10. La mofeta Culibufa huele tan mal que atufa

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Publicación de Ediciones Fortuna C/ Akilino Arriola, 71 48600 - Sopelana Bizkaia - Spain http://www.edicionesfortuna.com info@edicionesfortuna.com Copyright © 2014 sobre la presente edición Copyright © 2014 Carmen Villanueva Rivero, Ibone Ruiz de Velasco Artaza y Paul Caballero Barturen Autora: Carmen Villanueva Rivero Idea original y colaboración: Ibone Ruiz de Velasco Artaza Ilustraciones: Paul Caballero Barturen Maquetación y diseño: Paul Caballero Barturen paulcaballeroilustrador@hotmail.com Primera edición. Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) ISBN: 978-84-941634-1-8 Depósito Legal: BI-1440/2013 Impreso en China / Printed in China Códigos BIC: YBC-YFU-2ADS-5AF-4Y TERAPICUENTOS http://www.terapicuentos.com info@terapicuentos.com


EL CÓMO MO Y E EL LP PORQUÉ ORQUÉ DE LOS TE TERAPICUENTOS ERA APICUENT T Son muchos los pequeños que pasan en su desarrollo por distintos momentos en los que, por una razón u otra, han de vencer dificultades y seguir adelante sacando el mayor provecho a sus potencialidades. Consultar con un profesional puede ser de gran ayuda y es recomendable si existe un problema que perdura en el tiempo o aumenta en intensidad. Pero en ocasiones, basta con un poco de comprensión, amor, paciencia y un buen cuento para ayudar a un niño a seguir creciendo sano y feliz. La idea de la colección de terapicuentos surge en un centro de salud mental infantil. Al observar cómo se multiplicaban nuestras consultas de asesoramiento psicológico cada año, pensé que debían existir recursos al alcance de todos. Y que un cuento-guía podía ser uno de ellos. Por este motivo, expuse la idea a mi compañera, la doctora Carmen Villanueva, que, como psiquiatra y escritora de cuentos, ha desarrollado unos personajes con los que los niños pueden identificarse y sentir apoyo ante sus dificultades. Del mismo modo y con el mismo fin, elaboró una breve guía para los padres. El ilustrador Paul Caballero puso color y dibujo a estos entrañables personajes. Los terapicuentos pretenden, mediante un personaje de fábula que consigue superar sus dificultades, servir de ayuda a niños, padres, tutores y terapeutas. Al final del libro se explica al adulto lo que posiblemente esté ocurriendo y se prestan pequeños consejos para acompañar y orientar al niño en su desarrollo. Para nosotras, este proyecto es un homenaje y una muestra de agradecimiento a todos aquellos niños que, a lo largo de los años, con sus propias historias y fabulosa imaginación nos alentaron a querer ayudarles cada día mejor. Y también a sus padres, quienes depositaron en nosotras lo más valioso para hacer bien nuestro trabajo: su confianza. Ibone Ruiz de Velasco Artaza Psicóloga


Había una vez una mofeta llamada Culibufa que tenía una cola negra y blanca para avisar de que era muy importante. Cuando se hizo mayor, sus papás le enseñaron a usar las bolsas que tenía en el trasero.


Eran unas bolsas muy especiales porque echaban un olor tan repugnante que todos salĂ­an corriendo del asco que daba. Le decĂ­an que solo las soltara si las necesitaba, pero no hacĂ­a caso y las usaba cuando le daba la gana.


Eso enojaba mucho a todo el mundo, porque volvía del cole con un olor inmundo. Cuando le preguntaban por qué las había soltado, unas veces contestaba que había sido sin querer.


Otras que se le había escapado, que no se daba cuenta, que estaba jugando… Ponía tantas excusas que ¡hasta llegaba a decir que no lo había hecho!, cuando la verdad era que olía requetemal.


Los papás, muy preocupados, inventaban remedios para que no lo hiciera: la obligaban a frotarse muy fuerte con piedras cuando traía ese olor tan pestilente, la castigaban sin comer semillas de girasol, la prohibían salir a jugar con sus amigos…


Pero nada de eso daba resultado. La mofeta seguía usando sus bolsas cuando no debía y cuando le apetecía.


Y es que a Culibufa no le gustaba nada de nada que los mayores le dijeran lo que tenía que hacer. ¡Era muy cabezota! Y, aunque no lo quería reconocer, a veces lo hacía porque tenía miedo o porque estaba enfadada.


Era un tanto temerosa pero también muy orgullosa. Además, tenía un secreto: sentía mucho gustito al echar aquella cosa de la bolsa porque estaba muy calentito.


Pero a medida que pasaban los días, la fama de Culibufa se extendía, los compañeros no la dejaban jugar y cantaban: «La mofeta Culibufa huele tan mal que atuuufaaa».


Por eso, aunque le encantaba hacerlo, cada vez tenía menos ventajas: los mayores se enfadaban y los pequeños la rechazaban. Por eso, solía andar por el bosque aburrida y enfadada. Pero como era muy testaruda seguía haciendo lo que a nadie le gustaba.


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