Rumores y Sensibilidades en Venezuela Colonial

Page 1

RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

Cuando de historia cultural se trata

Frédérique Langue


Frédérique Langue

Rumores y Sensibilidades en Venezuela Colonial. Cuando de Historia Cultural se trata. c Frédérique Langue. 2010 c Fundación Buría. 2010

Coordinador Editorial Carlos Giménez Lizarzado Edición al cuidado de: Magalis Pérez

Diagramación y Diseño José Simancas

Servicio Editorial Cooperativa Venciseditores

Impresión: Editorial Horizonte C.A. 500 ejemplares

Depósito legal: lf79020099004788 ISBN 978-980-6087-81-1 En Cubierta: Obra anónima Nuestra Señora de Caracas 1766. Tomada de El Desafío de la Historia. Año 1. No. 2

Impreso en Venezuela – Printed in Venezuela


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

Índice Presentación por Reinaldo Rojas .................................................... 5 A modo de introducción ............................................................... 13

I. LA HISTORIA DE LAS MENTALIDADES. ¿PARADIGMA DE LA HISTORIA CULTURAL, ESPEJISMO O SIMULACRO METODOLOGICO? ....................................................................... 15 ¿Una declinación de la historia cultural?..................................... 17 Entredichos de la historia............................................................... 19 Sentidos y denominaciones alternas : el porqué de la “antropología cultural” .................................................................. 21 Cuestionar la historia de las mentalidades.................................. 24 Itinerarios regionales ...................................................................... 25 Temarios predilectos ....................................................................... 27 Bibliografía mínima ........................................................................ 30

II. HISTORIOGRAFIA COLONIAL DE VENEZUELA, PAUTAS, CIRCUNSTANCIAS Y UNA PREGUNTA:¿TAMBIEN SE FUE LA HISTORIOGRAFIA DE LA COLONIA DETRAS DEL CABALLO DE BOLIVAR? ................................................................................. 33 De la historiografía tradicional a la producción científica del siglo XX...................................................................... 36 Los caminos de la renovación temática: instituciones y “padres fundadores” ................................................................... 41 El predominio de la historia regional........................................... 44 Dos opciones mayores: redes de poder y mentalidades............ 47


Frédérique Langue

III. EL HONOR EXTRAVIADO. REPRESENTACIONES Y SENSIBILIDADES ARISTOCRÁTICAS EN VENEZUELA COLONIAL ...................................................................................... 59 Estirpe y caudal: el extraño discurso de la aristocracia mantuana tardía .............................................................................. 63 Perpetuo y honorífico silencio … .................................................. 66 La pardocracia o el honor rescatado : genealogías mestizas y preeminencias ............................................................................... 67 Referencias....................................................................................... 70

IV. EL OBISPO Y EL MANTUANO. HONOR Y SUBVERSIÓN EN LA VENEZUELA DEL SIGLO XVIII..................................... 75 Los fundamentos del honor: caudal y linaje ............................... 78 Cuando se subvierten las normas morales e irrumpen las pasiones....................................................................................... 81 La transgresión femenina como forjadora de identidad ........... 87 Bibliografía ...................................................................................... 93

V. RUMORES BOLIVARIANOS DEL SIGLO XVIII. HACIA UNA HISTORIA DE LAS SENSIBILIDADES DE VENEZUELA COLONIAL ...................................................................................... 99 Desentrañar sentidos y mensajes de un pasado doblemente ocultado .................................................................... 102 Rumores bolivarianos del siglo XVIII: cuando el perpetuo silencio los salvan a los mantuanos ............................................ 107

VI. LA FIESTA BURLADA. IDENTIDADES ARISTOCRATICAS EN VENEZUELA COLONIAL siglo XVIII .............................. 123 Espacios y ritmos festivos ............................................................ 127 Ceremonias públicas: apariencias, preeminencias y pasiones 131 Sensibilidades : de los márgenes a la plaza o la transgresión como mecanismo identitario ....................................................... 134

Currículo Breve de la autora ...................................................... 147

-4-


PRESENTACION Reinaldo Rojas I

De dos universos culturales en conflicto, el indígena y el español, es que surge en los tres siglos de dominio colonial español, el mundo del criollo hispanoamericano. Producto y creación, a la vez, el universo del criollo es frontera entre civilizaciones y, por ello, ambivalencia e incertidumbre en lo que es y lo que puede y aspira llegar a ser. Bolívar, criollo por excelencia, decía en su Carta de Jamaica de 1815, que la América española, no era ni española ni indígena sino más bien una especie de “pequeño género humano”.

Pues bien, esa América española, que se nutrió de la sangre de indígenas, españoles y africanos, que se hizo mestiza y de color por encima de las divisiones en castas impuestas por el Estado colonizador, requiere ser estudiada en su riqueza y complejidad. En la imaginación jurídica de las Leyes de Indias, la América española se divide en dos repúblicas: la de los blancos y la de los indios. Pero en la realidad social, es el español en tierra americana quien engendra la república del criollo, esa que emerge con la crisis del imperio en 1810 para transformarse en nación. Por eso, es el criollo quien imagina la nación y funda la república, mientras el pardo, excluido de la patria del criollo, por ser mestizo y de color – como si todos no lo fuéramos - le impone los valores de la justicia y la igualdad, a veces destruyendo lo que el criollo ha querido construir, por ser éste un orden social y político, además de injusto, racista y excluyente. Por eso nuestras guerras civiles son, a la vez, mal endógeno y mecanismo de inclusión. El estudio del mundo del criollo ha tenido diversas inter-


pretaciones, según las corrientes que han dominado en nuestra historiografía sobre el período colonial. En los tradicionales enfoques políticos, al criollo se le confunde con el español porque forma parte con éste del bloque social dominante. Para la historia económica y social, las diferencias surgen fundamentalmente por la posición que juega el criollo en el control del aparato productivo interno frente al funcionario español encargado de las labores administrativas del estado imperial. Dominio económico vs. Dominio político. Siguiendo este esquema de análisis, la independencia viene a resolver esta contradicción, porque con ello todo el poder va a pasar a manos de los criollos.

Sin embargo, el mundo del criollo es mucho más que poder económico y aspiración del poder político. Es una realidad social y cultural que aparece en la sociedad colonial con un rasgo que la define: su permanente crisis de identidad, la cual nace de la incertidumbre de no saber quien es. De allí su polaridad entre lo indígena ancestral que aparece como un mito de los orígenes y lo europeo como modelo a imitar, como un querer ser. La historia cultural, cultivada desde las perspectivas interdisciplinarias de la antropología social, de la semiología de las formas simbólicas, de los lenguajes y discursos, de los modelos de sociabilidad modernos, de las representaciones sociales, de las sensibilidades colectivas y de los imaginarios políticos, nos da otras pistas y nos abre otros caminos para abordar, en su complejidad, fenómenos como la construcción de identidades en grupos sociales que, como los criollos y los pardos, se forman en las fronteras de dos o más civilizaciones. La obra que presentamos con el título de: Rumores y sensibilidades en Venezuela colonial, de la historiadora francesa Frédérique Langue, tiene la virtud de transitar el camino novedoso de la interpretación de nuestro mundo criollo, del mundo del mantuanaje caraqueño de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, en los albores de la lucha emancipadora, desde las perspectivas de la historia cultural, como historia de las representaciones sociales y de las sensibilidades colectivas, indagando en uno de sus mecanismos de constitución de identidades como lo es el de la trasgresión al modelo hispánico. A través -6-


del estudio de los comportamientos ilícitos pasados por alto por la "historia oficial", y que involucran a toda la estructura social, desde el aristócrata criollo, el alto funcionario real, el esclavo o el artesano, la mujer “india” o las damas principales, la autora nos presenta estos seis trabajos de historia cultural donde se aborda el estudio de comportamientos y actitudes que como fenómenos de mentalidad –en su sentido de larga duración - son reveladores de una sensibilidad colectiva de fundamental importancia en la comprensión global de una sociedad históricamente determinada. II

Frédérique Langue es una de las historiadoras francesas que más estudios sistemáticos ha dedicado a Venezuela, desde su Histoire du Venezuela de la Conquête à nos jours,( Paris, L'Harmattan, 1999) hasta su obra de comprensión del actual proceso político bolivariano titulado Hugo Chávez et le Venezuela. Une action politique au pays de Bolívar, (Paris, L'Harmattan, 2002), pasando por Aristócratas, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII, publicado por la Academia Nacional de la Historia en el año 2000. A ello hay que agregar sus múltiples artículos y ensayos dedicados al estudio de la economía y la sociedad colonial, y en especial, al mundo de los mantuanos caraqueños, primero como aristocracia territorial, desde las perspectivas de la historia económica y social, y, posteriormente, como élite de poder, ya bajo los enfoques de la nueva historia social y cultural que actualmente cultiva donde predominan temáticas como las sociabilidades, las identidades, las representaciones y las sensibilidades en la historia.

Como historiadora de profesión y oficio, Frédérique ha transitado, con obra a la vista sobre México y Venezuela, el camino de la historia económica y social a la historia de la cultura, desde sus orígenes como historia de las mentalidades a la actual historia de las representaciones sociales y de los imaginarios colectivos. Sobre este transito y sobre estos nuevos territorios de investigación es que trata la presente obra, la cual reúne, bajo el sugestivo -7-


título de Rumores y sensibilidades en Venezuela colonial, seis interesantísimos ensayos, inscritos en esa nueva historia cultural que se viene desarrollando desde la década de los 90 en nuestros países, y que Frédérique no sólo ha venido promoviendo desde la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris y como redactora en jefe de la revista electrónica Nuevo Mundo Mundos Nuevos, sino que han surgido de sus visitas académicas y de investigación a Venezuela, desde que la conocimos en Caracas en 1989, en los ambientes del posgrado en Historia que había fundado, para ese entonces, el Dr. Federico Brito Figueroa en la Universidad José María Vargas y que compartía con sus investigaciones en el Archivo General de la Nación y el Archivo Arzobispal de Caracas. Muchos de estos estudios seguramente surgieron de aquellas estadías y de los encuentros en las aulas universitarias de posgrado de la Universidad Santa María, Universidad Central de Venezuela y Universidad Católica Andrés Bello.

En este sentido, la obra que presentamos reúne una serie de ensayos, ponencias y artículos dedicados al estudio de la sociedad colonial venezolana, enmarcados en esas nuevas lecturas y enfoques de análisis de gran pertinencia tanto en el debate historiográfico actual, como por su impacto en la renovación de nuestros estudios coloniales. Revisemos brevemente, lo fundamental de cada trabajo, como orientación del lector. III

La obra que comentamos consta de seis capítulos que se corresponden con seis densos y muy documentados estudios sobre nuestro proceso histórico colonial. Veamos. El primer ensayo viene a ser una introducción para el Seminario dictado por la autora en la Universidad Central de Venezuela en 1998, sobre la denominada “historia de las mentalidades”. En ese momento, la autora se pregunta si la historia de las mentalidades, cuyos orígenes se remontan a la década de los años 60 en Francia, se constituyó en un verdadero paradigma de investigación, impulsado -8-


desde los ámbitos de la historia cultural, o más bien fue un espejismo o simulacro metodológico que finalmente dio paso a lo que ya en la década de los 90 se denominó claramente nueva historia cultural (siendo uno de sus mayores representantes y portavoces Roger Chartier), antropología histórica (tal como aparece en los programas de posgrado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris) y, más contemporáneamente, historia de las representaciones sociales. Dando respuesta a esta cuestión la autora nos pasea por ese proceso de constitución de una nueva historia cultural en la que destaca la emergencia de la noción de prácticas sociales, como categoría del análisis social. Luego pasa a estudiar la recepción de la historia de las mentalidades en América Latina, partiendo de México para luego caer en Venezuela.

El segundo ensayo es una aproximación critica a los cánones epistemológicos que han regido la producción historiográfica colonial venezolana, partiendo de dos historiadores venezolanos que se han ocupado del tema: Angelina Lemmo, autora del libro Historiografía colonial de Venezuela y Germán Carrera Damas, cuya obra ha sido dedicada, casi por entero, a fundar la critica historiográfica moderna en nuestro país. En este ensayo, Frédérique nos esboza un panorama de la evolución seguida por la historiografía venezolanista del período colonial, haciendo hincapié en sus peculiaridades y en aquellos rasgos que van definiendo la producción historiográfica de la última década del siglo XX, donde destaca como obra monumental – según su criterio el Diccionario de Historia de Venezuela, sin igual en el ámbito latinoamericano, tanto por su extensión como por su carácter exhaustivo. No queda fuera de su estudio la labor de Mario Briceño Iragorry, los aportes de la historiografía marxista y el papel de fundamental importancia que ha jugado la universidad en la formación de historiadores profesionales, tanto a nivel de licenciatura como de posgrado, cuyos efectos se hacen sentir en la nueva historiografía venezolana de las dos últimas décadas del siglo XX.

Los ensayos siguientes están dedicados al estudio de las formas de vida de nuestra sociedad colonial en las perspectivas de -9-


una historia de las representaciones y de las sensibilidades colectivas. En el primero, cuyo título es “El honor extraviado: representaciones y sensibilidades en Venezuela colonial”, Frédérique nos introduce en el análisis del discurso y de las prácticas efectivas de la aristocracia criolla a fines del siglo XVIII, comparando las fundamentaciones del discurso aristocrático con sus transgresiones al modelo cultural hispánico. Para la autora es clave en este comportamiento, el conflicto entre dos modos de vida que representan: el honor, como valor fundamental en las sociedades de antiguo régimen estamental; y el dinero, que impone sus intereses en la nueva sociedad mercantil. No olvidemos que los criollos se movían en el contexto de una sociedad de castas, cuya identidad venia siendo socavada por el ascenso económico de los llamados pardos. Esta situación, le abre espacio a una serie de “comportamientos desviantes respecto a la norma social y moral de la época” tanto en el mundo de la aristocracia territorial como en el modo de vida de los altos funcionarios españoles.

Este último sector es tratado en el capítulo siguiente, intitulado “El obispo y el mantuano. Honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII”. Aquí, el tema central es el matrimonio entre blancos criollos y pardos, “con desigualdad de linaje”, y las actuaciones del Obispo Francisco de Ibarra, para quien, en 1804 “… no podrán casarse arbitrariamente los blancos y blancas con negras, negros, mulatas, mulatos, sambas y sambos, mestizas y mestizos inferiores, libres o esclavos". La circulación entre las castas a través del matrimonio, a veces como estrategia de blanqueo o de fortalecimiento y ampliación del patrimonio familiar, es regulada en 1776 por la Real Pragmática de matrimonios. Sin embargo, frente a la norma aparecen las transgresiones que van agrietando el sentido monolítico y cerrado de aquella sociedad cerrada por su condición de castas, poniendo en escena un “discurso de la transgresión, fundador sin embargo, de una verdadera identidad criolla.” Se trata, pues, de una lucha abierta entre virtud y pecado, honor y dinero, en los marcos de subversión a la norma que imponen importantes representantes de la élite mantuana contando con la complicidad de las autoridades judiciales - 10 -


y religiosas españolas.

El ensayo que sigue, se centra en el fenómeno comunicacional del rumor, enfocado como una dimensión de la historia de las sensibilidades. Se trata de la pugna entre los hechos silenciados por la memoria, sepultados por el olvido, y, en el mejor de los casos, ocultados por las élites intelectuales y políticas de ayer y de hoy, y el proceso de creación y luego de transmisión del rumor como revelador de actitudes colectivas.

Para la autora, el rumor va en contra del "perpetuo silencio" que acompaña las constantes desviaciones respecto a la norma moral de aquellos "padres de familia" que constituyen la red familiar del mantuanaje caraqueño, defensora de la Corona y de la moral cristiana, frente a la llamada " multitud promiscua " integrada por los sujetos de menor estatuto social y étnico, pronta a desviarse de los mandamientos de Dios y de los caminos de la fe cristiana, es decir, indios, negros y pardos. Entre el escándalo y el silencio aparece el rumor. Es un producto de la contradicción entre "vicios privados y públicas virtudes". Entre el decir y el "nodecir", el hecho de “darle la palabra a los documentos”, y, a través de ellos, a los protagonistas de una historia no-oficial, contribuye, sin lugar a dudas, a renovar las categorías del método histórico, especialmente por lo que a actores sociales y circulación de la información se refiere. En este caso, aparece el fenómeno de las mujeres transgresoras — blancas y nobles, de "estimación" y de "notorias circunstancias" — que no terminaban ni en las cárceles ni en los hospicios sino en sus propias casas de residencia o en el Convento de las monjas concepcionistas, de Caracas, como fue el caso de Rosa Aristiguieta, "depositada" en esta institución. Un último ensayo sobre la fiesta burlada completa la obra que venimos comentando. En primer lugar, tenemos la fiesta religiosa, de tradición hispana y mediterránea, de devoción cristiana que — pese a la oposición reiterada de las autoridades religiosas — se acompañaba de bailes y fuegos artificiales. Aquí la norma la - 11 -


representan las Constituciones sinodales como texto fundador de la moral criolla y, para Caracas, el “Bando de Buen Gobierno”, establecido en 1789 por el cabildo con el fin de reglamentar “la participación notoria de las mujeres y de los mendigos en estas fiestas.” Frente a esta fiesta “del poder”, encontramos la fiesta profana que se lleva a cabo en los círculos populares, entre indios, negros, mestizos y pardos, donde encontramos los "bailes de tambor", "danzas de monos", o fandangos, catalogados como perniciosos moralmente por las autoridades eclesiásticas y un conjunto de festividades alrededor de la corrida, el teatro, las comedias diversas, los espectáculos de títeres y acróbatas, mal vistas por los guardianes del orden establecido, quienes diferencian la fiesta política y la fiesta religiosa de la fiesta profana. Pero esta última, por su naturaleza popular, es también transgresión que crea comunidad en “los de abajo”, con sus actos festivos que crean representaciones y sensibilidades fuera del marco de las élites dominantes, base de la cultura popular venezolana que surge de la transformación del referente hispano y de la transgresión del mundo cerrado del criollo.

Vienen a ser, pues, estos estudios de Frédérique Langue, interesantes acercamientos a nuestra constitución social como pueblo y como cultura, elaborados desde las perspectivas epistemológicas de la historia de las representaciones sociales y de las sensibilidades colectivas que buscan, más allá de lo dado¸ penetrar en el mundo de las significaciones que le dan orientación simbólica a una sociedad determinada. Felicitaciones a Frédérique por esta interesante obra y nuestro agradecimiento por el nuevo aporte que le brinda a la historiografía venezolana contemporánea. El Eneal (estado Lara), enero 2010

- 12 -


A modo de introducción

Cuando el Dr. Reinaldo Rojas me sugirió rescatar algunos de los textos que había ido elaborando en torno a mis investigaciones sobre Venezuela, mi primera reacción consistió en dudar del interés que pueda tener esta recopilación para el público universitario, por más que este público haya estado presente en las conferencias o seminarios que tuve la oportunidad de dictar en varias aulas caraqueñas o maracaiberas. Esto por una simple razón: la Academia Nacional de la Historia ya tuvo a bien publicar, bajo el título de Aristócratas, Honor y Subversión en la Venezuela del siglo XVIII (2000, Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela) un compendio de las investigaciones que había venido realizando sobre el tema de las élites caraqueñas del siglo XVIII, y especialmente sobre las élites mantuanas, así como sobre las mentalidades, representaciones y valores culturales de la época. Ahora bien, la característica del oficio de historiador, y sobretodo del estudioso de las representaciones sociales, consiste también en ubicar su problemática dentro de un esquema interpretativo global, aunque no globalizante. Por eso mismo, había tenido la oportunidad de escribir un par de consideraciones metodológicas acerca de esta forma de hacer historia, y particularmente acerca de la evolución que experimentó la llamada historia de las mentalidades, “no-sé-qué de la historia” según Jacques Le Goff, hacia la historia de las representaciones (en sus vertientes sociales, culturales, políticas …). De ahí el hecho de que terminé aceptando esta amistosa invitación que no puedo sino agradecer — por la grata oportunidad que brinda de volver a encontrar a los lectores de “Tierra Firme” — y resolví entregar algunas reflexiones de tipo metodológico o historiográfico, junto a unos estudios más novedosos y en parte inéditos que versan en la “historia de las sensibilidades”, prolongación y culminación, desde luego, de las anteriores corrientes historiográficas y expresivos del mestizaje cultural. Recogen tanto análisis acerca de las definiciones y de los cuestionamientos pro-


Frédérique Langue

pios de la historia de las mentalidades y representaciones en cuanto paradigmas de la historia cultural, de la inserción de la historiografía venezolanista dentro de esa corriente historiográfica, como la “experiencia” granjeada con el estudio de las élites mantuanas y de la imposición en el conjunto de la sociedad indiana del modelo cultural aristocrático, de las variopintas declinaciones de este modelo en la sociedad venezolana del tiempo y especialmente entre la “pardocracia” — para retomar la expresión forjada por el Libertador —, el destacado papel de las mujeres, las transgresiones en relación con el tema del honor, el papel singular de esos objetos olvidados de la historia académica que son el rumor o del silencio en la preservación de unas identidades criollas, o también aquellas emociones y pasiones del pasado que asoman en las formas de sociabilidad de la época, cuyo mejor aunque más controvertido ejemplo (denunciado por los censores morales de la época) resulta ser la fiesta. Ojalá este pequeño libro, le permita al curioso lector adentrarse en los códigos culturales de un pasado remoto y en unas sensibilidades propias de la Colonia pero que se insertan en última instancia en el tiempo largo y por lo tanto dejaron huellas en la idiosincrasia nacional de Venezuela. Resulta necesario advertir que los distintos capítulos que conforman este conjunto presentan variadas formas de señalar las referencias críticas y la bibliografía. Esto se debe al hecho de que algunos textos se atuvieron a las normas de las publicaciones donde salieron por primera vez, o bien de los organizadores de los eventos donde fueron presentados como ponencias. Se conservó el aspecto formal para facilitar su rápida edición.

- 14 -


I

LA HISTORIA DE LAS MENTALIDADES. 多PARADIGMA DE LA HISTORIA CULTURAL, ESPEJISMO O SIMULACRO METODOLOGICO?1

1

Seminario UCV 1998



La historia de las mentalidades siempre ha encerrado un sinfin de paradojas : no-sé-qué de la historia como la llegó a calificar uno de los fundadores, el medievista Jacques Le Goff, “ historia encrucijada ”, donde todo o casi todo cabe, por lo menos lo que escapa a la racionalidad rígida e ideológicamente comprometida de la historia de aquel entonces, o a los cajones, a las clasificaciones inmediatas y lenificantes de la historia económica, social o política ostentada por los seguidores de Labrousse y sus epígonos. Con otra paradoja quisiera empezar este recuento a través de un género histórico que ya no es nuevo desde luego, pero que sus defensores siguen presentando con sobradas razones como profundamente innovador, de planteamientos novedosos, de reconsideraciones permanentes. En uno de los lugares donde se acunó el término, dejó de existir en efecto esta forma de hacer la historia. En Francia, se suele hablar ahora de historia cultural (siendo uno de sus mayores representantes y portavoces Roger Chartier), todavía de antropología histórica (aparece en los programas de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales) y en todo caso de historia de las representaciones . Otro tanto está sucediendo allende los Alpes, en la escuela histórica italiana. Ahí esta la novedad, el vuelco que se le dió a este recorrido reflexivo que empezó en los años 1970 (véase la obra colectiva Hacer la historia, dir. J. Le Goff, P. Nora, Barcelona, Laia, 1979, 3 vol.) y que culmina hoy en día en una nueva etapa formativa. ¿Una declinación de la historia cultural?

¿Se declina la historia cultural tal como se conceptualiza hoy en día en función de la historia de las representaciones o será lo contrario? ¿Cuál de las dos determina la otra? ¿Tendrá valor de paradigma orientador de esta aprensión diferencial del acontecer histórico? Quizás resulte más adecuado hablar de influencias recíproca, en un proceso dialéctico que dificulta la aprensión de fenómenos atípicos, complejos - si nos referimos a las clasificaciones tradicionales - en su univocidad - si es que existe esta univocidad. Dicho de otra manera, hablar de fenómenos “culturales” implica necesariamente hacer referencias implícitas o no a las “estructu- 17 -


Frédérique Langue

ras mentales”, a las “visiones del mundo”, al mundo de las “representaciones” que quizás encierre mejor, reúna en nuestra perspectiva occidental dualista, las dos caracterizaciones que anteceden, por más que la historia cultural tienda a contemplar, a nuestro parecer, la circulación de los objetos del conocimiento en sus distintas formas (imágenes, libros, cualquier impreso, oralidad, y ahora lo virtual con todas con implicaciones inexploradas).

¿Cuáles han sido, en ese espacio historiográfico cambiante y más particularmente en el transcurso de estos últimos años, los planteamientos más destacados, los cuestionamientos más notables y las revisiones criticas que le hicieron en provecho precisamente de una historia de las “ representaciones ”? A grandes rasgos, y como lo demuestran publicaciones recientes, esta disciplina de indefinidas fronteras (no imprecisas), que se aprovecha de muchas formas de “ hacer la historia ” (demografía histórica, historia de la familia, de las religiones) ha ido delimitando poco a poco sus espacios genéricos, unos espacios que se caracterizan sin embargo por su suma fluidez interpretativa. En este aspecto, quisiéramos mencionar tan solo a las obras de Arlette Frage, (Dire et mal dire. L’opinion publique au XVIIIe siècle, 1992; Le cours ordinaire des choses dans la cité du XVIIIe siècle, 1994, o, bajo la coordinación de la misma autora, De la violence et des femmes , 1997), o en otro orden de ideas, las aproximaciones socio-linguísticas de P. Bourdieu (Questions pratiques, 1994), amén del hito historiográfico y excepcional itinerario conceptual y temático que constituyen a nuestro parecer las obras Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire (1995) dirigido por Jean Boutier y Dominique Julia y más recientemente Les formes de l’expérience. Une autre histoire sociale (1995), editado por Bernard Lepetit. Más allá del rechazo de la historia como disciplina inmóvil, fija en sus principios y en sus métodos, este tipo de reflexión oscila permanentemente entre dos aprehensiones conceptuales, llevándonos de esta manera hacia “ otra historia social ” como lo reivindica sin equivocaciones la obra coordinada por B. Lepetit : la historia de las “ prácticas ” — lo que habíamos llamado precisamente, en varias - 18 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

investigaciones que tuvimos la oportunidad de realizar en el campo americanista, las “ prácticas efectivas ”— y la práctica de la historia.

Por la brecha abierta gracias al uso sistematizado de ciertas fuentes (judiciales, hemerográficas por ejemplo), se vislumbran otros espacios sociales, acontecimientos y lugares de la esfera pública, sea aristocrática, elitesca, o bien plebeya, - por lo general, ésta carece de configuración precisa a diferencia de lo que sucede con las “élites”. Así se restituyen las tensiones del vivir en su cotidianidad a la par que un espacio de sociabilidad (París en los libros de A. Farge) todo de rumores e incertidumbres, de inquietudes, de manipulaciones policíacas y ... de concientización política, de transgresiones y de acomodamientos, al mismo tiempo productos de la estructura espacial y social urbana y organizadora de la misma. Como lo puntualiza esta autora, “las palabras marcan un lugar-frontera”. Con este solo ejemplo resultan de entrada muy claros los aportes de disciplinas afines (antropología, linguística) del campo del conjunto de las ciencias humanas a este nuevo campo de la historia que por otra parte, no se asemejaba para nada a los caminos trillados de la historia oficial o académica, y el ocaso de los grandes modelos explicativos, como lo demuestran los balances historiográficos recientes que acabamos de mencionar (pero otro tanto podría decirse de la escuela histórica italiana), y la última recopilación publicada por R. Chartier, Al borde del acantilado. La historia entre certidumbres e inquietudes (véase bibliografía adjunta). El discurso de los actores sociales, incluyendo a los de abajo, su palabra, llega a cobrar sentido en determinado contexto, van surgiendo además los espacios reales o simbólicos, del poder y de sus testaferros. Entredichos de la historia

En muchos casos, la historia de las mentalidades y representaciones se presenta todavía como lo no-dicho u ocultado por la historia oficial - a pesar de los escritos de unos cuantos precursores (Marc Bloch , Huizinga y la corriente historiográfica renovadora - 19 -


Frédérique Langue

que es y sigue siendo la de la revista de los Anales, que dicho sea de paso, cambió de manera significativa, de nombre, a raíz del proceso reflexivo descrito : ya no son los “ Anales, economías, sociedades y civilizaciones sino Anales, historia y ciencias sociales). En ese aspecto, la piedra angular, el fundamento de esta forma de hacer la historia siguen siendo las estructuras mentales, aunque casi nunca se mencionan ahora bajo esta denominación (el estructuralismo, en cuanto moda intelectual, cayó en desuso). Nos remite sin lugar a dudas al propósito mismo de esta historia : en primer lugar, darles la palabra, con la correspondiente distancia crítica respecto a las fuentes, a los excluidos de la historia, temas y actores, marginales que van actuando en las franjas de la historia oficial.

En este sentido, apunta a reconstituir los comportamientos (colectivos en primera instancia), e identificar las “estructuras mentales” (para retomar precisamente la expresión acuñada por B. Bennassar en El Hombre Español, 1a ed. Paris, Hachette, 1975; existe trad. esp.) imperantes, como lo demostró también y en varias oportunidades Jean Delumeau (ver en especial la El miedo en Occidente, Madrid, Taurus, 1989 (1ra ed. fr. 1978)) . Tanto las expresiones de los mismos como los silencios que asoman al respecto reflejan visiones del mundo o sensibilidades colectivas, devolviéndole al analista en un juego de espejos las imágenes y de manera general las representaciones, los mitos y sistemas de valores reconocidos, aceptados o impuestos a una sociedad o comunidad determinada. El gran iniciador de esta corriente fue sin lugar a dudas J. Huizinga con su Otoño de la Edad Media (1919, trad. esp. Madrid, 1973, en la Revista de Occidente), quien no hizo sino unirse a las preocupaciones manifestadas en el mismo momento por la escuela de los Anales (Marc Bloch, Lucien Febvre). Huizinga aplicará sin embargo a otras civilizaciones (esto es poco conocido) su método fundado en la “investigación subjetiva” con El Hombre y la multitud en América (1918) o América viviente y pensante (1927). Sin embargo, la historia de las mentalidades, si bien linda con - 20 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

la historia de las ideas en no pocos aspectos, y en mayor grado con la llamada historia cultural, se diferencia claramente de ella, lo mismo que de ciertas formas de “historia” : historia de las religiones, historia demográfica o historia de la mujer. En este sentido, tiene un propósito más amplio, integrador. Tanto lo intelectual como lo afectivo caben en ella, lo que Marc Bloch, cumpliendo con su papel de precursor, en su Apología por la historia o la profesión de historiador, había subrayado al señalar que “los hechos históricos son por esencia hechos de índole sicológico”. De ahí la necesidad de ubicar esta aprehensión de la realidad, de las prácticas cotidianas, fundada en fuentes muy diversas (fuentes originales, manuscritas, historia oral, literatura etc ...) en el contexto más amplio de una historia “total”, teniendo en cuenta tanto los aspectos culturales y materiales de la vida cotidiana como el trasfondo económico y social. Sin por eso establecer una jerarquización de estas distintas aproximaciones o adoptar una postura determinista. Es la complementaridad de las mismas, el hecho de que arrojan luces distintas sobre un mismo fenómeno o acontecimiento, lo que importa aquí, a la par que los ritmos diferenciales que animan estas historias: si bien los factores psicológicos constituyen un eje explicativo fundamental, están inmersos en unos contextos socio-económicos específicos. Sentidos y denominaciones alternas: el porqué de la “antropología cultural”

Otra interrogación tiene que ver indudablemente con una cuestión de vocabulario. La “ antropología histórica ” ejemplificada por J. Le Goff, está debidamente registrada en las publicaciones o en los programas de seminarios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. La “etno-historia”, que se confunde o linda en no pocas oportunidades con las “mentalidades“ y ”representaciones” tampoco ha caído en desuso, como lo demuestran a su manera los trabajos de Nathan Wachtel, el ensayo de historia regresiva Le retour des ancêtres. Les Indiens Urus de Bolivie XXe-XVIe siècle. Essai d’histoire régressive (París, Gallimard, 1990) o de Georges Baudot, y Maria Agueda Méndez, Amores prohibi- 21 -


Frédérique Langue

dos. La palabra condenada en el México de los virreyes (México, Siglo XXI, 1997). “ Historia cultural ” es la expresión acuñada mayoritariamente por la escuela histórica anglosajona, mientras la llamada antropología cultural ostentada por los integrantes o sucesores de la escuela francesa de los Anales, se impone por lo esencial en Francia a partir de los años setenta, en reacción al carácter indefinido de la historia de la mentalidades, pero también con motivo de la interdisciplinaridad creciente en las ciencias humanas, especialmente las interacciones interpretativas entre historia y antropología.

El carácter profundamente coyuntural de esta elección tiene que ver de igual manera con la evolución experimentada por las otras disciplinas, especialmente por la etnología, que se convierte bajo la influencia de los trabajos de Claude Levi-Strauss en “antropología social” (expresión algo derivada de la correspondiente referencia anglosajona). Está por demás subrayar esta constante irrupción de la actualidad en el quehacer del historiador, en la pregnancia del estatuto, de la situación propia del historiador en su interpretación del pasado, lejano o inmediato. Una intervención que se cuestiona, se pone en tela de juicio siempre que se impone una moda a través del uso predilecto de cierto vocabulario.

Ahora bien, esta combinación de los métodos posibilita el redescubrimiento de partes hasta entonces marginales del “territorio del historiador” tal como lo caracteriza E. Le Roy Ladurie: comportamientos familiares, relaciones de parentesco, vida cotidiana, aprensión de la muerte, hábitos alimenticios, relaciones entre lo biológico y lo social, interpretaciones de los mitos etc ... para mencionar tan sólo unos cuantos ejemplos que puedan ilustrar este ensanchamiento del campo histórico y la escritura de una historia no-oficial, alejada de las perspectivas institucionales o centradas de manera exclusiva en los acontecimientos. Dentro del rubro así definido asoman a grandes rasgos cuatro orientaciones principales, que se caracterizan decididamente por el rechazo a las categorías pre-establecidas: la antropología material y biológica (hábitos alimenticios, percepciones que se tiene del cuerpo y - 22 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

de los medios naturales), la antropología económica stricto sensu (difusión de las técnicas, pautas de consumo) y más recientemente, la novedosa ecología histórica, la antropología social (relaciones de parentesco, estructuras familiares) y antropología cultural (creencias, manifestaciones de la religiosidad popular, sistemas de valores, representaciones sociales, hasta políticas). Sin lugar a dudas, y salvo contadas excepciones, resulta difícil y carece de sentido desligar una aproximación de otra.

La pertinencia de estas investigaciones en cuanto a actitudes y sensibilidades colectivas, a las prácticas evidenciadas en el tiempo largo, se había reflejado anteriormente en los trabajos sobre la familia (J.L. Flandrin: Familias, parentesco y sexualidad, Barcelona, Grijalbo, 1979), la niñez (Ph. Ariés: El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, Madrid, Taurus, 1983), de la muerte y de la devoción barroca (M.Vovelle), el miedo o el pecado (J. Delumeau: El miedo en Occidente, Madrid, Taurus, 1989), las representaciones del cuerpo (J. Gélis), el rumor (A. Farge, ya mencionada), los amores, la vida cotidiana, los ritos y las fiestas, el carnaval (Caro Baroja), el perfume (Alain Corbin: El perfume o el miasma. El olfato y el imaginario social siglos XVIII-XIX, Fondo de Cultura Económica, 1987) pero podríamos mencionar otros muchos trabajos de este autor, (Les filles de noce, 1982, Le territoire du vide, 1990 o Le temps, le désir et l’horreur, 1991), las formas de sociabilidad, la locura (M. Foucault, Historia de la locura en la época clásica, México, FCE, 1982)o determinadas categorías sociales: los pobres (B. Geremek) ... y, últimamente, el sorprendente trabajo de A. Corbin, Las campanas de la tierra, sobre las relaciones que se establecen entre un paisaje sonoro y una cultura “ sensible ” en el campo francés del siglo XIX, y las implicaciones que conllevan en el campo social e incluso político. Son múltiples las fuentes utilizadas en estos recorridos por las sensibilidades y el imaginario social rescatados de las fuentes históricas y del anonimato que conlleva el olvido (véase el clásico El Queso y los gusanos de Carlo Ginzburg, Barcelona, Muchnik, 1982), terreno por excelencia en el que se va desarrollando la historia de las mentalidades y representaciones: demográficas, médicas, jurídicas, eclesiásticas, etnológicas, so- 23 -


Frédérique Langue

ciológicas etc ...

Cuestionar la historia de las mentalidades

La crítica reciente de Geoffrey Lloyd (Para demistificar la historia de las mentalidades, Cambridge University Press, 1990) apunta a su falta de causalidad, a la ausencia de hipótesis explicativas, a su plasticidad en definitiva, a su renuencia en introducir un eje causal algo determinista. Quizás por su formación académica, o teniendo en cuenta unas consideraciones ideológicas subyacentes, este autor no percibe, o no acepta, el carácter abierto y sumamente evolutivo de la historia de las mentalidades/ representaciones, el hecho de que la contradicción y por lo tanto el debate sean parte integrante de ella, y, en última instancia, la fluidez de la relaciones o mejor dicho, de las configuraciones sociales.

Esto a diferencia de lo que sucede con las reconsideraciones recientes que señalamos al abrir este seminario: en la obra colectiva que coordinó B. Lepetit, se consideran temas tan disímiles e inauditos como “ la institución y lo social ” (J. Revel), las “ normas y prácticas ” y la “ legitimidad ” que consiste en oponer unas a otras(Simona Cerutti), la construcción de las “ identidades sociales ” en los magnates florentinos de fines de la Edad Media (Christiane Klapisch-Zuber), “ Las discontinuidades de lo social. Un modelo configuracional ” (Maurizio Gribaudi), el tiempo y su conceptualización en la historia económica o social (aproximaciones de J.Y. Grenier y de A. Burguière) etc ... O sea que estamos ante modelos analíticos novedosos y referencias nuevas que descansan además en una redefinición de las configuraciones interdisciplinarias. Importa la discursividad de los hechos (fundamentalmente en su aspecto linguístico), las situaciones, las experiencias vividas, la adaptabilidad y fluidez de las categorías siguiendo el ejemplo de ... las prácticas descritas, en otras palabras, la polisemia de las normativas y de los valores, y, posiblemente, si retomamos el sub-título del último libro de R. Chartier, “las inquietudes” del historiador profesional. - 24 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

La historia de las mentalidades en América Latina, y, de cierto modo, ese redescubrimiento de América, si bien pasó por los mismos escollos o sea la dificultad en definirse respecto a otros campos afines, y en desligarse después de una fase inicial de los modelos foráneos, es realmente la historia de un éxito, de una identidad descubierta, al igual que el “espejo enterrado” de Carlos Fuentes. La historia de un éxito pero también de un recorrido por el pasado y las memorias nacionales, después de varias décadas durante las cuales predominó indiferentemente la historia cuantitativa por no decir económica inspirada por la Escuela de Berkeley, así como otras tantas orientaciones procedentes de Estados Unidos. Siendo el último ejemplo la historia del género, o sea otra modalidad, “políticamente correcta”, de aprender las relaciones interhumanas. Hay que destacar por lo consiguiente en este aspecto el papel pionero que desempeñó realmente desde los años setenta México, con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y su Seminario de Historia de las Mentalidades, gracias al cual se dio origen a una fecunda corriente historiográfica que contribuye en un saludable rescate de las memorias de las múltiples identidades étnicas que conforman el país. Itinerarios regionales

Una de las características de la escuela mexicana es en efecto, y no es ninguna casualidad, su ubicación temporal: inspirada por los trabajos de varios historiadores franceses del Antiguo Régimen, privilegia de manera lógica el período colonial, lo que quizás contribuyó en evitar el efecto de moda, que tan a menudo acaba con aproximaciones o temáticas novedosas. Ahora bien, las límites propias del género y el “reparto” interno al territorio del historiador quizás pueda explicar esta mejor definición en el caso mexicano. México ocupa en efecto otro lugar destacado en lo que se refiere a la historia de las ideas, especialmente para los siglos XIX y XX, sin por eso dejar de lado la historia intelectual y la historia política. Tiene como consecuencia el hecho de que, hasta una época muy reciente, la tendencia dominante no era a favor del es- 25 -


Frédérique Langue

tudio de la esfera de lo cotidiano, salvo excepciones, sino en provecho de las orientaciones que acabamos de señalar.

Algo distinto sucede con el período colonial, más “libre” en un principio, pero que, sin embargo, tuvo que contar en un primer momento con la imponente presencia de la “historia de las religiones”. Tal fue en efecto la primera denominación del referido seminario: “seminario de historia de las mentalidades y religión en México colonial” así como la orientación enarbolada por la primera publicación colectiva de este grupo, Familia y sexualidad en Nueva España, hasta una de las últimas, Amor y desamor. Vivencias de parejas en la sociedad novohispanas, o el estudio de Ana María Atondo, El amor venal y la condición femenina en el México colonial, México, INAH, 1992 (adaptación de una tesis que se defendió en Francia).

Después de varias referencias, explícitas, a unos géneros próximos - habría que mencionar también, en este orden de ideas, a la historia de la mujer, a la historia de la sexualidad, a la demografía histórica, a la historia social especialmente en su vertiente urbana (gracias quizás a la mejor conservación y por lo tanto a la mayor accesibilidad de las fuentes, tal como lo demuestra el libro de Juan Javier Pescador, De bautizados a fieles difuntos. Familia y mentalidades en una parroquia urbana: Santa Catarina de México, 1568-1820, México, El Colegio de México, 1992), o también a la historia del libro, parece ser que la historia de las mentalidades adquirió poco a poco unos contornos mejor definidos a lo largo de estos años, y por más que se hayan dado interferencias entre estas aproximaciones (véase Familia y poder en Nueva España, 1991). También habria que mencionar en este orden de ideas al Chinguirito vindicado. El contrabando de aguardiente de caña y la política colonial, de Teresa Lozano Armendares (México, UNAM, 1995). Es sin embargo en esa precisa medida que la historia de las mentalidades participa — en el mejor sentido de la palabra — de la llamada historia cultural (tal es la denominación anglosajona del género ...), y de la “antropología histórica” tal como se llegó a definir en Francia. La indefinición primaria se ha superado, lo - 26 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

mismo que se ha aceptado la aparente “fragmentación” de esta aproximación.

Junto al papel pionero del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de los investigadores formados en su seno, habría que destacar también El Colegio de México, en la medida en que esta institución desempeñó un papel fundamental en ese aspecto en la formación de los historiadores latinoamericanos en general. Luego vendría, dentro de esta cronología de los estudios dedicados a la historia de las mentalidades, la escuela brasileira, y últimamente, de Venezuela. Para el conjunto del área latinoamericana colonial, ciertas fuentes merecieron especial importancia : así por ejemplo las fuentes inquisitoriales, eclesiásticas, que permiten hacer hincapié tanto en el discurso moral como en las respuestas, transgresiones o adaptaciones del mismo (véase una de las publicaciones de mayor éxito del Seminario de Historia de las Mentalidades, De la santidad a la perversión o de porqué no se cumplía la ley de Dios en la sociedad novohispana, México, Grijalbo, 1986 o más recientemente, para Brasil, el estudio de Ronaldo Vainfas, Trópico dos pecados. Moral, sexualidades e Inquisição no Brasil colonial, Rio de Janeiro, Campus, 1989, o el libro de Laura de Mello e Souza, trad. en el FCE, O diabo e a terra de Santa Cruz. Feitiçaria e religiosidade popular no Brasil colonial, São Paulo, Companhia das Letras, 1989 ; de la misma autora, Inferno atlântico. Demonologia e colonização séculos XVI-XVIII, São Paulo, Companhia das Letras/Editora Schwarcz, 1993) y por más que se puedan utilizar otro tipo de fuentes, de orden cualitativo como lo son en mayor grado los testamentos, o bien cuantitativo como las fuentes de fiscales (de Real Hacienda) arrojan a veces datos de singular significado para la historia de las representaciones y modelos culturales. Temarios predilectos

Los temas que hasta la fecha más se han tomado en consideración en los países que privilegiaron esta forma de hacer la historia (México, Brasil y ahora, Venezuela: no insistiremos - 27 -


Frédérique Langue

mayormente en el caso venezolano, mejor conocido en este auditorio) nos remiten a fenómenos tales como la hechicería, cuya infracción y práctica llega a ser uno de los componentes de un sistema normativo general; las desviaciones y los mecanismos de transgresión aprovechando ciertos planteamientos “liberales” o tolerantes de la Iglesia: amancebamiento, bigamia, prostitución y lenocinio, sodomía, pecados diversos, embriaguez, circulación del libro, bailes pecaminosos, tales como los “practican” las distintas categorías socio-étnicas y que se inscriben en las respectivas memorias de estos grupos.

Dentro de estas aproximaciones, ocupan un lugar destacado las publicaciones brasileiras como la sorprendente História das mulheres, coordinada por Mary del Priore (contribuciones de E. Araújo, R. Vainfas, R. Pinto Venâncio, C. Bassanezi, M. del Priore etc ... sobre seducción, magia y medicina, maternidad, historia regional, pobreza urbana ...), o la fundamental Historia da vida privada no Brasil, coordinada por Laura de Mello y publicada también en 1997. Habría que mencionar también para Nueva Granada, aunque mucho más orientado hacia la clásica historia de la familia, el estudio de Pablo Rodríguez, Sentimientos y vida familiar en el Nuevo Reino de Granada, (Bogotá, Ariel Historia, 1997).

La historia de las mentalidades es una historia joven en América Latina, de ahí esta necesidad que hay en diferenciarla de otras maneras de hacer la historia, por ejemplo de la historia de las ideas, más desarrollada en todo caso para los siglos XIX y XX, de la historia de la religión, de la demografía histórica o de la historia de la mujer y de su avatar más reciente, la historia del “género”, para mencionar tan sólo unas maneras de “hacer la historia”. Por su insistencia en el período colonial, mundo a la vez extraño y familiar al historiador, da pié por otra parte a una reescritura del pasado colonial, en contra también de las múltiples “leyendas negras “que afloran en las interpretaciones del mismo.

La elección de fuentes manuscritas, especialmente de los textos normativos religiosos (Reales Pragmáticas, Constituciones si- 28 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

nodales, tales como se han estudiado para Venezuela, etc ...) o de los códigos jurídicos, la confrontación permanente con una gran variedad de fuentes tuvo como consecuencia un cuestionamiento permanente de los enfoques adoptados por los autores y la puesta en perspectiva de temas bien definidos (así como por ejemplo, familia y poder), de las normativas coloniales y de las consiguientes desviaciones, comportamientos ilícitos o situaciones conflictivas, de las respuestas cotidianas a unos fenómenos hasta entonces pasados por alto por la “historia oficial”, a través de los comportamientos ostentados tanto por el aristócrata o el ministro de la Corona, como por el esclavo o el artesano, la india o las “primeras damas”, comportamientos y actitudes reveladores de una sensibilidad colectiva. De ahí la insistencia en las historias de honor como las historias de pecados, de vidas “díscolas” de los unos o de los otros, de las pasiones y vivencias individuales o del imaginario colectivo, el recorrido por los espacios de la criminalidad urbana, el escrutinio de la vida de las parroquias, el rescate de las creencias populares, de “los de abajo”, por el significado de los símbolos exteriores, de las apariencias, y de los ceremoniales, de las tensas relaciones entre poder y justicia, hasta de lo irracional, confluyen en una reevaluación de este tiempo perdido.

Ahora bien, estos desafíos que conlleva la interpretación de los ritmos cotidianos en escasas oportunidades habían merecido la atención de los estudiosos y todavía requieren análisis pormenorizados, ya que muchos intérpretes se conforman con aludir a la consabida e imprecisa “ cultura ”, o se refugian en la soberana dominación de “ lo político ” y de sus actores. Entre estas tendencias más significativas de la historia de las mentalidades, hechas explícitas a través de los títulos publicados hasta ahora, una de las más prometedoras quizás sea la reinterpretación del origen de la Independencia, en cuanto a reflexión teórica y aproximación a las fuentes.

Más allá de las rupturas cronológicas y del culto a los héroes nacionales ejemplificadas por las historias oficiales, la historia de las mentalidades insiste en la pregnancia y evolución propia de - 29 -


Frédérique Langue

los modelos sociales y culturales. En este sentido, facilita sin lugar a dudas una lectura plural de la sociedad indiana en vísperas de la Independencia, a la par que restituye las tensiones, los ritmos y las sensibilidades de una sociedad del Antiguo Régimen, sin por eso caer en la ciega observancia del modelo interpretativo occidental o mejor dicho europeo. Sin olvidar, desde luego, el papel del historiador mismo, quien escribe e interpreta esa nueva historia en función de una determinada “ visión del mundo ” y de una sensibilidad específica y eminentemente personal ... BIBLIOGRAFIA MINIMA*

Las obras recién publicadas en Francia: Bourdieu, Pierre, Raisons pratiques. Sur la théorie de l’action, Paris, Seuil, 1994; Chartier, Roger, Au bord de la falaise. L’histoire entre certitudes et inquiétude, Paris, Albin Michel, 1998 ; Corbin, Alain, Les cloches de la terre. Paysage sonore et culture sensible dans les campagnes au XIXe siècle, Paris, Albin Michel, 1994 ; Dauphin, Cécile, Farge, Arlette (Dir.), De la violence et des femmes, Paris, Albin Michel, 1997 ; Lepetit, Bernard (dir.), Les formes de l’expérience. Une autre histoire sociale, París, Albin Michel, 1995 ; Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire, coord. Jean Boutier y Dominique Julia, revista Autrement, serie “ Mutations ”, n°150-151, Paris, janvier 1995. ; Revel, Jacques (dir.), Jeux d’échelles. La micro-analyse de l’expérience, Paris, Gallimard-Le Seuil/Hautes Etudes, 1996.

Para las referencias latinoamericanas: Alberro, Solange, “La historia de las mentalidades: trayectoria y perspectivas”, Historia Mexicana, n°156, julio-sept. 1992, pp. 331-351. Langue, Frédérique, “La historia de las mentalidades y la América colonial (América española, Brasil). Selección bibliográ-

* Esta selección no es nada exhaustiva, sólo incluye los títulos imprescindibles, citados o no en el texto. Remitimos para los artículos a nuestra recopilación de la Revista de REDIAL, y para fechas más recientes, a los libros más recientes, revistas americanistas y bancos de datos bibliográficos accesibles en Internet.

- 30 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

fica”, REDIAL. Revista europea de información y documentación sobre América Latina, Paris/Madrid, 1994, n°4, pp. 77-118.

México : Seminario de Historia de las Mentalidades** , Familia y sexualidad en Nueva España, México, SEP, 1982; La memoria y el olvido. Segundo Simposio de Historia de las Mentalidades, México, INAH-SEP Cultura, 1985,; De la santidad a la perversión o de porqué no se cumplía la ley de Dios en la sociedad novohispana, México, Grijalbo, 1986; Del dicho al hecho. Transgresiones y pautas culturales en Nueva España, México, INAH, 1989; El afán de pecar y el deseo de normar: ideologías y comportamientos familiares y sexuales en el México colonial, México, Moritz, 1988; Familia y poder en Nueva España. Memoria del Tercer Simposio de Historia de las Mentalidades, México, INAH, 1991; Amor y desamor. Vivencias de parejas en la sociedad novohispanas, México, INAH, 1992.

Venezuela: Pellicer, Luis Felipe, La vivencia del honor en la Provincia de Venezuela 1774-1809. Estudio de casos, Caracas, Fundación Polar, 1996,; Pino Iturrieta, Elías, La mentalidad venezolana de la emancipación (1810-1812), Caracas, UCV, 1971 (reed. Caracas, Eldorado, 1991), Contra lujuria, castidad. Historias de pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Alfadil Ediciones, 1992, Ventaneras y castas, diabólicas y honestas, Caracas, Planeta, 1993. Pino Iturrieta, Elias (coord)., Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Planeta, 1994. Revistas donde se han publicado artículos sobre el tema (E. Troconis de Veracoechea, José Angel Rodríguez, Emanuele Amodio, Frédérique Langue etc ..) : Tierra Firme, Tiempo y Espacio, Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Brasil : Vainfas, Ronaldo,, Historia e sexualidade no Brasil, Rio de Ja-

** N.B.: las publicaciones del Seminario de Historia de las Mentalidades del INAH aparecen mencionadas a veces bajo el nombre de su coordinador, Sergio ORTEGA NORIEGA o de S. ALBERRO et alter.

- 31 -


Frédérique Langue

neiro, Graal, 1986 (coordinador); Trópico dos pecados. Moral, sexualidades e Inquisição no Brasil colonial (Rio de Janeiro, Campus, 1989); Priore, Mary del, História da criança no Brasil (São Paulo, Contexto, 1991), Ao sul do corpo. Condição femenina, maternidades e mentalidades no Brasil Colônia (Rio de Janeiro, Edunb/José Olympio Editora, 1993) ; História das mulheres no Brasil, São Paulo, Editora UNESP/Contexto, 1997 (coordinadora) ; Mello e Souza, Laura, O diabo e a terra de Santa Cruz. Feitiçaria e religiosidade popular no Brasil colonial (São Paulo, Companhia das Letras, 1989) , Inferno atlântico. Deonologia e colonização séculos XVI-XVIII (São Paulo, Companhia das Letras/Editora Schwarcz, 1993), História da vida privada no Brasil (Laura de Mello, org., (São Paulo, Companhia das Letras, 1997). Sobre reconsideraciones recientes, véase: Historiografia brasileira em prespectiva, Marcos Cezar de Freitas org., São Paulo, Universidades Sao Francisco/Editora Contexto, 1998.

- 32 -


II

HISTORIOGRAFÍA COLONIAL DE VENEZUELA, PAUTAS, CIRCUNSTANCIAS Y UNA PREGUNTA: ¿TAMBIEN SE FUE LA HISTORIOGRAFÍA DE LA COLONIA DETRAS DEL CABALLO DE BOLÍVAR?2

2

Revista de Indias, n°222, mayo-agosto 2001, pp. 247-265.



Algo marginado en comparación con países como México, el territorio histórico venezolano experimentó una evolución historiográfica que no es sino un reflejo de la variedad que prevalece en el mosaico nacional de sus regiones. Su inclusión en el mundo caribeño, por lo menos en su franja litoral, junto a una incorporación de hecho en el mundo andino, y al papel desempeñado por las regiones de Oriente o de Amazonas, se une a una peculiar cronología para dificultar el acceso a este territorio histórico. Hasta la edad de oro del cacao, la Capitanía General siguió en los márgenes del imperio español, dicho de otra manera, hasta el siglo XVIII e incluso hasta la revolución de Independencia. A raíz de esta situación, un déficit o una simple ausencia de la historiografía especializada, y, en el mejor de los casos, un desconocimiento de ésta y por lo tanto de hitos inmediatamente útiles a la hora de empezar una investigación, y más todavía desde Europa. In situ, resulta algo distinto el panorama, aunque también surge otra evidencia: con excepción del libro de Angelina Lemmo, Historiografía colonial de Venezuela3, estudio muy detallado pero de equivocado título ya que versa en realidad sobre las aportaciones de los historiadores generales de Indias, grandes viajeros y naturalistas del siglo XVIII a la historiografía del período colonial, con mención especial de Humboldt, Depons y Dauxion Lavaysse; fuera de este “ensayo de aproximación crítica a nuestra historiografía colonial” según las palabras de la autora, ningún balance se había realizado sobre el particular. En cuanto a uno de los pioneros en la materia, Germán Carrera Damas, pensador, pedagogo y diplomático más que investigador, focaliza su reflexión en torno a cuestiones historiográficas en la larga duración y se ubica en una perspectiva decididamente ideológica, concediéndole una suma importancia al período de la Independencia, período forjador del mito bolivariano alrededor del cual se va escribiendo, componiendo e incluso edificando la historia nacional y conformando un uso peculiar de la memoria histórica4. Caracas, EBUCV, 1977. Uno de sus últimos libros lleva como título: La disputa de la Independencia y otras peripecias del método crítico en historia de ayer y de hoy, Caracas, Ediciones Ge, 1995. Véase también Aviso a los historiadores críticos: “tantos peligros como corre la verdad en manos del historiador” ... (Andrés Bello), Caracas, Ed. Ge, 1995. 3 4

- 35 -


Frédérique Langue

En estas condiciones, uno puede atenerse sin mayores cavilaciones a la implacable conclusión sacada por un historiador del período colonial, Ramón Aizpurua, acerca de la ausencia, ayer como hoy en día, de estudios válidos dedicados a la historiografía de este período. Establecer, a lo más intentar un balance de este tipo de producción sin caer en apreciaciones de índole cuantitativa y manteniendo una imprescindible orientación exhaustiva resulta de por sí sumamente aleatorio. Por esta razón, nuestro propósito no es sino esbozar un panorama, lo más completo posible, del recorrido hecho por la historiografía venezolanista del período colonial, haciendo hincapié en su peculiar cronología y sus rasgos definitorios especialmente en la última década del siglo XX, hasta nuestros días. Tal empresa no se puede desligar, además, de las orientaciones propias de cada uno, en este campo preciso de la investigación histórica, aunque varias orientaciones nuestras no dejaron de coincidir en este aspecto con los nuevos caminos de la historiografía local. En esta perspectiva, los estudios mencionados, ya sea el de Angelina Lemmo, o bien las obras de G. Carrera Damas, no demuestran sino la confusión propia de este tipo de acercamiento —recientes o no — por parte de la historiografía venezolana. De la historiografía tradicional a la producción científica del siglo XX

En este mismo orden de ideas habría que mencionar, como lo indica este autor, la entrada “historiografía” de uno de los monumentos de ... la historiografía reciente, el Diccionario de Historia de Venezuela, obra sin igual en el ámbito latinoamericano, tanto por su extensión como por su carácter exhaustivo: se necesitan tres rubros (período colonial, centrado de manera casi exclusiva en la obra de los cronistas y otros misioneros, período republicano, que empieza con una cuidadosa advertencia, según la cual la historia de la historiografía venezolana es una “disciplina nueva”, y los “desarrollos historiográficos recientes) redactados por distintos autores para tratar el tema, y además en términos dispares y llegando a conclusiones divergentes. Otra clasificación, - 36 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

debidamente recordada en esta entrada del referido Diccionario, y que incluye de manera sistemática las fuentes en la historiografía del período, consistiría en retomar la caracterización hecha por Mario Briceño Iragorry, quien identificó varios “ciclos” en la historia de la historiografía venezolana : un ciclo de la conquista y de la colonia, dominado por crónicas, relaciones, relatos de viajeros, documentos de los propios conquistadores, estudios lingüisticos y etnográficos de los misioneros, las visitas tales como las del obispo Martí o de Pedro de Olavarriaga ; el segundo ciclo es el ciclo heroico y de carácter literario, valora más que cualquier otro el momento de la Independencia ; luego viene el ciclo científico, caracterizado en gran parte y hasta bien entrado el siglo XX por la producción positivista (L. Alvarado, L. Vallenilla Lanz...) y que desemboca en un “neorrevisionismo contemporáneo” 5.

Hay que recordar en efecto que uno de los fundadores del género historiográfico y autor de una de las reseñas del mencionado Diccionario, G. Carrera Damas, no se refiere a ello sino en virtud de una “conciencia histórica” trascendental a ciertas obras. Segunda vertiente de esta crítica, que tiene que ver con la naturaleza de las fuentes: en este caso, no tenemos sino descripciones, crónicas y otras relaciones producidas por observadores venezolanos o viajeros extranjeros, y que, por lo tanto, tiene valor de testimonios vivenciales. Tercer prisma de esta historiografía ideada en términos algo restrictivos, las reflexiones acerca de la historia nacional, reflexiones que no dejan de descansar en opciones ideológicas, encaminadas por consiguiente a excluir en un proceso maniqueísta, o por el contrario a justificar. Son precisamente en estas opciones que lindan constantemente con los grandes mitos nacionales, en que se inspira cualquier intento por escribir una ‘“historia oficial” por no decir heroica, fundada en determinadas figuras históricas. En esta categoría se pueden ubicar las Memorias de Páez, y también la Historia fundamental de Ve5 Ramón AIZPURUA, “La historiografía colonial venezolana contemporánea : de la tradicional a la reciente”. Ponencia presentada en el coloquio de AHILA, Liverpool, septiembre de1996. La primera edición del Diccionario publicado por la Fundación Polar es de 1988. Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, Fundación Polar, 1988.

- 37 -


Frédérique Langue

nezuela de José L. Salcedo Bastardo. De hecho, escasos son los estudios que buscan explicar el pasado venezolano, que se trate del periodo colonial propiamente dicho, eterna víctima de una leyenda negra que contribuye en ocultar un sinfín de procesos y acontecimientos, siendo el ejemplo más notable de esta orientación la interpretación que se hace de la llamada “conspiración de los mantuanos” de 1808, a la que siempre se alude, en ocasiones se parafrasea pero nunca jamás se explícita6.

Partiendo de estas premisas, resulta imprescindible diferenciar historiografía clásica o tradicional — la que predominó dentro de las fronteras nacionales, y que retomaron fuera del país los pocos exegetas de la historia de Venezuela — e historiografía reciente, siendo ésta producto de un proceso generacional más que político, y obra de historiadores profesionales, formados en instituciones universitarias y culturales del país o afuera. En ese aspecto, la historia cultural de Venezuela presenta sin embargo generaciones literarias y políticas claramente diferenciadas. Una de ellas, la generación de 1928, abrió de cierta forma el camino, al compaginar acción política y reflexión intelectual. Fue el caso, excepcional por cierto, y beneficiándose de una visibilidad institucional ya que llegó a la magistratura suprema, de Rómulo Betancourt7. Las generaciones de la dictadura, ya sea de Gómez o bien de Pérez Jiménez, fueron generaciones que se tuvieron que exiliar y terminaron formándose junto a otros exiliados de las más variadas procedencias, especialmente en México. Desempeñaron un papel fundamental, aunque silenciado hasta hace poco, dicho de otra manera hasta que se tomó conciencia — relativamente — de cómo cuáles habían sido las vías de la historia oficial. Dos figuras consagradas comparten la vertiente socioeconómica de esta historiografía tradicional que siguió dominando el panorama científico hasta el principio de los años noventa. El más produc6 Frédérique LANGUE, “El pensamiento venezolano de la emancipación y la conjuración de los mantuanos”, III Congreso Latinoamericano de la Universidad de Varsovia, 16-18 de junio de 1995, Memorias, Varsovia, 1996, tomo 2, pp. 97-105. 7 Frédérique LANGUE, “ Machiavel et la démocratie au Venezuela. L’héritage pragmatique de Rómulo Betancourt ”, L’Ordinaire Latino-Américain, n°172, Universidad de Toulouse-Le Mirail, abril-junio de 1998, pp. 124-128.

- 38 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

tivo en términos de publicaciones y actividades docentes, militante de la corriente historiográfica marxista junto a Salvador de la Plaza, Miguel Acosta Saignes o Rodolfo Quintero, fue Federico Brito Figueroa, cuya Historia económica y social de Venezuela, reeditada en varias oportunidades, sigue siendo un clásico de la historia de Venezuela, aunque trata por lo esencial de la Colonia, que fue la primera especialización del autor. Ahora bien, uno de sus mayores estudios fue el que dedicó al que se convirtió en una figura clase del discurso bolivariano de hoy, al “general del pueblo soberano” Ezequiel Zamora, rebelde llanero del siglo XIX, y referencia constante en los discursos del actual presidente de Venezuela. Este historiador militante llegó a identificarse con la “revolución bolivariana” de Hugo Chávez desde un principio, llegando a ser asesor del nuevo mandatario. En el otro extremo, y con diferencia de la historia “total” y militante reivindicada por Federico Brito Figueroa siguiendo las pautas trazadas en los años 1940 por algunos padres fundadores (así como por ejemplo Carlos Irazábal con su Venezuela esclava y feudal), Eduardo Arcila Farías se dedicó a la “economía colonial de Venezuela”, título de una de sus obras maestras. Insistió en especial en la vertiente cuantitativa y fiscal del asunto, coordinando durante años la publicación de las cuentas de Real Hacienda por el Banco Central de Venezuela. En la mitad de este camino temático e ideológico, otros historiadores como Domingo Maza Zavala, trataron cuestiones puntuales, circunstanciales, a la par que se interesaron en períodos mucho más recientes de la historia nacional8.

Otra orientación que hay que resaltar en esta forma clásica de hacer la historia, por lo menos en sus últimas décadas, algo im-

8 Principales obras de Federico BRITO FIGUEROA : La estructura social y demográfica de Venezuela colonial, Caracas, 1961 ; La estructura económica de Venezuela colonial, Caracas, U.C.V.Ediciones de la Biblioteca, 1983, 455 pp., 2a ed.; el fundamental El problema tierra y esclavos en la historia de Venezuela, Caracas, U.C.V.-EBUC, 1985(1972), 431 pp., 2a ed.; Historia económica y social de Venezuela, Caracas, U.C.V., 1974-1987, 4 vol.; Tiempo de Ezequiel Zamora, Caracas, Universidad Central de Venezuela-Ediciones de la Biblioteca, 1981 ; Temas y ensayos sobre historia social venezolana, Caracas, USM, 1985 ; A propósito de las clases sociales en Venezuela, Caracas, Universidad Santa María, 1986 ; 30 Ensayos de comprensión histórica, Caracas, Ediciones Centauro, 1991 ; La comprensión de la historia en Marc Bloch, BarquisimetoCaracas, Fondo editorial Buría-Cátedra Humboldt, 1996. Para una visión de conjunto de

- 39 -


Frédérique Langue

precisa en sus objetivos y logros: la historia política, ideada en la mayoría de los casos en el tiempo largo, ocasionalmente complementada con reflexiones acerca de la historia intelectual del país, y un pizque de historia de las ideas en torno a determinadas figuras y épocas (así como por ejemplo la dictadura de Gómez para el período contemporáneo). El recuento de los acontecimientos y el mero contar la historia, ocupa en ella un lugar destacado, junto a ciertos temas de especial relevancia en la historia nacional en general : es el caso de la Independencia, referencia ineludible. Habría que clasificar en este rubro a historiadores que no lo fueron siempre, como Guillermo Morón, literato y filósofo de formación, versado en temas de la Antigüedad, y director durante un largo período de la Academia Nacional de la Historia e inspirador de la excepcional política editorial de la referida institución hasta los años 90. Encajan asimismo en este rubro Pablo Ojer, o también G. Carrera Damas, con motivo de ciertos análisis que versan sobre protagonistas de la Independencia9. Entre los dos extremos que sus trabajos, véase : José Marcial RAMOS GUÉDEZ, Bibliografía y hemerografía de Federico Brito Figueroa, La Victoria, Publicaciones de la Alcaldía del municipio Ribas del Estado Aragua, 1991. Principales obras de Eduardo ARCILA FARÍAs : Comercio entre Venezuela y México en los siglos XVII y XVIII, México, El Colegio de México, 1950 ; Economía colonial de Venezuela, Caracas, Italgráfica, 1973 (1946, FCE), 2 vol., XVI-360 & 347 pp.; Historia de la ingeniería en Venezuela (1961) y la Historia de un monopolio : el estanco del tabaco en Venezuela,1779-1833, Caracas , Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, Instituto de Estudios Hispanoamericanos, 1977 ; El régimen de la encomienda en Venezuela, Caracas, UCV, 1979, 379 pp., 3a ed. Domingo MAZA ZAVALA, “La estructura económica de una plantación colonial en Venezuela”, en La obra pía de Chuao (La) 1568-1825, Caracas, UCV, 1968, 614 pp., introducciones de E. Arcila Farías, D.F. Maza Zavala, F. Brito Figueroa, R. Tovar., Caracas, EBUCV, 1968 ; Venezuela, una economía dependiente, Caracas, EBUCV, 1964.

9 Guillermo MORÓN, Historia de Venezuela, Caracas, Italgráfica, 1971, 5 vol. El proceso de integración de Venezuela (1776-1793), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1987, Col. ‘El Libro Menor” ; es autor de una Breve Historia Contemporanea de Venezuela, Fondo de Cultura Económica USA, 1995 ; Los presidentes de Venezuela, Caracas, Planeta, 1996, 3e ed. (1993), serie de notas biográficas de los gobernantes venezolanos desde la Independencia ; Pablo OJER, La formación del Oriente venezolano, Caracas, Ed. Arte, 1971 ; G. CARRERA DAMAS, Boves. Aspectos socioeconómicos de su acción histórica, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1968. Otras publicaciones resaltan estas características: Alfonso ARMAS AYALA, Influencia del pensamiento venezolano en la Revolución de Independencia de Hispanoamérica, Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia-Comisión de Historia, 1970, 323 pp.

- 40 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

hemos señalado, y en lo que resulta ser la fase final de la historiografía tradicional, algunas producciones que no se pueden clasificar rompen esta polarización en términos ideológicos así como la especialización a favor de temas recurrentes (formación del mundo colonial, pero desde el punto de vista exclusivo de la fundación de ciudades y provincias, los orígenes sociales e intelectuales del proceso de Independencia, “lucha de clases” incluida, la “emancipación”, la guerra federal, el gobierno de Guzmán Blanco, la época de Castro y Gómez, para retomar ejemplos en el conjunto de la historiografía nacional). Se trata por lo esencial de obras muy especializadas, que versan sobre dominios bien delimitados del conocimiento, o que recogen la influencia de disciplinas afines, como la antropología (trabajos de Miguel Acosta Saignes), o de la sociología10. Los caminos de la renovación temática: instituciones y “padres fundadores”

La renovación de temas y métodos va a ser obra de los historiadores mismos, con la participación de algunos representantes, universitarios, de las mencionadas corrientes, especialmente por lo que a historia social se refiere. La Facultad de Humanidades de la universidad Central de Venezuela, fundada hace unos cincuenta años, y, más adelante, la Escuela de Historia de esta casa de estudios (1958), luego la de la Universidad de los Andes (Mérida) y de otras universidades, contribuyeron en diversificar los orígenes sociales y políticos de los nuevos historiadores por un lado, y en instaurar in situ una formación específica por otra parte, formación que descansa en la interdisciplinaridad (antropología, sociología, pedagogía, economía). Esta evolución culminó con la creación de los departamentos de posgrado (UCV, UCAB, Universidad Santa María ...). Hay que señalar asimismo, a favor de esta renovación de las prácticas profesionales, y de la movilización de nuevos autores en provecho de temas inéditos (más particularmente en el campo de la historia contemporánea, Ricardo Arcila, Historia de la medicina en Venezuela (Periodo colonial), Caracas, Tip. Vargas, 1961, XXIII-617 pp.

10

- 41 -


Frédérique Langue

en la medida en que la llamada historia inmediata tiende a confundirse con la defensa de opciones políticas), la multiplicidad de las celebraciones y otras conmemoraciones a lo largo de estos últimos años, amén de la multiplicación del número de las fundaciones privadas capaces de financiar investigaciones y publicaciones (siendo el mejor ejemplo de ello la publicación del Diccionario de Historia de Venezuela, a cargo de la fundación Polar). También han contribuido en esta evolución lecturas de autores extranjeros, junto a la “circulación” de los candidatos a historiadores dentro y fuera de las fronteras nacionales, tanto en América Latina como en Europa.

Fue la geografía histórica, sin lugar a dudas, una de las primerizas expresiones de esta renovación centrada en la historia del poblamiento y de la diferenciación de los espacios regionales. Pablo Vila Y Marco Aurelio Vila fueron los fundadores de un género que Pedro Cunill, historiador de origen chileno, influenciado por la Escuela de los Anales, profundizó en los años 1980, junto con Ramón Tovar, esta vez con una percepción más económica de los espacios naturales, pero que siempre les confiere a los factores demográficos y a las modalidades del poblamiento una importancia fundamental11. La historia de las fronteras representa por cierto una prolongación de la geografía histórica, pero también es un género que ha cobrado mayor importancia y relevancia a nivel nacional. Con bastante frecuencia, los trabajos de esta escuela han alimentado polémicas fomentadas por gobernantes, y media, al ritmo de las desavenencias e incluso confrontaciones con los países vecinos. Este género, que no deja por lo tanto de alimentar la llamada historia oficial, benefició y se sigue beneficiando de un acervo histórico excepcional : el del Ministerio de Asuntos Exteriores, o Casa Amarilla. Hay que notar que un grupo 11 Pablo VILA, Geografía de Venezuela, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1965 ; Marco Aurelio VILA, Antecedentes coloniales de centros poblados de Venezuela, Caracas, EBUCV, 1980, y Síntesis geo-histórica de la economía colonial de Venezuela, Caracas, Banco Central de Venezuela, 1985 ; Pedro CUNILL, Geografía del poblamiento venezolano en el siglo XIX, Caracas, Presidencia de la República, 1987 ; véase también de este autor el artíuclo de fondo acerca de “ La geografía histórica en la conceptualización regional venezolana”, en G. Cardozo, C. Castañeda et alter, La región histórica, Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 1988. Véasela obra colectiva Historia regional, Caracas, Tropykos, 1986.

- 42 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

importante de investigadores especializados en este campo se encuentra desde hace varios años en la Universidad Católica (Instituto de Investigaciones Históricas). Uno de sus líderes, el padre Hermann González intentó precisamente desarrollar y afirmar la herencia de los misioneros que solían recorrer los confines del Amazonas o de la Goajira en la Colonia. En este caso, la historia de las fronteras se desarrolla de cierta forma paralelamente a la historia de la evangelización y de la actividad misional, y va mucho más allá del período colonial. Una de sus características más relevantes resulta ser por lo tanto esta ubicación en un marco universitario de estas investigaciones, antes que cualquier utilización coyuntural y política de los datos recolectados. Una síntesis publicada hace varios años, Los tres primeros siglos de Venezuela 1498-1810, obra por lo esencial de los principales líderes de esta historiografía “territorialista” y tradicional o de sus herederos, se abrió bastante a esta problemática, al intentar llevar a cabo una “revisión sistemática de la historia nacional”, iniciada en los años sesenta con obras dedicadas al período de Independencia o conmemorando aniversarios, o también dedicados a períodos más recientes de la historia nacional, y orientada ocasionalmente hacia un esfuerzo de divulgación. Se trató sobre todo de afirmar, mediante la realización de estas “monografías” y del “manual” que las reúne, la “presencia de Venezuela” en vísperas del siglo XXI, en un escenario mundial que se va dibujando en ese momento, pero también de reconsiderar la “formación de una conciencia nacional” y de un “sistema político” cuyas “regeneración civil” y “consistencia” las había señalado el profético Andrés Bello desde fines del siglo XVIII. De tal forma que, apoyándose en las instituciones coloniales, el binomio política y religión llegó a consagrar la obra de los descubridores y otros conquistadores12. La historiografía venezolana o venezolanista reciente les debe mucho, en este aspecto, y quizás a pesar suyo, a los fundadores de la geografía histórica, aunque esté marcada por el sello de la

Los tres primeros siglos de Venezuela 1498-1810 (P. Cunill Grau, P. Manuel Arcaya, H. González Oropeza et alter), coord. Pedro GRASES, Caracas, Fundación Eugenio Mendoza, 1991, 591 pp.

12

- 43 -


Frédérique Langue

tradición. Esto se debe a una razón fundamental : la insistencia, más que en cualquier otro país de América Latina quizás, en la historia regional. De tener que resumir en efecto la evolución de la historiografía local desde hace unos veinte años, uno se tendría que limitar de manera casi exclusiva a ese otro derivado de la Escuela de los Anales. Lejos de la historia de los acontecimientos, generalizadora y monumental, centrada en el culto de los héroes fundadores de la nación, la historia regional en su versión venezolana les presta especial atención a los particularismos locales, a las especificidades que fundan la identidad política de las regiones. Esta afirmación no es ninguna tautología, sino que remite a acontecimientos y circunstancias del período colonial tardío, y con mayor claridad y no menor evidencia, de la revolución de Independencia. La verdadera secesión de regiones como Coro o Maracaibo, las reivindicaciones económicas y políticas de estos enclaves nutren todavía hoy en día los recuerdos históricos de estas entidades federales. A ese respecto, hay que indicar que el éxito de la polémica que se va desarrollando a lo largo del siglo XIX de la “idea federal” constituye otro eslabón en lo que se puede llamar una arqueología de la historia regional y de sus reivindicaciones en el orden político13. El predominio de la historia regional

A estas circunstancias se unen consideraciones de tipo educativo, que no son sino las medidas que tomó el ministerio de educación para reforzar el estudio de las ciencias sociales en la enseñanza primaria y secundaria. Hacia fines de los años ochenta empezaron a circular unas muy oficiales historias de las entidades regionales que componen el país, dicho de otra manera, de

13 Sobre este particular, véase la interesante evaluación realizada por Elina LOVERA R, “Consideraciones sobre fuentes, método y técnicas en un estudio de Coro en el siglo XVIII”, en CARDOZO, CASTAÑEDA [9] pp. 54-67. LEMMO, [1]. Véase, como ilustración reciente de este fenómeno histórico, el artículo de G. CARDOZO GALUÉ, “Alianzas y disidencias durante la emancipación de Venezuela: caso Provincia de Maracaibo”, Tierra Firme, n°68, 1999, pp. 633-648, o también Zulimar Maldonado Viloria, “El Real Consulado de Caracas y la actitud autonomista de Caracas y Maracaibo en 1810”, Tierra Firme, n°67, 1999, 387-402.

- 44 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

los distintos estados: estas realizaciones monográficas no supieron eludir los obstáculos mencionados y en comparación con la historia oficial de carácter nacional padecieron mayores defectos, como una estructuración deficiente, el tratamiento episódico e incluso anecdótico de hechos locales o regionales, y la sobrevaluación de éstos en la cronología de la “nación llamada Venezuela”. Uno de los ejemplos más destacados de esta forma de “hacer la historia” y del intento, en gran parte logrado, por conceptualizar objetivos y métodos de historia regional, buscar caminos nuevos, fue la fundación de la revista universitaria Tierra Firme, “revista de historia y ciencias sociales” (1983). El propósito de la revista, y de sus responsables, entre otros Arístides Medina Rubio, Carlos Viso, Pedro Calzadilla y Germán Cardozo Galué, pero también habría que mencionar a muchos otros, más que en promover estudios de enfoque regional y zanjar las lagunas de la historia tradicional, y en dar nuevos cursos a la historiografía académica, fue también armar un proyecto político aunque resultan difíciles de disociar ambos aspectos. La respuesta a la interrogación fundamental, o sea el estado de la investigación histórica en Venezuela, se concretó inicialmente en varios proyectos hemerográficos. Varios coloquios que se convirtieron en congresos de historia regional, luego en reuniones internacionales en los años 1990, con la presencia cada día más activa de colegas mexicanos o cubanos, ritman su existencia desde los años ochenta, y de esta fuente de ponencias la revista ha publicado muchas contribuciones. La primera reunión de este tipo tuvo lugar en Maracaibo, hoy en día una de las fortalezas de la historia regional, y de las más reivindicativas en este aspecto (Universidad del Zulia, Centro de Estudios Históricos)14. 14 Arístides MEDINA, “Fuentes y método en historia regional”, en Cuadernos de Historia (UCV), n°2, noviembre de 1983, p. 7. Tierra Firme, vol. 10, 14, 18, 30, 32, 42, 49, etc. y Segundo congreso nacional de historia regional y local. Memoria del II congreso (Barquisimeto, septiembre de 1992), Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 1994. Gladys M. PÁEZ E, “Los congresos nacionales de historia regional y local de Venezuela. Aproximación al diagnóstico de la historia regional y local venezolana, 1980-1992”, Tierra Firme, n°54, Año 14, vol. XIV, 1996, pp. 139-161. Para un recorrido por las producciones de la escuela marabina: Germán CARDOZO GALUÉ, Maracaibo y su región histórica El circuito agroexportador 1830-1860, , Maracaibo, Ed. de la Universidad del Zulia, 1991; Rutilio ORTEGA, Las independencias de Maracaibo, Maracaibo, Archivo del Estado Zulia, 1986 (varios autores) ;

- 45 -


Frédérique Langue

El papel de este método en la formación de las nuevas generaciones de historiadores, tanto en las universidades “del interior” como en Caracas (UCV, Instituto Pedagógico, UCAB, USB) resulta fundamental. De hecho, esta historia, la de una revista y de una corriente historiográfica, ha sido contada en varias oportunidades, y hasta circula un resumen de una tesis de grado que se defendió en la Escuela de Bibliotecología de la Universidad Central de Venezuela, tesis que analiza esta aventura intelectual. Muchos de sus impulsores, fundadores y pioneros del género, se habían formado anteriormente en instituciones famosas al respecto, como El Colegio de México. Un proceso similar se dio a través los coloquios de historia regional, que desempeñaron un papel importante en la formación de las “nuevas generaciones”. Contribuyeron además en la afirmación y el rescate de corrientes historiográficas distintas, así como la de “mentalidades”, junto a Arlene URDANETA para el siglo XIX : El Zulia en el Septenio de Guzmán Blanco, Maracaibo, Universidad del Zulia, 1992 ; “La élite política de Maracaibo (1858-1870). Poder regional y formación de la nación y Estado en Venezuela”, Tierra Firme, n°46, abril-junio 1994, pp. 147-173; Autonomía y federalismo en el Zulia, Maracaibo, Gobernación del Estado Zulia/Dirección de Acervo Histórico/Tropykos, 1998 (Biblioteca Temas de Historia del Zulia 1); Dilian FERRER, Maracaibo durante el Gobierno de los Monagas. Relaciones de poder y Autonomía (1848-1858), Maracaibo, Gobernación del Estado, 2000; Ligia BERBESÍ DE SALAZAR, El Gobierno provincial de Maracaibo en la gestación de la Primera República, Maracaibo, Ed. Sinamáica, 2000; Ileana PARRA, “Las comunicaciones en el occidente venezolano: rutas y puertos (Siglos XVI y XVII)”, Maracaibo, LUZ-Centro de Estudios Históricos, 1988, Cuadernos de Historia n°10, 157 pp.; Proceso de formación de la Provincia de Mérida, La Grita y ciudad de Maracaibo, Sevilla, universidad de Sevilla, tesis doctoral, 1984, inédita. Y sobre todo: Belín VASQUEZ DE FERRER, El proceso político de Maracaibo en una época de transición 17991830, Maracaibo, Universidad del Zulia-Centro de Estudios Históricos, 1989, 158 pp., Trabajo de ascenso para optar a la categoría de Profesor titular, ejemplar mimeografiado; El puerto de Maracaibo: centro comercializador de la región marabina (siglo XVIII), Maracaibo, LUZ/Centro de Estudios Históricos, 1986, XI-185 pp., Serie Cuadernos de Historia n°14; “La élite marabina: contradicciones y acuerdos presentes en años de definiciones políticas: 1810-1830”, Tierra Firme, Caracas, n°34, 1991, pp. 162-169; “Una élite regional: los comerciantes de Maracaibo en tiempos de crisis y ruptura con el realismo hispánico (1780-1821)”, ponencia presentada en el II Congreso Nacional de Historia Regional, Barquisimeto (Venezuela), 23-25 septiembre 1992 ; “La realidad política de Maracaibo en una época de transición, 1799-1830”, Anuario de Estudios Bolivarianos, Caracas, Universidad Simón Bolívar, año II, n°2, 1992, pp. 225-317; “ Matrimonio, estatuto social y poder en la familia maracaibera de fines del antiguo régimen ”, Opción, Revista de Ciencias Humanas y Sociales (Maracaibo, Universidad del Zulia), Año 13, n°22, 1997, pp. 5-26; VAZQUEZ, Belín, BERBESI, Ligia, VARELA, Nirso, “ La familia Baralt-Sánchez como modelo de la élite maracaibera durante las últimas décadas borbónicas ”, Boletín Americanista, XXXVII, 1997, n° 47, pp. 215-232.

- 46 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

una presencia constante de los llamados pedagogos, cuyas reflexiones aparecen publicadas con bastante regularidad en la misma revista Tierra Firme. Tal fue el caso de las ponencias sobre enseñanza de la historia que se presentaron en el marco del “primer encuentro nacional sobre enseñanza de la historia de Venezuela”15. Esta práctica de la historia regional parece haber renovado profundamente el interés de los universitarios a favor de determinados períodos de la historia nacional: así como por ejemplo de la Colonia, hasta hace poco avasallada por publicaciones de textos acompañados de comentarios, o también del período “republicano”, del guzmanato, de los gobiernos de los “andinos”, y, más recientemente, de la época de la dictadura y del inicio de la democracia. Este éxito tiene una contrapartida evidente: la falta de rigor, lo aproximativo que resulta ser el tratamiento de los temas, escollo del que no se libra la historia de la Colonia, en la medida en que se benefició en gran parte de estas orientaciones regionalistas. Dos opciones mayores: redes de poder y mentalidades

Varios son los grandes ejes temáticos que dominan este nutrido conjunto de reuniones y de publicaciones, especialmente desde fines de los años ochenta y noventa: el estudio de las élites locales, que participa sin lugar a dudas de una corriente americanista bien definida aunque perjudicada, al igual que en otros países, por los efectos de moda de estos últimos años. Hay que señalar que dos libros, redactados por especialistas extranjeros inauguran, cronológicamente hablando, esta serie de publicaciones, en que se inscriben asimismo ensayos de marcada orientación prosopográfica, como los de A. López Bohórquez. Junto al estudio de las élites en cuanto grupo de poder económico se toman a consideración tanto la estructura familiar y las genealo-

15 Tierra Firme, n°60, 1997. La enseñanza de la historia tendría que ver con la enseñanza de “valores”. Entre los impulsores de esta tendencia que se formaron y se doctoraron en México (El Colegio de México): Arístides MEDINA (La iglesia y la producción agrícola en Puebla 1540-1795, México, El Colegio de México, 1983) , Germán CARDOZO (Michoacán en el siglo de las luces, México, El Colegio de México, 1972).

- 47 -


Frédérique Langue

gías de las estirpes, las estrategias desarrolladas por estos detentores de la riqueza y del poder para preservar su estatuto relevante, como las relaciones que mantienen con las instituciones (Audiencia, Consulado de comercio, cabildos, representación en las Cortes de Cádiz para mencionar tan sólo estas tres orientaciones) o con otros grupos sociales, aunque fuesen antagónicas. La aristocracia (especialmente la aristocracia territorial de los mantuanos), los comerciantes, dicho de otra manera las “élites de poder” comparten en gran medida esta boga historiográfica, como lo pone de relieve el número especial que Tierra Firme dedicó a este tema. Hay que subrayar a ese respecto que el estudio de las instituciones, que ocupa un lugar destacado en la historiografía americanista en general, pasó del nivel descriptivo (circunstancias de las fundaciones, normativa jurídica y legislación oficial, administración de justicia/funcionamiento en cuanto tribunales, en el orden judicial y nombramiento/elección de los ministros/miembros) a un nivel analítico, dedicándole especial atención a las redes de poder que funcionan alrededor de las referidas instituciones. De esta evolución el caso del consulado caraqueño ofrece un ejemplo nítido, por haber sido anteriormente tema de extensos estudios, que las circunstancias de su creación (iniciativa local, papel fundamental del Intendente ilustrado Francisco Saavedra) justifican ampliamente16.

Otro rubro mayor de estas novedades: la historia de las “mentalidades”, expresión en uso todavía, en la medida en que el cambio hacia las “representaciones” no se ha realizado todavía, pese a un acceso cada día más frecuente a los trabajos realizados en los países de origen del género (Francia, Italia), y quizás con motivo de los temas cada día más precisos, hasta puntuales tratados en esta perspectiva ; tercer aspecto: los análisis, las monografías que se pueden llamar generalistas, aunque de enfoque estrictamente regional, que versan sobre tal aspecto de la vida económica

16 Robert J. FERRY, Cacao and Kindred: Transformations of Economy and Society in Colonial Caracas, Ph.D., University of Minnesota, 1980 (University Microfilm 1980), VII-294 pp.; publicado a continuación bajo el título: The Colonial Elite of Early Caracas. Formation and Crisis 1567-1767, Berkeley, University of California Press, 1989 ; McKINLEY, P. Michael, Pre-Revolutionary Caracas: Politics, Economy and Society, 1777-1811, Cambridge, Uni-

- 48 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

y social de las regiones y de los espacios coloniales. Ciertas obras habían despejado ya el panorama, especialmente los que Ermila Troconis de Veracoechea dedicó al Tocuyo o a las haciendas del litoral, amén de los estudios pormenorizados que dedicó a los versity Press, 1985, Cambridge Latin American Studies n°56, XVI-245 pp (trad. Monte Avila, Caracas antes de la Independencia, 1987). Alí LOPEZ BOHORQUEZ, “La aristocracia venezolana frente a la Real Audiencia de Caracas: una razón para la Independencia de Venezuela”, Congreso Bicentenario de Simón Bolívar, Caracas, A.N.H., 1983; Los ministros de la Audiencia de Caracas (1786-1818), Caracas, A.N.H., 1984, 242 pp., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°174; un balance historiográfico y conmemorativo junto a una selección de textos en su libro La Real Audiencia de Caracas en la historiografía venezolana (Materiales para su estudio), Caracas, A.N.H., 1986, 620 pp., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°187. Sobre este tema se ha publicado en la misma colección, de Santiago-Gerardo SUÁREZ, Las Reales Audiencias indianas. Fuentes y bibliografía, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1989, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°200. El número especial de Tierra Firme sobre élites de la Colonia es el n°34, 1991 (artículos de Mercedes Ruiz Tirado, Frédérique Langue, Belín Vázquez de Ferrer) Frédérique LANGUE, “Las élites en América española. Actitudes y mentalidades”, Boletín. Americanista, Université de Barcelone, 1992-93, año XXXIII, n°42-43, pp. 123-139; “Las élites en América colonial (siglos XVI-XIX). Recopilación bibliográfica”, Anuario de Estudios Americanos, LIV-1, Enero-junio 1997, pp. 199-228 ; otros trabajos que hemos dedicado al tema, en relación con anteriores estudios: “Formación y desarrollo de una élite regional. Aristocracia y cacao en la Provincia de Caracas, siglos XVI-XVIII”, Tierra Firme, Caracas, n°34, 1991, pp. 143-161; Las élites de Venezuela y la revolución francesa o la formación de un ideal democrático, Caracas, Fondo Editorial de la Universidad José María Vargas, 1990, Col. separatas n°4, 23 pp.; “Antagonismos y solidaridades en un cabildo colonial: Caracas 1750-1810”, Anuario de Estudios Americanos, vol. XLIX, 1992, pp. 371-393 ; “La representación venezolana en las Cortes de Cádiz: José Domingo Rus”, Boletín Americanista, Université de Barcelone, n°45, año XXXV, 1995, pp. 221-247; “El círculo de las alianzas. Estructuras familiares y estrategias económicas de la élite mantuana (siglo XVII)”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, n°309, enero-marzo de 1995, pp. 97-121. Véase también Ramón María SERRERA CONTRERAS, “La documentación fiscal como fuente para el estudio de la élite urbana de la ciudad de Caracas (1630-1680), Memorias del IV Congreso Venezolano de Historia, III, Caracas, A.N.H., 1983, pp. 155-184 ; Mercedes RUIZ TIRADO, “Consideraciones metodológicas para el estudio de las élites de poder en Venezuela colonial”, Tierra Firme, Caracas, n°34, 1991, pp. 135-142; “Una familia de la élite merideña en el comercio atlántico (Contratación del tabaco barinés. Siglo XVII)”, Boletín de la Academia de Mérida, Mérida, 1994, año 1, núm. 1, pp. 103-114. Recordamos para el Consulado de comercio las siguientes obras: Documentos del Real Consulado de Caracas, introducción de E. ARCILA FARÍAS, selección de I. Leal, Caracas, U.C.V.-Instituto de Estudios Hispanoamericanos, Facultad de Humanidades y Educación, 1964; Mercedes M. ALVAREZ, El tribunal del Real Consulado de Caracas, Contribución al estudio de nuestras instituciones, Caracas, Ed. del Cuatricentenario de Caracas, 1967, 2 vol. ; Manuel NUÑEZ DIAS, El Real Consulado de Caracas (1793-1810), Caracas, A.N.H., 1971, XXX-646 pp., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°106; Humberto TANDRON, El Real Consulado de Caracas y el comercio exterior de Venezuela, Caracas, U.C.V./Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación, 1976.

- 49 -


Frédérique Langue

censos y capellanías17. Algunos investigadores emprendieron este camino, y lograron convertir la aproximación regional en un marco preferencial para un estudio más especializado (instituciones, economía) por lo menos en sus primicias, y acerca de zonas consideradas hasta aquel entonces como “marginales” respecto al proceso de centralización económica e historiográfica, llevado en provecho casi exclusivo de Caracas. El llamado Oriente dio cabida a análisis centrados en la fiscalidad de esta región, mientras el llano les llamó la atención a los estudiosos por las modalidades de tenencia de la tierra, en gran medida en la línea de los trabajos iniciados por Federico Brito Figueroa sobre el particular. En el caso de muchos autores, la Academia Nacional de la Historia abrió el paso a una difusión ejemplar de sus trabajos, gracias a la insustituible colección de las “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, donde están reunidos tanto textos fundamentales, documentos de archivos, como estudios de casos y análisis sobre los temas más variados, desde las cuestiones relacionadas con la propiedad de la tierra, el mayorazgo, unas aproximaciones clásicas al tema de la encomienda en varias regiones, pueblos de indios y mano de obra (mita/encomienda de tributo) en el ámbito andino, las milicias, historia de las regiones, administración de justicia y corrupción de magistrados, intentos por desentrañar el imaginario político y definir un espacio político urbano, el contrabando como fenómeno social e histórico, hasta temas que tienden a inscribirse en la larga duración, como el de la inmigración. Este camino lo emprendió desde los años 1970 con la publicación de los Documentos para la historia económica en la época colonial. Esta misma institución fue partícipe en la organización de congresos, iniciativa que retomaron precisamente las 17 Ermila TROCONIS DE VERACOECHEA, “Las obras pías”, Memoria del Segundo Congreso Venezolano de Historia Eclesiástica, San Cristóbal, 1972, pp. 489-511 ; de la misma autora : Las obras pías en la Iglesia colonial venezolana, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1971, Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” 105 ; La tenencia de la tierra en el litoral central de Venezuela, Caracas, Editorial Equinoccio/Universidad Simón Bolívar, 1979 ; Historia de El Tocuyo Colonial, Caracas, U.C.V./EBUC, 1984 ; La función financiera de la Iglesia colonial venezolana, Discurso de Incorporación como individuo del número de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, A.N.H., 1978 ; Los censos en la Iglesia colonial venezolana (sistema de préstamos a interés), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1982, 2 vols., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela 153-154.

- 50 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

universidades nacionales18. Aparte de los congresos que organizó durante muchos años esta misma institución, iniciativa que retomaron las universidades. Esta enumeración quedaría incompleta de no mencionarse las numerosas celebraciones y conmemoraciones de este fin de siglo. El aniversario nacimiento del Libertador inició esta larga serie de coloquios, reuniones y por lo tanto de publicaciones, seguido en el ámbito regional por aniversarios de la misma índole (Urdaneta en el Zulia). Hasta el bicentenario de la creación de la Real Audiencia de Caracas (1796) fue el punto de partida de va-

18 Antonio ARELLANO MORENO, Documentos para la historia económica en la época colonial, Caracas, ANH, 1970. María José NESTARES PLEGUEZUELO, El comercio exterior del Oriente venezolano en el siglo XVIII, Almería, Universidad de Almería, 1996 ; de la misma autora : Fiscalidad y marginalidad en el Oriente venezolano en el siglo XVIII, Almería, Universidad de Almería, 1999. Adelina C. RODRIGUEZ MIRABAL, La formación del latifundio ganadero en los llanos de Apure 1750-1800, Caracas, A.N.H., 1987, col. “Fuentes para la Historia de Venezuela Colonial”, n°193 ; “Ocupaciones-confirmaciones y composiciones: el fundamento jurídico del régimen de tenencia de la tierra en Venezuela (con particular referencia a los Llanos)”, Estudios de Historia Social y Económica de América, Universidad de Alcalá de Henares, 1994, n°11, pp. 331-336 ; ROJO, Zulay, “Propiedad de los dominicos en Trujillo colonial”, Tierra Firme, n°68, 1999, pp. 565-580. Carole LEAL CURIEL, El discurso de la fidelidad. Construcción social del espacio como símbolo del poder regio (Venezuela, siglo XVIII), Caracas, A.N.H., 1990, “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°208 ; Elizabeth LADERA, Contribución al estudio de la “Aristocracia territorial” en Venezuela colonial: la familia Xerez de Aristiguieta siglo XVIII, Caracas, ANH, 1990, 284 pp., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°209 ; Santiago-Gerardo SUAREZ, Las milicias. Instituciones militares hispanoamericanas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°171 ; Teresa ALBORNOZ DE LOPEZ, La visita de Joaquín Mosquera y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas (1804-1809): conflictos internos y corrupción de la administración de justicia, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1987, col. “Fuentes pa a la Historia Colonial de Venezuela” n°195 ; Inés Cecilia FERRERO KELLERHOFF, Capacho: un pueblo de indios en la jurisdicción de la villa de San Cristóbal, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1991, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°210 ; Manuel LUCENA SALMORAL, La economía americana del primer cuarto del siglo XIX vista a través de las memorias escritas por Don Vicente Basadre, último intendente de Venezuela, Caracas, A.N.H., 1983, 281 pp., Col. “Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela”, n°33. Germán PACHECO TROCONIS, “Las haciendas de añil en los Valles de Aragua en las últimas décadas del período colonial (1767-1830)”, Estudios de Historia Social y Económica de América, Universidad de Alcalá de Henares, 1994, n°11, pp. 349-364 ; Antoinette DA PRATO-PERELLI, Las encomiendas de Nueva Andalucía en el sigo XVII. Visita hecha por don Fernando de la Riva Agüero Oidor de la Audiencia de Santo Domingo 1688, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1990, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°202-205 (estudio preliminar e informes de la visita); Virgilio TOSTA, Historia de Barinas 1577-1800, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1986, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°183 (tomo I) ; Diana RENGIFO, La unidad regional Caracas-La Guaira de 1775 a 1825, Caracas, Academia Nacional de la Histo-

- 51 -


Frédérique Langue

rios encuentros y publicaciones19. El Bicentenario de la Revolución Francesa abrió el paso al tema de las “influencias”, pero también de las revoluciones en general, y desde luego del proceso pre-independentista, valorado hasta aquel entonces y salvo contadas excepciones en torno a grandes figuras de la historia nacional, por no decir a héroes, configurándose de esta manera un tipo de historia focalizada en lo político y en lo militar. El Quinto Centenario, y luego el “descubrimiento” de Tierra Firme fueron el punto de partida para la realización de obras generalistas, o de ediciones de textos destinados a un público más amplio20.

ria, 1983, col. “Fuentes para la Hisotria Colonial de Venezuela” n°165 ; Reinaldo ROJAS, El régimen de la encomienda en Barquisimeto colonial, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1992, n° 215 ; Historia social de la región de Barquisimeto en el tiempo histórico colonial 1530-1810, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1995, Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela n°229. Ramón AIZPURUA, Curazao y la costa de Caracas. Introducción al estudio del contrabando de la Provincia de Venezuela en tiempos de la Compañía Guipuzcoana 1730-1780, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1993. Zulay ROJO, El mayorazgo de los Cornieles, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1997, 170 pp., Col. “ Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela ”, n°237. Juan M. MORALES ALVAREZ, El mayorazgo del Padre Aristiguieta primera herencia del Libertador, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1999, 326 pp., Col. “Fuentes para la historia colonial de Venezuela” n°245. Sobre el tema de la inmigración y su veta historiográfica, las principales contribuciones fueron hasta hoy las siguientes : Ermila TROCONIS DE VERACOECHEA, El proceso de la inmigración en Venezuela, Caracas, A.N.H., 1986, col. “Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela” n°41 ; Juan M. MORALES ALVAREZ, Los extranjeros con carta de naturaleza de las Indias durante la segunda mitad del siglo XVIII, Caracas, A.N.H., 1980, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°147. Una contribución más reciente, aunque publicada fuera de Venezuela fue la de Manuel HERNANDEZ GONZALEZ, Los canarios en la Venezuela colonial (1670-1810), Tenerife, Gobierno de Canarias/Ayuntamiento de La Laguna/Ayuntamiento de Icod de los Vinos/ Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias/Centro de la Cultura Popular Canaria, 1999. En este rubro hay que señalar también, como resultado de una colaboración entre investigadores de España y de Venezuela : Carmen MENA GARCIA (coord.), Venezuela en el Siglo de las Luces, Sevilla-Bogotá, Muñoz Moya y Montraveta editores, 1995, 329 pp. 327-329. Para una aproximación historiográfica al Oriente venezolano: María José NESTARES PLEGUEZUELO, “Problemática en el estudio del Oriente venezolano durante el período colonial”, ponencia presentada en el coloquio de AHILA, Oporto, septiembre de 1999. 19 LOPEZ BOHORQUEZ [14]; Venezuela en los años del General Rafael Urdaneta (1788-1845), Maracaibo, 1988, 616 pp. Hay que señalar, retomando también las caracterizaciones anteriores, y sobre el tema de las revoluciones, el estudio precursor en muchos aspectos, de Miguel Izard, El miedo a la revolución. La lucha por la libertad en Venezuela (1777-1830), Madrid, Ed. Tecnos, 1979. 20 Número especial de Tierra Firme sobre la Revolución francesa n°27, 1989 ; Los grandes períodos y temas de la Historia de Venezuela (V Centenario), coord. Luis Cipriano Rodríguez, Caracas, Ediciones del Instituto de Estudios Hispanoamericanos/UCV, 1993. Jorge BRACHO, “De la historia bronceada a la crítica moderna de la hsitoria”, Tierra Firme, n°65, 1999, pp. 23-33.

- 52 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

En muchos contextos nacionales, la corriente de las “mentalidades” está ligada en sus inicios a la historia intelectual, y, de cierto modo a la historia del libro y de la lectura. El itinerario de esta manera de “hacer historia” en Venezuela resultó algo distinto ya que procedió más bien de un campo afín, la historia de las ideas. La obra precursora en este aspecto de Elías Pino Iturrieta, La mentalidad venezolana de la emancipación (1810-1812), publicada por primera vez en 1971, constituye un hito, y más cuando la formación del autor, realizada en El Colegio de México bajo los auspicios de José Gaos, le confiere una especie de herencia continental en este campo del conocimiento. Otra entrega de este autor marcará las principales orientaciones del género, e incluso de la historia de las ideas políticas : Las ideas de los primeros venezolanos (1991). De estas reiteradas interferencias, propias de la indefinición que se le achacan con frecuencia a la historia de las mentalidades pero de que se deriva sin embargo una originalidad propia, la de enfocar el no-sé-qué de la historia (según Jacques Le Goff), atestigua el título de uno de sus últimos libros : Ideas y mentalidades de Venezuela (1998)21. En cambio, y a diferencia de la evolución registrada por ciertas historiografías nacionales (México), el vínculo con temas que se benefician claramente de un sello cultural, como la historia del libro y de las bibliotecas (siendo el especialista local Ildefonso Leal) no se ha establecido de manera nítida. La naturaleza de las fuentes disponibles, la dificultad que hay para acceder a ellas, e incluso la desaparición por razones diversas de los acervos que encierran este tipo de docu21 Elías PINO ITURRIETA, , La mentalidad venezolana de la emancipación (1810-1812), Caracas, U.C.V., 1971, Instituto de Estudios Hispanoamericanos, Facultad de Humanidades y Educación (reed. Caracas, Eldorado Ediciones, 1991) ; “Tradición y modernidad en la justificación oficial de la Independencia venezolana”, Boletín Histórico de la Fundación J. Boulton, enero de 1971, n°25, pp. 21-32 ; “1750-1810: un período de cambios en la mentalidad venezolana”, Revista Nacional de Cultura, Caracas, CONAC, 1979, n°241, pp. 197-229 ; Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1998, 277 pp., Col. “Estudios, Monografías y Ensayos” n°179. Hemos realizado un balance de las posibilidades brindadas en este campo muy codiciado de la historia colonial : “La historia de las mentalidades y los guardianes de la fe. Una incursión en los archivos eclesiásticos del siglo XVIII venezolano”, Tiempo y Espacio, Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador/Instituto Pedagógico de Caracas (UPEL), n°15, enero-junio 1991, pp. 51-73; Frédérique LANGUE, “L’histoire fragmentée et les pécheurs vertueux. L’histoire des men-

- 53 -


Frédérique Langue

mentación (archivos de la Inquisición, tanto en Cartagena de Indias como en el archivo arquidiocesano de Caracas), explican quizás la relativa marginalización del libro en los estudios de historia de las mentalidades centrado en el período colonial22. El vuelco y mayor impulso se dieron al principio de los años noventa, y procede una vez más de preocupaciones e inquietudes comunes a ciertos historiadores. De ahí se deriva el seminario de historia de las mentalidades que se reunió en la Universidad Central junto con Elías Pino Iturrieta, y una exitosa publicación colectiva, Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano (1994), y numerosas publicaciones individuales, bajo forma de libros pero sobre todo de artículos. De esta intensa producción se hizo eco la revista Tierra Firme, que lleva hasta ahora dos números reservatalités au Mexique, bilan historiographique”, Cahiers d’Amérique Latine, n°17, 1994, pp. 157162;”El nuevo territorio del historiador americanista”, Tiempo y Espacio, (UPEL, Caracas), n°21-22,enero-junio y julio-diciembre 1996, vol. XI, pp. 27-36; ou encore : “La historia de las mentalidades y el redescubrimiento de las Américas ”, Revista Actualidades (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos), Caracas, n°7, 1998, pp. 7-21; “ La historia de las mentalidades¿paradigma de la historia cultural, espejismo o simulacro metodológico? ”, seminario de doctorado de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1998, “Teoría, métodos y fuentes de la historia ”, obra colectiva en prensa. F. LANGUE, “La fête travestie. Diversion et passions dans le Venezuela colonial”, Caravelle, n°73, 1999, pp. 95-110. 22 Principales publicaciones de este autor fundamental no sólo para la historia del libro y de la universidad sino también de la cultura en Venezuela colonial : Ildefonso LEAL, “La universidad de Caracas y la sociedad colonial venezolana”, Revista de Historia (UCV), año III, n°13, oct. 1962, pp. 27-39 ; “La universidad de Caracas y los pardos”, Idem, Vol. III, n°15, marzo de 1963, pp. 51-74 ; “Significación cultural e ideológica de la Universidad de Caracas en la Revolución Nacional de Independencia, XXXVI Congreso Internacional de Americanistas (1964, Sevilla), 1966, vol. IV, pp. 565-575 ; La cultura venezolana en el siglo XVIII, Discurso de incorporación como individuo del número de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1971, 41 pp.; Libros y bibliotecas en Venezuela colonial, Caracas, A.N.H., 1978, 2 vol., Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°133-134. ; Libros y bibliotecas en Venezuela colonial 1633-1767, Caracas, U.C.V.-Ed. de la Facultad de Humanidades y Educación, 1979, 148 pp. ; Historia de la U.C.V., Caracas, Ediciones del Rectorado de la U.C.V., 1981, 539 pp.; “La provincia de Maracaibo en 1791 según un informe del segundo intendente de Caracas Francisco de Saavedra”, Bol. A.N.H., LXVII (267), julio-septiembre de 1984, pp. 487-503; Nuevas Crónicas de historia de Venezuela, Caracas, A.N.H., 1985, 2 vol., Col. “Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela” n°37 ; Nuevas crónicas de historia de Venezuela, Caracas, A.N.H., 1985, 2 vol., 618-540 pp., Col. “Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela” n°37. Acerca de este autor, véase: Marcial RAMOS GUÉDEZ, Presentación de la biblioteca de Ildefonso Leal. Contribución a su estudio, Los Teques, IASBIEM, 2000. Recordamos uno de los estudios fundadores del género : Julio FEBRES CORDERO, Tres siglos de imprenta y cultura venezolanas, 1500-1800, Caracas, U.C.V., 1959. Para un período más tardío y el siglo XIX, remitimos a los trabajos de Manuel Pérez Vila.

- 54 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

dos a las “mentalidades”23. La revista del Instituto Pedagógico de Caracas, Tiempo y Espacio, retomó también esta línea editorial, y hasta el más tradicional Boletín de la Academia Nacional de la Historia le abrió sus páginas, sin contar la revista Montalbán (UCAB). Ahora bien, el interés originado por el estudio de las “mentalidades” en escasas oportunidades ha desembocado en estudios precisos y fundados en lecturas sólidas, partícipes de un proceso explicativo riguroso, en otros términos, la apertura a otras áreas culturales donde la historia de las mentalidades se ha desarrollado de una manera 23 Tierra Firme n° 62 (1998) et 69 (2000). Elías PINO ITURRIETA, coord., Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Planeta, 1994, 290 pp. Las publicaciones sobre el tema de las mentalidades/representaciones son objeto de una bibliografía en línea, actualizada constantemente y publicada en la revista electrónica Nuevo Mundo Mundos Nuevos: http://www.ehess.fr/cerma/Revue/indexCR.htm). Elías PINO ITURRIETA, Contra lujuria, castidad. Historias de pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Alfadil Ediciones, 1992 ; Ventaneras y castas, diabólicas y honestas, Caracas, Planeta, 1993. Emanuele AMODIO, “ Vicios privados y públicas virtudes. Itinerarios del Eros ilustrado en los campos de lo público y de lo privado ”, en Lo público y lo privado. Redefinición de los ámbitos del Estado y de la sociedad, Caracas, Fundación Manuel García-Pelayo, 1995, pp. 169-201; “La tan apetecible profesión de médico. De Campins a Vargas: la constitución de la élite médica en Caracas, 1750-1850”, Tierra Firme, n°62, abril-junio 1998, pp. 293-319; Emanuele AMODIO (coord.), La vida cotidiana en Venezuela durante el siglo XVIII, Maracaibo, Gobernación del Estado Zulia/Universidad del Zulia, 1998, 296 pp. Frédérique LANGUE “De moralista a arbitrista: Don Francisco de Ibarra, obispo de Venezuela (1798-1806)”, Historiografía y Bibliografía Americanistas, suplemento de A.E.A., XLIX (1), n°1, 1992, pp. 55-84 ; “Desterrar el vicio y serenar las conciencias: mendicidad y pobreza en la Caracas del siglo XVIII”, Revista de Indias, n°201, mayo-agosto de 1994, pp. 355-381; “Diversiones y devoción popular en Venezuela colonial. Fiesta en San Mateo (1804)”, Tiempo y Espacio, Caracas, n°20, julio-diciembre 1993, pp. 33-42 ; “Las ansias del vivir y las normas del querer. Amores y “mala vida” en Venezuela colonial”, en Elías PINO ITURRIETA (Coord.), Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Planeta, 1994, pp. 35-64 ; “Desterrar el vicio y serenar las conciencias: mendicidad y pobreza en la Caracas del siglo XVIII”, Revista de Indias, n°201, mayo-agosto de 1994, pp. 355-381 ; y “Les identités fractales. Honneur et couleur dans la société vénézuélienne du XVIIIe siècle”, Caravelle, n°65, 1995, pp. 23-37 ; “La pardocratie ou l’itinéraire d’une “classe dangereuse” dans le Venezuela des XVIIIe et XIXe siècles”, Caravelle, n°67, 1997, pp. 57-72 ; “El amor es una pasión honrosa. Vivencias femeninas e imaginario criollo en la Venezuela colonial”, Anuario de Estudios Bolivarianos, Universidad Simón Bolívar, Caracas, n°7-8, 1998-1999, pp. 151-168, también publicado en el sitio del Centro de Estudios : la mujer en la historia de América latina (Perú), http://www.rcp.net.Pe/Cemhal , noviembre de 1999 ; “ El indiano de la comedia era moreno. De la multitude servile à l’aristocratie blanche au Venezuela (XVIe-XVIIIe siècles) ”, en Transgressions et stratégies du métissage en Amérique espagnole coloniale, coord. Bernard Lavallé, Presses de la Sorbonne Nouvelle, 1999, pp. 223-248; Aristócratas, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII, Caracas, Academia Nacional de la historia, 2000, Col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°252.

- 55 -


Frédérique Langue

privilegiada (Francia, Italia, incluso México y Brasil), aproximación que hubiera propiciado un comparatismo imprescindible a la hora de profundizar la comprensión de las llamadas “estructuras mentales” (B. Bennassar) y de los sistemas de valores que las sustentan. En estudios de caso, en anécdotas se basaron con bastante frecuencia trabajos elementales, sin mayor elaboración conceptual a pesar del deslizamiento propio del género, que parafrasean los documentos originales en vez de proporcionar un análisis cuantitativo y cualitativo del fenómeno estudiado. Una de sus posibles derivaciones y complementos al mismo tiempo, la historia de las mujeres, se ubicó hasta ahora, y salvo excepciones, en el terreno de la descripción de situaciones normativas o vividas, incluso de instituciones detalladamente analizadas o presentadas de una manera sinóptica, más que en el terreno de las prácticas efectivas, de los sistemas de representaciones que las determinan, o de la vida cotidiana, escenario por excelencia de los fenómenos resaltados por la historia de las mentalidades y representaciones.

En el contexto venezolano, la historia de las mentalidades quizás ha sufrido hasta ahora otra limitación: un menor cuestionamiento de los logros pero también de los obstáculos e indefiniciones del género, que impidió hasta ahora el paso a una perspectiva más precisa, focalizada tanto en los fenómenos co-

Luis Felipe PELLICER, “El Estado metido en la cama”, en PINO ITURRIETA, coord., Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Planeta, 1994, pp. 143-184; del mismo autor: La vivencia del honor en la Provincia de Venezuela 1774-1809. Estudio de casos, Caracas, Fundación Polar, 1996 ; “De vida infame y depravada conducta. El disenso matrimonial por razones individuales a finales del siglo XVIII en Venezuela”, Tierra Firme, 2000, n°69, pp. 7-17. José Ángel RODRIGUEZ, “El culto a Baco en el siglo XVIII venezolano”, Tiempo y Espacio, n°13, vol. VII, enero-junio 1990, pp. 17-23 ; “Vicios dieciochescos”, in Memoria del quinto congreso venezolano de Historia [1986], Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1992, tomo III, pp. 197-253 ; “Entretenimientos dieciochescos (ambigüedades y desasosiegos reales)”, Tierra Firme, n°48, octubre-diciembre 1994, pp. 405-431; Babilonia de pecados. Norma y transgresión social en la Venezuela del siglo XVIII. Trabajo de ascenso para optar a la categoría de profesor asociado de la Universidad Central de Venezuela, 1994 ; Babilonia de pecados. Norma y transgresión en Venezuela, siglo XVIII, Caracas, Alfadil/UCV, 1998 (adaptación de la tesis doctoral defendida en Francia); “Furias infernales o la pasión de Alonso y Bárbara”, Tierra Firme, n°62, abril-junio 1998, pp. 357-367. Katty SOLORZANO, Se hizo seña. Medición y percepción del tiempo en el siglo XVIII caraqueño, Caracas, Planeta, 1998, 254 pp.

- 56 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

lectivos como individuales, que es la de la historia de las representaciones. La evolución de los estudiosos locales y de los estudiantes de posgrado parece sin embargo haberle sacado provecho a una connivencia bien conocida en el Viejo Continente, la que une la historia a la antropología (no por casualidad se calificó a la historia de las mentalidades de antropología cultural) y viceversa. Quizás este interés renovado por este camino de la historia y el período de la Colonia contribuyan a afirmar la severa apreciación llevada por R. Aizpurúa acerca de una producción venezolana hecha añicos, esporádica, incluso de un panorama de escasez editorial a pesar de la ampliación del espectro de lo estudiado, incapaz por lo tanto de superar o de desplazar la historiografía tradicional y de ir más allá de un fenómeno de mera curiosidad acerca de lo que se ha llamado con sobrada razón las “últimas ofertas” de la historiografía americanista24.

Ermila TROCONIS DE VERACOECHEA, Indias, esclavas y primeras damas, Caracas, Alfadil/Academia Nacional de la Historia, 1990 ; “El papel de la mujer en la sociedad colonial”, en Memoria del quinto congreso venezolano de historia [1986], Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1992, vol. II, pp. 239-254. ; Gobernadoras, cimarronas, conspiradoras y barraganas, Caracas, Alfadil Ediciones/IUSI Santa Rosa de Lima, 1998. Hay que mencionar también los estudios reunidos en el vol. 3 de La mujer en la historia de Venezuela (coord. Ermila Troconis de Veracoechea), Caracas, Congreso de la República, 1995 (artículos de G. Durand, Elina Lovera, I. Leal, Lila Mago, M. Rodríguez Campos etc. para el período colonial), y, de María ALVAREZ DE LOVERA, La mujer en la colonia. Situación social y jurídica, Caracas, Tropykos,/FACE-UCV, 1994 ; Jorge LOPEZ FALCON, “ La mujer mantuana. Educación y mentalidad ”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, tomo LXXIX, julio-septiembre de 1996, n°315, pp. 67-80. Marianela PONCE, De la soltería a la viudez. La condición jurídica de la mujer en la Provincia de Venezuela en razón de su estado civil, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1999. Véase Ernesto MORA QUEIPO, “María, esclava de la Virgen: la identidad y la cotidiana lucha por la virtud en la Venezuela del siglo XVIII”, y R. AIZPURUA: “El análisis histórico y lo cotidiano: un acercamiento metodológico”, en E. AMODIO, La vida cotidiana...[21], pp. pp. 87-146. R. AIZPURUA, “ La historiografía colonial venezolana ...”, idem, pp. 279-293. Para un ejemplo logrado de irrupción de la mirada antropológica en las crónicas del siglo XVII : Miguel Angel PERERA, La mirada perdida. Etnohistoria y antropología americana del siglo XVI, Caracas, Monte Avila, 1993. AIZPURUA [3] ; Salvador BERNABEÚ ALBERT, “El universo americanista. Un balance obligado para acabar el siglo”, Revista de Indias, 2000, vol. LX, n°219, pp. 271-306. 24

- 57 -



III

EL HONOR EXTRAVIADO. REPRESENTACIONES Y SENSIBILIDADES ARISTOCRÁTICAS EN VENEZUELA COLONIAL25

25 Ponencia presentada en el II Simposio Nacional de Historia Cultural, ANPUH-Fundação Casa de Rui Barbosa-CPO/FGV-Fórum da Ciência e da Cultural do RJ-Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Rio de Janeiro (Brésil), 13-17/09/2004.



Partiendo de un concepto clave dentro del modelo cultural aristocrático hispánico, este trabajo intenta desentrañar los mecanismos que sustentan el discurso y las prácticas efectivas de la aristocracia criolla (mantuanos) en las postrimerías del período colonial. También se contemplan, en la perspectiva de la historia de las sensibilidades, la subversión del modelo inicial junto a las reivindicaciones de una suerte de aristocracia mestiza, la misma que el Libertador ejemplificó bajo la denominación de “pardocracia”.

“Es muy difícil combinar las cosas de manera que habiendo de entrar en el Consulado los sujetos distinguidos del país no resulten algunos parientes, porque los llamados aquí mantuanos están ligados con infinitas conexiones a causa de que a manera de los Judíos, no se casan sino dentro de su tribu”, puntualizó de forma lapidaria y contundente el Intendente Saavedra, uno de los representantes más destacados del reformismo ilustrado en esta parte de América. Para 1809, llegó a tal grado el fenómeno de concentración del poder económico y político en la Capitanía General de Venezuela que se invalidaron las elecciones consulares, incluyendo la del futuro Libertador Simón Bolívar, a pesar de que éste era ya un representante señalado de las nuevas formas de sociabilidad que se van afirmando en vísperas de la Revolución de Independencia (Arcila Farías: 1971, II, p. 103 ; Langue: 1999)26.

Este dato plantea por lo tanto no pocas interrogantes, soslayadas con frecuencia por los estudios — fundamentalmente descriptivos, o centrados en lo económico — que se han realizado hasta ahora acerca de las élites de América española. Sólo con tener en cuenta los sistemas de valores, las estructuras mentales, las representaciones y sensibilidades — camino hasta ahora poco trillado de la investigación americanista — se puede entender el significado de tan (aparentemente) paradójicas situaciones así como las estrategias del dinero y del honor llevadas a cabo por los 26 Archivo General de Indias (AGI). Caracas, 921: “Expediente sobre la elección de los oficios del Consulado de Caracas” (1809), “Francisco de Saavedra a la Corona, Caracas, 3/V/1793.

- 61 -


Frédérique Langue

trece clanes familiares identificados.

De la historia se ha dicho en varias oportunidades que derivaba sus métodos de otras ciencias sociales. Más que cualquier otra temática quizás, la historia cultural y más todavía la historia de las representaciones y sensibilidades nos permiten comprobar esta aseveración. En ese orden de ideas, la antropología social también nos proporciona una herramienta imprescindible a la hora de estudiar a la élite criolla caraqueña de la colonia, o sea a los mantuanos, y especialmente la aparente contradicción entre discurso, normas y prácticas efectivas (Langue: 1995b ; Langue: 1998). Y más cuando a los tropiezos y comportamientos desviantes respecto a la norma social y moral de la época no respondía sino el silencio, tanto de las fuentes como de la interpretación histórica. Los hábitos y comportamientos de esta “aristocracia territorial” de los “grandes cacaos” cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, categoría socio-étnica ejemplificada por las autoridades morales y políticas de la época, llevaron en efecto a unos deslices que ocasionalmente asoman en los documentos, especialmente en los ramos civil y criminal de determinados archivos, o también en los acervos eclesiásticos, por más que éstos hayan sido expurgados a lo largo de un tiempo celoso del rigor moral (Langue: 2000, pp. 13-24).

A ese respecto, no carece de interés regresar a las fundamentaciones del discurso aristocrático antes de considerar las modalidades de ruptura del modelo cultural hispánico y de su avatar mantuano, junto a la evolución de unas sensibilidades que les debe mucho a determinados actores de la sociedad colonial venezolana, pese a la duradera “invisibilidad” historiográfica de éstos: no tanto la “élite secundaria” de los “españoles europeos” o canarios, sino el mundo mestizo — los “pardos” — y las mujeres. Es en esta perspectiva como se tiene que entender la “subversión” del modelo aristocrático en una sociedad colonial relativamente fluida, tanto por las mismas élites como por la irrupción de otros actores que imponen una suerte de limpieza no tanto de sangre sino de colores (Dávila: 2000 ; Langue: 2004). - 62 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

Estirpe y caudal : el extraño discurso de la aristocracia mantuana tardía

Estas estrategias fundadas en repetidas alianzas apuntan al reforzamiento de los lazos de parentesco, recurso fundamental para el final del período colonial para evitar la división de los patrimonios familiares. La frecuencia de las dispensas matrimoniales ponen de relieve este fenómeno a la par que evidencia esta verdadera inversión de las mentalidades que se produce en este contexto: para perpetuarse en el honor y conservar indiviso el patrimonio familiar, una familia o un clan familiar no puede sino recurrir a sí mismo, en desprecio de las normas vigentes en materia de moral y espiritualidad, y pese a las disposiciones tridentinas en materia de libertad de elección del cónyuge (Ripodas Ardanaz: 1977, p. 85; Seed: 1980, pp. 161 ; Socolow: 1989 y 2000, cap. 6 ; Gonzalbo Aizpurú: 1988).

En el mismo momento en que se estaba llevando a cabo la llamada “revolución en el gobierno” — las reformas borbónicas — un texto vino a confortar el exclusivismo ostentado por las élites locales de América, soportes financieros como bien se sabe de la política metropolitana de ultramar. La Real Pragmática de matrimonios promulgada el 23 de marzo de 1776— que completa en 1803 la Novísima Pragmática de matrimonios— constituyó sin embargo la primera intervención del Estado en la esfera de lo privado. Consideraba como factor de “desigualdad” entre los cónyuges y por lo tanto de subversión del orden social el origen étnico, en otros términos el hecho de pertenecer a las castas/pardos, y de ser descendiente de esclavos (Konetzke: 1962, t. III, pp. 406-413). No cabe la menor duda de que la legislación indiana constituía una respuesta — anhelada por unas élites locales desconcertadas ante la presión social que llegaron a ejercer los pardos en la segunda mitad del siglo XVIII. La autoridad moral en la materia, el rigorista obispo Ibarra, confirmó en 1804 en una carta dirigida a la Corona —y fundándose en un auto de la Audiencia— que estas disposiciones concernían a los “hijos de familia ... para con- 63 -


Frédérique Langue

traer matrimonio aun con desigualdad de linaje” pero que, no por eso se trataba de

“ ... concederles un arbitrio que abra las puertas a la confusión de clases y que consiguientemente no podrán casarse arbitrariamente los blancos y blancas con negras, negros, mulatas, mulatos, sambas y sambos, mestizas y mestizos inferiores, libres o esclavos” (Langue, 2000, pp. 253 y ss.)

Ahora bien, el argumento “económico” va adquiriendo una importancia inusitada conforme nos acercamos al final del período colonial, como lo demuestran las dispensas que se originan en los múltiples vínculos de parentesco (incluyendo el parentesco por afinidad i.e compadrazgo) entre los contrayentes. Las tres cuartas partes de las solicitudes de dispensas (fundadas en la Pragmática pero con motivo de múltiples vínculos de parentesco) fueron presentadas después de 1750, cuando la sucesión de las generaciones trae consigo la división de los patrimonios familiares. En 1781, se decía del marqués del Toro que era el hacendado/terrateniente más rico de la Provincia, con una fortuna valorada en 504.632 pesos. Esta fortuna terminó dividida en diez partes, y una parte importante le tocó al heredero del título (111 700 pesos en 1800). Un desgaste similar se registró con otras estirpes mantuanas (Bolívar, Blanco y Ponte, Xerez de Aristiguieta) (McKinley: 1985, p. 82; Ladd: 1976; Tutino: 1976 ; Langue: 2000, p. 73).

La primera dispensa matrimonial aparece en 1735 en el expediente presentado por Juan Félix Blanco y Teresa Mijares de Solórzano (por una relación de parentesco de tercer con tercer grado). Para estas personas “de conocida nobleza” — la familia del marqués de Mijares—, conseguir a un cónyuge correspondiente a su estatuto social constituía una primera dificultad, junto a la necesidad de preservar el patrimonio familiar (“preservar caudales”, “unión de los caudales”). El problema de la sucesión al título de San Javier se plantea de nuevo en 1775, con motivo de la unión de Luis Joseph de Rivas y Tovar (perteneciente al linaje de los marqueses del mismo nombre) y de María Jesús Pacheco, - 64 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

heredera del título de San Javier. La argumentación de Luis Joseph es sumamente significativa de la defensa de la nobleza en la que descansan en adelante no pocas dispensas matrimoniales (méritos y servicios prestados al soberano por los antepasados)27.

Las prácticas endogámicas de las familias Mijares de Solórzano y de Tovar culminaron en 1782: cuando Juan Xavier Mijares de Solórzano, caballero de la orden de Santiago, y María Gerónima de Tovar, solicitaron dispensa, no se señalaron menos de quince vínculos de parentescos entre ambos herederos28. De tal forma que, con el tiempo, los términos del problema llegaron a invertirse para la gran mayoría de los solicitantes. Honor y conservación de los patrimonios exigen que estas alianzas se realicen en adelante dentro de las grandes familias, a pesar y con motivo de los vínculos de parentescos existentes, garantía suprema del honor así como del “esplendor y lustre de la familia”, de la preservación de los bienes calificados no sin casualidad de “patrimoniales” ...

La Real Pragmática de 1776, más que en cualquier otra región de América (Socolow, 1989, p. 236, Langue: 1999a), contribuye en legitimar una situación de hecho en la cual los prejuicios étnicos y sociales, junto a la discriminación económica, practicadas tanto por las élites como por los otros grupos sociales y confortados por la razón de Estado, postergan de forma radical normas religiosas y deseos individuales. Hasta en los “divorcios” que se producen en el seno de la élite local, nos volvemos a encontrar con el argumento económico (casos de las familias Ascanio, Aristiguieta o con los condes de San Javier (Fuentes Bajo: 1992 ; Dávila, 1994)). En todo caso, la terminología utilizada por las élites y las reglas instituidas sobre el particular aparecen a todas luces como los “aspectos complementarios de un sistema de intercambios por medio del cual la reciprocidad se instaura y se mantiene entre las unidades constitutivas del grupo”, a la par que la combinación de lo económico y de las mentalidades confinan a estas alianzas 27 28

Archivo Arzobispal, Caracas (A, Matrimoniales, 74 (1775). AA. Matrimoniales, 92 (1782).

- 65 -


Frédérique Langue

en un campo muy restringido, por lo menos si no se considera el juego de las relaciones personales en su conjunto. Definen también y en última instancia un uso muy peculiar de la memoria en el orden social y del discurso nobiliar fundado en el concepto del honor (Langue: 2000, pp. 286-287 ; Klapisch-Zuber: 1991, pp. 123133 ; Heritier: 1993, 2002). Perpetuo y honorífico silencio …

Este nuevo significado del concepto del honor —compartido por la Iglesia— tiene su contrapartida en la suma discreción que rodea las transgresiones cometidas por las clases altas de la sociedad, especialmente por la aristocracia mantuana, protegida por una chapa de silencio infranqueable —el “perpetuo silencio”—, con la benevolencia de las autoridades eclesiásticas. Tal fue la suerte de Juan Vicente Bolívar, padre del Libertador, y solicitador de mujeres indias de su doctrina. Los blancos criollos de alcurnia son en efecto los “padres de familia” ejemplificados en las Constituciones sinodales (1687), cartilla tradicional destinada a enderezar la idolatría y la falta de fe de los habitantes de esta provincia, documento de suma importancia para la vida espiritual de la diócesis de Venezuela. Se contraponen a una “multitud promiscual” entregada al imperio de las pasiones y al desenfreno, como lo subrayó en no pocas oportunidades el obispo Diez Madroñero (Pino Iturrieta: 1998, p. 21).

Si bien resulta irrefutable esta realidad dual, así como la desigualdad de los hijos de Dios ante las tentaciones y los males terrenales, hay que señalar también que, en los estratos inferiores de la sociedad indiana, se fue reproduciendo el modelo aristocrático y este mismo código del honor con una fuerza sorprendente, en una reapropiación del modelo inicial.

Hay que recalcar también que, las reclamaciones de las indias seducidas por Juan Vicente Bolívar, la reparación de su honor mancillado, quedaron sin efecto en virtud del estatuto social y moral de los “padres de familia”, a pesar de la protesta elevada - 66 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

ante el obispo Diez Madroñero durante su visita pastoral por unos cuantos vecinos del pueblo de San Mateo (Pino Iturrieta, 1992. Morales Álvarez, 2000, pp. 205-214. Twinam, 1999). Otro tanto sucedió con el expediente del padre Andrés de Tovar, cura del valle de Cúpira, y miembro de una ilustre familia (1774), propenso también a “excesos”. En muchos casos, hasta “se reservaba” el nombre de la “persona privilegiada”, que se beneficiaba además, salvo “escándalo público y notorio”, de la discreción de las autoridades eclesiásticas (Benassar: 1975, p. 158 ; Pino Iturrieta: 1992, p. 63 ; Martí: 1775, I, pp. 172-250)29. La pardocracia o el honor rescatado: genealogías mestizas y preeminencias

Darles la palabra a los testimonios del pasado, y más cuando se trata de configuraciones atípicas y actores silenciados por las historias oficiales, lleva a reconsiderar las categorías del análisis (Farge: 1992; Zemon Davis: 197 ; Langue: 2000; Dauphin: 2001). A fines del período colonial, el mundo mestizo bajo sus diversas denominaciones (moreno, mulato, mestizo etc.) infunde temores aunque sus representantes busquen blanquearse, aprovechando la Real Cédula de Gracias al sacar de 1795, e interiorizando el papel ejemplar de los mantuanos, sus valores y sus discursos. En adelante, el pardo reivindica su honor, lo funda tanto en genealogías sociales, inspiradas de las “relaciones de méritos y servicios” de los nobles como en la práctica (Cortes: 1978 ; Pino Iturrieta: 1994, Gutiérrez de Arce: 1975 ; Pellicer: 1996, p. 65).

Mientras el aristocrático cabildo caraqueño, asustado por la llegada de los pardos a la universidad o a las milicias, amén de la difusión de las “ideas perniciosas”/revolucionarias, teme que la aplicación de la Real Cédula y la “mezcla con los pardos” transforme

“ esta preciosa parte del universo en un conjunto asqueroso y hediondo de pecados, delitos, y maldades de todo género (…) lle29

AA, Episcopales, 36; AA, Matrimoniales, 94 (1788); Judiciales, 70.

- 67 -


Frédérique Langue

gará la corrupción (...). Temen su desgracia y procuren remediarla a tiempo para que nunca la posteridad los culpe de omisos y deduzca de su silencio consecuencias contra su honor, y acrisolada lealtad ... “30.

Tal fue, sin embargo, la sorprendente argumentación que desarrollaron en los años 1780 las tres hermanas de una pequeña ciudad (Carora), ansiosas por no llevar la “estigma de mulata y gente plebeia” (Langue: 1995a, 1997). En este caso, el alcalde del lugar había omitido el distintivo de “doña” y por lo tanto “ … gravemente injuriado (nuestro) honor denegándonos el justo debido honorífico tratamiento de Don correspondiente por estilo y costumbre con fuerza de ley a todas las personas de sangre limpia ...”.

Decían descender de familias de primera nobleza y mejor distinción de esta Ciudad y la de Trujillo”, y pretendieron entonces que les indemnizara “ de la mala nota de mulatas con que injustamente se pretendía obscurecer nuestro claro origen”, fundando su argumentación hasta en las Leyes de Toro y en la Política indiana de Solórzano Pereira (1647), así como en los usos y costumbres del lugar:

“ ... en un tiempo como el presente en que por práctica y estilo universal de toda esta Provincia se da aquel tratamiento de honor y aun está mandado dar a todas las personas de sangre limpia (...) como un característico distintivo que sirve de dar a conocer las personas blancas, distinguiéndolas de los pardos y mulatos de tal universal aceptación que ya el negárselo a una persona es lo mismo que decir se mezcla con estas razas y verificarse su denegación en una causa ...”.

De ahí la necesidad de “indemnizar nuestro linage de aquella injuriosa nota”, juicio que, sin embargo, nunca lograron por com-

30 Representación del Cabildo de Caracas a la Corona 28 de noviembre de 1796, en S. R. Cortes, Op. cit., t. II, pp. 93-94.

- 68 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

pleto estas “personas blancas de buena estimación “, habida cuenta de la imprecisión de los registros parroquiales y de la falta de testigos, circunstancias conflictivas que subrayó en no pocas oportunidades la Cámara de Indias (Martí: 1988, I, p. 357)31. “Todos quieren ser Caballeros en América “, indican los cabildantes en una representación de 1796, refiriéndose a la prosperidad de los pardos, a su comportamiento ostentoso en el vestir o en el hablar (Cortes: 1978, II, p. 96 ; López Bohórquez: 1984, pp. 102-4, Langue: 1995, pp. 97-121).

Este último ejemplo, por cierto excepcional por la retórica desarrollada pero representativo de las aspiraciones mestizas, tiende a demostrar que, las instituciones, al igual que las normas, no se distancian del campo de lo social. Tampoco se le imponen en el contexto de Venezuela colonial. Imperan más bien transgresiones, y transacciones, y en este sentido una subversión bien relativa del modelo inicial, habida cuenta del discurso ostentado por los “desviantes”, quienes retoman los valores de la aristocracia mantuana, adquiriendo identidades “fractales” (pero no por eso imprecisas, de ahí las reconsideraciones aplicadas a las categorías del historiador (Cerruti: 1995)) y desempeñando de esta forma un papel de mediadores culturales.

Academia Nacional de la Historia, Criminal (no clasificado): deposición de testigos, Carora, 14 /IX/1787.

31

- 69 -


Frédérique Langue

REFERENCIAS

ARCILA FARÍAS, Eduardo 1971 Economía colonial de Venezuela. Caracas: UCV, 2 vols.

BENNASSAR, Bartolomé 1975 L’homme espagnol. Attitudes et mentalités du XVIe au XIXe siècle, Paris: Hachette, col. “Le temps et les hommes”.

CERUTTI, Simona 1995 “La construction des catégories sociales”, en Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire, Revista Autrement, n°150151.

CORTES, Santos Rodulfo 1978 El régimen de « las gracias al sacar » en Venezuela durante el período hispánico. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2 vols. DAUPHIN, Cécile, FARGE, Arlette Séduction et sociétés. Approches historiques. Paris: Seuil.

DAVILA, Dora 1994 Se tiraban fuertemente al honor. La separación de dos aristócratas a finales del siglo XVIII venezolano”, en: Elías Pino Iturrieta (coord.), Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano. Caracas: Planeta.

DAVILA, Dora “Confidencias necesarias. Armas para afrontar temas sobre familia, género y sociedad”, en: José Ángel Rodríguez, Visiones del oficio. Historiadores venezolanos en el siglo XXI. Caracas: ANH,-FHEUCV. - 70 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

FARGE, Arlette 1997a “Proximités pensables et inégalités flagrantes. Paris, XVIIIe siècle”, en: Cécile Dauphin, Arlette Farge, De la violence et des femmes. Paris: Albin Michel. FARGE, Arlette 1997b Des lieux pour l’histoire. París: Seuil.

FUENTES BAJO, María Dolores “Familia, matrimonio y poder en la Caracas colonial: el caso de los Jerez Aristiguieta, 1786-1809”, Europa y América. Cinco siglos de intercambios. Sevilla: AHILA/Junta de Andalucía. GONZALBO AIZPURU, Pilar Familia y orden colonial. México: El Colegio de México.

GUTIERREZ DE ARCE, Manuel 1975 El Sínodo diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2 vols.

HÉRITIER, Françoise Les deux soeurs et leur mère. Anthropologie de l’inceste. París: Editions Odile Jacob. Masculin/Féminin II. Dissoudre la hiérarchie. Paris: Odile Jacob.

KLAPISCH-ZUBER, Christiane 1991 La maison et le nom. Stratégies et rituels dans l’Italie de la Renaissance. Paris: EHESS.

KONETZKE, Richard (ed.), Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica. Madrid: C.S.I.C.

LADD, Doris, The Mexican Nobility at Independence, 1780-1826. Austin: University of Texas, Institute of Latin American Studies. - 71 -


Frédérique Langue

LANGUE, Frédérique “La historia de las mentalidades y los guardianes de la fe. Una incursión en los archivos eclesiásticos del siglo XVIII venezolano” en: Tiempo y Espacio. Caracas: Universidad Pedagógica Libertador, n°15. “De moralista a arbitrista. Don Francisco de Ibarra, obispo de Venezuela (1798-1806)” en: Historiografía y Bibliografía, suplemento del Anuario de Estudios Americanos (Sevilla), XLIX, n°1. 1995a “Les identités fractales : honneur et couleur dans la société vénézuélienne du XVIIIe siècle” en: Caravelle, Universidad de Toulouse-Le Mirail, n°65, pp. 23-37. Puede consultarse en Nuevo Mundo Mundos Nuevos http://nuevomundo.revues.org (sección “BAC”) 1995b “Ultimas tendencias de la historiografía francesa” en: Tierra Firme, Caracas, n°53. 1997 “La pardocratie ou l’itinéraire d’une “classe dangereuse” dans le Venezuela des XVIIIe et XIXe siècles”. Caravelle, n°67, 1997, pp. 57-72. Puede consultarse en Nuevo Mundo Mundos Nuevos http://nuevomundo.revues.org (sección “BAC”) 1998 “La historia de las mentalidades y el redescubrimiento de las Américas” en Actualidades, Fundación CELARG, n°7. 1999a Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera en el siglo XVIII novohispano. México: Fondo de Cultura Económica. 1999b “Le cercle des alliances. Stratégies d’honneur et de fortune des aristocrates vénézuéliens au XVIIIe siècle”, Annales, 54e année, n°2, Mars-Avril 1999, pp. 453-480. 2002 Aristocracia, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°252. 2004 “Silencio, honor y desgarramiento: familias mantuanas del siglo XVIII”, in Historia, género y familia en Iberoamérica, siglos XVI-XX (coord. Dora Dávila): Caracas: Universidad Católica Andrés Bello-Konrad Adenauer Stiffnung.

LOPEZ BOHORQUEZ, Alí 1984 Los ministros de la Audiencia de Caracas (1786-1810). Caracas: Academia Nacional de la Historia. - 72 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

MCKINLEY, P. Michael Pre-Revolutionary Caracas: Politics, Economy and Society, 17771811. Cambridge. Cambridge University Press, Cambridge Latin American Studies n°56.

MARTI, Mariano (Obispo) 1988 Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas 1771-1784. Caracas: Academia Nacional de la Historia, vol. I.

MORALES ALVAREZ, Juan M. 2000 “La mala amistad con varias mujeres solteras y casadas de todas las castas y colores de Don Juan Vicente Bolívar y Ponte”, Anuario de Estudios Bolivarianos, IX.

PELLICER, Luis Felipe La vivencia del honor en la provincia de Caracas 1774-1809. Estudio de casos. Caracas: Fundación Polar.

PINO ITURRIETA, Elías Contra lujuria, castidad. Historias de pecados en el siglo XVIII venezolano. Caracas:Alfadil. (REV dates) 1994 Ventaneras y castas, diabólicas y honestas. Caracas: Planeta(coord..) Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano. Caracas: Planeta. 1996 “La reputación de Doña Fulana Castillo (un caso de honor y recogimiento en el siglo XIX venezolano) en: Tierra Firme. Caracas, n°56. 1998 Ideas y mentalidades de Venezuela. Caracas: Academia Nacional de la Historia, col. “Estudios, monografías y ensayos” n°179.

RIPODAS ARDANAZ, Daisy 1977 El matrimonio en Indias. Realidad social y regulación jurídica. Buenos Aires: Conicit. SEED, Patricia 1980 Parents versus children. Marriage oppositions in colonial Mé- 73 -


Frédérique Langue

xico, 1610-1779. Madison: University of Visconsin.

SOCOLOW, Susan Migden 1989 “Aceptable Partners: Marriage Choice in Colonial Argentina, 1778-1810”, en: Asunción Lavrín (ed), Sexuality and Marriage in Colonial Latin America. Lincoln: University of Nebraska Press. 2000 The Women of Colonial Latin America. Cambridge: Cambridge University Press.

TUTINO, John 1976 Creole Mexico: Spanish Elite and Indian Towns 1750-181. Austin: University of Texas (University Microfilms, 1978).

TWINAM, Ann 1999 Public Lives, Private Secrets. Gender, Honor, Sexuality, and Illegitimacy in Colonial Spanish America. Stanford: Standford University Press.

- 74 -


IV

EL OBISPO Y EL MANTUANO. HONOR Y SUBVERSIÓN EN LA VENEZUELA DEL SIGLO XVIII32

Coloquio Internacional de Historia Cultural: aproximaciones empíricas y propuestas historiográficas”, Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires (Argentina), 2-3 septiembre 2004.

32



De la historia se ha dicho que derivaba sus métodos de otras ciencias sociales. Más que cualquier otro ramo de la historia quizás, la cultural y más todavía la historia de las representaciones y sensibilidades en tiempos remotos nos permite comprobar esta aseveración. Y más cuando se trata de analizar lo inédito, lo insólito, los márgenes de los comportamientos y hábitos, en contraposición a los sistemas de valores y a las representaciones que caracterizan a la élite criolla caraqueña de la colonia, o sea a los llamados mantuanos.

A los tropiezos y comportamientos desviantes respecto a la norma social y moral de la época, a lo que Michel Foucault llamaría “actualidad”, ese entrelazamiento de peculiares contextos, palabras e inesperadas opiniones, no respondía sino el silencio. Los comportamientos de aquella categoría socio-étnica ejemplificada por las autoridades morales y políticas de la época sufrieron unos deslices que ocasionalmente asoman en los documentos (gracias a esa incipiente opinión pública que conforma el rumor), especialmente en los ramos civil y criminal de determinados archivos, o también en los acervos eclesiásticos, por más que éstos hayan sido expurgados a lo largo de un tiempo celoso del rigor moral. De este “espacio” del extraño consenso — ya no tanto de confrontación como fue el caso con las clases populares u otros desviantes de la Colonia — trata esta ponencia, al considerar las dos figuras ejemplificadas por los códigos morales y sociales de la época33.

La “aristocracia territorial” de los “grandes cacaos”, se remonta al temprano siglo XVII: estos grandes productores y comerciantes de cacao conforman, como lo subrayó a ciencia cierta el Intendente Saavedra, una verdadera “tribu” de personajes emparentados en tal grado que llegaron a monopolizar las instancias representativas de la Colonia, como lo fueron por ejemplo el cabildo caraqueño o el Consulado de comercio creado en 179334. LANGUE, 1996, pp. 55-68. LANGUE, 1998. FARGE, 1992, pp. 11-13. Archivo General de Indias (AGI). Caracas, 921: “Expediente sobre la elección de los oficios del Consulado de Caracas” (1809), “Francisco de Saavedra a la Corona, Caracas, 3/V/1793; LANGUE, 1995b, pp. 97-121. 33 34

- 77 -


Frédérique Langue

Si bien la historiografía americanista ha dedicado especial atención al fenómeno de la concentración de poder y a las reacciones de grupos adversos (españoles “europeos” o canarios, pardos aventajados), tanto desde la perspectiva clásica de los estudios institucionales como desde un enfoque más novedoso como lo puede ser el de las élites locales (estrategias del dinero y del honor llevadas a cabo por unos trece clanes familiares), poco se ha escrito en cambio acerca de las contradicciones entre discurso, normas y prácticas efectivas, incluso por lo que respecta a la endogamia practicada por esta élite, y menos todavía desde el punto de vista de la historia de las representaciones y sensibilidades, que siguen siendo un camino poco trillado de las investigaciones americanistas35. A ese respecto, no carece de interés regresar a las fundamentaciones del discurso aristocrático antes de considerar las modalidades de ruptura de un modelo cultural hispánico y de su avatar mantuano, junto a la evolución de unas sensibilidades que les debe mucho a determinados actores de la sociedad colonial venezolana pese a una duradera “invisibilidad” historiográfica: las mujeres36. Los fundamentos del honor : caudal y linaje

Estas estrategias fundadas en repetidas alianzas (no solamente matrimoniales sino resultantes también de vínculos personales: padrinazgo, compadrazgo, amistad) corren pareja con el reforzamiento de los lazos de parentesco, recurso fundamental en las postrimerías del período colonial, para evitar la división de los patrimonios familiares. La frecuencia de las dispensas matrimoniales ponen de relieve este fenómeno a la par que evidencia esta verdadera inversión de las mentalidades que se produce en este contexto: para perpetuarse en el honor y conservar indiviso el patrimonio familiar, una familia o un clan familiar no puede sino recurrir a sí mismo, en desprecio de las normas vigentes en materia de moral y espiritualidad. De tal forma que el matrimonio se convierte en alianza de intereses en la cual el grupo familiar 35 36

LANGUE, 2000, pp. 13-24. DAVILA, 2000.

- 78 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

primaba sin lugar a dudas sobre el individuo, pese a las disposiciones tridentina en materia de libertad de elección del cónyuge37.

Ahora bien, en el mismo momento en que se estaba llevando a cabo la llamada “revolución en el gobierno” — o reformas borbónicas — un texto vino a confortar el exclusivismo ostentado por las élites locales de América. Hay que recordar sin embargo que tampoco faltaron casos, en otras categorías sociales, de oposición de los padres al matrimonio de sus hijos por motivos étnicos y “económicos”. Ahora, la Real Pragmática de matrimonios promulgada el 23 de marzo de 1776 constituyó la primera intervención del Estado en la esfera de lo privado. Consideraba como factor de “desigualdad” entre los cónyuges y por lo tanto de subversión del orden social el origen étnico, en otros términos el hecho de pertenecer a las castas/pardos, o de ser descendiente de esclavos. Le permitía por otra parte a la familia apelar ante el corregidor y luego ante el tribunal de la Audiencia correspondiente, y en última instancia ante el Consejo de Indias, ya no ante las autoridades religiosas ... El contenido económico de las reivindicaciones parentales — tratándose de la población blanca (disensos)—, ligado en la más pura tradición hispánica con concepto de honor, apareció entonces a todas luces en el rastreo que realizamos durante varios años en los archivos venezolanos38.

La Novísima Pragmática de matrimonios (1803), vigente tanto en las Indias como en la Península, llegó a modificar la legislación vigente, al relativizar esta suerte de estigma étnica. En el caso de Venezuela, son escasas las referencias a textos anteriores39. Se reiteró la obligación que tenían los “hijos de familia” de no contraer matrimonio sino con la autorización de los padres (por lo que se refiere a los menores de 25 años, siendo la mayoría legal de 23 37 RIPODAS ARDANAZ, 1977, p. 85; SEED, 1980, pp. 161 y ss. SOCOLOW, 1989 ; SOCOLOW, 2000, chap. 6: “Elite Women”. GONZALBO AIZPURU, 1988. 38 Texto de la Pragmática en KONETZKE, 1962, t. III, pp. 406-413. Una Real Cédula de 1778 determina la aplicación de este texto en el conjunto de América. 39 Estos textos figuran también en KONETZKE: Real Cédula del 1/VI/1803, conservada en el Archivo Arzobispal de Caracas (AA), Matrimonios, 155 (texto fechado del 10/IV/1803, en Aranjuez).

- 79 -


Frédérique Langue

años para las mujeres), abuelos o tutores o en última instancia del Juez. Sin embargo, no se le exigía a ninguno de los detentores de la autoridad paterna que justificara su negativa al matrimonio de los interesados, “todos sin obligación de explicar la causa”40.

No cabe la menor duda de que la legislación indiana fue una respuesta —anhelada por unas élites locales — ante la presión social que llegaron a ejercer los pardos en la segunda mitad del siglo XVIII. La autoridad moral en la materia, el rigorista obispo Ibarra, confirmó en 1804 en una carta dirigida a la Corona —y fundándose en un auto de la Audiencia— que estas disposiciones concernían a los “hijos de familia ... para contraer matrimonio aun con desigualdad de linaje” pero que, no por eso se trataba de “ ... concederles un arbitrio que abra las puestas a la confusión de clases y que consiguientemente no podrán casarse arbitrariamente los blancos y blancas con negras, negros, mulatas, mulatos, sambas y sambos, mestizas y mestizos inferiores, libres o esclavos”41.

En las postrimerías del siglo XVIII, los requisitos familiares y por lo tanto los disensos se van multiplicando en los expedientes matrimoniales. De hecho, el argumento “económico” va adquiriendo una importancia inusitada en la muestra de unas cien dispensas patrimoniales que cubren el período 1636-1815, dispensas que se originan en los múltiples vínculos de parentesco (incluyendo el parentesco por afinidad i.e compadrazgo) que unen previamente a los contrayentes (registramos hasta 15). Las tres cuartas partes de las solicitudes fueron presentadas después de 1750, o sea en un momento en que los problemas económicos que lleva consigo la sucesión de las generaciones y la casi ineludible división de los patrimonios familiares se vuelven más acuciantes.

Algunos indicadores de esta tendencia en la segunda mitad del siglo XVIII aparecen a todas luces en la evolución de la for40 41

AA. Matrimoniales, 155: RC del 26/V/1783. Idem: Ibarra a la Corona, Caracas, 7/III/1804. LANGUE, 2000, pp. 253 y ss.

- 80 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

tuna de los representantes de la aristocracia local. En 1781, se decía del marqués del Toro que era el hacendado/terrateniente más rico de la Provincia. En aquella fecha, se estimaba en 504 632 pesos su fortuna personal (1800; fecha de la partición de los bienes entre sus herederos). La cual terminó dividida en diez partes, y una parte importante le tocó al heredero del título (111 700 pesos). Un desgaste similar afectó a las otras estirpes mantuanas. Juan Vicente Bolívar apenas recibió 120 000 pesos de la herencia familiar. Las fincas de Pedro Blanco y Ponte — valoradas en 114 114 pesos para 1776 — fueron divididas entre sus ocho herederos en 1776. Lo mismo pasó con los bienes de Miguel Xerez de Aristiguieta (107 498 pesos), que se repartieron entre ocho herederos. Ahora bien, esta división de los patrimonios afectaba tanto a las élites principales de la Provincia como a las “secundarias”, para retomar la terminología acuñada por los especialistas del tema42. No insistiremos mayormente en estas “transacciones matrimoniales”, en esta primera forma de subversión de las normas sociales y morales en la medida en que ya tuvimos la oportunidad de analizarlas, tan sólo se mencionan aquí como ingrediente no casual de las prácticas y representaciones que se mencionarán a continuación43. Cuando se subvierten las normas morales e irrumpen las pasiones

De esta misma preocupación procede la actitud ante la ruptura de normas de convivencia. La palabra carente de límites formalmente establecidos no deja en este aspecto de trastornar el mundo cerrado de los mantuanos. En muchas oportunidades, son las mujeres quienes se vuelven protagonistas (“ mantuanas” o mestizas). De ahí la importancia que hay, en el marco de esta sociedad de Antiguo Régimen, en poner de relieve las pautas de comportamientos que afloran en la ocupación de un espacio social, para retomar la terminología acuñada por Jürgen Habermas, y la percepción de los distintos estatutos sociales de esta socie42 43

MCKINLEY, 1985, p. 82. LADD, 1976. TUTINO, 1976. LANGUE, 1999. LANGUE, 1999ª, 2000, 2004.

- 81 -


Frédérique Langue

dad estamental dentro de las estructuras mentales que forman parte de esta herencia cultural hispánica : en especial el código del honor singularmente restrictivo que prevalece en el mundo hispánico. Además, los conflictos y las representaciones que se dan entre los distintos estratos sociales de la Colonia no son sino luchas de representaciones cuya meta descansa en su capacidad para dar a conocer su identidad44.

Por esta razón, resolvimos ubicarnos para esta presentación en la perspectiva sumamente evolutiva y flexible de la historia de las mentalidades y representaciones, y de una manera más amplia, de la historia cultural45. Asimismo tiende a demostrar cuan relativas y fractales (no por eso indecisas) son las fronteras trazadas por los actores sociales y como se va conformando, a lo largo del período colonial, y más allá del lugar que les queda impartido, en los márgenes del acontecer oficial, un discurso de la transgresión, fundador sin embargo, de una verdadera identidad criolla. Una identidad que en la historiografía venezolana, poco/as autore/as se han atrevido a tocar. Cabe recordar en este sentido la síntesis que nos ofreció hace unos años ya Ermila Troconis de Veracoechea, Indias, esclavas y primeras damas, y que marca un hito en la producción historiográfica especializada sobre temas de historia de la mujer y de historia de Venezuela46.

Esta constante, vinculada al tema del honor de las mujeres o de sus parejas tiene su contrapartida en la suma discreción que rodea las transgresiones cometidas por las clases altas de la sociedad, especialmente por la aristocracia mantuana, protegida por una chapa de silencio — el “perpetuo silencio” —, con la benevolencia de las autoridades eclesiásticas. Tal fue la suerte de un tal Juan Vicente Bolívar, padre del Libertador, y solicitador de mujeres indias de su doctrina. Estos personajes trascendentales, los blancos 44 LANGUE, 1991, 1994. CHARTIER, 1993, pp. 1005-1010. POMATA, 1993, pp. 1019-1026. RANCIERE, 1993. CHARTIER, 1998, p. 12. 45 PINO ITURRIETA, 1993 y 1996. LANGUE, 1992. 46 FARGE, 1997a ; LANGUE, 1995a, pp. 23-37 TROCONIS DE VERACOECHEA, 1990. GARCÍA MALDONADO, TROCONIS DE VERACOECHEA, 1995. ALVAREZ DE LOVERA, 1994. PINO ITURRIETA, 1994

- 82 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

criollos, preferiblemente de alcurnia, que comparten el poder con el clero y con la autoridad secular, tienen en efecto el valor de modelos de comportamientos. Son los “padres de familia” ejemplificados en las Constituciones sinodales (1687), cartilla tradicional destinada a enderezar la idolatría y la falta de fe de los habitan tes de esta provincia, documento de suma importancia para la vida espiritual de la diócesis de Venezuela, por oposición a la “multitud promiscual”, entregada, por lo menos en forma más abierta, al imperio de las pasiones y al desenfreno, como lo subrayó en no pocas oportunidades el obispo Diez Madroñero.

Si bien resulta irrefutable esta realidad dual, así como la desigualdad de los hijos de Dios ante las tentaciones y los males terrenales, hay que señalar también que, en los estratos inferiores de la sociedad indiana, se fue reproduciendo el modelo aristocrático y este mismo código del honor con una fuerza sorprendente, en una reapropiación del modelo inicial. Hay que recalcar también que, las reclamaciones de las indias seducidas por Juan Vicente Bolívar, la reparación de su honor mancillado, quedaron sin efecto en virtud del estatuto social y moral de los “padres de familia”, a pesar de la protesta elevada ante el obispo Diez Madroñero durante su visita pastoral por unos cuantos vecinos del pueblo de San Mateo47.

En cuanto a la actitud manifestada por las élites, B. Bennassar había señalado ya para la Península el escaso rigor de las clases dominantes y del clero sobre el particular. En este mismo rubro, habría que ubicar los excesos cometidos por las autoridades locales, así como el teniente de capitán de la villa de Araure, acusado de amenazar a la población y de mantener una relación ilícita con una mujer, dentro de su casa. Pero semejante caso se resolvía en el silencio. El caso de Juan Vicente Bolívar, solicitador de mujeres que sacaba a las indias de la doctrina de San Mateo es un caso llamativo de la benevolencia de las autoridades eclesiásticas para con los “padres de familia” y de su voluntad expresa de cerrar los expedientes en caso de pertenecer los culpables al es47

PINO ITURRIETA, 1992. MORALES ALVAREZ, 2000, pp. 205-214. TWINAM, 1999.

- 83 -


Frédérique Langue

tado clerical como sucedió con el expediente del padre Andrés de Tovar, cura del valle de Cúpira, y miembro de una ilustre familia (1774). Había que proceder, como se indicó en la información realizada a raiz de los excesos cometidos por el administrador de Real Hacienda de Carora, Joseph Tarazona — “excesos escandalosos, de incontinencia, solicitanto violentamente mujeres de varios estados y calidades con fuerza en sus mismas casas” — “con todo sigilo y precaución”, absolviendo a los interesados u olvidando el caso, confiriéndoles una total e incuestionable impunidad.

El caso señalado en 1768 en La Pastora es revelador de las convenciones al respecto. Se solía “reservar” el nombre del hombre — o de la mujer — de alcurnia implicados aunque se condenara al concubino. Durante la visita del obispo Diez Madroñero se estigmatiza la “vida deshonesta y escandalosa” de Bernardela González, soltera, y el “ilícito y torpe comercio” que viene manteniendo desde hace varios años, hasta parir a varios hijos (sin contar los abortos según los testigos). Bernardela vivía en la estancia que en ese pueblo tenía Manuel Felipe de Tovar, destacado representante de la aristocracia mantuana y regidor del Cabildo de Caracas. La “persona privilegiada cuyo nombre se reserva” (un hombre casado) solía vivir precisamente en la casa de campo de los Tovar pero nunca se supo cual fue la conclusión de este caso (1768). Hasta la culpable pareció haberse beneficiado del espeso silencio que rodeó un hecho conocido de todos. La severidad de Mariano Martí en el caso del Gobernador de Maracaibo, Alonso del Río y de su amante Bárbara Villasmil, que a fin de cuentas deleitaba a todo el vecindario (Martí consiguió la remoción del culpable de su cargo), lo que no es de lo más común48. De entrada, la pelea de la virtud y del pecado, y la respetabilidad social (de los mantuanos y pardos acomodados) resultan

Bartolomé Bennassar, L’homme espagnol. Attitudes et mentalités du XVIe au XIXe siècle, Paris, Hachette, 1975, col. “Le temps et les hommes”, p. 158. AA, Episcopales, 36; E. Pino, Ibidem, p. 63 y ss.; AA, Matrimoniales, 94 (1788); Judiciales, 70; M. Martí, Idem, t. I, Libro personal, pp. 172-250 (1775). 48

- 84 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

estrechamente vinculadas a la temática del honor, y hasta bien entrado el siglo XIX. La gente de color se muestra incluso más quisquillosa en ese aspecto, si consideramos el exclusivismo de los padres a la hora de casar a sus hijos con representantes de las “castas inferiores”49. Con el final del siglo se van multiplicando las protestas de parte de las mujeres y los juicios de esponsales en el Tribunal eclesiástico, pero de parte de las morenas. Las mantuanas, salvo contadas excepciones, quedan silenciosas. Por razones obvias, que tienen que ver con la condición de la mujer en la sociedad colonial hispánica, o sea la preservación tanto del “honor” de una familia o de un linaje como de la “honra” de la interesada, el silencio impera a la hora de considerar los tropiezos de las mantuanas. Sólo cuando se tiene que reparar un agravio, o que la situación se ha convertido en un hecho de excesiva notoriedad, se llegan a mencionar casos algo explícitos. De manera ocasional, se contempla tan sólo el daño originado por el rumor. En 1763, cuando María Nicolasa Villamil pide reparación ante el vicario eclesiástico, dice ser “huérfana, doncella, noble, honrada, virtuosa y recogida”. Denuncia a ese respecto el rumor que lastima su honor en la causa que le sigue al pretendiente rechazado, capitán de su estado, y a quien acusa de molestarla en actos y palabras50.

De las familias mantuanas que más publicidad dieron, a pesar suyas, a sus disensos matrimoniales, los Jerez de Aristiguieta quizás fueron las más conocidas. En esta familia de distinguidas y cultas mujeres — las “nueve musas” de fines del siglo XVIII — el primer descalabro se produjo en el año de 1768, cuando Josef de Castro y Arraoz, se dirigió formalmente al Gobernador y Capitán General Juan Guillelmi, por carta del 28 de julio, quejándose del “martirio” que estaba padeciendo por el “violento, audaz e insolente genio “ de su esposa Doña Rosa Aristiguieta. A Doña Rosa le achacaba unas relaciones ilícitas con un comerciante vasco de Caracas, el ex-factor de la Compañía Guipuzcoana, Juan Agus49 LANGUE, 1995b. Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Caracas (ANH). Civiles, 180. Un cuadro de los conflictos relacionados con el tema del honor al final del período colonial en PELLICER, 1996. 50 AA. Matrimoniales, 371. PINO ITURRIETA, 1999, pp. 15 y ss.

- 85 -


Frédérique Langue

tín Zuaznavar, de ahí el recurso antepuesto ante el Capitán General, a pesar de la regla de discreción observada en estos asuntos tocantes al honor de las estirpes por la élite social de la Provincia de Caracas.

Los “términos escandalosos” — el “comercio ilícito” — de los amantes no eran nada desconocidos, de ahí la intervención de las autoridades civiles y eclesiásticas ante la notoriedad del caso (a la que se refiere Josef de Castro al describir la conducta de su mujer, al considerar el “grave lance” ocurrido por lo tanto entre los interesados. También se mencionó el carácter fuerte, rebelde de ésta, quien lo habría amenazado con un cuchillo para defender a un hijo. Considerándose agraviado en su honor, Castro pidió el depósito de su mujer y la expulsión de su rival de la Provincia, sin por eso pedir el divorcio. Lo excepcional de la situación fue que Doña Rosa se rehusó más adelante a regresar al domicilio conyugal. El espíritu independiente de las Aristiguieta infringía claramente los rígidos cánones morales. Su condición de mantuanas las eximía en parte, sin embargo, y a pesar de la notoriedad de los casos señalados, de la “censura” que prevalece en otros niveles de la sociedad colonial, dejándoles un apreciable margen de libertad. Una de las hijas de Josefa Blanco, esposa de un Iriarte, solía recibir en su casa y a altas horas de la noche al intendente Francisco Saavedra, a sabiendas del vecindario y a pesar de la reprobación manifestada por su propia madre51.

En 1799, fue María Belén, quien emprendió acciones judiciales contra el Coronel Joaquín Pérez Narvarte, su esposo, después de doce años de casada. El punto de partida del reclamo fueron las modalidades de administración de la dote que había llevado al matrimonio (más de 12 000 pesos) y le exigía una pensión para ella y sus hijos. Son significativos al respecto los argumentos adelantados por el abogado de Don Joaquín ante esta petición, alegando que Belén había aceptado anteriormente las proposiciones hechas por su esposo con el fin precisamente de “evitar un rompimiento ruidoso” (volvemos al tema del hecho público, relati51

AGI. Caracas, 91. FUENTES BAJO, 1992, vol. I, pp. 371-389.

- 86 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

vamente excepcional por lo que a los mantuanos se refiere) y denunció los “fines nada conformes con el honor” que orientaban la conducta de Belén. La puesta en tela de juicio del comportamiento de la mujer, relacionado con el tema del honor, tiene su contrapartida en la argumentación de Belén, quien insiste en su estatuto relevante de mantuana, superior por lo tanto al de su marido, “simple” blanco peninsular abusando de una autoridad personal y moral que no le correspondía.

En 1800, otra Jerez de Aristiguieta, Josefa María, llega a pedir la administración de sus bienes, alegando el abandono del domicilio conyugal por su marido, el capitán Antonio Palacios y Xerez. Las desavenencias conyugales procedían aquí, en gran parte, de las ideas políticas de la madre (republicana) y de la educación que les estaba dando a sus hijos, opciones que no compartía para nada el mencionado capitán. El conflicto terminó por una separación, cuando en 1809, otra Aristiguieta, María Antonia, se opuso a su marido (Bernardo Blanco Strickland), e introdujo ante las autoridades eclesiásticas un proceso de divorcio, pidiendo previamente que se la depositara en casa de su hermano por las amenazas de muerte que había recibido y que se le diera facultad de administrar sus bienes, especialmente los que le quedaban de su primer matrimonio. Si bien el conjunto de estos datos contribuye en resaltar el carácter independiente de las Aristiguieta, no cabe la menor duda de que se da una tensión permanente entre una solución “amigable”, nunca lograda, sin mayor publicidad, y el reparo de las afrentas o de las violencias sufridas (de parte de las mujeres involucradas en estos pleitos) a vista de todos52. La transgresión femenina como forjadora de identidad

El ejemplo quizás más llamativo del papel normativo del concepto de honor, y por consiguiente del estilo de vida que se seguía en las casas nobles de la provincia, por lo que a las mujeres nobles se refiere, es el del juicio de divorcio que siguió en el año 1785 y siguientes la pareja mantuana formada por Josefa Lovera y Mar52

Relación de unas desavenencias conyugales en LADERA, 1990.

- 87 -


Frédérique Langue

tín Xerez de Aristiguieta. A raíz de esta causa civil, está la administración de los bienes que, en vida, Josefa Bolívar le había confiado a su yerno. Disipación de bienes, “mala fe” en la administración de los mismos (especialmente de los bienes llamados parafernales, que al marido le corresponde administrar), “fraudes”, acaparamiento de propiedades (haciendas de cacao) , vida disoluta junto a las esclavas de la casa (sus “concubinas”)53 Josefa lo acusa a Martín de Aristiguieta de haber

“conspirado contra [su] vida repetidas veces con venenos y aplicaciones malignas por medio de [sus] propias esclavas sus concubinas, porque no ha vivido conmigo maritalmente, me ha negado los alimentos, infamándome por cuantos medios le sugiere el odio implacable que ha muchos años me tiene, y la sed insaciable de apoderarse de mi substancia para mantener en el lujo, fausto, y lascivia en que vive encenagado ...”.

Los “concubinatos adulterinos tan notorios y escandalosos en la ciudad” no contrarrestan el temor que siente Doña Josefa ante la actitud de su marido. Peligra en este caso específico — pero no es el único que hemos encontrado en la esfera mantuana — no sólo el honor de una familia mantuana sino la vida misma de una de sus representantes más destacadas.

El 13 de agosto de 1793, el Tribunal Superior de Santo Domingo otorga una sentencia de divorcio perpetuo solicitada por ... Don Martín Xerez de Aristiguieta contra Doña Josefa Lovera Otañez y Bolívar su legítima mujer, después de treinta años de convivencia conyugal, por lo público y notorio de los diversos adulterios que ambos se recriminaban mutuamente. Entre las conductas y otras historias de honor mancillado que Don Martín estigmatizó en su mujer, figuran dos fugas, su afán por concurrir a saraos y otras diversiones pecaminosas, el adulterio que la lleva a una continua preñez, de ahí la solicitud de depósito perpetuo en el Hospicio de Nuestra Señora de la Caridad (a la vez hospital y lugar de reclusión y de “reeducación”, para las mujeres blancas, 53

ANH. Civiles, 1785 : Josefa Lovera al Gobernador, Caracas, 14/IV/1785.

- 88 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

pobres sobre todo) que formuló para ella, esto con el expreso fin de “evitarse los escándalos en el Pueblo, y los insultos contra el honor”. Aunque la conducta del aristócrata, hombre brutal e incluso viole, como lo indicó su primo hermano el Doctor Don Juan Félix de Aristiguieta, sacerdote respetado y celebrado en Caracas, tampoco era digna de respeto: repetidos concubinatos, incesto con un hija natural, sevicios y maquinación de muerte en contra de Doña Josefa, malversación de bienes ... larga es la lista de los tropiezos que cometió este caballero principal, instigador sin embargo de un juicio estricto y convertido en defensor de las buenas costumbres en contra de su mujer, noble pero “pública pecadora”, que su condición “principal” parece haber ayudado momentáneamente a sobrellevar el control vigilante del marido 54.

Aunque, como lo subraya el interesado, “no es comparable el delito de la mujer al del Marido; aquel como que recae en persona que por su natural pudor es más obligada a conservar la honestidad, es mucho más feo, torpe, y criminoso. La infidelidad de la mujer causa una infamia no sólo denigrativa de su persona, sino trascendental también al honor, y estimación de su consorte. Por eso es que si los esposos rompen mutuamente la fidelidad debida, no se compensa un delito con el otro, y puede aquel apartarse, y no ésta ...”. De ahí la primera sentencia que se dio a conocer en Caracas el 9 de julio de 1791 y que contemplaba el destierro de Josefa Lovera al Pueblo de Santa Lucia donde debía guardar “perpetua retención”, sentencia que se cambió un año después por el depósito en casa de unos parientes. El tribunal recomendó sin embargo que Don Martín contuviera sus depravadas costumbres y siguiera mejor los Dogmas de la Ley Santa. Una vez sentenciada la causa de divorcio perpetuo, Don Martín se dio cuenta de que su esposa había cumplido con sus ejercicios espirituales y conseguido boleta de certificación de los mismos, y seguía viviendo de casa en casa, por lo general en la parroquia de Altagracia (lugar de residencia de la élite mantuana), con sus esclavos y su familia (sus “hijos espurios” según Don Martín). Si54 Sobre el particular, véase el estudio (fundado en documentos distintos) realizado por DAVILA, 1994, pp. 67 y ss.

- 89 -


Frédérique Langue

guió por lo tanto reclamando la reclusión de la ilustre y algo intocable mantuana pecadora, sentencia que obtuvo en 1796 pero que nunca se llegó a ejecutar55.

Pasión y honor, al igual que las solidaridades femeninas, y herencias familiares, son asimismo los ingredientes de la causa de divorcio que siguió en 1793 Luis José Loreto de Silva contra su legítima mujer María Josefa Ascanio. Cuando el alcalde lo manda a llamar en octubre de 1793 para que se reúna con su mujer, el interesado protesta aludiendo a su “honor mancillado”, a los “desórdenes” de su casa que incluyen unas fugas de esclavos protegidos por su ama ... Refugiada en casa de su tía María Manuela (María Josefa quedó libre de elegir “refugio” en la casa que le conviniera), María Josefa denuncia a ese respecto las “violencias” cometidas no sólo por su marido sino también por el alcalde, por haber encarcelado éste à una de sus esclavas y ... aliadas. Amparándose en su estatuto de aristócrata (mantuana), se queja amargamente de que el referido alcalde atropelló los “fueros de una mujer casada y de buen nacimiento contra quien no se puede tomar providencias de oficio, ni a pedimento de otra persona que no sea el marido en materia de adulterio porque sólo éste puede acusar ...”. Separado de su mujer desde hacía cuatro años, Loreto era conocido como “disipador de los bienes de ésta”. Amén de los “disgustos” que había creado, “conspirando” contra la vida de su mujer, y “por mal divertido con una criada”56.

Está por demás indicar que los lugares y acontecimientos aquí descritos corresponden a unas situaciones históricas determinadas que no dejan de tener alguna que otra repercusión o eco en la vida de hoy. Las quejas presentadas por las mujeres se prestan en efecto a dos tipos de lecturas : la primera contempla la palabra individual, su adecuación a la situación conflictiva creada o asumida jurídicamente, y por otro lado, su función propia. Lo que nos lleva a considerar por otra parte a quienes tengan la autoridad moral y política de decir y de opinar sobre el caso y la violencia 55 56

DAVILA, 1994, p. 76. Archivo General de la Nación (AGN). Disensos y Matrimonios, LXX.

- 90 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

cotidiana experimentada por las interesadas, ya sea en el orden físico-material o bien en lo simbólico, quienes reprimen, castigan o tienen facultad de conceder el perdón a los “disidentes sociales”: jueces, sacerdotes.

Se plantea por consiguiente el problema del uso de la palabra, de la “cristalización de cierto juicio público” (según los términos de Arlette Farge, y junto a ciertas formas de “sabiduría social”. En no pocas oportunidades se pone en tela de juicio la palabra de los hombres — que sean seductores, jueces o ministros —, de la interacción de las mismas, de la herencia conceptual o lingüística incluso que subyace en las mismas (ciertos expedientes no dejan de recordar en este aspecto, por el vocabulario utilizado, situaciones y debates propios del ... Siglo de Oro español) y por lo tanto la problemática sumamente actual y movediza de la construcción de las categorías sociales y de la conformación de nuevas formas de alteridad57.

En este sentido, la atención prestada al lenguaje formalizado por estas mujeres, de la parda a la mantuana, al discurso de las mismas permite evadir la visión puramente exterior de la historia, y más cuando se trata de grupos marginales o actores sociales marginalizados (siendo en parte ésta la situación de la mujer en los tiempos coloniales, por lo menos debido a la “fragilidad” que se le achaca), en su propio contexto o por la interpretación de ahora. Partiendo de los individuos, de estudios contextualizados de casos significativos insertos en un universo de sociabilidades, reconstituyendo su recorrido y prácticas sociales y tratando de reconstruir sus opciones o elecciones propias, de restaurar las “proximidades” y los espacios relacionales, el historiador de hoy levanta no pocas interrogaciones acerca de estos testimonios vivenciales, de la flexibilidad normativa de las sociedades americanas y de sus jerarquías sociales, del funcionamiento de una sensibilidad colectiva y de un imaginario colectivo en su vertiente femenina, y en última instancia, acerca del modo de for57

CERUTTI, 1995b, pp. 224-242.

- 91 -


Frédérique Langue

mación de su identidad social criolla58.

La “subversión” se tiene que entender en realidad desde dos perpectivas : la del modelo social establecido, y de las normas sociales afines por las mismas élites, con la complicidad de las autoridades morales judiciales. De tal forma que el obispo y el mantuano se vuelven cómplices; queda ampliamente comprobada además la irrupción de otros actores y con ella la conformación de una sensibilidad alternativa : se trata de las mujeres, cuyos casos tuvimos la oportunidad de abordar aquí, y el mundo meztizo (con un mayor protagonismo también de las mujeres), que hacen de la sociedad colonial venezolana una sociedad muy fluida, de representaciones y sensibilidades compartidas, a veces de forma insólita (cuando los pardos/as quieren ser nobles) y cuyos protagonistas no siempre son los que integran la cúspide social y política del momento. Impera aquí la armonía de una sociedad, la necesidad de silenciar desórdenes públicos, de ahí la aparente paradoja o contradicción, entre autoridad espiritual e impunidad de hecho, que encierran estos casos.

FARGE, 1992, p. 95. LANGUE, 2000, pp. 285 y ss. QUINTERO, 2003. HERITIER, 2002. FARGE, 1997, pp. 73-87. DAUPHIN, FARGE, 2001. RANCIERE, 2003. PINO ITURRIETA, 1999. 58

- 92 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

BIBLIOGRAFIA

ALVAREZ DE LOVERA, María 1994 La mujer en la Colonia. Situación social y jurídica,.Caracas: Fondo Editorial Tropykos/FACES-UCV.

CERUTTI, Simona “La construction des catégories sociales”, en Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire, Revista Autrement, n°150-151.

CHARTIER, Roger “Différences entre les sexes et domination symbolique (note critique)”. Annales E.S.C., 48e année, n°4, juillet-août. 1998 Au bord de la falaise. L’histoire entre certitudes et inquiétude. París : Albin Michel, 1998. DAUPHIN, Cécile, FARGE, Arlette Séduction et sociétés. Approches historiques. Paris: Seuil.

DAVILA, Dora “Se tiraban fuertemente al honor. La separación de dos aristócratas a finales del siglo XVIII venezolano”, en: Elías Pino Iturrieta (coord.), Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano. Caracas: Planeta.

DAVILA, Dora “Confidencias necesarias. Armas para afrontar temas sobre familia, género y sociedad”, en: José Angel Rodríguez, Visiones del oficio. Historiadores venezolanos en el siglo XXI. Caracas: ANH,-FHEUCV. FARGE, Arlette 1992 Dire et mal dire. L’opinion publique au XVIIIe siècle. París: Seuil. - 93 -


Frédérique Langue

FARGE, Arlette 1997a “Proximités pensables et inégalités flagrantes. Paris, XVIIIe siècle”, en: Cécile Dauphin, Arlette Farge, De la violence et des femmes. Paris: Albin Michel. FARGE, Arlette 1997b Des lieux pour l’histoire. París: Seuil.

FUENTES BAJO, María Dolores “Familia, matrimonio y poder en la Caracas colonial: el caso de los Jerez Aristiguieta, 1786-1809”, Europa y América. Cinco siglos de intercambios. Sevilla: AHILA/Junta de Andalucía. GARCÍA MALDONADO, Ana Lucina, TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila (Coordinadora) 1995 La mujer en la historia de Venezuela. Caracas: Asociación Civil La Mujer y el V Centenario de América y Venezuela, vol. I. GONZALBO AIZPURU, Pilar Familia y orden colonial. México: El Colegio de México.

HÉRITIER, Françoise Les deux soeurs et leur mère. Anthropologie de l’inceste. París: Editions Odile Jacob. Masculin/Féminin II. Dissoudre la hiérarchie. Paris: Odile Jacob.

KLAPISCH-ZUBER, Christiane 1991 La maison et le nom. Stratégies et rituels dans l’Italie de la Renaissance. Paris: EHESS.

KONETZKE, Richard (ed.), Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica. Madrid: C.S.I.C.

LADD, Doris, The Mexican Nobility at Independence, 1780-1826. Austin: University of Texas, Institute of Latin American Studies. - 94 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

LADERA DE DIEZ, Elizabeth Contribución al estudio de la “aristocracia territorial” en Venezuela colonial. La familia Xerez de Aristiguieta siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia, Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela n°209.

LANGUE, Frédérique “La historia de las mentalidades y los guardianes de la fe. Una incursión en los archivos eclesiásticos del siglo XVIII venezolano” en: Tiempo y Espacio. Caracas: Universidad Pedagógica Libertador, n°15. (REV Dates) “De moralista a arbitrista. Don Francisco de Ibarra, obispo de Venezuela (1798-1806)” en: Historiografía y Bibliografía, suplemento del Anuario de Estudios Americanos (Sevilla), XLIX, n°1.. “L’histoire fragmentée et los pécheurs vertueux. L’histoire des mentalités au Mexique. Bilan historiographique” en: Cahiers des Amériques Latines, n°17. 1995a “Les identités fractales : honneur et couleur dans la société vénézuélienne du XVIIIe siècle” en: Caravelle, Universidad de Toulouse-Le Mirail, n°65. También en la revista electrónica Nuevo Mundo Mundos Nuevos, http://www.ehess.fr/cerma/Revue/bac.html 1995b “El círculo de las alianzas. Estructuras familiares y estrategias económicas de la élite mantuana (siglo XVII)”en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas, n°309. “Ultimas tendencias de la historiografía francesa” en: Tierra Firme, Caracas, n°53. “La historia de las mentalidades y el redescubrimiento de las Américas” en Actualidades, Fundación CELARG, n°7. 1999ª “Le cercle des alliances. Stratégies d’honneur et de fortune des aristocrates vénézuéliens au XVIIIe siècle”, Annales, 54e année, n°2, 1999, pp. 453-480. 1999b Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera en el siglo XVIII novohispano. México: Fondo de Cultura Económica. 2002 Aristocracia, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n° 252. - 95 -


Frédérique Langue

2004 “Silencio, honor y desgarramiento: familias mantuanas del siglo XVIII”, in Historia, género y familia en Iberoamérica, siglos XVI-XX (coord. Dora Dávila). Caracas: Universidad Católica Andrés Bello-Konrad Adenauer Stiffnung. MCKINLEY, P. Michael Pre-Revolutionary Caracas: Politics, Economy and Society, 17771811. Cambridge. Cambridge University Press, Cambridge Latin American Studies n°56.

MORALES ALVAREZ, Juan M. 2000 “La mala amistad con varias mujeres solteras y casadas de todas las castas y colores de Don Juan Vicente Bolívar y Ponte”, Anuario de Estudios Bolivarianos, IX.

PELLICER, Luis Felipe La vivencia del honor en la provincia de Caracas 1774-1809. Estudio de casos. Caracas: Fundación Polar.

PINO ITURRIETA, Elías 1992 Contra lujuria, castidad. Historias de pecados en el siglo XVIII venezolano. Caracas:Alfadil Ventaneras y castas, diabólicas y honestas. Caracas: Planeta. (coord..) Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano. Caracas: Planeta. 1999 Ideas y mentalidades de Venezuela. Caracas: Academia Nacional de la Historia. POMATA, Gianna 1993 “Histoire des femmes et “gender history” (note critique)” en: Annales E.S.C., 48e année, n°4, juillet-août.

QUINTERO, Inés La criolla principal. María Antonia Bolívar, hermana del Libertador. Caracas: Fundación Bigott.

- 96 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

RANCIERE, Jacques 1993 “L’histoire des femmes entre subjectivation et représentation” en: Annales ESC, n°4, juillet-août. 2003 Les scènes du peuple. París: Edition Horlieu. RIPODAS ARDANAZ, Daisy 1977 El matrimonio en Indias. Realidad social y regulación jurídica. Buenos Aires: Conicit.

SEED, Patricia 1980 Parents versus children. Marriage oppositions in colonial México, 1610-1779. Madison: University of Visconsin.

SOCOLOW, Susan Migden 1989 “Aceptable Partners: Marriage Choice in Colonial Argentina, 1778-1810”, en: Asunción Lavrín (ed), Sexuality and Marriage in Colonial Latin America. Lincoln: University of Nebraska Press. 2000 The Women of Colonial Latin America. Cambridge: Cambridge University Press.

TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila 1990 Indias, mantuanas y primeras damas. Caracas: Alfadil/Trópicos/Academia Nacional de la Historia.

TUTINO, John 1976 Creole Mexico: Spanish Elite and Indian Towns 1750-181. Austin: University of Texas (University Microfilms, 1978).

TWINAM, Ann 1999 Public Lives, Private Secrets. Gender, Honor, Sexuality, and Illegitimacy in Colonial Spanish America. Stanford: Standford University Press.

- 97 -


Frédérique Langue

- 98 -


V

RUMORES BOLIVARIANOS DEL SIGLO XVIII. HACIA UNA HISTORIA DE LAS SENSIBILIDADES DE VENEZUELA COLONIAL



Desde hace unos cuantos años, el tema de las sensibilidades, del mal-decir, de la opinión pública y hasta del rumor ha venido cobrando existencia dentro de las ciencias sociales, granjeándose no pocos éxitos, como lo atestiguan las numerosas publicaciones sobre el particular, tanto sobre hechos contemporáneos del científico social como sobre aconteceres ubicados en un pasado lejano. “Un rumor profuso habita el siglo” apuntó Arlette Farge refiriéndose al siglo XVIII. “Nacimiento y propagación de los rumores en la Francia del siglo XIX” reza el subtítulo de otro libro dedicado a los vaivenes de esta palabra por definición inconclusa y expresiva, en gran parte, de las llamadas classes populares59. Hasta ahora, y a diferencia de lo que sucedió en el área europeo, esta fuente fundamental de la historia no les había llamado mayormente la atención a los historiadores americanistas, salvo contadas excepciones y de manera muy ocasional, en la mayoría de los casos dentro de otra problemática relacionada con la historia de las mentalidades y representaciones. Se insistió más bien en los hechos insólitos de la vida cotidiana: crímenes, juicios o sea desviaciones respecto a una norma social, moral o jurídica. Ahora bien, la “opinión pública”, el discurso de “los de abajo”, y, a veces, el rumor, si están presentes en los documentos que arroja el pasado americano. En ellos se sustenta la difusión de una información, parte aflorada del tejemaneje que conforma las redes de sociabilidad, y también como expresión de una renuencia, displicencia o resistencia de parte de quienes no tienen otra forma de dar a conocer su parecer.

En la encrucijada de las disciplinas (historia, antropología, sociología …), el estudio del fenómeno social enfocado aquí desde perspectivas muy diversas aunque confluyentes, lleva además a una serie de interrogantes que distan de ser los de la tradición so-

59 Arlette FARGE. Dire et mal dire. L’opinion publique au XVIIIe siècle? París: Seuil, 1992, p. 11. François PLOUX. De bouche à oreille. Naissance y propagation des rumeurs dans la France du XIXe siècle. París: Aubier, 2003, col. “Historique”.

- 101 -


Frédérique Langue

ciológica “clásica”60. ¿Cómo escribir la historia del pasado sin hacer caso omiso de la palabra de “los de abajo”, contrarrestando alguna que otra “historia oficial” o hagiografía de que están plagadas las historias nacionales del continente latinoamericano? Tal es en efecto el mayor propósito y evidente reto de aquella historia de los hechos silenciados por la memoria, sepultados por el olvido, y, en el mejor de los casos, ocultados por las élites intelectuales y políticas de ayer y de hoy : forjar otra historia política, y por lo tanto otra forma de escribir la historia, partiendo de un riguroso e inédito análisis de las representaciones y sensibilidades propias de una época61. Desentrañar sentidos y mensajes de un pasado doblemente ocultado

Las aproximaciones en términos interdisciplinarios — partiendo no sólo de consideraciones de tipo histórico sino recurriendo también a los métodos de la antropología o de la sociología — tienden a propiciar y a facilitar en gran medida la ruptura señalada respecto a la interpretación “tradicional” de los discursos atípicos y a los correspondientes marcos paradigmáticos. Y más cuando desentrañar el significado de los testimonios preservados por medio de manuscritos significa tanto luchar contra las ocultaciones que se originan en el pasado mismo (sólo unas élites intelectuales/sociales estuvieron en condiciones de decla60 Panorama histórico del interés por el rumor y pautas para una historia de la “rumorología” en Philippe ALDRIN. “Penser la rumeur. Une question discute des sciences sociales”. Genèses, 50, mars 2003, pp. 126-141, y en Pascal FROISSART. “L’invention du plus vieux média du monde”. MEI “Médiation et information”, n°12-13, 2000, pp. 183-183-195. Del mismo autor : “Historicité de la rumeur; La rupture de 1902”. En Médias 1900-2000, Bernard DARRAS & Marie THONON (dir.). París: L’Harmattan, 2000, pp. 181-196. Un caso ejemplificado por los medios de comunicación y la opinión pública lo tenemos con Edgar MORIN et al. La rumeur d’Orléans. París: Seuil, 1982 [1969], col. Points. 61 Frédérique LANGUE. “La historia de las mentalidades y el redescubrimiento de las Américas ”. Revista Actualidades (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos), Caracas, n°7, 1998, pp. 7-21. Tal fue el propósito del equipo de investigación que tuve la oportunidad de coordinar en el marco de los proyectos cuadrienales del CNRS (Centro nacional de investigaciones científicas de Francia), sobre el tema: “Représentations et sensibilités dans les Amériques (XVIe-XIXe siècle) : Mémoires singulières et identités sociales” (2002-2005).

- 102 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

rar, salvo situaciones bien precisas : conflictos, crímenes, dicho de otra forma, ante cualquier situación que requería investigación y presencia in situ del escribano) como del presente (¿porqué recabar unos episodios “perdidos”, que no involucraron además a los actores de la historia consagrada/oficial?). De tal forma que ya no se trata de describir a gruesas pinceladas la “sicología de las multitudes”, tal como se estaba haciendo hace varias décadas, sino de confrontar metodologías y enfoques ya no antagonistas como sucedió en el debate de aquel entonces — mencionamos tan sólo la oposición creada entre un “sociologismo” adelantado por Edgar Morin y la reivindicación del “individualismo”, amén de los aportes del estructuralismo — sino complementarios.

Dicho de otra manera, y dentro de ese afán por teorizar lo inclasificable, el presupuesto del sociólogo era el siguiente: no se trataba de dilucidar referencias míticas partiendo de determinado contexto, sino de los rasgos fundamentales que definen tal sociedad. Interpretar el fenómeno del discurso popular, de una incipiente opinión pública, bajo forma del mal-decir o del rumor consistía por lo tanto a focalizar la problemática no en el marco espacial sino en el marco “socializado”, y en una “temporalidad social”. En este orden de ideas, el acontecer no era sino el revelador de una estructura, y lo insólito/inédito/extraordinario en el primer sentido de la palabra, a la par que constituía una contraposición a lo “ordinario”/corriente/acostumbrado. A ese respecto queda por precisar unos términos: en tal perspectiva, y por más que resulten asociados con bastante frecuencia, los “ruidos” se diferencian del “rumor” en la medida en que los primeros no alcanzan el mismo nivel que el segundo, en cuanto a difusión y amplificación de la información conllevada por este medio62. Pese a estos intentos por racionalizar la aproximación al fenómeno, cabe subrayar que, de hecho, ninguna “ciencia social” logró adueñarse de su interpretación, además íntimamente ligada a la sensibilidad del investigador. De ahí el hecho que los historiadores intentaron delimitar el tema — aunque no sistematizar 62

P. ALDRIN. “Penser la rumeur …” [2] ; E. MORIN. La rumeur d’Orléans [2], pp. 7-8, 250.

- 103 -


Frédérique Langue

su interpretación — considerando el proceso de creación y luego de transmisión y de funcionamiento del rumor en cuanto revelador de actitudes colectivas, pero también en cuanto vínculo instrumental entre el uso individual de la palabra y el uso colectivo de la misma. Para varios intérpretes de los mecanismos que posibilitan la difusión del rumor, dos caminos interpretativos se esbozaron, siendo el primero el que consiste en considerar el rumor como una respuesta del llamado “cuerpo social” ante una situación anónima, mientras la segunda vía ponía de relieve mecanismos de sociabilidad fundados en el intercambio de informaciones.

En esta perspectiva, otro fenómeno viene cobrando singular importancia por lo que a prácticas sociales se refiere: el acontecer o acontecimiento, en cuanto ese “fragmento de realidad” introduce una ruptura cronológica y cualitativa en los ritmos de la vida cotidiana y desemboca por lo tanto en una interpretación y una memorización del mismo — nos lleva a considerar la relación historia-memoria — , funda un discurso, posibilita la elaboración de un consenso y evoluciona constantemente en el campo de las representaciones y hasta de las emociones. No contradice para nada el enfoque fundado en la observación microsocial de ambos fenómenos — las conversaciones de los de abajo, el rumor y el acontecimiento objeto/resultante del mismo — en la medida en que se ubican en la historiografía especializada ha calificado como “juegos de escala”. En este sentido, el acontecimiento histórico no deja de contrarrestar el silencio de las fuentes acerca de determinados episodios o procesos históricos, y en primer lugar acerca de los hechos de “escasa intensidad”, que pocas huellas dejan en el recorrer de los tiempos63. Alain CORBIN. Le village des caníbales. París: Flammarion, 1995 [1990], p. 16. Jacques REVEL (dir.). Jeux d’échelles. La micro analyse de l’expérience. París: Gallimard-Le Seuil, 1996, passim. Norbert ELIAS, John L. SCOTSON. Logiques de l’exclusion. París: Fayard, 1997. Entre los estudios de cuño sociológico que ilustran esta argumentación: Françoise REUMAUX. La rumeur. Message et transmisión. París: Armand Colin, 1998 ; Jean-Noël KAPFERER. Rumeurs. Le plus vieux média du monde. París: Seuil, 1995 [1987], col. Points, pp. 10-29. Arlette FARGE. “Penser et definir l’événement en histoire. Approche des situations et des acteurs soicaux”. En Terrain, n°38, marzo de 2002, pp. 69-78. 63

- 104 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

Tanto por lo que se refiere a la recepción de la información llevada por el rumor como a la interpretación y difusión del mismo, el estudio de los documentos referentes a América colonial — tal como lo pudimos comprobar — pasa por una evaluación no sólo cuantitativa sino cualitativa de los mecanismos de enunciación del rumor, dicho de otra forma, de las interacciones que posibilita el “medio de comunicación más antiguo del mundo”, a nivel del individuo pero también del cuerpo social, y por consiguiente de una identidad colectiva. El contenido del rumor se va elaborando en efecto dentro de un sistema de normas y valores y de una configuración social que fundan la identidad (efectiva o reivindicada) de una comunidad o de un estrato social (teniendo en cuenta el hecho de que estamos en este caso en una sociedad de Antiguo Régimen). Las torpezas de las clases altas de la sociedad indianas — amancebamiento, “mala vida”, “malas amistades” y transgresiones diversas — desveladas o por el contrario, silenciadas en virtud del honor propio de esa categoría social relevante, son prueba fehaciente de este mecanismo. En lo que aparece en última instancia como el orden político, la difusión de “noticias perniciosas” en América, a raíz de las revoluciones americanas y francesas, apuntan hacia ese sentido.

De ahí también el interés que van cobrando rumores aparentemente tan desprovistos de interés científico como lo son los comadreos, chismes y habladurías de muy variadas índoles, o también de las llamadas “leyendas urbanas” (tema de estudio predilecto de muchos folcloristas), como lo pusieron de relieve autores de muy diversas procedencias intelectuales. El rumor se inserta dentro de unas formas de sociabilidad en la medida en que contribuye en darle un sentido — muy a menudo colectivo — al acontecimiento, dentro de un contexto social tipificado a veces de forma extremada y por cierto cuestionable (sobre todo por lo que se refiere a la búsqueda de invariantes partiendo de modelos preestablecidos o a la “siquiatrización’ y por lo tanto a la interpretación sumamente parcial de este “fenómeno huidizo” que el historiador de hoy intenta rescatar del desorden de las fuentes, de los discursos inacabados plasmados en los acervos históricos - 105 -


Frédérique Langue

y, ocasionalmente, de los actores sociales pasados por alto)64.

Esas palabras captadas, en cuanto formas de expresión popular, transmisión e información a la vez, remiten a unos usos peculiares — estratégicos — del discurso de ayer y de hoy — es la cuestión de los usos y de la escritura de la historia — pero también a un conjunto de mitos y creencias que participan de la creación de una identidad colectiva. De ahí el hecho de que el mensaje inserto en el rumor en cuanto motivo retórico y al mismo tiempo metáfora del cuerpo social permita expresar intenciones de muy diversas índoles: profecías, denegación, descontento, revuelta, heroicización etc. Asimismo, la propagación del mismo no se puede desligar del contexto, en otras palabras de las tensiones que allí afloran, incluyendo la receptividad de la sociedad en la cual se origina, a la par que define un espacio de sociabilidad y unas prácticas sociales, políticas e históricamente connotadas. La difusión de rumores acerca de sublevaciones (de mestizos o esclavos, en distintos lugares de América española) no se puede interpretar cabalmente sin tener en cuenta estas tensiones locales. La restitución de estas prácticas por historiadores no coetáneos de los hechos y fundamentalmente por los historiadores de hoy, está supeditada además a la visión del mundo de éstos, si no a su propia experiencia vivencial, a los usos que de la historia se hacen en determinadas sociedades y de la finalidad política de la misma. De todo ello dependerá el rescate o el olvido definitivo de tal proceso histórico, y más si de aconteceres de “escasa intensidad”, relacionados con formas de expresión no-elitesca, se trata, como lo demuestra el ejemplo que presentamos a continuación.

Frédérique LANGUE. “Les Français en Nouvelle-Espagne à la fin du XVIIIe siècle: médiateurs de la Révolution ou “nouveaux créoles”?”. En Caravelle, n°54, 1990, pp. 37-60 ; “La historia de las mentalidades y los guardianes de la fe. Una incursión en los archivos eclesiásticos del siglo XVIII venezolano”. En Tiempo y Espacio, Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador/Instituto Pedagógico de Caracas (UPEL), n°15, enero-junio de 1991, pp. 51-73 ; y Aristócratas, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2000, col. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°252, pp. 139 y ss., Luis Felipe PELLICER. La vivencia del honor en la Provincia de Venezuela 1774-1809. Estudio de casos. Caracas: Fundación Polar, 1996, 146 pp. J.N. KAPFERER. Op. cit [ 5 ]. Jean-Bruno RENARD. Rumeurs et légendes urbaines. París: PUF, 1999, col. “Que sais-je” n°3445. Pascal Froissard. La rumeur. Histoires et fantasmes. París: Belin, 2002. 64

- 106 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

Rumores bolivarianos del siglo XVIII: cuando el perpetuo silencio los salvan a los mantuanos

De los tropiezos de los aristócratas venezolanos de la Colonia escasamente se ha llegado a conocer alguno que otro desvarío. Es en efecto el “perpetuo silencio” el que acompaña constantemente las desviaciones respecto a la norma moral de aquellos “padres de familia”, si retomamos la expresión acuñada en el siglo XVII por el rigorista obispo Oviedo y Baños. El silencio impera en las instituciones civiles y eclesiásticas encargadas de llevar a buen término el control de la sociedad de la capitanía general de Venezuela, y otro tanto sucede en los documentos que recogen los pleitos y sufrimientos de un pasado sin embargo ejemplificado en las memorias (los “grandes cacaos”). El rumor, relatado a veces entre dos testimonios, adquiere en semejante contexto una importancia decisiva: fragmentaria por definición, incompleta, la información llevada por el decir público o popular, incluso por el “mal decir”, llega a complementar o a relativizar el panorama idílico que de la época y del lugar quisieron dar las autoridades políticas, morales y sociales de la Capitanía General de Venezuela.

Sin embargo, no siempre fue así, especialmente en la calle, lugar de desarrollo por excelencia de una incipiente opinión pública, y más todavía en vísperas de una movida Independencia, propensa a la temprana difusión de panfletos sediciosos, o a las conspiraciones y otras “juntas sospechosas” liderizadas tanto por la aristocracia criolla y blanca de los llamados mantuanos (1808) como por la pardocracia o aristocracia mestiza señalada por el Libertador. Sólo cuando se hace notorio y público el escándalo protagonizado por un representante de las élites locales, se llega a consignar en los libros del provisor vicario eclesiástico o del fiscal. Por rebasar ampliamente las fronteras de la vida privada y despertar pasiones, el ejemplo de la familia Bolívar se encuentra a medio camino entre olvido y expediente judicial, por más que éste, de manera obvia, nunca pudiese desembocar en un castigo formal. - 107 -


Frédérique Langue

De acuerdo con los preceptos del sínodo diocesano de 1687, refrendados en el siglo siguiente por el rigorista obispo Diez Madroñero (1761), e inspirados en gran parte por el ilustre Fray Mauro de Tovar, representante de la aristocracia mantuana, los hijos de Dios son de dos clases: los “ padres de familia “, o sea los criollos blancos (dicho de otra manera, la aristocracia mantuana), defensores de la Corona y de la moral cristiana, dueños de haciendas, que reinan por lo tanto sobre parentela y esclavos. Apoyándose en el “cerrojo” de las constituciones sinodales, ellos son precisamente los guías en lo espiritual y en lo social de la llamada “ multitud promiscual “ integrada por los sujetos de menor estatuto social y étnico, pronta a desviarse de los mandamientos de Dios y de los caminos de la fe en la vida cotidiana y especialmente en lo que toca a diversiones públicas: indios, negros y mestizos (pardos, morenos, según la terminología local). Tomar en cuenta en las prácticas efectivas ante esa función directiva, modeladora del conjunto de una sociedad, tal fue nuestro propósito al estudiar el resquebrajamiento de las redes familiares de esta aristocracia mantuana. Una evolución que no deja de poner de relieve unas permanencias en los modelos de comportamiento (influencia del código del honor) pero también sus cuestionamientos, hechos de manera muy especial por las mujeres : en las postrimerías del siglo XVIII, se tienden a romper las “voces del silencio” que caracterizan a lo largo del tiempo por no decir en la larga duración, la historia de las mujeres. El rumor se convierte de esta forma en mecanismo de defensa y reivindicación para dos categorías sociales — la “multitud promiscual” que lleva el estigma del origen (africano) pero conforma en muchos casos una clase social económicamente ascendente, y las mujeres de toda clase socio-étnica — a la par que rompe el silencio que rodea la actuación de los 65 Arlette FARGE. Dire et mal dire. L’opinion publique au XVIIIe siècle. Paris: Seuil, 1992 ; Manuel GUTIERREZ DE ARCE. El sínodo diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1975, 2 vol. Elías PINO ITURRIETA (coord.). Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano. Caracas: Planeta, 1994. Mary del PRIORE. “História das mulheres: as vozes do silêncio”, en Historiografia Brasilera em perspectiva (Marcos Cezar de Freitas org.). São Paulo: Universidade São Francisco/Editora Contexto, 1998, pp; 217-235. De la misma autora, História das mulheres no Brasil (M. del

- 108 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

“principales”65. Tuvimos la oportunidad de analizar detalladamente en otro estudio66, la manera como, para perpetuarse en el honor y en un estatuto social, esta élite local no podía sino buscar alianzas de tipo económico-matrimoniales dentro de un círculo muy reducido de afines e incluso de consanguíneos, bajo la mirada benevolente de las autoridades eclesiásticas dispuestas a pasar por alto los impedimentos “dirimentes” establecidos por el Concilio tridentino. Tal fue el camino que siguieron nuestros protagonistas, Martín Jerez de Aristiguieta y Josefa Lovera, criollos emparentados en segundo y tercer grado por la vía materna, y en tercer y cuarto grado por el lado paterno. Nunca, en las separaciones de los mantuanos tal como ocurrieron en el siglo XVIII (el conde de San Javier y Catalina Ruiz, Joseph de Castro y Rosa de Aristiguieta, Luis José Loreto Silva y María Josefa Ascanio, Juan Nepomuceno Ascanio y María Ignacia Sanabria para mencionar tan sólo los más significativos) se había alcanzado sin embargo tanta publicidad en el sentido etimológico de la palabra. Asimismo, está debidamente comprobada la manera como el “perpetuo silencio”, si bien constituía la respuesta más idónea a los tropiezos de los mantuanos (ver el caso del padre del Libertador, Juan Vicente Bolívar, solicitador de mujeres indias de la doctrina de San Mateo) se llegó a cuestionar en las postrimerías del siglo XVIII. Lo mismo que otras categorías socio-étnicas llegan a reivindicar su honor propio, las mujeres mantuanas pusieron término a la impunidad de que se beneficiaban sus consortes o comensales, por lo menos en lo que se refiere a sus personas. Esta inversión del código del honor y del modelo aristocrático hispánico en provecho de una supervivencia linajera (endogamia nobiliar), junto a la Priore coord), São Paulo: Editora UNESP/Conexto, 1997. Ana Lucina GARCIA MALDONADO (bajo la dirección de), Ermila TROCONIS DE VERACOECHEA (Coordinadora): La mujer en la historia de Venezuela. Caracas: Asociación Civil La Mujer y el V Centenario de América y Venezuela, vol. I. , 1995, y el capítulo a cargo de Elina LOVERA REYES: “Las mujeres y la Iglesia en los tiempos coloniales” (cap. VII). 66 F. LANGUE. “El círculo de las alianzas. Estructuras familiares y estrategias económicas de la élite mantuana (siglo XVII)”. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, n°309, enero-marzo de 1995, pp. 97-121. Frédérique LANGUE: Aristócratas, honor y subversión En: la Venezuela del siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2000, cap. I.

- 109 -


Frédérique Langue

preservación de un orden social idealizado por sus protagonistas en su conjunto, nos llevó sin embargo a considerar la existencia, en determinados momentos, de configuraciones atípicas. Una publicación reciente, De la violencia y las mujeres, vino a confortar esta opción ante un consenso hecho de apariencias formales y de imposición/interiorización de normas culturales — no solamente jurídicas — pero también de vivencias conflictivas tales como asoman en los discursos — formales o informales — desarrollados por las mujeres en esa oportunidad, y más todavía en los rumores, murmuraciones y otras apreciaciones “notorias y públicas” que se consignan en los expedientes67.

El rumor ocupa un lugar destacado en la relación que se establece entre escándalos y vida cotidiana, en la contraposición que se da en esa oportunidad entre “vicios privados y públicas virtudes”68. Esta aproximación en términos de historia de las representaciones permite arrojar otra mirada sobre la cúspide de esta sociedad estamental y especialmente acerca de las mantuanas, protagonistas ocasionales de la historia colonial, o de las mujeres de castas cuya conducta pecaminosa nutre los pleitos del tiempo y las amonestaciones de los prelados. El pretexto lo constituye un acontecer que rompe con la cotidianidad del discurso y de los hechos, que va en contra de la educación tradicionalmente impartida a las mujeres mantuanas, que violenta las conciencias y los seres : un divorcio, o mejor dicho una separación, circunstancia de por sí excepcional si recordamos el silencio que rodea de manera sistemática las desviaciones cometidas por las clases altas, por el estamento primacial, respecto a la moral cristiana. De ahí el hecho de que el silencio se convierta en murmuraciones, comadreo y otros rumores. Tal fue el caso en una sentencia de divorcio “perpetuo”, tal

67 De la violence et des femmes, coord. Cécile DAUPHIN y Arlette FARGE. París: Bibliothèque Albin Michel Histoire, 1997. Elías PINO ITURRIETA. Contra lujuria, castidad. Caracas: Alfadil Ediciones/Colección Trópicos, 1992. 68 Emanuele AMODIO. “Vicios privados y públicas virtudes. Itinerarios del eros ilustrado en los campos de lo público y de lo privado”. En: Lo público y lo privado. Redefinición de los ámbitos del Estado y de la sociedad. Caracas: Fundación Manuel García Pelayo, 1995, pp. 169 ss.

- 110 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

como se dictó en el caso de Martín Jerez de Aristiguieta y Josefa Lovera Otañez y Bolívar (a raíz del juicio de apelación interpuesto ante el Tribunal de Santo Domingo, 13 de agosto de 1793) después de tres décadas de legítimo matrimonio (la pareja se había casado el 19 de marzo de 1763 en la Catedral de Caracas). Los yerros de estos pecadores se tuvieron que lavar sin embargo con el miramiento correspondiente a su calidad. A Don Martín le tocaron unos ejercicios espirituales en el Convento de San Francisco de Caracas, amen de unas piadosas donaciones a favor del Hospicio de la Caridad ; a Doña Josefa, la obligación de guardar retiro en casa de una pariente encargada de controlar sus acciones. La aristocracia se beneficia de este aspecto de una suerte de inmunidad. En este orden de ideas, un texto desempeñó un papel decisivo : la Real Pragmática de matrimonios (1776 y 1803) explícitamente encaminada a evitar la “confusión de clases” en provecho del exclusivismo social (no sólo de los mantuanos si consideramos los casos de oposición al matrimonio por razones “étnicas”, de parte de mestizos69). De tal forma que se acataba pero no se cumplía, en la medida en que la misma cartilla tradicional ofrecía la posibilidad de justificar el delito o el pecado en defensa de la estirpe. Los testigos convocados durante la información en muy pocas oportunidades se atreven a presentarse como testigos oculares: “han oído decir”, invocan la “voz pública”, les han “referido” que sucedió tal cosa.

Las postrimerías del siglo XVIII ocupan un lugar destacado en la denuncia de la “corrupción de las costumbres” que hacen los prelados portadores de una ortodoxia moral, en especial el obispo Francisco de Ibarra70, pero también los gobernadores capitanes generales de la Provincia, junto al ... Estado español. En este contexto, hasta el rumor se vuelve información para las autoridades morales y políticas de la Capitanía General de Venezuela. Hasta el Príncipe de la Paz da muestras de preocupación cuando en 69 Frédérique LANGUE. “Les identités fractales. Honneur et couleur dans la société vénézuélienne du XVIIIe siècle”. En: Caravelle, n°65, 1995, pp. 23-37. 70 Frédérique LANGUE. “De moralista a arbitrista: Francisco de Ibarra, obispo de Venezuela (1798-1806)”. En: Suplemento de Anuario de Estudios Americanos (Historiografía y Bibliografía Americanistas), Sevilla, 1992, XLIX, n°1, pp. 55-84.

- 111 -


Frédérique Langue

1795, en el contexto sensible de las “revoluciones atlánticas”, los criollos siguen adoptando formas “díscolas de vida”, pasando por alto la cartilla tradicional que rige pensamientos y acciones. El propio obispo Martí, en su visita de la diócesis (1771-1784) dejó que asomará su preocupación por los vicios que azotan la Provincia. Hasta los viajeros describen la conducta “escandalosa” de la aristocracia local, especialmente de los jóvenes, y el influjo pernicioso de los modelos europeos. Los rumores se hacen realidad. En este orden de ideas, las disposiciones y los escritos del obispo Ibarra facilitan en gran medida los denuncios, fundados según los mismos testigos y denunciantes tanto en rumores, como en hechos debidamente comprobados71.

Las circunstancias del divorcio que nos interesa aquí llaman por cierto la atención, así como la violencia verbal y física que asoma en los documentos: desprecios”, “malos tratamientos”, “ultrajes”, “repetidos adulterios” y otros excesos motivaron esta separación, así como los “atropellamientos”, las “persecuciones con guardias de soldados”, las “deshonras públicas”, en resumidas cuentas la “violencia escandalosa” que se ejerció en contra de Doña Josefa, despojada además de los bienes dótales y “parafernales”, que ella había heredado de su legítima madre después de empezar la causa de divorcio, pero que Don Martín pretendía “usurpar” según el defensor de la mantuana. De tal forma que peligra ese equilibrio precario entre desviaciones respecto al discurso normativo, pecados públicos y notorios, deseos y violencia, circulación del rumor en un ámbito restringido (vecindad), “fragilidad” de las interesadas y rebeldía, y prerrogativas, valores, actitudes de tipo nobiliar que hacen que la vida cotidiana no resulte tan ordenada como lo dispone la legislación indiana. La estrategia de Don Martín descansa en la convocación de testigos poco fidedignos, incluyendo compadres y esclavos suyos: está por demás decir que el denuncio se confunde otra vez con el MARTI (Obispo Mariano). Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas 1771-1784. Caracas: A.N.H., reed. 1988-1990, 7 vol., Coll. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, n°95-101. Jorge LOPEZ FALCON. “La mujer mantuana, educación y mentalidad”. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, tomo LXXIX, julio-septiembre de 1996, n°315, pp. 67-80. 71

- 112 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

rumor en la argumentación de estos testigos (“han oído decir …”, o repiten comentarios ajenos). También habría que señalar como característica de este caso, el recurso simultáneo a la justicia civil (Gobernador) y eclesiástica (Provisor), a raíz del recurso promovido inicialmente por Martín Jerez. A la muerte de Josefa Bolívar, el Provisor accedió a la petición de Don Martín, al decretar el embargo de los bienes de su legítima esposa (14 de abril de 1785), mediante un depósito de los mismos y la facultad concedida a Don Martín de “embolsar los frutos” correspondientes a cambio de la manutención de su esposa72.

El hecho de que la justicia terrenal, representada en un primer momento por las autoridades eclesiásticas, actúe con mayor severidad en contra de las mujeres transgresoras no es ninguna sorpresa. Ahora bien, este caso permite por otra parte reconstituir a contrario el funcionamiento de un clan familiar y evidenciar las solidaridades que se rompen en esa oportunidad (la participación de los esclavos, a veces a pesar suyo, resulta fundamental en este caso), así como otras que se van evidenciando, no necesariamente ligadas al origen social de los contrarios. De ahí un cuadro algo insólito de la vida cotidiana de los mantuanos, donde se mezclan infidelidad, honor, rumores y transgresiones73. En este tipo de escándalos públicos lo más perjudicial era en realidad el mal ejemplo puesto a la vista de todos, y la formación de una verdadera opinión pública sobre el particular. De ahí los intentos por preservar apariencias, fama y … silencio. Fue precisamente la infidelidad de ambos cónyuges (adulterio), la que motivó las desavenencias de la pareja y los repetidos denuncios de Martín Jerez, ofendido en su “honor”, ante la conducta reprensible de su esposa, acusada de relacionarse “ilícitamente” con varios personajes (habría quedado preñada en tres oportunidades pero no se Archivo General de Indias (AGI), Caracas, 412 : representación del Lic. Francisco Pulido, Caracas, 1° de junio de 1786. 73 Véase nuestro estudio, “Las ansias del vivir y las normas del querer. Amores y “mala vida” en Venezuela colonial”. En: Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, coord. Elías PINO ITURRIETA, Caracas, Planeta, 1994, pp. 35-64. Dora DAVILA. “Se tiraban fuertemente al honor. La separación de dos aristócratas a finales del siglo XVIII venezolano”. En: Quimeras de amor …[7], pp. 65-100. 72

- 113 -


Frédérique Langue

pudo comprobar a ciencia cierta pese a los numerosos rumores), de darse a la fuga en dos oportunidades, vestida de hombre, y de concurrir a diversiones y bailes “deshonestos”, amén del supuesto embarazo que Don Martín mandó constatar con un partero francés, de paso por Caracas, tratando de evitar “los escándalos en el Pueblo y los insultos contra (su) honor” y poner término al “mal ejemplo” dado por su legítima mujer.

Ahora bien, los testimonios presentados por Josefa Lovera arrojaron acusaciones tan graves en contra del aristócrata : abandono “desde los principios de su matrimonio” (abandono notorio), concubinato o amistades “ilícitas” de varios meses con mujeres de “inferior calidad”, mulatas y negras (así con la mulata María de la Concepción Palacios, Antonia Reyes o una negra llamada Chepita, incesto con una hija natural y hasta “maquinación de muerte” en contra de su esposa, amén del despojo de sus bienes (haciendas y esclavos). Su primo hermano, el doctor Don Juan Félix Aristiguieta, sacerdote conocido por su cordura, no hizo sino confirmar estos rumores defensivos, la conducta reprensible de su pariente y su mal genio. De hecho, y ante la ausencia de testimonios válidos, sólo la complicidad mutua entre el ilustre pero irrespetuoso mantuano y el vicario general y provisor Vicente Pérez permitió que se pusiera en acusación a Doña Josefa. En diciembre de 1791, se produjo un primer cambio en el curso del expediente: fue aprobada la solicitud de apelación a favor de Josefa, desterrada hasta entonces en el pueblo de Santa Lucía, mientras las desavenencias de la pareja llegaban a los oidores de Santo Domingo por vía del procurador Francisco Molina, apoderado de Doña Josefa (marzo de 1792). El 13 de agosto de 1793, alegando que era más fácil “zelar (su) conducta” desde Caracas que en un pueblo lejano, los oidores pusieron fin al destierro de Doña Josefa, quien fue enviada a casa de unos parientes de “buenas costumbres”. Mientras tanto, y antes de que interviniera la sentencia definitiva de la Audiencia de Santo Domingo, Don Martín intentaba conseguir que se confinara a su mujer en el Hospicio de la Caridad. De ahí sus repetidos y vanos intentos por probar que en el Hospicio de la Caridad se podían recluir a mu- 114 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

jeres de todas calidades y no solamente a mulatas sospechosas y pardas de “mala vida”, pese a la Real Cédula del 21 de diciembre de 1762 (exigía el expreso consentimiento del obispo o del provisor para depositar a las mujeres en el Hospicio de la Caridad)74.

Pese a las referencias reiteradas a la llamada cartilla tradicional ejemplificada en los escritos de los obispos caraqueños, los distintos casos de divorcio/separación que localizamos en los archivos venezolanos apuntan hacia una mayor flexibilidad de la sociedad caraqueña/urbana de fines del siglo, de los códigos de comportamientos, de expresión de las sensibilidades y de mayor libertad de las mujeres que corre parejas con el incremento/publicidad (por lo menos) de la violencia en la esfera privada. La familia Aristiguieta se señaló en ese aspecto por la actuación de sus mujeres (encontramos varios casos de separación o querella matrimonial en esta familia) más conocidas sin embargo en el orden cultural (las “nueve musas”)75. Las Aristiguieta en pocas oportunidades se conformaron con observar el “catolicismo culto de las mantuanas” tal como lo describe Elina Lovera, o sea una conducta recatada y mantener “la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo” tal como la disponía la Biblia. El honor de la familia estuvo en tela de juicio en 1786, cuando Rosa María, esposa de Joseph de Castro Araoz, fue acusada de mantener relaciones adulterinas con el factor de la Compañía Guipuzcoana, Juan Agustín Zuaznavar, expulsado a raíz de esta denuncia. La escandalosa Rosa fue depositada en el Convento de las Monjas Concepciones, más digno de una mujer principal. El mismo año, Josefa Lovera y Martín Jerez hicieron públicas sus desavenencias, al intentar éste último recluir a su mujer en el Hospicio de Nuestra Señora de la Caridad. El adulterio de Josefa fue el pretexto utilizado por Don Martín para encubrir el escándalo público y los rumores que allí se originaron. Desde 1784 ya, había salido a la calle el escándalo, y el mismo Don Martín, recurría a esclavas y otros persoArchivo Arquidiocesano de Caracas (en adelante AA), Judiciales, 110 y 117. María Dolores FUENTES BAJO. “Familia, matrimonio y poder en la Caracas colonial: el caso de los Jerez Aristiguieta, 1786-1809)”; En Europa e Iberoamérica. Cinco siglos de intercambios. Sevilla: AHILA/Junta de Andalucía, 1992, vol. I, pp. 371-389.

74 75

- 115 -


Frédérique Langue

najes de baja esfera, para vigilar la residencia de Doña Josefa e incentivar rumores. Estos procedimientos “escandalosos” dieron pie a la segunda denuncia por agravio, siendo la primera el despojo que sufría Doña Josefa de sus bienes.

El honor mancillado del aristócrata importa más, y sin lugar a dudas, que el de su mujer, presentada como “pública pecadora” por su marido. De ahí el interés que hay en analizar el discurso de los litigantes, y más cuando en esta querella estuvo involucrada de entrada la “casa” u hogar de los mantuanos : desde unos parientes inmediatos (los capitanes Juan y Gabriel de Bolívar, o Don Ramón Malpica, su “amigo y paniaguado”, el alcalde Juan Francisco Solórzano para Martín Jerez) aunque con recato (madre de Josefa) al paje de Don Martín (Manuel), o los esclavos quienes aportaron su testimonio a favor de uno o de otro, como fue el caso de Manuel Antonio o de Feliciana, llevados a declarar por Don Martín o siguieron informándole al amo (como “espías” según Doña Josefa). En 1784, son los esclavos quienes figuran en los reclamos de los dos mantuanos, tanto como “objetos” de su propiedad (Don Martín llega a pedir que se vendan las esclavas retenidas por su mujer) como testigos potenciales. Otros cuatro esclavos siguieron a Doña Josefa cuando ésta salió de su casa. En una oportunidad, y como lo indican los testigos, Don Martín, entonces retirado de la ciudad, intentó adueñarse de la negra Cipriana, esclava de su esposa, recurriendo al efecto a “escoltas, patrullas, hombres enchamarrados disfrazados con su propia ropa”, irrumpiendo en las casas vecinas atropellando a sus habitantes al frente de unos “negros armados de barras” y castigando a las esclavas fieles a su mujer. Ocasionalmente, eran las “amigas” de Don Martín (Doña Ana María Samaniego, madre de una joven secuestrada por Don Martín) quienes defendían al mantuano. Uno de los elementos de la contienda jurídica fue a ese respecto la existencia de los esclavos, reivindicados por uno y otro litigante: Don Martín no vaciló en secuestrar a varios de ellos — mujeres sobre todo, especialmente a la “moza doncella” María - 116 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

de Jesús, a quien tenía “encerrada en su casa con varios depravados fines opuestos a la buena armonía, a la justicia y a la honestidad”, “solo por que es familiar de Doña Josefa”, según el defensor de Doña Josefa, Don Francisco Pulido: “no sólo la ha encerrado en un cuarto de su propia casa, sino lo que es más criminal, añade el abogado, le ha puesto un par de grillos. ¡Quién lo creyera!”, después de “extrarerla” de noche y con la complicidad del alcalde de la casa de su esposa. Esta circunstancia, que confirmó el hermano del acusado, Nicolás de Aristiguieta, y otras sirvientas (como Trinidad), unida a otras de mayor gravedad (la amenazó con azotes), explican que el caso de los mantuanos haya sido llevado por la justicia criminal, y no solamente por la justicia civil. La joven había intentado huir de la casa del mantuano. A pesar de la actitud contradictoria de la madre, Ana María Samaniego, el hermano de la joven María de Jesús confirmó de igual manera que Don Martín de Aristiguieta hacía “los mayores esfuerzos para perseguir, deshonrar, y despojar de sus bienes a Doña Josefa su mujer, y su prima hermana, a la que aborrece Don Martín como el mayor enemigo”. En uno de los numerosos informes que redacta en 1786 Don Francisco Pulido, abogado de la Real Audiencia de Santo Domingo, vecino y residente en la ciudad de Caracas, defensor de Josefa Lovera por decisión del juez eclesiástico de Caracas, se encuentra subrayado el siguiente hecho : la acusada se ausentó “huyendo de las tiranías de su marido, de las violencias y atropellamientos de este Provisor”76. La parcialidad de la justicia eclesiástica - su “injusticia” para retomar los términos del defensor de Josefa — a favor del mantuano corruptor de testigos queda ampliamente comprobada en el conjunto de documentos que nutren este expediente en varios acervos documentales.

En 1787, por decisión del Capitán Gobernador General, Juan Guillelmi (25 de enero, en virtud de una Real Cédula de 25 de oc-

76 AGI, Caracas, 412 : varios informes de Don Francisco Pulido dirigidos a la Corona, con fecha de 4 de julio de 1786. Retoma los autos de divorcio que sigue ante el juez eclesiástico Dr. Don Vicente Pérez Martín Jerez de Aristiguieta.

- 117 -


Frédérique Langue

tubre de 1786), se invierte definitivamente el curso del expediente, en su vertiente económica : Doña Josefa recobra su libertad, se le desembargan sus bienes, y a Joseph Antonio Bolívar (entonces alcaldes), y en su defecto a Domingo Bolívar se les libra despacho para que embarguen los frutos de la hacienda que Martín Jerez de Aristiguieta posee en el valle de Caucagua ; otro tanto se mandó hacer con los frutos enviados a La Guaira procedentes de las haciendas del mantuano o de sus parientes Joseph de Aristiguieta o del Dr. Joseph Feo. Otra derivación de esta querella por lo que se refiere a las preeminencias jurisdiccionales : se recuerda que, en virtud de otra Real Cédula de 22 de marzo de 1787, “los Señores Jueces Eclesiásticos sólo deben entender en las causas de divorcio sin mezclarse con pretexto alguno en las temporales y profanas, sobre alimentos a las esposas, o restitución de dote como propias y privativas de los magistrados seculares”, declarándose asimismo como infundado el traslado que se le había dado al expediente de Doña Josefa77:

Ante la irrupción del “desorden”, el desvelo de la intimidad, de los rincones espaciales de la vida privada (el edificio de vivienda, la mansión aristocrática se convierte en escenario público), la mirada y la rumorosa opinión de los vecinos de la cuadra o del barrio sustituyendo a la doble censura llevada a cabo por las autoridades civiles y religiosas, el honor adquiere la doble cara de una necesidad privada y pública, en una suerte de revancha de la costumbre78 El hecho inédito es aquí, la actuación de una mujer principal (en su papel protagonista de pecadora y luego de víctima propiciatoria), por más que haya que realizar una lectura prudente de las acusaciones formuladas por Don Martín, a quien varios testigos denuncian por sus procederes de mala fe. Una actuación que se beneficia sin lugar a dudas de la competencia jurisdiccional (justicia civil/eclesiástica). Los esclaAA, Judiciales, 110. Daniel FABRE. “Familles. Le privé contre la coutume”. En: Histoire de la vie privée (Coord. Philippe ARIES y Georges DUBY), tomo III. París: Seuil, 1986, pp. 543 y ss. En este volumen, un texto de Arlette Farge: “Familles. L’honneur et le secret”, pp. 581 y ss.

77 78

- 118 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

vos desempeñan en este caso un papel fundamental : aliados — algo forzados en el caso de Don Martín — y hasta cómplices de las maniobras de éste. Cuando las “concubinas y esclavas” intentaron atentar contra la vida de Doña Josefa y hacer que “despertara a la eternidad” mediante la administración de opio. En la necesidad de vender prendas de su uso para vivir, careciendo de los alimentos que Don Martín quedó en facilitarle, Doña Josefa no vacilaba en tratarlo de “enemigo”, cuando este y su pariente y aliado apoderado Joseph dilataban la entrega de la mesada (alimentos) que le correspondían por decisión de justicia (12 de abril de 1785). Refugiado en ese momento en una hacienda del valle de Caucagua, Don Martín le había encargado su defensa a su “parcial” Don Joseph de Aristiguieta.

Ahora bien, las mujeres transgresoras — blancas y nobles, de “estimación” y de “notorias circunstancias” — no terminaban depositadas en los sitios de reclusión previstos para estos casos (Cárcel/hospicio de mujeres) sino en su propia casa o en el Convento de las monjas concepcionistas como fue el caso de otra hermana Aristiguieta, Rosa, “depositada” en esta institución. En 1792, Doña Josefa logra que se la trasladara del “infame” e “indecoroso” Hospicio de la Caridad, en que don Martín — llevado del “mortal odio” que le profesaba — la había puesto presa a pesar de las disposiciones sobre el particular, a la casa de su pariente don Nicolás Alvarenga. Allí seguirá viviendo, y luego en una casa de la parroquia de Altagracia, junto a sus fieles esclavos y a sus hijos bastardos. Nunca se llegó a aplicar una Real Cédula de 20 de diciembre de 1796, que disponía que se depositara a la mantuana en el hospicio “para que observe la vida y conducta recogida que corresponde a su estado y situación”. A ese respecto, Josefa es un caso excepcional de malos tratos dentro de una familia aristocrática, más que una “pecadora” (caso comprobado de su hermana). Quería “escaparme de las violencias” dijo en una oportunidad Doña Josefa.

Sólo la “publicidad”, los rumores persistentes, la notoriedad que se le confirió a estas interminables desavenencias conyugales - 119 -


Frédérique Langue

la convirtieron en una “mantuana escandalosa” ya que los documentos no arrojan datos fidedignos acerca de su “infidelidad”. Si bien al mantuano delincuente, tal como aparece en las actas finales del proceso, sólo le correspondieron los ejercicios espirituales mencionados, de manera excepcional tratándose de un aristócrata, la justicia civil lo declaró culpable, junto al alcalde Solórzano su aliado, y una primera Real Provisión mandada por los oidores de Santo Domingo ordenó su prisión (27 de octubre de 1786). Tres años después, el mantuano se negaba todavía a acatar las decisiones de la justicia. Un hecho contribuyó sin embargo en modificar la actitud de las autoridades religiosas, favorables en principio al mantuano : el hecho de que Don Martín solía “atropellar con propia autoridad las casas de mujeres blancas honradas escalándolas, haciéndose Juez intruso, y ultrajándolas con el mayor despotismo, lleno de orgullo y de soberbia, pensando que por grande y poderoso no hay Juez para él en esta ciudad, practicando las más vivas diligencias para aprisionar a Doña Josefa y a María Jesús que la acompañaba en su persecución” según el testimonio del hermano de ésta, Antonio Orenes.

Entre el decir y el “ no-decir “, el hecho de darles la palabra a los documentos, y, a través de ellos, a los protagonistas de una historia no-oficial, contribuye sin lugar a dudas a renovar las categorías del método histórico, especialmente por lo que a actores sociales y circulación de la información se refiere. Esto nos permitió en especial rescatar la imagen que se tenía de Doña Josefa, presentada en la historiografía especializada como una de las más ilustres pecadoras del momento (junto a su hermana), y más todavía : la manera como el proceso jurídico en sí dio un vuelco completo, en su vertiente civil/criminal desde luego, y adquirió mayor relevancia que su contrapartida en el orden espiritual (justicia eclesiástica). A los testimonios se añadieron en ambos casos las informaciones informales conllevadas por rumores que llegaron a convertirse en armas. El vecindario, la calle, la manzana se convierten en actores sociales, y los secretos mantuanos salen de la esfera de la vida privada. De tal forma que asoman lógicas explícitas o insertas en una normativa jurídica pero también, más - 120 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

sutilmente, la esfera de un cotidiano que implica tanto a las élites mantuanas como a las otras categorías sociales, junto a una dinámica de los modelos culturales hispánicos admitida por el conjunto de la sociedad caraqueña del momento79.

79 Simona CERUTTI. “ La construction des catégories sociales “. En: Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire. París: Autrement, serie “ Mutations “, n°150-151, janvier 1995, pp. 224 y ss. Patricia SEED. To Love, Honor, and Obey in Colonial México. Conflicts over Marriage Choice, 1574-1821. Stanford: Stanford University Press, 1988.

- 121 -



VI

LA FIESTA BURLADA. IDENTIDADES ARISTOCRATICAS EN VENEZUELA COLONIAL (siglo XVIII)*

*

Publicado en Montalbán, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, n°35, 2002, pp. 11-25.


-


Convertida en una próspera provincia en los márgenes del imperio de ultramar, la Venezuela del siglo XVIII es el escenario de un sinfín de afirmaciones y redefiniciones de índole identitaria. Las élites locales, pero también el mundo de los mestizos, tienden a ocupar el espacio ceremonial y festivo en rituales de transgresión cuyo simbolismo no se les escapa a sus actores. Más allá de los ritos de inversión o de evasión a que se presta tradicionalmente la fiesta colonial, este artículo contempla las consecuencias y los logros de ese universo transaccional influido por una cultura de las apariencias sumamente original, siendo su expresión más destacada la llamada aristocracia mantuana, así nombrada por las mantas que llevaron en su tiempo las nobles criollas.

A fines del siglo XVIII, el rigorista obispo de Caracas, Francisco Ibarra, amonesta en estos términos a los fieles : “¡O infeliz Provincia de Caracas, pues en ti ha plantado ya el Demonio Asmodeo la pública deshonestidad, encubierto su honor a pretexto de esos bailes!”. De hecho, poco caso hicieron de las diatribas y cartas pastorales los pecadores inconscientes, las muchedumbres caraqueñas, todas clases sociales confundidas, que se movían al ritmo de las fiestas, que fueran marcadores, hitos del calendario religioso o creaciones profanas. De esa ceguera atestigua el temblor de 1812, que el sucesor de Ibarra, Narciso Coll y Prat, interpretó como un merecido castigo de Dios, reuniendo en una misma condena libertinaje, depravación de las costumbres, corridas, teatro, libros sediciosos, francmasonería y proclamación de la Independencia80! Ahora bien, la fiesta tal como se entendía en la Venezuela pre independentista unía en una misma celebración — en el sentido primigenio de la palabra — a un conjunto de fieles y devotos, era una oportunidad sobresaliente de comulgar a favor de una creencia universal, el pretexto originado por celebraciones tanto religiosas como civiles y políticas. 80 En su gran mayoría, las indicaciones relativas al gobierno espiritual de Francisco de Ibarra son sacadas de nuestro artículo/recopilación de textos, “De moralista a arbitrista: Don Francisco de Ibarra, obispo de Venezuela (1798-1806)”, Historiografía y Bibliografía americanistas, suplemento del Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, n°1, 1992, pp. 55-84 ; Narciso COLL Y PRAT, Narciso, Memoriales sobre la Independencia de Venezuela, Caracas, A.N.H., 1960, p. 126.

- 125 -


Frédérique Langue

Sin embargo, la diversión como tal se convierte en modo de evasión y tiende a molestar por su carácter profano. Constituye una vía ideal hacia la transgresión, tanto desde el punto de vista de las apariencias como de las relaciones que se van estableciendo entre los participantes. Tanto fue así que uno de los antecesores de Ibarra les exigió a sus parroquianos que les “huyesen” literalmente hablando a los juegos, bailes, discusiones y debates públicos, banquetes, fiestas, mascaradas y otros espectáculos profanos (Diez Madroñero, en 1766). En la Caracas de fines del siglo XVIII, la relajación de las costumbres acompaña paulatina e insensiblemente las modificaciones del trazo urbano, las recomposiciones sociales originadas por el crecimiento demográfico, especialmente en el mundo de los mestizos. El pardo, habida cuenta de sus orígenes (ascendencia africana, por más lejana que resultase), lleva la mácula, la estigma de lo que no se puede controlar. De su modo de ser y de actuar resulta el temor constante que le tienen las autoridades locales, tanto religiosas como civiles, y esto en todos los niveles de sus respectivas jerarquías, ante esa creciente fluidez de las relaciones sociales y de las “fronteras” socio-étnicas. De este tema candente se derivan una serie de documentos de orden jurídico y moral, pastorales, bando de buen gobierno — así como por ejemplo el de 1806 — y reglamentos de barrio que defendían acérrimamente los llamados alcaldes de barrio, vecinos honrados y otros capitanes de milicias urbanas (milicias blancas o de morenos), sendos textos por medio de los cuales se esmeran en ejercer algún control81. Por ello mismo, el sentido deíctico de la fiesta resulta más evidente, por ser constitutivo de esas identiSobre este particular, remitimos a la excelente síntesis de Santiago-Gerardo SUAREZ, Las milicias. Instituciones militares hispanoamericanas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984, Coll. “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela” n°171 ; Frédérique LANGUE, “La pardocratie ou l’itinéraire d’une “classe dangereuse” dans le Venezuela des XVIIIe et XIXe siècles”, Caravelle, n°67, 1997, pp. 57-72. Sobre la vocación y el sentido propios de la fiesta en América española y especialmente en Nueva España : Juan Pedro VIQUEIRA, ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el Siglo de las Luces, México, FCE, 1987. Un ejemplo de control social en Venezuela, junto a la prohibición de una manifestación colectiva de este tipo en el pueblo de indios de San Mateo : Frédérique LANGUE, “Diversiones y devoción popular en Venezuela colonial. Fiesta en San Mateo (1804)”, Tiempo y Espacio (Instituto Pedagógico de Caracas) n°20, julio-diciembre de 1993, pp. 33-42. 81

- 126 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

dades fractales que tuvimos la oportunidad de estudiar para el mundo mestizo y en mayor grado para sus representantes. No es que estas identidades carezcan de definiciones, por el contrario se prestan a una multiplicidad de definiciones, de lo más variadas, plurales y en todo caso no unívocas. El examen de la cultura material, de la vida cotidiana y de los imaginarios permite aprehender con más facilidad las declinaciones simbólicas así como la evolución de la escala de esas sensibilidades del pasado. Espacios y ritmos festivos

Estos dos elementos definitorios de la fiesta como práctica aparecen íntimamente, y desde los inicios del período colonial, ligados a un calendario religioso, y hasta a unos imperativos de tipo litúrgico. Al igual que en la Europa mediterránea, fiestas y oficios religiosos no se pueden desligar unos de otros. Lo común de los mortales no se atrevía a eludir estas obligaciones compartidas además por el conjunto de la sociedad indiana. Tan sólo las ceremonias públicas les dieron a los poderes constituidos — civiles y religiosos — de competir en esos conflictos de preeminencias que marcaron de manera duradera la vida de las instituciones caraqueñas. Escasos fueron en Caracas los días en que no se celebró algo : santos, novenas, octavas ocupaban la mente a la par que el cuerpo en la medida en que — pese a la oposición reiterada de las autoridades religiosas — los acompañaban bailes y fuegos artificiales. Por lo tanto, no resulta fuera de propósito subrayar que, por medio de la Santa Congregación de los Ritos Eclesiásticos, la Iglesia se había apoderado tempranamente de cada “parcela temporal”, transformando de esta manera el año “civil” en una red densa de obligaciones, y en un ciclo de celebraciones de importancia variable. De la misma manera “recuperó” las celebraciones que se correspondían con el cumpleaños del monarca o la subida del mismo al trono. Sin embargo, podía ocurrir que a los fieles sólo se les exigiese que se dedicaran a los oficios : de tal forma que se veían en la obligación de renunciar al trabajo aunque se consintieron excepciones sobre el particular (molineros, - 127 -


Frédérique Langue

curanderos, lavanderas, barberos)82.

Ubicado entre la Epifanía y las cenizas, el carnaval constituyó la mayor oportunidad para quien quisiese desviarse del buen camino normativo. Esto antes de que se llegara al austero recogimiento de Cuaresma, momento de confesión y de abstinencia como lo requiere la moral y las costumbres cristianas. Pese a estas exigencias y a otras tantas prohibiciones, numerosas eran las tabernas que permanecían abiertas durante las fiestas religiosas, cualesquiera que fueran, aunque se considera que un mayor rigor imperaba durante las celebraciones pascuales, durante el Corpus y la Ascensión. Se comprobó que el rigorista obispo Diez Madroñero no pudo sino de manera muy puntual con lo atractivas que resultaron para los fieles las diversiones carnavalescas. Cuando se retiró del obispado en el año 1769, bailes, fandangos, contradanzas y hasta el menuet volvieron a empezar con mayor entusiasmo de los protagonistas, blancos, negros, mestizos, encabezados por la propia aristocracia mantuana. Hasta el muy rígido profesor de moral, provisor eclesiástico y vicario general de Caracas, comisario del Santo Oficio en la misma ciudad, Gabriel Lindo, quien incitaba a los sacerdotes a que “apartaran el pueblo de las máscaras y desórdenes del carnaval”, tuvo que renunciar ante la benevolencia manifestada por los prelados deseosos de reunir a los creyentes el domingo con pretexto de un “concierto de música”. En cuanto a las autoridades civiles y al gremio municipal (cabildo), directamente implicados en estas celebraciones y relajaciones, no veían con buen ojo este deslizamiento de las costumbres populares. En 1789, el cabildo caraqueño se muestra sumamente interesado en la publicación del Bando de Buen Gobierno, y se preocupa por la participación notoria de las mujeres y de los mendigos en estas fiestas, y desde luego por la asidua concurrencia que se notaba en las tabernas y bodegas de todo tipo. Manifiesta por lo tanto su voluntad de incluir en el referido reglamento las siKatty SOLORZANO, Se hizo seña. Medición y percepción del tiempo en el siglo XVIII caraqueño, Caracas, Editorial Planeta, 1998, pp. 166-192. De especial interés es la reconstitución de las fiestas urbanas (calendario) con base a las Constituciones sinodales del obispo Baños y Sotomayor (1687) et des Fiestas de tabla de Oviedo y Baños (1710). 82

- 128 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

guientes consideraciones:

“Que con los días de fiesta durante los divinos oficios de la Santa Iglesia Catedral, estén cerradas las bodegas, guaraperías y demás casas en que se venden licores, o no se permita dentro de ellas gente de asiento desde el amanecer hasta que se concluya la misa mayor en cuyo intermedio podrán vender por reja para las urgencias del público a efecto de procurar por este medio algún acatamiento a Nuestro Santísimo Sacramento. Que ninguna mujer entre en bodegones, figones o casas en que se hace y vende comidas, para evitar los daños que se siguen de su mezcla con los hombres en tales lugares ; y que para ellas se asigne casa adonde puedan concurrir ellas, o de contrario se les venda, o despache en las otras a la puerta de la calle para que lleven a sus habitaciones y a otras partes. Que ningún bodeguero, pulpero no otras gentes que vende licores dé a mendigo alguno de beber a título de caridad, ni otro motivo, pues habiendo varios individuos de ambos sexos entre los de esta clase, inclinados a beber con exceso y fáciles a perder su conducta, se originan de estas abominables costumbres las consecuencias más perniciosas”83.

Dentro del registro profano pero siguiendo casi de inmediato una de estas celebraciones, y muy apreciadas por el público, las corridas son objeto de un reclamo de los “diputados de la Casa de Misericordia” de Caracas, establecimiento caritativo que cumplía al mismo tiempo con una misión de control social: éstos solicitaban entradas a un precio reducido84. La fiesta colonial, ya sea re-

83 Francisco DEPONS, Viaje a la parte oriental de Tierra firme en la América Meridional, Caracas, Banco Central de Venezuela, 1960, tomo 2, p. 148 ; ANH, Colección L. Villanueva, II parte, doc. 42 : documento acerca de “la orden del Pbro. Gabriel Lindo a los sacerdotes para apartar al pueblo de los desórdenes del carnaval”, Caracas, 14/2/1788. Archivo del Consejo Municipal de Caracas (ACM), Libros de cabildo : junta ordinaria del 19/1/1789, f°12 ; sobre difusión de bebidas alcohólicas y el consumo ritualizado de las mismas: Frédérique LANGUE, “Libations et repentirs. Du bon usage des boissons alcoolisées dans le Vénézuéla colonial”, Espaces Caraïbes, Université des Antilles-Guyane, Pointe-à-Pitre, n°2, 1994, pp. 199-214. 84 ACM, 1790, libros de cabildo : 11/1/90, f°42 v°. Estudiamos el papel de esta institución y sus implicaciones en términos de asistencia pero también de control social en : “Desterrar el vicio y serenar las conciencias. Mendicidad y pobreza en la Caracas del siglo XVIII”, Revista de Indias, vol. LIV, núm. 201, 1994, pp. 355-381.

- 129 -


Frédérique Langue

ligiosas, o bien civil, no deja de ubicarse dentro de un registro auténticamente profano de diversiones muy variadas. Por esta razón, difícilmente se puede disociar de un conjunto de festividades y regocijos como lo es la corrida, por lo menos en las ciudades importantes (ciudades propiamente dichas o villas), o el teatro (cuando existe un lugar para representarlo), comedias diversas, espectáculos de títeres, acróbatas quienes acompañan o anticipan estos bailes tan condenables para los guardianes del orden establecido en su versión moral y social. Se fueron multiplicando a fines del siglo XVIII, dando pie a que se realizaran varios intentos por limitar las consecuencias que de ello se derivaban. En Guanare, centro urbano de mediana importancia, ubicado en el límite con el llano, el cura Benito Cebrián, comisario del Santo Oficio, vicario y juez eclesiástico del lugar, precisa las modalidades de esta actuación en contra de la relajación de las costumbres, en unos términos muy representativos de las reacciones comunes en las autoridades morales de la provincia, hasta con motivo de manifestaciones de fervor colectivo y espontáneo. El sacerdote hizo referencia en especial al texto fundador del orden moral y de las normas sociales para la Capitanía General : las Constituciones sinodales les sirvieron de base para estigmatizar estas fiestas, y con mayor razón cuando el lugar donde se llevaban a cabo era un pueblo de indios o un arrabal de mala fama, donde la oscuridad hacía más fáciles los actos pecaminosos que solía cometer la “multitud promiscual” de los esclavos y mestizos, a pesar del deber de estricto modelo y estrecha vigilancia que les incumbía a los llamados “padres de familia” (o sea los blancos criollos y especialmente la aristocracia de los mantuanos) respecto a estos estamentos de la sociedad colonial:

“Por cuanto incumbe a la jurisdicción eclesiástica quitar todo motivo y ocasión y ofensas a Dios Nuestro Señor Jesucristo y daños espirituales de la República, que por experiencia lo son comedias, entremeses, coloquios y pandorgas, bailes, fandangos y danzas de la calidad que fueren, rosarios públicos de un sitio a otro en los campos y despoblados arrabales, y romerías en las casas particulares y algunas de las imágenes de santos que las - 130 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

suelen adornar, juegos de títeres y pruebas con pretexto de destreza, altares por temporadas del año en casas particulares con título de devoción algún santo que se celebra en la iglesia, y velorios de párvulos difuntos; en todo lo cual hay frecuentemente concurso de mujeres y hombres de todas familias que proceden, y a cada paso se experimentan los inconvenientes de solicitaciones deshonestas, deseos impuros, raptos de mujeres, adulterios, incestos, fornicaciones, desafíos, quimeras y otras consecuencias perniciosas de que ha habido y hay repetidas quejas y denuncias en este juzgado, que pide el más pronto y eficaz remedio y reforma.85“ Ceremonias públicas: apariencias, preeminencias y pasiones

De la fiesta las ceremonias públicas caraqueñas, ya sea civiles o bien religiosas, no van a tener sino la mera apariencia. Las ceremonias públicas son en efecto el escenario privilegiado de enfrentamientos políticos desde los principios del siglo XVII : en primer lugar entre instituciones, de los poderes fácticos organizados en cuanto mediadores institucionales, y luego enfrentamientos políticos y categoriales. El ordenamiento de las ceremonias públicas (civiles y religiosas) busca por lo tanto no dejarle ninguna oportunidad al azar. Cualquier variación respecto al orden establecido — ubicación de los participantes, vestidos de los mismos — resulta ser una agresión en contra de los privilegios del grupo dominante y por lo tanto una transgresión voluntaria de un orden divino por naturaleza. En 1789, un incidente permite tomar la medida de esta inver-

Leonardo AZPARREN GIMENEZ, Documentos para la historia del teatro en Venezuela. Siglos XVI, XVII y XVIII, Caracas, Monte Ávila Editores, 1996, pp. 165-168. Elías Pino Iturrieta, Contra lujuria, castidad, Caracas, Alfaldil Ediciones, 1992, cap. I , ha insistido en el papel de las Constituciones sinodales. Para estudios de casos, véase, coordinado por el mismo autor : Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Planeta, 1994) ; y para el papel “ejemplar” que les corresponde a los “padres de familia”, véase el art. 343, vol. II, p. 144, des Constituciones Sinodales, reproducido en Manuel GUTIERREZ DE ARCE, El Sínodo diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Valoración canónica del regio placet a las constituciones sinodales indianas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1975, col. “Fuentes para la Historia colonial de Venezuela” 124-125 . 85

- 131 -


Frédérique Langue

sión simbólica del espacio público y de los conflictos que se generan a su alrededor. Tramitado hasta el Consejo de Indias, el expediente opone los togados eclesiásticos a los jueces de la Audiencia. El hecho es poco significativo en sí mismo ya que son muy frecuentes, en la historia de Venezuela colonial, estas rivalidades de tipo institucional86. El grado alcanzado por la irreverencia y las pasiones confirma en cambio los cuestionamientos que se habían iniciado desde el siglo XVII y la afirmación como protagonista de uno de los vectores de la apropiación del espacio público : las mujeres. Fue a raíz de la promulgación de una Real Cédula, el 1ro de julio de 1790, cuando se le dio facultad al obispo para elegir y orientar, en la Plaza mayor, y después de que el cabildo hubiera tomado su propia decisión al respecto, las ceremonias acostumbradas en honor al nuevo monarca, Carlos IV. Tercer actor de ese sorpresivo escenario: la Audiencia, que contribuye a todas luces en quebrar el modelo jurídico imperante ya que había decidido darle el primer balcón a las autoridades municipales y ocupar el segundo (incluyendo a las esposas de los ministros y del presidente de la Audiencia, amén de la presencia de sirvientes de color), dejando de esta manera a la jerarquía eclesiástica el tercer puesto

“ … poniendo al obispo en el estrecho de que omitiese su concurrencia, o se viese precedido no sólo de la ciudad con su gobierno como es ordinario y conforme a la RC, sino también de los oidores que asistieron vestidos con indiferencia, y lo que era más de la mujeres de éstos que fueron acompañadas de otras, y de sus criadas indias y mulatas”87.

Para evitar la afrenta y sortear la ignominia pública que resultare de estas circunstancias, el obispo no quiso elegir un asiento 86 Tuvimos la oportunidad de tratar estos temas en trabajos anteriores : “Antagonismos y solidaridades en un cabildo colonial: Caracas 1750-1810”, Anuario de Estudios Americanos., Sevilla, vol. XLIX, 1992, pp. 371-393 ; et “Del “cabildo de ranchería” al escenario político. Algunas reflexiones acerca de las formas de representación política en Venezuela colonial”, Libro de amigos. Homenaje a Guillermo Morón, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1996, pp. 203-216. 87 AGI, Caracas, 307 : informe del fiscal, Madrid, Consejo, 1/7/1790.

- 132 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

en especial. Lo hizo sin embargo para sus colegiados del seminario y colegio, reiterando sin embargo su derecho a elegir su asiento inmediatamente después de que lo hubiese hecho el cabildo. Tal fue el contenido de la solicitud que entregó Mariano Martí a Antonio Ventura de Taranco, secretario del Consejo de Indias, con fecha del 30 de diciembre de 1789. Insistía en el hecho de que en esa oportunidad, se le había quitado la facultad que se le confirió por Real Cédula de 1763.

Queda ampliamente comprobada la ilegitimidad del procedimiento seguido por los oidores, su carácter sumamente irreverente. De ello atestiguan también los vestidos que eligieron sin mayor cuidado, hasta “con indiferencia” los ministros y sus esposas para asistir a esta ceremonia en esa tarde del día 17. Unos vestidos purpúreos, espadas, sirvientes de color, tales fueron unos de los controvertidos ingredientes de esta representación política encaminada a compaginar regocijo y celebración política.

“ ... y principalmente por manifestar al pueblo el deseo que tenía de presenciarlas, concurrió el obispo a los balcones de la Audiencia, donde inmediato al palio en que estaban expuestos los Rs Retratos de Vuestra Magestad, y de Vuestra Augusta Esposa la Reina Nuestra Sra, se hallaban los individuos de esta Audiencia vestidos de casaca y espada, y aun alguno de ellos de capa encarnada, con cuya indiferencia y trajes han proseguido. Y lo que es más notable, e indecoroso a la dignidad episcopal, precisaron al obispo a que, si quisiese sitio propio, lo tuviese inferior al de las mujeres del Presidente y oidores, que se verificó fueron acompañadas de estas mujeres y de sus criadas indias y mulatas”.

Fiesta política, fiesta religiosa, fiesta profana: las actas del cabildo retoman con precisión las distintas etapas de la proclamación a la par que facilitan una lista exhaustiva de las festividades programadas en esa oportunidad, desde la ceremonia prevista en la catedral con presencia de la jerarquía eclesiástica y de los “títulos de Castilla” o sea de los condes y marqueses, dicho de otra manera de la aristocracia mantuana, los desfiles de milicias de ca- 133 -


Frédérique Langue

ballería, piezas de teatro, en la inmediata cercanía de la residencia del marqués de Mijares, en el territorio de la parroquia de Altagracia. Del municipio (Ayuntamiento) dependía en efecto la administración y el financiamiento de ese teatro al que solía acudir los miembros más destacados de la alta sociedad caraqueña88. Sensibilidades: de los márgenes a la plaza o la transgresión como mecanismo identitario

Más que los roces de orden político en que están implicadas de hecho las élites locales — sociales e institucionales — son los comportamientos de “los de abajo” que les causaron problemas a los interventores del escenario jurídico y moral. De ahí que se les asimile a una transgresión del orden establecido, aunque en este sentido, también les corresponde un papel importante a ciertos elementos de la aristocracia mantuana, a las mujeres en especial, en cuanto vectores de esas actitudes que chocan con las buenas costumbres. La multiplicación de los conflictos y denuncias conforme vamos avanzando en el siglo XVIII se debe a un hecho que no puede pasar desaparecido: el crecimiento demográfico de ese grupo de desviantes potenciales que constituye en primer lugar la población negra, particularmente los esclavos, y también la muchedumbre de los mestizos o pardos que va adquiriendo, a fines del siglo un peso decisivo en términos numéricos pero de igual manera una respetabilidad, un poder económico, social e incluso intelectual que las élites locales ya no pueden ignorar. Ya tuvimos la oportunidad de abordar esta cuestión de la búsqueda identitaria del mundo mestizo (remitimos en ese aspecto a la famosa guerra de las alfombras y cojines en las iglesias de Coro a fines del siglo ; fueron protagonistas de ello pardos y mulatos, mujeres fundamentalmente) y por lo tanto a la extrema fluidez de las fronteras sociales en el contexto colonial de fin de siglo. Por llevar a un espacio abierto y movedizo, la fiesta se presta más que cualquier otra manifestación de sociabilidad de ese mundo del Antiguo Régimen quizás a estas transgresiones, incluso a estas inversiones más o menos ritualizadas y repetitivas que provocan la inquietud 88

ACM, 1790, libros de cabildo : 4/5/90 f°89 ss.; 12/12/90, f°80 ss.

- 134 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

de las élites locales89.

En su visita pastoral, el obispo Mariano Martí no dejará de relacionar transgresiones diversas y carácter profano de las fiestas, amén de los orígenes identitarios de éstas, y hasta sus deslizamientos idolátricos. En junio de 1781, se mostró sumamente preocupado por la “salud espiritual y temporal” de su grey, especialmente por lo que se refería a los indios aficionados a las borracheras. Cuando estuvo en los Valles de Aragua y más particularmente en el pueblo de San Mateo, hizo hincapié en

“el ningún celo y cuidado de algunos padres de familia en contener a los hijos, hijas y domésticos permitiéndoles antes bien disimulándoles su concurrencia a cierta danza que llaman Gaita, en que formando una rueda va indistintamente asidas de las manos personas de ambos sexos, a que da mayor ocasión ejecutarse dicha danza más comúnmente de noche, cediendo todo en grave deservicio y ofensa de Dios nuestro Señor”.

Unos cuantos años antes, en 1772, siempre en el marco de su visita pastoral, y ansioso por que se respetara el texto fundador de la moral criolla que son las Constituciones sinodales, se había detenido largamente en el caso de los bailes, saraos, diablos danzantes u otros bailes tan sugestivos como lo son los “bailes de tambor”, “danzas de monos”, o fandangos apreciados por ambos sexos, en una palabra, el “abuso pernicioso de estos bailes”, y las “abominables prácticas” así como la promiscuidad que de ellos resultaban (“enlaces de los brazos o manos de los hombres con las mujeres”), y en el papel que les correspondía, en principio, a los llamados padres de familia en cuanto a observancia de la moral cristiana, por más que no pocas “personas de distinción”, tanto en Caracas como en Puerto Cabello o en Maracaibo, para mencionar tan sólo estas tres ciudades, se prestaron a los juegos de la seducción — pública y por lo tanto reprensible — de las “El honor es una pasión honrosa. Vivencias femeninas e imaginario criollo en Venezuela colonial”, en Anuario de Estudios Bolivarianos, Caracas, Universidad Simón Bolívar, Año VII, n)s 7-8, 1998-1999, pp. 151-168.

89

- 135 -


Frédérique Langue

“contradanzas” y otras “seguidillas”. A fines del siglo XVIII, este tipo de transgresión se manifiesta sin reticencia alguna, y nadie protesta, salvo los guardianes de una fe idealizada en su forma y en su contenido90.

Como a los pocos años lo llegó a indicar Ibarra, fue en realidad la mezcla de los géneros y colores (“ la mezcla de clases”), lo que infundió miedo, dicho de otra manera esa ruptura de las fronteras relacionales que debilita de manera duradera las jerarquías coloniales. En ese universo que ha ido adquiriendo fluctuantes contornos, las mujeres, de la esclava a la aristócrata, ocupan un sitio determinante, en cuanto estrategas de una transgresión que afecta tanto el campo del vestido como de la moral, y … figuras satánicas por excelencia. La “mentalidad obsidional” que puso de relieve Jean Delumeau participa de esa tradición cristiana altamente desfavorable a la gens femenina. Por ser encarnaciones del pecado, ya que imperfectas por naturaleza, las mujeres lo provocan a uno y lo inducen al error recurriendo al vestido y otros “atuendos lascivos”. La condena de Ibarra va mucho más allá de la denuncia de la corrupción de costumbres. En este aspecto, participa de una tradición judeo-cristiana determinista que convierte a la mujer en un agente de la voluntad satánica, en una confusión ejemplar entre vida laica, sexualidad y pecado. Eva y Satán coinciden por lo tanto, y más particularmente, en la fiesta, a la vez lugar, espacio y momento de licencia, y expresión acabada de la decadencia y de los peligros que conlleva — interiores y exteriores, imaginarios o reales — que afectarían en ese preciso momento la provincia de Caracas:

“ … a la verdad no podemos disimularlo y a pesar de la vergüenza y las lágrimas que nos cuesta referirlo, la inmodestia de muchos de vosotros ofende nuestros ojos, y escandaliza bastante a los piadosos, a los inocentes, y a los penitentes, dejando otras

Documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas (1771-1784), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1989, tomo V, Providencias, pp. 363-367. Ejemplos de estas fiestas mencionadas por Mariano Martí y ahora bien conocidas de la mayoría de los estudiosos que se han dedicado al tema, por lo menos para ese período, en : José Ángel RODRIGUEZ, Babilonia de pecados, Caracas, Alfadil Ediciones/FHE-UCV, 1998, pp. 143-160. 90

- 136 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

abominaciones pésimas a que ha conducido a muchos la corrupción de costumbres, de que no se ve libre ni la doncella más recatada, ni tal vez la casada o viuda más honesta, dejando que en este mismo sexo en quien la naturaleza destiló el pudor ya se advierte la libertad y la incitación de ella misma a la impureza. El público se lastima y ve con vergüenza un aire inhonesto y provocativo en los trajes, en el decoro, estos públicos enlaces de brazos de ambos sexos, en las concurrencias de las comedias, en las expresiones cariñosas, en las ideas y sentimientos puramente mundanos y deliciosos de que están poseídos, viendo lo menos con indiferencia las cosas santas o haciéndolas por ceremonia y con más escándalo por su inmodestia en las Iglesias, o tan presto en el Templo como en la comedia, en el Altar que en el baile, y en la misma profanidad y trato licencioso. Tenemos justísimamente hijos muy amados qué nos hace temblar y debéis vosotros temerlo mucho más que la guerra intimada por la Nación Inglesa, no sea ya una amenaza y amago de la ira de Dios, no lo han sido la peste y la hambre, sino que a proporción de nuestra resistencia, de nuestro olvido de Dios y de nuestro atrevimiento en continuar con más ardor y más gala nuestros delitos, sea también el golpe que descargue el brazo poderoso del Altísimo, y que para refrenarnos ya que no ha sido bastante su bondad tome su causa la Divina Justicia”91.

En otra amonestación que les dirigió a sus parroquianos y a las numerosas ovejas descarriadas de la capital (octubre de 1803), el obispo Ibarra reitera sus advertencias y condenas, dedicándole especial atención a las apariencias que cobran las fuerzas del mal en esos lugares de diversión, y hasta en los lugares de culto. El parecer y su corolario, el afán de lujo y el olvido de la modestia cristiana, se convierten en un verdadero lenguaje de la perversión de que las mujeres resultan ser, una vez más, los principales intérpretes: “ Notábamos que esta pompa se presentaba hasta en las gentes de inferior clase, en sayas de seda con flecos costosos, paños bordados, cintas, y adornos para ella muy sobresalientes. Al 91

Referencias y textos de Ibarra en nuestro estudio : “De moralista a arbitrista …”, Op. cit.

- 137 -


Frédérique Langue

mismo tiempo observábamos que acompañaba a la vanidad la inmodestia, y que las galas se disponían de suerte que descubriesen el cuerpo de las mujeres. Los velillos los más transparentes, las mantas que más se traslucieran, y que no cubriesen la cabeza, ni la espalda, las mangas cortadas que desfundasen los brazos, las camisas descotadas, o ceñidas de suerte que presentasen con mucha distinción los pechos, y sobretodo cierto decoro, libertad, poco pudor y franqueza que se manifestaba en el paso, en la risa, en la llaneza, en los enlaces de brazos de hombres y mujeres públicamente por las calles, valses inhonestos, poco recato, palabras o desenvueltas o sospechosas, modos provocativos, y en fin cuanto podía ofender la modestia cristiana, y cuanto podía fomentar la disolución en una vida mundana de vanidad, paseos, juntas ociosas, convites y diversiones. Reparábamos con mucho dolor en triste estado de nuestras ovejas y los gravísimos empeños de nuestros deberes. Nos afligíamos cuanto no podemos explicaros; pero por entonces nos alentó y consoló la docilidad que conocíamos bien de nuestro rebaño, y los medios que nos propusimos de exhortaciones por los púlpitos, zelo por los confesionarios, misiones, ejemplo de otras personas edificantes, y sobre todo una apertura de ejercicios de San Ignacio mensualmente con que nos prometimos, que poco a poco se iría reformando el desorden, convirtiéndose a una vida cristiana, y unos mañana otros. Se han continuado nuestros remedios y hemos visto frustradas nuestras esperanzas sirviéndonos los mismos ejercicios de más penetrante dolor, porque frecuentándolos por nuestra persona hemos visto que no hay en ellos más que un cortísimo número de mujeres de las devotas y muy tal cual de los hombres. Ha llegado por último el caso de ejecutar lo que prescribe el Profeta Isaías. “Grita, clama sin cesar con una voz fuerte como de una trompeta y anuncia al Pueblo sus delitos. Si nuestros clamores con los mayores esfuerzos fueren despreciados habremos satisfecho nuestra conciencia y nos contentaremos con derramar abundantemente lágrimas por un Pueblo que con razón debemos temer comprehendido en la horrible sentencia de Dios nuestro Señor por el mismo Profeta. Ciega mucho, le dice el corazón de este Pueblo, cierra sus oídos, no sea que oigan y entiendan se - 138 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

conviertan y me vea en la necesidad de sanarlos”. No permita el Cielo que caiga sobre vosotros sentencia tan funesta y terrible. Oid la voz de vuestro Pastor. Una corrupción grande de liviandad que despide muy mal olor se siente en la Ciudad, pero cierto aire de libertad, y de ostentación de la impureza en el traje, en el modo, y en las acciones públicas, en las concurrencias, y conversaciones apestan ya y contagian a los más sanos devotos. El vestiros con tanta delicadeza vuestras plumas, recortes, guarniciones, gazas, olores y demás por sí solos, mueven más bien a risa y compasión de vuestra demencia, viendo que hacéis gala de las vendas con que cubrís las llagas de la culpa, cuando os habían de servir de confusión como el San Benito para demostrar a los hijos del pecado; pero pasar con vuestra inmodestia a hacerlas servir de red por vuestro escándalo, presentándoos al público con desnudeces, libertad y ningún pudor, esto es lo que apura las lágrimas de los piadosos, y lo que obliga a gritar a vuestro Prelado. No me censuréis de rígido. No pretendo quitar todo adorno principalmente en las mujeres. (…) ¡Santo Dios! ¡Qué delito! ¡Y a qué grado no ha llegado! No es ya la asistencia a las fiestas y procesiones para adorar el Señor y venerar a sus Santos, es para ir al concurso, para prenderse con más gusto y artificio, y ser vistas de una multitud más numerosa. Se ha acabado la devoción. No se ven en los Rosarios y procesiones acompañando las Imágenes, ni en los ejercicios de San Ignacio que se dan en todas las Iglesias, aquellas gentes del primer orden. Ellas sólo se encuentran a tropas entre el concurso que se dispersa por el lugar y carrera de las fiestas; no se observa en las Iglesias el respeto, los ojos bajos, el vestido humilde y sencillo, los labios sólo abiertos para alabar a Dios. Allí mismo se ve el traje del teatro, vista libre, bullicio de conversación y sobre todo la misma indecencia en el vestido con que se pasea por los puestos que se escogen para la presunción y el atractivo, y traspasando hasta los límites de aquellas reglas observadas desde el tiempo de los Apóstoles porque las cabezas no sólo de las personas de más esplendor sino de la de inferior orden y hasta de las criadas están descubiertas en la Iglesia para que se les vean las cintas, peines y alfileres, contra un precepto formal de San Pablo, renovado por el segundo de los Pontífices y guardado por - 139 -


Frédérique Langue

una disciplina constante de la Iglesia. Por todo hijos míos muy amados vivamos abatidos inconsolables y sobresaltados de temor, porque semejantes excesos los castiga Dios con una avenida de males sobre los Pueblos. Oid los enojos de Dios por el Profeta Ezequiel: “Porque violaste mi templo en todas tus ofensas y en todas tus abominaciones, yo también haré pedazos y ni perdonarán mis ojos ni tendré misericordia”. Es muy creíble que las pestes, las calenturas, y enfermedades desconocidas antes en esta Ciudad, y muertes repentinas que han arrebatado tantas gentes sean un azote misericordioso del Señor, y quien sabe si reservará uno que nos arruine y consuma del todo si se continua sin penitencia y sin enmienda. “

Unos años más tarde, la cruzada espiritual de marcados acentos apocalípticos del que era entonces el primer arzobispo de Caracas, denuncia los numerosos males — tanto de orden moral como político … — que achacan la provincia, y se sigue oponiendo a ese juego de las apariencias compartidas por distintos grupos sociales, a la batalla del pecado y de la virtud y a su mayor expresión, la diversión bajo sus múltiples aspectos, y a sus intérpretes femeninas (marzo de 1806):

“Es el uno de estos males un traje inmodesto, lascivo e incitativo, sin que se dejan ver en estas calles, y aun en estos templos, gran parte de las mujeres: sería increíble aun a los turcos, Moros y otras Naciones paganas, si se les refiriese que en una Ciudad Católica han tomado las mujeres cristianas el impuro traje de sus públicas rameras. Tales, el con que Nos llenó de confusión y pudor, las vemos por nuestros propios ojos. Y a la verdad, qué ojos cristianos pueden ver, sin horrorizarse algunas de las mujeres que aparecen en los lugares más públicos con ambos brazos totalmente desnudos, con los pechos levantados y descubiertos, con la cabeza, espalda, y hombros visibles por una red, y llamando la atención por varios curiosos relucientes adornos. ¿No es éste a la verdad el traje concedido por los Gentiles a sus públicas rameras? ¿Y será acaso irregular el que Nos llamemos a tales mujeres con la voz de San Juan Crisóstomo, corruptas y deshonestas? - 140 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

¿Con la de Tertuliano, infelicísimas víctimas de públicas liviandades? ¿Con la de San Agustín nunciadoras de un corazón adúltero? ¿Con la de San Jerónimo, casa de todos demonios diformes? ¿Con la de San Bernardo, órganos de Satanás? Mujeres que lleváis tales trajes, sabed que su inventor es el Demonio: este horrendo enemigo es el que os alucina para que operando tanto mal, no conozcáis su deformidad. Os tiene entretenidas, mudando casi cada día traje más impuro en que caigan muchas Almas; y como infelices Ministras de Satanás, el mismo os engaña, ocultándoos el depravado fin con que os inspira vuestros lascivos adornos. Vosotras sois las redes floridas en que hace la pesca de innumerables Almas. Es la desnudez de vuestras carnes el instrumento de su furor contra Nuestro Señor Jesucristo que desnudo en la Cruz lo venció. Y vosotras con el libidinoso atractivo de unas partes de vuestro cuerpo descubiertas y otras adornadas, llamando de unas a otras la incauta curiosidad, sois con estas iniquidades como dijo un Santo Profeta, la alegría y el placer del Diablo, acrecentando por vuestro medio su caudal de condenados y su alimento de ofensas al Señor. Causas por las cuales os inspira vuestra concurrencia en tal traje a las más sagradas funciones.

De este horrendo mal es necesaria contingencia el otro que tiene más herido nuestro corazón por las noticias ciertas que a él han entrado por el oído; ni podemos dejar de llorar amarguísimamente los indecibles horrorosos pecados que produce un mal que hasta ahora no sabemos se haya permitido, ni conceptuamos que jamás pudo ejecutarse aún entre los más bárbaros Gentiles. El palparse, abrazarse, besarse, enlazarse y de diversos modos unirse, estrecharse y rozarse cuerpo con cuerpo, carne con carne, vestido con vestido entre hombres y mujeres, mozos y mozas, y aun ancianos y ancianas a vista, ciencia, y consentimiento de Padres y Madres, de Señores y Señoras, o ejecutándolo por sí, o consintiéndolo a sus hijos e hijas, criados y criadas, ningún racional habrá llegado a conceptuar que en algún tiempo se permitiese. ¿Y no es esto mismo lo que se está haciendo y permitiendo en esta Ciudad en estas danzas, contradanzas y bailecillos que actualmente se practican? ¡O infeliz Provincia de Caracas, pues en ti ha - 141 -


Frédérique Langue

plantado ya el Demonio Asmodeo la pública deshonestidad encubierto su honor a pretexto de esos bailes! ¡O desdichados moradores a quiénes amenaza la ira del Omnipresente con tanta desvergüenza ofendido! Si solo el baile entre hombres y mujeres, sin aquellas formidables circunstancias, ha sido declarado peste de las Almas, destrucción de la probidad y honestidad Rompimiento de la vergüenza. Pompa de Satanás. Junta llena de gran iniquidad causativa de torpezas. Maestra de toda maldad Invención del Diablo subrogada en suplemento de la idolatría. ¿Qué dirían estos Santos si hubiesen imaginado las contradanzas y bailecillos que de presente aquí se practican? Es el demonio su inventor, como lo advirtió San Efrem desde el cuarto siglo de la era cristiana. Este astuto enemigo es el que dispone su son, figura y canto, mudándola con tanta frecuencia que no hay año en que no salga nuevo baile. y ¿sabeís cuál es su fin? Es, o infelices hombres y mujeres, para divertiros los espantos de la muerte, la terribilidad del juicio, y los horrores del infierno. Es ¡O estupenda ingratitud! para haceros olvidar y aun despreciar el inestimable beneficio de la Pasión de Jesucristo. A esto conspira tan continua mutación, para que estos desdichados discípulos, y discípulas del mismo Lucifer, transformados en demonios, estén en continuo movimiento, siempre aprendiendo nuevo canto, nuevo son y nuevas figuras. Pero ya ha llegado su introducción a tanta deformidad, que de presente en esta infeliz Provincia, ha hecho en público establecimiento de acciones deshonestidades en las contradanzas y bailes actuales, donde roto el velo de la natural vergüenza de las mujeres, que podemos esperar, cuando San Juan Clímaco conceptuó, que llegado este caso ninguno podría aliviarse. (…) Los males que lloramos, son la pública escandalosa propagación de los pecados torpes en el impuro traje de las mujeres y en los bailes lascivos; ambos están en un extremo que parece toca, o está por tocar en aquel mismo que vio Dios a los hombres, cuando demostró su enojo con la terrible expresión de pesarle haberlos criado, y su furor en el terribilísimo castigo del Diluvio universal ...y otros posteriores que ha hecho por la pública deshonestidad en todos tiempos y lugares aun en esta misma - 142 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

América. Y en esta nuestra Provincia ha ido manifestando su enojo la Divina Justicia, al paso que se han ido propagando aquellos males. Acordaos de la sequedad del año antepasado y de los incendios que se siguieron, que nos obligaron a tantas rogativas públicas. Acórdaos también de la peste que poco después destruyó tanta gente, y os hizo ocurrir compungidos a implorar el favor del Cielo, y pues al mismo tiempo que debía demostrarse la gratitud a los beneficios que se han recibido de la Divina Misericordia, se ha visto haberse desvergonzado más las mujeres en sus trajes y establecidos con ceremonias más impuras los bailes y contradanzas. Debemos llenos de sumo temor esperar, si no se remedian estos males, que justamente irritado el Omnipotente, descargue por último en esta Provincia un severo castigo, en que seamos todos comprehendidos, unos por sus iniquidades, y otros porque no las corrigieron. Por tanto, nos urge duplicar nuestras Oraciones al Cielo sin intermisión.

Ya vosotras mujeres impuras en vuestros trajes, hombres y mujeres ejecutores de los bailes lascivos, os exortamos a la reforma, os instamos a la penitencia, y con el mayor efecto de nuestro corazón os suplicamos reparéis el escándalo que como vuestro Pastor, usando de la unción, que aunque indigno nos ha conferido el Altísimo para vuestro gobierno en esta parte de la Santa Universal Iglesia, de cuyo místico cuerpo por el Sancrosanto bautismo con que estáis caracterizados, sois verdaderos miembros, y en descargo de los fuertes estímulos con que la Divina piedad agita nuestra conciencia, os prohibimos todo baile en que haya tacto entre hombre y mujer, o algún signo o ceremonia impura, y a toda mujer de cualquier calidad y edad (en el supuesto de que en nuestra Diócesis no se permiten mujeres rameras), mandamos: que no salga en público con los brazos totalmente desnudos, que no descubra parte alguna de sus pechos, y que no use de mantilla de red clara; estando en la negligencia de que seréis responsables ante Dios del cumplimiento de estos preceptos de vuestro legítimo Pastor (…) Ya vosotros nuestros amados hermanos Sacerdotes estrecha- 143 -


Frédérique Langue

mente os mandamos conforme a la preocupación hecha por el Apóstol San Pablo a la Iglesia de Corinto, y a su discípulo San Timoteo y a lo mandado en los Sagrados Cánones; que si alguna mujer viniere a las Iglesias descubierta la cabeza totalmente, o con alguna parte descubierta de sus pechos, o alguna otra parte de las que debe tener cubiertas en su cuerpo, no le administréis Sacramento alguno, como indigna públicamente de su recepción, procediendo en esto con prudencia y disimulo, llenos de aquella compasiva caridad, que dulcemente corrige sin estrépito de voces, sin palabras injuriosas, y sin nota de la corrección, considerándonos como dice el Apóstol a nosotros mismos, de otro modo delincuentes, sobre que os hacemos el más eficaz encargo a fin de que no se empeore el mal con los sentimientos y querellas, si bien que esperamos no llegue jamás este caso, pues estamos persuadidos que con estas nuestras Pastorales moniciones, ninguna mujer Cristiana será contraventora a ellas, ni tampoco a lo que dejamos ordenado en cuanto a los bailes, sino que más bien cooperarán a la reforma aquellas que por su noble calidad o edad están en la mayor obligación de dar buen ejemplo; y mucho más los Padres de familias, en virtud de que más estrechamente les incumbe.”

En una sociedad en la cual la cultura de las apariencias llega a expresarse en las denominaciones que se les aplican a los representantes de los grupos sociales dominantes, los mantuanos, el estudio de las mentalidades y representaciones, y posiblemente, de las sensibilidades permite discernir una de las mayores evoluciones del siglo XVIII venezolano, por lo menos en su vertiente urbana, y para “categorías” socio-étnicas anteriormente excluidas de las formas tradicionales de la representación — en el sentido político del término — y del parecer. Así las mujeres de todas las “clases” se muestran en público, de manera deliberada, y en condiciones estigmatizadas por el rigorista Ibarra, situación que no dejará de tener repercusiones en la vida “republicana” del siglo XIX. Estos usos reivindicativos de la fiesta corresponden en efecto a dos tipos de lecturas: por una parte, la de una acción individual, la que uno encuentra en el mismo momento en los discursos, influenciada en parte por comportamientos de tipo - 144 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

colectivo, jurídicamente asumidos (habida cuenta de las explícitas reivindicaciones de los pardos), y, por otra parte, su función específica, creadora de un universo de transgresiones, por ser de exteriorizaciones, pero asimismo de transacciones.

De tal forma que se cuestiona la estructura normativa tradicional, y particularmente la facultad de decir, de designar, en un terreno material pero también simbólico, lo que uno debe ser o debe hacer, facultad que les incumbía anteriormente a los detentores de un poder normativo, ya fueran jueces eclesiásticos o bien civiles. Esta relativización de los espacios del poder colonial hace posible una “porosidad urbana”. Y esta “deslegitimación” de las formas del poder, dicho de otra manera este cuestionamiento de las legitimidades tradicionales en un universo movedizo, corre parejas además con una mayor autonomía de los actores sociales aludidos en los libelos moralizadores de fines del siglo (esclavos, mestizos, y mujeres). Implica en última instancia un desplazamiento de las órdenes, de las caracterizaciones e incluso de los discursos, así como una reconstrucción in situ de las categorías de la percepción y de la representación de los marcos sociales, y, de cierto modo, de las formas de la alteridad en vísperas de una Independencia profusa en cuanto a modificaciones identitarias, que fuesen sociales, políticas, o territoriales92.

92 Véase Elías PINO ITURRIETA, “¿Hasta dónde llegaremos en esto de la belleza? Agraciadas y desgraciadas en Venezuela republicana”, Caravelle, 1996, n°66, reproducido en Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1998, Estudios Monografías y Ensayos , n°179, pp. 179 y ss. Simona Cerrutti, “La construction des catégories sociales”, Passés recomposés. Champs et chantiers de l’histoire, Autrement, n°150-151, enero 1995, pp. 224-242 ; Arlette FARGE, “Proximités pensables et inégalités flagrantes. Paris, XVIIIe siècle”, en A. Farge, C. Dauphin (coord.), De la violence et des femmes, Paris, Albin Michel, 1997, pp. 73 et ss.

- 145 -



CURRICULUM BREVE Investigadora de dedicación exclusiva en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS, Francia), profesora en la EHESS y redactora en jefe de la revista electrónica Nuevo Mundo Mundos Nuevos http://nuevomundo.revues.org Licenciada en Historia y en Letras Hispánicas. Doctora en Historia y « Habilitation à diriger des recherches ». Ha sido profesora asociada en la Universidad J.M. Vargas y en la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas) y « Chargée de cours » en la Universidad de Toulouse-Le Mirail, « Chargée de conférences » en la EHESS. Profesora invitada en varias universidades europeas y latinoamericanas (Venezuela, Brasil, Argentina, México).

Sus publicaciones versan sobre Historia de América Latina (México, Venezuela), Historia cultural y política de Venezuela, historia de las sensibilidades y representaciones de la Colonia a nuestros días, historia inmediata/ de lo muy contemporáneo, historia de América Latina en Internet. Libros : Mines, terres et sociétés à Zacatecas (Mexique) de la fin du XVIIe siècle à l’Indépendance, Paris, Publications de la Sorbonne, 1992 ; con C. Salazar: Diccionario de términos mineros para la Amé-


Frédérique Langue

rica española (siglos XVI-XX), Paris, Editions Recherche sur les Civilisations, 1993, pref. Peter Bakewell ; Los mantuanos. Origenes y desarrollo de una élite regional, Caracas, Historiadores/CONAC, coll. “Historia para todos” n°19, 1995 ; Histoire du Venezuela de la Conquête à nos jours, Paris, L’Harmattan, 1999 ; Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera en el siglo XVIII novohispano, Mexico, Fondo de Cultura Económica, 1999, pref. François Chevalier. ; Aristócratas, honor y subversión en la Venezuela del siglo XVIII, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2000, col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela n°252, pref. Elías Pino Iturrieta ; Hugo Chávez et le Venezuela. Une action politique au pays de Bolívar, Paris, L’Harmattan, 2002, prólogo Elizabeth Burgos ; Los senderos de la plata. Historias de un siglo XVIII zacatecano, Mexico, Conaculta, en prensa. Ultimamente ha coordinado los siguientes libros : con Domingo Irwin (coord.), Militares y sociedad en Venezuela, Caracas, UCAB-UPEL, 2003 ; con Domingo Irwin (coord.), Militares y poder en Venezuela. Ensayos históricos relacionados con las relaciones civiles y militares venezolanas, Caracas, UCAB-UPEL, 2005 ; con Christian Büschges (coord.), Excluir para ser. Procesos identitarios y fronteras sociales en la América hispánica (‘XVII-XVIII), Madrid, Vervuert-Iberoamericana, 2005, colección Estudios AHILA. Con Sandra Pesavento, Sensibilidades na história: memórias singulares e identidades sociais, Porto Alegre, Editorial da Universidade /UFRGS, 2006. Los artículos han aparecido en las principales revistas americanistas : Revista de Indias, Anuario de Estudios Americanos, Boletín Americanista, Caravelle, Problèmes d’Amérique Latine, Cahiers des Amériques Latine, Jahrbuch für Geschichte von Staat Wirtschaft und Gesellschaft Lateinsamerikas, y en Venezuela: Tierra Firme, Tiempo y Espacio, Boletín de la Academia Nacional de la Historia.

- 148 -


RUMORES Y SENSIBILIDADES EN VENEZUELA COLONIAL

- 149 -


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.