Estremecimiento, lucidez y un profundo conocimiento de la poética universal son las primeras impresiones que se pueden apreciar cuando leemos los poemas de Cuavas, escritos tanto en prosa como en verso, técnicas que bien sabe combinar y en las que se desenvuelve sin problemas; allí enhebra ella sus frágiles o acérrimas visiones de la vida con lo que debe decir la palabra, exorciza sus lecturas y las confronta con sus propias realidades, amasa con palabras lo que podría salvarla como espectadora de su propio delirio por la poesía y convierte el hecho estético de la creación en su vida misma. Después de leer el conjunto total de su libro el lector de poesía sabe que se encuentra ante una poeta que encontró en la escritura de su primer libro el difícil cauce para seguir vadeando en la búsqueda profunda del quehacer poético (comentario de Hernán Vargascarreño)