Fauna de cal - Cristina Gálvez Martos.

Page 1

©ediciones azalea c olección zoom 2022 Fauna de cal © c ristina Gálvez m artos

Primer lu G ar en el concurso de P oesía s aúl i bar G oyen (2019) de l a casa de los e scritores del u ru G uay. c olla G e de P ortada: atardecer de sequía amarillo edición / ilustración: luis i G nacio cárdenas d e P ósito l e G al: zu 2022000341 caracas / v enezuela editorialazalea@ G mail.com cualquier Parte de este libro Puede ser reProducida con Permiso del autor y del editor, siemPre citando la Fuente y autorías.

Fauna de cal Cristina

Gálvez Martos

Primer lugar en el concurso de poesía Saúl Ibargoyen (2019) de la Casa de los Escritores del Uruguay.

Fauna de cal Cristina

Gálvez Martos

Primer lugar en el concurso de poesía Saúl Ibargoyen (2019) de la Casa de los Escritores del Uruguay.

A mi madre, Carmina, todo, siempre.

Estas presencias animales aparecen cada noche en nuestros sueños urbanos. Como invitaciones de la imagen, pueden llevarnos fuera de nuestro confinamiento humano (…) Nosotros, en nuestra receptividad a las presencias animales que vienen a nuestros sueños, somos chamanes menores, chamanes de menor magnitud.

En cuanto á la forma, le dio la más conveniente y apropiada á su naturaleza; porque la forma más conveniente á un animal, que debia encerrar en sí todos los animales, sólo podia ser la que abrazase todas las formas. Así, pues, dio al mundo la forma de esfera, y puso por todas partes los extremos á igual distancia del centro, prefiriendo así la más perfecta de las figuras y la más semejante á ella misma.

Platón, Timeo.

Fauna nocturna

Golondrina

Escapaste de una caja de dulces, con alas sombrías y corazón de guinda: relleno de almíbar púrpura, composición geométrica de lo lóbrego y lo puro. Surcaste rauda como una estrella e invocaste la lluvia. Avecilla de la tormenta, se acerca la nube bestia tras de ti, con la boca abierta. En mí tienes guarida. Interna tu vuelo en la oscuridad de mi pecho.

Tarsero fantasma

En cada globo ocular lleva una noche dorada, donde ocurre una danza o se conjuga una frutal nebulosa. Qué universo arbolado hay en esas esferas, qué música estrellada de bolas tintineantes, o sonido de cabellos de aparecida al viento. Si la luna es de cobre, es por sus ojos ciegos. Los dedos galácticos se sujetan al tronco, su silencio de menta es borboteo lento de río profundo, la dimensión en que habitan los seres que no existen, los espectros de largo rabo blanco.

15

Oso

No, I am none of these meaningful things, not yet. Mary Oliver. Simétrico y redondo, la estrella constela la leche de tu carne. Giras, reluces como el diamante y en tu boca se hace oscuro. Si uno tu garra con mi mano, me hundo en la palabra noche nunca más he de temer el rastro rojo, las arteria del tambor; tengo la fuerza de tu piel. Desde el firmamento, abre las hojas del camino que aún no es mío, sopla tu magia en la mitad de mi frente.

16

Babosa

Alguien quiso echar sal sobre tu cuerpo para que te hicieras líquido en el pavimento. Alguien posó su bota sobre tu cuerpo blando, te lanzó a las aguas sucias de la ciudad, tiró de la cadena y bajaste, girando. Solo buscabas una casa Solo eras lenta y apacible, silenciosa como ninguna criatura.

17

Bestia

Hablaré ahora sobre un animal más oscuro. Un animal que es presencia, brutal y noble. Una mole de mirada humana, que se pierde entre los árboles de mi sueño. Un animal de pesadilla, que algunas noches me rescata y otras me estrangula. Un ser salvaje, más allá del bien y el mal, sombra que se cierne sobre las casas de un pueblo. Lo he tenido muy cerca, hasta hacerlo casi un familiar. Pero lo eché de mi casa y desde entonces me busca. Chilla como una criatura abandonada.

Algunas noches son ciegas. Otras, ríe y danza bajo el firmamento, con la música de las estrellas. Es un animal horrible y hermoso, hay que tenerle cuidado.

18

Ratón

Un ratón ciego entró a mi casa. Estaba despeinado y sucio, era un ratón pobre de las alcantarillas. Por las noches chillaba y ponía música a ese pequeño lugar donde vivíamos, una casa mágica y tétrica. El ratón salía de su escondite y volvía con algo en la boca. Cuando mis gatas lo alcanzaban, jugaban con él; le daban con la pata como si fuese una pelota. Pero él era rápido, a pesar de la ceguera. El ratón chillaba todas las noches. Hubo una en que chilló más: la noche de la tortura. Los ojos asesinos lo asestaron en la oscuridad, y Ling –la gata peluda, blanca y gris- se divirtió durante varias horas. A la mañana siguiente estaba intacto, parecía dormido.

19

Polillas

Veremos cómo está hecho el cuerpo delicado de la polilla. Un gusano suave y liviano. Adentro del cilindro mullido, una serie de compartimientos, habitaciones mínimas que contienen las funciones de la digestión, la reproducción, y algún tipo de pensamiento. Está toda recubierta de una pelusa de durazno plateado. Tres pares de patas, antenas que son perfectas plumillas: con ellas consagra e invoca a ciertos espíritus, en una dimensión de susurros. La polilla es del polvo, se cría en los desfiladeros del recuerdo, devora palabras desechas y perdidas. Con eso engorda y se convierte en un ser que espanta. La polilla trae mensajes de otro mundo, carcome las compuertas del futuro y del pasado. También se alimenta de cereales y de harinas. Preferimos ese tipo de polillas, blancas y con las alas muy juntas, que en su vida de alacena no irrumpen en nuestra paz.

20

Culebra

Largo retazo de tela negra, río entre las raíces del árbol. Es la canción del jardín frutal. Mi abuela soñaba que se le enredaban en el cuerpo y hacían vibrar su lengua, delgada y bífida. Era la canción del alma inmortal de mi abuela y sale también de mi boca: Somos una sola, larga culebra, una sola larga generación. No pueden separarnos: mi corazón es tu espejo. Madre y yo nos miramos en el mismo escalón del tiempo nadie ha caído del paraíso.

21

Ánica

Mi gata negra tiene la piel como el traje de terciopelo de un vampiro. Ella misma parece uno de ellos, con colmillos afilados y mirada de faros amarillos. La pupila contraída se hace una línea delgada, para luego convertirse en bola negra, en pozo de agua oscura. Pequeña y menuda, sus largos bigotes son antenas de insecto. Ante ciertos ruidos, mueve las orejas como las alas de una mariposa. Nadie sabe por dónde camina, sube a lugares prohibidos con sus patas silenciosas. Por la mañana, antes de que despertemos, lame todos los vasos de la mesada o va a parar, quién sabe cómo, a lo alto del clóset.

Si la levantas, parece que tomaras en brazos un pedazo de nube. Un pedazo de nube muy negra y tibia, que ronronea.

22

Panterita negra

Panterita negra, espíritu de la montaña, aliento de orquídeas. Bajo tu piel hay un jardín de cayenas. Te subes a las ramas altas de mi sueño. Allí, las esmeraldas de tus ojos son mis aretes y las estrellas diamantes que me coronan. Ánicca Casiopea es tu nombre. Ánicca es lo impermanente, el principio de constante mutación, una de las tres condiciones de la existencia. Casiopea es el lugar hacia donde navegan los muertos, una isla adornada de cirios, tan lejos que ya no pueden enviarnos cartas. Tienes también un apodo doméstico, no sabemos cuál de tus nombres es la palabra secreta. Me guardo una sílaba bajo la lengua para invocarte. Inocente y negra como un ritual, perfumas la bóveda de mi mente y me espantas los pensamientos. Me haces reina del país de mis sombras.

23
26

Fauna solar

27

Pájaro

No sé qué clase de pájaro era, ese que vino a verme ayer por la mañana. No era de los asiduos al balcón, cuya pancita niega toda austeridad de alegrías y de bichos. No era de los azulejos que mueren de rabia o de celos y se desploman desde lo alto. Tampoco era el pájaro padre, que se posa en la rama del árbol a dar sermón. Él apareció en el revés de la casa, en el último cuarto, ese que llaman el cuarto del loco y que resulta ser el mío. Con plumaje de cenizas, vestía de pájaro mendigo, como el que va de incógnito. Apoyó sus patas gruesas, agachó la cabeza para mirarme unos segundos. Luego se fue, dejándome un graznido. Ese pájaro era alguien que conozco.

28

Lugar de los pájaros

Me llama el corazón del pájaro. Las historias del viento son delgadas como un cabello, tan largo que traspasa el cielo, ahí donde no puede ya ser más azul. Me conformo con ser cuervo, si la pureza es negra en su túnica mojada, en el mínimo universo de su ojo. ¿Puede acaso una mujer convertirse en pájaros, deshacerse en bandada sonora?

¿Qué pasa si sus ropas eran sueltas como el fuego, será entonces colibríes la mujer, será puro grito? Vendrá la lluvia levantando ventanas muy alto, regando la sequía de la lengua, que entonces hablará de árboles. Voy al lugar donde laten, donde fulgen y ensombrecen, donde mana el habla de los pájaros.

29

La araña

La araña, en el rincón secreto, en su atalaya de cal de la pared de mi casa.

La araña sigilosa conoce nuestra ausencia: los rayos de sol que penetran por la ventana sobre la cama lisa y vacía, los ruidos de agua y trastes de la vecina, el sueño apacible de nuestros gatos.

La araña con patitas de hilo, bailarina curiosa, frágil como los pensamientos del día, espíritu doméstico que todo lo escucha.

30

Gato

El gato no es genérico. Cada gato es sí mismo, con su particularmente adorable pata, sus propios juegos de misterio y escondite, su justa proporción de gracia y de torpeza.

Los gatos suelen estar entre los discos y los libros, en apartamentos con bibliotecas, en las cocinas cálidas o en los rincones, entre fantasmas. Aman las faldas, el pescado, las aceitunas, la leche y las voces musicales. Las cosas pequeñas que se mueven. Pero cada uno ama su propia cosa única. El cheesecake de cereza o el olor a cigarrillo, por ejemplo. Es falso que aquellos gatos que sienten debilidad por los tejados sean infieles: sus hospedadores afirman que casi siempre vuelven, a menudo con algo muerto en la boca.

A veces, es cierto, los gatos no vuelven más. Es su manera de recordarnos que no hay fijeza en el cauce de los días; que somos un terreno apto para la muerte y para engendrar nuevas semillas. Entonces todo sigue girando, invitándonos a uno u otro ritmo. Es una de las enseñanzas del gato. Pero cada gato enseña una cosa distinta.

31

Panal de abejas

Deep in the forest you shuffle up some tree, you rip the bark, you float into and swallow the dripping combs, bits of the tree, crushed bees – – – a taste composed of everything lost, in which everything lost is found. Mary Oliver.

Mosaico de hilanderas del sol. Ondulaciones y círculos trazados en el vuelo. Danza del vientre en la obscuridad de la colmena. Geometría hembra del panal, celda tras celda tras celda, luminosos úteros hexagonales. Habitáculo. Espacio-abeja para la trasmutación del néctar / Oro viscoso descripto en antiguos manuales / Alimento de la inteligencia. Suena el tañido metálico; las obreras sosiegan las alas, se instala una claridad ámbar. La reina es fecundada entre resinas.

32

Cabras

Parecía que los árboles daban cabras. Porque todas se subían a las ramas y balaban. Eran árboles musicales de cabras, como los hay de pájaros, de gallinas, de murciélagos. Estos eran árboles de cabras. Algunas tan blancas como un pueblo nevado. De pupilas rectangulares, cabras que caían tiesas del susto, que reían con las niñas locas y saltaban de alegría. Desafiaban la gravedad, ascendiendo por pendientes verticales. Chagall las pintó volando, sobre fondos azules de sueño. Cabras desobedientes, magas de su danza. Les decían tercas, locas, les decían malas.

33

Pereza

El yeti emerge, entre ramas altísimas, en la soledad del bosque. Apenas sentimos los crujidos: delatan a la gran sombra que se pasea por las copas. No se conocen sus hábitos. Cuando desaparece, nadie sabe a dónde va. Tiene el pelaje entrecano. Fundó mitologías, presenció cambios de eras en las cortezas. Sabe leer los millares de libros, escritos en lenguaje de aros concéntricos, patrones vegetales, cantos ínfimos. Él sabe leer el bosque, proyectar la ciencia del silencio.

34

Grillo

Maestro

La arquitectura minuciosa de tu cuerpo es una construcción similar a la del pensamiento. Repites el patrón de la vida en tu mantra. Maestra Guía de la cueva En perfecta postura, me esperas en la entrada con vestido diminuto y expresión de abuela, serena como el pan con tu amplia pollera de mujer del páramo, de las que extraen los tubérculos y bordan formas de animales y fuerzas del Cosmos. Canto de mis guías, lo repetido toma consistencia. Con pensamiento hemos creado el mundo.

35
38

Fauna del crepúsculo

39

Vaca

Ojos de enormes canicas tristonas. Piel y mugido musgosos, lengua y dientes que degluten el pasto. Manchas tan oscuras como los ojos: lustrosas, evocan un lago negro, son aquello oculto de la vaca. Bondad o mansedumbre para dar la leche dulce, llevar al pecho la campana tintineante de animal lunar. Recuerdo de la vaca en el mantel de encaje blanco donde se posa el vaso colmado.

40

Malaika

Mi gata blanca y suave es una mota de silencio. Bien podría caminar por un hilo o sobre el aire. Le gusta acurrucarse en la maceta del balcón y en el clóset de las sábanas; mirar a las palomas inalcanzables, escuchar el rumor frío de los sueños. Mi gata blanca y suave es una mota de silencio. Bien podría estar hecha de historias o de aire. Urde en sus ojos las galaxias de Aracne, sus ojos amarillos son piedras de miel. Pero es blanca, blanca, surca los pensamientos de hilos invisibles, atraviesa la casa de silencio.

41

Gallinas

A las seis de la tarde todas duermen muy juntas, el gallinero tiene una paz azul y enhebran estrellas en sus cocorocós oníricos. Parecen estar observando. La enredadera de la vigilia abre sus hojas de madrugada y ellas mecen los posteriores para avisarse que se acerca el día. Luego, a pleno sol, picotean grumos de oro con su andar de patas flacas, o se despluman en carreras histéricas. Las gallinas cluecas empollan sus huevos en la tibieza del nido, para que la sopa humee y el pan sea noble. Dios Padre y su ternura se condensan en los corrales. Permanece la bendición parda de los campos. Pasan y llenan el monte de pintas, todo lo salpican de primavera.

42

Tigre blanco

En casa tengo un tigre blanco. Es sigiloso y salvaje, como cualquier felino. Asesina ratones, mariposas, cucarachas, moscas, con mucha habilidad. Se llama Ling, que denota gran inteligencia. Tiene otros pasatiempos: persigue metras, abre mi closet y vuelca la ropa en el suelo, cierta música lo lleva al trance. Se ubica en alturas estratégicas y observa, por horas, lo que le rodea, por eso conoce mucho del mundo. Ama el agua y sus sonidos, porque todo tigre tiene algo de pez. Es un tigre de agua, cristalino. Su luz blanca purifica la casa.

43

Peces de pecera

Entre dormidos y despiertos, reposan geométricos escalares, dorados de brillantes redondeces, se hunden hasta el hondo cementerio de las piedras, danzan una colectiva soledad. Sueñan el cielo, la tierra por caminar. Sueñan el sol imposible y lo desean. Cofres lujosos, orgánicas preguntas escapan de sus bocas.

Cada pez es un mundo, un universo leve de ojos abiertos, incluso cuando duerme que apenas nos percibe, de tan lejos.

44

Memoria de los peces

Estos peces besaban el agua, ignoraban su propia nostalgia. Olvidaban, se vaciaban una y otra vez hacia lo blanco: por primera vez resonaban las burbujas, por primera vez los dedos golpeteaban la pecera. Peces con rostro de mujer y pose de retrato. Morían gravitando, sin poder recordar la boda, el cumpleaños, o el último sueño. Peces con colas de alta costura; peces-golosina, seniles y fugaces; no pudieron llevarse ni un arrepentimiento, ni una sola primavera, hacia el último olvido.

Peces de la selva

Los peces voraces deben dejar la selva, huir de la violenta Amazonía, dejar sus gritos ahogados en ríos de sangre, su tierra de cantos de avispas. Ya se marchan en fila india, mostrando los dientes afilados, las comisuras bajas, y el destierro atravesado como el espinazo. No hay vuelta y lo saben. Acaso dejarán sueños devoradores, una capa de resentimiento flotando en las aguas, un tambor que algún día recuerde sus nombres. Cuando la maleza haya cedido y la vegetación abra sus ramas; cuando la tierra excavada se avergüence; cuando las tarántulas sufran de pánico en las noches; cuando los infiltrados revelen los secretos; cuando una flauta escupa el ave maría; puede que se esconda entonces, todavía, el murmullo de los peces en el fondo, una última voz de guerra.

46

Guacharaca

La guacharaca canta al amanecer, un instrumento que retumba. Abrir los ojos y estar en casa es muy distinto a despertar lejos, a kilómetros de mí misma, incluso en un cuerpo extraño y unos pensamientos ajenos. El canto de la guacharaca es como abrir la llave del agua.

La hembra devora orquídeas en la falda de la montaña. El sol se refleja en su torso rojizo, azulado. Me recuerda palabras perdidas. No es lo mismo estar en casa y encajar, exacta. Saber que se está bien en los pájaros que vienen a la ventana, en el sabor del casabe y de la pulpa, en la luz del Caribe, entre blanca y dorada. El canto de la guacharaca se cuela por todas las ventanas.

La cocina está llena de luz, las copas de los árboles llegan casi a nuestro balcón y me sostienen. Mi planta de yerbabuena ha crecido, sobre la nevera hay un frondoso ramo de perejil, en un florero. Sobre la mesada, varias cabezas de ajo. Huele a café y mi madre está despierta.

47
50

Fauna-flora

51

Oruga

Caminar de fuelle, pequeña maquinaria rústica. Múltiples zapatos, rojos con pintas negras. Tubular de colores venenosos, temo acercarme demasiado y quemar uno de mis dedos. Corazón de acordeón, ronquido de juguete arcaico, hoy tocamos por la de ojos asombrados, saboreando el dulzor ocre de la tierra. Hoy tocamos una melodía por la que se hizo celeste y levitando se fue.

Mantis

A Caneo.

Lo que maravilla de la mantis es su figura femenina y vegetal. Su anatomía: las pinzas con que sujeta y deglute. La fricción musical de sus élitros. La frialdad del gesto analítico y la red azul de los ojos. Y el purísimo espíritu de clorofila pálida, que abriga más allá, en el ala, una suavidad de mariposa. Interior de virgen madre, criatura-cristal que observa, con ciencia y precisión, el mundo circundante.

Monarcas

La monarca pertenece a un reino más elevado. Cayó derecha de un rayo de luz. Un ángel oscilante, naranja y negro. El huevo transparente da a luz una larva. Tendrá que mudar sucesivas pieles, hasta ser oruga suave, gomosa y colorida. Luego, tejerá una bolsa de seda, para dejarse caer y permanecer en la nada, durante diez días. La mariposa no resucita al salir de la crisálida, porque lo que emerge es un ser completamente diferente. Se trata de un proceso alquímico: la oruga muere pero permanece viva, se le añade otro pedazo de alma. Son en total cuatro estadios, cuatro procesos con sus transformaciones intermedias: Huevo, Larva-oruga, Crisálida, Mariposa. Cuatro estaciones, cuatro elementos, cuatro vientos y cuatro fases lunares. El cosmos se mantiene en pie, apoyado en cuatro puntos. Para los budistas y los shaolines, el naranja es el color de la transformación. El Tetrad simboliza a Dios. Millones de retazos de luz descienden a los templos.

Caballito de mar

Un dragón que lleva un hada sobre el lomo. Van hacia el reino en procesiones, entre ricas telas, sedas de colores. Una pieza de orfebre, una joya-bicho que se mueve, a través de un mecanismo de caja de música.

El ser más delicado. Flor que convulsiona, redondez que acaba por hacer erupción y dar a luz incontables, minúsculos caballitos.

Caballito, palabra de un sueño. Ser de mis sueños. Ente apacible de mi inocencia.

Orquídea

El gruñido de animal y su pelaje custodian la perla del centro.

El eco del río se desliza por las rocas, como el cuerpo de una serpiente.

Tiritas, acuífera, Loto-miel de las panteras, Sándalo tigre.

El altar de Yara tiene la gracia de tu seno blanco, que da gota de miel y de leche.

Abre el vientre de esporas: Dame tres ápices de éxtasis, para ser también diosa.

56

Pez de plata

Ralladura de luna. Espejos minúsculos. Polvo de alas de un pez de plata. Escamas de la cabellera de un hada anciana. Briznas prismáticas de flores metálicas. Burusillas del reluciente invierno.

57

Algas

Finísima película que hace flotar las cosas en la superficie del agua. Secreción de las flores. Allá abajo el vientre de animales curiosos, espejismos que resbalan entre lodo, luz y sombra. Opacidad que inunda. Quizá me lave junto a otros guijarros (frotándonos todos, canción de criaturas lisas y oscuras) y quedemos frescos, retozando cerca de tu entrada. Quizá me quede hundida en la transparencia. O suave, sostenida sobre tu velo. Y allá abajo un vientre donde cerrar la boca para siempre y mirar, mirar como los ahogados pálidos que vienen a la orilla algunos días: enloquecer como esas cabezas nacaradas que sólo sirven para mirarte.

58

Amanita Muscaria

Su carne tierna, entre la flora y la fauna. Seca, evaporada con dulces hierbas, preparada con leche de reno Ingerida como agua tibia del interior de otro ser. Rayo y trueno lluvia plateada bajo el pino negro allí nace este pequeño santo. Su voz, la de una estrella: el canto de la chamana une los tiempos y los mundos. Dice todo lo decible y todo lo callable.

En el axis del mundo se accede a la región profunda, se bebe de la sombra para encontrar la luz. Lo difícil es cantar a lo que llora, a lo que odia. Míralo de cerca Déjalo estar como a un niño.

59

Cristina Gálvez Martos

Caracas, Venezuela / 1987. Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. En 2013 ganó el Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores con el poemario Psicopompa. En 2016 publicó Bicorne (Casa de las Letras Andrés Bello, 2016, mención en el VI Concurso Nacional de Poesía). En 2017 obtuvo una mención honorífica en el Concurso Internacional de Poesía Castello di Duino. Formó parte de diversos talleres literarios. Se ha desempeñado, a su vez, como tallerista de escritura creativa y ha participado en diversas antologías poéticas, editadas en Reino Unido, Puerto Rico, Italia, Argentina y Venezuela. En 2019, mientras residía en Uruguay, obtuvo el segundo lugar en el Concurso de Narrativa de la Asociación Uruguaya de Escritores, así como el primer lugar en el premio de poesía Saúl Ibargoyen, organizado por Casa de los Escritores del Uruguay, con Fauna de cal. Actualmente se desempeña como docente de inglés y traductora. Es tesista de la Maestría en inglés como lengua extranjera de la Universidad Central de Venezuela.

63

<< este libro se terminó de diseñar el 16 de octube del 2022. el mismo día, pero en 1968, es el lanzamiento del disco electric ladyland del mística banda Jimi Hendrix experience >>.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.