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cultura

Desde 1970 impulsando el desarrollo

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La verdad de los Boboshanti: seguidores de Jah Rastafari que viven en Las Vegas A pesar de que están en Villa Alemana desde hace cinco años, pocos saben realmente quienes son y en qué creen estos hombres y mujeres que han hecho de la fe su forma de vida Cecilia Castro Mendoza

Visten de túnica y turbante, guardan el Sabbat, son vegetarianos y dejan a su paso un halo de paz y tranquilidad. Son los Boboshanti, un movimiento rastafari que no tiene nada de nuevo, pero sí mucho de desconocido para la gran mayoría de la sociedad chilena. Y no es para menos, porque basan sus creencias y su fe de vida en conceptos que están ligados a la cultura africana, un lugar del que estamos geográficamente muy alejados, pero con el que según explican- compartimos una gran ligazón ancestral. A pesar de que es un movimiento que tiene cada vez más adeptos alrededor del mundo, aún no está lo suficientemente generalizado en el resto de Latinoamérica, donde no hay muchas congregaciones. Villa Alemana es una de las pocas ciudades que alberga una de sus comunidades, por lo que resulta de gran importancia para los habitantes de la comuna conocer con un poco más de profundidad cuáles son las bases de la cultura rastafari y cuáles son sus características de vida. Rodrigo Calderón, uno de los dos sacerdotes boboshanti que hay en Chile, es una de las personas más capacitadas para explicar sobre la cultura rastafari y para ello conversó con “El Observador”. FE DE VIDA Lo primero que hay que saber

Rodrigo Calderón, uno de los dos sacerdotes boboshanti que hay en Chile y que dirige la congregación de Las Vegas, en Villa Alemana.

EMPRESA PERIODÍSTICA

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sobre los Boboshanti es que no son, como muchos creen, una secta, ni una religión ni una tribu urbana. Según explicó el sacerdote Rodrigo Calderón, “somos una fe de vida. Eso involucra una cultura en sí. La fe de vida rastafari involucra una manera de pensar, de vestir, de alimentarse y de alabar a Dios”. Con respecto a su divinidad, el sacerdote comenta que “existe un solo Dios para toda la humanidad, nosotros le llamamos Jah Rastafari y en sí es el mismo Dios de Israel, el que aparece en la Biblia. Es el mismo para toda la humanidad, sólo que él se manifiesta con distintos nombres”, indica. El Congreso Negro Internacional Etíope Africano fue fundado en Jamaica en 1958 por el honorable Emmanuel Charles Edwards que, según indica el sacerdote Rodrigo Calderón, es “nuestro digno fundador, nuestro líder espiritual, nuestro dios y nuestro rey”. Este movimiento resurgió en Jamaica y en el año 2006 se estableció aquí en Chile. “La fe de vida rastafari tiene su raíz en África, pero se manifestó en Jamaica porque fueron traídos millones de esclavos africanos. Entonces, por esta razón el movimiento resurgió en Jamaica, pero su raíz espiritual en sí viene de África. Dentro del movimiento rastafari, Boboshanti es el orden sacerdotal, por eso nosotros vestimos con túnicas y turbantes. Otros rastafaris no se visten con túnica y turbante, pero son rastas igual”, explica. Pero, ¿qué es un rastafari?. El sacerdote cuenta que “es una persona que reconoce la divinidad imperial de Haile Selassie como rey y como Dios, que representa también a África como su hogar espiritual y que reconoce la repatriación internacional de los esclavos africanos como propósito fundamental de la fe de vida rastafari”. EN VILLA ALEMANA Los Boboshanti son un congreso internacional, cuyo cuartel central está ubicado en Jamaica y además tienen oficinas en todo el mundo. La oficina central de Sudamérica está en Villa Alemana, a pesar de que hay gente en Santiago y en San Felipe, que también comparte esta fe de vida. Así, en una

Fundador y Presidente del Directorio: Roberto Silva Bijit

loma ubicada en el sector de Las Vegas, se encuentra el Congreso Negro Internacional Etíope Africano. Divina Iglesia de Salvación”, el lugar donde las aproximadamente 50 personas que comparten esta fe de vida, viven en comunidad. Entre los rastafaris existen distintas órdenes; por ejemplo, están los Nyabinghi, las 12 tribus de Israel, pero en Villa Alemana está sólo la orden rastafari. Rodrigo Calderón, relata que a esta ciudad llegaron porque, “cuando a los sacerdotes se nos dio el mandato de establecer una oficina en Chile, aquí fue donde nosotros encontramos arriendo en un lugar más o menos como el que necesitábamos. Aunque nos gusta mucho, nuestra intención no es estar acá para siempre, porque necesitamos irnos a un lugar un poco más grande y más retirado”. “La idea es que sea un lugar que sea idóneo para nuestra vida espiritual, no puede ser un lugar en el centro de la ciudad porque ahí hay mucha bulla y mucho movimiento y eso no es óptimo para la vida espiritual que nosotros tenemos de ayuno de oraciones, de alabanza, por eso buscamos un lugar que esté conectado con la naturaleza. Las Vegas es un lugar silencioso y como es alto, tiene un aire limpio. Por eso son básicamente las razones que a nosotros nos llevaron a escoger el lugar, porque de las cosas que había disponibles, era la mejor opción”, explicó. LEYES Y JERARQUÍAS Los Boboshanti se rigen por una constitución, que establece sus orientaciones de vida principales. Dentro de ellas se encuentran situaciones de suma importancia, como el Sabatt. “Este es un día de descanso en el que cesamos de todos los trabajos físicos, es un día de conexión con Dios y de alabanza. Ese día nos vestimos de blanco, ayunamos, no gastamos dinero, no hacemos viajes, no usamos cuchillos, no prendemos fuego y dejamos todo preparado desde que cae el sol del día anterior hasta que cae el sol del día siguiente”, detalló el sacerdote. A pesar de que este es el día de recogimiento, los Boboshanti oran todos los días, con un régimen de “tres oraciones diarias, a las que llamamos sacrificios espirituales. En ellas leemos siete salmos, a las siete de la mañana, a la una de la tarde y

Director: Roberto Silva Binvignat

El medallón que lleva el sacerdote incluye varios símbolos vinculados a las creencias y orígenes del movimiento Boboshanti.

a las siete de la tarde”. Sobre el casamiento, el sacerdote comenta que “cuando uno se une con una sola mujer y se hacen una sola carne, ya se está casado. En nuestro congreso tenemos una ceremonia de casamiento, pero es bastante simbólica. Ahora, si un hermano quiere casarse por las leyes chilenas, también puede hacerlo, porque nosotros no somos prohibitivos, porque no somos una secta”. ALIMENTACIÓN Y VESTIMENTA Muchas personas se han encontrado con algunos boboshanti vendiendo hamburguesas de soya y productos integrales en diversas ciudades. Respecto de su trabajo, el sacerdote indica que “el principio que nos guía es ser autosuficientes. Por eso hay hermanos que escogieron vender hamburguesas de soya y la mayoría trabaja en eso. Nos organizamos de tal manera que un tiempo te toca vender y un tiempo te toca producir”, cuenta el sacerdote y agrega que “nos va bien, porque hay gente que ya nos conoce, le gusta la comida vegetariana y por eso hemos hecho una buena clientela”. Pero no todos se dedican a eso: “hay algunos hermanos que son electricistas, otros que trabajan en la agricultura. En mi caso, soy técnico agrícola y tengo un invernadero de flores”, cuenta Rodrigo. “Siempre la idea es ser autosuficiente, porque uno trabaja para uno mismo y no para el sistema. Porque si lo hiciéramos así, sería difícil llevar esta fe de vida, porque en ningún lugar te van a dejar trabajar con esta apariencia física o te van a permitir que no vayas a

Editores: Claudio Espejo Bórquez Gustavo Rodríguez Catalán

trabajar el día sábado”, aseguró. Una de las cosas que más llama la atención de los Boboshanti es su forma de vestir, que no es casual y tiene toda una explicación. Con respecto al uso de túnica y turbante, el sacerdote Rodrigo Calderón explica que “es una tradición antigua. Es como una armadura espiritual para esta batalla, es como un uniforme de trabajo. Nosotros igual sabemos que estamos en una batalla espiritual contra el mal y la túnica y el turbante viene a traer ese sello”. El turbante es usado como parte del voto de nazareo. “No cortamos nuestro cabello, no pasamos navaja sobre nuestra cabeza ni la punta de la barba y cubrimos nuestra cabeza porque ese es el sello de Cristo en nuestro tiempo. Es un voto de consagración también, porque nuestra corona está consagrada hacia Dios y por eso la cubrimos, para que se mantenga pura. Además es un asunto de higiene y comodidad”. A pesar de que sus vestimentas son siempre muy llamativas, lo que más usan son los colores de la bandera de Etiopía, rojo, amarillo y verde, que según explica Rodrigo “representan el evangelio de Cristo. Dentro de este concepto, el rojo representa la sangre, el amarillo representa la riqueza de África y el verde, a los campos. Además, se usa mucho el negro, porque este color representa a la raza negra y porque este movimiento es parte de ellos”. En cuanto a la alimentación, siguen una dieta vegetariana rigurosa, que se debe a cuestiones de salud. “Hay muchas enfermedades que son producidas por mal alimentarse, por eso nosotros cuidamos de nuestro cuerpo, porque es nuestro templo y por ende, la primera iglesia de Dios. Tampoco nos hacemos tatuajes ni transfusiones de sangre, a menos que sean absolutamente necesarias”, cuenta. Para finalizar, el sacerdote Rodrigo Calderón detalló cuál es la principal motivación que los une a la congregación. “El mensaje que los rastafari venimos a entregar a la gente es que Dios vive dentro de nuestros corazones y que no está muerto como lo enseñan las religiones. Recuerden las palabras que le dijo Cristo a sus discípulos: ámense unos con otros y hagan a los demás lo que les gustaría que hicieran con ustedes”.

Gerente Comercial: Julio Cifuentes Mora


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María Paz: la mujer que traspasa su amor a las estrellas a los niños de Hijuelas En el Liceo Municipal Luis Laborda se realiza un taller de astronomía, de primero básico a cuarto medio, con tecnología de última generación Alonso Aranda Araya

“Amo demasiado las estrellas como para temer a la noche”. Ésta es la cita que suele utilizar María Paz Cornejo Pérez, para firmar sus correos electrónicos, que fue la primera vía de contacto que tuvimos para contar su historia. Aunque con esta frase ya deja en clara su pasión por los astros, al conocerla es posible darse cuenta que cualquier enunciado o expresión es poco para explicar una vida entera dedicada a mirar más al cielo que hacia el suelo, lo que actualmente traspasa a los alumnos de los establecimientos educacionales municipalizados de Hijuelas, con el objetivo de formar nuevos divulgadores científicos, a través de inéditos talleres de astronomía. María Paz Cornejo tiene 40 años y gran parte de su vida se desarrolló en Santiago. Nació en la capital y también ahí realizó su enseñanza básica, media y sus estudios superiores, titulándose como analista de sistemas en el Centro de Formación Técnica Acuario Data. Así como se lee hasta el momento, pareciera la historia de alguien común y corriente. Por eso hay que retroceder junto a María Paz en sus remembranzas para entender su amor por las estrellas,

María Paz Cornejo junto a los alumnos Felipe Schwartinsky y David Tapia.

como su decisión de olvidar su carrera profesional y cambiar el ajetreo capitalino por la tranquilidad y cielos limpios de Hijuelas. Según recuerda la profesional, su afición por las estrellas se remonta hasta su más tierna edad: “Desde niña me gusta mirar el cielo, incluso, mis padres me dicen que desde antes de caminar ya tenía una fijación con él”. Pasaron los años y, cuando aprendió a leer, inició un proceso totalmente autodidacta en cuanto al estudio de temas astronómicos y científicos. Revistas, notas en periódicos y algunos libros fueron sus primeras

Asociación Chilena de Astronomía y Astronáutica A principio de 1957, se funda en Santiago la Asociación Chilena de Astronomía. Sin embargo, luego de un par de años de funcionamiento, sus estudios se extendieron, por lo que la Asamblea General Extraordinaria de Socios resolvió -el 6 de diciembre de 1961- constituirla como la Asociación Chilena de Astronomía y Astronáutica (ACHAYA). Se trata de una institución sin fines de lucro, cuyos objetivos son la agrupación de los aficionados a los estudios de la Astronomía, la Astronáutica y ciencias afines, como también a la investigación, divulgación y fomento de estas áreas. ACHAYA nació sólo con doce miembros, entre los que se hallaban astrónomos profesionales, quienes contribuyeron valiosamente en el desarrollo de la organización. Con el pasar del tiempo, fue creciendo el interés en el país

en cuanto al estudio y afición a las ciencias que trabaja la asociación, contando actualmente con alrededor de 200 socios activos, de los cuales más de una docena son astrónomos profesionales que desarrollan sus actividades tanto dentro como fuera del país, pero de los cuales la mayoría se iniciaron como aficionados en ACHAYA. Para llevar a cabo sus tareas de investigación y divulgación, la Asociación Chilena de Astronomía y Astronáutica desarrolla conferencias, charlas, cursos, seminarios, congresos, fiestas estelares y visitas a observatorios astronómicos. Además de boletines, creación de bibliotecas especializadas, fomento a centros astronómicos y astronáuticos, presencia en Internet y edición y publicación de programas radiales de divulgación.

fuentes de información. “Recortaba todo donde aparecían las palabras ‘cielo’ o ‘estrellas’, le pedía a mis papás que me llevaran a la biblioteca y ellos también me empezaron a comprar libros, acorde a la edad, pero relativo a los planetas y temas relacionados. Era algo raro que me gustaran tanto cosas de ese tipo, poco habitual”, reveló María Paz. Para su fortuna, en la década de los ochenta -siendo ya una adolescente- comenzaron a aparecer programas de televisión sobre divulgación científica. Uno de ellos fue “Cosmos”, del astrónomo estadounidense Carl Sagan, transmitido por Canal 13. “Hasta ese momento no había mucha literatura para gente común, era sólo para estudiantes de astronomía, pero no para gente común. Él inició la divulgación de la ciencia, fue el gran inspirador de toda una generación, porque acercó las estrellas a la tierra, de una forma apta para que fuera entendido por cualquiera”, explicó la profesional.

Junto con esta revolución de la ciencia, en la misma época María Paz descubrió un lugar donde encontró personas con sus mismos intereses: la Asociación Chilena de Astronomía y Astronáutica (ACHAYA) (Ver recuadro). “Llegué por un aviso aparecido en un diario. Fue así que primero me acerqué a la biblioteca, luego me hice socia, comencé a ir al observatorio que tiene la institución en el Cerro Pochoco. Ahí también hice amigos, mis mejores amigos, los que mantengo hasta ahora y de los cuales muchos tuvieron la oportunidad de estudiar astronomía”, contó la aficionada. Ya convertida en adulta, comenzó a ejercer como analista de sistemas, tiempo durante el cual se “encerró” -como señala- dejando de lado la pasión que desde pequeña la acompañaba. De acuerdo a su relato, no tenía tiempo para mirar el cielo, ni para realizar ninguna otra actividad: “Trabajaba todo el día, encerrada en mi casa, que era mi oficina, tenía una colchoneta donde descansaba a ratos. Perdí el contacto con las personas, estaba casi perdiendo la capacidad de hablar”. ACERCANDO LAS ESTRELLAS A HIJUELAS María Paz manifestó que necesitaba escapar de Santiago. Fue en ese momento que recordó la casa de veraneo de sus padres, donde ella vacacionó varias veces, ubicada en la Comuna Capital de las Flores. Averiguó y se interiorizó sobre las ventajas de la zona, especialmente de sus cielos limpios. Por ello, dejó Santiago y se trasladó a Hijuelas, con la

idea de desarrollar un trabajo relacionado a la astronomía, su verdadero amor. Además, ya se había preparado asistiendo como oyente a la carrera de Física en la Universidad de Chile, como también participando de diversos programas acerca de divulgación científica, en la Universidad Católica y en Teleduc, y en diferentes congresos referentes al tema. En el 2008 se instaló definitivamente en Hijuelas. Intentó efectuar un negocio de turismo astronómico rural, como el que se desarrolla en La Serena, El Valle del Elqui y que actualmente se está implementando en Santiago. Sin embargo, no le resultó, lo que se tradujo en comenzar a idear nuevas formas de desplegar su conocimiento en la comuna. Su primer acercamiento fue realizado una noche de observación callejera, invitando a los vecinos a mirar las estrellas con su telescopio personal. En esa ocasión conoció a la madre de Felipe Schwartinsky Moraga, alumno del Liceo “Luis Laborda”, quien le aconsejó plantear en la municipalidad la posibilidad de hacer talleres de astronomía. La propuesta fue bien recibida por el Departamento de Educación Municipal local. De esta manera, junto al profesor de Ciencias, Francisco Fredes Campillay, inició el taller “Curioseando el Universo”, insertado en la unidad “La Tierra y el Universo”, desde Primer Año Básico hasta Cuarto Año Medio. La idea del taller, que ya es parte del programa educativo y que se desarrolla exSigue en página 4


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María Paz: la mujer que traspasa... clusivamente en el Liceo “Luis Laborda”, tiene como objetivo preparar a los alumnos como divulgadores científicos, que traspasen sus conocimientos a los estudiantes de los demás establecimientos de la zona.

GRAN TECNOLOGÍA Para llevar a cabo el trabajo, el taller realizado por María Paz ya cuenta con un laboratorio implementado con tecnología avanzada. Entre los materiales se encuentran tres telescopios:

un Newtoniano, para la observación de la luna, objetos de espacio profundo, como nebulosas; un Maksutov-Cassegrain, para observación planetaria y un Dobson, para observación profunda, de galaxias y estrellas. Además


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se cuenta con un binocular de 15x70 centímetros, para observar nebulosas y cúmulos de estrellas. Todo está avaluado en más de tres millones de pesos, lo que convierte a la comuna en pionera en este tipo de talleres. Según cuenta María Paz Cornejo Pérez, cada año se preparan diferentes grupos de jóvenes divulgadores. Actualmente, hay doce alumnos participando del taller, entre los que se encuentran Felipe Schwartinsky y David Tapia Aguilera. “Al igual que María Paz, desde pequeño que me gusta mirar el cielo, su belleza. La mayoría de la gente siempre mira el suelo, o hasta el horizonte, pero pocos estiran el cuello para mirar el cielo”, manifestó Felipe. Una opinión parecida tiene su compañero David, quien enfatizó que, “gracias al taller he aprendido cosas que antes no sabía, me ha servido para saber todo lo que hay en el cielo, y cómo funciona, es maravilloso”. Finalmente, María Paz revela que tiene una gran meta a largo plazo, al igual que el profesor Francisco Fredes y todos los alumnos de Hijuelas, que es construir e implementar un Observatorio Comunal en el sector de Las Palmas de Ocoa.

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Los alumnos participando de una observación nocturna en la comuna.

Uno de los pequeños divulgadores científicos realizando una charla para estudiantes de los establecimientos de la comuna.


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Fernando Guajardo: el profesor que inmortalizó las leyendas y cuentos de Cabildo Luego de

La cultura popular de cada zona siempre se ha caracterizado por nutrirse de costumbres, rasgos investigar por o historias, que con el pasar de los años han ido construyendo su décadas las propia identidad. En el caso de la comuna de Cabildo, en la Provinhistorias que cia de Petorca, distintos cuentos y leyendas sobre personajes típicos alguna vez las de esta ciudad o nuestro país, se han ido transmitiendo de generaabuelitas de esta ción en generación, de abuelos a nietos, sobrepasando los límicomuna narraron a tes de la fantasía o la ficción y tomando un lugar en la memoria de cada familia. sus nietos durante Pero ante la velocidad del desarrollo en el mundo moderno, la el invierno, se que consigo generalmente arrastra nuevos hábitos y modas, hubo un percató de que cabildano que sintió la necesidad de hacer tangible un patrimonio ante el avance del local, que sólo se encontraba vivo entre la oralidad rural. Se trata de mundo moderno Fernando Guajardo Zenteno, un profesor de educación básica, era necesario que luego de haber recorrido gran parte de Chile en su faceta escribirlas y de músico folclorista, en el año 1973 regresó a su ciudad natal transformarlas buscando nuevas fuentes de inspiración para sus canciones, en libros encontrándose con los cuentos y leyendas del Valle de Alicahue. “Cuando llegué por esta Felipe León Díaz zona, me introduje demasiado entre los faldeos cordilleranos y en ese tiempo se hablaba mucho de un camino del indio. Lo conocí, Su historia y escritos pero después en el año 1988, un El profesor Fernando Guajardo grupo de arqueónació el año 1953 y desde los inicios logos de la Univerde su carrera ha escrito cuatro libros sidad Católica dijo relacionados a las mágicas historias que este sendero de su ciudad natal: “Cuentos y leera un vestigio del yendas del Valle Alicahue” en 1999; Camino del Inca y “A orillas del brasero” el año 2001; que ellos habrían las novelas “De rieles y lloviznas” y pasado por esta “De Mariluna y Cordisol”, publicadas zona”, cuenta el el 2002 y el 2007, respectivamente. docente a “El ObAdemás, el docente es miembro de servador”.

por estos hombres, los que finalmente terminaron por matarlo”. Agrega que “al ver a su novio muerto, esta niña no paró de llorar en toda la noche, hasta que sus lágrimas formaron el Río Alicahue. También cuentan que ella comenzó a sufrir algunas transformaciones en su cuerpo, desde su cintura hacia abajo aparecieron escamas y finalmente se convirtió en una sirena que, desde ese día, recorrió el río por varias partes. Muchos dicen que la vieron e incluso, si uno viene de Cabildo hacia el interior, nos encontramos con el paso y el túnel La Sirena, porque dicen que en éste último la han visto sobre una roca, peinándose con un peine de oro y que hasta hoy mantiene la esperanza de que algún valiente campesino la pueda liberar de ese hechizo”. Sobre esta historia, el profesor explica que se fue enterando luego de realizar una extensa investigación que, junto a otros relatos, se atrevió a plasmar en el papel. “Desde 1973 hasta el 2000 estamos hablando de mucho tiempo. Fue un trabajo de más de 20 años que hice, para ir recopilando las leyendas e historias de esta zona, conversando con los abuelitos de esos años. Muchos de ellos ya desaparecieron, pero fueron entregándome esa oralidad tan exqui-

sita de acá y fue así como tuve la valentía de escribirla y que hoy en día siga tan presente a través de mi libro ‘Cuentos y Leyendas del Valle de Alicahue’, publicado en 1999”, comenta el escritor. EL DIABLO Y SUS CUATRO ESPÍRITUS Otra de las aristas que desarrolló en su primer libro este profesor, son los personajes que en más de una historia se presentan de distintas formas y se han vuelto los protagonistas de muchas leyendas y cuentos. Uno de estos es El Diablo, el que se puede materializar como un animal o un ser humano, pero siempre representa la maldad;está en contra de las leyes de Dios y de alguna forma busca contagiar a los seres humanos con sus malos hábitos, así como la oportunidad de llevarse alguno al infierno. “Se puede aparecer como un perro, un toro o un huaso bien vestido, que al sonreír muestra un diente de oro, con espuelas brillantes como el sol. El estribo y sus argollas son todas doradas, es muy bueno para bailar cueca y es muy dicharachero en las fiestas. ¿Para qué? Para engañar a las

personas y tratar de llevárselas a su reino y todo eso va incluido en este libro, en que se plasman algunos cuentos donde El Diablo aparece de estas formas”, relata Guajardo. Añade que “sin embargo, este personaje sólo puede estar en la tierra hasta la medianoche, porque si no, se hincha y explota. Pero la interrogante es, si el diablo sólo está hasta esa hora, ¿por qué siguen apareciendo cosas?. Eso fue parte de mi investigación y allí me encontré que aquí hay cuatro seres nocturnos: uno es ‘El Tue-tué’ o ‘Chonchón’, que son los espíritus de los brujos que vuelan por las noches; ‘La Cuca’, que emite un grito parecido al de una mula, pero que proviene del cielo; ‘La Lola’, que es cuando uno escucha que lo llaman y se da cuenta que no hay nadie y la última es ‘La Llorona’, el llanto de una mujer que irrumpe durante la noche”. Investigando sobre estos personajes, el profesor cuenta que en muchas ocasiones estas leyendas y cuentos llegan a mezclarse con la realidad y que más de una vez ha conocido gente que asegura haber visto a estos espíritus, como también él mismo ha tenido algunas experiencias personales al respecto. “No sé si es una autosugestión, pero después de tanto tiem-

la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), socio de la Agrupación Literaria Regional (ALIRE) e Integrante del Círculo Artístico y Literario de la ciudad de Cabildo.

LA SIRENA DEL RÍO ALICAHUE De esta forma, Guajardo conoció su primera leyenda, una de las más conocidas de Cabildo: “La sirena del río Alicahue”. Según relata el profesor, “resulta que por ese camino, en un momento bajaron unos indios cobradores de impuestos. Aquí la gente ya los conocía, les entregaron sus riquezas de esos años, como la lana y el charqui y cuando estos indios regresaban a sus tierras, se encontraron con una niña que estaba pastoreando. Trataron de llevársela a la fuerza y justo apareció su amado, quien al tratar de socorrerla, fue golpeado

Fernando Guajardo Zenteno, profesor y folclorista de Cabildo, recopilador de las leyendas y tradiciones de los campos de esta comuna.

po, uno como escritor termina por creer que estas historias son ciertas. Así como actualmente por Internet puede ver fotografías de hadas y otras cosas, tal vez estos seres existen o en alguna época existieron, porque en este mundo tan maravilloso todo puede ser cierto. Además, yo también he escuchado dos veces el llanto de ‘La Llorona’ aquí en el sector de Bartolillo, al igual que en el río escuché el sonido de la mula en el cielo, entonces también he pasado por esas cosas”, narra el escritor. EL APEGO A LAS CREENCIAS Fernando Guajardo cree que la raíz de gran parte de las historias y cuentos de Cabildo tiene relación con la vida de las personas en esta comuna años atrás. “En las décadas de los 50 ó 60, la gente era muy apegada a estas creencias, todavía no existía la televisión y había luz eléctrica en muy pocas partes. Aún había una sola calle -la avenida Humeres- y las otras eran de tierra, con algunas casas salpicadas bien lejos. En ese contexto, la abuelita se juntaba con los niños en el invierno para capear el frío a orillas del brasero y contaba todas estas cosas”, explica el profesor. Para este escritor cabildano, ese tipo de instancias que se daban en esos años, tanto en la comuna, como en el país en general, han ido desapareciendo. “La gente en esos años estaba metida en todas estas historias que son exquisitas, pero actualmente los niños conversan muy poco con sus abuelitas. Ven a estas personas como un ser dejado de lado, pero antes no era así, se les respetaba, esas cosas eran valores, pero ahora cuesta que los abuelitos les cuenten algo a sus nietos, porque hay otras diversiones, que prácticamente han destruido estas cosas”, relata Guajardo. Estas razones llevaron a que el docente decidiera escribir los cuentos y leyendas de su ciudad, al igual que cómo contarlas a otros niños, especialmente a sus alumnos. Según Fernando Guajardo, “todo esto lo hago porque siento que se está perdiendo y como estas historias son parte de la oralidad, al final, en este mundo globalizado y tecnológico, me di cuenta de que podían desaparecer. Ahí nació mi objetivo de rescatar y plasmar estos relatos para que nunca se olviden, por eso hay que seguir escribiendo y salvar este tipo de patrimonios, que no son de uno, sino de la gente”.


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“La Santa Jibia”, único alimento de la pesca artesanal de Quintero Diversos factores hacen que esta especie de calamar sea el único recurso de extracción masiva en las cuatro caletas. Los pescadores temen que el producto escasee y con ello también desaparezca la pesca artesanal Katherine Escalona Mancilla

Hace más de 4 años que los productos en el mar de Quintero han ido paulatinamente desapareciendo, a causa de diversos factores. El más importante de ellos es, sin duda, la contaminación de las costas, que ha impedido la extracción de mariscos, la práctica del buceo y la pesca con red. La desesperanza se apoderó entonces de miles de hombres de mar quinteranos. La situación se arrastró todo este tiempo, sin embargo, en forma inesperada llegó hasta las costas de Quintero un nuevo producto del mar, la jibia, que se transformó en la nueva esperanza para muchos pescadores, que ahora están dedicados completamente a su pesca, por ser el único producto de extracción masiva de la zona y que tiene una amplia comercialización. Al ver esta nueva alternativa de extracción, surgió una nueva expectativa para muchos pescadores, quienes veían cómo poco a poco su oficio de toda la vida se iba apagando. La jibia, la “Santa Jibia”, como ellos mismos la denominaron, apareció en las costas quinteranas de manera masiva como un gran depredador, lo que terminó convirtiéndola en el único alimento a extraer del mar. Su pesca es arriesgada y estos hombres han tenido que invertir en maquinaria para poder salir de nuevo a la mar. Además, deben utilizar la fuerza, por el considerable peso que el calamar gigante tiene. En Quintero hay cuatro caletas: El Papagayo, El Embarcadero, El Manzano y Loncura. En estas zonas de extracción de jibia, los pescadores salen al mar tres veces a la semana, dependiendo de la situación climática, principalmente del viento y las marejadas. Luego, la mayoría de ellos permanece en tierra por un periodo de 15 días, aproximadamente, debido a las condiciones de pesca de esta especie. Entonces, es ahí cuando el negocio se vuelve poco rentable, considerando que lo que ganan en tres días, lo deben extender para los próximos que estarán en tierra. ¿Los costos e inversiones? La mayoría de ellos vende sus productos a mayoristas, que previamente hacen el pedido, además de pequeños comerciantes. La ganancia no es mucha, actualmente el kilo de jibia está a 120 pesos, pero hay que considerar que su extracción depende del tipo de embarcación y cuánto esté solicitado, por lo que a diario se pueden hacer 30 mil pesos o incluso más. Al existir cuatro caletas en Quintero, quisimos ver la realidad de cada una de ellas y cuál ha sido la trascendencia de la jibia en su

dió que “ojalá perdure en los tiempos y no entren los barcos, porque sino, se pierde todo”

Pescadores y embarcaciones de caleta El Papagayo.

trabajo, su gran historia, fortalezas, debilidades y miedos que genera. EL PAPAGAYO La caleta El Papagayo nació en 1950, en el sector de La Virgen. En un comienzo era denominada El Fondeadero y constituía el lugar donde se trabajaba a remo en la extracción del congrio colorado. También era un sector apto para pescar con red, por lo que se movilizaron y en 1968 nació como tal la caleta El Papagayo, que actualmente tiene 38 socios activos. Uno de los más antiguos en el oficio de la pesca en este lugar es Jaime Fernández, quien -motivado por su padre- se convirtió en un hombre de mar. “Antes acá era otra cosa, se trabajaban diversos productos, se buceaba en marisco, había merluza, sardinas y ahora no hay prácticamente nada, sólo tenemos la jibia para ir a pescar”, relató.

Corrobora su visión Miguel Valencia, presidente de la Caleta El Papagayo, quien afirmó que “todo el producto ha muerto por causa de la contaminación. Después que la cosa se complicó, nos tiramos a la merluza, pero no fue rentable y ahora hace dos años que estamos trabajando en la jibia”. La situación de pesca se tornó tan caótica, que los trabajadores no salían al mar porque era una pérdida de tiempo. Fue ahí cuando el Gobierno los ayudó con una pequeña subvención de 120 mil pesos mensuales, pero la situación no dio abasto, ya que la mayoría de las familias son numerosas y el dinero no alcanzaba. Muchos incursionaron en otros oficios para complementar su trabajo. En conversación con los pescadores surgió la interrogante de cuánto tiempo será la época dorada de la jibia. La mayoría se quedó en silencio y su presidente respon-

EN EL MANZANO La caleta El Manzano es la que tiene mayor infraestructura en Quintero y recibe también a los pescadores de Loncura, quienes llegan ahí a descargar su jibia. Existe por más de 40 años y actualmente tiene 48 socios activos, sin embargo, abre las puertas a otros trabajadores no sindicados, aumentando su población considerablemente a más de 70 trabajadores. Gerardo Muñoz Cordero, presidente de la Asociación de Pescadores de la caleta El Manzano, dijo que “este año ha sido cuando más se ha hecho extracción de jibia”. La cantidad de dinero que generan con la pesca de esta variedad depende de la cantidad productiva que dé la embarcación, por lo que se organizan si un mayorista les pide cierta cantidad. En El Manzano también hay tres jornadas que los pescadores salen a trabajar, en los que pueden lograr diariamente de 30 a 70 mil pesos, dinero que se debe cuidar para los próximos días que estarán en tierra. Así explica el dirigente, quien detalla que “se debe considerar que el pescador no sale todos los días. Hay dos semanas que quedan sin trabajar, entonces, en el mes nos hacemos un sueldo aproximado entre 180 a 200 mil

pesos, el que debe complementar con otro oficio”. El problema se incrementa porque, como comentó Gerardo, aparte de no existir otro recurso, se ven limitados porque las empresas les quitaron territorio marítimo y hay zonas de fondeo que son para embarcaciones mayores. “Antes la mar era más productiva. En la zona podíamos tener merluza, marisco, que ahora hay, pero están contaminados, jurel, sardina o anchoveta. Pero ahora tenemos la jibia”, puntualizó. CALETA LONCURA En Loncura la pesca artesanal se ha desarrollado desde hace más de un siglo. En 1904 apareció el primer lugar para pescar, pero recién el 2003 los pescadores pudieron contar con una edificación para desarrollar esta labor. Acompañados por San Pedro, quien extiende sus brazos hacia el mar, los pescadores aún conservan la esperanza y agradecen tener la jibia como producto para su comercialización. Como su localidad es pequeña, en la pesca de jibia tienen que ir a la caleta El Manzano para desembarcar y hacer los pesajes correspondientes, pero los pescadores de Loncura se hacen cargo de sus propios negocios. Actualmente tienen 24 socios activos, entre los que se cuentan tres mujeres, que al igual que los hombres, salen a alta mar con sus botes, cuando el tiempo se los permite. Marcelo Bernal, presidente de Sigue en página 8


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“La Santa Jibia”, único alimento... los pescadores de Loncura, declaró que “la jibia es el único producto que está rentable y en plenitud, es el único depredador vigente. No hay otro”. La tónica se repite en toda la costa. No hay mariscos debido a la contaminación y la sobreexplotación ha terminado con un número considerable de especies. El miedo permanente es que “mientras más se extrae, a la larga se acaba. Si no estuviera la jibia, de cien personas que trabajan en la pesca, habría solamente veinte. El impacto es grande y el trabajo disminuye considerablemente. El oficio de la pesca puede llegar a ser una leyenda acá”, manifestó.

EL EMBARCADERO La caleta El Embarcadero existe en la localidad desde 1928. Desde entonces en el sector se ha

practicado la pesca artesanal de manera formal, llegando a contar con una gran cantidad de buzos y mariscadores, hasta convertirse

La “Santa Jibia”, calamar que mantiene viva la pesca artesanal de Quintero.


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en lo que es hoy. Con 45 socios activos, hoy recibe a más de 142 pescadores que van al recinto para desarrollar la pesca de jibia. La caleta El Embarcadero destaca por sus grandes volúmenes de extracción del producto, que el año pasado alcanzó a mil 425 toneladas y actualmente -en nueve meses del 2011- ya ha superado esa cifra, con 1437 toneladas de jibia, comercializada a grandes proveedores y también a pequeños vendedores. Al igual que las otras caletas, este lugar tuvo un tiempo dorado de extracción de diferentes especies, época que finalizó por las complejidades que ya se han dado a conocer. Luis Ureta, presidente de la caleta El Embarcadero, acentuó la importancia de la jibia para la vida de los trabajadores artesanales de la zona. “En este momento estamos comiendo y viviendo por este recurso. Hasta el momento nos ha dado buenos ingresos, nos saca del apuro de tener algo de qué vivir”, señaló. Además, destacó el comercio integral que se ha desarrollado en la zona gracias a la jibia, que no sólo trae dinero para los pescadores, sino también para los tripulantes de botes, los cargadores, los vendedores, los transportistas, los vendedores de hielo y el comercio local.

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Foto del recuerdo de la caleta El Embarcadero, que da cuenta de su época dorada de extracción.

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Daniel de la Vega Uribe, el poeta enamorado de la Ciudad del Sol Autor quilpueíno ha sido el único galardonado con los premios nacionales de Literatura, Periodismo y Teatro Raquel Concha Prado

En 1914 el escritor y poeta iniciaba su labor teatral.

En su periodo más bohemio en Santiago, fue retratado por el caricaturista CHAO.

“Señor, no está conmigo. Tu mano me lo debe. Anda distante por el mundo y, ¡es mío! Señor, si él te lo pide, enfríale la nieve, párale el sol y tuércele la carrera del río.” Estrofa de “Súplica por el hijo ausente”, de Daniel de la Vega.

Hace unos 25 años me fueron a buscar al colegio “Daniel de la Vega” -actual “Poeta Daniel de la Vega”- para ayudar a construir la “Historia de Quilpué”, junto a don Roberto Troncoso Narváez. Era imposible entonces, como lo es ahora, no destacar a este gran escritor quilpueíno y único que obtuvo los tres premios nacionales más importantes: los de Literatura, Periodismo y Teatro. Dónde nació y vivió, sus familiares, amistades y amores fueron revelados en esa ocasión por sus hijos Silvandira y Ramiro, que asistieron a uno de los aniversarios del colegio que lleva su nombre. Silvandira de la Vega de Fanta describió entonces el cuadro a principios de siglo que enmarcaría la vida de este fecundo escritor. Literaria y artísticamente, este poeta bohemio se destacó. Con su brillante personalidad y gran ingenio, ganó la simpatía de los críticos y del público. Zig-Zag lo consagró como “el poeta más popular de Chile”. Escribió más de cuarenta libros y cultivó todos los géneros literarios. La crónica era su predilecta. De ella diría que “todo lo abarca y resulta inagotable”. Según él, “gastamos la vida en buscar en el exterior lo que llevamos dentro. Toda la proeza consiste en ser los descubridores de nosotros mismos”. Nació un 30 de junio de 1892, en la Ciudad del Sol. Su hogar fue una casona que se ubicaba en calle Los Carrera con Portales -donde actualmente se encuentra la Galería El Sol- que posterior a 1958 fue demolida. Sus padres fueron Daniel de la Vega Bravo y Agustina Uribe Valencia. Tenía dos hermanas: Agustina, mayor que él y María Eugenia, menor. Sus abuelos paternos eran campesinos llegados de Asturias, en España y tenían una ferretería en Valparaíso, oficio de comerciante que heredó su padre. Sus abuelos maternos son desconocidos, pero se supone que su abuela fue Petronila Valencia, quien donó el terreno donde se construyó la Iglesia Parroquial de Quilpué. “Oda al mar” fue el título de su primer poema, que escribió con tan sólo seis años. Luego comenzó a enviar sus trabajos a la editorial Zig-Zag, en Santiago, hasta donde emigró a la edad de 17 años. En sus diarios de vida, el escritor relata sabrosas crónicas sobre sus andanzas entre Villa Alemana y Quilpué. Los paseos en carreta a sus tiernos once años con su tío

Daniel de la Vega Uribe, escritor quilpueíno galardonado con los tres premios nacionales.

Salvador Valencia; los partidos de fútbol a comienzos del siglo XX; las primeras exhibiciones cinematográficas y otras de carácter histórico, podemos encontrarlas en sus “Confesiones imperdonables”. Esta obra fue apareciendo en el transcurso de los años 1962 y 1966. Está compuesta por cuatro volúmenes y da cuenta de su prosa natural, hilarante, clara e irónica. Fue escrita en el transcurso de cuarenta años, mientras algunos medios capitalinos formaban parte de su vida profesional. Raúl Silva Castro diría sobre sus obras que “su reino es el de la gracia alada, algo irónica, sutilmente imprevista, en el que las sugerencias propias del poeta se mezclan con los acentos doctrinales del predicador, todo ello asordinado en tono menor, con extrema delicadeza de rasgos”. Así era Daniel de la Vega, fresco y sutil. Orillando las anécdotas, la descripción de lo cotidiano, de lo cercano, siempre recordando su querido Quilpué, como podemos observar en sus obras “Memorias de un chiquillo de provincia”, “Caín, Abel y una mujer” y en sus poemas “Los momentos” y “Las montañas ardientes”, influidas por el modernismo reflejado en la métrica de sus composiciones. Pero esta veta venía desde pequeño, desde los empedrados caminos y paisajes quilpueínos de principios del siglo XX. Recuerdo haber husmeado en sus diarios de vida, con el permiso de su hija, Silvandira. Su primer cuaderno estilaba de esta forma “16 años, 6 de septiembre de 1908. Por fin hoy es el primer día de las anheladas vacaciones del 18. Esta mañana, al salir de mi casa, me encontré con C.F. y fuimos a Villa Alemana a pie, fue una caminata bastante pesada porque hacía mucho calor. En la cantina de un hotel del pueblo me encontré con varios compañeros

que habían ido en bicicleta. En la tarde asistí al casamiento de la H.P. con V.R. en la iglesia parroquial. Después me fui a jugar un match de foot-ball por el Quilpué P.B.C. contra el American T.B.C. y ganamos cinco goles contra uno”. SUS GRANDES AMORES Su primer amor fue su prima, Eileen Hall de la Vega, también quilpueína, quien falleció en 1917. Luego, en Santiago, conoce a Rebeca Retes, con quien contrae matrimonio y es padre de tres hijos: Rebeca, Daniel y Ramiro, este último, destacado periodista. Luego se enamora de Silvandira Navarrete Herrera, en la Biblioteca Nacional, con quien tiene a su hija Silvandira. Su tercer amor fue Georgina Letelier, cuyos frutos fueron Ximena y Rodrigo, famoso astrónomo. Autodidacta, Daniel de la Vega no tuvo estudios universitarios. Tampoco existía en la época una escuela de Periodismo. Cuando pequeño, estudió en el Colegio Alemán de Quilpué y luego, en el Seminario de los Sagrados Corazones, donde no alcanzó a terminar la secundaria. En el 75° aniversario del Instituto Alemán de Quilpué (1969), Julio Segundo Fonk Andersen, nieto del científico, arqueólogo y médico, doctor Francisco Fonk Foveaux y por esa época alumno egresado del plantel, recordaba así a sus compañeros: “Había alumnos internos y externos. Entre mis compañeros de esos años, recuerdo, entre muchos, a Daniel de la Vega, Emilio De Veer, Luis y Carlos Rodríguez, David, Carlos y Alfredo Valencia, Alberto Lubet Vergara, José María y Abel Brito, René Paye, Alejandro Alfaro, Juan y Federico Hepp, Blanca Hurtado, Eduardo y Alicia Titus, Blanca Hurtado, Eduardo, mis hermanos Ricardo y Roberto”.

Ilustración de la casona donde vivió su infancia el poeta, en Los Carrera con Portales, pleno centro actual de Quilpué.

Todos ellos dejaron una hella, tenían la misma formación y Daniel era el más grande. De él, Julio contaba las exigencias que le hacía a don Rudolph Frank en Ciencias Matemáticas, de las que no era adepto y de los clásicos “torpedos” que lanzaba a sus compañeras con inspirados versos de amor. “La luz del diario anarquista”, del cual Daniel escribió a mano 10 ejemplares, le costó un castigo que consistió en escribir copias en alemán, después de que uno fue a caer a las manos de Frank, su profesor. EQUILIBRADO Y SOÑADOR Daniel de la Vega jamás le dio importancia al dinero o a los bienes materiales. Nunca pasó por períodos económicos críticos, era

De la Vega en la época de su romanticismo literario.

más bien un hombre equilibrado. La única vez que salió del país fue en 1953, como agregado cultural a la embajada de España. Jamás dejaba su pipa, era malo para el alcohol y por un tiempo fumó puro. Amaba escribir. Diariamente hacía una crónica llamada “Hoy” en Las Últimas Noticias. Silvandira, su hija, relataba que en una ocasión debió viajar a Argentina. Su padre le dijo que si él moría mientras ella estaba afuera, no se afligiera porque él había sido feliz, un hombre realizado en todos los aspectos de la vida y en todo lo que se había propuesto. Estando su hija en el país vecino, Daniel de la Vega falleció en Santiago, un 29 de julio de 1971. El homenaje más importante que hasta el momento este insigne poeta ha recibido, es que un colegio de nuestra comuna lleve su nombre. Este establecimiento está cumpliendo 30 años, los que celebrará con un concurso literario. Que en ese mismo escenario que fue testigo de la emoción de dos de los hijos de Daniel de la Vega años atrás, al oír de boca de niños los poemas que su padre regaló al mundo literario, del periodismo y del teatro, pueda renacer el amor por la pluma y las letras.

Obras editadas 1911 “Al calor del terruño” (versos) 1915 “El bordado inconcluso” (teatro) 1916 “La música que pasa” (versos) 1916 “Cielo de provincia” (cuentos) 1917 “Nuestra vida vulgar” (prosa) 1917 “Caridad” (versos) 1918 “Los momentos” (versos) 1919 “Las palabras de Gaspar Max” 1919 “Las montañas ardientes” (versos) 1920 “La luna enemiga” 1921 Revista mensual 1922 “Los horizontes” (versos) 1924 “Un año de inquietud” (versos y prosa) 1925 “Calumnias” (crónicas) 1926 “Las mejores poesías” (selección) 1926 “Manzana prohibida” (crónica) 1927 “Memorias de un chiquillo de provincia” 1927 “Las instantáneas” (crónica) 1927 “Andanzas de un cronista de teatro” (crónica) 1929 “Viento sur” (viajes) 1930 “Sus mejores poemas” 1931 “Luz de candilejas” (crónicas de teatro)

1931 “Gente solitaria” (comedia) 1931 “Tres monólogos” (poemas) 1931 “Una selección filosófica” (ensayo) 1932 “Holz, Melantuche y otros amigos” (crónicas) 1932 “Talagante” (versos) 1934 “Caín, Abel y una mujer” (novela) 1934 “Romancero” (versos) 1935 “La muchedumbre ahora es triste” (cuento) 1935 “Marta Lerrou y otras amigas” (cuento) 1936 “La Quintrala” (cuento) 1938 “El amor eterno dura tres meses” 1939 “Miércoles de ceniza” (poemas) 1939 “Reino de angustias” (poemas) 1940 ”La sonrisa con lágrimas” (cuento) 1942 “Mansión desvanecida” (poema) 1945 “La universidad de ojos pardos” (comedia) 1946 “El caballero cumple” (comedia) 1949 “Fogata de danzas” (crónicas) 1958 “Dramatis personae” (apuntes filosóficos) 1962 “Confesiones imperdonables” (1ª serie) 1963 “Confesiones imperdonables” (2ª serie)


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Olmué capturado en un disparo… el de la cámara de sus propios niños Un niño, una cámara… y una particular mirada de la realidad. Así de íntimo es el lenguaje fotográfico y así de múltiples son las formas de comunicar a través de este arte audiovisual. “Es un momento de libertad” dicen, a sus once años de edad en promedio, los protagonistas al capturar su entorno en un disparo de sus cámaras, para dar vida al gran álbum fotográfico de Olmué Paula Aguirre Correa

Una cámara fotográfica puede transformarse en un verdadero “objeto del deseo” para muchos niños y niñas. Por lo general, no es de los artefactos que los adultos entreguemos con libertad a estas mentes inquietas y curiosas, sin embargo, han crecido en una sociedad donde el lenguaje audiovisual ejerce su hegemonía y en donde el juego de comunicarse, bajo estos códigos, puede tener sorprendentes resultados. Así lo entendieron Rodrigo Ogalde-Hoyos, realizador audiovisual y fotógrafo y la diseñadora Paola Valencia, radicados hace cuatro años en Quebrada de Alvarado. Juntos apostaron al entusiasmo y ganas de expresión de las niñas y niños, les enseñaron el lenguaje fotográfico y a partir de ese conocimiento, los dejaron explorar y comunicar. Desde marzo del presente año dieron inicio al Taller de Fotografía Digital y Diaporama “Fotografiando nuestra identidad”, proyecto financiado por el Fondart Regional y que en una primera etapa se dividió en seis exitosos cursos, tres de ellos en la comuna huasa. Niños de Quebrada de Alvarado junto a jóvenes y adultos mayores de Olmué centro fueron los convocados. Además, se realizaron dos talleres en Quillota y uno en Villa Alemana. NIÑOS PERMEABLES Los únicos participantes infantiles en esta primera etapa del proyecto han sido un grupo de alumnos de la Escuela de Quebrada de Alvarado, quienes -al igual que el resto de los talleres- han ido aprendiendo el arte fotográfico y a través de él han buscado rescatar su particular entorno e identidad. “En la primera clase llevamos una cámara oscura, un artilugio de cartón, el principio básico de todas las cámaras y ahí los niños experimentaron cómo se forma una imagen en cualquier cámara. Después vamos trabajando temas específicos como macrofotografía, retrato, blanco y negro…”, cuenta Rodrigo, ejecutor del taller. Con los niños, la barrera tecnológica no existe o demora muy poco en desaparecer. “Son súper permeables y aprenden muy rápido el uso de la cámara, no así los adultos mayores, que tienen otra dinámica. En los niños aplicamos el concepto de ‘aprender haciendo’. Se explica un concepto y lo aplican en la práctica; salen a realizar las fotos y adquieren el conocimiento, donde el tema lúdico es muy importante”. Para este realizador, la propuesta del proyecto fue siempre trabajar -especialmente con los

te efectiva. “Veo mucho entusiasmo en los niños, veo que mejora la disciplina y los resultados, los trabajos que han logrado hacer son hermosos, sobre todo porque tienen la capacidad de rescatar con sus miradas nuestro entorno”, comentó el docente.

Una experiencia inolvidable fue exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes, durante la celebración del Día del Niño.

niños- en sectores vulnerables, que no tienen la posibilidad de acceder a este tipo de talleres. “Por eso, adquirimos cámaras compactas, de buena calidad, que son las que usan los niños durante las clases”, explica. Y como en esta etapa del taller se les enseña a realizar sus propios diaporamas, narraciones audiovisuales de imagen y sonido, se llevaron las cámaras hasta sus hogares, para realizar un trabajo de fotografía documental sobre cómo se celebran las Fiestas Patrias en familia y en la comunidad.

“Nos encanta sacar fotografías y en mi caso quiero fotografiar como un profesional. Es como liberarse, porque tenemos la posibilidad de tomar fotografías de lo que nos gusta o nos llama la atención”, señaló Alonso Miranda, alumno de quinto básico de la escuela de Quebrada de Alvarado e integrante del taller. Ellos ya saben que la creatividad, la mirada que ellos tengan de su entorno, es lo que le da valor al arte fotográfico. “Salimos a terreno. Nos han enseñado a hacer diaporamas, que es como hacer una película. Es bacán”, dice Maxi-

Integrantes del taller de fotografía digital, en Quebrada de Alvarado.

miliano Mancilla, de quinto básico. “La fotografía, a diferencia de otras artes audiovisuales como el cine, es un trabajo más personal. Es el fotógrafo, su cámara y con ello, su medio de expresión, siendo éste un proceso paulatino. Los niños primero aprenden a mirar con la cámara, a comunicar con la cámara y luego uno ya se va dando cuenta cómo cada uno de ellos tiene una forma particular de mirar y eso es lo interesante. Hay niños que se van más por el retrato, otros por el paisaje, pero están reflejando inmediatamente la realidad. Fotografiar una montaña de Quebrada de Alvarado con un paisaje es identidad. Fotografiar a un vecino, es rescatar la identidad, porque al final la fotografía va a trascender”, se maravilla el maestro. “Me gusta fotografiar a mis amigos, a vecinos, es muy entretenido” cuenta otra integrante del taller, Canela Guerra, de séptimo año. Un entusiasmo que rescata también el director de la escuela, Williams Rodríguez, quien califica esta iniciativa como tremendamen-

EXPONIENDO EN EL BELLAS ARTES Una de las experiencias más enriquecedoras desarrolladas en el marco de este taller de fotografía digital fue la impresión que dejaron sus niñas y niños, junto a sus fotografías, nada menos que en el Museo Nacional de Bellas Artes. Este importante centro cultural realizó una convocatoria nacional, seleccionando cien fotografías provenientes de todo el país. De estas cien, catorce eran de Quebrada de Alvarado, obras de los integrantes del taller. Fue el resultado de un día en terreno, caminando entre las calles, caminos y paisajes de la localidad, recorrido que iba siendo capturado por las cámaras fotográficas de los niños. Uno de ellos sacó unas fotos hermosas de los hornos de barro del restaurante “El Rústico”, otros fotografiaron la medialuna o a las señoras que venden pebre en un carrito. Las catorce fueron seleccionadas y expuestas en el Museo Nacional de Bellas Artes. Viajaron a Santiago el mismo Día del Niño, les entregaron un diploma y un regalo de manos del director del Museo y lo mejor, vieron sus fotos exhibidas en el lugar para exponer más importante de todo el país. Una experiencia que para sus profesores Rodrigo Ogalde-Hoyos y Paola Valencia fue inolvidable. “El área educativa del Museo también nos dio un reconocimiento como taller, por la labor que estamos realizando y ahí comentábamos que la mirada del niño que vive en un entorno rural es muy distinta a la del niño de la ciudad. Tienen otra forma de mirar, por el entorno en el que creSigue en página 12


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Olmué capturado en un... cen y los chicos estaban súper orgullosos. La mayoría nunca había ido a un museo, algunos nunca habían ido a Santiago y ver una fotografía de ellos en ese contexto, rodeados de esculturas, en la nave central del Museo… fue increíble”. GRAN ÁLBUM FAMILIAR No sólo los niños se convierten en protagonistas de su entorno, también se genera todo un proceso de integración. Los niños están constantemente hablando con sus

padres y sus familias de fotografía, les piden posar para algunas de sus tareas y de seguro participaron en sus diaporamas dieciocheros. “El tema de la integración está planteado en el proyecto. El niño le dice a su papá ‘te voy a sacar un retrato para una tarea’. Ese mero hecho ya involucra al retratado. Luego viene un segundo nivel, de las personas que visitan la exposición y logran reconocer las imágenes” y según el

En el museo, algunas de las fotografías expuestas, y a un costado, la integrante del taller Canela Guerra junto al director del Bellas Artes, Milan Ivelic.

realizador audiovisual, todo eso genera identidad. En los otros grupos etáreos hubo una excelente convocatoria y resultados también. “Los adultos mayo-

res estaban muy motivados, iban a todas las clases, hicieron muy buenos trabajos. Ellos tienen una mirada distinta. Es una mirada más contemplativa, menos documental de la acción, como la tienen los jóvenes y los niños. Los jóvenes también hicieron buenos diaporamas, trabajos muy interesantes y la gente que fue a la exposición reconocía en aquellas imágenes a las personas y los lugares. Así se crea ese vínculo de identidad, es como un gran álbum familiar de la comuna”, cuenta el olmueíno. Precisamente, uno de los proyectos que están trabajando para el próximo año es la edición de un libro. Hay muchos trabajos editados, pero el 99 por ciento son libros autorales. “Nosotros queremos hacer un libro como un álbum familiar, que aparezcan las fotografías de todos los alumnos, para dejar algo tangible”, confesó el destacado fotógrafo. Pero los talleres, al menos el de los niños, podrían seguir el próximo año y de hecho la Escuela de Quebrada de Alvarado analiza la posibilidad de instaurarlo dentro de sus actividades de libre elección. “Los niños nos preguntan ‘y el otro año qué vamos a hacer’. Nosotros adquirimos doce cámaras y en el proyecto planteamos que al final las vamos a regalar a los mejores alumnos y lo vamos a enfocar en los dos talleres de niños que tenemos, en Quebrada Alvarado y Limache, que se inicia ahora”, confiesa Rodrigo Ogalde-Hoyos, para alegría de los integrantes de su taller. “Es una manera de entregarles la herramienta y que puedan seguir cultivando este arte. Nos encantaría seguir en un proyecto educacional, porque soy un convencido que el colegio, así como enseña a leer y a escribir, debe-

Sesión de fotos de los niños del taller

ría enseñar a leer y a escribir en imágenes, enseñar el lenguaje audiovisual, que es el lenguaje que genera la realidad hoy en día. Si la gente aprende a escribir en ese medio, va a aprender a descifrar los mensajes que están llegando y lo más importante, va a poder generar sus propios mensajes”, dice. Otros objetivos transversales se cultivan también a través de este tipo de talleres, como el valor de la responsabilidad. Según cuenta Rodrigo, “éste es un taller de libre elección y nadie obliga al niño a asistir. Deben cumplir además con las tareas, se trabajan dinámicas en equipo y hay conceptos de las mismas asignaturas que se aplican. Hay muchos conceptos matemáticos dentro de la fotografía”. Para el taller de fotografía digital, si bien la adquisición de la técnica es un aspecto central, mucho más importante es que expandan su mente. Para Rodrigo OgaldeHoyos, “la idea es que tengan una visión crítica de la realidad, que se hagan preguntas. Siempre hablamos con los niños que es muy importante la creatividad y que ésta se cultiva siendo curiosos. La persona que se hace preguntas va a ir un paso más allá, para buscar soluciones innovadoras”.

Rodrigo Ogalde-Hoyos y Paola Valencia, en una fotografía captada por uno de sus alumnos.

Patiperros se radican en Olmué Originario de Chuquicamata, Rodrigo Ogalde-Hoyos ha sido bastante “patiperro” en su vida, radicándose en ciudades como Calama, Santiago, Viña del Mar, Valparaíso, Bruselas (Bélgica) y Caracas (Venezuela), hasta llegar al valle de Limache y Olmué hace cuatro años. Es gestor cultural independiente, fotógrafo y comunicador audiovisual con mención en cine, con especialización de cámara y dirección de fotografía en el Institut des Arts de Diffusion, en Lovaina, Bélgica. Ganó una beca en este país como parte del proyecto “5 por 5”, en el que seleccionan cinco realizadores, uno por cada continente, siendo Rodrigo el representante de América. “La idea era estar cinco semanas y hacer un documental, se hizo, se pasó muy bien y al recontactarme con amigos, me invitan a un proyecto documental en Venezuela” comentó. En el país caribeño, al que llegó por dos meses a trabajar, se quedó poco más de dos años. Ahí conoció a la diseñadora Paola Valencia, su señora, de padres colombianos, nacida en Francia, y que entonces vivía en Venezuela. En Quebrada de Alvarado, crearon su Oficina de Diseño y Gestión Cultural Kambbur, con una interesante actividad cultural en el área del diseño y de la gestión y que les ha servido de apoyo para realizar los talleres de fotografía.



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Eduardo Chacana: el profesor de música que ha sido como un padre para sus alumnas - cantantes Es el director de los grupos “Melodía Juvenil” y “Alborada”, del Colegio Inglés Pasionistas de Limache, proyectos que se niega a dejar después de casi 40 años de trabajo Fernanda Rubio Gadaleta

Eduardo Chacana Marín es profesor normalista de Educación Musical. Estudió en el Colegio Bernardo O’Higgins de Viña del Mar y, de esa época infantil, recuerda con cariño que en sexto año básico le regalaron una armónica. Él mismo cuenta que ese regalo marcó su vida para siempre, convirtiéndose en uno de los maestros más conocidos en la formación de agrupaciones vocales en Limache. Con su armónica comenzó a tocar música del Oeste estadounidense, siendo el primer paso para abrir la curiosidad musical, que fue creciendo, hasta formar el primer grupo de su vida: “First Years Rock”. Desde ahí, no abandonó más la música. Cuando salió del colegio, las semillas del conjunto se propagaron por la provincia, creando en Limache “Los Sigmas”, grupo donde el docente participó en compañía de otros cuatro colegas. “Al grupo le iba bien. Nos pagaban por presentación, pero, por un tema económico, decidí dedicarme exclusivamente a la docencia y dejar de lado el conjunto”, recuerda. 39 AÑOS DE MUSICA ESCOLAR En el año 1972 entró a hacer clases al Colegio de Las Religiosas Pasionista de Limache (actual Colegio Inglés Pasionistas). Al hacerlo, se encontró con la situación de que no existía un grupo musical para los actos oficiales del establecimiento, situación que lo motivó a realizar una propuesta a la directora de la época, Sister Eliana, de reunir a integrantes de la comunidad escolar con talento para la música. Fue así como, en el año 1974, nació el primer conjunto musical del colegio, bautizándolo con el nombre de “Melodía Juvenil”. Lo llamativo es que ya se ha conver-

Al ser consultado en torno a qué va pasar con la permanencia del conjunto una vez que se retire, confiesa que aquello que lo mantiene en el Colegio es la tristeza de dejar a sus “hijas”, una vez que tome la decisión de marchar. Ya tiene 68 años, está algo cansado, pero esta misión lo mantiene en el aula y los escenarios.

Eduardo Chacana Marín, director de “Melodía Juvenil” y “Alborada”, es como un padre para las integrantes de los grupos que empezó a crear hace 39 años.

tido en una institución para el colegio, como para la comuna, pues existe hasta hoy, integrado por niños de quinto ha octavo básico. De generación en generación de estudiantes, se han reunido entre 35 y 40 alumnas, para interpretar un repertorio muy amplio, con canciones infantiles, populares, internacionales y folclore. Dentro del desarrollo de estos proyectos de vida, Eduardo muchas veces fue tentado a dejar el establecimiento. “Don Jorge Bonilla Vera, profesor de música, creo el Colegio Los Niños Cantores de Viña y me invitó a participar como ayudante, pero para mí significaba dejar todo lo de Limache, a mis grupos, a mi niñas, mi sueño. La tierra tira y me quedé acá y rechacé la oferta”, relata Eduardo. “Melodía Juvenil” acumula 37 años de funcionamiento, dirigido

siempre por Eduardo Chacana. En los primeros años de este conjunto, el profesor notó que el número de niñas inscrita era limitante para participar de actividades fuera del colegio. Por ello, se le ocurrió crear un pequeño grupo paralelo, de ocho integrantes, seleccionadas de “Melodía Juvenil”, que le permitiera viajar. Así fue como, en 1981, creó el proyecto musical más importante de su vida: “Alborada”, con el que puede participar en diversos eventos y festivales. COLECCIÓN “DE ORO” Eduardo cuenta con un registro exhaustivo de todas las presentaciones desde el año 1981: un libro de la historia de “Alborada” desde sus orígenes, fotografías, grabaciones de video y recuerdos. “Uno, siendo profesor, muchas veces se transforma en el papá. Fuera del ámbito musical, conversamos de temas que las afectan”, comenta. Para ejemplificar, este profesor no olvida el momento en que una alumna que egresó en año 1983, le dijo: “Profesor, usted es un padre para mí”. De hecho, cuando lo cuenta, se emociona. Según Eduardo, esta relación alumno-profesor se construye con el tiempo en Alborada. De hecho, tras cada ensayo, se genera una instancia para compartir y conversar de situaciones puntuales y personales, que afectan a las adolescentes, incluso muchas veces encontrándoles la solución. Más que un profesor, en esas instancias es una suerte de psicólogo para quienes lo requieran, pues siempre está disponible para atender los problemas que las es-

colares, por su edad, a veces no logran resolver con facilidad. Otro ejemplo del compromiso que Eduardo tiene con las niñas con talento musical se demuestra en las presentaciones en donde él les tiene que buscar ayuda en el vestuario. No han sido pocas las veces en que, con dinero de su bolsillo, lo arrienda, pero él les oculta la realidad, diciéndoles que lo consiguió con conocidos. A la fecha ya van 70 niñas egresadas del conjunto musical. Los días de ensayo son los viernes, de 15 a 17 horas, en “Melodía Juvenil”; y de 17 a 19, con Alborada. “No sé quién va seguir este legado. Yo sólo me dediqué a realizar el sueño de mi vida, este patrimonio es conmovedor”, relata Eduardo.

“EX” SE PRESENTAN EN OCTUBRE Ángela Valenzuela, profesora de Música del colegio, también integró el grupo y estará presente en una actividad en la que se reunirán varias cantantes que integraron “Alborada” alguna vez, en octubre, para el aniversario del colegio. Gracias al Libro de Nómina que mantiene Eduardo, logró reunir a las ex Alboradas para el evento, en el cual nuevamente se cantará “Partitura del Recuerdo”, canción que escribió la –también- “ex”, Sandra Durán, en 1983 y que quedó como el himno de este hermoso conjunto familiar e iniciativa de un brillante y apasionado hombre. Carolina Mena, egresada el año 1983, cuenta que se han reunido a ensayar para la presentación, a petición de Ángela Valenzuela. “Ella nos invitó a compartir Alborada. Este grupo es una familia, en mis tiempos de juventud era una vía de escape para algunas cosas”, señala, agregando que ella le tiene mucho cariño al profesor Chacana, que para ella también es como un papá. “Las hace todas, es una de las personas que más quiero del colegio, lo recuerdo con cariño, andábamos días enteros con él ensayando. Realmente es un hombre increíble”, sentencia.

Las “hijas” de Alborada En la actualidad, “Alborada” lo componen nueve niñas, ya que la competencia estuvo muy pareja y decidió ampliar el grupo con una integrante más. Estas nueve niñas se sienten privilegiadas de participar en este conjunto. Una de ellas es Stephania Gajardo, quien comenta que es “gratificante esperar todos los viernes para reunirse, es algo que llena, no es como otras actividades extra programáticas, aquí se conviven penas, alegrías y rabias. Llena un espacio que muy pocas cosas llenan. Además, el profe es una imagen de respeto, me causa admiración todo lo que nos entrega, estar todos los viernes con tantas personas a lo largo de tanto tiempo es impresionante”. Sofía Silva, otra integrante de Alborada, cuenta que: “uno es parte de algo muy importante que nació hace años. Yo siempre quise postular. En cuarto básico partí con la idea, muy emocionada. Yo no lo podía creer. Yo le decía a mi mamá: ‘Quiero llegar al conjunto’. Me moría de ganas y, al fin, lo logré”. “Cada integrante de Alborada tiene tres familias: la propia; la otra en Melodía Juvenil, donde somos como primos; y en ‘Alborada’, donde somos hermanas; con un el profe, que es el papá”, comenta Sofía. Hay más casos de emocionante compromiso: Bárbara Pezoa, de 16 años, entró el 2010 a “Alborada”. Cuenta que su mamá, Janet Calderón, también integró el grupo, haciendo la primera voz, igual que ella.


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Mejores vientos soplan para los tradicionales molinos de Villa Alemana A pesar de que muchas de estas estructuras han perdido la importancia que tuvieron en otras épocas, algunas personas se han dedicado a darles relevancia nuevamente y están dispuestos a recuperarlos Cecilia Castro Mendoza

“Viejo, noble molino, el de las astas perdidas ¿Dónde quedó la gloria de tus pasados días?” Con este fragmento del poema incluido en el libro “La Historia de Villa Alemana”, de Belarmino Torres Vergara, los realizadores del documental “Villa Alemana y sus recuerdos” -Hugo Terán, Fernando Gazmuri y Leyco Alcaide- se refieren al evidente descuido y abandono en que se encuentran en la actualidad los molinos de viento de la ciudad. Porque estas estructuras son tan típicas, que su figura se encuentra incluso en el escudo de la ciudad, junto al ferrocarril y las viñas, otorgándole a la comuna uno de sus slogans más característicos, al ser considerada desde siempre como “La Ciudad de los Molinos”. Sin embargo, a pesar de esta importancia, hoy estos preciados objetos se encuentran en el máximo de los olvidos, quedando la gloria de sus pasados días casi completamente extinguida. La gran mayoría presenta un evidente descuido, completamente oxidados y algunos ni siquiera conservan todas sus piezas. A pesar del triste panorama, la situación parece estar por cambiar, porque diversas manifestaciones intentan despertar un interés general por el tema, creando una concientización sobre estas importantes estructuras. AUGE Y CAÍDA En el siglo XIX, el país se conectaba a través del ferrocarril, que iba provocando a su paso el emplazamiento de poblaciones en lugares que se encontraban deshabitados, generando centros de intercambio comercial, que primero dieron origen a pueblos y después a ciudades. Este fue el caso de Villa Alemana, comuna que fue fundada en el año 1894, en un lugar con gran-

Molinos sin rueda como éste son otra imagen muy típica en la ciudad (Foto de Mauricio Claro)

En calle Progreso está este molino, que a pesar de verse entero, está completamente cubierto de ramas. Un caso típico del abandono en el que se encuentran estas estructuras.

des condiciones geomorfológicas, sobre una gran napa subterránea, pero donde aún no existía el agua potable ni las cañerías. El comunicador Hugo Terán es un gran conocedor de la historia de la ciudad, lo que lo llevó a formar parte de la Comisión Museo de la Avanzada Cultural “Gabriela Mistral”. El locutor conversó con “El Observador” acerca de este proceso histórico y explicó que “al principio Villa Alemana era una aldea que no poseía agua, por lo que se hicieron pozos, que se cubrieron con molinos para que el agua fuera extraída con fuerza”. “Es así que por casi un siglo, fueron parte fundamental del funcionamiento de la ciudad. Sin embargo, el auge de la tecnología provocó que estas estructuras fueran reemplazadas paulatinamente por el tendido eléctrico y el agua potable y aunque aún muchos habitantes extraen el agua de sus pozos particulares, han sido sustituidos por motobombas que, a pesar de extraer más agua en menor tiempo, representan una nueva forma de contaminación”, explica Terán. DESDE EL OLVIDO… A pesar del triste panorama que representa el olvido en el que están quedando estas construcciones, hay personas que se han dedicado a no dejar que un aspecto histórico tan representativo se pierda por completo. Es por ello que el fotógrafo oriundo de Villa Alemana, Felipe Urquieta, vivió desde muy pequeño alrededor de los molinos, cautivado por la majestuosidad de estas estructuras, pero sin encontrar ningún documento que le permitiera interiorizarse respecto al tema. Es así que este año, luego de ganar un Fondart, publicó el libro

“Los Molinos de Villa Alemana: símbolos de nuestro crecer”, un catastro fotográfico que se convirtió en la primera publicación formal acerca de los tradicionales molinos locales. Además, Felipe Urquieta pasó a ser uno de los mejores referentes a la hora de obtener información reciente sobre estos históricos elementos. En conversación con “El Observador”, el fotógrafo y gestor cultural explicó la motivación que lo llevó a concretar esta idea. “No quiero que se crea que la cultura de la ciudad queda enmarcada en los espectáculos de fin de semana. No se puede echar al olvido algo que es patrimonio cultural de la ciudad, a pesar de que aún no hayan sido declarados formalmente. Por esta razón nació este libro, porque no quiero que le pase a los molinos lo que le está pasando a los ascensores de Valparaíso. Es necesario crear conciencia y generar admiración por los molinos, antes de que desaparezcan por completo y sea demasiado tarde”, comentó el fotógrafo. Como resultado de la investigación, Felipe descubrió cuál fue el último hito histórico que marcó la presencia de los molinos en la ciudad. Según detalla “estuvieron activos hasta que la ciudad contó con redes de agua potable, sin embargo, para el terremoto del año 85 tomaron actividad para entregar agua a la comunidad, ya que gran parte de ella quedó desabastecida del vital elemento”. Felipe agrega que “a pesar de que en algún momento existieron 300 molinos en la ciudad, en la actualidad sólo quedan 70, emplazados en toda la comuna y de ellos, sólo el 20 por ciento se encuentra en buen estado. Esto porque la mayoría sólo representa elementos decorativos, otros son sólo fierros parados y el resto están a la espera de ser vendidos por fierros. Por eso hoy en día funcionando como tales hay muy pocos, a la gran parte le han encadenado la corona o no la tienen, se les ha reemplazado por la motobomba, pero sí hay unos pocos que funcionan en su estado original”, afirma el fotógrafo. UNA VIDA CON EL MOLINO A pesar de que la gran mayoría de sus dueños los han dejado de lado, aún quedan algunas personas que no se despegan de los beneficios que otorga el tener una de estas instalaciones en el hogar. Uno de los

pocos molinos que aún se encuentra funcionando completamente y en perfectas condiciones es el perteneciente a la familia Luna Ramírez, en la población Prat, sector sur de Villa Alemana. Esta familia compró el molino el año 1973, cuando llegaron a la quinta en la que viven actualmente. Óscar Tapia contó a “El Observador” cómo se cuida y se utiliza un molino de viento, detallando que “la clave está en engrasar la rueda. Hay que hacer esto semanalmente y revisar que la bomba funcione. Con esto se puede asegurar la vida útil del molino y prevenir su oxidación”. En el caso del que preside la quinta familiar, Óscar asegura que “en todos estos años lo único que le he reparado ha sido el cigüeñal y lo hice el año pasado. Esto se debe a la mantención que le doy, si no sería imposible. Al resto, sólo hay que pintarle la rueda cada cinco años, aproximadamente”, explica don Óscar. A partir de ello, plantea que no es difícil mantener un molino y “sólo hace falta dedicación. Para mí es indispensable, porque lo ocupo siempre y le saco mucho provecho, riego toda la quinta con el molino y hace algún tiempo hasta llenaba una piscina”. La estructura está en tan buenas condiciones, que muchas veces se la han querido comprar y a pesar de que debería estar avaluado en más de un millón de pesos, él se resiste a venderlo. “No me conviene venderlo, porque con agua potable me sería imposible regar un verano entero, porque se gasta mucho con la motobomba en electricidad. Pero con el molino todo se soluciona

Felipe Urquieta decidió rescatar a los molinos del olvido haciendo un catastro fotográfico y una exposición que hasta hoy se mantiene en el Hotel Galería de Santiago.

con el viento. Es una maravilla”, cuenta el villalemanino. MOLINOS MUNICIPALES A pesar de que los molinos pertenecen a particulares y es responsabilidad de cada dueño mantenerlos funcionando o dejar que se conviertan en chatarra, la municipalidad está interesándose en recuperar su carácter patrimonial. Es así que el alcalde de Villa Alemana, José Sabat, manifestó a “El Observador” la importancia que después de muchos años comienzan a reconocer. “Para nosotros los molinos son parte de la historia de Villa Alemana. Siempre nos han vinculado con ellos y como municipalidad es importante no sólo resguardar su historia y su vinculación con la ciudad, sino que también recuperarlos para que las futuras generaciones los puedan disfrutar”, expresó. El jefe comunal agregó que “por ello he encargado un catastro de los molinos existentes en la comuna, para identificarlos, llegar a un acuerdo con los dueños para que pasen a manos municipales y hacer los análisis técnicos para cuantificar el valor de su restauración. La idea es que a futuro podamos exhibirlos en distintos lugares de la ciudad”, indicó el edil. De esta manera, los molinos de viento de la ciudad parecen no estar destinados al olvido en el que estuvieron en algún momento, ya que, por iniciativas artísticas o municipales, parece que la gloria de sus días está por regresar.

Éste es el molino de la familia Luna Ramírez, uno de los pocos que se mantiene funcionando hasta el día de hoy.



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