Platero y las palabras olvidadas

Page 1

n

ra

Eli

st

Co

i lu

ci o ne

sa

sd e

Am

an

Marisa Amigo

n

PLATERO Y LAS

PALABRAS OLVIDADAS

Un cuento inspirado en Platero y Yo, la célebre obra de Juan Ramón Jiménez



Platero y las palabras olvidadas



Marisa Amigo

Platero y las palabras olvidadas

www.edicionesfortuna.com


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS Una publicación de Ediciones Fortuna www.edicionesfortuna.com www.facebook.com/edicionesfortuna info@edicionesfortuna.com Copyright ©2014 Ediciones Fortuna sobre la presente edición Copyright ©2014 María Luisa Amigo Fernández de Arroyabe Ilustraciones: Elisa Amann Quincoces Fotografía: Fernando Gómez Larrea Maquetación y diseño de cubierta: Enrique Hurtado López Primera edición. Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de 'HUHFKRV 5HSURJUiÀFRV VL QHFHVLWD IRWRFRSLDU R HVFDQHDU DOJ~Q IUDJPHQWR GH HVWD REUD ZZZ FRQOLFHQFLD FRP

ISBN: 978-84-943094-0-3 Materias IBIC: YFB-5AJ-2ADS Depósito legal: BI-1419/2014 Impreso en España / Printed in Spain

La publicación de este libro ha sido posible gracias a la colaboración desinteresada de Marisa Amigo, Elisa Amann, Marta López, Amaia Urtizberea y el equipo de Ediciones Fortuna. (O GLQHUR UHFDXGDGR SRU OD YHQWD GH HVWH OLEUR VH GHVWLQDUi D Ànanciar terapias y necesidades básicas de Araitz, Ixone y Unai en UHODFLyQ FRQ HO VtQGURPH GH 6DQÀOLSSR TXH SDGHFHQ


A Naiara, con admiraciĂłn, y a todas las madres de niĂąos FRQ HO VtQGURPH GH 6DQĂ€OLSSR Marisa Amigo

$ 7[LSL $PDQQ FRQ FDULxR Elisa Amann


¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños! Juan Ramón Jiménez, 1914

Este cuento está inspirado en Platero y yo, una obra cumbre de la literatura universal.


PrĂłlogo He escrito este cuento con el corazĂłn puesto en Araitz, Ixone y Unai, los tres pequeĂąos de Bilbao TXH VXIUHQ HO VtQGURPH GH 6DQĂ€OLSSR XQD FUXHO HQfermedad que les va privando del lenguaje, altera su movilidad y conduce a una muerte temprana. El cuento es un sueĂąo que anhela su curaciĂłn, transformando las huellas de su dolencia en el despliegue de su creatividad y el desarrollo del lenguaje. Ellos son los protagonistas de esta historia inspirada en Platero y yo, una obra cumbre de la literatura escrita por Juan RamĂłn JimĂŠnez, el andaluz universal. En el cuento Araitz, Ixone y Unai viajan con sus padres a Moguer, Huelva, para pasar las vacaciones. La lectura que su madre les hace por la noche de Platero y yo conduce a los pequeĂąos a un sueĂąo 7


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

que les lleva a conocer a Platero en el mundo de la imaginación, donde la naturaleza se muestra en una visión armónica y estética. Los niños juegan con Platero, pasean por el campo y conocen a otros niños como Rociillo o la niña chica, personajes a los que alude Juan Ramón Jiménez en el gran texto literario. Con ellos disfrutan de juegos sencillos, de pequeños placeres que descubren en contacto con el agua, con las naranjitas o comiendo piñones. El cuento es un viaje al pasado, al tiempo de Platero, en el que los niños de un pueblo como Moguer podían jugar en el campo y gozar de la naturaleza. Un tiempo en el que también muchos niños sufrían y tenían una vida injusta, como la niña de la carretilla que lleva los albérchigos o la niña que vende los piñones, que ni tan siquiera tienen una SHUUD para ir a ver al tío de las vistas. Los niños responden de manera intuitiva a este mundo recreado, jugando en una realidad imaginada en la que se despierta su creatividad y comienzan a hablar llamando a Platero de diferentes maneras: Platero, Platerillo, Platerete… Hay algunos guiños 8


PRÓLOGO

al lector para que comprenda esta metamorfosis. Frente a las palabras que los niños enfermos van olvidando, en el mundo imaginado las palabras ÁX\HQ /D FUHDFLyQ GH -XDQ 5DPyQ FRQVLJXH HVWD transformación, 3ODWHUR SXHGH Literalmente puede con la carretilla atascada en el fondo del río, lo que sugiere que puede despertar el lenguaje en los pequeños. El último capítulo lleva por título «La mariposa del sendero». Mariposa en griego es SVLTXp, es decir, alma, imaginación. De modo que esa mariposa GHO ÀQDO GHO FXHQWR TXH OOHYD HQ VXV DODV XQ VXHxR refuerza también la idea. El relato termina incorporando a los padres al sueño de los niños y todos sueñan con ese anhelo y esa ilusión. Agradezco la ayuda desinteresada del equipo de Ediciones Fortuna, quienes han facilitado estímulo y apoyo para que este cuento vea la luz. Quisiera que estas páginas a modo de prólogo no pusieran ni quitaran nada a la lectura del cuento en esa comunicación íntima y gozosa que se establece entre el lector y el texto. Deseo que los que tomen el 9


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

cuento en sus manos disfruten, como Araitz, Ixone y Unai, del mundo de Platero, de su sensibilidad y emoción. Me gustaría que fuera también una ocasión para volver a leer el gran texto literario que es Platero y yo, pleno de sentimiento profundo, exquisito y claro. Esa obra contribuyó en gran medida a la concesión del Premio Nobel de Literatura a Juan Ramón Jiménez, en 1956, «por su poesía, un ejemplo de elevado espíritu y pureza artística», como destacó la Academia Sueca en la presentación del premio. Está traducida a más de cincuenta idiomas y tuvo un gran éxito ya en vida de su autor. En 2014 se celebra el centenario de la primera edición de Platero, FX\R WH[WR GHÀQLWLYR YLR OD OX] HQ Marisa Amigo

10




IntroducciĂłn. La vida cambia en un minuto La vida cambia en un minuto, y en el caso de nuestra familia ese minuto transcurriĂł muy despacio. Lo recuerdo a cĂĄmara lenta. Las palabras llenaron la consulta y nos encogieron el corazĂłn hasta un tamaĂąo imperceptible, tanto que no habĂ­a sitio QL SDUD OD WULVWH]D VROR SDUD HO YDFtR Š6H KD FRQĂ€Umado el diagnĂłstico de Mucopolisacaridosis tipo III, SĂ?NDROME DE SANFILIPPOÂť. Esas fueron las palabras que nos robaron nuestra vida anterior, una vida de sueĂąos, de tontas preocupaciones, de enfados aĂşn mĂĄs tontos, de planes de futuro y de decisiones que creĂ­amos importantes. Cosas que en un minuto no son mĂĄs que banalidades. 13


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

No pudimos ni llorar porque no salían las lágrimas, porque no entraba ni aire en los pulmones. Solo acerté a preguntar: —¿Los tres? —Sí, los tres. Jamás he sido una persona débil, ni pesimista, ni victimista, pero sin duda ese minuto congeló mi espíritu durante meses. Pasó todo mayo, junio, julio y casi todo agosto para que llegara una noticia que me hiciera despertar: la empresa francesa Lysogene termina el primer ensayo clínico en terapia génica SDUD 6DQÀOLSSR D FRQ PDJQtÀFRV UHVXOWDGRV GH VHguridad. «No hay madre que necesite más que ese rayo de esperanza». «Estamos en el siglo XXI y la ciencia puede cambiar ese destino que me han anunciado». «Nadie va a ayudar a mis hijos si no lo hago yo». «Mis hijos necesitan que dé lo mejor de mí». Y después de muchas frases corriendo por mi cabeza, todas parecidas, la gran pregunta: ¿qué puedo hacer yo para salvar la vida de mis hijos? Y esa pregunta me la hago cada mañana, porque 14


INTRODUCCIĂ“N

la vida cambia en un minuto. Desde septiembre de 2013, cuando mi familia comenzĂł una carrera contrarreloj para encontrar OD FXUD GH 6DQĂ€OLSSR VL ROYLGDPRV OD DQJXVWLD TXH amenaza en cada rincĂłn y el deterioro progresivo que a dĂ­a de hoy no somos capaces de frenar en los pequeĂąos y que nos hace correr mĂĄs y mĂĄs y luchar mĂĄs y mĂĄs fuerte, podrĂ­amos pensar que estos han sido los mejores meses de nuestra vida, porque jamĂĄs pensamos que encontrarĂ­amos tantos apoyos en el camino, personas realmente maravillosas que te ayudan a continuar en esa crono con esa meta tan maravillosa: borrar del mapa una enfermedad que hasta el dĂ­a de hoy es mortal e incurable. Que ningĂşn otro padre tenga que escuchar en una conVXOWD TXH 6DQĂ€OLSSR OH YD D UREDU D VXV SHTXHxRV GH forma cruel y despiadada antes de la adolescencia, borrando cada dĂ­a sus sonrisas, sus canciones, sus abrazos, su corretear y sus ganitas de vivir. El camino no es fĂĄcil pero la compaùía es inmejorable, y para una madre no hay recompensa mejor que la propia meta. Cada vez que caemos aprende15


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

mos, y volvemos a levantarnos porque, como una amiga me dijo una vez: «No hay forma de ganar a quien no se rinde». Lo vamos a conseguir porque estoy en el mejor equipo y tengo el mejor motor del mundo: Araitz, Ixone y Unai. Os quiero conejitos. Naiara García de Andoin

16




1. Los pequeùos llegan de viaje Aquel verano los niùos viajaron muy lejos de su ciudad para pasar las vacaciones. El mÊdico había recomendado a sus padres que cambiaran de clima y que hicieran mucho ejercicio. Araitz, Ixone y Unai iban en sus sillas en el asiento trasero del coche y se entretenían jugando entre ellos. El viaje al sur era largo y pesado. Su ama1 les iba enseùando todas las cosas del camino que les podían gustar. —Mirad allí, en la montaùa. ¿Veis? Es un molino —les explicaba, mostråndoles los molinos de $PD \ DLWD HQ HXVNHUD VLJQLÀFDQ PDPi \ SDSi HQ SOXUDO ORV padres, los aitas.

19


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

viento de La Mancha—. Y ahora mirad ese cartel tan grande: es un toro. Unai, fíjate qué cuernos tiene. Vamos a buscar más, a ver quién los ve antes.

El pequeño Unai tenía tres años y era un niño muy sonriente y divertido. No paraba quieto, así que se revolvía en su sillita al verse atado en el coche. A ratos se le cerraban los ojos y se quedaba 20


LOS PEQUEÑOS LLEGAN DE VIAJE

dormido. Lo que más le gustaba era echarse por el suelo y jugar con la pelota. Algunas veces se le escapaba lejos o se metía debajo de un mueble y no la podía sacar; entonces ponía cara de bueno y tiraba de su ama para que le ayudara a recuperarla. Su hermana Ixone tenía cinco años y una carita preciosa y alegre. Siempre estaba contenta y jugaba mucho con Unai, hasta que se peleaban por cualquier cosa y Unai se echaba a llorar. A Ixone le encantaba cantar, jugar al pillapilla y columpiarse en la pierna de su padre diciendo: «¡Aitaaaa!». Araitz era la hermana mayor. Había cumplido ocho años y sus ojos grandes y dulces llenaban de ternura su mirada. A veces se quedaba quieta y parecía una niña seria, pero también se reía mucho cuando cantaba con sus hermanos $O FRUUR GH OD SDtata. Los tres pequeños jugaban y crecían como los demás niños, pero tenían una enfermedad muy rara que les iba robando las palabras. Sus papás y todos los que les conocían estaban muy preocupados porque cada día que pasaba se ponían un poquito 21


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

peor. Sobre todo Araitz, que había olvidado muchas palabras y se quedaba callada, mirándolo todo con sus grandes ojos. Sus aitas estaban buscando por todo el mundo una medicina que pudiera curarles. Si la conseguían, sabían que los pequeños recuperarían las palabras olvidadas y podrían hablar como los demás niños. La esperanza de ese sueño les daba fuerza para seguir buscando la medicina y a los médicos que iban a ayudarles. —Ya estamos llegando, enseguida veremos el hotel —dijo su aita. El padre les había contado que pasarían unos días de vacaciones en el sur, cerca de un pueblo que se llamaba Moguer. Podrían ir a la playa, coger conchas y bañarse en el mar. El médico había explicado a sus padres que los niños tenían que hacer mucho ejercicio para no retroceder y convertirse en bebés grandes que no saben caminar y no pueden hablar. El hotel estaba en medio del campo, rodeado de pinares. Encima del patio un montón de vencejos 22


LOS PEQUEÑOS LLEGAN DE VIAJE

revoloteaban con gran algarabía bajo el sol dorado del atardecer. Mientras los aitas bajaban el equipaje, los niños fueron a ver una pequeña escultura de un burrito. Unai enseguida se colgó de su rabo, poniendo cara de pillo. El padre les dijo que la escultura recordaba a Platero y que en aquel lugar había muchos recuerdos del burrito más famoso del mundo. Allí había vivido, en aquellos campos, aunque hacía ya muchos años. Se acostaron pronto, cansados después de tantos kilómetros en el coche. Pero antes de dormir, su ama todas las noches les leía un cuento. A ellos les gustaba y siempre escuchaban con mucha atención, imaginándose los personajes, jugando y soñando con ellos. Aquella noche empezó a leerles el primer capítulo de Platero y yo y les contó que ese libro estaba dedicado a Platero, el burrito al que reFRUGDED OD ÀJXUD GHO SDWLR /RV SHTXHxRV DEULHURQ mucho los ojos cuando oyeron:

23


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

3ODWHUR HV SHTXHxR SHOXGR VXDYH WDQ EODQGR SRU IXHUD TXH VH GLUtD WRGR GH DOJRGyQ TXH QR OOHYD KXHVRV 6ROR ORV HVSHMRV GH D]DEDFKH GH VXV RMRV VRQ GXURV FXDO GRV HVFDUDEDMRV GH FULVWDO negro. /R GHMR VXHOWR \ VH YD DO SUDGR \ DFDULFLD WLELDPHQWH FRQ VX KRFLFR UR]iQGRODV DSHQDV ODV Ă RUHFLOODV URVDV FHOHVWHV \ JXDOGDV /R OODPR dulcemente: ÂŤÂżPlatero?Âť, y viene a mĂ­ con un WURWHFLOOR DOHJUH TXH SDUHFH TXH VH UtH HQ QR Vp TXp FDVFDEHOHR LGHDO El trotecillo alegre de Platero sonĂł dulcemente en la imaginaciĂłn de los niĂąos, que cerraron los ojos y echaron a andar por un camino resplandeciente en busca de su nuevo amigo. Su ama detuvo la lectura y mirĂł a los pequeĂąos. Tres sonrisas surcaban sus caritas y supo que aquella noche volarĂ­an muy lejos en su sueĂąo. Los arropĂł con la sĂĄbana y les dio un beso.

24




2. Los niños conocen a Platero Araitz, Ixone y Unai deseaban encontrar a su nuevo amigo, pequeño, peludo y suave, y fueron a su encuentro. Unai cogió una pelota para jugar, pues seguramente Platero no tendría ninguna. Los tres hermanos salieron al campo para buscar al burrito. Mientras caminaban entre los altos pinos y un cielo totalmente azul, Unai jugaba con la pelota. —¡Ahora me toca a mí! —dijo Ixone. Unai no le hacía caso y seguía dando patadas a la pelota sin contar con sus hermanas. —Unai, ¡tíramela, tíramela! ¡Ya te vale, me toca a mí! —exigía Ixone impaciente. 27


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

Pero Unai seguía golpeando la pelota, hasta que vio a su hermana muy enfadada. Entonces, cogiendo impulso, la lanzó con rabia hacia Ixone. —Cógela, cógela —gritaba Unai, sin quitar los ojos del balón que iba por el aire. La pelota pasó a toda velocidad por encima de Ixone y desapareció. —¡Qué bruto! ¡Mira lo que has hecho! Ixone estaba rabiosa. —Ahora te quedas sin la pelota. —¡No quiero que se me pierda! —exclamó Unai con lágrimas en los ojos—. ¡Vamos a buscarla! — rogaba el pequeño casi llorando—. ¿Dónde estará mi pelota? —¡Ya vale, Unai, la encontraremos! /RV UD\RV GHO VRO VH ÀOWUDEDQ HQWUH ODV FRSDV GH los pinos y hacían brillar el sendero de arena, lleno de pequeñas ramillas caídas de los árboles. Un viento suave traía el olor del mar y un montón de pájaros revoloteaban de un árbol a otro, cantando sin cesar en aquella mañana de verano. —Allí hay una niña —señaló Ixone apuntando 28


LOS NIÑOS CONOCEN A PLATERO

con su mano. —Vamos a preguntarle si ha visto la pelota. Una niña de unos diez años estaba sentada debajo de un pino. Los tres, cogidos de la mano, se acercaron. —¿Has visto mi pelota? —preguntó rápidamente Unai. La niña se levantó al verles. Ixone observó que no llevaba pantalones cortos, como ellos, sino un vestido y un sombrero de paja. —¿Una pelota? No, no la he visto, pero os ayudaré a buscarla. Esperad un momento, que voy a traer a Platero. —¡Platero! —exclamaron los pequeños—. ¡Íbamos a buscarlo! La niña salió corriendo hacia un arroyo, donde un pequeño burrito plateado comía hierba y metía su cabezota en un montón de lirios amarillos. —¡Platero! ¡Platerete! —gritó la chiquilla—. ¡Que nos vamos! El burro levantó sus orejas al escucharla y trotó hacia ella. 29


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

—¿Le llamas Platerete? —preguntó Ixone. —Se llama Platero, pero la niña chica y yo le llamamos Platero, Platerón, Platerillo, Platerete y Platerucho. Nos obedece de todas las formas. El burrito se acercó a los niños sin miedo y se quedó entre ellos, como uno más. Los pequeños lo miraron muy contentos. —¿Quién es la niña chica? —preguntó Ixone. —Mi amiga, pero no está aquí; está en el naranjal. —¿Eso qué es? —¡Anda!, ¿no sabes qué son las naranjas? Pues es el campo donde están las naranjas. Ixone se quedó dudando y no le contestó, aunque sí sabía, porque las había visto en la tienda y en su casa. —¿Cómo te llamas tú? —le preguntó Ixone. —Me llamo Rocío, pero todos me dicen Rociillo. —Nunca había oído ese nombre. Los niños estaban muy alegres porque ahora sí que iban a jugar con él. 30


LOS NIÑOS CONOCEN A PLATERO

—Yo traía mi pelota para jugar, pero… se me ha perdido —dijo Unai, mirando a Platero con cara de pena. Mientras tanto Araitz se había acercado al burrito y Platero enseguida se había quedado quieto para que la pequeña no se asustara. Pero Araitz no tenía miedo; al contrario, empezó a pasarle suavemente la mano por el lomo. Platero, mimoso, se dejaba acariciar y parecía muy contento.

31


PLATERO Y LAS PALABRAS OLVIDADAS

—¡Platero! ¡Platero!... —decía Araitz, muy bajito, una y otra vez. La pequeña Araitz sonreía y abrazaba al burrito con sus manitas, susurrando: —¡Platero, Platero...! Y Platero bajaba su cabezota, como queriendo decirle que era su amigo. —Vamos a buscar vuestra pelota y, si queréis, os enseño el naranjal. Allí estará la niña chica. —Pero, ¿por qué la llamas así, no tiene un nombre? —Sí que lo tiene. Se llama Montemayor, pero todo el mundo la dice niña chica y yo también. Platero juega con ella, bueno, con las dos —se corrigió la pequeña—. ¡Es nuestro mejor amigo! Los cuatro echaron a andar con Platero. Araitz no se separaba de su lado. —¡Platero! ¡Platero! —repetía Araitz dulcemente. Araitz sonreía. Estaba muy contenta porque tenía un nuevo amigo: Platero. A Rociillo se le ocurrió que Unai igual quería 32


LOS NIÑOS CONOCEN A PLATERO

montarse en el burrito. —A Platero le gustan mucho los niños y, si queréis, podemos subir encima a vuestro hermano. Platero lo llevará muy contento. A veces nos lleva a la niña chica y a mí, a las dos juntas, y no se cansa. Entre las tres subieron a Unai a lomos de Platero y echaron a andar por el sendero, camino del naranjal.

33



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.