Número
Mi buena Noticia EL OBSERVADOR
Viernes 13 de noviembre de 2015
3
EL OBSERVADOR Fondo de Fomento a los Medios de Comunicación Secretaría General de Gobierno Región de Valparaíso
“Después de 60 años, celebramos por primera vez mi cumpleaños
Julio Villarroel Céspedes no tenía ni zapatos para ir al colegio y ahora tiene a su hijo en el mejor colegio y maneja su camión por todo Chile
La niñez de Julio Villarroel Céspedes estuvo privada de muchas cosas y cargada de pobreza, en la localidad de San Pedro, en Quillota. Cuenta que muchas veces pasó hambre y necesidad; pero no le avergüenza dar detalles de ese tiempo, como cuando iba sin zapatos al colegio o no tenía dinero para almorzar. Al ser el mayor de tres hermanos, sintió siempre una respon-
LI MA CHE
sabilidad muy grande, comenzando a trabajar desde muy pequeño para ayudar a su mamá. A pesar de que nació y pasó sus primeros años en San Pedro, se instaló luego en Limache, lugar que considera propio y que no cambiaría por nada. “Como mi origen es muy humilde, rescato todo lo que he logrado. Salí a trabajar junto a mis padres desde chico. Ellos eran vendedores. Yo ahora también
soy vendedor y manejo un camión. Imagínese que no tuve zapatos para ir a colegio y ahora tengo a mi hijo en el Instituto Rafael Ariztía de Quillota. Uno de los mejores. ¡Y lo puedo pagar! Todo, gracias a mi esfuerzo”, cuenta, feliz. Cuando Julio tenía 16 años, el golpe de Estado empeoró su situación familiar: “Mi papá era dirigente gremial, lo tomaron detenido y nunca más se supo de él”. Pero, a pesar de aquellas tristezas, que se van acumulando como pequeñas espinas, este hombre logró obtener cosas que por muchos años nunca imaginó. ¿Cómo lo hizo? Responde que ha pasado los últimos años de su vida abocado al trabajo, teniendo siempre en mente a su familia y cumpliendo metas que le han permitido obtener todo aquello que alguna vez necesitó. Se esforzó tanto, que se compró un camión, vehículo que él mismo maneja; para entregar vinos y licores finos, de Iquique a Puerto Montt.. Si bien hoy su realidad es completamente diferente a la de su niñez, también existen los costos afectivos que implica estar en constantes viajes de negocios. “Ahora que nos ha cambiado la condición econó-
mica, ya podemos visitarnos con mis hermanos e invitarnos a comer. Pero trabajamos tanto, que hay muchas cosas que aún no habíamos hecho juntos. Mi buena noticia es que mis hermanos se preocuparon de mi cumpleaños y, por primera vez en 60 años, lo celebramos”, cuenta, emocionado. Parece raro, pero es así: festejar un cumpleaños siempre fue un imposible en la vida de Julio, primero por falta de recursos; y, luego, por las largas jornadas laborales. “Me gustó y emocionó que mis hermanos se preocuparan por mí. Aún tenemos a nuestra mamá viva y poder juntarnos a celebrar con ella mi cumpleaños, es algo muy bonito y nunca antes había pasado”, relata. Para Julio esta alegría cotidiana marca un antes y un después en su existencia, a pesar de que sus hermanos lo esperaban con una torta el día de su cumpleaños, la celebración llegó después, porque se encontraba viajando. “Fue algo muy bonito, nos ha cambiado la vida, y por primera vez, celebramos juntos mi cumpleaños. Después de tanto tiempo podemos reunirnos y festejar”, describe, contento del cambio de su vida.
2
Mi buena Noticia
Viernes 13 de noviembre de 2015
“Dimos en el clavo con el local y con lo que vendemos” Evelyn Jara y Cristián Cortés arrendaron un ex local de sushi para vender sandwish y fue tanta la gente que llegó preguntando por comida japonesa, que cambiaron su idea original y fue un éxito Jara y Cristián Cortés LA Evelyn siempre pensaron tener un CALE negocio que les permitiera su habilidad en la RA explotar cocina. Por eso este joven
matrimonio no dudó cuando surgió la oportunidad de instalarse con una sandwichería en plena avenida Alonso Zumaeta, casi al llegar a Lautaro, en La Calera. Todo iba bien hasta que surgió un pequeño e impensado inconveniente. El local no contaba con un medidor de agua propio. Eso pareció echar por tierra los sueños de esta joven pareja. Sin embargo, a pocas cuadras, estaría la solución. Allí funcionaba un local que vendía sushi, pero que estaba cerrado hacía tiempo. El destino quiso que una amiga de la pareja conociera a la dueña del local y, al desocuparse, estos emprendedores caleranos lo arrendaron de inmediato. Mientras se dedicaban ellos mismos a remodelar el lugar, muchos ex clientes del anterior negocio de sushi llegaban a preguntar cuándo abrirían de nuevo. Eso fue suficiente para que Evelyn Jara y su marido se dieran cuenta del buen negocio que sería la venta de sushi, dejando de lado la idea original de sólo vender sandwich. “Ya había aprendido a hacer sushi. Un familiar también me ayudaba a aprender nuevas variedades y sabo-
res. Eso también ayudó a decidirnos. Además, el local ya tenía un público cautivo”, comenta esta emprendedora calerana. Decidieron bautizar el negocio familiar como “Sabor Urbano”, ya que –según cuenta Evelyn- “no solo vendemos sushi. También tenemos papas fritas, completos, churrascos y colaciones todos los días”. PRIMER ANIVERSARIO Están próximos a cumplir un año en el local –donde además trabajan, su hija mayor Catalina –Gabriel es el menor-, y una señora que ya les ayudaba antes en la cocina- y este primer aniversario los encuentra felices y plenos, pues les ha ido muy bien. Las colaciones han sido un éxito, ya que -aunque no parezca- en el sector Alonso Zumaeta hay varias oficinas desde donde piden menús. Lo mismo sucede con personal del Hospital “Mario Sánchez”. Incluso, vecinos que viven solos y que, en lugar de preparar almuerzo, para una persona, prefieren comprar las delicias preparadas por la propia Evelyn Jara. “Estamos muy contentos porque nuestra gran noticia es que dimos en el clavo con el local y con lo que vendemos. Estamos por celebrar el primer año y la verdad es que ha sido muy bueno”, puntualiza la dueña de “Sabor Urbano”.
Evelyn Jara junto a su pequeño hijo Gabriel, feliz con este emprendimiento familiar que ya cumplirá un año.
¡Quillota se convirtió en un ejemplo de unión para luchar por el hospital!
“Terminé Nutrición, después de cuatro años de estudiar algo que no me gustaba” Constanza Andaur Vargas estuvo a punto de ser ingeniera, pero su sueño era ser nutricionista, por lo que dejó todo de lado y ahora se siente feliz de haberlo hecho En el paradero ocho de La
LA Cruz vive Constanza Andaur CRUZ Vargas. Tiene 30 años y lle-
gó hace cuatro meses junto a sus padres, dejando a Valparaíso en un recuerdo, ciudad que había habitado desde su nacimiento. La vida crucina le gusta. Dice que es tranquila y que, entre sus anhelos futuros, espera desempeñarse como nutricionista en la provincia. “De aquí no me muevo más, me encanta vivir aquí”, explica “Coni”, como la llaman sus cercanos. Desde que llegó a La Cruz, su vida ha tenido grandes cambios. Casi todas positivas y cotidianas que disfruta, como los paseos por la plaza o los recorridos por la feria, junto amigos locales. En paralelo, sus metas personales van rindiendo los frutos esperados. “Estoy feliz, porque terminé la carrera y estoy oficialmente egresada. Partí el 2009 estudiando en la Universidad Santo Tomas y, desde entonces, comencé a esforzarme para lograr mi sueño: ser nutricionista”. A pesar que las temáticas en salud siempre fueron de su interés, al salir de cuarto medio curiosamente ingresó a estudiar Ingeniería en Construcción; opción que desechó luego de cuatro años de vivir entre
La marcha para exigir de vuelta los dineros del Hospital Biprovincial, reunió a familias completas, en un emocionante hito histórico, con familias completas exigiendo lo que merecemos. Nuestra comuna volvió a ser un ejemplo de solidaridad y participación. Seguimos alerta, pero sabiendo que somos capaces de grandes cosas.
mediciones y vigas. Durante el tiempo que estuvo preparándose para ser ingeniera, sintió en muchos momentos la inquietud y las dudas por su real vocación. Algo que fue aumentado hasta no dar más y aceptar que no valía la pena seguir. Aunque no fue fácil decir a sus padres que había decidido concluir sus estudios universitarios estando a punto de terminar, el apoyo familiar fue cariñoso y le entregó el ánimo necesario para intentarlo de nuevo e ir tras su sueño. “Cuando entré a Nutrición, empecé a cumplir mi sueño. Mi objetivo de vida era éste. Entré a estudiar y superé todas las etapas. Por suerte mis papás me han apoyado siempre. Aquí estoy, terminado feliz, con muchos proyectos por delante en materia profesional”, cuenta. Por ahora, “La Coni”, prepara junto a una de sus compañeras de curso, la idea que podría configurar su investigación de tesis. También se prepara para su internado de práctica. “Con el internado finalizo todo. El próximo año será arduo. Serán 32 semanas, donde podré demostrar todo lo que aprendí estos últimos años. Estoy feliz y espero desempeñarme como profesional en La Cruz o Quillota”, comenta.
Mi buena Noticia
Viernes 13 de noviembre de 2015
“Mi buena noticia es enfrentar la vida con optimismo después de querer morir” Guillermo Díaz Díaz es jubilado y superó una profunda depresión, que lo tuvo al borde de la muerte. Hoy goza con el simple ejercicio de conversar en la plaza de La Ligua Todos los recuerdos de Guillermo Díaz Díaz viven anclados en su querida comuna de La Ligua; lugar donde nació, hizo sus primeros amigos, se casó y, posteriormente, vio crecer a sus hijos. “¡Esto es una buena noticia!, poder estar aquí ya es una alegría”, expresa Guillermo, mientras conversa con sus amigos en plena plaza de la Ligua y su voz traspasa templanza y gratitud. Quienes se acercan a él, estrechan su mano con fuerza, resaltando lo emotivo de su existencia y amistad. Prácticamente toda su vida este hombre, de 67 años, fue utilero del Club Unión Serrano, equipo local y que es parte de sus pasiones. A pesar de sus problemas de salud, paralelamente trabajaba como auxiliar de un colegio. Pero, producto de una insuficiencia renal -que lo mantiene en diálisis tres veces a la semana-, más la fallida esperanza de un implante de riñón que su cuerpo no toleró más de un año, Guillermo debió jubilar. Sin perder el espíritu de lucha frente a sus problemas renales, seguía dedicado al
LA LI GUA
fútbol, cuando una infección silenciosa atacó uno de sus dedos. Desde entonces, la pos-
tal de sus días cambió. Ahora, reposa sus codos en los costados de una silla de ruedas, mientras explica cómo fue que debieron amputarle una de sus piernas hace dos meses y quiso morir. “De primera, lo digo honradamente, cuando estuve hospitalizado en Quillota tomé
3
Consejos parA
dormir
una decisión muy drástica. Hay testigos, alisté todo lo que tenía y me iba a tirar del tercer piso del hospital, porque cuando ví que me faltaba una pierna, pensé en lo inútil que quedaría, porque yo trabajo desde los ocho años… ¡Imagínese!”. Dice que fue “El Divino” o Evitar el alcohol su “difunta madre” que lo alentaron a seguir y lo o fumar antes de salvaron espiritualNo tomar irse a la cama mente, porque un día bebidas que sintió que alguien le tengan café tocaba la espalda, notificándole que aún no Caminar un era su momento. De esa poco si es que estuvo manera, desistió de su idea suicida. Sintió que mucho rato sentado aún le toca mucho por vivir. El otrora utilero, se concentró en todas Dormirse y las cosas que aún quiere ver y en todespertar todos dos sus necesarios los días a la afectos. En su silla de misma hora Dejar lejos ruedas, Guillermo se considera un hombre pleno. de la cama los Su buena noticia es parte aparatos de la inexorable senciNo comer electrónicos llez de las cosas que mucho ni nada permanecen. No en la antes de pena de las que se van. acostarse “Ahora me siento bien. Ya enfrenté lo que me pasó. La vida a veces uno la mira al revés. Ahora quiero vi- encuentro que estar aquí en la vir porque tengo nietos, tengo plaza y compartir, es una alemuchas cosas. Hay gente que gría para mí. Mi buena noticia todavía me quiere, las amista- es enfrentarme a la vida con des en la plaza me hacen muy optimismo después de querer feliz. Tengo más ganas de vivir, morir”.
bien
“Me convertí en la historiadora del tejido a crochet” Elizabeth Trigo Fuentes cuenta que aprendió de una maestra que, al morir, no traspasó a nadie más sus conocimientos. Hoy lucha por mantener viva esta tradición en Quintero
QUIN Cuando hay buen tiempo, a Elizabeth TE Trigo Fuentes le gusRO ta bajar a la playa y
tejer a crochet. Es algo que la relaja y mantiene entretenida. Tenía 12 años la primera vez que comenzó a interesarse por las manualidades. “Mi papa tenía un negocio, aquí en Quintero, y una señora italiana que se dedicaba al crochet, siempre iba a comprar. Le pregunté si me podía enseñar. Me dijo que sí y no dejé de ir a su casa por 25 años, hasta que falleció”, rememora. Así fue como Elizabeth comenzó a estudiar crochet francés, italiano, alemán, latino, entre muchos otros. Leía y aprendía sobre puntos perdidos y nuevas formas de tejer. Su profesora nunca tuvo hijos y solo a ella traspasó todos sus
conocimientos. A pesar que no le alcanza para ganarse la vida y debe contar con otro oficio, comenzó haciendo manteles, monederos y sombreros para vender. “Al principio la gente se daba el dato y llegaba a mi casa. Muchos turistas iban comprarse cosas”, explica esta artesana. Según sus cálculos, ha hecho más de 500 monederos por gusto, “Siempre estoy haciendo algo porque es mi gran pasión”. Antes que su profesora muriera, alcanzó a atesorar varios libros antiguos: “Yo fotocopiaba todo. Tengo uno de 1935. Siempre estoy buscando revistas antiguas, saco ideas y lo trasformo en algo moderno”. Ahora comenzó a enseñar, traspasando a la comunidad de Quintero todo lo aprendido por
más de 25 años. “Tengo varias alumnas y me gusta enseñarles, siento que estoy aportando para que esto se pueda seguir traspasando de generación en generación. Además, voy investigando qué tipos de puntos se han dejado de hacer, para aprender a sacarlos y que no se pierdan”, explica. Hace un tiempo, Elizabeth enfermó gravemente y, pensando en la posibilidad de morir a causa de una delicada intervención quirúrgica, recolectó todo el material que tiene sobre tejido y dijo a su mamá: “Si me pasa algo, deja todo en alguna biblioteca, todas las enciclopedias, revistas, instrucciones, toda la información sobre el crochet”. Pero la operación fue un éxito y su idea de legar y dejar material de interés, aumentó. “Para mi es una alegría y buena noticia, enseñar y traspasar documentos importantes. Me convertí como en la historiadora del tejido a crochet”, dice. Elizabeth sigue estudiando por su cuenta para que no se
pierda la tradición, asegurando que “no permitiré que mueran estas manualidades”. Actualmente Elizabeth teje, estudia y enseña. “Estoy dejando ordenado muchas cosas en mi casa de puro crochet, para que en algún momento
pueda llegar a buenas manos o un lugar especializado. Estoy preparando todo, para que otras personas puedan seguir aprendiendo. Esa es mi buena noticia, poder seguir haciéndolo, a pesar del paso del tiempo y mi enfermedad”.
4
Mi buena Noticia
Viernes 13 de noviembrede 2015
“Luego de meses separados, mi pareja y mi hija se vienen a vivir a Quillota” Francesco Covarrubia Sampugna llegó solo desde Italia, para trabajar como ayudante de cocina, y hoy celebra que podrá traer a su familia desde Génova Génova es una ciudad de italiana con mucha his-
QUI toria. Sus cuantiosos edificios denotan tiempos en diversas culturas pasaron dejando huella. La LLO que ciudad siempre ha sido reconocida en el mundo TA entero por la calidad de su aceite de oliva y ser la
cuna de Cristóbal Colón. Francesco Covarrubia Sampugna tiene 27 años y es oriundo de aquellas tierras soñadas por algunos para vacacionar. Pero este joven encontró en Quillota el lugar ideal
para mejorar su estilo de vida, instalándose a comienzos de año en busca de nuevas y mejores oportunidades para su familia. “Llegué hace ochos meses a Chile y sin hablar español. Me vine porque estaba buscando un cambio de vida y lo encontré. Llegué de vacaciones para saber cómo era la ciudad y, al final, decidí quedarme e instalarme. Ahora me puedo comunicar mucho mejor”, cuenta en una mezcla de italiano y español. La familia paterna de Francesco tiene lazos con Chile y una de sus tías vive en el paradero 7 de Quillota. Fue así como llegó, en febrero de este año, por primera vez. “Nunca antes había venido y me gustó mucho”, explica. Reconoce que una de las motivaciones para salir de Génova fue el mal momento que está viviendo el país: “Hay mucha inseguridad, gente mala, mucho robo y encontrar trabajo no va bien”. Antes de llegar a la provincia, viajó por varios países europeos observando la situación, hasta que tomó sus maletas y se vino a Chile. Lo que al comienzo era un tiempo breve, se trasformó en un viaje sin retorno, porque a un mes de su llegada, encontró trabajo en el Sport Club Q, donde se desempeña como ayudante de cocina, el mismo oficio que ejercía en Italia. Según relata, lo más complejo de optar por quedarse fue contarle a su pareja, madre de su pequeña hija de tres años. “Al comienzo se asustó, pero confía en mí. Mi buena noticia es sobre esto: luego de tantos meses separados y extrañándolas, se vienen a vivir a Quillota conmigo y justo llegan a pasar Navidad”, dice, emocionado. Para tener todo perfecto, Francesco está buscando una casa para arrendar cerca de su tía, porque no quiere que su pareja e hija pasen solas. Si lo consigue, ellas podrán compartir con su tía y sus primos. “Me gusta Quillota y sé que a ellas también le gustará. La vida es menos cara aquí. El sueldo es diferente, pero la vida no es como Italia. Allá el sueldo es bueno, pero no ayuda a vivir bien”, reconoce. Dice le gusta el clima de la ciudad, el arraigo familiar y el cariño que entregan. Incluso, ha hecho muchos amigos. “Aquí la gente es cariñosa, estoy contento porque se viene mi familia. Vamos a estar bien aquí los tres juntos”, concluye.
Mi buena Noticia Ciclo de publicaciones cofinanciado por el Fondo de Fomento a los Medios de Comunicación Del Ministerio Secretaría General de Gobierno Región de Valparaíso
“¡La Presidenta otorgó el sello de origen a nuestros pasteles de La Ligua!” Mercedes Chacana Toro y su esposo, Pedro Riveros, son pasteleros de alma y dicen que no dan más del orgullo Dando vueltas por las calles de Ligua, por lugares algo empinados y espacios residenciales, se llega con facilidad a la “Dulceria Riveros”, una de las tantas fábricas de los tradicionales dulces; que han hecho tan conocida a la comuna. Mercedes Chacana Toro trabaja allí y, junto a su esposo, Pedro Riveros, son los dueños de este emblemático local, donde preparan y venden alfajores, cocadas, palitas, rellenos, empanadas de alcayota, mantecados, entre otros tipos de productos azucarados. El lugar tiene más de 40 años de historia y es parte de la tradición familiar de Pedro, hombre que recibió con gusto la responsabilidad de seguir con este clásico legado. “Mi esposo niño que ha vivido haciendo dulces, él sabe mucho. A mí también me gusta, es nuestro mundo y nos sentimos orgullos de nuestra dulcería. Trabajamos codo a codo”, expresa Mercedes. A esta pastelera le gusta involucrase en todos los procesos de la fábrica, incluida la atención de público. “Me gusta estar aquí y compartir con la gente”, explica, mientras recibe a “El Observador” con cordialidad y alegría. La personalidad de esta mujer desprende una amabilidad que traspasa a todos quienes trabajan junto a ella y no cabe duda que su buena noticia la llena de orgullo. “Mi buena noticia me tiene muy alegre, porque vino la Presidenta de la República: nos regaló el sello de origen por nuestros pasteles y nos trajo delantales. Todo para que nuestros dulces no pierden la tradición”. Con esta certificación, la Dulcería Riveros se convierte en marca registrada, algo que afirma que sus pasteles provienen de La Ligua, diferenciándose de dulces que son fabricados en otras comunas. “En todas partes de Chile venden dulces de la Ligua, pero es nuestra tradición. Hagan donde hagan nuestros dulces, los de La Ligua jamás serán igualados. Ésta es una
LA LI GUA
alegría, yo me emociono porque estoy entregada entera a los dulces. Por eso estamos exigiendo y luchando por salir adelante”, comenta. Esta certificación de origen pudo realizarse gracias a la gestión de La Asociación Gremial de Fabricantes de Dulces de la Ligua, agrupación que incluye a diversos pasteleros, incluido el equipo de la “Dulcería Riveros”. Mercedes cuenta que, al enterarse que la Presidenta Michelle Bachelet visitaría La Ligua para entregar el reconocimiento, no daba más de alegría. Recuerda que estuvieron dialogando y sacándose fotos. En una de las paredes de la dulcería, en medio de pasteles recién horneados y del ir y venir previo de grandes entregas, el certificado brilla en la pared, recordando y afirmando que son originales. “Estamos agradecidos totalmente. Los dulces de La Ligua son de aquí. Le debo a todo a este trabajo y ahora con este nuevo logro, vamos mejorando”, comenta.
Director Roberto Silva Binvignat Editor y Coordinador Proyecto Claudio Espejo Bórquez Periodista y Fotógrafa Carolina Torres Muñoz Colaboradores Viviana Orozco Ricardo Maturana Diseño y Diagramación Pamela Pérez Rojas Administración Catherine Suzarte Contacto: buenanoticia@observador.cl