44años El Observador de Quillota_deportes

Qué fue de los ex triunfadores

Edición 44º Aniversario Viernes 3 de octubre 2014

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Viernes 3 de octubre de 2014

EmpRESA pERIODÍSTICA

EL OBSERVADOR “La Verdad más que un valor es una actitud ante la vida”.

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Ismael “Toco” Orellana: el mecánico En el mismo taller que instaló junto a su padre hace más de 40 años, el limachino recordó lo que fue su carrera deportiva como mecánico y piloto, en los mejores años del automovilismo chileno Por Juan Carlos Reyes Morales

No hay duda que a Ismael Orellana los autos le llamaron la atención desde muy pequeño. Su padre fue automovilista La Ligua y participante permanente en Ortiz de Rozas 694, Ed. Anchimallén 2ºP. Of. 15 la década del ´50, en carreras de autos que se realizaban en Fono: (33)2342218 petorca@observador.cl todo el país.

Limache Luego ambos se instalaron Serrano 125 oficina 2 con un taller de mecánica que Fono: (33) 2342219 aún permanece en la denominalimache@observador.cl da “punta de diamante” frente a san Felipe la Gruta de la Virgen de las 40 Salinas Nº 1432 (Ex 318) Horas y donde muchos limachiFono: (34) 2343707 aconcagua@observador.cl nos en más de alguna oportuniLos andes dad han solicitado sus servicios.

Santa Rosa 225 En una noche fría y en el Fono: (34) 2343713 mismo taller donde ha pasado losandes@observador.cl gran parte de su vida, Ismael Quintero Orellana recorrió lo que ha sido Agencia: Cabo Ortiz Nº 110 su pasión por los autos de caFono: 99036504 rrera. “El amor por los fierros”, Concón como él mismo denomina, llevó Agencia: Av. Concón-Reñaca Arturo Prat 797 Fono: (33) 2342214 lacalera@observador.cl

Limache también fue el epicentro del automovilismo chileno.

En la imagen Raúl “Papín” Jara, llega a la meta en la Avenida Urmeneta, en los años que la comuna también era el epicentro del automovilismo nacional.

a que “Toco” Orellana, como se le conoce entre sus amigos, decidiera integrarse al automovilismo competitivo a comienzo de los ´60.

EL INICIO DE UNA PASIÓN Fue en una carrera realizada en Viña del Mar, donde participó por primera vez.

“Junto a mi amigo Víctor Minué, que hace algunos años lamentablemente falleció en Nicaragua, decidimos el año 1962 ir a correr en un circuito que había en Viña del Mar. Teníamos 21 años y en esa carrera conocí a Alfredo Rebolar, que al igual que nosotros, también corrió por primera vez en esa competencia”.

Fue el comienzo de una larga amistad y participación competitiva que se vio coro-

nada con grandes triunfos a nivel nacional. “Decidimos correr juntos. Yo preparaba el auto y Alfredo (Rebolar) manejaba. Corríamos en forma permanente un auto Volvo, participando en las competencias que se realizaban en el circuito Barrancas. También estuvimos en el Gran Premio SantiagoArica y en una prueba que se realizaba en el sur organizada por el Círculo de Periodistas”.

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ADMISIÓN

2015

Enviamos un cariñoso saludo a diario “El Observador” al cumplir su 44º aniversario

años con usted

Impreso por órden de

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Empresa afiliada a la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP), Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), Asociación Iberoamericana de Radiodifusores (AIR), Asociación de Pequeños Industriales y Artesanos de Quillota (APIAQUI), Cámara Regional de Comercio y Cámara de Comercio Detallista de Quillota.

Circula en las comunas de:

Quillota, La Cruz, La Calera, Nogales, Hijuelas, Limache, Olmué, Concón, Quintero, Puchuncaví, La Ligua, Papudo, Zapallar, Cabildo y Petorca.

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Eran los años en que el automovilismo apasionaba a los chilenos que repletaban las calles para ver pasar la caravana.

“Era increíble ya que los encargados de la competencia lograban suspender el tránsito en las calles, algo que ahora sería imposible”, nos cuenta Ismael Orellana, mientras enciende un cigarrillo que parece ayudarle a seguir recordando.

LAS GRANDES CARRERAS DE SANTIAGO A ARICA Unir la capital con el extremo norte, era una prueba apasionante. Pero incluso en el año 1969 se corrió la mejor prueba que, según el piloto limachino, se ha realizado en la historia del país.

“Ese año se corrió la prueba denominada Arica-Puerto Montt. La primera etapa era Arica a Antofagasta, se descansaba un día. Luego la segunda llegaba hasta La Serena, para posteriormente en el tercer día de competencia arribar a Santiago, donde también se descansaba un día. Posteriormente seguíamos hasta Temuco y se finalizaba en Puerto Montt. Era una competencia increíble con gran cantidad de público en las calles”.

La dupla limachina que había ganado en su categoría la prueba Santiago-Arica, posteriormente fue segunda y ganó la última etapa de esta competencia que recorría casi todo Chile.

Estos triunfos llevaron a los limachinos a ser parte de un equipo que formó la Empresa Ford. “Esta empresa logró juntar a Boris Garafulic, Hugo Tagle y Alfredo Rebolar. Para los grandes premios nos proporcionaban logística y rebaja en los repuestos, lo que permitió que preparáramos un auto Falcon que corrimos desde el año ´66 y donde seguimos logrando buenos resultados, ya que fuimos segundos en la competen-

cia del sur”.

Pero justamente la gran presencia de gente en las calles por donde pasaban las competencias de ruta, fue lo que según Orellana, llevó a que se terminara con estas pruebas en las calles.

“Había muchos accidentes.

Recuerdo que en una oportunidad en Rancagua se produjo un accidente en el que murieron varias personas, fue terrible. También en el año ´66, al llegar a Valdivia, la lluvia llevó a que un piloto de apellido Lazcano, perdiera el control al frenar con la calle mojada, lo que terminó con seis personas muertas y otro auto chocado e incendiado, por lo que posteriormente se decidió terminar con este tipo de carreras”.

Pero la compra de un auto argentino por parte de Alfredo Rebolar, le permitió al “Toco” Orellana, quedarse con el Falcon y de esa manera tuvo su debut como piloto.

“Corrí varias carreras en Las Vizcachas y también tuve la oportunidad de participar en un Gran Premio SantiagoVillarrica-Santiago. Desgraciadamente cuando andaba bien, se produjo un accidente y se impidió correr con neumáticos nacionales, que eran los que yo usaba, en la vuelta desde Villarrica, por lo que no pude seguir en competencia”, recuerda Ismael Orellana.

CARRERAS POR LAS CALLES LIMACHINAS Pero también las calles de Limache fueron escenario de grandes competencias, tal como lo recuerda con alegría el piloto local.

“Era emocionante. El circuito en la comuna partía frente a donde hoy está la Escuela Brasilia, seguía por Urmeneta hacia la Estación, se bajaba por Riquelme hasta Baquedano, se corría una cuadra y se bajaba hasta Caupolicán hasta Freire,

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que se apasionó con los autos de carrera luego se volvía por Urmeneta hasta la meta que estaba en la Escuela Brasilia”.

Las fotografías de la época muestran cómo el público colmaba las calles, lo que hacía que la carrera fuera muy peligrosa ya que los autos alcanzaban en las rectas una velocidad cercana a los 190 kilómetros.

Fueron cerca de cinco años en que las calles de Limache se llenaron de la emo-

ción y del rugir de los motores.

“El gran organizador de estas competencias era don Arturo Alegría, hermano de Melchor, que fue alcalde. Un gran aficionado a este deporte y que lograba conseguirse amigos para que hicieran de banderilleros y organizaba la carrera de cualquier manera. Se juntaba mucha gente, son recuerdos imborrables”, manifiesta con emoción Ismael Orellana.

EL MEJOR PILOTO Para el piloto limachino no hay duda que la década del ´60, es la mejor del automovilismo chileno. La realización de grandes premios y la posibilidad de correr posteriormente en Las Vizcachas, incluso con corredores argentinos, hizo que las competencias fueran de gran nivel y con gran cantidad de público en las graderías.

“Toco” Orellana no tiene

Ismael “Toco” Orellana arreglando uno de los tantos autos de carrera que corrió en su larga trayectoria deportiva.

En este nuevo aniversario saludamos a “EL OBSERVADOR” y a sus trabajadores por su destacada labor informativa.

años con usted

duda también en quien fue el mejor piloto del automovilismo chileno. “Don Boris Garafulic era brillante. Estaba también el chico `Papín´ Jara y don `Bartolo´ (Bartolomé Ortíz), estos tres eran grandes pilotos. Pero también mi amigo Alfredo (Rebolar) fue un gran piloto, en esos años maravillosos del automovilismo nacional”.

La carrera deportiva de Ismael “Toco” Orellana, se extendió hasta cerca de los años ´80, “Alfredo cambió su auto que trajo desde Argentina y me lo cedió a mí por varios años, hasta que decidí dejar de correr. En gran parte mi alejamiento se debió a los altos costos que significaba tener un auto competitivo”.

Pero su pasión por el automovilismo, al igual como le ocurrió a él, se traspasó a su hijo del mismo nombre, “mi hijo por varios años también compitió en un auto que fabricamos en nuestro taller. Participó en las carreras que se efectuaban en los autódromos de Quilpué, Olmué, El Belloto, Quintero y en Las Vizcachas”.

En su taller el piloto limachino aparece con la copa que junto a Alfredo Rebolar, ganaron en la competencia de ruta realizada entre Santiago y Puerto Montt.

Los últimos intentos por seguir en el automovilismo fueron hace algunos años, “quisimos construir otro auto de carrera, pero es demasiado caro y no hay mucho apoyo para este deporte. Para tener un auto competitivo se necesitan cerca de siete millones de pesos y luego hay que ver neumáticos, repuestos, combustible y todo lo que se necesita para poder correr”, dice con algo de amargura el mecánico limachino.

Hoy Ismael “Toco” Orellana, sigue en medio de los fierros, al trabajar día a día junto a su hijo en su taller que según cuenta, “no tiene la misma cantidad de clientes que en tiempos anteriores”, pero que le permite al “Toco” Orellana, seguir adelante con su pasión por los autos, esa misma que le llevó incluso a conseguir triunfos y ser uno de los más reconocidos mecánicos y automovilistas de la región.

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La historia y los recuerdos de la deportista que Leontina Astudillo Cabrera fue una de las primeras grandes exponentes del baloncesto calerano. Aunque su carrera fue corta, sumó varios éxitos y reconocimientos

llota me pidió como refuerzo.

Después jugamos en Viña del Mar y ahí llamaron como seleccionada de Valparaíso”, recuerda con total nitidez la popular “Leíto”.

Sin embargo, su amor por el básquetbol no solo se limitó a practicarlo en su colegio, sino que también en el que sería su primer club. “Mi hermano jugaba fútbol en el Club Libertad de La Calera. Cuando niña, junto a mi hermana, íbamos a verlo jugar, así como otras niñas.

Eduardo Toro, presidente del club nos planteó la posibilidad de conformar un equipo femenino y jugar básquetbol”.

Así es como la recordada ex basquetbolista inició su carrera deportiva. Con el Club Libertad consiguió grandes logros y jugó en diferentes ciudades en representación de La Calera.

Vivas en su memoria están las tardes cuando en el desaparecido Fortín Gatica se disputaban jornadas de básquetbol que repletaban las tribunas. “Incluso los ferro-

Por Ricardo Maturana Otey

Para los más jóvenes es di- duamente. Leontina Astudillo fícil imaginar cuán importante y Cabrera, nacida en 1932, ya a grande fue el básquetbol en La los nueve años comenzaba a Calera. El baloncesto calerano jugar básquetbol, afición que le vivió momentos de gloria hace reportó grandes satisfacciones ya varios años atrás, gimnasios en su momento. repletos de público, grandes juUNA PASIÓN ETERNA gadores, grandes equipos, y vi“En la Escuela 17, ahí emsitas de quintetos importantes pecé a jugar. Por la escuela a nivel nacional, son algunos jugamos un provincial y ganade los ejemplos de los mejores mos, ahí la selección de Quiaños de este deporte en la Ciudad del Cemento.

“Hace En la década del ´40 el bás3 años nos quetbol ya comenzaba a ser juntamos con algunas un deporte popular, masivo e de mis ex compañeras importante en La Calera y por en el Gimnasio Municipal y ello muchos de los jóvenes de encestamos. Varios meses la época lo practicaban, damas nos juntamos hasta que y varones. el gimnasio debió En ese tiempo, una niña ser ocupado” disfrutaba del baloncesto en el colegio y lo practicaba asi-

Leontina Astudillo Cabrera, cuando fue premiada por el municipio en el último aniversario de La Calera.

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viarios instalaban carros de trenes hasta donde se subían para ver los partidos”, comenta la deportista.

Con su club fueron campeonas de La Calera en 1948 y de ello guarda un cuadro con una fotografía del equipo que adorna una pared de su departamento en calle Maratón.

“Eduardo Toro, presidente del club, era nuestro entrenador”, recuerda.

A medida que avanza la conversación con “Leíto” surgen más y más recuerdos ligados al deporte de toda su vida.

Como los grandes campeonatos que se organizaban y donde llegaban equipos de todos lados. De Santiago, Rancagua, Viña del Mar y otras ciudades.

Su buen nivel hizo que llamara la atención de otros clubes, los que la solicitaban como refuerzo. “Todos los años me pedían como refuerzo desde Valparaíso, a veces pasábamos un mes entero jugando en Santiago. Debían pedir permiso a mis papás para que me dejaran ir”, ma-

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formó parte de los años de gloria del básquetbol “Todos los años me pedían como refuerzo desde Valparaíso, a veces pasábamos un mes entero jugando en Santiago” nifiesta con orgullo.

De esos viajes, la calerana recuerda una anécdota. “Nunca había visto en mi vida un camarote y debía dormir ahí con otras compañeras. La primera vez me tocó dormir arriba, ni me moví en toda la noche por el miedo de caerme. Casi no dormí”, comenta entre risas.

Desde Valparaíso la vinieron a buscar para jugar los fines de semana por el Club “Javiera Carrera”, institución que jugaba en la liga porteña. “La presidenta del club me venía a buscar a La Calera y a pedirle la autorización a mi papá. Venía el sábado para llevarme a jugar el domingo en la tarde en Valparaíso”, comenta.

ADIÓS TEMPRANO AL DEPORTE Pero su carrera deportiva no duró mucho. Al menos no tanto como ella hubiese querido. A los 21 años se casó y debió abandonar su pasión, aunque ella pensaba que seguiría.

“Me casé y nunca más jugué. Mi marido no me dejó, aunque él prometió que me dejaría”, recuerda con nostalgia y algo de emoción y agrega una frase que confirma lo anterior. “Me arrepiento de no

haber seguido jugando porque me encantaba el básquetbol”.

Al poco tiempo fue madre de Coti y Sergio, con quienes -aun pequeños- a veces iba a escondidas a ver algunos partidos de básquetbol. Es más, confiesa que al menos en un par de ocasiones, jugó a escondidas.

“Mi suegra una vez me dijo que no me cotizaba mucho porque yo era basquetbolista y mostraba las piernas. Yo me quedé sorprendida cuando me dijo eso. Eran otros tiempos”, comenta con algo de pena pese al paso de los años.

Nunca más fue a ver algún partido, probablemente no solo porque no se lo permitían, sino también para evitar la pena de no poder jugar básquetbol. “Cuando paso por el Fortín me pregunto porqué no arreglan ahí, hay tantos lindos recuerdos, es parte de la historia del deporte de La Calera”, reflexiona a sus 82 años y comenta además que “cuando estoy sola me pongo a recordar y me digo, me hubiese gustado seguir. Si no me hubiese casado hubiera jugado hasta los 30 años o más”.

Sus hijos crecieron y se fueron a vivir a Australia. Allá se encuentran sus dos hijos, sus

Aparecen arriba, Julia Morales, Ester Bravo, Norma Astudillo (hermana) y Luisa Pinilla.

Abajo, Noemí Salazar, Isabel Verdejo, Fresia Alaniz y Leontina Astudillo.

cuatro nietos y cuatro bisnietos, a quienes recuerda con cariño a través de fotografías. Además, hace 14 años enviudó, por lo que hoy vive sola, acompañada de los recuerdos y del cariño de su hermana y sus grandes e innumerables amigos.

LABOR SOCIAL El vacío que dejó el básquetbol fue llenado con su inagotable trabajo en el Centro de Madres “Abraham Lincoln”, institución que preside hace varias décadas casi de manera vitalicia. Cada vez que se elije a la presidenta, ella vuelve a ser la escogida.

Con varias otras mujeres se reúne una vez por semana

para tejer y realizar una serie de actividades que la mantienen en constante movimiento.

“Todos me conocen. Los colectiveros me saludan y en general todos en la ciudad”, comenta con orgullo.

De hecho, hace unos meses, con motivo del aniversario de La Calera, el municipio la galardonó por sus méritos deportivos, algo que la sorprendió y la enorgullece. “No podía creerlo, ¿cómo supieron de mis años de basquetbolista”. Cuando me nombraron me tiritaban las piernas y no quería ni hablar”, comenta sobre su distinción.

Pese al paso de los años,

hace un tiempo, Leontina Astudillo se reencontró con su antigua pasión. Junto a otras compañeras, con quienes jugó hace más de 60 años, se reunieron para durante algunos meses, volver a revivir sus años de basquetbolista.

“Hace tres años nos juntamos con algunas de mis excompañeras en el Gimnasio Municipal y encestamos. Varios meses nos juntamos hasta que el gimnasio debió ser ocupado. Recordamos y nos sirvió para hacer ejercicio”, explica la deportista, quien también hace un esfuerzo para recordar los nombres de quienes conformaban el Club Libertad.

“Norma Astudillo, Fresia Alaniz, Ester Bravo, Julia Morales, Noemí Salazar, entre otras, eran mis compañeras en ese entonces”.

La salud y la vitalidad acompañan a la octogenaria ex jugadora de básquetbol, así como su transparente y transversal cariño por todo el mundo. Siempre tiene una sonrisa o una palabra de aliento para todos. Leontina Astudillo seguirá juntándose cada semana con sus amigas del centro de madres, aunque jamás perderá el cariño por el básquetbol que se mantiene intacto en su memoria y en su alma.

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Mario Amaya: “Cabildo me entregó los El ex futbolista y hoy entrenador Mario Amaya, realizó un recorrido por lo que ha sido su carrera, que incluso le permitió vestir la camiseta de Colo Colo y luego dirigir a grandes jugadores de la zona Por Claudia Cortez Ulloa

Corría el año 1950 cuando Eliana Ramírez, mamá soltera, daba a luz a su hijo Mario Amaya Ramírez. El nacimiento se produjo en Quillota, lugar donde el pequeño vivió sus primeros años de vida. Pero su madre al poco tiempo decidió enviarlo a Limache con su padre, con el fin de que tuviera más oportunidades académicas.

Allí llegó a vivir con su padre de igual nombre. En la calle Condell con Carrera, había un reducido espacio donde todas las tardes se jugaban las mejores “pichangas” para Mario y sus nuevos amigos.

Solo tenía ocho años, pero aún recuerda cómo se escabullía entre sus adversarios, en busca del arco contrario, utilizando todas las habilidades de niño para ejecutar pases, marcar goles y lograr ganar los partidos con los amigos del sector.

Fueron sus primeros encuentros con el fútbol. “Son recuerdos muy lindos donde uno comienza a jugar fútbol, las pichangas que se armaban todas las tardes, eran tan esperadas por todos nosotros y creo que eran tiempos cuando el jugador debía recurrir a todas sus técnicas para poder en espacios muy redu-

cidos hacer buenas jugadas.

Desde esas pichangas salían muchos Alexis Sánchez, porque esa era la mejor escuela, los partidos en los pasajes, se lograba un juego rápido y muy inteligente”, cuenta Mario Amaya al recordar sus inicios.

Cuando tenía 11 años su mayor pasatiempo era pasar con el balón, por lo que su padre lo llevó hasta el Club Limache National para formar parte de las series infantiles.

Pero ese sólo sería el comienzo de una carrera prometedora en el deporte, ya que cuando cumplió los 16 años, fue llamado desde Colo Colo para formar parte de la división infantil, club que lo cobijó durante casi cinco años y en donde pudo compartir con grandes figuras del fútbol profesional, entre ellos Carlos Caszely, Mario Galindo y Leonel Herrera, entre otros.

“Para mí llegar a Colo Colo fue un sueño de niño. Me sentía orgulloso de solo ponerme la camiseta, fueron años inolvidables” sostiene el destacado futbolista.

Fue su mejor etapa, la que perduraría para siempre en su recuerdo y desde donde obtuvo herramientas para continuar. La crisis económica de

Colo Colo le impidió seguir manteniendo y costeando la estadía de Amaya y muchos otros jugadores de regiones, que estaban en Santiago, por lo que la falta de recursos fue el motivo por el cual debió desligarse del club albo.

Desde el equipo blanco se fue a Badminton de Curicó y posteriormente volvió a Limache para formar parte de la selección adulta local.

Fue en esta etapa cuando Cabildo aparece en su vida, tras ser llamado como refuerzo a la selección calipso, quienes se preparaban para participar de una Semana Catapilcana, que tradicionalmente se realizaba en verano.

En 1971 nuevamente fue llamado como refuerzo desde Cabildo, pero esta vez se acercaba “La Semana Cabildana”, una de las fiestas deportivas más importantes de la zona y donde Amaya volvió a ponerse la camiseta calipso, la misma que nunca más se sacaría.

El refuerzo lograba sus resultados y Cabildo se coronó campeón del evento tras derrotar a Liverpool por lo que la alegría de un pueblo de sangre futbolera, se transformó en un carnaval con la celebración del título.

Los habitantes se reunían en distintos puntos para festejar y los jóvenes que integraban el equipo campeón, recorrían estas fiestas como grandes estrellas, “entre los que conformábamos el equipo en esos años recuero a Martinoli, Grafignna, Abel

Lo que según el destacado entrenador fue lo mejor que le dio el fútbol, su familia.

González, “Pata Bendita” Castro, algunos de los que formábamos la selección”, cuenta Amaya.

Eran figuras importantes para el pueblo, puesto que una vez conseguían que la gran copa disputada se quedara en casa.

Entre esas fiestas fue donde conoció a Gloria Donoso Donoso, una joven y hermosa mujer que rápidamente atrajo la atención del futbolista limachino. “Él se acercó con mucho desplante a saludar a quienes estábamos ahí, en esas fiestas que se hacían antiguamente para celebrar los triunfos de Cabildo”, recuerda su esposa.

Como buen defensa, defendió sus intereses y consiguió su propósito, conquistando a Glo-

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Envío un afectuoso saludo a “El Observador” al cumplir 44 años entregando significativa labor informativa

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ria, con quien un año más tarde contrajo matrimonio.

Mario Amaya se radicaba en Cabildo definitivamente y luego vinieron los hijos, Gloria ya era madre de Marcos, posteriormente llegaron Mariela, Miguel Ángel y Loreto, quienes hoy según manifiesta Mario Amaya, “son lo mejor que el fútbol le ha dejado”.

“Siempre digo que el fútbol no me dio dinero, no me hice millonario y muchas veces jugábamos por el puro amor a la camiseta o simplemente por amor al fútbol, pero creo que definitivamente me dejó lo más importante y maravilloso que he tenido en mi vida, una familia hermosa, mi esposa, hijos, que me han dado mis mayores alegrías”.

SU ETAPA DE ENTRENADOR Luego de que se retirara del fútbol, nunca más se desvinculó completamente de las canchas. Los conocimientos de Amaya fueron claves para que fuera designado como entrenador de las selecciones, alcanzando grandes triunfos para el fútbol amateur cabildano.

En 1993, la Selección Sub 17 se convirtió en Campeona Regional y entre sus seleccionados se encontraban importantes figuras que luego se destacaron en el fútbol profesional, como Freddy Segura (Huachipato, Rangers, Universidad de Concepción, La Serena, Cobresal), Ronny Vergara (Santiago Wanderers. Puerto Montt), Jorge Ormeño (Uni-

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años más lindos que viví en el fútbol” versidad Católica, y actual capitán de Santiago Wanderers), Francisco Nasi (Everton, Unión Española), José San Martín (Everton, Unión La Calera), Dany Carvacho (Santiago Wanderers), Víctor Hermosilla (San Luis de Quillota), los que fueron dirigidos por el exitoso entrenador.

En 1994, la Selección Sub 20 volvió a coronarse Campeona Regional con jugadores como Cristian Leiva (Universidad de Chile, Unión Española, San Felipe, La Sena , Coquimbo, y actual integrante del Cuerpo Técnico de la Selección Chilena), Raúl Quiroz (Santiago Wanderers, La Serena), Eduardo Escobar (Huachipato), Daniel Espinoza (Universidad de Chile, Unión La Calera).

Pero los triunfos continúan ya que el año 1997, la Selección Sub 20 de Cabildo consigue el título regional, “entre los jugadores que me tocó dirigir estaban Víctor Rivero, actual entrenador de San Luis de Quillota; Claudio Lizana, que jugó en Santiago Wanderers; An-

drés “Tigre” Valdivia, que jugó en Unión La Calera y San Luis de Quillota; Joel Estay, que ha tenido la oportunidad de jugar en distintos clubes y todavía juega”, recuerda con orgullo el entrenador.

En el 2006, la Selección Sub 15 se convierte en campeona Regional y llega al nacional, consiguiendo ser tercera en el país.

“Eran años donde los estadios se repletaban de personas que llegaban a apoyar a su selección y donde el fútbol era una gran fiesta. Donde jugaba Cabildo siempre lo hacía de local, porque la gente acompañaba a la selección a todas partes, muchos clubes quisieron venir a jugar acá por la gran cantidad de personas que reuníamos, fueron años hermosos”, relata con nostalgia Mario Amaya.

SUS EXPERIENCIAS AHORA SON PARA LOS NIÑOS Actualmente el limachino que se convirtió en un cabildano más, trabaja con la Escuelas de Fútbol Municipal, tenien-

do la posibilidad de enseñarles a niños y jóvenes de las Escuelas de Fútbol de Alicahue y La Viña, con un proyecto de conformar próximamente la Escuela de Fútbol Valle Las Cenizas.

Mario Amaya ha querido

En este nuevo aniversario saludamos a “EL OBSERVADOR” y a sus trabajadores por su destacada labor informativa.

devolverle la mano a la comuna que lo acogió, entregando todos los conocimientos que un día lo llevaron a ser figura en el fútbol, al igual que su hermano José “Licho” Ruz Ramírez, una de las figuras en el fútbol ama-

teur de la zona.

A ambos no se les olvida, especialmente por quienes han disfrutado los triunfos que han entregado en cada cancha en la que estuvieron y mostraron su magia.

Para Mario Amaya, su corazón sigue dividido, porque aunque nació en Quillota, se formó en Limache, asegura que, “mi gratitud es con esta comuna, porque lo que me dio Cabildo, no me lo dio nadie más”.

Uno de los tantos equipos cabildanos que Mario Amaya como entrenador, llevó al título regional. En la imagen el director técnico aparece primer de pie junto a la Selección Sub 15 que luego obtuvo el tercer lugar en el Torneo Nacional.

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Viernes 3 de octubre de 2014

La extraordinaria carrera del quillotano que brilló Hans Hartog Matas fue seleccionado chileno y luego de una gran carrera tuvo la posibilidad de practicar otros deportes donde también se destacó a nivel internacional Juan Carlos Reyes Morales

Tengo que reconocerlo, no conocía de su carrera deportiva. Hans Hartog Matas, con

En su hogar de calle 21 de Mayo, el destacado nadador nacional revivió los que fueron sus momentos de gloria en el deporte chileno.

sus 83 años, nos espera en el living de su casa. Es una mañana templada y los rayos de sol

ingresan por la ventana, donde está junto a su esposa.

Se nota contento. Al parecer, recordar lo que hizo hace más de 50 años lo motiva. No cuesta mucho para que comience a contarnos de sus odiseas.

Su vida ha estado marcada por una intensa actividad deportiva. Nacido en Valparaíso,

este descendiente de alemán siendo muy pequeño se fue a vivir a la zona sur, para regresar a las tierras quillotanas y luego junto a su familia se fue a Santiago.

Teniendo a sus abuelos en Quillota, eran dueños de la destacada “Casa Matas”, “donde se vestía la mayoría de los quillotanos”, como lo recuerdan los antiguos habitantes de la comuna y siendo su padre un destacado nadador, desde muy joven Hans Hartog Matas comenzó a destacarse en las distintas actividades deportivas, pero comenzando de inmediato en el agua.

Sus condiciones le hicieron destacar en todos los deportes que siendo muy joven practicó.

Ajedrez, vóleibol y fútbol eran sus favoritos, pero no hay duda que posteriormente la natación le entregó sus mejores triunfos y recuerdos.

Estando en la capital y siendo un joven veinteañero que ya compartía su trabajo con el deporte y mientras practicaba fútbol a nivel amateur con sus compañeros de curso del Instituto Nacional, fue descubierto para posteriormente convertirse en uno de los más destacados en la historia de la natación nacional.

Los triunfos tenían un sabor especial para este joven.

Los recuerdos se agolpan en su mente y mientras revisa un álbum de fotografías que sus hijas hicieron hace varios años, comienza su relato.

“Las cosas en la casa no andaban muy bien en lo económico, por lo que me integré a trabajar a la Empresa Grace y Compañía”.

“En esos años junto a un grupo de amigos estábamos entrenando en la parte física en un recinto que también tenía piscina y que se ubicaba en el sector de Mapocho. Por ello al terminar de jugar, siempre nos íbamos a dar un chapuzón en la piscina. Fue allí donde una entrenadora alemana me dijo que tenía mucha condiciones para la práctica de la natación”, recuerda con nostalgia el destacado deportista.

Era el comienzo de una

carrera deportiva de grandes triunfos. Muchas fueron las ocasiones en que el espigado joven logró sumar preseas, pasando a convertirse por cinco años consecutivos como campeón nacional de su especialidad.

Incluso aquello le permitió en varias ocasiones ser nominado a integrar a la selección chilena de natación, tal como lo recuerda Hans Hartog, mientras mira a los ojos a su esposa Mónica Olguín García, como

El windsurf fue otra de las pasiones del destacado deportista quillotano.

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Saluda cordialmente a la Empresa Periodística EL OBSERVADOR a su director y al personal, al cumplir 44 años de labor informativa.

PUDETO 297 - TEL: (33) 2313090 - FAX: (33) 2265980 - QUILLOTA e-mail: conservadorquillota@gmail.com

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en la natación chilena hace ya más de medio siglo pidiendo ayuda para seguir recordando.

“Yo participaba en los 100 y 200 metros estilo pecho, que eran mi especialidad. En el año 1954 me correspondió viajar al Campeonato Sudamericano de Sao Paulo, Brasil y luego el año 1956, también integré la delegación chilena que participó en la competencia sudamericana”.

Pero Hans Hartog relata que también fue ganador de las competencias de relevos en estilo libre y en una entretenida competencia de cuatro estilos por 50 metros.

“Teníamos el récord de Chile y lográbamos siempre sumar medallas, en las distintas competencias en que participábamos y destacando que la natación la practicaba por la mañana antes de ir al trabajo y luego del horario laboral hasta muy tarde cuando se cerraba la piscina cerca de las 21 horas”.

Fueron cerca de cinco años de participaciones en la natación nacional hasta que cerca de los 25 años de edad, el joven decidió retirarse de la actividad competitiva en la na-

En la contraportada de la Revista Estadio aparece Hans Hartog, al centro, junto a la selección chilena de natación que participó en el Torneo Sudamericano de Sao Paulo el año 1956.

tación, para dar paso a la participación en otras de sus actividades deportivas.

Ya en esos años se había casado con Mónica Olguín García, siendo padre de dos niñas, Karina y Christel, destacando que finalizada época laboral, se vinieron a vivir definitivamente, hace cerca de 40 años, a Quillota.

Ya en la ciudad el ahora brillante ex nadador tuvo la posibilidad de cumplir labores como administrador de un fundo y donde aprendió todo sobre el cultivo y comercialización de las paltas.

UN GRAN JUGADOR Y DIRIGENTE DEL TENIS Como siempre el deporte siguió estando presente en su vida, por lo que no dudó en integrarse al Club de Tenis “QuiContinúa en página 10

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La extraordinaria carrera del... llota”. “Había aprendido a jugar este deporte en mi estadía en Arica”, donde junto con destacarse en la parte deportiva, fue un participante activo de las diversas competencias que se realizaban en el club, como

también en otras ciudades y además fue un destacado directivo de la institución deportiva quillotana.

Estando en el cargo de presidente por varios periodos del club que se ubica en calle

Yungay, su metódico y ordenado trabajo como dirigente le permitió estar al frente en la realización de diversas obras de adelanto en el club quillotano, cuyos socios siempre le recuerdan por su gran tarea al frente de la institución deportiva, destacando, por ejemplo, la construcción de la nueva sede y los camarines de la institu-

ción tenística.

“Fueron lindos años en que se trabajó muy duro junto a otros dirigentes y socios para engrandecer el club”, recuerda Hans Hartog, destacando que siempre estuvo ligado al deporte e incluso su intensa participación en las canchas de tenis de la zona se terminó hace muy pocos años.

EL WINDSURF UNO DE SUS ÚLTIMOS DEPORTES Su pasión por el deporte, también le llevó a ser parte del windsurf, siendo uno de los deportistas chilenos más longevos en practicar este deporte, como cuenta su esposa, “incluso le hicieron varios reportajes y además tener la posibilidad de estar en distintos países del continente, donde también mostró su calidad en este deporte acuático. Comenzó cerca de los 60 años a practicar este deporte y se metía sólo al mar”, recuerda Mónica Olguín, con quien ya suma más de cinco décadas de matrimonio y le acompañó en las distintas participaciones que realizó en las aguas del mar de sudamerica.

Ya alejado de los deportes, en los últimos años Hans Hartog también se dedicó a la pintura, al igual que su esposa,

y por ello varios cuadros de su autoría están adornando las murallas de su hogar.

Las pinturas se encuentran junto a la gran cantidad de diplomas y trofeos que el destacado deportista logró a la largo de su exitosa carrera deportiva, “fueron años muy lindos ya que conocí a mucha gente y también me queda el hermoso recuerdo de haber representado a nuestro país en distintas competencias y eso,

por supuesto, que es un orgullo”, manifestó con emoción el deportista quillotano.

Luego de la despedida, Hans Hartog Matas en sus ojos evidencia alegría y siguió revisando los álbumes, donde fotografías y notas de los diarios de la época, dan cuenta de la brillante carrera deportiva de este quillotano que durante la década del ´50, fue una de las grandes figuras de la natación chilena.

Hans Hartog, a la derecha, aparece junto a Darío Contreras, otro de los grandes de la natación chilena en la década del ´50.

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Viernes 3 de octubre de 2014

Recorriendo las playas y cerros se forjó el mejor atleta quinterano Juan Véliz Ortiz comenzó a correr cuando era estudiante del Liceo de Quintero y luego ha desarrollado una gran carrera deportiva que le ha permitido destacarse a nivel regional y nacional Por Eduardo Schneindt Ávila

Hablar de atletismo en la comuna de Quintero, es hablar del legendario Juan Véliz Ortiz. Un quinterano de tomo y lomo. De abuelos y padres quinteranos, ha tenido una vida sana la misma que le permite destacarse en el deporte y ser un luchador constante, buscando siempre salir adelante en la disciplina que desde siempre le apasionó, el atletismo.

Con sus 56 años de vida, Juan Véliz se considera un agradecido de la vida. “Viví muchos momentos de alegría y también de tristeza, pena y desconsuelo, pero siempre con la fe de que algún día podría cambiar mi vida”, manifiesta el destacado atleta quinterano.

SUS INICIOS DANDO LA VUELTA A QUINTERO Sobre sus inicios el destacado atleta quinterano relata, “comencé a correr en representación del Liceo de Hombres de Quintero en la década del ´70.

Corríamos la vuelta a Quintero, que en esos tiempos era correr por la carretera F30E, el cementerio, camino a Loncura, la caleta y regresábamos por la playa hasta el mismo Liceo. Ahí comprendí que el atletismo era mi deporte”.

Ya cuando se empinaba por los 16 años de edad, Gustavo Mora, que en la época era funcionario de Enami Ventanas, lo vio correr y lo invitó a participar a una competencia en Viña del Mar, donde había pruebas de 5 mil y 10 mil metros.

“Participé en las dos corridas y gané en ambas a atletas de la Armada de Chile, de colegios de Viña del Mar y a competidores del ex Camuvi (Casino de Viña del Mar). Luego de este gran comienzo, me prepararon para ser fondista y gané, consiguiendo buenas marcas a nivel regional”.

Luego el deportista tuvo la oportunidad de participar en competencias de la Asociación Viña del Mar y Enami Ventanas, “también participé en la Copa Milo, en dos torneos nacionales logrando el primer y segundo lugar en 5 y 10 mil metros”.

Pero a los 17 años, Juan Veliz cumple uno de sus sueños, al ser seleccionado nacional juvenil teniendo la posibilidad de participar en Buenos Aires, Argentina y en el Campeonato Sudamericano de Uruguay y donde alcanza el segundo puesto.

“Posteriormente me invita-

Juan Véliz a los 56 años sigue sumando triunfos, ahora en la categoría senior del fondismo a nivel regional.

ron a participar en la Corrida de San Silvestre que tiene una distancia de 7.900 metros y donde compitieron cuatro mil ochocientos participantes, logrando un meritorio lugar 39”, recuerda el fondista de Quintero.

Pero los logros conseguidos eran solamente gracias a su propio esfuerzo. “Nunca tuve una gran ayuda de nadie.

Ni de las autoridades, y tampoco del comercio que me había ofrecido un par de zapatillas que nunca llegaron”, manifiesta con nostalgia Juan Véliz, como queriendo desahogarse después de muchos años.

SU VIAJE A EUROPA Hastiado y cansado de las falsas promesas de ayuda, el deportista optó por viajar a Europa, no sin antes participar en la competencia Chile Siglo y Medio, donde también compitieron atletas de la calidad de Edmundo Wanke junto a atletas de Brasil, España, Alemania y Holanda.

Debido a su buen rendimiento y el primer lugar que consiguió en esta corrida, la Asociación de Viña del Mar entregó una beca por seis meses teniendo la posibilidad de viajar a España a la ciudad de Tarragona, donde realizó una gran temporada.

Pero nuevamente la falta de apoyo le pasaría la cuenta. “No quería volver a Chile sin nada.

Por ello me fui a Barcelona donde trabajé en una fábrica de loza y en los tiempos libres, participaba en diferentes corridas”.

Su paso por tierras europeas posteriormente le llevarían a Génova, Italia. Junto a un grupo de amigos la idea era embarcarse, pero la intención falló debiendo viajar a Pireos, Grecia, donde después de dos meses logró embarcarse en un buque de bandera griega.

“Allí trabajé un año cuatro meses y cuando llegaba a tierra, tenía la posibilidad de entrenar y correr en diferentes ciudades de Europa”.

Ya de vuelta en Chile en el año ´81 y estando nuevamente en Quintero, logró ser apoyado por el ex alcalde Gabriel Campos Medina, quien le colaboró con la alimentación y vitaminas para sus participaciones.

Posteriormente el atleta logró conseguir trabajo en la Empresa Enami Ventanas, donde logró buenas actuaciones representando a la empresa estatal y de paso aseguró su familia.

“Pude comprarme mejores zapatillas y buzos para participar. Fui a ciento de pruebas, entre las que se cuenta la Corri-

da Patricio Mekis en Santiago, la Maratón del Roto Chileno, el sudamericano Orlando Guaita, consiguiendo buenos lugares en todas estas competencias”.

TAMBIÉN DESTACÓ EN LA SERIE SENIOR Después, con el paso de los años, Juan Véliz se integró a las competencias de la serie senior, logrando muchos triunfos que se traducen en más de 400 premios entre galvanos, medallas y trofeos que adornan las murallas de su hogar.

“Uno de los triunfos más importantes fue el primer lugar logrado en la Corrida Internacional de Valdivia, donde en una gran carrera logré el triunfo”.

Pero un año antes el quinterano también había logrado ganar en la Corrida Internacional de Viña del Mar, con una distancia de 21 kilómetros.

Pero los colores quinteranos también estaban presentes gracias a la presencia de Juan Véliz en diferentes competencias en La Calera, Viña del Mar, Curauma y Valparaíso y donde su figura siempre destacó.

Pero entre sus logros más importantes en una carrera deportiva muy exitosa, está el haber sido considerado como el Mejor Deportista de las Olimpiadas del Cobre, certamen realizado en el año 93 y donde estuvieron presentes delegaciones de La Serena y Copiapó.

CON SU MISMA SANGRE Su hijo Iván es quien ha seguido sus pasos y ha estado participando desde los 17 años en diferentes competencias, consiguiendo buenos resultados y llevando el apellido Véliz a las pruebas de fondo que se realizan en distintos puntos de la región.

Juan Véliz en la actualidad se dedica a su pasión

Cientos de trofeos, medallas y premios ha logrado en su extensa carrera el deportista quinterano.

deportiva y a la venta de productos del mar.

“El atletismo me ha dado muchas satisfacciones en lo deportivo, no así en lo económico. Para este deporte es necesario tener un buen respaldo económico. Llegué a pedirles a los propios competidores que me prestaran sus zapatillas, para poder correr ya que las mías estaban llenas de óxido y así no podía participar”.

Hoy Juan Véliz ha sido reconocido por el municipio, que en los próximos días le entregará una beca municipal, “me

servirá para las vitaminas y alimentación. Agradezco al alcalde y al concejo ya que nadie antes se había preocupado por mí. Me hablaron por ahí de que me podría encargar del atletismo comunal, pero hasta que el alcalde no me diga nada, aún seguirá en rumores la situación. Ojalá se materialice, ya que sería muy bonito enseñar a los niños y jóvenes esta disciplina deportiva que es mi vida”, terminó manifestando este atleta que ha llevado los colores de Quintero a lo más alto del podio en distintas ciudades del país.

Su hijo Iván tomó la posta y sigue representando a Quintero en las pruebas del atletismo.

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Viernes 3 de octubre de 2014

Osvaldo “Papudo” Vargas y el recuerdo de su El oriundo del balneario no olvida su anotación en el estadio Malvinas Argentinas y entrega detalles de su labor actual ligada a sus propias Escuelas de Fútbol en Santiago Por Claudia Cortez Ulloa Mientras los chilenos conmemoraban y celebraban el día de la Independencia, el 18 de septiembre de 1980, en el mítico Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, se enfrentaban la selección chilena ante los albicelestes, que en ese momento eran los campeones del mundo.

En el estadio mendocino más de 20 mil personas convertían en una verdadera hoguera el recinto, con una marea albiceleste que entregaba el apoyo a sus seleccionados.

Entre ellos el mediocampista Diego Armando Maradona y en la portería el destacado Ubaldo Matildo Fillol, considerado en aquel entonces como el mejor arquero del mundo.

La selección chilena dirigida por Luis “Locutín” Santibáñez, enfrentaba ese partido amistoso con la ilusión de ganar a su tradicional rival, que en ese momento era el mejor equipo del planeta.

La selección chilena también llegó a este encuentro con importantes figuras en su oncena, como Eduardo Bonvallet, Manuel Rojas, Elías Figueroa, Vladimir Bigorra, Patricio Yánez, Oscar Wirth, Mario Soto, Rodolfo Dubó, Sandrino Castec y el gran Osvaldo “Papudo” Vargas.

EL GRITO DE “PAPUDO… PAPUDO…” En el inicio del partido el cuadro chileno comenzó a realizar su tradicional juego

estratégico con Luis Santibáñez en la banca, pero no dio resultados y el marcador fue abierto con un gol de Daniel Valencia, en favor de la oncena argentina.

Parecía que todo se derrumbaba, ya que más tarde Ramón Díaz aumentó la ventaja en favor de los trasandinos.

Chile quedó abajo por 2 a 0 y las proyecciones del resultado final ya firmaban apuestas favorables a los dueños de casa.

De pronto, una falta sobre el entonces sanluisino Patricio Yánez, que cayó violentamente al césped, significó un tiro libre en favor de Chile. Osvaldo “Papudo” Vargas, que estaba a varios metros de la jugada, divisó el balón y caminó hacia el lugar donde se debía ejecutar la falta.

Con seguridad tomó la pelota y la acomodó a cerca de 30 metros del arco, para lanzar el tiro libre que aparecía como una oportunidad de descontar en el marcador para la oncena roja.

Osvaldo Vargas con la pasión de un papudano que creció entre las playas y las canchas de tierra, sacó su derechazo potente para que el balón, luego de recorrer varios metros, llegara a descansar a las redes del arco trasandino.

Osvaldo Vargas había logrado el descuento, con un gol

que le marcaría su carrera deportiva en el futuro. ¡Papudo, Papudo, Papudo, Papudo lo hizo!, ¡Papudo lo hizo y Chile recupera confianza, Papudo Vargas saca del catastrófico final casi anunciado y le devuelve el aliento al cuadro chileno!!, ¡Gooooool….! ¡Goooool para

Chile!, ¡Papudo, Papudo Vargas lo hizo!, así lo narraba un relator, con la emoción de haber visto un verdadero golazo y venciendo la resistencia del mejor arquero del mundo.

“Fue un momento que no se borró nunca más de mi memoria, el minuto fue emocionante y eso fue clave para que

El destacado defensa central hoy está al frente de sus propias Escuelas de Fútbol en la capital y junto con ello es Director Deportivo de una empresa exportadora de acero.

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gol que sirvió para celebrar la Independencia luego viniera Sandrino Castec e hiciera la chilena que nos permitió quedar 2 a 2 con los campeones del mundo. El regreso a Chile fue muy emotivo y sobre todo a mi comuna, donde todos estaban muy contentos con lo que se había hecho y especialmente porque cuando me nombraban mí, era como que nombraban a todo el pueblo”.

Así lo recuerda Osvaldo Vargas, cuando ya han pasado más de tres décadas desde que anotó el gol más importante de toda su carrera futbolística.

LOS INICIOS DE UN GRANDE Es un momento que quedó grabado en el fútbol chileno, pero especialmente en este papudano, que cuando niño corría horas por los cerros de su comuna, en busca de un mejor acondicionamiento físico que le permitiera alguna vez llegar a integrarse al fútbol profesional.

Y aunque Osvaldo Vargas relata que cuando niño se inició

en el tenis, “como pasador de pelotas en los campeonatos de verano, para luego ser también uno de los animadores de los partidos”, que se jugaban en la arcilla papudana.

Sin embargo, “Papudo” asegura que nació con el balón en los pies. Su pasión se agudizaba cada domingo, cuando acompañaba a su papá hasta la cancha del Club Independiente, para verlo jugar justamente en el club que había fundado su padre junto a otros amigos.

Todo aquello sin imaginar que años más tarde sería su hijo quien se formaría como futbolista en este campo de juego y que tras su salto al fútbol profesional, hasta el día de hoy es considerado como el hijo ilustre de esta prestigiosa institución deportiva papudana.

“Mis recuerdos en el Club Independiente, son de mucho cariño. Llegué porque acompañaba a mi padre y como todo cabro chico, andaba detrás

El futbolista aparece junto a su familia, con quien reside en la capital, pero cada fin de semana viene a su querido Papudo.

Alejandro Villarroel CONCEJAL EN TERRENO

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de la pelota. Después me dieron la oportunidad de jugar y allí comencé a desarrollarme en distintas posiciones. En la cancha, que entonces era de tierra, jugué como arquero, volante y defensa central, donde me quedé por toda mi carrera deportiva”.

BICHARA CHAHUÁN SE APARECE EN SU CAMINO Era temporada de verano del año 1976 y el balneario de Papudo como siempre tenía a miles de turistas. Entre los veraneantes se encontraba Bichara Chahuán, uno de los dirigentes más reconocidos y destacados que ha tenido Unión La Calera en su larga historia deportiva.

Bichara Chahuán sólo vio al jugador papudano, que con sólo 16 años dominaba de manera sin igual el balón, en aquel modesto campo de juego y tuvo claro que era la figura que quería para el cuadro rojo de sus amores.

“Bicharita fue bien generoso, me dio plata hasta para los pasajes, yo no lo podía creer. Me fui a La Calera y el entrenador que en esos tiempos era Donato Hernández, me vio jugar unos minutos y me mandó a duchar.

El contrato ya estaba ganado”, relata Osvaldo “Papudo” Vargas.

Lo que nadie sabe es que el defensor papudano sin prever este gran salto que le regalaba el fútbol y el visionario Bichara, ya había sostenido con anterioridad conversaciones con el presidente del Club Serrano de La Ligua, el dirigente Emilio Mocarquer, para su posible traslado a la capital de los dulces y los tejidos,

“Papudo” Vargas, entrando a la cancha del Estadio Nacional, encabezando al equipo de O´Higgins, camiseta con la cual realizó sus mejores campañas en el fútbol chileno.

acuerdo que quedó cancelado luego de la firma del defensa central con el cuadro calerano y que le permitió abrir la puerta al profesionalismo.

En el conjunto cementero permaneció por cuatro años, donde incluso llegó a ser seleccionado nacional en serie juvenil.

Esas buenas actuaciones le hacen contar con valiosas oportunidades para su crecimiento deportivo, como fue la que le surgió para integrarse a O`Higgins de Rancagua, logando cumplir con la camiseta celeste rancagüina sus mejores temporadas.

“O`Higgins me permitió poder desenvolverme plenamente como deportista. Tuve muy buenas campañas y eso me permitió irme posteriormente al Club Gimnasia Esgrima de la Plata en Argentina y luego al Club Filanbanco de Ecuador.

A los dos años después regresé a Chile para jugar en Unión Española en el año 1987, luego vino Rangers de Talca, Deportes Valdivia,

Deportes Concepción, Santiago Wanderers, en 1992 viajé a Venezuela hasta Minerven, volví a Puerto Montt en 1994 y ese año me retiré del fútbol profesional”, recuerda con exactitud Osvaldo Vargas, al hacer un recorrido de cada paso que dio en el fútbol profesional.

EL DT DE SUS PROPIAS ESCUELAS DE FÚTBOL Una figura que dejó una estela brillante en el deporte nacional, pero que a pesar de haber “colgado los botines” sigue ligado al fútbol como entrenador de las Escuelas de Fútbol que él mismo ha fundado en la Región Metropolitana. Además se suma su trabajo en las escuelas de verano que se realizan para los niños de Papudo.

En la actualidad Osvaldo Vargas vive en Santiago junto a su esposa e hijas, pero la familia viaja todos los fines de semana hasta su querido Papudo.

Está feliz porque hace 12

años es el Director Deportivo de una gran empresa exportadora de acero y paralelamente maneja sus proyectos personales.

“Mis hijas ya están grandes, la mayor de ellas contrajo matrimonio el pasado sábado 23 agosto, lo que me entusiasma para ser pronto abuelo”. Sin embargo, cuando es consultado sobre qué camiseta le pondrá a su primer nieto, lo piensa y asegura que le gusta el fútbol en general, pero no puede evitar nombrar a Unión La Calera.

“Fue este club el que me dio la oportunidad para mostrarme lo lejos que podía llegar en el fútbol profesional”.

Una campaña que fue retribuida con la alegría que el gran Osvaldo “Papudo” Vargas le dio a su pueblo chileno cada vez que el balón llegaba a sus pies y con ese gol que anotó en el Estadio Malvinas Argentinas, el que pese al paso de los años, todavía es recordado por los hinchas chilenos.

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Mauricio Escobar Olivares: el “patrón” de El delantero saltó de la Selección Amateur de Limache, que ocupó el cuarto lugar en el Torneo Nacional de Antofagasta, al fútbol profesional y por varios años fue uno de los goleadores en Everton de Viña del Mar. Por Juan Carlos Reyes Morales

El apellido Escobar en Limache, es sinónimo de buenos futbolistas. No en vano el matrimonio Escobar-Olivares, que por años residió en la calle 18 de Septiembre y que tuvo nueve hijos, la gran mayoría varones, tuvo la posibilidad de llegar a tener tres hijos futbolistas profesionales.

El mayor de ellos y quien

primero llegó al profesionalismo, fue Mauricio. Luego le siguieron Enzo, que llegó a ser seleccionado chileno y estuvo en el Mundial de España `82 y finalmente Omar, quien luego de viajar a Europa en dos ocasiones, debutó en el fútbol profesional en Universidad Católica. Sin embargo una lesión lo dejó al margen de la

Mauricio Escobar, a la derecha, aparece junto a su hermano Enzo, en una gráfica captada en Arica cuando ambos se enfrentaron, el primero defendiendo a la selección preolímpica y el segundo por el equipo del Regimiento nortino donde realizaba el servicio militar.

actividad competitiva, pese a las grandes condiciones que poseía.

DE LA PICHANGA DEL BARRIO A EVERTON Los inicios en el fútbol para los hermanos Escobar fueron como tantos niños en la pichanga del barrio, tal como lo recuerda Mauricio, en una conversación realizada en el centro recreacional que tiene su hermano Enzo en calle 18 de Septiembre.

“Con mis amigos nos juntábamos en un sitio que había frente a nuestra casa y que fue la primera canchita que tuvimos. Allí esperábamos que salieran los chiquillos de la Escuela 103 de las clases de la tarde y armábamos unas pichangas interminables”.

Pero para el goleador limachino hay una persona que fue fundamental en su incorporación al fútbol. “Humberto `Peluca´ Delgado, fue una persona de gran valor en mi niñez y juventud. Nos ayudó mucho en nuestra infancia que fue de familia humilde y con necesidades y muchas veces él nos ayudó incluso con aportes. Fue él quien además nos llevó a mí con Enzo, con 6 y 8 años al Club Nacional y también a los hermanos Reinaldo e Hipólito Maturana”.

Fue el primer paso, ya que luego la familia Escobar debió trasladarse a Valparaíso por un par de años, lo que llevó a que los hermanos limachinos tuvieran que integrarse a estudiar y jugar en el puerto.

“Fue una etapa triste de mi vida ya que me costó habituarme a esta nueva situación. Con 13 años, echaba de menos la cancha de tierra y todo lo que se producía en la agricultura a diferencia de vivir en Playa Ancha en una casa chica e incómoda”.

En lo futbolístico Mauricio se integró al Club Peñarol de la Asociación Alejo Barrios y donde comienza a destacarse. “Incluso logramos la mejor campaña del club con una juvenil que marcó historia en el

Peñarol y donde nuestro gran rival fue Caupolicán”.

El regreso a Limache le permite al “Mauro” regresar a Nacional, para prontamente integrarse al Club Trinidad, donde ya deslumbra con sus dotes de gran goleador en el fútbol amateur. Aunque su pasión futbolera también le permitía colocarse la camiseta roja de los “Hilton”, el equipo integrado por todos los amigos del barrio.

Esas mismas cualidades le llevaron a ser parte de la Selección Adulta limachina del ´69, la misma que luego de obtener el título de la Quinta Región, viajó para ser parte del Torneo Nacional de Antofagasta donde los limachinos lograron un brillante cuarto lugar.

Ese fue para Mauricio Escobar, uno de los grandes equipos en que jugó. “Tuve el gran honor de ser parte de esa selección. En ese equipo hubo grandes jugadores, como Adán Otaíza, Germán Cueto, el ´Chueco´ Arratia, `Catete´ Ibacache, `Chochín´ Osorio y además Mario Álvarez, que era nuestro entrenador, eligió muy buenos refuerzos como el `Chico´ Ortíz, `Potro´ Quiroz y `Máquina´ Hernández, una gran selección que dejó muy bien puesto el nombre de la comuna”.

SU PASO POR TAHITÍ La gran actuación de los limachinos y también de Mauricio Escobar, que fue uno de los goleadores en la competencia antofagastina, le llevó a que fuera seleccionado para integrar el combinado nacional amateur que jugaría en los Juegos Olímpicos de Calí, Colombia.

Esa nominación le llevó a vivir uno de sus mejores momentos en el fútbol, al tener la posibilidad de recorrer Chile y viajar para jugar con la camiseta roja en Tahití y Perú.

De regreso de ese viaje llega lo que Mauricio Escobar tanto esperaba. Dirigentes de Everton, a solicitud del entrenador Raúl Pino, llegaron hasta su casa para integrarlo al club

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Saluda al diario “El Observador” en sus 44 años entregando la mejor información deportiva

viñamarino.

La firma de su contrato como profesional le impidió integrar la selección olímpica y comienza su carrera con la camiseta evertoniana.

“Me integré el año ´71 y jugué hasta el ´74. Ese año bajamos a Segunda División y cometí el error de irme a Wanderers. Debí haberme quedado en Viña del Mar ya que el equipo anduvo bien en el ascenso.

Por ello regresé de inmediato al año siguiente a Everton, para terminar mi carrera el año ´76”.

Pese a que tuvo opciones de haber continuado en el profesionalismo, Mauricio decidió dar un paso al costado. “Pude haber ido a Santiago Morning

donde estaba Luis Álamos también a Universidad de Chile y Coquimbo Unido. Me llegó un telegrama, pero estaba pasando por una etapa complicada, recién me había casado, tenía mis hijos chicos, pero al final decidí aceptar un ofrecimiento para integrarme a Expresos Viña y así terminó el fútbol profesional para mí”.

Cinco años en los cuales el delantero limachino manifiesta no haber ganado tanto dinero, “eran años complicados. Creo que me mantuve, pero no gané dinero”.

Sin embargo, “Mauro” Escobar atesora momentos muy lindos mientras vistió la camiseta oro y cielo. Como su pri-

Desde los “Hilton” y Nacional, Mauricio Escobar llegó a Everton a comienzos de 1971.

Su gol más bonito fue anulado

Si bien el “Mauro” Escobar anotó muchos goles en su carrera, hay uno que no olvida. Fue el que anotó en la segunda fecha del Campeonato de Primera División el año 1975. “Fue en el Estadio Santa Laura ante la `U´, perdimos por 4 a 2 pero ante un gran equipo con Hugo Carballo en el arco, Pellegrini. Fue un remate espectacular pero el balón rompió las redes y Juan Carlos Sarnari, le dijo al árbitro que la pelota no había entrado y le creyó. Fue un golazo pero lamentablemente el árbitro no lo marcó. Incluso después Pedro Carcuro demostró en la TV que había sido gol”.

También el goleador limachino tiene a su preferido como el mejor jugador de la historia. “Tuve la oportunidad de ver a todos los jugadores desde Di Stefano, Pelé y creo que el mejor es Messi”.

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los goles limachinos que brilló en Everton mer partido con Everton y donde anotó un gol ante Deportes Concepción.

“Fue en Valparaíso ya que Sausalito estaba con problemas por el terremoto del ´71.

En los años en que estuve en Everton, pese a no ser titular indiscutido, siempre estuve entre los tres goleadores del equipo”.

Pero también está la otra cara de la moneda con recuerdos amargos, como fue el descenso con Everton, club del cual el futbolista limachino se hizo un fanático y donde tuvo la oportunidad de jugar por un par de temporadas con su hermano Enzo.

Los años han pasado desde que Mauricio brilló con la camiseta viñamarina, pero todavía piensa que pudo llegar más lejos en el fútbol profesional.

“Creo que tal como lo dice Bonvallet, me hizo falta tener un orientador. En los años en que jugué las cosas eran muy desordenadas y a lo mejor eso me llevó a que no pudiera llegar más lejos. Pero estoy feliz con lo que hice en el fútbol”.

EL FÚTBOL YA ES PASADO Hoy el delantero vive en Limache y trabaja en la locomoción colectiva y del fútbol se retiró totalmente, destacando que su último club fue Bandera de Chile de Viña del Mar, con quien incluso jugó en el Torneo Regional ANFA. “Mi labor ahora es supervisor de GPS de los buses, un sistema muy bonito, pero estresante ya que hay que tener contacto con mucha gente. Me levanto muy temprano, cerca de las 5 de la madrugada y trabajo hasta cerca de las 14 horas”.

En su vida familiar Mauricio Escobar, tiene cuatro hijos, diez nietos y una de sus hijas es casada con un australiano, por lo que ha tenido la posibilidad de viajar a ese país.

“Creo que en la vida me ha ido mejor ahora que cuando estaba en el fútbol ya que no gané plata, pero fueron muy lindos esos años y donde es importante destacar la gran labor de mis padres que siempre estuvieron presentes y nos entregaron grandes enseñanzas”.

El delantero limachino, quinto de izquierda a derecha en la fila inferior, aparece junto al equipo ruletero que jugó en la competencia del ´73. Arriba de pie al centro, aparece su hermano Enzo.

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Agustín Macellari Balzarini, el calerano que Se coronó campeón nacional, defendió a la selección pedalera chilena y logró instalarse en la historia del ciclismo En la imagen, Agustín Macellari en los años de pedalero y cuando defendía a la Asociación de Ciclismo de Quillota en los torneos nacionales.

Por Ricardo Maturana Otey

Fue uno de los más grandes ciclistas que tuvo La Calera. Pese a no nacer en la Ciudad del Cemento, Agustín Macellari Balzarini, logró a muy temprana edad imponerse en el deporte de la bicicleta, llegando incluso a representar a nuestro país en diversas competencias en el extranjero y durante un lapso breve de seis años, fue el mejor en su especialidad.

Hijo de inmigrantes italianos que llegaron desde Bobbio, pequeña ciudad de la provincia de Piacenza, en el norte de Italia, Agustín Macellari nació un 2 de febrero de 1932 y dio sus primeros pasos en Valparaíso, para luego junto a su familia radicarse primero en San Felipe y luego en La Calera, lugar hasta donde llegaron buscando un mejor clima para su madre. Aquí sería donde el pequeño Agustín, comenzó a forjar el amor y la pasión por el ciclismo.

CONSEJOS POR CORRESPONDENCIA Aun estando en el colegio, a fines de la década del 40, acostumbraba a ver a los pedaleros que pertenecían al Club Súpermelón de La Calera como un espectador más. Desde niño le gustaba el ciclismo, pero jamás se le pasó por la mente hacer de su gusto algo competitivo.

Sin embargo, llegó un día en que como otras veces fue a ver una prueba en las calles de La Calera. El pequeño Agustín, tomaba su bicicleta -una común y corriente, de paseo de casi 15 kilos- y corría junto a los competidores.

Cuando se daba cuenta que la meta estaba cerca, aceleraba el ritmo y llegaba primero que todos los más avezados ciclistas, solo para ver la llegada en primera fila. Sin embargo, pedaleaba tan rápido que era el primero en cruzar la meta ante la sorpresa de todos.

Este hecho llamó la atención de los dirigentes del club calerano, quienes no tardaron en invitarlo a integrarse a la institución, viendo las innegables condiciones del novel pedalero.

Agustín Macellari jamás pensó en que se le daría la posibilidad de competir, aunque siempre le gustó el mundo del ciclismo, más aún cuando sintió la emoción de cruzar la meta. Al recibir la invitación del Club Súpermelón, no lo dudó y

comenzó a entrenar pedaleando en las calles de La Calera todos los días, buscando mejorar sus condiciones traídas desde la cuna y fomentadas por la pasión por este deporte.

Su afición por el ciclismo lo llevó a buscar ayuda para ser cada día mejor. Eran otros tiempos, sin las ventajas que entregan hoy las redes sociales o Internet. Por eso Agustín Macellari optó por la única manera de pedir un consejo a un especialista que había en ese momento.

Así es como se contactaba a través de cartas con Fernando Valdivieso Etchevers, conocido como “Tito París”, periodista deportivo especializado en ciclismo que escribía en la mítica y recordada revista Estadio, la más importante del país.

El profesional respondía las misivas enviadas por el entusiasta y joven deportista calerano, entregando consejos y conocimientos que Agustín Macellari ponía en práctica con el objetivo de ser siempre mejor sobre su bicicleta.

Sus padres, motivados por las ganas del novato corredor, encargaron a Italia una bicicleta a su medida, lo que claramente le ayudó a conseguir logros en el breve lapso. Sus primeras conquistas pedaleras y sus innegables condiciones nuevamente llamaron la atención, esta vez de la Asociación de Ciclismo de Quillota.

Fue el dirigente quillotano Ramón Jarufe, quien inició las gestiones para darle una beca a Agustín Macellari para que

fuera a Italia y potenciara sus condiciones en el ciclismo.

Sin embargo, sus padres se opusieron, principalmente porque era muy joven -recién tenía 17 años- y aun estaba estudiando, por lo que no pudo viajar.

EL MEJOR DE CHILE En ese tiempo, cuando el eximio pedalero calerano daba sus primeros pasos defendiendo primero la casaquilla del Súpermelón, tuvo su primera participación importante en el Campeonato Nacional de Rancagua. Ocupó el sexto lugar. Pero su revancha llegaría pronto.

En 1953 compite en Santiago, obteniendo un gran cuarto lugar que siguió motivándolo para mejorar cada día más.

El mismo año, participa en el Campeonato Nacional de Curicó y se consagra subcampeón nacional en velocidad pura y en los mil metros contrarreloj.

Fue aquí que el calerano se dio cuenta que no había grandes diferencias entre los mejores corredores de la época y él, lo que indudablemente lo motivó aun más para seguir en este deporte.

Entonces, al año siguiente, en 1954, llegaría el momento de la consagración definitiva para Agustín Macellari Balzarini. Viajó representando a la Asociación de Quillota para competir en el Nacional de Talca, en esta prueba obtiene el

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“Este municipio está dando a Olmué lo que siempre ha merecido” La alcaldesa Macarena Santelices detalló los logros de la gestión del equipo municipal que dirige, que ha conseguido cambios históricos, en una comuna que recuperó sus colores Hace pocos días, la alcaldesa de Olmué, Macarena Santelices, recibió un llamado telefónico de su colega de Viña del Mar, Virginia Reginato. Había pasado las Fiestas Patrias en la comuna y notó una serie de cambios que le hicieron tomar el teléfono y hacer algo que pocos políticos hacen: felicitar a su par.

“Muchas veces, los que estamos dentro del municipio, no nos damos cuenta de los muchos avances que hemos tenido en poco tiempo y la alcaldesa de Viña del Mar estuvo acá todos los días del 18 de septiembre, alojada en El Copihue, y me llamó por teléfono para felicitarme por cómo no solo habíamos salido de las deudas municipales, sino además habíamos logrado gestión y tantos otros proyectos en tan poco tiempo”, cuenta feliz.

La joven periodista de 36 años dirige los destinos de Olmué, sabiendo que su tarea está dando nuevos aires a una comuna que está tomando una notoriedad nacional que se había perdido.

- Olmué ha tomado una posición de mayor visibilidad en la región. ¿Cómo se produjo este despertar de la comuna como marca y como protagonista del desarrollo regional?

“Son sólo dos años de gestión, pero desde los cuatro que fui concejal, siendo periodista, sabía lo importante que son los medios de comunicación para posicionar una marca, una persona o una comuna. Olmué tenía siempre esa gran deuda y la pelea que di se basó en que no podía ser que tuviéramos el segundo festival más importante de Chile y tuviera pérdidas de más de 190 millones de pesos todos los años. En estos dos años, todo lo que dije que haría, hoy es realidad. Mi sueño era que el Festival de Olmué tuviera costo cero o no significara más gastos para el municipio y eso no sólo se logró, sino además ya tenemos cifras azules”.

- ¿Esto se ha replicado en otros aspectos de la gestión municipal?

“Sí. Por ejemplo, en el Departamento de Educación, donde nos encontramos con que no sólo había malversación de fondos comprobada y con una querella que hubo que presentar; sino además debimos devolver plata. También tuvimos que hacernos cargo de una deuda de 400 millones de pesos de platas del bono SAE y los pagamos con fondos propios, sin vender ninguna propiedad, que era lo que quería hacer la administración anterior, por medio de un leaseback de la Villa Olímpica”.

- ¿Qué otras cosas cree que debieran haberse hecho antes y ahora son realidad?

“El centro de la comuna no tenía luminarias.

Hoy tiene iluminación típica colonial; además la remodelación de la plaza, los íconos que hemos instalado en muchos puntos, que dan identidad a la comuna, realizadas por artesanos; el escenario que tenemos con el monumento a los caballos en la Parque Teniente Merino, dejando algo que recuerda que algún día allí estuvieron

los arrendadores y le devolvimos, con eso, la denominación popular de plaza de los Caballos’”.

- Pero para hacer estas inversiones hay que tener las cuentas en equilibrio, ¿cómo se ordenó la casa?

“Yo siempre he sido muy trabajólica.

Reconozco que este alto costo lo ha sentido mi familia, lo sintió mi guagua de un año y cinco meses, que tuvo una enfermedad y en gran parte fue porque uno traspasa el estrés y los problemas a los hijos. Tengo un marido que me apoya en todo, así que trabajo de lunes a lunes; y cuento con un equipo de trabajo ha sido espectacular: una administradora municipal, Soledad Rubio, ante quien hay que sacarse el sombrero; una excelente encargada de Relaciones Públicas, Verónica Ramírez; en Educación, Teresa Arancibia, que es una profesora que lleva más de 30 años en la comuna y lidera el Departamento de Educación, sacando adelante este barco; y en salud también tenemos grandes profesionales, como Ximena Rivera, que está a cargo de la dirección del Cesfam. Porque esto no se hace sola, es un gran equipo queriendo hacer de Olmué lo que la comuna se merecía”.

- Ahora se ha recibido una noticia muy importante, con la aprobación de recursos para el nuevo Estadio Municipal. ¿Cuál es la importancia de este proyecto para la comuna?

“Se había hablado mucho de un Estadio Municipal en Olmué y nunca hubo un proyecto real. En la administración pasada hubo uno, pero de 2 mil millones de pesos, que lo hacía absolutamente inviable. Entonces, decidimos trabajar desde cero, con un proyecto realista, que fuera financiable por el Gobierno Regional.

En un año obtuvimos el Estudio de Ingeniería y el RS para optar a los recursos. Esto quedó listo en noviembre del 2013. Asumió el nuevo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y pidió a todas las regiones un reporte de los estadios que se encontraban con RS. Entre ellos estaba el nuestro. Entonces, en el discurso del 21 de mayo, hizo un compromiso de que este año se construiría el Estadio Municipal de Olmué.

Sin embargo, esa promesa había quedado un poquito olvidada”.

- Y, ¿cómo se reactivó?

“De inmediato comenzamos un movimiento ciudadano con todos los asociados a las organizaciones deportivas de fútbol y reunimos más de mil quinientas firmas, que remitimos con copia a la Presidencia, al intendente y los consejeros regionales. Entonces, gracias a la decisión de los consejeros, que son 28, que sesionaron en Olmué de forma histórica el lunes 15 de septiembre, tuvimos que hacer la presentación de estos proyectos y se comprometieron a hacer realidad el compromiso de la Presidenta. La semana pasada se aprobó definitivamente. Así que agradecer sólo al intendente y la Presidenta sería injusto, porque acá hay un trabajo que se hizo con los

La construcción del Liceo de Quebrada Alvarado es una prueba de la creatividad del equipo municipal, pues se pudo ampliar la Jornada Escolar gracias al que establecimiento estuvo levantado en tres meses, usando modernos módulos prefabricados.

Olmué dejó de estar dormida y ahora es una comuna que ha aparecido nacionalmente, aprovechando de mejor manera la realización del Festival del Huaso y el Festival Gastronómico.

Macarena Santelices, alcaldesa de Olmué, hizo un balance de la gestión del equipo municipal en los dos primeros años de gestión.

28 consejeros y en especial con los de Marga Marga: Cristián Urrea, Mauricio Palacios, Percy Marín y María Paz Santelices”.

- ¿Qué iniciativas vienen para mejorar algunos sectores que aún no tienen pavimentación u otro tipo de servicios básicos?

“Se viene un plan de asfalto para el sector de Arturo Prat, que había estado olvidado por muchos años. Hoy los vecinos, tal como hemos hecho pavimentos participativos en muchos sectores, también merecían saneamientos básicos. Entonces, tenemos un proyecto a través de la Circular 33, para asfaltar el sector de Arturo Prat, que hubiera sido absolutamente imposible si no hubiese existido voluntad, porque es un sector de mucho cerro, mucha irregularidad geográfica, así que estamos muy orgullosos de tener ese proyecto también en espera. Además, ya han sido aprobados y en proceso de obras tres pavimentos participativos: en Lo Narváez, que es el Comité Vida Sana, donde el fallecido concejal Abelardo Campos hizo una tarea preciosa, porque asistía a todas las reuniones y motivó a los vecinos para que no perdieran la motivación. También en todo el sector de Canchita y Lo Guala; y en Manuel Rodríguez”.

- ¿Qué participación distinta ha tenido el municipio en estos proyectos?

“Por primera vez la Municipalidad está pagando el diseño. Antes se hacía a los vecinos pagar esta etapa, trabajos que son carísimos, de ocho millones de pesos hacia arriba. Por tanto, pagaban primero el diseño y después debían juntar el dinero para el complemento de recursos, que es poco en comparación a la obra

Los adultos mayores son los que más participan, como demostró el Campeonato Comunal de Cueca.

completa, pero para ellos demanda un enorme esfuerzo”.

- ¿Como está enfrentando Olmué los problemas sanitarios derivados de la falta de alcantarillado?

“Aquí también hay una buena noticia: la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas también comenzará su etapa de licitación. Esto permitirá dar alcantarillado a todos los sectores de Olmué que no lo tenían. Olmué es una de las cuatro comunas más vulnerables de la región, debido a que no teníamos resuelto el tema del saneamiento básico. Hoy tenemos un levantamiento de más de diez alcantarillados, que están también prontos a recibir su aprobación técnica y eso significa que van a tener recursos para ser habilitados en sectores céntricos de la comuna. Eso es justamente lo que más llamaba la atención, porque toda la calle que va paralela a la Avenida Eastman, desde la vuelta de la Quinta hasta el semáforo, no cuenta con alcantarillado y ahora lo va a tener”.

PrOMEsAs CuMPliéndOsE - Convertir al Festival de Olmué en un evento que no generara más pérdidas para el municipio.

Hoy tiene costo cero e incluso la última versión generó ingresos, además de los dividendos para emprendimientos de la comuna, en torno a la realización del festival.

- Aprobación y pronta licitación para la construcción del nuevo Estadio Municipal de Olmué, obteniendo una inversión de 1.500 millones de pesos, del Gobierno Regional.

- Convertir formalmente a Olmué en la Capital Folclórica de Chile, con el registro de la marca.

- Trabajo de la mano con los arrendadores de caballos, para difundir su labor y consolidarla como una tradición.

- Trabajo sistemático con las organizaciones vecinales. La alcaldesa señala que “era otra de mis promesas dar la seriedad que correspondía a las organizaciones, las juntas de vecinos, haciendo que las propuestas pasaran por ellos”.

- Desarrollo del proyecto para la primera

Medialuna Municipal, que se está trabajando con el Instituto Nacional del Deporte (IND).

- La piscina municipal ya tiene su etapa de diseño.

- La remodelación del cementerio, pues en invierno las familias subían al cerro, con mucha dificultad, porque el suelo es absolutamente gredoso y muchas veces ocurrieron accidentes.

La obra está entregada y dio más dignidad al lugar del último descanso.

- Alcantarillados en diferentes sectores de la Comuna - Renovación Plaza Manuel Montt - Renovación Parque Teniente Merino - Inauguración de Liceo en Quebrada de Alvarado - Mejoramiento de asfaltos en diferentes sectores de la comuna - Presencia del Departamento de Mantención Eléctrica en toda la comuna - Operativos caninos gratuitos para control y vacunación de mascotas.

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fue uno de los grandes del ciclismo nacional título de campeón nacional de velocidad pura, derrotando a los mejores del país, cruzando la meta en 12 segundos y 9 centésimas.

Ese logro le significó convertirse en toda una naciente figura del ciclismo nacional y ganarse el derecho de ser nominado para defender a la selección chilena de ciclismo.

Con la camiseta nacional compitió en el Cuarto Campeonato Sudamericano de Sao Paulo, Brasil, representando por primera vez a nuestro país en el extranjero, y obteniendo nada menos que el tercer lugar.

Las buenas actuaciones siguieron, al igual que su condición de seleccionado chileno, lo que le valió correr también en Argentina y Uruguay, representando a Chile en importantes pruebas ciclísticas.

NACE EL COMERCIANTE Sin embargo, así como rápido despuntó en el mundo del ciclismo, el entonces joven calerano también se despidió del ciclismo. Eran otros tiempos y el deporte no daba para

sobrevivir, había prioridades y pese a que mientras trabajaba en la Aduana de Valparaíso, tenía todas las facilidades para entrenar y competir, sus deseos de formar una familia, lo llevaron a abandonar el ciclismo para siempre.

Luego de seis años vertiginosos y plagados de logros importantes, que lo convir-

El ciclista calerano representó a Chile y logró buenos resultados en competencias internacionales.

tieron en uno de los grandes pedaleros de los años 50 del país, Agustín Macellari dejó la bicicleta a los 23 años.

Contrajo matrimonio con Wanda Cossio, se dedicó al comercio y formó su familia.

Ganó la representación de una empresa de gas licuado y tuvo una de las primeras tiendas de línea blanca en La Calera.

Comercialmente fue un visionario y trabajador toda su vida, ganándose el aprecio y el cariño de los caleranos.

Hoy, ya retirado de sus actividades comerciales, y algo delicado de salud, a sus 82 años, sigue siendo recordado por quienes vivieron de cerca sus momentos de gloria en el ciclismo calerano y nacional.

En la actualidad Agustín Macellari Balzarini, tiene 82 años y aún recuerda sus grandes actuaciones en el ciclismo a nivel nacional.