Petorca: una ciudad de mucha fe católica Los habitantes de esta comuna han sabido guardar su devoción a Dios y la Virgen a través de los años, desde la llegada de los primeros misioneros hasta hoy en día, a través de sus múltiples festividades religiosas.
P
etorca es una comuna religiosa, apegada a sus costumbres y celebraciones, y con orgullo muchos de sus habitantes se muestran fervorosos, devotos y fieles. Prueba de ello son sus fiestas tradicionales, la alfombra de flores que es recorrida por la imagen de la Virgen de la Merced o su parroquia construida en el siglo XVII, siendo una de las más antiguas del país y parte del patrimonio histórico de Chile. El encargado de guiar a la iglesia y a su numerosa membresía es el carismático Padre Antonio, quien lleva seis años como cura párroco y ha logrado ganarse el cariño y respeto de la comunidad. De origen valdiviano, nació el 17 de enero de 1934.
Estudió en el Liceo de Valdivia para posteriormente cumplir su sueño de formar parte del seminario que lo prepararía como sacerdote en Santiago. A pesar del apoyo familiar, no le fue fácil salir de su hogar, debido al fuerte patriarcalismo que vivía, donde era considerado casi una tragedia que un hijo emigrara del nido familiar, ya que la concepción de aquellos años era que los jóvenes que se iban de casa “se echaban a perder”. A pesar de las ideas preponderantes de aquella época, recibió el respaldo de los suyos para seguir una carrera religiosa, como también actualmente su comunidad católica le entrega el apoyo necesario en sus múltiples funciones. Es que este sacerdote no sólo debe velar por la parroquia y las capillas adscritas a
la misma administración. También debe atender los tres colegios católicos de la comuna, junto a todo lo que ello implica. En el año 1954 ingresó a la comunidad religiosa de los Mercedarios, donde estudió Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Católica de Chile, para luego realizar sus votos religiosos y ser ordenado como sacerdote en 1964, siendo enviado de forma casi instantánea como director de la Escuela Agrícola Divino Maestro de Lo Espejo. A lo largo de los años cursó tres carreras universitarias, titulándose como profesor de Religión, Educación Básica y Técnicas Agropecuarias, teniendo además una mención en Matemáticas. La vida del padre Antonio ha estado vinculada desde siempre a la educa-
La parroquia: un patrimonio histórico De acuerdo a los relatos que la misma comunidad sostiene y que son parte de la tradición oral, el templo fue construido en el siglo 17 por los jesuitas que llegaron al país junto con la explotación minera. Posteriormente, este grupo católico se retiró de la zona, llegando nuevas comunidades religiosas como los Agustinos, Benedictinos y los Mercedarios, quienes trajeron la imagen de la Virgen de la Merced, actual patrona de la parroquia. En el siglo XIX partió la tradición de la alfombra de flores, que en aquellos años no era tan masiva como lo es actualmente, pero tenía el mismo significado especial que posee en la actualidad. “La gente plasma su fervor en la devoción hacia la Virgen de manera tremenda. Ellos saben que la Virgen no es Dios, pero lo ven como un camino más corto para llegar a Jesús. Dios se revela a la gente humilde y no a los soberbios”, dice el padre Antonio, para
explicar la importancia que tiene la patrona de la iglesia para la gente de Petorca. Cuando se fundó la parroquia, llevó el nombre de Santa Ana de Briviesca, en honor a la esposa del gobernador de España, pero cuando llegó la Virgen de la Merced se adoptó su nombre, a pesar el destino original de la madre de Dios era Chincolco y no Petorca. La primera construcción fue de adobe y de forma más rústica, pero con el paso de los años fue mejorando su aspecto hasta adoptar la forma actual que posee, el cual es de hormigón, cemento y mármol. El 27 de enero del 2009, la parroquia de Nuestra Señora de La Merced fue declarada monumento histórico nacional, siendo descrita como una iglesia con elementos neogóticos con una rica ornamentación y carpintería elaborada, entre las que destaca su gran pórtico con acceso con columnas corintas y su entablado muy bien decorado.
ción. De hecho, es la primera vez que ejerce como párroco. En el año 1999 llegó a la Diócesis de San Felipe, siendo enviado por el obispo de aquel entonces, Manuel Camilo Vial, hasta Petorca, para hacerse cargo de la parroquia, en el año 2006. Durante el periodo de gestión del padre Antonio, se ha fomentado el trabajo en el Colegio Católico Presidente Manuel Montt, tanto en básica como en media, junto a la Escuela Básica Juan Pablo Segundo, de Santa Julia, todos de propiedad de la iglesia.
LA RADIO CON NOMBRE DE CURA Uno de los proyectos que el padre Antonio impulsó en el Colegio Católico fue la creación de una radio escolar, con el propósito de mostrar el trabajo de la comunidad educativa a través de sus ondas. Esta radio lleva poco más de un año al aire, transmitiendo las 24 horas del día, siendo la única escolar de la provincia. Dentro de la parrilla programática se incluyen las transmisiones en directo de las misas. “No hay formas que
el petorquino se escape de las misas, por ningún lado”, dice el cura entre risa. La emisora se llama “Radio Padre Antonio” y adoptó el nombre de este querido religioso luego que los mismos parroquianos solicitaran que el naciente medio de comunicación fuera bautizado con el nombre con el cual es conocido, el que de todas formas no es el mismo que aparece en su acta de nacimiento. La verdadera identidad del padre Antonio es Ernesto Albornoz Mena, pero desde que estuvo en San Felipe es llamado Antonio, nombre que finalmente adoptó como suyo. Él se define como un querendón de las tradiciones familiares: “Lo bueno es que en la comuna de Petorca no se ha perdido la tradición del relato oral y reunirse en familia, porque la abuela sigue transmitiendo a sus nietos sus conocimientos y eso va quedando en el corazón de ellos”. “Eso repercute en la fuerte religiosidad que hay en esta comuna, heredada por los misioneros en los siglos pasados, y es importante que se mantenga en el corazón de los petorquinos”, manifestó el padre Antonio.
La alfombra de flores más grande del mundo Si la antigua parroquia es motivo de orgullo para el petorquino, la alfombra de flores lo es de igual manera, ya que sobre ella transita la imagen de la Virgen de la Merced, en una tradición que no solo congrega a fieles, ya que también atrae la mirada de visitantes de otras zonas del país e incluso del extranjero. Por lo mismo, esta alfombra cada vez crece más y su última versión registró un total de 4 kilómetros y 200 metros de extensión, transformándose en la más grande del mundo en su género. Para lograr esto, durante meses las familias se preparan recolectando flores silvestres que posteriormente son entregadas como ofrenda a la Virgen. De esta forma, Petorca mantiene vivas sus tradiciones y festividades religiosas, las cuales ya forman parte del arraigo cultural de la comunidad.