Aniversario Los Andes

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EL OBSERVADOR Ediciones Especiales

Edición Especial Aniversario de Los Andes

Los orgullos de Los Andes Este suplemento, por el aniversario 224 de Los Andes, muestra la historia y la recuperación de los más emblemáticos símbolos de la comuna, que están en el corazón de cualquier andino.

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Estación de Trenes de Los Andes: un tesoro recuperado como El edificio de la ex estación de trenes, luego de estar por más de 15 años abandonado, renace con un amplio potencial para continuar siendo un referente histórico y de desarrollo para la comunidad Por Magdalena Córdova C.

Hasta el año 1993, la estación de trenes de Los Andes recibió puntualmente cada ferrocarril que llegaba a la ciudad, pues a partir de esa fecha dejó de estar en funcionamiento, llegando a pasar cerca de 15 años su estructura abandonada. Fue así como se cerraron las puertas de este edifico testigo del paso de grandes figuras públicas de antaño, como así también de comerciantes y visitantes, especialmente trasandinos. Sus andenes recibieron a

personajes ilustres, que arribaron a esta estación, como el presidente Juan Domingo Perón de Argentina (1953); el Presidente Carlos Ibáñez del Campo; y la joven Juanita Fernández Solar, hoy conocida como Santa Teresa de Los Andes; sólo por nombrar algunos. Incluso, esta estrecha relación entre Chile y Argentina, marcada en gran parte por el desarrollo del ferrocarril, quedó plasmada en las paredes del histórico edificio, con el imponente mural que se ubica en su hall central, denominado “El Abrazo de

Los Pueblos”, del pintor chileno Gregorio de la Fuente. REFERENTE HISTÓRICO La estación de trenes de Los Andes fue construida en 1954 por el arquitecto Luis Herreros Erquiaga, quien además tiene entre sus obras el diseño de las estaciones que marcaron la actividad ferroviaria del país, como las estaciones de Concepción (1941) y del Puerto de Valparaíso (1937). En el caso de la edificación andina, técnicamente destaca por poseer un estilo racionalista, con muros de piedra a la vista, que sobresalen sobre la estructura de hormigón armado. Su fachada principal posee grandes vanos con arcos rebajados o escarzanos, que permiten contar con luz natural en el hall central y una marquesina

contenida entre los volúmenes que se adelantan, definiendo el acceso de pasajeros. Cabe destacar que esta estación fue parte del ramal que se inicia en Llay Llay y que unía a Los Andes con el Ferrocarril Santiago-Valparaíso. Pero su importancia mayor la adquirió cuando se conformó como la estación de origen del ferrocarril Trasandino Los Andes-Mendoza, cuya construcción comenzó en 1889, a cargo de los hermanos Juan y Mateo Clark; y finalizó el año 1910. Inicialmente, el complejo en torno a la estación incluía bodegas para almacenamiento de mercancía (desde y hacia Argentina), patios ferroviarios y grúas para el cambio de bogies; además de edificaciones menores, pero complementarias a la actividad de este verdadero centro de distribución. Además, la sección perteneciente al Trasandino contaba con una gran maestranza y casa de máquinas, depósitos para agua y carbón, estructura a la que se sumó posteriormente una subestación eléctrica. Es así como la estación de Los Andes se erige como parte de un conjunto ferroviario patrimonial, que incluye la edificación de la estación, su mural, la ex maestranza del Ferrocarril Trasandino, los túneles y las piezas de ferrocarril que aportan al conocimiento de su funcionamiento e importancia que tiene para la comuna desde el punto de vista urbanístico, histórico, tecnológico e industrial. UN DETERIORO SILENCIOSO Desde que dejó de funcionar como estación, el edificio quedó abandonado, a pesar de encontrarse en una ubicación estratégica dentro de la comuna. Se convirtió así en el “hogar” de numerosas personas en situación de calle. Asimismo, comenzó a ser víctima del accionar de vándalos, quienes, a partir del descuido, vieron en este recinto una fuente de recursos, por lo que comenzaron a robar las conexiones eléctricas, de agua potable, como así también gran parte de su

Ediciones Especiales Director: Roberto Silva Binvignat Fundador y Presidente del Directorio: Roberto Silva Bijit Editor: Claudio Espejo Bórquez

Así lucía el frontis de la estación de trenes de Los Andes en el año 1961, sólo siete años después de entrar en funcionamiento.

tradicional piso de parquét e incluso vigas de madera de su infraestructura. Tal fue la acción de deterioro, que incluso parte del ala poniente del edificio original se desplomó, al no contar con las vigas principales de soporte. Aunque hubo algunos intentos por recuperar este edificio portador del patrimonio ferroviario comunal, éstos no prosperaron en el tiempo. Sólo las dependencias fueron utilizadas por un tiempo por parte del Ministerio Público de Los Andes, pero sólo

fue temporal, mientras esta entidad logró contar con sus propias dependencias. Fue así como, considerando el valor histórico de la estación y su estado de abandono, Codelco División Andina, con apoyo de la Corporación Pro Aconcagua, postuló el proyecto más importante de rehabilitación de la estación, por medio de Fondo de Inversión Social de Codelco. Gracias a ello, se pudo contar con los recursos necesarios para que este orgullo

NUEVOS DESAFÍOS

Aunque el edificio se encuentra recuperado en sus dependencias principales, según reconoce Claudia Gajardo, los sueños siempre se mantienen. Es así como Pro Aconcagua espera continuar con la rehabilitación de este edificio a través de una segunda etapa complementaria a la ya existente. “Esperamos poder hacer un gran teatro abierto a la comunidad, para que el hall quede destinado a diversas muestras, como podría ser de fotografías relacionadas con el mundo ferroviario. Sin embargo, antes de ello esperamos también poder recuperar el gran mural del hall central, el que pese al abandono inicial del edifico, ha logrado mantenerse en buenas condiciones”. De igual manera, en un trabajo que considera una tercera etapa, se busca resaltar el valor que para la comunidad tiene la ex estación de trenes, mejorando la alameda que llega al frontis del edificio. “Esperamos recuperar esta pequeña alameda que se extiende hasta el frontis, donde termina la ‘Calle Larga’; y que es un punto estratégico. Ésta aún tiene adoquines para recuperar, además mantiene dos obeliscos, por lo que se buscará proyectar un barrio y no solamente un edificio, porque queremos que la ex estación sea un edificio privado con espíritu público”, reconoció Gajardo. Aunque se trata de varias etapas por cumplir, lo cierto es que en gestión el proyecto no se encuentra atrás, pues incluso este significativo edificio espera ser visitado por representantes del Ministerio de Turismo de Argentina, con el propósito de llegar a concretar la firma de un acuerdo de cooperación entre esta entidad y Pro Aconcagua, para contar además con toda la experiencia trasandina que han tenido con la recuperación de ex estaciones ferroviarias, siendo una de ellas incluso convertida en sede de la empresa pública de Correos Argentino. “La gente joven quizás no dimensiona que Aconcagua no solamente tenía un espíritu minero y agrícola, sino también ferroviario, pues muchas personas trabajaron en el Tren Trasandino o construyeron su vida en torno a éste o al que iba a Valparaíso, por lo que hay muchas personas ligada en torno a ello. Por eso queremos continuar con este trabajo y para eso esperamos contar también con el apoyo de toda la comunidad”, finalizó Claudia Gajardo.

Empresa PERIODÍSTICA EL OBSERVADOR Textos: Magdalena Córdova C. Gabriel Abarca A. Arte y diagramación: Pamela Pérez R. Iván Cortés.

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sede del arte, la cultura, el desarrollo y el patrimonio

La parte superior de la fotografía muestra cómo se encontraba este histórico edificio antes de la ejecución del proyecto de rehabilitación; mientras que la imagen inferior deja en evidencia el trabajo de recuperación que se debió realizar para dejar estas dependencias nuevamente operativas.

El edificio en su hall central se encontraba completamente grafitado; permaneciendo casi como de manera “milagrosa” sólo el mural “El Abrazo de los Pueblos” sin mayor intervención (Tal como lo muestra la imagen superior). Abajo se muestra el mismo espacio ya recuperado, como se encuentra en la actualidad.

andino, volviera a la vida. “Este era un anhelo que tenía no sólo la Corporación, sino también la comunidad de Los Andes y Codelco, de recuperar esta estación que estaba abandonada desde que se trasladó el Ministerio Público. Posteriormente, este edificio cayó en un profundo deterioro y si bien esta estación no está nombrada como Monumento Nacional, tiene un valor histórico intrínseco, más aún con su mural central”, destaca Claudia Gajardo, gerente general de la Corporación Pro Aconcagua, integrada por un total de 18 empresas socias, entre ellas Codelco.

infraestructura, tratando de intervenir lo menos posible el modelo original, lo que presentaba una doble carga de responsabilidad. “La estación estaba totalmente depredada y grafitada por dentro. Los terremotos no produjeron tanto daño, comparado con el vandalismo. Aquí también hubo un costo social con las personas que se encontraban en situación de calle y estaban viviendo en la estación, por lo que se tuvo que trabajar de manera conjunta con la Gobernación y el municipio para que pudieran tener resguardo en otro lugar”, reconoce la gerente de Pro Aconcagua.

ARDUO TRABAJO DE REHABILITACIÓN Entonces se asumió la titánica tarea de rehabilitar este importante edificio, labor en la cual se invirtieron aproximadamente 200 millones de pesos y que espera continuar avanzando a partir de la postulación de iniciativas a diversos fondos nacionales e internacionales disponibles, ampliando el potencial de este inmueble, especialmente hacia el área de la educa-

ción y la cultura. “Entonces, este anhelo de recuperar se pudo hacer realidad postulando un proyecto a un fondo que es de la Corporación Codelco Chile, donde pueden postular las divisiones y es así como la División Andina decidió postular la recuperación de la estación, a través del Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil Los Andes (FOSILA), y nosotros como Pro Aconcagua entregamos más que nada antecedentes históricos y documentación para justificar la importancia que tenía el recuperar este ícono”, detalla Claudia Gajardo. Uno de los elementos claves es que se trata de una estructura cuya ubicación es privilegiada, pues se trata de un punto de conectividad entre las comunas de Los Andes y San Felipe, siendo además el lugar donde culmina la denominada “Calle Larga”. Una vez financiada la recuperación de este importante edificio, comenzó el proceso de ejecución de obras, el que estuvo a cargo del arquitecto Daniel Kendall, procurando desde la planificación rehabilitar la

Visitas gratuitas para la comunidad

La ex estación de trenes de Los Andes y su mural “El Abrazo de los Pueblos” puede ser visitada de lunes a viernes de 9 a 18 horas. Para visitas guiadas, colegios o instituciones pueden coordinar previamente al fono 342425974 o al mail corporación@proaconcagua.cl

MÚSICA, TURISMO Y PATRIMONIO Actualmente, la infraestructura central de la ex estación ferroviaria se encuentra completamente rehabilitada, reuniendo en sus dependencias a dos entidades que fueron parte del proceso de recuperación: la Corporación Pro Aconcagua y la Orquesta Sinfónica Infantil de Los Andes (FOSILA). La primera de estas entidades tiene sus oficinas administrativas en el torreón del lado oriente del edificio, específicamente en el segundo piso. Mientras que en la planta está ubicado el Centro Científico y Tecnológico para el Desarrollo Sostenible del Turismo de Intereses Espe-

El costado poniente de la ex estación es utilizado por la Fundación de Orquesta Sinfónica Infantil de Los Andes, entidad que cuenta con alrededor de 120 alumnos.

ciales y del Patrimonio en la Región de Valparaíso, creado el año 2011 y que está conformado por el Gobierno Regional de Valparaíso, la Corporación de Desarrollo Pro Aconcagua, la Universidad de Valparaíso y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Éste se encuentra integrado por alrededor de una decena de profesionales, quienes a través de un conjunto de proyectos, progra-

mas y estudios buscan el fomento de la investigación, innovación, transferencia tecnológica y la formación de capital humano avanzado en torno al Patrimonio y al Turismo de Intereses Especiales. Por su parte, el costado poniente de la ex estación es utilizado por la Fundación de Orquesta Sinfónica Infantil de Los Andes, entidad que cuenta con alrededor de 120 alumnos, entregando clases de música, como así también realiza diferentes presentaciones a cargo de un completo equipo académico. Tanto el hall central, como el salón de capacitaciones, es compartido por estas dos entidades, cuyo quehacer se complementa de manera permanente. “Antes estábamos en oficinas más pequeñas. El estar en la estación nos permitió hacer actividades sin tener que estar dependiendo de la disponibilidad de espacio físico de otras instituciones. Además acá tenemos el Centro de Investigación de Turismo y Patrimonio, por lo que estar aquí es todo un ícono”, señala la gerente de Pro Aconcagua.

Sabía usted que... Durante el siglo XIX, la villa de Santa Rosa de Los Andes experimentó un fuerte crecimiento, por lo que el gobierno del Presidente José Joaquín Pérez le otorgó el título de ciudad, mediante decreto firmado el 31 de julio de 1865. Un año más tarde, Los Andes daba un paso más hacia el progreso, con la aparición, el 5 de abril de 1866, del periódico “El Cóndor de Los Andes”, el primero de la ciudad y que era impreso en los talleres de la imprenta Los Andes, ubicada en la Alameda de la Aduana. Ese mismo año nace la Bomba Andes y el 18 de septiembre los voluntarios se presentan en su primer ejercicio público ante la comunidad andina; el cuerpo estuvo formado inicialmente por una treintena de voluntarios. Poco tiempo después se empiezan los trabajos de instalación del Telégrafo Trasandino, servicio que es inaugurado el 23 de junio de 1872. Pero no todo es bueno, ya que el año 1887 la epidemia de cólera cruza la cordillera y hace estragos en la zona. Coincidentemente, como una medida de higiene pública, el ingeniero Ricardo Fernández Frías inicia los primeros estudios para dotar de agua potable a la ciudad, proyecto que se materializa en 1890. Del mismo modo, en 1891 aparece el alumbrado público a gas, inicialmente en la plaza de armas, en reemplazo de los faroles a parafina usados hasta entonces. Pocos años más tardes llega el alumbrado eléctrico, con el cual se recibe al siglo XX.


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Gobernación de Los Andes: una joya patrimonial que ahora es Ha sobrevivido a cinco grandes terremotos y actualmente juega un rol importante en la vida del Valle del Aconcagua. Hace tres años fue restaurado, lo que ha sido un verdadero renacer en cuanto a su uso por las autoridades y la sociedad civil Por Alejandro Pacheco

En nuestro país es muy difícil que los edificios patrimoniales se mantengan en pie y en buenas condiciones para ser utilizados. Uno de los principales factores que influye en esto es la alta sismicidad de nuestra alocada geografía. En los últimos cien años, ha habido cinco grandes terremotos, que con su fuerza destructiva dejaron en el suelo a grandes edificaciones.

María Victoria Rodríguez , Gobernadora de la Provincia de Los Andes.

En el Valle del Aconcagua hay muchos ejemplos de edificios que, con los fuertes sismos, sumado al descuido malamente característico de nuestra cultura, se han convertido en ruinas. Uno de los casos más emblemáticos es el ex Palacio de la Hacienda de Quilpué en San Felipe, que fue demolido tras los daños sufridos en el terremoto del año 1985 y cuyas ruinas son utilizadas por jóvenes para beber alcohol y consumir drogas. Sin embargo, Los Andes se está convirtiendo en un lugar de excepciones. Además de la ex estación de trenes (ver páginas 2 y 3 de este suplemento), está el antiguo y colosal edificio de la Gobernación Provincial de Los Andes. Se trata de un inmueble construido bajo el Gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda, en 1889, como una forma de hacer evidente la modernización del país y el Valle del Aconcagua. Por

ello sus características imponentes, que son típicas de las Obras Públicas del periodo de Balmaceda, como lo es, por ejemplo, el Viaducto del Malleco. El edificio está ubicado en la esquina de las Calles Esmeralda y Santa Rosa, lugar que desde antes de la fundación de la ciudad ha sido utilizada por edificios públicos. Abel Cortés, Historiador y coordinador de la línea de Patrimonio del Centro de Investigación en Turismo y Patrimonio de la Región de Valparaíso, explica que “éste es un edificio súper importante para la ciudad, es la esquina que estuvo siempre ocupada por la autoridad pública, en ese tiempo, el Cabildo, luego la Gobernación”. “Incluso en la época colonial, siendo una ciudad más pequeña, ahí funcionaba la cárcel, con los barrotes hacia la calle. Después, las ciudades se van modernizando, los espacios como la cárcel se van a las periferias de la ciudad como están hoy día, al igual que los cementerios y, en este caso, gracias a esos cambios, se manda a construir este edificio de la Gobernación. Lo manda a construir hacia 1889 el Presidente Balmaceda”, señala. En este sentido, también

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El edificio de la Gobernación de Los Andes fue construido en 1889 por encargo del Presidente José Manuel Balmaceda en un plan de modernización a nivel nacional.

se inauguró una serie de obras que fueron en directo beneficio de la comunidad aconcagüina y que tienen relación con el carácter modernizador de la administración Balmaceda. “En esa época, también se inaugura el puente David García, que une San Esteban con Los Andes; se manda construir la Escuela Modelo, acá en la esquina, donde funciona el Centro Cultural de Los Andes, además de la construcción del Tren Trasandino. Y otra de las apuestas este Presidente fue la construcción de la Gobernación de Los Andes”, agrega Abel Cortés. Uno de los principales motivos que tuvo el presidente Balmaceda para la construcción de este edificio fue la modernización de la ciudad de Los Andes y, para ello, utilizó el dinero proveniente de los impuestos a la exportación del salitre, en esos años, llamado “El Sueldo de Chile”, tal como hoy es el cobre. En esa época, el impuesto equivalía al 50 por ciento, lo que hizo que el Estado tuviera un gran billetera para afrontar estas obras.

“Es una lógica de modernización que se estaba dando en esa época en todo el país, gracias a los enormes recursos del salitre, sobre todo en la época del Presidente Balmaceda. Habíamos incorporado el norte salitrero que perteneció a Bolivia y a Perú después de la Guerra del Pacifico y eso permitió que la caja fiscal creciera en forma muy exponencial y, tácticamente, el impuesto se le ponía a la exportación del salitre y se cobraba el 50%. Al mismo tiempo, eso permitió crear un programa de modernización industrial, urbano e infraestructura en Chile y en el Valle del Aconcagua”, explica el historiador. INSPIRACIÓN GRECORROMANA El edificio comenzó su construcción en el año 1889 y estuvo terminado en 1891, el mismo en que se produjo la Guerra Civil, que terminaría con el Presidente modernizador suicidado. El arquitecto encargado del proyecto fue Enrique Isenring, del Ministerio de Obras Públicas; y el constructor fue Luis A. Fernández. La estruc-

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Una de las cosas en que concuerdan tanto el historiador Abel Cortés, como la gobernadora María Victoria Rodríguez, es que la nueva cara del edificio de la Gobernación ha permitido que en su interior se realicen varias actividades de tipo social, cultural, políticas y de la sociedad civil, recuperando así el importante rol en el tejido social de la idiosincrasia andina. “En general, los espacios han estado destinados a la comunidad, los dos salones los ocupan organizaciones sociales, sindicatos, capacitaciones de los servicios, actos artísticos nacionales y extranjero, el tedeum evangélico, presentaciones del Ballet de Los Andes, con gran audiencia. En general, se ha transformado en un punto de fomento de la cultura y eso hace que nuestra provincia y ciudad sea un lugar en que la gente participe y que no solo sea un espacio para mirarlo, sino que sino para sentirlo, disfrutarlo y formar parte de lo que significa la recuperación patrimonial en lo arquitectónico y en lo social”, señala la gobernadora. Abel Cortés agrega que “creo que es muy buen espacio y además se han habilitado nuevas oficinas y eso permite que el servicio que presta la gobernación sea mucho mejor”. “Hay harta demanda de extranjería, servicios sociales y ahí genera un espacio para que lleguen nuevos servicios públicos lo que es positivo. Desde siempre el edificio ha albergado distintas actividades y a grandes personajes, presidentes tanto nacionales como extranjeros, además de varias actividades culturales en el patio y de la sociedad civil y es emblemático de la ciudad y está en la calle más importante de la comuna como es Esmeralda y otra calle que es Santa Rosa. Es una referencia en la geografía social de los andinos y ahora recuperó ese sitial”, puntualiza.

tura consta de dos pisos, de construcción continua, con todos sus recintos ordenados en torno a un patio central, rodeado por una columnata en el primer piso y una galería vidriada en el segundo. Este edificio sigue los patrones del neoclásico, estilo arquitectónico que predominaba en el mundo durante el siglo XIX. La mayoría de estas obras se inspiran en los monumentos de la antigüedad grecorromana, aplicando concepto de belleza basado en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas. Además, emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, órdenes dórico y jónico, frontones, bóvedas, cúpulas, entre otros. “Es un estilo neoclásico, que era muy utilizado en la época. Por eso es tan simétrico. Lo que busca el diseño arquitectónico neoclásico, es un estilo que es racional, que es equilibrado, orgánico y con muchas columnas, con muchos arcos de medio punto, lo que lo hace un edificio muy bonito y que, desde que se implantó, sigue siendo un edificio emblemático, histórico, pero en la época era uno de los edificios robustos y grandes de la ciudad”, dice Abel Cortés. LUGAR DE ENCUENTRO Una vez que fue inaugurado, el edificio comenzó a albergar distintas reparticiones públicas. Además, se volvió

Abel Cortés, historiador y coordinador de la línea de Patrimonio, del Centro de Investigación en turismo y Patrimonio de la Región de Valparaíso.


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punto de encuentro para la comunidad andina

El paso de los años y cinco grandes terremotos desde su fundación causaron estragos en esta antigua estructura, dejándolo después del 27F prácticamente inutilizado.

un lugar de encuentro para las organizaciones de la sociedad civil de la época. Pese a que no fue fundado en el edificio, el Cuerpo de Bomberos de Los Andes -uno de los más antiguos del país- realizó importantes reuniones en ese lugar. Incluso, el gobernador de la época, Darío Risopatrón, fue uno de los fundadores de esa importante institución. Además, sirvió para albergar distintas manifestaciones culturales, artísticas y políticas durante más de cien años. Fueron varias las autoridades que pasaron por sus salones, entre los que se destacan Presidentes de la República, ministros, embajadores y personajes relevantes en la vida del país del siglo XIX y XX. Con el paso de los años, el edificio fue sufriendo una serie de daños, causados principalmente por la ocurrencia de los terremotos. Hay que recordar que, desde 1889 hasta 1985, sucedieron en la zona central de nuestro país cuatro grandes eventos telúricos (1906, 1965,1971 y 1985) lo que hizo que el edificio sufriera daños graves en su estructura. En ese momento, las distintas autoridades hicieron reparaciones “parche”, para que el edificio siguiera funcionando. Sin embargo, eso dejó muchos sectores del inmueble sin ser utilizados, por miedo a algún tipo de accidente. El piso del segundo nivel, incluso, tenía varias irregularidades debido al paso de los años. Así como estaba, el año 2000 fue declarado por el Estado como Monumento Nacional, debido a su valor patrimonial, pero el edificio siguió deteriorándose. “Tampoco estaba el techo del patio, por lo que estaba a la intemperie y eso impedía que se pudiera ocupar en el invierno”, recuerda la actual gobernadora de Los Andes, María Victoria Rodríguez. Sin embargo, el terremoto del 27 de febrero del año 2010, así como causó graves daños a la estructura del edificio, se presentó como una oportunidad para hacer el gran proyecto de rehabilitación de este tesoro andino. LA NUEVA VIDA DE LA GOBERNACIÓN Los efectos del cataclismo del 2010, obligaron a que las distintas reparticiones públicas que funcionaban en el lugar,

como la Gobernación de Los Andes, el Registro Civil, Inspección del Trabajo, Cantón de Reclutamiento y Correos, fueran trasladadas temporalmente a otras dependencias. El daño a la estructura fue importante, pero este lamentable hecho sirvió como oportunidad para que el Estado se hiciera cargo, por fin, de esta centenaria estructura, que estuvo dejada de lado por varias décadas, tal como ha pasado con muchos edificios patrimoniales de la zona. En 2011, la fundación Altiplano, financiada por el programa “Puesta en Valor del Patrimonio” de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), realizó una rehabilitación completa al monumento. Se invirtieron cerca de 1.500 millones de pesos en su completa restauración. El proyecto dotó al edificio de nuevas instalaciones y reconstruyó el casino y el ala oriente del segundo piso. Además, se retiraron todos los elementos agregados en reconstrucciones anteriores que alteraban la arquitectura original. La construcción comenzó en abril del 2012 y fue inaugurada en

También varias de sus dependencias fueron recuperadas y actualmente son utilizadas por la comunidad.

diciembre del año 2013. Abel Cortés opina que, en términos generales, “la restauración está bien hecha”. “Se recuperó un par de alas en desuso. Ahora el edificio en términos operativos y de seguridad está funcionando. Se recuperó y se realzó la importancia del patio Gabriela Mistral, que ya lo tenía y, al ponerle un techo, amortigua desde la lluvia y el calor y permite un uso importante del espacio para la sociedad civil. Igual le faltó incorporar la mansarda (ventana que va sobre el tejado de los edificios) arriba y quizás en el exterior por la premura de la época y la entrega en el año 2013. La obra fina y la restauración en el exterior hubiese sido mejor, como también hay cosas que fueron pulidas y otras no, pero en general, si uno pone en la balanza lo bueno y lo malo, fue sin duda algo muy positivo y que le dio dignidad a la ciudad”, señala. VOLVIÓ A SER EL EDIFICIO MÁS IMPORTANTE La nueva estructura permitió que en el lugar siguieran

El Presidente José Manuel Balmaceda es el gran realizador de las obras de modernización del país. Una de ellas es la magnífica Gobernación de Los Andes, cuya envergadura radica en la importancia que el Estado debía tener dentro de las ciudades.

Desde su reparación, el edificio ha albergado varias actividades artísticas, culturales y sociales de la provincia de Los Andes.

Después de una inversión cercana a los 1.500 millones de pesos se pudo restaurar este edificio luego del terremoto del año 2010.

funcionando las reparticiones públicas, además de dar un nuevo espacio para una serie de manifestaciones artísticas, culturales y de la sociedad civil, retomando así el sitial de edificio más importante de la comuna de Los Andes y del Valle del Aconcagua en general. Eso tiene muy contento a los andinos, sus organizaciones y especialmente a la gobernadora María Victoria Rodríguez. “Esta fue una restauración patrimonial muy importante para la Provincia de Los Andes y para todo el Valle del Aconcagua, ya que constituye un de los edificios patrimoniales y con historia que nos permite conectarnos con la historia de nuestros antepasados. En las fotos antiguas de Los Andes siempre aparece el edificio de la Gobernación y, haber po-

dido recuperarlo, fue un gran paso para evitar que nuestra historia en se derrumbe. Tal como pasó, por ejemplo, con el Palacio de la Hacienda de Quilpué en San Felipe y que era copia del Palacio de Versalles y que significó una perdida invaluable hasta el día de hoy”, dice la gobernadora. Algo muy positivo además ha sido que la comunidad una vez que se restauró el edificio lo ha mantenido en muy buenas condiciones, lo que habla del respeto que los andinos por su historia. Esperamos que eso se mantenga y que tanto la comunidad local como las autoridades sigan preocupándose del estado de esta edificación, que pese al paso del tiempo mantiene su sitial en la vida de la comuna de Los Andes y de las comunas vecinas.

Sabía usted que... La historia del Ferrocarril Trasandino Los Andes-Mendoza se remonta al 13 de noviembre de 1874, cuando el Congreso chileno aprueba un proyecto en este sentido presentado por dos hermanos de ascendencia británica, Juan y Mateo Clark. Esto ocurre sólo dos años después de la inauguración de una primera gran obra a través de la cordillera de Los Andes: el tendido del telégrafo entre Chile y Argentina. Una vez superados los inconvenientes administrativos, en 1888 se constituyó en Londres, Inglaterra, la Clark’s Transandine Railway Company. Al año siguiente se encargaron dos locomotoras y la construcción de la sección chilena de las obras de ferrocarril se inició el cinco de abril de 1889, año en que era Presidente de la República Manuel Balmaceda, quien sólo dos años después sería derrotado en una cruenta guerra civil. Pero el impulso inicial chileno se vio frenado por la barrera rocosa que constituye el Salto del Soldado, a sólo 28 kilómetros de Los Andes, cuando ya se habían tendido rieles a lo largo 144 kilómetros en el lado argentino. Todas estas dificultades hicieron que en los años siguientes los hermanos Clark perdieran el control de su proyecto, hasta que finalmente en 1903 se logró reanudar la construcción hasta terminar las obras e inaugurarse solemnemente el Ferrocarril Trasandino el cinco de abril de 1910. El Ferrocarril unía las ciudades de Santa Rosa de Los Andes, en Chile, con Mendoza, en Argentina, contando con una extensión de 71 kilómetros por el lado chileno y 185 por el lado argentino, constituyendo toda una proeza de la ingeniería de estas dos naciones hermanas.


6 - 224 años de Los Andes Por Gabriel Abarca Armijo

C

hile es un país de cerros y montañas. Esta frase no es exagerada, si consideramos que cerca del 80% del territorio nacional está compuesto por zonas montañosas, y es sorprendente si pensamos que solo el 20% de la superficie terrestre en el mundo corresponde a montañas. Nuestro país, además de los múltiples cordones transversales que lo cruzan de este a oeste, cuenta con dos grandes cordilleras de norte a sur: la de la Costa y la de Los Andes. Por lo tanto, la identidad del chileno está sujeta a la montaña, donde sin duda, este último cordón montañoso es símbolo de orgullo para todos los chilenos. No en vano, de sus más de 10 mil kilómetros de extensión, que parten en el mar Caribe, 4 mil 200 están en territorio nacional, por lo que muchos la sienten como propia, a pesar de que la compartamos con otros países de Sudamérica. La montaña, en este caso la Cordillera de Los Andes, es fuente de vida para quienes viven bajo sus

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Los guardianes de nuestra amada Cordillera de Los Andes A pesar de que a comienzos del siglo pasado existía la inquietud militar de hacer carrera en la montaña, no fue hasta la década del 50 cuando se formalizó la Escuela de Alta Montaña del Ejército, que en su esencia es única en el país dominios, ya que en sus cimas acumula la nieve que es aprovechada en los deshielos que van a dar a los afluentes hídricos. También es seguridad en las fronteras, pero por sobre todo, belleza incomparable. Y, por lo mismo, que esta ciudad lleve el nombre de dicha cordillera es un honor aún más grande, por lo que se transforma en el patrimonio más antiguo e imponente de Los Andes, y por supuesto, de todo Chile. Y quienes desarrollan una labor de centinelas y vigilantes de este espacio natural son aquellos que forman parte de la Escuela de Montaña, entidad militar empla-

zada en la localidad de Río Blanco, y que desde hace más de 60 años ha formado a los instructores especializados del Ejército de Chile. LA VISIÓN DE UN PIONERO Desde la década de los años 30, los altos mandos del Ejército estaban conscientes de la necesidad de contar con gente capacitada para formar a los soldados en conocimientos de montaña. De hecho, se realizaron cursos de instrucción de esquí en 1937, donde los encargados de dictar aquellos talleres fueron dos instructores de Francia, país con una alta cultura en cuanto a

formación montañesa. Y tal vez por coincidencia o de manera premonitoria, dicha capacitación, que tuvo un mes de duración, se efectuó en el cajón del Aconcagua, lugar que en el futuro albergaría a la Escuela de Montaña. Luego de esto, el Ejército se dio cuenta de la real importancia de esta área, por lo que creó la especialidad de Montaña el 5 de enero de 1939. Chile, al ser un país montañoso, requería de personal técnico calificado para ser un aporte en situaciones de peligro, tales como avalanchas o desprendimientos de roca, por lo que se afianzó la idea de fortalecer esta especialidad al interior de la institución castrense. Pero no fue hasta el 6 de julio de 1954, cuando, por medio del liderazgo del aquel entonces teniente coronel Juan Bancalari, se creó la Escuela de Montaña, bajo Decreto Supremo de la República. Eso sí, antes de concretar este avance en el desarrollo del cuerpo militar, sucedieron varios acontecimientos que fueron cimentando el futuro de esta institución y que tienen relación con la experiencia personal de su fundador. La primera situación se remonta a su ingreso a la Academia de Guerra, en 1944, donde este oficial participó de los Juegos de Guerra. Allí se dio cuenta que al Ejército le faltaba personal preparado para desempeñarse en la montaña, ya que todos querían participar en los juegos de guerra en territorio plano o en la zona central, pero no así en lugares altos.

Lo segundo corresponde a una capacitación en la Escuela Militar Alpina de Aosta, Italia, donde el teniente coronel Bancalari participó activamente en 1952. Además, participó de ejercicios tácticos con el Regimiento Alpino de Torino. Toda esta formación generó en este oficial la inquietud de traspasar dicha experiencia, pero en su propio país, considerando el rico capital geográfico existente. Por lo tanto, luego de proponer esta idea junto a un grupo de colaboradores ante sus superiores, fue destinado al Regimiento de Infantería Reforzado N°18 Guardia Vieja de Los Andes. Desde esa posición, comenzó a trabajar en el proyecto de instalación de una escuela de especialidad, donde la existencia de una estructura previa fue de gran ayuda. Esto porque en 1946 partió la edificación del cuartel en Río Blanco, y en octubre de 1948 comenzó el trabajo de obra gruesa de lo que se transformaría en la Escuela de Montaña. En aquella oportunidad, esa construcción obedecía al uso temporal que se le daba a aquel predio, ya que era utilizado como lugar de ejercicios y campañas por el regimiento andino de Guardia Vieja. Cabe destacar que la construcción está hecha totalmente en piedra, extraída de las canteras aledañas al sector, por ser un material resistente y, sobre todo, por responder al patrón de edificación de los fuertes instalados en las montañas. De esta forma, el 12 de junio de 1955 se inauguró de forma

oficial la Escuela de Montaña, cumpliendo aquella visión de futuro que tuvo el teniente coronel Bancalari. Dicho sea de paso, la institución cuenta con dos cuarteles: Rio Blanco, donde se realizan las instrucciones de escalada y andinismo durante el periodo estival; y Portillo, lugar de uso invernal donde se realizan las instrucciones de esquí y rescate, entre otras. Este lugar fue cedido por los dueños del hotel que lleva el mismo nombre, el cual fue trasladado a las cercanías de la Laguna del Inca, quedando dicho lugar para el uso militar y de instrucción. CAMPEONATO DE ESQUÍ AL ALERO MILITAR A propósito de este recinto, en el año 1966 se llevó a cabo el XIX Campeonato Mundial de Esquí, donde el cuerpo militar de la Escuela de Montaña fue fundamental en lo que respecta a su organización y preparación. Lo relevante es que a la fecha, este campeonato representa el único evento de este tipo realizado en el hemisferio sur, considerando que las grandes potencias de este deporte -Italia y Francia- se encuentran al otro lado del mundo. Pero la realización de dicho evento casi se suspende, debido a que un año antes, avalanchas y vientos que llegaron hasta los 200 kilómetros por horas destruyeron el 80% de la infraestructura diseñada para el torneo. Pero las ganas de llegar hasta el final con este sueño, que permitiría la llegada de turistas extranjeros al considerar la calidad de las nieves de la cordillera,

El 12 de junio 1955 se inauguró de manera oficial la Escuela de Montaña bajo el lema “Persevera y Vencerás”.


EL OBSERVADOR

224 años de Los Andes - 7

Viernes 31 de julio de 2015

Sabía usted que...

Varias fueron las expediciones que realizaron los primeros integrantes de la Escuela de Montaña en la Cordillera de Los Andes.

La expedición al polo sur es una de las más recordadas por la Escuela de Montaña, ya que además de hacer cumbre en el monte Vinson también participaron de un rescate. En el museo de la Escuela de Montaña se encuentran réplicas de las vestimentas que los militares utilizan en la alta cordillera.

En aquel entonces, el teniente coronel Juan Bancalari, fue el fundador de esta institución que forma a especialistas en montaña.

hizo que los organizadores, encabezados por el empresario Henry Purcell, sacaran adelante el proyecto. Quienes formaban parte de la Escuela de Montaña tuvieron la misión de colaborar en el arreglo y mantención de las canchas. Cabe destacar que entre el Regimiento de Guardia Vieja y la administración del Hotel Portillo siempre hubo una relación de colaboración, ya que los primeros realizaban la mantención del lugar, mientras lo segundos entregaban a libre disposición el uso del recinto para la preparación militar. Esta alianza cimentó el trabajo que los militares realizaron para salvar el campeonato, ya que trabajaron para reconstruir la infraestructura dañada por las inclemencias del tiempo.

El mundial de esquí realizado en 1966 se realizó en Portillo y contó con la participación de la Escuela de Montaña en la preparación de las pistas (foto: Ski Portillo).

De esta forma, los soldados en aquel entonces tuvieron que pisar las canchas, ante la ausencia de las tecnologías utilizadas en el presente para este tipo de situaciones. Primero partieron con los zapatos y luego con los esquíes, hasta que después de poco más de un mes de trabajo y arreglos, lograron dejar todo en excelentes condiciones, lo que propició el desarrollo de un excelente campeonato que hasta el día de hoy es recordado por los seguidores de este deporte.

“LA MONTAÑA TE ATRAPA” La Escuela de Montaña es una entidad formadora de especialistas en montaña, cuya responsabilidad es preparar a los combatientes en este espacio geográfico, además de mantener la unidad de la doctrina en este campo dentro de la institución. Esto porque las instrucciones en montaña se realizan en varios regimientos, pero el centro de especialización principal es la academia ubicada en Río Blanco.

HAZAÑAS DEPORTIVAS EN NOMBRE DEL EJÉRCITO Varios son los integrantes de la Escuela de Montaña que se han destacado en diferentes eventos deportivos, logrando llegar hasta las cumbres más importantes del mundo, como también a los sitios más inhóspitos. La primera expedición, compuesta por 31 especialistas militares y clubes civiles de andinismo, se realizó en 1954 y consistió en la conquista de la cima del volcán Ojos del Salado -el más alto del mundo-, en el norte del país. Esta ruta fue repetida con más contingente en los años 1989 y 1994. Posteriormente, durante el verano de 1957, el objetivo fue hacer cumbre en el punto alto de Sudamérica: el monte Aconcagua. Para dicho propósito, los tenientes Marcos Lucares, Alejandro Alvarado y Washington García realizaron los arreglos, cimentando el camino a las múltiples expediciones realizadas tanto por militares chilenos como argentinos en el futuro. Pero sin duda, una de las travesías más impactantes fue la conseguida por el mayor Arturo Aranda a comienzos de la década del 70, quien fue invitado a participar de una expedición que cruzó por el mar congelado en las costas de Groenlandia llegando al casquete polar. El monte Everest también está en los registros de esta institución, siendo el mismo mayor Aranda y el sargento segundo Baltazar Catalán los que llegaron a los 7 mil 800 metros de altura, invitados por el conde italiano Guido Monzino, en 1973. Como la expedición era italiana, según las leyes nepalesas sólo pueden hacer cumbre quienes sean de la nacionalidad que lidera la expedición, por lo que los chilenos no pudieron llegar a la cima. El monte McKinley, el más alto de Norteamérica, fue alcanzado por el teniente Eduardo Tello y otros tres militares estadounidenses en 1988, lo que abrió las posibilidades para nuevos ascensos. Y así como integrantes de la Escuela de Montaña llegaron al polo norte, lo mismo se logró con el polo sur, a través del ascenso al monte Vinson, el más alto de la Antártica, en 1993. Los protagonistas de esta historia fueron los tenientes Rafael Mesa y Juan Marisio, más el sargento segundo Patricio Moya, quienes además participaron del rescate de heridos del avión que transportaba a una delegación que pretendía la conquista del polo sur. La cuarta cumbre más alta del mundo, ubicada en la nación asiática de Nepal, es el monte Lohtse, lugar hasta el cual integrantes de la Escuela de Montaña llegaron invitados por la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales de España. Pero por algunos inconvenientes durante el ascenso, solo se logró llegar a los 7 mil 900 metros de altura, donde el cabo primero Juan González pudo representar al país en dicha travesía. Y, finalmente, el monte Kilimanjaro, el más alto de África, también ingresó a la lista de cumbres conquistadas por integrantes de la Escuela de Montaña. En esta ocasión, el teniente coronel Luis Rojas -actual director de la institución- logró llevar la bandera de Chile hasta este lugar en el año 2010, en el marco del Bicentenario de nuestro país.

Incluso, soldados de diferentes partes del mundo han llegado hasta Los Andes para formar parte de los cursos de instrucción, siendo los reconocidos Seal de Estados Unidos uno de los últimos grupos capacitados por la Escuela de Montaña. Y, asimismo, instructores de esta academia asisten a cursos formativos en diferentes países, a fin de afianzar sus conocimientos. Y quienes han pasado o actualmente son parte de esta institución saben de su valor y guardan gratos recuerdos de lo aprendido. El suboficial mayor Jorge Hernández, oriundo de San Felipe, destaca con orgullo los logros de su escuela: “Nuestra escuela ha participado en diferentes rescates en avalanchas. Y de hecho, la primera institución que llegó a la tragedia de la Aduana en 1984, fue el equipo del Ejército de la Escuela de Montaña”. Agrega que “para el año 2010, cuando ocurrió el te-

rremoto y tsunami en Concepción, los primeros rescatistas en estar presentes en el edificio Alto Río, fueron también equipos de nuestra institución. El Ejército tiene las PARME, Patrullas de Auxilio y Rescate, y la más importante está en la Escuela de Montaña”. El suboficial mayor Javier Muñoz, también originario de San Felipe, cuenta que estuvo en la etapa de reconstrucción después del terremoto en la ciudad de Machalí, trabajando en el levantamiento de casas o demoliciones de aquellas viviendas que no podían ser restauradas. “Ingresé a esta institución en 1985 y, dentro de las experiencias que hemos tenido, hemos realizado varios ascensos al monte Aconcagua. Toda la vida hemos estado ligados a la montaña, ya que la montaña a uno lo atrae, y cuando no estamos ella sentimos que algo nos falta”, reconoce. Ambos coincidieron que

La construcción del edifico de esta institución fue hecha en base a piedras extraídas de las canteras cercanas al lugar y su obra gruesa tiene más de 67 años. Las expediciones de la Escuela de Montaña los lleva a recorrer lugares inhóspitos.

El factor geográfico fue determinante en la elección del lugar donde se fundaría la villa de Santa Rosa de Los Andes, ya que se necesitaba de un centro poblado que sirviera de soporte y descanso a los viajeros que cruzaban la cordillera. La iniciativa de crear la ciudad fue del gobernador Ambrosio O´Higgins, Marqués de Osorno y Barón de Ballenary, un irlandés que muy joven había salido de su patria para servir a la católica España ante la opresión de los protestantes ingleses. En una vista al valle y luego de consultar a los vecinos, el gobernador decide fundar la futura ciudad en el Alto Aconcagua, en un lugar denominado Piedras Paradas, al pie de un imponente cerro denominado Quicalcura por los aborígenes. El acta de fundación de la villa se levantó el 31 de julio de 1791, dándosele el nombre de Santa Rosa de los Andes a la nueva población, en honor de Santa Rosa de Lima y en alusión a la cercanía de la cordillera. Inicialmente, Los Andes dependió de San Felipe El Real, de la cual recibía mil pesos anuales, es decir, la mitad de los ingresos totales de la vecina y rival villa. El primer Alcalde de Los Andes fue José Miguel de Villarroel, quien ocupó el cargo por varios periodos, incluso en los tiempos de la Independencia. El primer cura Párroco fue el presbítero Bernardo Barahona, quien además fue uno de los vecinos que aportó dinero para la adquisición de los terrenos de la villa, comprados a los señores Antonio Escudero y Francisco Herrera. Más de 200 años han pasado desde la fundación de la villa de Santa Rosa de Los Andes, hoy ciudad capital provincial, y en pleno siglo XXI la ciudad se yergue, pujante, como el punto natural de unión entre Chile y Argentina.

no es llegar y adentrase en la montaña, ya que para salir vivo de ella hay que estudiarla y conocerla. No porque sea caprichosa, sino porque guarda secretos que deben ser revisados con anterioridad, a fin de evitar una desgracia. “La montaña no mata a nadie, sino que cuando un andinista no conoce a la montaña, lamentablemente ocurren las tragedias. A la montaña hay que quererla pero también conocerla”, sostiene el suboficial Hernández. Sobre su experiencia, añade “aparte de trabajar por 36 años acá como especialistas de montaña, como nos gusta tanto la montaña nuestras esposas son andinistas y hemos hecho cumbres juntos (con el SOM Muñoz). Esto se pega tanto que se lleva a la vida civil. Yo ingresé en 1985 a esta institución, y la montaña no es como un trabajo, sino es una forma de vida. A veces duelen los huesos cuando no salgo a esquiar, y que se echa de menos”.



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