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Antonio Botías a Quemarropa

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a Quemarropa

Por Victorio Melgarejo Gestor Cultural

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La crisis del COVID19 nos está obligando a modificar nuestro estilo de vida, a vivir con nuevos usos y costumbres. Es difícil adaptarse. Tener amigos como Antonio Botías ayuda, él sabe mucho de ésto y además es de esos amigos que jamás fallan. Es un lujo del que me siento tremendamente agradecido. Antonio es hombre afable, cariñoso y con una cultura propia del Renacimiento, casi una Wikipedia, eso hace que las conversaciones con él sean siempre enriquecedoras y divertidas. Es Cronista Oficial de Murcia, periodista, profesor universitario, investigador, escritor y experto en comunicación entre otras muchas cosas. Créame el lector si le digo que es un caso excepcional de amor a su tierra y a su vocación, que siempre ha sido la historia de Murcia y la comunicación. Aprovecho para mandar un saludo a su familia, encantadora por demás y ya, en videoconferencia de estas que se estilan ahora, nos ponemos manos a la obra. Como siempre pasa, las conversaciones con Antonio son infinitas, vean aquí un pequeño resumen...

ANTONIO BOTÍAS

¿Con qué perspectiva vive la actualidad del confinamiento un cronista oficial?

Con la preocupación que todos compartimos y la admiración hacia tantos colectivos que están demostrando su valentía y entrega por los demás. Sanitarios, fuerzas de seguridad, transportistas o dependientes evidencian lo que nunca tendríamos que haber olvidado: que son indispensables para sostener nuestra sociedad tal y como la conocemos. En mi caso, alterno el teletrabajo y el presencial, pero abunda más el primero. Eso te permite hacer otras muchas cosas a lo largo del día: leer libros atrasados, completar series, disfrutar del buen cine y la música, ordenar aquellos armarios olvidados. La rutina no lo es tanto, la verdad. E incluye la cocina, ahora con más tiempo para recrearme. O las quedadas virtuales, algo que muchos ciudadanos están descubriendo ahora y que se convertirá en costumbre.

¿Es la Región de Murcia un territorio donde se vive la historia y la cultura? ¿Por qué?

Sin duda alguna. Estamos rodeados por ella, desde los pocos edificios históricos que hemos sabido conservar hasta las tradiciones, en tantas ocasiones enraizadas desde hace muchos siglos. Nuestra gastronomía, por ejemplo, es el resultado de una sabrosa mezcla de culturas. Y lo mismo sucede con las fiestas repartidas a lo largo de la Región. El problema reside en que, a pesar de vivir rodeados de historia, en muy pocas ocasiones hemos sabido protegerla y difundirla.

La destrucción del patrimonio hasta hace cuatro días era tan constante como la falta de políticas que supieran ponerlo en valor. Por suerte, la tendencia ha cambiado. A veces, incluso, hasta el extremo de querer preservar algún resto sin demasiado valor. Pero pequemos de exceso, siempre.

¿Qué nos falta para ser más conocidos y mejor valorados más allá de nuestras fronteras?

Que nos conozcan más. Es una tara que arrastramos desde siempre. Recuerdo que Jorge Guillén ya llegó a la Universidad de Murcia maldiciendo por tener que trasladarse a provincias. Y esos mismos juramentos profirió al marcharse, porque aquí había encontrado un auténtico paraíso. Aseguraba que podía respirar luz. Quien conoce nuestra tierra jamás se queda indiferente. Es uno de los mejores lugares del planeta donde vivir. Y no es una exageración: basta haber viajado un poco para convencerse de ello. Por tanto, reforzar las campañas de comunicación en el exterior resulta indispensable. A veces me pregunto cómo es posible que miles y miles de personas visiten cada mes el Manneken Pis y desconozcan la belleza de nuestra catedral, nuestras playas, la Cartagena romana. No tiene sentido. Algo falla.

Siendo un experto en comunicación, cuéntanos la situación del sector de medios y agencias. ¿Estamos en condiciones de competir profesionalmente?

La Región también ha destacado desde antiguo en el campo de la comunicación. Aquí surgió recién estrenado el siglo XVIII la Gaceta de Murcia, quizá bajo la dirección de Belluga. Fue uno de los primeros periódicos españoles. Luego, durante el siglo XIX proliferaron cientos de cabeceras. A finales de ese siglo, por ejemplo, se editaban diariamente cuatro periódicos. El Diario de Murcia y La Paz de Murcia impulsaron tras la riada de Santa Teresa acaso la primera gran campaña internacional. Y esa historia siguió siendo próspera en el XX. Pensemos en La Verdad y su suplemento literario, de fama nacional.

Generaciones de grandes comunicadores ha dado esta tierra. Y los sigue dando. Hoy en día, las telecomunicaciones facilitan en cierta parte el poder competir. Los inconvenientes, eso sí, siguen siendo los de siempre: sueldos escasos y dificultades para conciliar la vida laboral y personal. Espero que las nuevas tecnologías ayuden a superar esa brecha que, en el caso de las mujeres, resulta vergonzosa.

Eres también escritor, tu último libro “Murcianas de dinamita” ha sido todo un bombazo. Cuéntanos cómo surgió el proyecto.

Encontré la historia de una remota médica murciana, la judía Jamila. Más que su historia, un par de líneas donde el Concejo de Murcia la autorizaba a ejercer la medicina, tras quedarse viuda y constatarse que había aprendido bien el oficio trabajando con su marido. En aquellos años una ciudad no podía permitirse renunciar a un médico, claro. Entonces pensé que otras muchas murcianas, por culpa del machismo y el desprecio, habían pasado desapercibidas a lo largo de los siglos. Y me puse a investigar. Dos años más tarde había recuperado más de un centenar de biografías, algunas increíbles. Por eso decidí publicarlo. Y me puse en las mejores manos: las tuyas, querido amigo, que has sido un editor magnífico.

El resultado ha sido fantástico. Ni siquiera sospeché que tuviera tanto éxito. Quizá sea porque durante dos siglos tantas y tantas murcianas fueron silenciadas y, pese a ello, sus historias han permanecido. Solo faltaba reunirlas para darnos cuenta de cuánto han aportado, ya no a la historia local, sino a la de todo el planeta.

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pocos los conocidos más allá de nuestra Región?

Creo que algunos sí son muy conocidos, al menos en los círculos literarios. En una sociedad donde muchos escolares desconocen quiénes eran Quevedo o Lope tampoco podemos esperar mucho más (risas). Supongo que aquellos que, aun escribiendo como los ángeles, no alcanzan esa gloria es porque no tienen la suerte de contar con el apoyo de las grandes editoriales. La comunicación en esta era acapara un alto porcentaje de éxito. Piensa en los youtubers, que venden cientos de miles de libros, en algunos casos, de dudosa originalidad. A ello se le podía sumar el brutal incremento en el número de publicaciones, que aviva la confusión. En fin, tampoco olvidemos aquello de que la gloria es un olvido aplazado…

¿Cómo ves la evolución del consumo de ficción en nuevos formatos, el ebook, el streaming y las plataformas, por ejemplo?

Se ha convertido de una costumbre esnob a una curiosa, luego adecuada y, al fin, indispensable para las nuevas generaciones. Es una magnífica forma de adentrarse en la literatura. Conozco a muchos jóvenes, entre ellos mis hijas, que tras disfrutar de una obra en formato electrónico han decidido comprarse la siguiente en papel. Respecto al cine también ha permitido acercarlo a toda la población y eso, a la larga, incita y promueve la creatividad de más gentes. El saldo, en mi opinión, es muy positivo. En algunos sectores de la sociedad, como el caso de los ancianos, que además va en incremento, estas nuevas posibilidades son muy beneficiosas.

Cuéntame cosas de ti, ¿en qué proyectos andas ahora metido?

Ultimo la publicación de mi primera novela que, aunque resulte curioso, es de todas mis obras la que primero deseaba parir, la que más me emociona y mi predilecta. En el argot periodístico, cuando en las redacciones de los diarios se alargaba la escritura de una crónica, recuerdo que el jefe de turno te advertía: “¡No la peines más!”. Quizá eso me ha pasado a mí. La he peinado demasiado. Espero que el resultado haya merecido la pena. Además, estoy terminando la tercera parte de Murcia, Secretos y Leyendas. En esta obra quiero seguir ofreciendo a los lectores esa Región inédita y apasionante, sus episodios más sorprendentes y la inmensa riqueza de nuestras tradiciones. Un ejemplo: se habla mucho de que otras tierras españolas del norte son mágicas. Pongamos por caso las meigas gallegas. ¿De verdad que la tradición en torno a los difuntos en Murcia no es, cuando menos, igual de valiosa y sorprendente? ¿Y qué me dice de algo tan sencillo como único en el mundo cual es el sistema ancestral de riegos en la huerta, que asemeja un auténtico sistema circulatorio sanguíneo? Murcia atesora tantos alicientes culturales que llenarían una enciclopedia… enciclopedia que no existe, por cierto.

Y nos despedimos con pena, ha pasado el tiempo sin apenas darnos cuenta. Antonio habla siempre con mesura, con criterio, con solvencia y con conocimiento del tema. Es sencillamente imprescindible. Los encuentros virtuales son siempre pobres y fríos. Tengo muchas ganas de estrechar a mi amigo entre mis brazos. a Quemarropa

“Quien conoce nuestra tierra jamás se queda indiferente. Es uno de los mejores lugares del planeta donde vivir. Y no es una exageración...”

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