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- Edición Especial de Aniversario
Viernes 11 de octubre de 2013
EL OBSERVADOR
Editorial Historias de calles
Ellas reciben diariamente nuestros pasos,
tas actividades; otros, dieron todo de sí para
son silentes testigos del cotidiano devenir de
mejorar la vida de sus congéneres. También
los habitantes de cada ciudad, sus nombres
hubo quien tuvo visión de futuro y con ello
registran la historia y flotan de boca en boca
contribuyó al desarrollo o identidad de una
cuando hay que señalar una dirección. Sin
comuna.
embargo muchas veces ignoramos porqué
cada calle ha recibido su nombre.
qué cada comunidad quiso darle un lugar
La mayoría de las vías de cada comuna re-
perenne en la memoria a algún vecino des-
cuerdan a personajes distinguidos de la his-
tacado. Alcaldes, militares, empresarios, ha-
toria nacional, así en todas las ciudades hay
cendados, pensadores y hasta una auxiliar
calles que honran la memoria de O’Higgins,
de enfermería y bombera, se han ganado el
San Martín, Prat, Condell y tantos más.
derecho a tener una calle con su nombre.
Sin embargo cada comuna tiene a sus pro-
las diecisiete historias que hay detrás de die-
y mujeres señeros en sus comunidades, que
cisiete calles, para que la próxima vez que
con su esfuerzo y generosidad contribuyeron
transitemos por alguna de ellas, recordemos
para el desarrollo de sus vecinos.
-y agradezcamos- a quien le brindó su nom-
bre y los méritos que le llevaron a ganarse un
Algunos salieron de su tierra natal para
EMPRESA PERIODÍSTICA EL OBSERVADOR
Fundador y Presidente del Directorio: Roberto Silva Bijit
EDICIONES ESPECIALES
Redacción: Danilo Billiard Bravo Miguel Níñez Mercado Alonso Araya Aranda
lugar en la memoria de su comuna.
“La Verdad más que un valor es una actitud ante la vida”. Roberto Silva Bijit
Quillota
La Calera
Limache
La Ligua
San Felipe
Los Andes
Villa Alemana
Quillota y La Cruz La Concepción 277 Casilla 1 - D Fono: (33) 342209 (33) 342210 Quillota
La Calera, Artificio, Hijuelas, Nogales y El Melón Arturo Prat 797 Fonofax: (33) 342216 La Calera
Limache y Olmué Serrano 125 Of. 2 Fono: (33) 342220 San Francisco de Limache
La Ligua, Cabildo, Petorca, Papudo y Zapallar Ortiz de Rozas 694, 2º piso, oficina 19 Fono: (33)342217 La Ligua
San Felipe, Llay Llay, Santa María, Catemu, Putaendo, Panquehue Salinas 318 Fono: (34) 343712 San Felipe
Los Andes, San Esteban, Rinconada, Calle Larga Santa Rosa 225 Fono: (34) 343413 Los Andes
Villa Alemana, Quilpué, Santiago 710, Of. 206 2º piso, Edificio Karakum Fono: (32) 2158396 Villa Alemana
quillota@observador.cl
lacalera@observador.cl
limache@observador.cl
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margamarga@observador.cl
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Editora:
Marisol Valdés Riffo
Hemos querido destacar y dar a conocer
pios personajes a los que honrar, hombres
llegar a ser un orgullo al destacarse en distin-
Director: Roberto Silva Binvignat
Son diecisiete historias que explican por
Quillota
Fonofax: (33) 342205 Coordinadora Comercial: Sandra Sepúlveda Inostroza ventasquillota@observador.cl
San Felipe
Fono: (34) 343705 Coordinador Comercial: Carlos Iturriaga Silva ventasaconcagua@observador.cl
Empresa afiliada a la Asociación Nacional de la Prensa,(ANP) Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Cámara Regional de Comercio de Valparaíso, Asociación de Industriales de Valparaíso (ASIVA) y Corporación de Desarrollo Pro Aconcagua, Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), Asociación Iberoamericana de Radiodifusores (AIR), Asociación de Pequeños Industriales y Artesanos de Quillota, (APIAQUI).
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EL OBSERVADOR
Edición Especial de Aniversario -
Viernes 11 de octubre de 2013
Quillota
Juan Bautista Alberdi, el humanista autoexiliado en Chile Juan Bautista Alberdi es una extensa avenida que comienza al sur de Quillota y que recibió su nombre de quien fuera un jurista, diplomático y escritor argentino, perteneciente a la llamada Generación del ‘37, integrada por un conjunto de jóvenes intelectuales argentinos que dedicaron su vida a participar en la construcción política del país desde la emisión de periódicos y panfletos donde plasmaban sus planteamientos ideológicos. A partir de esta camada de intelectuales, se posicionan como objetos literarios la figura del caudillo y del gaucho, desde donde se apostó a ganar la adhesión del público lector. Su filosofía política avanzada estaba influenciada por el Iluminismo francés, y por la filosofía positivista de Comte. Alberdi fue una luminaria de su época: sus conocimientos incluían derecho, economía, filosofía, historia, idiomas (francés e inglés) y música, ya que era un hábil pianista que compuso algunas partituras. Juan Bautista realizó sus estudios secundarios en Buenos Aires. Luego continuó sus estudios de leyes en Córdoba donde rindió una tesis, para finalmente doctorarse en Leyes en 1839, en Montevideo, durante su exilio, ya que era perseguido por el régimen de Juan Manuel de Rosas. Aparte de sus estudios formales, poseía una gran habilidad para instruirse a si mismo en forma autodidáctica. Luego de recorrer Europa y contemplar el progreso, siente la necesidad de volver a América, y parte
compuesta por cuatro cartas; las tres primeras son de enero y están datadas en Quillota, donde Alberdi se encontraba de vacaciones al escribirlas. Fueron éstas la principal fuente de polémicas del “Figarillo” (seudónimo periodístico que usaba para esquivar la censura del régimen rosista) con su compatriota Domingo Faustino Sarmiento, sobre la perspectiva con que Juan Bautista Alberdi, el ar- se construiría la sociedad tífice intelectual de la Cons- Argentina ante el nuevo titución argentina, fue una escenario institucional. luminaria de su época, sus co La calle quillotana ennocimientos incluían derecho, economía, filosofía, historia, cierra el recuerdo perenne de un constitucionalista idiomas, y música. que luchó contra un régimen político de carácter atrincheránhacia Chile. Al llegar en autoritario, abril de 1844, Alberdi co- dose para tan importante labora en la redacción de hazaña tanto desde el dereun diario nacional, luego cho, su profesión, como del de vivir durante diez años periodismo, su oficio, y que en distintas ciudades chi- también con atrevimiento lenas, en Santiago acepta la hizo públicas sus denunredacción de la “Gaceta de cias sobre los que consilos tribunales” donde es- deró como afanes expancribe durante diez meses, sionistas y conquistadores finalmente, abre su propio de Estados Unidos, país al estudio de abogado en 1846 cual, sin embargo, le dediy en 1849 adquiere una có tiempo al estudiar los casa quinta en un suburbio pasajes de su constitución política. de Valparaíso. Fue durante su estadía El relato histórico da en nuestro país, que la ins- cuenta de que Alberdi fue piración se apoderó de sus un viajero por esencia. Viapreciaciones críticas so- vió en Montevideo, Urubre el rol de la prensa y los guay, y luego de su estadía exiliados escritores en re- en nuestro país se radicó lación a la nueva situación en Europa, muriendo en política en Argentina tras Francia el 19 de junio de la caída de Juan Manuel de 1884. Las bases de su penRosas, cuestión que lo lle- samiento estuvieron detervó a redactar las popular- minadas en torno a la figumente conocidas “Cartas ra del extranjero como un Quillotanas”, publicadas elemento que potenciaba a modo de folleto, cuyo las fuerzas para alcanzar el título original es “Cartas progreso. Asimismo, para sobre la prensa y la política él la educación se constimilitante en la República tuía como un pilar que, al Argentina”, aparecido en mismo tiempo, permitía marzo de 1853. La obra está generar las condiciones para jalonar los procesos inmigratorios hacia la región latinoamericana. En vida, Juan Bautista Alberdi no fue profeta en su tierra, pero el homenaje póstumo a su construcción intelectual, influyente a lo largo de América Latina, se diseminó por cada rincón del continente llegando hasta Quillota, donde se tenía guardado un sitial para su nombre allí donde se abren las puertas de la ciudad, para así ser fuente de inspiración tanto para sus habitantes como para La entrada sur de Quillota recuerda al autor de las “Cartas Quillota- quienes, como él, nos visinas”, en las que polemiza con Domingo Faustino Sarmiento. tan desde fuera.
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La Calera
Roberto Mateluna, el ingeniero con visión de futuro La calle Mateluna se ubica paralela a la vía férrea en el sector sur de la ciudad. Es una vía ancha, que se alarga de norte a sur -con tramos de pavimento y tierra- donde la basura se impone en un importante trecho de más de un kilómetro. Abarca desde el pasaje Johnson hasta el callejón Guerra. Este último era -hasta hace una décadauno de los ingresos a la ciudad por el antiguo Camino Internacional. Unas cuantas “animitas” recuerdan el tráfago carretero y ferroviario que se desplegó por esos espacios. En los últimos años, se han establecido nuevas villas y condominios en la calle Mateluna que le han dado nueva vida al sector. Antes –desde hace un par de décadas- era sólo la vía para llegar al único motel del pueblo. Incluso, la misma calle, rebosada por algunos pimientos, acacias y otros árboles de dudosa estirpe –y entonces sin luminarias- era también escenario de los trajines sexuales de los caleranos, preferentemente, a bordo de automóviles. La calle Mateluna recuerda a un insigne y genial vecino de la ciudad: el ingeniero civil Roberto Mateluna Bello. Un calerano legendario que trabajó en Cemento Melón; en la Municipalidad de La Calera, y en la de Panquehue, entre otras partes. Aparte de eso, fue presidente del Rotary Club, socio Nº 2 y uno de los fundadores del Club Unión La Calera. Además, colaboró con muchas cosas de la ciudad. Fue padre de cuatro hijos: Rodolfo, Luis, María Angélica y Florely. Hombre de respeto entre los caleranos -aún después de su fallecimiento- en sus haberes tiene el haber cortado en trozos las graderías del antiguo Estadio de Cemento Melón -donde jugó la Selección Chilena y varios de los grandes de Chile, Argentina y Brasil-, que se ubicaba junto a la actual Planta Industrial para trasladar sus enormes pedazos de concreto, en unos carros especiales, por toda la población Cemento Melón para rearmarlo al final de San Diego, en las cercanías del río. Casi un kilómetro con los trozos de las
La calle Rodolfo Mateluna es, por ahora, una vía de muy poco uso en la ciudad, pero que tiene una historia muy calerana y un futuro ligado al desarrollo de la ciudad.
El ingeniero Rodolfo Mateluna Bello, uno de los caleranos prominentes en la historia de la ciudad, que es recordado por una escasamente transitada calle que lleva su nombre.
graderías en viaje. Todavía el estadio está allí. Sin embargo, esa hazaña no fue la que llevó a que la calle Mateluna llevara su apellido, que no está estampado en ninguna parte. Su nieto Mauricio Mateluna Macellari -descendiente de dos familias intrínsicamente caleranas- que administra la Escuela de Conductores “Ingeniero Roberto Mateluna Bello” dice, orgullosamente, que su abuelo participó, como jefe de Obras del Municipio de La Calera, en la subdivisión en quintas de una gran propiedad que había en el sector. La visión futurista del ingeniero Rodolfo Mateluna Bello lo llevó a considerar que las quintas deberían tener otra opción de tráfico vial, distintas al Camino Troncal, que en La Calera adopta el nombre de calle Carrera. Por ello, el profesional pidió a cada uno de los nuevos propietarios que aportaran algunos metros de sus flamantes propiedades para la construcción de una calle en el fondo de sus
terrenos. Desde entonces -hace unos 50 años atrás- y sin que nadie lo propusiera, la vía, junto a los rieles y las villas, se convirtió, sin determinación oficial alguna, en “el callejón del ingeniero don Rodolfo Mateluna”, simplemente porque él la había hecho. Bordeada de quintas y con los trenes corriendo por su costado oriente, y con el fondo norte con los altos silos de la Planta de Cemento Melón, era uno de los paisajes que identificaban a la ciudad. Sin embargo, la calle era sólo un detalle en medio de todo el cuadro calerano. Mateluna es una de esas calles que, supuestamente, no aportan mucho al apretado tráfico en la ciudad, pero es una de las rutas destinadas, en un próximo futuro, a solucionar el gravísimo colapso vial calerano. Los proyectos de la ciudad harían pasar por allí, una de las vías de un Camino Troncal que podría, fácilmente, unir La Calera, con La Cruz y Quillota. Su nieto, Mauricio Mateluna, dice que sólo a principios de los años 90 y cuando fue alcalde de la ciudad el arquitecto Héctor Aballay, quien había ejercido como su ayudante en la Dirección de Obras Municipales, se oficializó el nombre de la calle Rodolfo Mateluna. No hay ningún letrero que la distinga como tal. Y, si hubo alguno, ha desaparecido, como es una constante en la ciudad. Pero la historia y el desarrollo del parque automotriz tienen destinado para el antiguo callejón y actual calle Rodolfo Mateluna un futuro que no avizoró ni siquiera el avizor ingeniero calerano.
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Luis Laborda, visionario
La calle Luis Laborda es una de las principales vías de Hijuelas. Tiene una extensión de poco más de medio kilómetro de largo, que se prolonga desde calle Manuel Rodríguez hasta el canal El Melón, en un trazado -en dirección oriente- que une el polo urbano con el sector habitacional alto de la comuna. En el tramo de dos cuadras que abarca en el sector centro de la ciudad, está la Plaza de Armas y la Parroquia San Nicolás, además de algunos negocios familiares, como un minimarket, una carnicería y un local de comida rápida. El resto de su longitud, que se vuelve cada vez más empinada a medida que se alarga, durante las últimas cuatro décadas se ha poblado paulatinamente de conjuntos habitacionales. La villa que se encuentra en el sector más elevado es, en concordancia con el lugar que ocupa, “Altos del Valle”. Nadie sabe con certeza desde cuándo la calle lleva el nombre Luis Laborda. Se calcula que tuvo que ser en la década de 1970, pero se
argumenta que es imposible ratificarlo, porque todos los funcionarios municipales de aquella época fallecieron o jubilaron hace mucho tiempo, y los decretos alcaldicios desaparecieron o están llenándose de polvo en un lugar desconocido. Sin embargo, en Hijuelas todos tienen claridad del personaje que da el nombre a la recorrida arteria. La calle tributa al destacado caballero hijuelense, Luis Antonio Laborda Villarroel, quien fue un innovador agricultor, fabricante de vinos y chichas, regidor de la comuna y por sobre todo, un padre ejemplar, que inculcó en sus hijos la virtud del conocimiento. También la comunidad local es conocedora de los aportes de la familia Laborda a la ciudad, que donó varios terrenos para diversas construcciones que todavía perduran en la comuna. De ahí que para nadie sea un misterio que una calle lleve el nombre del representante innato del linaje, en quien se conjugaron mayormente esas características benefac-
La calle Luis Laborda se extiende desde Manuel Rodríguez hasta el canal El Melón, uniendo hacia el oriente, el polo urbano con el sector habitacional alto de Hijuelas.
toras. Según contó una de las nietas, Juana Tapia Laborda, fue él quien aceptó una oferta de parte del Ministerio de Educación, que necesitaba una propiedad para construir un establecimiento, por la que sólo pidió el valor del avalúo fiscal y no el que tenía comercialmente. En
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EL OBSERVADOR
Viernes 11 de octubre de 2013 -
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agricultor y amante del saber
Luis Antonio Laborda Villarroel, fue regidor, productor agrícola y benefactor de la comuna de Hijuelas.
ese terreno, se edificó el recinto educacional que fusionó las ex escuelas Nº 48 de hombres y Nº 16 de mujeres, el mismo que en la década de 1990 fue rebautizado con el nombre de Liceo Municipal “Luis Laborda”. Pero la bondad es sólo uno de los méritos de Luis Laborda. Sus cualidades lo llevaron a ser regidor de la comuna durante 12 años. Durante el ejercicio de esta función pública, realizó las gestiones para la adquisición del terreno donde actualmente se ubica la Mu-
nicipalidad de Hijuelas, que fue comprado a la familia Fredes. Fue él quien ideó la recaudación de fondos en la Fiesta de la Primavera, carnavales que se realizaban en enero y febrero. El objetivo de reunir dinero fue inicialmente pavimentar las calles que rodean la Plaza de Armas, pero el resultado fue tan positivo en cuanto a los recursos aportados, que finalmente se optó por empezar a pavimentar Manuel Rodríguez, desde la plaza hasta el sector de Cuatro Esquinas.
En el ámbito privado, fue un agricultor innovador, llegando a ser destacado en el diario La Unión, debido a que fue el primero en cultivar alcachofas en la zona. También fue director de la Asociación de Exportadores de Ajo y accionista de la Sociedad Nacional de Agricultura. Además, fue un reconocido productor de vino y chicha, la que elaboraba en su propia casa, en calle Manuel Rodríguez, a pasos de la Plaza de Armas. Las bebidas que producía eran reconocidas en toda la zona, sobre todo la chicha, ya que sus características principales eran su cocción y pureza. En definitiva, el espíritu benefactor, su gran desempeño en la función pública como regidor por más de una década y el innovador trabajo que llevó a cabo como productor llevaron a que Luis Laborda se convirtiera en un respetado personaje en Hijuelas, tanto como para que una de las principales calles de la comuna lleve su nombre.
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Elegida la mejor Agua Mineral de Chile A poco de su relanzamiento al mercado Agua Mineral Jahuel fue elegida por un panel de expertos, liderado por el sommelier Marcelo Pino, como la mejor agua mineral del país En 1834, Charles Darwin visitó la Cordillera de Los Andes y específicamente, el lugar donde nace Agua Mineral Jahuel y dejó plasmada su visión en su obra “Mi viaje alrededor del mundo”, en donde escribió: “Qué placer experimenté durante mi estadía en aquel lugar, escalando esa inmensa montaña. Hace un tiempo hermosísimo y la atmósfera es de una pureza extraordinaria”. Fue en el año 1914 cuando todos pudieron conocer Agua Mineral Jahuel, la cristalina fuente de energía de Los Andes, que se transformó en el agua de la Quinta Región. En el año 2008, luego de treinta años en
que las instalaciones estuvieron arrendadas a terceros, vuelve a salir la primera botella envasada de Agua Mineral Jahuel, luego de que se construyera una nueva planta en el valle de Jahuel, para poder envasar en origen esta agua mineral y termal. “Hoy somos bombardeados por un sinnúmero de productos relacionados a este básico elemento, el agua, sin embargo, poco nos explican de sus diferencias. Las Aguas Minerales son aquellas aguas naturales que brotan del subsuelo y que tienen una composición mineral conocida, con propiedades físico-químicas o biológicas beneficiosas para la salud y que se encuentran libres de agentes patógenos para el ser humano. Por otra parte, las aguas termales son aquellas cuya temperatura, medida en el sitio en que surge la fuente, es igual o superior a 18 grados Celsius. Agua Mineral Jahuel proviene de una de las 14 fuentes mixtas que hay en el país”, explica el gerente de la Embotelladora Jahuel, Alberto Nally Fernández. En distintos tamaños se puede encontrar Agua Mineral Jahuel, en los principales supermercados del país.
Agua Mineral Jahuel saluda afectuosamente en su aniversario a Diario El Observador
Agua Mineral Jahuel tiene propiedades curativas a los minerales que posee. Siendo embotellada en su lugar de origen.
AGUA MINERAL JAHUEL EN CHILE Y EL MUNDO En diciembre del año 2011, Agua Mineral Jahuel fue elegida como la mejor de Chile en la Guía Anual de Aguas del país, creada por un panel de expertos, liderado por el sommelier Marcelo Pino. Lo anterior se debe principalmente, según Alberto Nally, a la frescura del Agua Mineral Jahuel puesto que su lugar de origen y envasado se encuentra muy cerca de los consumidores, pasando sólo unos días desde su embotellamiento y el consumidor. Actualmente, Agua Mineral Jahuel se encuentra a disposición de todos los chilenos, a través de las cadenas de supermercados Jumbo y Tottus. “Estamos en proyectos para iniciar la exportación de Agua Mineral Jahuel a fines
de este año, a países de Asia, África y a algunas islas que no poseen agua. Además, prontamente sorprenderemos a nuestros consumidores con otros productos elaborados en base a Agua Mineral Jahuel, por lo que los invitamos a estar atentos”, comentó Alberto Nally Fernández, gerente de la Embotelladora Jahuel. PODERES CURATIVOS DE AGUA MINERAL JAHUEL Las aguas termales son una gran fuente de minerales, ya que estuvieron expuestas a grandes temperaturas y presiones, pues el agua es sometida a presiones en el subsuelo. Las propiedades curativas de estas aguas se deben a las sustancias que llevan disueltas, entre ellas diversas sales minerales que contienen entre otros: Sodio, Calcio, Potasio, Fósforo y Magnesio. Nuestro cuerpo está compuesto por a lo menos un 70% de agua, que es el medio ideal para el transporte de nutrientes. Además, actúa como regulador ya que controla
la temperatura, ayuda a mantener los niveles adecuados de acidez en el cuerpo y retarda los procesos de envejecimiento. Es un excelente colaborador cuando de perder peso se trata, ya que suprime el apetito y ayuda al cuerpo a metabolizar la grasa acumulada. Lubrica mejor las articulaciones y mejora la resistencia de músculos y ligamentos. Ayuda a mantener los músculos tonificados. Facilita la eliminación de toxinas y la absorción de nutrientes a través de la piel, aporta elementos revitalizantes y ayuda a combatir patologías como el reumatismo, la artritis y las afecciones renales, estomacales, respiratorias y funcionales. Reactiva el metabolismo, estimula las defensas, facilita la regeneración celular que permite una rápida cicatrización y la depuración de la piel. Agua Mineral Jahuel es un producto que ayuda a nuestro organismo y proviene directamente desde el valle de Aconcagua, un lugar mágico, limpio y libre de agentes contaminantes.
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Papudo
Puchuncaví
Domingo Fernández Concha, la honorable avenida de los papudanos La comuna de Papudo desde sus inicios se ha caracterizado por ser una zona de exclusividad. Hermosos paisajes, costas impregnadas de tranquilidad que brindan al habitante, al viajero ocasional y al turista estival, un espacio para el relajo, la reflexión y la liberación de tensiones. Por ello su historia está marcada por la presencia de los sectores más acomodados de la sociedad chilena, y al mismo tiempo se constituye en uno de los balnearios más antiguos y tradicionales de nuestro país. Allí importantes personajes de la actividad empresarial y política recorrieron sus calles desde los comienzos del Puerto de Papudo, origen que se remonta al año 1857, fecha oficial de su fundación. Tanta es la belleza de la comuna, que los relatos escritos dan cuenta de que el propio Pedro de Valdivia, el año 1545, describió este paisaje como “el paraíso de Dios”, mediante una carta enviada al mismísimo emperador de España. Uno de los personajes que se ganó un reconocimiento por parte de los papudanos, es el parlamentario y empresario Domingo Anastasio Fernández Concha, ya que una de las avenidas de la ciudad lleva puesto su nombre con orgullo, un fino reconocimiento a su quehacer dedicado tanto a la actividad pública como al mundo empresarial, siendo esto último lo que definió su espíritu como hombre de sociedad. El personaje que da vida y sentido a la avenida cuenta con un amplio currículum de larga trayectoria en el país. Estudió en el más importante centro de edu-
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El parlamentario, empresario y banquero Domingo Anastasio Fernández Concha, es reconocido por su quehacer tanto en la actividad pública como privada.
cación secundaria del país, el Instituto Nacional, donde desarrolló sus dotes de político. En el ámbito de los negocios, la historia recuerda su vinculación al sector productivo desde la actividad agrícola, donde se le recuerda por la plantación de un famoso viñedo en la Hacienda Santa Rita de Buin. Asimismo, es el fundador del banco que fue bautizado con su mismo nombre, por eso es que en el área de las finanzas tuvo importantes éxitos, ya que el año 1856 recibió la autorización para emitir billetes desde éste por parte del Banco Nacional. Pero ello no fue todo. Corría el año 1867, cuando Domingo Fernández Concha fundó la “Sociedad de Amigos del País”, la que tuvo como objetivo estimular la participación de los católicos en política. Esta apuesta tiene su punto de mayor expresión en su militancia en el Partido Conservador, donde se unían en comunión los valores del catolicismo
Esta avenida recuerda a quien fundara, a fines del siglo XIX, el Banco Popular.
como motor de la actividad política de sus integrantes. En esta organización política tuvo importantes cargos: fue director general, vicepresidente y presidente honorario del mismo. Durante el año 1889 emprendió rumbo a Europa, donde se dedicó al estudio de las materias asociadas al ahorro de los trabajadores, con la idea de diseñar un sistema de estas características para Chile; luego, a su regreso al país un año más tarde, creó el Banco Popular. Entre 1870 y 1873, se formalizó su vida política al ser electo diputado propietario por Chillán. Además, fue miembro de la comisión de Hacienda e Industria, y también participó activamente en el Congreso Constituyente celebrado el año 1870, cuya principal finalidad era la redacción de una nueva Carta Fundamental para Chile. Entre los años 1879 y 1885, se dedicó a la senaduría por Santiago, e integró la Comisión Permanente de Negocios Eclesiásticos. Cabe consignar que también fue senador por Chiloé y por el Maule, entre los periodos de 1894-1900 y 1906-1912 consecutivamente, lo que demuestra una intensa vida política en las instituciones del Estado. El cansancio llegó hasta el lecho de Domingo Anastasio Fernández Concha, no sin haber dejado una huella imborrable para la llamada “alta sociedad” de la época y que sin duda ha trascendido hasta otorgarle un reconocimiento en las callejuelas del exclusivo Papudo, el balneario de celebridades e importantes hombres y mujeres de la sociedad chilena que entre las arenas de sus playas, el verdor de sus bosques y la frescura de las ventiscas costeras, dedicaban un poco de tiempo libre dando paso al descanso y la recreación para luego volver nuevamente a sus negocios y actividades públicas. Así fue como Fernández Concha, el honorable de aquella avenida de Papudo, falleció en Santiago un 2 de noviembre cuando corría el año 1910, recibiendo santa sepultura en el Cementerio Católico de la ciudad.
José Velásquez Bórquez, el general leal a Balmaceda José Velásquez Bórquez es el nombre de una de las principales avenidas de la comuna de Puchuncaví, en virtud de los méritos demostrados durante la vida de este general de División del Ejército chileno y héroe de la Guerra del Pacífico, quien nació el 27 de diciembre del año 1833 en la comuna de Quillota, para luego recibir, seis meses más tarde y en el mes de junio, el sacramento del bautismo. En los archivos de la casa parroquial puchuncavina, en el libro Nº 3 de bautizos, página 8, están estampados con tinta los antecedentes del bautizo del general Velásquez. En los alrededores de Puchuncaví, a pesar del paso de los años, la presencia del general Velásquez está inmortalizada en un monolito ubicado en la plaza de la comuna, además de que el club deportivo y el colegio de esta localidad llevan orgullosos el nombre de esta figura militar que vivió sus primeros años de vida entre las polvorientas calles del escondido y mítico Puchuncaví. La Avenida General Velásquez es la puerta de entrada a la comuna, la cual se origina desde la ruta F-190 y avanza extensa y en línea recta hasta la calle Cura Benavides. La vida militar del general Velásquez se inició con su ingreso a la Escuela Militar el año 1853, de la cual egresó como alférez de artillería al año siguiente. Luego de esto, su carrera en la institución castrense fue en ascenso, obteniendo una multiplicidad de cargos asignados por su correcto desempeño en las áreas donde debió participar. Pero sin duda fue durante la Guerra del Pacífico cuando el General de Puchuncaví hizo gloria y fama a punta de sacrificios. El 2 de noviembre de 1879, participó activamente en el combate y desembarco de Pisagua, atendiendo el descanso de la artillería. La operación anfibia de Pisagua ha sido reconocida internacionalmente, incluso en el Salón de Honor del glorioso Cuerpo de Infantería de Marina norteamericano, en la Base de Cuántico, Virginia, se encuentra grabada una placa que enaltece esta acción
El monumento al general Velásquez, fue construido por el Círculo Excursionista “Los Peucos“ de Valparaíso e inaugurado el 31 de marzo de 1934 y demolido el 30 de julio de 1988 con ocasión de la remodelación del sector, pero reconstruido ese mismo año.
El general José Velásquez Bórquez participó en el desembarco de Pisagua, la primera operación anfibia de envergadura mundial.
guerrera de los soldados chilenos con una leyenda que dice: “Primera Operación Anfibia de Envergadura Mundial, 10 mil hombres, Pisagua, Chile, 2 de noviembre de 1879”. Sin embargo, el general Velásquez no se quedó solo en el ámbito castrense, pues tuvo fuertes vinculaciones a la política, siendo militante del Partido Liberal Democrático y su máximo dirigente, durante el año 1894. Fue nominado intendente de Coquimbo en 1886. También fue nombrado ministro de Guerra y Marina en el año 1890, durante el gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda, cargo que ostentó durante siete meses. Un año más tarde, nuevamente fue convocado para hacerse cargo de este ministerio. Pero su adhesión al Presidente Balmaceda le significó ocho
meses de prisión en Valparaíso a bordo del Huáscar. Quillota, Valparaíso y Santiago también conocieron la expresión política del general Velásquez, puesto que fue electo diputado por un periodo de tres años (1888-1891) en el caso de Quillota y en Valparaíso, fue el Congreso Constituyente de 1891 donde se le designó mediante sufragio nuevamente este cargo. En Santiago, entre 1894 y 1897 se extendió su periodo como parlamentario. José Velásquez hizo uso de sus cargos de representación política para reivindicar las condiciones en que se desenvolvían sus compañeros de armas y también colaboró en el diseño de la ley de amnistía estando en el Congreso. Su figura retrata un período de fuerte presencia militar en cargos públicos durante la época. Su permanencia en el Ejército se convirtió en 41 años de hazañas militares y de servicio público, pero no cabe duda que las victoriosas marchas que lideró en la Guerra del Pacífico ubicaran su nombre en el más alto sitial de los líderes políticos y militares en la historia de nuestro país. Y si bien Quillota le vio nacer, fue en tierras puchuncavinas donde fue sacramentado con el bautismo y donde han sabido recordarle manteniendo vigente su obra al bautizar con su nombre una calle, una institución educativa y un club deportivo, para no olvidarlo tras su muerte ocurrida en San Vicente de Tagua-Tagua, donde dejó de existir el 17 de julio de 1897.
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Limache
Zapallar
Ramón de la Cerda: heredero y forjador del futuro La calle Ramón de la Cerda atraviesa el centro de San Francisco de limache. Entre las calles Baquedano y Condell, zigzaguea en dos tiempos hasta poner fin a su transitar en la esquina de Palmira Romano Norte. En 1776, don José Joaquín Sánchez Dueñas, compró la Hacienda de San Pedro y Limache. Al morir se dividió la hacienda entre sus herederos, don Francisco Javier Dueñas, a quien le quedó la valiosa hacienda de regadío de San Pedro, y su hermana doña Mercedes Dueñas, esposa de don Francisco de la Cerda, a quien le correspondió la estancia de Limache, que a la muerte de sus dueños, iba a dividirse en hijuelas, pero Francisco de la Cerda se la dio a su hijo don Ramón de la Cerda, que contrajo matrimonio con doña Dolores Dueñas. La alegría llegó sólo cuando en 1856 comenzó a sentir las locomotoras. El trazado inicial decía que línea férrea pasaría por la Villa Alegre de Limache, pero por falta de presupuesto, no pasaría por aquel lugar, sino que 2 kilómetros más alejado, por la Hacienda de Limache, que era propiedad de don Ramón de La Cerda. A él debieron acudir las autoridades de la época, pues el trazado original debía desplazarse dos kilómetros más allá, hacia la hacienda de la familia De la Cerda, que debía ceder parte de sus terrenos, cuestión que en esos años resultaba algo más que una complicación. Sin embargo, primó el interés por el bien común, y Ramón de la Cerda en un acto de generosidad decidió acceder a la solicitud, gracias a la cual no únicamente permitió el paso del ferrocarril, sino que además posibilitó la edificación de la Estación de Limache. Gracias a la donación de terrenos de parte de De la Cerda, el ferrocarril trazó su
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La calle Ramón de la Cerda recuerda con agradecimiento el aporte desinteresado de quien donó terrenos para la llegada del ferrocarril a Limache.
trayecto por el lado oriente de la ciudad, a consecuencia de lo cual, se dio paso a la fundación del nuevo pueblo conocido hasta hoy como San Francisco de Limache. Las obras de modernización para la zona se dieron por inauguradas un 25 de diciembre de 1896, sin duda uno de los mejores regalos que haya recibido la comunidad limachina a lo largo de toda su historia. La construcción de la estación y la llegada del ferrocarril abrieron nuevas expectativas respecto al futuro de la también futura ciudad, entonces se pensó en dar vida a un nuevo polo de urbanización en el sector que comprendía los alrededores del terminal ferroviario. Ramón de la Cerda también había testamentado los terrenos para la construcción de la iglesia San Francisco, cuyos planos fueron elaborados por Ricardo Caruana en 1896, sin embargo, al cumplirse el plazo de construcción fijado en cinco años sin que se efectuara la construcción, el terreno volvió a manos del estanciero. De allí, de aquella combinación que fraguara en generosidad y voluntad cohesionadas en virtud por el progreso local, nació un nuevo Limache, el verdadero Limache, el hermoso Limache rodeado de montañas, mezcla de tradición y modernidad. En enero de 1857, un año antes de su muerte, don Ramón de la Cerda recibe de la Intendencia de Valparaíso la aprobación de los planos,
La estación de Limache se construyó en los terrenos donados por Ramón de la Cerda. (http://ferrocarrilenlinea.blogspot.com/)
y entonces ya solamente quedaba iniciar las faenas para lo que se convertiría en un hito, en un antes y un después en esta historia. A su muerte, lo importante ya había quedado zanjado y la trascendencia imborrable de los pasajes de algún libro se encargaría de recordarlo por su honorable disposición. Así es que cuando corría el verano de 1858, el propietario de la Hacienda de Limache dejó de existir. No así su propiedad terrenal, la que pasó a manos de otro gran personaje de la historia local, don José Tomás de Urmeneta. Mucho menos su gran aporte, del que hoy damos testimonio. Pese a ello, el pueblo limachino recorre sus calles día y noche y sin embargo a veces su nombre, pasa desapercibido entre los olvidos del recuerdo acumulado en la historia. Los agricultores de Limache también le deben remembranzas y reconocimientos. La hacienda, ubicada en una zona de secano, recibía regadío de forma fragmentada, agua que era extraída desde el estero del lugar. Es éste el motivo de las limitantes que históricamente tuvo la agricultura en la zona de Limache, dependiendo de las lluvias invernales o del agua traída desde aquel riachuelo. Sin embargo, Ramón de la Cerda se aprestó a romper esta desfavorable situación, que constituía la estructura de funcionamiento de la actividad agrícola, para lo cual decidió poner en gestión la construcción de un canal de regadío que de forma permanente trajera agua hasta sus tierras. Por eso decimos que Ramón de la Cerda, el caballero heredero de las tierras, el hombre de fortuna que habitó la extensión de esos campos y admiró sus paisajes, que los nutrió de agua, el heredero de la vía férrea, el precursor de la estación, fue un forjador del futuro de Limache.
Carlos Ossandón Barros, un visionario para el balneario Los habitantes, turistas y particularmente la municipalidad de esta comuna le deben parte importante de su historia a la familia Ossandón, apellido que diera el nombre a una de las más importantes arterias de Zapallar, la que recorre prácticamente todo el contorno del balneario. El año 1906, don Carlos Ossandón Barros llegó junto su familia a veranear a las playas de la zona, momento en que su presencia comenzó a marcar un precedente sobre lo que posteriormente sería su obra a favor de Zapallar. Fueron los efectos del terremoto del 16 de agosto del mismo año los que destruyeron prácticamente todas las residencias de los primeros veraneantes zapallarinos, causando gran impacto y de tal manera transformándose en un hito histórico para este balneario. La única edificación que logró resistir el rigor de la naturaleza fue el Gran Hotel, allí donde Carlos Ossandón se había alojado en su primera visita junto a su familia. Por ello es que al año siguiente del devastador terremoto, Ossandón Barros comienza a realizar las gestiones para construir su primera casa en el balneario, instalándose allí entonces como una figura que trascenderá en el tiempo. La residencia de los Ossandón aún permanece en Zapallar, con toda la majestuosidad de su estilo italiano, provista de un parque y de su tradicional e imponente torre. Corría el año 1924 y la comunidad local decide elegir como su nuevo alcalde a Carlos Ossandón, periodo que se extiende hasta el año 1933. Además, había sido regidor de Zapallar en 1916. Durante su gestión como primera autoridad de la zona, se da inicio a la construcción de las obras gruesas del muelle y la playa. También se da por inaugurada la primera versión de la “Semana Zapallarina”, actividad que vinculaba al conjunto de los habitantes del balneario, tanto los que allí residían durante todo el año como los que temporalmente se refugiaban entre la abundante vegetación de las quebradas
Carlos Ossandón Barros fue precursor de la construcción en Zapallar y alcalde de la comuna.
mezclada con la belleza de la playa, quienes en conjunto con la municipalidad organizaban diversas actividades entre las que se incluían bailes, fútbol, tenis, box, banquetes y fiestas, con una culminación que consistía en la realización de un baile con máscaras que se llevaba a cabo en el Gran Hotel y que perseguía fines de beneficencia. El 30 de septiembre del año 1935, Carlos Ossandón Barros tomó la decisión de efectuar la compra de los terrenos que pertenecían a la “Sociedad Balneario Zapallar” a través de un remate público, adjudicándose los sitios eriazos del sector y la Hacienda Zapallar, considerando que en aquel entonces dichos terrenos no tenían un valor comercial por lo que Ossandón actuó como comprador único. De allí en adelante, el apellido Ossandón fue uno de los pilares en la cons-
trucción de lo que actualmente conocemos como la comuna de Zapallar, realizando diversas donaciones territoriales que permitieron la conformación de una estructura institucional básica. En el año 1936, dona un terreno al Obispado de San Felipe para que fuese utilizado como cementerio en el balneario. Luego de su fallecimiento durante el verano de 1938, ese mismo año y en el mes de noviembre, la Sucesión Ossandón decide donar al municipio local los terrenos pertenecientes a la Quebrada de Zapallar, actualmente conocida como Parque de La Paz. Pero no fue la única concesión realizada por los Ossandón a su querido balneario; a ello se suma la cancha de fútbol ubicada en la calle Moisés Chacón, también la Población Obrera, lugar en el que se construyeron algunas casas para los habitantes de Zapallar. El camino que conduce a las canchas de tenis de la comuna, lugar donde actualmente se ubica la calle Diego Sutil, la cual también debe su nombre a un antiguo alcalde de la comuna. Así es como Carlos Ossandón Barros heredó parte importante de los reconocimientos que Zapallar y sus habitantes guardan sobre sus benefactores. Hoy, el camino El Pangue que bordea la costa entre Zapallar y Cachagua y una plaza de la comuna llevan con orgullo su nombre, honrando cada una de las obras que lo llevaron a ser regidor, alcalde y habitante ilustre de esta comunidad.
Carlos Ossandón Barros junto al príncipe Fernando María de Baviera y de Borbón, las señoras Teresa Guzmán y Enriqueta Pérez de Carvallo, durante la visita que el noble hizo a Zapallar en febrero de 1921. (www.zapallarnorte.cl).
8 - Viernes 11 de octubre de 2013
EL OBSERVADOR
Cabildo
Ricardo Humeres Gac: a la conquista de La gigantesca Avenida Humeres rememora a uno de los personajes más importantes en la historia de Cabildo: Ricardo Humeres Gac, el regidor, alcalde y benefactor de una iglesia que se edificó sobre los terrenos donados en su gestión. Hijo del diputado Ricardo Humeres Cristi y de doña Zolica Gac Carter, su padre fue dueño de la Hacienda San José en Cabildo, entre otras tierras. Su historia y sus acciones han dormitado durante décadas por los rincones alejados de los recuerdos de Cabildo, sin que nadie quizá hasta hoy pudiese llegar a imaginar que el nombre de la comuna le debe su razón de ser a uno de los protagonistas que hizo realidad el sueño de la autonomía local. El sentido tras la fachada es objetivo principal cuando recuperamos la trascendencia, el pasado extendido y anclado en el presente, para que
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Saludamos a Limache y a toda su gente al conmemorarse un nuevo aniversario de su fundación
Alberdi Nº 876 - Quillota
CEL: (09) 8219041 - e-mail: pedropascual_@hotmail.com
el tránsito por Humeres de aquí en adelante se convierta en un paseo con historia, con proyección sobre esos acontecimientos para que se fortalezca la identidad de quienes residen ahora en el pueblito que antes habitaron esos hombres, los que con entereza se encargaron de forjar su presente. Por ello es que Avenida Humeres es una de las arterias más importantes de la comuna. La calle avanza en línea recta desde los inicios de Cabildo, moviéndose en paralelo a la Avenida Ferrocarril a Iquique, cruzando prácticamente todo el territorio sobre el cual se edificó la historia de este pueblo de mineros perteneciente a la Provincia de Petorca, donde además residió la histórica Catalina de los Ríos y Lisperguer, conocida popularmente como “La Quintrala”. Los pasajes de la historia de Cabildo dan cuenta que
por allá por el 1894, importantes figuras se reunieron para fundar la primera municipalidad con que contaría la comuna, en lenguaje colonial éste fue el primer cabildo de representantes, el gobierno comunal. Ello fue posible gracias a que el año 1891, se promulga un Decreto Supremo para la creación de las municipalidades a lo largo de todo Chile. De aquel proceso, Ricardo Humeres Gac resultó electo, transformándose así en uno de los primeros alcaldes de la comuna. Este trazo de la historia no estuvo exento de complicaciones. Cabildo no contaba con representantes en el Gobierno de la Subdelegación de La Ligua, por lo que los regidores locales, entre ellos Humeres, mediante la primera sesión del Concejo Municipal celebrado en la naciente comuna un 20 de marzo de 1894, decidieron
EL OBSERVADOR
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desde el Cabildo Abierto la autonomía local
Cabildo recuerda en esta calle a Ricardo Humeres Gac, uno de sus primeros alcaldes y benefactor de la iglesia.
crear el Municipio de Cabildo. Posterior a la acción de “cabildear” ejercida por los regidores, se dicta la “Ley de Comuna Autónoma” un
24 de diciembre de 1891, con la que se establecían municipalidades en todas las zonas que fuesen capitales de departamentos. Pese a que Cabildo no pertenecía a aquella categoría, por decisión del propio Presidente de la República de aquella época, don Jorge Montt, se estimó que la localidad debía ser cabeza de municipio. Así fue como un 22 de diciembre de 1925 aquel territorio logró constituirse como una comuna. La noticia fue recibida con la algarabía de los habitantes del antiguo villorrio y que con razones profundas fue bautizado como Cabildo. De su gestión quedará más de un recuerdo para el mundo eclesiástico. La llegada del nuevo siglo trajo consigo obras de progreso para Cabildo. Ese año, justo en 1900 y un 8 de enero, Humeres donó un terreno que abarcaba cinco mil metros, los que posteriormente fueron
utilizados para la construcción de una iglesia. El sitio se encuentra ubicado en un céntrico sector de la comuna, en la calle Ignacio Domeyko, frente del Estadio Municipal Centenario y a un costado de la población Corvi. Estas obras fueron las que sin duda alguna que marcaron su presencia y le otorgaron trascendencia como hombre dedicado al servicio público y comprometido con el desarrollo local, que le ha permitido ser retribuido con un gran reconocimiento: el lugar principal que ocupa en las calles de su querido Cabildo, donde la memoria reconoce sus aportes, su gestión y buena voluntad. Solo queda por delante la esperanza de que el relato antes trazado sea el aporte que reivindique su figura, inolvidable pero extraviada para las nuevas generaciones que pisan y aman la misma tierra que el regidor y alcalde habitó.
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Saludamos a EL OBSERVADOR y a todo su personal al celebrar sus 43 años
en tu vida
10 - Edición Especial de Aniversario Petorca
Avenida Borgoño, una calle de números y artillería Borgoño es como una gran cinta que bordea casi toda la ciudad de Petorca, avenida que por su forma, cuando es mirada desde lo alto, da la impresión de ser como la última vocal; luego, sigue recta y se pierde en una última curva que la cobija, y así nos hace echar a correr los engranajes de la memoria para averiguar con certeza qué historia se esconde detrás su nombre. La persona que le da nombre a la vía, es José Manuel Borgoño Núñez, oriundo de la comuna. Nació allí el año 1879, de la pareja conformada por don Francisco Borgoño y doña Carmen Núñez. Desde muy temprana edad, cuando recién cumplía los 12 años, ingresó de cadete al batallón de infantería de línea por allá lejos de su tierra natal, en la ciudad de Concepción. El gusto por los números lo llevó a pedir licencia para asentarse en la capital el año 1804, donde estudió matemáticas. En el plano militar, recibió un nombramiento como cadete de artillería, y al finalizar sus estudios decidió regresar al sur. Una vez de vuelta, realizó labores de reparación de fuertes, montando piezas de artillería y otros trabajos asociados a la ingeniería militar. Su carrera fue en ascenso, ya que a mediados del año 1812 fue nominado por el gobierno para que retornara a Santiago, pues se le asignó el grado de teniente y fue agregado al cuerpo de artillería que tenía como jefe a don Luis Carrera. Al paso de unos pocos meses, fue redestinado a Valparaíso, pero esta vez como jefe de la artillería de las fortalezas. En ese puesto estuvo
años en las inmediaciones de Talca. Recién en 1817 tomó conocimiento de que Freire lideraba las tropas que invadían el país por el paso del Planchón, uniéndose a sus filas e incorporándose al grueso del ejército posterior a la Batalla de Chacabuco. En una de las campañas del ejército de los patriotas contra los realistas, al mando de Bernardo O’Higgins -enfrentamientos que se concentraron en la zona de Talcahuano entre abril José Manuel Borgoño, es motivo y diciembre del año 1818de orgullo para su ciudad, gra- la historia relata que el tecias a su destacada trayectoria niente Borgoño salvó sus militar. cañones y al cruzar por el río Lircay prefirió entehasta el último tramo del rrarlos para que no fueran año 1813, mientras que en capturados por las tropas el sur el ejército nacional realistas como trofeo de se enfrentaba en intensas guerra. El reconocimiento batallas frente a las tropas no tardó en llegar: el 10 de enviadas por el Virrey del julio de ese año, Borgoño Perú. fue ascendido al cargo de En ese contexto, Borgo- sargento mayor. ño llegó a la cúspide de su Fueron muchísimas carrera en lo que a su condi- más batallas en las que ción de militar corresponde. Borgoño tuvo destacada Luego de que en el año 1814 participación y más cargos fuerzas realistas invadieran que lo elevaron a lo más el país, los patriotas no tar- alto del sitial de personadaron en dar respuesta a los lidades destacadas en el ataques extranjeros y fue proceso de independencia en estas batallas donde José de nuestra nación. Mal que Manuel, el teniente, tuvo mal, fue quien lideró una una actuación sobresalien- de las divisiones del Ejérte. Todo hace pensar que la cito Libertador que tomó mezcla entre esa pasión por posesión de Lima, lo que le los números que lo llevó a valió un elogió del propio estudiar matemáticas y su general San Martín, quien entrenamiento y experien- por su hazaña lo nomcia con las armas, lo hicie- bra gobernador militar y ron desarrollar un enorme político de la ciudad. Por potencial como militar. eso no es de extrañar que Ya transcurrido tiem- durante el año 1820 haya po y más curtido en el arte sido también nombrado de la guerra, el teniente comandante general de la Borgoño siguió sumando artillería, con el grado de medallas en su trayectoria. coronel, y en 1825, de reDespués de ocurrido el De- greso nuevamente a Chile, sastre de Rancagua, debió fuese ascendido a brigarefugiarse por cerca de dos dier. En otros combates, los libros de historia lo recuerdan por haber incluso combatido contra grupos de bandoleros, entre ellos los hermanos Pablo y José Antonio Pincheira. Una historia plagada de glorias, donde llegó además a convertirse en ministro de Guerra y Marina en dos oportunidades. He ahí el legado de pericia militar y exactitud matemática que le ha heredado a la ciudad de Petorca, la que lo vio nacer, ubicada allá entre hermosas cumbres y hermosos paisaLa extensa calle Borgoño recuerda a quien fuera un destacado mili- jes, el gran José Manuel Bortar oriundo de Petorca. goño Núñez.
Viernes 11 de octubre de 2013
EL OBSERVADOR
Quintero
Agustín Alcayaga, el temerario de las alturas El aviador naval Agustín Alcayaga fue como un pájaro que descendió desde las alturas en picada y se clavó en el corazón del hermoso Quintero, caleta de pescadores, de hombres humildes y de trabajo, forjadores de su futuro en ese rinconcito que parece una isla en medio de la costanera regional. Hasta allí llegó Agustín Alcayaga, la tierra que lo recibió y donde se ganó un espacio en la memoria de sus habitantes, que seguramente jamás imaginó. Corría el año 1921 y la Armada decide la instalación de una base aeronaval de tipo anfibia, lugar hasta donde trasladaron a todo el personal y el equipamiento que antes se encontraba situado en el sector de playa Las Torpederas en Valparaíso producto de las deficientes condiciones en que permanecían. Ese año, se realizó en Chile el primer ejercicio de raid (incursión militar en terreno enemigo) de la Aviación Naval, y estuvo compuesta por tres aviones Short que sobrevolaron entre el sector de Las Torpederas, en Valparaíso, y Quintero. Lo importante de esta acción, donde participó el paracaidista chileno Agustín Alcayaga como tercer piloto, es que fue una de las primeras operaciones de acondicionamiento realizadas por la Aviación Naval, un vuelo de reconocimiento del entorno natural donde comenzarían a efectuar sus operaciones. Nueve años más tarde, se decidió crear la Fuerza Área de Chile, hecho que trajo como consecuencia que en Quintero se conformara una Base Área propia. Al poseer una base de estas características, la historia de la comuna comenzó a vincularse fuertemente a la actividad aeronáutica, por lo que un galardón de reconocimiento no podía obviar la presencia de este personaje reconocido por su enorme audacia y valentía. Su historia está atiborrada de aventuras. Su primer salto desde el firmamento hacia las aguas porteñas sucedió un 11 de noviembre de 1924. El rumor de que la Armada contaba con un paracaidistas ya se había hecho un secreto a viva voz,
nuevamente la riesgosa acción. Esta vez el escenario fue el Sporting Club, donde se congregaron cientos de personas luego de presenciar un partido entre el club Everton y La Cruz. De pronto, el “Guardiamarina Zañartu” sobrevoló la cancha del lugar a unos seiscientos metros de altura. Posteriormente, el público expectante vio descender desde el avión a Alcayaga, quien logró abrir su paracaídas exitosamente. Pero ello no fue todo. Mientras descendía, el El piloto naval Agustín Alcayaga, fue el primer paracaidista público observó cómo el sudamericano en saltar sobre paracaidista realizaba maniobras en el aire, cuando el agua. de improviso desplegó una bandera chilena, causando por lo que el gran maestro gran admiración entre los del piloto naval Alcayaga, expectantes observadores Otto Heinecke, paracaidista de la hazaña. Finalmente, de origen alemán, se apres- logró tocar tierra justo en tó a preparar las condicio- el centro de la cancha, para nes para llevar a la Armada recibir la algarabía popular a un sitial elevado en esta que no tardó en acercarse categoría. para felicitarlo. Luego, vino El primer salto del el turno de Otto Heinecke, alumno escogido por Hei- quien desplegó una bandenecke para realizar esta ma- ra alemana y disparó volaniobra, no pudo ser otro que dores, pero el viento no lo el del temerario Agustín acompañó, llevándolo diAlcayaga. La prueba estuvo recto hacia el sector de las acompañada de enormes canchas de tenis. peligros, que hasta pudie- El piloto naval Agustín ron costarle la vida. Luego Alcayaga se convirtió en el de descender desde aproxi- primer paracaidista sudmadamente 800 metros de americano en saltar sobre el altura, se precipitó al mar agua, gracias al aprendizatras zigzaguear por los ai- je de su maestro Heinecke. res a causa de las enormes Éste título le otorgó gran ráfagas de viento. Eran las prestigio a la Fuerza Área cinco con veinte minutos de en ese entonces y sobre todo la tarde cuando debió ser debe llenar de orgullo a torescatado desde las gélidas dos los habitantes de Quinaguas de la bahía porteña, tero y sus generaciones veentre medio de las embarca- nideras, quienes no deben ciones, cayendo a un costa- olvidar mirar hacia el cielo do del “Almirante Latorre”. cuando transiten por aque Pero esta contrariedad lla avenida que rememora no frenó el espíritu del va- al gran piloto naval y recorleroso paracaidista. El 16 dar aquellas hazañas que de noviembre fue la fecha le hicieron ganarse un sitio escogida para emprender privilegiado en la historia.
La calle Piloto Alcayaga hace memoria de quien fuera uno de los primeros paracaidistas chilenos.
EL OBSERVADOR
Edición Especial de Aniversario - 11
Viernes 11 de octubre de 2013
La Ligua
Nogales
María Antonieta Valenzuela Cena, una mujer a toda prueba La Ligua, la ciudad de los chalecos y los dulces, capital comercial de la Provincia de Petorca, fue la tierra fértil donde creció una de sus más destacadas personalidades, María Antonieta Valenzuela Cena, abnegada luchadora social que entregó su fuerza en el área de la salud y en el Cuerpo de Bomberos de la comuna. No es uno de esos importantes personajes que habitan las páginas de los libros de la historiografía nacional y por ello no se le encontrará en los estantes de las bibliotecas; pero su presencia aún se siente en cada lugar donde educó con su ejemplo de trabajadora comprometida. Era una mujer común y corriente como se dice en buen chileno, pero llena de cualidades que la hicieron ganarse el cariño de la comunidad liguana. Luego de terminar sus estudios de auxiliar de enfermería en Santiago, regresó a La Ligua para comenzar a trabajar en el Hospital San Agustín. Aquí conoció a Patricio Pallares, con quien contrajo matrimonio y fueron padres de cuatro hijos. María Antonieta fue destacada en lo suyo, y de forma permanente recibía el reconocimiento de sus pacientes, quienes siempre destacaron la gran entrega que tenía hacia ellos. En el año 1974 fue trasladada a la posta de Catapilco. Aquí el cariño hacia ella desbordó a los habitantes del lugar, tanto es así que en Fiestas Patrias y Navidad le obsequiaban un cordero como reconocimiento a su labor y buena atención en el consultorio. En Huaquén, localidad ubicada en los alrededores de La Ligua, también ejerció con fortaleza sus quehaceres en la posta del sector. En el sector de Los Hornos, al interior de Huaquén, el paso hacia esa zona resultaba del todo complejo, tanto es así que solo podía realizarse a caballo o en tractor a causa de la crecida de los ríos, y sin embargo ello no fue impedimento para la aventurera María Antonieta y sin importar el riesgo llegaba a atender a los enfermos. La razón del traslado hacia las postas de zonas
Su abnegación en el ámbito de la salud y Bomberos, le valieron el reconocimiento de la comunidad y del Concejo Municipal.
María Antonieta Valenzuela llegó a ser la primera superintendente de Bomberos a nivel nacional.
rurales se debió a la combinación entre su entrega hacia los pacientes y al mismo tiempo a su gran experticia en materia de salud, lo que la hacía brindar un servicio de gran calidad tanto profesional como humano. Jamás recibió nada a cambio más que la alegría de llenar de vida a quienes la rodeaban, nada más que la satisfacción del deber cumplido. Sus cercanos cuentan que en más de una oportunidad fue reprendida por alguno de sus superiores en el hospital, ya que era conocida por ayudar a las personas de escasos recursos que provenían de los sectores más rurales de la Provincia de Petorca, facilitándoles el servicio en el centro de salud, consiguiéndoles horas de atención y los medicamentos que les recetaban, ganándose el respeto y la admiración entre los pacientes y compañeros de trabajo, quienes en muchas
ocasiones la escogieron como mejor compañera por su espíritu solidario. En el Cuerpo de Bomberos de La Ligua hizo méritos hasta escalar a la posición más alta de la institución, convirtiéndose en la primera mujer que ocupara el cargo de superintendente a nivel nacional. De ello los bomberos de la zona se llenan de orgullo y la reconocen como una laboriosa voluntaria. Su vida estuvo llena de reconocimientos. Es que el compromiso la desbordó tanto que incluso su matrimonio se dio por finalizado a raíz de sus labores sociales. El amor por la gente y la necesidad de trabajar por ella la hacía postergar su vida personal, lo que es un ejemplo de vida y entrega desinteresada para las nuevas generaciones de liguanos. El año 2010 la gran mujer de La Ligua falleció víctima de una enfermedad desconocida. Se cree que podría tratarse de una bacteria de la cual se contaminó con el consumo de carne o bien en el ejercicio de su trabajo. Pero a estas alturas ello pasa a segundo plano porque lo realmente importante no es de qué murió sino la manera en que vivió. Luego de su fallecimiento, y a modo de homenaje póstumo, el Concejo Municipal de La Ligua, tomó la decisión de bautizar con su nombre la calle donde se construirá el futuro Centro de Salud Familiar de la comuna, un verdadero reconocimiento para quien fuera María Antonieta Valenzuela Cena, una mujer a toda prueba.
Juan Rusque Portal, el empresario minero y hacendado que dio auge a Nogales Entre dos puentes -el Nogales y el Polígono- se ubica la calle Juan Rusque de Nogales. Son apenas unas seis cuadras, donde se pueden encontrar próceres de la historia nogalina: Pedro Félix Vicuña -con quien fue amigo, socio y en la calle hace esquina-, y, más al poniente, Pedro E. Godoy y su hermano José del Carmen Godoy, que tienen el oficio de ser fundadores del caserío nogalino. También hay tiendas de repuestos de automóviles; una vulcanización, una bomba de bencina; y almacenes que recuerdan el pasado. Asimismo, hay casas de barro, verdulerías donde ofrecen ensaladas de pencas a 450 pesos; locales de tragamonedas; y un residente que es un personaje propio: Humberto Valencia Latorre y sus enormes colecciones de revistas, discos y recuerdos. Él dice que la calle no ha cambiado mucho, que se fueron los trenes y que fueron reemplazados por los buses y los automóviles. Faltan señales de tránsito y, en algunos casos, se nota que han sido sacadas de cuajo de sus sitios. Hay acacios viejos podados al antojo de los jardineros y basura que reparten los perros vagos. En realidad, si don Juan Rusque Portal estuviera vivo le “daría una manito” a la calle que lo recuerda. Parte en un estero con aguas detenidas y con basura que flota, en el que sería uno de los principales ingresos al centro de la comuna. Quien lleva el nombre de la calle -que también es camino al mar de Ventanas- fue un hacedor de muchas cosas y un disciplinado empresario minero que puso a Nogales entre los grandes productores de cobre. Fue el auge de la minería del cobre la que elevó en la categoría administrativa del país a Nogales y El Melón. Aunque eran conocidos por su producción agropecuaria y su posición geográfica, que permitía enlazar hacia la costa y el norte- por la Hacienda y la Cuesta de El Melón- desde los tiempos de la antigua encomienda de Purutún, sus gentilicios comenzaron a conocerse sólo desde la instalación de las grandes faenas mineras, en
los cerros de los contrafuertes de la “cordillera mediana (o Marítima) en El Melón”. Y, por lo menos dos de los forjadores de ese desarrollo son recordados en las calles nogalinas del centro: Pedro Félix Vicuña y Juan Rusque Portal. Este último nació, a principios del siglo XIX en la ciudad francesa de Pau, llegó con su familia (su padre se llamaba Pedro Rusque y su madre María Portal) hacia la zona de Aconcagua. Desde joven se interesó en el negocio minero y que en 1835 -año de su casamiento con la sanfelipeña María de las Nieves Herrera Iturrieta- ya aparece con la propiedad de algunas minas en Aconcagua. Sin embargo, su actividad como minero, fundidor y agricultor está ligada, más que nada, a las comunidades de Nogales y El Melón. Aunque no hay una fecha que determine exactamente el inicio de sus actividades empresariales -hay reseñas que lo ubican entre 1840 y 1855- lo cierto es que en los Padrones de Minas de 1860 aparece Juan Rusque Portal con la propiedad de minas situadas en el Cajón del Carmen y en el Cajón del Sauce: “Malvas”, “Florida”, “Manto”, “Luz del Pilar”, “Sauce”, “Horqueta”, “Marcelina”, “Pleito”, y, “Providencia”. También en Conchalí, hoy Hijuelas, Juan Rusque era propietario de la mina “Margarita”. Dos de las minas, “Horqueta” y “Pleito” eran trabajadas desde los tiempos de la Colonia.
Hacia 1860 el establecimiento de fundición de Juan Rusque Portal era famoso. Hasta otro nogalino de cepa -e hijo de Pedro Félix- Benjamín Vicuña Mackenna, lo elogia en sus escritos y deja patente su importancia histórica y económica para la futura comuna. “Los Nogales, desarrollado alrededor de un establecimiento de fundición de metales de cobre, establecido por el apreciable caballero francés don Juan Rusque, natural de Pau”, Francia. Con los años, Juan Rusque se convirtió en uno de los grandes propietarios del valle, comprando las haciendas de Nogales y Pucalán. También fue dueño, hasta sus últimos días, del mineral de El Sauce, que estaba constituido por más de una decena de minas. En 1874, cuando estaba a algunos años de su muerte arrendó las propiedades, manteniendo alguna participación anual sobre las ganancias que pudieren generan las minas de El Sauce y la Fundición Los Nogales. Falleció en 1876. La calle deberá llevar su nombre sólo desde inicios del siglo XX. Entre la descendencia de Juan Rusque Portal, se cuenta el exministro de Estado, Enrique Krauss Rusque; y el exdirector general de Carabineros Fernando Cordero Rusque. No sólo una calle recuerda a Juan Rusque Portal en Nogales. El Liceo Municipal de Nogales también lleva su nombre.
Quien diera nombre a esta calle fue un hacedor de muchas cosas y un disciplinado empresario minero que puso a Nogales entre los grandes productores de cobre.
El nombre de Juan Rusque Portal no sólo quedó inmortalizado en una calle, sino también es el que lleva el Liceo de Nogales.
12 - Edici贸n Especial de Aniversario
Viernes 11 de octubre de 2013
EL OBSERVADOR
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Edición Especial de Aniversario - 13
Viernes 11 de octubre de 2013
La Calera
Adrián: la historia familiar de una avenida entre dos comunas Miles de personas transitan sobre el cemento de calle Adrián y pocos saben la historia que esconde el nombre de Avenida Adrián. Un nombre transformado en apellido, una familia anónima en las páginas de la memoria. Tres personajes, distintas historias y una misma familia, la familia Adrián. Pedro Adrián, Antonio Adrián y Vicente Adrián, es la encrucijada, el dilema por resolver, que nos dé luces sobre cuál de los Adrián fue el hombre honrado con el título de la arteria calerana. Pedro Adrián, el padre de Antonio y el abuelo de Vicente, el año 1842 descubre la mina El Soldado, ubicada en la localidad de El Melón, en aquellos años una hacienda perteneciente a la familia Cortez, en la comuna de Nogales. Don Pedro, consecuente con su hallazgo, fue minero y fundidor, un trabajador del metal rojo, el motor de nuestra economía nacional. Luego vino Antonio Adrián, quien siguió el
Avenida Adrián no solo une La Calera con Artificio, sino también a tres integrantes de una familia que hicieron historia.
ejemplo de su padre, convirtiéndose desde muy joven en minero y fundidor. Pero Antonio fue más allá, desarrollando su vocación por el servicio público hasta llegar a convertirse en el primer alcalde de Nogales. El nieto de don Pedro, Vicente Adrián Villalobos, rompió la tradición minera pero potenció aquella vocación emergente que heredó de su padre, convirtiéndose en ministro de Industrias, Obras Públicas y Ferrocarriles en dos ocasiones, la primera de ellas en el gobierno de Juan
Luis Sanfuentes y la segunda en la primera administración de Arturo Alessandri Palma. También ejerció el cargo de diputado y senador. En su gestión, Vicente tuvo especial preocupación por la promoción de derechos sociales, en tiempos donde la denominada Cuestión Social era tema obligatorio debido al paulatino ascenso del movimiento obrero urbano, dado que las precarias condiciones de subsistencia podían crear focos de enfrentamientos. Pero no sólo la actividad política lo hizo destacar. Vi-
Vicente Adrián Villalobos, nieto de don Pedro, llegó a ser Ministro de Industrias, Obras Públicas y Ferrocarriles en dos ocasiones.
cente, luego de ingresar a un taller de joyería, se apasionó por este oficio e ingresó a la Unión de Artesanos el año 1925, donde llegó a convertirse en su presidente. También estudió en la Escuela de Dibujo de la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa, de donde obtuvo el título de Dibujante Industrial. Abuelo, padre e hijo representan parte importante de nuestra tradición nacional: la actividad cuprífera y la política institucional. Pero luego de revisar brevemente algunos pasajes de la historia personal de cada uno, la
interrogante sigue sin resolverse: quién fue Adrián, el que da significado al nombre de la calle. Otra duda surge en el camino. Si bien avenida Adrián se encuentra en La Calera, la construcción oral de la historia advierte que esa zona donde ésta se extiende, antes perteneció a la comuna de Nogales. Otra encrucijada más por resolver. Por fortuna, un dato nos refresca el transitar: la hasta ahora indefinible avenida Adrián, ubicada en el distrito de Artificio, cuyo nombre -dicho sea de paso- surge a partir de una fábrica de pólvora que funcionó en esa zona durante la época colonial, reza en una de sus esquinas “A. Adrián”, iluminando con pertinencia aquella respuesta pérdida durante décadas, sin que nadie lograra descifrar cuál de los Adrián era el abanderado de la calle en Artificio. Parece ser ésta la razón más válida para concederle a Antonio Adrián el título de cabecera, y sin embargo
la asignación que realizamos es al primer alcalde de Nogales, cuando la calle está ubicada en La Calera. Toda una disyuntiva que merece un reconocimiento: Nogales y La Calera son comunas hermanas, familiares como los Adrián. Qué importará entonces si un nogalino le da el nombre a una calle calerana. Los Adrián, es decir el abuelo, el padre y el hijo, todos ellos que de alguna manera constituyen el soporte histórico de una avenida, son el puente que arrastra por la historia un profundo significado, el de la unión entre dos comunas, sea quien sea el Adrián, el verdadero Adrián que le da el nombre a esta calle llena de interrogantes. Esperamos, eso sí, haber podido ser el nexo que atara los cabos sueltos y aproximarnos a descifrar, con la mayor de las precisiones mediante este relato, lo que escondía la calle Adrián, para que desde hoy y para siempre, en cada caminata tuviese lugar un recuerdo.
14 - Edición Especial de Aniversario Concón
Viernes 11 de octubre de 2013
José Luis Borgoño: hacendado, fundador y alcalde del balneario
Avenida Borgoño bordea una amplia extensión de costa que une la comuna de Concón con el exclusivo sector viñamarino de Reñaca. Se trata de un paseo ineludible para los viajeros que llegan hasta la zona, provisto de paisajes que maravillan los ojos de los observantes. Restaurantes de comida típica, que le otorgan el atributo de Capital Gastronómica de Chile a Concón, atractivos turísticos como la Roca Oceánica, un antiguo faro y miradores naturales, edificaciones a orilla de playa (como el polémico hotel en construcción Punta Piqueros) separadas por una angosta carretera de pronunciadas curvas e improvisadas y arenosas veredas, entre tantos otros, es la imagen típica de Avenida Borgoño. Pero detrás del paisaje que lleva el apellido Borgoño en las señalizaciones de la ruta, se escribe uno de los pasajes más importantes de la historia de Concón, la que lo llevó a la primera conquista de su título de comuna. Los libros dan cuenta que hasta finales del siglo XIX, el territorio donde habitan los conconinos actualmente pertenecían a la comuna de San Francisco de Limache. Pero hacia el año 1899 un grupo de vecinos pioneros decidieron dar un vuelco en su propia historia, para alcanzar la tan anhelada autonomía. Para ello, tuvieron el apoyo del mismísimo dueño de la Hacienda de Concón, quien además es el fundador del balneario, don José Luis Borgoño Maroto. El primer asentamiento se ubicó en la zona costera de la hacienda, en el sector que comprende la desembocadura del río Aconcagua y la
José Luis Borgoño Maroto, fue dueño de la Hacienda Concón y fundador de la comuna. En la foto, junto a su familia.
playa Amarilla. Las razones para querer ser comuna tenían suficiente peso. Los planteamientos formulados en ese entonces daban cuenta de los escasos esfuerzos destinados desde la municipalidad al fortalecimiento de Concón, a lo que se sumaba la gran distancia, de aproximadamente diez leguas, que separaba a San Francisco de Limache de la que en ese entonces era la Subdelegación de Concón. Por otra parte, y pese a no ser comuna aún, el balneario ya contaba con servicios públicos tales como el Registro Civil, creado en 1896; las oficinas del correo y el telégrafo, ambas en 1899; la fundación de la Escuela Mixta N°8 en 1897, e incluso contaban con un hotel de pasajeros. Por todo esto, la petición realizada al gobierno de la época se formalizó un día 30 de mayo del año 1899, y la resolución fue aprobada por el Presidente de la República, Federico Errázuriz Echaurren, convirtiéndose Concón en una comuna. El siglo XX trajo nuevos aires para la ya constituida comuna. Fue así como se
La Avenida Borgoño ha sido testigo del auge que ha alcanzado el balneario década tras década y memorial para quien impulsó la autonomía de la comuna.
organizaron las primeras elecciones municipales en concordancia con el proceso electoral realizado a nivel nacional. En aquella oportunidad, los vecinos de la comuna reconocieron la labor realizada por José Luis Borgoño Maroto, quien fue electo como regidor. Posteriormente, por el periodo que comprende los años 1901-1903, Borgoño fue electo alcalde, el segundo después de las primeras elecciones realizadas en Concón tras la resolución presidencial que les otorgó el título de comuna. Pero esta historia no pudo evitar algo más que un traspié en su lucha por autonomía, porque bajo el mandado de otro Borgoño, don Scipión, se decretó la supresión de la condición de comuna para Concón, anexándola a la ciudad de Viña del Mar el año 1927. La medida parecía definitiva, hasta que llegó el año 1995, el día 28 de diciembre, y el título de comuna se reestableció una vez promulgada la Ley 19.424. Sin embargo, a esas alturas mucha agua había pasado bajo los puentes de la historia local y el nombre de José Luis Borgoño Maroto casi se desdibujaba de la memoria de los nuevos habitantes. Por eso es un deber imposible de eludir traerlo de regreso junto a los pioneros conconinos, si fueron quienes cimentaron el empedrado camino de su lucha definitiva por la autonomía comunal. La construcción de este camino se inició el año 1917. Esta extensa Avenida recorre por la parte costera gran parte de la comuna, es el polo originario de poblamiento donde se establecieron los primeros habitantes, en su gran mayoría provenientes de Santiago, convirtiendo el balneario en un lugar exclusivo. A las afueras de la Roca Oceánica, el mirador más importante del sector, se puede encontrar una placa que recuerda las primeras explosiones que dinamitaron las enormes rocas de los acantilados, para iniciar la pavimentación de esta hermosa y la más importante avenida de la comuna de Concón.
EL OBSERVADOR
Olmué
Volver a ser comuna: la historia del alcalde Hugo Quinteros La historia de Olmué está marcada por la palabra Independencia, cuyo significado en esas tierras se traduce en una lucha que sus habitantes dieron con entereza, hasta que el año 1893 lograron arrancar un decreto que por primera vez en su historia les permitió convertirse en comuna siendo su primer jefe comunal donde Juan Crisóstomo Toledo. Sin embargo, por esas cosas del destino, de las leyes y la política, Olmué nuevamente fue anexada a la comuna de Limache cuando corría el año 1927. El disgusto de los vecinos de la que por decreto había dejado de ser comuna, se materializó en una campaña por recuperar el título que les había sido arrebatado, por lo que hicieron ingentes esfuerzos para revocar la decisión gubernamental y, según relata la historia local, incluso se realizaron cabildos abiertos donde los ciudadanos expusieron sus puntos de vista y aunaron criterios para avanzar hacia la recuperación de la autonomía comunal, petición que le hicieron llegar al Presidente de la época, Gabriel González Videla. La espera fue extensa, ya que tuvieron que pasar 39 largos años para recuperar su condición de comuna. Así fue como en pleno gobierno de Eduardo Frei Montalva se dictó la Ley 19.442, con fecha 18 de enero, mediante la cual se vuelve a instaurar la Municipalidad de Olmué. La Ley se promulgó el día 9 de febrero en el Diario Oficial, transformándose esta fecha en un hito histórico y en el año definitivo para que Olmué volviera a contar con un gobierno comunal. De ese proceso, destaca un importante personaje, el alcalde Hugo Quinteros, la primera autoridad local de la segunda etapa comunal, luego de todo un camino recorrido no exento de complejidades, con reveses como el de aquel año 1927. Si bien en un primer momento Hugo Quinteros fue designado por el Presidente Eduardo Frei para ejercer el cargo de jefe comunal, posteriormente recibió el apoyo masivo de la comunidad olmueína en las primeras elecciones en la ya constituida comuna. En su mandato se destacó por las
Hugo Quinteros fue el gran impulsor del turismo en Olmué y quien impulsó la expropiación de los terrenos donde se construyó el escenario de El Patagual.
importantes obras de adelanto que realizó en función del bienestar para los habitantes de la zona, siendo la instalación del alumbrado público para ese sector, una de las más importantes y que quedó en el recuerdo de los habitantes del lugar. Además, Hugo Quinteros fue quien impulsó la expropiación de los terrenos del conocido parque “El Patagual”, lugar donde se construyó el primer escenario para la realización del tradicional Festival del Huaso de Olmué, cuya primera versión se realizó el año 1970. En esa misma senda, el alcalde creó el Departamento de Turismo y Relaciones Públicas, con el objetivo de fomentar el turismo hacia la zona, actividad que ha llegado a ser uno de los pilares de la economía local. Otras de sus obras destacadas fueron la creación de vías de acceso hacia Olmué y hacia el sector de Quebrada Alvarado, junto con la pavimentación del sector céntrico de la ciudad, donde hoy se ubica la calle Blanco
Encalada; la construcción del Estadio “Juan Stambuck“ y la construcción de plazas y juegos infantiles para los más pequeños de la comuna. Asimismo, en junio de 1966 declaró su conformidad con la idea de instalar un monolito en la plaza comunal, en memoria de doña Mariana de Osorio. Hugo Quinteros fue durante toda su vida un militante del Partido Demócrata Cristiano. Su mandato finalizó tras los hechos que acontecieron el 11 de septiembre del año 1973, y aunque en algunas ocasiones, durante los primeros días de ocurrido el Golpe, fue visitado por personal del régimen militar para comprobar que no tenía ningún grado de responsabilidad política durante el periodo 70-73, finalmente no tuvo mayores inconvenientes y su vida continuó con total normalidad, aunque alejado de las instituciones públicas y de su vocación de servidor en Olmué. La historia de la comuna siguió su curso, pero quedó clavada en su memoria la figura imborrable de un alcalde que inició una nueva etapa, donde había que empezar desde cero, en la tarea impostergable de construir un Olmué al servicio de su gente. Hugo Quinteros falleció el año 1987 y hoy, desde la calle que lleva su nombre, seguirá respirando su obra y el espíritu de progreso hará fraguar su nombre en voluntad hecha carne, en miles de individualidades dispuestas a trabajar con el brillo de su recuerdo, hombres y mujeres que componen la comuna que él lideró en uno de los momentos más importantes de su historia, ese al que llamaremos la segunda independencia.
Olmué retribuye bautizando una importante arteria con el nombre del alcalde que tomó las riendas de la comuna tras su “segunda independencia”.
EL OBSERVADOR
Edición Especial de Aniversario - 15
Viernes 11 de octubre de 2013
La Cruz
Quillota
Enrique Simpson Baeza: marino y explorador del sur Enrique Simpson es una calle ubicada en las cercanías de la Estación de Trenes de La Cruz. Con ella, la Armada chilena se hace presente con su historia, lo que se condice con que Simpson colinde con la principal arteria de esta localidad, la calle 21 de Mayo, la que atraviesa de extremo a extremo la comuna. Las características de la geografía propias de este sector hicieron que todas ellas, vistas desde el mapa, conformen una cruz. Pese a ser una calle pequeña, allí se ubican algunos importantes recintos comunales: la piscina y el Colegio “María Alonso Chacón”, ambos recintos de administración municipal. El resto, sólo viviendas que refugian durante el año, como lo hicieran con Simpson, al habitante crucino. Aunque el apellido más que el nombre de este insigne personaje aparece en diversas ciudades de nuestro país como titular de la ruta donde transitan caminantes y pobladores de aquellos sectores, la historia permanece en el olvido. Es precisamente entonces el respeto a la memoria de Simpson, lo que nos convoca a realizar el esfuerzo de reconstruir los pasajes de la vida y obra de una figura de gran estatura, quien fue partícipe de la guerra civil de 1859 -defensor del bando dirigido por Manuel Montt-, y de la Guerra del Pacífico. Enrique Simpson Baeza, nació en Valparaíso el año 1835, y llegó a ser un importante integrante de la Armada chilena, quien pasó gran parte de su vida en La Cruz, lugar donde poseía una casa quinta que estaba ubicada en las cercanías de la antigua estación de trenes. Siguiendo el ejemplo de su padre, el Almirante Roberto Simpson Simpson, deambuló durante su periodo de instrucción dentro del mundo castrense por la Escuela Militar, en la cual permaneció durante un año, para posteriormente incorporarse a la Armada el año 1852. En 1855 integró la dotación que trajo desde Inglaterra la corbeta Esmeralda, de 854 toneladas, de propulsión mixta, máquina a vapor y vela, enviada a construir por el gobierno chileno en 1854 en astilleros ingleses. Fueron tantas hazañas
El contraalmirante Enrique Simpson, formó parte de la dotación que trajo la Esmeralda a Chile y además hizo levantamientos hidrográficos en la Patagonia.
La calle Simpson –junto a 21 de Mayo- reconoce el aporte de la Armada a la historia del país en La Cruz.
emprendidas por el contralmirante y comandante del “Cochrane”, que la jornada del 10 de julio de 1879 representa una fecha que sin duda marcó su presencia en las páginas de la historia nacional, al participar en el segundo Combate Naval de Iquique. Pero no sólo por la participación en el plano militar fue destacada su presencia en los pasajes de la historia criolla. El contralmirante, por encargo del gobierno y del Alto Mando de la Armada, realizó un levantamiento hidrográfico y exploratorio de envergadura en la Región de Aysén, entre los años 1870 y 1873. Enrique Simpson, quien era director de la Oficina Hidrográfica de la Armada, fue el encargado de presidir una Comisión Exploradora de la Patagonia Occidental, la que tenía entre sus tareas el hallazgo de una ruta que uniera lo canales de esa zona geográfica con el Golfo de Penas. En aquel entonces, la Laguna San Rafael era un paraje desconocido para la mayoría de los chilenos, y de acuerdo a los anales de la Armada nacional, Simpson habría logrado identificar en estos fríos paisajes un fuerte potencial económico, los cuales podrían anexarse a territorio nacional por
medio de la construcción de una carretera o bien de un ferrocarril. En su primer viaje, Simpson realizó una navegación de reconocimiento por el Archipiélago de Las Guaitecas y, posteriormente, exploró el río Aysén, diseñando levantamientos cartográficos y una caracterización inicial sobre fauna, vegetación y condiciones climáticas en dicha zona. Provisto de tal cantidad de descubrimientos y con un cargamento personal plagado de aventuras, el contralmirante Simpson se retiró de la Armada el año 1898, tras cumplir una exitosa carrera que se prolongó por 50 años en la institución. Corría el año 1901 cuando Enrique Simpson Baeza, a los 66 años de edad, dejó de existir, sin poder presenciar en vida a La Cruz convertirse en la comuna que es en la actualidad. Algunos de sus descendientes habitaron por largo tiempo en La Cruz, en su antigua quinta de la avenida, en otro predio en el sector del barrio Independencia y, posteriormente en el barrio residencial de la comuna. La brisa viajante desde el océano seguirá agitando las velas y timoneando los destinos de esta calle que conservará en sus energías y actividades cotidianas toda la historia, las hazañas y descubrimientos de un hombre que reunió los más altos cargos, con el merecimiento que su vocación exploratoria le hizo ganar, pero además con el respeto que deben guardar hacia el contralmirante las generaciones contemporáneas que hoy han poblado La Cruz, aquella bajo la cual descansa la memoria del emblemático Enrique Simpson Baeza.
Francisco Herboso España, un conde de tradición y fortuna quillotana Herboso es un antiguo callejón de la comuna y que hoy es una importante calle que une dos de las principales arterias quillotanas. Tras aquella vía, un hombre: don Francisco Herboso España, político, abogado y diplomático oriundo de Quillota, donde nació un 24 de marzo de 1861. Las circunstancias del destino vivencial, el sentido común del habitante del sector o bien la mera fortuna, lo hicieron convertirse en el personaje que le otorga sentido histórico a una callejuela que hasta podría pasar desapercibida a los ojos de los visitantes. Francisco Herboso España, el afortunado quillotano, creció junto a su padre, don Guillermo Herboso Recabarren -de quien heredó el título de VIII conde de San Miguel de Carma-, y su madre, doña Manuela España, quien fundó el Convento del Buen Pastor, lugar donde pasó sus últimos días, el cual durante muchos años se situó a la entrada de Quillota, justo en frente de donde hoy se ubica el Parque Científico Tecnológico e Industrial. Más tarde, el joven Francisco contrajo matrimonio con María Correa Sanfuentes. Su hermana, Mercedes Herboso España, fue la abuela del célebre pintor chileno Roberto Matta. Sus estudios primarios los realizó en el Colegio Sagrados Corazones de Valparaíso, en el Saint John’s School de Nueva York y en el Instituto Messin de París. Estudio Leyes en la Escuela de Derecho de la Universidad e Chile, titulándose como abogado el día 3 de abril de 1884. Su vida política fue intensa. Primero fue militante el Partido Liberal y posteriormente ingresó a las filas del Partido Liberal Democrático. De allí en adelante su carrera dirigencial fue en ascenso, llegando a ser electo diputado por Rancagua, Cachapoal y Maipo durante seis periodos consecutivos, entre los años 1885 y 1903. También fue diputado por Caupolicán entre 1885 1888. Fue un fiel seguidor de la política impulsada por el derrocado Presidente José
Francisco Herboso España fue un brillante abogado, parlamentario y embajador quillotano. (Foto cortesía de quillotaenlahistoria.blogspot.com).
Manuel Balmaceda, motivo por el cual fue perseguido y obligado a salir del país en condición de exiliado, refugiándose en la ciudad de Buenos Aires. Regresó a Chile el año 1893. Pero esto no fue todo. El quillotano ocupó el cargo de secretario del Congreso Constituyente en el año 1891, además de primer vicepresidente de la Cámara de Diputados en dos oportunidades, entre 1897 y 1899. Su último periodo como parlamentario no lo puedo concluir, ya que se le encomendó una misión parlamentaria que, haciendo gala de su compromiso, aceptó emprender. Pese a ésto, su carrera política no se detuvo. Entre los años 1899 y 1901 se le adjudicó el cargo de ministro de Justicia e Instrucción Pública, en la administración presidencial de Federico Errázuriz Echaurren. En el plano diplomático de su trayectoria, llegó a ocupar el importante cargo de ministro Plenipotenciario de Centroamérica. Francisco Herboso además fue abogado, y una
de las materias que más lo apasionó fue el estudio de la Legislación en Estados Unidos. Asimismo escribió algunas obras, entre las cuales se cuentan “Reminiscencias de viajes” en varios tomos y “Estudios Penitenciarios”, entre otros. También fue embajador en Ecuador, Brasil y Japón, país donde falleció en la ciudad de Tokio, un 11 de noviembre de 1911. Sin embargo, fue estando en vida cuando la calle fue bautizada con su nombre, de lo que da cuenta el Libro de Contribuciones de los años 1884-1895. En aquel entonces, la promulgación de un decreto correspondiente al año 1891 daba cuenta que existía la prohibición de que los bienes nacionales de uso público recibieran el nombre de personas, al menos hasta tres años posterior al fallecimiento de éstas. Sin embargo, el relato oral reproducido a través de décadas de historia da cuenta de que es muy probable que el nombre de la vía no haya sido por una decisión de la Municipalidad o un homenaje especial a este personaje, sino que fueron los propios vecinos de ese sector quienes comenzaron a denominar con el nombre de Herboso aquella vía. La razón de éste nombramiento vecinal se debe a que en esa zona se encontraba el ingreso al fundo de su familia, que se extendía desde el Callejón de La Puntilla, ubicado a la altura del paradero 8, hasta el Callejón de La Tetera, en las inmediaciones de donde se encuentra la Feria de Animales llegando hasta las haciendas de Santa Teresa y La Palma.
La calle Herboso recibió su nombre gracias a que los vecinos la nombraban así en referencia al dueño del fundo al que daba ingreso.
“No hemos dejado ninguna localidad sin hacer una obra que la misma comunidad nos haya pedido”
C
Alcalde de Petorca, Gustavo Valdenegro Rubillo, cuenta detalles de las gestiones realizada para enfrentar los desafíos de la comuna
on la preocupación permanente de concretar alguna solución a la problemática de la escasez de agua y el alto nivel de cesantía que afecta a la comuna, el alcalde de Petorca, Gustavo Valdenegro Rubillo, encabeza su segundo periodo a cargo de la gestión municipal, que ha estado enfocada preferentemente en el fortalecimiento de las áreas de Salud, Educación y Deporte, con la materialización de importantes inversiones públicas. Estos logros no han sido fáciles de conseguir. La situación actual de Petorca es compleja, debido a los duros efectos de la sequía, que ha derivado en un 18% de cesantía y la declaración de Zona de Emergencia Agrícola y Catástrofe Hídrica. Ello, porque la comuna siempre debe hacer frente a sus particulares características geográficas y demográficas, que impone grandes desafíos para la administración local. Pese a ello, el alcalde Valdenegro afirma que han logrado cumplir con parte importante de las aspiraciones de la comunidad, concretando varias iniciativas que han sido pedidas por las mismas organizaciones. “En todas las localidades hemos hecho algo. La virtud de este gobierno comunal es que hemos sido equitativos, no hemos dejado ninguna localidad sin hacer una obra que la misma comunidad nos ha pedido. Nos solicitan los proyectos de acuerdo a sus necesidades y nosotros tomamos esas iniciativas como una obligación”, comenta el jefe comunal.
- ¿Cuál fue el principal reto que tuvo que enfrentar al asumir como Alcalde?
“Mejorar la atención que recibían las personas que venían a la municipalidad. Aquí no se respetaba mucho a la gente. En Petorca había una corriente que quería un cambio radical y eso fue lo primero a lo que me aboqué, cambiar el estilo de conducir la Municipalidad. Abrimos el municipio a la comunidad”.
- ¿Cómo se ha cumplido con este objetivo?
“Creo que bien, porque de lo contrario no estaría aquí, en medio de lo que es mi segundo periodo como alcalde”.
- ¿Y cuál es la situación económica actual de la Municipalidad de Petorca? “Creo que estamos equilibrados, no tenemos deuda en Salud, ni Educación. Estamos bien, no tenemos deudas, pero tampoco estamos holgados. El presupuesto es ínfimo para todo lo que necesita la comuna, que enfrenta gravísimos problemas debido a la falta de agua”.
- ¿Y cuáles son las necesidades de la comuna?
“Las necesidades nacen de acuerdo a lo que vaya pasando y, en este momento, estamos en una sequía que viene de hace seis o siete años. En ese contexto, tenemos una necesidad imperiosa, que es tener agua suficiente para el consumo humano. Sin perjuicio de eso, no nos desentendemos de nada de lo que cotidianamente nos corresponde. A la Educación y a la Salud le hemos seguido inyectando recursos, mejorando los establecimientos educacionales e implementando las postas de salud”. GRAN PROBLEMÁTICA: LA SEQUÍA Siendo la escasez de agua una preocupación constante, tanto para el municipio como para la comunidad petorquina, las soluciones inmediatas que se han implementado se basan, principalmente, en ejecutar un plan de distribución de agua potable a los sectores que no pueden acceder a ella. Al respecto, el alcalde de Petorca señala que “con mucho esfuerzo resolvemos a diario esta situación, siendo nuestro principal interés que las familias tengan este vital elemento en óptimas condiciones”. “Esto significa que estamos preocupados de que el agua que estamos entregando no vaya a producir enfermedades, por algún problema de calidad”, aclara. Según señala el alcalde, el objetivo se cumple gracias a la utilización de dos camiones aljibes, que trabajan todos los días de la semana repartiendo el vital elemento a todas las zonas que no pueden abaste-
cerse autónomamente. En cuanto a la agricultura y las consecuencias que ha conllevado la sequía imperante en la zona, Valdenegro indica que ésta ha sido una problemática “que no hemos podido y no vamos a poder solucionar”. “Como no tenemos agua superficial desde hace más de cuatro años, no tenemos río, ni canales con agua, la persona que se dedicaba a la agricultura familiar campesina ya no existe, porque simplemente no hay agua”, señala. Este escenario, junto con la crisis de la minería, que ha dejado a 295 familias sin su principal ingreso económico, ha provocado que Petorca tenga un 18% de cesantía, lo que se ha enfrentado, en parte, con los planes de emergencia y capacitación.
- ¿Qué acciones han considerado para dar una solución definitiva a esta problemática?
“Hemos hecho un plan que se lo presentamos al Gobierno, a través del Delegado Presidencial, y cuando fuimos citados por segunda vez para que nos dieran una respuesta a nuestro petitorio, prácticamente no encontramos ninguna de las acciones que habíamos propuesto. Nos preocupa la forma cómo el Estado ha tomado esta situación. Creo que teniendo el Estado la responsabilidad, no solamente legal, sino que ética y moral, de responder a estas comunidades que están declaradas en emergencia agrícola y con decreto de catástrofe hídrica, la reacción no ha sido óptima. Creo que no se le ha tomado el peso a lo que está pasando aquí y los efectos que tendrá para el mañana”.
- ¿Y cuáles fueron esas propuestas presentadas al Gobierno?
“Esperábamos que nos ayudaran a realizar el mejoramiento de todas las Comités de Agua Potable Rural (APR), a invertir en la infraestructura necesaria para poder surtir del vital elemento a las comunidades que son sumamente pobres y que están implementados de una manera prácticamente artesanal. Solicitamos recursos para que los APR pudieran profundizar sus captaciones, surtirse de la implementación que pudiera llevar eficientemente el agua a sus casas, nuevas mangueras y bombas impulsoras, porque lo que hay ahora tiene 6 a 7 años de uso y está deteriorado. En cuanto a los pequeños agricultores, pedimos -y no era una inversión muy grande- construir unos pequeños embalses, de dos mil metros cúbicos, en las cabeceras de los canales, infiltrar la napa con pozo profundo y extraer el agua a través de un sistema de energía fotovoltaica, para que los agricultores pudieran ahorrar, porque no tienen recursos y una bomba les consume casi toda la ganancia de su trabajo”.
- Otra arista de la problemática por la escasez del agua son las denuncias por la sustracción ilegal que se estarían dando en la comuna ¿Cómo han abarcado esta situación?
“Lo enfrentamos por la vía del derecho. Nosotros presentamos una querella contra todo el que resultara responsable por la usurpación del agua. Dimos todos los antecedentes al Tribunal y estamos esperando los resultados de la justicia. Son ellos los que tienen resolver. Nosotros no podemos tomarnos la libertad de investigar, porque estamos en un Estado de Derecho. Ahora, si la pregunta es sobre el resultado que hemos obtenido, no hemos tenido ninguno”.
- ¿Cree que va haber alguna resolución al respecto?
“Ha pasado un año y medio aproximadamente y, por la demora, te diría que no; y, por la voluntad que tienen las autoridades que deben velar por esto, creo que tampoco”.
- ¿Tiene alguna esperanza de que este escenario general se revierta?
“Nos queda la esperanza de salir a la calle. Como autoridades hemos retenido un poco a la población, pero como éste es un país de reacción y no de acción, va a llegar un momento en que no va a quedar otra que ser un nuevo Aysén o una nueva Freirína. Nos obligan a eso”. Ante estas circunstancias, el alcalde de Petorca señala que han tenido que buscar ayuda por parte de otras instituciones y organizaciones nacionales e internacionales para desarrollar proyectos que el Estado no ha financiado, obteniendo una positiva respuesta por parte de ADRA Chile, que donó, en una primera instancia, sistemas de purificación de agua para cinco escuelas rurales de la comuna.
El alcalde de Petorca, Gustavo Valdenegro Rubillo, sueña con la construcción de un nuevo edificio consistorial, y una comuna que base su desarrollo productivo y económico en la agricultura, la minería y el turismo.
“Esta ayuda que estamos recibiendo nos indica que esto ha trascendido a otros niveles y significa también que la autoridad no puede decir que no está al tanto de esta situación. Si ADRA Chile, la Embajada de Israel y los ingenieros franceses que estuvieron aquí, y que están diseñando un proyecto para la desalinización del agua de la costa nos están ayudando, es porque esto ha trascendido de la frontera de lo que es la Municipalidad y del Estado”, concluye Valdenegro.
Obras destacadas del último año de gestión Deporte:
Ejecución del proyecto “Mejoramiento Estadio de Petorca”, que implicó la reposición de la carpeta de cancha de fútbol, construcción de graderías y equipamiento. Iluminación de canchas de fútbol de Pedegua, La Ñipa, Hierro Viejo y El Bajo Chincol. Instalación de circuitos deportivos en todas las localidades.
Salud:
Implementación de Postas Rurales con Rayos X, laboratorios clínicos de alta resolución, CESFAM de Chincolco y otros.
Educación:
Inversión de más de 75 millones de pesos en mejoramiento de establecimientos educacionales, como cierres perimetrales, arreglo de baños en la Escuela Chalaco y en el Liceo José Manuel Borgoño. Arriendo de nueva casa hogar en Valparaíso que beneficia alrededor de 80 alumnos de educación superior. Inversión de 102 millones de pesos en proyectos técnico profesionales Liceo Cordillera de Chincolco.
Infraestructura:
Construcción de sedes sociales. Instalación de juegos infantiles en plazas y establecimientos educacionales. Pavimentación de calles en Petorca, Pedegua, Santa Julia y Hierro Viejo. Construcción de planta de tratamiento de agua en la localidad de La Ñipa. Instalación de alumbrado público en localidades rurales.
Otras iniciativas:
Implementación de computadores en sedes sociales con acceso a WI FI. Sede de fecha del Campeonato Nacional de Mountainbike. 95% de la comuna conectada a Wi FI.