué y cómo el moderno sistema-mundo emergió del preludio medieval. Más tarde me pareció que este capítulo era inadecuado para el tema, y amplié considerablemente el argumento en un ensayo que se publicó inicialmente en 19921. El capítulo clave del volumen I es el II, en el cual bosquejo el concepto de una división axial del trabajo que lleva a la construcción de diferentes zonas en la economía-mundo: el centro, la periferia y la semiperiferia (este último es un concepto que agregué a la distinción centro/periferia que había planteado Raúl Prebisch). También sostuve que se trataba de la construcción de una economía-mundo capitalista, la forma que adoptó el moderno sistema-mundo, y que inicialmente este capitalismo se erigió en el escenario agrícola, con diferentes modos de control de la mano de obra para diferentes zonas de la economía-mundo. El capítulo III analizaba la creación de los estados dentro del moderno sistema-mundo y el papel desempeñado en ello por las monarquías absolutas del siglo xvi. El capítulo IV profundizaba en la distinción entre una economía-mundo y un imperio-mundo, y en por qué fracasó el intento de Carlos V de crear un imperiomundo. El capítulo V observaba las zonas centrales de la naciente economía-mundo y analizaba por qué se establecieron allí estructuras estatales fuertes, así como el papel que desempeñó la clase en ese proceso. El capítulo VI se ocupaba de las zonas periféricas y analizaba por qué sus estructuras estatales eran débiles. Además, ahondaba en la distinción entre las zonas periféricas dentro de la 1   «The West, capitalism, and the modern world-system», Review 15 (4), otoño de 1992: 561-619; reproducido en Timothy Brook y Gregory Blue (eds.), China and Historical Capitalism: Genealogies of Sinological Knowledge, Cambridge, Cambridge University Press, 1999, pp. 10-56.

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economía-mundo y los escenarios externos, es decir, los que permanecieron fuera de la división axial del trabajo de la economíamundo capitalista. El volumen I planteó el argumento básico de la obra en su conjunto, y concluyó con un repaso que sintetizaba y conceptualizaba las transformaciones empíricas concretas descritas en el resto del volumen. Durante el largo siglo xvi, y en realidad durante un tiempo más, la economía-mundo capitalista existió solo en una parte del globo: esencialmente en Europa occidental y algunos lugares de América. El resto del planeta todavía no formaba parte de este sistema histórico social y, por lo tanto, no estaba sujeto a sus reglas y restricciones. Si el volumen I iba en contra del argumento usual de que no existía nada que pudiésemos llamar «moderno» ni «capitalista» antes de finales del siglo xviii, debatía también con la posición de aquellos que afirmaban que hubo un inicio de capitalismo en el siglo xvi pero que el capitalismo tuvo un gran retroceso en el xvii. Véase la amplísima bibliografía respecto a la «crisis del siglo xvii». Yo me ocupé de estos trabajos en la introducción y en el capítulo I del volumen II. Quería sostener que la presunta crisis no era para nada un retroceso, sino una fase B normal (o mengua) de la economía-mundo, la cual más que trastocar el desarrollo capitalista lo impulsó. El capítulo II se ocupaba, como ya señalamos, de la hegemonía holandesa y de los patrones generales que explican por qué y cómo un país llega a ser hegemónico… durante un tiempo. El capítulo III analizaba lo que ocurre cuando una potencia hegemónica comienza a declinar. Se ocupaba empíricamente de las aspiraciones inglesas y francesas por ser el Estado sucesor. En el capítulo IV se discutía cómo manejan las zonas periféricas una fase B y por qué «volverse hacia adentro» no es anticapitalista, sino una forma de supervivencia. El capítulo V es la primera discusión seria de las características de una semiperiferia; el papel que las semiperiferias desempeñan en la vida del moderno sistema-mundo, y la distinción entre las que están en «ascenso» y las que están en «declive». El capítulo VI se ocupaba de la perdurable rivalidad franco-británica en el periodo en el que ya no hubo un papel político significativo para los holandeses. Describía la ventaja que pudo obtener Gran Bretaña y por qué la misma fue resultado, no de estructuras 15


económicas más avanzadas (que es el argumento habitual), sino del hecho de que el Estado británico, por diversas razones, era más fuerte que el francés (en oposición a lo que suele afirmarse). Si la época de finales del siglo xviii y principios del xix se reconoce generalmente como un periodo de expansión económica y geográfica de la economía-mundo capitalista, suele darse el crédito de ello a algo denominado «Revolución industrial», y con frecuencia algo llamado «Primera Revolución industrial» que presumiblemente tuvo lugar en Inglaterra. Desde el punto de vista analítico me pareció que esta concepción era débil por dos razones. Una es que no hubo, no pudo haber «revoluciones industriales» separadas en países diferentes. Si en efecto existió esa revolución, tuvo que ser un fenómeno de la economía-mundo capitalista como un todo. Y, segundo, aunque lo que ocurrió en ese periodo reflejaba en efecto una cresta ascendente de la mecanización y de la producción de valor mundial, la misma no fue más significativa que varias otras crestas previas y posteriores. Eso es lo que pretendía demostrar el capítulo I del volumen III. El capítulo II se ocupa de la historia de la Revolución francesa. La voluminosa bibliografía respecto a este «acontecimiento» se divide en la actualidad entre los seguidores de la interpretación social (o clásica) que tan destacada ha sido durante largo tiempo, y los de la interpretación liberal (o revisionista) que adquirió tanta fuerza en el último tercio del siglo xx. Mi afirmación es que las dos interpretaciones son erróneas, ya que ambas centraron su atención en fenómenos que se consideraban internos de Francia y en los tipos de cambios que se produjeron en el Estado y en las estructuras económicas franceses. El argumento de este capítulo era que la Revolución francesa fue parte de, o consecuencia de, la última fase de la lucha franco-británica por la sucesión hegemónica –que fue ganada, desde luego, por Gran Bretaña– y que los cambios internos de Francia a resultas de la Revolución fueron mucho menos fundamentales de lo que suele afirmarse. Uno de los resultados de esta lucha franco-británica fue la segunda gran expansión geográfica de la economía-mundo capitalista, en la cual cuatro grandes zonas fueron incorporadas a la división axial del trabajo: Rusia, el Imperio otomano, el subcontinente indio y África occidental. El argumento clave se refiere a lo que ocurre con una zona que ha estado previamente en el escenario 16


externo cuando es incorporada como zona periférica de la economía-mundo capitalista. Las transformaciones de las estructuras tanto políticas como económicas en las cuatro zonas, a partir de estructuras existentes muy diferentes previas a la incorporación, parece haberlas llevado a las cuatro a tener estructuras más o menos similares como consecuencia de esa incorporación. Por último, el capítulo IV se ocupaba, por primera vez, del concepto de la descolonización formal: por qué se produce y por qué está vinculada con la aparición de una nueva potencia hegemónica. Pero sostuve asimismo que la descolonización de América fue de «pobladores», y no la reanudación, por parte de los pueblos indígenas, del control de su propia vida. La única excepción fue Haití, y allí traté de demostrar por qué y cómo Haití fue aislado y en gran medida destruido económicamente, precisamente porque no fue una descolonización de pobladores. Cuando llegué al volumen IV, que había planeado fuese la historia del «largo» siglo xix, me enfrenté con dos problemas. A medida que avanzamos cronológicamente la geografía del sistemamundo se ensancha, lo que aumenta la cantidad de material que debe tomarse en consideración. Pero el volumen de bibliografía especializada, incluso con respecto a un solo país, se ha expandido por lo menos aritméticamente, y es probable que geométricamente. Esto plantea un verdadero problema de tiempo de lectura y de dificultades de síntesis. Tal vez esta sea mi débil excusa por haber tardado tanto en terminar el volumen IV. (La otra parte de la excusa es que, a medida que pasaba el tiempo, me fui involucrando más en muchas otras actividades intelectuales que competían con el tiempo de que disponía para redactar el volumen IV.) El segundo problema fue decidir cuál sería el tema central de este volumen. En vista de mis análisis previos, no podía ser la Revolución industrial; tampoco la creación de un sistema capitalista, ya que creía que esto había sucedido antes. Asimismo, no podían ser las grandes revoluciones democráticas, ya fuesen al estilo francés o al estadounidense, puesto que pensaba que el papel de ambos tipos de revoluciones era muy diferente del que, por lo general, se les atribuye. Decidí que el acontecimiento clave tenía que ubicarse en las consecuencias culturales de la Revolución francesa para el moderno sistema-mundo como un todo. Lo concebí como la creación de una geocultura para el sistema-mundo, es decir, un conjunto de 17


ideas, valores y normas que fue ampliamente aceptado en todo el sistema y que, a partir de entonces, restringió la acción social. Como verá el lector, considero que la Revolución francesa había legitimado el concepto de la normalidad del cambio político y de la idea de que la soberanía no yacía en el soberano, sino en el pueblo. Las consecuencias de este par de creencias eran múltiples. La primera fue la creación, como reacción a estos conceptos recién difundidos, de las tres ideologías modernas: conservadurismo, liberalismo y radicalismo. El argumento del volumen en su conjunto es que el liberalismo centrista logró «domesticar» a las otras dos ideologías y emergió triunfante en el curso del ciclo. Esto adoptó luego la forma de privilegiar la creación de estados liberales, antes que nada en los dos estados más fuertes de la época, Gran Bretaña y Francia. Además tomó también la forma de estimular la creación y de limitar el impacto de los principales tipos de movimientos antisistémicos (un concepto nuevo que se trata aquí). Es aquí donde me ocupo de los avances permitidos por el concepto de ciudadanía y de las ilusiones relativas al alcance de esas ventajas. Y, finalmente, tomó la forma de estimular y restringir la formación de las ciencias sociales históricas. Toda la narrativa va desde 1789 hasta 1914, o tal vez sería mejor decir que va desde 1789 hasta 1873/1914. Me llevó cierto tiempo darme cuenta de que este énfasis implicaba que tres historias que quería narrar en este volumen deberían ser pospuestas hasta el volumen V. Eran la rebatiña por África y el ascenso de los movimientos de liberación nacional; la rivalidad económica y política entre Estados Unidos y Alemania por suceder a Gran Bretaña como potencia hegemónica y el triunfo, en última instancia, de Estados Unidos, y la incorporación del este de Asia, su periferización y su resurgimiento a finales del siglo xx. Las tres historias tenían su inicio en algún punto a mediados del siglo xix. Pero no había manera de contarlas como si terminasen de alguna manera en 1914. La historia del siglo xix estaba vinculada íntegramente con su continuación en el siglo xx. El año 1914 no representó un punto de inflexión para ninguna de las tres per se. La parte esencial de cada historia se ubicaba en una amplia curva de ascenso y decadencia o decadencia y ascenso. De cualquier manera decidí que cada una de ellas era una historia del «largo» siglo xx, una historia del siglo estadounidense, no del siglo británico. Así que le ruego al lector sea indulgente y paciente. 18


Si el volumen V, como lo proyecto ahora (aunque esto puede cambiar al escribirlo) va desde 1873 hasta 1968/1989, tendrá que haber, si duro tanto, un volumen VI, cuyo tema será la crisis estructural de la economía-mundo capitalista, y cuyos parámetros irían de 1945/1968 hasta algún momento a mediados del siglo xxi… 2050, digamos. Y creo que entonces estaríamos en una situación totalmente nueva. El moderno sistema-mundo habrá visto su defunción definitiva, cediéndole su lugar a un sucesor o sucesores aún desconocidos, incognoscibles, y cuyas características no podemos, por ahora, delinear.

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el moderno sistema mundial de Immanuel M. Wallerstein El moderno sistema mundial I La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo xvi El moderno sistema mundial II El mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750 El moderno sistema mundial III La segunda era de gran expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850 El moderno sistema mundial IV El liberalismo centrista triunfante, 1789-1914


El moderno sistema mundial II El mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750 El moderno sistema mundial III La segunda era de gran expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850 El moderno sistema mundial IV El liberalismo centrista triunfante, 1789-1914

El liberalismo centrista triunfante, 1789-1914 muestra las consecuencias políticas, económicas y culturales de la Revolución francesa que han configurado nuestro escenario geopolítico actual tales como el concepto de ciudadanía y derechos universales, la soberanía popular, la lucha feminista y la antirracista, la normalidad del cambio político, todas ellas cuestiones que resuenan en nuestra sociedad. Partiendo de la cuestión de cómo el liberalismo centrista logró «domesticar» al resto de ideologías, analiza cómo este se consolida como principio rector de nuestro sistema-mundo. «El pensamiento de Wallerstein ofrece un nuevo marco convincente para la historia europea, una nueva explicación y una nueva clasificación […]. El moderno sistema mundial es de hecho uno de las investigaciones más innovadoras de la producción intelectual contemporánea.» Fernand Braudel «Una obra maestra de historia social analítica y sintética […]. Imprescindible para quienes deseen comprender el origen del mundo contemporáneo.» Political Science Quarterly «Un trabajo visionario […]. Una de las declaraciones teóricas más importantes sobre el desarrollo desde la época de Weber.» Contemporary Sociology

ISBN 978-84-323-1835-1

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Immanuel Wallerstein

El moderno sistema mundial IV El moderno sistema mundial IV

El moderno sistema mundial I La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo xvi

Obra fundamental y lectura ineludible, El moderno sistema mundial ofrece las claves para comprender la sociedad actual. Ejercicio de erudición único y rigurosísima investigación histórica, esta magna obra de Immanuel Wallerstein es una genuina reconstrucción del pasado del sistema-mundo en que vivimos. En ella, el prestigioso historiador crítico y científico social articula y enlaza, desde una perspectiva global en la que nada es ajeno, cada uno de los hitos que han ido configurando el capitalismo: desde la transformación del modo de producción feudal, sus crisis y periodos de bonanza, pasando por la Revolución industrial, la colonización y la descolonización sin olvidar la Revolución francesa y el nacimiento de las ideologías contemporáneas.

Immanuel Wallerstein

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Immanuel Wallerstein (Nueva York, 1930) es uno de los científicos sociales más importantes de nuestro tiempo. Profesor de Sociología hasta su jubilación en Binghamton University, SUNY –donde dirigió, hasta 2005, el Fernand Braudel Center for the Study of Economies, Historical Systems and Civilizations–, ha sido asimismo profesor visitante en universidades de todo el mundo y presidió, durante la década de los noventa, la Gulbenkian Commission on the Restructuring of the Social Sciences. Poseedor de múltiples doctorados honoris causa, entre su vasta producción intelectual destacan: Movimientos antisistémicos (1999, junto con Giovanni Arrighi y Terence K. Hopkins), Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemasmundo (2004) y El capitalismo histórico (Siglo XXI de España, 2012).

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