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Mi buena Noticia EL OBSERVADOR
Viernes 15 de enero de 2016
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EL OBSERVADOR Fondo de Fomento a los Medios de Comunicación Secretaría General de Gobierno Región de Valparaíso
“Vivir con mi nieta es la alegría más grande que puedo contar”
Cristina Lazo Sepúlveda ha tenido una vida difícil, pero siente que cuidar a Laurita le da enorme sentido a su vida y a la de su esposo
OL En sus 56 años, ciertos pasajes de la MUE vida de Cristina Lazo
Sepúlveda están cargados de tristeza. Aún así, asegura que nunca se dejó vencer y que su actual realidad compensa cualquier amargura del pasado. Cristina Lazo Sepúlveda es la novena de doce hermanos, todos vivos aún, pero lejanos. Cuando tenía trece años, su madre murió producto de una trombosis
y la vida se volvió más triste. “Yo vengo de una familia muy pobre y no tengo vergüenza en decirlo. Vivíamos en una casa bien chica dentro de una parcela que cuidaba mi papá. Ahí nos daba para comer y todos trabajamos cuidando y haciendo pequeñas labores en el terreno”, explica Cristina, quien ha vivido en Olmué toda su vida. Cuenta que su padre
siempre fue “bueno para el trago, por lo que todos le teníamos miedo, hasta los hermanos más grandes”. Cuando cumplió 18, se casó. Reconoce que, al comienzo, la razón de matrimonio fue salir lo antes posible de aquel lugar que ella sentía que no le traería nada bueno. “Imagínese si me hubiese quedado ahí. Me casé con Alberto porque éramos amigos de chicos, el único hombre bueno que se venía por aquí”, cuenta entre risas. Asegura que construyó su vida a punta de esfuerzo, “haciendo cualquier trabajo no más”. Así fue como limpió casas, cuidó niños, trabajó de mesera y vendió empanadas. “Hasta que me hicieron lesa y hasta ahí no más llegó el negoció”, rememora. Pero, una vez más, Cristina fue más fuerte que su problema y regresó a limpiar casas de veraneo, que se van desgastando con el paso del tiempo, por estar en desuso. En eso sigue hasta hoy. “Ya me conocen los dueños de casa y me va re bien haciendo eso. Soy de con-
fianza y siento el cariño de los patrones. Siempre me han dado todas las posibilidades de apoyo y quieren a mi nieta”, comenta. Y, justamente, estar con la niña es su mejor noticia, pues vive con ella desde que nació y todo cambió para mejor en sus emociones. Laura es la única nieta de Cristina. Es hija de Fernanda, la menor de sus hijas. Siempre ha vivido junto a ella. “Mi hija tuvo a la Laurita y hace tres años decidió irse a Santiago a trabajar y nosotros vivimos con la niña. Nos manda siempre una ayudita para la niña. Yo me ofrecí a cuidarla, porque allá podía pasarle algo malo. Somos los tres: mi marido, Laurita y yo”, señala. Para Cristina, vivir y cuidar a su nieta es la mayor alegría, porque la da sentido a todos sus esfuerzos. “No nos falta nada, hemos sabido salir adelante. Los niños son bendiciones y nos hacen mejores personas cuando nos proponemos cosas. Mi hija viene los fines de semana y sabe que a Laurita nadie la cuidara mejor que yo”, dice Cristina Lazo.
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Mi buena Noticia
Nuestra buena noticia Equipo “Mi Buena Noticia” Diario El Observador Usted puede no haberlo notado, pero en este primer ciclo del suplemento “Mi Buena Noticia”, presentamos 82 historias, de igual número de personas, que estuvieron dispuestas a compartir sus alegrías personales. Ha sido una experiencia maravillosa, llena de relatos que muestran cómo de una mala noticia se pueden dar oportunidades para vivencias positivas; o cómo nuestras alegrías están en las cosas más simples de la vida y a veces no somos capaces de verlas, por lo cotidianas que son. Este proyecto ha contado con el financiamiento del Fondo de Fomento a los Medios de Comunicación de la Secretaría Regional Ministerial de Gobierno, pero además consiguió el entusiasta apoyo de la Municipalidad de Quillota, las empresas del Grupo Grepsa y Sopraval. Gracias a esta unión de creatividad y voluntades, hemos podido presentar doce ediciones semanales, que demuestran que los medios de comunicación también pueden ser agentes de cambio, al hurgar en la intimidad de las personas, para descubrir en ellas cosas buenas, optimistas, motivadoras y ejemplares. Nunca estuvimos detrás de historias extraordinarias. Sin embargo, las encontramos, porque reforzamos nuestra idea de hace 45 años, de que en cada persona encontramos una historia, siempre y cuando creamos en su dignidad y la importancia que tiene cada una de ellas en la construcción de la memoria de nuestras ciudades. En el relato individual, aparecieron temáticas colectivas: la realización que otorga la nivelación de estudios, la superación de la pobreza por medio del esfuerzo personal y las oportunidades brindadas por organismos públicos, la crianza difícil pero posible en madres adolescentes, el emprendimiento como promotor de desarrollo personal y social, la actitud positiva como formas de superar enfermedades, la existencia en las segundas oportunidades, entre otras materias. En medio de este ciclo, la publicación de algunas historias en las redes sociales de Internet de El Observador llevó a que las buenas noticias contadas por nuestros personajes fueran las más leídas, compartidas y comentadas. Incluso, “peleando” mano a mano con aquellas informaciones que siempre han concentrado un alto nivel de interés. Ahí también hubo una confirmación de lo que creíamos sólo por intuición: las historias positivas pueden ser tan atractivas como las noticias tradicionales. Eso nos impulsa a seguir descubriéndolas y contándolas. Junto con ello, hicimos que personas sin funciones públicas fueran las protagonistas. Todas (salvo un par de excepciones) sin experiencias previas de aparición en medios masivos. Pudimos democratizar la construcción de contenidos y, además, con altos niveles de lectoría. Todo esto constituye nuestra buena noticia, aquella que podrá tener continuidad pronto, gracias a la popularidad que usted, estimado lector, ha dado a este exitoso ciclo.
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“Expuse mis obras en el Centro Promo y se las regalé a los espectadores” El artista visual Nicolás Labadia Miguel asegura que la idea la utilizó para generar un nuevo comienzo con sus piezas de arte, a manos del público que las retiró Nicolás Labadía Miguel tiene 30 años y es un artista visual oriundo de Santiago, pero su vida artística la ha desarrollado conectado en diversos lugares que lo inspiran. Actualmente, se encuentra ligado a Quillota y sus alrededores, tratando de introducir nuevas maneras de acercar las artes visuales a los espectadores. Está convencido de que lo primero es generar audiencias. Según el mismo relata a “El Observador”, se ha dedicado a experimentar con diferentes materiales y técnicas. “Mi trabajo ha ido evolucionando desde una producción experimental relacionada al reciclaje y la escultura, a un trabajo más vinculado al desarrollo territorial. Es decir, un trabajo en el que se utiliza el arte como un método de emancipación, educación y restauración de diversos componentes individuales y sociales, tales como la identidad, las relaciones humanas y el trabajo manual”, explica. En este marco conceptual instala su trabajo, llamado “Boletos al Arte”, que consistió en la impresión de ilustraciones de aves en el reverso de los boletos de micro y que circuló durante un semestre, a modo de prueba, en Olmué, Limache y parte de Quillota, durante el año 2014. En diciembre de 2015, Nicolás siguió ligado a la Quinta Región
No creo en tomar la decisión correcta, yo tomo una decisión y la hago correcta (Muhammad Ali Jinnah)
interior y exhibió en el Centro de Promoción de la Salud y la Cultura de Quillota. Su exposición se denominó “Cuerpos en Tránsito”, donde, como parte del proceso, todo terminó con la entrega de las obras gratuitamente a cada uno de los interesados en ir a retirarlas una vez termina la muestra. “Se trató de una exposición bipersonal en la que, junto con Pilar Godoy, artista visual de Quillota, expusimos una serie de trabajos que se realizaron a partir de la experimentación material, como estrategia para generar obras de arte contemporáneo, fáciles de transportar, montar y exhibir”, señala el artista. Nicolás, a quien le interesa ir más allá de los espacios expositivos y contemplativos, cuenta que lo interesante de esta exposición fue que planteaba ciertos temas relacionados al habitar, la movilidad y nuestra relación con los flujos y movimientos que realizamos a diario como sujetos. A eso se debió el título de la muestra. Pero una de las cosas más llamativas para los quillotanos, fue la opción de poder llevarse para la casa una de las obras. “Nos planteamos el desafío de salirnos de la producción de meras mercancías y mostrar algo que tuviera un componente prioritariamente visual. En este sentido, al finalizar la exposición tuve la iniciativa de regalar doce
de las trece obras de mi autoría, a quienes estuvieran interesados en llevárselas”, explica. Nicolás se lo planteó a Fritz Demuth, coordinador del Centro Promos, e hicieron una convocatoria publicitando esta iniciativa. Al cabo de unas horas, las doce obras ya tenían un nuevo hogar. La única condición para retirar la obra fue llenar un pequeño formulario artístico, de tal manera que este gesto de regalar una obra sirviera para crear un nuevo comienzo. “Quizás ese llenado de formulario pueda generar una nueva obra de arte contemporáneo”, comenta. Actualmente, Nicolás se encuentra gestionando una nueva versión de “Boletos al Arte”, con el fin de generar una nueva experiencia relacionada a la participación ciudadana y la circulación de proyectos culturales en los espacios públicos. “Este tipo de proyectos apunta a establecer vínculos con diferentes actores y potenciar la cultura local, por lo que esperamos llamar la atención e incorporar instituciones y empresas que quieran participar desde la cultura y la Responsablidad Social Empresarial”, finaliza el artista visual.
Diez frases de genios que nos ayudarán a ser mejores
Puedes tener cualquier cosa que quieras si estas dispuesto a renunciar a la creencia de que no lo puedes tener
Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento (Eleanor Roosevelt)
No puedes ser feliz al menos que seas infeliz a veces (Lauren Oliver)
Si escuchas una voz en tu interior diciendo “no puedes Todo es (Dr. Robert Anthony). No hay nada pintar”, pinta y la voz práctica de noble en ser suserá silenciada (Pelé). Cuando ya no Una persona perior a tu prójimo; (Vincent Van Gogh). somos capaces de que nunca comela verdadera cambiar una situación, tió un error, nunca nobleza esté en No puedes estamos desafiados a intentó algo nuevo ser superior a tu parar las olas, pero cambiarnos a nosotros puedes aprender a (Albert Einstein) antiguo yo mismos surfear (Ernest Hemingway) (Viktor E Frankl).
(Jon Kabat Zinn)
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“Volví a Limache porque es la ciudad donde me crié y me interesa participar” El actor Aníbal Urzúa Jorquera estuvo seis años viviendo en Santiago, pero hace poco pudo regresar a su ciudad natal a idear proyectos laborales En Limache, muchos jóvenes al terminar la enseñanza media escogen una carrera universitaria, realidad que los aleja de la cotidianidad templada de la ciudad que los cobijó. En su mayoría, el destino tiende a ser Valparaíso, pero otros, como Aníbal Urzúa Jorquera, parten a lugares fuera de la Quinta Región, teniendo que cambiar drásticamente sus vidas. “Me fui a Santiago, porque quedé en Teatro, en la Universidad Católica. Me esforcé un año entero para entrar. Pero nunca me acostumbré a la vida en la capital”, explica. Aníbal vivió los años de estudios con la nostalgia de añorar el lugar anclado en su infancia. Según explica a “El Observador”, siempre ha vivido entre Limache y Olmué, por esta razón, el cambio no fue tan grande para él. Pero, a pesar de aquello, debió resistir estoico para lograr uno de sus sueños. A medida que avanza la conversación y nos relata su buena noticia, Aníbal deja entre ver que esa falta de comodidad interior que vivió en Santiago, se debió, en gran medida, al hecho de tener una convicción aún mayor en torno a su función como profesional. “Siempre me ha interesado hacer terapia a través de lo que sé hacer. Hice un curso de tres meses para eso y como conozco a la comunidad en Limache, siempre pensé en hacer cosas para aportar aquí”, comenta. En la capital, Aníbal vivió junto a dos amigos en plenos centro y su vida en la universidad se volvió algo que lo incentivó día a día a mejorar. “Entré a la carrera y fue lo mejor. Aquí en la región las escuelas son relativamente nuevas, yo me la jugué para irme. Egresé con la misma pasión. Pero no quería estar allá, porque siento que en Limache falta mucho empuje en esta área.
LI MA CHE
“Ya tengo ocho perros y todos fueron rescatados de algún lugar” Desde niña y con ayuda de sus padres, la instructora de Sky y Snowboard, Karla Ahrens Mellado, se preocupa por el bienestar animal y asegura que vale la pena el esfuerzo Ahrens Mellado tiene 30 años. QUI Karla Siempre recuerda que cuando era LLO niña viajaba junto a sus padres a parte de Chile. Siempre se TA cualquier equipaban con comida y algún tacho
para echar agua. “El auto tenía ese olor a pellets, que aún siento. Con el paso del tiempo me acostumbré”, cuenta risueña. Karla llevó una vida bien nómade hasta los 17 años, producto del oficio de sus padres, ambos fotógrafos para diversas publicaciones extranjeras. Fue así como tuvo la oportunidad de conocer muchas localidades de nuestro país y el extranjero. “Un año entero me la pasé viajando con mis papás cuando tenía como doce años. Falté al colegio y quedé un año atrasada, pero es lo de menos, porque son experiencias únicas. En ese tiempo era un poco aburrido salir, porque no andaban muchos niños de mi edad, pero siempre nos acompañaba alguna mascota”, recuerda con cariño, dando a entender cómo nace su amor por los animales. Cree que fue aquella ausencia de pertenencia con alguna localidad, la que le permitió contactarse con la naturaleza y formar un lazo tan grande, que la volvió vegana y una activa defensora de los animales. “No consumo carne desde los diez años y dejé cualquier tipo de alimento de origen animal cuando cumplí quince. Mis papás lo aceptaron, porque tampoco consumen carne. Aunque yo me comprometí mucho más.
Siempre con un nutricionista supervisándonos”, comenta. Reconoce que su vida siempre ha sido distinta a la del común de las personas y que aún mantiene aquella personalidad alegre ý solitaria que la ha caracterizado siempre. “Mis papás se instalaron en Quillota cuando llegaron, porque vinieron desde Francia a fotografiar la ciudad. Aquí tengo primas y familia. Cuando se quedaron en Chile, Quillota se convirtió en nuestro hogar, yo nací aquí”, explica. Cuenta que, de tanto conocer, aprendió a tratar con diversas especies de animales, lo que la hace amar a las aves, perros, gatos, caballos, arañas, y una infinidad de animales conocidos y desconocidos por sus nombres. Karla es instructora de Sky y Snowboard y debido a su trabajo pasa largas temporadas en el extranjero, pero conserva sus raíces quillotanas intactas y, según cuenta a “El Observador”, viene cada vez que puede. “Donde sea que me encuentre, ayudo a los animales y eso es reconforta, más que cualquier otra cosa. En Quillota ya tengo ocho perros, todos rescatados de diversos lugares”, cuenta con orgullo. Es enfática al decir que su deseo es que las personas fueran más comprometidas con sus mascotas: “Sé que es difícil y yo me siento muy agradecida de ayudar a nuestros hermanos menores. Mis padres son iguales. Por eso creo que es importante dar el ejemplo a los más pequeños”.
“Cascanueces” reunió a cientos de familias en el estadio Lucio Fariña Ésta fue una gran noticia, que demostró cómo la cultura puede ser una oportunidad ideal para unir a la comunidad y a las familias de Quillota. Se trató de la presentación de la hermosa presentación de la obra “Cascanueces”, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Viña del Mar y la Academia de Ballet de Mónika Ledermann. El evento tuvo como espacio el Estadio Lucio Fariña Fernández, hasta donde llegaron más de 4 mil 500 personas, que disfrutaron de un maravilloso espectáculo que mezcló la danza con la música, del clásico compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky.
Entonces, comencé a idear algunos proyectos”, comenta. Cuando Aníbal terminó su carrera, decidió que regresaría a Limache, con la idea de concretar sus sueños llevados al papel, con la certeza de convertir aquellos anhelos con los que se fue, en una realidad concreta. Cuenta que su mamá lo apoyó o inmediatamente y le prestó el apoyó y todo lo necesario para instalarse nuevamente para comenzar a gestionar los primeros talleres, dirigidos a los adultos mayores. “Tengo todo ordenado y listo para comenzar a presentar y vender mi proyecto. La idea es trabajar con adultos mayores. Tengo una amiga que es enfermera geriátrica y sé la importancia del teatro en ellos”, comenta. Además, agrega que quiere estar más comprometido con Limache. Sabe que debe dar pequeños pasos para lograrlo, porque “aquí nadie me conoce, estoy recién empezando, egresé hace poco y estoy terminando la tesis, me interesa participar y ya tengo algunos interesados en concretar”.
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“Nos compramos un pequeño terreno para construir nuestra casa de verano” Para desconectarse de toda la rutina, la pareja compuesta por Marco Guzmán Aedo y Jenny Díaz Díaz tiene su lugar de escape en Curacaví se conocieron, ya tenían sus vidas un QUI Cuando tanto “armadas y desarmadas” -como ellos dicen-. que decidieron, pese a las adversidades LLO Cuentan de sus pasados, tratar de reconstruir todo, juntos. TA Ambos venían de matrimonios fallidos, un poco
desilusionados del amor y viviendo un minuto de soledad que los unió. Ése era el panorama de Marco Guzmán Aedo y Jenny Díaz Díaz, quienes nunca más se separaron y llevan doce años compartiendo sus vidas. A pesar de no estar casados, aseguran que es como si lo estuvieran y que Marco espera
la resolución de su divorcio para hacerlo formalmente. “Nosotros nos conocimos en un resort ecológico en Curacaví. Yo estaba de vacaciones junto a mi hija. Justo tomamos el mismo recorrido en bicicleta y ahí nos topamos”, cuenta Jenny. Asegura que fue “un flechazo casi a primera vista”. Al comienzo lo encontraba un tanto ‘creído’, porque Marco es de la zona y, como buen hombre de su tierra, “comenzó a dárselas de guía turístico con el grupo que participó en el recorrido”. Pero la semana que Jenny estuvo allí, sirvió para conocerse mejor y terminar con una relación que comenzó a distancia. “Él vivía en Santiago con su mamá. Se había separado hace un año y no había sido del todo bien ese acuerdo. Me llamaba todos los días por teléfono”, cuenta de manera coqueta, explicando el real interés que tenía Marco. A los dos años de haberse conocido y de contar con muchas visitas esporádicas entre Quillota y Santiago, Jenny invitó a Marco a vivir en su casa en La Palma, que ella habita desde que nació. “Me dijo al tiro que sí, porque como es comerciante, puede andar en todas partes y empezar de cero”, cuenta contenta. Ya han pasado diez años de aquel recuerdo y la relación que comenzó en unas vacaciones, donde solo esperaban descansar, terminó por entregarles una nueva oportunidad en el amor. “Nos costó, porque nuestras familias al principio no comprendían cómo se podía tener una relación a distancia. Pero nosotros necesitábamos tiempo para cerrar puertas pasadas”, reflexiona. Actualmente, la buena noticia de esta pareja tiene relación con la primera inversión que decidieron hacer junto: un pequeño terreno que compraron en Curacaví y donde esperan ir construyendo una casa. “Marco es de allá, por eso pudimos conseguirnos un terreno a buen precio. Esperamos armar este año una pequeña casa e ir de vez en cuando, más de veraneo”, señala con alegría. A largo plazo, esperan terminar sus días en Curacaví, asegurando que no es por regresar al lugar donde se conocieron, sino sólo porque las cosas se dieron así y tomarse las cosas con calma les ha ayudado a compartir mejor.
Mi buena Noticia Ciclo de publicaciones cofinanciado por el Fondo de Fomento a los Medios de Comunicación Del Ministerio Secretaría General de Gobierno Región de Valparaíso
“Dejé mi trabajo como vendedora para comenzar mi propio negocio” Silvia Andaur Castro logró ahorrar un pequeño capital y comenzará el próximo mes a vender productos importados “Sí hay algo que me gusta, son las redes sociales. Tengo varias amigas y amigos virtuales y de varios países”, cuenta contenta Silvia Andaur Castro, de Limache, dando a conocer que toda la vida ha sido sociable y que, si hay algo que le gusta de Internet, es conocer personas. Como buena usuaria de Facebook, de allí nació la idea de buscar alguna necesidad no resuelta y que la entretuviera, porque antes de dejar su trabajo por este nuevo emprendimientos, sus dos hijos le habían dicho que abandonara las agotadores horarios que la tenían encerrada en una tienda y dedicara más tiempo a descansar o hacer otras cosas. “A mis hijos les va bien y ellos me ayudan. Yo siempre me he dedicado a las ventas, pero trabajando para otros. Siempre cumplo mis metas. ¡Pregúntele no más a mi ex jefe!”, dice, riendo. Una de las principales razones por las que Silvia dejó su trabajo fue para descansar de las largas jornadas, tal como le habían pedido sus hijos. Pero, luego de pensarlo un tiempo, se dio cuenta de que su vida se volvería algo aburrida todo el día sin no hacía alguna actividad productiva. “Siempre he trabajado, así que me inventé una idea nueva”, comenta. Como le gustan las redes sociales, se le ocurrió que podría utilizar su tiempo libre gestionando ventas a través de Internet. “Gracias a mis amigos extranjeros, revisé cuanta página pude para encontrar cosas entretenidas que ofrecer. Hasta que di con productos de juegos de videos, tazas, collares, poleras, entre muchas cosas, algo que no he visto”, explica. Silvia cuenta que para ella es una buena noticia, aun-
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que parezca un poco loco, pero que a esta altura de su vida, ya con sus hijos grandes y profesionales, no anda haciéndose problemas y que disfruta de las cosas simples. “La vida es una sola, estoy contenta porque mis hijos me apoyan y ayudan. Después de ver el sacrificio que hice por ellos, también estoy contenta porque dejé mi trabajo y empiezo algo nuevo”, comenta. Para Silvia, más que dinero, le gusta la conectividad y hacer cosas entretenidas y nuevas. “Sé que me va ir bien, aunque los productos se demoran como un mes en llegar, porque son distintos proveedores, pero no puedo adelantar mucho, para que no copien la idea”, finalizó entre risas esta alegre mujer.
Director Roberto Silva Binvignat Editor y Coordinador Proyecto Claudio Espejo Bórquez Periodista y Fotógrafa Carolina Torres Muñoz Diseño y Diagramación Pamela Pérez Rojas Administración Catherine Suzarte Contacto: buenanoticia@observador.cl