“…necesitamos estudiar y predicar el Antiguo Testamento de tal manera que podamos entender esas verdades fundamentales que Dios enseñó a su pueblo por miles de años antes de que enviara a su Hijo al mundo. Querer limitarnos a leer y predicar el Nuevo Testamento se asemeja a pretender vivir en la planta superior de una casa sin tener las bases ni la planta baja, o también es similar a desear los frutos de un árbol sin reparar en que estamos cortando sus raíces o aserrando su tronco.”