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- Edición Especial de Aniversario

Viernes 11 de octubre de 2013

EL OBSERVADOR

Editorial

Historias de esfuerzos y triunfos Los deportistas logran casi siempre sumar y acumular en sus vidas, muchos momentos de grandes esfuerzos y los que en varias ocasiones les lleva a conseguir importantes triunfos, luego de participar en las competencias de sus respectivas disciplinas. Por ello es bueno conocer las mágicas historias de algunos de los que siendo parte de nuestra zona, se han destacado y han conseguido llegar muy lejos en el deporte que les apasiona y por el cual incluso han cambiado su estilo de vida. Muchas veces contando con mínimos aportes, ayuda y colaboración, lo que sin embargo, no les ha impedido vencer a sus rivales y las marcas que tengan al frente, logrando en ocasiones cumplir grandes actuaciones y subirse a lo más alto del podio. Desde allí por supuesto que pueden expresar toda su alegría, no importando el premio que el triunfo les pueda significar. En su corazón está la satisfacción del haber conseguido un nuevo objetivo en sus carreras deportivas. Pero también es destacable que con sus proezas deportivas, muchas veces permiten dejar en alto el nombre de sus respectivas comunas, ganándose el cariño y el reconocimiento, que en ocasiones tiene mucho más valor que un premio económico, una copa o un diploma. Está la satisfacción de haberle respondido a sus vecinos y amigos. En la mayoría de los casos son deportistas que con su propio esfuerzo y entrega, han logrado ganarse un espacio en sus disciplinas, pasando a convertirse en verdaderas leyendas del deporte de nuestra zona. Son historias y hazañas, que se han generado luego de muchos años de duros entrenamientos y donde la pasión que ellos han logrado colocar, les permite escribir grandes triunfos y los que se cuentan en los siguientes reportajes.

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La historia del piloto limachino que debutó en Alemania y luego fue campeón de Chile Rodolfo “Rudy” Eberlein tiene como pasión el automovilismo pero también el fútbol y hoy es el presidente del naciente Club Deportes Limache Por Juan Carlos Reyes Morales

Desde muy pequeño Rodolfo Eberlein, sintió la atracción por el rugir de los motores. Nacido en Quillota, “por eso siempre he sido hincha de San Luis”, nadie de su familia hasta ese momento, había mostrado ganas de estar muy cerca de los autos. SU VIAJE A ALEMANIA Y CUATRO AÑOS DE ENSUEÑO Pero “Rudy”, como le conocen sus amigos, al cumplir los 18 años de edad, el año ´73, tomaría una decisión que le cambió la vida. “Estudié en el Instituto Rafael Ariztía y al salir del colegio, decidí viajar a Estados Unidos. Siempre he sido bastante busquilla en mi vida y en ese momento se hablaba que era un país con muchas oportunidades y buscando destacar en algo que tuviera relación con el automovilismo, me decidí a viajar”. Pero además pese a declararse totalmente lejano a la política, “a lo mejor el desorden que se vivía en el país en ese momento, también me hizo tomar la decisión de buscar otros horizontes, donde pudiera estudiar y trabajar”. Sin embargo, su viaje a Norteamérica no se realizó. “Sucedió una situación que cambió el destino. Mis padres, que nunca me colocaron ningún obstáculo y siempre me apoyaron en mis proyectos, decidieron que porque mejor no viajaba junto a mi hermano a Alemania. Primero porque nuestra descendencia es germana y por lo tanto teníamos pasaporte. Mi hermano me acompañó junto a mi madre, que dominaba perfectamente el idioma alemán”. La idea era visitar las grandes industrias automotrices y poder conocer la forma que trabajaban. “Encontramos un sistema que es muy bueno. Las industrias tienen sus escue-

las técnicas incorporadas y sus alumnos luego de terminar los estudios, pasan a ser parte de la industria”. Tras recorrer cuatro industrias, los hermanos Eberlein, decidieron quedarse en Mercedes Benz y luego de dar una prueba se integraron para estudiar por cuatro años. “Fueron los cuatro mejores años de mi vida, en cuanto a formación técnica y personal. Me tocó vivir solo en una vida independiente que me fue muy útil para el futuro. En lo profesional teníamos tres días de práctica con la mejor tecnología, estando en la catedral del automovilismo y además nos pagaban”, recuerda el exitoso empresario limachino. Pero junto con ello estando en Alemania, conoció a la que hoy es su esposa y quien ha sido un pilar fundamental en su carrera deportiva, como también en lo profesional. SU LLEGADA AL AUTOMOVILISMO Fue en Alemania donde Rodolfo Eberlein, se acercó por primera vez al automovilismo competitivo. “Lo primero que hicimos estando allá fue ir a ver una carrera de la Fórmula 1, que se corría ese mismo año en Alemania. Eso fue lo que terminó por apasionarme con este deporte”. Viviendo en Stuttgart y con un autódromo a menos de dos horas, fue cuestión de tiempo para que “Rudy”, pudiera dar rienda suelta a su pasión por la velocidad. “En el segundo año viviendo en Alemania, junto a mi primo Ricardo Hornauer de Viña del Mar y un amigo español, les di la idea de participar en unas carreras que se realizaban en un circuito de tierra que tenía curvas peraltadas y donde el auto en competencia, anda más de lado que derecho”. Para participar, el grupo de amigos compró un Fiat 125 que ellos mismos prepararon para correr.

El mejor momento del automovilismo limachino. Junto con “Rudy” Eberlein, aparecen varios de los pilotos que corrían en la pista de Las Vizcachas.

Rodolfo Eberlein aparece junto al auto que le dio los primeros triunfos en las pistas chilenas.

“Nos divertíamos como locos, era una experiencia muy bonita. Durante todo un año participamos todos los domingos y nos turnábamos para correr el auto”. Pero tras los cuatro años en Alemania y tal como lo había pensado siempre, el limachino decide volver a su ciudad y con el ´bichito´ del automovilismo competitivo, aún más instalado en su cuerpo. Llega de regreso a Chile el año ´77 y junto con casarse luego que su polola viniera para conocer Chile, se enteró que se estaba fundado un club de automovilismo. “El ex alcalde Melchor Alegría, reunió a un grupo para realizar pruebas de motocross. Luego nació la idea de poder comprar un auto, para sortear al integrante del club que lo pudiera pilotear y participar en las distintas carreras de la zona”. Sin embargo, su experiencia de haber corrido en Alemania, le llevó a ser el elegido. Durante los años

79 y 80 participa en las competencias que se realizaban en Olmué, Quilpué y la pista de Las Vizcachas en Santiago. “Pero la falta de recursos del club llevó a que al

final el auto lo tuviera que mantener yo, realizándole varios cambios por lo que quedó totalmente diferente. Al final pasó a ser mío y empecé a invertir para dejarlo muy competitivo”. A esa altura Rodolfo Eberlein, ya era conocido a nivel regional y nacional. Varios fueron los triunfos que consiguió con el auto que llevaba los colores de Limache. “En el año ´86 tuve la suerte de ser campeón de Chile. El motor no lo toqué en todo el año, por lo que sumé varias victorias en Las Vizcachas. En ese entonces el automovilismo era muy fuerte a nivel nacional y regional. Tuve la suerte de ser el campeón,

reconociendo que le robé mucho tiempo a la familia”. Eran los años de gran participación. “Recuerdo que en algún momento la grilla de partida tenía 24 autos y de Limache éramos lejos la ciudad que más autos tenía en la categoría. Me recuerdo que estaban, Carlos Domenicone, “Toco” Orellana, su hijo Rodrigo, Ricardo Thompson, José Araya, también estaba Galarce, el ´Tito´ Estay, ´Memo´ Rojas, entre otros, los que semanalmente estábamos compitiendo. Viajábamos en un camión con todos los autos, para estar presentes en cada carrera”. Pero “Rudy” Eberlein, también fue vicecampeón Sigue en página 4


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La historia del piloto limachino ... Viene de página 3

en varias ocasiones tanto a nivel regional como nacional. “Si a lo mejor ten-

go que reconocer un error, fue que nunca tuve un juego de neumáticos especialmente para tierra porque de seguro a lo mejor me hubiera permitido ganar más carreras en ese tipo de pista”. Luego de ser uno de los mejores de la Categoría Turismo ´51, el piloto limachino también soñó con llegar a categorías mayores. “Siempre conté con el apoyo de mi esposa, pero yo le puse freno a la posibilidad de llegar a Fiat 125, ya que eso significaba un gasto mayor”. De todas maneras Eberlein tuvo la posibilidad de correr un auto de una categoría superior. “En una oportunidad acompañé a ´Toco´ Orellana en una carrera donde estaba a bordo de la ´liebre´ de Alfredo Rebolar. Sentí que podía sacarle mucho partido a ese auto. Me la prestaron, pero me dijeron que al motor pasando de ciertas revoluciones no le pasaría nada, pero si se rompía el motor, había que pagarlo. Por supuesto que al no tener tantos re-

cursos, me dio miedo y no quise entrar en problemas”. DOS TARDES NEGRAS Fueron cerca de dos décadas de triunfos. “Fueron años de muchas alegrías y también de penas como aquella tarde en que al llegar a Vizcachas y dando una vuelta para calentar, el motor se reventó por todos lados. Esa tarde ni siquiera pude largar”. Pero no fue su única tarde negra. “En otra ocasión iba en los primeros lugares pero en una curva al ladear la cabeza, con el casco apague el interruptor de la bomba de bencina. Luego de volver a encenderlo, ya había perdido dos lugares y terminé tercero. Esa tarde me autoeliminé”. La falta de competencias y algunos temas organizativos que no le parecieron muy lógicos en ese momento, llevaron al piloto limachino a dejar las pistas en el año 1995. Sin embargo, la pasión por el automovilismo no se detiene ya que siempre está atento con lo que suce-


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El piloto limachino recibiendo uno de sus premios de mano de otros de los grandes pilotos de esa época, Alfredo Rebolar.

de con este deporte, especialmente con la Fórmula 1, por lo que cada vez que puede viaja para ser parte como espectador de estas competencias. “Cuando se corrió en Argentina, fui a todas las fechas y en Brasil también he estado. Si voy a Europa trato de combinarlo con algu-

na fecha. Mi familia ya sabe que si viajo, tiene que haber una carrera para ver”. SU CERCANÍA Y LA LLEGADA AL FÚTBOL Rodolfo Eberlein en su juventud tuvo la oportunidad de jugar fútbol, “jugaba al arco, no era muy bueno, pero me di el gusto de par-

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ticipar en el Club Universitario. Estando en Alemania tuve la suerte que se jugará el Mundial del ´74 y vi el partido de Chile con Alemania Oriental. El fútbol siempre me ha apasionado y muchas veces pude ver al gran San Luis de los ´80”. Por ello al momento que recibió la invitación para ser parte del proyecto de Deportes Limache, de inmediato se sintió atraído. “Todo comenzó con una conversación en el cumpleaños de mi compadre Ricardo Restini. Ese día armamos imaginariamente un club y llegamos hasta la Copa Libertadores con el equipo. Luego me llamó Aldo Torres y comenzamos este proyecto”. Hoy Rodolfo Eberlein, es el presidente del Club de Deportes Limache que participa en la Tercera B, lo que le tiene muy motivado y con la ilusión de llegar muy lejos con el equipo rojo, pero siempre atento con lo que ocurre con la Fórmula 1, teniendo en cuenta que su pasión por la velocidad, corre como su sangre por las venas...


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El liguano que le costó aprender a andar en bicicleta y hoy es el mejor pedalero del país Con 25 años Eyair Astudillo a logrado hacerse un nombre en el mundo del ciclismo nacional y ahora sueña con representar a Chile en los Juegos Olímpicos Por Gabriel Abarca Armijo

- “Hola Eyair, soy Gabriel de El Observador, ¿cómo estás?” - “Hola. Disculpa, pero andaba entrenando. No vi tu mensaje”. - “Tranquilo. ¿Todo bien para hoy a las 7 de la tarde?” - “Si, claro”. - “Perfecto. Cualquier cosa coordinamos durante el día. Te espero en el café”. - “Ok. Hablamos!” Así comenzó el primer contacto con Eyair Astudillo Gallardo, un joven deportista liguano que con esfuerzo y motivación personal, actualmente es el número uno del país en su disciplina: Mountain Bike. Llegó al lugar acordado justo a la hora, explicando que se había venido caminando lentamente desde su casa en Cerro Rodríguez, debido a un fuerte golpe, sufrido en su rodilla izquierda durante la última competencia en la que había participado. SUS INICIOS A simple vista, parece un joven común y corriente, vestido de manera sencilla y con una tímida sonrisa. Si usted lo ve en la calle, no se dará cuenta que es el mejor del país en su disciplina deportiva. Y con esa misma humildad, Eyair comenzó contándonos sus inicios en el mundo de las dos ruedas, pasión que a través de los años, se fue incrementando mucho más. “Tuve la fortuna de tener una familia que siempre estuvo ligada al deporte. De hecho, mi papá siempre jugaba fútbol, por lo que lo acompañábamos a todas las canchas. Y al ver que todos los niños

llegaban en bicicletas a ver los partidos, le pedí a mi papá que para Navidad me regalara una bicicleta. Mi hermana sabía andar pero yo no, por lo que me picó el bichito de aprender, para ganarle. A los 8 años me regalaron la esperada bicicleta. Pero mi hermana la tomó y se puso a andar en ella, incluso le sacó las rueditas. Recuerdo que me enojé y quise hacer lo mismo. Me subí, caí, y luego del primer porrazo seguí pedaleando hasta que aprendí. Después se transformó en tradición ir los domingos a ver a mi papá jugar fútbol, mientras andaba en bicicleta alrededor de la cancha, y colocaba piedras como obstáculos para hacer más emocionante la tarde”. Entonces no solamente viste la bicicleta como un medio de transporte, sino que incluso lo transformaste en algo lúdico y hasta casi competitivo. “Claro. Llegó un momento donde me subí con el desafío de ganarle a mi hermana. Recuerdo que cuando tenía 11 años y en La Ligua se hacían cicletadas, mi mamá no me dejaba participar porque era muy chico. En ese tiempo estaban recién haciendo el camino hacia Placilla y el tránsito estaba cerrado por ahí. Mi hermana llegó en la tarde contando que había ido a Placilla y todos en casa la felicitaron por su hazaña. Yo quise hacer lo mismo y en silencio me fui esa misma tarde. Cuando llegué a casa me retaron por hacerlo”. Eyair comienza a enumerar la gran cantidad de actividades que realizaba en su adolescencia arriba de su fiel bicicleta, “iba al colegio, a comprar pan, a todas par-

Su último gran triunfo en el Campeonato Nacional realizado en la localidad petorquina de El Sobrante.

tes”. Tanto en su época de estudiante de la Escuela República de Venezuela como en el Liceo Pulmahue, siempre Eyair iba a todos lados en su bicicleta. Y es que este vehículo no es clasista, ya que no se necesita de combustible para hacerlo funcionar y solo requiere de la energía humana para avanzar. “La bicicleta te lleva a todas partes y te sientes libre en ella. Además de ahorrar plata, te da independencia y te propone desafíos, como ir hasta Papudo o tal vez a Cabildo pedaleando”. En ese momento, llegan los cafés. Eyair escogió un capuchino, pero no le toma atención en un principio. Es que está entusiasmado hablando de su querida bicicleta. Ya se subió a ella y como buen campeón y no parará hasta llegar al final de la carrera. EN BICICLETA DESDE VICUÑA A LA LIGUA - ¿Cuál fue el viaje más extenso que tuviste arriba de tu bicicleta? “Una vez fui a una carrera a la ciudad de Vicuña. Viajé con cinco mil pesos en el bolsillo para la inscripción y el pasaje de ida, que costó cerca de 14 mil pesos. Esperaba con el dinero de los premios poder comprar el pasaje de retorno, así que con mi mochila al hombro y la comida que mi mamá preparó, me dirigí a esa competencia, la cual duró dos días. Y afortunadamente gané la carrera, una tremenda copa y harta plata, pero al ser domingo y más encima fin de mes, no había pasajes de vuelta hasta el jueves. Por lo tanto, decidí bajar desde Vicuña hasta La Serena, pedaleando. Pero tampoco había pasajes, por lo que compré algu-

Sencillo, humilde y con objetivos claros. Así es Eyair Astudillo Gallardo, el “top one” del país en la categoría Mountain Bike.

nas cosas para comer y opté por pedalear hasta mi casa. Mi primera parada la hice en Tongoy, siendo cerca de 100 kilómetros los que recorrí. Me acosté en la carretera bajo un paso nivel y con bolsas me cubrí las manos y los pies para no perder calor. En la mañana me despertaron unos animales que estaban comiendo pasto. Así que al otro día seguí con mi aventura y terminé el otro tramo hasta llegar a La Ligua. Fue una experiencia súper extrema”. - ¿Cuándo decidiste que la bicicleta sería no solo un juego, sino un deporte competitivo al cual te dedicarías? “Conocí a la gente del Club de Mountain Bike de La Ligua y ellos me apoyaron porque no tenía bicicleta de competición. Me regalaron piezas e implementación y con eso salí a correr campeonatos inter escolares, aunque en ese tiempo más que competir me gustaba pedalear y compartir con los amigos. Nunca he tenido bicicleta propia, ya que son muy caras. En promedio una de nivel eli-

te, cuesta cerca de cinco millones de pesos y se debe tener más de una porque se necesitan para competir y entrenar. La que tengo actualmente, me la pasó mi auspiciador. Después conocí a la familia Marchant de El Sobrante de Petorca y ellos me motivaron a seguir compitiendo, ya que allí hay buenos lugares para correr y comenzó en mí el bichito de competir ya que empecé a ganar carreras”. Pero también el pedalero tiene palabras de agradecimientos para sus compañeros, “en el Liceo me apoyaron haciendo colectas para reunir fondos, con el fin de que pudiera viajar a competir o pagar la inscripción. También los profesores me apoyaron en aquellos años, por lo que en tercero medio gané mi primer interescolar, representando al Liceo Pulmahue y con una bicicleta ajena”. Eyair rindió la PSU pero sufrió un complicado accidente entrenando, por lo que junto a su familia se replanteó si entraba de inmediato a estudiar, o se dedicaba a com-

Arriba de su bicicleta, Eyair Astudillo desafía los límites de la velocidad, gracias a su depurada técnica.

petir. Recibió el apoyo para continuar su carrera como ciclista y los resultados comenzaron a llegar junto a su auspiciador Bike Chile. Por ello su carrera poco a poco fue en un meteórico ascenso, demostrando que la decisión de dedicarse a correr por sobre estudiar, en primera instancia fue la adecuada. “El problema es que para quienes somos de regiones, todo está muy centralizado. En el caso del ciclismo, el ser local es muy importante, ya que así el circuito es familiar luego de correrlo muchas veces. Pero como todos los clasificatorios a los campeonatos son en Santiago, uno entra en desventaja. Por eso nos preocupamos más de clasificar que de lograr triunfos. Afortunadamente, tengo el apoyo de mi familia y el auspiciador, por lo que he podido dedicarme por completo a esta disciplina y participar de diferentes competencias, tanto en Chile como en el extranjero”. Por los estudios universitarios el pedalero dejó temporalmente el ciclismo, “me cuestioné si dejar los estudios por el deporte era lo correcto, pero finalmente el año pasado congelé mis estudios en Educación Física en la Universidad Católica de Valparaíso, para así dedicarme totalmente al ciclismo”. RUMBO A LAS OLIMPIADAS El pedalero sueña con poder llegar a las próximas Olimpiadas de Río 2016, cuyas clasificatorias partirán el próximo año. Y aunque los recursos no abundan en deportes menos masivos, este joven talento liguano espera con su esfuerzo y el apoyo de su familia, amigos y auspiciadores, conseguir mejores resultados y enarbolar con honor la bandera chilena cuando cruce la meta en su próxima carrera. Al terminar la entrevista y luego de un apretón de manos, Eyair se dirige de vuelta a su hogar, con el paso lento debido al dolor de su pierna, pero con el convencimiento que tiene el talento para brillar en las competencias futuras que le esperan. Ojalá los recursos lleguen y así pueda dar el salto que merece, para seguir creciendo en el deporte que es su pasión….


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Una tarde de sol, tejos y quemadas Durante toda una tarde estuvimos presentes en la disputa de un nuevo clásico entre los clubes Esmeralda y Población Valdivia para conocer cómo se vive y practica este tradicional deporte Por Alonso Aranda Araya

Me dijeron que debía pasar un día o parte de él con un grupo de deportistas de El Melón. De inmediato me imaginé una cancha de pasto a maltraer y graderías alrededor, me imaginé que era un partido de fútbol. Pero no. No eran futbolistas y la cancha no era de pasto, aunque si tiene graderías. La tarea fue acudir a presenciar un encuentro de rayuela con un grupo de hombres que se enfrentan en una lucha de precisión y control mental, para evitar que los nervios jueguen malas pasadas. Llegué a El Melón cerca de las 15 horas, en un día en que el cielo estaba celeste y un aire fresco soplaba entre

los cerros que rodean la localidad minera. El lugar de encuentro fue el Club Esmeralda, un club de rayuela local fundado en 1933 y cuyo escudo recuerda a la corbeta chilena protagonista de la Guerra del Pacífico. La sede del club queda en un callejón por donde atraviesa la línea férrea y donde un puente sirve de mirador para apreciar el Estero El Cobre. Un sitio con una belleza rústica. En la puerta del club me recibió Salvador Noguera Saavedra, secretario de la Asociación de Rayuela de La Calera, a la que pertenece también el Club “Esmeralda”. Dueño de una amabilidad campechana, Salvador Noguera me invitó a visitar las dependencias del club,

Salvador Noguera y su primo Enrique Estay, en la Sala de Inscripción del Club Esmeralda.

mientras en la cancha las parejas de jugadores ya hacían sus mejores tiros y decenas de otras personas observaban en silencio desde las gradas que están dispuestas en oposición al sol. Nos dirigimos primero hasta la Sala de Inscripción, una habitación donde los equipos y jugadores firman la papeleta del encuentro por el Campeonato Oficial 2013. Ese día se jugaba la tercera fecha y en el reducto se enfrentaban el Club Esmeralda de El Melón y Población Valdivia de Nogales, una especie de clásico de la comuna.

“No todo entrenador es un formador de jugadores”

Así lo señala Oscar Castillo Trujillo, relacionador deportivo del Centro de Formación Futbolística Wilson Castillo

El Centro de Formación Futbolística “Wilson Castillo” lleva 12 años cumpliendo una labor social y deportiva en Quillota y sus alrededores. En la cancha “Los Amistosos”, del sector de Los Almendros, niños de diversos sectores se reúnen cada viernes y sábado, desde las 10 de la mañana, en entrenamientos que les permiten mejorar su nivel futbolístico. “Algunos niños pagan y otros niños están becados. Nosotros tenemos más de 60 alumnos. Hacemos una labor social bastante silenciosa. Hay niños que son de San Pedro y que tienen muchas carencias, también vienen alumnos desde Olmué, Tabolango, Limache, entre otros”, señala Oscar Castillo, relacionador deportivo de la Escuela, quien se reconoce orgulloso de trabajar en el centro de forma-

TODOS INSCRITOS El encargado de inscribir a los competidores ese día era el secretario Enrique Estay Saavedra, primo materno de Salvador Noguera, un hombre bonachón de pelo cano, que también vestía sombrero y camisa de franela cuadrillé. El mayor de los primos, quien era mi guía, me explicó que muchos de los hombres que participan de la rayuela a nivel local son familiares, “este es un pueblo chico y el gusto por este deporte se va traspasando de generación en generación”, dijo. Ante esa confesión le

conté que parte de mi familia materna también se dedica a jugar rayuela, en la localidad de San Pedro, por el club que es parte del “20 de Septiembre”. “Mi abuelo Alfonso, pero que todos conocen como ‘Pirula’ me llevaba a la rayuela cuando era pequeño, aunque él en esos tiempos era mucho mejor jugando brisca y dominó. Mi tío Jaime, su hijo, era un gran lanzador, pero por temas de trabajo ya no participa de los campeonatos”, recalqué. La conversación respecto a la ligazón sanguínea que hay entre las generaciones de jugadores de rayuela se extendió hasta el ingreso a la cancha. Salvador Noguera me dijo que guardáramos silencio, porque los competidores necesitan solemnidad cuando están lanzando, y porque, reveló, muchos se ponen nerviosos sólo con las miradas. “Me acuerdo que una vez un ‘gallo’ se puso tan nervioso, que el tejo le pegó en el techo y a otro le cayó tan lejos del cuadrado donde estaba lanzando que los que estaban mirando se mataron de la ri-

sa”, relató. La cancha del Club “Esmeralda” es amplia, lo que agiliza el juego. Es que son encuentros de larga duración, ya que en cada partido participan 12 parejas por equipo, que pueden llegar a anotar un máximo de 144 puntos. PUNTOS Y “QUEMADAS” Atravesamos el reducto de lanzamiento, orillando las gradas del costado izquierdo, para ubicarnos en un sitio donde yo pudiera observar claramente los tiros de las parejas de cada equipo. Una vez instalados en el puesto estratégico, el secretario de la Asociación de Rayuela de La Calera, en que además participan clubes de Hijuelas y Quintero, me comenzó a indicar cuáles son los jugadores estrellas del “Esmeralda” y “Población Valdivia”. Mientras me indicaba a los “Messi” de esa tarde en El Melón, competidores que estaban parados uno al lado del otro, concentrados para reaSigue en página 8

de lo que hemos conseguido, muchos de nuestros jugadores ahora están en varios clubes, como Wanderers; San Luis de Quillota o jugando por la Sub 17 y eso es lo más relevante y reconfortante”, señala. HERENCIA FUTBOLERA Oscar Castillo Trujillo, se encarga todos los viernes y sábados de ir a buscar y a dejar a los alumnos de entre 5 y 17 años que practican en el Centro de Formación Wilson Castillo. “Ellos pagan por el traslado una módica suma de dinero y nosotros nos encargamos de que vayan a sus entrenamientos, lo que es bueno para ellos y para nosotros, porque se genera un mejor grupo y se cumple con la responsabilidad”, explica el relacionar deportivo. En el centro se hace lo posible para que todos los niños puedan cumplir sus sueños. El amor que sienten sus fundadores por el trabajo que realizan y por el fútbol, es una herencia familiar que Oscar deja relucir para comprender su dedicación. “Mi padre, Wilson Castillo, fue un gran jugador y mi bisabuela, Antonia Toro, fue la mejor hincha y es en gran parte responsable de la misión que tenemos en el centro de formación. Ella fue una amante del fútbol, la hincha número uno de San Luis de Quillota; llegaba temprano al estadio a ver a los niños a jugar y después se quedaba en los partidos de San Luis. Su gran legado por el amor a la camiseta se lo traspasó a toda su familia. Es un orgullo, una emoción y le dedicamos todos nuestros logros”, finalizó Oscar.

ción dirigido por su padre, el ex jugador profesional, Wilson Castillo Vergara. Algunos niños se inscriben por diversión y otros, con el sueño de ser algún día jugadores profesionales, metas que el Centro de Formación trabaja según la búsqueda de cada menor. Para ello, el equipo encargado se esfuerza en entregarles herramientas necesarias y desarrollar Oscar Castillo Trujillo se siente todas sus habilidades de una manera eficaz y entremuy orgulloso por toda la labor tenida, potenciando algo que se considera clave: la realizada durante estos 12 años. inteligencia en la cancha. “Para poder llevar el juego futbolístico a un alto Así, adquiere confianza en si mismo”, relata Oscar, nivel, hace falta cambiar la cultura y la estructura explicando como funciona la lógica de los entrenade las competiciones. Este trabajo debe comenzar mientos. con los jóvenes. Es muy importante cambiar la forA su vez, el equipo de profesionales siempre mación, el estilo de enseñanza, se encuentra en constante búsqueda de nuevos taque es el descubrimiento guiado lentos, tanto en los partidos escolares, como en las Habilidades que aprenden los alumnos por el profesor; que tiene que ser canchas de barrio; lugar donde señala Castillo “dePRIMER NIVEL SEGUNDO NIVEL TERCER NIVEL menos autoritario, considerando portistas pueden estar perdiéndose”. Iniciación Fundamentación Afianzamiento al joven jugador de fútbol como “Nosotros siempre estamos buscando talentos Edad 5 a 8 años Técnica Técnico sujeto pensante y no ejecutante jóvenes, no esperamos a que nos llegue todo. Hay Edad 9 a 10 años Edad 11 a 17 años de las órdenes del entrenador. que saber observar. Nos sentimos muy orgullosos - Esquema Corporal -Aplicación, - Aplicación técnica Jugadores destacados que han - Formas básicas de adaptación, ejecución especifica movimiento y mecanización de los - Aplicación de técnica pasado por la Escuela - Pre deportivo gestos característicos defensiva Hugo Huerta y Diego Huerta (Filial Real Entrenador Deportivo: Wilson Castillo Vergara - Recreación del deporte. - Aplicación de técnica Madrid, EEUU). Relacionador Deportivo: Oscar Castillo Trujillo - Actividades cultura y - Conocimiento del ofensiva Arturo Santibáñez, San Luis de Quillota (sub Entrenador de Fútbol: Fernando Mondaca ecológicas reglamento - Aplicación del regla15) Participación Copa Manchester United Monitor Deportivo: José Vallejos Vilchez - Técnicas específicas mento oficial Premier Cup 2013. Psicólogo Deportivo: José Castillo Perez - Técnicas ofensivas - Encuentros deporIgnacia Vásquez, goleadora de Everton CONTACTO - Rotación deportivas tivos Fútbol Femenino. centro.formacion.futbolistica@gmail.com (recreativa) - Resultados Más de 15 jugadores en el fútbol joven www.facebook.com/wilson.castillovergara - Encuentro deportivo divididos en Everton, Santiago Wanderers, TELÉFONO: 94353900 y ecológicas San Luis de Quillota, Unión La Calera.

Staff Deportivo


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lizar sus tiros más acertados, no pude evitar pensar que por lo menos en la estructura -aunque con diferencia en la herramienta de juego- la rayuela parece el símil campesino de los bolos, ese juego del que es fanático Pedro Picapiedra y que practican “Dude” y sus amigos en la película “El Gran Lebowski”, de los hermanos Coen. Pero rápidamente el hom-

bre campechano me sacó de mis cavilaciones y me presentó a una especie de entrenador. Era un tipo de palabra segura y con un conocimiento acabado sobre el juego y muy estricto a la hora de detallar las reglas, tanto como para entrecortar sus explicaciones cada vez que un jugador se disponía a lanzar el tejo. Llevaba una polera corporativa del Club Esmeralda y sólo escuché que su nombre

de pila es Jaime: “Mira, me dijo, este juego lo comenzaron a jugar los mapuches y desde esa época en adelante se volvió popular en las zonas rurales. La base hacia donde se lanza es una caja, un poco inclinada, que se rellena con tierra húmeda, para que los tejos queden enterrados y tiene un tamaño de cien por cien centímetros más o menos”, explicó. TEJOS DE DISTINTOS PESOS También me comentó que en la plataforma de juego se colocan lienzas de hilo, separadas por medio metro, que cruzan el ancho de la base. Este es un elemento fundamental, puesto que permite determinar los puntos que se obtienen en el juego. Después agregó, “los tejos son la herramienta que se lanza y están hechos de fierro y plomo, por lo general tienen un peso entre un kilo y dos kilos 200 gramos, aunque depende de la fortaleza del jugador y tiene 62 de diámetro. Mientras que la distancia de lanzamiento es de 14 metros”. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue las pos-

Un total de doce parejas por equipo se enfrentan en una jornada, intentando conseguir un máximo de 144 puntos.

turas utilizadas por los jugadores. Algunos parecían hacer el movimiento de la grulla, otros se inclinaban hacía adelante, como simulando el paso de baile “Gravedad Cero” de Michael Jackson y los menos se mantenían rectos y utilizaban el brazo como una palanca mecánica. Todos buscando el mismo objetivo, lanzar el tejo con tal precisión, que cayera directo a las lienzas. Después de ver tantos lanzamientos hacia la plataforma y tomar varias fotografías para capturar el juego de aquella tarde de domingo, mi guía me invitó a conocer el interior de la sede, donde hay una barra, para que los asistentes compren “pilsen”, vino

o el refresco que deseen. También hay varias mesas para jugar brisca y dominó y un televisor para ver los partidos de fútbol. Ahí nos detuvimos y compartí con varios de los asistentes un par de cervezas, mientras mirábamos el encuentro entre Universidad de Chile, el quipo de mis amores y Santiago Wanderers, que terminó con un empate a dos goles. Apoyado en la barra tuve oportunidad de conversar un par de minutos con el jugador más joven del Club Esmeralda, Cristián Rubilar Cisternas, de tan solo 28 años. “Empecé a jugar desde los diez años, porque mi papá es rayuelero. Comencé usando un tejo pequeño de un ki-

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lo y ahora utilizó uno de más de dos kilos. Yo tengo un estilo bien particular para lanzar, me agacho harto y doblo la mano hacia atrás, eso me da estabilidad y me ha traído buenos resultados”, aseguró. Para finalizar el recorrido, Salvador Noguera -quien sólo bebió bebida, argumentando que dejó hace años el trago-, me llevó a conocer el comedor y la cocina del lugar, donde había un grupo de cuatro mujeres que conversaban animadamente, pero lejos de donde sucedía la acción y lo más divertido. Una imagen que me recordó que algunas tradiciones llevan consigo situaciones que se perpetúan sin mayor cuestionamiento. A pesar de estar encerradas en la cocina, las mujeres parecían felices, e incluso, se atrevieron a decirme -supongo que en broma- que el “Pollito al Velador” ya se había terminado. Me reí y les dije que no se preocuparan, que buscaría otros agasajos. Finalmente, también decliné la invitación de los comensales a engullir alguna delicatessen en el comedor. Era hora de partir y de terminar una entretenida tarde de rayuela.


San Luis de Quillota SADP felicita a todos los miembros del Diario “El Observador” en un nuevo aniversario institucional y reconoce la labor de este prestigioso medio de comunicación para el engrandecimiento de nuestra comuna. ¡Felicidades!

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Viernes 11 de octubre de 2013

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Mauricio Correa: el patiperro del rugby Recorrió el Viejo Mundo jugando el deporte de la “ovalada”, pero además, cuando se retiró siguió ligado como árbitro y más tarde como columnista de un diario francés. Al volver a Chile, fue dirigente y hoy forma a su hijo más pequeño en la actividad que le cambió la vida Por Mario Campos Vinet

El rugby es uno de los deportes que más se ha masificado en los últimos años en nuestro país, sin que, pese a esto, sea aún considerado un deporte entre los más populares. Hoy son varios los clubes que lo practican, a veces en campos deportivos improvisados y otros, los más organizados como los colegios, en canchas reglamentarias. Pero es necesario contar que el rugby -al igual que el fútbol- fue practicado por ingleses en Iquique a fines del siglo XIX, y que aunque Chile formó su asociación en 1953, la popularidad de esta disciplina, recién comenzó a verse en nuestra zona en los albores de los 90. En esta tarea no fue la asociación la principal responsable, ni tampoco aquellos ingleses de 1894. Sino que chilenos que lo practicaban en los años 60 y 70 en Europa y se atrevieron, al retornar a suelo nacional, a traspasar esa experiencia a sus más cercanos, entre amigos, hermanos y familiares. Fue así como el deporte de la “ovalada” fue cobrando vigor al punto que hoy existen campeonatos nacionales e incluso, Los Cóndores, nuestra selección nacional de rugby, que está rankeada en el puesto 23 a nivel mundial y en la tercera posición en la esfera sud-

“Mientras tomaba fotografías, al lado mío había un colega francés con quien me hice amigo. Tras el partido, me preguntó que dónde me alojaba y lo dije que en la estación de trenes, lo que era verdad. Entonces me invitó a quedarme a su casa, que era de lujo esa noche”, detalla. Para Mauricio Correa, no hay duda que el rugby lo forjó en personalidad y, tal como lo reconoce, “hoy no sería el mismo si no vivo todo lo que viví por este deporte…sería un hombre de mucho menos mundo”, reflexiona mientras mira las fotos que evidencian sus andanzas.

americana, detrás de Los Pumas de Argentina y Los Teros de Uruguay. JUGADOR, ÁRBITRO Y COMENTARISTA De esos chilenos patiperros que llegaron al país a hacerlas de maestros pioneros en un deporte lejano y desconocido -incluso temido por la creencia de que es violento-, trata justamente esta nota. La literatura nos hace creer que un rugbista es un tipo rudo, gigante, robusto y gordo, que seguramente mastica tabaco y escupe el suelo para dar un aspecto recio. Pero esto no es así; al menos en la mayoría de los casos. A sus 53 años, el limachino Mauricio Correa sigue siendo tan delgado y menudo como cuando jugaba rugby en Europa. Hoy, más de dos décadas después, entre las estanterías de la Librería San Francisco, el actual comerciante rememora aquellos años en que “volaba” sobre el césped, siendo un cotizado rugbista de la Liga Universitaria de España. Pero no fue todo lo que hizo en el Viejo Mundo, pues tras colgar los botines, Mauricio las hizo de árbitro y además fue columnista de un diario francés que publicaba sus desplazamientos por los países de la Unión Europea donde se daban citas históricas.

Mauricio Correa en los tiempos en que era corresponsal del Diario Financiero de Francia.

Así conoció a los más grandes exponentes del rugby de aquellos años y presenció en primera fila, al borde de la cancha, como se dice, a los mejores teams y jugadores del planeta, como los All Blacks de Nueva Zelanda y su estrella del momento Jonah Lomu, con quien vivió una experiencia inolvidable. “Jugaban en Bayona los All Blacks versus la selección de la costa vasca. Yo viajé hasta allá, para cubrir el partido que era de noche. El estadio estaba lleno y me puse, al igual que todos los reporteros gráficos, en el borde de la cancha para tomar fotografías. Estaba ahí con mi maquinita cuando Jonah Lomu recibió un pase por esa banda y arrancó con toda su estantería de casi dos metros a toda velocidad ya que lo querían taclear, entonces de repente lo vi venir contra mí…no sé cómo hice, pero me lancé a un costado si no él me atropellaba y quizás terminaba hasta en el hospital”, recuerda Mauricio entre risas. Pero además del gran rugbista neozelándés, este limachino pudo conocer a otros monstruos de la “ovalada”, como el galés Rob Jones, a quienes conoció y entrevistó en persona. LOS INICIOS Pero lo cierto es que este limachino había llegado varios años antes a Madrid, a estudiar a la Universidad Autónoma, tras sus estudios en Chile en el Instituto Rafael Ariztía de Quillota. Ya instalado en la capi-

En la imagen junto a un compañero de club, el neocelandés Williams.

tal española, Mauricio alternaba estudios y trabajaba en un staff de abogados, dejando los fines de semana para jugar. “Siempre estaba de suplente, pero un día me propuse empezar a machucarme en los entrenamientos y de ahí tomé esto como una posibilidad profesional. Yo era “9”, porque era rápido y es prácticamente el único puesto que no requiere ser grande”, cuenta Mauricio. Fue así como se hizo titular inamovible del equipo universitario, hasta que se le presentó la opción de jugar en forma paralela por el club Teka Alcobendas, de la Segunda División hispana. Entre sus logros profesionales, quedaron plasmadas dos semifinales del campeonato nacional universitario. Sin embargo, las lesiones musculares y los años hicieron que Mauricio decidiera con apenas 31 años retirarse de la actividad. Claro que un amante del rugby no cuelga los botines, sino que inició una cotizada carrera como árbitro. “No estaba jugando bien tenía muchas lesiones de ca-

rácter muscular y el juego en sí no me producía agrado, jugaba con gente más joven y todos los fines de semana terminaba lastimado, decidí dejarlo y comencé a arbitrar”, recuerda con nostalgia. Fueron cinco años que autorizado como miembro oficial del Comité de Árbitros de Madrid, Mauricio se dedicó a conducir encuentros de rugby, del mismo torneo universitario del que fue jugador y de la liga femenina. TAMBIÉN FUE CORRESPONSAL Pero si la historia del ahora dueño de la Librería San Francisco de Limache sorprende, es necesario agregar que tras el arbitraje vino una nueva tarea, ser columnista para el Diario Financiero de Francia. En estas lides vino la anécdota de Jonah Lomu, que es antecedida por cómo llegó a Bayona a cubrir el encuentro y que retrata la personalidad de este chileno en el Viejo Mundo, que para seguir el deporte que amaba, era capaz de “aperrar” en cualquier forma.

Su regreso a Chile Retornar al país era una idea que Mauricio Correa, venía madurando del año 1993. Tras llegar a Limache, los dos primeros años hizo un negocio de importación con productos del rugby, aunque aún la disciplina deportiva estaba de pantalones cortos en el país. Pero fue justamente este negocio el que fue logrando asociar a los amantes de la “ovalada”, al punto que se creó Huasos Rugby, el primer club de Limache, en el que tomaban parte también quillotanos y olmueínos. “Fui presidente vitalicio, para bien o para mal, perdimos durante tres años todos los partidos que jugamos, hasta que ganamos uno y nos adjudicamos un proyecto el 2003 para tener juegos de camisetas, entrenadores, arrendar canchas y llegamos a tener unos 60 jugadores”.

“APRENDÍ A APERRAR” Mauricio se retrata en esos años como un tipo “patiperro” que aprendió a “aperrar”. Una lección bien aprendida fue cuando durante una visita a sus primos en Francia, su tío decidió que la vida merecía sacrificios y lo enviaron a trabajar en la vendimia. Tarea que solamente había visto cuando su padre agricultor guiaba las tareas del campo en Chile. Fueron los inicios de una vida acostumbrada a la aventura de viajar y sortear los obstáculos, que siempre paralelo al rugby, llevaron a Mauricio a sentar las bases de lo que hoy que hace en la librería que se ubica en la Avenida Urmeneta, pues también trabajó en un restaurant donde le tocó lavar platos y tomar la escoba. Al volver a Chile en 1994, Mauricio Correa participa del fortalecimiento de la actividad en el país y participa en la creación de los Huasos Rugby (ver recuadro), labor dirigencial en la que se mantiene hasta el 2010 cuando decide retirarse. En la gestión queda la organización del Mundial de Rugby el 2001 donde Limache fue subsede, tras lo cual, el deporte se masificó al punto que hoy, gracias a este impulso motivacional, el rugby se practica en clubes de Villa Alemana, Limache, Quillota, La Calera, Hijuelas y Nogales. “Todo esto ayudó a que el rugby renaciera para que actualmente haya rugby en tantos lugares de nuestra zona. Sembramos la semilla que el día de mañana podamos estar cosechando con mayor fuerza”, concluyó.


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Néstor Craviotto: un técnico argentino humilde, ganador y que trabaja en silencio El actual entrenador de Unión La Calera tiene una trayectoria espectacular como jugador y entrenador en Argentina. Fue campeón con su selección y con Estudiantes de La Plata e Independiente Por Ricardo Maturana Otey

Desde pequeño sabía que el fútbol era lo suyo. Junto a su padre iba a ver a Estudiantes de La Plata, aquel mítico equipo que a fines de los ´70 se consagró tricampeón de la Copa Libertadores de América, campeón de la Intercontinental y que contaba con una lista de leyendas del balompié sudamericano. Vivía y respiraba fútbol. En casa, de niño y estando solo agarraba una vieja pelota y pateando contra una pared jugaba campeonatos a nombre de Independiente, River Plate, Boca y Estudiantes, soñando con algún día vestir de corto y defender a los “pincharratas”. Néstor Óscar Craviotto, actual director técnico de Unión La Calera y habiendo cumplido recién 50 años, está muy lejos del estereotipo del típico argentino ganador y prepotente. Craviotto debe ser hoy por lejos, el entrenador con mejor currículum y pasado como jugador en nuestro país. Sin embargo, el DT calerano no se jacta de sus lo-

gros en el fútbol argentino, a menos que se los recuerden. Prefiere pasar desapercibido y dedicarse solo a trabajar. Su ficha técnica es envidiable. Craviotto fue campeón en Argentina con Estudiantes de La Plata en 1983, luego repitió en 1994 con Independiente de Avellaneda, con quienes además se consagró campeón de la Supercopa Sudamericana de la Recopa del ´95. Craviotto también cosechó títulos vistiendo la camiseta albiceleste de la selección argentina en la Copa América de 1991 en Chile y 1993 en Ecuador y además logró clasificar al Mundial de Estados Unidos 1994. Por si eso fuera poco como entrenador también dirigió en la Primera División de Argentina y lo hizo en Estudiantes de La Plata, Unión de Santa Fe y Chacarita Juniors. “Yo empecé como defensa central cuando era pequeño. Era de salir jugando, pararla de pecho, al estilo de Elías Figueroa. Después me cambiaron a

ANÉCDOTAS MUNDIALES BILARDO Y LOS PLÁTANOS Miles de anécdotas atesora Craviotto del exitoso técnico Carlos Salvador Bilardo. Lo tuvo en Estudiantes y también en la selección argentina y cuenta una. “Bilardo era espectacular. Incluso hoy copio algunas cosas de él. Nos daba fruta después de las prácticas, plátanos por ejemplo. Una vez un compañero tiró la cáscara al suelo, en la cancha donde entrenábamos. Bilardo ese mismo día llamó por teléfono a la casa del jugador y le pidió a la señora que lo invitara a cenar y que le gustaba de fruta comer plátano. Lo invitan, Bilardo cena y le ofrecen plátano de postre, lo toma y tira la cáscara al suelo. La mujer y el jugador se quedaron mirándolo sorprendidos. Bilardo le dice a ella: ‘esto es lo que hace su marido en la cancha, en su lugar de trabajo. ¿Le parece bien?’. No, contesta ella. Él enseñaba así”. MARADONA Y LA ESPERA “Un día jugando un clásico Independiente – Racing, me eligen la figura del partido y me invitaron a un programa de televisión. Mientras esperaba mi turno, algo dice Marcelo Araujo (conocido relator trasandino) de Bilardo. Entonces Maradona llega al canal y se ponen a discutir, fuera de cámara y me hacen pasar a mí al set. Me hacen ver el resumen del partido, me dan el premio y me voy. Maradona a todo esto ya se había ido. Cuando estoy saliendo del canal con mi señora, veo que afuera hay un auto estacionado y se baja Diego a saludarme y me dice, ‘me enteré que estabas acá Otto’. Yo, sorprendido, le digo: ‘¿Y te quedaste para saludarme a mí?’. Saludó a mí y a mi señora y se fue. Algo así, no lo voy a olvidar nunca”. Craviotto hizo toda su etapa formativa en Estudiantes. Empezó como zaguero central y luego debutó como lateral. Aquí, al centro, con 16 años soñando con debutar en Primera.

lateral porque no crecía, me quedé chiquitito y no jugaba nunca en inferiores, pero nunca. Pero era muy persistente, aunque no jugaba iba a entrenar siempre, porque me gustaba. Seguramente no me dejaban libre porque algo me veían los técnicos. Hasta que en Quinta División (Sub 17) me pegué un estirón y empecé a jugar de marcador central. Después

En la imagen, Néstor Craviotto, al centro arriba, posando junto a Diego Armando Maradona y rodeado de otras figuras mundiales como, Batistuta, Simeone y Goycochea.

cuando llegué a Primera necesitaban un lateral izquierdo, me probaron y así me tocó debutar”, recuerda el entrenador argentino. - ¿Cómo fueron esos primeros años en Estudiantes? “Cuando me toca debutar en Estudiantes, fuimos campeones nacionales en 1983. No jugué mucho, algo así como cuatro partidos. Jugamos Copa Libertadores contra Cobreloa, me acuerdo que inventaban muchas cosas para jugar en Calama por el tema de la altura. Hasta con una piedrita en la boca, mirá las cosas que se hacían. Me tocaron años buenos y también otros luchando para no irnos al descenso, años duros, complicados”. ENTRENAMIENTO, TRABAJO Y ESTUDIO En Estudiantes de La Plata, además de toda su etapa formativa en inferiores, jugó entre 1983 y 1990 para retornar luego en la temporada 1995-1996, cumpliendo así su sueño de niño. Sueños que eran apoyados por sus padres. “Mis padres me acom-

pañaban mucho. Les gustaba y compartían mi pasión. Pero también me decían siempre que tenía que estudiar. Después cuando llegó mi etapa de universidad más aun y también me decían que trabajara. Yo jugando en Primera División seguía estudiando y trabajando. Entrenaba en la mañana, dormía una siesta y de ahí me iba a trabajar en la fábrica de mi padre y por la noche estudiaba Ingeniería Mecánica, era de lo poco que se podía estudiar por la noche. Llegué a tercer año”, recuerda Cravio-

tto. - ¿Estudiar era una motivación personal o algo obligado? “Lo del estudio lo hice más que nada para cumplir con mi papá. Además yo no sabía qué iba a pasar con el fútbol. Uno llega a Primera y lo que cuesta es mantenerse, entonces mi papá pensaba en mi futuro. Decía: “estudia algo, después verás si el fútbol te sirve para tu vida profesional”. Cuando me di cuenta que ya estaba algo encaminado Sigue en página 12


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Néstor Craviotto: un técnico Viene de página 11

y cuando armé una familia, deje los estudios”. - ¿Y en qué trabajaba en esa época? “Mi papá trabajó en una fábrica muy importante como gerente y después armó su propia empresa, mis hermanos y yo trabajamos ahí. Hacíamos bolsas de polietileno, las que hoy son de residuos. En ese momento era algo innovador. Las cabezas donde se ponen las pelucas las creó mi papá, por ejemplo. Yo trabajaba como un empleado más. Incluso no me pagaba. Me enseñaba. Era el hijo del dueño, pero me hacía trabajar como uno más”. Según manifiesta el trasandino, sus padres fueron muy importantes en su formación. “Uno es como lo crió la familia, además de lo pro-

pio. Si yo quisiera ser ‘canchero’ o soberbio no me sale y en eso tienen que ver mis padres”, aclara Craviotto, a propósito de su forma de ser hoy. “En mi familia no éramos muy cariñosos. Somos secos todos. Reacios a decir ‘te quiero’ o darnos un beso. Creo que eso me lo voy a criticar toda la vida, pero bueno, uno es como es…”. A Craviotto le gusta vivir en Chile. Ya lo hizo hace algunos años cuando vino como ayudante de campo a Santiago Wanderers y si algo valora, es la tranquilidad para trabajar que hay en nuestro fútbol. “Acá se respetan los contratos. En Argentina firmas un contrato, te echan al mes y no se te ocurra ir a reclamar porque no diriges más. Acá es diferente, hay más seriedad. Dirigir en Argentina es bravo. El hincha también es más tranquilo en Chile. Yo dijo que hay que hacer como acá, no lo de Argentina. Para mí no hay que copiar las cosas negativas. Lo de Argentina es muy triste, la violencia. Lo que le pasó a Luis Musrri en Coquimbo no hay que dejarlo pasar. No hay que dejarlo crecer porque es un cáncer muy difícil de extirpar”, explica Craviotto, quien alguna vez recuerda haber sido “apretado” por las barras bravas en Argentina. EL ORGULLO ALBICELESTE Justo un par de años antes había tenido la primera oportunidad de ser nominado a la selección argentina, la misma que un año después llegaría a ser subcampeón en el Mundial de Italia. “Me citó Carlos Bilardo en 1989. Tenía pubalgia, me

costó ese año, pero me di el gusto de debutar ese vez y con el número 9 porque era por orden alfabético el tema de las camisetas”, recuerda. - ¿El buen momento en Independiente le valió ser llamado de nuevo? “Sí. Cuando voy a Independiente, empiezo bien, hago goles y en 1991 con el “Coco” Basile, me llaman de nuevo. Es algo muy lindo haber jugado en la selección. Jugamos y ganamos la Copa América en Chile, acá me tocó marcar a Rubio, Basay, Yánez. Jugaba con la 14, número que después me robó el ‘Cholo’ Simeone. Después también ganamos la Copa América de 1993 en Ecuador”. - ¿Y con Diego Maradona, le tocó jugar? “Compartí con Maradona contra Dinamarca en la Copa ‘Artemio Franchi’ en 1993. Era una copa que disputaban el campeón de Europa y el campeón de América. Me tocó marcar a Brian Laudrup, era un avión e hice lo que pude. Yo en ese momento tenía la moral al 1.000 %. Me acuerdo de la crítica de Macaya Márquez (periodista argentino), “Que difícil calificar a Craviotto. Está jugando un buen partido, pero hizo un gol en contra”. Hoy la gente me recuerda más por ese autogol, que por toda mi carrera”. - ¿Cómo era estar en un equipo con el mejor jugador del mundo? “A Maradona lo veía entrenar en la selección y eran maravillosas las cosas que hacía con los cordones desatados, sin botines, era im-


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Hoy en la banca calerana el ex seleccionado argentino traspasa todas sus experiencias.

presionante. Tenerlo al lado daba hasta vergüenza. Yo digo que es difícil ser Maradona, así como hoy debe ser difícil ser Messi. No puedes ir a tomar un café, porque no eres libre. Te observan, te miran”. El tiempo apura y Néstor Óscar Craviotto -conocido como “Otto” por sus ex compañeros en Argentina- debe partir a Viña del Mar, lugar donde reside y desde donde viaja cada día

para entrenar a Unión La Calera. ¿Por qué? Él mismo lo explica, “un entrenador un día me aconsejó, no vivas donde trabajas. Hay que separar un poco las cosas. Voy al supermercado en Viña y nadie me conoce. Voy acá en La Calera y me paran y me dicen ¿Por qué no juega fulanito o sutanito? Crean una duda. Hay que estar separado de todo eso”.

Escuela San Benito: profesionales preocupados de educar con cariño a los niños de Quillota La institución que partió como una Escuela de Lenguaje hace 11 años atrás, ha implementado a través del tiempo, nuevos cursos y opciones educacionales para los más pequeños

Entablada en la calle Chacabuco 721-A, en Quillota, la Escuela San Benito ha sabido convertirse en protagonista de la oferta educacional de la comunidad infantil de la comuna. Teniendo como misión la rehabilitación, la acogida y el traspaso de valores para que los niños puedan desenvolverse en un ambiente de tranquilidad, cariño y seguridad, este establecimiento educacional imparte su labor formativa. El año 2004, la sostenedora y actual directora de la escuela, Claudia Aguilera Arellana, se percató de las necesidades de la comunidad escolar y creó con mucho esfuerzo y perseverancia la Escuela de Lenguaje San Benito, enfocada a niños de 3 a 5 años (prekinder y kinder) con problemas de lenguaje en el área de Comprensión y Expresión; lo que con el tiempo se fue complementando con un trabajo en educación integral. “Todos los niños que vienen aquí pueden superar sus trastornos transitorios. Los papás interesados pueden acceder a una evolución gratuita con un fonoaudiólogo y un profesor especialista, para saber el diagnóstico”, explica la directora. La evaluación se prolonga por, aproximadamente, una hora. Dependiendo del trastorno que sea descubierto en el pequeño, su re-

forzamiento se prolonga por uno o dos años, luego de los cuales es dado de alta. “Muchos padres viven sin darse cuenta de los problemas de lenguaje que tienen sus hijos y nosotros tenemos la opción de ayudarlos”, agrega Claudia. Esta iniciativa ha dado muy buenos frutos y los pequeños alumnos han podido integrarse de manera positiva a la educación regular. Los cursos de la Escuela de Lenguaje acogen como máximo 15 alumnos y existen dos jornadas a las cuales acceder, tanto en la mañana como en la tarde. ESCUELA EN CRECIMIENTO Con el transcurso de los años y gracias a la buena llegada y los óptimos resultados que evidenciaba el establecimiento a nivel profesional, los apoderados empezaron a pedir que sus hijos quienes al egresar de la Escuela de Lenguaje debían salir del colegio- continuaran sus estudios en el mismo lugar. Por esta razón, la institución se convirtió en una escuela que contempla tanto matrículas para alumnos

La Escuela San Benito tienen todo lo necesario para un buen desarrollo y una infraestructura segura.

con problemas de lenguaje, como para aquellos que no los tienen. Así pasó a llamarse, simplemente, “Escuela San Benito”, manteniendo la Escuela de Lenguaje como una opción. El año 2007 nació el jardín infantil, que acoge a niños de 4 y 5 años y, el 2011, nació el Play Group, para niñitos de 1 año a 3 años. El 2013 el desafío creció: se inició la Enseñanza Básica, con primero y segundo. “Esperamos seguir ampliándonos con el tiempo. Los apoderados así lo quieren, tanto los que conocen nuestra labor, como quienes desean que sus

hijos puedan mantenerse, tras ser dados de alta”, relata con orgullo la directora Claudia Aguilera. La Escuela ha tenido un crecimiento importante y su gran valor es que dispone de un ambiente familiar, para niños y apoderados; donde siempre los profesionales están dispuestos a ayudar y a escuchar. “Hemos ido implementando cosas que le pueden servir a los pequeños, por ejemplo la postulación a los beneficios de alimentación y trasporte escolar”, sostiene la directora. Así es como la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) otorga los almuerzos a los niños; mientras el trasporte está cubierto para los padres y apoderados que lo requieren. Los padres que deseen inscribir a sus hijos, tanto en la Escuela de Lenguaje como en los niveles prebásicos y básicos, podrán encontrar un ambiente cálido, donde las puertas siempre estarán abiertas. Las matrículas ya están disponibles y el número de contacto es 2269649.

Los niños de la Escuela de Lenguaje, en una de sus clases.

roupo Play G esde 1 añ

Ingreso d

l gratuito ti n fa in ín d Jar r - kinder) (Pre-kinde

La Básica suma un total de 48 alumnos, que se dividen en jornadas de mañana y tarde.


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Nicolás Básaez: el joven liguano que le “quebró el servicio” a la vida Pese a nacer sin sus extremidades superiores ha logrado practicar diversos deportes siendo el tenis el principal y lo que le ha permitido ganarle a la vida Claudia Cortez Osses

Está amaneciendo, son las 6:30 de la mañana del 29 de agosto de 1991, María Alejandra Céspedes, espera a su segundo hijo junto a su esposo Rafael Basáez. Hay mucha emoción pero también nerviosismo, como es natural, vienen las primeras contracciones, las que a cada minuto se acentúan. El bolso está listo y Alejandra, camina hacia el Hospital San Agustín de La Ligua. El proceso de parto comienza, encabezado por el doctor Juan Covarrubias, pero el parto es lento, difícil, algo sucede. María Alejandra lanza gritos desgarradores, porque su hijo no puede salir, mientras las enfermeras hacen lo posible por apurar el parto. De pronto la madre presiente que algo sucede, solo escucha el llanto de su hijo, pero todos corren, el niño ya no está en la sala, ella intenta buscarlo con la mirada, pero las enfermeras lo envuelven y se lo llevan. Luego al día siguiente María Alejandra, sufría los hematomas producto de la fuerza que hizo en el parto, pero solo ve doctores correr de un lado a otro. Solo horas más tarde se entera de que su hijo, el pequeño Nicolás Basáez, trae consigo una malformación congénita en las extremidades superiores. Nacía entonces en La Ligua el primer niño sin brazos. “Me desmayé, desperté como una hora después y me preguntaba por qué. Nunca renegué contra Dios, pero me preguntaba por qué!. Si un

pan me pedían, dos panes yo daba. Entonces solo me quedaba pedirle al de arriba y a mi abuela que estaba en el cielo, fuerza para salir adelante. Ese día no quise ver a nadie”. La noticia sucumbió a la familia, pero una vez que vieron los ojos de Nicolás, y las ganas de vivir con que llegaba, fue el motivo con el cual la historia se comienza a tejer de una manera más dulce para la familia. INFANCIA EN LA TELETÓN La infancia de Nicolás, estuvo marcada por los viajes a la Teletón, lugar donde poco a poco, desde los 10 días de nacido, le fueron entregando las herramientas que le servirían para el resto de su vida. Ya tenía 6 años y para sus padres se volvió un desafío buscar un colegio que pudiera acceder a recibirlo en su condición, que quisiera también desafiarse y educarlo como cualquier otro niño. Nicolás, recuerda su primer día de clases en el colegio Domingo Ortiz de Rozas con alegría, a pesar de que sabía de su condición, él quería ser tratado como un niño normal y no se ponía límites para ser uno más del curso. Sus compañeros fueron un gran soporte para el “Nico”, como le llamaban con cariño. Este pequeño, que con gran esfuerzo realizaba la mayoría de las cosas con los pies, como comer, escribir, jugar, demostrándose a sí mismo y a los demás, que no se trataba de cualquier niño, sino de alguien que no ponía límites. Las prótesis que la Teletón

Hoy sus técnicas de juego son cada vez de mejor dominio, con un revés que solo el “Nico” puede lograr.

le entrega, no le gustan, no se acostumbra, tampoco el brazalete que luego le entregan, porque no quiere pedir ayuda para abrocharla a su dorso, entonces decide seguir trabajando con sus pies, que a esas alturas mostraban una impresionante habilidad. Alguien entra a la sala, mientras los alumnos están en clase, es el profesor de deportes, que invita a quienes quieren inscribirse en un taller de tenis, varios levantan la mano, de pronto la voz de Nicolás se escucha diciendo, “Yo también quiero jugar”. Sus compañeros y los profesores lo miran con ternura, pues a esa edad se limitan a creer que podía lograrlo. Estaban lejos de pensar que meses más tarde Nicolás ya manejaba la raqueta con sus hombros y sacaba como cualquier otro niño de su edad. El deporte fue su gran aliado, impulsado por la fundación que como forma de terapia, le fomentaba la natación y el esquí, luego vendría el interés por participar en distintas disciplinas, como el tenis, el fútbol, el hándbol e increíblemente, basquetbol y vóleibol. “Nunca me retuve, nunca dije esto es muy difícil para mí. Siempre me acomodaba y jugaba en todas las disciplinas que el colegio impartía. Nunca me impuse límites, creo que los demás terminan poniendo más dificultades que uno mismo”. Nicolás en ese entonces se transforma en uno de los casos más admirables para la Teletón, llegando a ser rostro de un libro lanzado en el año 93, titulado “Enfermedades invalidantes de la infancia”, de la de Sociedad Pro Ayuda del Niño Lisiado. Sus tres hogares, el colegio, su casa y la Teletón, así se llevaba sus días, poniendo a prueba sus ganas de ganarle al destino y demostrar que no existían barreras, más que las

que la sociedad le pudiera poner en el camino que quisiera emprender. Su infancia transcurre como un niño normal, sus más cercanos lo tratan como un niño normal, pero había excepciones, las que con gallardía las enfrentaba. En primero medio decidió no ir más al colegio, porque propio de la juventud se encontró con bromas más duras, más hirientes y él no estaba dispuesto a combatirlas, sino evitarlas. Cierto es que fue su mejor decisión, repitió aquel año pero el siguiente se encontró con sus mejores amigos hasta ahora; Cristina Pérez (El hacker), Marcos Collao y Marcelo Manzano, grandes compañeros que siempre estuvieron pendientes de él y con quienes hasta hoy conserva una unión fraternal. “El Nico” ya había crecido, comenzaba a experimentar sentimientos por alguna que otra niña, los que nunca fueron correspondidos, pero él comprendía. ”Todo a su tiempo”, decía, “a veces me gustaba alguien y no era correspondido, me decepcionaba un poco, pero todo eso lo olvidaba con el deporte”. Un deporte que le apasionaba y lo alentaba a la misma vez, a continuar alcanzando metas y cumpliendo retos en el colegio. Conjuntamente asiste al Club de Tenis de La Ligua, donde conoce a quien

sería su gran apoyo en este ámbito, la profesora Carolina Martínez, quien fue fundamental en el desarrollo y manejo del Nico con la raqueta de tenis. “En el Club de Tenis conocí a Nicolás y encontré fantástico lo que hacía. Lo observaba como llegaba en bicicleta, como tomaba la raqueta. El tenis es muy exigente y es una disciplina en donde uno siempre persevera, y ver a un niño con tanto corazón, era verdaderamente un ejemplo, para los niños, jóvenes y adultos. Lo empecé a invitar a compartir en el club y entonces pasa a ser alguien muy cercano para mí, me llenaba de admiración. Quise ir enseñándole muchas cosas y creo que nadie ha llegado a jugar como juega él. Me da la impresión de que consigue lo que quiere y ese espíritu es el que lo ha llevado a superarse”. En el 2000 la expectación nacional estaba apuntada como cada año en las 27 horas de amor de la Teletón. Mientras las filas en los bancos demostraban que Chile siempre está con la fundación, Don Francisco invitaba a conocer el día a día de muchas familias que luchaban con la adversidad. Allí aparece la historia de este joven liguano, que nació sin brazos, pero se levantó, se puso de pie y retó al destino, convirtiéndose en un niño que daba lecciones de superación. Su alegría siempre en su rostro y con una gran convicción estrujó muchos corazones, incluso el de Fernando González, quien subió al escenario del Teatro Municipal y le hizo entrega de una raqueta de tenis profesional, junto con apadrinarlo. Esta amistad duraría durante varios años, incluso fue invitado de honor a varias competencias del “Feña” y Nicolás Massú.

En su último cumpleaños, junto a su sobrina, su hermana y su madre.

Una y mil historias, sumadas al gran amor de sus padres, van cursando camino en una vida ligada al deporte, a las raquetas, el balón de fútbol, porque cada vez que se presentaba un obstáculo, fue superado con una sonrisa. Pero ya no es un niño, es un joven que comienza a terminar su enseñanza media, un joven sencillo, que se divertía a como cualquier otro, con fiestas donde siempre llegaba acompañado de su hermana Millaray, su gran amiga y apoyo. Nicolás no se quiere quedar ahí, quiere continuar estudiando, algo que la familia evalúa y lo toma con temor, ya que debía viajar a otra ciudad a enfrentar solo un mundo desconocido, el mundo real. Con angustia, pero con la entereza con la que “Nico” les trasmitía, parte rumbo a Viña del Mar, para comenzar a estudiar en la Universidad Santo Tomás, nada menos que en la carrera de Preparador Físico. “Postulé a varias universidades pero cuando les contaba de mi condición todos me decían, te vamos a llamar, nunca lo hicieron. La “Santo Tomás” me dio la posibilidad, me recibió y soy un alumno más, no tengo tratos especiales, eso es lo que busco, que me traten como a cualquier estudiante”. Pero hay un mundo afuera, la calle, la locomoción, algo que ha debido esquivar, porque muchas veces fue bajado de las micros en vista de su condición. A pesar de que al principio le afectó, hoy decide caminar hacia el complejo deportivo donde se prepara y donde entrena para la selección universitaria de fútbol a la cual pertenece, allí se destaca como mediocampista. Son las 9 de la mañana y Nicolás camina, tranquilo y felizmente por las calles viñamarinas, lleva un corazón contento, la vida le ha sorprendido y ha encontrado el amor, el que prefiere conservar, pero según cuenta, le tiene muy feliz. Sus estudios le exigen, durante el día tiene varias horas de acondicionamiento y preparación. Pero es lo que él eligió, una carrera que le entrega alas para llegar hasta donde nadie imaginó, excepto su familia, quienes no se sorprenden al ver cómo le sigue rompiendo el servicio a la vida…


EL OBSERVADOR

Edición Especial de Aniversario - 15

Viernes 11 de octubre de 2013

Desde Quilpué llegó a Quillota el eterno busca talentos del fútbol escolar Por más de 20 años este director técnico a sumado una gran cantidad de títulos llegando a convertirse en el más exitoso entrenador del fútbol escolar de la zona Por Juan Carlos Reyes Morales

En las canchas del fútbol amateur de Quilpué donde había nacido, dio sus primeros “chuts” a la pelota, Juan Carlos Moreira. Luego sus condiciones para la práctica del fútbol, le llevaron a ser parte del recordado equipo “Pérez Castro”, que era dirigido por el padre de Elías Figueroa y donde llegaban los jugadores de mayor calidad, lo que permitía que el club se transformara en el eterno campeón del fútbol amateur de Villa Alemana. Fue en ese momento, en que a este defensa central, le “picó el bichito” de la dirección técnica. “Siempre me gustó la parte técnica. Incluso siendo jugador, hacía equipos. En el barrio siempre era el encargado de armar los equipos para jugar los distintos partidos”. Pero no hay duda que la cercanía total con la dirección técnica, llegó luego que tuviera la posibilidad de integrar el Cuerpo Técnico de una Selección de Quilpué Sub 16. Con ese equipo logró el título regional, para posteriormente jugar el Campeonato Nacional en Osorno. Fue en ese momento en que Juan Carlos Moreira, dio el vuelco a su vida. “Trabajaba con mi hermano que es constructor civil, pero a mí me gustaba el fútbol y me decidí a comenzar a realizar los cursos de entrenador”. “DON EDUARDO SILVA” SALE EN SU CAMINO Sin embargo, no hay duda que la carrera comenzó a cambiar, desde el momento en que en su camino se atravesó Eduardo “Punto” Silva. Luego de llegar de Osorno, el desaparecido exitoso entrenador, junto al dirigente sanluisino Juan Luis Trejo, lograron que Moreira se integrara al cuerpo técnico de las cadetes de San Luis. “A `Don Eduardo´ le debo mucho. Siempre recuerdo sus frases, su forma de ser. Tenía una capacidad única para buscar los jugadores y al igual que él, siempre me preocupo de la alimentación de los jugadores, lo que es vi-

tal para poder conseguir objetivos positivos”. Su llegada a San Luis, fue junto a un grupo de jugadores que había logrado descubrir, mientras dirigía a la Selección Sub 16 de Quilpué. Algunos de ellos con el tiempo llegarían a debutar en el primer equipo de San Luis, como Rodolfo Vásquez y el desaparecido arquero Miguel Ángel Gorrichón. “Era un Cuerpo Técnico de lujo con Don Eduardo Silva, Wilson Castillo, Carlos `Máquina´ Hernández, René Gatica, ellos me fueron enseñando, ya que venía del fútbol amateur”, recuerda Moreira, quien además rememora lo que fue su primer día en el trabajo con San Luis. “Venía de salir tercero de Chile y Don Eduardo, fue a hablar conmigo a Quilpué. Llegué el primer día a entrenar, con mi mejor buzo y le pregunté a Don Eduardo ¿que tenía que hacer? Su respuesta me dejó helado, `colócate detrás del arco…. a recoger pelotas´…”. Fue una prueba de humildad que el entrenador quilpueíno pasó, para luego sumar una serie de éxitos junto a los cadetes de San Luis. Fueron 14 años de buscar jugadores para que luego varios de ellos llegaran al plantel de honor canario. Dirigió las diversas divisiones infantiles e incluso llegó a estar esporádicamente a cargo del primer equipo. Fue en la Tercera División, cuando Roque Mercury dejó el equipo junto a varios jugadores y Carlos Moreira asumió ese gran y peligroso desafío con un plantel muy joven, que casi logró el ascenso. “Fue una gran campaña, pero lamentablemente después de eso me pidieron la salida. Me tocaba renovar contrato y pensé que me arreglaba bien. Pero grande fue mi sorpresa, cuando junto al cambio de directiva me dijeron que no seguía”. Corría el año 91 y Juan Carlos Moreira, tenía que reinventarse.

El equipo que ganó el título del fútbol escolar a nivel nacional el año 1996. En este equipo junto a Juan Carlos Moreira, que está de pie a la izquierda, entre otros aparecen, Jonathan Varas, Osvaldo Cataldo, Felipe Salinas y Nicolás Serey, que luego llegaron a colocarse la camiseta amarilla de San Luis.

Uno de los equipos infantiles que dirigió Juan Carlos Moreira en San Luis. Entre las figuras de este equipo están, Renato “Tiburón” Ramos, Carlos Jimmy Vásquez y el actual kinesiólogo de San Luis, Andrés Jorquera.

SU LLEGADA AL DEPORTE ESCOLAR Después de un año de trabajar en la Municipalidad de La Cruz, el entrenador nuevamente tiene la suerte de encontrarse en su camino con otro gran profesor y entrenador. “Nuevamente apareció otra persona, que fue muy importante en mi vida. El profesor Fernando Mondaca. Es mi padre deportivo y laboral ya que fue quien me llevó y me presentó en el Colegio Diego Echeverría”. Fue el comienzo de una carrera llena de éxitos a nivel escolar. “Conversé con los Hermanos, que estaban a cargo del colegio en ese entonces y en diez minutos ya había firmado contrato”. Fue el año 1993 y hasta ahora se suman dos décadas, de grandes triunfos con una gran cantidad de títulos en el fútbol escolar regional y nacional. Para Moreira, varios son los factores que le han permitido desarrollar esta exitosa carrera. “Creo que se debe al sacrificio y a la dedicación. No tengo horario de trabajo, ya que si bien debo salir a las 16 horas del colegio, son la seis de la tarde y estoy pateando tiros libres con los alumnos para buscar siempre la perfección”.

Junto con ello se suma además que los mismos éxitos del “Diego Echeverría”, han permitido que muchos niños quieran integrarse al establecimiento marista quillotano. “Acá junto a que los niños pueden estudiar una profesión, también saben que existen buenos equipos de fútbol. Hay alumnos que le piden a sus padres poder estudiar acá, ya que saben que en el fútbol, la mayoría de la veces van a ganar”. EL PASO DE VARIOS Y GRANDES JUGADORES Pero a lo largo de estos 20 años, el exitoso entrenador ha tenido la posibilidad de entregarles las primeras enseñanzas a varios jugadores que con el correr del tiempo, se transformaron en grandes estrellas del fútbol chileno. Incluso se puede conformar la selección ideal del Diego Echeverría. “Hay varios famosos como, Osvaldo Cataldo, Marco Estrada, Renato `Tiburón Ramos´, Jonathan Varas y otros que lograron llegar al fútbol profesional”. Sin embargo, el entrenador cree que los futbolistas, “no tienen dueño y todos en algún momento entregan algo para que ellos se puedan desarrollar. Lo que tengo cla-

ro si, es que mi fuerte es el trabajo con los infantiles, allí soy bueno. Me siento bien entregándole las primeras armas, como pegarle a la pelota, luego pasan los años y uno ve los progresos y si a eso paralelamente le sumamos la educación, estamos formando a una persona de bien. Con eso me siento totalmente identificado”. Es tanto el cariño que le tiene al fútbol con los niños, que Moreira no siente frustración por no haber llegado a dirigir en el fútbol profesional. “Lo único sería no haber podido ganar la plata que se gana en el profesionalismo. Con los escolares, con mucho más esfuerzo, se gana menos plata, pero hay una satisfacción interna muy grande.”. DIFÍCIL MOMENTO Pero hace algunos meses Juan Carlos Moreira, tuvo el momento más duro de su vida. Una simple herida en el pié, se complicó. “Caí al Hospital de Quillota y me agarré una bacteria. Anduve cien días entre el hospital de Qui-

llota y Limache y sin posibilidades de mejorar”. El entrenador se emociona. “Un día un doctor me dijo que había que amputar…No sé de donde saqué fuerza, ya que le dije que a mí nadie me saca nada de mi cuerpo…”. Pero el entrenador tiene palabras de agradecimiento para el Centro de Padres del Colegio “Diego Echeverría, “se portaron increíblemente bien. Aportaron más de tres millones de pesos y me llevaron al Hospital Clínico de Viña del Mar. Apareció el doctor Carlos Zúñiga, una eminencia, un ídolo para mí y me mejoró en cuatro días”. La emoción aumenta cuando recuerda que hubiera pasado si le tenían que amputar la pierna. “Que hubiera hecho…si el fútbol es mi vida… En un momento pensé hasta en la eutanasia, fue todo muy duro pero por suerte ya estoy bien. Me dijeron que demandara al hospital, pero eso era una pérdida de tiempo y enemistarse con personas. Pero tengo muy buena memoria”. Hoy el director técnico manifiesta que puede seguir haciendo lo que más le gusta, “soy feliz y tengo suerte en todo ámbito, incluso en el sentimental. No he podido conformar una familia, pero tengo que agradecer a mi amada mujer Lucy Delgado, que por tres décadas ha estado a mi lado en los momentos de alegrías y penas”. Por ahora Moreira, sigue buscando como siempre y como lo ha realizado en más de dos décadas, a los nuevos talentos del fútbol escolar de Quillota.


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