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REPORTAJE

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ESPECIAL

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Hotel del viento Soy unomás

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Texto y fotos: Pablo Altikes Pinilla

Lo único que defne la trascendencia espiritual del hombre es el respeto que este tiene frente a alguien o algo. Esto sucede cuando es capaz de comprender que él es un invitado que debe sumisión y aceptar lo que le están comunicando para no ofender al que está, o lo que está, frente a él. Para los griegos el Genius Loci o genio del lugar era el espíritu que me decía la esencia y el sentido que tenía ese lugar y que estaba custodiado por un dios que mantenía ese “mundo” que en latín signifcaba limpio e impoluto. Uno no logra imaginar lo que debe haber signifcado el que trece millones de años atrás emergieran, desde el fondo de la tierra, estas masas de roca fundida y se levantaran imponentes frente al hoy lago Sarmiento y contemplaran la pampa desde su majestuosa altura. Nacían “Torres del Paine”, nombre que se le dio al parque dos años después de haberse fundado en 1959 bajo el nombre “Parque Nacional de Turismo Lago Grey”. Sus habitantes, hasta hace aproximadamente 4.500 años, habían sido solamente la fora y fauna silvestre. Luego llegarían los tehuelches, un pueblo nómada, pequeño, de no más de 5.000 habitantes, que recorrían el lugar tomando lo necesario para convivir en el territorio sin dejar huella alguna con sus viviendas y forma de habitar, salvo la manera de enterrar a sus deudos, siempre mirando hacia el oriente, donde se encontraba Kooch, su ser supremo. En 2006 le llegó a la arquitecta de la Universidad Católica de Valparaíso Cazú Zegers el encargo de diseñar el Hotel Tierra Patagonia. En conjunto con el mandante, Michael Purcell, recorrieron el terreno de cinco hectáreas frente al lago Sarmiento y Torres del Paine para encontrar el emplazamiento perfecto para contemplar este paisaje. Era el encargo más grande de su carrera y la responsabilidad más importante que pudiera tener un arquitecto: cómo hacer un edifcio para turistas donde lo importante sea el paisaje, y la arquitectura sea el soporte que lo permita. Aquí aparecerán dos pensamientos refexivos claves de Zegers; el primero, que para Europa sus monumentos son sus edifcios y para nosotros nuestros monumentos son nuestros hitos geográfcos, nuestros paisajes. El segundo, “El ser-en-el-mundo” como lo defne Martin Heidegger y que

signifca que el “HOMBRE” no es un sujeto aislado en sí mismo, sino que solamente tiene subjetividad en cuanto la despliega en su mundo circundante; en cuanto piensa o se preocupa de los demás seres o cosas que le rodean, por lo tanto la preocupación será: “¿qué quiere ser el edifcio?”. Esta simple frase, pensamiento acuñado por el arquitecto norteamericano Louis Isidore Kahn, defnirá lo que se tiene que hacer y que es “SER UNO MÁS”. Ser: duna, tronco, piedra, zorro Chilla, huemul, guanaco, puma, chingue, cóndor, águila, cisne de cuello negro, famenco, pato anteojillo, notro, calafate, armeria, capachito, arvejilla y fnalmente… ¡VIENTO! Esto signifcaba diseñar un edifcio que se integrara al territorio y que este lo hiciera suyo. El primer gesto será apoyarse sobre una gran duna existente y al enfrentar el lago Sarmiento y los fuertes vientos que vienen de esa dirección, abrazarlo. El partido general –que signifca el primer gesto que uno dibuja– serán dos líneas curvas que se moverán horizontalmente sobre el terreno sin ser más altas que la duna existente y que invitan a estar junto a ella. De esa manera, el hotel se transforma en parte del manto de tierra y vegetación, permitiendo que la vista al Sarmiento y sus Torres siga existiendo al no construir un objeto que obstaculice la vista de ellos cuando uno entra al parque. La materialidad será clave, es la ropa que tiene que tener el edifcio, así como para los tehuelches los hombres vestían grandes capas de piel de guanaco

sin amarras llamadas kaj o quillango –las cuales pintaban con geometrías y colores, y las sujetaban con sus manos lo que hacía que se viera parte de su cuerpo desnudo– y las mujeres se cubrían con un manto largo que ajustaban sobre los hombros con un broche de metal, a menudo de plata. Bajo esta capa llevaban una camisa larga sin mangas. Tierra Atacama ocupará la madera de lenga, en un comienzo muy amarilla y luego con el paso del tiempo un hermoso color plomo, que se funde con el paisaje transformándose en un elemento más del entorno. La planta de arquitectura curva, junto con la forma de ala del techo, darán cuenta de este baile y abrazo que le hace al viento y que en su extremo, ubicado al este, sus cerchas de madera quedan desnudas, mostrando su materialidad al igual que el hombre tehuelche muestra sus carnes entre la capa de piel de guanaco. Este lugar exterior en el extremo del hotel y que es una terraza o espacio intermedio entre el interior y el territorio, se transforma en un espacio mágico cuando un zorro pequeño es capaz de llegar a guarecerse del viento, sentarse mirando el paisaje y darte la espalda mientras tú estás sentado en el sillón de atrás. Es ahí cuando uno se da cuenta que el edifcio es uno más y que todos cohabitamos ese territorio, ya que el hotel se transformó en parte del paisaje. Su programa interior es muy simple y austero. El principio es el de un solo gran espacio que permita la fraternidad y el encuentro social de los turistas y quienes trabajan en él. Un gran estar comedor que continúa hacia las habitaciones emplazadas en dos pisos con una doble altura que permite que, desde el corredor, uno cruce un puente a su habitación, logrando que el acto de entrar se transforme en una experiencia sensorial, donde uno se abalcona al gran y longitudinal espacio, enfrentando la puerta de la habitación. Al abrirla uno se enfrenta a una pintura, es una ventana acotada que solamente muestra las Torres del Paine y el lago Sarmiento y, si uno mira hacia atrás por el puente que cruzó, ve los rasgos en el terreno a modo de largas ventanas que muestran la llanura de la pampa. Es en ese momento que “El ser-en-el-mundo” cobra todo el sentido y uno entiende que está parado en el territorio, mirando su paisaje, pero dentro de una arquitectura que permite contemplar la belleza que vino a ver y la cual la ha transformado en un acto poético. Una obra maestra de la naturaleza y una obra maestra de Cazú Zegers y los arquitectos asociados Roberto Benavente y Rodrigo Ferrer.

WALLMAPU,

EL TERRITORIO INVENTADO DE LA MINISTRA DEL INTERIOR

Por John Müller G.

“Si la ministra y el Gobierno no quieren seguir provocando problemas en el barrio, sería mejor que hablaran de Gulumapu”, escribió en PAUTA este reconocido periodista que incluimos de manera estable en revista Socios.

Wallmapu es el nombre de un territorio inventado. Tan inventado como Liliput o Brodbingnag, los dos países que visita Gulliver en sus dos primeros viajes, o Lapurdi y Zuberoa, las dos míticas provincias irredentas de los vascos que hoy están en territorio francés.

El término Wallmapu cuajó en la década de 1990 entre los movimientos autonomistas araucanos, bien nutridos con fondos y becas europeas reunidos gracias a organizaciones no gubernamentales que simpatizaron con la causa mapuche. No es un término ancestral ni lo usaban los mapuche del siglo XVIII. Es un término muy moderno.

Está documentado que el Consejo de Todas las Tierras, una organización indigenista que nació en 1989 como escisión del veterano movimiento cultural Admapu, lo hizo suyo para respaldar su deseo de crear un «Estado mapuche» con territorios argentinos y chilenos. Su líder es Aucán Huilcamán. También está documentado que el 11 de mayo de 1996, en la ciudad inglesa de Bristol, se fundó la Mapuche International Link, una red de contribuyentes que simpatiza con los pueblos indígenas y en concreto con la causa mapuche.

Cuando los políticos argentinos se molestan porque la ministra del Interior y el Gobierno de Chile usan el término Wallmapu es porque el nuevo Gobierno chileno le está otorgando carta de naturaleza a un arma reivindicativa creada hace tres décadas y que amenaza la integridad territorial de Chile y Argentina. A los chilenos nos puede dar igual nuestra integridad territorial, pero a los argentinos les preocupa la suya y no tienen intenciones de cederle un milímetro a un nuevo Estado mapuche, bioceánico además, que ha sido uno de los grandes adversarios políticos de Argentina desde el Uti Posidetis de 1810.

Si la ministra y el Gobierno no quieren seguir provocando problemas en el barrio, sería mejor que hablaran de Gulumapu, el territorio inventado de los mapuche que solo está en Chile y dejen de hablar de Wallmapu que también incluye el Puelmapu, que es el territorio que reclaman al otro lado de la cordillera. “El término Wallmapu cuajó en la década de 1990 entre los movimientos autonomistas araucanos, bien nutridos con fondos y becas europeas reunidos gracias a organizaciones no gubernamentales que simpatizaron con la causa mapuche. No es un término ancestral ni lo usaban los mapuche del siglo XVIII”.

John Müller está en de Radio PAUTA en dos programas: Primera Pauta, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas, y Marcando Pauta, de lunes a viernes a partir de las 08:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.

JUAN CARLOS RIQUELME, socio director de Patagonia Invest

“Centro Urbano entregará CALIDAD DE VIDA”

Un proyecto único, que ofrecerá viviendas, comercio, área de salud, restaurantes y todo tipo de servicios en un mismo lugar, es el que se encuentra desarrollando Patagonia Invest y que estará ubicado en el centro neurálgico de Lo Barnechea. Para conocer todas sus características, ventajas y novedades, conversamos con Juan Carlos Riquelme.

Es sabido que la calidad de vida es tal vez la mayor preocupación de los habitantes de las ciudades. Especialmente en Chile, donde muchas veces es necesario recorrer largas distancias para llegar al trabajo, colegio, universidad o clínica. Por eso es tan importante dar a conocer aquellos proyectos que buscan ser un aporte en este sentido. Centro Urbano es uno de ellos. “Lo que busca el proyecto Centro Urbano es entregar una oferta variada donde tengas en un solo lugar la mayor cantidad de servicios y equipamiento que puedas encontrar en la ciudad. Estamos trabajando con una institución del área de la salud, restaurantes, ofcinas, residencias, locales comerciales y un gran parking que permita darle vida a este proyecto que está ubicado en el centro neurálgico de Lo Barnechea, a pasos del Centro Cívico, en El Rodeo con avenida La Dehesa”, cuenta Juan Carlos Riquelme, socio director de Patagonia Invest, empresa a cargo del desarrollo de esta novedosa iniciativa. –¿Cuáles diría que son las principales características de Centro Urbano? –Que cuenta con un mix de actividades que se realizan todas en el mismo lugar, pero con funcionalidades totalmente separadas unas de otras. La idea es que –a través del diseño– el área residencial del proyecto no se mezcle con el área de ofcinas y restaurantes, por ejemplo. También queremos ser capaces de generar una arquitectura efciente y preocupada del medio ambiente, por lo que hemos incorporado energía solar y fotovoltaica, y estamos evitando la colocación de grandes equipos de aire acondicionado o calefacción que al fnal terminan siendo muy contaminantes. –¿Dónde es posible encontrar proyectos similares en el extranjero? –Los edifcios o proyectos de uso mixto han sido bastante utilizados en otras partes del mundo. En Chile es algo que está ocurriendo desde hace algunos años y creo que es una tendencia muy positiva porque lo que haces es evitar estos traslados dentro de la ciudad, que son un daño para tu calidad de vida y para el medio ambiente. Tener ciudades que obligan a las personas a viajar constantemente de un lado a otro es absurdo. La ciudad y su urbanismo son la clave para que el individuo que vive en ella sea totalmente libre y se desarrolle en todo su potencial. –Suena un poco utópico. –Claro, pero no por eso vamos a dejar de soñar con eso. Una ciudad parte de la base de ser democrática, conectada, agradable para el peatón. Las que están diseñadas para el automóvil están en contra de la persona, que es la unidad básica de la sociedad junto con su familia. Por lo tanto, el concepto de ubicar las viviendas en un extremo y las ofcinas y el comercio en otro, es algo que atenta contra nuestras propias vidas. El ideal sería generar un equilibrio tal que la ciudad esté totalmente servida en sí misma por todo el equipamiento que necesita, considerando traslados que no sobrepasen los 15 minutos. Eso es algo que hoy se está desarrollando en Europa, donde todo lo que necesitas esté en un radio razonable. –¿Centro Urbano se acerca a ese concepto? –Centro Urbano está ubicado en pleno Centro Cívico de Lo Barnechea, un sector donde se va a generar una oferta muy entretenida de teatros, malls, supermercados, salud, bancos, equipamientos, restaurantes, pizzerías, locales y tiendas. Estamos en un punto que creemos es el más importante de la comuna. Y el proyecto en sí tiene 20 mil metros cuadrados construidos que albergarán un centro de salud, apartamentos de 1 y 2 dormitorios, ofcinas de tamaño medio y restaurantes, entre otros servicios. –¿Qué le gustaría destacar con respecto a su diseño arquitectónico? –Que a través de él estamos buscando solución a numerosos temas. Entre ellos el asoleamiento. Queremos controlar las temperaturas del edifcio con ventilación natural, para no tener un gasto brutal de energía. Por otra parte, estamos buscando un sistema de reciclaje de agua y uno de electro movilidad, de manera que en un futuro cercano sea posible cargar tu auto eléctrico en tu edifcio. Así ayudamos a la descontaminación. –¿Cuál diría que es la principal meta que se quiere lograr con Centro Urbano? –Hacer un proyecto para los años futuros, que sea capaz de enfrentarse a una ciudad que está cambiando en un su modo de vivirse, en su modo de usarse, en las tecnologías que están y que estarán disponibles –esperamos– en el corto plazo. Ahora, es un desafío que solo se logra en la medida que también el Estado a través de las municipalidades entienda que este tipo de proyectos son importantes, son un aporte y tienen que apoyarse.

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