Construyendo utopías reales Erik Olin Wright
Epistemologías del Sur (Perspectivas) Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses (eds.)
Atlántico negro
Modernidad y doble conciencia
Paul Gilroy
Guía de El Capital de Marx Libro primero
David Harvey
Norman G. Finkelstein
Antología Antonio Gramsci
La invención de la Tierra de Israel Shlomo Sand
De qué hablamos cuando hablamos de marxismo Juan Carlos Rodríguez
Viviendo en el final de los tiempos Slavoj Žižek
El enigma del capital y las crisis del capitalismo David Harvey
El Nuevo Viejo Mundo Perry Anderson
Akal Cuestiones de antagonismo Últimos títulos publicados
Historia mundial del pueblo
Desde la Edad de Piedra hasta el nuevo milenio
chris harman
Los orígenes de la posmodernidad perry anderson
Contragolpe absoluto
Para una refundación del materialismo dialéctico
Slavoj Žižek
La condición fetal
Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío
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Luc Boltanski
La industria del Holocausto
Además de ser una práctica de alcance universal, el aborto es legal en la mayoría de los países occidentales. Este hecho, que lo ha introducido en el ámbito público, no evita sin embargo que permanezca confinado en el espacio que se reserva a lo oficioso, y ello como consecuencia de un pacto tácito, de mala fe social. Apoyándose en el análisis de casos recabados en medios clínicos y en entrevistas en profundidad con mujeres que han pasado por la experiencia del aborto, además de en datos tomados de la historia y la antropología, Luc Boltanski explica ese rechazo. El aborto ha de quedar en la sombra porque revela una contradicción presente en el núcleo mismo del contrato social: la que opone el principio de la singularidad de los seres al postulado de su naturaleza reemplazable, sin el cual ninguna sociedad conseguiría renovarse demográficamente. Luc Boltanski se ve entonces abocado a plantear la cuestión del engendramiento y a analizar las restricciones, esencialmente simbólicas, que presiden la entrada de los seres humanos en la sociedad –restricciones antinómicas que tienden a quedar difuminadas por efecto de diferentes tipos de convenciones sociales–. No es el feto –lo corporal meramente– lo que inaugura la vida humana, sino la adopción simbólica de este. Ahora bien, dicha adopción conlleva la posibilidad de discriminar entre un conjunto de embriones por lo demás indistinguibles. En el plano social, y a veces en el individual, el carácter arbitrario de esa discriminación se hace difícil de soportar. Según muestra Luc Boltanski, la contradicción se vuelve llevadera mediante una especie de gramática categorial: al feto-proyecto –a quien los padres, gracias a la palabra, adoptan y acogen como a un ser nuevo al proporcionarle un nombre– se opone el feto-tumoral, es decir, el embrión accidental no llamado a constituirse en objeto de un proyecto vital. Gramática, vivencia relatada y perspectiva histórica confluyen en esta obra para convertir la práctica del aborto, admitida desde hace décadas como acción políticamente legal, en una experiencia destinada a resultar, de ahora en adelante, socialmente audible.
Sobre la reproducción Louis Althusser
Radio Benjamin Walter Benjamin
Guía de El Capital de Marx Libro segundo
David Harvey
La construcción del capitalismo global La economía política del imperio estadounidense
Leo Panitch y Sam Gindin
Menos que nada
Hegel y la sombra del materialismo dialéctico
Slavoj Žižek
¿Qué significa pensar desde América Latina?
Hacia una racionalidad transmoderna y postoccidental
El acoso de las fantasías Slavoj Žižek
La invención del pueblo judío Shlomo Sand
Commonwealth
El proyecto de una revolución del común
Michael Hardt y Antonio Negri
Juan José Bautista Luc Boltanski es directeur d’études de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Discípulo destacado de Pierre Bourdieu, es uno de los principales sociólogos de nuestros días. Es autor de una vasta obra, entre la que cabe destacar El nuevo espíritu del capitalismo (con Ève Chiapello, 22014) y De la crítica. Compendio de sociología de la emancipación (2014), ambas publicadas en esta misma colección.
La ideología alemana Karl Marx y Friedrich Engels
El largo siglo
En defensa de causas perdidas Slavoj Žižek
(2.a edición)
Giovanni Arrighi
Las variaciones de Hegel
Sobre la Fenomenología del espíritu
Fredric Jameson
Mercaderes y revolución Robert Brenner
xx
De la crítica
ISBN 978-84-460-4356-0
Compendio de sociología de la emancipación
Luc Boltanski
9 788446 043560
www.akal.com Este libro ha sido impreso en papel ecológico, cuya materia prima proviene de una gestión forestal sostenible.
Akal Cuestiones de antagonismo
92 C u e s t i o n e s
d e
a n t a g o n i s m o
Diseño interior y cubierta: RAG Traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar
Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.
Título original: La Condition fœtale. Une sociologie d l’engendrement et de l’avortement © Éditions Gallimard, 2004 © Ediciones Akal, S. A., 2016 para lengua española Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - España Tel.: 918 061 996 Fax: 918 044 028 www.akal.com
ISBN: 978-84-460-4356-0 Depósito legal: M-22.794-2016 Impreso en España
Introducción
El lugar del aborto en los cambios que han afectado al ámbito de la vida Entre los principales cambios que han marcado el último tercio del siglo xx, cabe conceder gran importancia, sin temor a equivocarnos –junto a la constitución, por ejemplo, de un nuevo «espíritu del capitalismo»–, a las transformaciones que han venido incidiendo en lo que habitualmente denominamos los ámbitos de la vida y, más en particular, en las condiciones de la reproducción, la gestación y el nacimiento. Estos cambios afectan por un lado a las modificaciones del lugar de las mujeres en la sociedad, a las representaciones de la familia, a la relación entre los géneros, a las modalidades de la vida sexual y la afectividad y, en términos más generales, a las principales dimensiones de la vida privada y la alteridad, al modo en que enfocamos las posibilidades que nos ofrece el desarrollo tecnológico –que va de la fascinación admirativa a la reticencia inquieta–. Desde el principio, dichas transformaciones han sido objeto de un gran número de comentarios, dado que se ha considerado, y no sin razón, que abrían las puertas a una serie de inflexiones del concepto que tenemos de nuestra pertenencia a la humanidad, apuntando incluso a un cuestionamiento de algunas de las dimensiones de la antropología preponderante en las sociedades occidentales y tenidas hasta la fecha por nociones de mero sentido común. Hemos de señalar no obstante que estos análisis, ya hayan contemplado favorablemente aquellas modificaciones o las hayan visto, como con tanta frecuencia ha sucedido, a través de un prisma crítico, se han centrado de forma muy particular en las innovaciones más espectaculares y sobre todo en las que han venido asociándose con el desarrollo de la reproducción asistida (RA), fijándose
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por tanto en un conjunto de prácticas que, o bien son relativamente raras –como el recurso a los vientres de alquiler–, o bien no existen todavía –como la clonación humana, en torno a la cual se ha ido tejiendo, en el plazo de pocos años, una abundante literatura, pese a que, por el momento, jamás se haya realizado1. Dado que el proyecto consistente en abrazar en sus diferentes aspectos esta proteica temática excede con mucho nuestras posibilidades, nos ha parecido oportuno abordarla de manera indirecta, tomando como objeto un acontecimiento limitado pero que, a nuestro juicio, ha desempeñado un papel particularmente importante en el desarrollo de los asuntos en curso. Me refiero a la legalización del aborto, ocurrida en los principales países occidentales entre mediados de la década de los sesenta y mediados de la de los setenta o, lo que es lo mismo, verificada en el preciso momento en que esos cambios vinieron a emerger o adquirieron una envergadura de tal importancia que se hizo imposible pasarlos por alto. Sería difícil cuestionar el rol que le ha correspondido ejercer a la legalización del aborto tanto en los cambios vinculados con el movimiento feminista como en los que han afectado a las dimensiones familiares, afectivas o sexuales de la vida privada. No obstante, también podría pensarse que la evolución de las biotecnologías, y más en particular de las técnicas de reproducción asistida, habría topado con dificultades considerables en caso de no haberse eliminado el obstáculo que la interdicción del aborto hacía gravitar sobre las investigaciones de la vida intrauterina y el embrión. Una segunda razón nos incitaba a abrir esta causa, y no es otra que su dificultad. Hallándose en el eje mismo de un amplio abanico de disputas, a menudo muy duras y, según parece, permanentemente dispuestas a reactivarse, la cuestión del aborto es el ejemplo mismo de un mal objeto de estudio para el sociólogo, puesto que da la impresión de que resulta imposible abordarlo con el distanciamiento que requiere. Da fe de ello, al menos por cuanto incumbe a Francia, la cuasi total ausencia de publicaciones sobre el tema que se constata entre 1982 (fecha en la que apareció el excelente número especial que la Revue française de sociologie decidió consagrar al aborto, bajo la dirección de François-André Isambert y Paul Ladrière) y los dos últimos años (en el curso de los cuales se han publicado varias obras dedicadas a dicho asunto) –lo que significa que el silencio textual se ha prolongado por espacio de casi veinte años–. En cambio, en Estados Unidos, las publica Véanse, en todo ese frondoso acervo, las obras de Henri Atlan, Marc Augé, Mireille DelmasMarty, Roger-Pol Droit y Nadine Fresco, Le Clonage humain, París, Seuil, 1999, y Gérard Huber, L’Homme dupliqué. Le clonage humain: effroi et séduction, París, L’Archipel, 2000. Este último texto arranca con una «ficción aterradora» (que vincula esta literatura con la tradición que ya inaugurara Aldous Huxley en Un mundo feliz). 1
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ciones relacionadas con el aborto han sido muy abundantes. Y, pese a que en esa inmensa bibliografía puedan encontrarse muchos trabajos de gran probidad y verdadero valor científico –realizados sobre todo por antropólogos del mundo contemporáneo–, lo cierto es que se trata, en un gran número de casos, de obras o de artículos de combate concebidos para reforzar las posiciones favorables al aborto (pro-choice), o mucho más raramente, al menos en los círculos universitarios, los planteamientos opuestos (pro-life). Estas dos formas de situarse respecto a la cuestión –rehuyéndola o lanzándose a ella como al ruedo, para batirse– indican por lo demás las dos maneras distintas en que se ha venido a presentar en Estados Unidos y en Francia la cuestión del aborto: bien como un conflicto central rayano en ocasiones con la guerra civil, en el primer caso; bien como un tabú que se debe evitar, dado que todo el mundo parecería compartir la sensación de que transgredirlo sería una gran imprudencia. Ahora bien, la intención que nos anima en esta obra consiste precisamente en abordar el aborto como si se tratara de un objeto sociológico como cualquier otro y similar a ellos, es decir, invocando la célebre «neutralidad axiológica», tan fácil de esgrimir como principio y tan difícil de seguir en realidad, pese a constituir uno de los axiomas que han permitido la fundación de la sociología como disciplina universitaria. Y, aunque resulte posible eludir sin gran perjuicio ese principio en los casos en que el objeto se halle ya muy consolidado como tema de investigación, sigue siendo indispensable cuando han de abordarse problemas que no han irrumpido en la esfera de la existencia intelectual sino impulsados por una retórica del conflicto. En tales circunstancias, y si lo que se quiere es aprehender dicho objeto con los métodos y términos de la sociología, se hace absolutamente necesario distanciarse de las urgencias prácticas para poder abordar los problemas como si fuese posible examinarlos desde fuera y de modo, en cierta manera, irresponsable, es decir, negándose uno a plantear y a plantearse las preguntas que el hombre de acción no puede eludir, ateniéndose así a una división del trabajo que Max Weber explicó de forma definitiva en las conocidas conferencias que se han publicado en español con el título de El político y el científico. En la obra que se ofrece a la lectura, serán las exigencias y limitaciones de la tarea de modelización las que habrán de asumir la conservación de la distancia, que es el elemento que subyace a la idea de la neutralidad axiológica. Por otro lado, esa modelización, que parte de diversos enunciados y vestigios decantados en el mundo social, se propone organizarlos poniendo a prueba su coherencia y solidez, procediendo así un poco al modo de las ciencias que dan en llamarse «de la naturaleza» y que se desentienden justamente de lo que nosotros denominamos comúnmente «naturaleza» –por ejemplo, cuando la recorremos– para consagrarse al análisis de un conjunto de muestras que han sido tomadas primero y provistas después de su
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correspondiente etiqueta, antes de ser trasladadas al bien equipado espacio del laboratorio2. Esto significa que en ninguna de estas páginas habremos de formular lo que cualquier lector normal espera hallar en un libro sobre el aborto –o sobre la mayoría de las cuestiones que conforman el núcleo de los conflictos que aún siguen candentes–: es decir, una opinión –salvo en la medida en que las opiniones sobre el aborto forman justamente parte de los datos cuya lógica intentamos reconstruir–. La circunstancia de haber conocido una época, los años setenta, en la que resultaba imposible abordar una cuestión social –como lo era justamente la de las clases económicas– sin verse sometido a la exigencia de desvelar la propia afiliación ideológica («¿y tú, desde qué punto de vista hablas?») nos lleva a no ignorar que una posición como la que acabo de explicar tiene grandes probabilidades de suscitar recelo o rechazo. Sin embargo, no tenemos intención de modificar este planteamiento.
Dos objetivos teóricos El hecho de que nuestra decisión de trabajar sobre el aborto haya venido dictada, en medida cuando menos igual, por consideraciones de orden teórico y por la atención que con toda legitimidad se espera que debe prestar el sociólogo a la actualidad del mundo social, ha facilitado la adopción de una postura relativamente distanciada respecto de los componentes de carácter directamente político que presenta nuestro objeto. En el plano de la teoría sociológica, nuestra investigación se ha encaminado a la consecución de dos objetivos. Lo que estos tienen en común es el deseo de reactivar un conjunto de interrogantes que habíamos dejado deliberadamente a un lado en el mismo momento en que optamos por distanciarnos, hace más de veinte años, de las problemáticas que habían venido dominando las ciencias sociales de las décadas de los sesenta y setenta. En relación con esas problemáticas nos propusimos romper muy particularmente con una oposición, la que media entre dos polos y ocupa además un lugar central en el binomio que surge entre una realidad inconsciente y una conciencia engañada, entre lo que pertenece al orden de la estructura y lo que remite al fenómeno y, sobre todo, entre los moti Para saber más acerca de las operaciones que permiten que los investigadores pasen progresivamente –por ejemplo en el estudio de los suelos (pedología)–, y mediante una serie de transformaciones, del suelo empírico por el que todos caminamos a un conjunto de muestras edafológicas susceptibles de ser sometidas a diversas pruebas y constituirse de ese modo en base para un cierto número de enunciados científicos, véase el capítulo que Bruno Latour consagra a una expedición de esta rama del conocimiento a la selva amazónica en La Clef de Berlin et autres leçons d’un amateur de science, París, La Découverte, 1993, pp. 145-171. 2
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vos reales pero ocultos que aparecen dominados por aquel conjunto de intereses y razones, a menudo altruistas pero ilusorios, en el que aseguran fundar su acción los actores. Nuestra intención consistía por tanto en proporcionar un nuevo impulso a un programa de investigación circunscrito al ámbito de la sociología moral –algo que ya había constituido el eje mismo de las preocupaciones de Durkheim, pero que el positivismo estructuralista de los años sesenta y setenta rechazó apoyándose en una concepción del marxismo y el psicoanálisis marcada por la estrechez de miras–. Ahora bien, aunque es cierto que la sociología moral no implica necesariamente que debamos conceder valor de ley a todas las referencias morales de los actores, sí que reclama al menos que nos las tomemos lo suficientemente en serio como para quedar en condiciones de estudiar el modo en que los actores mismos tratan el hiato existente entre las exigencias normativas y la realidad, bien para criticar la situación en que se halla el mundo tal cual lo conocemos, bien, a la inversa, para responder a la crítica mediante una justificación. El deseo de desarrollar un programa de investigación que aborde las operaciones críticas y la justificación –o mejor, si se quiere, la voluntad de sustituir la sociología crítica por una sociología de la crítica– nos ha llevado a dejar a un lado una cuestión que la sociología general no puede pasar por alto en modo alguno: la relativa a la diferencia que media entre aquellos componentes del mundo social que en un momento dado aparecen expuestos a plena luz del día y aquellos otros que, sin ser desconocidos, se conocen cuando menos muy insuficientemente, como si existiera una especie de acuerdo tácito que nos indujera a cerrar los ojos en todo cuanto les atañe. Se comprende por tanto que nuestro primer objetivo teórico en esta obra haya consistido en retomar desde el principio –sin pasar por una problemática de lo inconsciente en sentido fuerte– una cuestión como la de la mala fe social (por decirlo en pocas palabras), es decir, la de la separación entre lo que se sabe de forma oficial y lo que se conoce en la modalidad de lo oficioso o, si se prefiere, la de aquello que se entiende a la manera de un conocimiento tácito. Hace ya mucho tiempo que venimos familiarizándonos con esa cuestión, que integra el núcleo mismo del trabajo antropológico de Pierre Bourdieu (a quien le gustaba recordar en sus clases, refiriéndose a Marcel Mauss, que «las sociedades se pagan siempre con su propia moneda –que además es falsa–»), dado que aprendimos la práctica de la sociología bajo su batuta. La cuestión de la mala fe social nunca ha estado totalmente ausente de nuestros trabajos sobre la crítica y la justificación, elaborados en colaboración con Laurent Thévenot3, en los que reviste la forma de la oposición –central en el modelo del sentido ordina Véase Luc Boltanski y Laurent Thévenot, De la justification. Les économies de la grandeur, París, Gallimard, 1991. 3
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rio de la justicia que alcanzamos a desarrollar juntos– entre los momentos en que abrimos los ojos y aquellos en que los cerramos. Sea como fuere, lo cierto es que no consideramos haber concedido a esta cuestión el suficiente interés, ni en nuestra labor docente ni en nuestros trabajos posteriores. Al leer este libro, se podrá constatar que el aborto, en tanto que posibilidad y en tanto que práctica, constituye un terreno privilegiado para analizar la forma en que las cosas que poseen importancia social pueden saberse y relatarse de distintas formas –bien como exigencias, bien como incidencias–, en el modo de la generalidad ética o política o en el modo de la anécdota, la cual concierne a un conjunto de hechos tratados como si tuviesen un carácter aislado, evitando verlos en su secuencia natural y asimilándolos a otros hechos del mismo tipo a fin de que no resulte necesario sacar de ellos las consecuencias pertinentes. El hecho de que prestemos atención a los procedimientos de evitación nos ha llevado a colocar en el centro de esta obra una cuestión –clásica en el ámbito de las ciencias sociales, pese a que no hubiésemos ponderado adecuadamente su relevancia en los trabajos que anteriormente habíamos consagrado a la relación entre la justificación y la acción–: la vinculada con la contradicción y los dispositivos sociales concebidos para atenuar o soslayar una o más contradicciones. Como podrá apreciarse, mucho mejor que ahora, en la conclusión de este escrito, asociamos la cuestión de la contradicción con la de la normatividad y tratamos de exponer –de forma evidentemente no exhaustiva– distintas fórmulas para el tratamiento de la contradicción. Nos afanamos muy particularmente en distinguir aquí las soluciones consistentes en distribuir, entre un conjunto de situaciones y secuencias temporales diferentes, tipos distintos de exigencias normativas –unas exigencias normativas a las que las personas dotan asimismo de una validez universal pese a que sean incompatibles entre sí (y esa es en buena medida la vía que se explora en De la justification)– de aquellas otras soluciones –a las que el presente ensayo otorga un particular relieve– que consisten en jerarquizar las distintas consecuencias de la acción en una lógica del mal menor. Nuestro segundo objetivo teórico, que no es completamente independiente del primero, ha consistido en tratar de hacer converger tres enfoques diferentes que además proceden de unas tradiciones intelectuales que a menudo encuentran difícil entenderse. El primero es un enfoque al que cabría calificar de gramatical. Dicho enfoque aborda un conjunto de hechos, tomados de un determinado corpus, y procura organizarlos para definir un modelo que permita ponerlos en una relación recíproca regida por una lógica que no sólo sea capaz de integrarlos de forma inteligible sino que no deje ningún residuo fuera del análisis, un poco al modo en que opera la lingüística para establecer, en fonología, un conjunto de rasgos pertinentes y, en el ámbito de la sintaxis, una serie de esquemas generativos cuya dispo-
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sición defina un modelo de competencia en el marco del lenguaje4. Este tipo de enfoque, que adopta respecto del objeto una posición de exterioridad, o que tiene, si se quiere, un carácter objetivista, no implica que nos interroguemos acerca de los fenómenos, es decir, no presupone una indagación relacionada con el modo en que las personas experimentan el mundo cuando traban relación con unos hechos cuyo modelo ofrezca la posibilidad de una representación organizada. Trataremos de esbozar por tanto lo que pudiéramos llamar una gramática del engendramiento (en el capítulo II), especificando para ello algunas de las restricciones que gravitan sobre la confección de nuevos seres humanos antes de que estos puedan ocupar, sin demasiadas dificultades, un lugar entre los hombres y mujeres ya radicados en el mundo, y también, por lo demás –como sucede al menos en un gran número de sociedades–, entre los muertos, en la medida en que permanezcan vivos en la memoria. En el primer capítulo presentaremos aquellas propiedades de la cuestión del aborto que nos parecen más pertinentes y también más intrigantes para la sociología (y muy particularmente las asociadas con el hecho de que se trate de una práctica universalmente conocida, cuando menos en tanto que posibilidad). Dicha cuestión nos servirá como operador para despejar los componentes de una gramática del engendramiento que el aborto viene en cierto sentido a desvelar al resaltar las dimensiones contradictorias de esos componentes –unas dimensiones que los Dado el elevado nivel técnico de la lingüística contemporánea, no sabemos si resulta pertinente o no confesar aquí la deuda que tenemos contraída con dicha disciplina, y más en particular aún con la de corte chomskiano, ya que nos asalta el temor de que los elementos que hemos tomado en préstamo no posean sino un carácter analógico –como tan a menudo sucede en aquellos casos en que una materia importa a su terreno un esquema cognitivo generado en otra–. Hemos de señalar no obstante dos obras que nos han ayudado muy considerablemente a precisar los términos de esas traslaciones –unas traslaciones que quizá sean, no nos pesa reconocerlo, fundamentalmente metafóricas–. Me refiero al texto de Jean-Élie Boltanski, Nouvelles directions en phonologie, París, Presses Universitaires de France, 1999, y sobre todo a, y del mismo autor, La Révolution chomskyenne et le langage, París, L’Harmattan, 2002. En esta última obra, el capítulo consagrado a la teoría de la optimalidad, rival de la gramática generativa clásica, ha sido un gran estímulo para nuestra investigación, dado que las gramáticas que se apoyan en esta teoría sitúan las exigencias conflictuales en la médula misma del lenguaje, haciendo particular hincapié en la existencia de un repertorio finito de restricciones universales quebrantables y muy a menudo incompatibles que además aparecen jerarquizadas de forma imprevisible en los distintos idiomas concretos. De este modo, las lenguas específicas se describen como otros tantos esfuerzos encaminados a la resolución de los conflictos que surgen entre un conjunto de restricciones incompatibles que compiten entre sí. Dichas resoluciones se logran, bien procediendo a la aludida jerarquización de las restricciones, bien estableciendo entre ellas, siempre que sea posible, un conjunto de compromisos más o menos frágiles. Sin embargo, no se da nunca una solución que resulte auténticamente satisfactoria: «Como en las metáforas de Freud, las restricciones descartadas no tardan en llamar a la puerta del salón del que hayan sido excluidas», lo que significa que «toda gramática contiene un factor de inestabilidad» (ibid., p. 161). 4
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dispositivos sociales que enmarcan la generación de los seres humanos (y sobre todo los relacionados con el vínculo de filiación) intentan precisamente sortear. El segundo enfoque que hemos intentado desarrollar en el presente trabajo consiste precisamente en volver a situar el punto de partida en la experiencia de las personas a fin de alcanzar a describir la forma en que viven y, en el caso que nos ocupa, la forma en que viven en su propia carne, el encontronazo con los componentes y las determinaciones de la acción que hemos integrado en el modelo. Sin embargo, en lugar de hacer hincapié en la distancia que media entre los conocimientos que nos aporta el planteamiento gramatical y los que nos procura el enfoque basado en la experiencia, como a menudo ocurre con los métodos de tipo estructural, lo que hemos tratado de mostrar ha sido, antes al contrario, que esos dos enfoques podían converger –o, si se prefiere, que era posible volver a encontrar, partiendo de la experiencia (aunque dicha experiencia se describiera en tal caso con otro lenguaje), los componentes que el planteamiento gramatical hubiese determinado pertinentes–. Por consiguiente, al cambiar radicalmente de registro teórico, tendremos que apoyarnos en un campo conceptual cuyo desarrollo haya tenido lugar en el conjunto de las tradiciones fenomenológicas, y justamente en aquellas que se proponen superar (o al menos soslayar) las vivísimas tensiones que existen entre estas últimas, orientadas a la descripción de las intenciones inmanentes a los comportamientos, y los enfoques gramaticales utilizados al comienzo del análisis –que muy a menudo han sido criticados desde el ámbito de la fenomenología, por tener la ambición de reducir lo social a un universo calculable por medio de reglas–5. Esta senda, pese a ser muy tortuosa y estar sembrada de emboscadas, es quizá la única que permite precisar el concepto de práctica en la articulación tanto de los modelos de competencia establecidos desde una posición de exterioridad como de los relatos que narran las personas acerca de su vida cuando, «plasmándola en forma de trama» (por retomar aquí la fórmula que emplea Paul Ricœur6), se interrogan acerca de las intenciones y los motivos que han guiado su acción. De este modo se retoma y se reelabora, con una orientación diferente, el concepto de carne –un concepto que en la primera parte se aborda de forma estrictamente estructural, dado que sus determinaciones se establecen únicamente por oposición al concepto de palabra (a fin de fundar la distinción entre el engendramiento por
Véase, por ejemplo, la crítica que opone Claude Lefort, inspirándose en Maurice MerleauPonty, a los análisis del intercambio que hacen Lévi-Strauss y sus seguidores, en Claude Lefort: «L’échange et la lutte des hommes», 1951, reeditado en Les Formes de l’histoire. Essai d’anthropologie politique, París, Gallimard, 1978, pp. 15-29. 6 Paul Ricœur, Le Temps raconté. Temps et récit III, París, Seuil, 1985 [ed. cast.: Tiempo y narración III. El tiempo narrado, trad. de Agustín Neira Calvo, México, Siglo XXI, 1995]. 5
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medio de la carne y el engendramiento por medio de la palabra)–. Esta nueva orientación aparece expuesta en el capítulo VII, en el que se procura dar cuenta de la experiencia que se tiene de la carne en el curso del embarazo, en tanto que dimensión particular de la relación con el propio cuerpo. Y, por último, el tercer enfoque tiene un carácter histórico (o quizá fuese mejor decir de historial, si el término no adoleciera de una excesiva carga de connotaciones metafísicas). El planteamiento consiste en este caso en tener en cuenta la forma en que las restricciones –a las que cabe atribuir una dimensión antropológica (y por ello hasta cierto punto ahistórica)– han generado, inmersas como están en la temporalidad, diferentes estados de realidad que, pese a poder coexistir, al menos parcialmente, se vuelven más inteligibles cuando se los describe en su secuencia de aparición. Trataremos de mostrar que esas restricciones o limitaciones (cuya explicación en detalle constituirá el objeto de los dos primeros capítulos) se han manifestado de manera distinta, gravitando por tanto de diferente modo en las acciones de las personas sometidas a ellas y operando además en diversos contextos históricos –término que empleamos en un sentido muy amplio (cuya exposición dará materia a los cuatro capítulos siguientes)–. Evocaremos entonces un conjunto de factores que, en muchos casos, cabe considerar exógenos en el sentido de que se presentan –por emplear aquí el lenguaje de la economía– a modo de otras tantas externalidades susceptibles de afectar a la relación que puedan tener las personas con los componentes gramaticales del modelo de engendramiento presentado en la primera parte –y hacerlo además sin introducir ninguna modificación radical en dichos componentes. Es decir, como ya se ve, esta investigación nos ha llevado a recorrer –sin que hubiéramos podido preverlo al inicio de la misma– distintos terrenos pertenecientes a diferentes ámbitos de las ciencias sociales –situándonos en regiones en las que en modo alguno podemos considerarnos expertos–. No obstante, eso es justamente lo que ha constituido a nuestros ojos uno de sus principales motivos de interés. La generación a la que pertenecemos es quizá la última que habrá de atreverse, o a la que dará en tolerársele con cierta indulgencia, este «amateurismo» que ha nutrido a tantas obras vinculadas con las ciencias sociales y que hoy son consideradas «clásicas» –obras que la profesionalización de nuestras disciplinas (calcada, acaso equivocadamente, de lo que imaginamos ha sido la evolución de las ciencias denominadas «duras») corre el riesgo de hacer desaparecer para siempre–. Ello no nos impide ser conscientes, a pesar de los consejos que nos han prodigado con toda generosidad varios colegas eminentes en las disciplinas que nos hemos atrevido a rozar aquí, del muy imperfecto carácter de la empresa que ahora acometemos –una empresa cuya realización impecable nos habría llevado, como suele decirse, «toda una vida».
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Cuestiones de vocabulario Resulta pertinente apuntar unas cuantas precisiones de carácter léxico: en la mayoría de las ocasiones hemos preferido utilizar el término «aborto» antes que la expresión «interrupción voluntaria del embarazo», un neologismo cuya aparición se remonta, en Francia, a la ley Veil de 1975 y que, a nuestro juicio, muestra en exceso sus improntas históricas y sociales para convenir al muy general fenómeno que deseamos estudiar7. Se nos planteó un problema del mismo tipo al proceder a calificar al ser que viene a encarnar8 como consecuencia de una relación sexual. La costumbre actual consiste en utilizar varios términos en función del estadio específico en que se encuentre el desarrollo del embarazo, como, por ejemplo, preembrión, embrión, feto no viable, feto viable, etc. Sin embargo, y dejando a un lado el hecho de que las fronteras entre los seres que se supone han de demarcar dichos términos distan mucho de quedar sólidamente establecidas con este método –por no mencionar que en muchas ocasiones son objeto de disputa–, hemos tenido la impresión de que la determinación de esta terminología formaba parte de nuestro mismo objeto, de manera que, habiéndonos propuesto describir su lógica, no podíamos contentarnos con retomarla sin más ni más. En consecuencia, hemos optado por una solución consistente en no utilizar más que la voz «feto» –haciéndolo además en su sentido convencional– para designar al ser en cuestión. Y, dado que deseábamos subrayar fundamentalmente las dimensiones simbólicas de los acontecimientos que acompañan el ingreso (o no) de nuevos seres en el mundo de los humanos, hemos excluido de nuestro vocabulario todos aquellos términos que tuviesen un origen o una connotación médica, biológica o demográfica –como los de «reproducción», «generación» e incluso «matriz» o «útero» (que hemos sustituido por el de carne, cuyo origen es fenomenológico)–. Además, para designar lo que sucede cuando una mujer se encuentra «grávida» –como se decía antiguamente–, hemos optado por el término de engendramiento, prefiriéndolo, por ejemplo, al de «alumbramiento», dado Al topar recientemente, en un libro escrito por un historiador de perfecta solvencia, con el giro «interrupción voluntaria del embarazo» en referencia a las situaciones de maternidad que se vivían en la Alta Edad Media, sentimos el mismo malestar que al encontrar un día, mientras trabajábamos en la formación de las clases sociales, un conjunto de escritos históricos que, convencidos de operar sin tacha, empleaban la nomenclatura de las categorías socioprofesionales constituidas entre los años 1945 y 1950 para describir la estructura social de mediados del siglo xviii. 8 El autor utiliza la expresión s’inscrire dans la chair, literalmente «inscribirse en la carne». Pese a su relación con la tradición judeocristiana, dicha fórmula es, si no desconocida, sí muy poco frecuente en castellano, razón por la que hemos preferido, en general, la más natural de «encarnar», que por otra parte tampoco se desentiende de la raíz teológica. [N. de los T.] 7
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que todos los seres que resultan engendrados no dan lugar al nacimiento de un niño o una niña –un hecho que se sitúa justamente en el eje mismo de nuestra investigación. Por último, recurriremos al término constructivismo para designar el método de modelización que se ha aplicado aquí, y al de construccionismo para referirnos a los enfoques asociados con «la construcción social de la realidad».
Colaboradores Habría sido imposible llevar a buen puerto esta investigación sin el concurso de un gran número de personas y sin un trabajo en equipo. Las encuestas y las observaciones efectuadas en entornos clínicos han corrido a cargo de Marie-Noël Godet, investigadora asociada del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS). Para poder recabar los datos relativos a un centenar de casos, Godet tuvo que acudir varias veces por semana, durante dieciocho meses, a uno de los principales servicios de ortogenia9 de la región parisina, así como al servicio de ginecología de un hospital situado en una población de tamaño medio de la región Norte-Paso de Calais, asistiendo, bien a la entrevista previa, bien a la consulta con el médico, de un conjunto de mujeres a las que el facultativo atendía de forma ambulatoria, unas veces solas y otras en pareja. Como es obvio, no se le permitía grabar con un magnetófono las conversaciones, pero a pesar de ello Godet logró retranscribir de memoria lo esencial de las afirmaciones que había tenido ocasión de escuchar ese mismo día, procedimiento que ha permitido la acumulación de un corpus de información extremadamente rico. MarieNoël Godet mantuvo asimismo un gran número de entrevistas con diversas personas que trabajaban en los mencionados servicios o en consultas privadas de ginecología. De este modo, no sólo consiguió asistir a unas seis reuniones internas destinadas a abordar algunos de los problemas a que se ven confrontados tanto los médicos como las enfermeras, sino que fue admitida en dos ocasiones en una sala de operaciones. Por otra parte, Marie-Noël Godet realizó un total de 15 entrevistas con personalidades –médicos en la mayoría de los casos– conocidas por
Services d’orthogénie en el original. En el sistema sanitario francés, los servicios de ortogenia presentan un carácter médico-social híbrido, pues se encargan tanto de practicar interrupciones voluntarias del embarazo, de proporcionar información sobre métodos anticonceptivos y planificación familiar, de realizar pruebas –de manera anónima y gratuita– de detección de enfermedades de transmisión sexual y del seguimiento del embarazo, o de atender consultas ginecológicas generales, como de concertar entrevistas con el psicólogo o con el trabajador social. [N. de los T.] 9
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haber desempeñado un papel relevante en un conjunto de movimientos cuya acción ha terminado permitiendo la legalización del aborto, acumulando de esta forma una documentación relacionada con distintos aspectos (jurídicos y médicos, fundamentalmente) vinculados con la evolución que ha venido experimentando la práctica del aborto en los últimos treinta años. Para finalizar, Marie-Noël Godet, cuya formación de psicóloga clínica y competente ejercicio del psicoanálisis han constituido una gran aportación, ha desempeñado un rol muy activo a lo largo de toda la investigación, sobre todo al recordar con encomiable constancia que, en el conjunto de los componentes que intervienen en el curso de la vida social, hay elementos a los que no es posible acceder valiéndonos de los conceptos y los métodos habituales de la sociología, o mejor aún, si se prefiere, al resaltar el carácter relativamente autónomo de la vida psíquica, sobre todo en sus dimensiones afectivas. Además del centenar de observaciones efectuadas en el hospital, se han realizado también 40 charlas en profundidad y cara a cara (de una duración de entre una y dos horas, grabadas en esta ocasión en cinta magnetofónica) con personas que han pasado por la experiencia del aborto. Se ha tratado siempre de entrevistas con mujeres, salvo en una única conversación, así que una de las cosas que lamentamos es no haber podido realizar, por falta de medios, una indagación paralela con informantes masculinos. De la materialización de algunas de esas conversaciones se responsabilizó Luc Boltanski, desdichadamente en desventaja, para esa empresa, por su pertenencia al sexo opuesto. Susana Bleil, doctoranda de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS) de París, y Valérie Pihet, ayudante de investigación del Centro de Sociología de la Innovación (CSI), fueron las encargadas de realizar la mayoría de esas entrevistas. Ambas supieron establecer una relación de confianza con las personas que participaron en el estudio. Pese a llevar cerca de treinta años legalizado en Francia, el aborto continúa siendo un acontecimiento existencial del que resulta difícil hablar. Para que las entrevistas pudieran desarrollarse en buenas condiciones, es decir, para que lograran aportarnos el conocimiento que nos faltaba sin constituir por ello una difícil prueba para las mujeres que aceptaban hablar con nosotros, optamos por una solución consistente en abordar primero a un conjunto de informantes previamente integrados en el círculo de las relaciones personales de las encuestadoras, para pedirles después que nos presentaran a otras amigas o conocidas (según un sistema de muestreo en «bola de nieve», por emplear la jerga al uso). El defecto de este sistema radica evidentemente en el hecho de que restringe la extensión del campo social en el que se efectúa la investigación. De esta forma, las personas que intervinieron en el estudio fueron sobre todo mujeres jóvenes y urbanas, dedicadas unas veces a estudiar y
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otras a ejercer una profesión en el sector servicios, y carentes de una confesión religiosa específica en la mayoría de los casos. De todas formas, al cotejar los datos derivados de las charlas en profundidad con los obtenidos en un entorno hospitalario, donde tanto el abanico de las clases sociales como el de los orígenes geográficos o religiosos era muchísimo más amplio, descubrimos que no surgían divergencias excesivamente importantes, lo que nos ha convencido de que las informaciones recogidas mediante esas conversaciones admiten ser sometidas a un proceso de generalización10. Marie-Noël Godet participó asimismo en el análisis de los datos recogidos en medios hospitalarios, mientras que Susana Bleil intervino en el examen crítico de las charlas. Además, Valérie Pihet ha desarrollado una investigación iconográfica en colaboración con Luc Boltanski, reuniendo un conjunto de imágenes de la vida fetal que le han permitido montar una instalación en el marco de la exposición Iconoclash presentada por Bruno Latour en el Centro de Arte y Medios de Comunicación de Karlsruhe (ZKM) en la primavera de 2002. Luc Boltanski ha asumido el compromiso de concretar la mayor parte de las tareas de documentación, lo que lo ha llevado a realizar una serie de recorridos –sin duda un tanto erráticos en ocasiones– por distintos ámbitos de las ciencias sociales. Uno de sus cometidos ha sido el de estimular el trabajo de equipo en el seno del Grupo de Sociología Política y Moral de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (EHESS-CNRS). Con todo, su principal labor se ha concretado en la estructuración del marco de análisis que ha permitido tanto integrar los datos recogidos como redactar la obra que se ofrece aquí al lector. Él es por tanto el único responsable del presente texto, así que los errores, que seguramente persisten en la obra, han de imputarse esencialmente a su persona.
Algunas de las personas con las que contactamos al margen del contexto hospitalario se negaron a conversar con nosotros sobre el aborto en una charla frente a frente. Podría concluirse de este hecho que nuestro estudio adolece de un sesgo importante, puesto que las mujeres que aceptaron hablarnos sentían una mayor preocupación por su experiencia abortiva que las que rehusaron hacerlo. No obstante, las investigaciones que se han llevado a cabo en Estados Unidos sobre el modo en que el aborto queda grabado en la memoria de quienes vivieron esa experiencia tienden a mostrar, por el contrario, que la huella del aborto persiste de modo más tenaz en las personas que evitan hablar de ello que en las que se muestran menos reticentes a comunicar esa vivencia. Véase el trabajo de Larry Cohen y Susan Roth titulado «Coping with Abortion», Journal of Human Stress 34 (1984), pp. 140-144, citado en Carol J. C. Maxwell, Pro-Life Activists in America. Meaning, Motivation and Direct Action, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, pp. 164-165. 10
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Agradecimientos En el transcurso de la preparación y la redacción de la presente obra he contado con el apoyo y la colaboración de un gran número de personas. Los debates que he mantenido de forma casi cotidiana con Élisabeth Claverie han desempeñado un papel muy importante en la determinación de la idea general. Este libro también es un poco suyo. Al aplicar las competencias profesionales que posee en el campo de la lingüística formal al inverosímil objeto que yo tuve la ocurrencia de proponerle, Jean-Élie Boltanski me ayudó notablemente a establecer la gramática del engendramiento que figura en el capítulo II. También he aprendido mucho de los intercambios de parecer que he mantenido con Christian Boltanski y Hans Ulrich Obrist en relación con las diferentes vías por las que puede llegar a plantearse la cuestión de la singularidad, y la de su negación, ya sea desde los ámbitos de la sociología y la antropología, ya desde los postulados de las artes plásticas y la poesía. Las páginas que siguen deben más de lo que acierto a expresar a los comentarios que me hizo Cyril Lemieux tras leer varios de los borradores previos que tuvo a bien examinar en el transcurso de nuestra investigación, y también a los prolongados debates que he tenido ocasión de mantener con él a lo largo de este trabajo –sin olvidar los esclarecedores coloquios que me han vinculado tanto a Frédéric Keck (a quien debo la oportunidad de retomar algunas de las obras de Claude Lévi-Strauss, ya que mi anterior interpretación de las mismas había sido fundamentalmente errónea) como a Sébastien Laoureux, quien me ha permitido compartir con él los conocimientos que tiene en materia de fenomenología–. Me ha sido igualmente dado disfrutar, en un buen número de puntos, de los consejos que me han prodigado todos aquellos amigos y colegas –sobre todo en el caso de los que me acompañan en la EHESS– a los que me atreví a acosar a preguntas a fin de obtener de ellos tantas precisiones y referencias como me fuese posible lograr. Los enumero a continuación sin ninguna pretensión de orden: Catherine Alès, Jérôme Alexandre, André Burguière, Philippe Descola, Marie-Angèle Hermitte, Claude Imbert, Paul Jobin, Rose-Marie Lagrave, Hervé Le Bras, Nicolas Offenstadt, Joan Stavo-Debauge, Anne Christine Taylor e Isabelle Thireau. También han sido muy formativas algunas de las intervenciones que se fueron sucediendo en el marco del seminario que imparto en dicha Escuela, y por ello quiero destacar aquí los de Roser Cussó, Caroline Ibos, Catherine Rémy, Bénédicte Rousseau, Anne Paillet e Isabelle Baszanger. Otra fuente de conocimientos ha sido la del seminario sobre lo secreto al que asistí y cuya solvencia vino garantizada por sus promotores: Cyril Lemieux, Dominique Linhardt y Emmanuel Didier –seminario al que debo añadir varios más: los que expuso Paul Rabinow tanto en la mencionada EHESS como en la Escuela Normal Superior (ENS).
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Las páginas que el lector va a poder consultar también deben mucho a todos aquellos que se ofrecieron a repasar el manuscrito en su versión «en bruto» –como Damien de Blic, Sabine Chalvon, Ève Chiapello, Caroline Ibos y Bruno Latour– y a sus críticas o comentarios. Se han presentado varios borradores del presente texto en distintos coloquios o seminarios. Deseo manifestar aquí la particular gratitud que me une a Mario Perniola, quien me invitó a hablar de mi investigación en una mesa redonda sobre el tema «Natura, Coltura, Cultura» que él mismo organizó en febrero de 2002 en la Universidad de Roma II (Tor Vergata) –el artículo en el que se recoge mi intervención se publicó después en la revista Agalma–; a Bruno Latour, quien me animó a leer una ponencia en la Escuela de Minas de París y que me reservó un hueco en la exposición Iconoclash que se celebró bajo su batuta en el Centro de Arte y Medios de Comunicación de Karlsruhe en mayo de 2002; a Claude Imbert, quien me permitió presentar mi trabajo en una conferencia en la que se dieron cita antropólogos, historiadores, sociólogos y filósofos y que ella misma se encargó de preparar en junio de 2003 en el marco de la Universidad de Cambridge (Trinity College), y a Philippe Descola, quien me dio la ocasión de exponer mis deducciones frente a un conjunto de antropólogos al proponerme presentar mi labor en enero de 2004 con motivo del Seminario de Antropología General que él mismo dirige en el Colegio de Francia. El presente empeño ha contado igualmente con el constante respaldo del Grupo de Sociología Política y Moral (EHESS-CNRS), así como con el apoyo de Jacques Revel, presidente de la EHESS. La empresa no habría podido llegar a buen término sin los amistosos desvelos de Éric Vigne, cuyo papel en la renovación de las ciencias sociales supera con mucho el que cabe esperar habitualmente de un editor. Por último, quiero dar también las gracias a todos los hombres y mujeres que han hecho posible nuestro trabajo de investigación, bien sea por habernos acogido en los servicios de ortogenia, bien por haber aceptado conversar con nosotros. El libro que se inicia a continuación no habría podido realizarse sin su generosidad.
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Índice
Introducción..................................................................................................... 7 I. Las dimensiones antropológicas del aborto................................ 23 El enfoque comparatista de Georges Devereux, 23 – Una práctica cuya posibilidad se conoce en todas partes, 27 – Objeto de una reprobación general, 28 – La tolerancia respecto del aborto, 30 – La pobreza de las representaciones, 35 – Algunas interrogantes que el aborto plantea a la sociología, 41 – Abrir los ojos o cerrarlos, 42 – Las ciencias sociales y la cuestión del engendramiento, 45 – El establecimiento de las identidades singulares, 49 – La confección social de las singularidades, 50 – Singularidad y parentesco, 55 – Términos clasificatorios y nombres propios, 61 – Incremento de la generalidad e incremento de la singularidad, 64
II. Las dos salvedades del engendramiento...................................... 69 Hacer seres humanos: pliego de condiciones, 69 – La constitución de la diferencia, 70 – Cuando la carne y la palabra aparecen separadas: humanos por la carne pero no por la palabra, 73 – Cuando la carne y la palabra aparecen separadas: humanos por la palabra pero no por la carne, 79 – Hacia una primera salvedad en relación con el engendramiento, 81 – Humanidad tangible y humanidad singularizada (por la palabra), 82 – La confirmación por la palabra del niño llamado a nacer: su adopción por la madre, 85 – ¿Cómo se verifica la confirmación que otorga la madre?, 88 – Donde se habla de que los (a) son reemplazables y los (b) se hallan sin-
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gularizados, 88 – Cómo comprender la adopción por parte de la madre: la posibilidad del aborto, 91 – Hacia la definición de una segunda salvedad en relación con el engendramiento, 93 – De que (C2) verifica una asimilación entre los seres que (C1) distingue, 94 – La contradicción entre (C1) y (C2) y la cuestión de la reversibilidad, 96 – La diferencia entre (C1) y (C2): dos puntos de vista sobre el significado de la palabra «reemplazable», 99
III. Acomodos............................................................................................ 103 Acomodos que disminuyen la tensión entre las dos salvedades, 103 – El poder de la madre está subordinado a una autoridad exterior, 105 – La cuestión de los otros, 109 – Lo oficial y lo oficioso, 109 – Un acomodo espiritual con el Creador, 113 – Un acomodo doméstico con el parentesco, 123 – Un acomodo socialmente útil con el Estado industrial, 135 – El aborto visto desde el prisma del Estado, 143 – Lo oficial y lo oficioso en el caso del acomodo con el Estado, 148
IV. El proyecto parental........................................................................ 155 ¿Un nuevo tipo de acomodo?, 155 – El niño como proyecto, 157 – La ciudadela como proyecto, 165 – Las relaciones personales en un mundo conexionista, 168 – El proyecto parental en el marco de la ciudadela como proyecto, 173 – Los aspectos oficiosos del engendramiento como proyecto, 174 – De los «fracasos de la anticoncepción» a las deficiencias del engendramiento, 178 – El embarazo accidental en ausencia de todo proyecto, 186 – El aborto como instrumento de un proyecto diferido, 192 – El proyecto como realidad abocada al fracaso, 194
V. La construcción de las categorías fetales.................................. 211 La manipulación ontológica del feto, 211 – Los dos fetos vistos a través de la ecografía, 217 – «Bebé», «feto», «embrión», «preembrión», «gametos», etcétera, 220 – La recalificación crítica del feto en los demás tipos de acomodo, 221 – De cómo vienen a ponerse en peligro los esfuerzos categorizadores, 229 – El riesgo que conllevan los casos inclasificables o controvertidos, 230 – Una nueva categoría fetal: el tecnofeto, 237 – La cuestión de la representación y de lo visible, 249 – El ingreso del feto en el mundo social a través de la deconstrucción, 256 – El construccionismo como tecnología social, 259 – Construccionismo y ontología, 262
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VI. La justificación del aborto............................................................. 269 Despenalización, legalización y legitimación, 269 – Las protestas surgidas en favor de la legalización del aborto, 272 – El aborto y el Estado, 279 – La ley de despenalización del aborto, 283 – La legitimación del aborto, 296 – El dilema del todo o nada, 303 – La contraposición entre el «ser humano» y la «persona», 304 – El valor del feto en un todo ecológico, 309 – El feto como intruso: ¿puede considerarse que la hospitalidad sea una obligación moral?, 314 – El reconocimiento como condición del derecho a la vida, 316 – La crítica deconstructivista, 319 – La empresa de legitimación y sus críticas, 322
VII. La experiencia del aborto................................................................ 329 La salida del marco liberal, 329 – De las categorías morales al lenguaje del conocimiento personal, 331 – Una tópica con la que transmitir la vivencia que se tiene de una misma en el engendramiento y el aborto, 336 – La experiencia del embarazo como vivencia a medio camino entre la plenitud y la inquietud, 347 – La «ambivalencia» como conflicto de voluntades, 354 – La huella de otro en una misma, 357 – De la voluntad de la carne a la implicación en un proyecto, 361 – La «carne de mi carne», 364 – Dar cuenta del aborto: justificaciones, motivos y excusas, 373 – Dar sentido a lo que ha pasado, 377 – De un enfoque gramatical a la interpretación de una experiencia, 385
Conclusión. Olvidar el aborto.......................................................................... 389 Bibliografía....................................................................................................... 417
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Construyendo utopías reales Erik Olin Wright
Epistemologías del Sur (Perspectivas) Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses (eds.)
Atlántico negro
Modernidad y doble conciencia
Paul Gilroy
Guía de El Capital de Marx Libro primero
David Harvey
Norman G. Finkelstein
Antología Antonio Gramsci
La invención de la Tierra de Israel Shlomo Sand
De qué hablamos cuando hablamos de marxismo Juan Carlos Rodríguez
Viviendo en el final de los tiempos Slavoj Žižek
El enigma del capital y las crisis del capitalismo David Harvey
El Nuevo Viejo Mundo Perry Anderson
Akal Cuestiones de antagonismo Últimos títulos publicados
Historia mundial del pueblo
Desde la Edad de Piedra hasta el nuevo milenio
chris harman
Los orígenes de la posmodernidad perry anderson
Contragolpe absoluto
Para una refundación del materialismo dialéctico
Slavoj Žižek
La condición fetal
Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío
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Luc Boltanski
La industria del Holocausto
Además de ser una práctica de alcance universal, el aborto es legal en la mayoría de los países occidentales. Este hecho, que lo ha introducido en el ámbito público, no evita sin embargo que permanezca confinado en el espacio que se reserva a lo oficioso, y ello como consecuencia de un pacto tácito, de mala fe social. Apoyándose en el análisis de casos recabados en medios clínicos y en entrevistas en profundidad con mujeres que han pasado por la experiencia del aborto, además de en datos tomados de la historia y la antropología, Luc Boltanski explica ese rechazo. El aborto ha de quedar en la sombra porque revela una contradicción presente en el núcleo mismo del contrato social: la que opone el principio de la singularidad de los seres al postulado de su naturaleza reemplazable, sin el cual ninguna sociedad conseguiría renovarse demográficamente. Luc Boltanski se ve entonces abocado a plantear la cuestión del engendramiento y a analizar las restricciones, esencialmente simbólicas, que presiden la entrada de los seres humanos en la sociedad –restricciones antinómicas que tienden a quedar difuminadas por efecto de diferentes tipos de convenciones sociales–. No es el feto –lo corporal meramente– lo que inaugura la vida humana, sino la adopción simbólica de este. Ahora bien, dicha adopción conlleva la posibilidad de discriminar entre un conjunto de embriones por lo demás indistinguibles. En el plano social, y a veces en el individual, el carácter arbitrario de esa discriminación se hace difícil de soportar. Según muestra Luc Boltanski, la contradicción se vuelve llevadera mediante una especie de gramática categorial: al feto-proyecto –a quien los padres, gracias a la palabra, adoptan y acogen como a un ser nuevo al proporcionarle un nombre– se opone el feto-tumoral, es decir, el embrión accidental no llamado a constituirse en objeto de un proyecto vital. Gramática, vivencia relatada y perspectiva histórica confluyen en esta obra para convertir la práctica del aborto, admitida desde hace décadas como acción políticamente legal, en una experiencia destinada a resultar, de ahora en adelante, socialmente audible.
Sobre la reproducción Louis Althusser
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Guía de El Capital de Marx Libro segundo
David Harvey
La construcción del capitalismo global La economía política del imperio estadounidense
Leo Panitch y Sam Gindin
Menos que nada
Hegel y la sombra del materialismo dialéctico
Slavoj Žižek
¿Qué significa pensar desde América Latina?
Hacia una racionalidad transmoderna y postoccidental
El acoso de las fantasías Slavoj Žižek
La invención del pueblo judío Shlomo Sand
Commonwealth
El proyecto de una revolución del común
Michael Hardt y Antonio Negri
Juan José Bautista Luc Boltanski es directeur d’études de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Discípulo destacado de Pierre Bourdieu, es uno de los principales sociólogos de nuestros días. Es autor de una vasta obra, entre la que cabe destacar El nuevo espíritu del capitalismo (con Ève Chiapello, 22014) y De la crítica. Compendio de sociología de la emancipación (2014), ambas publicadas en esta misma colección.
La ideología alemana Karl Marx y Friedrich Engels
El largo siglo
En defensa de causas perdidas Slavoj Žižek
(2.a edición)
Giovanni Arrighi
Las variaciones de Hegel
Sobre la Fenomenología del espíritu
Fredric Jameson
Mercaderes y revolución Robert Brenner
xx
De la crítica
ISBN 978-84-460-4356-0
Compendio de sociología de la emancipación
Luc Boltanski
9 788446 043560
www.akal.com Este libro ha sido impreso en papel ecológico, cuya materia prima proviene de una gestión forestal sostenible.
Akal Cuestiones de antagonismo