• ¿Hemos alcanzado la igualdad? Todavía existe la burka
Rosalía Arteaga Serrano
• Reflexiones sobre la educación y su aplicación en el Ecuador
Dr. Rodolfo Ceprián Molina Dra. M. Paulina Araujo Granda
• ¿Brasil o la UNASUR en el Consejo de Seguridad de la ONU?
Mario Ramos Lucero
• Empoderamiento de las mujeres Gayne Villagómez Weir
Año II Número 15 Marzo 2010
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ditorial Apreciados Lectores: La nueva Constitución modifica los esquemas y la normativa de los siempre históricamente cuestionados sectores jurídico y judicial. El Consejo de la Judicatura y el de Participación Ciudadana parecen poder potenciarse sin los límites adecuados. Los procesos legales podrán pues manipularse más que antes y con seguro nuevos “apetitosos”. Es posible que en estas reformas haya habido buenas intenciones, pero es claro que faltó sabiduría y/o experiencia. Alguien bien podría decir: “Dios nos coja confesados”. En este número 15 de Tribuna Democrática, la Doctora Rosalía Arteaga nos invita a reflexionar sobre si la mujer,a propósito de celebrar en el mes de mazo su día internacional, ¿ha alcanzado la igualdad?. La conclusión está dada cuando la editorialista analiza la existencia de países donde la burka es obligatoria, “esa cárcel de tela detrás de las que las mujeres esconden su rostro y su figura porque así lo quiere la sociedad patriarcal en la que viven, y que no les permite estudiar, trabajar, y donde todavía se castiga el adulterio con la muerte de la mujer, solo de ella, no la del varón, y se apedrea a las víctimas”. Las autoridades de la Universidad Internacional SEK, Dr. Rodolfo Ceprián Molina, Rector y la Decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Dra. Paulina Araujo Granda, hacen un análisis sobre la “Educación en el Ecuador”, donde exponen que no “ se trata de exigir milagros o proyectos inconcebibles, sino de partir escalonadamente y con sensatez del aquí y ahora hacia un mañana auténtico y mejor… para obtener el conocimiento que engendrará una vida más sana y real al servicio de nuestro país y de la Comunidad Internacional”. ¿Brasil o la UNASUR en el Consejo de Seguridad de la ONU?, un tema de debate en los actuales momentos. El Mr. Mario Ramos, Director del Centro Andino de Estudios Estratégicos, pone a consideración la tesis de que “América Latina es nuestra nación cultural, y la UNASUR debe convertirse en el espacio geopolítico que permita impulsar y materializar la integración, en primer lugar suramericana y luego latinoamericana, y de esta manera plasmar sus intereses de seguridad con potencia”. Finalmente la Dra. Gayne Villagómez Weir, experta consultora en género y derechos humanos, pone de manifiesto la importancia del “empoderamiento de las mujeres”, mismo que también puede analizarse desde la perspectiva de la masculinidad; significando una liberación para los hombres en las esferas de lo material y psicológico… Las mujeres entran a compartir responsabilidades y los hombres son permitidos de experimentar nuevas emociones al haber eliminado los estereotipos de género. Una invitación cordial al análisis de estos importantes aportes. Muy atentamente, Manuel Mejía Dalmau mmejia@corpmyl.com Presidente CORPORACIÓN MYL www.corpmyl.com
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irección TRIBUNA DEMOCRÁTICA es una sección de NOVEDADES JURÍDICAS que incorpora el pensamiento de importantes intelectuales del país, con el objeto de ilustrar a nuestros lectores sobre temas de variada naturaleza y contribuir al crecimiento de nuestro querido Ecuador.
Director:
Ernesto Albán Gómez
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Señor Director: A propósito del artículo del Dr. Carlos Aguinaga, el proceso de selección de los integrantes del Quinto Poder, ha sido una publicidad engañosa y por supuesto sin ninguna transparencia. En manos de estos “representantes” estará la determinación de autoridades importantísimas. Comparto la preocupación del editorialista en el sentido de que los ecuatorianos estamos impávidos frente al futuro democrático del Ecuador. Atentamente, Leonardo Pascal R. Soy maestra por más de veinte años y consideré que resaltar la cultura como un sistema importante en la Constitución aprobada de Montecristi iba a ser un gran avance para rescatar nuestros valores, costumbres, tradiciones y manifestaciones propias. Sin embargo y leyendo atentamente la exposición del Dr. Rodríguez que ha dirigido con acierto la Casa de la Cultura, el proyecto de Ley de las Culturas que ha enviado el Ejecutivo contraría la Constitución pues permitiría la desaparición de las instituciones culturales que reciben fondos públicos. Si el Estado no es el mayor interesado y por tanto quien debe aportar al beneficio de la educación y la cultura, cómo se podrá rescatar entonces todas las expresiones artísticas y valores nacionales que se deben inculcar en la juventud ecuatoriana. Saludos Anita de Loor Deben reformar la Constitución, estoy de acuerdo en que quienes han sido sancionados por peculado, enriquecimiento ilícito y otros delitos, no deberían nunca volver a considerarse “servidor
público”. Por eso los mismos y los mismos están dando vueltas por el sector público para aprovechar “los recursos del momento” a vista y paciencia de todos.
Atentamente, Roberto Espinosa
¿HEMOS ALCANZADO LA IGUALDAD? TODAVÍA EXISTE LA BURKA • Rosalía Arteaga Serrano
Ex Presidenta Constitucional de la República del Ecuador. Ex Vicepresidenta Constitucional de la República del Ecuador. Fue Ministra de Educación y Cultura y Deportes del Ecuador. Fue Viceministra de Cultura. Se ha desempeñado como Secretaria General de la Organización Tratado de Cooperación Amazónica en Brasil 2004-2007. Actualmente se desempeña como Directora Ejecutiva de Fundación Natura Regional, miembro del Consejo directivo del Centro Agronómico de Investigación y Enseñanza (CATIE) en Costa Rica. Colabora con varias revistas, periódicos y medios de comunicación.
La primera idea, si miramos en nuestro derredor es decir SI, un rotundo SI, sobre todo si nos damos la vuelta y constatamos la mirada de jóvenes que se encaminan hacia las universidades, si vemos como las profesionales se multiplican y ya son cientos, miles, millones que se desempeñan en tareas que hasta hace muy poco eran consideradas como eminentemente masculinas. Así, en las calles, las policías ordenan el tráfico, y son mujeres las que manejan camiones y maquinarias pesadas, y muchas gerencias y presidencias de directorios, sienten ya la égida femenina y hasta se ha hablado de la feminización del poder. Es verdad también, que aún siendo figuras solitarias en las reuniones de gobernantes, ya podemos advertir, todavía por la vía de la excepción como presidentas, primeras ministras, cancilleres, se encuentran en las cumbres del poder. Desde luego, las Constituciones y los Códigos han sido reformados para consagrar la igualdad de los géneros, e inclusive se habla de la discriminación positiva, para tratar de remediar en algo los terribles discrímenes ancestrales de los que las mujeres hemos sido víctimas. Pero si miramos con más detenimiento en las sociedades que nos circundan, en nuestro propio medio, veremos como las cosas distan mucho de ser ideales, vemos a mujeres ganando salarios inferiores, por trabajos iguales y hasta superiores a los de los hombres, sentimos el peso de los trabajos domésticos, aún a sabiendas de que se trabaja fuera de la casa y se aporta igual o más a la economía de la familia. Hay hogares en los que la madre es el único sustento y su trabajo abarca dobles y hasta triples jornadas.
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El hogar sigue siendo el lugar más peligroso para muchas mujeres, que soportan la violencia doméstica, sancionada por leyes que se quedan en letra muerta, por miedo a la denuncia, por desconocimiento de sus derechos, por temor a la represalia, por condiciones psicológicas que le vienen de antes, de sus ancestros acostumbrados a aguantar. Y todavía hay países en los que ya se contabilizan más nacimientos de varones, porque la posibilidad de determinar el sexo de los hijos antes del nacimiento arroja el que los abortos de niñas sea más frecuentes, lo que causa un desequilibrio en el número de varones en edades casaderas que desesperadamente buscan mujeres como en la China; o en la India legendaria, en donde todavía se impulsa a la mujer a arrojarse a la pira donde se incinera al marido, se la empuja físicamente o se la condiciona psicológica y socialmente a hacerlo. La institución de la dote sigue vigente, lo que hace más apetecible tener varones; las mujeres constituyen una carga, y se paga para deshacerse de ellas. Los accidentes domésticos están a la orden del día, las jóvenes recién casadas mueren incendiadas al lado de sus cocinas de gas, y el joven viudo vuelve al mercado matrimonial, listo para recibir una nueva dote. Y qué decir de los países donde la burka es obligatoria, esa cárcel de tela detrás de las que las mujeres esconden su rostro y su figura porque así lo quiere la sociedad patriarcal en la que viven, y que no les permite estudiar, trabajar, y donde todavía se castiga el adulterio con la muerte de la mujer, solo de ella, no la del varón, y se apedrea a las víctimas. Por eso, tenemos que responder que No, que no hemos alcanzado la igualdad, y no la alcanzaremos mientras no se paguen iguales salarios, mientras no deje de enviarse a la cocina, a las mujeres que se arriesgan a incursionar en la política, mientras la violencia doméstica cobre víctimas tanto en los países desarrollados como en los de menor desarrollo conforme lo dicen las estadísticas; mientras las listas de los premios Nóbel que se conceden cada año por la academia en las áreas científicas tengan un tan notorio desbalance; mientras las grandes religiones no reconozcan el trabajo de sus teólogas, mientras se acuse a la mujer que quiere ejercer su derecho a mantenerse en la presidencia de su país que legítimamente le corresponde, de exceso de ambición. No, todavía no alcanzamos la igualdad y deberemos seguir luchando para conseguirla.
Nota: Los editorales se publican en orden alfabético de los colaboradores.
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TRIBUNA DEMOCRÁTICA
Reflexiones sobre la educación y su aplicación en el Ecuador
•Dr. Rodolfo Ceprián Molina Rector de la Universidad Internacional Sek
• Dra. M. Paulina Araujo Granda Decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Universidad Internacional Sek
Hablar de educación en Ecuador, es hablar de desarrollo, globalización, internacionalismo y por supuesto del denominador común valores, pues en caso contrario sería un parche, retazo o pseudo-educación carente de realidad cierta con futuro. Si la educación general, universitaria, pública o privada fracasa, el presente se tambalea y no hay porvenir. La demagogia y los incongruentes compromisos políticos, han condenado por generaciones a la mutilación en vida, de niños y jóvenes, por ausencia de una acción continua estatal, compatible con ideologías, credos y razas. La educación o falta de educación tradicional, pertenece al ayer y la responsabilidad comunitaria partiendo del hoy, no tiene más excusas. Sin preparación justa y equitativa seremos esclavos de un entorno cada vez más exigente y de nosotros mismos. Gobernantes y educadores, padres de familia y demás componentes de nuestra sociedad, seremos responsables de “formar” o aceptar la formación de estudiantes y profesionales mediocres, no concienciados con su realización; con el agravante de que ello significará mantener en “vías de desarrollo sin fin” a Ecuador, afectando en sus direccionamientos sociales, económicos y propiamente políticos; pero claro, siempre conscientes que, Ecuador lo tiene todo menos desarrollo a tono con el siglo XXI, que requiere de una educación con exigencia y rigor académicos en profesores y alumnos de los diversos niveles. No se trata de exigir milagros o proyectos inconcebibles, sino de partir escalonadamente y con sensatez del aquí y ahora hacia un mañana auténtico y mejor, ascendiendo con realismo e ilusión, con voluntad y tesón; conquistando día a día lo que seamos capaces de merecernos todos, como directivos y sembradores dispuestos al sacrificio, para obtener el conocimiento que engendrará una vida más sana y real al servicio de nuestro país y de la Comunidad Internacional, pues estamos inmersos en la globalización, guste o no, a determinados seres anclados en una angustia vital perenne o nostálgicos de un pasado, que para la mayoría nunca fue mejor “educativamente”. No perdamos más décadas en aislamiento y olvido, con falsas enseñanzas y métodos obsoletos, con promesas, espejismos y con frecuencia, mentiras premeditadas, conculcando los más elementales derechos humanos.
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Ahora bien, es preciso que se reflexione respecto a que en muchas ocasiones padres de familia y profesores no están en vanguardia de las nuevas tecnologías, se internacionalizan y multiculturizan a través de TV e Internet, medios que aunque útiles, rompen barreras e invaden la privacidad de las personas y no siempre orientan con la moral adecuada, despertando así, especialmente en los jóvenes, mundos insospechados de facilismo y triunfo, en los que la ética brilla por su ausencia. Como siempre y ahora más que nunca, los responsables de la educación y de la formación, debemos estar al día o no podremos ejercer como tales. Pensemos que con frecuencia solicitamos sanciones para quienes cometen todo tipo de delitos y especialmente para quienes matan, en la guerra o en la paz o para quienes cometen negligencias profesionales en los quirófanos o consultorios de cualquier especialidad y sin embargo, no lo hacemos para “expertos” que año tras año desde Preescolar hasta la Universidad, pueden delinquir “involuntariamente”, incapacitando a muchos ciudadanos del mundo, para que lleguen con preparación digna y suficiente y puedan integrarse al nuevo mundo globalizado. Creemos que cada país y cada centro educativo, como cada Gobierno, tiene su idiosincrasia contextualizada; pero insistiendo en la crisis educativa casi institucionalizada, todos buscamos enseñar más y mejor, enseñando ahora que está tan de moda, a “aprender a aprender” trascendiendo lo nacional. Por ejemplo, vemos con optimismo el reto del Bachillerato Internacional, emprendido por el Gobierno actual en algunos colegios públicos, pues en la enseñanza particular se está generalizando, lo que hasta hace poco era exclusivo de algunos colegios solamente. Por otra parte, cada vez existen más evaluaciones incluso en las universidades, aunque con todo respeto me atrevo a decir de éstas, que no ha existido la equidad necesaria. Desde nuestro punto de vista no se trataba de “sálvese quien pueda”, pues se buscó la clásica e inicial unidad de cuerpo, pero primaron ciertos intereses comunes y en algunos casos, hay quienes hábilmente han sacado provecho y réditos publicitariamente a ciertos diagnósticos, que nunca debieron presentarse en la forma que se hizo, precisamente por falta de equidad y otros indicadores, contrarios al espíritu de la nueva Constitución. Cabe en este punto hacer una reflexión respecto a la evaluación y su trascendente función al ser el pilar o directriz básica para el logro de una educación de calidad. Sin lugar a dudas toda evaluación debe estar encaminada no a una sectorización o discriminación arbitraria, sino a permitir el sondeo de la asimilación de los conocimientos impartidos y del proceso crítico valorativo empleado por los estudiantes para la solución de un problema determinado. Sólo este tipo de evaluación nos permite cumplir también con uno de los objetivos docentes fundamentales, toda vez que suministra indicadores claros acerca de nuestra actividad de transmisión de conocimientos y el cumplimiento de su propósito, lo que se convierte en un ingrediente vital para mejorar la enseñanza a los estudiantes. De ahí que Elena Barberá Gregori, correctamente enfatiza en la idea que la evaluación debe ser compleja, es decir, que refleje conexiones internas entre las tareas realizadas, guiada por un criterio de relevancia, dirigida a las habilidades cognitivas y sociales y que priorice ante todo la comprensión1 .
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BARBERÁ GREGORI, Elena, Estado y tendencias de la evaluación en la ecuación superior, Universidad Oberta de Catalunya, en Revista de la Real Estatal de Docencia Universitaria, N. 2, pp. 97 y 98.
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Coincidimos en afirmar que todo proceso evaluador de los centros de estudios, como ocurre alrededor del mundo, si bien deben tomar en cuenta desde las instalaciones hasta el número de docentes, deben centrarse con profundidad y seriedad en la correcta percepción de los elementos cognitivos por parte de los discentes; toda vez que mediante esta evaluación el docente podrá reafirmar la interiorización de los contenidos y analizará la posibilidad de continuar con la programación de los temas subsiguientes. Para aplicarla, se puede hacer uso de varios mecanismos, como por ejemplo la organización de debates o talleres grupales, en donde los alumnos pongan en práctica los datos aprehendidos en las clases presenciales, así también se podrían realizar preguntas en base a casos concretos que requieran la aplicación de los conocimientos impartidos; sin que sea recomendable aplicar cuestionarios en los cuales se pretenda que los alumnos, memorísticamente, definan, describan y/o comparen. Todo lo antes señalado, sólo puede ser apreciado mediante un proceso interno correctamente planificado, en donde los observadores no sólo se ciñan a soportes documentales que reposan en archivos, sino a la interacción y observación diaria de la relación entre el Centro Docente, los maestros y alumnos. Sólo así se encontrará la coherencia en el programa evaluativo en correspondencia con el proceso de enseñanza y aprendizaje, de ahí que la incorporación de itinerarios de evaluación que contemplen tareas auténticas con la participación de los estudiantes y el docente reflejarán la integración de procesos compartidos de comunicación y aprovechamiento de los resultados de la evaluación, en pos de una educación de calidad, que es la finalidad misma de cualquier curso académico o de profesionalización. Resulta muy positivo el objetivo que deberían tener todos los centros de estudios, en donde la asimilación eficiente de conocimientos no se mida sino en la formación de intelectuales y profesionales con autonomía creativa, capaces de diagnosticar problemas y plantear alternativas, con una correcta y recta vinculación con la colectividad; puesto que es nuestra opinión, nada se ganaría en un país si lanzamos al mercado laboral profesionales capaces y competentes, pero sin un mínimo de ética en el ejercicio de su área de estudios. Y aunque nuestra tarea como maestros muchas veces se entiende limitada al ámbito cognitivo, debemos lograr conjugar el plano de la praxis y el de los valores, para una correcta transmisión de ideas, en donde las relaciones con los estudiantes supere a la tradicional jerarquía y se empiece a reflexionar en la necesidad de aprender y de desarrollarse del profesor en su relación con sus alumnos. Es nuestra opinión que antes de iniciar cualquier proceso educativo, los docentes deben preguntarse ¿cómo enseñar? o ¿con qué finalidad lo hacen?, ya que con estas premisas se podrá concretar un programa claro y definido, en el cual se tomen en cuenta contenidos apropiados con una correcta y lógica secuenciación, por ende se deberá establecer una metodología apropiada para el grupo de alumnos a quien se dirige, ponderándose los recursos a emplearse y usando, como lo hemos mencionado, a la evaluación como una herramienta que permita rastrear el proceso de aprendizaje, superándose así la idea de evaluar únicamente resultados. Por citar un ejemplo, la Universidad Internacional Sek ha asumido como modelo educativo el denominado como de “Formación por competencias”, en el cual
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nos hemos planteado el reto de avanzar con los syllabus de las materias, partiendo de asignaturas básicas en cada una de las carreras, que requerirán en primera instancia el fomento y desarrollo de la competencia interpretativa, para que los alumnos comprendan la información que se les suministra; actividad imprescindible para lograr una competencia propositiva que permita que los estudiantes produzcan y creen, resuelvan problemas, formulen proyectos; todo lo cual requiere de la competencia argumentativa que viabiliza el sustento y justificación de las conclusiones a las que arriban. Las dimensiones en las cuales se centran nuestros propósitos son tres: cognitiva, afectiva y de praxis, dimensiones que se encuentran interrelacionadas y guardan coherencia la una con la otra, generando un sistema educativo mucho más completo y práctico, que permite al estudiante afrontar los retos de la vida de una manera mucho más funcional, analítica y creativa, debido a que así desarrollará todas sus capacidades y podrá sentir que aporta a la sociedad a la que pertenece; de ahí que el contexto histórico social determinará sus puntos de vista de aspectos aprehendidos y de circunstancias por mejorar o cambiar. Este ensayo evidentemente no tiene como propósito citar a todas y cada una de las teorías educativas, debido a que ellas, pese a sus diferenciaciones, buscan: el inicio y continuidad del conocimiento humano desde pequeños, pero no podemos olvidar a Joshep D. Novak 2 , con su paisaje de esperanza y sencillez, reconociendo que los seres humanos, piensan, sienten y actúan, y las tres cosas que combinan para formar el significado de la experiencia. Además los cinco elementos de un hecho educativo que son: alumno, profesor, conocimiento, contexto y evaluación. Cuando el profesor y el aprendiz negocian y comparten con éxito el significado de una unidad de conocimiento, se produce el aprendizaje significativo y lógicamente la autenticidad y honradez son esenciales para lograr un clima de confianza, que permita compartir significados. Saliendo de este camino teórico pero imprescindible para considerarlo en las diversas esferas de la educación, añoremos el dogma socrático de “dar a luz en la verdad”, cuando las virtudes de la enseñanza son auténticas, honradas y confiables para situar al educador en la cresta de la ola sapiencial, aunque todos tengamos que aprender a nadar para salvarnos y salvar a los demás. Nunca más practiquemos el cambio por el cambio, y si defendemos que la mejor inversión del país está en la educación con proyectos y programas, arranquemos y rectifiquemos ahora, con metas y objetivos serios y definitivos para ser alcanzados a mediano y/o largo plazo, con la convicción de continuidad y perseverancia, sin rasgos neuróticos de gobernantes que pese a ser pasajeros, no reconocen como mejor legado para la historia, el recibir, mejorar y pasar la antorcha de una buena educación con valores, haciendo realidad los sueños de las más brillantes etapas de la historia de la humanidad, que siempre han coincidido con la exaltación de la educación y de la cultura.
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Cfr. NOVAK, Joseph, Learning How to Learn, traducido a 8 idiomas, 1977. NOVAK, Joseph, Learning, Creating, and Using Knowledge: Concept Maps as Facilitative Tools in Schools and Corporations, traducido en 6 idiomas, 2005.
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Es cierto que la educación empieza por casa y rápidamente se comparte con escuelas, colegios y universidades públicas o privadas, a las que se accede por cercanía, moda o necesidad, no siempre con la calidad comprobada y finalmente después de verdaderas odiseas para conseguir matrículas. Las estadísticas exponen con frecuencia resultados poco tranquilizantes, que alejan los horizontes de grandeza y educación integral que teníamos previsto para la niñez y juventud. Pero sí tenemos que compartir realidades, observemos que en el orden práctico los cursos se acortan, las exigencias decrecen, los programas -si se terminan-, tienen lagunas o mares de desconocimientos y con frecuencia los alumnos de todos los niveles se suelen quejar de los profesores exigentes y del exceso de tareas o investigaciones. También insistimos en la imprescindible retroalimentación del Cuerpo Docente y los cursos de capacitación e innovación que originen en las autoridades educacionales continuidad en los procedimientos y control en las planificaciones y mallas curriculares, con menos asignaturas y contenidos fundamentados en estudios científicos. Si, equivale a educar en la libertad y para un mundo en constante cambio, en el que la tecnología más sofisticada arrinconará a quienes no la aceptemos, entendamos y ejercitemos. Es una noble tarea la de salvar a la Patria a través de la Educación, tan noble como difícil, pues debe ser compatible con el orden y la disciplina, con aplicar la justicia distributiva premiando y reconociendo a los que estudian y laboran con honradez, entrega y seriedad; también sancionando a los incompetentes, que se convierten en enemigos de sus propias instituciones y por lo tanto de la Educación en general, porque todos pedimos libertad en la Educación y en la Democracia, pero con altura. Nuestra Patria será lo que nosotros podamos enseñar y reflejar en valores, en caso contrario ese futuro será de desidia e inconstancia en manos de una juventud agotada y abúlica, que incluso llegó a entrar en la Universidad, pero la Universidad no entró en ella. Afortunadamente sí existen profesores doctos y probos, capaces de luchar contra la adversidad formando hombres y mujeres responsables al servicio de la comunidad. Finalmente, admitamos como Estado democrático la coexistencia de la enseñanza pública y privada, pues lo contrario sería admitir el monopolio estatal. Es cierto que existen desigualdades que colocan a unas personas en situación desfavorable con respecto a otras en lo concerniente al desarrollo educativo, pero frente a cualquier privilegio o discriminación, debe mantenerse el principio de igualdad de oportunidades, como verdadero valor de la educación.
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¿Brasil o la UNASUR en el Consejo de Seguridad de la ONU? • Mario Ramos Lucero
Historiador. Master en Seguridad y Desarrollo. Especialista en Gestión del Riesgo. Consultor. Analista político-social y en seguridad y defensa. Director Centro Andino de Estudios Estratégicos CENAE.
Como es conocido, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el organismo encargado de mantener la paz y seguridad entre las naciones. A diferencia de otros entes adscritos a la ONU, el Consejo de Seguridad toma ‘resoluciones’ que teóricamente o de acuerdo a la Carta de la ONU, son de obligatorio cumplimiento de sus miembros. En la historia de la ONU, ha habido países que debido a sus particulares intereses estratégicos o simplemente abusando de su poderío geopolítico, tienen la actitud de tomarse la libertad de cumplir o no esas ‘resoluciones’. El Consejo de Seguridad está conformado por 15 países: cinco permanentes y diez temporales. Los cinco miembros permanentes son los Estados Unidos, Francia, Reino Unido, República Popular China y la Federación Rusa. Mientras que los miembros no permanentes se eligen cada dos años. Cada miembro del Consejo tiene un voto. Las ‘resoluciones’ se toman con el voto afirmativo de mínimo nueve miembros. Pero el quid de la cuestión está en que los miembros permanentes tienen derecho a veto, es decir, cualquier ‘resolución’, así haya sido votada afirmativamente por el resto de miembros, puede ser vetada y simplemente rechazada. Esto hace la diferencia que trae como resultado la existencia de ‘Estados aventajados’ y ‘Estados desventajados’. En lo fundamental, la actual estructura del Consejo es una herencia del sistema estratégico mundial heredado de la Segunda Guerra Mundial; ese orden geopolítico que aún pervive y que se negoció entre 1944 y 1945. Una derivación de aquello fue la arquitectura hemisférica de seguridad impulsada por los Estados Unidos, nos referimos a la Junta Interamericana de Defensa (JID en 1942), al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR
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en 1947) y a la Organización de Estados Americanos (OEA en 1948); organismos que han ido perdiendo influencia y credibilidad en el ámbito latinoamericano. En especial lo relacionado a lo más militar, JID y TIAR, en gran parte de los países suramericanos ya no tiene ningún efecto práctico. Los argumentos de Brasil para una silla permanente en el Consejo. Actualmente Brasil es miembro no permanente del Consejo, lo será durante los años 2010 – 2011, pero aspira a que se le asigne un puesto permanente, para lo cual debe impulsar una reforma del Consejo que debe ser aprobada por los dos tercios de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que equivalen a 128 votos de los 192 miembros. Brasil ha ocupado diez veces un asiento en el Consejo de Seguridad, la última fue en el período 2004-05. También Japón, Alemania y la India aspiran a un sillón permanente en el Consejo de Seguridad. Entre los argumentos que delinea Brasil están los siguientes: a) Ser el país más grande de América Latina en términos de población, economía y territorio; b) Haber recibido el apoyo de Francia, Estados Unidos (que apoya a Brasil pero sin otorgarle poder de veto) y también ha recibido el apoyo de la Federación Rusa, o sea tres de los cinco miembros permanentes; c) Ser un país con importante peso político entre los emergentes. Argentina no avala la designación de Brasilia como representante permanente de la región en el Consejo de Seguridad. Nosotros compartimos las dudas de Buenos Aires, la pregunta es: ¿Por qué debemos aceptar los suramericanos una arquitectura de seguridad exclusivamente o predominantemente monitoreada por Brasil? ¿Por qué los suramericanos o latinoamericanos debemos ser representados únicamente por Brasil? Apostar por la integración suramericana en seguridad. En la actual fase histórica, Suramérica necesita profundizar sus apuestas geoestratégicas. Aún Brasil, con su complejo de gigantismo, no tiene destino propio sino busca seriamente integrarse con el resto de países suramericanos. La UNASUR y su Consejo de Defensa deben adoptar una visión común que permitan enfrentar juntos los desafíos que nos plantea el siglo XXI. Por esto la UNASUR debe exigir la renuncia a cualquier aspiración de liderazgo unilateral, debe fomentar el interés de la región suramericana y no de ningún país en particular. La única forma de preservar la soberanía de nuestra región pasa por la integración. Los apoyos que los ‘privilegiados’ miembros permanentes del Consejo de Seguridad otorgan a Brasil, no es inocente, a esas potencias no les conviene la formación de un Estado subcontinental y el ingreso de Brasil como socio permanente al ‘club de los privilegiados’ implicaría, debilitar la fuerza que personificaría un puesto en el Consejo de Seguridad para la UNASUR. Entregar a un Estado ese sillón, por más importante que sea, no permitiría representar a cabalidad el interés global suramericano.
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Se puede argüir que esta idea va en contra de las normas que exige la ‘tradicional etiqueta internacional’, es decir, entregar un sitial no a un país, sino a un bloque de países; pero si en verdad se trata de trabajar por la seguridad del mundo, el planeta tiene que abrirse a una nueva arquitectura y pensamiento geopolítico en materia de seguridad. Si prácticamente todos los principales centros de pensamiento geopolítico reconocen que vivimos en un mundo multipolar ¿No sería mejor que en el Consejo de Seguridad haya un asiento para la Unión Europea, otro para el bloque de países africanos, uno para la UNASUR y el resto de bloques continentales? Suena a escuela idealista en materia de relaciones internacionales, siempre y cuando, en nuestro caso, la UNASUR no tome conciencia que la única forma de imponer sus intereses en el escenario global es introduciendo una nueva lógica para entrar ‘al gran juego geoestratégico’. Como planteaba Rudolf Kjellén “ninguna nación tiene futuro si no es consciente de sí misma”, y como ya lo expresaron nuestros pensadores, América Latina es una Nación de Países. “La globalización sólo será regulada –y ya lo estamos viviendo en esta crisis global- desde y por los Estados continentales industriales desplegados en sistema mundo como totalidad espacial, por lo que por primera vez (…), se abre una desoccidentalización de la política mundial”1. América Latina es nuestra nación cultural, y la UNASUR debe convertirse en el espacio geopolítico que permita impulsar y materializar la integración, en primer lugar suramericana y luego latinoamericana, y de esta manera plasmar sus intereses de seguridad con potencia.
“En lo fundamental, la actual estructura del Consejo es una herencia del sistema estratégico mundial heredado de la Segunda Guerra Mundial; ese orden geopolítico que aún pervive y que se negoció entre 1944 y 1945”.
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BARRIOS, Miguel Ángel; en Prefacio del ‘Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica’, Miguel Ángel Barrios, Director, Editorial Biblos, 1ra edición, Buenos Aires, 2009.
TRIBUNA DEMOCRÁTICA
Empoderamiento de las mujeres * • Gayne Villagómez Weir
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Postítulo sobre Derechos Humanos y Mujeres: Teoría y Práctica; Raoul Wallenberg Institute of Human Rights and Humanitarian Law. Universidad de Lund. Diplomado. Suecia; Universidad Central del Ecuador, Escuela de Ciencias Internacionales,Egresada; Universidad Católica del Ecuador, Facultad de Jurisprudencia, Doctorado. Consultora y capacitadora en Proyectos de género y derechos de las mujeres. Congreso Nacional: Asesora Despacho Diputada Garcés Dávila en temas de género, derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos; Proyecto Liderazgo y Ciudadanía de las Mujeres, Coordinadora Política de Mujeres Ecuatorianas; Defensoría del Pueblo, Dirección Nacional de Defensa de los Derechos de las Mujeres, la Niñez y la Adolescencia. Asesora legal; Empresa Estatal de Comercialización y Transporte de Petróleo, PETROCOMERCIAL. Abogada de la Unidad Legal; Participación en reformas y propuestas de ley. Ley de Violencia contra la Mujer (1994), Constitución Política (1997), Código de Procedimiento Penal (1999), Ley de Cuotas (Ley de Elecciones-1999) y Código Penal (2005); Comisión de la Mujer, el Niño y la Familia del Congreso Nacional: Asesoría legal. Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias-INIAP: Directora Jurídica. Federación Democrática Internacional de Mujeres, FDIM. La Habana, Cuba, Consultora en violencia intrafamiliar. Integrante de la FDIM 1993-2007. Numerosas publicaciones.
El rasgo más sobresaliente del término empoderamiento es la palabra poder. Su uso es un llamado de atención sobre las relaciones de poder o del poder como relación social. El poder es fuente de opresión en su abuso y fuente de emancipación en su uso (León, 1997). Las relaciones de poder pueden significar opresión, subordinación, o pueden implicar desafío y resistencia para transformar la desigualdad en equidad. El empoderamiento, en su concepción más amplia, no debe entenderse sólo como un proceso individual, lo cual es propio de la masculinidad. No puede entenderse desconectado de un contexto socio-político, no puede desconocer las relaciones de las estructuras de poder y las prácticas de la vida diaria de las personas. El empoderamiento puede quedar en la mera apreciación subjetiva, en una sensación, si no se conecta con el contexto y se relaciona con acciones colectivas que hace parte de un proyecto ético-político que permite que las personas participen en la comprensión y transformación de la sociedad (Schuler, 1997). En pocas palabras, implica un cambio tanto individual como colecti-
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Este artículo se ha basado en la publicación “Los Derechos Humanos con Enfoque de Género. Guía de Educación”. Gayne Villagómez. CPME-PNUD. Quito, 2002.
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vo: el poder se concreta a través de acciones transformadoras de una realidad, sino sería una simple abstracción. Hay diferentes formas de percibir el poder y diferentes tipos de poder: el poder sobre, en el que el aumento de poder de una persona implica la pérdida de poder de otra. Es el más familiar y común, se manifiesta en el control que se ejerce sobre las decisiones de los demás. También es aquel poder que suprime e invisibiliza. Así, la coerción, manipulación e información sesgada o falsa son formas de poder sobre. El poder para sirve para iniciar cambios a través de una persona o grupo líder que estimula la actividad e iniciativa en otras/os. Es un poder productivo, permite compartir el poder y favorece el apoyo mutuo, aunque puede haber resistencia y manipulación. Es un poder creativo que abre posibilidades y acciones sin dominación, sin el uso del poder sobre. El poder con se refiere al consenso, a la solución compartida de los problemas; el todo puede ser superior a la sumatoria de las partes. El poder desde adentro representa la habilidad para resistir el poder de otras/os mediante el rechazo a las demandas indeseadas. Construye la base desde la cual se puede construir a partir de sí misma. Implica el reconocimiento y análisis de las formas de subordinación de las mujeres, lo cual se logra con base en la experiencia. Es el poder que surge de la misma persona; no es otorgado por nadie. Aunque se han ido abriendo más oportunidades para las mujeres, aún son objeto del poder sobre, con limitaciones para ejercer un poder para incidir, para cambiar, por lo cual ejercen un poder con limitaciones rígidas en casi todos los ámbitos. Empoderar a las mujeres con una nueva concepción es emprender procesos de construcción del poder para y del poder desde adentro que siguen siendo un desafío para las organizaciones de mujeres. En suma, los procesos de empoderamiento de las mujeres son procesos de superación de las desigualdades de género, reconociendo primeramente, que hay una ideología que legitima la dominación masculina y perpetúa la discriminación. Si la subordinación ha sido considerada como “natural”, el cambio de este estado de cosas no podría ser espontáneo. De allí que el empoderamiento implica tener conciencia individual y colectiva sobre la subordinación de las mujeres para modificar la imagen sobre la mujer y las creencias sobre sus derechos y capacidades, y para desafiar las estructuras que las subordinan. Por otro lado, el empoderamiento también puede analizarse desde la perspectiva de la masculinidad; significa una liberación para los hombres como también un empoderamiento en las esferas de lo material y psicológico. Las mujeres entran a compartir responsabilidades y los hombres son permitidos a experimentar nuevas emociones al haber eliminado los estereotipos de género.
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